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ESTUDIOS BÍBLICOS ELA: ¿POR QUÉ? (JOB) por Rafael Porter Ediciones las Américas a.c. APARTADO 78, PUEBLA, PUE., MEXICO

12. Job

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ELA

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ESTUDIOS BÍBLICOS ELA:

¿POR QUÉ? (JOB)

por

Rafael Porter

Ediciones las Américas a.c. APARTADO 78, PUEBLA, PUE., MEXICO

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[p 2] Primera edición, 1987

© Derechos reservados, Ediciones las Américas a.c.

APARTADO 78, PUEBLA, PUE., MEXICO ISBN 968-6002-54-5

EX LIBRIS ELTROPICAL

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[p 3]

CONTENIDO

1. La Historia de un Hombre Justo (Job 1:1–5)

2. El Ataque del Acusador (Job 1:6–2:13)

3. El Lamento del Afligido (Job 3)

4. El Consejo de los Amigos (Job 4–14)

5. El Ataque Intensificado (Job 15–21)

6. Un Tiro Directo (Job 22–26)

7. Una Apología de su Inocencia (Job 27–31)

8. La Escuela Divina (Job 32–33)

9. Las Maravillas de Dios (Job 34–37)

10. El Conocimiento de Dios (Job 38–40:5)

11. El Poder de Dios (Job 40:6–42:6)

12. Epílogo: El Resultado Final (Job 42:7–17)

4

[p 4]

POR QUE SUFREN LOS JUSTOS?

JOB

PROLOGO: 1–2

EL RAZONAMIENTO HUMANO 3–37

LA REVELACION DIVINA 38–42:6

EPILOGO: 42:7–17

El Conflicto Epiritual

Solución de los Tres Ami-gos 3–31

Solución de Eliú 32–37

La Ultima Palabra El Resultado Final

Circunstancias de Job 1:1–5 Su carác-ter 1:1 Su prosperi-dad 1:2–3 Su Fami-lia 1:4–5 Aflicciones de Job 1:6–2:10 Primera se-rie 1:6–22 Segunda se-rie 2:1–10 Amigos de Job 2:11–13

Lamento de Job 3 Diálogo con los Tres Ami-gos 4–26 Primer ci-clo 4–14 Segundo ci-clo 15–21 Tercer ci-clo 22–26 Respuesta Final de Job 27–31 Interpretación equivocada de amigos 27 Fuente divina de la sabiduría verdade-ra 28 Resumen de su vida 29–31

Intervención de Eliú 32:1–33:7 Primer Sermón de Eliú 33:8–33 Segundo Sermón de Eliú 34 Tercer Sermón de Eliú 35 Cuarto Sermón de Eliú 36

Revelación del Co-nocimiento de Dios 38:1–40:5 Mensaje de Dios 38:1–40:2 Respuesta de Job 40:3–5 Revelación del Poder Dios 40:6–42:6 Mensaje de Dios 40:6–41:34 Respuesta de Job 42:1–6

Corrección de los Tres Ami-gos 42:7–9 Restauración de Job 42:10–17

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[p 5]

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La Historia de un Hombre Justo

Job 1:1–5

¿Se ha fijado que muchas veces los que procuran vivir para Dios y agradarle son los que su-fren en esta vida? Esta realidad parece ser una contradicción al concepto popular que tiene la mayoría de los cristianos de que el que anda en comunión personal con Dios debe gozar de prosperidad.

¿Por qué sufren los justos? El libro de Job nos presenta la historia verídica de un hombre que nos obliga a considerar esta pregunta. Job era un varón fiel a Dios que pasaba por una serie de circunstancias difíciles, sin comprender el plan de Dios en medio de esa experiencia trágica. Al leer su historia, nos identificamos con él en sus aflicciones y dudas. ¿Dónde está Dios? ¿Por qué no le ayuda?

A través del relato de Job, aprenderemos mucho acerca de lo que Dios hace con su pueblo. Al terminar el estudio de este libro, entenderemos mejor la forma en que Dios Ileva a Su pueblo hacia la madurez.[p 6]

¡PENSEMOS!

¿Por qué sufre un hijo de Dios? En seguida con-sideraremos las opiniones de algunos amigos de uno que sufre. Veremos cómo tratan de ayudarle. Si le to-cara a usted ayudar a un cristiano que sufre, ¿qué le diría? ¿Cómo se le puede explicar esta clase de aflic-ción al que la padece? ¿Qué respuestas se oyen hoy en cuanto a esta clase de pregunta? Se espera que antes de terminar este libro, aprendamos una mejor manera de ayudar a los que sufren. Examinaremos pues, algunos aspectos importantes del plan de Dios.

EL AUTOR

Aunque el libro de Job no presenta ningún indicio de quién lo escribió, se ha sugerido una lar-ga lista de posibles autores. Job mismo es una posibilidad. El conocimiento tan detallado de los eventos sucedidos da evidencia de que el autor era un testigo ocular. Los escritores de la Biblia frecuentemente relatan sus propias experiencias en tercera persona. Otro testigo ocular que se ha mencionado como posible autor es Eliú; parece ser el que más comprendía la situación entre sus contemporáneos.

Algunos comentaristas han sugerido autores bíblicos conocidos. Si Moisés escribió los demás libros de ese período, bien pudo haber escrito este relato también. Al igual que en algunos otros casos, Dios podría haberle revelado a Moisés lo que hacía y que Job no podía comprender. Esta teoría encuentra cierto apoyo en el hecho de que Uz estaba cerca de Madián, donde Moisés vivió durante cuarenta años.

Salomón es otra posibilidad. Escribió la mayor parte de los libros de sabiduría del Antiguo Tes-tamento. Su estructura poética es similar a la que él solía emplear. Muchas de las ideas plasma-das en estos libros se asemejan a sus enseñanzas también.

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Estos posibles autores son tan sólo una muestra de los muchos que se han sugerido. Cual-quiera de ellos pudo haberlo [p 7] escrito. Obviamente Dios no quiso indicarnos con seguridad quién lo escribió. El mensaje del libro demuestra claramente que a fin de cuentas la fuente es Dios.

LA FECHA

Dada la dificultad para identificar al autor del libro, resulta prácticamente imposible comprobar a ciencia cierta la fecha en que fue escrito. Las fechas propuestas oscilan entre 2000 y 200 a.C. Quienquiera que se sugiera como autor del libro determinará la fecha establecida.

Sin embargo, la evidencia es más clara en cuanto a la fecha de los eventos descritos en el li-bro. Las condiciones presentadas indican que Job vivió durante la época de los patriarcas de Is-rael, alrededor de 2000 a.C.

La mayor certeza en favor de esta fecha es la edad de Job. Después de su restauración, Job vivió 140 años más (42:16–17). Al sumar tantos años a su experiencia y madurez anterior, tendría que haber vivido unos 200 años aproximadamente. Si aceptamos el relato de Génesis como una base para evaluar la vida normal de la gente de sus contemporáneos, se colocaría a Job durante el tiempo de Taré, el padre de Abram (Gén. 11:32). Aunque el número decreciente de años de vida mencionado en el relato de Génesis no puede emplearse para definir una fecha exacta, se-guramente sirve para señalar la tendencia general de la época.

Hay algunos otros indicios de que Job vivió durante la época de los patriarcas. El estilo de vida era agrícola. La riqueza se medía conforme a la cantidad de cabezas de ganado, no de acuerdo a la cantidad de plata u oro. El mayor núcleo social más importante era la familia. Job desempeñó el cargo de sacerdote familiar. Por último, es notable la falta de referencias tanto para la ley mo-saica como para Israel.

[p 8] ANTECEDENTES HISTORICOS

Poco se sabe acerca del trasfondo de Job. Como Melquisedec, Job entra en el escenario y sa-le inadvertido, sin ningún indicio en cuanto a sus antepasados ni en cuanto al futuro de sus des-cendientes.

En los días en que Dios Ilamó a Abraham, además de sus familiares, había otros que confia-ban en Dios. Como en el caso de Abraham, no hay ningún indicio respecto a la forma en que ellos decidieron acercarse a Dios. Es posible que aprendieran acerca de El en sus hogares, por medio de los padres de familia que recordaran las experiencias de su antecesor Noé y, por eso, seguían fieles al Dios de su patriarca. Aparentemente Job era uno de aquellos hombres, por lo que le re-cordamos juntamente con otros grandes hombres de la fe.

EL PROPOSITO Y EL TEMA

El relato en cuanto a Job se escribió para contestar a la pregunta de: “¿Por qué sufren los jus-tos?” Se nos presentan varias alternativas para contestar esta interrogante. La respuesta simplis-ta que proponen los tres amigos de Job, de que el sufrimiento es el resultado del pecado, muchas veces es cierto, pero no se aplica a todos los casos. A veces el sufrimiento se avecina para per-feccionar al pueblo de Dios y enseñarles a confiar más en El.

Aunque Dios nunca contestó directamente la pregunta de Job, le hizo cambiar su perspectiva. Cuando las respuestas humanas no sirven para contestar satisfactoriamente las preguntas de alguien que sufre, es necesario que esa persona adquiera una nueva visión del Dios soberano que tiene el control de Su universo. Cuando el hombre logra ver a Dios tal como El es, puede ser que aún no comprenda lo que Dios hace, pero está dispuesto a confiar en El y en los buenos pro-pósitos que tiene para con Su pueblo. Job fija sus ojos en Dios y esto lo satisface. Ya no tiene que saber el porqué de su situación.[p 9]

Así que, Job es un libro acerca de Dios y la forma en la que trata a Su pueblo, y es asimismo, un libro que trata el tema del sufrimiento. El libro nos revela la naturaleza de Dios y nos enseña

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mucho en cuanto a Su forma de perfeccionar a Sus hijos. Por eso, nos debe ayudar a aprender cuál ha de ser nuestra actitud a la luz de esta revelación divina.

Además del problema del sufrimiento y la revelación de Dios, Job presenta un ejemplo concre-to del conflicto espiritual en el que todos participamos en este mundo. Aunque sin saberlo, me-diante su experiencia Job participó en un conflicto mucho mayor, el enfrentamiento de Satanás ante Dios para controlar la vida de los hombres.

Al observar la vida de un hombre sometido voluntaria y fielmente a la autoridad de Dios en su vida, Satanás se dedicó a tratar de provocar su caída. A pesar de las múltiples acechanzas de Satanás, Job se mantuvo fiel a Dios.

El ejemplo de Job debe servirnos de advertencia como pueblo de Dios en cuanto a los propó-sitos de Satanás y la forma en que nos ataca. Hará todo lo posible para hacernos caer. La fideli-dad de Job y su posterior restauración debe motivarnos a seguir su ejemplo y mantenernos fieles. Al someternos voluntariamente a la autoridad de Dios, podemos colaborar con El en la victoria de Su reino sobre el de Satanás.

LA ORGANIZACION DEL LIBRO

El libro comienza con una introducción donde se presenta el conflicto espiritual del cual la his-toria de Job forma parte (1–2). Se describen los eventos celestiales que provocaron el sufrimiento de Job.

La mayor parte del libro expone el debate humano en lo tocante a las causas del sufrimiento (3–37). El diálogo se desarrolla a través de tres ciclos del debate entre Job y sus tres amigos. Es-ta discusión gira alrededor de la relación entre el pecado y el sufrimiento (3–31). Los amigos de Job insisten en que sólo los pecadores sufren. Job protesta porque él es inocente y de cualquier manera sufre. Cuando el primer debate en [p 10] base a la lógica humana resulta inútil, Eliú inter-viene para demostrar que el sufrimiento es un medio que Dios emplea para la edificación y purifi-cación de sus hijos (32–37).

Al fin, Dios interviene para dar la última palabra en cuanto al tema. Sin embargo, Dios no con-testa directamente la pregunta de Job. Este, al ver a Dios tal como El es, queda satisfecho; no hacían falta más explicaciones (38–42:6). El relato concluye con una descripción de la restaura-ción de Job y de las bendiciones que Dios le da una vez pasada la prueba (42:7–17).

PROLOGO: EL CONFLICTO ESPIRITUAL 1–2

EL RAZONAMIENTO HUMANO 3–37

LA REVELACION DIVINA 38–42:6

EPILOGO: EL RESULTADO DEL CONFLICTO

42:7–17

LAS CIRCUNSTANCIAS DE JOB 1:1–5

El libro principia con un prólogo que explica la verdadera naturaleza de estos eventos en la vi-da de Job (1–2). La experiencia de Job formaba parte de un conflicto espiritual mucho mayor que la prueba que se cernía sobre él. Se encontraba en medio del enfrentamiento eterno de Satanás ante Dios.

Job nunca escuchó esta parte de la historia. El autor explica por qué un Dios justo estaría dis-puesto a permitir que uno de Sus hijos pasara por un período de aflicción. Es una lástima que Job no hubiera podido leer este aspecto de la historia antes de pasar por semejante prueba. Le habría sido mucho más fácil comprender y aceptar el plan de Dios para su vida a través de aquellos momentos difíciles. Parte del proceso de crecimiento [p 11] espiritual de Job implicaba la necesi-dad de confiar en Dios aun cuando no podía entender lo que le pasaba.

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Su Carácter 1:1

La primera escena del libro comienza en Uz, un pequeño pueblo al sureste de Palestina. En cuanto a su carácter, Job era un hombre recto. Reconocía la autoridad de Dios y se había some-tido a esa autoridad. Trataba de agradar a su Señor y evitar el mal.

La descripción de su carácter deber ser interpretada con cuidado. Por su naturaleza humana, Job se incluye entre los que Pablo menciona como pecadores (Rom. 3:23). Al calificárle como un hombre “perfecto” en el Antiguo Testamento, el autor se refiere a su integridad. La expresión tra-ducida del original señala que Job era un hombre “intachable” o “irreprensible”. Nadie podía hallar motivo para criticarle, ni en su relación con Dios, ni en su relación con su prójimo.

La vida diaria de Job demostraba que era un hombre que andaba en comunión con Dios. Re-conocía que su Señor merecía reverencia y temor. Además, se había dado cuenta de que Dios exigía un estilo de vida justo. El libro deja claro desde un principio que Job no estaba sufriendo por causa del pecado. Era un varón de Dios ejemplar.

JOB NO SUFRIA POR HABER PECADO

Su prosperidad 1:2–3

El resultado de la fidelidad en su relación con Dios fue la bendición y la prosperidad. La sumi-sión a Dios y la bendición recibida se extendió también hacia toda su familia.

Dios le dio una gran familia que sería una bendición y una ayuda fuerte para la vida agrícola en la tierra donde Dios le colocó. Además, Dios le había prosperado con una gran cantidad de animales, a tal grado que el pasaje dice que su hacienda [p 12] era la mayor de entre todos los orientales de su tiempo. Job gozaba de muchas bendiciones y le sobraban motivos para estar agradecido con Dios.

JOB FUE PROSPERADO POR DIOS

Su Familia 1:4–5

Aparentemente los hijos de Job estaban muy unidos. Pasaban mucho tiempo juntos. Siempre se reunían para celebrar cumpleaños y otras ocasiones especiales.

Job servía delante de Dios como sacerdote familiar. Es notable su inquietud por el estado es-piritual de sus hijos. Job reconocía que Dios demandaba un sacrificio de sangre para perdonar los pecados. Por eso, él le ofrecía sacrificio todos los días, en caso de que alguno de sus hijos hubie-ra pecado. Quería estar seguro de que todos ellos estuvieran en buena comunión con Dios. Aun-que esta actividad quedaría prohibida después del establecimiento de la ley, era la norma durante la época de los patriarcas (Gén. 8:20, 12:7–8). Esta responsabilidad sacerdotal del padre requería de una gran inversión tanto de su tiempo como de sus posesiones. Sin embargo, Job lo hizo de buena gana porque procuraba el bienestar de su familia.

¡PENSEMOS!

Job reconoció la gran responsabilidad que Dios le había otorgado como padre. Es evidente que estaba muy interesado en el bienestar de sus hijos. Por lo tanto, invirtió tiempo y dinero en ellos para asegurar-se de su buen estado espiritual. ¿Cuáles son las im-plicaciones del ejemplo de Job para nosotros en la actualidad? ¿Qué pasos podemos dar para asegurar-nos del estado espiritual correcto de nuestros [p 13] hijos? ¿Habrá algo específico que usted deba hacer para el bienestar espiritual de sus hijos?

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En todo el sentido de la palabra, Job era un hijo de Dios ejemplar. Andaba en comunión con Dios e intentaba agradarle en todo. Cumplió fielmente con sus responsabilidades en relación con Dios, con su prójimo y con su propia familia. Por lo tanto, Dios le bendijo. Este hombre recto go-zaba de la verdadera prosperidad.

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[p 15]

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El Ataque del Acusador

Job 1:6–2:13 “¿POR QUE, SEÑOR?

“¿Por qué me pasa esto a mí?” “¿Por qué sufren los justos?”

Preguntas como éstas nos afectan a todos cuando pasamos por tiempos díficiles. Job no fue la excepción. Al pasar por los días más díficiles de su vida, luchaba con estas dudas.

Job no contó con la oportunidad de leer la sección introductoria del libro que Dios nos ha per-mitido ahora conocer. Por lo tanto, Job no se explicaba el porqué de lo que pasaba. El pasaje demuestra claramente que muchas veces Dios tiene un plan al permitir la aflicción en nuestra vi-da, un plan cuyo propósito no podemos comprender. Al pasar por pruebas de esta naturaleza, debemos reconocer que Dios tiene el control de la situación y que El hace todo para nuestro bien. Así que podemos confiar en El y seguir fielmente lo que entendemos de Su Palabra.

La historia de Job pone de manifiesto que participamos en un conflicto espiritual entre Dios y Satanás. Aunque de momento no estemos conscientes de la batalla, nuestra vida [p 16] puede afectar su desenlace. El prólogo del libro presenta esta lucha y nos muestra la forma en que po-demos participar en ella, tal como Job lo hizo.

