2
RR ·\ TI Y:\ J, h hL ' L'.I ' LOilC Uf '-0:0.. C\.1 lll 0 JU- r.Hk'" Je L1 calld.td 1 . .1 .... "e mu c\l ran reJCH )" J de- L ·Iarar dntl ' TIO .\ un c:n ncur:-- o t' unn co n- ' PLJ!Ori a cua ndo !-C:.l és te el ca:--u . \' no .... un daru' b" f :.lZlHlC'\ que puedan tener pura premiar -. iempre la medioc ri - t btl . Dt: tiempo ;. Hn l-.. entidndc !:- co mo Colcul tur Lt. \' m <b rec ie nt eme nt t: el f\1i - Jl· Cul t urLt . ) el in st itu to Oi !- lri tal tic Cu ltu ra v Turismo se han con,· enido t>n In ... a lo" que re curren cada v ez en mayor can- tidad toda d a. e dL escritores medi0cres. fati idos. - , y en del diner o y el q ue e ta s cntidade. s Ul.'le n re - pa rt ir a mano. IIL·na s. y. co mo se dij o an tes. no se co nocen las causas para que e. to stga uced ienuo. Se oye h abbr a veces de influencias. de co mpr a- de jura dos de "hols il l o" ... Otra causa de la 1nedi oc ri dad imper ante dentro de 1 medio li terario en nuestro podría ach acar !)e al r ecien te flo- rcciiniento de l í.l industr ia ed i[Orial. lo cual ha propici ado que. junto a c mpr e- serias _ poderosa s. sur jan al mar- gen de las mi. mas otras pequeñas qu e. por co m pe tir en el merc ado. ed it a n cua lq uier cosa. A s í. co mo es tá la si- tuación. para la. emprc . as edito ri ales. tanto las grandes co mo la. chicas. no ... hay lihro malo . . in o 1nnl prom ov ido en el úmhito co mercia l. Fin alme nte. debe qu edar claro que no hay nada malo en crear beca . y conc ur sos que repartan el dinero a mano. ll ena. : por el contrario, esto es lo más ju sto y de- s eable. ') ie mp re y cuando los favor e- cido s co n J os premi os . ea n lo. mejo- res. bueno. así mi . mo. qu e nue. tra tndustria edito ri al crezca, pero s in olvi- d ar que a !u larga las ob ras que ofr ece n autén ti ca C' llidad son verdaderatnente l a. mejo res en té rmino s co rn erciales. en tanto que las rnediocres no pasan de una p r1Jn cra edición. pese a que por efec tos de una proin oc ió n co mercial ma si,·a h aya n gozado de un éx ito in i- cial. Habría que ver hasta qu é punto She re-ada Cf(enla de nu e\' 0, la "n ove- l a .. de Ro cJr i go Argüe ll o. no es el pro- ' dueto de la ge nero. idad o la ceg uera de un ed it o r. E. o queda al crite ri o de lo. lectores. ÜO MI :: Z Cuando se escribe de memoria De me moria 1 n in H t. ' Edllnrial Normn. La Pl'qu eña Bihlintl'ca. Bognta. t99 S. págs. 1 o '\é real men te qué e. lo que n1c ca u- ti vu de e. te t ex to que se de ti ene en d e nt orno fami liar. co n ri betes de reuli- dad nacional como t eló n de fondo. Ta l ,.eL sea 13 senci ll ez de su l eng uaje. que discurre co n un a oralidad premed it ada. o la in genuidad aparente co n que asume el tema. la Yida ;1pa cihlc de una familia ibaguereria en ln décndn de lo. Cll1C l1Ctlla . El título . ugiere que el 1 ibro es una de · carga de recuerdos. O que obedece a una nece ·ídad de co ntar s in ninguna elaboración y por lo tanto pue de ten er