1.1. Cómo La Hermenéutica No Es Una Hermenéutica

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Estudio sobre la hermenéutica filosófica en M. Foucault.

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Cmo la Hermenutica no es una hermenutica.

A lo largo de la Hermenutica, Foucault disemina una serie de meta-reflexiones sobre el estudio que se encuentra desarrollando: indicaciones en torno a su proceder, comparaciones histricas, aclaraciones para orientar al oyente. No obstante, transita todo el curso un mudo rumor - valga el oxmoron- que adquiere cada vez ms volumen hacia las ltimas clases: en la medida en que el tratamiento del modelo de epimeleia del ascetismo cristianismo-pagano quedar pendiente en ellas, la problematizacin del cuidado de s no ha entregado nada parecido a una hermenutica del sujeto. Esto es, la Hermenutica del sujeto es un curso en el que se desarrolla la relacin sujeto-verdad como algo No es correcto distinto a. Se dice distinto de.

distinto a una hermenutica. Amn de la contradiccin que supondra sealar algo as como un designio Oculto?

escondido para el propio Foucault en esta instancia donde se propone explorar la orientacin que el autor da a su anlisis, esta indicacin habilita or la resonancia que se produce entre el qu se piensa y el cmo se lo piensa, como una meloda que surgiera entre composicin e improvisacin: la agonstica conjuga una voluntad de sospecha que la establece, con una voluntad de escucha1Gabilondo, El discurso en accin, p.20.

que la conmina a la variacin y le impide fijarse; la intervencin encuentra su sino en una exposicin abierta, una apuesta que no puede dominar la resistencia/permeabilidad que manifestar el espacio, ni predecir la reaccin del espectadorRequiere cierto desglose.

. Ahora bien, como seala Foucault en aquel texto donde expresa que la tarea de una ontologa histrica de nosotros mismos como prueba histrico-prctica de los lmites que podemos franquear no puede ser sino limitada, provisora y sujeta a constante reformulacin, eso no quiere decir que todo trabajo slo se pueda hacer en el desorden y la contingencia2Qu es la Ilustracin?, en Obras Esenciales, p.987.

. As como all propone una generalidad, sistematicidad, homogeneidad y apuesta organizando el proyecto, podra caracterizarse la intervencin de la Hermenutica que se ha dado en comprender como una pragmtica de la verdad, trasponiendo tal esquematizacin pero en otros trminos. La intervencin tiene su temporalidad, su espacio, su forma y su contenido. En primer lugar, la temporalidad. La misma no hace referencia sino a ese juego histrico que se viene mencionando: la relacin sujetoverdad desde una genealoga del escenario de la verdad y el estatus del sujeto en el presente, ejecutada por un movimiento historizante del pensamiento sobre los conceptos que encuentra sus rendimientos en la repercusin actual que puede lograr.Me parece que es casi imposible hacer la historia de la subjetividad, la historia de las relaciones entre el sujeto y la verdad, sin inscribirla en el marco de esta cultura de s, que conocer a continuacin en el cristianismo, y ms tarde en el Renacimiento y en el s. XVII toda una serie de avatares y transformaciones3Hermenutica, p.179.

.

La pragmtica efectiviza, como ilustra Jaffro, una afirmacin conjunta del distanciamiento y la proximidad: al dramatizarse el estudio de una poca lejana se elabora Siempre me pregunto qu diferencia relevante puede haber entre decir otra historia o una historia diferente y decir, con una expresin que es un monstruo en nuestra lengua, una historia otra. S bien que este mosntruo no es creacin de nuestra Julia, sino de los traductores de los franceses, empezando con los mayores hacedores de monstruosidades lingsticas: los traductores de Lacan (y Lacan mismo?). Perdn por el desahogo. Las afectaciones me sacan. Sobre todo las acadmicas... ya que la gente de a pie no hablamos as, no?.

una historia otra del sujeto y la verdad que coloca las posibilidades del presente en las cercanas de la asctica antigua4Jaffro, F y la Filosofa antigua, p. 42.

. El anlisis no es esttico sino dinmico, ya que no indaga por condiciones generales sino por la deteccin de transformaciones particulares e histricamente definibles5Hermenutica, p.248.