LA PRIMERA SERIE DE AFLICCIONES 1:6–22

La Proposición de Satanás 1:6–11

Job servía a Dios voluntariamente. Reconoció que Dios es digno de su adoración y obedien-cia. Por eso, se sometió a Su autoridad. La fidelidad de Job no pasó inadvertida, ni por parte de Dios ni por parte de Satanás. En el conflicto espiritual, Dios presentó la vida de Job como un ejemplo de una persona que se sometía voluntariamente a Su autoridad (1:8). Al observar su esti-lo de vida, Satanás se dedicó a tratar de provocar su caída.

Cuando Dios presenta a Job como un ejemplo de alguien que le sirve voluntariamente, Sata-nás le señala como un hombre que debe ser puesto a prueba. Acusa a Dios de controlar la vida de Job mediante una especie de soborno. Dice que Job sirve a Dios porque El le ha dado todo tipo de bienes (1:9–11). ¡Sería una locura rebelarse contra Dios cuando se le paga tan bien por su obediencia! Si Dios le quitara todo lo que le había dado, Job cambiaría su actitud totalmente.

El Permiso de Dios 1:12

Para demostrar el error de Satanás en cuanto a la motivación de Job, Dios le da permiso para ponerle a prueba. En esta introducción al relato se observa que Satanás esta sujeto a la voluntad de Dios. El ángel caído no puede tocar a los cristianos sin el permiso de Dios. Tanto Job como el acusador reconocen la soberanía de Dios (1:11–12, 21; 2:5–6, 10; 19:21).

En este caso, Dios le da permiso para hacerle daño a todas las posesiones de Job, pero no le da potestad de tocar su persona. A diferencia del primer ataque, en esta ocasión sus hijos son afectados, pero no su esposa.

[p 17] La Perseverancia de Job 1:13–22

Su sufrimiento 1:13–19

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Cuando Satanás empieza a afligir a Job, no lo hace sutilmente. Lo hace con rigor. Manda cua-tro golpes difíciles, uno tras otro. La intensidad de la aflicción se observa en la frase repetida: “Aún estaba éste hablando, cuando vino otro…” Se amontonaban los problemas de Job.

El poder de Satanás se manifiesta en estas aflicciones: * Mandó a los sabeos a que tomaran los bueyes y las asnas de Job y mataran también a sus

siervos (1:13–15). * Hizo caer fuego del cielo, el cual consumió las ovejas y los pastores (1:16). * Envió a los caldeos para que se llevaran los camellos y mataran a los criados (1:17). * Mandó un gran viento que destruyó la casa de su hijo mayor, quien murió junto con sus demás

hermanos (1:18–19). En cada caso sólo escapó el mensajero que llegó para avisarle a Job lo que había sucedido.

Satanás quería que Job estuviera al día en cuanto a todas estas malas noticias. Su fe 1:20–22

A pesar de la pérdida de sus familiares y de sus riquezas, Job se mantuvo fiel a Dios. Siguió adorándole. La respuesta de Job fue más que una “santa resignación”. Job reconoció la sobera-nía de Dios y le adoró. Aunque no entendía lo que Dios se proponía, Job tenía toda su confianza depositada en este Dios con Quien él había andado antes. Estaba dispuesto a aceptar lo que Dios le mandara.[p 18]

LA RESPUESTA DE JOB: ADORO

BENDIJO EL NOMBRE DE JEHOVA

NO PECO

Nosotros debemos imitar este ejemplo de confianza y obediencia. Al someternos voluntaria-mente a Dios, somos partícipes de la victoria de Su reino sobre el de Satanás.

¡PENSEMOS!

Job perdió sus posesiones más valiosas en la tie-rra. Sin embargo, pudo alabar a Dios puesto que con-fiaba en El. Haga usted una lista de las posesiones que más aprecia en este mundo. ¿Cómo reaccionaría si Dios decidiera quitárselas? ¿Renunciaría a ellas si Dios así lo dispone? ¿Podría darle gracias en tal caso y alabarle a pesar de sufrir alguna pérdida personal?

LA SEGUNDA SERIE DE AFLICCIONES 2:1–10

La Proposición de Satanás 2:1–5

Cuando la prueba terminó, Dios volvió a presentar la vida de Job como un ejemplo frente a Satanás (2:3). Satanás alegó que Job se mantenía fiel porque las aflicciones aún no se habían cernido sobre él en carne propia. Según el acusador, Job todavía no recibía ningún dolor físico. Al parecer de Satanás, una persona lo da todo con tal de proteger su vida. De nuevo, la acusación satánica es que Dios ha comprado la lealtad de Job al proteger su vida. Si tan sólo Dios le permi-tiera tocar el cuerpo de Job para dañarlo físicamente, entonces con seguridad le negaría (2:4–5).

[p 19] El permiso de Dios 2:6

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Dios aceptó este reto y consintió en que Satanás vaciara sobre Job una segunda tribulación. Nuevamente se pone de manifiesto que Satanás tuvo que esperar el permiso de Dios. No tiene el poder para hacer lo que él quiere. Está sujeto a la autoridad de Dios, aunque sea por la fuerza. Se da cuenta de que no puede ejercer sin el permiso divino.

La Perseverancia de Job 2:7–10

Satanás hirió a Job con llagas dolorosas que brotaron por todo su cuerpo. Esta descripción de su dolor es sólo un resumen de los muchos males que él sufría, el resto del libro indica muchos detalles más que no se incluyen en esta descripción inicial. Fue tan molesto su dolor que tomó un tiesto para rascarse y se sentó en medio de ceniza para expresar su lamento por el deplorable estado en que se encontraba. Tanto el tiesto como la ceniza podrían indicar que su humillante condición le había llevado al basurero en las afueras de la ciudad, donde se dirigían los mendigos y los desposeídos.

A pesar de su dolor corporal, Job permaneció fiel a Dios. Hasta su esposa dejó de apoyarle. Trató de desanimarlo diciéndole que mejor maldijera a Dios y se muriera. Algunos han opinado que la respuesta de ella representaba su propio rechazo al mismo Job. Ya no aguantaba más de aquellas aflicciones. Quizá al morir Job, Dios le dejaría al fin en paz.

Pese al grado de su aflicción, Job conservó su integridad ante Jehová. La primera impresión al escuchar la respuesta de Job a su esposa podría parecer demasiado fuerte. La literatura de sabi-duría del Antiguo Testamento califica de necio a todo aquel que no toma en cuenta a Dios (Sal. 14:1; Prov. 10). En fin, lo que Job le indica a su esposa es que se está expresando como alguien que no conoce a Dios. Estaba cayendo en la trampa que Satanás le había puesto. El había dicho que al sufrir en carne propia, Job blasfemaría en contra de Dios. Ahora, la esposa le aconseja hacerlo.

Job responde que no hay que ver las cosas de esa manera. El no quiere seguir a Dios sólo por los bienes que recibe. Aceptará [p 20] lo que Dios disponga, y seguirá adorándole. Así que, Job tampoco pecó en esta situación.

LA LLEGADA DE LOS AMIGOS 2:11–13

Cuando sus amigos se dieron cuenta de su aflicción, acudieron a él para consolarle. Durante siete días, reconocieron que el mejor consuelo que podrían proporcionarle era el de estar a su lado en las horas difíciles. Por eso, no dijeron nada. No encontraban las palabras adecuadas para consolarle. Esta clase de apoyo es la mejor que se puede ofrecer en la mayoría de los casos de severa aflicción.

¡PENSEMOS!

Este pasaje aporta una gran enseñanza en cuanto a Dios y en lo tocante al sufrimiento. Al observar las acciones y actitudes de cada protagonista de este re-lato, aprendemos verdades importantes acerca de es-tos dos temas. Tome dos hojas de papel, a la primera titúlela: “Dios”, y a la segunda “El Sufrimiento”. En ambos casos, divida la hoja en tres partes. Del lado izquierdo escriba: “Dios”, “Satanás” y “Job”.

Dios

Qué podemos aprender acerca de Dios al observar Su dialógo con Satanás en este pasaje?

¿Qué concepto tiene Satanás de Dios, conforme a lo

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que El dice y hace en este pasaje?

ué concepto tiene Job de Dios conforme a las palabras y actitudes reveladas en este pasaje?

[p 21] Sufrimiento

Qué nos enseña Dios acerca del sufrimiento mediante Sus palabras y acciones en este pasaje?

¿Qué concepto tiene Satanás de lo que el sufrimiento acarrea, conforme a lo que dice y hace en este pasa-je?

ué concepto tiene Job del sufrimiento, conforme a las palabras y actitudes reveladas en este pasaje?

En este estudio se han observado grandes verdades acerca de Dios y el sufrimiento. Dios está en control todo el tiempo, pero permite que Satanás ponga a prueba a Su siervo para hacer pa-tente la fidelidad de Job y el error de Satanás. Sin embargo, Satanás siempre está sujeto a los límites que Dios establece.

Satanás considera que Job sirve a Dios tan sólo por conveniencia; piensa que Dios le mantie-ne fiel a Sí mediante el chantaje material. Satanás, aunque no quisiera admitirlo, está sujeto a la autoridad de Dios. No puede hacer nada que Dios no permita.

Job sufre mucho pero ignora totalmente el conflicto espiritual detrás de su aflicción. Reconoce que Dios es bueno y justo. Decide seguir fiel a Dios y confiará en El, no importa cuáles sean las consecuencias que tenga que sufrir.

A través de la experiencia de Job en este pasaje, nosotros podemos aprender las siguientes lecciones:

1) Participamos en un conflicto espiritual. Satanás hará todo cuanto pueda para hacernos caer. Dios gana la victoria cuando somos fieles y sumisos a Su voluntad.

2) Dios controla la situación, aun en medio de circunstancias difíciles y aparentemente adversas.[p 22]

3) Dios tiene propósitos para nuestras vidas que a veces no entendemos. Sin embargo, podemos confiar en El.

¡PENSEMOS!

Considere su propia vida. Apunte las lecciones que esta experiencia de Job le ha enseñado. Defina algo específico que deba hacer esta misma semana en base a lo que ha aprendido en este estudio.

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[p 23]

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El Lamento del Afligido

Job 3

Si a usted le hubiera tocado pasar por experiencias similares a las de Job, ¿cómo habría res-pondido? ¿Se habría enojado? ¿Se habría amargado? ¿Habría tratado de culpar a Dios? ¿Qué habría hecho? ¿Cuál sería la reacción indicada frente a esa clase de aflicción?

Satanás intentaba hacer que Job se rebelara contra un Dios que consentía en su sufrimiento. Quería que blasfemara por causa de su aflicción. La esposa de Job sirvió como instrumento para incitarlo a llevar a cabo lo que Satanás se proponía. Sin embargo, Job nunca respondió así. Su reacción ante el sufrimiento nunca es descrita como pecado. Más bien, la Biblia dice que, a pesar de todo, “Job no pecó con sus labios”.

Job se encontraba confundido y frustrado. No comprendía lo que Dios estaba haciendo. No obstante, jamás maldijo a Dios. En cambio su maldición se orientó más bien hacia el día de su nacimiento y no en contra de Dios. Estaba decepcionado de la vida. Habría preferido morir que seguir viviendo de esa manera. La esencia de sus pensamientos reside en la pregunta “¿por qué?” Esta interrogación se repite cinco veces en este capítulo.[p 24]

¡PENSEMOS!

Muchas personas juzgan incorrectos los pensa-mientos que llegaron a la mente de Job. Según ellos, tales preguntas no se deben hacer. ¿Qué opina usted al respecto? ¿Actuaba Job correctamente al hacer tales preguntas?

A través de este estudio, considere las interrogan-tes y comentarios de Job. Decida si esta forma de cuestionar es sana. Esté listo para defender su opi-nión.

Cuando los amigos de Job se enteraron de su aflicción, acudieron a él para consolarle (2:11–13). Se encontraba en tal estado que era difícil reconocerle Reaccionaron ante esta condición con un llanto desesperado, rasgaron sus vestiduras, esparcieron polvo sobre sus cabezas y le acom-pañaron sentándose en silencio a su lado. Estas reacciones eran las formas más severas para expresar el dolor y la compasión que sentían por su querido amigo en desgracia.

Guardaron silencio durante siete días. Se dieron cuenta de que el mejor consuelo era el de su silenciosa compañía. Ante tal situación no hay palabras adecuadas para expresar su condolencia. Vale más permanecer callados. Harían bien en procurar no predicarle o aleccionarlo. Le demos-traron una manifiesta solidaridad durante su aflicción.

Posteriormente, Job se lamenta de su condición. La mayor parte del libro narra estos razona-mientos, mediante los cuales tanto Job como sus amigos trataron de comprender aquel sufrimien-to desde una perspectiva humana (3–37).

PROTESTA CONTRA SU NACIMIENTO 3:1–10

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Job comienza la conversación quejándose de su condición. Reniega hasta de haber nacido. Emplea un lenguaje poético para expresar este sentir. Lo que Job quisiera sería borrar cualquier indicio desde el mismo día de su nacimiento, y juntamente con ello, que se olvidara de su exis-tencia. Ha [p 25] sufrido tanto que preferiría morir, es más, quisiera nunca haber venido a este mundo.

Pide que se olvide el día de su nacimiento, aun a los ojos de Dios. ¡Que sea tapado con nubes y tinieblas! ¡Que sea borrado del calendario! Pide que los expertos en maldiciones lo maldigan; que sobrevenga la noche y que jamás se vea la luz de aquel día. ¿Por qué? ¡Cómo le habría gus-tado no haber nacido para no tener que sufrir tanto!

El hecho de que Job mencione a Leviatán, una criatura conocida por su participación en suce-sos mitológicos, no indica su creencia en tal mito. Job quisiera que quienes maldicen los días y practican la hechicería para dañar a otros, hagan lo mismo con el día de su nacimiento. ¡Que no lo pasen por alto!

Según el mito, los hechiceros hicieron bulla para despertar a Leviatán a fin de que se levanta-ra para devorar el sol y la luna y que todo quedara en tinieblas. De este modo se explicaban los eclipses. De la misma manera, Job quisiera eclipsar el día en que fue dado a luz. Verdaderamen-te su deseo es borrar aquel día; le tiene sin cuidado la forma de hacerlo. Considera que no hay mejor remedio que volver atrás y dejar en el más remoto olvido el día de su nacimiento.

“¿POR QUE TUVE QUE NACER?”

PROTESTA CONTRA SU VIDA INICIAL 3:11–19

Si bien ya había sido concebido, ¿por qué tuvo que Ilegar hasta el día en que fue dado a luz? Habría sido mejor morir en el momento del parto para no tener que pasar por los sinsabores de esta vida. Preferiría haber sido abortado que pasar por todo lo que le esperaba.[p 26]

Si hubiera muerto desde su alumbramiento, por lo menos ahora estaría en paz. Inclusive, es-taría identificándose con algunos otros muertos de gran fama e importancia. No se encontraría en esa condición al lado del basurero (3:11–16).

Job reconoce las ventajas que ofrece la muerte, especialmente en comparación con lo que él sufre. Los muertos no tienen que pasar por los ataques de hombres malvados; los cautivos no sufren en manos de carceleros crueles que les maltraten. También en la muerte se pierde cual-quier distinción o preferencia a causa de las riquezas humanas. Los esclavos encuentran la liber-tad (3:17–19). Por eso, Job preferiría gozar de las ventajas de los muertos. Lamenta el hecho de no poder encontrar la muerte.

PROTESTA POR LA PROLONGACION DE SUS DIAS 3:20–26

Finalmente, reconociendo que Dios le ha dado la vida, y que no puede hacer nada para volver atrás y deshacer lo que Dios ha hecho, se queja porque aún no ha muerto. Quiere dejar esta vida, prefiere la muerte a su estado actual. Ha perdido todo menos la vida; y ahora, cuando quisiera morir, no puede. Se pregunta por qué tiene que vivir a la luz de semejante sufrimiento.

Quisiera saber por qué Dios mantiene con vida a los que sufren y viven en la amargura. Bus-can la muerte y no la hallan. Anhelan morir más fervientemente que los que buscan riquezas. Pa-ra tales personas la tumba sería una fuente de gozo y alivio.

No entiende por qué Dios le preserva la vida a una persona si ésta va a estar confinada a la aflicción y el dolor. Pierde el apetito por causa del sufrimiento y el temor de que lleguen mayores problemas aún. Por eso, sigue esperando que Dios le conceda el alivio absoluto de la muerte.[p 27]

¿POR QUE NO PERMITE DIOS

QUE LOS QUE SUFREN Y BUSCAN LA MUERTE

16

LA ENCUENTREN?

Para ser un “varón de Dios” conocido por su rectitud ante su Señor y que no pecó contra Dios con sus labios, Job ha llegado a una depresión bastante seria. Hasta un hombre aprobado por Dios puede pasar por días difíciles y oscuros cuando no entiende los propósitos de Dios, de hecho, puede incluso Ilegar a desear la muerte.

Vale la pena observar que Dios nunca condena a Job por las actitudes demostradas en esta situación. Más bien, el libro indica que la actitud de Job no se es considerada como pecado. Dios comenta que Job “no pecó con sus labios” (2:10). Aunque Dios dice eso antes de este reproche, el libro da a entender que esta reacción de Job está de acuerdo con las actitudes descritas ante-riormente. Parece que es legítimo expresar esta clase de dudas cuando no se entiende lo que Dios está haciendo.

Satanás había dicho que Job maldeciría a Dios por su aflicción (2:5). Su esposa llega a estar de acuerdo con la opinión de Satanás de que ésta es la reacción correcta, pues le incita a hacerlo (2:9–10). Sin embargo, Job rechaza esta alternativa (2:10). Maldice el día de su nacimiento, pero no maldice a Dios (3:1). Se pone de manifiesto su dolor y desesperación, pero no una amargura y rebeldía.

¡PENSEMOS!

-Es difícil leer el relato de estos momentos en la vida de Job y verle sufrir esta severa depresión. Sin pensar que Job habría podido enfrentar esta situación de mejor manera. ¿Habría sido posible sentir la victo-ria en medio de estas circunstancias?[p 28]

Suponga por un momento que usted es uno de los amigos de Job. Acaba de oír sus lamentaciones. ¿Qué consejo le podría dar para ayudarle a salir victorioso de estas circunstancias?

