1955 Abside. El Moribundo. Digo Yo como vaca

Embed Size (px)

Citation preview

Tres C uentospor Gueer,upr Dures.

y largo bajo los hilos de agua que seguan ca-desenredaban madejas infinitq de codones en las ventanas. Y de tanto esperar me .'p.to de pronto la voz de mi' padre estall rostros que Yo no Poda ver: se quedar aqu pase lo que pase,

y

sea 1o' qu

EL MORIBANDOLEGARON una madrugada cuando todo dorma; inoI portunos como el granizo que desgarraba los geranios; con sus caras brillantes de agua. Tristes. Tal vez sollozaran. Arrastraban los pis y a duras penas, soportaban los velises de cuero, inflados como vientres de yegua. Traan, adems, hileras de cajetas enjauladas en mecates bugambilia; y junto a sus ropas humedecidas, las varas con limas que sostenan sus manos, parecironme fnebres cirios encendidos.

Eran viejos amigos de mis pad4es. Llegaban siempreas, sin previo aviso.

Mi madre

se apresuraba a instalarlos en

la mejor alcoba. Tena para ellos dulzura incomprensible y nunca supe por qu era tan grande su alegra en cuanto ellosinvadan la casa.. Pero esta vez, misteriosamente extraos, sin or las palabras de bienvenida, se encerraron presurosos en la sala con mis padres, cuando an resonaba en las ilargdes el albooto de su llegada, sin dar ninguna importancia a mis diez aos, que entusiasmados esperaban golosos siquiera una lima. Una quietud repentina se adue de la casa; slo en un momento escuch que mi madre lloraba; luego volvi el si-

sabor

enterr y nadie encontr jams' Pas en casa de Zamora me pareca una'maravilla' ningurciones inolvidables. De toclos mis recuerdos' de un el de los manjares que alll coma: huchepos que mienivado por los ngeles; tamales de ceniza camote tatemase comen, siembran el hambre; un va que ya no existe' Para volverlo mancata se.

baba' lo afeaba, igraiq"e siempre, uri hilo de 1.1 nareferont I muy ricos aunque a m nunca r-ne de oro' ;;; t" pudre aroeuba chiquihuites llenos:

que no cacon su mueca de monja decepcionada J*""ao ni soportab ms el convento- D-espus arel idibta; medo e inseguro revisaba loS ri." afot pudiera hallar algo de su emocin

64-

-65

Imezclndo co leche en un juego que n termina; al acbarse el camot se nec'esita ms pasta para darle fin a la leche i y ya cuando st se agota, hay que seguirla cebando; y as hasia la media noche. Las gorditas de cuajada, los chongos rechinantes hechos con pura gloria; luego los guayabates; loi buuelos y las torrejas. Es seguro que en el cielo los dulces son de Zamora! Ah fue donde conoc a los tres hermanos. El tonto siempre me asustaba. Lo v una vez azntarse igual que una sanguijuela, en un ataque epilptico. Ech abajo las cortinas en el aful. de detenerse y luego se qued quieto en medio del mosaico, tirado y abierto cual un gran murcilago, todo de negro. En la boca tena espuma como algodn espeso y an hoy lo veo arnque cierre los ojos. La herrnana era una monja que nirnca vi en el convento. Siempre deca que estaba por irse, pero se fue quedando. Se ocupaba de todas las cosas intiles que aprendi en el -claustro. Machacaba el piano; pintaba acuarelas inverosmiles; construa deprimentes ramos de papel crep, cajitas en repujado y unos cojines de raso azul elctrico con siluetas de terciopelo rociadas de chaquira. Los distribua por la gran sala junto a la tortuga disecada, y hasa cantaba los misterios en la Parroquia Mayor con una voz filosita de novicia desmaanada. Pero adems era desagradable y envidiosa. Tena unas posibilidades de rencor incalculables. En el tiempo que yo la conoc, llevaba seis meses de no hablar a su madre y tres _aos de no mirar al hermano, que era un sol de simpata

