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ONIV:EltSlDAD DE MExíco 15 Por Ana María BARRENECHEA JORGE LUIS BORGES la m.agia y la cábala. Los espejos que la dup1Jcan, las escaleras de caracol que se desenvuelven interm.inablemente, e! vacío donde los cadá veres se desintegran, el edificio que es un nuevo laberinto, traen el concepto angustiante de lo infinito. Borges, en una conferencia dedicada a Poe, analizó algunos de los procedimien- tos utilizados por el artista para crear un ambiente de irrealidad y horror, y destacó entre ellos la arquitectura laberíntica del colegio donde se educa el protagonista de William Wilson. En El jardín de sende- beJi cÍisueiveh los poligonos de la bi- blioteca. Las postergaciones infinitas apa- recen como una de las soluciones para en- contrar el "hombre del libro". El tiempo cíclico -otra concepción que lo atrae por el horror de su círculo insalvable. la irrea- lidad del autómata eternizado en la re- petición de un gesto )' el placer de sus posibilidades estéticas- figura también como interpretación última de! enigma del un iverso-biblioteca. El esquema de las limitadas combina- ciones de un número de signos queda ('n- riquecido por el doble·drama de los hom- bres tironeados entre la esperanza y la desesperación. Así, Borges es capaz de expresar en una frase el descubrimiento de quien se enfrenta de pronto con el mi- lagro: "Cuando se proclamó quc la ni- blioteca abarcaba todos los libros, la pri- í11era impresión fué de extra vagantc feli- cidad. Todos los hombres se sintieron se- ñores de un tesoro intacto y secreto. No había problema personal o 'l11undial cuya elocuente solución no existiera en algún hexágono. El universo estaba justificado, el uni verso bruscamente usurpó las di- mensiones ilimitadas de la esperanza". Pero también está en su obra la desola- da sabiduría de quien ha tocado la nada: "Las vindicaciones existen (yo he visto dos que se refieren a personas del por- venir, a personas acaso no imaginarias) pero los buscadores no recordaban que la posibilidad de que un hombre encuentre la suya, o alguna pérfida variación de la suya, es computable en cero". Nadie en- contrará la clave de su destino; peor aún, puede encontrar una falsa clave de su destino. La ingeniosa hipótesis de Cicerón de que una tirada afortunada de letras (ma- nejadas como dados), puede recompOner un verso de Ennio, se transforma dramá- ticamente en sectas que practican el azar para dilucidar los misterios de la creación y del tiempo: "La secta deSal)areció, pe- ro en mi niñez he visto hombres viejos que largamente se ocultaban en las letri- nas, con unos discos de metal en un cubi- lete prohibido, y débilmente remcdaban el divino desorden", El hecho de hablar guarda también una doble cara. En él está la misma magia de los números v de! nombre secreto de Dios que nos hari todopoderosos: "N o puedo combinar unos caracteres dhc'IIIrlclttdj que la divina Biblioteca no haya y que en alguna dt.: sus lenguas secretas no encierren un terrible sentido. Nadie puede articular una sílaba que no ('sté llena de ternuras y de temores; que no sea en alguno dt: esos lengua j ('S el nom- bre poderoso de un dios". Esta idea vuel- ve también a menudo en las obras de Borges y es el eje central dl'1 relalo tilu- lado La cscr'ilura del dios. I 'no junto a ella Borges nos da la visit'l11 ll("g;ltiva del escritor 'como autúmata: "1 labIal' ('S in- currir en tautologias. Esta epístob inútil y palabrera ya exisle en uno de los trein- ta volúmenes dt.: los cinco anaqucles de uno de los incontables hexágonos -y tam- bién su refutación". El escepticislllo pue- ele alcanzar diversos g¡-;¡dos desde la sim- ple experiencia del autor incomprl'ndido, o más radicalmente del hombre que sabe Ja imposibilidad (k comuniún hUlllana ("Tú, que me lees ¿ estás seguro de tender mi lenguaje:"), hasta la sensacJOn de irrealidad y fracaso ("la certidumbre (Pasa (1 /a páy. 20) DE FICClüN UNA ros que se bifurcan las imaginaciones si- nuosas de Ts'ui Pén, rebasan el jardín, la novela que inventó, el pueblecito inglés donde se