17

[p 29]

4

El Consejo de los Amigos

Job 4–14

¿Por qué permite Dios que sufran los justos? Esta interrogante sigue molestando a Job. Toda su vida Job ha tratado de agradar a Dios y siempre ha experimentado Su abundante bendición. Pero ahora, pese a que ha permanecido fiel, le sobreviene toda clase de aflicciones. ¿Por qué?

Job entiende el principio de la justa recompensa de Dios. Cuando los que siguen a Dios se alejan de El y viven en pecado, les disciplina con el fin de corregirles y hacerles regresar a Su camino. Sin embargo, Job está convencido de que su andar es correctodelante del Señor. No hay pecado alguno en su vida que hubiera de provocar tal respuesta por parte de Dios. Entonces, ¿por qué Dios permite este maltrato?

Si Dios le quiere castigar por algún motivo, ¿por qué no lo disciplina de una sola vez y en for-ma definitiva? Sería mejor morir que seguir sufriendo esta clase de aflicciones. No obstante, a pesar de su deseo de morir, Dios tampoco le permite echar mano de esta salida. Por eso, Job está confundido y deprimido. No entiende lo que Dios está haciendo.

Aun en medio de tantas dudas, Job nunca blasfema en contra de Dios. Sigue confiando en Su carácter divino, aunque no comprende lo que le sucede. Busca la oportunidad de [p 30] dialogar con Dios porque está convencido de que al escucharle, el Dios justo del universo, o aceptará su razonamiento humano o le mostrará cuál es su pecado para que lo corrija, aunque Job no cree que se le pueda señalar.

Al escuchar la queja y el argumento de Job, sus amigos consideran que ellos deben hacer al-go. La forma en que Job dirige las preguntas hacia Dios y aboga por su propia inocencia debe ser incorrecta. Así que ellos tratan de orillar a Job a que deje de hacer esto y defienden la postura de Dios. Según la opinión de ellos, él tiene que reconocer su pecado y volver a Dios.

Así surge un prolongado diálogo entre Job y sus amigos, el cual se realiza mediante tres se-ries de intercambios de opiniones entre cada amigo y Job (4–31).

Las respuestas de sus tres amigos se basan en una teología correcta. De cualquier manera, nos presentan solamente un aspecto del cuadro completo. Al reconocer que Dios juzga al peca-dor, ellos han observado que sólo los pecadores sufren. Por lo tanto, su idea de Dios es el de un Dios vengativo que castiga al que hace mal.

Job tiene un concepto más amplio de Dios. Lo reconoce como un Dios justo, pero también perdonador. Tiene la confianza para dirigirse a El y pedir una explicación. Sin embargo, no sabe cómo responder a sus amigos porque su experiencia anterior confirma la opinión que ellos tienen de él. Jamás había experimentado una situación similar y no la comprende.

A través de los tres ciclos del diálogo se observa esta tensión. El sigue confiando en Dios aunque no puede entender el motivo de su aflicción. Mientras tanto, los tres amigos siguen ata-cando a Job como pecador, sin que él les pueda contestar. Lo único que sabe es que su concien-cia está bien ante Dios en medio de su sufrimiento.

UNA EXPLICACION TEOLOGICA 4–7

La primera serie de explicaciones nos presenta la suposición de los amigos en cuanto a la causa de la aflicción de Job (4–14). [p 31] Empiezan con el deseo sincero de ayudarle. Creen que al recordarle de la verdad en cuanto a la relación entre el pecado y el sufrimiento, Job se dará

18

cuenta de su pecado y se arrepentirá. En los ciclos posteriores se repite la misma idea pero con un espíritu cada vez más fuerte y crítico.

La Opinión de Elifaz 4–5

El primero en animarse a hablar con Job del tema es Elifaz (4–5). Su explicación del sufrimien-to se realiza desde un punto de vista teológico. Según Elifaz, el principio detrás del sufrimiento de Job es la ley de las recompensas. Esta ley se expresa mejor en el conocido dicho: “Lo que se siembra, se siega”.

Elifaz observa que el inocente no muere. El que ara iniquidad y siembra injuria, siega lo que siembra. Tales personas son las que mueren bajo la mano de Dios (4:7–9).

Para Elifaz la solución al problema de Job es sencilla: que vuelva a buscar a Dios y todo le saldrá bien (5:8). Demuestra que el hombre a quien Dios castiga es bienaventurado. Por lo tanto, no se debe menospreciar la corrección del Todopoderoso (5:17). La teología de Elifaz es correcta. El Nuevo Testamento cita ese pasaje para animar a los hijos de Dios en su aflicción (Heb. 12:5–6). El problema con esta teología correcta es que no explica el sufrimiento de Job.

“LO QUE SE SIEMBRA, SE SIEGA”

Su Opinión en Cuanto a Dios La enseñanza de Elifaz pone de manifiesto algunas evidencias de su concepto de Dios. Según

Elifaz, Dios juzga al injusto y da prosperidad al justo. El es tan superior a los hombres que está totalmente separado de ellos. Sin embargo, se interesa por ellos y provee sus necesidades bási-cas. Los corrige cuando se apartan de El y los restaura. [p 32] Su Opinión en Cuanto al Sufrimiento

La opinión de Elifaz en cuanto al sufrimiento se presenta desde un punto de vista teológico. El sufrimiento es el castigo divino por la injusticia del hombre. La solución se encuentra al buscar a Dios.

La Respuesta de Job 6–7

Job se entristece al escuchar este mensaje de Elifaz. Lamenta el hecho de que en lugar de ayudar a su amigo, se ha dedicado a interpretar el problema y de esa manera echarle la culpa. Job sostiene que él es inocente y los desafía a que le señalen su pecado (6:24–30).

Ya que nunca ha visto una situación semejante a la suya, Job concluye su respuesta a Elifaz con una expresión de duda (7:20–21). No comprende qué le esta pasando. El Dios con Quien está tratando no parece ser el Mismo al que ha estado acostumbrado. Parece no ser el Dios que perdona el pecado. El Dios justo nos convence del pecado cuando le buscamos. Sin embargo, Dios no le ha enseñado ningún pecado y en cambio, sigue castigándole. Job se encuentra con-fundido por esta razón.

UNA EXPLICACION DEVOCIONAL 8–10

La Opinión de Bildad 8

La siguiente intervención es la de Bildad. Está ofendido por las palabras de Job. Según Bildad, al hacerse estas preguntas, Job ataca a Dios y le acusa de injusticia (8:1–2). Señala que Dios nunca castiga al inocente. El sufrimiento es el resultado del pecado y de olvidarse de Dios (8:3). Así que, la muerte de los hijos de Job demuestra que había grave pecado en sus vidas (8:4). Para Bildad, un caso como el de Job es imposible y sus preguntas se encuentran fuera de lugar. Al arrepentirse y volver a Dios, El habrá de restaurarle (8:5–7).[p 33]

“¿ACASO TORCERA DIOS EL DERECHO?”

Su Opinión en Cuanto a Dios

19

Según la teología que Bildad expone, Dios es justo. El castiga al malo. Restaura y recompen-sa equitativamente al justo. El siempre responde a quienes le buscan. Su Opinión en Cuanto al Sufrimiento

La explicación de Bildad en cuanto al sufrimiento es de carácter devocional. El sufrimiento es el resultado del pecado. La solución se encuentra en la oración y en una vida recta. El sufrimiento viene como consecuencia al olvidarse de Dios. Así que, la solución es recordarle y buscarle nue-vamente.

La Respuesta de Job 9–10

Job reconoce que lo que Bildad dice es cierto, hasta donde llega, pero no explica lo que él es-ta sufriendo. No corresponde a su experiencia en esta situación. Su conciencia está limpia delan-te de Dios. El ha sido fiel; sin embargo, Dios le hace sufrir. Quisiera tener la oportunidad de de-fenderse o escuchar la acusación de parte de Dios en cuanto a su pecado. El no entiende qué falta ha cometido.

En esta discusión Job presenta el caso suyo al lado de otros que conoce donde aparentemen-te Dios no manifiesta Su justicia. El no acusa a Dios de la injusticia, pero observa que en estos casos no es tan obvia la justicia de Dios. El quisiera una audiencia con Dios para que le explique qué está haciendo en tales casos, entre los cuales se encuentra el suyo. Por eso pregunta: “¿Cómo se justificará el hombre con Dios? Si quisiere contender con él, No le podrá responder a una cosa entre mil” (9:2–3).

Más adelante vuelve a preguntar: “¿Quién le dirá: ¿Qué haces?” (9:12). Reconoce que Dios no tiene que contestar sus [p 34] preguntas. Más bien, al hacer tales preguntas, Dios le podría destruir en vez de contestarle. Dios no tiene por qué hacerle caso (9:16–19).

Tal vez la mejor evidencia de la tensión con la cual lucha Job se expresa en su comentario de que al perderse la tierra de una persona pobre por causa de los impíos, Dios cierra los ojos de los jueces y no se hace la justicia. Job se pregunta: si no es Dios Quien lo hace, ¿quién es? ¿Dónde está Dios cuando tales cosas suceden (9:24)?

Estas realidades le dejan con inquietudes profundas. Sabe que no tiene derecho para protes-tar frente a Dios por estas situaciones. El tiene que saber lo qué hace. Sin embargo, Job no lo puede comprender, y mucho menos mientras él continúa sufriendo tanto (9:32–35).

En medio de su dolor y desánimo Job le dirige a Dios su pregunta más directa: “Diré a Dios: No me condenes; Hazme entender por qué contiendes conmigo” (10:2).

Allí se revela la fuente de su problema. Está confundido. No entiende porqué Dios le trata de esta manera.

¡PENSEMOS!

Nuevamente la deseperación y la depresión que sufre el siervo de Dios nos extraña, tal como ocurrió con sus amigos. Sus palabras parecen muy fuertes. Los amigos no pueden dejarlas sin respuesta. ¿Cómo habría reaccionado usted frente a las preguntas de Job? ¿Cómo le habría contestado?

UNA EXPLICACION LEGALISTA 11–24

20

La Opinión de Zofar 11

Ahora, Zofar entra en el diálogo. Su comentario es directo y despiadado. Ataca el argumento de que Job es inocente. En [p 35] realidad, su opinión es que Job merece un castigo peor; Dios debería permitir que Job sufriera realmente (11:6). Piensa que su amigo no recibe todo lo que merece gracias a la misericordia de Dios. Es más, dice que a Dios hasta ha olvidado algunos de los pecados por lo que Job debería ser castigado. En lugar de pregonar su inocencia, Job debe arrepentirse y volver a Dios.

“DIOS TE HA CASTIGADO MENOS

DE LO QUE TU INIQUIDAD MERECE”

Su Opinión en Cuanto a Dios Dios conoce hasta los pecados más secretos que los hombres esconden. Sin embargo, de-

manda menos castigo que lo que nuestro pecado merece. La justicia de Dios está muy por enci-ma de todos los hombres. Es justo, recompensa a quienes tienen un corazón recto y le buscan. Su Opinión en Cuanto al Sufrimiento

El punto de vista de Zofar es el de un acusador legalista. Para él, el sufrimiento siempre es el resultado del pecado. Por eso, Job tiene que ser culpable. Sin embargo, según Zofar, el sufri-miento nunca es todo lo que nuestra culpa merece porque Dios manifiesta Su misericordia. La solución para Job es acercarse a Dios y limpiar su corazón.

La Respuesta de Job 12–14

Job responde criticando la “sabiduría” que sus amigos suponen poseer (12:1–6). El poder y soberanía de Dios son mucho mayor que lo que ellos pueden imaginar (12:7–25). Sin embargo, las acusaciones falsas de pecado no ayudan la causa de Dios (13:4–10).

En esta respuesta, que en realidad se dirige a todas las acusaciones anteriores de sus ami-gos, Job demuestra la tensión[p 36] y confusión con las cuales lucha. Por un lado, se manifiesta su fe en Dios. Aunque Dios decidiera matarle, Job no perderá su confianza en El (13:15). Es esa misma confianza que le anima a seguirle preguntando a Dios en cuanto al sufrimiento.

A la vez, se nota el otro lado de su tensión en las preguntas que dirige hacia Dios (13:23–24). De nuevo, apela a Dios que le señale su falta y él aceptará, satisfecho, las consecuencias de la misma. Si no tiene pecado en su vida, Dios le debe dejar en paz. El inocente no debe sufrir. Su Opinión en Cuanto a Dios

Dios es el Creador y tiene bajo Su control todo el universo. Por lo tanto, El es la fuente de su sufrimiento. Aunque Dios es mucho mayor que el ser humano, no está alejado del hombre. Está activo en todos los asuntos de la humanidad. No podemos, por mucho que seamos, contender con Dios. Todos somos culpables delante de El. Entre sus momentos de desesperación, su fe es segura. Tiene la certeza de que habrá de estar ante Dios algún día. Entonces Dios rectificará to-das las cuentas que ahora le parecen injustas. Su Opinión en Cuanto al Sufrimiento

Job reconoce la verdad en lo que sus amigos dicen en cuanto a la relación entre el pecado y el sufrimiento, pero niega su propio pecado. Se pregunta si Dios no habrá sido injusto o equivo-cado en este caso. El quisiera enfrentarse a Dios para discutir la justicia de este sufrimiento. Está seguro que no lo merece.

21

¡PENSEMOS!

Si le tocara a usted pasar por una situación así, ¿habría respondido igual a Job, o de otra manera? ¿Qué reacción podría sugerir como una mejor forma de responder? ¿Lo ha hecho alguna vez? ¿Cómo resultó al fin?

22

[p 37]

5

El Ataque Intensificado

Job 15–21

Después de los años de haber conocido a Job y de haber observado su carácter espiritual, podría pensarse que sus amigos le querrían apoyar y ayudarle a descubrir la verdad que él no podía comprender. Aparentemente tendría más credibilidad con ellos por lo menos.

En vez de brindarle apoyo y ayudarle, los “amigos” se vuelven cada vez más despiadados en su ataque. El pasaje no aporta ninguna idea de los motivos de estos amigos. Podría ser por celos o envidia debido a su previa prosperidad. Como quiera que sea, los amigos no le dan importancia a lo que han sabido de su relación anterior con Dios. Sólo le juzgan en base a su sufrimiento ac-tual, sin ninguna evidencia de otro cambio en su relación con Dios.

Al escuchar su clamor de inocencia, se enojan más e intensifican sus ataques contra él. Al comenzar el segundo ciclo de diálogos, el argumento de los amigos de Job se hace un poco más directo aún, la conversación se torna cada vez más acalorada.

[p 38] EL DIALOGO CON ELIFAZ 15–17

La Opinión de Elifaz 15

De nuevo es Elifaz el primero en dialogar con Job. Al escuchar su queja, Elifaz sugiere que la evidencia de la culpa de Job se encuentra en sus propias palabras (15:6, 12–13). Según Elifaz, Job hace preguntas impertinentes fuera de lugar. Sus preguntas indican que se ha rebelado en contra de Dios.

Los malos sufrirán precisamente por causa de esta clase de rebelión y oposición a Dios (15:20, 24–25). Por lo tanto, perderán todo y perecerán (15:29–30). Las palabras de Job demues-tran que va hacia ese destino, por lo menos, así las interpreta Elifaz.

“TU BOCA TE CONDENARA”

Su Opinión en Cuanto a Dios A los ojos de Dios aun los santos del cielo son impuros. Su juicio está en contra de los malos.

Nadie hace lo bueno para poder justificarse ante Dios. Así que, puede ser que el juicio de Dios se manifieste contra Job a causa de su soberbia, al pensar que Dios le debe bendecir por sus méri-tos. Su Opinión en Cuanto al Sufrimiento

La evidencia de la culpa de Job se demuestra por medio de sus palabras. Su espíritu se ha rebelado contra Dios. El sufrimiento se cierne sobre los malos. Así que, la causa de su aflicción es la insubordinación y rechazo hacia Dios.

La Respuesta de Job 16–17

Job lamenta el hecho de que sus amigos se han convertido en sus enemigos; han llegado a ser parte de su aflicción en vez de [p 39] una fuente de consolación (16:2, 5). Todo este sufri-miento por el que ha pasado es muestra de esta prueba de Dios. Todavía no entiende por qué sufre a pesar de su inocencia (16:11–12, 17, 20–21). Ahora su única esperanza es la muerte, a la cual él quisiera llegar pronto y quizá así mejorar su situación. Se nota que aun en medio de su aflicción y confusión, Job sigue confiando en Dios (17:3–4).

EL DIALOGO CON BILDAD 18–19

23

La Opinión de Bildad 18

Otra vez Bildad se dirige a Job. El ataque de los amigos prosigue. Bildad le aconseja que deje de discutir con ellos y que reconozca la verdad de lo que dicen. Si no les hace caso, los proble-mas aumentarán más. Mientras se rehusa a arrepentirse, puede anticipar el mismo destino de los malos, el sufrimiento, y al fin, la muerte (18:5, 21). Su Opinión en Cuanto a Dios

No se establece una referencia directa a lo que Dios hace en este capítulo. Sin embargo, se nota la evidencia de Su presencia detrás de lo que se dice. Bildad piensa que Dios es Quién lleva a cabo este castigo. El que no conoce a Dios y que no anda en Sus caminos puede esperar tal desenlace. Su Opinión en Cuanto al Sufrimiento

El destino de los malos es el sufrimiento. Los que no escuchan la voz de Dios sufrirán las con-secuencias de su camino. El pecado produce sufrimiento y, al final, la muerte.

La Respuesta de Job 19

Job responde a sus amigos con un contraataque. A pesar de su inocencia, Dios ha traído toda clase de mal a su vida. Job lo ha perdido todo y todos se han vuelto en su contra. Un aspecto no-table del sufrimiento ha sido el acoso de sus amigos (19:2–3, 19–22). Satanás usa estas palabras para llevar la prueba de Job al extremo. Es triste admitir que muchas veces el pueblo [p 40] mis-mo de Dios —que debería apoyar a los hermanos en la fe en los tiempos difíciles— es de donde salen a quienes Satanás utiliza para acabar con los que han sido fieles al Señor. Se ha dicho: “Satanás es el acusador de los hermanos; ¡no le ahorremos el trabajo!”

