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    El Estado y la transicin en el socialismo: creando nuevos espacios en Cuba

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    El Estado y la transicinEl Estado y la transicinEl Estado y la transicinEl Estado y la transicinEl Estado y la transicinen el socialismo:en el socialismo:en el socialismo:en el socialismo:en el socialismo:

    creando nuevos espacioscreando nuevos espacioscreando nuevos espacioscreando nuevos espacioscreando nuevos espaciosen Cubaen Cubaen Cubaen Cubaen Cuba

    no. 9: 101-111, enero-marzo, 1997.

    Profesor. Universidad de Nuevo Mxico.

    Nelson PNelson PNelson PNelson PNelson P. V. V. V. V. Valdsaldsaldsaldsalds

    El buen gob ernante en Amri ca no es el que

    sabe cmo se gobierna el alemn o el francs,sino el que sabe con qu elementos est hecho

    su pas y cmo puede ir guindolos juntospa ra ll eg ar , po r m to do s e in st it uc io ne s

    nacidas del pas mismo, a aquel estadoapetecible donde cada hombre se conoce y

    ejerce, y disfrutan todos de la abundanciaque la Naturaleza puso para todos

    en el pueblo que fecundan con sus trabajosy de fi enden con sus vida s. ..

    Jos Mart.

    Nuestra Amrica

    Existen tres versiones de lo que se ha dado en llamarla transicin econmica, poltica y social en Cuba.Tanto en Mi am i como en Wash in gton D. C. dosestrategias se contraponen, aunque tienen un mismo fin.Liberales y conservadores buscan reemplazar el rgimenpoltico, social y econmico establecido por laRevolucin cubana. La nica transicin que pareceproyectarse hacia el futuro es la posrevolucionaria,capitalista y que rompe drsticamente con el sistema hoyprevaleciente.

    La diferencia entre liberales y conservadores no se

    basa en tener distintos fines, sino en proponer mtodosalternativos para obtener el objetivo comn. Unos pidenel embargo y su internacionalizacin; otros se oponen aesta poltica. En ambos casos, la justificacin es la misma:cada uno dice poseer la frmula mgica y eficiente parainiciar la transicin que d al traste con la Revolucincubana. Los liberales critican la lgica conservadoraargumentando que una poltica dura hacia Cubaconsolida a los revolucionarios, al proveerlos delargumento de fortaleza sitiada y el uso del nacionalismo.Los liberales tienen razn. Los conservadores respondenque permitir relaciones normales con la Isla ayudara alsistema revolucionario a mantenerse en el poder. Losconservadores estn acertados. Cada uno tiene unacorrecta apreciacin de las consecuencias de la estrategiadel otro. Pero ambos defienden una premisa sinfundamento: que el futuro de Cuba se determina desdeafuera.

    En Cuba ya se est dando una transicin real dentrode la Revolucin. Esa transicin se desarrolla dentro delsistema, con su propia dinmica. Es necesario describir,analizar y entender ese proceso, la direccin del cambio,los objetivos que se persiguen, la secuencia de sus medidasy sus numerosas consecuencias. Hay que referirse a

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    numerosas transiciones, cada una en su relacin con otras,con diferentes actores, necesidades, lgicas y velocidades.

    En el exterior se le presta poca atencin a ese proceso,a sus continuidades, rupturas y contradicciones. Losperiodistas suelen enfatizar lo anecdtico o coyuntural.

    Algunos acadmicos buscan lo que antes llamaban litefidelista y pragmticos, y que ahora clasifican como

    duros y reformistas: imponen as categoras ycaracterizaciones que no tienen nada que ver con elproceso mismo.1

    Pero en Cuba no hay ni duros ni reformistas. Stendencias sectoriales que, dependiendo del problema,se inclinan hacia una de varias polticas posibles.2Se debeconocer y estudiar esa transicin real dentro delsocialismo, la cambiante configuracin de fuerzas yescenarios y qu tipo de modelo se va configurando. Eldebate sobre el proyecto revolucionario busca una terceray viable ruta.

    Cambios institucionales

    Algunos autores cubanos han sealado que la maneraespecfica en que ha evolucionado la poltica econmicams reciente en Cuba, parece indicar el papel clave queha desempeado la apertura econmica en el lanzamientoy desarrollo de un proceso paulatino de modificacionesinstitucionales que, en su propio avance, rebas el nfasisinicial en lo externo y se proyect hacia lo interno.3 Eneste trabajo se trata de describir y analizar, a grandesrasgos, algunas de esas modificaciones institucionalesreferentes al Estado en Cuba. Hay que detallar la apariciny desarrollo de nuevas funciones institucionales y denuevas instituciones.

    Una sociedad ms pluralista no es la mera expresinde la voluntad de una o de once millones de personas. Lapoltica, particularmente los procesos democratizantes,requieren la articulacin de numerosos intereses mediantemecanismos propios, institucionales. Lo ms significativode la transicin que se est produciendo en Cuba es,precisamente, la aparicin de nuevas tendencias,instituciones y espacios para su expresin.4

    Estado y Revolucin

    La literatura sobre procesos polticos que cambianabruptamente la configuracin de fuerzas en el control

    del Estado, sostiene la necesidad de una divisin aguda,profunda y generalizada dentro del crculo gobernante. 5

    De lo contrario no existe una crisis estatal o poltica. Segnesta concepcin, en Cuba no existe una crisis poltica. Loque podra considerarse ms prximo a una situacin dedesconcierto ocurri en los meses posteriores a ladesaparicin de la Unin Sovitica, cuando no haba unaidea clara de qu se deba hacer. Hoy, en la direccin delgobierno hay una visin de lo que se debe hacer, existecohesin junto con flexibilidad. Es nuestro inters

    describir los cambios que ya han sucedido, sin entrar adiscutir los que pueden sobrevenir a nivel de Estado ypoltica.6

    El carcter del Estado ha sido revisadoconstitucionalmente y en la prctica. La Constitucin de1992 le concede al gobierno central ms atribuciones ypoderes de los que este ejerce en estos momentos. Desde

    1993 el Estado, a nivel nacional, se repliega en ciertasreas. Antes de describir ese repliegue, hay que sealar larelacin existente hasta hace poco entre recursos estatales,poder poltico y legitimidad.

    Un elemento fundamental de la legitimidad de laRevolucin cubana dependi de la distribucin derecursos materiales en forma de servicios sociales,consumo y mejora del nivel de vida de la poblacin. Elcontrato social revolucionario provea equidad a lapoblacin y obtena a cambio un alto grado de legitimidady un consenso bastante generalizado. En esas condiciones,el Estado cubano y la dirigencia poltica funcionaban conuna gran independencia de presiones sociales o polticas.La transferencia de recursos de la antigua Unin Sovitica

    a Cuba contribua a facilitarle al GobiernoRevolucionario el proceso poltico interno (el famosoproblema de quin obtiene qu, cmo y cundo).

    Una vez que dej de recibir los beneficios de larelacin privilegiada con la ex Unin Sovitica, el Estadovio reducida drsticamente su capacidad para continuarde la misma manera su poltica distribucionista. Losesfuerzos por mantenerla, entre 1989 y 1992, fuerondramticos. Sin embargo, el modelo anterior ya no eraviable y, por consiguiente, el Estado no poda basar sulegitimidad exclusivamente en programas quecontinuaran distribuyendo de igual forma recursosmateriales y sociales. Tendra, pues, que encontrar otrasformas de construir un nuevo contrato social y el consensoque le aportara una renovada legitimidad.

