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LA INMORTALIDAD DEL ALMA (I): ORIGEN E HISTORIA DE ESTA CREENCIA INTRODUCCIÓN La muerte es algo traumático. A lo largo de la historia el ser humano ha buscado diferentes formas de aliviar dicho acontecimiento. Una enseñanza que desde la antigüedad ha resultado ser muy popular es la creencia en la supervivencia del alma. ¿Qué enseña la Biblia al respecto? En el presente estudio veremos que la noción de un alma inmortal que coexiste con un cuerpo mortal es totalmente extraña a la Biblia. Veremos que es una creencia cuyo origen se sitúa en las filosofías paganas. HISTORIA DE LA CREENCIA EN LA INMORTALIDAD DEL ALMA. 1. Principio de la creación Al comienzo del primer libro de la Biblia se nos indica que la serpiente introdujo una gran mentira que ha perdurado a lo largo de toda la historia humana hasta nuestros tiempos: No moriréis” (Gén. 3:4). Prácticamente todas las sociedades tienen una creencia de alguna forma de vida después de la muerte. La necesidad de consuelo y de certeza a la luz del desafío que representa la muerte para la vida humana ha llevado a personas de todas las culturas a formular creencias en alguna forma de vida después de la muerte. Pero estas creencias no son más que especulaciones humanas contrarias a lo que Dios enseña en la Biblia. 2. Egipto Es difícil determinar con precisión el origen histórico de la creencia en la inmortalidad del alma, dado que todas las civilizaciones antiguas se aferraban a alguna forma de vida consciente después de la muerte. El historiador griego Herodoto, que vivió en el siglo V a.C., nos dice en su Historia que los antiguos egipcios fueron los primeros en enseñar que el alma del hombre es inmortal y separable del cuerpo. Al morir, el alma pasa por varios animales antes de volver a nacer en forma humana. Se suponía que el ciclo llevaba tres mil años.

1Historia de La Inmortalidad Del Alma

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LA INMORTALIDAD DEL ALMA (I): ORIGEN E HISTORIA DE ESTA CREENCIA

INTRODUCCIÓNLa muerte es algo traumático. A lo largo de la historia el ser humano ha buscado diferentes formas de aliviar dicho acontecimiento. Una enseñanza que desde la antigüedad ha resultado ser muy popular es la creencia en la supervivencia del alma.¿Qué enseña la Biblia al respecto? En el presente estudio veremos que la noción de un alma inmortal que coexiste con un cuerpo mortal es totalmente extraña a la Biblia. Veremos que es una creencia cuyo origen se sitúa en las filosofías paganas.

