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164 Alejandro Jenkins Villalobos Max Weber y La Economia Austriaca

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    Alejandro Jenkins Villalobos

    [El estilo de Weber] no era tanto el rebusca-miento de un intelectual alemn como el aparato necesario a un hombre de una inmen-sa cultura, para quien cada generalizacin era una precaria victoria sobre la complejidad infinita de los hechos.

    Reinhard Bendix1 La muerte temprana de este genio fue un gran desastre para Alemania. Si Weber hubiera vivido ms, el pueblo alemn podra ahora contemplar su ejemplo de un ario que no se habra dejado quebrantar por el nacional-socialismo.

    Ludwig von Mises2 Ser un weberiano es imposible. Cualquiera que sea tan estpido como para desear ser su discpulo no lo ha entendido. Max Weber se enfrentaba a cada uno, por principio, de igual a igual; a cualquier joven que sintiera el im-pulso de buscar ser su discpulo lo regresaba a s mismo y a su libertad. Ser discpulo es desastroso y atenta contra el compromiso con la verdad.

    Karl Jaspers3

    1Reinhard Bendix, Max Weber: An Intellec-tual Portrait (Berkeley: University of Cali-fornia Press, 1977 [1960]), p. 6. 2Ludwig von Mises, Memoirs (Auburn, AL: Ludwig von Mises Institute, 2009), p. 88. Mises originalmente escribi esto en 1940. 3Karl Jaspers, Reply to My Critics, en P. A. Schilpp (ed.), The Philosophy of Karl Jaspers (New York: Tudor Publishing, 1957), p. 855.

    En los ltimos aos hemos visto, en cier-tos crculos periodsticos y polticos, es-pecialmente en los Estados Unidos, un renovado inters por la escuela austriaca de economa,4 corriente de pensamiento que se inicia en 1871 con la publicacin del texto Principios de economa de Carl Menger, quien se convertira poco des-pus en profesor de la Universidad de Viena.5 El mrito intelectual de Menger es enorme: descubri (en forma indepen-diente de W. S. Jevons y de Lon Walras) la teora marginal del valor, hoy univer-salmente aceptada como una de las ideas centrales de la economa moderna. Pero la actual notoriedad de la escuela aus-triaca se debe principalmente a lo que la separa del mainstream acadmico con-temporneo, especialmente en la forma que las ideas austriacas tomaron en la obra de Ludwig von Mises (1881-1973). 4Ver, por ejemplo, Joshua Green, The Tea Partys Brain, Atlantic Monthly, 306 (Nov 2010): 98-106. 5Carl Menger, Grundstze der Volkswirt-schaftslehre (Wien: Wilhelm Braumller, 1871).

    Alejandro Jenkins Villalobos, costarricense, es

    fsico terico (Ph.D., Caltech, 2006; A.B.,

    Harvard, 2001). Desde 1998 ha combinado la

    investigacin en ese mbito con el periodismo

    de opinin y con la preocupacin por entender

    las ciencias sociales. Ha sido investigador

    asociado en el Center for Theoretical Physics

    (MIT) y en el High Energy Physics Group

    (Florida State University).

    Max Weber y la Economa Austriaca

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    Mises

    En Austria, Mises se haba destacado como especialista en temas monetarios y asesor de la Cmara de Comercio, pero su carrera acadmica no progres ms all de un puesto como Privatdozent (instruc-tor ad honorem) en la Universidad de Viena. Huyendo del nazismo, Mises dej Austria en 1934 y se instal primero en Ginebra y despus en Nueva York. A partir de 1945 fue profesor visitante en New York University, pero su salario nunca fue pagado por la universidad, sino por hombres de negocios que se haban visto atrados por los argumentos de Mi-ses a favor del libre mercado y en contra de la intervencin del gobierno en la eco-noma.

