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LA VIDA EN LA SOMBRA 1920-1925

1920-1925 - Universidad Nacional de Colombia: Repositorio · PDF file · 2011-02-09Era en el parque. La gentil mañana ... (ameno por la fruta caída que satura el ambiente. ... al

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LA VIDA EN LA SOMBRA

1920-1925

C ,R ,:E 1)0

En cada hora, en cadaminuto silenciosode mi vida de hoy,de ;mi yi<l!tpasad~,se confirma mi credo [email protected] en vosotras, Musasperfectas,caras Musas de ~i ya11~mate¡uo,sonoro de floridas cornamusas,rico de estío eterno.Creo en vosotras, clarasMusas, de veste p~i~~,<,l.el:u~p.ºl;l.l~tigerp.y de manos preclaras.Vosotras, en mi corta primavera,de fresco mirto y de laurel nacienteretej ísteis aligera guirnaldapara ceñir mi frente.Los campos de esmeralda,la sagrada colina,el árbol familiar, grave .de pomas de oro,y el agua campesinavieron, a veces, vuestro alegre coroy las danzas floralesde vuestros pies, sujetos a la música vastaque anima todo ritmo terrenal y la castatheoría de las raudas potencias c.elestiales.Hoy que avanzo en la vida,rojos los pies de pisar el racimofatal, roja la mano, roja la frente combatida,busco con más amor vuestro sereno arrimo

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vueetra potente egida.Sedme, MUfiQi, propicias.Yo labraré mi. auefíoaa la sombra del trípode colmado de primicias,del arco en que vigilan los númenes risueños.Seré fiel al dictadode vuestros labios, armoniosos de abejas,derretidos en mieles del cercado,sabios de cosas nuevas y de sentencias viejas.Y, por vuestra sandalia, por el flexible cintoque ajusta vuestro torso juvenil, algún díahe de morir al pie de vuestro plintoyo, cantor engendrado en la alegría,hijo del agro próspero y del montedonde crece el olivo:itierra de ancho horizontey de genio armonioso y pensativo!

LA VIDA

Vida silenciosade días iguales,-fuente entre rosales-corres sin rumor.Tu corriente ociosase aclara de rosaI'lien tu espejo acal'lo se mira el amor.

Vida pasajerasin goces ni llanto!,con algunos cantoshechos sin razón.

OBR4 POETICA

Pero el alma enterapor la prima veraque siembra sus eores en !'JI corazón!

Vida humilde y pura.Alegre creenciaen Dios, transparenciaradial de la fe.La muerte segura,y en la selva oscurano contar los pasos del tiempo que fue.

Antiguas visionesme cercan: tropelesde ninfas, laureks,mirto pasional.Guerreras cancionesy viejos galeonesanclados en golfos de agua musical.

La forma paganaen torno ciñendoel vaso en que ofrendomi vino de sol.Pero el vino lllanade fuente cristiana,y el vaso es cortado de un árbol de D~9S.

Luego ~l prefe:ridopaisaje: mi mOpt!¡,mi rico lwri~Ql1te,mi claro ~~~nar ..y un a:w:¡iade olvidopor no habt:\r poqidosurcar q~e ~Iñp las r.qta~ del mar ..

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12 RAF AlI:L MATA

Vida humilde y buena.Lucha cotidianapor vivir mañanade pan y verdad.y el verso que llenala nada terrenade formas que luchan por su eternidad.

Y, ya cuando muerecrepúsculo tardo,la fragancia a nardode alguna mujer.y el alma que quiereseguirla, y prefierela estrella lejana del atardecer.iOh juventud mía!La muerte, ligerade plantas, esperavelarte la faz.iRadia un claro díasobre tu alegría!Escúlpe en la sombra tu sueño de paz.

LA VOZ DEL AGUA

Me dijo el agua azul de la montaña:nací en un hueco del brefíal salvajey no llevo ni espumas de coraje

ni al caminante mi cristal engaña.No me desbordo con rugiente sañani a vastos mares enderezo el viaje;sólo copio los tonos del paisajey sólo huertos mi corriente batía

OBRA POETICA

y humilde y en silencio, mi destinoes ser buena y cordial; ser agua puraa través de la hierba del camino.

Correr sin nombre, padecer quebrantos,y morir una noche en la espesuracomo murieron tus mejores cantos.

EN EL PARQUE

Era en el parque. La gentil mañanareía con sus labios de amapola,en tanto que, a tus pies, su verde olaagolpaba la hierba franciscana.

La atmósfera te hacía más lejana,y el cielo azul dejábate más sola,en ese prado fiel donde tremolasus banderas el agua cortesana.

Tú sonreías, con tu risa franca,en medio de la luz, y tu siluetahaciéndose más fina era más blanca.

Así, desde la tierra florecida,llegaste a mi como fugaz saetaque rasgara, al pasar, toda mi vida.

DESCONOCIDO

Frente de Rey ofendido,ojos de dios taciturno,paso de héroe que ha perdidosu coturno.

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RAFAEL MAYA

Así vas, altivo y triste,llorando el fausto pasadode un imperio del que fuistedesterrado.

Mas nadie sabe tu nombrey entre el vulgo indiferentepasas siempre como un hombrej tan ausente!

¿Qué Dios protege tus. lares?¿Tienes un sitio en el mundo,o has cruzado muchos mareserrabundo?

¿No recuerdas tu paisaj e?¿No hay un umbral que te espf)raescondic10 entre el follajede una higuera?

¿No dejaste un río sonoroque interna diáfanamenteentre los árboles de orasu corriente?

¿ O una ciudad de amplias losasen cuyos claros portalesvigilan rostros de diosasinmortales?

¿No tienes, dhne, Qna bell¡¡mujer que guarde tu lecho,con su talle de doncellasiempre estrecho?·

OBRA POBTICA

¿ A dónde guías las plantasmostrando, por las ciudades,tus ojos que lloran tántasorfandades?

Parece, Desconocido,que llevas, con v"go asombro,todo un mundo (;estruído'Sobre el hombro.

Sígue, envuelto en tu quimera,lejano, triste y errante,que quizás algo te esperaadelante.

VOLVAMOS AL JARDIN

Volvamos al jardín. Talvez "aquellasenda conserve nuestros mudos ecos,y vuelva a aparecer la misma estreIlatras los ramajes secos.

Acaso el banco,como viejo amigo,guarde el calor de tu regazo blando;talvez la fuente, nuestro fiel testigo,"siga las mismas voces murmurando.

Volvamos al jardín. j Oh penumbrosasy hondas moradas de quietud amena!Avenidas de mirtos y de rosas,estanque azul bajo la luna llena.

j Cuántas veces contigo recorríael vasto laberinto de senderos

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y una misma emoción n()s detenía", ,_ o', " .• ".",,\.

al pie de los antigupsUm()nerQ.s!

Iba la brisa con su leve P~l'l0de nocturno's aromas,y violentando las mellizas pompa.sde tu corpiño, te robaba un beso.

Volvamos al jardín. ¿ Qué suave angustianubla tus ojos? Ya brotó el retoño,y del ramaje entre la pomplit aÚn m]1s:tiatú serás la promesa del otoño.

DE MAS ALLA

Latarde, con su clara transparencia,ha venido al cristal de :mi ventanay me mira con ojos de inocenciacomo miran los oj9s de una hermana.

j Hora crepuscular de confidencia!tú tiene una voz, que es voz humana,y aunque habla más allá de la existenciasiempre se escucha al corazón cercana.

En tu silencio evocador yo sientoalmas que vienen con la sien herid¡:¡,.Sopla en mí oído imperceptible aliento

y una voz clara y familiar me nombra:la voz de aquella que dejó la viday hoy vuelve a mí desde la antigua sombra.

OBRA POETICA

SANTA TRISTEZA

Santa tristezá de sentirme humanoen medio a la maldad. Noble locurade ir brindando mi fuente de ternuracomo se brinda el agua entre la mano.

¿ Tú, que aquilatas el rencor insano,intentarías tu agresión oscurasi supieses que, a fuerza de amargura,ya 'Sólo entiendo esta palabra: hermano?

Llevo dentro mil fuentes luminosascuyo cristal purísimo no alterael divino contorno de las cosas.

Puedes venir a mí, grande o pequeño,yo te daré la imagen verdaderade tu faz, de tu alma y de tu sueño.

CANTO NUEVO

Purifiqué mi pensamiento,ungí también mi corazónarrojando toda su escoriaentre las brasas de un crisol,y amanecí a nueva vidaasí como amanece el soly las miserias de la nocheborra con una bendición.

Sobre la estepa de mi vidael tronco muerto vive yacuajando~ con la nueva saviá,

Í'i

18 RAFAEL MAYA

flores de gracia matinal.Vén, acércate ioh amorosa!verás que el árbol del erialtenderá para protegertesu fresca túnica floral.

No más fiebre de noches locasdisipadas, como un licor,ni fríos besos que buscabanmejillas de falso candor.En el vaso se ha remansadoel agua que trajo el turbión,y sobre el borde azul se quiebraun largo destello de sol.

Ven sobre pétalos de nievecon tu palidez celestial,como la virgen de áureo nimbode una leyenda inmemorial,porque rompí, junto a la fuente,la roja flauta pasional,y el alma está desnuda comoen la mapana primordial.

Quiero volver a la frescuralejos del Libro, profesor

que distiende sobre la páginael cadáver de la ilusión;que sujeta a análisis torpelos impulsos de la pasióny halla reacciones interioresen un alma que dice: amor.

OBRA POETICA 19

Quiero una lengua no aprendidade ninguna boca mortal,comunicarme con tu espíritusin ese instrumento falaz,y ser, por gracia del cariño,para tu instinto maternal,como un niño que ha reveladoel secreto de su orfandad.

Purifiqué mi pensamiento,ungí también mi corazónarrojando toda su escoriaentre las brasas de un crisol,y amanecí a nueva vidaasí como amanece el soly las miserias de la nocheborra con una bendición.

SALUTACION

Alondra mañanera, buena alondra que cantassobre el surco fragante y al azul te levantascuando, como una concha de tornasol marino,se tiñe de oro y ámbar el cielo campesino.Eres el alma cándida del campo. Tus amigosson los trabajadoresque vienen de la aldea para segar tus trigos.Tl1presides la dulce fatiga mañaneray, como en un convento, despiertas a las florestocando tu campana de luz en cada éra.Por tí, de los cercadosdesborda la profusa carga de los rosales,y en medio de sus valles despiertan los poblados

20 RAFAEL MAYA

al són de los alegres repiques matinales.Por tí, desde el aprisco donde perfuma el henocon su vaho caliente,va el carro hasta la fresca sombra del huerto

(amenopor la fruta caída que satura el ambiente.Tú inicias la tonadadel zagal que desciende la selvosa hondonadadonde corre la fértil ignorancia de un río,y por tí sopla el viento que se enreda en el aspasobre el hondo murmullo del feliz caserío.Tú cantas en el pinoque se yergue a la puerta de las casas risueñasdonde viejos parrales transparentan su vino-en el rojo alabastro de las uvas trigueñas.Alondra mañanera, buena alondra que cantassobre el surco fragante y al azul te levantas.Tú comprendes la santa ingenuidad del agua:la que duerme en el pozo, la que sacia al rebaño,la que nace en las grietas de la peña musgosa,la que inunda el plantío, la que salta en el caño,o en el hondo misterí'o de los lagos reposa.

Alondra mañanera, buena alondra que cantassobre el surco fragante y al azul te levantas.Tuyá es la luz ingenua con que el alba noviciaarropa el vago éxtasis de la dulce campanaque nos despierta. Es tuya la fragante primiciadel campo, y el misterio azul de la mañana.Alondra de los trigos en flor. Tuyo es el viento,el que lleva el aroma y el que dice consejas,el que alegra las tardes del florido convento'Ü el polvo desvanece de las páginas viejas.Tuya es la miel que acendra la colmena ruidosa

OBRA POETICA 21

al amparo doméstico de los anchos aleros,tuya la verde flauta de la siembra abundosa,tuyo'el amplio reposo de los densos graneros.Es tu trino tan claro como el crista1. No sabetu voz sino la escala de una canción sencilla,mas siempre se halla oculta alguna maravillaen lo que dice un niño o en lo que can.ta un ave.Sientes que hay en el mundo una armon'ía 'secretaun apacible ensueño y un misterio~encant?que presiente el poetamientras tú ~oadivinas, buena alondra, en el

(canto.Mi voz ~on tu retórica universal confundo.La palabra es un vino mejor cuanto más viejo,pero en cada una de ellas debe mirarse el mundocual si por vez primera se asomara a un espejo.Alondra de los campos, buena alondra que cantas,sobre el surco fragante y al azul te levanta,s.Llegaste esta mañanahasta el rosal abierto al pie de mi ventanay recordé que un tiempo, bajo la noche leda,yo también fuí al engaño d2 la escala de 's~da.El último lucero en el confín se hundía.Ella oy,ó que en el huerto cantaba el ruiseñor.¡Y eras tú, buena alondra, la que anunciaba el día,la que anunciaba el día sobre el granado en flor!

LA CASA PATERNA

Viejo ciprés que en el solar aún medradando asilo a los pájaros cantores.Junto al alto brocal nacen las floresy hay una cruz que a la tormenta arredra.

