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Teología y cultura en Paul Tillich
1. El hombre en su existencia busca a Dios
“hay dos posibles maneras de acercarse a Dios: superando el extrañamiento o conociendo a
un extraño. Por la primera el hombre se descubre a sí mismo cuando descubre a Dios;
descubre algo idéntico a sí mismo aunque lo trasciende infinitamente, algo de lo que está
apartado, pero de lo que nunca ha sido ni puede ser separado. Por el segundo medio el
hombre encuentra a un desconocido en Dios. El encuentro es accidental. Esencialmente no
se pertenece el uno al otro”1.
1.1. El lenguaje de Dios en su comunicación con el hombre
“La forma de la religión es la cultura. Esto es especialmente obvio en el lenguaje de la
religión. Todo lenguaje, incluso el de la Biblia, es resultado de múltiples actos de la
creatividad cultural…el lenguaje es expresión de la libertad del hombre respecto a la
situación dada y sus exigencias concretas”2. “No existe un lenguaje sagrado que descienda
del cielo sobrenatural y que se haya despostado entre las tapas de un libro. Lo que hay es un
lenguaje, humano que se funda en el enfrentamiento del hombre con la realidad, que carga
a lo largo de los milenios, que se utiliza para las necesidades de la vida diaria, para la
literatura y la poesía, como así también para la expresión y comunicación de nuestra
preocupación última”3.
1.2. Revelación y fe se complementan
“La revelación final no destruye la razón; es la plenitud de la razón. Libera a la razón del
conflicto entre la heteronomía y la autonomía ofreciendo la base de una nueva teonomía, y
libera a la razón del conflicto entre el absolutismo y el relativismo presentándose bajo la
forma de un absoluto concreto. En el Nuevo Ser que se manifiesta en Jesús como el Cristo,
una vida personal, la más concreta de todas las formas posibles de lo concreto, es la
portadora de aquello que es absoluto sin condición ni restricción alguna”4. “La revelación
es la respuesta concreta a las cuestiones implícitas en los conflictos existenciales de la
razón. Después de discernir el significado y la realidad de la revelación en general y de la
revelación final en particular, hemos de mostrar ahora cómo responde la revelación final a
las cuestiones suscitadas y cómo supera los conflictos que atosigan a la razón en la
existencia. La revelación supera el conflicto entre la autonomía y la heteronomía
restableciendo su unidad esencial…la revelación final crea teonomía. La revelación final
incluye dos elementos decisivos para operar la reunión de autonomía y heteronomía…el
primer elemento impide que la razón autónoma pierda su profundidad y se quede vacía y
abierta a las instrucciones demoníacas. La presencia del fondo divino, tal como se
manifiesta en Jesús como el Cristo, confiere una sustancia espiritual a todas las formas de la
creatividad racional. Les confiere la dimensión de profundidad y las une bajo los símbolos
1 TILLICH, Paul. Teología de la cultura y otros ensayos. Buenos Aires. Amorrortu Ediotores. 1969. Pág. 19.
2 Ibíd. Pág. 49.
3 Ibíd. Pág. 50.
4 TILLICH, Paul. Teología sistemática I. Sígueme. Salamanca, 1982. Pág. 195.
que expresan esta profundidad en los ritos y mitos. El otro elemento de la revelación final,
el autosacrificio del mediador finito, impide que la razón heterónoma se yerga contra la
autonomía racional…lejos de ser heterónoma y autoritaria, la revelación final es liberadora.
<el que cree en mí>, dice Jesús en el cuarto evangelio (Jn 12,44), destruyendo así toda
interpretación heterónoma de su autoridad divina”5.
1.3. La función de la Iglesia para el mundo de hoy
“La teología debe aprovechar el inmenso y profundo material del análisis existencial de
todos los dominios culturales, incluso el de la sicología terapéutica. Pero la teología no
puede utilizarlo sin más ni más. Tiene que confrontarlo con la respuesta implícita del
mensaje cristiano. La confrontación del análisis existencial con el símbolo con el cual fue
expresado en el cristianismo su preocupación última es el método adecuado…el
existencialismo no puede dar respuestas. Podrá determinar la forma de la respuesta, pero
siempre que un artista o un filósofo existencial responda, lo hará por el poder de otra
tradición que posee recursos reveladores. Es la función de la Iglesia dar respuestas no sólo a
sí misma sino también a los que están fuera de ella, la iglesia tiene la función de responder
el interrogante implícito en la existencia misma del hombre, es decir, el referente al sentido
de esa existencia. Uno de los medios es el apostolado. La aspiración del apostolado debe
ser mostrar a los que no pertenecen todavía a la Iglesia que los símbolos en que se expresa
la vida de la Iglesia son respuestas a los interrogantes implícitos en su existencia misma
como seres humanos. Ya que el mensaje cristiano es el mensaje de salvación, y la salvación
quiere decir curación, el mensaje de curación en el pleno sentido de la palabra, es el
apropiado para nuestro estado”6.