    Las circunstancias de la carrera aca-dmica de Mises reflejan la posicin de Mises como economista: sus ideas estu-vieron casi siempre (y especialmente des-pus de la crisis de 1929, de la Gran De-presin y del New Deal de los aos 30s) fuera del rango del debate acadmico en los principales departamentos universita-rios de economa, pero en los Estados Unidos atrajeron la atencin (incluso po-dramos decir devocin) de un pequeo crculo de convencidos de las virtudes del libre mercado y de los peligros de la in-tervencin y de la planificacin central (los que en Norteamrica llegaron a ser conocidos como libertarios). Tal vez el ms importante divulgador de las ideas de Mises fue el intelectual y economista estadounidense Murray Rothbard, recor-dado entre otras cosas como uno de los principales abanderados modernos del anarquismo de mercado (que defiende simultneamente la propiedad privada y la eventual desaparicin del Estado como monopolio del uso legtimo de la violen-cia).6 6La definicin del Estado como el monopo-

    Praxeologa

    Rothbard y sus seguidores han presentado las ideas de Mises como una refutacin de todo el edificio analtico de la econo-ma neo-clsica contempornea y como la demostracin definitiva de que la libertad de mercado es superior a cualquier inter-vencionismo. El punto de partida para este argumento es lo que Mises denomin praxeologa: una ciencia puramente de-ductiva (anloga a, pero distinta de la matemtica), que estudia la accin huma-na y que, a partir de axiomas evidentes, llega a conclusiones lgicamente necesa-rias.7 La teora econmica, concebida por Mises como una rama de la praxeologa, no dependera de las disciplinas empricas de la historia o de la econometra, y se fundamentara en un razonamiento ver-bal, no matemtico.

    Muy pocos economistas, excepto por Rothbard y algunos otros que han llegado a la obra de Mises a travs de ste, han usado el trmino praxeologa o acepta-do los argumentos de Mises sobre el ca-rcter estrictamente deductivo (pero no matemtico) de la teora econmica. Ni siquiera Friedrich Hayek, discpulo de Mises en Viena y quien, como premio Nobel de economa para 1974, fue proba-blemente el economista ms influyente de la escuela austriaca en la segunda mitad del siglo XX, se identific con la posicin

    lio del uso legtimo de la violencia es de Max Weber, Politik als Beruf (Mnchen und Leipzig: Duncker & Humblot, 1919), dispo-nible en espaol como La poltica como vocacin, en El poltico y el cientfico (Ma-drid: Alianza Editorial, 1974), pp. 81-179. 7Ver, por ejemplo, Murray N. Rothbard, The Logic of Action I: Method, Money, and the

    Austrian School (Cheltenham, UK: Edward Elgar, 1997), pp. 58-77.

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    de Mises en este respecto.8 Sin embargo, creo que quien se de-

    tenga a leer con cuidado los argumentos de Mises sobre praxeologa encontrar en ellos ideas profundas e importantes: que en ciencias sociales la nica explicacin que puede tener significado es la que par-te de la accin consciente y con propsito de un individuo; que las colectividades (el mercado, la nacin, la sociedad, la cultura, etc.) tienen sentido slo como resultado o contexto de la accin indivi-dual; que la historia no puede responder a leyes inteligibles excepto en la medida que stas resulten de regularidades del comportamiento individual consciente; que, por lo tanto, la metodologa y alcan-ce de las ciencias sociales difieren total-mente de las ciencias naturales; que las estadsticas sociolgicas y econmicas no tienen valor cientfico si no se las puede entender mediante una teora de la accin individual, y que las organizaciones so-ciales deben ser en ltima instancia eva-luadas de acuerdo a criterios que descan-san sobre valores que no admiten una justificacin racional.9

    Personalmente, creo que todo esto es

    correcto y mucho menos apreciado de lo que debiera serlo por los economistas, aunque el main-stream acadmico haya hecho avances importantes en los ltimos cuarenta aos en este respecto, al buscar bases microeconmicas para la macro-

    8Friedrich A. Hayek, Economics and Knowledge, en Individualism and Economic Order (Chicago: University of Chicago Press, 1948), pp. 33-56. 9Ludwig von Mises, Human Action, The Scholars Edition (Auburn, AL: Ludwig von Mises Institute, 1998). Disponible en espaol como La accin humana: Tratado de econo-ma, 8 ed. (Madrid: Unin Editorial, 2007).

    economa.10 Pero estas son todas ideas que estn mejor elaboradas en la obra de un cientfico social anterior: el alemn Max Weber (1864-1920).

