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HACIA LA CONSTRUCCIÓN DEL CONCEPTO DE GESTIÓN
ESCOLAR
Juan Ramírez Carbajal
Para problematizar el término Gestión Escolar, es necesario usar una palabra nueva; palabra
sin la cual es imposible construir una explicación. Consideraremos por ello, a la Gestión
Escolar como un concepto. Sin embargo, no es casual ni sencillo hablar de los conceptos
como materia de explicación en sí mismos. Las propias explicaciones están estructuradas
por los conceptos. Y entonces, la primera pregunta que necesitamos contestar es: cuando se
habla de conceptos ¿a qué nos referimos? Voy a utilizar dos formas de explicar lo que es un
concepto, apoyándome en dos concepciones universales del mundo: la empíria y la
gnoseología. Desde el punto de vista empírico, un concepto es el envase que se llena de
contenido proveniente de la experiencia. En rigor, los conceptos así pensados (como
contenedores de la experiencia), son más bien definiciones. Cuántos de los presentes no
hemos definido las cosas de ese modo. Cada definición es diferente dependiendo del sujeto
y su experiencia. En las definiciones, se contienen los datos de la experiencia; no hay nada
nuevo en ellas. Sin embargo, esto no quiere decir que la experiencia y las definiciones de la
vida con arreglo a ella sean algo inútil. El hombre antes que ser razón es un ser práctico; un
ser de voluntad y acción. Su intelecto está íntegramente al servicio de su voluntad y de su
acción. Se sirve de él para orientarse en la realidad. El hombre práctico lo que busca es una
congruencia entre los fines prácticos y sus definiciones. En este sentido, es necesario
enfatizar que las definiciones, no son propiamente conceptos ya que por su limitada
capacidad argumentativa, quedan encerrados en su temporalidad relativamente corta. Al
cambiar de escenario, la definición también lo hace; su alcance es estrictamente utilitario y
no explicativo. La definición es propiedad de quien la construye y por tanto no puede servir
como instrumento que signifique y resignifique la visión del mundo de otros. Su lugar es el
sentido común éste sólo sirve para ir por la vida cuidando que no tropecemos; mirando al
suelo y limitando la visión. El hombre que mira al suelo, es un hombre limitado, no tiene
perspectiva del mundo; sólo se interesa por lo que hay en el siguiente paso. Lo que está al
frente y a su alrededor no le interesa. El sentido común es la guía del hombre común. El
concepto desde la visión gnoseológica Desde una visión gnoseológica, i.e., teórica, el
concepto también tiene una vigencia temporal acotada por la realidad. A diferencia del
modo empírico de concebir lo real, los conceptos teóricos son la superación de la
experiencia y tienen su punto de partida en ella. No pertenecen a quienes son capaces de
pensar con ellos, ni siquiera son propiedad de la experiencia teórica. Con los conceptos
teóricos, el mundo se significa, se contradice y se renueva. Es la célula del entendimiento
que mira siempre hacia los horizontes: es una herramienta de la razón y fundamento del
pensamiento crítico. Con los conceptos teóricos el futuro y la realidad presente se miran en
su totalidad. Porque son como la metáfora para el artista; los instrumentos primarios sin los
cuales la poesía no tendría lugar. Los conceptos son para el científico el principio del
entendimiento y la posibilidad de transformación del mundo. El concepto de Gestión
Escolar Como instrumento de la razón teórica A estas alturas de la vida, parece ocioso
preguntarse sobre la teoría como medio para visualizar e intervenir en los problemas de la
vida diaria. El mundo está lleno de ingenuidad y de un pragmatismo rebelde. Sin embargo,
es necesario pensar (sobre todo quienes nos dedicamos a la docencia) en un plano diferente
al empírico dada la naturaleza de la función docente. Los académicos enseñamos;
aprendemos con los estudiantes, pero rara vez nos sumergimos en los problemas de
operación cotidiana de las instituciones. Para formar a otros que intervendrán en estos
espacios de la vida práctica, se necesita formular un discurso útil para el entendimiento. En
este caso, el saber hacer, está precedido por el entender. El conocimiento teórico tiene lugar
fundamentalmente en el entendimiento. Por ello, los procesos de enseñanza-aprendizaje de
la Gestión, o mejor, la dimensión pedagógica de la Gestión, sólo puede abordarse
teóricamente. Los conceptos, son instrumentos de la razón por medio de los cuales, la vida
se significa y resignifica constantemente. Por medio de ellos, todo futuro es una realidad
susceptible de construirse[5]; una realidad no realizada, es decir, inexistente. Pero ese
futuro es resultado de las acciones en el presente; significa el movimiento de la realidad por
venir y ésta es, a mi juicio la concepción idónea desde la cual puede pensarse el devenir de
las prácticas escolares desde el concepto de gestión. En rigor, el término Gestión connota
un significado doble: como acción y efecto de administrar y como diligencia para conseguir
una cosa. Como acción y efecto de administrar, la gestión denota simplemente el
movimiento de la totalidad en una de sus partes. Si se dice Gestión escolar, pensamos
inmediatamente en lo que sucede en la escuela; al interior de ella. La escuela es entonces el
espacio; el escenario donde se desarrolla lo educativo escolar; institucionalizado; lo oficial
de nuestras conductas. El lugar en donde los cuerpos y las mentes se tonalizan del
ambiente. Cada uno con su rol. Todo perfectamente preestablecido; unido por una especie
de comunicación intersubjetiva que no distingue a los educadores de los educandos; todos
unidos en una conducta común; organizados con arreglo a un plan; dispuestos en sus sitios
de siempre; vigilados...atrapados. La gran obra de teatro está lista. El plan ha establecido