    La decisin del gobierno, obviamente, fue resolverprimero las cuestiones materiales, mientras se reforzabael nacionalismo como instrumento de unidad nacional yse dejaba para ms tarde la rearticulacin, por otrosmedios, del consenso poltico.7 Apertura poltica enmomentos de crisis econmica, segn el liderazgo delPartido Comunista, no tena sentido. Sin embargo, estono significa que no se produjeran cambios polticosimportantes.

    Desde 1991, el Estado cubano comenz a reducir elnmero y las funciones de las organizaciones estatales, yse distribuy cierto poder lateralmente (a la Asamblea

    Nacional y a los nuevos ministerios). Tambin inici ladistribucin de porciones de poder hacia instanciasinferiores del Partido y los gobiernos y asambleasprovinciales y municipales.

    Los cuadros partidistas y estatales lo que se ha dadoen llamar el funcionariado disminuyeronconsiderablemente.8 Grados de autoridad y poder semovieron hacia niveles inferiores como resultado de lafalta de recursos del Estado y la presin de esos sectores. 9

    La crisis fiscal nacional y la preocupacin por la

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    legitimidad contribuyeron a la descentralizacin delpoder. El gobierno municipal y el provincial han cobradomucha ms importancia.

    Durante 1991 y 1992 se formul la necesidad de quelas asambleas municipales y provinciales y los gobiernosa esos niveles tuvieran poder y recursos propios.Justamente en este nivel se darn los procesos ms

    importantes de la democratizacin de la sociedad cubana.Los gobiernos municipales estn comenzando adesempear el papel de contrapartida de las entidadesadministrativas y empresariales del Estado y de losnuevos sectores econmicos.10

    La Asamblea Nacional, constitucionalmente elrgano supremo del poder del Estado, tiene hoy unmayor papel en el pas, aunque an no practica todas susatribuciones. Pero ya ha entrado a cumplir una funcincentral en la labor legislativa, en el tratamiento de asuntosfundamentales del desarrollo socioeconmico y en otrostemas como el de los cubanos en el exterior aunqueesto se produce todava, en buena medida, fuera de losperodos de sesiones de la Asamblea.11

    El Estado tambin se abre a nuevos actores. Elreemplazo se convierte en algo natural y nada traumtico.El vicepresidente Carlos Lage declar que se trata dedarles posibilidades de desarrollo a otros compaerosque se han destacado en el desempeo de susresponsabilidades en favor del propio proceso dereorganizacin del aparato estatal. Estos son cambiosnormales de renovacin.12Las personas reemplazadasson, segn el gobierno, de probada lealtad, consagradasal trabajo y con prestigio. Pero aun as, salieron de suscargos.13

    Un socilogo cubano ha escrito que histricamentehan existido

    sucesivas barreras que el sistema presenta al movimientoascendente entre grupos polticos, principalmente desde lasbases, dada la tendencia de todos los grupos a suautorreproduccin y a la ausencia de reglas de rotacin. Estaslimitaciones han sido superadas en gran medida en el actualsistema poltico mediante la promocin de polticas de cuadrosy con la regla de representacin mnima de los grupos debase en los rganos de direccin colegiada.14

    La lealtad es necesaria, pero no suficiente: hay quetener capacidad administrativa y conocimiento lo queen Cuba se llama idoneidad. Este es un principio cadavez ms extendido.

    En trminos generales, el Estado cubano reduce supersonal, disminuye sus rganos estatales (hay menos

    ministerios), limita y redefine sus funciones,descentraliza sus poderes horizontal y verticalmente,incrementa la autonoma de las partes y de los diferentesniveles, promueve a nuevas personas, permite laaparicin de nuevos actores institucionales y adoptamedidas en su funcionamiento que propenden a concederun mayor espacio al mercado.

    Estas transformaciones pueden observarseclaramente en la relacin entre el Estado y la economa.

    Estado y economa

    El Estado cubano administra y controla, pero deuna forma diferente. Se concentra ms en la regulacinde los actores econmicos. Se puede observar unaprogresiva complejizacin de la economa, en la cualhay cada vez ms actores.

    Entre 1989 y 1991 el Partido Comunista estudidetalladamente la experiencia de la Nueva PolticaEconmica rusa (1917-1924), as como la poltica chinay, ms tarde, la vietnamita. Equipos de estudiodiscutieron estos temas, as como la necesidad deimplantar en la Isla una poltica econmica de acuerdocon la situacin objetiva.

    Un anlisis de la Resolucin sobre el desarrolloeconmico del pas, del IV Congreso del PCC, dado aconocer en octubre de 1991, ofrece, en trminosgenerales, muchos de los pasos que se fueron aplicandodespus.15

    En Cuba, se ha ido pasando de una economatpicamente estatizada a una economa dual, y desde

    1993 a una economa progresivamente mixta dondeaparecen gradualmente nuevos sectores. Algunosautores han identificado este proceso como la nuevae conoma soc ial i s ta de mercado .16

    Existe consenso sobre la necesidad del cambio ysobre una economa mixta, pero no unanimidad sobreel tipo y la secuencia de esos cambios, su rapidez, laextensin de las medidas o el grado de influencia delEstado. Aun cuando hay diferentes visiones, nadieauspicia que todas las medidas se apliquen al mismotiempo. No es sorprendente entonces que en el exterior,donde se espera un paquete de medidas rpidas, lohecho hasta ahora se considere inadecuado. 17 Sinembargo, est en marcha un proceso que transforma la

    relacin Estado-economa. El primero continaregulando, pero administra cada vez menos. Se pasa dela planificacin estatal a la autogestin empresarial.Antes , el Estado planificaba desde arriba, administrabalos medios de produccin, distribua el producto yposea el capital. Ahora hay un progresivo traspaso dela produccin y la distribucin directa. Por ejemplo,ya a fines de 1991 en el comercio exterior comenz unproceso paulatino de traslado de actividades de lasempresas estatales de comercio exterior aorganizaciones productivas.18 Hoy existen ms dedoscientas empresas que participan en el comercioexterior.

    El Estado se asocia con el capital extranjero

    El Estado cubano ya no es el nico actor econmico.Ahora se asocia con inversionistas extranjeros. A estanueva relacin se le llama asociaciones econmicasextranjeras y son de varios tipos lo que demuestrala nueva complejidad de la presencia estatal en laeconoma.19 En el panorama cubano actual existen:

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    1)

    Empresas mixtas: se unen dos socios, uno extranjero yotro estatal o paraestatal, y forman una empresa osociedad annima, con sus propios recursos,personalidad jurdica y con acciones nominativas. Laapropiacin de la utilidad depende de cuntocontribuy cada parte. Este tipo de institucin seencuentra, predominantemente, en el turismo.

    2) Asociaciones contractuales: cada parte mantiene suindependencia, no se establece una tercera entidad;cada cual tiene sus recursos y puede entrar en contratoscon otras entidades. (Ejemplos: la produccin dectricos y derivados, artculos de tocador, etc.).

    3) Contratos a riesgo: la empresa extranjera le adelantarecursos a la parte cubana. Ambas partes tienen sueconoma, recursos e independencia. El capital seadelanta sobre la base de un plan comn deproduccin. Si se obtienen resultados, la parteextranjera obtiene lo que invirti y ganancias; de locontrario, pierde lo invertido. Este tipo de contratoprevalece en la minera y la prospeccin de petrleo(norte de la provincia de Matanzas).

    4)

    Crditos a la produccin: un esquema financierodonde el inversionista extranjero aporta cierto capitalcon un inters especfico (tambin se le llamaproduccin cooperada).20 El crdito se utiliza paraobtener los insumos necesarios para la produccinindustrial o agrcola. La parte extranjera tambinparticipa en la comercializacin del producto. Unporcentaje del incremento de la produccin pasa alque aport el capital. (Ejemplos: produccin azucarera,financiamiento de la zafra tabacalera, produccin decigarrillos, arroz, soya, cocoa, aceites vegetales ytomates).21

    5) Contratos de administracin: se negocia latransferencia de tcnicas de administracin ymercadeo. El extranjero no tiene propiedad.Administ ra y obtiene los cl ientes en el exterior .22

    (Generalizado en la industria turstica hotelera).