    En la sociologa, Weber es un autor

    clsico, usualmente contado entre los fundadores de la forma moderna de esa disciplina (junto con mile Durkheim y Karl Marx, dos figuras que en mi opinin son incomparablemente inferiores). Pero el propio Weber siempre se consider a s mismo un economista poltico y todas las ctedras universitarias que ocup du-rante su accidentada carrera acadmica fueron en economa. Poco antes de morir, escribi en una carta que se haba ocupa-do de la sociologa nicamente para com-batir las ficciones acadmicas sobre la colectividad y sobre la concepcin hols-tica de las organizaciones humanas.11

    Methodenstreit

    El trmino escuela austraca fue aplica-do por primera vez (en forma despectiva) a Carl Menger y a sus seguidores por el economista alemn Gustav Schmoller, en el contexto de un amargo debate acad-mico sobre metodologa: el Methoden- 10Al respecto, un documento muy influyente fue la crtica de Lucas: Robert E. Lucas, Econometric Policy Evaluation: A Criti-que, en K. Brunner y A. H. Meltzer (eds.), The Phillips Curve and Labor Markets (New York: American Elsevier, 1976), pp. 19-46. En un plano ms general se enmarca la crtica al positivismo econmico de Ronald H. Coase, How Should Economists Choose? en Essays on Economics and Economists (Chicago: University of Chicago Press, 1994), pp. 15-33. 11Citado en la introduccin de W. G. Runci-man a Weber: Selections in Translation (Cambridge: Cambridge University Press, 1978), p. 3.

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    streit de finales del siglo XIX. Schmoller era el principal representante de la es-cuela histrica, que negaba que existie-ran leyes econmicas universalmente vlidas y se enfocaba en documentar e interpretar las transformaciones histricas de las instituciones y la evolucin de la cultura. Menger, por su parte, deseaba una economa ms cientfica, apoyada en un entendimiento terico de las conse-cuencias lgicas de las acciones indivi-duales, en un mundo en que los recursos son escasos.12

    Los libros de texto de sociologa (es-critos por personas que suelen entender poco de economa) an a veces catalogan a Weber como un historicista schmolle-riano,13 debido a su profundo inters en la interpretacin de la historia econmica y la interaccin entre economa y cultura. Ciertamente esta caracterstica (heredada de la escuela histrica alemana, hoy totalmente olvidada por los economistas) explica su actual inters para los socilo-gos y el desconocimiento de la obra de Weber entre los economistas.14 Pero en trminos del Methodenstreit, es evidente que Weber estaba ms cerca de los aus-triacos. De hecho, una de las grandes contribuciones de Weber a las ciencias sociales fue su argumentacin de que

    12Ver, por ejemplo, Ludwig von Mises, The Historical Setting of the Austrian School of

    Economics (Auburn, AL: Ludwig von Mises Institute, 1984), pp. 12-15. 13Ver, por ejemplo, Craig J. Calhoun et al., Classical Sociological Theory, 2 ed. (Ox-ford, UK: Wiley-Blackwell, 2007), pp. 206-207. 14Uno de los pocos economistas del siglo XX que estudi a fondo la obra de Weber y reco-noci su importancia fue Frank Knight; ver Arthur Schweitzer, Frank Knights Social Economics, History of Political Economy, 7 (1975): 279-92.

    toda explicacin social debe partir de la accin individual con propsito, no por un criterio de simplicidadcomo quera Carl Mengersino porque ninguna otra explicacin es inteligible. (Podemos de-cir, por ejemplo, que la nacin se indus-trializa, pero si nos preguntamos qu quiere eso decir exactamente, se vuelve necesario traducirlo a acciones individua-les, que son las nicas que la mente hu-mana puede entender concretamente.) Es a este principio al que el economista Jo-seph Schumpeter bautiz con el nombre de individualismo metodolgico.15

    Marginalismo

    A diferencia de los historicistas alemanes, Weber tambin aceptaba la teora margi-nal del valor y la enseaba a sus estudian-tes.16 En su investigacin ms importante en ese mbito, Weber argument que la teora marginal no depende de la forma de la respuesta psicolgica a los estmu-los externos, sino que simplemente es una sistematizacin del hecho evidente de que los individuos deben ordenar sus prefe-rencias en un mundo en que los recursos escasos pueden ser destinados a diversos fines.17 En esto es evidente la afinidad entre el pensamiento weberiano sobre el 15Joseph Schumpeter, Das Wesen und der Hauptinhalt der theoretischen Na-

    tionalkonomie (Leipzig: Duncker & Hum-bolt, 1908); On the Concept of Social Val-ue, Quarterly Journal of Economics, 23 (1909): 213-32. 16Ver Richard Swedberg, Max Weber as an Economist and as a Sociologist: Towards a Fuller Understanding of Webers View of Economics, American Journal of Economics and Sociology, 58 (1999): 561-82. 17Max Weber, Die Grenznutzlehre und das psychophysische Grundgesetz, Archiv fr Sozialwissenschaft und Sozialpolitik, 27 (1908): 546-58.