. Celebr *i, t.urr.rlos' soport mis capriillevarme a conocer Europa. Pero esta vez ya no era mi amigo el de siemPre. inam me vio llorando, me explic'las cosas. pena muy grande. El haba ayudado a los CrisI.'una Encontraron en su casa un arsenal completo y lo hiprisionero. Tres meses estuvo en las mazmorras de i, rrto con otros sentenciados. All les inyectaron ios de tuberculosis y l vi desangrarse a sus compauno por uno. l tena su mal en la laringe, una cosniev que lo estrangulaba. Desde antes de hur supo exista remedio. Bl microbio Io invada como a un nuevo un infierno de larvas. La frente se le fu abulinsuficiente para contener la podredumbre, y una obstinada le quemaba los ojos. Cuando huy de la crcel, deseoso de morir entre los pas quince das con los coyotes del campo, comienIos pies descalzos lleg hasta Yurcuaro. De i.r, y "o., Mxico a refugiarse en mi casa, para esperar a vino'a , la que traa consigo y que roa sus tejidos mia minuto. Bn el instante que vi a mam, Cora separando sus cuos y su ropa para etamos el contagio, me ech en bra' de mi amigo, y besndolo le d a entender que yo no senmiedo ni asco. l me rechaz conmovido y tuvo una sontriste para la exageracin de mi temura. Desde ese da acompa todas las tardes. Los mejores mdicos entraron a su pieza; fireses y mede toturas, anlisis y opiniones. No qued un poro de cuerpb que no fuera martirizado. Todo intil: su sangre jescapaba sin cesar; sus mejillas tenan el color de las

y de inqeligencia. La belleza del alma de ste, tascenda en la elegancia de su cuerpo. Hbil para los ngocios, valiente, amoroso con los suyos y enamorado de una muchacha linda que le es-

criba de muy lejos. Yo lea con l sus cartas. Siempre

66-

-47

'

camas. Slo los ojos se le volvieron espantablemente grandes, y su inteligencia agudizada saboreaba su agona desmenuzando'cada una de sus horas. La novia dej de escribirle y l jams hizo qn comentario. Yo vi cmo se iba desprendiendo de todo arraigo hu.marlo, con una ardiente serenidad que me helaba, y lleg un momento en que fue tan ajeno a este mundo, que hasta encontr necesario el silencio empecinado de su hermaua. Conversaba conmigo alegremente, hacindome creer por un momento que para l la vida era buena. Slo se vcilva duro cuando su madre sollozaba sobre su muerte inacabable. Entonces hablaba furiosamente de lstima y cobarda y convoz seca ordenaba callar a la viejecita.

a.,i:lelo que 1me haba inventado: Serla belibre.'Construy mi futuro, en vaticinios qu La felicidad no lleg nunca, pero el 'mripint con pinceladas arrebatadoras, porque l telo eficaz las eperanzas, la de realizarse en

ls

Yo nunca cre que morira. Durante todo el ao que el mismo techo fue suyg y fue mo, me.acostumbr a sus gravedades como a hechos sin peligro, y supuse que mientras su pensamiento tuviera tal fuerza, nada podra la muerte.contra 1. Pero un da, el da que siempre llega, hubo junta de mdicos por dcima vez) y uno entre todos propuso la eutanasia como algo justo y piadoso. Mi enfermo, que ya no consegua palidece'r, tuvo una sonrisa de bondad y dijo que aceptaba si el confesor poda absolverlo. El sacerdote habl de crimen y rechaz rotundo la solucin nefanda. El doctor se encogi de hombros y lo abandon a sutormento. Los das iban pasando y l se consuma; era un bosque encendido en el que se iba extinguiendo leo tras leo. Su rjtalidad doblaba su martirio. Y el esqueleto se aferraba a la vida aunque todo en l ansiaba la muerte. No pude darme cuenta cabal del drama de aquel hom-

fro llega ya a mis rodillas; pero toca mis manos: tienen algo de vida. meSu madre me rog que saliera; pero no le hice el moribundo y le escaso. Puse mi boca sobre la car del las rezando oraciones amargas que antes no supe' l