desarrolla el drama, y llegan a abarcar el tiempo, la tierra y los astros. El gangster encerrado en su quinta de Triste-le-Roy que es también un laberinto de salones, escaleras, estatuas y estanques simétricos, intuye que el mundo es otro laberinto de angustia. La ciudad de los inmortales es en algo monstruoso como. el universo, más cruel que los mismos la- berintos que urdieron los hombres, por- que ellos los crearon con un fin y en la ciudad de los inmortales nada tiene sen- I ido. Pero esta ciudad, en el temor del tri- buno Rufo, rebasa las murallas y amenaza lodo el orbe, como la casa de Asterión ex- cedt.: sus límites y se multiplica por la tierra. Junto a esta metáfora del infinito, Eor- ges introduce en su biblioteca otros sím- bolos semejantes. Las superficies bruñi- das de los espejos figuran y prometen la eternidad; ·Dios se oculta' bajo la forma de la esfera y el círculo en que se inscri- E N agosto de 1939, Borges publicó en la revista Sur un ensayo sohre La biblioteca total, creada por Kur<l Lasswltz, de la que decía: "En la obra El cer- tamen con la tortuga (Berlín, 1929) el doctor Theodor Vlolff juzga que es una derivación, o parodia, de la máquina mental de Raimundo Lu 1 io; yo agregaría que es un avatar tipográfico de esa doctrina del Eterno Regreso que pro- hijada por los estoicos o por Blanqui, por los pitagóricos o por regresa eternamente". Justo era relacIOnarla con ella, pues dado un número finito de ele- mentos (en este caso los signos del alfa- beto) se llega a un número limitado ele combinaciones, y agotadas éstas, sólo queda repetirlas indefinidamente. Borges traza la historia de la idea apenas vislum- brada por Aristóteles, formulada por Ci- cerón con intervención del azar y con imagen tipográfica que Pascal y Swift, razonada por Lewls ba- sándose en las palabras de un IdIOma, ex- ornada por Huxley de monos y máquinas de escribir, hasta llegar a Gustav Theo- dar Fechner cuyas ideas aprovecha Las- switz para imaginar en uno de sus rela- tos la ilusoria biblioteca abarcadora de todas las obras pasadas, presentes y turas formadas con las posibles combl- de los 25 signos alfabéticos. Hay en Borges una conciencia clara del horror de la invención, la cual le con- mueve como le conmueven otras inven- ciones monstruosas. Ya se siente el ensayo la tragedia que encierra bIblIO- teca total como símbolo dd caotJco des- tino humano, v que se desarrollará más tarde en un recogido en Ficciones. l'Uno de los hábitos de la mente es la in- veúcióp de imaginaciones horri?les ... Yo he 'procurado rescatar de! un ho- rror subalterno: la vasta Blb1Joteca con- tr<.tdictoria cuyos desiertos verticales de libros corren e! incesante albur de cam- ,bjarse en otros y que todo lo 1.0 niegan y lo confunden una dlV1l11- dad que delira". Esta dlvll1ldad enloque- ,cida es la que preside la creación del mun- do en las herejías gnósticas que tanto le atraen, con sus esfuerzos para justificar la existencia del mal en el mundo y con su cortejo de fantasmas, reflejos, copias invertidas del orden celeste que acentúan nuestra radical nadería. El drama se sugiere en las líneas fina- les del ensayo que luego recogerá en el relato: "Todo, pero por una línea razo- nable o una justa noticia habrá millones de insensatas cacofonías, de fárragos ver- bales y de incoherencias. Todo, pero las generaciones de los hombres pueden pa- sar sin que los anaqueles vertiginosos -los anaqueles que obliteran el día y en losque'habita el caos- les hayan otorga- do una página tolerable". Estos anaque- les caóticos nos inician en la metáfora biblioteca-universo que desenvolverá en su fiéción La biblioteca de Babel. Hemos visto que Borges la llamó un horror subalterno, per'o partiendo de ella expresó el horror fundamental de un nii.ll1do sin sentido en el que se combinan elementos extrahumanos y suprahuma- nos: la divinidad con sus misterios, la no humanidad con su fría desolación. La arquitectura de la biblioteca en la que entran la geometría y los despliegues numéricos, une la aridez de las cosas sin participación humana con el misterio de

