1950 Magda Portal y El PAP

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    Quines traicionaron al pueblo?Magda PortalEmpresa Editora Salas e Hijos, Lima, 1950.

    Explicacin preliminar

    Colectivo El Ojo IzquierdoMagda Portal (1903-1989), notable poeta y ensayista, as como granorganizadora poltica y conferencista, fue una de las principales dirigentes delAPRA como movimiento continental, antes de la fundacin del Partido ApristaPeruano. Fue a su vez fundadora del PAP en 1930 e integrante de su primerConsejo Ejecutivo Nacional, elegido en el I Congreso de 1931. Estuvo en laprimera lnea del aprismo en los aos ms duros y sacrificados y sufriseveramente las consecuencias de su esforzada militancia poltica. Fue la

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    primera y ms importante mujer aprista, pero sobre todo, fue la granprecursora del feminismo militante, defendiendo los derechos de la mujer enun medio sumamente hostil a la discusin de este tema.

    Cuando el PAP recuper la legalidad bajo la denominacin Partido delPueblo en 1945, Magda Portal mantuvo un lugar importante en la jerarqua

    partidaria, pero expres repetidas veces su descontento con la poltica oficialdel partido. Postulaba que el aprismo retorne al antiimperialismo agresivoanterior a 1931 y se opuso a las alianzas que dieron nacimiento al FrenteDemocrtico Nacional en 1945. Finalmente dej el PAP al concluir el IICongreso el 3 de junio de 1948.

    Tras el fracaso de la revolucin aprista del 3 de octubre de 1948 y desatarseuna represin generalizada, Magda Portal estuvo entre los dirigentes quefueron detenidos y puestos frente a un Tribunal de Guerra como

    organizadores de los hechos de insurgencia que incluyeron el levantamientode la base naval del Callao. En esta difcil situacin, estando ajena a dichossucesos e incluso fuera del PAP cuando ocurri la insurreccin, Magda Portaldecidi dejar sentada pblicamente su discrepancia con la poltica del partido,considerando adems que se haban cometido graves errores polticos que alfinal hicieron inevitable el fracaso del alzamiento del 3 de octubre de 1948.

    El alegato le permiti obtener su libertad y su publicacin como folleto bajo elttulo de Quines traicionan el pueblo? fue calificada por los dirigentes del

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    aprismo, entonces bajo la ms dura persecucin de toda su historia, como unacto de traicin. Los periodistas ulicos de la dictadura de Odra usaron dichofolleto para atacar al aprismo. Lo mismo hicieron desde sus respectivasposiciones los comunistas. Magda Portal mantuvo con altiva dignidad supunto de vista. De all en adelante se mantuvo distante del aprismo y serelacion con crculos poticos y diversos frentes sociales defendiendo los

    derechos de la mujer.El folleto de Magda Portal Quines traicionan el pueblo?, que ponemos adisposicin de los lectores de CON EL OJO IZQUIERDO MIRANDO AINDOAMRICA, a pesar del paso del tiempo, sigue siendo un documentopoltico inteligente, interesante y elocuente. Expone el proceso vivido por elaprismo entre 1945 y 1948 desde un ngulo muy distinto al acostumbrado.Por supuesto, la palabra final queda en manos de los lectores.

    Quines traicionaron al pueblo?

    Magda Portal

    A los apristas de todo el Per:

    I

    En previsin de errneas interpretaciones, reafirmando la actitud asumida por m anteel Tribunal de Guerra que acaba de juzgar el fracasado movimiento revolucionario del3 de Octubre de 1948, quiero hacer esta declaracin para dejar a salvo mi indeclinablefe y mi sincera conviccin en el triunfo de los ideales democrticos y de redencinsocial del pueblo peruano.

    He dicho en mi alegato ante el Tribunal del Potao que al momento del pronunciamientorevolucionario del 3 de Octubre, yo me hallaba distanciada del Partido del Pueblo valedecir, de sus altos dirigentes por serias discrepancias ideolgicas, las mismas queprecis en forma sinttica, manifestando que a mi regreso del exilio el ao de 1945 despus de casi siete aos de forzada ausencia encontr ya formado el Partido delPueblo y que ste no era lo que el viejo y revolucionario Partido Aprista Peruano.

    En efecto, la nueva fisonoma del flamante Partido del Pueblo difera en mucho de ladoctrina que inspir al Partido Aprista y cuyos fundamentos descansan en la accinantiimperialista, en la reivindicacin de los derechos del pueblo, en la realizacin deuna nueva democracia con libertad y con justicia social.

