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13-Estrada Álvarez Jairo-Capitalismo Criminal

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Los escándalos en torno a la mal llamada parapolítica se han acompañado de unaincesante producción de comunicación que tiene como propósito principal interiorizar enla opinión pública la idea de que el fenómeno aludido no es más que un asunto deindividuos. Éstos, movidos por apetitos de diversa índole, políticos o económicos,desviaron el camino, establecieron alianzas no santas con organizaciones paramilitares, yconstruyeron poderes locales con proyección nacional, que amenazaban además el poderlegalmente constituido. Sería esa, otra de las expresiones de la “guerra contra lasociedad”, que se argumenta con cierta vehemencia en algunos sectores de laintelectualidad del establecimiento.

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  • Capitalismo criminal y organizacin mafiosa de la sociedad

    Jairo Estrada lvarez[1]

    Los escndalos en torno a la mal llamada parapoltica se han acompaado de una incesante produccin de comunicacin que tiene como propsito principal interiorizar en la opinin pblica la idea de que el fenmeno aludido no es ms que un asunto de individuos. stos, movidos por apetitos de diversa ndole, polticos o econmicos, desviaron el camino, establecieron alianzas no santas con organizaciones paramilitares, y construyeron poderes locales con proyeccin nacional, que amenazaban adems el poder legalmente constituido. Sera esa, otra de las expresiones de la guerra contra la sociedad, que se argumenta con cierta vehemencia en algunos sectores de la intelectualidad del establecimiento. La consecuencia poltica de semejante perspectiva consiste en mostrar que el Estado mismo, ahora en cabeza del seor Presidente, puede desplegar fuerzas autopurificadoras, propias de una inmensa operacin de limpieza (la colombian clean, de que habla la tira cmica de Amnista Internacional), para reconducir -con seguridad democrtica y crecimiento econmico- la sociedad colombiana por el sendero de la prosperidad y las metas del plan prospectivo 2019, y adems, perdonar y purificar a las ovejas descarriadas, con todo y sus capitales. Todo ello, bajo el liderazgo de la personalidad histrica excepcional que ve en Uribe el ex ministro Londoo Hoyos.

    Un enfoque subjetivista de esas caractersticas del que con otros acentos no escapan sectores democrticos- pone de relieve la importancia de los anlisis que ha alentado la tradicin marxista. Para no naufragar en el mar de episodios y de las noticias diarias, siempre ser conveniente recordar el aserto de Marx en El Capital:

    En esta obra, las figuras del capitalista y del terrateniente no aparecen pintadas, ni mucho menos de color de rosa. Pero advirtase que aqu slo nos referimos a las personas en cuanto personificacin de categoras econmicas, como representantes de determinados intereses y relaciones de clase. Quien como yo concibe el desarrollo de la sociedad como un proceso histrico-natural no puede hacer al individuo responsable de la existencia de relaciones de que l es socialmente criatura, aunque subjetivamente se considere muy por encima de ellas[2].

    Ese llamado de Marx a considerar las relaciones entre el sujeto y la estructura inspira este ensayo. Con l me propongo contribuir a las caracterizaciones que la izquierda viene elaborando sobre el gobierno de lvaro Uribe Vlez durante los ltimos aos, haciendo nfasis en este caso en los rasgos criminales y mafiosos de la formacin socioeconmica capitalista. stos, si bien han generado una mayor atencin en los mbitos acadmicos y en algunos sectores polticos, particularmente a raz de los escndalos recientes, siguen sin ocupar el lugar que merecen: se trata de componentes orgnicos, estructurales, de la actual fase capitalista; en momento alguno de fenmenos episdicos[3]. Dada su maduracin, con el gobierno de Uribe se pretende justamente su institucionalizacin. Se trata de un producto histrico, expresivo de varias dcadas de transformaciones capitalistas, tanto en la tendencia de la acumulacin de capital, como en las configuraciones del rgimen poltico.