, que dan un sentido variable, histrico, nunca universal6Hermenutica, p.437.

a la problematizacin. La genealoga no encuentra su especificidad en un desarrollo en sentido inverso de lo que sera un progreso o desenvolvimiento de la razn, sino que slo en la medida en que se detiene en las singularidades y diferencias, puede dar lugar sin contradiccin lgica al hecho de que la Hermenutica se haya fundido en algo divergente a una hermenutica del sujeto. En estas lecciones, el retorno al comienzo se da en una reapropiacin de una alteridad histricamente recubierta, intentando, como seala Gabilondo sumergirse para captar las perspectivas, desplegar las dispersiones y las diferencias, dejar a cada cosa su medida y su intensidad. Tal inmersin es un acceso a lo corporal y epidrmico del acontecimiento, esto es, una suerte de atencin al acontecer mismo. De este modo, la historia efectiva realiza en vertical al lugar en que est, la genealoga de la historia7Gabilondo, el discurso en accin, p.132

.La consideracin del cuidado de s absuelto de la preeminencia del autoconocimiento, no tiene por objetivo una restitucin extempornea sino una puesta en cuestin que combate contra el hermetismoSupuesto

de la inconmensurabilidad de las pocasCfr. perodo (como per-odos)

y la inmutabilidad de los universales que fijan ciertas condiciones para pensar la relacin entre sujeto y verdad: esta es una de las mayores enseanzas del trabajo de Foucault: que la ontologa es susceptible de historia, que el ser se constituye. Es el efecto de experiencias reales lo que le da sustancia, y esta constitucin depende tambin de un aspecto formal, la forma que asumen los juegos de verdad en un tiempo dado8Foucault philosopher, p.127.

. La atencin La atencin a la temporalidad

hacia la temporalidad revela una caracterstica fundamental de la intervencin: la misma se define como arte efmero, es un tipo de produccin que no culmina en un culto al objeto, sino que la obra se presenta a s misma como transitoria. Para la pragmtica, esto puede leerse en dos niveles. En cuanto a su objeto, el descubrimiento de que los modos de subjetivacin se modifican histricamente, supondr que el modelo griego y romano slo ser un puntapi para emprender la recreacin de los modos actuales, pero que, como seala Deleuze, retomado desde las relaciones de poder y conocimiento actuales, renacer constantemente, en otros sitios y de otra manera, al punto que la variante antigua volver, aunque tras todo un movimiento, a ser un recuerdo distante9Deleuze, p.155. (en ingles)

.En cuanto a la pragmtica misma como trabajo realizado por Foucault, est destinada a convertirse en una herramienta para anlisis futuros cuyo objeto sern las nuevas modalidades que emerjan como derivaciones o posibilidades de la apertura inicial a la que el autor contribuy.En segundo lugar, su espacio. La intervencin irrumpe para trastocar la experiencia que se ha forjado para el sujeto de s mismo y de su relacin con la verdad tanto en la historia interna del peso concedido a la epistemologa desde el pensamiento filosfico, como en la evolucin externa que han tenido los regmenes sociales discursivo-prcticos (saberes, poderes, instituciones). Su blanco es precisamente la objetivacin del sujeto, su confiscacin por una hermenutica.En nuestras categoras de pensamiento, la relacin entre sujeto y conocimiento toma la forma de [] puede haber una objetivacin del sujeto? En la cultura de s, en cambio, se plantea la relacin sujeto/conocimiento como la necesidad de modificar el saber del mundo de tal manera que asuma, para el sujeto, en la experiencia del sujeto, para la salvacin del sujeto, una forma y un valor espirituales determinados. Quien quiera hacer la historia de la subjetividad, o mejor, de las relaciones entre sujeto y verdad, debera tratar de recuperar la muy prolongada, la muy lenta transformacin de un dispositivo de subjetividad, definido por la espiritualidad del saber y la prctica de la verdad por el sujeto, en otro dispositivo de subjetividad que es el nuestro, gobernado, por la cuestin del conocimiento del sujeto por s mismo y su obediencia a la ley. No olvidar la ref bibliog

Ya ha sido sealado que la atencin diferencial dirigida por Foucault al modelo del estoicismo romano, hunde enquitar

sus races en el hecho de que se vio eclipsado en la historia occidental por los otros dos modelospodran indicarse otros modelos, tales como el escepticismo, el cinismo y, fundamentalmente, el epicuresmo. Quizs debamos indicarlo al menos en nota a pie de pgina

, el platnico y el del ascetismo cristiano-pagano, para los cuales el autoconocimiento era su consumacin o bien el canal de interiorizacin de la verdad revelada. A partir de aqu, el autor da un salto al momento cartesianoel anlisis foucaultiano me sabe a un tanto pobre.