15 E 1939, 1929) · esa doctrina del Eterno Regreso que pro ... (Fulano) a pu-. . .San Martín Caballero, ... A Fulano de tal tráe melo, tráemelo, San Martín Caballero, rendido

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ONIV:EltSlDAD DE MExíco15

Por Ana María BARRENECHEA

JORGE LUIS

BORGES

la m.agia y la cábala. Los espejos que ladup1Jcan, las escaleras de caracol que sedesenvuelven interm.inablemente, e! vacíodonde los cadá veres se desintegran, eledificio que es un nuevo laberinto, traenel concepto angustiante de lo infinito.

Borges, en una con ferencia dedicada aPoe, analizó algunos de los procedimien­tos utilizados por el artista pa ra crear unambiente de irrealidad y horror, y destacóentre ellos la arquitectura laberíntica delcolegio donde se educa el protagonista deWilliam Wilson. En El jardín de sende-

beJi ~e cÍisueiveh los poligonos de la bi­blioteca. Las postergaciones infinitas apa­recen como una de las soluciones para en­contrar el "hombre del libro". El tiempocíclico -otra concepción que lo atrae porel horror de su círculo insalvable. la irrea­lidad del autómata eternizado en la re­petición de un gesto )' el placer de susposibilidades estéticas- figura tambiéncomo interpretación última de! enigma delun iverso-biblioteca.

El esquema de las limitadas combina­ciones de un número de signos queda ('n­riquecido por el doble· d rama de los hom­bres tironeados entre la esperanza y ladesesperación. Así, Borges es capaz deexpresar en una frase el descubrimientode quien se enfrenta de pronto con el mi­lagro: "Cuando se proclamó quc la ni­blioteca abarcaba todos los libros, la pri­í11era impresión fué de extra vagantc feli­cidad. Todos los hombres se sintieron se­ñores de un tesoro intacto y secreto. Nohabía problema personal o 'l11undial cuyaelocuente solución no existiera en algúnhexágono. El universo estaba justificado,el uni verso bruscamente usurpó las di­mensiones ilimitadas de la esperanza".Pero también está en su obra la desola­da sabiduría de quien ha tocado la nada:"Las vindicaciones existen (yo he vistodos que se refieren a personas del por­venir, a personas acaso no imaginarias)pero los buscadores no recordaban que laposibilidad de que un hombre encuentrela suya, o alguna pérfida variación de lasuya, es computable en cero". Nadie en­contrará la clave de su destino; peor aún,puede encontrar una falsa clave de sudestino.

La ingeniosa hipótesis de Cicerón deque una tirada afortunada de letras (ma­nejadas como dados), puede recompOnerun verso de Ennio, se transforma dramá­ticamente en sectas que practican el azarpara dilucidar los misterios de la creacióny del tiempo: "La secta deSal)areció, pe­ro en mi niñez he visto hombres viejosque largamente se ocultaban en las letri­nas, con unos discos de metal en un cubi­lete prohibido, y débilmente remcdabanel divino desorden",

El hecho de hablar guarda también unadoble cara. En él está la misma magia delos números v de! nombre secreto de Diosque nos hari todopoderosos: "N o puedocombinar unos caracteres dhc'IIIrlclttdjque la divina Biblioteca no haya pr~visto

y que en alguna dt.: sus lenguas secretasno encierren un terrible sentido. Nadiepuede articular una sílaba que no ('stéllena de ternuras y de temores; que nosea en alguno dt: esos lengua j('S el nom­bre poderoso de un dios". Esta idea vuel­ve también a menudo en las obras deBorges y es el eje central dl'1 relalo tilu­lado La cscr'ilura del dios. I'no junto aella Borges nos da la visit'l11 ll("g;ltiva delescritor 'como autúmata: "1 labIal' ('S in­currir en tautologias. Esta epístob inútily palabrera ya exisle en uno de los trein­ta volúmenes dt.: los cinco anaqucles deuno de los incontables hexágonos -y tam­bién su refutación". El escepticislllo pue­ele alcanzar diversos g¡-;¡dos desde la sim­ple experiencia del autor incomprl'ndido,o más radicalmente del hombre que sabeJa imposibilidad (k comuniún hUlllana("Tú, que me lees ¿ estás seguro de ~'~1­

tender mi lenguaje:"), hasta la sensacJOnde irrealidad y fracaso ("la certidumbre

(Pasa (1 /a páy. 20)