HISTORIA DE LA CREENCIA EN LA INMORTALIDAD DEL ALMA.1. Principio de la creaciónAl comienzo del primer libro de la Biblia se nos indica que la serpiente introdujo una gran mentira que ha perdurado a lo largo de toda la historia humana hasta nuestros tiempos: No moriréis” (Gén. 3:4).Prácticamente todas las sociedades tienen una creencia de alguna forma de vida después de la muerte. La necesidad de consuelo y de certeza a la luz del desafío que representa la muerte para la vida humana ha llevado a personas de todas lasculturas a formular creencias en alguna forma de vida después de la muerte. Pero estas creencias no son más que especulaciones humanas contrarias a lo que Dios enseña en la Biblia.2. EgiptoEs difícil determinar con precisión el origen histórico de la creencia en la inmortalidad del alma, dado que todas las civilizaciones antiguas se aferraban a alguna forma de vida consciente después de la muerte. El historiador griego Herodoto, que vivió en el siglo V a.C., nos dice en su Historia que los antiguos egipcios fueron los primeros en enseñar que el alma del hombre es inmortal y separable del cuerpo. Al morir, el alma pasa por varios animales antes de volver a nacer en forma humana. Se suponía que el ciclo llevaba tres mil años.En ningún lugar del mundo antiguo la preocupación por la vida después de la muerte se sintió tan profundamente como en Egipto. Las innumerables tumbas desenterradas por los arqueólogos a lo largo de todo el Nilo ofrecen un testimonio elocuente de la creencia egipcia en la vida consciente después de la muerte. Los egipcios dedicaban importantes cantidades de tiempo y dinero preparándose para la vida después de la muerte. Practicaban ceremonias elaboradas a fin de preparar a los faraones para su próxima vida, construyendo pirámides macizas y otras tumbas elaboradas llenas de lujos que se suponía que los difuntos necesitarían en el futuro. El famoso Libro de los muertos, una colección de antiguos textos egipcios funerarios y rituales, describe con gran detalle cómo afrontar los desafíos de la vida después de la muerte.3. GreciaLa creencia egipcia en la inmortalidad del alma existió siglos antes del judaísmo, del helenismo, del hinduismo, del budismo, del cristianismo y del Islam. Según Herodoto, con el tiempo, los griegos adoptaron de los egipcios la creencia en la inmortalidad del alma. Escribió: “Los egipcios también fueron los primeros en sostener la doctrina de que el alma del hombre es inmortal... A esta opinión la han adoptado como propia algunos de entre los griegos en diferentes períodos de tiempo”.El filósofo griego Sócrates (470-399 a.C.) viajó a Egipto para consultar a los egipcios acerca de sus enseñanzas sobre la inmortalidad del alma. A su regreso a Grecia, impartió esta enseñanza a su alumno más famoso, Platón (428-348 a.C.).

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3. JudaísmoEl pueblo israelita, a lo largo de su historia tradicionalmente negó la idea de un

alma independiente. Como ellos mismos reconocen:

“La doctrina del alma independiente no aparece en la Biblia” (BABANI, ISAAC (ed.), Enciclopedia Judaica Castellana, Tomo I, Editorial Enciclopedia Judaica Castellana, México, 1948, p. 225)

Durante el período intertestamentario, es decir, los cuatro siglos que separan el fin del Antiguo Testamento del comienzo del Nuevo Testamento, aparecieron dos grupos de escritores judíos apócrifos. Los primeros escritores mantuvieron la visión bíblica de la naturaleza humana en la que la inmortalidad no es una posesión humana innata, sino un don condicional de la vida eterna dado a los creyentes en la resurrección. Esta visión es conocida como “Inmortalidad condicional”.

Un grupo posterior de escritores judíos fueron influenciados por la creencia griega en la inmortalidad del alma, la oración por los muertos y el rechazo de la resurrección. Estas enseñanzas, halladas en lo que se conocía como los Apócrifos del Antiguo Testamento, están incluidas en la Biblia católica pero son omitidas en la Biblia protestante y en el Antiguo Testamento hebreo. Incluyen 1 y 2 Esdras; 1, 2, 3, 4 Macabeos, Baruc, adiciones a Daniel, Judit, La oración de Manasés, Sirac, Tobías y la Sabiduría de Salomón. El escritor judío helénico más influyente, Filón de Alejandría (ca.20 a.C.-47 d.C.), sistemáticamente intentó probar la existencia de una armonía interna entre Platón y Moisés; es decir, entre el pensamiento religioso judío y la filosofía griega. Enseñaba que el hombre tiene un alma irracional en común con todas las criaturas vivientes y un alma racional en común con las almas incorpóreas celestiales. Al morir el cuerpo, las almas racionales de los justos regresan al reino de los seres incorpóreos celestiales que son almas. Por el contrario, las almas de los malvados sufrirán el castigo eterno. Es por ello que, aunque reconocen que en la Biblia la idea de la inmortalidad del alma no es menciona, creen en dicha idea:

“La creencia en la inomortalidad del alma es actualmente fundamental en la religión judía” (BABANI, ISAAC (ed.), Enciclopedia Judaica Castellana, Tomo VI, Editorial Enciclopedia Judaica Castellana, México, 1948, p. 9)

