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¿Quiénes pertenecen a la Iglesia? a. la comunión de los santos cielo, purgatorio, tierra b. Estados de vida: Laicos, sacerdotes, religiosos 4

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¿Quiénes pertenecen a la Iglesia?a. la comunión de los santos cielo, purgatorio, tierra

b. Estados de vida: Laicos, sacerdotes, religiosos

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Compendio del Catecismo

177. ¿Quiénes son los fieles? 871-872 Los fieles son aquellos que,

incorporados a Cristo mediante el Bautismo, han sido constituidos miembros del Pueblo de Dios; han sido hecho partícipes, cada uno según su propia condición, de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, y son llamados a llevar a cabo la misión confiada por Dios a la Iglesia. Entre ellos hay una verdadera igualdad en su dignidad de hijos de Dios.

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¿Cuántos forman parte de la Iglesia?

No se puede contar porque la Iglesia tiene tres partes… La Iglesia del Cielo, los santos

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La Iglesia purgante

Los que están purificándose en el purgatorio Les podemos ayudar con nuestras oraciones

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La Iglesia que peregrina en la tierra

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Las tres partes de la Iglesia

1La Iglesia triunfante es la del cielo, constituida por todoslos que han muerto en gracia de Dios y están debidamentepurificados. 1 Cor 2, 9: “ni ojo vio, no oído oyó...”. Es el modelo de la Iglesia en la tierra, y su meta: el objetivo final de la misión que Cristo le confió.

2La Iglesia purgante es la formada por todos los que preci-san una última purificación: CCE 1030: “los que muerenen la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfecta-mente purificados, aunque están seguros de su eternasalvación, sufren después de su muerte una purificación,a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo”.

3La Iglesia militante es la formada por los que caminan to-davía en la tierra. Es siempre “misionera”.

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COMUNIÓN DE LOS

SANTOSUn solo cuerpo

diferentes funciones

Comunicación de bienes

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1. Por el bautismo se empieza a formar parte del cuerpo de la Iglesia

Al recibir el bautismo nos incorporamos a la Iglesia, que es Cuerpo Místico de Cristo.

Al recibir la gracia en el sacramento nos unimos a Cristo, que es la Cabeza de ese cuerpo, y empezamos a ser miembros vivos.

Si perdemos la gracia, nos separamos de la Cabeza y somos como miembros muertos.

POUSSIN, NicolasEl sacramento del bautismo1642National Gallery of Art, Washington

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2. Cada miembro está unido a los demás miembros

En el Cuerpo Místico de Cristo, la gracia es como la sangre en el cuerpo humano.

La gracia y los dones que Dios nos da establecen una comunión de vida sobrenatural de los miembros con la Cabeza y de los miembros entre si.

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3. A esta ayuda entre las tres partes de la Iglesia le llamamos comunión de los santos

La Iglesia es el cuerpo de Cristo, en el que se integran los fieles de la tierra, los que están en el purgatorio y los santos del cielo;

entre los tres grupos existe una comunión de vida, igual que en la familia los miembros que la componen se ayudan unos a otros.

Esta comunión de vida y de bienes sobrenaturales, que intercomunica a los miembros de la Iglesia con la Cabeza y entre sí, es lo que se llama Comunión de los Santos.

EYCK, Jan vanEl altar de Gantes: Adoración del Cordero (detalle)1425-29Cathedral of St Bavo, Gantes

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CAPÍTULO III: CREO EN LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS

146. ¿Qué significa la «comunión de los santos»?De la «comunión de los santos» forman parte todas las personas que han puesto su esperanza en Cristo y le pertenecen por el bautismo, hayan muerto ya o vivan todavía. Puesto que somos un cuerpo en Cristo, vivimos en una comunión que abarca el cielo y la tierra. [946-962]La Iglesia es más grande y está más viva de lo que pensamos. A ella pertenecen los vivos y los muertos, ya se encuentren en un proceso de purificación o estén en la gloria de Dios. Conocidos y desconocidos, grandes santos y personas insignificantes. Nos podemos ayudar mutuamente sin que la muerte lo impida. Podemos invocar a nuestros santos patronos y a nuestros santos favoritos, pero también a nuestros parientes difuntos, de quienes pensamos que ya están junto a Dios. Yal contrario, podemos socorrer a nuestros difuntos que se encuentran aún en un proceso de purificación, mediante nuestras oraciones. Todo lo que cada uno hace o sufre en y para Cristo, beneficia a todos. La conclusión inversa supone, desgraciadamente, que cada pecado daña la comunión. 126

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4. La comunicación de bienes en la Iglesia En la Iglesia sucede algo parecido a una transfusión de sangre.

La gracia de Cristo, los méritos de la Santísima Virgen y de los santos, nos ayudan a nosotros en la vida del alma, como una transfusión de sangre ayuda a la vida del cuerpo.

Nuestras oraciones y las buenas obras son como sangre buena que damos a los otros: a nuestros padres y hermanos, a los amigos, a los demás hombres, y también a las benditas ánimas del purgatorio.

Y las buenas obras de los otros miembros de la Iglesia nos ayudan y hacen bien a nuestras almas.

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5. Cómo vivir la comunión de los santos

La mejor manera de vivir la comunión de los santos es recibir los sacramentos. Otro modo es invocar a la Virgen María y a los santos, porque nos consiguen de Dios muchas gracias.

Nosotros podemos ayudar a la Iglesia purgante ofreciendo la Misa, trabajo y oraciones, por las almas que están en el purgatorio.

Y de la misma manera podemos ayudar a la Iglesia militante -los cristianos que están luchando todavía en la tierra-, ofreciendo cosas durante el día para que Dios les ayude.

