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UN BOSQUEJO DE LA PREHISTORIA DE SUDAMERICA Y EL SURGIMIENTO DE LA CIVILIZACION ANDINA Augusto Cardich * ʹ Se trata de presentar un panorama breve de la Prehistoria de Sudamérica, nombrando los temas y las industrias líticas relevantes y confirmadas. Abarca hasta los 10,000 años. En la segunda parte se prosigue circunscribiéndose a los Andes Centrales a partir de la edad nombrada de los 10,000 años A.P. con el estudio de los 4 complejos presentes: Talara, Cumbe, Paiján y Lauricocha y se analizan los datos arqueológicos y paleoambientales hasta el surgimiento de la Civilización Andina, que queda establecido en el Horizonte que llamamos Inicial (4,500 - 3,300 años A.P.). 1Un Bosquejo de la Prehistoria de Sudamérica El subcontinente sudamericano fue un continente isla durante gran parte de la edad de los mamíferos, esto es, dentro de los últimos 70 millones de años (Simpson 1964:59). A fines del Plioceno o principios del Pleistoceno, hace aproximadamente 2 millones de años, emergió la conexión principal con Norteamérica mediante el istmo de Panamá. Fueron, sin embargo, acontecimientos anteriores a la presencia del hombre en América. Ahora, para las consideraciones sobre la Prehistoria nos vamos a referir en particular a lo acontecido en el territorio que fuera Continente y hoy es el Subcontinente de Sudamérica. Vamos a hacer un ligero bosquejo como un paso previo para en ese marco tratar de ubicar y entender el antiguo proceso cultural del Perú. Como se acepta generalmente, la ruta principal del ingreso del hombre a América, procedente de Eurasia, habría sido la región de Bering, y se presume también por algunos autores que pudieron haber otras vías adicionales de ingreso de otros continentes, pero menores y circunstanciales. El tema de cuándo llegaron estos primeros inmigrantes está inmerso en una vieja controversia aún no resuelta. Están, por un lado, los autores que no aceptan una edad mayor a los 11,500 años. Otros a favor de edades algo mayores, y los que señalan varias o hasta muchas decenas de miles de años. * Universidad Nacional de In Plata. Argentina . Ahora bien, se entiende que el ingreso principal del hombre a Sudamérica se habría producido a través de la América Central con el istmo de Panamá. Previamente reparemos, antes de proseguir, en un aspecto fundamental, el referido al tema del arribo de los elementos culturales. Hemos escrito anteriormente, por ejemplo en la ponencia presentada en Orono en el Congreso de los primeros americanos (Cardich 1989), que el estudio de las rutas de acceso de los inmigrantes prehistóricos a los continentes o subcontinentes constituyen temas que deberían estar entre los más relevantes de la Arqueología. En efecto, en estas zonas o regiones de entrada que constituyen, ante todo, corredores o puentes filtrantes, se pueden incrementar las

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  • UNBOSQUEJODELAPREHISTORIADESUDAMERICAYELSURGIMIENTODELA

    CIVILIZACIONANDINA AugustoCardich* Se trata de presentar un panorama breve de la Prehistoria de Sudamrica, nombrando los temas y las industrias lticas relevantes y confirmadas. Abarca hasta los 10,000 aos.

    En la segunda parte se prosigue circunscribindose a los Andes Centrales a partir de la edad nombrada de los 10,000 aos A.P. con el estudio de los 4 complejos presentes: Talara, Cumbe, Paijn y Lauricocha y se analizan los datos arqueolgicos y paleoambientales hasta el surgimiento de la Civilizacin Andina, que queda establecido en el Horizonte que llamamos Inicial (4,500 - 3,300 aos A.P.).

    1UnBosquejodelaPrehistoriadeSudamrica

    El subcontinente sudamericano fue un continente isla durante gran parte de la edad de los mamferos, esto es, dentro de los ltimos 70 millones de aos (Simpson 1964:59). A fines del Plioceno o principios del Pleistoceno, hace aproximadamente 2 millones de aos, emergi la conexin principal con Norteamrica mediante el istmo de Panam. Fueron, sin embargo, acontecimientos anteriores a la presencia del hombre en Amrica.

    Ahora, para las consideraciones sobre la Prehistoria nos vamos a referir en particular a lo acontecido en el territorio que fuera Continente y hoy es el Subcontinente de Sudamrica. Vamos a hacer un ligero bosquejo como un paso previo para en ese marco tratar de ubicar y entender el antiguo proceso cultural del Per.

    Como se acepta generalmente, la ruta principal del ingreso del hombre a Amrica, procedente de Eurasia, habra sido la regin de Bering, y se presume tambin por algunos autores que pudieron haber otras vas adicionales de ingreso de otros continentes, pero menores y circunstanciales. El tema de cundo llegaron estos primeros inmigrantes est inmerso en una vieja controversia an no resuelta. Estn, por un lado, los autores que no aceptan una edad mayor a los 11,500 aos. Otros a favor de edades algo mayores, y los que sealan varias o hasta muchas decenas de miles de aos.

    *UniversidadNacionaldeInPlata.Argentina.

