Upload
iraproletaria
View
215
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
7/26/2019 1966-04-102
1/2
iDesaparecer N.,
la Universidad
espaola?
Las reivindicaciones universitarias iniciadas en
febrero de 1965 en todos los distritos espaoles
obligaron al gobierno a promulgar un nuevo
Decreto Ordenador del Sindicato Espaol
Universitario que supona un cambio notable
con respecto a la legislacin anterior sobre la
materia, con el nacimiento de las Asociaciones
de Estudiantes de una misma carrera y la
admisin de Presidentes Nacionales electos.
Este hecho, junto con el reconocimiento
temporal de los delegados de los estudiantes,
elegidos legalmente o no, permiti ganar el
tiempo necesario y = aguantar > la situacin
hasta los exmenes del mes de junio.
Durante el verano se dispona prcticamente de
cuatro meses para montar un mecanismo
suficientemente rgido que garantizase no slo
el restablecimiento del orden en la Univer-
sidad -sin huelgas, manifestaciones callejeras
ni nuevas reivindicaciones- sino tambin la
creacin de un nuevo cauce IP por el que
hacer discurrir, y por lo tanto dominar, al
estudiante universitario.
Y, de este modo, se public -antes del 15 de
septiembre- el Reglamento del Decreto promul-
gado durante el curso, as como disposiciones
sobre la prensa estudiantil y otras posibilitando
al rector de cada Universidad la expulsin de
cualquier alumno sin ms tramite que la
audiencia del interesado. Tambikn durante el
verano se dieron a conocer las sanciones contra
los profesores Aranguren, Tierno Gal n, Garca
Calvo, Aguilar Navarro y Garca Vercher que,
como se sabe, supusieron para los tres primeros
la expulsin definitiva de la Universidad.
Todas estas medidas, acompaadas de una bien
llevada campaa de prensa en la que se
utilizaron con ms intensidad que otras veces
las palabras n democracia u y dilogo n cons-
tituyeron el marco legal y psicolgico montado
por el gobierno antes de iniciarse el curso
acadmico 19654966.
Bsicamente, ste contaba con tres factores
con los cuales confiaba mantener la situaci6n
en una tranquilidad relativa :
1) Reduccin del numero de representantes. En
vez de 10 consejeros por curso, con el nuevo
Decreto existan ~610 2, por lo que la Cmara
de cada Facultad o Escuela pasaba de 50 o ms
miembros a tan slo 10. Es evidente que, con
esta medida, se facilitaba enormemente el
control de los representantes estudiantiles.
2) Reduccin del nmero de alumnos, impidien-
do a los alumnos libres la asistencia a clase
otorgando unos nuevos carnets universitar ios
y controlando las entradas de las Facultades y
Escuelas. De este modo, se imposibilitaban las
manifestaciones masivas (tngase en cuenta que
en facultades como la de Ciencias Econ6micas.
el nmero de alumnos matriculados en Enss
anza Libre supera ampliamente el de alumnos
oficiales, y que en todas las dems el porcentaje
de alumnos libres es muy elevado).
3) Posibilidad de sanciones discriminadas
(castigar a cabezas de turco B) e inmediatas
(eliminaci6n del procedimiento anterior que
supona el nombramiento de un juez instructor
y dems trmites).
Ante esta situacin, el alumnado se encontraba
con unos cuadros sindicales de gente que-
mada y, como sucede siempre en los inic ios
de curso, por organizar. Estaba, por tanto, en
malas condiciones para mantener desde un
princip io una lucha abierta general. Si bien
era de vital importancia celebrar elecciones
antes de continuar la labor reivind icativa del
pasado ao, stas no podan celebrarse dentro
del marco del nuevo Decreto Ordenador, puesto
que la existencia de 10 consejeros por curso era
imprescindible dado el nivel de actividad y la
probabilidad de sanciones.
El primer paso era, pues, celebrar elecciones
con toda normalidad al margen del ordena-
miento vigente, objetivo que debe considerarse
plenamente logrado en Barcelona y, en menor
escala, en Madrid y dems Distritos Universi-
talios.