, donde las Meditaciones ya son la fundacin del mtodo, zancada bajo la cual sucede nada menos que la desconexin del principio del autoconocimiento de las exigencias de la espiritualidad. Para explicar la razn de esta disociacin, el autor apunta a la teologa, que al establecer la correspondencia entre un Dios omnisciente y sujetos susceptibles de conocer, exoner al pensamiento de las condiciones de espiritualidad que hasta el momento lo acompaaban10Hermenutica, p.40

. La ruptura de la teologa y el giro cartesiano afianzaran una modalidad de reglamentacin externa de la experiencia que el sujeto puede hacer de la verdad: la ley como fundamento de la moral y la renuncia a s para interiorizarla como palabra revelada; las condiciones formales y capacidades del sujeto como suficientes para adquirir la verdad como evidencia en el proceso del conocimiento. La verdad ya no afecta al sujeto y este se torna objeto de los distintos discursos que le exigirn sacar de s una verdad - que ha sido previamente introyectada desde otros discursos- a la cual deber sujetarse como sino de su libertad, lo cual nos conduce a reexaminar minuciosamente el sentido de aquel postulado segn el cual el desarrollo del conocimiento constituye una garanta de liberacin11Foucault, on ethics, p.167.

.La intervencin se introduce en las hermenuticas del sujeto como una diferencia fundamental en la articulacin de los juegos de verdad 12Candiotto, uma historia critica da verdade, p.9

: la pragmtica de la verdad quiebra la lgica del desciframiento del sujeto con las modalidades de la auto-constitucin. La agonstica se Otro verbo

tiende entre la reafirmacin de una identidad Esto guardara relacin con el momento cartesiano?

en la cual el sujeto no podr ser sino lo que ya haya sido, en una suerte de repliegue a una naturaleza o secreto de su ser- y la produccin reflexiva de modos de ser en los cuales el sujeto podr explorar otra experiencia de s y llegar a ser lo que nunca ha sido-. En la medida en que puede Tenderse una tensin no suena.

tenderse por la temporalidad de la intervencin una tensin renovada entre la verdadreconocimiento y la verdad como matriz de acciones y comportamientos, las propiedades del espacio se transforman. El circuito cerrado del yo se convierte en una trayectoria de uno a uno mismo13Hermenutica, p.222.

; en el orden de la prctica humana, la ley aparece slo como episodio y forma transitoria14Hermenutica, p.118.

de la estructuracin de la vinculacin que el sujeto puede establecer con la verdad. La diferencia entonces entre una y otra experiencia de la verdad se torna transparente para Foucault: es preciso que la verdad afecte al sujeto y en ese aspecto no hay nada en esas prcticas del yo que pueda aparecer como preliminar o esbozo de lo que ser ms adelante el desciframiento de la conciencia por s misma y la auto-exgesis del sujeto15Hermenutica, p.239

. As se otorga a la agonstica de la verdad, que viene reconocindose desde una primera aproximacin, su gran escenario: el centro de la Hermenutica lo constituye el combate por una contra-hermenutica del sujeto, positivamente, una pragmtica.La verdad es lo que efectivamente hace que tengamos una historia, una historia efectiva; es lo que permite liberarnos de una lectura simplista de Foucault, segn la cual todos sus esfuerzos se encaminaran a deconstruir el sujeto, cuando de hecho busca historizar la nocin de s [] Pero pretender una nueva experiencia de s pasa por la atencin a cmo se forma una experiencia16Gabilondo, el discurso en accin, p. 182.

.

Lo cual conduce a la consideracin del siguiente rasgo de la intervencin: su forma. La misma refiere a que el estudio en la Hermenutica se focaliza en la problematizacin de las prcticas.Creo que si no retomamos la historia de las relaciones entre sujeto y verdad desde el punto de vista de lo que llamo, en trminos generales, las tcnicas, las tecnologas, prcticas que las anudaron y las normaron, comprenderamos mal qu sucede hoy17Hermenutica, p.188.