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    La tendencia histrica de la acumulacin capitalista Junto con la tendencia a la financiarizacin del capital, que ha sido sealada en mltiples trabajos como el principal rasgo de la actual fase de la acumulacin capitalista, debe sealarse que sta se caracteriza igualmente por una articulacin creciente entre formas legales e ilegales de acumulacin; la economa capitalista actual tiene una fuerte presencia criminal. Si bien este no es un fenmeno nuevo, pues en principio acumulacin y crimen van de la mano, es evidente que en el marco de la mundializacin capitalista ste ha adquirido nuevas dimensiones. Idelogos del establecimiento transnacional, como Moiss Nam, sealan incluso que las actividades delictivas globales estn transformando el sistema internacional, invirtiendo las reglas, creando nuevos agentes y reconfigurando el poder en la poltica y la economa internacionales[4]. Desde luego que el inters de Nam no se encuentra en desvelar el carcter consustancial al capitalismo de esas actividades. Su preocupacin se encuentra ms bien en los impactos sobre la estabilidad de la institucionalidad transnacional de capitalismo. No obstante, la sola constatacin del fenmeno resulta importante. Los problemas de la acumulacin capitalista, notorios en la dcada de 1970, fueron resueltos histricamente con el despliegue de nuevas formas de rentabilidad del capital. Se trat: a) de los procesos de reestructuracin econmica y productiva para actualizar tecnolgicamente el modo de produccin; b) de la activacin del potencial especulativo del capital-dinero, en direccin a lo que ha dado en caracterizarse como la financiarizacin; c) de la promocin de economas ilegales con altsimas tasas de ganancia (armas, drogas, seres humanos, propiedad intelectual y dinero); y d), como un rasgo particular de la nueva fase capitalista, de la fuerte y creciente imbricacin entre a) y b) con c), para dar lugar a la irrupcin de un nuevo tipo de acumulacin, que se muestra como legal, pero se origina en actividades ilegales. Esa zona gris de la acumulacin capitalista actual, constituida sobre operaciones transnacionales de lavado de dinero es muy difcil de cuantificar; a lo sumo, se encuentran estimaciones sobre el conjunto de la economa ilegal, que registran una equivalencia con ms del 10% del comercio mundial. La nueva fase capitalista se caracterizar por la importancia creciente de una nueva modalidad de empresas transnacionales: las transnacionales del capitalismo criminal (ETCC).

    Por otra parte, no cabe la menor duda de que las polticas de liberalizacin de la economa y de desregulacin estatal, propiciadas por el proyecto poltico-econmico neoliberal, se constituyeron en el terreno abonado para el florecimiento sin precedentes de esas transnacionales del capitalismo criminal. (No hay nada que se le parezca ms a la especulacin financiera que la economa ilegal). As mismo, las dimensiones culturales del proyecto neoliberal (individualismo, competencia, meritocracia, enriquecimiento extremo, consumo suntuario) alentaran la aparicin de nuevas subjetividades en esa misma direccin[5].

    Las ETCC se acompaaron del surgimiento de un verdadero sistema de poder trasnacional. Nam lo caracteriza as:

    Las redes ilcitas no solo se hallan estrechamente interrelacionadas con las actividades lcitas del sector privado, sino que se hallan tambin profundamente implicadas en el sector pblico y en el sistema poltico. Y una

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    vez se han extendido a las empresas privadas legales, los partidos polticos, los parlamentos, las administraciones locales, los grupos mediticos, los tribunales, el ejrcito y las entidades sin nimo de lucro, las redes de trfico llegan a adquirir una poderosa influencia en algunos pases sin parangn- en los asuntos de Estado[6].

    Ese sistema de poder asume los rasgos propios de una estructura mafiosa cuando se persigue el doble objetivo de asumir el control total de un territorio y sustituir la autoridad legal del Estado con la propia autoridad y la propia mediacin social. Esto ocurre con la penetracin en la poltica y en las instituciones y, sobre todo, con el ejercicio () de la violencia[7].

    Lo que debe quedar claro es que esa estructura mafiosa cumple siempre una funcin de acumulacin. La mafia, seala Forgione, es siempre una empresa capitalista, con unfuerte factor adicional: la fuerza intimidatoria de la violencia. Pero su esencia es y ser la de ser una empresa criminal encaminada a la acumulacin de capital[8].