DEFICClüNUNA

ros que se bifurcan las imaginaciones si­nuosas de Ts'ui Pén, rebasan el jardín,la novela que inventó, el pueblecito inglésdonde se desarrolla el drama, y llegan aabarcar el tiempo, la tierra y los astros.El gangster encerrado en su quinta deTriste-le-Roy que es también un laberintode salones, escaleras, estatuas y estanquessimétricos, intuye que el mundo es otrolaberinto de angustia. La ciudad de losinmortales es en sí algo monstruoso como.el universo, más cruel que los mismos la­berintos que urdieron los hombres, por­que ellos los crearon con un fin y en laciudad de los inmortales nada tiene sen­I ido. Pero esta ciudad, en el temor del tri­buno Rufo, rebasa las murallas y amenazalodo el orbe, como la casa de Asterión ex­cedt.: sus límites y se multiplica por latierra.

Junto a esta metáfora del infinito, Eor­ges introduce en su biblioteca otros sím­bolos semejantes. Las superficies bruñi­das de los espejos figuran y prometen laeternidad; ·Dios se oculta' bajo la formade la esfera y el círculo en que se inscri-

EN agosto de 1939, Borges publicóen la revista Sur un ensayo sohreLa biblioteca total, imag~nación

creada por Kur<l Lasswltz, dela que decía: "En la obra El cer­tamen con la tortuga (Berlín, 1929)el doctor Theodor Vlolff juzga quees una derivación, o parodia, de lamáquina mental de Raimundo Lu1io; yoagregaría que es un avatar tipográfico deesa doctrina del Eterno Regreso que pro­hijada por los estoicos o por Blanqui, porlos pitagóricos o por Nietzsc~e, regresaeternamente". Justo era relacIOnarla conella, pues dado un número finito de ele­mentos (en este caso los signos del alfa­beto) se llega a un número limitado elecombinaciones, y agotadas éstas, sóloqueda repetirlas indefinidamente. Borgestraza la historia de la idea apenas vislum­brada por Aristóteles, formulada por Ci­cerón con intervención del azar y conimagen tipográfica que r~piten Pascaly Swift, razonada por Lewls ~~rroll ba­sándose en las palabras de un IdIOma, ex­ornada por Huxley de monos y máquinasde escribir, hasta llegar a Gustav Theo­dar Fechner cuyas ideas aprovecha Las­switz para imaginar en uno de sus rela­tos la ilusoria biblioteca abarcadora detodas las obras pasadas, presentes y f~­turas formadas con las posibles combl­nacio~1es de los 25 signos alfabéticos.

Hay en Borges una conciencia claradel horror de la invención, la cual le con­mueve como le conmueven otras inven­ciones monstruosas. Ya se siente ~n. elensayo la tragedia que encierra ,l~ bIblIO­teca total como símbolo dd caotJco des­tino humano, v que se desarrollará mástarde en un cu~nto recogido en Ficciones.l'Uno de los hábitos de la mente es la in­veúcióp de imaginaciones horri?les ... Yohe 'procurado rescatar de! ~Iv~do un ho­rror subalterno: la vasta Blb1Joteca con­tr<.tdictoria cuyos desiertos verticales delibros corren e! incesante albur de cam­,bjarse en otros y que todo lo afirm~n; 1.0niegan y lo confunden ~o.m.o una dlV1l11­dad que delira". Esta dlvll1ldad enloque­,cida es la que preside la creación del mun­do en las herejías gnósticas que tanto leatraen, con sus esfuerzos para justificarla existencia del mal en el mundo y consu cortejo de fantasmas, reflejos, copiasinvertidas del orden celeste que acentúannuestra radical nadería.

El drama se sugiere en las líneas fina­les del ensayo que luego recogerá en elrelato: "Todo, pero por una línea razo­nable o una justa noticia habrá millonesde insensatas cacofonías, de fárragos ver­bales y de incoherencias. Todo, pero lasgeneraciones de los hombres pueden pa­sar sin que los anaqueles vertiginosos-los anaqueles que obliteran el día y enlosque'habita el caos- les hayan otorga­do una página tolerable". Estos anaque­les caóticos nos inician en la metáforabiblioteca-universo que desenvolverá ensu fiéción La biblioteca de Babel.