22 RAFAm. MAYA

Una vara juncal guia la hiedraa través de los anchos corredores,y enlazando los arcos vencedoresmuestra sus armas el blasón de piedra.

Entre paños ilustres y sillaresprolongan el pasado, sobre el muro,los antiguos espejos familiares.

y en un rincón, desde la tela incierta,ceñido el manto de crespón oscuro,asoma el rostro de la madre muerta.

CLARA Y LENTA

La tarde clara y lenta -me dijiste-es urna azul que nuestro amor encierra,último canto de la verde tierra,fiesta final a la que Dios asiste.

Allá abajo la pampa se revistede brumas y desciende de la sierraun viento perfumado en el que erraprecoz anuncio del otoño triste.

Juntos los dos, bajo los altos pinosde la montaña, en plática sabrosavemos bajar la sombra a los caminos.

y entrevemos la dicha del mañanatras la primer ventana luminosaque nos saluda en la ciudad lejana.

OBRA POETICA

YO TE LLEV ARE A MI VALLE

Yo te llevaré a mi valle,Musa del hielo y del pinar,pequeña hermana de los ososy de la aurora boreal.Yo te llevaré a mi valledesde la gruta de cristaldonde arrulló tu largo inviernoel viejo lobo paterna!.Yo te llevaré a mi valleque ya se empieza a despertqrcomo un infante entre las gasasde la neblina matinal.Verás la clara primaverasobre los campos retocarcon oro suave y nácar diáfanosu leve manto florea!.Verás la luz que se detiene,como un pastor, a descansarcuando la flauta va dejando'la colina crepuscular.Yo te llevaré a mi vallepara que escuches, en la>pazde los collados, la plegariade la campana angelical.j Está mi valle tan distante!Ya han ¡:)IIwezadoa recortarpara el establo, alegres mozas,el heno tibio y maternal.Regresará'la fiel cl!r;e't~'con el lucero y un cantaren qu~ h,aya aroma de las breñasy·~ó.nd~ susurro del tri~al." "

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24 RAFAEL MAYA

Será la vida alegre y claray junto al pozo familiar,cual hace un año, las parejashabrán llegado a platicar.El humo azul de los cortijosirá trazando su espiral,mientras la tarde se despidecomo una nave sobre el mar.Yo te llevaré a mi valleMusa del hielo y del pinar,pequeña hermana de los ososy de la aurora boreal.

üRACIÜN A LA ESTRELLA

No me olvides estrella, estrella que aparecessobre la azul colina, estrella que floreces

llena del hondo arrobo de la oración lejanaen la frente del Angel que toca la campana.

Estrella, no me olvides y déjame que callebajo la tarde clara, como si fuera un valle.

Estrella que me has visto llorar en la tranquilasombra de los recodos donde suena la esquila.

Estrella que desciendes, con emoción secreta,a los ojos del buey que lleva la carreta.

estrella que presides, con ojos ceIe'stia1es,la paz de los agrestes retornos estivales,

OBRA POJITICA 25

No me olvides, estrella, cuando desde el vacioorientes a los buenos niños del casedo.

Cuando entres por la rota ventana del hogara posarte en la lámpara que no quiere alumbrar,

\o te pierdas en los caminos de un cuentoque se enreda en la tibia quietud del aposento.

No me olvides, estrella, cuando sigas en posdel surco que va abriendo la sandalia de Dios.

Cuando salgan las vírgenes en lentas procesionespor el camino de oro de las constelaciones.

No me olvides, hermana celestial, que me hicistecomo a un pastor del valle, tan hondamente triste.

MOMENTO

Cómo cae la lluviasobre el pino viejoque tras la ventanaque da al huerto secobrumosa de invierno.se agobia en la tardebrumosa de invierno.iPobres golondrinas!Mojado el convepto,con nieblas el campoy el sol casi muerte.Pero hoy a la torreno irá el campanero.

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26. OBRA POETICA

Dormid, golondrinas,bajo el bronce negromientras cae la lluviasobre el pino viejo.

CIUDAD LEJANA

Ciudad, ciudad lejana, perdida en la aventurade algún ensueño heroico. Te adoro a la distancia,y..busco en el celoso confín, con vana instancia,tus torres que se yerguen venciendo la llanura.

j Si penetrar pudiera de nuevo en la frescurade tus herbosas calles henchidas de fraganciacolonial! j si pudiera los sueños de la infanciajuntar en tu regazo cual flores de ternura!

iVieja ciudad que olvidRs al hijo desterrado!Tú guardas unos ojos de cuyo fondo visteborrarse la leyenda de oro de mi pasado.

Rescátame un recuerdo no más, Canán lejana,que huyes del horizonte cuando te busca el tristey surges más remota y azul cada mañana.

VESPERO

j Oh feliz inocencia de la tarde tranquila!Todo: el valle y el río y la granja y la esquilacabe en tí, como en una cariñosa pupila.

El rollado con lumbres místicas l!Ie arrebola.El mástil de una torre su farol enarbola.Surge la. catedral iluminada y sola.

Una nube redonda pasa, como un navíodespués de haberle dado su lluvia al casedo.El horizonte es rojo. Lejos, murmura el río.

Tarde, tú me pareces como una buena hermanaque nos viese llegar de una tierra lejanaa través del cristal de la antigua ventana.

Es la oración. Y todo se postra de rodillas,yel alma, entre un ambiente de pomas y gavillas,oye la flauta de las églogas sencillas.

Nada hay que para el pasmo vesperal no se(apronte.

Ya la estrella, encendida sobre el ara de un monte,congrega en torno toda la paz del horizonte.

y yo miro hacia el valle que es fragante y risueñocomo el verde refugio de un oásis pequeñodonde crece una palma de vaivén y de ensueño.

Yo quisiera ir al valle ... Mas se anuncia el rumorde la noche, y en todos los hogares ioh amor!se enciende la pantalla roja del comedor.

Comoun lobo del campo pasa por fuera el viento,y entra la cabalgata real al aposentoa través de la puerta luminosa de' un cuento.

28 RAFAEL MAYA

Yo cierro la ventana. Mas dice el alma enferma:tarde, islote de oro sobre la tierra yerma;bajel de gloria, llévame cuando todo se duerma.

Llévame bajo el vuelo del ángel que socorreel sueño de los niños y del ángel que correa despertar el alma de bronce de la torre.

Llévame. .. Que tu esquife sonámbulo me hallelisto a zarpar, mas antes de que la flauta caBedetrás de la colina que duerme sobre el vaBe.

NO ESPERES ALMA MIA

No esperes, alma mía,no esperes nada del futuro. Acasosólo te aguarde el cabezal de piedraen el jardín musgoso del silencio.Acaso en el ocultotrecho que quieres cultivar de florespara vivir en soledad amena,proyecte ahora la caBada esfingesu triángulo de sombra.No ,esperes, alma mía,nada del sol que alumbrará mañanacomo un enviado joven, con su antorcha,tu mística caverna.Tal vez estás viviendola hora más bella de tu vida. Acasoeste minuto que se filtra, leve,como un grano de arena por tu mano,es la parte preciosa de ventura

OBRA POETICA 29

que estaba en las rodillasdel ciego dios para premiar j quién sabesi tu primer miradade candor sobre el mundo, o el amnaroque en tu seno le diste a la belleza!Olvida la faenatrivial, penétra en el instante sumoy alcanzarás que es ésteel círculo más claro de tu vida.Tal vez no tengas unamujer que te ame ahora; mas, ¿ qué importa?Ya verás que el recuerdode los amores viejosguarda tánta dulzuraque basta a compensar todo el encantode unos ojos profundos que te mirenhoy, como nunca te miraron otros.j Abísmate en la hora!La torre giratoria de los años,edificada en sombra, ante tus ojosha puesto ya la única ventanapor donde puedes ver todo el paisaje.j Róbate el horizonte!Embriágate en la luz, mientras que llegala noche en que pondrá,: tu vieja lámparaa las humildes plantas de la muerte.

EN BOHEMIA

Venid, venid vosotras, amab:es e indiscretasmuchachas maternales de boca pasional,sacerdotisas niñas de cábalas secretasque habéis bebido todas las ánforas del mal.

30 BAPAJlIL MAYA

¡t~'~~' .. En torno de la mesa esperan los poetas

de cuyos labios vuela travieso madrigal.Mimí viene trayendo un ramo de violetasy Margarita un cofre de fábrica infernal.

Hierven las copas, suenan las risas y jovialesenrédanse las danzas que en locas saturnalesla pompa de algún rito satánico inventó.

Yo salgo a la ventana. ¿ No bebes? dice una.y todas ríen al verme mirando hacia la lunaen donde vive el alma celeste de Pierrot.

MI VERSO

¿ A dónde irá mi verso,mi verso a dónde iráahora que las hojascomienzan a rodar?-Sobre el paisaje mustiola tarde nos dirála queja de los árbolesque se desnudan ya.

¿ A dónde irá mi verso,mi verso a dónde iráahora que las avesse alistan a emigrar?-Sobre el paisaje mustiola tarde nos diráel grito de los pájarosque se despiden ya.

OBRA POETtCA

¿ A dónde irá mi verso,mi verso a dónde iráahora que la brisano quiere perfumar?-Sobre el paisaje mustiola tarde nos diráel paso de la ráfagaque no perfuma ya.

¿ A dónde irá mi verso,mi verso a dónde irá?-Sobre el paisaje mustiola tarde nos diráque el verso también muerede un exquisito mal,cuando las hojas pálidascomienzan a rodar.

ALMA QUE LLORAS TANTO

Alma, que lloras tántorecuerdo, como llorala gruta silenciosael dolor de la tierraque nutrió los antiguos manantialesy se vistió de floresentre el rumor de la estación dorada.

Alma, que lloras tántorecuerdo, como llorapor el plañido de sus lentos broncesuna ciudad desierta,

32 RAFAEL MAYA

que engalanó sus callesde pendones floridosy puso en lo más alto de sus torresalegres luminarias.

Alma, que lloras tántorecuerdo, como llorapor la voz de sus dulces caracolesla playa aridecidadonde el mar -otro tiempo-rompía sin cesar cofres de nácary sedas milagrosas.

Alma, que lloras tántorecuerdo, cálla, cálla.No digas más, con la insistencia inútilde los ciegos, tu pena milagrosa.No muestres más tu heridacomo el roto mendigo que se sientaen las losas de un atrio abandonado.Nadie te escucha, nadie,entre el torpe bullicio de las plazas.y en tanto, con la tímida purezade los ojos azules de los niños,florecen las corolassobre la frente oscura de la tierra,y se prende el estíoalígeras guirnaldas,y se cuaja de vivos alabastrosel otoño fecundo.Todo canta y se alejaextraño a su dolor. La vida tejehúmedos ramos y flexibles danzasen torno de tu sombra pensativa.

OBRA POIlTICA 33La vida se coronade racimos granados,y apagando tu canto melancólicosube un himno coral de transparentesvoces que llenan la mañana fresca.La vida está cargadade tumultuoso afán, como los puentesde la vasta galera en que se arrojancolonias juvenilesal ancho mar de numerosos ruidos.La vida no te escuchani te escuchan los hombres.Recóge, pudibundo,los pliegues de tu canto,y aguárda entre el misteriovivo de tu pasado tormentosola hora dulce y santaen que se doran todas las colinas,sobre el mundo apagado,como místicos vasos luminosos.y así, mientras el cielorenueva sus guirnaldas,y los fértiles senos de la tierraexhalan su vigor infatigable,le dirás tu amarguraa la Muerte divina,que trae entre sus labiospalabras de sopor para tu enormecorazón misterioso.

LA VOZ

Yo vengo de un naufragio. La inhóspite riberame vio, con los cabellos de hierba entretejidos,salir cuando a lo lejos rompía mi galeracontra una roca fúnebre sus palos abatidos.

y estoy aquí y aún siento la tórpida sorderadel abismo. Oigo voces y oigo extraños ruidos,y vagas consonancias de una lengua extranjeraque aprendí en el silencio de los valles dormidos.

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Ando como un ilota entre las gentes. Nadame dice este convulso vivir en que se agitala turba. Hay una voz que llora desterrada

en la ciudad babélica que llevo entre mí mismo.Es una voz que sabe mi corazón y gritade muy hondo, llamándome otra vez al abismo.

SABIDURIA

El mismto tiempo infiel nos aconsejaaprovechar sin tregua cada instante,y gozar del minuto vacilanteque algo de amor en nuestra vida deja.

Diluír en la copa la uva añejapara mojar los labios de la amante,y exprimir, en el beso delirante,todo un jardín de miel, como la abeja.

OBRA POETICA

Amémonos, mi bien. Aún las floresciñen en esta dulce primaverala fuente que copió nuestros amores.

Pues un día, después de estos excesos,de nuestra vida en la estación postreraya no veremos florecer los besos.

TODO PASO

Todo pasó como la breve sombrade un ave que atraviesa el firmamento.Pasó la eternidad en un momento,y el recuerdo traidor ya no te nombra.

Tan sólo el corazón gime y 'se asombraante la realidad de su tormento:j noche oscura, relámpagos y viento,y un manto de hojas que el sendero alfombra!