Aun frente a la aflicción y las acusaciones de sus amigos, Job está seguro de que al final él será justificado, aunque muriera antes (19:25–27). Por eso, quiere que se escriba su historia en un libro para que otras generaciones le defiendan. Parece ser que Dios le concedió su petición. Ahora nosotros entendemos y le defendemos. ¿Hacemos lo mismo por nuestros hermanos cuan-do sufren hoy, o estamos del lado de los “amigos” acusadores?

“YO SE QUE MI REDENTOR VIVE, Y AL FIN SE LEVANTARA…”

Cuando se lleve a cabo su vindicación, ¿qué pasará con estos amigos que le han asediado? Si a ellos se les aplicara el mismo tipo de juicio al que le han sometido, tendrán por qué temer al juicio divino (19:5–6, 29).

¡PENSEMOS!

Este estudio ha puesto de manifiesto cómo Sata-nás puede utilizar los mismos miembros del pueblo de Dios para desanimar a los fieles y ganar la batalla espiritual. En base al ejemplo de los amigos de Job, señale algunas de las formas en que nosotros, a ve-ces, somos instrumentos de Satanás para desalentar a los hijos de Dios que han sido fieles.

¿Qué debemos hacer para apoyarles en tales cir-cunstancias? Piense en alguna ocasión en que usted haya estado [p 41] desanimado debido a alguna aflic-ción y otro hermano le haya ayudado a triunfar en medio de la crisis. ¿Qué pasos puede dar para con-vertirse en esta clase de estímulo para otros herma-

24

nos?

EL DIALOGO CON ZOFAR 20–21

La Opinión de Zofar 20

Zofar concluye el segundo ciclo del diálogo. El ataque de Job en contra de sus amigos y en contra de él mismo, orilla a Zofar a responder con un ataque directo y brusco en contra de Job. Job es quien está sufriendo; no ellos. Por eso, Dios da testimonio de que Job es el malo entre ellos. Su actitud altiva no le podrá salvar. Job, como cualquiera de los malos, perderá todo lo que tiene y será destruido. Su Opinión en Cuanto a Dios

Dios revela Su enojo hacia los malos. Ha decretado mal en contra de ellos. Les quita toda la prosperidad que han acumulado, les humilla, y, finalmente, les destruye. Su Opinión en Cuanto al Sufrimiento

El sufrimiento es la manifestación del castigo terrible de Dios. Da evidencia de que las rique-zas acumuladas durante la vida eran el fruto temporal de su maldad.

La Respuesta de Job 21

El ataque directo de Zofar trae a Job al punto en que encuentra una debilidad en el argumento de sus amigos y la respuesta a su acusación. Job le contesta que Dios no siempre juzga al peca-dor en el momento. A veces gozan gran éxito, larga vida y placer (21:7–9, 13). Muchas veces los impíos pasan su vida en prosperidad. A pesar de su rechazo y rebelión en contra de Dios, ellos viven bien. Mientras que Job, quien no acepta tal actitud, sufre (21:14–16).[p 42]

“¿POR QUE VIVEN LOS IMPIOS, Y SE ENVEJECEN,

Y AUN CRECEN EN RIQUEZAS?”

Por eso, tal vez un sufrimiento temporal no es la evidencia conclusiva de pecado. Sin embar-go, Job reconoce que esta prosperidad aparente de los malos es temporal. Al final del camino Dios interviene y corrige las injusticias (21:17–19). Por fin Job se da cuenta que el concepto de sus amigos se basa en suposiciones equivocadas (21:34). Su Opinión en Cuanto a Dios

Dios es la causa de su lamentable estado. Es el Vindicador en el cielo que al fin demostrará que Job es un hombre justo. Siente que Dios le ha perseguido. Dios no castiga a los malos con-forme a la medida de los hombres. Muchas veces les deja prosperar durante años. El no tiene prisa. Sin embargo, al final, Dios ajusta cuentas y juzga al impío. Su Opinión en Cuanto al Sufrimiento

Aunque al principio de su respuesta Job cree que su sufrimiento es una manifestación de la ira de Dios en contra de él. Las acusaciones de los amigos le hace pensarlo bien. Se da cuenta que los malos no siempre reciben la recompensa de su maldad inmediatamente. A veces prosperan.

De modo que tampoco es necesario que el sufrimiento físico sea el resultado de la justicia de Dios en operación, a lo menos inmediatamente. Así que, la respuesta de los amigos, que el sufri-miento siempre es el resultado de pecado, está equivocada. Todavía Job no entiende el porqué de su sufrimiento, pero comprende que no tiene que ser a causa de su pecado.

25

[p 43]

¡PENSEMOS!

¿Cómo evalúa la discusión entre Job y sus tres amigos? Los amigos dicen que el sufrimiento es el resultado del pecado. Job dice que no siempre es así. A veces los injustos prosperan y los santos sufren. ¿Quién tiene razón? ¿Qué evidencia puede presentar en cuanto a esta discusión en base a su propia expe-riencia? ¿Qué evidencia puede añadir en base a la enseñanza de otros pasajes bíblicos?

Si la observación de Job es correcta, ¿cómo se puede reconciliar con la justicia de Dios? ¿Cómo de-be afectar nuestra vida diaria esta verdad?

26

[p 45]

6

Un Tiro Directo

Job 22–26

La mayor parte del libro de Job nos presenta los razonamientos de este hombre y tres de sus amigos en cuanto a la aflicción, desde una perspectiva humana. Se le dedica mucho espacio al diálogo entre Job y sus tres amigos.

Aunque parece dar demasiado énfasis a un punto de vista incorrecto, el autor lo presenta así porque quiere que comprendamos la lucha de Job frente a las dudas y el desánimo al no com-prender lo que Dios hacía. Además, quiere demostrar cómo una teología correcta, pero demasia-do rígida, puede ser aplicada en forma errónea hasta el punto de dañar a otros, especialmente cuando se trata de juzgar al prójimo sin amor.

Tanto Job como sus tres amigos han aceptado la suposición de que el sufrimiento es la con-secuencia del pecado. Dicha suposición les lleva a acusar a Job de pecado. Job sabe que no ha pecado de la manera en que se le acusa, pero no se explica por qué sufre.

Este conflicto le permite darse cuenta de que Dios no siempre castiga inmediatamente a los impíos. A veces prosperan porque Dios tiene otros planes que los hombres no comprenden. Tal observación le ayudó a pensar que tal vez Dios pudiera tener otros propósitos para el sufrimiento que los [p 46] hombres no logran comprender. Así que, Job decide confiar en Dios a pesar de no entender lo que está pasando. Quiere un diálogo con Dios en el que le explique qué es lo que El está haciendo.

En el tercero y último ciclo de diálogos se repiten las mismas opiniones pero los amigos son aún más directos y bruscos al acusar a Job del pecado en su vida.

EL DIALOGO CON ELIFAZ 22–24

La Opinión de Elifaz 22

Elifaz propone que el sufrimiento de Job ha sido causado por su pecado. Le acusa de pecados sociales específicos en contra de los necesitados (22:5–9). Job sufre por creer que Dios no se daría cuenta del pecado (22:13–14). Si se arrepiente del pecado, Dios le restaurará (22:21–28).

Lo triste de esta opinión es que se basa en una teología correcta. Todo lo que dice es cierto. El único problema es que no se debe dirigir este mensaje a Job. Estas verdades no tienen nada que ver con su aflicción.

“SI TE VOLVIERES AL OMNIPOTENTE, SERAS EDIFICADO…

EL TODOPODEROSO SERA TU DEFENSA…

ENTONCES TE DELEITARAS EN

EL OMNIPOTENTE”

Su Opinión en Cuanto a Dios Dios es trascendente y omnisciente. Aunque su grandeza es tan sublime y por encima de todo

hombre, Siempre ve y conoce lo que hacemos. Humilla al orgulloso, pero salva al humilde de co-razón. Castiga al descarriado, pero protege y preserva al inocente. [p 47] Su Opinión en Cuanto al Sufrimiento

27

Acusa a Job directamente de que su sufrimiento es el resultado de su pecado. Sugiere que la bendición resultará solamente al arrepentirse y reconciliarse con Dios.

La Respuesta de Job 23–24

Job decide no dirigirse a las acusaciones específicas porque no tienen ninguna base. Vuelve al problema básico. Sabe que podría pararse frente a Dios, presentar sus argumentos y reivindi-carse (23:3–7, 10). Job ha decidido seguir fielmente en el camino de Dios (23:11–12). Sin embar-go, el sufrimiento continúa.

A su vez, Job ha observado que los malos no siempre sufren por los pecados cometidos en esta vida. La justicia de Dios se administra en la muerte pero frecuentemente viven seguros y prósperos en esta vida. Este es el problema de Job. El punto de vista de sus amigos, que los ma-los sufren las consecuencias del pecado inmediatamente no se observa en la práctica.

“DIOS CONOCE MI CAMINO; ME PROBARA, Y SALDRE COMO ORO”

EL DIALOGO CON BILDAD 25–26

La Opinión de Bildad 25

Los argumentos de Job en cuanto a la forma en que Dios se manifiesta en su trato con los hombres perversos dejan a sus amigos sin mucho qué decir. No saben qué responder antes sus evidencias. Al mismo tiempo, se dan cuenta de que Job nunca va a reconocer que Dios le esté castigando por su pecado. Es por eso que dejan de acusarle.

Bildad ya no intenta objetar ni señalar a Job. Sólo sugiere que si Dios es el Omnipotente y el Dios Santo, frente a El nadie [p 48] puede presentarse como puro. Job, como cualquier otro ser humano, debe reconocer su pecado frente al Dios Santo. La gloria de Dios demuestra la impureza de todos los hombres, incluyendo a Job (25:2–4). Así que, nadie puede justificarse ante Dios.

“¿COMO SE JUSTIFICARA EL HOMBRE

PARA CON DIOS?”

Su Opinión en Cuanto a Dios Dios es el Soberano del universo. La paz y el orden en la tierra y en el cielo emanan de El. Es

el Dios Omnipotente. Frente a Su gloria nadie puede presentarse como justo. Todos somos peca-dores y Su gloria revela el pecado de la humanidad. Es importante recalcar que, por sus propios méritos, nadie tiene derecho de justificarse ante Dios. Su Opinión en Cuanto al Sufrimiento

Bildad no se dirige directamente al tema del sufrimiento. Sólo trata de negar la protesta de pu-reza de Job. Si fuera cierto que Job no merece tanta aflicción por causa de su propio pecado, aún así, no tendría derecho de decir que no ha pecado. La implicación de Bildad es que su actitud arrogante frente a Dios merece lo que El le ha mandado.

La Respuesta de Job 26

Job sigue con el tema que Bildad principió para ampliarlo aún más, como para despreciar el tratamiento tan breve de Bildad en cuanto a un tema tan importante. Dios es mucho más podero-so que lo que Bildad ha sugerido (26:14). Sin embargo, Job reconoce que la grandeza de Dios no explica el problema específico que él tiene que enfrentar. Todavía lucha con la pregunta básica de por qué este Dios Todopoderoso permite que él sufra tanto.[p 49]

Al concluir su respuesta al comentario de Bildad, Job se detiene un momento. Parece que se espera otra intervención más de parte de Zofar. Sin embargo, aparentemente se ha dado por vencido. Ya no tiene más argumentos para presentarle a Job. Aunque tuviera más razonamientos

28

para exponer, tiene la seguridad de que Job ya no lo tomará en cuenta. Job ya se ha convencido. De modo que Zofar deja pasar esta última oportunidad. Su Opinión en Cuanto al Sufrimiento

El justo podría defender su inocencia delante de Dios y ser reivindicado, porque El es justo y reconoce la verdad y la justicia. El es invisible. No se le puede palpar, pero El sabe lo que sucede en el mundo. Conoce nuestro camino y, al probarnos, nos vindicará.

Sin embargo, El actúa conforme a Su propia voluntad. Nadie le dice qué debe hacer. Su gran-deza es tal que debemos dirigirnos a El con temor. Nada podemos ocultarle. Aunque Dios no juz-ga inmediatamente al que obra injustamente, al final lo hará, y los impíos sufrirán la muerte por la injusticia que han cometido.

Job apoya el concepto de la grandeza de Dios que Bildad presentó. Pero Dios es mucho ma-yor de lo que el hombre puede imaginar. Sin embargo, Su grandeza no explica sus propósitos y las preguntas de Job siguen sin contestarse. Su Opinión en Cuanto al Sufrimiento

Job reconoce que él sufre por causa de la voluntad de Dios. Pregunta por qué él debe sufrir. Niega la presuposición y la acusación de sus amigos. No es cierto que los injustos siempre su-fran, ni tampoco que todo sufrimiento viene por causa del pecado. Sin embargo, no puede com-prender todavía porqué Dios permite que él sufra.[p 50]

¡PENSEMOS!

A lo largo del diálogo entre Job y sus amigos to-dos han tomado nota de la grandeza de Dios. Frente a este Dios tan glorioso ningún hombre podrá detener-se a preguntar: “¿Qué haces?” Tampoco puede un hombre considerarse a sí mismo justo o sentirse me-recedor de las bendiciones de Dios.

¿Hasta qué punto será correcto este concepto de Dios? ¿Qué habrá de malo en tal concepción? Haga una breve lista que resuma las verdades en cuanto a Dios que Job y sus amigos nos enseñan. ¿Cómo debe cambiar nuestra vida después del conocimiento de estas verdades?

29

[p 51]

7

Una Apología de su Inocencia

Job 27–31

Los amigos de Job se han quedado sin argumentos. Sus soluciones para explicar el problema de Job no logran saciar sus dudas. Job está dispuesto a aceptar la idea de que la maldad acarrea sufrimiento, aunque esta conclusión no siempre se cumple en vida. Sin embargo, sus amigos no aciertan a dar respuesta a la pregunta de por qué un hombre justo sufre, ya que no creen que esto sea posible.

Aparentemente Job esperaba otra intervención de parte de Zofar. Empero, sus amigos ya no tienen más que agregar (32:1–3). Le han dicho todo lo que saben del tema, y él, obviamente, no está dispuesto a aceptar sus consejos. De modo que prefieren permanecer en silencio.

Al percatarse de que ya no quieren opinar más, Job concluye el diálogo con una respuesta fi-nal. Les proporciona un resumen de lo que ha podido discernir del problema hasta ese momento.

UNA INTERPRETACION EQUIVOCADA 27

Job demuestra que la interpretación de sus amigos referente a su situación es errónea. Señala que están equivocados e [p 52] insiste nuevamente en su inocencia, a su vez, hace una aclara-ción en cuanto al destino de los impíos.

Una Reafirmación de su Inocencia 27:1–6

Job está convencido de que Dios no le está castigando, pues él ha vivido con justicia delante de Dios. No le ha dado a Dios ningún motivo para que le castigue. Ha decidido seguirle fielmente, a cualquier precio (27:4–6). Nada le apartará de su confianza en Dios ni de su obediencia a las normas que Dios ha establecido.

Una Aclaración Acerca de los Impíos 27:7–23

Aunque Job está de acuerdo con la teología que sus amigos plantean, no acepta la explica-ción que le ofrecen para su problema. Es cierto que los impíos sufren a causa de su maldad, pero no siempre sufren inmediatamente. Al final del camino tienen que privarse de toda su prosperidad y saldar la cuenta de su pecado. Sin embargo, esta paga no siempre se cobra de una sola vez.

Los impíos no pueden clamar a Dios en medio de tal situación, pero Job sí, aún puede clamar a Dios en medio de su aflicción. De modo que hay una gran diferencia entre su situación y la de los que se inclinan constantemente hacia el mal. El castigo del pecado no es la explicación más adecuada para el problema de Job.

“¿CUAL ES LA ESPERANZA DEL IMPIO…?

¿SE DELEITARA EN EL OMNIPOTENTE?

¿INVOCARA A DIOS EN TODO TIEMPO?”

LA VERDADERA SABIDURIA 28

Job explica que la debilidad de la respuesta de sus amigos se encuentra en la fuente de su origen. La explicación es lógica y [p 53] presenta una solución que muchas veces parece ser cier-ta. Sin embargo, aun cuando los principios son verdaderos, tienen que aplicarse a la vida perso-nal con la sabiduría que sólo Dios puede dar.

30

Se compara la búsqueda de la sabiduría con la búsqueda de las piedras preciosas. Están es-condidas en lo más profundo de la tierra. Sin embargo, el hombre, mediante grandes esfuerzos las puede encontrar (28:1–11).

La sabiduría vale mucho más que cualquier piedra preciosa. No puede comprarse a ningún precio. Los hombres no reconocen su valor (28:13), pero tampoco saben dónde buscarla (28:12–19). Sólo Dios sabe el camino para llegar a ella y sabe dónde reside. El mismo la descubrió y con-firmó su valor. Así que, si ellos quieren encontrarla, tendrán que buscarla en El.

¿DONDE SE ENCUENTRA LA SABIDURIA?

¡SOLO DIOS SABE! “EL TEMOR DEL SEÑOR

ES LA SABIDURIA”

Job había apelado a Dios pidiéndole una explicación de su problema. No comprendía lo que Dios hacía y, por eso, buscaba la respuesta con El. Sus amigos ya han expresado su veredicto respecto a Job. Por su parte Job piensa que tanto sus amigos como él, deben volver a Dios para buscar una solución adecuada al problema. Tal vez algún día ellos también tendrán que encontrar una solución semejante para su propia vida. Sólo podrán comprender lo que sucede cuando con-templen la situación desde el punto de vista de Dios. En esto radica la verdadera sabiduría.

En el Nuevo Testamento se confirma este comentario de Job. Santiago se dirige a los cristia-nos que sufren por causa de [p 54] su fe en Cristo. El autor les aconseja que cuando estén con-fundidos y no sepan qué hacer, le pidan a Dios Su sabiduría. El siempre está dispuesto a escu-char esta clase de preguntas, con tal de que sean hechas con fe (Sant. 1:5–6). Se demuestra en-tonces, que la opinión de los amigos de Job en cuanto a sus preguntas no representan la pers-pectiva de Dios. El nos anima a acercarnos y preguntar cuando no comprendemos lo que hace. Job estaba haciendo lo indicado.