    Ahora bien, se entiende que el ingreso principal del hombre a Sudamrica se habra producido a travs de la Amrica Central con el istmo de Panam. Previamente reparemos, antes de proseguir, en un aspecto fundamental, el referido al tema del arribo de los elementos culturales. Hemos escrito anteriormente, por ejemplo en la ponencia presentada en Orono en el Congreso de los primeros americanos (Cardich 1989), que el estudio de las rutas de acceso de los inmigrantes prehistricos a los continentes o subcontinentes constituyen temas que deberan estar entre los ms relevantes de la Arqueologa. En efecto, en estas zonas o regiones de entrada que constituyen, ante todo, corredores o puentes filtrantes, se pueden incrementar las

  • investigaciones para hallar mayores testimonios arqueolgicos de los grupos que sedesplazaroneingresaronauncontinente o subcontinente, particularmente en los momentos de los poblamientos ms antiguos y mejor de los iniciales. Los resultados de estas investigaciones permiten y, ante todo, permitirn realizar varias series de comparaciones: como la de cotejar los elementos o rasgos culturales obtenidos en los sectores del ingreso con los diversos elementos y rasgos que se conocen en el continente o subcontinente receptor. Asimismo, se pueden acentuar las comparaciones con los testimonios del continente dador, yaqu corresponde hacerlo, primeramente con los restos arqueolgicos de las zonas ms prximas por donde pasaron y luego de las regiones ms distantes y an remotas como seran en nuestro caso, Norteamrica, Siberia y en general el Viejo Mundo. Y aqu corresponde tambin observar la posible llegada de elementos o complejos por otras vas, por ejemplo de Oceana, como se ha propuesto por algunos autores (Rivet 1943, entre otros) hace ms de medio siglo.

    Habran, pues, como se sabe, elementos para observar y analizar, los rasgos y patrones que llegaron con sus portadores, as como tambin poder determinar las creaciones en el nuevo escenario receptor. Reconocer si estas creaciones son resultados de simples avances de lo trado o si corresponden a creaciones o invenciones nuevas. Asimismo observar la continuidad y persistencia de los rasgos y los patrones tal como vinieron, y si stos estn representados en los testimonios hallados en la zona de entrada, o si se puede argir en caso de ausencia, que estos patrones habran sido trados en mente, en forma larvada, como conocimiento de su propia cultura y que no se usaron por la inconveniencia del tipo de hbitat por donde cruzaron, o tambin si fueron conocimientos adquiridos de otros grupos all en las regiones de origen. Pues por el istmo de Panam pasaron, en los primeros tiempos del poblamiento, muchos rasgos y patrones culturales, unos dejaron huellas y muchos otros ningn rastro de su paso, aunque hay que pensar que los hallazgos realizados hasta ahora son todava parciales.

    Ingresaron entre otros muchos rasgos y complejos, las estructuras socioculturales de su tiempo, las tecnologas lticas y varias tradiciones de industrias de piedra, el arte rupestre, las industrias de hueso incipientes y otras desarrolladas, diversas formas de enterratorios humanos, y patrimonios no materiales numerosos, ante todo en los casos claros que no se explicaran por una convergencia. Cabe una reflexin, la falencia de muchos testimonios nos estara indicando que habran otras formas de transmisin e informacin a ms de la difusin directa. Por eso muchas veces no resulta correcto -como hacen muchos arquelogos- ir buscando los rasgos culturales que tendran que estar a lo largo de posibles rutas de contacto para afirmar tal condicin. Pueden haber grandes vacos como nos demuestran estas rutas de acceso.

    Sobre estas referencias habra que puntualizar otros hechos que permiten lograr una visin, acaso ms aproximada, de estos acontecimientos y procesos tempranos de la Prehistoria. Corresponde reparar aqu en la diversidad de aptitudes, de capacidades y

  • en la versatilidad del individuo humano, empero reconocer tambin el carcter acentuado de los grupos humanos o comunidades, de apego a sus tradiciones y a sus identidades culturales. A todas estas condiciones habr que sumar la incidencia de otros factores, entre ellos los ambientales, y tambin el juego de la necesidad y el azar, con todos los cuales construyeron sus historias. Y mejor -para nuestros fines de estudio- si podemos avizorar las historias mayores de estas sociedades, y no perdernos en la maraa de los datos menores no significativos.

    Ahora bien, en base a la variedad de hechos, entre ellos muchos detectados por los numerosos trabajos arqueolgicos, ya se puede reconocer que los grupos humanos antiguos que llegaron a Sudamrica durante el Pleistoceno tardo y final, eran portadores de patrones culturales correspondientes al Paleoltico del Viejo Mundo, entre ellos algunos rasgos persistentes del Paleoltico Medio, pero mayormente patrones del Paleoltico Superior, y con ligeras variaciones por su paso a travs de Norteamrica. Habran ingresado en pequeos grupos culturales, tal vez separados en el tiempo. Estos acontecimientos durante varios milenios habran propiciado llegadas siguiendo alguna secuencia, empezando por los grupos culturales ms antiguos.

    El arribo de todos estos elementos y patrones culturales resultaron bsicos para el desarrollo cultural de Sudamrica. Se trataba ya, en conjunto, de un bagaje importante. Y, de ah en ms, el proceso cultural ha sido fundamentalmente nativo, escierto condiversidad ydesniveles deacuerdo a sus historias particulares y a las regiones en que se instalaron. Creemos, ahora, que para explicar cada paso posterior en el proceso cultural no resulta del todo necesario buscar la llegada de nuevos elementos del Viejo Mundo, como han sostenido conocidas escuelas del difusionismo intercontinental (generalmente va ocenica). Como tampoco se debera pensar que todo o casi todo el patrimonio cultural se elabor en Amrica, desde un nivel casi cero lo que parece que sostenan algunos autores principalmente en dcadas pasadas, como en el Per, donde varios arquelogos opinaban que los niveles culturales anteriores a Chavn no tenan importancia pues corresponderan a una masa informe separada en metros de la animalidad (Kauffmann 1969:91). O tambin de posiciones modernas que adjudican la formacin de las culturas americanas solamente al fenmeno de las adaptaciones a cada medio ambiental. Acaso esto ltimo explique la presentacin de muchos yacimientos postulados como tempranos por contener piezas dudosas similares a los eolitos del Viejo Mundo.