Pero hasta ayer, no más, fuiste la vida,luz del pasado, apoyo del futuro,timón del alma y venda de la herida.

Hoy pienso en tí, mi bello amor lejano,cual se recuerda, sobre el lecho duro,el sueño de una noche de verano.

EXHORTACION

No vayas nunca, aladaMusa, tras el aplausoque prodigan los otros. Búsca sólo

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36 RAFAEL MAYA

tu íntima compla.cenciaen todo cuanto cantas,como busca el espejola. gracia, nada más, con que las cosashallan ser bellas en su claro fondo.Cánta todos los díasel milagro del mundorecién nacido, y cántael prodigio divino que es tu vida,humilde, triste, si:enciosa y buena.No busques en retóricassuperfluas, el sentidodel vago anhelo que sofoca tu alma.Dílo todo con diáfanas palabras,húmedas de tu espíritu,que traigan como un hálitode la mañana primordial.

y luégomedita vastamenteen el hondo misterioque nos envuelve. Un díallegará, Dios lo sabe,en que caigas también, como la oliva,en el surco materno.Prepárate con dulceresignación para el celeste trance,mientras sigu~ la luz dando guirnaldasy hay hermosas mujeres que despiertancon ojos nuevos de ansiedad y labiosque ríen con la gracia de las flores.Tú, en cambio, habrás halladola luz perpetua y el amor eterno,y una gran paz, inalterable y honda,en el tibjt>'l"ega~e de la noche ..

OBRA POETICA 37

SEREMOS TRISTES

Oye, seremos tristes, dulce señora mía.Nadie sabrá el secreto de esta suave tristeza.Tristes como ese valle que a oscurecerse empieza,tristes como el crepúsculo de una estación tardía.

Tendrá nuestra tristeza un poco de ufaníano más, como ese leve carmín de tu belleza,y juntos lloraremos, sin lágrimas, la altezade sueños que matamos estérilmente un día.

Oye, seremos tristes, con la tristeza vagade los parques lejanos, de las muertas ciudades,de los puertos nocturnos cuyo faro se apaga.

y así, bajo el otoño, tranquilamente unidos,tú vivirás de nuevo tus viejas vanidadesy yo la gloria póstuma de mis triunfos perdidos.

TARDE

Ardían las rojas lucesdentro de las catedralescomo estrellas encendidasen el fondo de la tarde.

Las campanas en el cielosonaban solemnes, grandes,y las nubes eran alas,eran velas y estandartes.

38 RAFAJ:L MAYA

La brisa errante traíaun denso efluvio de mares,vapor salobre de playasy afán de puertos distantes.

Las mujeres iban solasbajo sus signos fatales,y vagamente indefensasen el azar de la calle.

En sus cabellos profundoshabía sugestiones gravesde azules grutas y escollosllenos de vagos cantares.

y yo pensaba en la danzade las locas saturnales-ágil vientre, guarnecidode vivas piedras lunares-

Cuando una voz conocidame llamó, bajo la tarde,con la nostalgia que tieneel caracol lleno de aire.

y vi tu rostro de niñaen medio de los rosalesque sembraron -pobres manos-la manos de nuestra madre.

y el valle azul en que subeel humo de los hogares,entre la música antiguage los cuernos pastorales.

OBRA POETICA

La ciudad ya estaba lucade amor, y sombras errantesconfundían en la nochesus cabelleras salvajes.

y yo buscaba el retiromelancólico de un parquedonde alumbl'3.ran los farosel agua de los estanques,

para aguardar; con tu sombra,las claridades distantesdel alba santa que alegralas torres de las ciudades.

AGRESTE

No en la ciudad ruidosa que amontonatánta tristeza y tánto desengaño,sino en el campo fiel, donde cada añola tierra de amapolas se corona.

Allí nos amaremos. Allí entonanuestra pasión con el follaje huraño,y nada habrá de parecerle extrañoal paisaje, que todo lo perdona.

Allí nos amaremos. En el mudocrepúsculo de vagas mariposasme entregarás tu corazón desnudo.

y en la noche, de luces florecida,fundiré con tu carne, hecha de rosas,la más profunda estatua de la vida.

39

otO RAFAm.. MAYA

LA AUSENTE

Sólo tú, sólo tú, yo me decía.después de que te fuiste. Solamentetú, con tus ojos, con tu bella frente,con tu suave sonrisa, y sólo mía.

Torné a mirar la estancia, ya vacía,la luz que tú dejaste, indiferente,y una como orfandad en el ambienteque a todos tus recuerdos trascendía.

Mas, pasadas las horas, cuando vinola sombra, entre las cosas inconcretas,y el pálido horizonte ultramarino,

volviste a aparecer, mucho más viva,en un suave perfume de violetasy en la luz de la tarde pensativa.-

CALLAR

Hemos hablado tántoen esta tarde loca,bajo el cielo de fiestay entre el manso ruido de las hojas,que tengo el alma secacomo un ánfora rota,vacío el pensamientoy afiebrada la boca.Dejadme, pues, que calle.Dejad que, gota a gota,me llene nuevamente de misterio

OBRA POi:TICA 41

como de un agua honda.Dejad que me penetrela claridad remotadel cielo en donde está, para mis ojos,la estrella silenciosadel recuerdo. Dejadme.Ya se acerca la horade callar. Vuela el ángel de la nocheen torno de las cosas,y el cielo es como unacaverna milagrosadonde acabara de morir un santo.Mañana, en el instante en que se dorala campiña naciente,cual la faz de una virgen ruborosa,os diré la palabrade la noche, la obramaravillosa del silencio en mi alma.Y volveréis a la edad creadoray al milagro del mundo ..Pero dejad que calle porque es horade entrar, desnudo, entre la noche santa.

OLVIDO

Al fin me has olvidado. iQué suave y hondo(olvido!

Tras el incierto límite de nuestro oscuro ayerla estrella que miramos los dos ha descendidocomo una dulce lágrima que se rompe al caer.

y así de tu regazo me alejo entristecido,cual úno que abandona su campo sin querer,

42 RAFAIl'L MAYA

mirando que tus ojos, como el cristal herido,prolongan la agonía de un vago atardecer.

iAl fin me has olvidado! Recónditas congojas:en medio del crepúculo que anubla un vuelo de

(hojascallad, para que pueda PQsar esta mujer.

y escucharé más tarde, bajo la noche ciega,posarse el pie enlutado de la que siempre llegasobre los rastros de esa que nunca ha de volver.

M O R 1 R

Dicen, amada mía,que es preciso morir. Piensa cuán hondohabrá de ser el sepulcral silencioque selle nuestros labios,y qué densa la sombraque anide en nuestros ojos,y qué frío tan lentoel frío que recorra nuestras manos.j Ojalá sea pronto!Estoy cansado yá de las inútilespalabras rutinariasque busca nuestro amor en sus instantessupremos de misterio.Quiero, pues, que callemostan hondamente que en nuestro silencioquepa una eternidad.Ansío que callemosen el divino seno de la muerte;el seno perfumado

OBRA POBTICA

que ninguno violó, bajo el imperiode las altas estrellas,de las estrellas grávidassuspendidas del arco de la noche.

ENTONCES

Yo me moriré muy pronto.Nada espera mi corazón.Bajo mis pies la tierra es dura.Quiero otra vida y otro amor.

Yo me moriré muy prontoporque en mi sér hay una vozque dice al alma: es el momentode que se rompa tu prisión.

Yo me moriré muy pronto,que ante mis ojos se mostróel flanco alado de una naveque surca el piélago, veloz.

yó me moriré muy pronto.Siento la sombra en derredor.¡Ay! el aceite de mi lámparahá mucho tiempo se apagó.

Tan sólo, amiga, me acongojaque no te vayas de mí en pospara ser como dos estrellasde una misma constelación.

Yo me moriré muy prontoporque mi mano sin calor

RAFAEL MAYA

no quiere ya sobre esta páginatrazar el último renglón.

Yo me moriré muy pronto.Quiero decir mi último adiósentristeciendo a mi partidatodas las cosas, como el sol.

Sobre mi mesa de trabajoqueda aquel libro que guardó,entre la huella de una lágrima,el cáliz roto de una flor.

No me olvides, j oh dulce amiga!La última estrella aparecióy está la tarde sobre el vallecomo una santa en oración.

PASTORAL

La tarde en lumbres de arrebol se inmolay deja en la colina un fugitivotemblor, como el carmín de un Primitivoque la faz de la Virgen arrebola.

El humo azul del cabañal tremolasobre el valle feliz de esmalte vivo,y debajo de un sace pensativoestá volcada ia carreta sola.

Huye el último lampo de violetapor el cenit. Desde el lejano riscollora una flauta su emoción secreta.

OBRA POIlTICA

La estrella nace en el azul sereno,y ya toda la tarde es un apriscodonde florece la humildad del heno.

TUYYO

Ser el florido vástago de una raza imperiosay haber nacido bello, libre, fuerte, altanero,y mantener mi indócil juventud victoriosalimpia y bruñida como la hoja de un acero.

y agotar una noche, en tus flancos· de diosa,el último deseo y el deseo primero,para salir más tarde, bajo la luz radiosa,listo al diario combate, como un joven guenero.

¡Ah! pero piensa que hoy no he podido ofrecertemás que mi amor humano, también amenazadodel soplo de los días y el horror de la muerte.

Amor en que se mezclan mi existencia futuray el misterio infinito de tu propio pasado,como dos fuentes ciegas en una selva oscura.

BAJO LA NOCHE

No me gustan tus versosdices, mientras sonríescomo una madre.No te gustan mis versos, y los hicepensando en tíy en otras cosas tristes.

RAPAIL MAYA

No te gustan mis versos, y es muy claro:esa ansia indefiniblede exquisitas ternuras.Ese vivir soñandoen un -amor más altoy claro, como un éxtasi's.Esa tristeza vagapor todos los paisajes.El deseo premiosode vivir en la forma pasajera,de perpetuar la gracia en solo un gestoy aprisionar la fuga del instante.Ese clamor que vienede tan hondo, por algo que perdureen la vieja mudanzade los seres. Aquellapiedad inmotivadade las noches hermosas,cuando es tan claro el cielo como el almaque escucha, de rodillas,las vagas confidencias del abismo.Las lágrimas 'Suavesque lloramos, a veces, en la nochepor nuestra juventud y por los ojosde una mujer lejanaque ya no hemos de ver. Y la inefablesanta melancolíade los atardeceres que nos llenande una luz celestial todo el pasado.y tántas cosas vanas,inútiles y absurdascomo pongo en mis versos,no caben, buena amiga,en tu ideal casero

OBRA POJ:TICA

que mantiene la alcoba siempre limpia,la mesa con sus flores,y bien podada en el jardín la éra.Por eso te desvíasde mí, cuando te habloen ese oscuro idioma que no entiendes.j Oh, soledad del alma!Oh, infinita tristeza de ir cantandohumanamente solos,j solos bajo la noche que se ahondacon un rumor de estrellas ignoradas!

LOS A:&OS QUE AVANZAN

Yo no sé qué sientoa medida que avanzan los años.Si piso más firmeno lo sé; pero veo que a lo lejos,cual viajero que sube a una cumbre,se me anuncian estrenas propicias.Yo no sé qué sientoa medida que avanzan los años.No tengo un regazoque caliente mi espíritu enfermo.No tengo un oasisque me dé la bondad de su sombra.Soy un emigradopor tierras hostilesdonde niegan los pozos el agua.y no obstante sientoj una plenitud!cual si todo el otoño de un camPOviniera a ..mis. manos,

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48 RAFAEL MAYA

-cual si fuera la vida una lámparaque ardiera en mi alcoba,cual si hubiera violado las arcasdel tesoro que guarda la noche.Yo no sé qué sientoa medida que avanzan los años.La paz inefabledel alma inflamadaen el sacro temblor de su propiadesnudez divinaUna paz tan hondacomo el silencioso florecer de un huerto.Una paz tan claracomo el vuelo del alba inocentesobre un pálido fondo marino.Yo no sé qué sientoa medida que avanzan los años.Sólo sé que la muerte me aguarday que está desclavando los negrosdiamantes que sellansu puerta de bronce.

VERDAD

No en la túnica suave que 'Se anudaal flaneo, ni en el peplo que alli miro,ni en el velo, sutil como un suspiro,tu doncellez a mi reclamo aeuda.

Muéstrate así como la estatua mudaque en la sombra floral de su retiroerige, bajo el cóncavo zafiro,su blanca y fría juventud desfluda~

OBRA POBTIoA

Tendrá las castidades de un paisajematinal, tu belleza, sin el hondomisterio de la seda y del encaje.

Rosa viva de oro y de alabastro,o lámpara carnal en cuyo fondonutrido de tu sangre vive un astro.

YA SE ANUNCIA LA TARDE

Ya se anuncia la tarde.Recógete, alma mía, en el silencioy mira atenta cómoa medida que el mundo se obscurecetienes más luz adentro.Es la hora propiciade. los grandes recuerdos.La risueña colina del pasadose tiñe de una luz afable y triste.Dan su ol<Yrlos rosalesen el jardín de los amores muertos,y manos perfumadastambién nos llaman desde lejos. Alma,j qué lenta está la tarde!j qué divina la hora!Arrodillate al pie de aquel milagroque hace temblar en ámbar todo el valle.Embriágate en la brisa,escúcha al pie del árbolla oración de las hojas que se caen.Ya comienza la santavigilia de las cosas,ya se vuelve más honda

4:10-3

50 RAFAlI:L MAYA

el agua azul de los estanques viejos,iya se presiente la divina estrellaque nace para todos en el cielo!