vacío y desartic ul aciones, co mo suce- de cuan do uno se atiene . ólo a la me- moria. Los editores, co n mucha co rn - p li cidad. advienen que pu ede ser o no una novela. Lo cieno es que el lector se aden tra co n curiosi dad por el an ec- dota ri o - porqu e el texto también es eso, una s uma de anéc dotas que se en- trelazan para co nt ar una histo ri a- y, . in apenas per ca tarse de e ll o. se encuen- tra co n una proragonista gorda. co mo dejada del mundo y de la vi da, en un final mar cado por la mu erte de sus pa- , dr e . . Estas oc urren ca si que a pr es ura- damente. co mo si les doliera prolongar- se en la reducida pag inación del libro. No conmu eve n porque la narradora tam- R ESEÑAS poco lo hace y s in fue¡ -¿a describe sn re- cuer do en un escenario que identifica una ciudad que ya no existe. Por cuanto el humano no contnuevc. dudn mu - cho de su penetración en lecto re s que no tienen referl' ncia de h1época. o en aque- ll os l·uyu identificación sólo puede ro- ¿¡u· los linderos de la nostalgia. El l ecto r hJ leído de un tirón el li br o y le queda un vJcío que no sabe preci- s ar . Pareciera co rn o . i los personajes no se defi ni eran del todo, salvo la nmTa - dora que Sl" reconstruye en sus recuer- dos. pensamient os e Y tamp oco la protagonista co nstruye su propia vida y, qu i por e ll o. se co nge- la en la muerte de sus padres para con- . , . ' ve rur sc en un tnuerto n1a s. sm mnguna acción heroica. Muchos perso najes par ece n ahí por lo inevitable del recuent o. ape- n ns co n1pañeros ine lu dibles de la nmTa- ció n. Q ui zás. a la manera de la novela de cÍinonóni ca. la. d esc ripcione: del ento r11 o sean má vitales que la acción y s6lo pennitan el r eco nocinliento de lu ga res. anclados en una época que para algunos lectores ca r ece de impo t1 anc ia. Pero las acciones se qu edan co rtas. se trun ca n. prec i sa mente porque en el transcurrir de la vida de la narr ado ra rn ucho. co mp añer os de viaje ape nas toca n la vi da de la protagonista, no la c on m ocio nan. y pa sa n sin romperla ni manch ar la, sin se r definitorios en su acción a través del relato. que. en estas co ndicion es. no pasa de ser ameno: es decir. no con mu eve a p esar del dr a ma que ll eva implíc it o. Vea rn os: T elmo , asf se llamaba él , f ue p or mu cho ti empo personaje de la pe- queña ciudad en qu e vivíamos. Aun - que estaba ciego a raí z de una en- fennedad. la reco rrí a de un extr emo a otro c on la seg uridad de qui en po see ojos pe 1f ec t os (p ág. 13 ). Este personaje pintoresco sólo es impor- tante en la m ed ida en que a par ece ahí , co mo una visión de la narradora que lo describe sin recibir de él ninguna eino- ción definitiva. ¿A qué debe su existen- cia en el relat o? ¿A su textura de cróni- ca? Y así suce de co n otros ami go s de infancia, de estudio, que son estamp as pega das en secuencia s in acciones que Boletín Cultural y Bibliog ráfic.: o. Vol. 36. mím . 52. 1999