    Dentro de los acontecimientos muy escasos y parciales que ha logrado la Arqueologa, trataremos de tocar algunos aspectos clasificatorios en base a los artefactos lticas, en consideracin que estos muestran su alto valor cultural, su presencia antigua y su perdurabilidad. Daremos mayor valor a los hallazgos de los complejos antes que a las simples piezas no definidas y aisladas. Se puede decir, en una forma elemental de clasificar, que en Sudamrica se han identificado sitios arqueolgicos con industrias sin puntas de proyectil lticas y otras conteniendo

  • tales puntas. Dentro de las culturas lticas sin puntas de proyectil hay que distinguir a las ms antiguas que son las llamadas pre-puntas; empero hay industrias ms recientes que carecen de puntas (contemporneas a la presencia de industrias con puntas en otras zonas). Esta carencia de puntas se explica en varios casos por una simple persistencia de la tradicin anterior, otras veces por abandono al haber alcanzado otros avances como en Huaca Prieta; tambin puede haber en algn caso una involucin a partir de alguna cultura que posea puntas.

    Dentro del conjunto de sitios pre-puntas, estn los que ostentan altos fechados por Carbono-14, como en ms de 32,000 aos A.P., Piedra Furada, Brasil (Guidon y Delibrias 1986); 31,000 en Monte Verde, Chile (Dillehay 1982); y otros varios sitios como el propuesto algunos aos atrs para el nivel Paccaicasa de Ayacucho, Per, con 22,(100 A.P. por MacNeish (1971). Empero hay muchas dudas entre los arquelogos sobre estas formulaciones. Nosotros creemos que lo ms importante tendr que ser la presentacin de conjuntos instrumentales que posean condiciones indudablemente seguras de la fabricacin por el hombre de las piezas lticas que se hallaron, pues no corresponderan para esas edades piezas equivalentes a los eolitos, del Terciario del Viejo Mundo, como habamos exigido en un trabajo de hace aos (Cardich et al. 1973, nota 1).

    Por otro lado, con edades algo ms recientes hay yacimientos y hallazgos en Sudamrica, mejor estructurados y con clara personalidad cultural, que tampoco poseen puntas de proyectil, como los que aparecen en grandes zonas del Noroeste de este subcontinente. Me refiero a las industrias de lascas de gran uso, con o sin retoques, acompaadas de pocos raspadores, cuchillos y raederas, como los obtenidos en El Abra y otros yacimientos de los tierras altas de Colombia, entre ellos Tibit. En El Abra la datacin del nivel cultural ms antiguo di 12,460 aos A.P. (Correal Urrego et al. 1969) donde no se pudieron rescatar restos seos pero s en Tibit (Correal Urrego 1981) que contenan huesos de animales extinguidos como de mastodonte (Haplomastodon) y caballo prehistrico (Equus), adems de fauna actual como el venado de cola blanca (Oddocoileus) y el cuy o Gur (Cavia) entre otros. Estos dos ltimos estn presentes a lo largo de los milenios hasta en los tiempos con cermica. Tambin esta cultura de lascas tiene una gran presencia en las costas del Ecuador, constituyendo la industria de Las Vegas (Stothert 1985) con vigencia desde hace 10,000 aos hasta los tiempos con cermica.

    Nosotros hemos encontrado en los Andes del norte del Per, en cuevas de Cumbe a 3,400 m de altitud y a 21 km de la ciudad de Cajamarca (Cardich 1988; 1989; 1991), yacimientos con industrias equivalentes al Abriense. Hay tambin una semejanza en los restos faunsticos, con la presencia desde el Pleistoceno final hasta los tiempos agroalfareros, de Oddocoileus y Cavia como los recursos principales; no hubo pues camlidos en el precermico en los Andes del norte del

  • Per. Asimismo las industrias de Talara (Richardson 1978), aunque algo ms grandes, se pueden incluir en este tipo de industrias sin puntas.

    En este breve panorama prehistrico de Sudamrica, har referencia a las investigaciones que estamos realizando en la Patagonia argentina. Tuve la fortuna de hallar en la meseta central del norte de la provincia de Santa Cruz, principalmente en las localidades de Los Toldos y El Ceibo, yacimientos arqueolgicos en cavernas, que contenan en sus capas ms profundas restos arqueolgicos caractersticos. Poseen un conjunto de rasgos que conforman un complejo con gran personalidad cultural, y al que le llamamos Nivel 11 desde el ao 1971 (Cardich et al. 1973). La industria ltica presenta una tipologa muy parecida a la Musteriense (Paleoltico Medio final de Europa), que nosotros ya habamos advertido al principio de los estudios (Cardich 1977:156; Cardich et al. 1973:119). No se piensa, desde luego, en una conexin gentica directa, pero recordamos que estos patrones musterienses de Europa fueron marcadamente exitosos, alcanzando una tremenda expansin y persistencia. Sus epgonos llevaron a muchas regiones del Mundo, llegaron a Australia y tambin a alguna localidad de Siberia.

