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El regreso de JavaScript Las aplicaciones Web actuales se sitúan en un entorno dinámico. Nunca antes los sitios Web habían sido tan ricos en términos de presentación visual y otras funciones, basadas en la gestión de la información. Desde el comienzo de la Web, JavaScript ha sido un compañero privilegiado en el diseño de las páginas Html, gracias a la interactividad que permitía añadir a estas páginas. Pero su presencia e influencia permanecieron mucho tiempo limitadas, debido sobre todo a las dificultades para hacer scripts verdaderamente compatibles con los diferentes navegadores de la época. La aparición del DOM (Document Object Model), que permite acceder o actualizar el contenido, la estructura y el estilo de los documentos Html, fue la primera renovación de JavaScript. Más allá del DOM, la recomendación del W3C fue adoptada por todos los navegadores, lo que permitió reducir los problemas de interoperabilidad de los scripts. Después llegó AJAX (Asynchronous JavaScript and XML) y las consultas XMLHttpRequest asociadas, que permitieron el nacimiento del JavaScript asíncrono, ofreciendo la posibilidad de modificar una parte de las páginas Web sin tener que volver a cargar la página completa. La puerta quedaba abierta a aplicaciones JavaScript mucho más ricas, que respondían mejor a aspectos relativos a la interactividad de las aplicaciones Web. Aquí también ganó la compatibilidad. El concepto de la Web 2.0, con sus objetivos de mayor usabilidad y ergonomía, ha fortalecido, a su vez, la interactividad de las páginas y la demanda de aplicaciones ampliadas. Y así es como JavaScript se convierte en un elemento imprescindible en el desarrollo de las aplicaciones Web. Seguramente, la mejor prueba del posicionamiento de JavaScript sea la aparición de nuevos motores JavaScript en los navegadores más actuales. Ya sea Google Chrome con su motor JavaScript Open Source V8, Opera con el proyecto Carakan, Safari en su versión 4 o Firefox 3.5 con TraceMonkey, todos buscan mejorar (y algunas veces de manera importante) el tratamiento de JavaScript. Internet Explorer, mucho tiempo rezagado con su versión 8, también ha adoptado un nuevo motor JavaScript llamado Chakra.

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El regreso de JavaScript

Las aplicaciones Web actuales se sitúan en un entorno dinámico. Nunca antes los sitios Web habían

sido tan ricos en términos de presentación visual y otras funciones, basadas en la gestión de la

información.

Desde el comienzo de la Web, JavaScript ha sido un compañero privilegiado en el diseño de las

páginas Html, gracias a la interactividad que permitía añadir a estas páginas. Pero su presencia e

influencia permanecieron mucho tiempo limitadas, debido sobre todo a las dificultades para hacer

scripts verdaderamente compatibles con los diferentes navegadores de la época.

La aparición del DOM (Document Object Model), que permite acceder o actualizar el contenido, la

estructura y el estilo de los documentos Html, fue la primera renovación de JavaScript. Más allá del

DOM, la recomendación del W3C fue adoptada por todos los navegadores, lo que permitió reducir los

problemas de interoperabilidad de los scripts.

Después llegó AJAX (Asynchronous JavaScript and XML) y las consultas XMLHttpRequest asociadas, que

permitieron el nacimiento del JavaScript asíncrono, ofreciendo la posibilidad de modificar una parte de

las páginas Web sin tener que volver a cargar la página completa. La puerta quedaba abierta a

aplicaciones JavaScript mucho más ricas, que respondían mejor a aspectos relativos a la interactividad

de las aplicaciones Web. Aquí también ganó la compatibilidad.

El concepto de la Web 2.0, con sus objetivos de mayor usabilidad y ergonomía, ha fortalecido, a su

vez, la interactividad de las páginas y la demanda de aplicaciones ampliadas. Y así es como JavaScript

se convierte en un elemento imprescindible en el desarrollo de las aplicaciones Web.

Seguramente, la mejor prueba del posicionamiento de JavaScript sea la aparición de nuevos motores

JavaScript en los navegadores más actuales. Ya sea Google Chrome con su motor JavaScript Open

Source V8, Opera con el proyecto Carakan, Safari en su versión 4 o Firefox 3.5 con TraceMonkey,

todos buscan mejorar (y algunas veces de manera importante) el tratamiento de JavaScript. Internet

Explorer, mucho tiempo rezagado con su versión 8, también ha adoptado un nuevo motor JavaScript

llamado Chakra.