1 lll0 Cuando se escribe de memoria

  • Upload
    others

  • View
    4

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: 1 lll0 Cuando se escribe de memoria

~:\ RR·\ TI Y:\

J,h hL' L'.I ' ~ LOilC Uf'-0:0.. ~p,¡ C\.1 lll 0 l o~ JU­

r.Hk'" cn~..· ,trguJ,.l.., Je J U L~~lf L1 calld.td ~.k 1 . .1 .... obra~. "e muc\l ran reJCH)" J de­L·Iarar dntl' TIO.\ un c:n ncur:--o t' unn con­' PLJ!Ori a cuando !-C:.l és te el ca:--u . \' no .... un daru' b" f :.lZlHlC'\ que puedan tener pura premiar c:1~i -. iempre la mediocri ­tbtl . Dt: tiempo ;.Hnl-.. entidndc !:- como Colcul turLt. \' m<b rec ientement t: el f\1i ­ni~teri o Jl· Cul turLt . ) el in stitu to Oi !-lri tal tic Cultu ra v Turismo se han con,·enido t>n In ... m~b rico~ fi l one~ a lo" que recurren cada vez en mayor can­tidad toda d a. e dL escritores medi0cres. drLtmatu n~o fati idos. '\eudoensJv i ~ws - ,

y poe ta~t ro-. en bu~ca del dinero y el prc~ti g i o que e tas cntidade. sUl.'le n re ­part ir a mano. IIL·nas. y. como se dijo an tes. no se conocen las causas para que e . to stga ucedienuo. Se oye habbr a veces de influencias. de fallo~ compra­do~ . de jurados de "hols il lo" ... Otra cau sa de la 1ned ioc ridad imperante den tro de 1 medio li terario en nues tro paí~ podría achacar!)e al recien te flo­rcc iiniento de lí.l industria edi[Orial. lo c ua l ha propic iado que. j unto a cmpre­~as serias _ poderosas. surjan al mar­gen de las mi. mas o tras pequeñas que. por com pe tir e n e l mercado. ed it a n cua lq uier cosa. As í. como es tá la s i­tuac ión . para la. emprc. as edi tori ales. tanto las grandes como la. chicas. no ... hay lihro malo . . ino 1nnl promovido en el úmhito comerc ial. Finalme nte . debe q uedar claro q ue no hay nada malo en crear beca. y concursos que repartan el di nero a mano. llena. : por el con trario , es to es lo más justo y de­seable. ') iempre y cuando los favo re­cidos con Jos premios . ean lo. mejo­res. E~ bueno. as í mi . mo. que nue. tra tndustria edi toria l crezca, pero sin olvi­dar que a !u larga las obras que ofrecen auténti ca C'llidad son verdaderatnente la. mejores en términos cornerc iales. en tanto que las rned ioc res no pasan de una pr1Jnc ra edi ción. pese a que por efec tos de una p roinoció n comercial masi,·a hayan gozado de un éx ito ini­cial. Hab ría q ue ve r hasta qué punto Shere-ada Cf(enla de nue \'0, la " nove­l a .. de RocJri go Argüe llo. no es e l pro-

' dueto de la gene ro. idad o la ceguera de un ed itor. E. o q ueda al cri terio de lo. lectores.

ELKI~ Ü OMI::Z

Cuando se escribe de memoria

De memoria 1 n in H t.' rnóm!t:~ Edllnrial Normn. La Pl'queña Bihlintl'ca. Bognta. t99S. ~..J págs.

1o '\é real men te qué e. lo que n1c cau ­tivu de e. te texto que se de ti ene en d entorno fami liar. con ribetes de reuli ­dad nac ional como telón de fo ndo. Ta l ,.eL sea 13 senci llez de su lenguaje . que discurre con una ora lidad premeditada. o la ingenu idad aparente con que ~e asu me e l tema. la Yida ;1pacih lc de una familia ibaguereria en ln décndn de lo. Cll1Cl1Ctlla.

El título . ugiere que e l 1 ibro es una de ·carga de recuerdos . O que obedece a una nece · ídad de contar sin ninguna elaboración y por lo tanto puede tener vacío y desarti culaciones, como suce­de cuando uno se atiene . ólo a la me­moria. Los ed itores , con mucha corn­plic idad. advien en que puede ser o no una novela. Lo cien o es que e l lector se aden tra con curiosidad po r e l anec­dotari o - porque el texto también es eso, una suma de anécdotas que se en­trelazan para contar una historia- y, . in apenas percatarse de ello. se encuen­tra con una proragonista gorda . como dejada del mundo y de la vida, en un final marcado por la muerte de sus pa-

, dre . . Estas ocurren casi que apresura-damente. como si les doliera prolongar­se en la reduc ida paginación del libro. No conmueven porque la narradora tam-

RESEÑAS

poco lo hace y sin fue¡-¿a describe sn re­cuerdo en un escenario que identifica una ciudad que ya no ex iste. Por cuanto el dr~u11a humano no contnuevc. dudn mu­cho de su penetración en lectores que no tienen referl' ncia de h1 época. o en aque­llos l·uyu identificación sólo puede ro­¿¡u· los linderos de la nostalgia.