¡PENSEMOS!

¿Ha pasado usted por algún período de prueba o aflicción? ¿Cómo ha respondido frente a tal situa-ción? ¿Se ha atrevido a pedirle cuentas a Dios por lo que hace? ¿Con qué fin? ¿Qué le enseña este capítu-lo al respecto? ¿De qué manera se puede dirigir a Dios con sus dudas, sin ofenderle y sin pecar?

EL RECUENTO DE SU VIDA 29–31

Su Bendición Anterior 29

Job les cuenta a sus amigos un resumen de la historia de su vida. Recuerda los días placente-ros cuando andaba en comunión con Dios y gozaba de Sus ricas bendiciones. Se nota que Job sabía que su prosperidad era el resultado de su comunión personal con Dios (29:1–6). Dios le había dado toda clase de bendiciones, tanto espirituales como materiales.

Todo el pueblo le reconocía como un varón de Dios y le respetaban (29:7–10). Su forma de vi-vir era conocida por todos como la de un hombre justo. Defendió a los pobres, a los huérfanos y a las viudas. Ayudó a los débiles y a los necesitados. Se opuso a los perversos y rescató a sus víc-timas (29:11–17). Por lo tanto, creía que Dios le prosperaría hasta el fin de sus días (29:18–20) y contaba con el apoyo y respeto de quienes le conocían (29:21–25).

[p 55] Su Aflicción Actual 30

31

Pero ahora todas aquellas bendiciones han cesado. A pesar de su vida intachable y el respeto que se había ganado, de pronto todos sus allegados se burlan de él cuando se inicia esta aflic-ción. Aun la gente despreciada se aleja y se ríe de él. Lo atacan y tratan de destruirle (30:1–15).

Su enfermedad le aflige de día y de noche. Tiene que soportar un dolor continuo. Clama a Dios para buscar ayuda y no encuentra respuesta. No sabe dónde buscar ayuda. Sólo le queda esperar la muerte. Ahora Job guarda un luto continuo (30:16–31).

Su Reiterada Inocencia 31

Repasa su propia vida y comprueba que se ha mantenido fiel a Dios en cada una de las áreas de la misma. Su conciencia está limpia y él no tiene objeción en dar la cara ante cualquiera que intente acusarle. Está dispuesto a reconocer su culpa, en caso de que alguien presentara una acusación legítima en su contra. Pero tiene la seguridad de que nadie podrá hacerlo.

Ha sido inocente en su vida personal delante de Dios. Presenta como prueba de ello su actitud de pureza en cuanto a las mujeres. Había tomado la decisión de evitar una mirada siquiera a una virgen. No quería caer en esa trampa (31:1–4). Evita la mentira y el engaño (31:5–8). También ha evitado el adulterio; no se ha dejado tentar por ese pecado (31:9–12).

En cuanto al prójimo y el oprimido, se ha comportado con justicia. Ha tratado a sus empleados con justicia y no ha rehusado ayudar a los necesitados (31:13–23).

Ha sido fiel en su relación personal con Dios (31:24–28). No ha confiado en el oro como su poder ni se ha jactado de sus riquezas. No ha adorado a los dioses de la naturaleza ni ha sido infiel en su adoración del Dios verdadero.

En su relación con sus enemigos, Job no ha tratado de aprovecharse de sus problemas. No ha pedido maldición en contra de ellos (31:29–30). En cuanto a su trato con el prójimo, nunca se ha olvidado de suplir las necesidades de sus siervos, ni [p 56] de los forasteros. En todo ha sido generoso para con los demás (31:31–32).

Job no ha ocultado su iniquidad. Si estuviera consciente de algún pecado lo habría confesado. No trata de encubrir algo que ha hecho en el pasado, pero tampoco sabe de algún pecado sin confesar. Quienes hubieran leído este libro en hebreo, notarían que en la expresión original pare-ce haber una semejanza con el pecado de Adán. El se escondió por no reconocer su pecado ante Dios. Pero este no es el caso de Job. El ha tenido la costumbre de confesar su pecado y está dis-puesto a hacerlo ahora si es que alguien le pudiera acusar de alguno (31:33–34).

Por eso, Job quiere presentar su caso delante de Dios (31:35–37). Su aprobada forma de vivir le da la confianza para acercarse a Dios de ese modo. Está seguro de que al dialogar con Dios, podrá reivindicarse. De nueva cuenta debemos reconocer que Job no está diciendo que jamás haya pecado. Su confianza en Dios es tal porque sabe que le ha confesado todos sus pecados, y tiene la certeza de que El le ha perdonado.

En el caso de Job es un poco difícil de imaginar porque nos conocemos a nosotros mismos. En la mayoría de los casos no podríamos hablar así con Dios porque nos sabemos pecadores y comprendemos que Dios estaría en lo justo al disciplinarnos. Por esa misma razón les costó tra-bajo a sus amigos creerle. Sin embargo, el estilo de vida de Job debe caracterizar a todo hijo de Dios. No llegaremos a ser del todo perfectos, libres del pecado. Pero la forma de vivir de los cris-tianos debe caracterizarse por su justicia y santidad, y el pecado que cometamos debe ser confe-sado. De esa manera podremos dirigirnos a Dios con la confianza de Job, y aún más, sabiendo que todo nuestro pecado ha sido lavado mediante la sangre de Jesucristo, el unigénito Hijo de Dios.

Para concluir esta apología de su inocencia, Job se refiere a su tierra como un testigo de lo que ha dicho (31:38–40). La tierra puede manifestar su justicia o la falta de la misma. Si él hubiera maltratado o engañado a los labradores de su tierra, merecería la aflicción que sufre. Sin embar-go, Job está seguro [p 57] de que su tierra dará testimonio de su justo trato hacia los obreros.

32

Con esta última declaración Job concluye su respuesta a sus tres amigos, quienes le han juz-gado en forma injusta. El no ha ofendido a ninguno de ellos, ni jamás le han visto hacer tal cosa. Es acusado de pecar en lo oculto aunque saben cómo ha sido su forma de vida. Le acusan ba-sándose tan sólo en conjeturas. Job está seguro de que esta aflicción no es por causa del peca-do. Job tiene la certeza de que si Dios le responde, de seguro habrá de reivindicarle.

“MI CONFIANZA ES QUE

EL OMNIPOTENTE TESTIFICARA POR MI”

¡PENSEMOS!

Considere de nuevo el diálogo entre Job y sus amigos, incluyendo esta última respuesta de Job. En resumen, ¿ qué opinan los tres amigos en cuanto al sufrimiento? ¿ Qué concepto tienen de Dios? ¿Qué diferencia hay entre la opinión de Job y la de sus ami-gos en cuanto al sufrimiento y en cuanto a Dios?

Al evaluar este diálogo, ¿qué lecciones se pueden aplicar a su propia vida? ¿Qué debe hacer para ayu-dar a un amigo que sufre? ¿Qué debe hacer cuando usted mismo se enfrenta a la aflicción? ¿En qué sen-tido debemos imitar el ejemplo de Job?

33

[p 59]

8

La Escuela Divina

Job 32–33

Los tres amigos de Job se dieron por vencidos. Estaba claro que no lograrían convencer a Job de que la causa de su padecimiento era el pecado. ¡Jamás reconocería que hubiera algo de qué arrepentirse para volver a Dios! Así que, porlo que concernía a ellos, Job pasaría el resto de su vida en este lamentable estado. Dado que Job era “justo ante sus propios ojos” (32:1), sus ami-gos decidieron no insistir. Tampoco habían leído el prólogo del libro (Job 1–2) en el cual Dios ex-presó su contentamiento por la conducta de Job.

Ante el silencio de sus tres amigos, un cuarto observador toma la palabra (32–37). Un joven llamado Eliú había estado escuchando en silencio la sabiduría de los mayores, quienes supues-tamente tendrían más experiencia y sabiduría para ayudarle.

LA INTERVENCION DE ELIU 32:1–33:7

La intervención de Eliú denota el arrojo de su juventud, lo cual afecta nuestra interpretación de lo que él quiere aclarar. Su forma de expresarse indica que tal vez sea un poco orgulloso. No tie-ne mucha paciencia para quienes no logran aportar [p 60] lo que él espera de ellos. Su manera de hablar es muy tajante.

A pesar de estas tendencias, propias de alguien de su edad, Eliú logra añadir una nueva pers-pectiva al tema que parece darle algo en qué pensar aún a Job. Al final del libro, cuando Dios se revela, se hace patente el error de la explicación simplista de sus amigos. Sin embargo, no se ofrece indicación alguna de algún error por parte de Eliú. Si bien es cierto que Eliú tampoco en-tiende toda la historia, por lo menos demuestra tener una comprensión más amplia, tanto de Dios como de Sus propósitos al permitir el sufrimiento de Sus hijos.

Su Presentación 32:1–5

Los tres amigos dejaron de discutir con Job porque él se consideraba justo. Eliú fue motivado a hablar por la misma razón. El pasaje menciona en tres ocasiones que Eliú “se encendió en ira” bajo estas circunstancias. Estaba bastante disgustado por lo que había escuchado en el diálogo.

En primer lugar, estaba molesto porque le parecía que Job debería haber justificado las accio-nes de Dios en lugar de las suyas. Aunque sus sermones dan la impresión de que sospecha que puede haber algún pecado de Job detrás de toda esta aflicción, Eliú no le acusa directamente. No se enoja con Job por el hecho de que se declare inocente, sino más bien porque se justifica a si mismo, y no a Dios.

Eliú quiere demostrar que sea cual fuere el estado espiritual de Job, Dios no se equivoca, siempre actúa con justicia. No tiene que rendir cuentas de lo que hace ante ningún hombre. De manera que, Job no debe poner en tela de juicio la justicia de Dios. La explicación de este pro-blema tiene que encontrarse en algún otro lado.

El segundo motivo por el cual Eliú se enoja tiene que ver con los tres amigos. Aunque ellos no pueden responder a las objeciones de Job, al fin y al cabo le están condenando. No le deben acusar de pecado sin contar con suficientes evidencias para callar sus objeciones. Puede haber otras explicaciones como Job mismo lo ha demostrado. No saben cómo explicar las [p 61] condi-ciones que Job ha descrito. ¿Qué clase de consuelo es éste, que un hombre que se ha caracteri-zado por su forma de vivir agradable a Dios, se quede con la duda y bajo una condenación vaga, sin ninguna evidencia en su contra?

34

Finalmente, a Eliú le molesta que estos ancianos, con toda su experiencia no puedan encon-trar una respuesta adecuada a las interrogantes de Job. Debido a su juventud, Eliú había perma-necido callado. Quería que los hombres mayores le dieran la respuesta a Job, en base —desde luego— a su más vasta experiencia. Sin embargo, cuando los ancianos no supieron contestarle, Eliú se desespera y hace uso de la palabra.

ELIU SE ENOJA PORQUE

JOB SE JUSTIFICA A SI MISMO

MAS QUE A DIOS

Su Explicación 32:6–22

Eliú principia su exposición explicándoles a los tres amigos de Job por qué él se vió obligado a hablar. Aunque estaba consciente de que los ancianos tenían prioridad en esas cuestiones (6–7), él quiere expresar su reconocimiento de que Dios es la fuente de la verdadera sabiduría (8–10). Dios le ha dado un espíritu de sabiduría. No habla en base a sus propios méritos, sino en base a lo que Dios le ha enseñado.

Eliú les indica que no han realmente escuchado lo que Job les ha estado diciendo. Ninguno ha hallado error en las palabras de Job. Pero no contestan sus preguntas. Al fin se dan por vencidos. Deciden que la solución más sabia es dejar que Dios mismo le corrija. Para Eliú esta respuesta no es sino una salida fácil. Confiesan de una manera indirecta que no tienen la respuesta (12–13).

Cuando no supieron dar contestación a sus preguntas, Job sintió la obligación de explicarles lo que Dios le había enseñado [p 62] acerca de Su propósito en lo tocante al sufrimiento. Sin em-bargo, no dependería de los argumentos de sus amigos para lograrlo (14–16). Las respuestas que Eliú piensa dar provienen de Dios. Las expondrá sin hacer acepción de personas y sin lison-jas (17–22). Dios le está motivando a hablar y no puede permanecer callado, ni esconder algún aspecto de la verdad para quedar bien con los hombres que le escuchan.

Su Apelación 33:1–7

Entonces, Eliú se dirige a Job para pedirle que escuche la explicación que había aprendidio y que, después de oírle, responda a sus ideas. Job escucha a Eliú ininterrumpidamente hasta el final. Tal vez esté considerando sus planteamientos, dado que Job había pedido un mediador que hablara en nombre de Dios. Eliú se presenta como un enviado de Dios para satisfacer esta peti-ción (33:6).

ELIU RECONOCIO QUE HABLABA

COMO REPRESENTANTE DE DIOS

¡PENSEMOS!

Aunque se le puede criticar por su manera orgu-llosa de hablar, Eliú da un buen ejemplo en algunos aspectos de la consejería. Repase una vez más Job 32:1–33:7. Haga una lista de lo que Eliú hace que no se debe imitar. Haga otra lista de lo que debemos imi-tar al tratar de animar a un hijo de Dios que está su-friendo.

EL SISTEMA EDUCATIVO DE DIOS 33:8–33

La Queja de Job 33:8–11

35

En su primera exposición, Eliú da respuesta a Job respecto a si a pesar de ser él inocente, Dios le está arreglando las cuentas. [p 63] Job no dice nada a estas alturas, pero Eliú se está refi-riendo a lo que el mismo Job había dicho con anterioridad (8–11). La esencia de su respuesta es que Dios utiliza el sufrimiento para enseñarnos lo que quiere que sepamos. Así que, en vez de quejarnos, debemos preguntarle: “¿Qué quieres enseñarme?”

La queja de Job sugiere que si hay alguna injusticia relacionada con su sufrimiento, tiene que ser por el lado de Dios, puesto que él se considera inocente. Su conciencia está limpia, aun frente a Dios. Por lo menos así lo entiende Eliú (33:8–11; 34:5–6, 35–36; 35:3). He ahí la razón de su enfado, Eliú considera que Job se ha preocupado más por su situación que por Dios mismo.

La Respuesta de Dios 33:12–33

Job se ha dirigido a Dios con este lamento, pero no ha recibido una respuesta satisfactoria. Eliú responde que Job no tiene por qué considerar como injusticia el hecho de que Dios no le haya contestado aún. Por Su grandeza, Dios no tiene ninguna obligación de dar cuenta de sus actos ante los hombres (33:12–13).

DIOS NO ESTA BAJO NINGUNA

OBLIGACION DE EXPLICAR SUS RAZONES

A pesar de que Dios no tiene obligación de responder delante de nosotros, El contesta a la humanidad de varias maneras (33:14–18). El problema es que con frecuencia no comprendemos Sus respuestas. El sueño, por ejemplo, es un medio que Dios utiliza para hablarle al hombre. A veces, mientras dormimos, su voz puede advertirnos sobre los peligros del camino en el cual an-damos (14–18).

Si pasamos por alto estas advertencias, Dios utiliza el lecho del dolor para hablarnos. En este caso, al quedar postrados por la enfermedad podremos quizá escucharle mejor. La semejanza [p 64] de la descripción de la enfermedad con las aflicciones de Job parecen indicar que Eliú opina que así se explica el sufrimiento de Job. Si no atiende al llamado, el próximo paso podría ser la muerte.

Así que, el sufrimiento es uno de los medios por los cuales Dios habla al hombre. Por eso, en lugar de quejarse, Job debe dedicarse a aprender la lección que Dios quiere enseñarle a través de este sufrimiento (33:19–22).

Otra forma en que Dios contesta al hombre es al enviar a otro como mediador para que le ayude a aprender lo que el Señor desea enseñarle. Eliú reconoce que Dios le ha mandado para cumplir con esta responsabilidad. Por eso, Job debe prestarle atención (33:23–33). Sugiere que al hacerle caso, Job será restaurado a la comunión con Dios. Dios le amará y verá Su faz con Júbilo (33:26).

Además de lo que abarca esta comisión de Job, hay ciertas implicaciones para Eliú también. Si él considera que Dios le ha mandado como enviado especial para representarle frente a Job, ¿cómo deberá emplear esta autoridad?

36

¡PENSEMOS!

¿Ha pasado usted por alguna circunstancia difícil en la cual, al clamar a Dios, no ha percibido ninguna evidencia de Su presencia o de Su interés? ¿Qué le enseña esta exposición de Eliú en cuanto a esta si-tuación? ¿Qué debe hacer en tal caso?

¿Cómo nos pueden ayudar otras personas cuan-do sufrimos de esta manera? ¿Cómo podemos ayudar a otros cuando pasan por circunstancias semejantes? ¿Puede pensar en alguien a quien usted deba ayudar ahora? ¿Qué puede hacer para ayudarle en base al ejemplo de Eliú?

37

[p 65]

9

Las Maravillas de Dios

Job 34–37

Job se sentía frustrado y decepcionado. Le había dedicado su vida y todas sus posesiones al Señor. Pensaba que Dios le bendeciría a cambio. Sin embargo, ahora se encuentra sin nada, al lado del basurero. Ha perdido todo lo que tenía, incluyendo a sus hijos.

Sus amigos acuden a él para consolarle, y en vez de animarlo vienen a tacharlo de pecador. Job comprende que Dios da su merecido a los impíos, pero nunca ha visto un caso como el suyo. Está convencido de que ha sido fiel para con Dios, pero Dios le pone a prueba de cualquier ma-nera. ¿Qué pasa? Ni Job, ni sus amigos, se lo pueden explicar.

Cuando Eliú interviene, él no comprende todo el cuandro que se nos presenta en el prólogo, pero le ayuda a Job a ver algunas otras alternativas. Por lo menos le da algo en qué pensar.