    La irrupcin del paraestado Estos referentes de anlisis me permiten un acercamiento a la problemtica colombiana desde la perspectiva sealada para este ensayo. Nuestro punto de partida consiste en abordar las transformaciones del capitalismo colombiano como parte de las transformaciones mundiales del capitalismo; en aquel se expresan la tendencia general, y tambin las especificidades propias.

    En el caso colombiano, la articulacin de las formas legales con las formas ilegales de la acumulacin capitalista se remonta a la segunda mitad de la dcada del setenta y se

    inscribe dentro de la transicin del rgimen de acumulacin basado en la industrializacin dirigida por el Estado hacia el rgimen actual de financiarizacin del capital. Sin temor a la exageracin, se podra aseverar que esa transicin no hubiera sido exitosa sin el surgimiento de un nuevo empresariado vinculado a los circuitos transnacionales de la acumulacin: el empresariado de la cocana[9]. No es actualmente medible -y probablemente nunca lo ser-, la potencia desplegada para la acumulacin de capital por la articulacin de las formas legales con las formas ilegales. Si bien hay cuantificaciones sobre el trfico de cocana, no las hay con la objetividad requerida- sobre el impacto de sus capitales en el conjunto de la economa. La tecnocracia neoliberal y los voceros oficiales siempre se han empeado en minimizarla. Pero lo cierto es que la pregonada estabilidad macroeconmica colombiana y la relativa excepcionalidad frente a las profundas crisis econmicas latinoamericanas han descansado sobre el colchn de los capitales ilegales; as mismo, la persistente prosperidad de buena parte de los grandes negocios capitalistas privados en el sector financiero y el mercado de capitales, la industria, la construccin, la hotelera, el turismo, el comercio (incluido el de importacin y de exportacin), los servicios, el entretenimiento, la salud, la educacin; tambin, ciertos "milagros econmicos" (transitorios) regionales. La articulacin entre las formas legales con las formas ilegales de la acumulacin capitalista contribuy hacia finales de la dcada de 1980 a la formacin de un nuevo

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    consenso a favor de las (contra) reformas estructurales y de la reestructuracin neoliberal del Estado, y produjo una reconfiguracin en el bloque dominante de poder, la cual se anunciaba ya desde la dcada de los setenta con el surgimiento de nuevos "grupos econmicos" y la influencia creciente del capital financiero.

    Slo que ahora se agregaba una alianza "no santa" -construida a lo largo de la dcada de los ochenta- entre sectores capitalistas legales con los empresarios de la cocana. Se fortalecan as los rasgos criminales de la economa. Las estructuras mafiosas haban permeado igualmente las instituciones del Estado (todos los poderes pblicos), incluidas las fuerza armadas, los partidos polticos tradicionales y los polticos profesionales, y sectores de la iglesia. Se consolidaba as la estructura mafiosa de la formacin socioeconmica. No es casual que sectores de la intelectualidad de izquierda anunciaran la irrupcin del paraestado[10]. Al respecto sealaban Palacio y Rojas en 1989:

    "() el paraestado no slo tena una fraccin del capital que empezaba a ser predominante, sino que los empresarios de la cocana, aliados con otras fracciones del capital, empezaron a tener control territorial y bases sociales populares en algunas regiones del pas"[11]

    Y agregaban: "() estamos frente a una especie de "paraestado". Incluye una poderosa fraccin capitalista; un aparato represivo militar; gastos en bienestar social; control territorial regional y un restringido pero eficaz apoyo popular"[12].

    Empresarios de la cocana, estructuras mafiosas y paramilitarismo se constituyeron en las formas criminales, en piezas del nuevo rompecabezas de la acumulacin de capital en Colombia, basada ahora en la creciente articulacin entre sus formas legales y sus formas ilegales. En ese sentido, una explicacin esencial del paramilitarismo consiste en su entendimiento como el "otro brazado armado", junto con las Fuerzas Militares del Estado, de esa nueva fase de acumulacin capitalista; contrario a la idea de sectores de la intelectualidad del establecimiento que desean explicarlo simplemente como una reaccin contra la violencia guerrillera.