*El

iu"ao "tg""*.rr,". sus i., q,r. ]a caminaban por d "l"t': Mir me :i:-1tl asegur de siempre ntrisiecios; y cuando to uo, de consuelo, me abrahabla negao la ltima semana !u cuerp arloquecida, Pero me separ- al instante' fuerte que mi pidad, fue el horror que el hielo de- su *. p.odoo. El se dio cuenta y me explic tranquilo:

de su partida, fue para mi un dla que en dolor de superar el de mi muerte. das antes me haban reprendido severamente, y durante :uvo de mi parte. \4e vengu no visitndolo pieza para que l me semana. Canturreaba por mi 1Prt"a de por medio scuch su respiracin anhelosa peuri estertor anticipado. Durante Ia noche su fatiga por mi cuarto Y tuve la crueldad de no llamarle' fatal,llegu de la escuela al punto que el Vitico Le pusieron los- Santgs leos en

No hubo poder humano que'rne arrancara de su cara; estuve all mientras mora' Claramente me dijo m. .rp"rubu en el cielo. Mi pap me arrastr al co-

,68-

-69

rencor

rredor por,la fuerza -a,

Jl"-*.aiJ.

I

errtorces

vi

que Asuncin,..la del

;''.DtrGO ,YO COMC VACAnacido vaca estara contenta. Tendra un apacible y cuadrpeda y unos ojos soolientos el paisaje; mi estampa solemne envuelta en ja con dos manchas amarillas cabalgndome en ; mi cold recortada en tiras de papel de chirp, las mscas, que retozaran en mi lomo, como soun puesto de fruta cubierta. Junto al ro, hinchara, riones con enorrnes tragos de agua, barriendo con mis el contorno verdoso donde flota el limo. Sabra busi.me siempre tiemos retoos y triscara la hierba, prefia Ia madura caa el perfume del trbol. Porque sera , habra de buscarme el sordo bramido de los toros, y pasara aos y aos con la mirada hmeda espernpor el llano, plena mi testa de millones de sueos. Tambin habria de gustarme frotar mi piel sudorosa el aprisco aglornerado de respiraciones, mientras por .s lgrimales danzaran las hormigas acaricindome las . M-e estara horas y horas sobre el musgo terso sih r ningn ruido. A la hora del tramonto, bien echada enis cuadriles, pensara que el cielo es un enorme prado de alfalfales azules, donde el sol embiste com un semental de fuego. En la cerca de huizaches, siempre sosegada rumiando mi silencio, y cuando las gentes hablaran de tantas cosas estriles, yo les enseara mis ubres de lino como una cordillera y a los becerrillos nutridos de mi zumo. Con la mente hueca de los bueyes mansos, vivira sin culpa, alerta slo al toque de las seis campanas, que dispersan el repique de su voz sobre el sembrado. Rezagndome en el valle ira a lamer las piedras de sabor salino, las que se amon-

Ilara bajo el mrmol.'Mxco, Octubre

llsobe,brade;";.+:,.,:,'ffi su amor tardo, a sus.alarido,de

"*:TJIH:,".Tlir; a. p.rar-qu. fu muerte se_

1954.

70*

-71

1,

iir

/ i..

tona4 forinando la barda que divide el cmpo ms all de Ia vereda. En la calentura de jos -.rq"iirl*, detendra mi carne perezosa, para observar.cmo u L, fugu.tiu. t., putpit"-"t vientre de color de arsnico, ,"i;;;;";; acerinas he ius Cuando algn becerro, huyendo a" iu ,.A de h majada, cayera en el baranco por ,"grri. el espejismo de! cristal del rio, yo T"Sirl con fuerza para que tods los pastores baj_ ran corriendo hasta el soto y l. hicierur, ,r.,u tu_U, de siem_ previvas. Pero yo, siempre inmvil, con mi estampa solemne, doIo de siesta infinit, mientras