Para Eliú la explicación preferida sigue siendo que Dios manda el sufrimiento como una adver-tencia para corregir el camino de los pecadores. Sin embargo, no le acusa directamente de ser pecador, ya que no cuenta con evidencias. No obstante, está convencido de una cosa, Dios no se equivoca y no hace injusticias. De modo que, Eliú rechaza definitivamente las alternativas que Job ha sugerido.[p 66]

Eliú se da cuenta de otra alternativa más que Job debe considerar. Dios en su grandeza, po-see una sabiduría y poder superior a todos los hombres. Por lo tanto, El es el Maestro por exce-lencia. Puede emplear el sufrimiento para enseñarnos lo que debemos aprender de El. A la luz de esa realidad, la reacción indicada para Job no es la de protestar ni pregonar su inocencia, sino preguntarse: “¿Qué quiere enseñarme el Señor a través de esta aflicción?” Cualquiera que fuese la respuesta de Dios, Job debe someterse a El y hacer lo que le indique. Así es en resumen, la idea central de los siguientes mensajes.

LA RESPUESTA ADECUADA 34

La Opinión de Job 34:1–9

Eliú principia su segunda exposición con otras dos citas de Job, basándose en los argumentos anteriores que él mismo presentara ante sus amigos. Estas citas vienen a resumir lo que Job es-taba diciendo en su previa apología.

En la primera cita, Job se queja de que él ha sido justo, pero Dios no le ha tratado con justicia. Le ha negado la justa recompensa de su inocente forma de vivir. No ha mentido ni ha cometido pecado sin cofesarlo. Sin embargo, Dios le ha herido como si fuera un pecador condenado (34:5–6). La segunda exposición se dedica a responder directamente a esta queja de Job.

En la segunda cita, Job se queja de que no vale la pena servir a Dios. ¿Qué recompensa se le da al que se conforma a la voluntad de Dios? Dios no le recompensa de acuerdo al servicio ren-dido. Job le ha servido fielmente a Dios y he aquí que lo ha perdido todo. Está enfermo; todos sus hijos han muerto en una tragedia, y ha perdido todos sus bienes materiales. ¿Tratará así Dios a los que le entregan sus vidas? Si es así —sugieren los comentarios de Job— sería mejor tirar la toalla. ¡No vale la pena!

La experiencia de Job contradice mucha de la predicación popular de algunos evangélicos de la actualidad. Con frecuencia escuchamos: “Dios quiere bendecirle. Siga a Cristo fielmente, [p 67] obedezca los principios bíblicos, y Dios le prosperará”. Si Job hubiera podido enfrentarse a algu-nos de estos predicadores modernos. Les habría contestado que no es cierto lo que predican. Job

38

le había obedecido en todo y Dios le quitó todo. Por eso, Job dice en ese momento: “¡Entregarle todo a Dios no vale la pena! Dios no recompensa con justicia a quienes le sirven”.

Respecto a esta cita, Eliú comenta que, al expresarse así, Job se identifica con los impíos. Son ellos quienes valoran todo a la luz de las recompensas inmediatas. Su estilo de vida se de-termina en base a la ganancia personal que les aporte. Toman sus decisiones con el fin de con-seguir más bienes materiales. ¿No piensa Job de la misma manera? Sólo evalúa el valor de servir a Dios conforme a la recompensa temporal recibida, ¿no es cierto?

Antes de juzgar tan rigurosamente a Job, tenemos que reconocer que Eliú está presentando una paráfrasis de lo dicho por Job. Eliú lo presenta así: “En otras palabras, lo que tú estás dicien-do, Job, es que no vale la pena servir a Dios ya que El no trata con justicia a los que le siguen”.

Además, al evaluar lo que Job dice en esta parte del libro, hay que tomar en cuenta que se es-tá preguntando en voz alta: “¿Qué pasa?” Sus preguntas son honestas y legítimas. Es mejor pre-guntar así, que cerrar los ojos y negar la realidad de lo que uno sufre. Job busca una respuesta adecuada para explicar la realidad de su sufrimiento. Al parecer, él se ha entregado totalmente a Dios y ahora se queda sin nada. Con razón se pregunta: “¿Qué pasa?”

Eliú contestará esta segunda cita en una forma más directa en su tercera exposición. En el segundo mensaje se limita al tema de la justicia de Dios. ¿Trata Dios con justicia a los justos?

¡PENSEMOS!

Ya que Job ha sugerido las preguntas, vale la pe-na considerarlas. ¿Qué opina usted? ¿Debía Job hacer esta clase de [p 68] preguntas? ¿Cómo se pue-den contestar estas interrogantes? ¿Concede Dios siempre una recompensa justa a los que le sirven?

¿Conoce usted a alguna persona que ha decidido servir a Dios y que haya sufrido una gran pérdida per-sonal después? ¿Cómo se explica un caso así? ¿Qué se le puede decir cuando atraviesa por dudas como las de Job?

La Respuesta de Eliú 34:10–37

En cuanto a la primera queja de Job, referente a que Dios no recompensa con justicia al que obra con rectitud y hace lo justo, Eliú responde que es imposible culpar a Dios de actuar injusta-mente (10–30). Dios siempre es equitativo en su trato con el hombre. No siempre actúa en el momento mismo de la transgresión, pero siempre lo hace de una manera justa. El conoce el ca-mino de cada uno y recompensa a cada cual con justicia conforme a sus obras.

DIOS JAMAS OBRA SIN JUSTICIA

En vez de acusar a Dios, Job debe someterse a El. Debe reconocer su soberanía y justicia. Al tildar a Dios de injusto, Job habla como los hombres que no conocen y temen a Dios. Por lo tanto, debe cambiar su actitud y reconocer la grandeza de la sabiduría y la justicia divina.

Eliú considera que es obvio que Job no haya entendido lo que Dios hace. Entonces, en lugar de acusar a Dios, él debe pedirle que le enseñe lo que El quiere que aprenda a través de esta dura prueba (31–37). Parece que Eliú sospecha que Dios le enseñará algún pecado del cual Job deberá arrepentirse. Sin embargo, no le acusa por falta de pruebas, además de que ha observado el estilo de vida de Job en el pasado. No es Eliú [p 69] quien debe enseñarle a Job, sino Dios. Por lo tanto, Job debe invocar al Señor para que El le muestre Su voluntad para él.

“ENSEÑAME TU LO QUE YO NO VEO”

39

LA NECESIDAD DE BUSCAR A DIOS 35

La Opinión de Job 35:1–3

En su tercera exposición, Eliú responde a la queja de Job concerniente a que es inútil tratar de agradar a Dios. Ha servido fielmente al Señor y al parecer no ha recibido nada a cambio (34:7–9; 35:3). Más bien, se le ha dado el mismo trato que reciben los pecadores. Entonces, ¿para qué seguir sirviéndole?

La Respuesta de Eliú 35:4–16

Eliú sostiene que la premisa fundamental de Job está equivocada. Job considera que Dios se beneficia cuando le obedecemos. Pero Job debe reconocer que por Su grandeza, Dios es mucho mayor que el hombre. Nuestras actividades no le afectan. Nuestro pecado nos hace daño a noso-tros mismos; no ha Dios. Nuestra justicia es para nuestro propio bien; no para el beneficio de Dios. Los efectos de nuestro pecado, o de nuestra justicia, se sienten en la tierra, entre la huma-nidad, pero no afectan a Dios (35:4–8).

Muchas veces aquellos que sufren, claman a Dios para que les quite la aflicción y la opresión, pero no le buscan de corazón. Por lo tanto, El no se inmiscuye en tales asuntos. Al poner la mira-da en su propio sufrimiento, Job se identifica con esta actitud mundana. Por lo tanto, Dios tampo-co le hará caso. El Señor desea que le busquemos de corazón; no que lo hagamos tan sólo por procurar los beneficios que nos pueda proporcionar. Quiere que le sirvamos motivados por el amor; no por las bendiciones que de El emanan (35:9–16).[p 70]

TODO EL MUNDO SE LAMENTA

A CAUSA DE LA OPRESION, PERO NINGUNO BUSCA DE CORAZON A DIOS

Este mensaje de Eliú no quiere decir que a Dios no le interesen nuestras aflicciones. Dios sí tiene interés en ayudar a sus siervos en sus dificultades. Sin embargo, no responde a quienes en forma egoísta sólo buscan una vida más cómoda para satisfacerse a sí mismos. Dios siempre responde a los que le buscan con sinceridad.

Job debe quitar la atención de sus problemas y poner sus ojos en Dios. Sólo en El encontrará la solución que satisfaga sus necesidades. Mientras siga pensando en sus problemas, habrá poca diferencia entre él y la gente del mundo que sufre.

¡PENSEMOS!

Cristo hace referencia a esta idea en Mateo 6:31–34. Les enseña a sus discípulos que, en tanto sigan poniendo la atención en sus necesidades físicas, son semejantes a los paganos. En lugar de preocuparse por sus necesidades, deben buscar primero cómo agradar a Dios y hacer su parte en el reino de Dios. Entonces, Dios se encargará de proveer lo que ellos necesiten para vivir.

En una hoja de papel haga dos columnas. En una escriba Job 35 y en la otra, Mateo 6. Apunte en las co-lumnas las enseñanzas de Eliú y de Cristo en cuanto a la provisión de Dios para nuestras necesidades y la prioridad de buscar a Dios. Señale lo que los dos pa-sajes tienen en común y las distintas ideas de ambos

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pasajes.

Al terminar este ejercicio apunte dos o tres impli-caciones útiles para su vida. ¿Cómo debemos vivir nosotros a la luz de esta enseñanza?

[p 71] LA GRANDEZA DE DIOS 36–37

Su Soberanía Sobre los Hombres 36:1–25

La cuarta exposición de Eliú es un resumen de las ideas anteriormente presentadas. Dios siempre es justo. Recompensa a los justos por causa de su obediencia; no desprecia el esfuerzo de los hombres para obedecerle, pero les remunera conforme a sus obras (36:5–7).

El sufrimiento es un instrumento que Dios usa para corregir a los que andan en rebelión. Al escuchar Su voz y arrepentirse, Dios les bendice. Pero si no atienden a Su Ilamado, su camino termina en la muerte espiritual, que es la separación de Dios. Así que, en los momentos de sufri-miento, debemos examinarnos a nosotros mismos y ver si nuestro sufrimiento proviene de alguna advertencia por parte de Dios, tratando de Ilamarnos al arrepentimiento (36:8–15).

La siguiente sección es difícil de traducir y no hay uniformidad en la forma de entenderla entre las diversas traducciones y comentarios bíblicos. La idea de Eliú podría ser la de que Dios le ofre-ce la oportunidad de recibir sus bendiciones. Sin embargo, sus experiencias se asemejan a los juicios que Dios manda sobre los impíos. Job debe examinarse y evitar cualquier tentación que le podría provocar el juicio de Dios. Si rechaza la advertencia, sólo le esperará el juicio de los ini-cuos (36:16–21).

En lugar de seguir ese camino, Eliú le advierte que sería mejor reconocer la grandeza de Dios y someterse a El. Al darse cuenta de la manera en que Dios nos quiere enseñar, Job debe recibir Su instrucción divina y rendirle alabanza (36:22–25).

“DIOS ES EXCELSO EN SU PODER

¿QUE ENSEÑADOR SEMEJANTE A EL?”

[p 72] La actitud correcta que Eliú sugiere en este pasaje es todo lo contrario de lo que el hombre na-

tural hace. Al darse cuenta de la disciplina divina en su vida, normalmente adoptamos una actitud defensiva y empezamos a luchar por “nuestros derechos”. No queremos que otros nos digan lo que tenemos qué hacer. De continuar así, vamos directo hacia el juicio divino. Por otra parte, el cristiano verdadero, al darse cuenta de los buenos propósitos de Dios, acepta Su enseñanza y se somete a Su autoridad. Este es el camino que Job debe elegir. El nuevo Testamento repite el mismo concepto en Hebreos 12:6–13

Su Soberanía Sobre la Naturaleza 36:26–37:22

Además de la manifestación de la soberanía de Dios en la esfera humana, Su soberanía tam-bién se manifiesta abundantemente alrededor del universo. Al observar tantos detalles del cos-mos que Dios ha creado, nos percatamos de que no podemos comprender Su grandeza. Si Job no puede comprender la obra de Dios en el mundo físico, ¿cómo podrá comprenderla en el ámbi-to espiritual? El concepto de la excelsa sabiduría de Dios que Eliú introduce aquí, aparece de nuevo en la revelación que Dios Mismo le da al final del libro.

Su Grandeza Merece Nuestra Reverencia 37:23–24

La grandeza de Dios debe motivarnos a humillarnos delante de El y a temerle como el Sobe-rano que es; no a altercar con El o retarle. Según Eliú, la dirección que Job ha tomado frente a Dios en este problema está equivocada. Job debe humillarse y pedir que Dios le enseñe. Si no lo

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hace, y si sigue con esta actitud de autojustificación, Dios tendrá que juzgarle aún más severa-mente.

AL DIOS TODOPODEROSO NO ALCANZAMOS…

EL NO ESTIMA AL QUE

SE CONSIDERA SABIO

[p 73] Al igual que el concepto de la excelsa sabiduría de Dios, el concepto del poder superior de

Dios se repite como el segundo énfasis principal en la revelación de Dios al finalizar el libro. Job sigue padeciendo por el mismo problema. Tiene sus ojos puestos únicamente en sí mismo y en su aflicción. Eliú quiere enseñarle a quitar los ojos de sus problemas y ponerlos en Dios.

Con todo, Job nunca responde al argumento de Eliú. Parece que le ha dado algo en qué pen-sar. La revelación de Dios que sigue después de estos mensaje parece continuar en base al fun-damento sugerido en la explicación de Eliú.

Aún más significativo es el hecho de que no aparezca Eliú entre los que Dios critica al final del libro. Así que, podemos suponer que, aunque no entendió toda la historia, Eliú pudo Ilamar la atención de Job a la perspectiva indicada. Job tenía la mirada puesta en sí mismo y en su aflic-ción. Necesitaba una mejor visión de Dios. Dios Mismo confirma esta perspectiva en la siguiente revelación.

¡PENSEMOS!

En los mensajes o sermones de Eliú a Job, encon-tramos muchos principios que nos enseñan acerca de Dios y el sufrimiento. De especial importancia son las advertencias en cuanto a cómo debemos reaccionar cuando pasamos por tiempos difíciles. Repase ahora estos mensaje, lápiz en mano, y anote los principios más importantes que haya notado que se relacionen con su propia vida. Escriba una lista de pasos que usted mismo deba seguir a la luz de la enseñanza de este pasaje.

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[p 75]

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El Conocimiento de Dios

Job 38–40:5

La vista, un sentido tan fundamental para nuestra vida, por lo general es algo que damos por hecho. Muchas veces ni pensamos en ella, ni en cómo sería la vida si no contáramos con esta capacidad de percepción. Sin embargo, ¡cómo se nos complica la vida sin este sentido tan esen-cial!

Aun con toda la importancia que se le atribuya al sentido de la vista, existe otra característica digna de consideración relacionada con este sentido, sólo que más significativa aún para nuestra vida: la visión. Una persona sin visión jamás podrá lograr nada trascendente. Y aunque lo hiciera, no sabría reconocerlo.

Nuestra perspectiva al explicarnos lo que nos acontece hace una gran diferencia en la forma en que interpretamos lo que nos sucede a lo largo de nuestra vida. ¿Ha observado alguna vez a dos personas que pasan por la misma tragedia, y cómo lo que resulta en una derrota definitiva para una de ellas, se convierte en una victoria para la otra? ¿A qué se debe la diferencia entre ambas? ¿Por qué una experimenta el triunfo, mientras que la otra se deshace? La diferencia prin-cipal es su visión, es decir, la perspectiva con la cual se interpretan los acontecimientos.[p 76]

El estudio de la vida de Job nos muestra la importancia de tener visión, o sea, la perspectiva adecuada al enfrentarnos a las situaciones más difíciles. Job, el gran varón de Dios, había sufrido una serie de duros golpes a lo largo de su vida. Aunque no había llegado al punto de negar a Dios, ni se había rebelado en contra de El, lidiaba con una severa depresión debida a su sufri-miento. Ya no quería seguir viviendo. Es más, preferiría no haber nacido.

Job necesita adoptar una nueva perspectiva. En los próximos dos capítulos, notaremos una transformación total en su actitud. ¿Qué causa este cambio? Job adquiere una nueva visión. Re-cibe una revelación de Dios.

Al ver esta muestra de la grandeza de Dios, y al quitar la vista de los problemas que le ago-bian, Job adquiere una nueva perspectiva para seguir adelante. Aquella serie de tragedias se convierten en una gran victoria. Job llega a ser el ejemplo por excelencia de un hombre de fe y paciencia (Sant. 5:11). Y Dios es glorificado, tanto en el cielo como en la tierra.

LA REVELACION DE DIOS 38:1–40:2

Los hombres tuvieron su oportunidad para explicar lo que pensaban acerca del sufrimiento de Job. De cualquier manera, ninguno de los tres llegó a nada concreto con su argumento de que el sufrimiento siempre viene por causa del pecado. Job sabía que su conciencia estaba limpia de-lante de Dios. Su aflicción no podría ser por causa del pecado.

Eliú se enojó con los amigos de Job porque le acusaban sin poder demostrar en qué había pecado. No es justo acusar a alguien de haber pecado, sin presentar pruebas, especialmente cuando se trata de una persona conocida por su estilo de vida recto y santo. Además, Eliú se mo-lestó con ellos porque no acertaban a contestar las interrogantes de Job, quien aún seguía insa-tisfecho con sus respuestas. De manera que realmente no le ayudaron en nada. Sólo le acarrea-ron una mayor aflicción.[p 77]

Por otra parte, Eliú se enojó también con Job porque éste se interesaba más en defenderse a sí mismo, que en reconocer la justicia y la sabiduría de Dios. Está seguro de que sea cual fuere la causa de la aflicción de Job, Dios no hace injusticias. Al pregonar su inocencia, Job profesa, al menos con su actitud, que el problema no está en él sino en Dios.