    El volumen total de la inversin extranjera enempresas mixtas era de cerca de 2 200 millones de dlaresen julio de 1995.23 No sabemos la cantidad total deinversiones, a corto plazo, si se consideran lasasociaciones contractuales (haba un estimado de 4 000millones a fines de 1994).24 En toda Cuba haba, hastaesa fecha, 214 empresas mixtas y 644 representaciones

    extranjeras.25

    La nueva Ley de inversiones extranjeras permite lainversin directa de capital, sin la participacin delEstado cubano. Esto bien puede tener, a largo plazo,toda una dinmica que queda por analizar. Pero significaque el Estado cubano permite que actores econmicos,externos al pas, tengan facultad para actuar dentro deun nuevo marco que no exista desde 1960.

    Junto a la rel acin con el capit al extranjero y sureciente autonoma, comienza a cambiar la naturaleza

    de las empresas administradas por el Estado. Esto marcaotro fenmeno altamente significativo por susimplicaciones sociales.

    Corporativizacin de empresas estatales

    Numerosas empresas estatales cubanas se transformanen corporaciones. Sin embargo, este proceso decorporativizacin, que requiere de amplio y profundoestudio, no ha provocado atencin entre los estudiososdel exterior, pues lo que estos buscan y esperan es laprivatizacin de las empresas estatales.

    Eliana Cardoso ha sealado que existe una diferenciadecisiva entre privatizacin y corporativizacin: lo queimporta es esta ltima, no la primera. Corporativizacinsignifica la creacin de un rgano que agrupe a directivosy trabajadores para que miren por sus intereses comunes,obtengan beneficios y eviten que los salarios excesivosarruinen el capital fsico y financiero de la empresa.26

    No es necesario privatizar si se funciona dentro de lalgica corporativa. Y ese es el caso de un nmero cadavez mayor de empresas que antes eran estatales y ahorason corporaciones. En Cuba se les llama sociedadesannimas con capital estatal, y las acciones de lacorporacin son nominativas.27

    En 1979 haba en Cuba una sociedad annima(CIMEX); en 1990 llegaron a cincuenta. En 1994, cientocuarenta empresas estatales se haban transformado ensociedades annimas.28 La corporativizacin aumentaren los prximos aos. Desde luego, para los idelogos delmercado, es necesaria la privatizacin de la propiedadpara que exista una verdadera transformacin econmica,pero no hay consenso en la literatura acadmica.29

    Para los fines de este anlisis, el aspecto msimportante acerca de la sociedad annima cubana noasociada con el capital extranjero, es el institucional.

    La corporativizacin representa la transformacin delcuadro poltico en empresario econmico. Carlos Lageha declarado: tenemos ya empresas mixtas funcionando,y en ellas los directores cubanos, los administradorescubanos, no son capitalistas dueos de esas instalaciones,son cuadros de la Revolucin en funcin de la tarea queles dio la Revolucin.30 Aunque es una descripcincorrecta de la realidad, no nos debe llevar a considerarque estamos ante un capitalismo de Estado con cuadrospolticos y militares.31

    Esta reconversin es importantsima en toda discusin

    sobre la transicin real dentro del socialismo. El cuadropoltico ahora necesita adaptarse a un entorno distinto,con otra lgica, otros procedimientos, otras estructuras yotros valores. Es claro que existe una cierta continuidadal convertir al cuadro poltico, estatal o militar enempresario. Pero ms significativo que los orgenes delos nuevos empresarios, es el hecho de que ya esos cuadrosno pueden actuar como antes.32

    La corporativizacin representa una proporcinpequea en comparacin con las empresas que el Estado

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    contina controlando directamente. A corto plazo, elproceso de corporativizacin no parece que se expanda.En el segundo semestre de 1996 y hasta junio de 1997, sepuede observar una nueva etapa de consolidacin en elsector. Se mantiene lo hecho hasta ahora, se estudia yrevisa crticamente la experiencia y si fuera necesariose eliminan aquellos elementos considerados comoexcesos. Adems, todo hace indicar que est en estudioel traspaso a diferentes Ministerios de algunas de lasempresas que inicialmente surgieron como parte del

    esquema corporativo.33

    Redimensionamiento de empresas

    Este es un proceso en que las grandes empresaseconmicas a nivel nacional se reducen a empresasmedianas (provinciales) y pequeas (locales) donde elEstado contina como propietario, pero la empresa actacon mayor autonoma. En este sector tradicional de laeconoma cubana hay un debate interno. Existen dosescuelas contrapuestas que se pueden llamarredimensionamiento y reconversin, respectivamente.

    En el redimensionamiento no hay transferencia de

    propiedad ni tampoco cambios en las relaciones deproduccin, pero el Estado deja de administrarcentralmente y provee una mayor autonoma alempresario estatal, que ahora se encuentra en la provinciao en el municipio. Se ha definido el proceso deredimensionamiento y saneamiento de las empresasestatales como algo dirigido a permitir una empresapblica autnoma de carcter mercantil. 34 Elredimensionamiento es una postura dramticamentediferente a prcticas revolucionarias anteriores; noobstante, para algunos es insuficiente, al enfatizar solo loorganizativo.

    La tesis de la reconversin parece sugerir un cambioen la organizacin econmica de la empresa, as como enla lgica inversionista y en la propia estructura global dela economa.

    Ha comenzado a surgir lentamente una empresa estatalde nuevo tipo, con mayor autonoma en el uso de la fuerzalaboral y en la determinacin de salarios medianteconvenios con el sindicato. Posee decisin productivauna vez cumplidos los compromisos con el Estado,incluyendo la determinacin de precios. Este cambiosupone la reduccin al mnimo de los informes al nivelcentral. La empresa de nuevo tipo controla sus recursos

    financieros para satisfacer necesidades de insumos yservicios; se autofinancia y decide cmo distribuiringresos, aunque tiene responsabilidades impositivas conel Estado.

    En el Congreso de la Asociacin Nacional deEconomistas (ANEC), celebrado en marzo de 1995, elMinistro de Economa declar: con unas finanzas msequilibradas y una economa que ha dejado de caer, secrean las condiciones para que las medidas pasen de laesfera de la circulacin a la de la produccin. O sea, ya

    se inicia el cambio de las empresas estatales directamenteconectadas con la produccin. Pero esta transformacinbien puede ser uno de los problemas ms difciles desolucionar.

    Una comentarista cubana ha escrito que laremodelacin del aparato empresarial del Estado seconsidera el punto crtico de la reforma econmica.35

    Ya existen propuestas elaboradas de rediseo de todo elaparato estatal productivo, incluyendo sus exposicionespblicas lo que sucedi en el Congreso antes citado.36

    All se defendi la necesidad de otorgar a las empresasestatales y a sus empresarios una autonoma como la delas empresas mixtas para poner fin a la economa dual.37

    Pero no es fcil esa transformacin. Se piensa que a la

    vez que se mueven la s empres as haci a un a mayorautonoma y eficiencia, tendrn que reducir su tamaoparticularmente su fuerza de trabajo a fin de crearuna situacin donde dominen empresas medianas ypequeas.