!*Dl :P LO DOCU, lPrf .N',ii

*t.;il;;;s

rumiaran

sua_

musgo milenario y mis.lquenes antiguos, para miiar de cerca lo que queda de su estirpe ron por mi sombra, mauchando el inviolado espahedor nauseabundo, y hasta los'nios llevaban el un temeroso, y la mueca de hasto gue destruy a sus an: Aun cuando pasaron de prisa se les not la congoja,

i

Septiembre de 1954.

a tiniebla y su fiebre de espanto. Si se saben en com, hacen alarde de seguridad; pero a sus bocas, colmapalabras intiles, no se las reconoce si se les sorprende f transidas de preguntas, hurgando entre las piedras, la figura quebrada de los tteres sin dueo. Vine hasta su edad, porque quiero saber la causa de

i

bre, descubrir si tengo alguna liga que coincida ellos, o tal vez perd el instante de la era precisa y llego cien soles de retraso, cuando el dinosauro y la sierpe sonde una vida que est negada a los recuerdos'

Donde nacieron los renos hay palacios de bronce; boslegendarios donde dorma el pantano, y existen selvas bles y mares de concreto. Me he venido escondiendo para que nadie me adviercon esta mi arcaica piel rocosa, inmune al cataclismo ,rque destruy otros mundos, y con mi bestial catadra de li:txea apocalpticr. Arrastrando mis pezuas deformadas co-

mo las encinas carcomidas de diluvios, avalazo espectahte;1r)

-73

xt!eikE-*:

-...-

) escogl

la

no se deriumbe ni se acabe su -.rii.u. No alquilan ;i;l_ deras, porque todos los que asisten ,.'"o_p..r,de que estarn llorando.

de esta carretera infausta, n9 crecen nilo, ,u.r".r;ril;;; cadena.de gigan_ tescos mausoleos fundidos .r, .."rrto e*urun"r. iu ii.1*, y un abrazo de a,lambres .pil;;;";u*irururrao los parate_ los de este can sombro, .r, qu. to. t o_bres vivos escon_ den sus lamentos. Desde uqrr"icomi.n-u' u"rlas ventanas: son rbitas vacas en todo eI insomnio de la noche. Otras cuenca iguales las reflejan con Ia exactitud de.un .r;;;;; miles de- ce4cas forman-el vaco. En lu, t.r_u, de los ricos hay.ruido de fiesta; pagaron precios muy altos por la com_ paa, y alargan las orquestas para qrr" ,.,

"" Pod-. que sall ,!. "T distancia, camino inseguro por .este blandor de asfalto, viscoso ro de lu,*u*,'* donde mis huellas se pierden. a "o_ "" l" ,fl"

miedo el que los junta buscndose

noche ,por .ver si, cuando. duermen, es el amor

'&nted,o,

.iooo.

el

co.rlstruan. est4ellSis, ahora

'alquitan

sus

i ir,tettro el trueque de las miserias. y vuelvo a mi horizonte ultramilenario, porque re detiene, ni su amor ni su grito. i quedar ms siglos esperando que su confuso ritmo ta; iut vez llegue hasta.mi tiempo, y entortces volbuscartos; porque de todas las angustias que sepult pramo, n9 he conocidp dolor ms hondo que esta del hombre.

Gueo.lr,upn Duses.de195,1.

aiArrL"r""ruriu

Miro las plazas y los templos desiertos, con sus cpulas de campanas enmohecidas, donde et UaJao l un corazn descoyuntado. "r.tguLos teatros de negros paladares, vomitando la jaqueca que en sus salas obscuras han logrado los ingenuos, viviendo aventuras inalcanzables. Las casas nocturnas donde el tiempo quema su lascivia. EI oxgeno pardo de los jugadores y lus'urU, fl"r.*i., a"* de disecan los sueos. que el hielo de su mundo sobrepasa a mi fro. y es que cada uno lleva adentro la guerra. Clnuto a glbulo ., de srrrgr. enemiga y slo el pnico los encadena.

lscucho por las puertas conversaciones tan extiaas,

74-

-75