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    marginalismo y la concepcin praxeol-gica de la teora econmica como una lgica pura de la escogencia. Tanto Lionel Robbins18 como George Stigler19 citan el artculo de Weber como la refuta-cin definitiva de que el margina-lismo econmico refleje o deba tomar en cuenta la supuesta forma logartmica de la res-puesta psicolgica a la riqueza o a otros estmulos externos (como lo proponan la hiptesis de Bernoulli y la aplicacin a la economa de la ley de Weber-Fechner).20 Los argumentos de Weber en este mbito todava pueden ser de inters, en vista del debate generado por el desarrollo de la moderna economa conductual (beha-vioral economics) en torno a la relacin entre la economa y la psicologa experi-mental.21

    Clculo econmico

    La obra maestra de Weber sobre teora

    18Lionel C. Robbins, An Essay on the Nature and Significance of Economic Science (Lon-don: Macmillan, 1932), p. 85. 19George Stigler, The Development of Utili-ty Theory (II), Journal of Political Econo-my, 58 (1950): 373-96. 20La ley de Weber-Fechner sobre psicofsi-ca se debe al mdico E. H. Weber (quien no tiene relacin conocida con Max Weber) y al psiclogo G. T. Fechner. La forma logartmi-ca que describe para la intensidad de la res-puesta psicolgica como funcin de la magni-tud del estmulo fsico externo se asemeja a la frmula que el matemtico Daniel Bernoulli haba propuesto anteriormente para la utili-dad subjetiva como funcin de la riqueza (ver la discusin de Stigler, op. cit.). 21Harro Maas, Disciplining Boundaries: Lionel Robbins, Max Weber, and the Border-lands between Economics, History, and Psy-chology, Journal of the History of Economic Thought, 31 (2009): 500-17.

    social, Economa y sociedad, que qued inconclusa con su muerte y fue publicada pstumamente en 1922, contiene una versin muy clara del mismo argumento que Mises haba formulado independien-temente en 1920:22 que en una economa totalmente socializada y por lo tanto sin propiedad privada, no existiran precios monetarios y que, consiguientemente, los planificadores careceran de criterios ra-cionales para asignar los recursos a usos eficientes.23 Que la contabilidad moneta-ria es el fundamento de la racionalidad econmica es una idea muy weberiana.24 En una monografa anterior sobre socio-loga de la religin Weber lo resume ad-mirablemente: Una economa racional es una organizacin funcional orientada por los precios monetarios, que se originan en las luchas de intereses de los hombres dentro del mercado. El clculo no es po-sible sin una estimacin monetaria de los precios y por lo tanto sin las luchas de mercado.25

    22Ludwig von Mises, Die Wirtschaftsrech-nung im sozialistischen Gemeinwesen, Ar-chiv fr Sozialwissenschaft und Sozialpolitik, 47 (1920): 86-121. 23Max Weber, Wirtschaft und Gesellschaft Grundriss der verstehenden Soziologie (Tbingen: J. C. B. Mohr, Paul Siebeck, 1922). Disponible en espaol como Econo-ma y sociedad: Esbozo de sociologa com-

    prensiva (Mxico: Fondo de Cultura Econ-mica, 1979 [1944]), pp. 76-82. 24La importancia de la contabilidad por par-tida doble en el desarrollo del capitalismo occidental tambin haba sido muy enfatizada en la obra de Sombart, amigo y rival intelec-tual de Weber. Ver Werner Sombart, Der moderne Kapitalismus (Leipzig: Duncker & Humblot, 1902). Disponible en espaol como El apogeo del capitalismo (Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1990 [1946]). 25Max Weber, Zwischenbetrachtung: Theo-rie der Stufen und Richtungen religiser

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    Ya antes Weber haba argumentado que la esclavitud haba impedido la ra-cionalizacin plena de la vida econmica, debido a la ausencia de precios e incenti-vos de mercado para la mano de obra, y que por lo tanto evit que emergiera un verdadero capitalismo en el mundo anti-guo.26 Esta observacin quizs sirva para aclarar la confusin que creo ha generado la aseveracin de Mises de que el socia-lismo es imposible,27 a pesar de que sociedades que en gran medida han pres-cindido de la propiedad privada y de los precios monetariosdesde el antiguo imperio inca hasta la actual Norcorea han existido y perdurado.28