“La iglesia tiene que comprender que la predicación ordinaria es incapaz de llegar a las
gentes de nuestro tiempo. Necesita sentir que el cristianismo no es un mero cumulo de leyes
doctrinales, rituales o morales, sino la buena nueva de la conquista de la ley por la aparición
De una nueva realidad creadora…la Iglesia juzga la cultura, que incluye las formas de la
vida eclesiásticas mismas. Pues la cultura crea las formas religiosas, como la sustancia
religiosa posibilita la cultura. La iglesia y la cultura se interpretan, no están una al lado del
la otra. El reino de Dios incluye a amabas, a la vez que las trasciende”7.
2. La cultura como fundamento de la religión
“…la preocupación última de la religión la constituye aquello que es y debe ser nuestra
preocupación última. Esto quiere decir que la fe es el estado de hallarse dominado por una
preocupación última, cuyo contenido se desina con el nombre de Dios.
…Jesús, como portador de esa nueva realidad, está sometido a esas condiciones, a la finitud
y a la ansiedad, a la ley de la tragedia y a la muerte. Pero mantiene victoriosa su unión con
Dios…la Iglesia juzga al mundo por su sola presencia. Más ella también está en el mundo,
y se incluye en el juicio con que ella lo juzga. Una Iglesia que pretende excluirse de ese
5 TILLICH, Paul. Teología Sistemática. Vol. I, Ariel. Barcelona: 1972. Pp. 193-194.
6 TILLICH, Paul. Teología de la cultura y otros ensayos. Buenos Aires. Amorrortu Ediotores. 1969. Pág. 51.
7 Ibíd. Pág. 52.
juicio pierde su derecho a de juzgar al mundo, y es juzgada por él con toda justicia. Esta es
la tragedia de la iglesia Romana…la desaparición de la fisura entre lo sagrado y lo
secular…esencialmente, los dominios religiosos y secular no están separados sino incluidos
en uno dentro del otro…ni lo religiosos debe estar absorbido por lo secular, según pretende
el secularismo, ni lo secular debe estar absorbido por lo religioso…la relación entre religión
y cultura…Religión, como preocupación última, es la sustancia que confiere significado a
la cultura, y esta es la totalidad de las formas en que se expresa la preocupación
fundamental que constituye la religión. En resumen: la religión es el contenido de la
cultura, y la cultura es la forma de la religión”8. “Todo acto religioso, no solo en la religión
organizada, sino en el más intimo movimiento del alma, se forma culturalmente. El hecho
que todo acto de la vida espiritual del hombre se trasmite por el lenguaje, oral o grafico, es
prueba suficiente de esta aservación. El lenguaje es la creación cultural básica. Por otra
parte no hay creación cultural sin que se exprese en ella una preocupación última…En cada
una de las funciones de la creatividad cultural del hombre palpita una preocupación última.
Su expresión inmediata es el estilo de una cultura. Quien pueda interpretar el estilo de una
cultura podrá descubrir su preocupación última y su contenido religioso”9.
2.1. La religión…un elemento creativo del espíritu humano
“En cuanto alguien hace algún comentario acerca de la religión, es cuestionado desde dos
bandos distintos. Ciertos teólogos cristianos preguntarán si se entiende por religión un
elemento creativo del espíritu humano, o en lugar de un don de la revelación divina; si se
les replica que la religión es un aspecto de la vida espiritual del hombre, darán media vuelta
y se irán. Vendrán entonces ciertos científicos laicos a indagar si se entiende por religión
una propiedad permanente del espíritu humano, en lugar de una consecuencia de de
condiciones psicológicas cambiantes; cuando se les responda que la religión es un aspecto
necesario de la vida espiritual del hombre, darán media vuelta y se irán como los teólogos
pero en dirección opuesta.
Esta situación evidencia una división casi esquizofrénica en nuestra conciencia colectiva,
división que amenaza nuestra libertad espiritual pues arrastra la hombre contemporáneo a
afirmar o negar, irracional o compulsivamente, la religión. Y la reacción compulsiva es tan
fuerte en el bando científico como el bando religioso”10
.