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CAPÍTULO III: CREO EN LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS

147.¿Por qué ocupa María un lugar tan destacado en la comunión de los santos?María es la Madre de Dios. Estuvo unida a Jesús en su vida terrena como ninguna otra persona, una cercanía que no se interrumpe tampoco en el cielo. María es la Reina del cielo y está muy cercana a nosotros en su sentimiento maternal. [972]Porque ella se confió en cuerpo y alma y asumiendo el riesgo ante una empresa peligrosa, aunque fuera divina, María fue acogida en el cielo también en cuerpo y alma. Quien vive y cree como María, llega al cielo. 80-85

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CAPÍTULO III: CREO EN LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS

148.¿Puede María ayudarnos realmente?Sí. Que María ayuda es una experiencia desde el comienzo de la Iglesia. Millones de cristianos lo testifican. [967-970]Como Madre de Jesús, María es también nuestra Madre. Las buenas madres interceden siempre por sus hijos. Y esta Madre con más motivo. Ya sobre la tierra abogó ante Jesús por otros: por ejemplo cuando libró de una situación embarazosa a una pareja de novios en Caná. En la sala de Pentecostés oró en medio de los discípulos. Puesto que su amor por nosotros no cesa nunca, podemos estar seguros de que intercede por nosotros en los dos momentos más importantes de nuestra vida: «ahora y en la hora de nuestra muerte». 85

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CAPÍTULO III: CREO EN LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS

149.¿Se puede adorar a María?No. Sólo se debe adorar a Dios. Pero podemos venerar a María como Madre de nuestro Señor. [971]Entendemos por adoración el reconocimiento humilde e incondicional de la absoluta sublimidad de Dios por encima de todas las criaturas. María es una criatura como nosotros. En la fe es nuestra Madre. Y debemos honrar a los padres. Y esto se ajusta a la Biblia, porque María misma dice: «Me felicitarán todas las generaciones» (Lc 1,48b). Por eso la Iglesia tiene santuarios marianos de peregrinación, fiestas, canciones y oraciones marianas, como por ejemplo el ROSARIO, que es un resumen de los evangelios. 353,484

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COMUNION DE LOS SANTOS

Los modos de participar en la Comunión de los santos son distintos,según la situación y estado de cada uno:

1. Los fieles de la Iglesia militante en estado de gracia pueden intervenir a favor de los demás y de las almas del purgatorio, consu oración y el mérito de sus buenas obras.

2. Los miembros de la Iglesia purgante pueden recibir la ayuda de los demás para su purificación y, a su vez, interceder a favorde los fieles de la tierra.

3. Los bienaventurados de la Iglesia triunfante ya han alcanzado su meta y no necesitan auxilios. Pero ayudan mucho a los fielesde la Iglesia peregrina y de la purgante con su intercesión anteDios.

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EN UN CUERPO DIFERENTES FUNCIONES MISMA RESPONSABILIDAD

San Pablo compara la Iglesia -Cuerpo de Cristo- con el cuerpo humano, que es uno solo con miembros diferentes. En el cuerpo de la Iglesia la cabeza

es Jesucristo, y los miembros, los cristianos: los de la tierra, los del purgatorio y los del cielo. Esta realidad singular de la Iglesia se conoce como Cuerpo Místico de Cristo.

La misión que han de llevar a cabo los cristianos tiene formas distintas, según la función que cada uno desempeña en la Iglesia, pero todos tienen su responsabilidad.

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Igualdad esencial

1 Principio de igualdad esencial: la condición propia de losfieles cristianos estriba en ser hijos de Dios, dignidad exce-lente de la que participa por igual cada uno de ellos.

cooperación y corresponsabilidad de los fieles, cada cualconforme a su posición, en la edificación del Cuerpo deCristo.

2 Diversidad según las funciones,, imaginaros una orquesta o un club de fútbol

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CAPÍTULO III: CREO EN EL PERDÓN DE LOS PECADOS

150.¿Puede realmente la Iglesia perdonar los pecados?Sí. Jesús no sólo perdonó él mismo los pecados, también confió a la Iglesia la misión y el poder de librar a los hombres de sus pecados. [981-983,986-987]Mediante el ministerio del sacerdote se concede al pecador el perdón de Dios y la culpa queda borrada tan completamente como si nunca hubiera existido. Esto lo puede realizar un PRESBÍTERO sólo porque Jesús le hace partícipe de su propio poder divino de perdonar pecados. 225-239 20

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CAPÍTULO III: CREO EN EL PERDÓN DE LOS PECADOS

151.¿Qué posibilidades hay en la Iglesia para el perdón de los pecados?El perdón de los pecados se da fundamentalmente en el SACRAMENTO del Bautismo. Después es necesario el sacramento de la Reconciliación (Penitencia, Confesión) para el perdón de los pecados graves. Para los pecados veniales se recomienda también la Confesión. La lectura de la Sagrada Escritura, la oración, el ayuno y la realización de buenas obras tienen también un efecto expiatorio. [976-980,984-987] 226-239 21

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CAPÍTULO III: CREO EN LA VIDA ETERNA165.¿Por qué decimos «Amén» al confesar nuestra fe?

Decimos Amén —es decir, sí— al confesar nuestra fe porque Dios nos llama como testigos de la fe. Quien dice Amén, asiente con alegría y libremente a la acción de Dios en la Creación y en la Salvación. [1061-1065]La palabra hebrea «Amén» procede de una familia de palabras que significan tanto «fe» como «solidez, fiabilidad, fidelidad». «Quien dice Amén pone su firma» (san Agustín). Este sí incondicional lo podemos pronunciar únicamente porque Jesús se ha revelado para nosotros en su Muerte y Resurrección como fiel y digno de confianza. Él mismo es el «Amén» humano a todas las promesas de Dios, así como el «Amén» definitivo de Dios para nosotros.

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