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Eliú no soporta un argumento como ese. Los hombres somos los injustos; pero nunca Dios. Al escuchar la forma en que Job se expresa de Dios, Eliú supone que Job ha pecado y por esa ra-zón sufre. Sin embargo, no se atreve a acusarle sin tener evidencias. Sólo le advierte del peligro de no reconocer su actitud y arrepentirse. Sugiere al menos una alternativa más que pueda expli-car el sufrimiento de Job. Muchas veces Dios utiliza el sufrimiento para que aprendamos algo. Lo usa para mostrarnos la necesidad de dejar el pecado, pero puede enseñarnos otras lecciones también. Así que, en lugar de acusar a Dios de ser injusto, Job debe preguntarle: “¿Qué es lo que quieres que yo aprenda?”

Al final de los mensajes de Eliú, Job no responde nada. Parece ser que estos sermones le han hecho contemplar los acontecimientos desde una perspectiva diferente. Job deja de protestar. Es así como termina la intervención de Eliú y con ésta las explicaciones basadas en el razonamiento humano.

Después de tanto pedir que Dios le conceda una confrontación cara a cara, Dios le concede a Job una revelación. No en la forma de un participante más en el diálogo, ni contestando directa-mente sus preguntas. Se reveló a Sí Mismo. Cuando Job contempló la magnificencia de Dios, quedó satisfecho.

En la primera revelación a Job, Dios le manifestó Su omnisciencia. Utilizó una serie de pregun-tas que mostraron la grandeza de Su conocimiento y la ignorancia de Job. Las preguntas se rela-cionaban con todos los aspectos de la tierra, el cielo y todos los seres vivos. Si Job no comprende ni estos elementos básicos del mundo físico en el cual vive, ¿cómo piensa entender los grandes misterios del plan eterno de Dios?[p 78]

“AHORA…YO TE PREGUNTARE, Y TU ME CONTESTARAS”

Las Maravillas del Universo 38:1–38

Su Conocimiento Acerca de la Tierra 38:1–18 Las primeras preguntas tienen que ver con la creación del mundo. Estas preguntas cumplen

dos propósitos. Obligan a Job a reconocer que él no podría hacer tales obras, y le demuestran que su entendimiento jamás Ilegará a comprender cómo fueron hechas. Le recuerdan a la vez, que lo que él no se puede explicar, Dios se lo puede revelar. Así que, se da cuenta de que su co-nocimiento es muy limitado en comparación al conocimiento divino.

Job ni había nacido aún cuando Dios fundó la tierra (4). Dios es Quien ordenó las medidas del mundo (5). Dios comprende cómo está sustentada la tierra, porque El Mismo la fundó (6–7). Dios es Quien delimitó los mares y estableció las leyes que les contienen y les separan de la tierra (8–11).

Dios tiene el poder para controlar el orden de los días, que cada cual tenga su luz en su mo-mento exacto y que cada amanecer se repita bajo Su designio. Así se exponen a la luz los impí-os, quienes se condenan a causa de sus malas obras (12–15). Dios conoce las aguas y lo que en ellas se encuentra, hasta sus lugares más profundos (16). Dios controla la puerta de la muerte (17) y toda la anchura de la tierra (18). Todos estos lugares están en las manos de Dios, pero Job ni los conoce. Su Conocimiento Acerca de los Cielos 38:19–38

Dios sabe dónde reside la luz y dónde las tinieblas (19–21). Guarda la nieve y el granizo en lugares más allá de la comprensión de Job (22–23). ¿Dónde mantiene Dios los elementos de la naturaleza, los vientos, los relámpagos, y las tormentas (24–27)? [p 79] ¿Cómo se controla la lluvia y el hielo (28–30)?

Dios controla las constelaciones y el orden en el cielo (31–33). Dios no sólo puede predecir cuándo y de dónde vendrán las lluvias, sino que desde la creación ha establecido el orden natural

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al que obedecen. ¿Qué puede entender Job en cuanto a todo esto? Dios le dice: “Si no entiendes estos hechos de la naturaleza, ¿cómo puedes juzgarme por mi trato hacia los hombres?”

Las Maravillas del Mundo Animal 38:39–39:30

Así como respecto al universo, el conocimiento de Dios en relación al mundo animal sobrepa-sa el de cualquier hombre. Job no se puede explicar los principios que Dios ha establecido para el control y equilibrio que ejerce sobre el reino animal.

Dios es Quien provee el sustento necesario para los animales en el tiempo indicado (38:39–41). Dios estableció también el tiempo de gestación para cada especie. Les ha visto multiplicarse, en tanto que el hombre ni aún les conoce (39:1–4). Dios le ha dado a cada criatura características propias que los hombres sólo pueden contemplar y muchas veces ni entienden. Toda criatura, animal o no, existe con el fin de servir y glorificar la creación divina, mientras los hombres, ade-más de deteriorarla, no logran establecer su dominio sobre ella, a pesar de sus esfuerzos por hacerlo (5–30).

El Reto de Job (40:1–2) A la luz de la superioridad del conocimiento de Dios, manifestado en Su creación, Dios le hace

a Job una pregunta más trascendente aún: “¿Es sabiduría contender con el Omnipotente?” Dios exige que Job le responda. Las implicaciones son claras. Si Job no comprende estos hechos de la naturaleza, ¿cómo podrá pensar que él puede juzgar a Dios respecto a Su trato hacia los hom-bres? Si no entiende los principios más básicos del mundo físico, ¿cómo comprenderá los gran-des misterios del plan eterno de Dios?[p 80]

JOB NO PUEDE COMPRENDER

LO QUE DIOS HACE; NO PUEDE ENTENDER EL PLAN DE DIOS

LA RESPUESTA DE JOB 40:3–5

Al recibir esta revelación parcial de la superioridad, del conocimiento de Dios, Job se da cuen-ta de lo pequeño que es. Decide que es mejor tratar de no dar respuesta a estas preguntas. Sería una locura. Ya ha dicho suficiente. No abrirá su boca para no revelar más su necedad.

Al reconocer la grandeza de Dios, el creador y regidor del universo, calla delante de El. Dios es el omnisciente, omnipotente y omnipresente soberano del universo. El es la fuente de la sabi-duría y del orden. Por lo tanto, el Señor sabe lo que hace. De modo que, Job reconoce que puede confiar en este Dios, aunque aún no comprende lo que su Señor está haciendo en su vida.

“¿QUE TE RESPONDERE?

MI MANO PONGO SOBRE MI BOCA”

¡PENSEMOS!

Job ha aprendido una gran lección en cuanto a la grandeza de Dios. Póngase por un momento en el lu-gar de Job. ¿Qué habría pensado si le hubiera pasado lo mismo?

Apunte los principios más significativos que Job habría aprendido a través de este encuentro con Dios. ¿Cómo [p 81] habría cambiado su actitud? ¿Qué dife-rencia habría en su conducta el día siguiente?

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Ahora, considere por un momento las implicacio-nes de la experiencia de Job para usted. Anote algu-nos cambios que el Señor quisiera que usted logre en su propia actitud y conducta.

¿De qué manera debe ser distinta la reacción de un hijo de Dios ante el sufrimiento de la reacción de una persona que no conoce a este Dios omnisciente?

Mensaje —Job tiene los ojos puestos en sí mismo y en su aflicción. Dios —en cuanto al sufrimiento: ¿Con qué derecho dudas de mis propósitos? La causa de tu sufrimiento está oculta en mi sabiduría y en mi plan para tu vida. Job —no sabe qué contestar.

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[p 83]

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El Poder de Dios

Job 40:6–42:6

¿Por qué sufren los justos? A través del libro, Job ha estado luchando con esta pregunta. An-tes de sufrir como lo ha hecho en esta situación, Job habría tenido una respuesta. Habría contes-tado lo mismo que sus amigos han dicho: el sufrimiento es el castigo de Dios por causa del peca-do del hombre.

En teoría Job todavía ha creído así. El problema es que esta explicación le deja confundido porque él está sufriendo mientras está convencido de que no ha pecado. Su conciencia está lim-pia delante de Dios.

Es por ello que Job ha estado solicitando audiencia ante Dios para poder confrontarle cara a cara. En su confusión y depresión, Job no está seguro de qué pensar. A veces dice que Dios es injusto, aunque sabe que no puede ser así. Está de acuerdo con la doctrina de que Dios nunca hace injusticia. Lo que no puede comprender es lo que le está sucediendo.

A veces Job sugiere que Dios se ha equivocado. Quisiera tener una oportunidad para exponer su caso y defenderse. Sabe que si Dios le da la oportunidad de hablar, él podrá ayudarle a con-vencerse de que no hay pecado en él, y así corregir este error entendido en la mente de Dios. O, al menos, Dios podrá explicarle lo que ha hecho mal. Aunque Job [p 84] realmente no cree que Dios le señalará ningún pecado. Job sabe, sin embargo, que el Señor nunca se equivoca, pero frente a su propio conflicto, no puede explicárselo de otro modo.

Job, a pesar de ser un gran varón de Dios, lucha contra las dudas, la confusión y la depresión. Las respuestas humanas no le satisfacen. Todo este desconcierto ha sido parte del plan satánico para provocar su caída. Su sufrimiento, la actitud negativa de su esposa, la crítica de sus amigos y el silencio de Dios, todo se une para orillarle a blasfemar, y así morir alejado de Dios. No obs-tante, la Biblia dice que “Job no pecó con sus labios”. Permaneció fiel, pese a la confusión en que se encontraba.

Por fin se le concede a Job su petición: Una confrontación ante Dios, sólo que ésta no resultó tal como se lo había imaginado. Dios sabía lo que Job necesitaba. Le hacía falta adoptar una nueva perspectiva. Job no necesitaba de más explicaciones; le hacía falta una verdadera revela-ción. Era menester que viera la magnificencia de Dios.

Dios había enviado anteriormente a Eliú para preparar el camino para esta revelación. Aún con las debilidades propias de su juventud, su impaciencia y su irritabilidad, Eliú había expresado la explicación teológica que Job necesitaba. Esa explicación se basaba en la excelsa sabiduría de Dios (37:14–16) y en el poder superior de Dios (37:23–24). Al reconocer la grandeza de Dios, de-bemos humillarnos y pedirle a Dios que nos enseñe aquello que no comprendemos.

Sin embargo, la explicación en sí, aunque correcta, no era suficiente para Job. Logró acallar sus quejas, pero no le quitó la depresión. Las palabras del hombre, aunque contemplan las gran-des verdades acerca de Dios, no satisfacen las dudas del hombre afligido. Job necesitaba una nueva perspectiva, que sólo podría obtener al contemplar la grandeza del Todopoderoso.

Al revelarse a Job, Dios no entra como otro participante en este diálogo. Tampoco se dirige a los argumentos o peticiones de Job. Lo único que hace es manifestarse a Job. Al ver la grandeza y la gloria de Dios, Job reconoce su propia pequeñez. [p 85] Dios le hace una serie de preguntas para ayudarle a ver lo poco que entiende de Su obra divina. Si no puede dar cabal contestación a

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estas preguntas acerca de la naturaleza, ¿cómo podrá juzgar a Dios en lo que respecta a Su trato para con la humanidad (38:1–40:2)?

Ante esta demostración del supremo conocimiento de Dios, Job se da cuenta de que debe ca-llar. Ya ha hablado suficiente. No quiere mostrar más ignorancia. Se tapará la boca y dejará de acosar a Dios con sus preguntas (40:3–5).

LA SEGUNDA REVELACION DE DIOS 40:6–41:34

Para confirmar la lección Dios le da una revelación más. Habla de nuevo y revela Su gran po-der. Utiliza otra serie de preguntas, para que Job, al darse cuenta de Su omnipotencia, se percate nuevamente de su pequeñez.

Se dirige al tema de Su justicia y soberanía. Invita a Job a gobernar el mundo. Cuando Job pueda gobernar al mundo, Dios le dará la palabra.

Al asumir el lugar de juez para cuestionar la justicia de Dios, se pone al mismo nivel de El. Por lo tanto, Dios le pregunta si él tiene la capacidad para hacer tales obras. Sólo quien puede hacer obras semejantes o mayores que las Suyas, tiene el derecho de criticar al que las hace (40:7–14).

“¿ME CONDENARAS A MI, PARA JUSTIFICARTE TU?

¿TIENES TU UN BRAZO

COMO EL DE DIOS?”

Dios controla el universo con Su brazo y Su voz se escucha en los truenos. Se viste de gloria y majestad. Revela su ira al [p 86] juzgar a los orgullosos y a los impíos. Sabe humillar al altivo y quebrantar al pecador. Cuando Job logre hacer tales cosas, Dios le cederá el derecho de justifi-carse.

¡PENSEMOS!

Dios toma el tiempo necesario para enseñarle pa-cientemente a Job una importante lección que todos debemos aprender. Se repite muchas veces a través de la Biblia. Estudie los siguientes pasajes, tomando nota de la enseñanza de cada uno: Rom. 9:20–21; Isa. 29:16; 45:9; Dan. 4:35; Job 9:12. ¿Cuál es el mensaje de estos pasajes y de las preguntas de Job que él te-nía que aprender? ¿Había hecho bien Job al deman-dar una explicación de Dios en cuanto a su quebran-to? ¿Desde qué punto de vista hacía mal?

¿Qué nos enseñan estos pasajes y el ejemplo de Job en cuanto a la forma en que debemos responder en los tiempos difíciles? ¿Qué tipo de interrogantes son legítimas en tales circunstancias? ¿Qué clase de preguntas estarán fuera de lugar para nosotros como criaturas frente al Creador?

Dos obras más confirman la superioridad del poder de Dios. Sólo Dios puede domar al behe-mot y al leviatán. Nadie ha sido capaz de controlarlos. Los comentaristas apoyan diferentes pun-tos de vista en cuanto a la identificación de estas criaturas.

Mucho autores proponen que ambos son personajes mitológicos. Según algunos más, el autor aceptaba el punto de vista pagano en cuanto a la existencia y descripción de ellos. Otros opinan

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que el autor no apoya la existencia de dichos personajes, pero hace alusión a ellos para demos-trar que Dios domina las fuerzas que tales criaturas representan en el universo. Dios controla toda la creación y todas las fuerzas de la naturaleza. Hasta que Job pueda establecer un dominio co-mo el de Dios —si es que esto fuera posible— tendrá derecho de criticar al Amo y Señor del uni-verso, Quien ejerce Su dominio conforme a Su santa voluntad.[p 87]

Algunos comentaristas más toman nota de las semejanzas descritas entre estas bestias indo-mables y algunos animales conocidos hoy en día. El behemot parece ser semejante al hipopóta-mo o al elefante (40:15–24).

La mayoría destaca la similitud entre leviatán y el cocodrilo (41:1–34). Aunque algunos aspec-tos de su descripción parecen rebasar las características literales antes mencionadas, podrían explicarse como una narrativa poética de rasgos conocidos. Por ejemplo, el fuego y humo que salen de la boca y nariz, podrían describir la expulsión nasal y bucal de líquido al emerger de las aguas, especialmente cuando esto sucede a la luz del sol. Quizá ésta podría haber sido la des-cripción de un poeta. El resto de las características señaladas se notan en los cocodrilos.

En realidad, la interpretación exacta de los rasgos de estos animales no afecta la idea del pa-saje. Dios le dice a Job que cuando él pueda tomar control del mundo, y comprobarlo mediante su señorío sobre estas criaturas, tendrá derecho a sugerir una mejor manera de manifestar la justicia de Dios. Al no lograrlo, Job se da cuenta de que es mejor callar y dejar estas decisiones a Dios.

LA RESPUESTA DE JOB 42:1–6

Job no requiere de más preguntas de parte de Dios. Se da cuenta de lo que el Señor le quiere enseñar. Reconoce la grandeza de Dios y se percata de su propia necedad. No entendía lo que estaba diciendo. Hablaba de un modo que no le correspondía. Dios puede hacer lo que El quiere. Nadie tiene derecho ni capacidad para oponersele (42:1–2).

Job repite las primeras palabras que Dios le dijo al empezar a revelársele. Primero Dios le había preguntado: “¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento?” Job admite que esas palabras describen precisamente lo que él había hecho. Su forma de retar a Dios estaba fuera de orden. No sabía lo que estaba diciendo. Reconoce que estaba discutiendo acerca de [p 88] cuestiones mucho más allá de lo que podría llegar a comprender. Frente a tales temas, sería mejor callar y escuchar la voz del Señor (42:3).

La segunda cita de las palabras de Dios que Job repite son las que expusieron el método divi-no: “Te preguntaré y tú me enseñarás”. Job se había colocado en el lugar de Dios, para ponerse como juez de Su justicia. Por lo tanto, Dios le hizo las preguntas para ver si tenía el conocimiento o el poder necesarios para asumir esa posición en el diálogo.

Frente a la gloria de Dios, y confrontado con las grandes preguntas, Job se dio cuenta de que jamás podría comprender el conocimiento de Dios, ni controlar Su programa para el universo. Así que, sería mejor regresar a lo que le corresponde al ser creado. El juicio y el desarrollo del plan pertenecen a Dios; no al hombre.

Job se somete a la autoridad de Dios. Le da a Dios Su lugar. De aquí en adelante, le pregun-tará a Dios y le dejará a El proveer las respuestas. Ya no intentará decirle a Dios qué debe hacer. Seguirá el consejo de Eliú y pedirá que Dios le enseñe a él (42:4).

Habiéndose encontrado ante la grandeza de Dios, Job reconoce su propia falta de mérito. Se nota un cambio radical en su actitud como resultado de la revelación de Dios de la que ha sido testigo. Confiesa que anteriormente su teología se basaba en la teoría. Era una serie de verda-des; pero tan sólo consistía en palabras. Poseía una teología correcta, pero fría.

El resultado de esta experiencia es que ahora conoce a Dios de una forma mucho más íntima. Tanto su aflicción como su encuentro con Dios, le han enseñado mucho en cuanto a la grandeza de Dios y de Su plan para la vida de Sus hijos. Por haber visto tal manifestación del Señor, Job reconoce su pecado y debilidad (42:5–6).[p 89]

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“DE OIDAS TE HABIA OIDO; MAS AHORA MIS OJOS TE VEN”

¡PENSEMOS!