UN DIA VENDRA L,A MUERTE

Un día vendrá la muerteno sé de dónde. Yo estaré dormidoy ella dirá: No quiero que despierte.Y. pisando sin ruido,como una madre que se acerca al lechodel hijo enfermo, cerrará mis ojosy cruzará mis manos sobre el pecho.y vendrán a llamarme.iLevántate que es horade que comience tu labor! Aprésta,ya el corazón a recibir la aurorapues cada día nuevo es una fiesta.¿No escuchas en la casa,en medio del doméstico alborozo,el trajín mañaneroque sube el agua del oscuro pozoy busca el pan para la mesa escasa?j Cuánta gente sencillaque se afana por tí, que pone todasu alma en que luzca la feliz vajillacomo si fuera el día de tu boda.iy tú duermes! j Levanta!No enturbies más los ojosen la noche que engendra las VISIOnesdel pecado. Levántate y de hinojosmusita las antiguas oracionesque aprendiste a la luz de la pantalla

OBRA POftICA

familiar. Sál al mundo que te esperacon la gracia evangélica del campoy la luz infantil de una colinapor cuyas rutas, apagando estrellas,desciende la mañana campesina.Déja la estrecha estanciadonde sufres la sorda calenturadel deseo. Tu infanciano ha muerto, y todavíapuedes hallar la original fraganciaque tuvo toda cosa el primer día.¿A qué, bajo la lámpara,inquiere tu protervo pensamiento-negro licor en ánfora de arcilla-si afuera todo nos lo explica el vientocomo en una parábola sencilla?Es fuerza que ya calletu voz, y que la paz baje a tu almacomo el toque del ángelus a un valle.y no contestaré.

Ya por la tarde,cuando tornan los bueyes con la inciertaluz, y cunden los humos 'Solariegos,me llevarán al cementerio aldeanodonde duermen los rústicos labriegosbajo la sombra fiel de un pino anciano.

TUEres una canción. Aire ligerocernido entre las flores y los nidos.Duermen, bajo tus pies, campos floridos,y es tu melena un no verdadero.

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52 RAFAEL MAYA

Comienza en tí mi vida. Eres mi eneroque asoma en horizontes presentidos;mi comarca de ríos conocidos,mi alta constelación de marinero.

Por mis manos te vas como una brisa;envuelves un jardín en un suspiro,y se abren mariposas en tu risa.

Eres la sombra toda, eres la lumbre, .y yo, elevando el corazón, te aspirocomo al viento que viene de una cumbre.

HACIA LA LUZ

Saliste con tu planta cadenciosahacia la luz. j Qué suave melodía!Ya la perla del cielo se fundíaen una suave entonación de rosa.

La mañana bajó como una cosafrágil, hasta tus manos. Parecíaque el pálido horizonte se encendíaal soplo de tu boca silenciosa.

Entre el cielo y la tierra, tu bellezasurgía, oscuridad en la cintura,y un ardiente mediodía en la cabeza.

Leve en la sombra y en el aire bella,era la línea de tu frente purael límite del alba y de la estrena.

OBRA POETICA 53

NADA

Vida mía, que acendras tu amargurabajo la ardua corteza de los ['ños;experta en infinitos desengaños,y al rojo sol de la pasión, madura.

Sígue cantando, por la senda duradonde alternan los triunfos y los daños,y déja que te den goces extrañosel ángel blanco y la mujer oscura.

j No te niegues a nada! Ama~o todo:en el azul, la estrella florecidala hoja marchita, en el oscuro lode.

Mas piensa, entre tu propio desvarío,que ni todas las fuentes de la vidapodrá llenar tu corazón vacíoO.

DE CRISTAL

No eres la hembra cá~:da, de ojos alucinados,la que ofrece sus flancos, como una ánfora viva,al deseo confuso de los hombres, y actívael fuego de la sangre, como el sol en los prados.

Ni eres la virgen pálida de cabellos doradoscuyas largas pestañas de seda sensitiva,bajo el albor que baña la frente pensativa,dejan caer oscuros pensamientos callados.

Pero eres la criatura de cristal y de hielocuyo nombre se canta, en un coro distante,cuando llega la blanca festividad del cielo.

Así brillas al alma, pura, lejana y fría,protegida por ese anillo de diamanteque en torno de tus sienes forja mi poesía.

CONFIDENCIA

Esta noche romántica vagamente he sentidola infinita nostalgia de tu cándida voz,a través de ese oleaje de recuerdos y olvidoque a lo largo del tiempo nos arrulla a los dos.

¿ Qué paisaje cobijas, oh mi cielo perdido?¿ Quién persigue tu sombra, de tus besos en pos?¿ Ríes entre las mieses del verano floridoo te acechan las nieves de un otoño precoz?

No lo sé, pero el eco de tu voz me ha llenadode un afán impetuoso de volver al pasadoy escuchar tus promesas de pasión otra vez.

Frases que nos turbaron de emoción o de miedo ...y tántas cosas dichas al oído, muy quedo,con palabras eternas que olvidamos después.

PARA ENTONCES

Alguna vez confesaré en la vidapor qué no quise ver en tu mIradael húmedo temblor con que,extasiada,se me ofreció tu juventud r~ndida.

OBRA POETICA

Pero será más tarde, cuando nadareste de tu bel1eze incomprendida,y si aún vive en la tierra deso~adami viejo corazón que no te olvida.

Comprenderán entonces este empeño.por no romper tu sueño ni mi sueño.y aunque contemples la remota estrella

ya con la faz ajada por el llanto,aún en mi amor, igual que en este canto,serás la misma apasionada y bella.

RAYO DE SOL

¿ Qué otra cosa podríayo desear sino este rayo amablede sol que entra, curioso,por mi ventana abiertay se posa en mis librosy se posa en mi frentey aclara y purificael aceite tranquilo de mi lámpara?¿ Qué otra cosa podríayo desear, sino este rayo amablede sol, este áureo cintopara enlazar la vestede mi sueño, esta rútila coronapara ceñir el vuelode mi anhelo más alto?Rayo de sol: penétra

en mi estancia, viajero luminoso

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56 RAFAll:L MAYA

que traes en la sandaliael polvo de la tierra.Entra, que yo te aguardodespués de que la nocheme detuvo en su selva interminable,donde manan las fuentes del misterioy un viento legendariohace temblar la flor de las estrellas.

Yo te aguardaba rayode 'Sol, rayo que llegas perfumadocomo los soplos del verano, comolas manos que la antigua compañeraamaba sepultar entre las flores,o hundir, cada mañana,en las fuentes azules del espacio.Yo te esperaba rayode 'Sol, rayo que llegas perfumadocomo una cabelleradesatada a la sombra de los árboleso hundida en el silenciode un río primaveral que arrastra todala abundancia de un valle.

Yo te esperaba rayode sol, rayo que llegas perfumadocomo su seno virgenhenchido de dulzor igual que unafruta que se enternece entre sus hojas.Rayo de 'Sol,penétra.Sacúde de mi frenteel polvo de las horas, tiénde un hilo

OBRA POETICA 57

De tu rubia madejaa través de mis sueños, pón de nuevotu venda transparenteen mis ojos cansados,cíñete todo a mí como una faj asedante, como un linodonde vuelva a encontrar ese perfumede hojas saludablesque, en la lejana infancia,había entre mis sábanas.

Rayo de sol, penétra.

Con tu índice claroenséñame el camino de la vida;ábreme, con tu flecha,la ceñuda mudez del horizonte.y ház que mis ojos lentosvayan en pos de tí, como de un rastrojuvenil, que me guíeal sereno esplendor del día tranquiloque abrasa las florestas estivalesy madura en el seno de la tierralos frutos del amor y de la muerte.

.. LOS SUEÑOS

Claros sueños nacidos de la bruma terrestreque subís, en las horas del silencio nocturno,hasta el rostro velado de los hombres, ya quietostras la cálida angustia de un lej ano crepúsculo.

iOh! venid a mis sienes, rodead mi almohadaagitando las alas en el ángulo oscuro,

58 RAFAEL MAYA

y proteged mi lecho, esa fúnebre urna,donde late mi triste corazón insepulto.

4Oh sueños! yo os conozco, y entre ricas guirnaldasvuestros rostros de niños pensativos descubro,y percibo en el hálito de vuestros frescos labioscomo un perfume libre de jardines ocultos.

Llevadme con vosotros a la mansión aéreaque erige su áurea cúpula en el éter desnudo,más allá de la tierra que amortaja su sueñoen la caduca pompa de un otoño difunto.

Llevadme a donde se abre, como un íollajede oro,el húmedo relente del claro plenilunio,en cuya luz discurren las vírgenes celestescon un lirio de plata en los dedos ebúrneos.

Llevadme a donde vive la luz, esa doncellade sien florida, torso fértil, senos desnudos,que vierte de sus manos, bajo la flor del alba,el rocío que alivia las entrañas del mundo .

.Claros sueños nacidos de la bruma terrestreque subís, en las horas del silencio nocturno,hasta el rostro velado de los hombres, ya quietostras la cálida angustia de un lejano crepúsculo.

Refrescadme las sienes, aligerad la nocheque trastorna mi oído con su lenguaje absurdo,en tanto que en la sombra, como en una cisterna,caer la negra gota de las horas escucho.

OBRA POETICA 59

y haced que me levante ágil, contento, libre,agitando en la luz, con el brazo robusto,la bandera del día, como el Dios resurrerodespués de haber hendido la losa del sepulcro.

SOLO CONTIGO

Solo contigo: cuando el cielo dorasu faz, cuando la tarde resplandece,cuando la noche, como el tiempo, crece,y cuando vuelve a aparecer la aurora.

Vivir contigo siempre, hora tras hora,en este dulce ensueño que nos mececon su vaivén de cuna. Hacer que empiecea cada instante nuestro amor, señora.

Asistir al milagro de la vidaen la sagrada comunión del beso,tu bella frente con mi frente unida.

y escuchar, como un eco de leonesdistantes, el deseo que está presoen la cárcel de nuestros corazones.

LO PERDIDO

POT qué los ojos anublados,la amargura de nuestra faz,esas palabras que nos vienena veces en la oscuridad,

60 RAFAEL MAYA

las manos en busca de cosasque no podemos alcanzar,y las frentes como sumidasen un gran anhe~o tenaz?Es que todos hemos perdido,en el sueño o en la verdad,algo muy grande y muy hermosoque no encontraremos jamás.Perdimos una dulce patriaen donde estaba nuestro hogarbajo las vides, que decoranel viejo muro paternal.Perdimos el árbol abiertoen reposo, sobre el portalde una tierra donde quisimosllegar por fin a descansar,como descansan los labriegosbajo la hierba sin segar.En busca de aguas esquivasperdimos la fuente natalque co'pió las alegres danzasde la bella estación floral,y hems>sperdido los jardinesdonde el Hada primaveraltejió festones y coronaspara nuestro triunfo fugaz.Hemos perdido grandes nochesllenas de ruido, como el mar,en que bajaron las estrellasa la atmósfera terrena!,y extraños viajes encantadospor islas de tierra ferazdonde des~lecan las palmeras

OBRA POETlCA

su cabellera vegetal,o a través de playas antiguasllenas aún de un vago afánpor las barcas que se perdieronen la bruma crepuscular.Hemos perdido dulc€s rostros,luz y consuelo de otra edad,que nos miraron hondamenteuna vez, en la vida mortal,y que dejaron en nosotrosuna ternura singularporque estaban marcados comopor un gran destino fatal.Y, sobre todo, hemos perdido-nostalgia celeste y carnal-bellas mujeres abismadasen un silencio pertinaz,con sus cabelleras profundascomo una selva funeraly sus labios que se cerraronpara siempre, nunca, jamás.Oh, cabelleras enlutadasdonde debimos descansarnuestra frente, que en la alta noche,estaba grave de pensar.Cabelleras que se anudaron,en horas de fiebre voraz,por nuestro cuellos y nuestras manoscomo una viviente espiraly tántas veces destrenzadasante el espejo familiar,o bien revueltas en el lechode fuerte cedro conyugal.

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(12 RAFAEL MAYA

Hemos perdido muchas bocasque parecían destilarpalabras llenas de frescuracomo un hilo de agua cordial.Bocas selladas en misterio,bocas sapientes de callar,casi viriles en la curvade su expresión espiritual,y otras de labios ardorososy más. crueles para darese beso que en las arteriasinfunde su jugo letal.

y hemos perdido muchas manosque no pudieron soportar,-manos de novias imposibles-:-ni el frágil anillo nupcial.y otras manos hemos perdidoque se debieron enlazara nuestras sienes, castamente,como una guirnalda vivaz.y aquellas manos maceradasen vino y en óleo inmortal,que fueron puestas, como ofrenda,sobre la piedra del altar,y esas que en ia dulce velada,cuando el tiempo discurre en paz,siempre debieron encendernosla pantalla confidencial.y hemos perdidos nuestras vidasque no logramos orientara parte alguna, cual las prorasque av~nzanentre el temporl'll.