“El concepto de la inmortalidad empezó a popularizarse entre los judíos entre los siglos III y II a. de la E.C. (a. de la E.C. = a. C.), cuando los sufrimientos nacionales e individuales no parecían compatibles con la justicia divina, sin la creencia en una compensación después de la muerte. Por otra parte, empezó a hacerse sentir la influencia del helenismo. Los griegos creían en un alma inmortal, independiente del cuerpo. Para Platón (427-347 a. C.), el alma era el principio de la vida inmortal por naturaleza, pues compartía la eternidad de las ideas” (BABANI, ISAAC (ed.), Enciclopedia Judaica Castellana, Tomo VI, Editorial Enciclopedia Judaica Castellana, México, 1948, p. 9)

Para el siglo I d. C. dicha idea ya era defendida por los judíos:

“…Dicen también (los fariseos) que todas las almas son incorruptibles, pero que pasan a los cuerpos de otros solamente las buenas, y las malas son atormentadas con suplicios y

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tormentos que nunca fenecen ni se acaban (JOSEFO, FLAVIO, Guerra de los judíos, libro II, cap. VII)

Gradualmente, esta enseñanza se infiltró en la iglesia cristiana, que ya estaba influenciada por una forma modificada de platonismo llamada neoplatonismo.

4. El cristianismo primitivoCristo y los apóstoles confirmaron y aclararon la visión holística de la naturaleza humana del Antiguo Testamento al enseñar que la inmortalidad no es una posesión humana innata, sino un don reservado para los justos y otorgado en la resurrección. Los pecadores impenitentes serán finalmente destruidos.Esta visión continuó intacta en todos los escritos de los así llamados padres apostólicos (cercanos a los apóstoles) (Clemente de Roma, Ignacio de Antioquía, la Didaché, Bernabé de Alejandría, Hermas de Roma, Policarpo de Esmirna) En algunos escritores una idea próxima al alma inmortal comienza a surgir (Justino, Ireneo). 5. Primera referencia clara y rotunda a la eternidad del alma: Tertuliano (155-240)Bien avanzado el siglo II, en su última parte, Tertuliano, quien ha sido considerado como el fundador de la teología latina, defendió la idea del castigo eterno para quienes no eran salvos. Rechazó la idea de Platón acerca de la preexistencia de las almas, pero aceptó la idea de un alma inmortal. Escribió: “Porque algunas cosas son sabidas incluso por naturaleza: la inmortalidad del alma, por ejemplo, es sustentada por muchos…Por consiguiente puedo usar la opinión de Platón, cuando declara: ‘Toda alma es inmortal’”.No se hace ninguna referencia a ningún texto bíblico.6. Orígenes (185-254)Orígenes rechazó la enseñanza de Tertuliano del tormento eterno, y en cambio promovió la restauración universal de hasta los pecadores más incorregibles, incluyendo a los demonios y al mismo Satanás. Puesto que el alma participa de la naturaleza divina y no puede ser destruida. 7. Agustín (354-430)Agustín fue obispo de Hipona, África del Norte, y es merecidamente considerado como el padre latino más influyente. Su influencia sobre la teología fue inmensa, particularmente hasta el siglo XIII cuando apareció Tomás de Aquino. Sus teorías relacionadas con la inmortalidad natural del alma y el tormento eterno de los malvados dominaron durante siglos. Una vez él preguntó: “¿Qué hombre ingenuo e ignorante o qué mujer ensombrecida es aquella, que no cree en la inmortalidad del alma ni en la vida futura?”Agustín modificó la concepción platónica del alma al enseñar que un ser humano es un alma racional que usa un cuerpo mortal y material, pero el alma no está apresada en el cuerpo. Además, enseñó que el alma no preexiste eternamente, como sostenía Platón, sino que surge cuando se encarna en un cuerpo.La forma modificada de platonismo de Agustín dominó gran parte del pensamiento católico medieval hasta la aparición de Tomás de Aquino. Durante este tiempo, las enseñanzas de Sócrates y de Platón habían llegado a ser tan ampliamente aceptadas, que los dos hombres eran considerados como santos precristianos inspirados divinamente.8. Tomás de Aquino (1225-1274)Tomás de Aquino (1225-1274) es considerado por la mayoría de los católicos romanos como su mayor teólogo. Su definición de la enseñanza católica ha sido en gran medida insuperable. Con respecto a la naturaleza del hombre, desarrolló un dualismo menos radical, al enfatizar la unidad que existe entre el cuerpo y el alma.