    Nuestras colecciones que se encuentran en el Museo de La Plata (Figuras 1 y 2), han sido observadas por varios especialistas, entre ellos hace dos aos por el prehistoriador ingls C. Gamble. A este conocido autor de importantes trabajos y libros de Prehistoria, particularmente de Europa, le llam la atencin la excelente calidad de la industria ltica del complejo Nivel 11, describiendo las piezas como equivalentes al Musteriense tipo Quina. En efecto, destacan sus raederas transversales, sus lascas anchas, generalmente retocadas, as como la dimensin del conjunto que aventajan a los otros conjuntos de la regin. En la Patagonia los encontramos en asociacin de huesos de caballo prehistrico, de Lama gracilis y guanaco principalmente. Tenemos un fechado por Carbono-14 realizado por el Dr. L. A. Cardich, en los laboratorios de Arsenal de Viena para una muestra en carbn vegetal que arroj 12,600 + - 600 aos A.P. (Cardich et al. 1973), quien firma el informe sealando la marcha, realizado dos veces. Esta fecha de acuerdo a la calibracin por el mtodo de Stuiver y Reimer (1993) con el rango de 2 sigmas arroja 16,510 y 13,263 aos A.P. Este hallazgo del Nivel 11, su caracterizacin y el dato radiocarbono es muy conocido en la bibliografa internacional y ha sido presentado en varios eventos a lo largo de los ltimos 25 aos. Ha sido tratado en varias publicaciones de nuestra autora yen forma ms especfica en los siguientes: (Cardich y Flegenheimer 1978), (Cardich et al. 1982), (Cardich 1984) y (Cardich et. al 1994).

    Nuestro proyecto principal de estudios apoyados por el Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas yTcnicas de Argentina (CON ICET) deviene desde el ao 1971 y son muchos los arquelogos que han colabo rado en los trabajos. Lleva por ttulo, el referido proyecto, Investigaciones Arqueolgicas en la provincia de

  • Santa Cruz, Argentina. En los ltimos aos creamos sub-proyectos a cargo de investigadores de nuestro equipo. Este encuadre ha dado buenos resultados, as el Licenciado Rafael Paunero, trabajando en la localidad de Tres Tetas ha descubierto y estudiado una interesante estratigrafa en caverna, encontrando tambin en la base, un claro conjunto del Nivel 11, habiendo fechado carbn de un gran fogn en 11,600 aos B.P. (Paunero 1996); asimismo la Dra. Laura Miotti prosiguiendo con el sub-proyecto de Piedra Museo, acaba de fechar por C-14 un estrato muy antiguo en 12,890 aos A.P. Estas ltimas dataciones refuerzan la antigedad de la presencia del hombre en la regin y an hacen pensar en unos cuantos miles de aos ms.

    Veamos otro aspecto interesante del tema. La Lic. Nora Flegenheimer, conocida arqueloga argentina por sus importantes trabajos en la pampa bonaerense, para entonces integrante de nuestro equipo, viaj a los EE.UU.

    A principios del ao 1980, a perfeccionarse en tecnologa ltica; y fue a estudiar con el Dr. D. Crabtree. Llev consigo un conjunto de piezas del Nivel 11 de nuestra coleccin del Museo de La Plata, para mostrar al distinguido especialista. Le haba llamado poderosamente la atencin al Dr. Crabtree las piezas del Nivel 11, y le dijo que no haba visto en Norteamrica conjuntos parecidos. Tambin yo, personalmente, llev una serie de piezas del Nivel 11 a la reunin de Orono (SUMMIT'89), EE.UU., en 1989. Mostr a los especialistas de Asia, particularmente de Corea. Les llam la atencin y me afirmaron que no haban visto en la regin del este de Asia. Anteriormente, en 1978, llevamos tambin un conjunto del Nivel 11 al Seminario-Taller sobre tecnologa paleoindia, organizado en Antofagasta por la Universidad del Norte de Chile y la Smithsonian Institution, resultando que no haba otras industrias similares.

    Nosotros tampoco hemos encontrado en nuestra modesta experiencia en los Andesperuanos ni en la Argentina. Ni hemos advertido conjuntos similares en las ilustraciones de numerosos trabajos sobre yacimientos tempranos. Probablemente se hallarn ms tarde cuando se incrementen los hallazgos y los estudios. Sin embargo en Asia nororiental, en una localidad de Afontova Gora, se seala la presencia de piezas musterienses. Es posible que epgonos o imitadores de estas culturas se hayan trasladado en alguna forma velada, superando en distancia los vacos que hemos advertido en las rutas de acceso de la Amrica Central. Tal vez en una forma de metstasis, que decimos metafricamente, para reaparecer en forma de complejo en casi el confn de Sudamrica. No parece el resultado de una convergencia, que sera dable si se tratara de simples rasgos aislados, y no de un complejo de rasgos. Por otro lado, esta vieja tecnologa musteroide apoyara l llegada secuencial de las ms antiguas culturas que habran seguido avanzando hacia el sur donde sus tradiciones tuvieron mayor vigencia.

    De no cuajar esta hiptesis de su arribo desde el Noreste de Siberia quedara una realidad compleja y ambigua, y tambin una posibilidad no descartable de un

  • arribo desde Australia, donde las tradiciones musteroides empezaron muy antiguamente. Para esto habra que acercarse a la hiptesis de Mndez Correa. Este autor propuso un poblamiento adicional de Sudamrica, por australianos, que habran seguido un itinerario de Australia - Tasmania - Antrtida - Tierra del Fuego, incluyendo islas intermedias (Mndez Correa 1928:110). Y habra acontecido en un momento paleoclimtico de calor y menores extensiones de los glaciares antrticos.

