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1º día: viernes 23 de septiembre

San Pío de Pietrelcina (MO)

Novena Nuestra Señora del Rosario del Milagro

“EL NOMBRE DE DIOS ES MISERICORDIA”

Monición inicial

Queridos hermanos: iniciamos la novena en honor a Nuestra Señora del Rosario del Milagro, patrona de la Arquidiócesis de Córdoba animados por el lema pastoral “Con Jesús CAMINAMOS como hermanos”. Somos invitados a centrar nuestra vida en Cristo para hacer la experiencia de una fraternidad “efectiva”, que acompañe los caminos de los hombres y mujeres de nuestro tiempo y compartir nuestros dones con quienes lo necesitan.

Celebramos también el “Jubileo de la Misericordia” que el Papa Francisco ha convocado para toda la Iglesia y en el que hemos querido centrar nuestra oración y espiritualidad.

En estos días, también está muy presente la alegría por la pronta canonización del querido José Gabriel del Rosario Brochero. Queremos aprender de su vida y de su modo de evangelizar. Queremos volver a escucharlo para que nos acerque más al Dios que anunció con su palabra y con su vida.

Con este espíritu comenzamos nuestra celebración cantando, nos ponemos de pie.

Liturgia de la Palabra

Disponibles a la acción de la Palabra de Dios, abramos nuestro corazón al mensaje que hoy nos interpela en nuestra fe: “¿quién es Jesús para nosotros?”. La respuesta será creer en su misión y su retorno al Padre.

1º Lectura (Ecle 3, 1-11)

Salmo 143, 1a y 2abc. 3-4 (R.: 1a): R./ Bendito sea el Señor, mi Roca

Evangelio (Lc 9, 18-22 o bien Mt 9, 9-13): Nos ponemos de pie para escuchar la proclamación del Santo Evangelio. Cantamos aleluya.

Oración de los fieles

A cada intención respondemos:

Como María del Rosario, ¡enséñanos a cuidarnos, Señor!

Por la Iglesia, el Papa Francisco y todos los Pastores del Pueblo de Dios, para que intensifiquen sus obras a favor de los más necesitados. Oremos.

Por nuestra Patria, para que los gobernantes y dirigentes trabajen por el cuidado de los más pobres y protejan la vida desde la concepción. Oremos.

Por todos los que sufren, para que se sientan acompañados por nuestra oración y nuestros gestos de caridad fraterna. Oremos.

Por nuestra comunidad parroquial y arquidiocesana, para que a ejemplo de María, salgamos al encuentro de quienes nos necesitan, cuidándonos los unos a los otros. Oremos.

Liturgia de la Eucaristía

Procesión de Ofrendas

La ofrenda solo es grata a Dios bajo el signo del Amor. Así lo enseña Jesús con su conducta. Tomamos asiento y cantamos.

Comunión

Con alegría, vayamos a recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo, que nos hermana y compromete a ayudar a nuestro prójimo. Mientras peregrinamos, cantamos.

Monición final

La novena es tiempo de preparación para recibir la gracia que Dios quiere darnos, seamos portadores de esperanza para los hermanos más necesitados. Nos retiramos cantando.

Luego de la bendición final podemos rezar:

Oración a Nuestra Señora del Rosario del Milagro

Oración del Jubileo de la Misericordia

Oración del Cura Brochero a la Purísima

2º día: sábado 24 de septiembre (Misa de la mañana)

Nuestra Señora de la Merced (MO)


“LA MISERICORDIA, CAMINO DE SANTIDAD”

Monición inicial

Queridos hermanos: celebramos la Eucaristía en el 2° Día de la Novena en honor a Nuestra Madre del Rosario.

Deberíamos pensar en primer lugar, en llenar los estómagos hambrientos, para luego, llenar las almas con el pan de la Palabra de Dios y el Pan de Vida que es la Sagrada Comunión. Mirando a nuestro querido cura Brochero, queremos aprender de su manera de evangelizar cuando decía “Estos trapos benditos que llevo encima no son los que me hacen sacerdote: si no llevo en mi pecho la caridad, ni a cristiano llego. Por eso les digo: quiéranse mucho, vivan en paz con todos…”

Iniciamos nuestra celebración, cantando. Nos ponemos de pie.


Disponibles a la acción de la Palabra de Dios, abramos nuestro corazón al mensaje que hoy que nos invita a creer en Jesús, que dará su vida por amor a los hombres.

1º Lectura (Ecle 11,9 - 12,8)

Salmo 89, 3-4.5-6.12-13.14.17 (R.: 1): R./ Señor, tú has sido nuestro refugio a lo largo de las generaciones.

Evangelio (Lc 9, 43b-45 o bien Mc 10, 17-30): Nos ponemos de pie para escuchar la proclamación del Santo Evangelio. Cantamos aleluya.



Con María que aprendamos a caminar en comunidad.