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Al contrario de la visión platónica-agustiniana en la que el alma habita en el cuerpo por un tiempo sin formar un ser sustancial, Tomás de Aquino considera que el alma es como la forma del cuerpo. Su pensamiento fue influenciado por Aristóteles, que veía al alma primordialmente como un principio vital. Pero Aquino se apartó de Aristóteles al afirmar la existencia independiente del alma.Según Aquino, existe una unidad sustancial entre el alma y el cuerpo, o más exactamente, entre el principio espiritual y el principio material, que están unidos como “forma” y “materia” a fin de formar un ser completo. Aquino defendió la inmortalidad del alma al argumentar que es una “forma sustancial” que existe independientemente del cuerpo, pero que desea unirse otra vez a su propio cuerpo en la resurrección. Se opuso totalmente a los que sostenían la visión bíblica de que el alma es el principio animador del cuerpo, que es mortal hasta que Dios le confiera el don de la inmortalidad en la resurrección.La definición de Aquino del alma inmortal como la forma del cuerpo se ha convertido en la enseñanza tradicional de la Iglesia Católica que aún está vigente en la actualidad. La creencia en la supervivencia del alma contribuyó al desarrollo de la doctrina del purgatorio, un lugar donde las almas de los muertos son purificadas al sufrir el castigo temporal de sus pecados antes de ascender al paraíso. 9. Interés actual en la creencia de la inmortalidad del almaEl interés público en la vida del alma después de la muerte ha revivido en nuestros tiempos no solo por las enseñanzas de las iglesias Católica y Protestante, sino también a través de varios intentos de comunicarse con los espíritus de los muertos por medio de médiums, psíquicos, investigaciones “científicas” de experiencias cercanas a la muerte y la canalización de la Nueva Era con los espíritus del pasado.En la década de 1960, el fallecido obispo episcopal James A. Pike le prestó atención renovada y generalizada a la idea de comunicarse con los espíritus de los muertos al afirmar que conversa regularmente con su hijo fallecido. Actualmente, nuestra sociedad está inundada de médiums y psíquicos que anuncian sus servicios a escala nacional a través de la TV, las revistas, la radio y los periódicos.En su libro At the Hour of Death [A la hora de morir], K. Osis y E. Haraldson escriben: “Las experiencias espontáneas de contacto con los muertos se han generalizado sorpresivamente. En una encuesta de opinión nacional... el 27% de la población norteamericana dijo que tenía encuentros con parientes muertos... viudas y viudos... informaron encuentros con sus cónyuges muertos con el doble de frecuencia, el 51%”. La comunicación con los espíritus de los muertos no es solo un fenómeno norteamericano. Investigaciones conducidas en otros países revelan un porcentaje sumamente similar de personas que contratan los servicios de los médiums para comunicarse con los espíritus de sus seres queridos fallecidos.10. ConclusiónLa historia nos muestra que la mentira de Satanás: “No moriréis” (Gén. 3:4), ha perdurado en diferentes formas a lo largo de la historia humana, especialmente a través de la creencia en la inmortalidad del alma y su separación del cuerpo al morir. Esta creencia resulta popular, ahora bien como podremos observar a continuación no tiene ningún apoyo bíblico.

BIBLIOGRAFÍA+ Bacchiocchi, Samuel, Creencias populares, pp. 44-52+ Leo Odom, ¿El alma inmortal?, Apéndice 3.