    Ahora, el relativo avance en los conocimientos del paleoclima, podra inducir para aceptar que esta tremenda proeza de tal inmigracin pudo haber sucedido durante un interstadial, acaso en el interstadial Varas de Llanquihue, Chile, determinado por Mercer (1972) de hace 15,000a 16,000 aos, que coincide con el notable interstadial Eri de Norteamrica.

    Hay varios indicios y coincidencias para estudios, anlisis e interpretaciones. Por un lado, la Prehistoria de Australia tiene una profundidad mayor que la de Amrica, pues se ha datado en ms de 60,0(x) aos y ltimamente se seala hasta ms de 100,0(x) aos. Por otra parte, hay algunas similitudes, as dentro del Pleistoceno tardo de Australia ha sido usada una industria ltica muy tradicional de ncleos y gran riqueza de raederas, es decir de artefactos sin enmangue (Mulvaney 1969; Garenger 1992). Asimismo se ha datado la gran antigedad del arte parietal de pinturas de hasta 22,000 aos (Garenger 1992:680). Para el caso de la Patagonia, en el complejo Nivel 11 tenemos tambin un gran porcentaje de raederas en su conjunto industrial ltico, y tambin se ha demostrado que sus instrumentos no tuvieron enmangue mediante anlisis microscpicos de sus huellas de utilizacin realizado por la Dra. M. E. Mansur (Cardich et al. 1982:205, 206). Con referencia a las pinturas rupestres de Patagonia, tenemos datos objetivos sobre su antigedad (Cardich 1979) y hemos expresado que acaso comienza en los albores mismos de su prehistoria (Cardich 1984:34). Y en la variedad de motivos y modalidades es sugestiva la presencia de los negativos de manos tanto en Australia como en Amrica, pero en este ltimo caso solamente circunscrito a la Patagonia donde figura como una vieja y algo persistente tradicin.

    Asimismo habran indicios significativos en resultados de investigacin del DNA mitocondrial. Unos estudios iniciales se han realizado en 30 muestras mayormente de dientes de aborgenes de Fuego-Patagonia de una antigedad entre 4,030 aos B.P. y el siglo XIX (Lalueza et al. 1994). Han determinado la ausencia en todas las muestras de la llamada defeccin de 9bp, rasgo que, por el contrario, ha sido detectado en la mayora de los grupos de aborgenes del resto de Amrica, en frecuencias que van de 0% a 71%. Esta defeccin es de origen asitico. Los autores ensayan algunas explicaciones para los resultados de estas muestras de Fuego-Patagonia, a las que se podra agregar otra, basada en un posible origen australiano. Sin embargo, es prudente esperar ms confirmaciones y otros estudios en este promisorio campo de la Arqueologa nuclear.

  • Luego de estos dos complejos, El Abriense y Nivel 11, bien identificados y datados, seguramente se determinarn y ante todo se confirmarn otros varios complejos tempranos en Sudamrica.

    Para cerrar este bosquejo de la antigua Prehistoria de Sudamrica recordemos que a partir de los 11,500 aos A.P. empiezan a tener vigencia las industrias con puntas de proyectil que hemos mencionado arriba. Sobre las industrias con puntas hay importantes contribuciones en trabajos arqueolgicos. Se pueden separar, como ya se ha estado haciendo, por un lado a la tradicin de puntas foliceas o lanceoladas bifaciales y de gran espesor, tenemos entre estas a las industrias de El Jobo (Venezuela), Lauricocha (Per) y Ayampitn (Argentina) como las ms representativas, siendo El Jobo el que tendra un inicio ms antiguo. Luego est el otro grupo de tradiciones de puntas, de escaso espesor y bifaciales y aqu hay alguna variedad de subtradiciones: Estn las puntas subtriangulares, las puntas cola de pescado cono sin acanaladuras, y otras simplemente pedunculadas con formas que pueden variar como las alargadas con pednculo corto tal las de Paijn (Costa norte del Per) y tambin las puntas de variados hallazgos del bajo Amazonas. Las edades de las industrias con puntas en Sudamrica alcanzaran los 11,500 aos A.P. como fecha mxima, siendo ms frecuente hacia los 10,000 aos A.P. y en el Holoceno.

    Ahora estamos en condiciones de enfocar, en forma particular, la Prehistoria de los Andes Centrales.

    2SurgimientodelaCivilizacinAndina

    Para referirnos a la Prehistoria Andina (Prehistoria Peruana o Prehistoria de los Andes Centrales) proseguimos sobre la base de lo ya visto para Sudamrica. Como lo que viene posteriormente alcanza una alta estatura en los aspectos del proceso cultural, deseamos subrayar que corresponde proponer una visin ajustada, empero tambin con una amplia perspectiva temporal y espacial de los temas. Nosotros publicamos anteriormente un Mapa cultural del Per de hace 10,000 aos (Fig. 4), creemos que este mapa marca un interesante hito, para de ah en ms acentuar los estudios que nos permitirn seguir el proceso que lleg primeramente a la creacin de sociedades complejas, y luego el salto a la formacin de la Civilizacin Andina, que en conjunto constituyeron el fruto ms elaborado de Amrica del Sur. Estas conquistas no se podan estudiar ni entender en un marco temporal de 3,000 4,500 aos como se haba estado haciendo tradicionalmente en la Arqueologa Andina.