Hemos visto que Borges la llamó unhorror subalterno, per'o partiendo de ellaexpresó el horror fundamental de unnii.ll1do sin sentido en el que se combinanelementos extrahumanos y suprahuma­nos: la divinidad con sus misterios, la nohumanidad con su fría desolación.

La arquitectura de la biblioteca en laque entran la geometría y los desplieguesnuméricos, une la aridez de las cosas sinparticipación humana con el misterio de

21J UNIVERSIDAD' D~ MEXICO

lió con que nadie de su familia existía,habían pasado varios siglos; entoncescomprendíó que le había hablado Días enfígura de níño y se hízo santo.

Mas .entre las creencias del pueblo deMéxico este santo goza de otros presti­gios, que comprueban haber pasado latradición de Europa a América en sus va­ri'os aspectos, pues San Martín tiene famade caritqtivo y de socorrer a ~os pobre>s,existiendo la expresión de que parte lacapa con los necesitados; pero ademástambién protege las siembras y las cose­chas. 4

La generosidad que se le atribuye hasido desviada por las gentes, el poder deproporcionar dinero mediante prácticasmágicas, da a su culto un carácter paganoen el que aparecen invocaciones. conju­ros, oraciones y creencias supersticiosas.Todo lo cual aparece muy difundido pordiversas regiones del país.

Entre las invocaciones se encuentra lasiguiente:

San Martín Caballero,a mis puertas te pido:fortuna, felicidad y dinero.

Seguido \iel siguiente ritual: se ri~ga

hacia la calle, frente a la puerta ele la casa,bastante agua bendita al ticmpo que sedice:

Esta agua que yo te riegose me convierta en dinero. ¡¡

Como ejemplo de conjuro aparece. conobjeto de hacer retornar a las personas yreconquistar su cariño:

j "San Martín Caballero, tú que habitaspor los campos tráeme a (Fulano) a pu-

. . . San Martín Caballero, protector del amor. :.

ros .caballazos ... A Fulano de tal tráe­melo, tráemelo, San Martín Caballero,rendido de amor ... !" G

Con apariencia cristiana, mezclada converdaderas oraciones; mas con intenciónpagana y ritos para alejar el mal de lascasas y obtener beneficios materiales exis­tc la siguiente oración.:

En el nombre de Dios Todopoderoso,Señor San Martín Caballero,saca la sal de mi casa,datrle suerte, trabajo y dinero.

Que esta..agua que yo. fe riegoen las puertas de mi casase convirrta en suerte, felicidad,

fortuna ydi1l:e~o. '

(Tres credQ5 a la Q~~i'!1á P~ovidenda). 7

Parece que este' taUiÍ1~turgo ha sidoadoptado por las mujeres de vidagalantccOmo patropo, para 10 ctial además detener un lugar dedicado a .su imagen, leponen una lámpara de aceite, riegan aguaa la puerta ··de sus casas y 10 invocan enla siguientc¡ forma,: "¡ San Martín Caha­llera, dame \amor y di1iero .. :! " ~

La imagefi de este santo ímpresa en cro­mos a colof(is; representándole en su ca­lidad de solpado romano, a caballo y par­tiendo su capa con un pobre, aparece l1U­

me'rosísimas ocasiones en repísas, arribade las puertas de entrada, con una lám­para de ace.ite, en tartillerías, misceláneas

. y comercios en pequeño en los barrios po­pulares, con la ~reencia de que obtendránsegu¡;as ganancIas.

. 1 N ovedad"l!s, 11 ue noviembre ue 1944.

2 Four Symposia on Folklore. Edited byStith Thompsbn. Bloomington, Indiana. Seriesnúm. 8, 1953; 'p. 25.

3 I'rocedé-de Cerritos, San Miguel Allende,Gto., 1890. Cóumnicó: Manuel Guevara, 50 años.Recolec., en :México, D. F., 11 de febrero de1951. .

4 Texrllel)lcan, Puebla. Comunicó la seño­rita Natalia de 50 años. RecoÍec., agosto 16 de1951. ...

5 Proce& de Acámbaro, Gto. Severina Ló­pez, 42 años: 30 de diciembre de 1946.

6 . Procedé- de México, D. F. Comunicó:Amelia Ibarr:a, 30 años. Abril de 1940.

7 Hoja j¡~presa con la imagen del santo.

S Procede - de México. D. F. Comunicó:Amelia Ibarra, 30 años. Abril de 1940.