OBRA POETICA 63

j Oh, nuestras vidas! que pudierondar cariño y hacerse amarsi nunca hubiéramos perdido,en el sueño o en la verdad,algo muy grande y muy hermosoque no encontra!'emos jamás.

ODISEA

Cruzar azules golfos en pos de una encantadaciudad, dormir al viento de cálidos palmares,y desatar un día, sobre la mar dorada,tropel escalonado de velas triangulares.

Cantar, bajo las viñas, la juventud sagrada,ebrios del rojo mosto que nutrió los lagares,y, la sandalia rota, dejar la nave armadapor el humo lejano de los fieles hogares.

Tener un huerto ameno y un caracol sonoroen cuyo fondo el eco de las aguas retoza,y apacentar los años entre colmenas de oro.

En tanto que en la clara ciudad que al sol fulgurafuertes mancebos uncen a la triunfal carrozalos áticos corceles que hienden la llanura.

RAFAEL MATA

CUANDO LLEGUEN LOS BARBARaS

Cuando lleguen los bárbarosa las puertas de orode tu ciudad, alzandocon irritada manolas estridentes picas,déjalos. que penetreny huellen con el cascode sus corceles ágilesel pórtico sagrado en donde erigensu firme lanza las esbeltas diosas.

Vienen de la llanurasin agua, del enjutobrocal en donde nuncase mece la palmera,y, vestidos de pieles,avanzan en dispersotropel corno una tribude bestias azotadas.Vieron de lejos las azules torresy su galope fatigó el desierto.

Déjalos que penetrenen las plazas, que rompanlos inmortales zócalosde las estatuas mudas,y vuelquen el santuarioque alumbra el arca santa,

OBRA POETICA 65

y el ánfora en que hiervela sangre de los mártires.Que violen el sarcófago de piedraen donde está el guerrero con sus armas.

Sacarás en teoríanúbil a las doncellasp~,ra que ornen con rosassus melenas hirsutas,y mullirás la sendapor donde pasen ebrios,con el laurel insigney el amoroso mirto.y todos en el hueco de su cascollegarán a beber en tu cisterna.

y tú mismo, trocadoserás un siervo inútilsin amo ni sandalia.y guiarás el manubriode la piedra domésticaque, otro tiempo, molíalos trigos, siempre libres,de tu feliz comarca.Cuando lleguen los bárbaros déjalos que penetrenbajo el sagrado pórtico de la ciudad de oro.

VIDA NUEVA

Solos bajo la noche, de ébano y de diamante,y al amor de la antigua lámpara vacilanteque, a través de las blondas de su pantalla rosa,

66 RAPAEL MAYA

cierne sobre tu rostro su claridad dudosa,contamos lentamente las horas fugitivasque se arrastran a modo de doncellas cautivas.Nuestro cuarto es sencillo. Cortinajes. muralesen cuyos pliegues corren antiguas pastorales.Espejos que te han visto soltar la cabellerafragante como rama de almendro en primavera.Trípodes que sostienen, entre libros amados,el escorzo de algunos mármoles cincelados,y al fondo, entre sus claras cortinas, la ventanadonde prende su diáfana viñeta la mañana.Solos, bajo la noche. Se encienden las farolasen el gran laberinto de las calles ya solas.Viene un cantar errante y al perderlo el oídonos quedamos soñando con el eco perdido.

Mas tú rompes. el grave si~encio: ¿Dí, no es.estanoche como el preludio lánguido de una fiesta?¿No ves cómo se filtra, por la puerta cerrada,el fulgor de las lámparas de la alcoba dorada?¿No sientes el perfume sutil de los encajesque obreras invisibles hilvanan en los trajesde la orgía? ¿No miras anhe~ando las bocaspor la espuma fragante de las ánforas locas?-Verdad, acaba el año, se anuncia un nuevo día.Pasa sobre la tierra un soplo de alegría;sobre la vieja tierra que amaron los pastoresantiguos, y que siempre se corona de flores.y tú tiendes las manos hacia la aurora nuevaque todo 10 bendice y todo lo renueva,y ya sientes caer, puro, sobre tu frenteel rocío de aquella alborada inocente,mientras que yo, dob'ando piadoso la rodilla,

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le pido a la mañana, en mi oración sencilla,sangre, sangre más: á.vida para tus labios rojos,gracia para tus brazos, fuego para tus ojos,y una dulce abundancia de licor siempre buenoque mantenga colmadas las copas de tu seno.

Solos, bajo la noehe. Nos espera la mesacolmada. Hay una loca falena que está presaen el círculo de oro de la pantalla. Mira:es flexible y sonora lo mismo que una lira.De un jarrón antiguo, que decoran volutascaprichosas, desborda un gran ramo de frutas.Grandes y sonrosadas, llevan en la cortezala dulzura ya mórbida de la carne que empiezaa declinar. Evoean los tintes singularesde un otoño enterrado bajo pompas solares.Así, frente a la clásica primicia de la tierra,veremos renovarse nuestra pasión que encierrala vida de esos gérmenes activos sepultadosentre el dolor fecundo de los campos labrados.

j Oh, sí, la vida empieza! Ciñámonos de rosas;vivamos entre el cándido milagro de las cosasen una epifanía de dichas primordiales.Seamos cual las tiernas criaturas vegetalesque sólo satisfacen su florecer eterno:j salud, flor del verano, racimo del invierno!La vida empieza y ábrese el porvenir nubladocual se abre una sonrisa en un rostro enlutado.La vida empieza y como las aves en la múda,igual que nuestro cuerpo, nuestra alma se desnudade la vieja epidermis de pasados dolores,y canta con el júbilo de un niño entre las flores.

elTú me verás ser dócil, tú me verás ser bueno.De paso hacia la muerte yo me encontré tu senocomo en una gran urbe algún jardín silentea donde penetramos porque se oye una fuente.

La vida ...Mas contémpla ya la ciudad de fiesta.

Se agita y rumorea como una gran floresta.Reinas de media noche, las torres centenariasse ciñen su guirnalda de rojas luminarias.Fuegos maravillosos, en el aire sonoro,abren sus abanicos de esmeralda y de oro,y es el ambiente, móvil entre la claridad,como un agua fantástica que copia una ciudad.Bebamos por la noche que suelta de sus manosfebriles, una fuga de espíritus paganos.Bebamos por la noche, que Conpalabras locas,urge los corazones, precipita las bocas.Bebamos por la noche que nos anuncia el díacomo un dolor muy grande prepara una alegría.

y alzamos las colmadas copas, y en ese instante-casi exhausta la antigua lámpara vacilante-sentimos una hora caer a nuestra espaldacomo una sola rosa que cae de una guirnalda.

y ante la luz que todo 10 exalta y lo renuevase anuncia a nuestros ojos, por fin, la vida nueva.

OBRA POm'ICA '.

DESDE OTRO ORIENTE

Noche clara y fragante, ca!!lUtnoche lejanade mi niñez. " La estrella ronda por la colina,el séquito, pesado de yelmos, se avecinay en tanto los camellos presienten la mañana.

Oro, cofres, esclavos. Pasa la caravana.Llevadme con vosotros, oh Magos, al divinoinfante sobre cuya desnudez el pollinosopla el vaho caliente de su piedad humana.

j Oh, Rey viejo, oh, Rey mozo, oh, Rey negro!(parado

frente al portal dejadme un camello, de hastiadomirar bajo la lumbre que en el cenit destella.

Yo montaré desnudo sobre su giba hirsuta,y desandando el tedio de vuestra larga ruta,vendré desde otro oriente con una nueva estrella.

VERA

Una dulce tierra lleva tu nombre.

Coro antiguo.

En playa extranjerano te hallé, mi Vera,ni al amparo de pórtico extraño,sino entre mi genteque labra, paciente,la tierra que ofrece su espiga en el año.

10

Triste y errabundohe corrido el mundo.Yo conozco la sed del desierto,y por la llanuratrotó mi locurapidiendo horizontes al ámbito abierto.

GoI:DOSnumerososcrucé y orgullosospabellones de puertos realessaludaba al paso,yen un largo ocasoconté las cien torres de cien catedrales.

Vi países ricosde aves y abanicos,y de exóticas hembras esclavas.Y compré un tesorode dátiles de oro,y dormí al arrullo de las costas bravas.

El campo latinobrindóme su pinoque refleja el espejo palustre.El clásico aradoy el mármol volcadoal pie de las ruinas del zócalo ilustre.

-Rapsodia del ciego-yo fuí nauta griego.Coronaba de rosas la prora

OBRA POIITICA 71

y el mástil erguíaentre la alegríade los marineros bañados de aurora.

Mis ojos han vistola tierra de Cristo.Un vergel con sus anchos nopales,la virgen morenaque el cántaro llena,y el niño que agita los ramos pascuales.

Mi viaje fue largo,lo ves. Sinembargote he buscado en mi propio natío:florido el lenguaje,sereno el paisaj e,fecunda la vega, laborioso el río.

Vendrás a mi casaque es limpia, aunque escasa.Allí crecen la hierba y las floresen torno a las losas,y malvas ociosastrepan a las vigas de los corredores.

Mis fieles labriegoste dirán los ruegoscon que imploran la lluvia de octubrey el viento de enero,cuando el duraznerocon su flor de nieve rosada se cubre.

72 RAFAJ:L MAYA

y ya cuando llegala tórrida siegacantarás las liturgias prediales:la floral canasta,y el buey, que en el astalleva una guirnalda de ramas cereales.

Delantal, tijeraal cinto: la éra.j A podar el exceso de hoja!Y, la noche entrada,la dulce veladaal temblor que riega la pantalla roja.

Ya sobre tu senoyo seré tan buenocomo el trigo que nace en un valle.Y, joven arbusto,un gajo robustonacerá del fértil tronco de su talle.

Haremos un murobien alto y segurosobre el patio del huésped vecino.Y así viviremos,y así moriremos,fieles al precepto del dios campesino.

En playa extranjerano te halle, mi Vera,ni al amparo de pórtico extraño,

OBRA POIITICA 73

sino entre mi genteque labra, paciente,la tierra que ofrece su espiga en el afio.

OJOS LEJANOS

Ojos lejanos que en mi afán espero,ojos que un soplo de tristeza empaña,sois a mi como el último lucerosobre el tranquilo azul de una montaña.

No me mirasteis y en silencio os quiero:dulce desdén que a la ilusión no daña.He aprendido a vivir por lo que muero,como a esperar por lo que más me engaña.

iHora confidencial de mi tristeza!Ya, bajo el beso de la helada tardeel monte de oro a encanecer empieza.

Y os llamo a la distancia, ojos de llanto,pues cerca de ella me sentí cobardepara deciros que os amaba tánto.

LA MUERTE DE ADONISParáfrasis del griego.

Ha muerto el bello Adonisdicen los Eros. De su muslo,blancofluye un cárdeno arroyo que humedecela tierra maternal. Ha muerto Adonis.

450-4

74

Yace a la sombra de la azul montañacon los rubios cabellos coronadosde hiedra. Y Cipris llora deso:aday besa el labio mustio del mancebo.Los perros familiares han aulladoen torno del cadáver y las NinfasOreadas desataron sus ligerastúnicas. Afrodita vaga errante,desnudo el pie de la sandalia brevey el cabello empapado de roCÍo.Llama al esposo juveni:. En tantocorre la sangre del herido muslo,empapa el vientre enjuto y coloreade púrpura caliente los costados.Ha muerto el bello Adonis,dicen los Eros. Y Afrodita clama:bésame con el beso de tus labios

;,tibios aún, no sigas tras la huella"del Rey medroso, de Akeron nocturno.Trénza a mi cuello tus floridos brazos,álza el pecho febril, bésame Adonis.Pero él se dobla, cual se dobla un tallo,sobre el erguido seno de la diosa.y ella clama: j Perséfona inhumana!recibe al caro esposo que desciendehacia tu reino. Acógelo piadosa.j Cuán imprudente fue! No manejabael arco¡ pues sus brazos carecíande la fuerza adquirida en el estadio,y era débil y fino como un junco.y así se fue a la selva, una mañana,a perseguir a las bestias carniceras.Múlle su oscuro lecho

OBItA P01r)'ICA 7lJ

con esas vestiduras que tendíamospara dormir en la sagrada noche.Colócalo entre flores y circunda.su frente juvenil de una guirnaldasilvestre. Todo ha muerto, todo ha muertocon él. Cúbre sus miembros extenuadosde bálsamos suaves y perfumacon néctar su revuelta cabellera.Ha muerto el bello Adonis,dicen los Eros. Y uno pisotealas flechas, otro el arco, y ése rompeel carcaj emplumado. Este le quitalas sandalias, veloces en la ronda,y en ánforas de oro trae el aguapara lavar la herida. Y todos quierenreanimar con el aire de sus alasel rostro del sereno adolescente.iCálla, por fin, oh dulce Citerea!Perséfona no entrega al que en sus brazoscayó. La madre subterránea esquivasu duro oído ante el dolor terreno.Arrója presto la nupcial coronay ház que Himeneo, el de floridos ramos,en el umbral de la mortuoria estanciala luz extinga de su clara antorcha.