    La funcin de acumulacin no se ha limitado a la expansin del negocio de la cocana o a la articulacin con negocios legales existentes. A mi juicio, el paraestado ha desempeado dos funciones adicionales del mayor significado: a) ha propiciado una profunda transformacin de las relaciones de propiedad, y b) ha incidido sobre la redefinicin de las relaciones entre el capital y el trabajo. En el primer caso no se trata solo de las transformaciones intercapitalistas; se trata igualmente de los nuevos ciclos de acumulacin originaria que ha desatado regionalmente, de la expropiacin violenta de tierras, del acceso a los dineros pblicos.

    El paraestado se ha mostrado igualmente como parte de una estrategia transnacional de resignificacin de la tierra como fuente de valorizacin capitalista (biodiversidad, recursos hdricos), de promocin de megaproyectos infraestructurales y energticos; y de un nuevo tipo de agricultura de plantacin. En el segundo caso se trata de la flexibilizacin y desregulacin violenta del mundo del trabajo, del exterminio de

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    dirigentes polticos y sindicales, del desplazamiento forzado de cerca de tres millones de colombianos, que engrosan las filas de la informalidad y contribuyen a la depresin de los salarios urbanos. La funcin de acumulacin no debe reducirse a un entendimiento en trminos exclusivamente econmicos. El paraestado es expresivo igualmente de las configuraciones del rgimen poltico. La tesis de Palacio y Rojas consiste en concederle un carcter flexible al rgimen, para con ello querer mostrar que en la combinacin de los mecanismos "democrtico formales" con los "represivos autoritarios", se encuentra la explicacin a la relativa estabilidad del rgimen poltico colombiano[13]. En ese aspecto, la irrupcin del paraestado se comprendera en trminos de solucin de los problemas de estabilidad del rgimen que no pueden ser resueltos por la va democrtico formal. La apelacin a un brazo armado paramilitar para exterminar fuerzas polticas opositoras, o liquidar las ms diversas formas de organizacin social y popular, se constituye en componente clave de una estrategia de control social y poltico para afianzar la dominacin y la tendencia de la acumulacin capitalista. La transformacin sustancial que ha ocurrido en la sociedad colombiana en las ltimas dcadas ha sido la entronizacin de los rasgos criminales de la formacin socioeconmica, el despliegue de sus estructuras mafiosas y la extensin del aparato paramilitar, lo cual ha ocurrido al tiempo que se ha vivido otra prosperidad: la de los "grupos econmicos" y los grandes capitales, articulados ahora a los negocios de la mundializacin del capital.

    Las "zonas grises" de interseccin no estn claras, ni demostradas empricamente con suficiencia. Pero como las brujas: "que las hay, las hay". La estrategia de control territorial, como estrategia de poder, se ampli al mbito nacional y a la pretensin de control de la estructura del Estado en su conjunto. Lo que pareca tornarse en un campo de poder en disputa entre fracciones capitalistas, parece erigirse en nuevo escenario de transaccin. Los "capitales limpios" ahora como antes parecen acceder a nuevos acuerdos, a nuevas alianzas.

    De lo que se trata ahora es de cerrar el crculo. El paraestado que se gest y naci en la dcada de 1980, que se extendi y profundiz a lo largo de los noventa y principios de este siglo, en esa alianza entre empresarios de la cocana y sectores capitalistas legales, debe ser reincorporado a la institucionalidad. Ya no es funcional. Desentona incluso con los actuales lenguajes de la democracia liberal. Por eso, la poca es de desmovilizaciones y de reinserciones, de institucionalizacin de derechos de propiedad adquiridos ilegalmente, sin memoria, ni justicia, ni reparacin, o con sus caricaturas. Por ello, empresarios de la cocana, mafiosos y paramilitares dentro y fuera del Estado, en negocios "limpios" o no, aparecen ahora como deliberantes polticos.