Una vez elegidos ilegalmente los nuevos repre-
sentantes (sin ninguna reaccin por parte del
gobierno), la situacin ha cambiado de forma
radical. El segundo paso ha consistido en hacer
102
7/26/2019 1966-04-102
2/2
faximil edicions digitals 2002
fracasar las elecciones legales =, en previsin
de lo cual el Reglamento estableca la obligacin
de votar, con la sanci6n, en caso de incumpli-
miento, de la perdida de la condicin de alumno
oficial. No obstante, se calculaba que, en caso
de lograr una abstencin general, a la autoridad
acadmica le resultarfa imposible imponer
ningn tipo de sanciones. Por otra parte stas,
si se producan, seran una buena base sobre
la cual continuar las acciones de masas del
curso anterior.
El bloqueo de las elecciones 4 legales 1>ha sido
casi total en Barcelona (la nica excepcin la
han constituido dos cursos de la Facultad de
Farmacia), distrito en el que la oposicin
universitaria est consiguiendo una mayor
adhesin y coherencia, actuando, por tanto, con
ms eficacia.
Hasta el momento, la actitud del gobierno es
utilizar, por un lado, la autoridad acadmica
(en verano se cambiaron los pocos rectores de
universidad que no se consideraban suficiente
mente a duros B), para amedrentar a los repre-
sentantes universitarios con discursos y cita-
ciones personales, y, por otro, dar a travs de
dadprensa una sensacin de absoluta normah-
Esta postura se ha visto favorecida por la
relativa pasividad del profesorado, incluso el
de la oposicin. Si exceptuamos la carta que
firmaron en Madrid 42 catedrticos
como
pro
testa por las sanciones impuestas a los profe.
sores de su Universidad, y la firmada
200 profesores encargados de ctedra y ayu
Cr
or
an-
tes de la Universidad de Barcelona ante la
exclusin del Dr. Sacristn del Claustro de la
Facultad de Ciencias Econmicas, no se han
producido, por el momento, ms adhesiones
externas a las reivindicaciones estudiantiles. En
todo ello ha influido, sin duda, el hecho de que
la mayora de los catedrticos espaoles tienen
algn cargo en la Administracin.
Sin embargo, tanto la espera como la sensacin
de normahdad parecen improrrogables. A nadie
le cabe la menor duda de que, durante el curso
19651966, la actividad universitaria no dis-
currir por los cauces legales tan cuidadosa-
mente preparados el pasado verano. Es ms,
tanto la actitud psicolgica del universitario
medio como la fuerza de los consejos y de las
camaras creados al margen de la ley, hacen
prever que una actitud rgida del gobierno
provocara manifestaciones y huelgas, al menos
en la misma medida que el pasado curso.
El camino a seguir hacia el sindicato represen-
tativo y democrtico parece claro y, aunque
no fcil, promueve la adhesin de la mayora
de los universitarios. Esto ha provocado un
cambio fundamental, ya que la oposicin ha
pasado, en la Universidad, de la utilizaci6n
forzosa de tcticas oportunistas a obligar al
gobierno a utilizarlas l como nico modo de
evitar, a corto plazo, claro esta, una derrota
que podrfa tener inesperadas consecuencias
polticas. La prueba mas evidente de la utrhza-
cin de tctmas oportunistas se halla en la
convocatoria de examenes extraordinarios en
el mes de febrero, anunciada por e l rector de
la Universidad de Madrid, intento desesperado
de mantener la normalidad durante el fatdico
mes de febrero, en el que se iniciaron tanto
los sucesos de 1962 como los 1965. A la larga,
el gobierno tendr que elegir, como en los
dems problemas polticos, entre el ~1 i fdOg B
y la represi6n.
La eleccin es difci l porque el universitario
sabe demasiado bien lo que quiere y, en este
caso, para el gobierno dialogo I> significa
ceder. Por otra parte, la represin en este sector
siempre trae malas consecuencias sobre todo
porque, en general, el universitario es .miembro
de la clase privilegiada.
Probablemente se intentar una yugulacin de
cualquier movimiento en la Universidad median-
te el pen ms adecuado en este momento: el
rector, que pasara, sin duda, a tener un papel
decis ivo. Con ello, la represin se disfrazar
con la toga acadmica, aunque es poco probable
que esta sola medida sea suficiente.
En todo caso,
r
sea cual fuere la conducta que
ante este prob ema adopte el gobierno, a largo
plazo la actual situacin de la oposicin en
la Universidad no puede menos que afianzarse.
Sin embargo, debe tenerse bien presente que el
gobierno, con tal de vencer en la Universidad,
est dispuesto incluso a destruirla, y de hecho
lo est haciendo ya en buena medida.
x. v.
103