ENTREVIST A CON ANGEL MARIA G,ARIBA y K.propongo publicar, si hallo editor, una serieele textos en su lengua original, con su versión,introducción y comentarios. En el terreno delestudio personal, ahora precisamente estudiamosMcAfee y yo el libro VI (retórica, filosofía yteología), de Sahagún, del Códice Florentino,cuya paleografía hemos terminado y estamosen la versión. Después intento la edición i!l"

glesa de mi Historia, que me ha sido pedidapor tres editores. Aún no resuelvo a cuál darla.Además, en forma accidental, he sustentado

(r'iene de la páp. 15)

ele que todo está escrito nos anula o nosafantasma") .

Este cuento de Borges es un ejemplode su arte de escritor, insuperable en lacapacidad de dar a una construcción ine­tafísica o a un problema inte!ectual lavida de una "aventura" del pensamiento.Aventura en su sentido estricto: con todosu dramatismo, sus sorpresas, sus anhe­los, sus desfallecimientos y sus fracasos.Jfecuérdese el utópico Hexágono Carme­sí, el Hombre del libro, los inquisidoresoficiales y los bibliotecarios, los peregri­nos,. los sectarios. y los impíos.

algunas lecciqnes y eonferelicias sobre estos te­mas en la Universidad Naciolia1. No dejaré demencionar la, ·revisión de los mexicanismos delDiccionario de la Academia Mexicana de laLengua, procedentes de lengua náhuatl, que heiniciado ya ppr encargo de la propia Institu­ción, ue la ~ual soy Individuo de Número.

"Como es poco el tiempo que puedo dedicara esta parte de mis aficiones, pues tengo otrastareas de mayor importancia, cada vez será me­nor el tiempo que dedique a este renglón".

La ironía se mezcla a veces con la tra­gedia y va· desde la casi bU1:da descrip­ción de "un dialecto sa11l0yedo-lituanodel guaraní, con inflexiones de árabeclásico" hasta los títulos de volúmenescon imágenes superrea!istas o creacionis­tas: "Trueno peinado" y "El calambre deyeso", subrayados por el comentario:"Esas proposiciones, a primera vista in­coherentes, sin duda son capaces de unajustificación criptográfica o alegórica ..."y no falta tampoco la poética y levemen­te burlona alusión a Virgilio: "Miles decodiciosos abandonaron el dulce hexá­gono natal"... (Dulcia linqitimus arva).

BORGES

}'.

JORGE· LUISDEFICCIONUNA

(Vicnc dc la pág. 4)

transmitir lo que hemos preparauo. Fuera deMéxico -después de la gloriosa obra de Seller,que abarca muchos aspectos de la literatura yque sigue teniendo vigencia en muchos puntos-,debemos meucionar como ejemplo ue nuestrosdías, el gran trabajo de Charles E. Dibble yArthur ]. O. Anderson, de la Universidad deUtha, que están dando a la luz el Códice Flo­rentino, en texto y versión, y llevan publicadosen inglés seis libros de la gran obra de Saha..gún. Hace poco !lOS ·consult:üou·a McAfee y amí para el libro VIII (De los reyes y señores).Caela vez que tienen alguna dificultad, nosconsultan también de Estados Unidos, Franciae Inglaterra. Leonhard Schultze y \Valter Leh­mann, en Alemania, han publicado excelentesestudios en esta materia: el prim~ro, de la Uni­versidad de Malburgo el libro 1\' de Saha"ún(comentario del Tonalamatl o sea el Libro'" delos destinos) y el segundo el Libro de los Co­loquios, también de Sahagún, hallado en la Bi­blioteca Secreta del Vaticano. l~rnst Mcngin,en Copenhague, en su monumental recopilaciónde manuscritos americanos (Cuerpo de códicesamericanos de la Edad Media), lleva publica­dos cinco volúmenes de manuscritos :nexicanos;por ejemplo, el manuscrito XXII -unos analeshistóricos de la nación mexicélna-, de la Bi­blioteca de París, escrito en papel dc mague\,.

Para concluir la entrevista, el doctor Garibaynos habla ele los trabajos que tienc entre ·ma­t'os, diciéndonos: "Fuera de la publicación denli Historia, que estoy a punto de terl11itiar, me