    Weltablehnung, en Gesammelte Aufstze zur Religionssoziologie, vol. I (Tbingen: J.C.B. Mohr, Paul Siebeck, 1920), pp. 536-573. Disponible en espaol como Negaciones religiosas del mundo y sus orientaciones, en Max Weber, Ensayos sobre sociologa de la religin I (Madrid: Taurus, 1998), pp. 437-66. Las oraciones citadas fueron agregadas al texto del mismo ensayo que haba sido antes publicado en Archiv fr Sozialwissenschaft und Sozialpolitik, 41 (1916): 335-421. 26Max Weber, Agrarverhltnisse im Alter-tum, en Handwrterbuch der Staatswissen-schaften, 3 ed. (Jena: G. Fischer, 1909), pp. 52-188. 27Bryan Caplan, Is Socialism Really Impos-sible? Critical Review, 16 (2004): 33-52. 28La posible prioridad de Max Weber en la formulacin de la imposibilidad del clculo econmico socialista merece una investiga-cin ms cuidadosa de la que ha recibido hasta ahora o de la que estoy yo capacitado para realizar. Si bien es cierto que las respec-tivas formulaciones de Mises y Weber no son idnticas y que la de Mises atrajo bastante ms atencin por su tono categrico y por estar formulada en trminos ms directamen-te econmicos, en mi opinin Weber demues-tra una compresin ms profunda y justa de la naturaleza del problema, la cual, adems,

    Filosofa social

    Los devotos actuales de Mises suelen decir poco o nada sobre Weber,29 a pesar de que (1) Mises conoci a Weber cuando ste fue profesor visitante en Viena en 1918, (2) en esa oportunidad conversaron extensamente, y (3) Mises escribi ms tarde de su admiracin por la persona y la obra de Weber.30 Tanto Gottfried Haber-ler 31 (quien perteneci al crculo de Mi-ses en Viena) como Ludwig Lachmann32 dejaron testimonios sobre la influencia de Weber en Mises y sobre la semejanza entre las ideas weberianas y las austria-cas en cuanto a la metodologa de las ciencias sociales.33 Lachmann inclusive

    se remonta a una de las preocupaciones fun-damentales de toda su obra: los diversos sen-tidos posibles de la racionalidad como cate-gora para entender y describir las acciones humanas. 29Una excepcin es Peter Boettke, Rational Choice and Human Agency in Economics and Sociology: Exploring the Weber-Austrian Connection, en H. Giersch (ed.), Merits and Limits of Markets (Berlin: Spring-er, 1998), pp. 53-81. 30Mises, Memoirs, pp. 9, 55, 88, 106-107. 31Gottfried Haberler, Misess Private Semi-nar, Mont Pelerin Quarterly, 3 (1961): 20-21; Between Mises and Keynes: An Inter-view with Gottfried von Haberler (1900-1995), Austrian Economics Newsletter, 20 (Spring 2000). 32Ludwig Lachmann, The Legacy of Max Weber (Berkeley: Glendessary Press, 1971); An Interview with Ludwig Lachmann, Austrian Economics Newsletter, 1 (Fall 1978). 33Una discusin clara de la relacin entre Weber, la escuela histrica alemana, la escue-la austriaca y la praxeologa de Mises aparece en Bruce Caldwell, Hayeks Challenge: An Intellectual Biography of F. A. Hayek (Chi-

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    escribi, en una recensin del magnum opus de Mises, La accin humana, que al leer este libro no debemos olvidar que es la obra de Max Weber la que est sien-do continuada aqu.34

    Yo ira ms all: Weber es un pensa-dor mucho ms profundo e interesante que Mises; su obra, desafortunadamente, qued a su muerte fragmentada e incon-clusa, pero an en tal condicin es evi-dente que lo que es realmente importante y rescatable en la praxeologa misesiana est en Weber, sin las exageraciones y simplificaciones que repelen a muchos de quienes no son ya devotos de Mises o del libertarianismo.35

    cago: University of Chicago Press, 2004), pp. 83-99, 119-126. Ver tambin Robert J. Holton y Bryan S. Turner, Max Weber on Economy and Society (New York: Routledge, 2010 [1989]), pp. 21-46. 34Ludwig Lachmann, The Science of Human Action, Economica, 18 (1951): 412-27.

