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EPIFANÍA DEL SEÑOR Lecturas: Is 60, 1-6; Ef 3, 2-3. 5-6; Mt 12, 1-12. Este día celebramos la manifestación (la epifanía) del Señor al mundo. Hoy celebramos el hecho de que “por el Evangelio, también los paganos son coherederos de la misma herencia, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la misma promesa en Jesucristo”. Esa es la experiencia que hizo Pablo apóstol: La revelación del Misterio no conoce fronteras, ni se reduce a una sola cultura, raza, pueblo o nación. Cuando espesa niebla cubría a los pueblos, la gloria y el resplandor del Señor se manifiestan y llegan a todos los rincones de la tierra. Es por eso que la fiesta de hoy es verdaderamente universal. El sueño de Isaías, de que Jerusalén se convierta en luz para todos los pueblos, se ha cumplido. Porque hoy tenemos claro que todos, los católicos y los no católicos, los cristianos y los no cristianos, los creyentes y los no creyentes, las personas religiosas y los no religiosos, verán la salvación de Dios. Porque Dios ha dispuesto pluralidad de caminos y múltiples religiones para llegar a experimentar su Misterio, puesto que el mundo es plural y múltiple. Esa sabiduría, plural y múltiple, está representada en la figura de los magos de oriente. Estos magói tón anatolón representan la sabiduría ancestral de lejanas tierras, tierras exóticas y distantes para el mundo conocido. “El uso del término mágos entre los griegos es mucho más antiguo que el de magéia (magia). Se remonta a los primeros contactos de las colonias joánicas con el imperio persa, careciendo originalmente de cualquier connotación negativa…el mágos no era para los griegos más que un tipo particular de especialista religioso propio de la cultura persa…esta acepción del término se mantiene en las obras historiográficas y es reivindicada por aquéllos autores (es el caso de Mateo) que identifican los conocimientos de 1

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Homilia del P. Antonio Kuri Breña, M.Sp.S

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EPIFANÍA DEL SEÑOR

Lecturas: Is 60, 1-6; Ef 3, 2-3. 5-6; Mt 12, 1-12.

Este día celebramos la manifestación (la epifanía) del Señor al mundo. Hoy celebramos el hecho de que “por el Evangelio, también los paganos son coherederos de la misma herencia, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la misma promesa en Jesucristo”. Esa es la experiencia que hizo Pablo apóstol: La revelación del Misterio no conoce fronteras, ni se reduce a una sola cultura, raza, pueblo o nación. Cuando espesa niebla cubría a los pueblos, la gloria y el resplandor del Señor se manifiestan y llegan a todos los rincones de la tierra.

Es por eso que la fiesta de hoy es verdaderamente universal. El sueño de Isaías, de que Jerusalén se convierta en luz para todos los pueblos, se ha cumplido. Porque hoy tenemos claro que todos, los católicos y los no católicos, los cristianos y los no cristianos, los creyentes y los no creyentes, las personas religiosas y los no religiosos, verán la salvación de Dios.

Porque Dios ha dispuesto pluralidad de caminos y múltiples religiones para llegar a experimentar su Misterio, puesto que el mundo es plural y múltiple. Esa sabiduría, plural y múltiple, está representada en la figura de los magos de oriente. Estos magói tón anatolón representan la sabiduría ancestral de lejanas tierras, tierras exóticas y distantes para el mundo conocido. “El uso del término mágos entre los griegos es mucho más antiguo que el de magéia (magia). Se remonta a los primeros contactos de las colonias joánicas con el imperio persa, careciendo originalmente de cualquier connotación negativa…el mágos no era para los griegos más que un tipo particular de especialista religioso propio de la cultura persa…esta acepción del término se mantiene en las obras historiográficas y es reivindicada por aquéllos autores (es el caso de Mateo) que identifican los conocimientos de los antiguos mágoi persas con formas exóticas o ancestrales de sabiduría.”1

La figura de los magos representa, pues, a las escuelas y tradiciones de Sabiduría de la humanidad. En cambio la figura de Herodes y de Jerusalén representan, en el caso del Evangelio que hoy leemos, a la dinámica del Poder y a los poderosos de este mundo, ya sea que ejerzan un poder civil -como el gobernador Herodes el grande que fue famoso por su crueldad-, o un poder religioso -como los sumos sacerdotes y los escribas del pueblo que aparecen en el texto.