JARDIN ANTIGUO

La luna roja de otoño tras los árboles asomay todo el parque perfuma como si fuera una alcoba

nupcial. Por las avenidas despiertan las hojas secas

RAFAEL MAYA

con el rumor de los trajes que fueron a antiguas(fiestas,

I

Y sobre el mármol, roído como una noble medalla,no tiende sus curvas ágiles la arquitectura del

(agua.

Fenecen albas estatuas en los rincones discretosdonde sofoca la hierba el a~ma de antiguos besos,

y ya la luz de la tarde baja por la escalinatacomo una convaleciente que abandonara su

(estancia.

Marchito jardín que mulles con el oro vesperallos sillares, ya musgosos, del escaño familiar,

escaño en que sonreían melancólicas mujereshaciendo girar el huso en medio de los lebreles.

Parque donde, libertada del jardinero, la hiedrava borrando en cada zócalo el oro de una leyenda,

yen el que viejos cipreses erigen su asta de hierrocomo guardianes del santo sarcófago del Silencio.

Quiero abrir la pétrea cárcel de tus fuentes(agotadas

-fuentes nacidas al pie de las colinas lejanas-

y perderme en el arbóreo laberinto de tus sendasante el crepúsculo tibio que anub~an las hojas

(secas.

Quiero llorar a la sombra de tus estatuas vencidas,dignas del clásico olvido bajo una selva de encinas,

y descifrar el misterio del ave anti["ua que velainmóvil sobre el acanto de tus columnas de piedra.

I

j Jardín que entre pompas muertas el viejo otoño(sepulta!

La luna ya me revela tu vasta forma nocturna,

como los nobles dibujos de un tapiz de vieja tram:adetrás del cual parpadea la lumbre de una pant:;:tlla.

y todo, bajo el encanto de la farola celeste,se mueve de extraña vida, sobre ese fondo de

('miUerte,

y en medio del comentario que forman las hojas(secas

reviven pasos inciertos, pasos de antiguas parejas

que vuelven al parque, claro como si fuese una(alcoba,

cuando la luna de otoño tras los árboles asoma.

EL ESCLAVO

Quiero, esclavo, que tornes a tu patria leja'11-8..Há veinte años que sacas agua del pozo. Quieroque vuelvas a la viña inculta de tu aleroy el puño muestres libre para tu madre anciana.

78 ftAFAlIL MAYA

Cálza la planta y véte. Sonríe la mañanacomo aquélla en que un carro te trajo prisionero.Eres joven y hermoso. Tóma el mismo senderocon la flor del estigma, con la frente ya cana.

Pero, esclavo, memóra que a la fúnebre arenano fuiste. Que la flauta que tu labio tañíaen la paz de mi huerto contagióme su pena.Y"i"t';

Piénsa en mí, pues mi mano desfallece cobarde,cuando tornen los bueyes a tu limpia alquería,con los humos lejanos que desata la tarde.

LA ESCONDIDA SENDA

Hemos vivido algunos días de paz dichosabañados de silencio, de: brisa rumorosa

y de sol. Breves días, al parecer lejanos,en que fuimos más hombres y fuimos más

(cristianos.

El pueblo está al amparo de una suave colina.Ella le presta luz, como una vecina

bondadosa, la joven pordiosera sin fuego.Los campos sombreados tienen continuo riego

pues el agua, siguiendo las acequias, desatapor todas partes sus collares de plata.

El cielo ee tana.zul como los ojos mansosde las doncellas, y hace suavísimos remansos

OBRA POlllTICA 79

de claridad encima del pequeño poblado.Todo respira paz, y todo está sembrado

de especies olorosas, de árboles amigos,entre elo:ro volátil que difunden los trigos.

Nuestra ventana daba al valle. La mañanaentraba, mal ceñida la túnica aldeana,

llevando en el regazo las flores que cogieraa la orilla del río o sobre la pradera.

Al abrir la ventana salía el campanarioa nuestro encuentro. Oh viejo amigo solitario,

tu voz hacía que granara más aprisala espiga destinada a morir en la misa.

Alegrando las casas hay antiguos balconesque entrelaza la hierba en ligeros festones,

en tanto que la fuente, erguida sobre un ricozócalos de rosales, entreabre su abanico.

Las mujeres son altas. En sus formas divinashay esplendor de fuertes Minervas campesinas.

Caminan por la sierra, bajan a los casales,abrumados los hombros de tributos florales,

y, con el rojo cántaro bajo la palma seca,parecen las hermanas bíblicas de Rebeca.

'80

He allí la dulce tiena para vivir. Yo quieroalzar allí un umbral, dormir entre el ligero

temblor de los olivos. Tener una ventanapor donde mire siempre la faena lejana

de la hoz y el arado. Llevar a mi .albedrío,desde su fresco origen, la corriente de un río

y hacer un puente para que pase la corrientecomo una clara idea por una bella frente.

Quuiero purificarme de la ciudad oscuraen ese saludable piélago de verdura,

y en silencio y en paz ocultar mi destino,como bajo la hierba se oscurece un camino.

EL MUNDO EN FLOR

Claras mañanas de abril, cuando el mundo estaba(en flor.

Mañanas que amaba tánto en el viejo caserónde la provincia. Mañanas de campanas y de sol,y de rosales alegres entrando por el balcón.La abuela nos recibía en el amplio corredorcon su delantal de lino y su cofia de crespón.Caía en hilos delgados el agua del surtidor.Claras mañanas de abril, cuando el mundo estaba

(en flor.

Bendecid el día nuevo, y bendecid al Señor.y nosotros, de rodillas, repetíamos la oración.Era domingo. La iglesia llamaba con dulcer voz.Desnudos los recios brazos, el imberbe labradorsobre el tronco de una encina apoyaba el azadón.La misa de oro reía entre el húmedo veniory volaban las palomas sobre el vetusto frontón.Bendecid al día nuevo y bendecid al Señor.

Claros cristales antiguos del pequeño comedor.Loza blanca. Grato aroma de la rubia colación.Agua que en hondas tinajas de barro se refrescó.Frutas maduras que muestran su jugoso corazón.Algazara. Dan las tazas su aromático vaporcomo el vaho de la tierra que el arado removió.Escenas de cacería en cuadros ya sin color.Claros cristales alegres del pequeño comedor.

Ropa nueva que ha salido del fondo del viejo(arcón

libertando de sus pliegues el alma del alcanfor.Viene la novia. En el cinto trae una rústica hoz.Sus senos rosados punzan el transparente linónbordado de ricos hilos como una ribera en flor.La sanguínea pubertad le está quebrando la vozy su talle es más flexible que el arco de un cazador.Ropa nueva que ha salido del fondo del viejo arcón.

Evangelio de los campos, claro y geórgico sermónde la colina que tiene la cara llena de sol.Arbol que das a los hombres tu magnánimo perdónsonriendo buenamente como un viejo confesor.Altos lirios de la fuente que la tierra engalanó

82 RAFAJIlL MAYA

de un ropaje más precioso que el manto de(Salomón.

Gruta de hierbas calladas para amparar el amorEvangelio de los campos, claro y geórgico sermón.

y luégo la tarde lenta que se pone en oraciónmás allá de las ciudades, entre un dorado temblor.La tierra que muere como una mujer que encendiómuchas vidas en el fuego de su robusta pasión.Van las nubes por lo alto, sin figura ni color,en dispersos torbellinos, como un pueblo en

(evasión.Una torre ya ha encendido su diminuto farol.y luégo la tarde lenta que se pone en oración.

Alcoba de ricos paños que la anciana sahumócon litúrgicos inciensos y yerbas de buen olor.Alto lecho decorado como un altar. Invasióndel sueño de manto espeso y de sandalia veloz.Lucha del ángel guerrero ·en torno del almohadóncuando aparece en las sombras, desnuda como

(una flor,la mujer hermosa y mala de la primer tentación.Alcoba de rcios paños que la anciana sahumó.

Claras mañanas de abril, cuando el mundo estaba(en flor.

Mañanas que amaba tánto en el viejo caserónde la provincia. Mañanas de campanas y de sol,y de rosales alegres entrando por el balcón.

OBRA POETICA 83'

La abuela nos recibía en el amplio corredorcon su delantal de lino y su cofia de crespón.Caía en hilos delgados el agua del surtidor.Claras mañanas de abril, cuando el mundo estaba

(en flor.

SALMO

He abierto la ventanay he aspirado el aroma de las rosasque lleva entre su seno la mañana.

Palomas jubilosasparan el vuelo entre la flor tempranade los almendros de olorosa nueve.

y la luz matutinatiembla a manera de una gasa. levesobre la frente azul de la colina.

Es la mañana del amor. Es estala hora virginal que se ataviacon su traje de fiesta.

j Alegría! j Alegría!Sáca al balcón los líricog, pendonesy festona, la vía,que ya llega, cercad~de un grupo fraternal d~ cora~oJl1es,Jesús :restreitooo.

84 RAFAEL MAYA

Celébra el regocij ode esta Pascua Florida.Que suene la zampoña del cortijo,suene el bronce sonorode la ermita gloriosaque hace llover sobre la grama de oro.

Sacúde tu 00nciencia dolorosacual sacude, en el umbral abierto,una vieja cortina polvorosa.

y tiénde una miradade candor hacia el mundo,húmeda, azul, que no pregunte nada.

La gracia bautismal ha descendidoa las oscuras fuentes de la tierra.Llégate con tu cántaro florido,como en los viejos éxodos prediales,y bébe el agua límpida que encierrala salud de los sacros manantiales.

¡Alegría! ¡Alegría!Celaje, nimbo, aureola.En las manos de Dios entreabre el díacon el húmedo albor de una corola.

Rosas tempranas, rosasen la tierra, en el cielo, en su mirada;en la frente serena de las diosas,y en la testa enyugadade las geórgicas bestias perezosas.

OBRA POETICA

Alba lejana, angélica,vestida con la túnica. de linode las niñas a:deanas.Alba que hilas tu copo cristalinoen el campo, j fragante de manzanas!

j Alegría! j Alegría!Todo vuelve a nacer con la imprevistafrescura original del primer día.

Todo está en flor, con gracia de alborada,como en la dulce tierra que perfuma.la Leyenda Dorada.

Asómate, alma míaa este risueño despertar del mundo,y aunque la fuerza del dolor te abrumacláma con tu ánimo: j Alegría!

U N 1 e A

¿ Dónde hallarte, seráfica criatura,visión de una celeste madrugada,novia gentil cuya sandalia aladase posa apenas en la tierra oscura?

Há mucho que persigo tu hermosuraporque tú eres la fuerte, la inviolada,no la frágil mujer aprisionadaen forma terrenal de arcilla impura.

85

A veces te columbro en el lejanoamanecer. A veces en mi frentesiento la sombra viva de tu mano.

y respiro tus hálitos floralesen el dolor que anima eternamentela gloria de los libros inmortales.

ORIENTE

Oriente vagoque han mirado mis ojostánto.Umbral de oro donde cuelga el díasu claro manto,Otriente misteriosoruta de milagro,sendero ornado de hierbas húmedaspor donde baja el sol cantando.Pórtico que da paso ala estrellaque iluminó la frente de los Magos.Cornisa M:ul donde detiene el vuelela nómade cigijeiia de alabastro.j OrienteJ j Oriente!Há m~hos añosespero algo de tí.En Vawi>- he- tendido las manos,a la. ofrenda que- graNa tus hombros.De mirar a. tu reino lejan0rse cansaoon mis ajos sedientos.Tú, cerrado, glacial, sigues dandotu lu~ impasible

OBRA POJlTICA

como entrega su oro el avaroentreabriendo la estrecha ventana.Pero nunca me das lo que espero,nunca dejas que pase tus puertascon sus senos en flor, la del largovelo de desposada,la que ciñe su talle (k un castocinturón y reparte le. graciacon su gesto melódico y vario.Yo sé que ella duermeen la noche que es cofre de sándalo,con los finos tobillos sujetosa un áureo candado,y en las manos el lirio de platade las vírgenes fuertes. Mas cuándodespertará? Lo ignoro.Oriente, despiértala dandotu grito de luz en la noche,encendiendo tu rosa de fuegoen e~ cielo pálidoy abre luégo tus puertas y dejaque pase. La aguardo.Ya la tierra se mustia. Está secala corona del ágil veranoy el invierno ha prendido en la brumasu faro.Ya mi voz desfallece y decaencansados mis brazos,mis brazos que alzaron el dón de la vidacomo el tronco viril alza un ramo.¡Oriente! ¡Oriente!La aguardo.

87

A UNA COPA ANTIGUA

Copa que hoy eres de mi casa adorllQ:.aún renuevas las viejas pastoralesen el friso que ciñe tu contorno.

Salvada de los éxodos predialesquizá te hallara labrador sencilloremoviendo sus prósperos cereales~

Tú supiste del leve caramilloque gorjea feliz por el oterodonde crecen la malva y el tomillo,

o mojaste los labios del honcierÜ'cuando, con los cabellos enflorados,bajaba hasta el cercano abrevadero.

Talvez, bajo los pórticos sagradosde la ciudad de mármol en qUé"imperaAfrodita, la de ojos entornados,

matrona de opulenta cabellerase detuvo a comprarte y escondidate llev6, en el cojín de su litera,

a su mansión en donde fue esculpidala fiesta de Sileno, sobre el muroque soporta una parra florecida.