“la religión no es una función especial de la vida espiritual del hombre, sino una dimensión
de la profundidad en todas sus funciones…”11
. “…la religión recuerda su antigua relación
con los reinos moral y cognitivo, con lo bueno y lo verdadero, y resiste la tentación de
diluirse en el arte…el aspecto religioso hacia aquello que, en la vida espiritual del hombre,
es último e incondicional. En sentido más amplio y fundamental del término, religión es
preocupación última. Y la preocupación última se manifiesta en absolutamente todas la
funciones creativas del espíritu humano”12
.
8 Ibíd. Pág. 44-45.
9 Ibíd. Pág. 46.
10 Ibíd. Pág. 13.
11 Ibíd. Pág. 15.
12 Ibíd. Pág. 16-17.
3. Teología: ¿una verdad inmutable o una verdad cambiante en la historia de la
humanidad?
“La teología, como función de la Iglesia cristiana, debe servir las necesidades de esa
Iglesia. Un sistema teológico, en principio, debería satisfacer dos necesidades
fundamentales: la afirmación de la verdad del mensaje cristiano y la interpretación de esta
verdad para cada nueva generación. La teología oscila entre dos polos: la verdad eterna de
su fundamento y la situación temporal en la que esa verdad eterna debe ser recibida. No
abundan los sistemas teológicos que hayan sabido combinar perfectamente ambas
exigencias. La mayoría, o bien sacrifican elementos de la verdad, o bien no son capaces de
hablar al momento actual. Algunos de ellos adolecen de ambas deficiencias. Temerosos de
perder la verdad eterna, la identifican con alguna teología del pasado, con conceptos y
soluciones tradicionales, y tratan de imponerlos a una situación nueva y distinta. Confunden
la verdad eterna con la expresión temporal de tal verdad. Esto resulta evidente en la
ortodoxia teológica europea, conocida en América con el nombre de fundamentalismo.
Cuando el fundamentalismo se combina con algún prejuicio antí-teológico como ocurre,
por ejemplo, en su forma bíblico-evangélica, entonces defiende la verdad teológica de ayer
como si fuese un mensaje inmutable y opuesto a la verdad teológica de hoy y de mañana. El
fundamentalismo falla al entrar en contacto con la situación actual, no porque hable desde
más allá de toda situación, sino porque habla desde una situación del pasado. Eleva algo
que es finito y transitorio a una validez infinita y eterna. En este sentido, el
fundamentalismo posee rasgos demoníacos. Destruye la humilde sinceridad de la búsqueda
de la verdad, crea en sus seguidores una crisis de ciencia y conciencia, y los convierte en
fanáticos porque se ven forzados a suprimir ciertos elementos de verdad que apenas
perciben. Los fundamentalistas en América y los teólogos ortodoxos en Europa pueden
alegar que su teología es ávidamente aceptada y profesada por numerosas personas, debido
precisamente a la situación histórica o personal en la que muchos hombres se encuentran en
la actualidad. El hecho es obvio, pero su interpretación es errónea. La "situación", como
uno de los polos de toda labor teológica, no se refiere al estado psicológico o sociológico en
que viven los individuos o los grupos humanos, sino a las formas científicas y artísticas,
económicas, políticas y éticas en las que expresan su interpretación de la existencia. La
"situación", a la que de manera especial debe referirse la teología, no es la situación del
individuo como individuo, ni la del grupo como grupo. La teología no tiene por objeto ni el
predicar ni el aconsejar; de ahí que el buen resultado de una teología, cuando se aplica a la
predicación o a la pastoral, no sea necesariamente un criterio de su verdad. El hecho de que
las ideas fundamentalistas sean ávidamente acogidas en una época de desintegración
personal o comunitaria no prueba su validez teológica, del mismo modo que el éxito
logrado por una teología liberal en una época de integración personal o comunitaria
tampoco constituye una demostración de su verdad. La "situación", a la que debe referirse
la teología, es la interpretación creadora de la existencia tal como se realiza en cada época
histórica bajo toda clase de condicionamientos psicológicos y sociológicos. Cierto es que la
"situación" no es independiente de estos factores. Pero la teología se ocupa de la expresión
cultural que el conjunto de todos esos elementos ha encontrado tanto práctica como