    El Partido del Pueblo para conquistar su legalidad y formar alianza con otrasagrupaciones de derecha y de centro fuertes por su categora econmica, mas no porsu volumen partidario debi camuflarse, disfrazndose de "partido de orden",mesurado, morigerado, incapaz de lesionar en sus viejos y abusivos privilegios a laoligarqua feudal del Per con la que en 1945 se dio la mano.

    Desgraciadamente el mendaz disfraz vino a convertirse en traje normal y obligatoriopara los dirigentes apristas, y a los brazos tendidos en seal de perdn y olvido demayo de 1945 de los que la reaccin se burl olmpicamente sucedi la nueva

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    cuanto capciosa frase que vena a sustituir postulados de reivindicacin campesina yobrera inalienables: "no venimos a quitarle riquezas al que la tiene, sino a crearriqueza para el que no la tiene..." (Cmo?) Quedaba as a salvo el gran latifundio,extorsionador de la economa nacional, la extensa e intil tierra sin trabajar, negada ala produccin, en poder del gamonalismo; quedaba la riqueza mal habida en manos desus detentadores, en perjuicio de la Nacin y del pueblo. Quedaba la negra, dolorosa

    miseria del indio1

    Para cohonestar tan singular teora se invent la doctrina del Espacio-Tiempo-Histrico, en cuyas abstractas profundidades se perda la masa respetuosa, sin llegar adescifrar sus enigmas. El relativismo de la concepcin espacial justificaba,explicndolo, el estado de atraso, abandono, ignorancia y explotacin del puebloperuano.

    El aprismo de nuevo cuo lleg en su afn dialctico de negaciones negar endialctica no es decir que no! (Engels) a negar la existencia del imperialismocapitalista base de la doctrina aprista llamndolo "complejo de inferioridadindoamericano", como si el gesto de buena voluntad de un solo hombre, deseoso decrear un clima de amistad entre los altos dirigentes del Continente Americano en este

    caso el Presidente Roosevelt y su doctrina de la Buena Vecindad pudiera detener laevolucin de un proceso econmico universalmente reconocido como la etapa msavanzada del sistema capitalista. (En Indoamrica, la primera etapa y la mspeligrosa). Y esto no lo ignoraban los "lderes" del Partido del Pueblo. Pero se tratabade limar toda arista que pudiera lastimar la reciente amistad de los "lderes" conprominentes hombres del Per y del extranjero.

    .

    Cansados de los afanes de una prolongada clandestinidad en la cual debieronmantener la "lnea combativa" para alentar a las masas, los jefes apristas en el otoode su vigor poltico aspiraban disfrutar de una cmoda cuanto burguesa situacinpersonal; para eso se vistieron con la piel del cordero, cuya naturaleza terminaron porasimilar.

    El Partido del Pueblo, negando la doctrina que le diera vida interpretacin econmicade la historia indoamericana y peruana, teora y tctica para la solucin de losproblemas poltico-sociales del Continente Indoamericano no vena, pues, a cumplirsu destino histrico como liquidador de una etapa superada ya en otros pueblos deAmrica, la etapa semifeudal de tan acusados perfiles que todava engrilleta elprogreso social y econmico del Per. El Partido del Pueblo, en su nueva expresin,vena a sumarse a la profusa y amorfa lista de "partidos electoreros" con algunosmarbetes efectistas la larga historia de sus persecuciones y sus mrtires, y susslogans admonitivos pero no traa una palabra o modalidad nuevas que demostraransu origen revolucionario y su permanente adhesin a los postulados que inspiraron lafundacin del Partido Aprista Peruano.

    No puedo olvidar de citar aqu un folleto de propaganda oficial del Partido del Pueblo "40 preguntas y 40 respuestas" en el cual en forma ambigua se trata de demostrarcomo bueno todo aquello que repudi el Partido Aprista, justamente por encontrarloatentatorio de los derechos de las grandes mayoras nacionales.

    Hay una serie de hechos en el transcurso de los tres aos de legalidad del Partido del

    1 La Junta Militar de Gobierno, ha dictado el Decreto Ley No. 11061 (11 de julio 1949), que afrontavalientemente la solucin del problema agrario, restituyendo al Estado las tierras sin trabajar para que stelas ceda a los campesinos que las necesitan y que las harn producir.

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    Pueblo que sealan cmo la teora y la tctica fueron consecuentes al desfigurar ladoctrina del Frente nico de Trabajadores Manuales e Intelectuales, pues no slo setendi las manos a los antiguos e irreductibles adversarios de ayer que nada hicieronpara merecerlo sino que se silenci cuanto de inmoral, antipatritico y lesivo delpatrimonio nacional hubo en los regmenes anteriores y que fueron objeto deimplacable ataque por los "lderes" durante toda la clandestinidad.