Por la Iglesia, el Papa Francisco y todos los Pastores del Pueblo de Dios, para que ayuden a amar al “estilo de Jesús”. Oremos.

Por nuestra Patria, para que los gobernantes y dirigentes trabajen con honestidad dejando de lado los intereses personales y partidarios. Oremos.

Por todos los que sufren en cuerpo y alma, para que se sientan que Jesús los llama a una vida más digna y más humana. Oremos.

Por nuestra comunidad parroquial y arquidiocesana, para que nuestras comunidades crezcan en amor, comprensión, ayuda mutua y vida de fe. Oremos.



Pidamos a María, crecer en disponibilidad y servicio para con los demás como lo hacemos en los dones de pan y vino. Tomamos asiento y cantamos.

Comunión

Con alegría, vayamos a recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo, expresión de la comunidad que Jesús quiere ver en nosotros. Mientras peregrinamos, cantamos.

Monición final

La novena es tiempo de preparación para recibir la gracia que Dios quiere darnos, seamos portadores de esperanza para nuestras familias y para nuestra comunidad. Nos retiramos cantando.





3º día: domingo 25 de septiembre

XXVI del Tiempo durante el año – “C”


“LA IGLESIA, EXPERIENCIA MISERICORDIOSA”

Monición inicial

Queridos hermanos: participamos hoy de la Eucaristía en el 3° Día de la Novena en honor a nuestra patrona la Virgen del Rosario del Milagro.

Ser misericordioso es tener un solo corazón con el que te necesita, sentir con el que sufre. También darle de beber al sediento. Llevar la palabra de Dios, hacerse uno con el necesitado. Mirando a nuestro querido cura Brochero, queremos aprender de su manera de evangelizar que, convencido de las necesidades de su curato, fomento un trabajo educativo sistematizado, organizado y obligatorio, conducido por maestros preparados que pudieran dedicarse plenamente no sólo a la enseñanza, sino también, a la vida espiritual de los alumnos.

Con este espíritu comenzamos nuestra celebración cantando, nos ponemos de pie.


1º Lectura (Am 6, 1a.4-7): El profeta anuncia el término del libertinaje con el que ha vivido el pueblo.

Salmo 145, 7-10 (R.: 1b): R./ ¡Alaba al Señor, alma mía!

2° Lectura (1º Tim 6, 11-16): Pablo, que conoce de fragilidades nos anima a permanecer en la lucha y el combate de la fe.

Evangelio (Lc 16, 19-31): La riqueza esclaviza al hombre, lo aparta de Dios, impide escuchar a los profetas y cierra los ojos y el corazón para ver y compadecerse de los pobres. Nos ponemos de pie para escuchar la proclamación del Santo Evangelio. Cantamos aleluya.



Señor, enséñanos a abrir nuestro corazón y nuestra casa.

Por nuestra querida Iglesia, especialmente por el Papa Francisco, y todos los Pastores del Pueblo de Dios, para que acoja a todos desde el perdón y la misericordia incluyendo a todos los que hacen el bien. Oremos.

Por nuestra Patria, para que quienes la conducen superen el individualismo, y propongan con creatividad y generosidad modos de construir una Argentina mejor. Oremos.

Por los marginados, por las víctimas de la discriminación, especialmente por los inmigrantes y refugiados, para que encuentren cálida acogida y respeto en las comunidades a donde llegan. Oremos.

Por todos los que sufren, para que se sientan acompañados por nuestra oración y nuestros gestos de caridad fraterna. Oremos.

Por nuestra comunidad parroquial y arquidiocesana, para que en ellas, a ejemplo de María, se refuerce el amor y la compasión, fortaleciendo los vínculos de comunión. Oremos.



La Virgen es modelo de apertura y entrega, ella nos enseña a amar. Por eso junto al pan y al vino que ahora ofrecemos para el sacrificio eucarístico, también acercamos nuestro aporte en dinero para el sostenimiento de la Iglesia y la ayuda a los pobres. Tomamos asiento y cantamos.

Comunión

Hermanos: la Eucaristía es signo del amor de Dios por nosotros y exigencia de amor fraterno. Con alegría, marchemos a la Mesa del Señor, cantando.

Monición final

La novena es tiempo de fortalecer nuestra voluntad para que abramos nuestro corazón y nuestra casa para construir el Reino de Dios en nuestra comunidad barrial. Nos retiramos cantando.





4º día: lunes 26 de septiembre


“EL GOZO DE CELEBRAR LA BONDAD DE DIOS”

Monición inicial

Queridos hermanos: estamos participando de la Eucaristía en el 4° Día de la Novena en honor a nuestra patrona la Virgen del Rosario del Milagro.

El Señor perdona todo. El problema es que nosotros nos cansamos de pedir perdón. Pero Él nunca se cansa de perdonar; somos nosotros los que, a veces, nos cansamos de pedir perdón. Y no tenemos que cansarnos nunca, nunca. Él es el Padre amoroso que perdona siempre y cuyo corazón está lleno de misericordia para todos nosotros.