Es claro que, dado el desplazamiento efectuado desde las teoras universales del sujeto y la verdad hacia los juegos histricos de su recproca constitucin, el anlisis encontrar en las prcticas discursivas y no discursivas su campo de injerencia, Punto y seguido

mas situndose en el trabajo que sobre las fuentes se realiza en las leccionesconfuso

, puede percibirse que el conducto hacia esa dimensin lo brinda no slo y quizs, no precedentemente - la perspectiva que ha adoptado Foucault sino la problematizacin de la relacin sujeto-verdad que hacen los propios pensadores de la pocaquizs no hubo tal

helenstica y romana. De all el acento del autor, expuesto en los apartados anteriores, en tomar de los textos primarios no el detalle de las fundamentaciones dogmticas sino la forma general de la problematizacin, esto es, aquello que en un movimiento temporal puede tener sus rendimientos tanto para la comprensin de la historia sucesiva como para la variacin del presente. Asimismo, segn seala Mc. Gushin, en el transcurso de las lecciones se habra producido no slo una exposicin de esta nueva imagen del sujeto y la verdad a los oyentes, sino una propia exposicin de Foucault a los contenidos que se encontraba abordando, una suerte de permeabilidad de su pensamiento a lo que progresivamente iba develando. El descubrimiento del cuidado de s como una prctica ethopoitica transform la comprensin de Foucault de su propio proyecto y su comprensin de la filosofa en general. Lo que quiero decir con esto es que el proyecto inicial de Foucault un diagnstico de nuestro presente en trminos de una hermenutica del deseo lo condujo al descubrimiento de prcticas no-hermenuticas de s18Foucaults askesis, p.128.

En lugar de sealar algo as como un designio escondido, Mc. Gushin entiende este giro en la orientacin del autor en funcin de la transformacin - tal vez imprevisible- del carcter de lo que desde sus estudios previos haba recortado como objeto: precisamente, las prcticas. Como se ha visto en parte en el primer punto del presente captulo, en los escritos de los aos setenta la perspectiva de Foucault sobre las prcticas sociales que producan a los individuos como sujetos se institua como una crtica a los procesos de normalizacin y control. En tal contexto, el examen y la vigilancia, por ejemplo, asuman connotaciones claramente negativas, ya que no eran sino los mecanismos por los cuales se sujetaba a los individuos a las redes de poder institucionales.Enviar a la nota al pie, por la extensin del captulo.

En la Hermenutica tales prcticas vuelven a aparecer, mas lo que poda llegar a revelarse como el comienzo de las modalidades de subjecin que terminaran constituyendo, result presentarse como su opuesto: en las antpodas de un origen antiguo de las tcnicas de dominacin, se situaban estas prcticas como ejercicios necesarios para la libre auto-constitucin del sujetoVid. Supra comentario 38.

.Ocurre entonces que una prctica que sirve como resistencia en un escenario, puede ser una tecnologa de control en otro19Idem, p.95

y dar lugar de ese modo a experiencias completamente diferentes. El factor disyuntivo entre unas y otras es precisamente el modo de problematizacin en que se insertan, el cual poniendo en funcionamiento un juego de verdad determinado, las impregna de sentidos, usos y alcances divergentes a aquellos de otras problematizaciones que operan con otro juego. De all la importancia de la nocin de juego en relacin con la verdad, no en tanto inocuidad o superficialidad de la verdad para la vida de los hombres, sino todo lo contrario: la posibilidad, dado los efectos poderosos que detenta, de articular otros modos de su funcionamiento que combatan en la medida de lo posible su instrumentacin coercitiva y habiliten sus fuerzas emancipatorias20Cfr. Dichos y escritos, p. 1036.

. La intervencin adquiere su forma distintiva en ese dinamismo entre problematizacin y prcticas tanto discursivas como no discursivas-: la primera refiere a un conjunto de prcticas que la realizan,;

stas, a su vez, le sirven de soporte, poniendo as de relieve un anlisis donde lo que se discute no es la legitimidad de los discursos que respaldan estas prcticas sino la calidad de los efectos que producen21Britos, p.2. Para que veas, Ricardo, que no soy rencorosapor lo dems, alego lo mismo que le dije al Decano cuando me acus de querer instaurar un apartheid (si Sergio, creelo..) en la facultad: mi formacin poltica me exime de responder semejantes chicanas. Ojo que no quede esta constancia de que ...maltrataste al decano!!!!!!!!!!! Borr todo despus de la correccin. Despus me cuentan con Ricardo de qu hablan....

. De tal modo, la relacin sujetoverdad emerge propiamente en los contornos de una experiencia: entre la ethopoiesis y la subjecin, se juegan las apuestas de la pragmtica de la verdad.Y si la tarea dejada por la Aufklrung consiste en interrogar aquello sobre lo cual descansa nuestro sistema de saber objetivo, consiste tambin en interrogar aquello sobre lo cual se apoya la modalidad de la experiencia de s22Hermenutica, p.463.