    La poltica de concordia nacional, propugnada por el Partido del Pueblo, con notoriosacrificio de sus principios y bajo el festivo slogan de El 95 sin balas fue elcomienzo de la serie de transacciones, claudicaciones y por ltimo, traiciones a ladoctrina y a la esperanza del pueblo, que deberan ser en el espacio de tres aos comoel plano inclinado por el cual se precipit el Partido al abismo.

    Los "lderes" del Partido del Pueblo no fueron leales ni con la masa aprista ni con susnuevos aliados. A la masa la engaaron aprovechndola en su fe y en su volumen confines exclusivamente electorales y de respaldo de su poltica. A los aliados de centro yde derecha creyeron engaarlos tambin usndolos para el fortalecimiento de susposiciones en los altos puestos gubernamentales, desde los cuales era posible elcontrol del Poder; intencin que les result fallida, porque la vieja oligarqua peruana

    sabe muchsimo ms que los seores apristas en cuestiones de poltica criolla y de estemodo antes de un ao el civilismo haba descubierto la infantil maniobra de los "geniospolticos del Partido del Pueblo" y como consecuencia, planteado al pas uno de susms serios problemas polticos: la huelga parlamentaria.

    II

    Pero detengmonos brevemente en los tiempos iniciales en que el Partido del Pueblo sus dirigentes alardeaba de su gran triunfo democrtico al restablecer las libertadespblicas en el pas; triunfo que de otro lado no les corresponda, sino en la medida enque les favorecieron las circunstancias por la feliz coincidencia de haber terminado laGuerra Mundial con el triunfo de las Naciones Democrticas. El mundo entero viva en

    una especie de euforia democrtica, en especial los pases que en una u otra formahaban participado en el triunfo contra el totalitarismo. Al acercarse la fecha delproceso electoral en el Per, era absurdo suponer que la dictadura de Prado noofreciera al pas las garantas necesarias para que ste pudiese desarrollarsenormalmente.

    El pueblo del Per, seguro de que una larga historia de sacrificios y de martirios,patrimonio de miles de hombres y de mujeres humildes, no poda ser negociado por unplato de lentejas, acudi en masa a las filas del nuevo Partido, porque era el nico enel cual poda confiar para que realizase las viejas y siempre postergadas aspiracionesde este desengaado pueblo peruano. Adems, se afirm en todos los tonos que elPartido del Pueblo era el Partido Aprista Peruano y que slo la necesidad le haba hechocambiar de nombre, pero que vena a resultar as como "el nombre y el apellido de una

    misma persona"

    Sin embargo, ni la clula parlamentaria aprista con su mayora prepotente, ni lasJuntas Municipales Transitorias con personal en su mayora apristas o simpatizantes,ni los prohombres del Partido colocados en altos puestos gubernamentales Prefecturas, Subprefecturas, Gobernaciones, Universidades, etc., etc. ni el AltoComando Aprista con su indiscutible influencia en el Gobierno por lo menos en losprimeros tiempos hicieron nada que valiera la pena ser mencionado como autnticaconquista social.

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    Ningn problema bsico fue afrontado con valor. Siendo el Partido del Pueblo el mayorelector y por ende, partido de Gobierno, debi ser el poderoso respaldo del rgimenque se inici con tan promisores auspicios, y el que le marcara rumbos polticos; perotodo lo contrario, actu siempre mediatizado, incoloro, demostrando cuando noineptitud, complejo de inferioridad y falta de fuerza poltica, tal si hubiera sido un

    partido minoritario.S se pronunciaron vibrantes discursos, llenos de vacua demagogia, que todo lo queconsiguieron fue disgustar a los condescendientes seores de la derecha, a los quefuera del Congreso, se trataba de apaciguar con melosas y obsecuentes actitudes.

    Las pocas leyes de procedencia aprista que llegaron a dictarse son tan intrascendentesque no vale la pena referirse a ellas. Slo he de citar la desdichada Ley de Imprenta,instrumento absurdo, ineficaz e inoperante y que por llamarse tal, tuvo la virtud deconcitarle al Partido reputacin de fascista, no slo en el Per sino en el Continente.

    Todo haca pensar que el Partido del Pueblo guardaba su oportunidad para actuar...Desgraciadamente, sta no lleg nunca.