Ante el mismo anuncio gozoso y salvador: “ha nacido el rey de los judíos”, Herodes y los magos -quienes buscan la sabiduría y quienes detentan el poder- reaccionan de manera muy diversa. Al escuchar el anuncio de los magos, Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Entonces convoca a los que saben del asunto y trata de averiguar qué hay del asunto. Enseguida llama en secreto a los magos, se informa por ellos acerca del

1 E. MIQUEL PERICÁS, Jesús y los espíritus. Aproximación antropológica a la práctica exorcista de Jesús, Sígueme, Salamanca 2009, p. 76.

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tiempo de la aparición de la estrella y los despacha a Belén diciéndoles con engaño y malicia: “Id e informaos cuidadosamente acerca del niño; y cuando lo halléis, anunciádmelo, para que también yo vaya y le adore”. Luego, cuando Herodes se entera de que los magos volvieron por otro camino, “sintiéndose burlado, se enfurece sobremanera y envía matar a todos los niños que había en Belén y en todos sus confines, de dos años abajo, conforme el tiempo que había averiguado de los magos.” (Mt 2, 16)

Así actúan quienes detentan el poder cuando una noticia amenaza sus intereses: se llenan de turbación y temor, se informan y averiguan, seducen en secreto y con engaño y -en ocasiones- reaccionan con lujo de violencia. En cambio, quienes buscan sabiduría, cuando ven una pequeña luz en la oscuridad, actúan como los magos: dejan el terreno conocido y se ponen en camino. Se dejan guiar por una humilde estrella que brilla en medio de la noche; investigan, preguntan, se movilizan sin aferrarse a su propio saber o sus propias certezas. Y cuando llegan al final del camino, reconocen en tan humildes signos como una Mujer y su pequeñito envuelto en pañales y recostado en el pesebre, la presencia del Misterio que andan buscando. Y cuando lo encuentran, “se alegran con alegría grande en extremo”, y postrándose, adoran al niño y le ofrecen todo lo que tienen: el oro de sus riquezas, el incienso de su adoración y la mirra de sus debilidades y sufrimientos. Y luego, “advertidos durante el sueño de no volver a Herodes, por otro camino regresan a su país.”

La Palabra nos invita a preguntarnos: ¿Buscamos el poder o la sabiduría? Si buscamos la segunda, nos pondremos en camino, nos dejaremos guiar por las pequeñísimas luces que brillan en nuestras oscuridades; preguntaremos, ensayaremos caminos nuevos para llegar al Misterio. Y cuando lo encontremos, nos postraremos y le ofreceremos todos nuestros dones, lo que somos y lo mejor que tenemos.

Janet Sturat, rscj (1857-1914) dice maravillosamente en Prayer in faith: “A los magos se les garantizó muy poco y se les exigió mucho. No hay comunicación oral, ni una llamada directa, sino que aparece una estrella y ellos creen entender lo que significa: ha nacido un Niño Rey. Impulsados sólo por su convicción, apoyados en señales muy indefinidas, tuvieron que desprenderse de muchas cosas -sus reinos, sus súbditos, amistades, intereses de todo tipo- y seguir adelante…sin saber hacia dónde iban y apenas para qué…Los obstáculos fueron muchos y arduos, y reclamaron de ellos un valor excepcional.

Y cuando finalmente llegaron al término de su viaje, lo encontraron todo, porque encontraron al Niño con su Madre, y volvieron profundamente felices- habían entendido el Misterio”

Este maravilloso texto nos regresa a una pregunta, que hemos de hacernos todos los que nos decimos seguidores de Jesús, todos los que nos afanamos por buscar personalmente el Misterio de la vida. En nuestras búsquedas ¿nos dejamos mover por la dinámica de la Sabiduría o por la dinámica del Poder?

Antonio Kuri Breña Romero de Terreros, msps.

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