    En Cuba, hasta fines de 1995, se discuti pblicamenteeste tema. La polmica se centr en dos ejes. Uno era sideban establecerse o no cooperativas y pequeos negociosprivados en esas empresas, o por lo menos en los servicios.El otro eje enfatizaba las consecuencias sociales de dejarsin trabajo a medio milln de obreros aproximadamente.Aqu podemos observar la contraposicin de enfoques.Los empresarios estatales deseaban la autoridad y laautonoma; su fuerza obrera se opona porque estimabaque se quedara sin empleo. Los proponentes ms activosque enfatizaban mayor eficiencia, racionalidad y un futurodespegue econmico eran economistas y funcionarios/administradores de nuevo tipo; algunos socilogos, lderessindicales y polticos respondan que era necesariomantener el consenso social mediante el empleo.

    El gobierno busca la mayor eficiencia econmica conel menor costo social. De ah que en el ltimo pleno de laCentral de Trabajadores de Cuba (CTC), en 1996, elvicepresidente cubano Carlos Lage anunciara que la

    En Cuba ya se est dando una transicin real dentro de laRevolucin. Esa transicin se desarrolla dentro del sistema,con su propia dinmica. Es necesario describir, analizar yentender ese proceso, la direccin del cambio, los objetivosque se persiguen, la secuencia de sus medidas y sus numerosas

    consecuencias.

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    racionalizacin de la fuerza de trabajo sera de maneracontrolada, gradual y dirigida. En otras palabras, elgobierno no negaba la necesidad de redimensionar lasempresas estatales, pero lo hara con cautela para disminuirel costo social y poltico. En el exterior esto se interpret,errneamente, como una lucha entre reformistas yortodoxos.

    La frmula gubernamental sera un procesocontrolado, dirigido sin brusquedades o traumas. Elministro de Trabajo y Seguridad Social, Salvador Valds,detall la solucin: estamos dando pasos en aquellossectores, ramas y actividades donde tenemos losaseguramientos necesarios para reanimar laproduccin. 38En los lugares donde la racionalizacinde la fuerza de trabajo no produzca un inmediatomejoramiento de la productividad, aquella tendr queesperar.

    El redimensionamiento de empresas supone posiblesaltos costos sociales con connotaciones polticas. Unaforma de escapar de esa disyuntiva podra ser convertirempresas estatales en cooperativas. De esa forma el Estado

    no sera responsable de emplear esa fuerza laboral y esosobreros se convertiran en un nuevo sector lostrabajadores usufructuarios.

    Cooperativizacin de empresas estatalesagrcolas

    La transformacin de granjas estatales en UnidadesBsicas de Produccin Cooperativa (UBPC), enseptiembre de 1993, desmont las relacionespredominantes de produccin de la agricultura estatal,aunque no cambi radicalmente las relaciones depropiedad.39En pocos das el 52% de las granjas estatales

    la mayora irrentables se convirti en UBPC.El Estado mantiene el control sobre las relaciones de

    propiedad, pero permite la propiedad privada sobre loque se produce en la tierra.40En otras palabras, se establecela propiedad sobre el usufructo. El Estado se separadirectamente de la produccin agrcola, aunque en unprimer momento determin lo que se deba producir ycunto venderle. Esta medida beneficiaproximadamente a 400 000 obreros que dejaron de serempleados estatales.41

    Ya se han distribuido tambin las granjas ganaderas asus trabajadores. Desde la promulgacin de las UBPC sehan incorporado miles de personas. Potencialmente sepueden beneficiar 800 000 personas, quienes con sus

    familiares, significan un rea de consumo de cerca de tresmillones de habitantes.42

    Aunque la intencin era aumentar la produccinagrcola, un elemento fundamental detrs de la medidapersegua asegurar la fuerza trabajadora en el campo. Enestos momentos uno de los problemas ms serios de laagricultura es la mano de obra. Hay pocos trabajando latierra, y la edad promedio es de cerca de 60 aos.

    La creacin de las UBPC transform al trabajador degranja estatal en cooperativista, y a la vez desencaden

    otros procesos. Por ejemplo, en las Cooperativas deProduccin Agropecuaria (CPA), creadas en 1963, haypoca mano de obra; lo mismo sucede en las fincas privadas.Los campesinos y las CPA vecinas de las UBPC ofrecensalarios de 35 a 50 pesos diarios, ms alimentos, a losmiembros de las UBPC.43 Muchas UBPC muestranganancias no por su productividad, sino porque alquilan

    su mano de obra y los instrumentos agrcolas que el Estadoles proporcion. Las relaciones de produccin y deintercambio se hacen mucho mas complejas en el campocubano.

    El modelo de las UBPC ya se aplica en otros sectoresde la economa. El 22 de mayo de 1995, Orlando RodrguezRomay, ministro de la Industria Pesquera, dio a conocerla creacin de Unidades Bsicas de Produccin entrepescadores que trabajaban para el Estado.44 Sera posibleque en el futuro se cooperativizaran, mediante UBPC,algunos servicios por ejemplo, determinadosrestaurantes. El cooperativismo como opcin productivay como organizacin social podra reemplazar ycomplementar al Estado. Las consecuencias e

    implicaciones de esta transformacin es un tema de mayorestudio.

    Poltica impositiva

    An te s, el Es ta do se at ri bu a el cont ro l de lo sprincipales sectores de la economa. Ya la Constitucinde 1992 haca una referencia genrica al control estatalsobre los medios fundamentales de produccin. En estosmomentos solamente la seguridad nacional, la educaciny la salud estn excluidos de inversiones extranjeras, decorporativizacin o de cooperativizacin.

    Hasta hace poco, al administrar la mayora de los

    sectores econmicos, el Estado se apropiabaautomticamente de las ganancias. Pero ya todas no van aparar a sus arcas. Esta nueva realidad obliga a modificar,necesariamente, las vas y modos que este tiene que aplicarpara cubrir sus gastos.45Ya no es posible la planificacinque exista en tiempos anteriores. Por lo tanto, secomienza a utilizar la poltica de impuestos como unmecanismo econmico ms. El viceministro de Finanzas,Rafael Gonzlez, ha dicho que se trata de un instrumentoregulador del Estado.46 Los impuestos se establecengradualmente con sus respectivas exenciones.47

    Las autoridades mantienen que esta polticaimpositiva refuerza la capacidad de recaudacin y ladisciplina de pago, hoy bastante restringida; adems

    propicia el desarrollo de una cultura econmica, al tiempoque entroniza ms justicia social, es decir, los sectoresque ms reciben son los que ms deben aportar. 48 Lacapacidad del Estado para iniciar proyectos comienza arelacionarse con una orientacin totalmente diferente deotros momentos.

    El Estado reconoce que la sociedad cubana poseediferentes estratos y clases con diferentes ingresos ycapacidades de pago.49 Ya no puede actuar hacia lapoblacin con una misma poltica. Es necesaria la

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    diferenciacin, que constituye en s un reconocimientode la nueva sociedad en ciernes. En la nueva visin, lacultura econmica que la poblacin debe tener no seestablece, desarrolla o generaliza meramente medianteincitaciones polticas e ideolgicas.

    El mercado

    El antiguo sistema basado en una planificacinaltamente centralizada, desde arriba, es reemplazadogradualmente por otro, con un mayor peso de losmecanismos tributarios y por una mayordescentralizacin de la gestin econmica a nivel deministerio, rama y empresa. La relacin Estado-mercadotambin ha cambiado. Se brinda mayores espacios almercado.50

    La legalizacin del Mercado Agropecuario, en 1994,no signific el retorno del Mercado Campesino, sino laextensin de este a otros productores. Formalmente, elMercado Agropecuario es mucho ms abarcador y

    flexible que el Mercado Campesino. En l puedeparticipar todo el que lo desee, ya sea como vendedor,intermediario o comprador. El precio lo determina ladinmica oferta/demanda. Este mercado impacta a lapoblacin en su totalidad. Y ese impacto no es solocomercial, sino cultural.51

    Hay 211 mercados agropecuarios en todos losmunicipios (29 en la capital). 52 Los agromercadosdistribuyen el 25% de los productos agrcolas queconsume la poblacin. Todas las instituciones que tenganproductos agrcolas pueden participar desde elcampesino individual hasta el Ejrcito Juvenil del Trabajo(EJT) o el Ministerio de la Industria Bsica (MINBAS).Ya existe tambin el mercado de productos industriales y

    artesanales. No se ha desarrollado tanto como elagropecuario, pero los productos creados en el mercadoinformal ya se confunden con este.