El lector hJ leído de un tirón el li bro y le queda un vJcío que no sabe preci­sar. Pareciera corno . i los personajes no se definie ran de l todo, sal vo la nmTa­dora que Sl" reconstruye en sus recuer­dos. pensamientos e inseguridad~s . Y tampoco la protagonista construye su propia vida y, quizñ por ello. se conge­la en la muerte de sus padres para con-

. , . ' verursc en un tnuerto n1as. sm mnguna acción hero ica.

Muchos personajes parecen pu~s tos

ahí por lo inevitable del recuento. ape­nns con1pañeros ineludibles de la nmTa­ción. Qui zás. a la manera de la nove la decÍino nónica. la. desc ripc ione: de l entor11o sean má vitales que la acción y s6lo pennitan e l reconocinliento de lugares. anclados en una época que para algunos lectores carece de impot1anc ia. Pero las acc io nes se quedan cortas. se truncan. prec isamente po rque en e l transcurrir de la vida de la narradora rnucho. compañeros de viaje apenas tocan la vida de la protagonista, no la conmocionan. y pasan sin romperl a ni mancharla, sin se r definitorios en su acc ión a través del relato. que. en estas condic iones. no pasa de ser ameno: es decir. no conmueve a pesar del drama que lleva implícito.

Vearnos:

Telmo, asf se llamaba él, f ue por mucho tiempo personaje de la pe­queña ciudad en que vivíamos. Aun­que estaba ciego a raíz de una en­fennedad. la recorría de un extremo a otro con la seguridad de quien posee ojos pe1fectos (pág. 13 ).

Este personaje pintoresco sólo es impor­tante en la medida en que aparece ahí, como una visión de la narradora que lo describe sin recibir de él ninguna eino­ción defi niti va. ¿A qué debe su existen­cia en el relato? ¿A su textura de cróni­ca? Y así sucede con otros amigos de infancia, de estudio, que son estampas pegadas en secuencia sin acciones que

Boletín Cultural y Bibliográfic.:o. Vol. 36. mím. 52. 1999

Page 2: 1 lll0 Cuando se escribe de memoria

RESEÑAS

enriquezcan o empobrezcan la vida que late en la ficción. No hay desgana­mientes que conmuevan y no se plantea una problemática que necesite solución y, por lo tanto, no hay tensión.

Gaiskar tenia entonces catorce años y podía decirse que vivía solo. Me impresionaba que a pesar de no ser sino ellos dos en el mundo, vivieran tan lejos uno de otro. Mesié salía en la mañana para el conservatorio y volvía en la noche. Gaiskar penna­necia en la casa el día entero. Segu­ramente él misnto se preparaba la comida, pues nadie iba a su casa a ayudar en los oficios (pág. 46).

El podía decirse y el seguram,ente for­man parte de esa inseguridad de la narra­dora que la lleva a colocar a los perso­najes como secuencias de su rnemoria. Y eso que Gaiskar, de estudiante, fue su n OVl O.

El lenguaje. como dijera al princi­pio, me parece de gran sencillez y éste, que pudiera ser su m ayor defecto, so­bre todo en medio de una literatura co­lombiana caracterizada por la grandi­locuencia y e l rebusque verbal, pienso que a la postre deviene en su mayor acierto, y esa vida contada de memoria pugna por ganarse un si ti o en la me­moria del lector para permanecer ahí como un agradable recuerdo.

B ENHUR S ÁNCHEZ S UÁREZ

Nudos y callejones sin salida

De memoria l ván Hernández Editorial Norma, Bogotá, 1998. 84 págs.