Volviste tú con el arado oscurocuando el ambiente campesino aromael fuerte olor del herbazal maduro;

cuando Il"egresa la au.gural palomay con la yunta de mugir sonoroVenus propicia tras el m.onte asoma.

y entre prendas del rústico tesoro,viste vaciar .en cántaros añejos

. la sang.re joven del racimo de oro,

mientras daba la hoguera sus reflejosy en medio de la sombra se expandíael alma loca de los vinos viej os.

Hoy llegas hasta mí, copa vacíaque dormiste en el surco en que se arrancala mies anual, hasta el dichoso día

en que no lejos de su casa -blancaen medio de los verdes olivares--te halló un pastor, como a la diosa manca.

Yo te canto en mi flauta los cantaresantiguos y la sacra cantilenaque escucharon los golfos seculares,

golfos de luz en donde aún resuenael grito de los dioses cuya fugadejó rastro inmortal sobre la arena.

Copa, tu genio oculto me subyuga,y, esclavo de tu edad, a su carroza.con áureo leño mi cerviz enyuga.

90 RAFAEL MAYA

Un alegre vigor nutre y remozami juventud ante tu vista, y sientoque aún el coro inspirador retoza

en torno de mis sienes, como un vientoque, trayendo mil gérmenes ignotos,llegara a fecundar mi pensamiento.

Vástago de los tiempos más remotosyo te sabré guardar, copa exhumada,como he guardado los altares rotos

en donde fueras ya sacrificadapor el Hombre divino que traía,sobre la mansa frente coronada,toda la luz con que se anuncia el día.

LOS DESTERRADOS

¿ Por cuál sendero de milagro,por cuál vereda de ilusióncaminábamos, en la tarde,hacia el mar cuyo gran t~mblorya presentíamos bajo el cielodonde una constelaciónponía ante nuestros ojosdispersos signos de fulgor?

Dejábamos la tierra ingrataen una vasta emigración,buscando, en el límite vago,la maravillosa visión

OBRA POJfi1CA

del agua, de la patria marinaque nos llamaba con la vozde sus lontananzas desnudasy su profundo corazón.

Dejábamos la tierra ingrata.en su más cándida estación,cuando todo el campo se alegraen la frescura de una flor,pues nada había a nuestras almastan bello como esa extensióndistante, como ese valletriste y mudable de color.

Nuestros rostros estaban tristesy serenos, bajo un jirónde manto. Las manos temblabanansiosas hundiendo el bordón.Nuestras sandalias polvorosascaminaban con lento vigor,y a cada paso el horizontenos espaciaba su ilusión.

Ya sentíamos el alientode la marina. Un gran temblorllenaba la cúpula de orode la tarde. Con lento són,anunciando las velas redondasde algún esquife pescador,nos llegaba por el ambienteel sonido de un caracol.

Dejábamos la tierra ingratalabrada con sangre y dolor,

91

9'2 :R.AFA'ÉL MAYA

la oscura cálonia nativa,los pocos trigos en sazón,para lanzarnos, con un gritola victoriosa rebelión,hacia el mar que lleva coronasen su frente de gladiador.

Marchábamos en grupos lentos,y de repente aparecióla móvil llanura dorada,la patria que nadie midió.y una nube de seno hinchadose alzó llenando la regióncerúlea, como una velapronta a una gran expedición.

iY nos fuímos a la conquista!La tarde reinaba en redorcomo un sereno pensamientodifundido por la extensión.Dejábamos la tierra ingrataen su más cándida estación,e íbamos casi desnudosy por el camino del sol.

FATUMA la orilla del mar, sentado a solas,sumido en interior recogimiento,traj'¿ a mi oído el apagado vientoecos de moribundas barcarolas.

08ftA POllTleA

Las estrellas abrían sus eorola&en el profundo azul del firmamento.Calló el mar, y en mi propio pensamientose despertaron las dormidas olas.

j y fue la tempestad! Túrbido oleajefue sacando a la playa los despojosde tánta nave que encalló en el viaje.

Vi un cielo funeral, un agua inerte,y una sirena de tranquilos ojosen la negra escollera de la muerte.

A LA MAÑANA

Gracias te doy por estapaz que ha venido a mi existencia, luégode que salí de la nocturna fiestadonde quedé, por tu venganza, ciego.

Gracias por la tranquilavisión que has dado a mi conciencia en calma,por la niñez que asoma a mi pupilay el alto gozo que me exalta el alma.

Gracias por la lig€rapiedad con que me mueve entre las cosas,cual se mueve una mano de hilanderaen medio de las hebras luminosas.

Gracias por el serenovalle de luz en que mi amor se pierde,como la hoja párvula del henoen la clara extensión de un campo ve.rde.

RAlI'AIlL MAYA

iOh angustia! que a mi pechoviniste en días de cruel trabajo,mientras la sombra en torno de mi lecho

iba enredando su pesado andrajo.

Descendía una horacomo la gota de agua a la cisterna,y abrasaba mi frente pecadoraun rojo lampo de la fiebre interna.

La lámpara, que en tornodifundía su tenue escalofrío,era la fauce cárdena de un hornonutrido con sarmientos en estío.

y la mirada familiar y atenta,bajo la luz de trémulos sonrojos,pesaba como nube de tormentasobre el cansancio de mis pobres ojos.

Prisión amuralladafuiste ioh noche! Al dejarte yo queríaver la luna otoñal, grande y dorada,sentir de nuevo la amplitud del día.

Hoy, a\ salir al mundo,después del doloroso cautiverio,vivo con un ensueño más profundoy un sentido más grave del misterio.

Presiento relacionesocultas; oigo músicas no oídas,

O~:aA PO¡;;r:rCA

y recibo secretas comunionesde otra tierra, otro cielo y otras vidas.

Mi corazón alojatodo el contento del vivir humano,tal como lleva la pequeña hoja,en su verde color, todo el verano.

iOh amor! tu mano puratambién ilamó tras la pasión funesta,y está abierta a la luz mi vida oscuracomo una alcoba azul para una fiesta.

Nada, nada ambicionosino este dón benéfico, alcanzadoa cambio de la gloria, que perdono,y de mi propio nombre, que he olvidado.

Seráfica mañana,vaso de gracia en que la luz se encierra,recíbe mi oración que es hoy hermanadel júbilo infinito de la tierra.

CANTO A LA BELLEZA

Mi canto, diosa de los ojos bellosque adoraron los hijos del sonoro'piélago, te consagro. Yo, como elloste dí también, en canastilIl'j- d~ oro,la ofrenda juvenil de mis cabellos.

y desde entonces, ni la playa aj~~ •.ni el mar que oÍFece sGledalil.y &l:v·~di?';

95

96 RAFAEL MAYA

ni el escollo en que canta la sirena,romper me hicieron la gentil cadena 'que circunda tu carmen florecido.

Y, como el mirto que p~antó, pequeño,junto a tu altar la mano labradora,yo quiero envejecer, Numen risueño,renovando a tus pies, con diario empeño,las fragantes guirnaldas de la aurora.

Hijo de los ilustres olivaresque sombrean tu monte, yo, el postreroseré, Diosa, que diga los cantaresantiguos que en los golfos secularesentonaba el errante marinero.

Tiempo feliz aquel en que veníatropa ingenua de rítmicos pastorescon su ofrenda ritual, mientras el díaera como una fiesta de alegríasobre la tierra en eclosión de flores.

Cuando alegres flautistas de caderamóvil, trenzadas de jacinto oscuro,desatando la túnica ligeracopiaban en la rústica praderala danza que estudiaron ante el muro.

Cuando el fuerte gañán tras el aradovenía, y a la bestia pensativasacrificaba sobre el verde pradodonde esa reja había ya sembradola vid sagrada y la morena Qliva~

OBRA POB'I'ICA

Cuando traían a tu altar su ofrendade oro los tostados mercaderes,venidos de un oriente de leyendacon el sol que broncea, entre la tienda,el rostro de sus lánguidas mujeres.

Hoy, fuerte Diosa del fecundo seno,se olvidaron tus himnos perfumados,y el hondo azul de tu mirar serenoresignada apacientas sobre el henoque arraiga entre tus mármoles volcados.

Tallando mal la hereditaria caña,en su hondo valle ni el pastor salvajete canta con la voz de su montaña,pues ya con torpe música acompañacantos hechos en bárbaro lenguaje.

y en pos de otra beldad, turba mezquinaarma de nuevo las galeras viejasy huye hacia el mar, dejando la colinaque fue grata al laurel de hoja divinay al armonioso afán de las abejas.

Por eso yo me acerco, ilustre Diva,a renovar tus ritos ancestrales.Víva por siglos tu belleza, vívatu eterna juventud, libre y altiva,en medio de los dioses inmorta1es.

GRATIAE PLENA

Baña fresco rubor tu adolescentefaz, que recatas porque nadie vea,

f50-5

97

RAFAEL MAYA

mas puedes ir aún hasta la fuentecon las esbeltas hijas de Judea.

Alternan en tu afán la vid nacientey el claro Templo en que la ofrenda humea,y vives de tu gracia, humildemente,en la honda paz de tu florida aldea.

Tejes el blanco lino de rodillasmientras retoca el sol, con ágil beso,el moreno carmín de tus mejillas.

y donde posas las cansadas p'antas,para aliviarle de tu doble pesotienden a ti todas las cosas sanüts.

LAS ISLAS BIENAVENTURADAS

Me habéis quitado mis compañerosde juego, los espíritus bienaventurados.En memoria suya deposito esta coronay esta maldición.

Nietzsche.

Espíritus lejanos, almas selectas, frentescavadas por un triste pensar y más hermosasaún, bajo las rubias crenchas adolescentes.

¿ En dónde estáis, en qué regiones armoniosas,después de haber vestido la tierra declinanteen una primavera de juventud y rosas?

Ol!l1t.A POJrrIOA 99

Vivisteis solo un día, bajo el alba triunfante,y como tras la siega, en el campo sonoro,quedó de vuestro paso solo un rumor fragante.

En las islas dichosas alzáis vuestro corotrenzando, sobre el pálido azul del océano,la celeste victoria de las palmas de oro.

Yo os saludo, ioh espíritus! soy vuestro antiguo(hermano

sujeto a ribera terrestre y recluído'en la visión estrecha del horizonte humano.

Vosotros ya rompisteis la zona del olvido,como la luz se arranca de la noche cautivay como vuela el sueño del párpado dormido.

Yo os saludo, ioh hermanos! saludo la luz vivaque os ciñe, el viento libre que agita vuestro

(manto,los prados que os ornaron la frente pensativa.

Y, sin embargo, os fuisteis muy pronto, cuando(el canto¡

brotaba acorde en nuestras bocas, y era bueno'que colmásemos juntos la cisterna del llanto.

ICuando en dulces parejas, por el campo sereno,bien pudimos, al borde de las fuentes natales,alternar nuestras voces en el diálogo ameno.

y en la música aérea de las danzas rivales,ante el dios coronado de jacinto y de hiedra,celebrar el misterio de las mieees anuales.

100 RAFAEL MAYA

o bajar, cuando el día en el ámbito cierra,a la fuente que aún copia los antiguos amoresentre el húmedo liquen que festona la piedra.

Bien pudimos, el mástil coronado de flores,haber ido a la tierra luminosa en la liray en la frente serena de los viejos cantores.

'Pero os fuisteis, j oh espíritus! Con magnánima iraos 'saludo, ya libres en las Islas remotasdonde el mar, desnudando vuestras plantas,

(suspira.I

y digo: j áspera tierra de las entrañas rotas!tú me has quitado mis compañeros de juego,los partícipes leves de mis horas remotas.

Quiero dejarte, víctima de los dioses del fuego,'sangrando en tus crepúsculos como en un

(sacrificio"vendada por tus noches como la faz de un ciego,

para partir -ya el alma en este viaje inicio--bajo el húmedo influjo de los astros lejanos,a las islas beatíficas que baña un mar propicioy donde están las almas puras de mis hermanos.

OBRA POETICA

A LOS POETAS PRIMITIVOS

Vivisteis bajo el cielo de la infanciay fue vuestra visión, en la distancia,un cielo que era un poco de fragancia.

Os dio la tierra su rumor divinoy en las tardes, a orillas del camino,saludasteis al astro vespertino.

Para vosotros la mañana purase desnudó sobre la tierra oscuraen el fresco rubor de su hermosura.

El mundo era una dulce maravilla,y vosotros doblabais la rodillaen medio de esa pastoral sencilla.

Ya, dejando la paz de los plantíos,llorabais amorosos desvaríosen la agreste ribera de los rlos,

o bien, bajo los fértiles parrales,cantabais en las arpas ancestralesla vida de los dioses inmortales.

La mano de la fresca primaveraos trenzaba la suelta ca~lleracon los juncos en flor deja ribera.

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y en el alba del cielo adolescentebajó la inspiración, calladamente,como un halo de oro a vuestra frente.

y dejabais el manto desteñidoen las ramas de un árbol florecidopara entrar a un país desconocido,

mientras los niños, en festivo coro,os ofrecían el laurel sonoroentre el rumor de las cigarras de oro.