    III

    La llamada "alta poltica" del famoso Bur Poltico del Partido, se manifest en toda suineficacia al ser lanzado el Partido a la oposicin, con la huelga de los parlamentarios"independientes".

    De una en una el Partido haba sido arrojado de sus posiciones Gabinete Ministerial.Prefecturas y Subprefecturas, altos puestos pblicos como reaccin del Presidente yaen franca alianza con los enemigos del Partido del Pueblo y a raz del sonado crimenGraa, del cual se haca culpable al Comando de Defensa aprista.

    Los altos dirigentes apristas usaron entonces la llamada "poltica de doble faz", que hasido uno de los ms funestos errores de que puede sentirse culpable el Alto ComandoAprista.

    Consista esta genial invencin del Bur Poltico en tener siempre en accin dostcticas opuestas entre s; si fallaba una, se recurra a la otra De un lado, lapropaganda oral y escrita de los "lderes" era de franco ataque a los huelguistas y alGobierno discursos incendiarios, artculos subversivos, frases agitadoras, comoaquella de "a la boliviana" y "los chicharrones gigantes" creando en el ambientepopular, en las bases mismas del Partido, el sentimiento de protesta contra los que asburlaban al pueblo que los haba elegido. Del otro lado, los personeros del AltoComando movan todos los resortes para arribar a un acuerdo amistoso con loshuelguistas, y hacan largas y humillantes antesalas en los despachos o domicilios

    privados de los parlamentarios en receso, cediendo y prometiendo cuanto ellos exiganliquidacin de las Juntas Transitorias, destitucin de funcionarios pblicos, presidenciay control de las dos Cmaras, etc., etc. sin lograr satisfacerlos jams, pues laintencin de los huelguistas no era volver ellos al Congreso, sino expulsar del Congresoa los apristas, intencin que no vieron nunca los seores delegados del Alto Comando!

    De estas idas y venidas, prolongadas a travs de ms de un ao de bochornosasnegociaciones, no saba poco ni mucho la masa aprista, a la que se segua alimentandocon frases efectistas; y los Secretarios Nacionales que captbamos el peligro

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    deducindolo de los prolongados concilibulos del Alto Comando, cuando intentbamosaveriguarlo y saber a qu atenernos, recibamos la airada respuesta de que "quienessupieron llevar al Partido al triunfo de 1945 (!) sabran sacarlo ahora con xito delatolladero en que estaba metido". No lo sacaron, sin embargo.

    El "tino y la sagacidad" de los miembros del Alto Comando o Bur Poltico del Partido,

    fueron impotentes ante la terca actitud de los huelguistas que ya haban descubiertolos puntos flacos del "poderoso partido". De nada valieron las amenazas ni laspromesas. La reaccin conoca que al gran volumen de afiliados no corresponda unaautntica y frrea organizacin interna. Y ste era uno de los puntos flacos del Partido,quiz el ms serio de todos. No haba organizacin, pese a las estruendosas asambleasverticales. No haba efectivo control de masas, en sus bases, en sus sindicatos, en susagrupaciones gremiales.

    Cmo, si el Partido del Pueblo posea el 80% del electorado trabajadores de todaslas industrias, manuales e intelectuales, clase media y obreros y adems, el vastosector no elector de hombres y de mujeres que formaban sus apretadas filas no pudooponerle a la huelga parlamentaria un paro general de 48 horas?

    Cuando se insinu est medida salvadora demostrativa de la fuerza aprista seargument en medias palabras que los sindicatos estaban influenciados por loscomunistas y no responderan. Pero esto no era exacto. La verdad es que el Partido enlos primeros tiempos de coqueteos con la reaccin y hasta en los ltimos frenrepetidas veces las huelgas ms justas de diversos sindicatos, a exigencias delGobierno y de las empresas capitalistas, y las organizaciones obreras no estaban sinduda dispuestas a ser utilizadas con fines exclusivamente polticos, cuando se vio quefracasaba todo intento de conciliacin con los huelguistas parlamentarios. La claseobrera desconfiaba. Sobre todo, no haba autoridad sobre ella.

    De ah que a la desembozada campaa de desprestigio de la extrema derecha contra elPartido y sus lderes, stos no pudieron oponerle otra cosa que unos gaseosos

    editoriales de "La Tribuna" con citas de todos los artculos de la Constitucin que habaque respetar por quin? y una que otra manifestacin de masas, en las que unpueblo dolorido por todos los ataques e intuyendo la traicin, procuraba llevar en altola bandera de su fe sin otra arma que sus manos inermes.