. Resta entonces un ltimo punto: el contenido de la intervencin. El mismo se constituye propiamente por el estudio del cuidado de s en los puntos trabajados en el apartado anterior - la concepcin de s mismo, los otros y el mundo-, ms especficamente, de lo que en ellos se extiende como problematizacin presente.Todas esas exhortaciones a exaltarse, a rendirse culto, a replegarse en s mismo, a ser til a uno mismo cmo nos suenan? O bien como una especie de desafo y bravata, una voluntad de ruptura tica, una suerte de dandismo moral, la afirmacin de un estado esttico e individual insuperable, o bien como la expresin un poco melanclica y triste de un repliegue del individuo, incapaz de sostener, ante su mirada, entre sus manos, para s mismo, una moral colectiva (por ejemplo, la de la ciudad) y que, frente a la dislocacin de esta moral colectiva, ya no tendra en lo sucesivo ms que ocuparse de s mismo23Hermenutica, p.30.

La vuelta a los modelos de la epimeleia en las lecciones de la Hermenutica sin duda Debera estar en singular, ya que el sujeto es vuelta.

comportan como su primer efecto una suerte de provocacin incrdula con respecto al presente, de qu otro modo puede leerse el tema de un cuidado de s en las coordenadas de la sociedades contemporneas ms que en la clave de la disyuntiva entre un nuevo dandismo de cuo liberal o el, para evitar la redundancia de tantos un

un recrudecimiento de un nihilismo, constantemente Otro verbo. Para nosotros constestar es responder una pregunta; no objetar, confrontar, etc.

contestado por la proliferacin de cultos alienantes que restituyen un cmulo de garantas a los individuos al precio de su total sumisin?. Como si todo el movimiento realizado por Foucault slo pudiera entregar la constatacin histrica de un destino. En diferentes instancias del presente captulo Sera bueno que al final de cada captulo puedas recoger brevemente lo ms relevante.

se han esgrimido argumentos que arrojaron el carcter de este gesto del autor en su diametral oposicin con este cuadro. No obstante, enfrentar este panorama exige ajustar las operaciones y alcances de la pragmtica. Cabe preguntarse con Blanchot, no ser que los propios principios de Foucault son ms complejos de lo que su discurso oficial, con sus sorprendentes expresiones, conduce a pensar?24Blanchot, Foucault tel que je limagine, p.29.

; no ser que la comprensin de los contenidos de sus lecciones demanda un desplazamiento del oyente/lector al operar histrico-crtico que las conduce, y que por tanto, se realiza en la vertical del discurso presente? Si as fuera, entonces la intervencin, con su temporalidad, su espacio, su forma propia, apertura otra dimensin que no queda presa en las alternativas ya disponibles del medio sobre el que se efecta, lo cual solicita por principio el ejercicio del pensamiento como accin, como produccin de variaciones ms que como adecuacin de lo propuesto a matrices de interpretacin ya definidas. Desde el comienzo de las lecciones, Foucault anuncia que su estudio se centrar en cuestiones que no competen al anlisis habitual del historiador25Hermenutica, p.16.

, y cuyo tratamiento debe leerse desde su inscripcin en la inquietud general siguientecmo pudo constituirse, a travs de este conjunto de fenmenos y procesos histricos que podemos llamar nuestra cultura, la cuestin de la verdad del sujeto? cmo y por qu y a qu precio surgi la intencin de emitir un discurso verdadero sobre el sujeto; sobre ese sujeto que no somos, porque es el sujeto loco o el sujeto delincuente, sobre ese sujeto que somos en general, porque hablamos, trabajamos, vivimos; ese sujeto, por ltimo, que somos directamente para nosotros mismos y en el plano individual?26Hermenutica, p.248

Al plantearse de tal modo la pregunta por la relacin entre el sujeto y la verdad, es claro que los anlisis en torno al cuidado de s distan de Este verbo exige que se diga en donde se ejerce la accin que enuncia. inscribirse en.

