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121 EL PERSEGUIDOR Y OTROS CUENTOS DE CINE

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Boletín del Club de Lectura Boletín del Club de Lectura Boletín del Club de Lectura Boletín del Club de Lectura Boletín del Club de Lectura Boletín del Club de Lectura Boletín del Club de Lectura Boletín del Club de Lectura Boletín del Club de Lectura Boletín del Club de Lectura Boletín del Club de Lectura Boletín del Club de Lectura EL GRITOEL GRITOEL GRITOEL GRITOEL GRITOEL GRITOEL GRITOEL GRITOEL GRITOEL GRITOEL GRITOEL GRITO Temporada 8 / FEBRERO 2011. Número 121 http://clubelgrito.blogspot.com

EL AUTOR

1914-1941

Julio Florencio Cortázar nace en Bruselas el 26 de agosto de 1914, hijo de Julio Cortázar y María Her-minia Descotte. Con la ciudad ocupada por las tro-pas alemanas, la familia se muda a Ginebra y pos-teriormente a Zurich, donde aguarda el fin de la I Guerra Mundial. En 1918, la familia se instala en el suburbio bonaerense de Banfield. El padre abandona a la familia, y Julio Cortázar se cría con su madre, su her-mana, su tía y su abuela. En 1923, el niño Cortázar escribe su primera novela, además de poemas. En 1932, obtiene el título de Maestro Normal, y en 1935, el de Maestro Nor-mal en Letras. Ingresa en la Facultad de Filosofía y Le-tras. Enseña en Bolívar y Chi-vilcoy. En 1938, publica bajo el pseudónimo de Julio Denis su primer poemario, “Presencia”.

CORTÁZAR MAESTRO

Julio Cortázar recorrió Ar-gentina impartiendo clases antes de alcanzar renombre internacional por su obra literaria. Estuvo de profesor en la escuela San Carlos de la ciudad de Bolívar, del 31 de mayo 1937 al 31 de julio de 1939, y en la Escuela Normal de Chivilcoy como titular de His-toria, Geografía e Instrucción Cívica, del 22 de agosto de 1939 hasta julio de 1944, fecha en la que le ofrecieron las cátedras de Literatura Meri-dional y Septentrional en la Universidad de Cuyo, que dictó en 1944 y 1945. “Enseñé en ella sin tener título universitario. Era una universidad muy joven, pagaban unos sueldos de hambre, pero al mismo tiempo nos proponía a los jóvenes argenti-nos una especie de apostolado: ir a enseñar aque-llo que nosotros conocíamos mejor que los estu-diantes”. En la universidad, Cortázar dejó de en-señar instrucción cívica y dio un curso sobre lite-ratura francesa e inglesa. “Año y medio estuve en Cuyo, hasta que llegó el primer gobierno de Pe-rón, y me marché”.

1941-1950

En 1941, Julio Cortázar publica un artículo sobre Rimbaud en la revista Huella y el 22 de octubre de ese mismo año aparece el relato "Llama el teléfo-no, Delia" en El Despertar de Chivilcoy, firmado con el seudónimo Julio Denis. En 1944 es trasla-dado a Cuyo (Mendoza), en cuya Universidad im-parte cursos de Literatura Francesa. Ese año pu-blica el relato "Bruja", enCorreo Literario. Renun-

cia a su cargo docente en 1945, cuando Juan Domingo Perón gana las elecciones presiden-ciales argentinas. Ese mismo año regresa a Buenos Aires, con los cuentos que conforman el volumen “La otra orilla”. Co-mienza a trabajar en la Cámara Argentina del Libro en 1946. Continúa colaborando en pren-sa con artículos, traducciones y algún relato. En 1948 obtiene el título de traductor público de inglés y francés. Un año más tarde, Julio Cortázar publica, por primera vez con su nom-bre, el poema dramático “Los reyes”, obra que había apareci-do en la revista Los Anales de Buenos Aires en el número de octubre-diciembre de 1947. Ese verano escribe su primera no-vela, “Divertimento”, que será publicada póstumamente. En

noviembre de ese año y hasta mediados del si-guiente viaja por Europa, donde decide vivir. En 1950, escribe “El examen”, rechazada por la Edito-rial Losada y que será también publicada tras su muerte.

EL PRIMER JULIO CORTÁZAR

A los nueve años, Julio Cortázar ya había escrito una novela. “No tengo ni la menor idea de lo que era, aunque supongo que algo muy lacrimoso, muy romántico, una historia en la que todo el mundo moría al final”. Una novela tan buena que su madre pensó estaba copiada, algo que supuso un varapalo para el niño Julio Cortázar. En 1938 publica bajo el pseudónimo de Julio Denis, el poe-mario “Presencia”. “Empecé a publicar bastante tarde. No he sido un escritor precoz en el plano de la edición, aunque sí en el de la escritura. Quizá

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haya un elemento culpable, una especie de narcisis-mo personal, pero más bien lo veo como una auto-crítica muy rigurosa”. Prueba de ello es la novela que escribió en los mismos años, “Las nubes y el arquero”, cuyo original se extravió.