La contraportada de De memoria es ten­tadora. Presenta un escrito que "no es una novela ni un libro de relatos", y pro­mete al lector "un tono, una atmósfera y una verdad". Pero basta con leer las pri­meras páginas para darse cuenta de que es todo lo contrario. De memoria es un

Bok1ín Cultural y Bibliográfico. VoL J6. nüm. 52. 1999

relato, primero que todo: el de una mu­jer que cuenta recuerdos de su niñez. de su familia, colegio, viajes y mudanzas. En cuanto al f01mato. es e l de un diario recreado, y no el experimento amoxfo que se anuncia. Lo que sí fue difícil de encontrar fue lo prometido. Creo que la causa de estas inconsistencias estéticas se halla en e l travestimiento sexual y cultural que sufre el autor para conver­tirse en la narradora.

Primero. el personaje principal -o el único que parece un personaje c reí­ble- no experimenta una evolución espiritual aparente durante la hi storia, ni mientras la escribe. Esto es descon­certante porque la razón misma de la escritura confesional fern enina de dia­rios es el de liberarse a través de la for­mulación clara, de la manifestación li­bre de ideas y sentimientos. La narradora se contenta con lamentarse de haber cre­cido dentro de una casa sin poder jugar con los niños que veía afuera desde la ventana, pero a la vez se queja de no haber tenido fiesta de quince años, lo que en sí da indicios de una personalidad contradictoria: desde el principio. el personaje presenta una falla trágica.

Otra contradícción en e l personaje princ ipal se halla en la descripción de la relación con su madre: el autor las pinta como dos compañeras que pasan horas juntas, siempre dentro de la casa, pero sin ser confidentes: su relación sólo se basa en vestidos y decoración. Sin em­bru·go, por alguna razón, la hija describe con detalle la pérdida de la inocencia de la 1nadre en el internado, cuando es tes­tigo de una escena de lesbianisn1o. Esta incoherencia hace que la relac ión entre madre e hija sea desarticulada y poco creíble. Da la impresión de que dicha cercanía entre las dos es desc1ita desde afuera, por un observador no muy infor­Inado. que especula.

Finalmente, el personaje principal en sí es decepcionante, aunque esta pudo haber sido una decisión deliberada del autor. Su caracterización es básicarnen­te insulsa: en la historia, ésta vi ve aden­tro de una casa toda su vida y duerme siempre con la pue11a cerrada. pero, val­ga la ironía, nunca desarrolla un mun­do interior. A unque estas característi­cas pueden interpretarse como una crítica del autor hacia la educación de las mujeres, uno no puede dejar de sen-

NARRATIVA

tir que e l autor subestima a su persona-. . Je. o que crea un estereotipo no muy esperanzador de las mujeres que vivie­ron en c ierta época en una sociedad ca­tólica. Teniendo en cuenta que la de la niña es la única voz que se escucha en el re lato, uno se pregunta sobre la efec­tividad de esta caracterización.

(J

El segundo disfraz con que se cubre este autor parece ser de origen cu lturaL El libro da la impresión de haber sido pensado en inglés y escrito en español. No lo digo por la forma el autor escri­be conectamente y no comete anglicis­mos- pero los comete todos en el esti­lo, en la estética misma del li bro. Este es cerebral, áspero, s imple y modesto. Es narración al estilo de Virginia Woolf, pero con la diferencia de que queda por descubrir qué tanto se molestó el autor en crear un subtexto. No hay entredicho, ni complejidad, pero sí 1nuchos callejo­nes cerrados. Ahi es donde está el abis­mo. Lo que el autor dejó de decir sim­plemente no está ahí. Si Woolf es capaz de escribir una novela acerca de un fru·o que se ve por la ventana de una casa e ílusu·ar con esta circunstancia la esencia de los sentiinientos humanos, el perso­naje de Hemández se queda literalmente mirando por la ventana, sin saber muy bien lo que siente, aparte de una confusa tristeza, que el autor no logra descifrar.

Sería interesante imaginru·se el expe­rimento contrario: có1n o escribitía Vir­ginia Woolf con una educación católica de pueblo -como la de la narradora­o si simplernente alguien la hubiera pues­to en un bus, en el Tolüna, en una era bastante posterior a la suya. De pronto no hubiera perdido su naturalidad.

99