    35Este no es el lugar indicado para intentar evaluar la transcendencia de la obra de Mises en general, ni de la praxeologa en particular. Sealo nicamente que su influencia sobre el mainstream (no solo en economa, sino en las ciencias sociales en general) indudablemente ha sido muy limitada. Segn Bruce Caldwell, Mises formul su sistema antes de que la retrica positivista barriera las ciencias socia-les como un incendio forestal californiano. Quizs incluso imagin que sus puntos de vista serviran de profilctico contra esa ret-rica positivista. Pero si dijramos que esa pretensin fracas nos quedaramos grave-mente cortos. El intento de Mises de dar a la praxeologa fundamentos que fueran conoci-dos como ciertos a priori lo convirti en blanco del ridculo general en la nueva era positivista y ms all, erigindolo en arqueti-po del economista no cientfico y, dado que sus opiniones polticas eran an ms impopu-lares en la Era de Keynes, se le aplic tam-

    Max Weber fue adems una persona-lidad profunda y vasta, un heredero de Kant36 y de Kierkegaard,37 un pensador brillante y atormentado, de quien su ami-go, el psiquiatra y filsofo existencialista Karl Jaspers, dijo que haba sido el ma-yor de todos los alemanes modernos, un varn de ilimitada honestidad, absolu-tamente comprometido con la libertad personal.38 Fue tambin un crtico agudo y tenaz del marxismo y de las quimeras totalitarias en general, pero al mismo tiempo entendi y sinti la tragedia de la

    bin el adjetivo reaccionario (Caldwell, op. cit., p. 126). 36El anti-positivismo de Weber, que Mises hered plenamente, se basa en la concepcin neo-kantiana de la realidad externa como ininteligible, de manera que todo el orden racional reflejado en nuestras descripciones tericas del mundo deriva de la manera en que la mente humana organiza aquellas per-cepciones que le resultan subjetivamente interesantes. Una discusin breve y profunda de la relacin entre Kant y Weber es la de Ernest Gellner, Legitimation of Belief (Cam-bridge: Cambridge University Press, 1979), pp. 188-191. 37Las clebres sentencias de Kierkegaard de que la subjetividad es la verdad y que la verdad es la subjetividad admiten una inter-pretacin neo-kantiana consistente con la visin epistmica de Max Weber. Por otro lado, Weber se refiere en repetidas ocasiones a la vida humana como un politesmo de valores, una guerra eterna de principios irre-conciliables, concepcin memorablemente reflejada tambin en el Enten-Eller (O lo uno o lo otro) de Kierkegaard. 38Citado por Peter Baehr, The Grammar of Prudence: Arendt, Jaspers and the Appraisal of Max Weber, en S. E. Aschheim (ed.), Hannah Arendt in Jerusalem (Berkeley: Uni-versity of California Press, 2001), pp. 314, 410. Ver tambin J. Dreijmanis (ed.), Karl Jaspers on Max Weber (New York: Paragon House, 1989).

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    alienacin moderna, de la erosin progre-siva, en esta edad de la mquina, de los valores que haban hecho posible el flore-cimiento intelectual y material del Occi-dente, y que le daban sentido.39

    Agradecimientos Mi inters (que con el paso del tiempo no ha hecho ms que crecer) por el pensa-miento de Max Weber se remonta fun-damentalmente a la lectura del ltimo captulo de su Historia econmica gene-ral, que conoc gracias a un coloquio en Guatemala al que fui gentilmente invitado por el Liberty Fund y la Universidad Francisco Marroqun en el 2008. Sobre la praxeologa de Misesy su lugar en el problema ms amplio de la epistemologa de las ciencias socialeshe tenido opor-tunidad de intercambiar opiniones princi-palmente con Adrin Brenes, Manuel Echeverra y Mariano Echeverra. Final-mente, agradezco a Daniel Raisbeck por animarme a escribir este pequeo ensayo (el cual, en una versin anterior y sin anotaciones, apareci en su revista elec-trnica, Certamenenlinea.com), as como por su amable asistencia con la bibliogra-fa en alemn.

    39Max Weber, Die protestantische Ethik und der Geist des Kapitalismus, II: Die Berufsidee des asketischen Protestantismus, Archiv fr Sozialwissenschaft und Sozial-politik, 21 (1905): 1-110. Disponible en es-paol como La tica protestante y el espritu del capitalismo (Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 2008); ver especialmente la cle-bre discusin sobre la jaula de hierro de la modernidad (pp. 285-87).