La experiencia de Job transforma las palabras teo-lógicas en una emocionante realidad. Al contemplar la revelación de Dios, queda más consciente aún de Su grandeza y poder. ¿Qué nos enseña esta transforma-ción en la vida de Job? ¿Qué se requiere hoy para convertir nuestra doctrina de Dios, en una realidad?

Job había pedido una audiencia con Dios porque quería que le explicara el motivo de su aflic-ción. Al encontrarse frente a Dios se queda tranquilo. Están resueltas sus dudas.

¿Cómo explica Dios el sufrimiento de Job? ¿Cuál viene a ser la respuesta que satisface sus dudas? No se lo explica. Entonces, ¿por qué es que Job queda satisfecho? Porque ha visto la grandeza de Dios. Esto le ha bastado. Al contemplar la magnificencia de Dios, no es necesaria otra explicación. Su Persona es suficiente para inspirarle confianza. Job confía en Dios por haber visto la manifestación de su soberanía. Ya no le pre-ocupa más por qué hace lo que hace.

En cuanto al sufrimiento en sí, Job aprendió que muchas veces Dios tiene propósitos para nuestra vida, los cuales no entendemos. No podemos ver todo el cuadro como Dios lo ve. Ade-más, Job aprendió algunas verdades en cuanto a Dios que nunca se había imaginado. Dios es mucho más grande de lo que Job había pensado. Un Dios tan glorioso merece nuestra confianza aún cuando no le comprendamos.

Aún al final de la historia, Job no se da cuenta de los propósitos de Dios en cuanto a la lucha espiritual, que se [p 90] menciona en el prólogo del libro. Sea cual fuere el propósito de Dios cuando sufrimos, podemos confiar en El. Es digno de nuestra confianza.

Al leer la historia de Job, todos recibimos una lección importante que Job tuvo que aprender también. El problema del sufrimiento no se resuelve al poner nuestra mirada en las aflicciones. Se resuelve cuando ponemos la vista en Dios. La perspectiva divina es la clave para enfrentarnos a los momentos difíciles de nuestra vida.

EL PROBLEMA DEL SUFRIMIENTO

NO SE RESUELVE

AL PONER LA MIRADA EN LOS PROBLEMAS

SE RESUELVE

AL PONER LA MIRADA EN DIOS

¡PENSEMOS!

El caso de Job nos enseña varias maneras de en-frentar los tiempos de aflicción en nuestra vida. Seña-le algunas de las actitudes o reacciones al sufrimiento que hemos observado en este libro.

Describa alguna situación en que le haya tocado pasar por un tiempo de aflicción. ¿Cuál de estas acti-tudes o qué otra reacción no mencionada en este li-

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bro, manifestó usted en esa situación? ¿Que actitud habría sido mejor?

¿Se enfrenta usted a alguna situación difícil en su vida en estos días? ¿Qué actitud debe tomar frente a tal circunstancia?

51

[p 91]

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Epílogo: El Resultado Final

Job 42:7–17

La historia de Job llega a su término. Sólo falta describir su desenlace final desde el punto de vista de Job. Conforme al relato presentado en el prólogo, Job ha estado participando en una lu-cha espiritual entre Dios y Satanás, aunque nadie se lo ha dicho.

Dios le ha puesto como ejemplo de lo que es un siervo Suyo; un hombre que ha reconocido la autoridad y la dignidad de Dios y que ha decidido entregar su vida para servirle. Satanás ha suge-rido que Job está sirviendo a Dios por causa de las bendiciones con que le recompensa. Por lo tanto, Satanás solicita permiso para despojarlo de sus posesiones, afligirle físicamente y hacer todo lo posible para provocar su caída.

A pesar de su frustración, confusión y depresión, Job se ha mantenido fiel a su Dios. Sus ami-gos le han acusado sin poder comprobar su culpa. Clama a Dios sin hallar respuesta. Su esposa trata de incitarlo para que maldiga a Dios y se muera. Sin embargo, Job confía en el Señor y es a El a Quien le presenta su caso.

La historia concluye con una descripción del resultado final del conflicto. No se nos dice acer-ca de las consecuencias en las esferas celestiales, pero podemos imaginárnoslas en base a la [p 92] actitud de Job al final del relato, que Satanás había perdido esta lucha contra Dios. A pesar de toda la aflicción que Satanás vertió sobre Job, él permaneció fiel a Dios.

LA CORRECCION DE LOS TRES AMIGOS 42:7–9

También Job fue reivindicado frente a los tres amigos que sin misericordia le habían tachado de pecador, a pesar de no contar con pruebas de ello. Los amigos recibieron la corrección divina porque no habían comprendido correctamente ni a Dios Mismo, ni Sus propósitos en esa situa-ción.

Sus amigos le habían encasillado conforme al concepto teológico de ellos. Consideraban a Dios como un Dios vengativo, que buscaba cualquier excusa para poder castigar al que le contra-dijera en algo. No se dieron cuenta de Su misericordia y perdón, ni de los otros propósitos que El tiene en Su plan para con Sus hijos.

LOS AMIGOS MANIFESTARON

UN CONCEPTO EQUIVOCADO EN CUANTO

A DIOS

JOB, EL SIERVO FIEL

MANIFESTO UN CONCEPTO ADECUADO

DE DIOS

Los amigos tuvieron que acercarse a Job como mediador, porque le habían despreciado sin causa, aunque él era el siervo de Dios. Cuatro veces Dios repite Su aceptación y apoyo de Job, llamándole “mi siervo”. El libro no deja lugar a dudas en cuanto a la fidelidad de Job.[p 93]

Aun después de todas sus preguntas, Dios indica que Job se había expresado correctamente en cuanto a El. Los amigos no habían hablado con rectitud, como lo había hecho Job.

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Es notable que la reacción de Dios frente a los tres amigos es la misma de Eliú: se encendió su ira contra ellos (32:3–5). Un apoyo menos directo de las opiniones de Eliú se encuentra en la pregunta que Dios le hizo a Job: “¿Me condenarás a mí, para justificarte tú?” (Compare 40:8 con 32:2). Estas dos semejanzas entre las opiniones de Eliú y la de Dios, junto con el hecho de que no se encuentra en la lista de aquellos a quienes Dios corrige, parecen demostrar que Eliú era vocero de Dios que habría de preparar el camino para la revelación divina, tal como él mismo se había presentado.

Los amigos tampoco habían reconocido el testimonio fiel que Job había mantenido a pesar de su aflicción. El había sido más justo que ellos, pero aún así le criticaron. Cuando le debían haber apoyado, se unieron para afligirle más. En el Nuevo Testamento, Pablo nos presenta una adve-rencia para evitar que se acepte una acusación contra un siervo de Dios reconocido sin tener evi-dencias (1 Tim. 5:19). Esta era una calumnia por parte de los amigos de Job.

Job demuestra su carácter espiritual al imitar lo que había aprendido del carácter de Dios, Quien ama y perdona a Sus hijos, aún cuando le ofenden. Así también Job les perdonó y actuó como mediador para lograr su justificación delante de Dios. No buscaba venganza. Por medio de ese ministerio de oración, Dios les perdonó.

LA RESTAURACION DE JOB 42:10–17

Job fue recompensado en forma material al final por su fidelidad. Se le dio una doble porción de la riqueza que había gozado antes (10). Todos sus familiares y amigos volvieron y le consola-ron (11). Además de la restauración de sus animales (12), Dios le concedió otra familia para re-poner a los que había perdido (13–15).[p 94]

DIOS QUITO TODA LA AFLICCION DE JOB

LE AUMENTO AL DOBLE TODAS LAS COSAS

Finalmente, hay que tomar nota de que Job vivió otros ciento cuarenta años para gozar de es-tos beneficios de su restauración (16–17). La fidelidad de Job fue recompensada abundantemen-te. Gozó de una verdadera prosperidad en todo el sentido de la palabra. Esta historia repite el mensaje que se encuentra muchas veces a través de la Palabra de Dios: al final, los fieles triun-fan.

¡PENSEMOS!

Al comparar el prólogo con el epílogo, se puedo observar el valor de reconocer la autoridad de Dios y someterse a la misma. La fidelidad de Job le ha cos-tado mucho. Ha perdido todo, menos su vida y su es-posa. Sin embargo, al final Dios le da una recompensa justa.

Contemple el caso de Job. ¿Qué principios nos enseña esta experiencia para nuestra vida hoy? ¿Qué diferencia debe causar en su vida el hecho de haber observado la vida de Job y sus consecuencias? ¿Có-mo cree que usted debe vivir en adelante? ¿Por qué?

REPASO DEL DESARROLLO DEL LIBRO

El libro de Job empieza con un prólogo que establece dos bases fundamentales que afectan el resto del libro (1–2). Primero, presenta a Job como un siervo fiel a Dios. Se describe como un va-rón perfecto, es decir, un hombre que cumple con todo lo que Dios demanda. Aunque esta des-cripción no quiere decir que nunca hubiera pecado, demuestra claramente que Job era un hombre

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íntegro. Su vida agradaba a Dios. De esta [p 95] manera el prólogo indica que el sufrimiento de Job definitivamente no era por causa de su pecado (1:1–5).

La segunda base fundamental del libro, que el prólogo demuestra, es que lo que sucede en la tierra es el resultado de un conflicto espiritual en el cielo. Job era parte de una lucha mucho ma-yor de lo que él podría imaginar. Participaba en un conflicto espiritual entre Dios y Satanás (1:6–2:10).

Al someterse voluntariamente a la autoridad de Dios, le daba a el Señor una gran victoria so-bre Satanás. Ese conflicto, juntamente con su resultado, ocurrió sin que Job se diera cuenta. Se da a entender de nuevo que las explicaciones simplistas de muchas personas respecto a que el sufrimiento siempre es el resultado del pecado, no son ciertas. Muchas veces, el sufrimiento entra en nuestra vida por causas desconocidas dentro del plan de Dios.

Aunque Satanás hace competencia con Dios. No es otro ser al mismo nivel. Sólo puede fun-cionar con el permiso de Dios. Toda la aflicción de Job requiere de la autorización divina. El ha estado en control a través de toda la historia.

Al enterarse del sufrimiento de Job, sus amigos llegaron para consolarle. Estaban afligidos por lo que vieron. Querían animarle pero optaron por quedarse callados al principio (2:11–13). Des-pués de varios días empezaron a hablar. La mayoría del libro se dedica a relatar el diálogo entre Job y sus amigos. Todo este diálogo presenta el razonamiento humano en cuanto al sufrimiento (3–37).

Los tres amigos razonan en base al punto de vista humano más común: “todo sufrimiento es el resultado del pecado”. Por lo tanto, se dedican a demostrar que Job es un pecador que se rehusa a reconocer su pecado y arrepentirse. Se señalan tres ciclos distintos en que los amigos sostie-nen este concepto en una manera cada vez más fuerte y más directa (3–31).

Job insiste en que él mismo acepta esta doctrina, pero está confundido porque no concuerda con su experiencia. Principia la discusión aceptando su argumento pero negando que él haya pe-cado. No comprende por qué puede estar sufriendo sin ser consciente de ningún pecado perso-nal. Clama a Dios para [p 96] que se le acuse de una vez o se le deje en paz. Pide audiencia con Dios para poder defenderse frente a El porque está seguro de que Dios se dará cuenta de que él ha sido un hombre justo.

A medio camino, Job se da cuenta de una nueva verdad. No es cierto que los justos siempre prosperan y que los impíos sufren aflicción. A la larga resulta cierto, pero no inmediatamente. To-dos han visto a los hombres justos sufrir en manos de los malos. Dios tiene que permitir lo contra-rio en algunas ocasiones. Tal vez esta aflicción suya se así también. Finalmente, los amigos ya no hallan cómo contestarle.

Entonces, entra otro observador, un joven llamado Eliú (32–37). Este joven se enoja con los amigos porque no pueden contestar a Job. Le acusan de ser pecador, pero no le pueden conven-cer porque no tienen pruebas de ningún pecado. Se enoja con Job también porque éste se pre-ocupa más por demostrar su propia justicia y no la justicia de Dios.

Eliú reconoce que puede haber otra explicación para el sufrimiento de Job. Aunque es obvio que Eliú considera probable que Job esté sufriendo por causa del pecado, no le acusa porque no tiene ninguna evidencia en su contra. Sin embargo, Dios puede tener otros motivos para dejar que uno de sus hijos sufra. Muchas veces Dios us la aflicción para llamarnos la atención porque nos quiere enseñar algo. En vez de acusar a Dios de ser injusto, Job debe clamar a Dios y pre-guntarle: “¿Qué quieres enseñarme?”

Al terminar Eliú su explicación y, a la vez, la presentación del razonamiento humano, Dios se revela (38–42:6). La revelación de Dios parece continuar, a otro nivel mucho mayor, con la expli-cación de Eliú. A través de esta revelación. Job se da cuenta de la superioridad del conocimiento y del poder de Dios. Reconoce la locura de tratar de discutir con Dios y comprender el plan divino.

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Aunque Dios nunca contesta las preguntas de Job en cuanto al porqué del sufrimiento, Job queda satisfecho. Al ver la grandeza de Dios, Job sabe que puede confiar en El. No tiene que comprender todo Su plan. Se entregará a El y dejará los planes en Sus manos.[p 97]

Al final del relato, notamos que Job nunca oye la historia completa. Sin embargo, el epílogo nos indica que Dios le restaura todo lo que ha perdido (42:7–17). Los amigos que le han acusado infundadamente tienen que reconocerlo y buscar su propia restauración por medio de la interce-sión de Job. El recibe una doble porción de toda la prosperidad que había perdido. Los amigos y familiares regresan y le consuelan. Dios le da una nueva familia para tomar el lugar de los que habían muerto. Además, Dios le concede 140 años más de vida para gozar de esta prosperidad.

Al terminar la historia vemos que Job aprendió que los justos triunfan a fin de cuentas. Sabo-reó el triunfo al haber ganado la victoria. A su vez, en base al prólogo, nosotros comprendemos que Job le dio la victoria a Dios en el conflicto espiritual con Satanás. Dios fue glorificado por la fidelidad voluntaria de su hijo.

Las Causas del Sufrimiento

En base a las enseñanzas del libro de Job podemos observar cuatro causas del sufrimiento, las cuales debemos considerar cuando nos encontramos en medio de tiempos difíciles. Tal vez el motivo más común sea el pecado. Dios usa el pecado para advertirnos cuando andamos mal. Intenta alertarnos del peligro y regresarnos al camino indicado. Por lo tanto, el primer paso a to-mar al sufrir es el de examinarnos. ¿Quiere Dios hacernos conscientes de alguna falta? De ser así, debemos arrepentirnos y volver a buscarle.

El segundo motivo posible del sufrimiento es para enseñarnos. Dios utiliza el sufrimiento para enseñarnos alguna lección de valor para perfeccionarnos. Romanos 5:3–5 y Santiago 1:2–4 de-muestran que Dios nos perfecciona por medio de las pruebas. Así que, al sufrir, debemos pregun-tarle al Señor: “¿Qué quieres enseñarme?”

El tercer motivo posible del sufrimiento es para probar la realidad de nuestra fe. Este motivo corresponde a la prueba satánica en la lucha espiritual en la cual participaba Job. Puede ser que Dios nos eliga como ejemplos en Su conflicto [p 98] contra Satanás. En tal caso, Satanás hará todo cuanto pueda para hacernos caer. Tales pruebas podrían incluir el sufrimiento severo, como el que afligió a Job. Al seguir fielmente a Dios, alcanzaremos una victoria espiritual y Dios será glorificado. Frente a tal sufrimiento, debemos pedir la ayuda de Dios para vencer.

El cuarto motivo posible del sufrimiento podría tener alguna razón desconocida. Tal vez nunca entenderemos el porqué de esa clase de aflicción. Sin embargo, al conocer al Dios que controla nuestra vida, podemos confiar en El y alabarle. Siempre debemos buscar Su persona y confiar en Su justicia y soberanía.

Cuando le toque pasar por algún tiempo difícil, puede considerar estas cuatro alternativas. Al hacer una autoevaluación concienzuda, podrá identificar cuál de estos motivos se aplica a su ca-so. Busque el remedio indicado y sígalo. De esta manera saldrá victorioso, en lugar de llegar a la frustración y depresión.

Las Lecciones a Aprenderse

El libro de Job nos enseña algunas lecciones importantes que todos debemos aprender. A continuación se presenta una lista de algunas de las lecciones principales que el autor ha notado en este libro. Tal vez usted pueda señalar otras. Repase el libro de Job con el diagrama que se encuentra al principio del comentario. Apunte cualquier otro principio que le haya llamado la aten-ción al estudiar el libro de Job.

1) Participamos en un conflicto espiritual. Satanás hará todo cuanto pueda para hacernos caer. Dios gana la victoria cuando somos fieles y sumisos a Su voluntad.

2) Dios controla la historia, aun en medio de circunstancias difíciles y aparentemente adversas. 3) Dios tiene propósitos para nuestras vidas que a veces no entendemos.[p 99]

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4) El problema del sufrimiento no se resuelve al poner nuestra mirada en las aflicciones. 5) El problema del sufrimiento se resuelve cuando fijamos nuestros ojos en Dios. 6) Al final, los fieles triunfan.

¡PENSEMOS!

Repase el libro con la ayuda del diagrama una vez más. Al finalizar el repaso, trate de escribir en una so-la oración el mensaje principal del libro.

Antes de terminar este estudio apunte tres cam-bios específicos que usted cree que Dios quiere lo-grar en su vida, como resultado de haber estudiado este libro. Tome un momento para orar y pedir la ayn-da de Dios para que se logren estos cambios en su vida. Cuéntele al grupo de estudio, o por lo menos a alguna otra persona de confianza los cambios que Dios quiere que usted haga en su vida. Coloque esta lista en algún lugar donde podrá ver de vez en cuando para acordarse de estas metas. Siga orando y traba-jando hasta que se realicen los cambios deseados.