1951-1960

Julio Cortázar obtiene una beca del gobierno francés y viaja a París, donde comienza a trabajar con un distribuidor de libros y como locu-tor radial, trabajo que perderá de-bido a su acento. En 1951 publica “Bestiario”, su primer libro de cuentos, y en 1953 se casa con Au-rora Bernárdez, con quién hace un amplio viaje por Italia. Durante su breve estancia en Roma traduce las obras en prosa de Edgar Allan Poe. En 1954 empieza a trabajar como traductor para la UNESCO y se ins-tala definitivamente en París. En 1956 publica “Final del juego” y la traducción de los cuentos comple-tos de Edgar Allan Poe. En 1959, se edita “Las armas secretas”, que incluye el relato “El perseguidor”. El año siguiente viaja a Argentina y publica una novela escrita durante ese viaje en barco: “Los premios”.

CORTÁZAR, TRADUCTOR

Durante años, el modo de sustento de Julio Cortá-zar provino de sus traducciones. Primero, en la prensa argentina, y posteriormente en la UNESCO, Cortázar se entregó a la labor con la misma inten-sidad que a la literatura. Tradujo a Gide, Chester-ton, Daniel Defoe y Henry Bremond, pero el golpe de gracia vendría con las traducciones –míticas ya- de la obra en prosa de Edgar Allan Poe y “Memorias de Adriano”, de Marguerite Yourcenar. “Pienso también que lo que me ayudó fue el apren-dizaje, muy temprano, de lenguas extranjeras y el hecho de que la traducción, desde un comienzo, me fascinó. Si yo no fuera un escritor, sería un traduc-tor”.

1961-1970

Julio Cortázar viaja a Cuba, donde se fraguará su compromiso político con la Revolución Cubana. También en 1961 aparece la primera traducción de una obra de Cortázar: la editorial francesa Fayard publica “Los premios”. El año siguiente ve la luz “Historias de cronopios y famas”, en la editorial Mi-notauro de Buenos Aires, y en 1963 lo hará “Rayuela”. Ese mismo año participa como Jurado en el Premio Casa de las Américas, en La Habana. Las traducciones de sus obras y sus colaboraciones en prensa se suceden. En 1966 publica “Todos los fue-gos el fuego” y asume –con la publicación de su artí-culo “Para llegar a Lezama Lima” su compromiso con la izquierda latinoamericana y su lucha de libe-

ración. Al año siguiente aparece “La vuelta al día en ochenta mundos”, y en 1968 “62, modelo para ar-mar” y “Buenos Aires, Buenos Aires”. 1969 será el año del volumen de miscelánea “Último round”. En 1970, viaja a Chile para asistir a la investidura como

Presidente de la República de Salvador Allende, y la editorial Sudamericana reúne en el li-bro “Relatos” una selección de cuentos de “Todos los fuegos el fuego”, “Las armas secre-tas”, “Final del juego” y “Bestiario”.

RAYUELA Y LOS JÓVE-NES

La explosión de “Rayuela” impresionó no sólo a la críti-ca y al público lector, sino además supuso toda una re-velación para millares de jó-venes que se asomaban por primera vez a la literatura. Así lo dice el mismo Cortázar:

“A mí se me ocurrió intentar un libro en el que el lector, en lugar de leer el libro consecutivamente, tuviera varias opciones. Cuando terminé “Rayuela” pensé que había escrito un libro de un hombre de mi edad para lectores de mi edad, y la gran mara-villa cuando se publicó en Argentina y en toda la América Latina, es que encontró sus lectores en los jóvenes, en quienes yo jamás había pensado direc-tamente al escribir este libro. Los verdaderos lecto-res de “Rayuela” han sido los jóvenes. Y ese fenóme-no se ha venido manteniendo a lo largo de los años. Esa es la gran maravilla de un escritor: saber que ha escrito un libro pensando que hacía una cosa que correspondía a su edad, a su tiempo y a su cli-ma, y descubrir de pronto que planteó problemas que son de la generación siguiente. Esa es para mí la gran recompensa, la justificación total de “Rayuela”.