    "No pasarn" era el grito enfervorizado, y pasaron. "Corrern ros de sangre antes deque vuelva a entronizarse otra dictadura", no corrieron y Bustamante se hizo dictador."Pasarn sobre nuestros cadveres antes de que el Partido vuelva a la ilegalidady elPartido fue de nuevo lanzado a la ilegalidad sobre los cadveres, no de los "lderes",sino de un puado de humildes hijos del pueblo.

    "De los errores que tengamos ahora slo daremos cuenta al pueblo y a la juventud, acuyo fallo nos sometemos". Esto se deca en soberbio ademn, cuando los

    "descontentos" exigamos cambio de tctica; sin embargo, todava ahora se persiste endefender el error y a los directos responsables de la cada del Partido.

    Frases como stas vinieron a constituir los puntales del edificio del Partido. Sobre ellasse construy la infalibilidad de los "lderes", su maquiavelismo poltico, su tacto ysagacidad excepcionales.

    La soberbia y la prepotencia desdichadamente alentadas por el coro de incondicionales,cre la atmsfera de suficiencia y de seguridad en que navegaba el Alto Comando que

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    no admita ni crticas ni consejos y no fue capaz de avizorar los sntomas de tempestadque se avecinaban.

    IV

    Esta necia y temeraria actitud, rubricada por la frvola conducta personal de los

    "lderes", prevaleci aun cuando ya el Partido soportaba los ms duros ataques de lareaccin que hacan bambolear su equilibrio. Y continu con ms fuerza cuando serealiz el II Congreso del Partido, de 27 de mayo a 3 de junio de 1948.

    El mar de fondo del Partido del Pueblo herva de inquietud ante los repetidos fracasosde la poltica seguida por el Alto Comando. No slo fueron incapaces de aprovechar losmomentos propicios para obtener conquistas sociales inaplazables, no slo no supieronapuntalar con hierro los muros del Partido, para hacerlo invulnerable a los ataques,sino que no supieron ni advertir ni prever la catstrofe final. La prensa enemiga delPartido proclamaba a todo grito la necesidad de liquidar a los apristas, y los altosdirigentes no realizaron un solo acto para impedirlo.

    Con pasos acelerados hacia atrs, el Partido haba desandado todo el camino que lo

    separaba de los primeros meses de 1945. Slo faltaba que fuera declarado ilegal. Yesto lo pedan todos los das, con variados argumentos, los enemigos del Partidodentro del propio Gobierno.

    El malestar interno, hizo crisis con la actitud de crtica asumida por los parlamentarioscusqueos y enseguida con la renuncia del Secretario del Interior. Fue la campaa dealerta que despert a los confiados dirigentes del Partido del Pueblo. Al fin accedieron ala realizacin del postergadsimo II Congreso Nacional del Partido, que deba estudiarsobre el tapete las fallas que haban llevado al Partido al estado de peligrosoresquebrajamiento en que se hallaba.

    Pero una vez ms fueron ms fuertes que la dolorosa realidad, la soberbia y la

    prepotencia de los "lderes" del Partido del Pueblo. El II Congreso no revis la errneapoltica del Alto Comando, ni rectific los equivocados rumbos del Partido, ni siquieraintent la solucin de la honda y ya irremediable crisis interna.

    Se limit a ratificar, a reelegir y a aplaudir en ampulosos y kilomtricos discursos, asus insustituibles mentores y conductores. Su mayor xito fue el acuerdo de construirun gran cenotafio para los mrtires varones del Partido!...

    Los cientos de delegados venidos de todos los rincones de la Repblica, escucharonindividualmente las "razones" de los "lderes" y recibieron las consiguientes consignas:no se poda demostrar debilidad ante el enemigo, ni resquebrajamientos internos, nidiscusiones que pudieran sealar discrepancias, ni crticas de ninguna ndole. El Partidose hallaba en su poca ms difcil, atacado por sus cuatro costados. Haba que

    reapuntalar su unidad. Si se rectificaba la poltica o se separaba de sus cargos deconfianza a los miembros del Alto Comando o Bur Poltico, la reaccin advertirasntomas de descomposicin interna y aumentara sus ataques. Haba que ratificar sindiscutir y pasar como sobre ascuas aquellos aspectos de mayor dificultad. No! Losdelegados de provincias no queran que el Gran Partido afrontara un peligro ms! Y poreso se silenciaron todas las crticas que venan en las carteras de los delegados, y losequivocados y funestos rumbos de la poltica seguida por los lderes fueron ratificados!