    Hace 10,000 aos parece que habra empezado a incrementarse levemente la presencia humana en Sudamrica, acentundose una cierta diversidad cultural. En el Per hemos podido identificar 4 principales complejos lticos, que estuvieron ocupando determinadas regiones de la Sierra y de la Costa, faltaba y an falta

  • determinar los complejos de la selva amaznica contigua. Los 4 complejos determinados son: 1) El Complejo Talara, en el extremo norte de] a costa peruana, con industrias de lascas: denticulados, hallados en superficie y vinculados con los manglares cos teos. Ha sido estudiado por Richardson (1978) y con una mayor dataci de 11,000 aos A.P. 2) ElComplejoCumbe,(Fig. 5) descubierto y estudiada por nosotros (Cardich 1988, 1989, 1991) en yacimientos estratificados el cuevas altoandinas de Cajamarca, cuya fecha ms antigua al Carbono-1, arroj la cifra de 10,505 aos A.P. (PITT 03337). Con el mtodo de edades calibradas (Stuiver y Raimer 1993) y con el rango de 1 sigma tenemos 12,52 y 12,205 aos A.P. 3) El Complejo Paijn, cuyas piezas lticas fueros descubiertas en la superficie de los arenales en la Costa de la zona de Paijn La Libertad (Larco Hoyle 1948). En esta industria ltica destacan una! puntas alargadas, de poco espesor y con pednculo corto. Posteriormente han trabajado varios autores entre ellos Claude Chauchat.Y 4) El ComplejcLauricocha(Figuras 6 y 7), que fuera descubierto en 1958 en yacimiento) estratificados en cuevas, alrededor de los 4,000 m sobre el nivel del mal (Cardich 1958). Estn ubicados en el departamento de Hunuco y la regir corresponde a las nacientes del ro Maran-Amazonas. En la industria ltica destacan las puntas foliceas de apreciable espesor y mayormente chicas. Correspondeel nombre de Complejo, cultura o industria Lauricocha porque es la localidad del descubrimiento, de la primera datacin y porque adems, en ella est el yacimiento clave por contener las osamentas de su! primeros pobladores. Hay autores, los menos felizmente, que por descuide y falta de tica no tienen en cuenta estas referencias elementales en la bibliografa.

    Nos centramos en el estudio de loscomplejosdeCumbeyLauricocha ante todo del ltimo. El Complejo Lauricocha (Cardich 1958,1960,1969), el el que ocup el mayor espacio, desde la latitud de los 8 grados sur, esto el ms o menos del lmite norte del departamento de Ancash, a lo largo de la Sierra hasta los lmites con Chile y Bolivia. Ha incursionado tambin en le Costa Sur del Per y algo en la del Centro. Estas sociedades del Complejc Lauricocha tuvieron una gran ocupacin del territorio altoandino donde encontraron recursos suficientes, as en cuanto a elementos faunsticol contaron con los camlidos, los crvidos, tambin roedores y aves y er cuanto a vegetales hallaron muchos tubrculos y races tuberosas, asimismc algunos granos y frutas. Hallaron, pues, un territorio de montaas y altiplanicies en la zona trrida, con las ventajas que esto significaba anqu( tambin con grandes dificultades ante todo de carcter topogrfico. E

  • En los albores del Holoceno habran iniciado con las prcticas de un semiseden tarismo o nomadismo regional, pues no se advierten huellas de mayores desplazamientos. Estas circunstancias significaban que ya tan temprano haban empezado a practicar un cierto almacenamiento de los recursos obtenidos por la recoleccin y la caza. Estas prcticas fueron compelidas tambin por alternancias de estaciones de lluvias y de secas. Adems supieron aprovechar una condicin muy favorable de las zonas altas de los Andes Centrales, de su permanente fro y semisequedad, para guardar sus alimentos. El semisedentarismo y sedentarismo inicial practicados antiguamente facilitaron otras situaciones. Por ejemplo, la proliferacin de las llamadas plantas seguidoras de campamento, esto es de vegetales que en forma fortuita se propagaban junto a las viviendas, como derivacin a partir de la recolecta vegetal. Empero estas condiciones prehistricas habran tenido una incidencia mayor en alguna zona altoandina, no necesariamente en Lauricocha que es slo una referencia para el modelo. En una hiptesis muy tentativa hemos propuesto anteriormente (Cardich 1976) que pudo haber llegado en esos primeros tiempos una moda o costumbre de cuidado de estas plantas seguidoras de campamento, acaso con rituales propiciando xitos en la recoleccin de iguales especies. Por otra parte, en estas zonas de grandes montaas los recolectores obtenan y reunan los recursos vegetales de diversos niveles altitudinales, que habran facilitado los cruzamientos y tambin proba-blemente la aparicin de mutaciones y al surgir formas ventajosas posiblemente incidieron en el inters del hombre para su cuidado. No es imposible que algn grupo altoandino haya avanzado en su atencin llegando a las experimentaciones y ms tarde a los primeros cultivos.

    En Lauricocha, junto alas cuevas de ocupacin prehistrica, ubicadas en la base del acantilado, hemos encontrado especies y variedades de papas silvestres. Producen tubrculos de diversos tamaos y probablemente algunos estn emparentados con formas cultivadas. Asimismo hay olluco silvestre (Ullucus tuberosus)entre los pedrones del acantilado. Estos grupos humanos del Complejo Lauricocha tuvieron, al parecer, las condiciones y la oportunidad de haber llegado muy temprano a domesticar los tubrculos microtrmicos, entre ellos la valiosa papa.