1971-1984

Algunos de los poemas escritos por Julio Cortázar entre 1948 y 1958 se publican en 1971 bajo el título de “Pameos y meopas”. En 1972, es el turno de Prosa del observatorio, que incluye fotografías suyas, y en 1973 el de su obra más política, “El libro de Ma-nuel”. La obra será galardonada con el Premio Mé-dicis. En 1974, viaja a Roma como miembro del Tri-bunal Russell -una institución dedicada al estudio de la situación política y de los derechos humanos en Latinoamérica- y aparece “Octaedro”. Al año si-guiente, participa en la Comisión Internacional de Investigación de los crímenes del régimen pinoche-tista, que tiene lugar en México, y pronuncia una serie de conferencias sobre la literatura latinoameri-cana en la Universidad de Oklahoma, recogidas –junto a otros dos textos- en “The final island: The

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fiction of Julio Cortazar”. También en 1975, publica “Fantomás contra los vampiros multinacionales” y “Silvalandia”. En 1976 aparece “Estrictamente no profesional. Humanario”, e inicia sus viajes a Nica-ragua con una estancia en Solentiname que recogerá un año más tarde en el texto “Apocalipsis en Solenti-name”, aparecido en el libro de relatos “Alguien apa-rece por ahí”. En 1978 se separa de Ugné Karvelis y da a la imprenta un libro sobre pintura, “Territorios”. En 1979 publica “Un tal Lucas”. En 1980 se casa con Carol Dunlop, y desde una nueva visita a Nicaragua se compromete con la Revolución Sandinista, además de conocer en Panamá a Omar Torrijos. Ese mismo año dicta unas conferencias en

la universidad cali-forniana de Berke-ley, y publica el li-bro de cuentos “Queremos tanto a Glenda”. François Miterrand le otorga la nacionalidad francesa el 24 de agosto de 1981; ese año le es diagnosti-cada una leucemia. En 1982, publica el volumen de relatos “Deshoras” y muere su esposa, Carol Dunlop, con quién coescribió “Los au-tonautas de la cos-

mopista”, que aparecerá al año siguiente, al igual que “Nicaragua tan violentamente dulce”. Ese año viaja durante unos días a Argentina, y a La Habana. En 1984, recibe la Orden de la Independencia Cultu-ral Ruben Darío nicaragüense. El 12 de febrero, muere de leucemia y es enterrado junto a Carol Dunlop en el cementerio parisino de Montparnasse.

LA POLÍTICA Y JULIO CORTÁZAR

Julio Cortázar mantuvo desde siempre un compro-miso con la política, ya desde el tiempo en que Juan Domingo Perón era Presidente de Argentina; aun-que antiperonista, Cortázar no participó en grupos o asociaciones políticas. En 1961 comenzó sus viajes a Cuba y descubrió cómo “La revolución cubana me mostró entonces el gran vacío político que había en mí, mi inutilidad política”. Así, años más tarde, en el prólogo de “Libro de Manuel”, Cortázar afirma que “Más que nunca creo que la lucha en pro del socialismo latinoamericano debe enfrentar el horror cotidiano con la única actitud que le dará la victoria: cuidando precisamente, celosamente, la capacidad de vivir tal como la queremos para ese futuro, con todo lo que supone de amor, de juego y de alegría”.

http://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/cortazar/bioseten.htm

PRÓLOGO PRÓLOGO AA "CARTAS "CARTAS DEDE MAMÁ" MAMÁ" PORPOR J.L. BO J.L. BORGESRGES

Hacia 1947 yo era secretario de redacción de una

revista casi secreta que dirigía la señora Sarah de

Ortiz Basualdo. Una tarde, nos visitó un muchacho

muy alto con un previsible manuscrito. No recuerdo

su cara; la ceguera es cómplice del olvido. Me dijo

que traía un cuento fantástico y solicitó mi opinión.

Le pedí que volviera a los diez días. Antes del plazo

señalado, volvió. Le dije que tenía dos noticias. Una,

que el manuscrito estaba en la imprenta; otra, que lo

ilustraría mi hermana Norah, a quien le había gusta-

do mucho. El cuento, ahora justamente famoso, era

el que se titula Casa Tomada. Años después, en Pa-

rís, Julio Cortázar me recordó ese antiguo episodio y

me confió que era la primera vez que veía un texto

suyo en letras de molde. Esa circunstancia me honra.

Muy poco sé de las letras contemporáneas. Creo que

podemos conocer el pasado, siquiera de un modo

simbólico, y que podemos imaginar el futuro, según

el temor o la fe; en el presente hay demasiadas cosas

para que nos sea dado descifrarlas. El porvenir sabrá

lo que hoy no sabemos y cursará las páginas que me-

recen ser releídas. Schopenhauer aconsejaba que,

para no exponernos al azar; sólo leyéramos los libros

que ya hubieran cumplido cien años. No siempre he

sido fiel a ese cauteloso dictamen; he leído con sin-

gular agrado Las armas secretas, y he elegido este

cuento.