    Las empresas estatales tambin participan en estosdos mercados, y las relaciones monetario-mercantiles seextienden. No se debe confundir relaciones deintercambio con relaciones de produccin, pero es claroque las nuevas relaciones aumentan, se amplan eimpactan al resto de la economa y a la sociedad. Lasempresas estatales se relacionan con fines mercantiles.Esto tambin sucede dentro de diferentes departamentosen los mismos ministerios.

    Trabajo por cuenta propia

    La extensin legal del trabajo por cuenta propia, en1993, lleva implcito el parcial reconocimiento del sectorinformal. Tambin signific separar a un sector de lapoblacin del trabajo para el Estado.53 Esta legislacinmarca el crecimiento, con limitaciones, de un sector depequeos productores y comerciantes en Cuba.

    Hay diferentes estimados sobre el nmero de personasque participan, a tiempo completo, en el mercado informal

    y/o negro. A fines de 1992 y 1993 economistas cubanoscalculaban que de 200 000 a 300 000 personas participabancomo vendedores. Hasta mediados de 1995, un poco msde 140 ocupaciones y 170 000 personas en el pas tenanlicencia de trabajadores por cuenta propia. De estos,50 000 se encontraban en La Habana.54En abril de 1997, latenan 180 916 personas un crecimiento obviamente

    lento en comparacin con 1995.55Segn datos de la primera etapa, el 35% de los

    trabajadores de este tipo, con licencia, provenan del sectorestatal, el 27% eran jubilados y solo el 19% desocupados.56

    A esta cifra habra que aadir cerca de medio milln depersonas que trabajaban por su cuenta, pero no poseanlicencia.57

    En ocasiones, se ha rumorado la posibilidad delestablecimiento de asociaciones econmicas entreparticulares que permitan el surgimiento de pequeasempresas en el rea de los servicios; o la autorizacin deasociaciones de trabajadores por cuenta propia porejemplo, que varios mecnicos se asocien y se organiceneconmicamente.58Pero desde 1996, estos rumores ya no

    se escuchan.Los profesionales universitarios, que hasta hace poco

    no podan trabajar por su cuenta, fueron incluidos en esacategora. La resolucin que permite este tipo de trabajodeclara: los profesionales no podrn ejercer el trabajopor cuenta propia en la profesin o especialidad para lacual han sido graduados en las instituciones de nivelsuperior, que se reserva para el servicio pblico, sinoexclusivamente en las actividades y oficios aprobados.59

    Existe un nmero de exclusiones y limitaciones, peroel Estado tuvo que adoptar la medida ante la crecientepresin de los profesionales. El texto establece que losprofesionales no pueden considerar este tipo de trabajocomo una fuente de empleo, ya que el Estado se lo

    garantiza y ellos tienen el deber de brindar a la sociedadlos conocimientos adquiridos. El Estado cedi ante lademanda de los profesionales en el sentido de que se lespermitiera trabajar en aquellas actividades que lespudieran aportar ingresos adicionales, y eso esprecisamente lo que la resolucin reconoce aunque noen la actividad para la que fueron entrenados. Se les neg,sin embargo, esa opcin a dirigentes polticos yadministrativos, personal de las fuerzas armadas,funcionarios, jueces, fiscales o personas con cargospblicos. En un futuro cercano el trabajo por cuenta propiatendr que aumentar a fin de poder absorber a lostrabajadores que quedarn sin empleo.60Entre 1993 y 1996la legislacin sobre trabajo por cuenta propia fueenmendada en cuatro ocasiones. Cada revisin incluynuevas ocupaciones. Si la poltica sobre cuentapropistasindic una relativa, aunque lenta, apertura a laindependencia laboral, la legalizacin de paladarespequeos restaurantes privados durante el mismoperodo, marc el comienzo de la empresa cubana privadafamiliar (doce sillas, altos impuestos, trabajadores de lafamilia).61

    A partir de 1996, la poltica gubernamental inici unproceso de limitaciones y restricciones al trabajo por

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    cuenta propia, en ciertas reas. El control sobre lospaladares y los alquileres de viviendas privadas a turistastambin fue ms restrictivo y con mayores impuestos.

    La poltica restrictiva responda, segn las autoridades,a razones de carcter social limitar el proceso deestratificacin y de desigualdad que ha aparecido en unasociedad que antes era altamente homognea.

    Lo que se puede observar en todo este proceso es unaespecie de tanteo y de re-equilibrio permanente queindica que, ante la imposibilidad de funcionar como antes,el Estado abre gradualmente espacios a nuevasinstituciones y prcticas productivas, para ms tarde tratarde limitar las actividades de estas a los marcos queconsidera aceptables y adecuados. Todos esos cambiosafectan, de varias maneras, al sector mayoritario de lapoblacin: la clase obrera.

    Eficiencia y solidaridad

    Antes el Est ado se responsabil izaba con el plenoempleo de la poblacin; ya no es as. En Cuba habaaproximadamente 3,6 millones de trabajadores en 1994.62

    En 1990, el 95% de las personas empleadas trabajaba parael Estado. En junio de 1995 la cifra era de 80%. En 1990, elsector no estatal (incluyendo cuenta propia y cooperativo)

    era el 5%; en junio de 1995 la cifra lleg a 19%.63

    El Estadodeja de ser el empleador casi exclusivo.Sin embargo, como seala Angela Ferriol, para el

    Estado el problema del empleo es el ms complejo quedeber enfrentarse en el corto plazo en el pas, al requeriruna solucin que concilie lo econmico, lo social y lopoltico.64 Al buscar mayor eficiencia, rentabilidad,productividad, reduccin de costos y terminar con lossubsidios, la consecuencia es un desempleo en aumento.65

    Si antes haba un alto subempleo por no poder utilizar lacapacidad de produccin, ahora se puede transformar endesempleo real.

    En 1994, fuentes oficiales estimaron que la fuerza detrabajo subempleada era de aproximadamente 800 000

    personas en la actividad productiva, excluyendo elcomercio. Si se suma este ltimo sector, la cifra sobrepasael milln de obreros. El 21% de todos los trabajadores enel aparato estatal civil tiene nivel universitario o de tcnicomedio, y una gran proporcin est sobrecalificada para laposicin que ocupa.66

    La situacin de los obreros en empresas estatales esalgo ms compleja. Hay numerosas fbricas paralizadaso semiparalizadas. El 75% de las empresas estatales, segnla Agencia de Informacin Nacional, es irrentable.67Otras,sencillamente, no son viables debido a su gigantismo. Los

    trabajadores productivos argumentan que si se lleva acabo un reordenamiento laboral, se debe comenzar porla direccin de las empresas, incluyendo la burocracia ylos servicios internos, porque all sobran los trabajadores,mientras que en la produccin faltan. Para el movimientoobrero, habra que comenzar por la burocracia estatal ydespus por la de las empresas, antes de tocar a los obrerosproductivos.