teóricamente, y no de los factores condicionantes como tales. Así, la teología no se interesa
por la ruptura política entre Este y Oeste, pero sí se interesa por la interpretación política de
esta ruptura. La teología no se interesa por el aumento de las enfermedades mentales o la
acrecentada conciencia que de ello tenemos, pero sí se interesa por la interpretación
psiquiátrica que damos a este hecho”13
. “La teología no debería abandonar nunca el ámbito
de la preocupación última y, en cambio, debería renunciar a jugar un papel en el palenque
de las preocupaciones preliminares”14
3.1. Teología y filosofía amigos de camino inseparables
“La filosofía y la teología se plantean la cuestión del ser. Pero la formulan desde distintas
perspectivas. La filosofía se ocupa de la estructura del ser en sí mismo; la teología, en
cambio, se ocupa de lo que significa el ser para nosotros. A partir de esta diferencia se dan
tendencias convergentes y divergentes en la relación que media entre la teología y la
filosofía. El primer punto de divergencia radica en la diferente actitud cognoscitiva que
adoptan el filósofo y el teólogo. Aunque guiado por el eros filosófico, el filósofo intenta
mantenerse objetivamente distanciado del ser y sus estructuras. Intenta hacer abstracción de
las condiciones personales, sociales e históricas que podrían deformar su visión objetiva' de
la realidad. Su pasión es la pasión por una verdad universalmente accesible a toda actitud
cognoscitiva, sujeta a una crítica general, modificable a tenor de toda nueva intuición,
abierta y comunicable. En todos estos aspectos, no se siente distinto del científico, del
historiador, del psicólogo, etc. Colabora con ellos. El material para su análisis crítico se lo
proporciona abundantemente la investigación empírica…De un modo absolutamente
distinto, el teólogo no se halla distanciado de su objeto, sino vinculado por entero a él.
Considera su objeto (que trasciende el carácter de ser un "objeto") con pasión, temor y
amor. No le mueve, pues, el eros del filósofo o su pasión por la verdad objetiva, sino el
amor que acepta. Desde este punto de vista parece discutible el concepto de una "fe
filosófica" una verdad salvadora y, por ende, personal. La actitud básica del teólogo es la de
hallarse comprometido con el contenido de lo que él expone. Todo distanciamiento suyo
sería una negación de la naturaleza misma de este contenido. La actitud del teólogo es
"existencial". Está implicado en el objeto de su conocimiento y lo está con toda su
existencia, con su finitud y su congoja, con sus contradicciones internas y su desespero, con
las fuerzas de curación que actúan en él y en su situación social. La seriedad de toda
afirmación teológica dimana de estos elementos existenciales. En suma, el teólogo está
determinado por su fe. Toda teología presupone que el teólogo está en el círculo teológico.
Y eso no sólo contradice el carácter abierto, ilimitado y mudable de la verdad filosófica,
sino que difiere asimismo de la dependencia en que se halla el filósofo con respecto a la
investigación científica”15
.
“La teología es la exposición metódica de los contenidos de la fe cristiana. Esta definición
es válida para todas las disciplinas teológicas. Por consiguiente, sería desastroso que se
diese tan sólo el nombre de "teología" a la teología sistemática. La exégesis y la homilética
son tan teológicas como la sistemática. Y la sistemática puede dejar de ser teológica con
tanta prontitud como las demás disciplinas. El criterio de toda disciplina teológica radica en
el hecho de tratar el mensaje cristiano como expresión de lo que nos concierne en última
instancia”16
.
13
TILLICH, Paul. Teología Sistemática. Vol. I, Ariel. Barcelona: 1972. Pp. 13-14. 14
TILLICH, Paul. Teología Sistemática. Vol. II, Salamanca: 1982. Pág. 88. Traducida por: Moltmann Jürgen. 15
TILLICH, Paul. Teología sistemática I. Sígueme. Salamanca, 1982. Pp. 38-40. 16
Ibíd. Pp. 46-47.
TEOLOGÍA Y CULTURA EN PAUL TILLICH
MILTON CAMARGO MUÑOZ
SEMINARIO MAYOR VILLA PAÚL
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA TEOLOGÍA
FUNZA. CUND.
2010
TEOLOGÍA Y CULTURA EN PAUL TILLICH
MILTON CAMARGO MUÑOZ
Trabajo de semestre
Profesor
P. JOSÉ ANTONIO GONZALÉZ
Teólogo-Filósofo
SEMINARIO MAYOR VILLA PAÚL
INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LA TEOLOGÍA
FUNZA. CUND.
2010