    Asimismo, en esos milenios o tal vez un tanto despus de estos albores del Holoceno, estos grupos altoandinos habran ingresado en la domesticacin de los camlidos. En efecto, las caractersticas etolgicas de estas especies con una territorialidad anual, como seala Franklin para su estudio de la vicua (Franklin 1974), esto es sin desplazamientos a otras zonas distantes, habra favorecido en primer lugar para que se perfeccionara una caza racional y controlada, que luego con el tiempo los condujo a la domesticacin de la llama y de la alpaca. Nuestros trabajos anteriores (Cardich 1958, 1960, 1964) fueron los que presentaron las evidencias de la ms antigua prctica de la caza por el hombre de los camlidos andinos, luego los

  • primeros datos sobre su domestacin, como cuando decamos que no sera imposible, por ejemplo, que los cazadores altoandinos de Lauricocha 11 (8,000 a 5,000 aos A.P.) hayan evolucionado a cazadorescriadoresdel pre-chavinoide (Cardich 1960:117). Luego, ms tarde, vinieron otros trabajos de varios estudiosos para los Andes (Wing 1975), (Wheeler et al. 1977), (Pires Ferreyra et al. 1977), y ante todo Lavalle y su equipo (Lavalle et al. 1982) que hace una mayor aproximacin para sealar que hacia los 6,000 aos A.P. habran llegado a la domesticacin en la regin de Telarmachay (puna de Junn, en la Sierra central), primero de la alpaca y luego de la llama.

    En consecuencia, con la prctica del almacenamiento de productos y la formacin de rebaos de llama y alpaca y un probable aumento demogrfico, se habra empezado a romper la armona del esquema tradicional de cazadores y recolectores, apareciendo una crisis cada vez ms acentuada que iba presionando hacia cambios de la estructura sociocultural. Empieza a incrementarse la ocupacin humana en la zona Quechua, situada entre los 2,800 y 3,700 m de altitud del territorio altoandino, es decir debajo de los pisos de Puna, donde empiezan con las prcticas de algunos cultivos mesotrmicos, la caza menor y la crianza del. cuy (Cavia), llegando a conformar sociedades diferentes a los de la Puna.

    Luego aparecen las sociedades complejas y en las regiones altoandinas del Norcentro, ncleos de poder cada vez ms poderosos, ante todo cuando incorporaron y acentuaron los mandatos religiosos. Todo esto habra estado aconteciendo mayormente en la fase climtica que llamamos yunga, de tempetaturas bonancibles y sensiblemente de mayor humedad, empero alrededor del 4,500 aos A.P. un cambio en las condiciones fsicas se suma a los diversos factores del proceso prehistrico. Enefecto, aproximadamente para la fecha anotada se produce en el mundo el Neoglacial, un fenmeno global que consiste en un enfriamiento climtico, produciendo el crecimiento de los glaciares en todos los centros glaciarios del mundo. Se dice que habra descendido unos 3 4 grados C la temperatura media. Esto habra significado que en los momentos extremos habran descendido los niveles climticos en las montaas de los Andes en alrededor de 800 m afectando la vida en las grandes alturas, motivando al menos un parcial desplazamiento poblacional. Este fenmeno de las variaciones climticas y su influencia en la Prehistoria de los Andes ha sido estudiado por nosotros (Cardich 1958; 1985). Hay dos fechas radiocarbnicas de morrenas de la 53

    Cordillera Blanca de 4,300 aos A.P. (Rthlisberger 1985), esto es de la misma regin que estamos tratando, e indican que el avance de los fros se habra iniciado un tanto antes, aproximadamente alrededor de los 4,500 aos A.P.

    Estas circunstancias habran provocado o incrementado una presin demogrfica hacia territorios de menor altitud, y en cadena hasta las vertientes de ambos lados de las cordilleras y la Costa. Estos acontecimien tos habran

  • estado incidiendo tambin para que se acentuara un fenmeno parecido al sealado por R. Thurnwald (1935), para su modelo o teora de formacin del Estado, mediante la conquista a cargo de mviles y belicosos pastores sobre pacficos agricultores, ejemplificado para un Estado de Africa oriental, por cierto no tan antiguo, por lo que ha sido ms fcil estudiarlo.

    Hay datos e indicios en los Andes peruanos sobre estos desplazamientos humanos. Podemos citar algunos ejemplos: Para la Costa, encontramos en los informes del Dr. F. Engel, gran conocedor y descubridor de numerosos yacimientos precermicos de la Costa, noticias y pruebas terminantes que hacia 4,500 aos A.P. se advierte que se produce un incremento poblacional en la Costa con el arribo de grupos humanos que producen cambios, entre los que nombra la llegada de varios cultgenos, el uso de canales para la ampliacin de los cultivos y la construccin de viviendas de piedra. Esto deriva, en poco tiempo, en la edificacin de grandes estructuras (Ro Seco, Manchay Bajo, Chupacigarro y numerosos otros grandes compl(?jos) (Engel 1988:13). Otras referencias sobre estos desplazamientos bajando en altitud por el enfriamiento del Neoglacial, podemos citar que muchos grupos de pastores de los sectores ms altos, descienden a la zona Quechua, como los que encuentra Browman (1973, 1974) para la cuenca del Mantaro (alrededor de 3,000 m de altitud) donde se instalan asentamientos de pastores de llamas y alpacas estimada en el 5,000 aos A.P. Tambin podemos sealar para la vertiente oriental, en la zona de Kotosh a 1,900 m de altitud, donde sobre la base de una escasa o nula poblacin precermica temprana y media, aparecen un poco antes a los 4,000 aos A.P. las estructuras de piedra que van a derivar luego en los grandes templos y en una ocupacin humana importante.