las normas más sutiles y elementales. En él todas las cosas, incluyendo a los sujetos tienen
un lugar. Todos han de acomodarse en el sitio preciso; se han aprendido los diálogos; los
movimientos, el tono de voz, las expresiones de mandato o sumisión; la alegría y la
desesperanza; el diálogo del amor y de la muerte...todo está listo y perfectamente
organizado. Los muros de la escuela de cuatro metros de alto, con una malla ciclónica de
dos y medio y una alambrada de púas electrificada cercan a las conductas escolares. La
función está por comenzar. La tercera llamada suena. Los actores se mueven: la fila de
escolares se forma con especial armonía; el director se posesiona del micrófono; el silencio
invade los fríos muros de la institución; todos expectantes. Se da la primera orden. “Tomar
distancias...¡ya!”. Los cuerpos se alinean, las mentes se centran en hacer su papel lo mejor
que puedan. Todos están vigilados por todos. Alumnos, maestros y autoridades...todos al
unísono, comienzan a entonar el Himno. Más tarde, un redoble de la banda escolar da la
orden de entrada al salón. Los cuerpos se predisponen...es hora de permanecer sentados; es
hora de pasar hablando dos horas sin descansar; es hora de mirar los movimientos de un
individuo al frente...las mentes se van fuera del espacio aúlico: el imaginario se desprende
del cuerpo. Se resiste a permanecer encerrado. La gran obra de teatro que se desarrolla en la
escuela, es proyectada...normada desde fuera, asida a estas normas por el seguimiento de
los manuales de operación y el reglamento escolar. Todos saben, aunque no se los
especifiquen cuáles son las reglas. La vida escolar, vista desde el concepto de la gestión.
Por eso es por lo que cuando se habla de la gestión escolar tenemos inevitablemente que
señalar con ella a lo que sucede en el interior de la escuela. La gestión escolar, denota los
actos de los sujetos. Como acción de administrar, es movimiento de objetos, incluyendo los
objetos animados e inanimados. La conducción de los esfuerzos de éstos con arreglo al
plan, completa el ciclo de dialecticidad que se da entre el plan y la organización. La
organización y asunción de roles convierte al plan en acciones programáticas. El
movimiento mismo de las cosas y los sujetos con arreglo a este plan, es lo que estudia la
gestión. La gestión no existe; lo que existe son actos de sujetos al interior de las
instituciones: eso es lo que se puede analizar, explicar y transformar por medio de los
estudios de gestión. Sólo conociendo los movimientos de la escuela se puede transformar.
La gestión es la categoría que permite al entendimiento la aprehensión de esos
movimientos. Como en todo, las prácticas escolares no se dan como si nada las provocara.
Hay en ellas una intención velada o abierta. Depende desde qué punto se le mire. A los
directivos, por ejemplo, les puede parecer completamente normal que los niños asistan a la
escuela completamente rasurados; con las orejas bien descubiertas, aunque el frío de los
meses invernales amenacen con cristalizarlas y se rompan fácilmente. Les parecerá normal
y hasta deseable que existan los buenos alumnos: los quietecitos, los que no cuestionan; los
que dan regalitos en día del maestro; los que ordenadamente van y vienen como autómatas
de su casa a la escuela. Les parecerá normal tener el más estricto reglamento escolar; les
parecerá bonita la escuela que simule un penal de alta seguridad, etcétera. Estas
percepciones matizan el ambiente escolar en el que se desarrolla la gran obra de teatro y
cuyo movimiento analizamos por medio de la categoría de la gestión. Esas relaciones entre
los individuos y la disposición de las cosas en el recinto escolar, tienen como finalidad la
consecución de ciertos objetivos y metas. Los fines de la escuela son los elementos que
constituyen el futuro de todos los actores. Con arreglo a esos fines se constituye esa
relación de comunicación entre los sujetos; comunicación que incluso sin ser explícita, es
completamente clara para todos; comunicación por medio de la cual, cada participante
pretende satisfacer sus propios fines. La gestión escolar Entonces, la gestión escolar es la
categoría de la razón teórica a partir de la que se puede analizar la actuación integrada con
arreglo a los programas, recursos e intencionalidades para el logro de objetivos en un plazo
de tiempo predeterminado. La categoría de gestión escolar, denota y connota los múltiples
procesos que tienen lugar al interior de la institución educativa. Así se construye el propio
entramado categórico-conceptual que da cuenta de todo lo que sucede en la realidad
atrapada por las bardas de la escuela. La gestión académica, la gestión de programas, la de
adquisiciones, la de comportamiento, la de valores, la de documentación, la de funciones,
etcétera, son sólo algunos de los muchos conceptos desde los cuales pueden hacerle las
múltiples lecturas de lo real dentro de la escuela. Pero debe entenderse bien lo siguiente:
NO EXISTEN MUCHAS GESTIONES, sino dimensiones y contenidos diferentes y
diferenciables de movimiento de la totalidad en la institución; dimensiones y contenidos
que hacen diferenciable una escuela de otra; un grupo diferente de otro; alumnos con
diferentes comportamientos incluso dentro de un mismo salón. La escuela es la síntesis de
múltiples determinaciones de la realidad. Se trata de una institución cuya lógica sigue
patrones establecidos por el conjunto de fuerzas que intervienen en su movimiento. La
escuela puede parecerse a otras instituciones, pero no es igual. La gestión escolar es
ontológicamente distinta a la de cualquier otra institución. Por eso al conocimiento de las
especificidades de la realidad escolar se arriba por el estudio de su gestión, es decir, de lo
que sucede en ella.