    En Cuba hay demasiados trabajadores en ciertossectores, y falta de mano de obra en otros. Por ejemplo, senecesita un estimado de 200 000 trabajadores en laagricultura caera y no caera; faltan enfermeras, maestros

    primarios, mineros, operadores de equipos, entre otros.Si se quiere entender el debate interno cubano, hay

    que prestar atencin a los trminos que presentan cdigosclaros. Quienes consideran indeseable, pero necesario,dejar a muchos sin empleo, hablan de la racionalizacindel trabajo. Pero los que se oponen a dejar cesantes adecenas de miles, enfatizan la necesidad de reordenarla fuerza laboral, localizar a los trabajadores en otroslugares y asegurarles empleo.

    El peridico Trabajadores, en una serie de editoriales,ha presentado el equivalente de un programa de cmoresolver la crisis del desempleo:

    Junto al realismo y al pragmatismo a que nos obligan nuestras

    realidades econmicas, marcha parejo el principio de no dejara nadie abandonado a su propia suerte, no permitir que elpeso de la crisis econmica recaiga sobre las capas ms

    vulnerables de la sociedad, y sostener por encima de todo lasconquistas medulares de la poltica social de la Revolucin.[...] La poltica solidaria del Estado y el Gobierno se expresa,entre muchas otras formas, en el subsidio crecido que an seaplica a un grupo de alimentos esenciales, en el sostenimientode elevados presupuestos para la salud, la educacin y laseguridad social; en la proteccin que los nuevos precios ytarifas brindan a los ncleos de menores ingresos, y en labsqueda de frmulas no traumticas, graduales, a la hora deejecutar los inevitables procesos de racionalizacin de la fuerzalaboral, de manera que se proteja al mximo el empleo de lostrabajadores [...] Si nuestro propio programa econmicoreconoce la necesidad de que unos sectores logren recuperarseprimero que otros, crezcan con mayor rapidez y puedan

    servir como locomotoras para el resto de las empresas ysectores, ello supone que, dentro de los principios de eficiencia,calidad y competitividad, las nuevas capacidades financierasque se creen sean utilizadas para ejercer un efecto potenciadorsobre el conjunto de la economa. Pensar en el pas como untodo, buscar soluciones en las producciones nacionales, ayudara encontrar carga de trabajo y fomentar empleo en lasindustrias que estn por debajo de sus capacidades: he ah una

    vital concrecin de la solidaridad.68

    El movimiento obrero, en otras palabras, favorece loscambios siempre que se piense, en ltima instancia, en

    Las precondiciones para una sociedad ms plural sedesarrollan, y se fortalece la sociedad civil de contenidosocialista, independiente del Estado, pero no necesariamenteopuesta a l.

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    las necesidades objetivas de consumo y empleo de esesector mayoritario de la sociedad cubana. Otros aboganpor abordar el problema con un programa de empleoimaginativo que incluya la plena apertura del trabajopor cuenta propia, la cooperativizacin y privatizacindel comercio minorista, los servicios y la gastronoma; ola construccin de viviendas a bajo costo que pagara el

    beneficiario.El Estado cubano ya no brinda subsidios a muchos

    productos, sino a personas necesitadas.69La desigualdadse acepta por no quedar otra opcin. La estratificacin deingresos aumenta con el consentimiento de la ley. Se tratade aplicar el principio socialista de distribucin de acuerdoal trabajo, aunque no es del todo posible por la existenciatodava de dos economas y dos monedas.

    Conclusin

    El Estado redefine sus funciones, su estructura y susrelaciones con la economa y la sociedad otorgando o

    reconociendo nuevos actores econmicos. Se establecennuevos procedimientos, nuevos principios y nuevasprcticas dictadas en gran medida por la necesidad defuncionar de acuerdo con la lgica del mercado.

    El sistema empresarial, el uso del mercado ynumerosas prcticas que ahora aparecen en toda laeconoma cubana, se iniciaron en 1987-88 dentro de lasfuerzas armadas. Y es de notar: implica que fueron losmilitares quienes primero experimentaron nuevasconcepciones empresariales y de organizacin econmica,incluida la reduccin del papel del Estado en laadministracin de empresas.

    El Estado cubano considera que la planificacin debeasignar recursos a aquellos sectores que lo necesiten y no

    tengan autofinanciamiento educacin, salud, entreotros, as como determinar qu sectores incorporan qutipo de mecanismo de mercado. El Estado regula, corrigey complementa al naciente mercado. Ello no niega elestablecimiento de nuevos actores en la economa.

    El espacio para la discusin se abre dentro del PartidoComunista. Ello refleja la diversidad institucional quepoco a poco crece. Pero la diversidad de opiniones serelaciona tambin con los costos del nuevo proyecto dedesarrollo. Hay intereses contrapuestos, pero se reconocecomo algo natural.70

    Si el Estado disminuye su papel, descentraliza el podery la autoridad en el rea econmica, cada sector tiene quepoder expresar y canalizar sus necesidades. Se hace cada

    vez ms imperioso hacer ms eficaces esos mecanismos.71

    Entre los cuadros y militantes aparecen criterios distintosque formulan los diversos intereses de la sociedad.72

    Las precondiciones para una sociedad ms plural sedesarrollan, y se fortalece la sociedad civil de contenidosocialista, independiente del Estado, pero nonecesariamente opuesta a l.

    Esta es una transicin que va creando los elementospara una sociedad ms abierta, impelida por la propiadinmica de la necesidad, de la creatividad, de la Cuba

    real. La cuestin, por supuesto, es entender ese proceso yver de qu forma se nutre y apoya, a fin de llegar, comoescribiera Mart, al estado apetecible donde cada hombrese conoce y ejerce y disfrutan todos.

    Notas

    1. Existen numerosos representantes de estas interpretaciones.Carmelo Mesa-Lago utiliza los trminos ortodoxos (o duros)en contraposicin a lo que l llama reformistas (o tcnicos cubanosde mentalidad abierta). Mesa-Lago detalla una ocasin cuando, encontacto con cubanos de la Isla, encontr que el debate no girabatanto en torno a si se deban utilizar o no los instrumentos delmercado, sino hasta qu punto habran de utilizarse, y cmo evitarsus consecuencias negativas. La experiencia no afect, sin embargo,las categoras utilizadas. Vase Carmelo Mesa-Lago, Cuba: un casonico de reforma anti-mercado. Retrospectiva y perspectivas,Pensamiento Iberoamericano, n. 22-23, 1992-1993, t. II, pp. 65-100;y del mismo autor, Evaluacin y perspectivas de la reformaeconmica cubana, en Bert Hoffman, ed., Cuba: apertura y reformaeconmica, Editorial Nueva Sociedad, Caracas, 1995, pp. 59-89.

    2. Tomemos un caso que refleja este debate: cuando comenz ahablarse en Cuba sobre el exceso de liquidez y la necesidad dereducirlo, inmediatamente aparecieron distintas propuestasdependiendo de diferentes intereses. Unos auspiciaron una polticade aumento de precios, la reduccin de gratuidades y subsidios, ascomo la introduccin de impuestos. Esta visin estuvo apoyadapor varios ministerios y organizaciones. A esa propuesta secontrapuso otra que argumentaba que el exceso de liquidez estabaconcentrado en un pequeo sector de la poblacin: lo que se debahacer era cambiar la moneda sin afectar a la mayora. Esta era laposicin apoyada por el sector obrero y otras organizaciones demasas. En 1992, el 11,8% de las cuentas de ahorros posean el 68% delos ahorros. Los sectores con mayores ingresos (antes de julio de1993) eran campesinos, cooperativistas agropecuarios, trabajadorespor cuenta propia y los que podan participar del delito econmico.La concentracin del ingreso es posiblemente ms alta, pues debemosmedir la moneda que no est en cuentas de ahorros. Solo el 15% de

    la poblacin reciba remesas del exterior, y esto tiende a concentrarseen La Habana. En este debate prevaleci la primera posicin. Losestudiosos sobre Cuba en el exterior no se enteraron. Hay queanalizar los matices de la realidad cubana. Vase Didio QuintanaMendoza, Alg unas cons id eraci ones ace rca de la evoluc in de lo s ahorr osmonetarios de la poblacin en el perodo 1975-1988, Instituto deInvestigaciones Econmicas (INIE), La Habana, 1989; y del mismoautor, Una caracterstica importante de la liquidez acumulada:su concentracin, Instituto de Investigaciones Econmicas, LaHabana, 1993.