    Volviendo al panorama de los otros principales complejos desde hace 10,000 aos, se advierte una cierta persistencia en la ocupacin de sus respectivas regiones. Adems, que haban logrado avances culturales parcialmente comparables con los que hemos estado tratando para el Complejo Lauricocha. Ante todo es interesante reparar en los procesos de la Costa: Durante el Holoceno Temprano y Medio consiguieron un mayor aprovechamiento del ambiente, como los recursos del mar desde las playas y el ingreso alas prcticas de una agricultura incipiente generalmente junto a las desembocaduras, al mar, de pequeos ros, mayormente en base a aguas de avenida, pues no usaban an los riegos mediante canales. Avanzaron en las tcnicas del tejido pre-telar, yen la construccin de cabaas que en algunas localidades insinuaban aldeas, como en Chilca, a 70 km al sur de Lima. Otra de las localidades conspicuas del precermico tardo y final de la Costa es Huaca Prieta, situada en la Costa norte, excavada por J. Bird en la dcada del 40, con un nivel de 4,175 aos A.P. (Bird 1963:30). Los registros denotan que obtenan sus recursos del mar, de la

  • recoleccin vegetal y algo de una agricultura precaria. No cazaban animales terrestres. No tenan armas. Eran sociedades pacficas e inermes.

    Se ha venido sosteniendo desde antes, por algunos autores, que la formacin de la Civilizacin Andina con el consiguiente origen del Estado, se habran producido en la Costa peruana antes que en las otras regiones del Per. Se ha afirmado, por unos, que con los recursos del rico mar peruano se habra generado un notable incremento poblacional, que habra obrado formando una de las bases fundamentales para tales cambios socioculturales. Otros autores atribuyen al desarrollo de una agricultura en los excelentes valles costeos, cuya riqueza proporcion los recursos para una importante poblacin, favoreciendo la implantacin de sociedades complejas y luego el Estado. Algunas otras posiciones de los autores atribuyen a la combinacin de ambas fuentes de importantes recursos.

    El avance de los conocimientos arqueolgicos, nos brinda ahora un panorama prehistrico ms discernible. Hay, por ejemplo, un interesante trabajo de Wilson (1981) que consigna una evaluacin de los recursos del mar utilizados por las sociedades del precermico tardo y por los del perodo inicial dela cermica, concluyendo que habran sido muy bajos por la tecnologa incipiente, a la que se agregaba negativamente las cclicas instrusiones de la corriente martima clida de El Nio.

    Por otra parte, nosotros advertimos, que para esos tiempos fundacionales, la agricultura en la Costa era todava una Horticultura Antigua, apta slo para un consumo adicional, pues se trataban de parcelas con una mezcla de especies en variado trance de domesticacin, con diversas fechas para las labores culturales, particularmente de las cosechas, y sin el maz que an no se haba generalizado. Esto es sin el cultivo de una especie predominante que produzca las ventajas de la agricultura propiamente dicha, ante todo para el establecimiento de las sociedades ms avanzadas.

    No es constatable, pues, en la Costa, para esos tiempos de los procesos del origen de la Civilizacin Andina, los recursos suficientes ni en el mar ni en los cultivos para sostener una poblacin suficiente para dar tal importante paso. Parecida situacin se advierte en la Selva contigua del Este, sin embargo esta regin a pesar de la dbil vinculacin con la Sierra y la Costa peruanas, intercambiaron algunos elementos culturales y aportaron varios cultgenos como la mandioca o yuca.

    Por el contrario, en la Sierra se advierte un proceso anterior con la presencia de elementos y fuerza que dieron las bases para la Civilizacin. La agricultura de la papa y otros tubrculos microtrmicos ya se haba extendido y se haba incrementado tambin los recursos del pastoralismo, los que propiciaron un incremento demogrfico y otros avances. Su influencia poblacional sobre la Costa,

  • as como el aporte de tcnicas varias entre las que nombramos al riego por canales, la entrega de nuevos cultgenos as como la implantacin de instituciones, favorecieron para el gran paso a la formacin de la Civilizacin Andina. Adems, hay que puntualizar que sobre estas bases poltico-econmicas, inditas en su gran magnitud, se inici y afianz una integracin de carcter religioso de gran categora, advertible en la gran semejanza de los centros ceremoniales o templos en la Costa y en la Sierra alta y baja. Creemos que en esta forma habra surgido la Civilizacin Andina, la ms antigua en Amrica y que se ubica entre las civilizaciones de ms edad en el mundo. Llamamos Horizonte Inicial (4,500 a 3,300 aos A.P.) (Fig. 8) al momento en que se construyen los grandes centros ceremoniales, tanto en la Sierra como en la Costa, como demostracin palpable de la emergencia del Estado y la Civilizacn. Podemos nombrar algunos de los principales centros: En la Costa tenemos Huaca de los Reyes, Sechn Alto, Pampa de las Llamas, Las Aldas, Aspero, Chupacigarro. El Paraso, entre otros. Y en la Sierra nombramos a Pacopampa (nivel pre-Chavn), La Galgada, Huaricoto, Piruru, Kotosh, probablemente Corral Len (Lauricocha), entre varios otros.

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