    Esa es la verdadera empresa del gobierno de Uribe Vlez: una inmensa operacin de limpieza, la colombian clean. Para ello cuenta con el irrestricto apoyo del gobierno de Estados Unidos y de las multinacionales estadounidenses, que se han beneficiado durante dcadas de esas configuraciones particulares de la acumulacin capitalista y del rgimen poltico, y que han sabido hacer de la lucha contra el "narcoterrorismo" su mejor bandera de poltica exterior, para proyectar una estrategia de guerra contrainsurgente y convertir a

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    nuestro pas en una base de contencin de las avanzadas del movimiento social y popular en Amrica Latina.

    Notas [1] Profesor del Departamento de Ciencia Poltica, Universidad Nacional de Colombia, Grupo

    interdisciplinario de estudios polticos y sociales. Este texto fue inicialmente publicado en la Revista Cepa, no. 3, Bogot, , abril de 2007, pp. 34-39 (dirigida

    por Orlando Fals Borda editada por Libardo Sarmiento Anzola) [2] Carlos Marx, El Capital, Tomo I, prlogo a la primera edicin, Mxico, D.F., Fondo de Cultura

    Econmica, 1986, p. xv. [3] Dos trabajos contribuyen a enriquecer esta perspectiva, y han servido como referente de algunos de los

    planteamientos de este ensayo. Uno, que puede considerarse pionero en el estudio de la experiencia colombiana, y de suma actualidad, es el artculo de Germn Palacio y Fernando Rojas: publicado en 1989: "Empresarios de la cocana, parainstitucionalidad y flexibilidad del rgimen poltico colombiano: Narcotrfico y contrainsurgencia en Colombia", publicado en el libro compilado por Germn Palacio, La irrupcin del paraestado. Ensayos sobre la crisis colombiana, Bogot, ILSA, CEREC, 1989.

    El otro, el texto de Francesco Forgione, "Organizaciones criminales y capitalismo globalizador. Reflexiones a partir de la experiencia italiana", publicado en el libro de memorias del II Seminario internacional Marx vive, Jairo Estrada lvarez (compilador), Sujetos polticos y alternativas en el actual capitalismo, Bogot, Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Derecho, Ciencias Polticas y Sociales, 2003.

    [4] Moiss Nam, Ilcito. Cmo narcotraficantes, contrabandistas y piratas estn cambiando el mundo, Barcelona, Debate, 2006, p. 20.

    [5] "Para manejar grandes masas de capital son necesarios expertos en economa, agentes de bolsa, gerentes de banco, directores y empresarios" (). "Construir una cultura de empresa mafiosa, necesita de la disponibilidad de sectores del mundo acadmico y universitario", Franceso Forgione, ob. cit. , p.100.

    [6] Moiss Nam, ob. cit., p.23 [7] Francesco Forgfione, ob. cit., p. 98 [8] Ibid., p.102 [9] Aqu compartimos la distincin de Palacio y Rojas entre el negocio asociado al trfico de cocana y el

    narcotrfico propiamente dicho. "Mientras el trfico de cocana es un mecanismo de acumulacin capitalista, ilegal e internacionalizado, el narcotrfico es una especie de dispositivo poltico utilizado por los gobiernos y, particularmente, el gobierno de Estados Unidos (aunque no solamente por ste) para realizar operaciones de represin, disciplinamiento y control social". Germn Palacio y Fernando Rojas, ob. cit., p. 81.

    [10] La nocin de paraestado no se refiere a Estado paramilitar; esa es una simplificacin inconveniente que slo pone de relieve la dimensin militar de la estrategia de poder de la fraccin capitalista vinculada a los negocios de (y en torno) a la cocana.

    [11] Estos autores explican el surgimiento y desarrollo del paraestado "en el contexto de las dificultades del Estado y las fuerzas militares para combatir a los grupos guerrilleros y las luchas con potencialidades autnomas populares". Ob. cit., p. 96.

    [12] Ibid., p. 97 [13] Segn las circunstancias histricas, se han privilegiado desplazamientos en uno o en otro sentido,

    manteniendo siempre la fachada democrtica.

    http://articulojairoestradacolectivo.blogspot.com/2008/03/capitalismo-criminal-y-organizacin.html