    3. Pedro Monreal y Manuel Ra, Apertura y reforma de la economacubana: las transformaciones institucionales (1990-1993), Cuadernosde Nuestra Amrica, v. IX, n. 21, La Habana, enero-junio de 1994,p. 176.

    4. Recin ha aparecido una literatura de exiliados y representantesdel gobierno norteamericano sobre la sociedad civil emergente.Mi trabajo no comparte la tesis de la aparicin de una sociedad civilque se opone al sistema econmico, social y poltico de Cuba. En elcaso mencionado, los autores se refieren a la aparicin deorganizaciones de disidentes, etc. En Cuba lo que se puede observares el crecimiento de una sociedad civil socialista que no ha sidoestudiada integralmente hasta ahora.

    5. Theda Skocpol, State and Social Revolution, Cambridge UniversityPress, Nueva York, 1979.

    6. Para una discusin detallada de los posibles cambios futurosdentro de las filas del Partido Comunista y de la poblacin, vase

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    Juan Valds Paz, La transicin socialista en Cuba, Editorial Colihue,Buenos Aires, 1993.

    7. Esta tesis est desarrollada en Nelson P. Valds, The HiddenBlueprint: Economic Policy and Political Processes in Cuba:1993-1994, ponencia presentada al Congreso Internacional de Latin

    Amer ican Stud ie s As sociat ion (LASA) , At lant a, 10 de marz ode 1994, 14 pp.

    8. Ms del 50% de los cuadros profesionales del Partido pasaron atareas relacionadas con la produccin entre 1992 y 1995.

    9. Vase el captulo XII, Artculos 103-119, Constitucin de laRepblica de Cuba, 1992.

    10. Haroldo Dilla, Gerardo Gonzlez y Ana T. Vincentelli,Participacin y desarrollo en los municipios cubanos, Centro de Estudiossobre Amrica, La Habana, 1993; Susana Castaeda Donate, comp.,Proceso electoral cubano, Dossier n. 2, marzo de 1993.

    11. Conversacin del autor con Ricardo Alarcn, noviembre de1994.

    12. Cuba: Lage considera cambios ministeriales un relevo natural,Inter Press Service, La Habana, 25 de enero de 1995.

    13. Cuba: importante reestructuracin del gabinete econmico,Inter Press Service, La Habana, 24 de enero de 1995.

    14. Juan Valds Paz, ob. cit., p. 104.

    15. Resolucin sobre el desarrollo econmico del pas, Granma,La Habana, 17 de octubre de 1991, p. 3. Por ejemplo, el documentodeclara: Como complemento a los esfuerzos inversionistas quedebe realizar el pas, se estimula la inversin extranjera en las ramasy territorios donde resulte conveniente por su aporte en trminosde capital, tecnologa y mercado, utilizando para ese fin diferentesmodalidades de asociacin, tales como empresas mixtas,producciones cooperadas, acuerdos de comercializacin, cuentasde participacin y otras, segn las regulaciones establecidas ennuestra legislacin.

    16. Un sumario de algunas de las visiones globales aparecen en el

    trabajo de Alfredo Gnzalez Gutirrez, Mode los econmi cos soci alis tas:escenarios para Cuba en los aos noventa, Instituto de InvestigacionesEconmicas (INIE), La Habana, mayo de 1993. El autor describe elmodelo ortodoxo (1976-1985), el modelo dual (1986-1992) y el modelode la economa socialista de mercado (1993- en adelante). Cadamodelo, por cierto, est determinado por la capacidad de comprade Cuba en el mercado internacional.

    17. Cubas Inadequate Economic Reforms, Voice of America,5 de julio de 1995.

    18. Exclusiva con Ricardo Cabrisas, ministro de ComercioExterior, en Elsa Barreras, comp.,Reajustes y reformas en la economacubana, 1994, Dossier n. 8, Latin American Institute-Centro deEstudios sobre Amrica, Albuquerque, New Mexico, febrero de1995, p. 79.

    19. Nuestra estrategia: Entrevista de Ernesto Melndez, ministropara la Inversin Extranjera y la Colaboracin Econmica, GranmaInternacional, La Habana, 7 de junio de 1995. p. 6-7.

    20. Uno de los primeros trabajos sobre el tema es el de NiurkaHernndez Prez, La pr oduc ci n co op er ad a en Cuba co n em pr es asextranjeras capitalistas. Importancia actual y perspectivas, [trabajo deDiploma], Instituto Superior de Relaciones Internacionales RalRoa Garca, La Habana, abril de 1989, 153 pp.

    21. Entrevista a Octavio Castilla Cangas, viceministro para laColaboracin Econmica y la Inversin Extranjera, Opciones,La Habana, 11 de junio de 1995, p. 4-A.

    22. No es privatizacin lo que ofrecemos,Trabajadores, La Habana,19 de junio de 1995, p. 5.

    23. La Embajada cubana en Caracas, Venezuela, aport esteestimado. Vase Dick Parker, La apertura al capital extranjero enCuba: hacia dnde lleva a la Revolucin?, Revista Venezolana de

    Econ om a y Ci en ci as So ci al es, n. 2-3, Caracas, abril-septiembre de1995, p. 54.

    24. Esta parece ser la modalidad en discusin. Vase Entrevista aOctavio Castilla Cangas..., ob. cit., p. 4.

    25. Cuba espera de Espaa ms participacin comercial, Notimex,5 de junio, 1995.

    26. Eliana Cardoso, Cuba: un caso nico de reforma anti-mercado.Comentarios al artculo de Carmelo Mesa Lago, PensamientoIberoamericano, n. 22-23, 1992-1993, p. 105.

    27. Sobre estas instituciones se ha escrito poco. Vase Nieves Picoy Amelia Mendoza, Caract eriz aci n de las formas legale s y organi zati vasque operan en la economa emergente, Instituto de InvestigacionesEconmicas (INIE), La Habana, mayo de 1993.

    28. Declaraciones de Ricardo Cabrisas, ministro de ComercioExterior, Opciones, La Habana, 30 de octubre de 1994, p. 8.

    29. En la dcada de los 30, Adolph Berle seal que no era necesariala coincidencia de la propiedad y de la administracin de lascorporaciones. La literatura sobre las tcnicas empresarialescapitalistas enfatizan esto tambin.

    30. Entrevista a Carlos Lage, Granma, La Habana, 14 de noviembrede 1992.

    31. Robert Lessmann se refiere a un capitalismo de cuadros, quetiene su propia lgica e intereses, aun cuando no antagnicos alEstado. Vase Robert Lessmann, Empr esa s mixtas en Cuba, Caracas,Nueva Sociedad, 1994, p. 57.

    32. Akos Rona-Tas, The First Shall Be Last? Entrepreneurship andCommunist Cadres in the Transition from Socialism, Amer ican

    Journal of Socio logy, v. 100, n. 1, julio de 1994, pp. 40-69.

    33. Por ejemplo, los CUPET (gasolineras), que ahora se encuentranbajo CIMEX, podran pasar al Ministerio de la Industria Bsica(MINBAS) y las Tiendas Panamericanas de CIMEX ser operadaspor el Ministerio de Comercio Interior (MINCIN).