Una historia fantástica, según Wells, debe admitir

sólo un hecho fantástico para que la imaginación del

lector la acepte fácilmente. Esta prudencia corres-

ponde al escéptico siglo diecinueve, no al tiempo

que soñó las cosmogonías o el Libro de las Mil y

Una noches. En Cartas de Mamá lo trivial, lo nece-

sariamente trivial, está en el título, en el proceder de

los personajes y en la mención contínua de marcas

de cigarrillos o de estaciones de subterráneos. El

p rod i g i o r equ i e r e e so s po rmeno r e s .

Otro rasgo quiero indicar. Lo sobrenatural, en este

admirable relato, no se declara, se insinúa, lo cual le

da más fuerza, como en el Izur de Lugones. Queda la

posibilidad de que todo sea una alucinación de la

culpa.

Alguien que parecía inofensivo vuelve atrozmente.

Julio Cortázar ha sido condenado, o aprobado, por

sus opiniones políticas. Fuera de la ética, entiendo

que las opiniones de un hombre suelen ser superfi-

ciales y efímeras.

Buenos Aires, 29 de noviembre de 1983

http://www.juliocortazar.com.ar/cuentos/

prologo.htm

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Julio Cortázar desplegó con pasmoso domi-

nio una narrativa original, alejada de tópi-

cos, que volvió a poner de relieve el juego

vanguardista y la experimen-

tación creativa. El libro “El

perseguidor y otros cuentos

de cine” reúne algunos de

sus mejores relatos que han

sido inspiradores para el sép-

timo arte.

Comúnmente a la sombra de

la majestuosidad de Rayuela,

la fórmula de relatos breves

de Julio Cortázar fue menos

laureada, pero sedujo a un

público dado a la gran panta-

lla que acabaría recogiendo

el testigo argumental de su

obra y adaptándola a varias películas. Por

este motivo, la editorial RBA ha decidido

reunir bajo el título El perseguidor y otros

cuentos de cine cinco de los relatos que han

dado lugar a obras cinematográficas que con

el tiempo han conseguido meterse de lleno

en la historia del séptimo arte.

La colección de cuentos la inaugura “Los buenos servicios” que en su traducción al celuloide parió el filme “Monsieur Bébé” de

las manos de Claude Chabrol. Aunque pro-

bablemente nadie trasladó con tanta brillan-

tez los desaires de la pluma de Cortázar a la

pantalla como Michelangelo Antonioni, que

quedó prendado de “Las babas del diablo”. Un enrevesado y delirante cuento en el que

nada es lo que parece ser con el que el direc-

tor italiano acabaría creando la formidable

película “Blow-up”. Por su parte, el popular

relato “La autopista del sur” inspiró la apa-rición de dos filmes: “Week-end” de Jean-

Luc Godard y “El gran atasco” de Luigi Co-

mencini. Sin embargo, el relato del que más

orgulloso se sintió Cortázar fue “El perse-guidor” al que el autor calificó como “una pequeña Rayuela” que le permitió adelantar

la nebulosa de la novela y sus paradigmáti-

cos escenarios. Clint Eastwood introdujo la

esencia argumental de este cuento en su pe-

lícula “Bird”. Y es que el protagonista de

“El Perseguidor” no deja indi-

ferente a nadie, porque Johnny

Carter encandila al oyente con

su saxo, aunque él toque en

otro tiempo y en otro espacio.

En un rincón oscuro y patoló-

gico donde la locura dicta su

sentencia. Y a pesar de los de-

lirios, de que el bueno de

Johnny esté enganchado a

cualquier vicio, todos lo admi-

ran y quieren sacar de él lo

que nunca ha sido: una perso-

na común y sensata. Y sus

amigos temen que la locura de

Johnny, tan sugenrente y mag-

nética, los acabe atrapando en su rebufo con

el consiguiente peligro, al que hacen men-

ción en el relato: “sería como vivir sujeto a

un pararrayos en plena tormenta y creer que

no va a pasar nada”. Y es que el músico

Johnny Carter ha sido uno de los mejores

personajes creados por Cortázar, un tipo lán-

guido, sumergido en una realidad tan prísti-

na que oscure su alma y empacha sus senti-

dos. Más que un músico un hipnotizador que

consigue con sus melodías lo que su creador,

Julio Cortázar, consigue con su pluma:

arrastrarnos cual polillas tras la luz por el

desfiladero de su fantasía.

El escritor argentino nos legó cuentos y na-

rraciones cargadas de giros y finales que

siempre parecen morar en la desazón. Y es

que el lector, una vez seducido por los idíli-

cos paisajes, por las edulcoradas escenas

costumbristas, por los maravillosos persona-

jes, asiste al despuntar de una angustia, una

mácula insalvable, imposible de disimular; y

lo imprevisto aparece jadeante para desmo-

ronar la serenidad lectora.

http://

cronicasdesdemacondotangoliterario.wordpress.com/2009/10/25/la-

narracion-filmica-de-cortazar/