inscribirse como una alternativa para la actualidad habilitada por la asimilacin de viejos esquemas. En cada eje trabajado en las fuentes, lo que se subraya son las diferencias especficas que pueden poner en jaque lo que ha devenido: as en torno a la relacin del sujeto consigo mismo, se exponen al detalle modos no-hermenuticos; en relacin al otro, se intensifican los rasgos de la parrhesa como libre trasmisin de la verdad; en lo tocante a la visin del mundo se acenta su constitucin como espacio de experimentacin. Ninguna de estas insinuaciones puede adoptarse en un sentido literal, son disparadores de un ejercicio complejo que consistira en dilucidar qu repercusin puede adquirir todo ello, como indicacin, estmulo, sugerencia, para quebrar los moldes presentes. En ms de una ocasin, Foucault ha sealado el carcter catastrfico que pueden tener esos esquemas si no son reacuados a la luz del momento presente, y por tanto, las incongruencias que se seguiran de no efectuar esa reflexin diferencial con respecto a los contenidos considerados. Es justamente la transformacin muda de ciertas ideas la ascesis, el rol del otro como gua espiritual, la juridizacin de cdigos ticos que eran matrices de accin, la resignificacin de la tcnica- lo que se intenta llevar a primer plano y plantear no como solucin sino como problema.En ese movimiento que hoy nos hace sin cesar referirnos a esta tica del yo sin darle jams ningn contenido, me parece que es preciso sospechar algo as como una imposibilidad de constituir en la actualidad una tica del yo, cuando en realidad su constitucin acaso sea una tarea urgente, fundamental, polticamente indispensable, si es cierto, despus de todo, que no hay otro punto, primero y ltimo, de resistencia al poder poltico que en la relacin de s consigo27Hermenutica, p.245

.La pragmtica no puede clausurarse en toda esa atencin charlatana en torno a la imposibilidad de una tica, en el chantaje de un retorno al humanismo o un relativismo intransigente, en la proliferacin de esos discursos que bajo una supuesta crtica al presente y Y una restitucin

restitucin de valores perimidos,Quitar coma

busca reproducir la perplejidad que peligrosamente disuade cualquier tipo de accin. La intervencin devendra improcedente, lo cual no quiere decir que su viabilidad no suponga una situacin compleja. Como sealan Dreyfus y Rabinow, es preciso tomar seriamente el mundo de los discursos serios porque es aquel en el que estamos, pero al mismo tiempo, no pueden ser considerados seriamente, primero porque intentamos arduamente divorciarnos de ellos, y segundo, porque no estn fundados28Foucault beyond structuralism and hermeneutics, p.66

. Esa tensin retrotrae precisamente al tema de la agonstica, pero en un plano diferente. La ltima caracterstica que caba precisar de la intervencin es que su sentido se completa en interaccin con el espectador, como irrupcin y apuesta no convencional no puede dominar los efectos que producir, en este caso, sobre los oyentes/lectores/crticos. En este marco, la pragmtica se constituye a la vez como una apuesta muy fuerte, pero en gran medida abierta. Supone, como toda prctica, un juego de verdad con determinadas reglas que pueden ser aceptadas o rechazas, pero sobre todo, y este es uno de los grandes objetivos de Foucault, modificadas, flexibilizadas, invertidas, Casi casi este reconducidas pide que se diga a dnde...

reconducidas para crear otro juego. El Objetivo? Juego? Mejor poner la palabra

aqu propuesto se maneja con unas nociones de verdad y sujeto permeables a un constante cuestionamiento histrico de derivacin presente, en un estudio que analiza y describe, pero siguiendo minuciosamente lo que se hace y se deshace, lo que se anuncia y se denuncia, no admitiendo el objeto sino constantemente rectificado y reorganizado, no tolerando el sujeto sino como centro de una actividad de construccin y de puesta en cuestin29Bachelard. (en discurso en accin, 89)

. En tal sentido, no es posible cerrar sin cierto descuido o precipitacin,Quitar coma

las vertientes fcticas que la pragmtica puede asumir, precisamente cuando el objetivo de mxima es conmover las bases de la experiencia presente sin intentar legislar las posibilidades que de all puedan emerger. Nuevamente, Dreyfus y Rabinow condensan lo que puede extraerse en claro de esta pragmtica: si la verdad ha de operar en la sociedad como resistencia al poder, entonces debe encontrarse el modo de hacerla positiva y productivaPunto seguido.

, no obstante, si tal posibilidad existe, permanece una cuestin abierta30Foucault beyond112.

, ya que justamente depender de las nuevas modalidades de experiencia que puedan darse. Por otra parte, si se ha comprendido la articulacin de su juego y decide aceptarse, se ha vislumbrado que no es a una solucin definitiva hacia lo cual conduce, sino a redoblar y ampliar su espectro de problematizacin.Si queremos proteger estos fragmentos liberados, no nos expongamos a construir lo mismo con nuestras propias manos, un discurso unitario al que nos invitan, justo para tendernos una trampa, aquellos que dicen: Todo esto est bien, pero en qu direccin va, hacia qu unidad se dirige31Microfsica, p.132.

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