    El II Congreso deba, asimismo, como una de sus funciones soberanas, dictar el

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    Estatuto del Partido y su correspondiente Ideario, ratificando o rectificando elaprobado en el I Congreso Nacional del Partido, realizado en 1931 para los cualesexista abundante material y toda una historia de accin poltica. A ltima horasupimos de la existencia de un Estatuto e Ideario confeccionados exprofeso para poderinscribir al Partido del Pueblo en los registros del Jurado Nacional de Elecciones.

    Por la destruccin de estos dos instrumentos apcrifos sostuvimos acaloradasdiscusiones en el seno de la Comisin de Estatutos, obteniendo la formal afirmacin deque no seran ni siquiera discutidos en sesin plenaria, pues el Ideario del Partido erael de 1930, con el que se fundara y sus Estatutos y deban contener los resultados detodas las Asambleas Verticales o funcionales realizadas, para lo cual se nombrara unanueva Comisin... que debera dar cuenta de su gestin a un prximo Congreso delPartido. Sin embargo, y usando la tctica de la doble faz que igual se pona en prctica para los enemigos que para los miembros del Partido al da siguientecirculaba profusamente impreso en mimegrafo y luego se publicaba en "La Tribuna",el texto ntegro del Ideario y del Estatuto apcrifo y en la noche, en sesin plenaria, sedaba por aprobado, sin discusin de ninguno de sus artculos.

    Sospechando la maniobra, de un lado la juventud aprista y del otro, lderes obreros y

    el Comando Femenino, haban preparado ponencias rectificatorias; pero un reglamentoad hocdel Congreso guillotinaba toda discusin y como los delegados de provinciashaban sido ya aleccionados convenientemente "el Estatuto y el Ideario actual eran lanica garanta de que el Partido no fuese lanzado a la ilegalidad" slo una que otradbil protesta, prontamente acallada, se alz en la vasta sala de la asamblea, ante elrequerimiento de que se leyesen sus ms reaccionarios artculos2

    Entre las muchas aberraciones doctrinarias del Estatuto y del Ideario, que negaban dialcticamente, ay! segn los "lderes" los principios sobre los que se fund elPartido Aprista, y que no he de puntualizar aqu porque son captulos de historia,figuraba lo que yo considero la mayor deslealtad para la mujer aprista, negndole elderecho de ser miembro del Partido "mientras no tuviera derechos polticos", y

    recortndole stos para el futuro, ya que en el Estatuto fijaban la edad de la mujerpara disfrutar el derecho de voto poltico a los 25 aos y el hombre a los 18 aos. Deeste modo el Partido del Pueblo recompensaba ms de veinte aos de leal adhesin dela mujer que no hizo diferencias de edad ni sexo para luchar por la conquista de lalibertad, de la justicia y de la democracia para todos los peruanos; que sufriprivaciones de toda ndole, prisiones y persecuciones al igual que el hombre y soportcon estoico valor, los largos aos de miseria y de abandono en que la sumi la luchaaprista.

    Esta actitud del Partido del Pueblo de sus "lderes" fue una prueba ms de que elPartido, con sus francos perfiles totalitarios infalibilidad de los "jefes", disciplinamilitar, ausencia absoluta de democracia en su organizacin interna se colocaba entrelos partidos filo-fascistas, en los cuales la mujer no tiene existencia cvica alguna.

    .

    Como un medio de acallar las murmuraciones que salan al exterior y que se referan ami actitud discrepante con los "lderes" del Partido, stos hicieron que el II Congresome eligiera eleccin de lista cerrada, confeccionada en la Jefatura, como todos loscargos para una Subsecretara General del Partido, cargo accesitario, pero que meinclua siempre entre la plana mayor de los dirigentes apristas, y por cuyo

    2 La asamblea es testigo de mi actitud de protesta asumida en aquella ocasin, al abandonar la sala en plenasesin plenaria, seguida por un grupo de mujeres que se solidarizaron valientemente conmigo.

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    nombramiento me he visto incoada en el proceso por la rebelin del 3 de Octubre. Peroes pblico y notorio que ni jur ni desempe jams dicho cargo, pues desde junio de1948 acentu mi actitud de discrepancia y mi retiro de las filas apristas, tratando de noproducir escndalo, ya que el pueblo y la juventud confiaba an en el Partido yteniendo en cuenta que una renuncia ma poda irrogarles serio dao.

    VCon la aprobacin de los graves errores de los "lderes" y del reaccionario Estatuto yno menos inocuo y sospechoso Ideario, el Partido del Pueblo reciba en el que cremossalvador II Congreso, su golpe de muerte. Por su lado, los "lderes" respiraron concierta satisfaccin, ya que no se haban planteado cuestiones trascendentales, y lainminencia de la crisis interna pareca haberse postergado.