    34. Declaracin de Arturo Guzmn, viceministro de Turismo, aDalia Acosta, Cuba: economistas preconizan giro de 180 grados,Inter Press Service, La Habana, 23 de marzo de 1995.

    35. Ibdem.

    36. Vase Centro de Estudios de la Economa Cubana, Propuestapa ra el ab or ar el Pr og rama de Re co ns tr uc ci n de la Ec on om a Cuba na,manuscrito indito, 1995; y Julio Carranza, Pedro Monreal y LuisGutirrez, Cuba: reestructuracin econmica, socialismo ymercado, Temas, n. 1, La Habana, enero-marzo de 1995,

    pp. 27-35.

    37. La economa cubana se caracteriza por un sector tradicional yun sector moderno. El primero funciona con asignaciones estatales,el segundo dentro del marco del mercado.

    38. Entrevista con el ingeniero Salvador Valds Mesa, ministro deTrabajo y Seguridad Soc ial , Trabajadores, La Habana, 26 de juniode 1995.

    39. Acuerdo del Bur Poltico, Granma Internacional, La Habana,29 de septiembre de 1993, Gace ta Of ic ia l de la Repbl ic a de Cuba ,21 de septiembre de 1993, pp. 15-16.

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    40. Algo similar sucede en la Repblica Popular China y en VietNam.

    41. Cuba: que se cay y que se levanta,Envo, Managua, junio de1995.

    42. Susana Lee, Entrevista a Carlos Lage, Granma, La Habana,30 de octubre de 1993, p. 4.

    43. Iliana Huatrive y Julio Garca Luis, Laboratorio en Bauta,Trabajadores, La Habana, 12 de junio de 1995, p. 3.

    44. Dalia Acosta, Cuba: reformas de la pesca despiertanexpectativas, Inter Press Service, La Habana, 23 de mayo de 1995.

    45. Por qu debemos hacer esta contribucin?, Trabajadores, LaHabana, 29 de agosto de 1994.

    46. Orlando Prez, Cuba: continan reformas econmicas (III),ALAI, Ecuador, enero de 1995.

    47. Los ms representativos son impuestos a utilidades de lostrabajadores por cuenta propia, ingresos en divisas, servicio deaeropuerto (en moneda convertible). Se exceptan los viajes porrazones humanitarias o de inters social, trmites de documentosde registro civil (certificado de nacimiento, matrimonio, testamentos,declaraciones de herederos, legalizaciones notariales y otros),exposicin de propaganda comercial situada en espacios pblicos,propiedad de viviendas, embarcaciones, fincas, y transporteterrestre.

    48. Orlando Prez, ob. cit.

    49. Sobre este aspecto de la estratificacin social, la bibliografacubana disponible es muy escasa.

    50. El mercado para determinados sectores en Cuba parece comosi fuera un lugar. En s, la poblacin se expresa en esos trminos(vamos al mercado). Pero el mercado no es meramente la compray la venta de productos en un sitio. El mercado es toda una gama derelaciones, instituciones, mecanismos, valores y comportamiento.

    51. Cuando llegaban a los nuevos mercados, los cubanos comprabanlo que encontraban, sin regatear. Tampoco escogan. Los vendedoresal comienzo no competan. Hoy ya se comparan precios, productos,calidad.

    52. Los productos agrcolas se pueden obtener en los agromercadosy placitas. Las placitas distribuyen productos agrcolas por la libreta,a precios subsidiados. En la capital hay 123 placitas que distribuyenproductos a 2,2 millones de habitantes. Los mercados agropecuariosen La Habana reciben el 56% del ingreso bruto nacional de esasinstituciones, pero solo proveen el 32% de los productos distribuidosen el pas por los agromercados. Vase Susana Lee, Lapso adecuadopara echarles una ojeada, Granma, La Habana, 30 de marzode 1995.

    53. El trabajo por cuenta propia existi desde 1959, pero fuereducindose sustancialmente hasta 1968, despus dej de crecerhasta 1989. Se ampli el 8 de septiembre de 1993 y se le aadenocupaciones el 8 de junio de 1995. Vase Antonio Paneque, Seampla el trabajo por cuenta propia, Granma Internacional,La Habana, 28 de junio de 1995, p. 5.

    54. Vase Crecen hasta abril los ingresos al presupuesto, Granma,La Habana, 7 de junio de 1997, p. 2.

    55. Vase Multan en Cuba a trabajadores por cuenta propia queviolan la ley, La Jornada, Mxico D. F., 4 de julio de 1995, p. 27.

    56. Susana Tesoro, Trabajo por cuenta propia,Bohemia, La Habana,1 de abril de 1994.

    57. Conversacin del autor con el subdirector del Centro de Estudiosde la Economa Cubana (CIEC), La Habana, 13 de junio de 1995.

    58. Vase Posible la asociacin entre particulares en Cuba,La Jornada, Mxico D. F., 29 de junio de 1995.

    59. El Nuev o Hera ld, Miami, 2 de julio de 1995.

    60. Hasta 1994 era una proporcin menor la de los desempleadosque entraban a trabajar por cuenta propia, con licencia.

    61. Resolucin conjunta No. 4/95, Granma, La Habana,14 de junio de 1995, p. 2.

    62. Mirta Rodrguez Caldern, Sociedad: ausencia de unapresencia, Bohemia, La Habana, 17 de marzo de 1995.

    63. Comit Estatal de Trabajo y Seguridad Social (CETSS), Losrecursos laborales y el empleo en la coyuntura actual y en la perspectivainmediata, La Habana, 1991.

    64. Angela Ferriol, El empleo: prximo desafo , Instituto deInvestigaciones Econmicas (INIE), La Habana, mayo de 1994.

    65. Dalia Acosta, Cuba: a menos subempleo, ms desempleo,Inter Press Service, La Habana, 4 de mayo de 1995.

    66. Angela Ferriol, Educ ac i n y de sa rr ol lo : la ex pe ri en ci a de Cuba,INIE, La Habana, 1991.

    67. De 300 000 a 500 000 cubanos pronto sin trabajo, segn fuenteoficial, AFP, La Habana, 17 de marzo de 1995.

    68. Un principio al que no renunciaremos, Trabajadores, La Habana,27 de marzo de 1995.

    69. En 1994 la asistencia social fue de 97,2 millones de pesos, y en1995 subi a 154 millones. Estos fondos se usaran para ayudar a losdesempleados. En mayo de 1995, segn cifras oficiales, haba 140 000desocupados recibiendo ayuda estatal.

    70. Tres autores cubanos escribieron hace poco: Si el socialismo hade ser viable, tendr que serlo, como ha ocurrido con todos losmodos de produccin conocidos, en condiciones de relativa escasez,es decir, en un contexto de conflictos en la asignacin de recursos.El socialismo no elimina el problema econmico de la sociedad,sino que ofrece una forma especfica distinta a la del capitalismode enfrentarlo. En ese sentido, debe tenerse en cuenta que laidealizacin de la economa socialista es negativa para sufuncionamiento. El socialismo no debe ser asumido como un sistemacon caractersticas inmaculadas, los conflictos de intereses que sepresenten deben ser entendidos como parte normal de sufuncionamiento y no mecnicamente como un rezago del pasado,una imperfeccin o una conspiracin. Julio Carranza, PedroMonreal y Luis Gutirrez, ob. cit.

    71. Vase Haroldo Dilla, Cuba: la crisis y la rearticulacin del

    consenso poltico, notas para un debate socialista, Cuadernos deNuestra Amrica, v. X, n. 20, La Habana, julio-diciembre de 1993.

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