Por vosotros fue dulce la faenarural y al punto, de simientes llena,sobre los surcos se dobló la avena.

y al partir hacia el sol de otras regionesdejabais en los viejos corazonescon el dón de la paz nuevas canciones.

Vuestra gracia asistió, bajo la bellanoche que de astros pálidos destella,al hondo nacimiento de una estrella.

Y, al bautizar la geometría divina,le disteis un lucero a la colinay otro lucero a la extensión marina.

y en la comba de piedra y de diamiantedescifrásteis la cábala distanteque guarda el sino del mortal errante.

A vosotros, en golfos seculares,llegaban melancólicos cantaresque atraían las velas triangulares;

OBRA P01iTICA

pero lumbres amigas en el cielomostraron siempre a vuestro raudo anhelola curva playa del nativo suelo.

y al dejar, coronado de gaviotas,hendido el mástil y las jarcias rotas,el barco que surcara aguas remotas,

os redbieron, bajo verdes ramas,las dO:I1cellas,flexibles comO'llamas,"lanzando entre la flor de las. retamas.

y labrasteis la tierra primitivaceñida en vuestros cantos de una vivaguirnalda, como una ánfora votiva.

y entre el sesgo dorado de las hocesescuchó vuestro oído las velocespalabras del mensaje de los dioses.

y contasteis a niños y pastoresel asalto de olímpicos amoresen el guerrero tálamo de flores.

y fue vuestra visión sencilla y vastacomo el espacio en donde el mar engastala luz mudable de su perla casta.

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DIANA VICTRIX

Ni las altas doncellas que Sandro, con ligerasandalia y áureos velos, pintó bajo el ramajedenso de flores, gozan tu pura primaverani disfrutan el cielo de tu natal paisaje.

El sol dora tus sienes como un oro salvaje,arde en tus ojos toda la luz de la prad€ra,y hay un perfume exótico que nos re<:uerda un

(viajelejano, si desatas la fuerte cabellera.

Eres alta y flexible. Con el arco podríascruzar la selva al trote largo de tus lebreles.En tu seno divides las noches y los días.

como la tierra. Y nunca de tu vientre infecundodarás, ni aún a la som.bra de tus árboles fieles,nueva carne de angustia y de dolor al mundo.

EL DI A

Ya viene el día.No desesperes en la noche,no desesperes en la sombraque forja su anillo de bronceen torno de tu espíritu.No desesperes en el hondovacío del silencio.No desesperes en la nochepues ya,como la voz tranquila de una virgen

OBRA POETICA 105

que recoge rocío en las praderas matinales,escuchas un grito que anuncia:j El día!

No desesperes en la noche,en el horror milenariode la noche, desnuda de sus estrellas,ciega de todos sus resplandores,cubierta de ceniza,como la viuda de los cantos penitenciales.No desesperes en la nochepues ya,como la voz de un niñoque corta las rosas tempranas,escuchas un grito que anuncia:j El día!

No desesperes en la nocheen la noche sin alas,con los pies trabados de hierro.En la noche que miraa través de los múltiples ojos de su máscara.En la noche que clavalas rojas agujasde sus pesadillas en tu frente de niño.No desesperes en la nochepues ya,como la voz de un arpasostenida por brazos angélicos,escuchas un grito que anuncia:j El día!

106 RAFAEL MAYA

A LAS ESTRELLAS

¿ Qué pueden nuestras viejas negacionescontra vosotras?¿ Qué puede un pensamiento fugitivo,engendrado en la tierra,contra la eterna claridad que os baña,contra el silencio puroen que irradian perpetuas vuestras luces?Sois el ritmo sereno,la música acordada,sobre el trastorno terrenal y sobrela loca confusión de nuestras almas.Por eso yo os saludodesde la tierra, estrellas:ipalabras luminosas!iideas inmortales!

VOLVER A VERTE

Volver a verte no era sóloun ligero y constante empeño,sino anudar, dentro del alma,un hilo roto del ensueño.

Volver a verte era un oscuropresentimiento que teníade hallarte ajena y sin embargoseguir creyendo que eras mía.

Volver a verte era el milagrode una dulce convalecenciacuando todo, al alma desnuda,vuelve más bello de la ausencia.

OBRA POmTICA

Volver a verte, tras la nocheimpenetrable del abismo,era hallar en tus unaima.gen vieja de mí mismo.

y encontrar, en el hondo pasado,días más beBos y mejores,como esa carta en cuyos plieguesse conservan algunas flores.

Volver a verte eram~trarmela pena que está congelada,como bruma de tarde hermosa,en el azul de tu mirada.

Y, ya lo ves, del largo viajeregreso más puro y más fuerte,porque dormí toda una nocheen las rodillas de la muerte.

Porque yo mira.ba en tus ojosun cielo de cosas pasadas,como en el agua de lasgrrrtasse ven ciudades encantadas.

Y porque ví tu clara imagen,entre un nimbo de luz serena,como jamás, a ojos mortales,se .apareció visión terrena.

Vol~ a verte era un oscuropresentimiento que teníade hallarte ajena, y sin embargoseguir creyendo que eras mía.

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108 RAFAEL MAYA

REALIDAD

Dormía. Era mi sueñoagua tranquila y pura de cisterna.Encima de mi frente eran las nubescomo islotes quiméricos pobladosde mujeres desnudas cuya carnese doraba de sol en el espacio.La rútila mañana discurría,y cada hora era un anillo de oroajustado a la frente de la tierra.Altas hierbas calladascrecían en torno de mi sien salvajeanimando mi sueño con la vidaprofunda de las formas vegetales.De este modo dormíacomo un dios juv,enil que ebrio se tiendeen la sagrada libertad del campo.

y de repente desperté. La piedradio en mi flanco, lanzada oscuramentepor un hondero bárbaro. Mis ojosvieron entonces la feliz comarcatrocada en fuerte desnudez de piedra.Anda, me dijo el bárbaro. Y entoncescomencé a lacerar en los guijarrosmi planta y a trepar agudas rocasy a hundir mis manos en la tierra estéril.Ya cuento muchos siglosde andar así, desde que aquel ho:nderome despertó, baj o la azul mañana,de mi sueño geórgÍCo,

'-':tiRA POETIGA 109l

de mi dulce abandono entre las flores.iOh nubes de mi sueño!iAltas hierbas calladas!

MARTA Y MARIA

Aquí -dijo el apóstolcon súbita ansiedad- aquí borbotael agua que buscábamos en vanoentre el brocal de la cisterna rota.

y hundiendo el cuenco de la tosca manobebió el oscuro pescador que un díadejó sus redes en la playa amena,por seguir a un profeta que teníarubia como los trigos la melena.

-¿No bebes Tú, Señor? Es agua puranacida en este valle; la guareceuna higuera de próspera verdura;la hierba en torno de la fuente crecede modo que está fresca a todas horas.Inclínate, Señor.

Mas El responde:-Cálzate nuevamente la sandaliay míra aquella aldea que se escondeen medio de los árboles; es fuerzaque antes de recogerse las palomasen la azotea familiar, lleguemosal claro patio de las rubias pomasy los viñedos en sazón. Maríame aguarda allí, junto al umbral barrido,ansiosa de la rauda alei'oría

no RAFAEL MAYA

que fluye de mis labios, y su hermanaprepara ya las ánforas de arcillapara el festín ...

La corta caravanareanudó por el tórrido senderosu plática sencilla.Después volvió al azul abrevaderoun camello de belfo aridecido;fue doblando la trémula rodillay allí donde el Señor puso la planta,cual si fuera la sombra de un oasis,tendió la bestia su febril garganta.

Era el mes de Nizán. Bajo la puratransparencia del cieloondeaba la indómita verdurade los campos fecundos. A lo lejosdecaía la suave arquitecturade los azules montes de Judea.Bañada de silencio y de frescuray al amparo feliz de sus nopales,como en medio de un cuento, está la aldea.

Cércan ~a bullidores manantialesy espaciando sus giros armoniosos,desde el húmedo ambiente de las lomas,sobre 10's altos cedros aromososacuden a posarse las palomas.

y hé aquí que entró una esclavapor el sonoro patio en que' se abl'Íadebajo de una viña la cisterna.-Es El, es El! -gritó!

OBRA POBTICA 111

Ya descendíael Buen Pastor que apacentó sus ojosen los collados de verdura eterna.Las. dos hermanas acudieron. Prestollegó Jesús y ante el portal, fragantede ramos florecidos,paró sus pies de huésped, mal ceñidosen la dura sandiJia trashumante.y entablaron la plática serena:

-Señor, -dijo María,en tanto que el Apóstol compañerocontemplaba el afán de una colmenadebajo del alero--Señor, a tu presenciami sér se pacifica, como un vallebajo la tarde; tu mirada mansasólo me dice que contemple y cálle.Mi espíritu descansa,como un párvulo enfermo, en tus rodillas.Voy en medio de todas tus paráboolascomo van las sencillaszagalas por un campo,en coro alegre, a recoger gavillas.Un ansia de caprichos soberanosacongoja mi espíritu; yo quieroque todo vaya en flor hasta tus manos,y nó, trocado en fruto, hacia el granero.y mi mente se asombraante la higuera que negarte pudola vil cosecha, pero no su sombra.

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Señor: en el banquetefamiliar que se ofrece al peregrino,en tanto que otros con el vino saciansu sed, yo la he saciado con las claraspalabras que tú dices sobre el vino.Soy el amor más alto,soy el amor que calla.Pasa una nube, en sus caprichos, bella,y hay una estrella, aunque distante, fija.La nube es más hermosa, y sin embargoyo me quedo mirando hacia la estreUa!No te busco, Señor, ni c.uando calmasla tempestad, ni cuando te aproximasen la fresca victoria de las palmas;ni cuando multiplicaslos panes a las gentes, ° las redessacas del fondo avaro de las aguaspesadamente ricas.Mas te adoro, Señor, en el instanteen que vuelves los ojos doloridosal valle azul, al caserío distante,o a los cerros undívagos cerñidospor un cerco de pámpanos. Te adorocuando se anublan tus pupilas hondasen la visión de los remotos días:el patio del taller, las claras frondasdel pozo familiar donde solíasencontrar a las vírgenes morenasde Nazaret; la viña de tu huerto,las márgenes amenas

del lago pr,odigioso y el pausadoarribar de las barcas silenciosasbajo un cielo infantil, corno manchadocon la primera sangre de las rosas.

y calló la mujer, pues una lentacigüeña declinaba hacia el poniente.y entonces fue cuando la hermana, atentaal traj ín de la casa, sobrevinoinesperada, y se quejó al maestro:

-Señor, no tengo esclavosque traigan del henar los recentales;compramos un camelloal pastor de los agrios a~enalesde Idumea; murió junto a la higuera,removiendo los odres que guardabanel hidromiel; mujer malagoreranos maldijo las casias que enredabansu tallo dócil en las amplias losasdel portalón; yo corto el cinamomo,y yo podo las viñas cuando apuntala sazón otoñal; colecto el nardoque no envidia al de Persia sus aromas,y en la azotea, cuando el sol despunta,mi mano tiende el grano a las palomas.Pero míra, Señor, que ya la anciananodriza no resisteel diario afán y, con sus negras tocas,sólo piensa en su patr,ia -una lejanaisla de gente laboriosa y triste-y el zagal que llenaba los graneroshuyó dejando al pie de la cabañasu corta flauta de silvestre caña,

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114 RAFAEL )lAYA

melodiosa en la paz de los oteros.Míra, Señor, que aún tienes en la frenteel polvo del camino; que aún hay lodoen tus pies que se mueven tardamente;y tu boca, entreabiertapor la sed, está enjutacomo ,el odre que rompe el legionariopidiéndole agua a la palmera muerta.Perdóname, Señor, porque mi vidaes de constante afán, y así te adoro;y te veo en la aguja estremecidaque pasa audaz por el telar sonoro;y te veo en mis dedosque hacen girar la rueca melodiosa;y en todo cuanto hagose mueve tu presencia silenciosa.Pero dile a mi hermana que trabaje;a tu planta sentadase embelesa escuchando tus parábolasy fuera de escucharte no hace nada.

y el sacro huésped respondió: -De ciertoque nada tu alma sin afán comparte;todo bien que tú busques es incierto,y ésta supo elegir la mejor parte.

Pasaban por la veradel camino las tardas caravanashacia Jerusalén, con la postreraluz que hurtaban las cúspides lejanas.De los suaves collados,en polvoso tropel, a los redilesvolvían mansamente los ganados.Nostálgicas tonadas pastoriles

OBRA POIrI'IOA

atristaban el valle. Una gran calmasofoca el germinar de los trigales.Allá, sobre el poniente, hay una palmaque decora los últimos umbralesde la noche. El silencio se confundecon el rumor de todo en esta hora;mas la mirada del Señor difundeuna benigna luz consoladora.

-Voy a morir- le diee--Ya la gruta cavada entre la hiedrame aguarda en la ciudad de cuyos murosno quedará ni piedra sobre piedra.Tú, Marta diligente,·véte y compra el ungüentoy la sábana blancaque ha de enjugar las llagas del tormento;resinas olorosas,zumos de nardo y casia, y los orobiasque saturen las selvas más añosas.

Y tú, mi absorta amiga,-la que tuve a mis pies de compañera-recóge la postrerapalabra que yo diga.

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