    Pero ya no estaban tan ciegos como antes para no observar que la tempestad no habasido dominada sino en mnima parte. Las crticas internas continuaron y el mar defondo sigui hirviendo. De ah al 3 de Octubre no haba sino un paso. Y ste, lo dieronlos desesperados y los rebeldes que en un esfuerzo supremo intentaron el remediodrstico que pudo salvar al Partido de su derrota total.

    No he de enjuiciar aqu el movimiento revolucionario del 3 de Octubre, intentadocontra un rgimen que haba defraudado las esperanzas del pueblo, con su torpe ymaliciosa conducta pblica, que no haca sino continuar los viejos y culpables erroresde la casta oligrquica peruana a la que el Per le debe su estado de atraso actual;rgimen sin ambicin de realizaciones y sin visin de porvenir que pudo y debicumplir un ciclo de historial progresista. Y no enjuicio el dicho movimiento, porque apesar de haber conocido posteriormente sus detalles y tenerlos en apuntes, precisoantes verificarlos en toda su grave trascendencia. Todo ello forma parte de la Historiadel Aprismo que alguien escribir en da no lejano.

    Precisa s puntualizar lo que no es un secreto para nadie y que corri de boca en boca

    al da siguiente de la rendicin de la Escuadra, la actitud de ciega cobarda asumidapor los "jefes" apristas al abandonar a los rebeldes en plena accin y ms an, dictarmedidas de tal ndole que fueron una franca delacin para que el iniciado movimientofuera copado por la polica. A esto los llev el afn de librarse de responsabilidadesulteriores, y el miedo ante la perspectiva de tener que dar cuenta a un pueblo y a unajuventud que tal vez iban a exigirla muy estrecha.

    En momentos decisivos la accin enrgica de un solo hombre puede cambiar el rumbode la historia". No lo comprendieron as los "jefes" apristas que continuando en supeligrosa tctica de la doble faz, prefirieron destrozar el movimiento del 3 de Octubre,llegando en su insania a acusarlo como dirigido contra el propio Partido!

    Esta lpida de vergenza les cubre desde entonces y se ha hecho ms pesada al

    proclamar su pretendida inocencia ante los Tribunales que ha juzgado a un grupo deellos.

    VI

    Los resquebrajamientos internos del Partido se hicieron heridas profundas desde el 3de Octubre de 1948, y la divisin fue corolario de su liquidacin como partido legal. Elpueblo haba sido burlado, negado, abandonado, traicionado. La muerte y la prisinrubricaron la hazaa de los que se movan en la sombra, creyndose a salvo. Pero la

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    duda primero, la sospecha en seguida, y la certeza luego de que el Alto Comandohaba tenido mucho qu hacer en la derrota, y consiguientemente, en la cadacatastrfica del Partido, hicieron presa en el nimo de miles de apristas, determinandola serie de escisiones y actitudes individualistas, que son del dominio pblico y quedemuestran ms que todas las medidas policiales, la destruccin del efmero Partidodel Pueblo.

    Los fracasados "lderes" no tienen, pues, ningn derecho para autollamarse dirigentesdel pueblo, como todava lo hacen. En medio del caos, es posible discriminar cmo deun lado estn los titulados "lderes" y sus escasos incondicionales, y del otro, la masaaprista con sus destrozadas banderas.

    Desde el 3 de Octubre de 1948 el ttulo de "lder" resulta ofensivo y sospechoso.Muertos estn los viejos lemas admonitivos: "Fe, Unin, Disciplina y Accin"... "En lalucha, hermanos, en el dolor, hermanos, en la victoria...?" Frases como stas suenana burla, cuando est todava fresca la conducta de los "jefes" y sus adlteres durantela etapa de la "victoria" aprista, y en la cual se hizo saber a los cientos y miles deapristas "de la vieja guardia" hambreados con dignidad, sin empleos, peroirreductibles que ni el Partido ni las grandes dependencias estatales controladas por

    los "lderes" eran Sociedades de Beneficencia... salvo que se tratara de los amigospersonales de los dirigentes o de los "nuevos apristas".

    Como una cinta cinematogrfica el pueblo recorre ahora la breve historia del Partidodel Pueblo y ata cabos... Por eso la proclamacin de que no haba viejos ni nuevosapristas; por eso la apertura de nuevos registros para dar cabida, sin discriminaciones,a los recin llegados; por eso los privilegios y honores a los "hombres corcho" que seencumbraron con el naciente Partido del Pueblo y lo negaron y lo abandonaron en elprimer momento de su derrota.

    El llamado "Comando de Accin" sabe que trajina en ruinas, y que slo una minora, por obcecacin o por ignorancia, puede secundarlo todava en sus maniobras

    negativas, que ya cuentan vidas intilmente sacrificadas y que nada podrn hacer paradevolverle el vigor a lo que ha caducado para siempre.

    De nuevo se adopta el desacreditado expediente del martirio, la persecucin y laclandestinidad. La postura de vctimas parece ser lo que mejor sienta a los seoresapristas, tanto a los perseguidos como a los presos y deportados.

    Mientras tanto ante la cansada atencin del Per y de la Amrica, continan alzando sucoro de lamentaciones, aadiendo nombres a la lista de sus mrtires todos obreros,ningn "lder" y provocando el que se les aplique la custica frase de la madre delltimo rey moro ante los muros de la perdida Granada: "Lloras como mujer lo que nosupiste defender como hombre..."

    VII

    Por mi parte creo un deber para con el pueblo aprista y no aprista y para conmigomisma, hacer esta pblica declaracin, para que se sepa de una vez por todas por quasum la actitud que es de todos conocida ante el Tribunal del Potao; me impuls laimpostergable necesidad de declarar mi posicin frente al Partido, salvar miresponsabilidad ante el pueblo, descorrer el velo que cubra an los ojos de muchos yhacerles ver el cmulo de traiciones ejecutadas framente y sin piedad por los"lderes". Es preciso que los apristas de verdad, la juventud y las mujeres sepan mi

  • 8/6/2019 1950 Magda Portal y El PAP

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    absoluto rechazo por quienes no estuvieron jams a la altura de su misin histrica,como leales conductores de las masas peruanas y fueron incapaces de realizar laesperanza del pueblo, en los justos momentos en que pudieron hacerlo sin violenciasni derramamientos de sangre.

    A los que sentimental o fanticamente hablen de que he traicionado, debo decirles que

    los nicos traidores son aquellos que se autoerigieron "lderes del pueblo y despus dems de veinte aos de cruentos sacrificios del pueblo ms que de los "lderes"burlaron sus anhelos y se convirtieron en serviles aduladores de la oligarqua civilista,que haban combatido demaggicamente en los primeros tiempos. Traidores ellos queolvidaron el origen popular y democrtico del Aprismo y crearon una organizacin filo-fascista, con jerarquas escalonadas y "jefes" inabordables, a espaldas de lossentimientos del pueblo. Traidores y cobardes que a la hora undcima abandonaron ynegaron Judas del Pueblo! a los que brava y romnticamente intentaron ms deuna trgica aventura San Lorenzo, Huaraz, Cajamarca, Loreto, Trujillo, Huancavelica,Callao para darle el poder a su partido y cumplir con los postulados de justicia socialque se haban inscrito en sus banderas de lucha. Traidores an ahora que despus delderrumbe del partido, continan engaando al pueblo y lanzndolo a temerariasaventuras que slo redundan en perjuicio de los que las ejecutan, mas no de sus

    irresponsables dirigentes.

    Y a los que hablen de que me he vendido debo adelantarme en decirles que en ms deveinte aos de lucha sin tregua ni me enriquec como muchos, ni recib privilegios niprebendas de ninguna clase por ser aprista, menos he de recibir ahora por no serlo.

    Y a los que digan que no era el momento de enjuiciar y sealar a los culpables como lohago yo ahora, tambin debo decirles que me sentira doblemente en falta si con misilencio propiciara la continuacin del engao, el fraude y la traicin en que siguenempeados los falsos lderes del liquidado Partido del Pueblo. Yo s creo que es elmomento para que los que todava dudan, se decidan a adoptar una nueva conductaque los salve en su dignidad y en su conciencia, devolvindoles la libertad de accin,

    ya que el porvenir poltico de un pueblo no puede estar a merced de mendacestraficantes de su esperanza.

    Sigo teniendo fe en el pueblo y en la juventud, capaz de acciones generosas y limpiaspor no tener compromisos con el pasado vergonzante. Sigo creyendo que lostremendos impactos de estas pocas cruciales les dan a las masas sentido histrico yconciencia social, elementos indispensables para que, con hombres surgidos de supropia entraa, no con "jefes" superiores o providenciales, creen su fuerza y suunidad, y lleguen al fin a conquistar su futuro destino de Pueblo civilizado, con libertad,con democracia, con Justicia.

    MAGDA PORTAL

    Lima, abril de 1950