Con esta certeza en el corazón, comenzamos nuestra celebración cantando, nos ponemos de pie.


Somos hijos de Dios, llamados a ser como niños. Pero tenemos que ir creciendo constantemente hasta la madurez en Cristo, con la ayuda del Espíritu Santo.

1º Lectura (Job 1, 6-22)

Salmo 16, 1.2-3d.6-7 (R.: 6b): R./ Inclina tu oído hacia mí y escucha mis palabras.

Evangelio (Lc 9, 46-50 o bien Lc 15, 11-24): Nos ponemos de pie para escuchar la proclamación del Santo Evangelio. Cantamos aleluya.



Te pedimos Señor, un corazón misericordioso.

Por toda la Iglesia, el Papa, nuestros Obispos y sacerdotes, para que sirvan con gran entrega, especialmente a los más débiles, pobres y heridos en la vida. Oremos.

Por nuestra Patria: para que desde la historia del bicentenario, elijamos luchar por la dignidad de todos y el compromiso por el bien común. Oremos.

Por los que trabajan en oficios peligrosos para la salud o para la vida; por los que trabajan cuidando a ancianos o a discapacitados, para que el Señor les proteja y ayude a continuar en su obrar lleno de misericordia. Oremos.

Por nuestra comunidad parroquial y arquidiocesana, para que a ejemplo de María, respetemos a cada persona en sus dones y capacidades y nos ayudemos crecer mutuamente. Oremos.



Queridos hermanos: pan y vino son los dones elegidos por el mismo Cristo para ser su Cuerpo y su Sangre. Junto a ellos ofrezcamos nuestra dedicación al proyecto de Dios trabajando por un mundo más humano y más fraterno. Tomamos asiento y cantamos.

Comunión

Queridos hermanos: Comulgar no es hacer «hacer algo», sino «encontrarnos con alguien». La comunión es para el creyente un encuentro con Cristo, cargado de misterio, de gracia y de fe. Con amor y entrega confiada, nos acercamos a recibir el Pan de Vida.

Monición final

La Novena es tiempo de reflexión. Asumamos en consecuencia el compromiso de crecer en comunidad con respeto, y alentando al crecimiento personal a cada uno, según su preparación y capacidades. Nos retiramos cantando.





5º día: martes 27 de septiembre

San Vicente de Paúl (MO)


“UNA SOCIEDAD TRANSFORMADA POR LA MISERICORDIA”

Monición inicial

Queridos hermanos: vamos a participar de la Eucaristía en el 5° Día de la Novena en honor a nuestra patrona la Virgen del Rosario del Milagro.

Cuánta falta hace a nuestra sociedad seguir creciendo en actitudes de misericordia. Mirando a nuestro querido cura Brochero, queremos aprender de su manera de evangelizar: José Gabriel siempre estuvo abiertamente junto a los pobres y a los poderosos, los invitaba a colaborar para ganarse el Reino, compraba con sus pocas monedas alimentos para los que nada tenían y pasaba por las casas de los ricos, buscando donaciones.

Con estos sentimientos, iniciamos esta celebración con el canto hecho oración. Nos ponemos de pie. Cantamos.


Disponibles a la acción de la Palabra de Dios, abramos nuestro corazón al mensaje de Jesús que vino para servir y dar su vida en rescate por una multitud.

1º Lectura (Job 3, 1-3.11-17.20-23)

Salmo 87, 2-3.4-5.6.7-8 (R: 3a): R./ Señor, que mi plegaria llegue a tu presencia.




Con la ayuda de María, nos respetemos unos a otros.

Por el Papa Francisco y todos los Pastores del Pueblo de Dios: para que celebrando la Eucaristía sean signo y causa de la unidad de la Iglesia. Oremos.

Por nuestra Patria para que los gobernantes y dirigentes elijan siempre por la dignidad de los argentinos y el compromiso por el bien común. Oremos.

Por los que no creen en Jesús Eucaristía: para que con nuestra oración y ofrecimiento logren convertir su corazón y su vida desde los valores del Evangelio. Oremos.

Por nuestra comunidad parroquial y arquidiocesana para que con nuestro testimonio respetuoso y de gratuidad hagamos presente a Jesús y a su Madre, en nuestra sociedad. Oremos.



El amor a los demás, que supera las diferencias individuales, es la característica del amor cristiano. Inspirados en las actitudes de la Virgen, que nos enseña a respetar amando, realizamos la ofrenda de pan y vino al Padre. Tomamos asiento y cantamos.

Comunión

Con alegría, vayamos a recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Al comulgar nos unimos íntimamente a Él y a los hermanos, a quienes debemos amar demostrando respeto, siempre. Mientras peregrinamos, cantamos.

Monición final

La novena es tiempo de preparación para recibir la gracia que Dios quiere darnos. Vayamos a vivir el compromiso de respetar, confirmar y reconocer a cada uno de nuestros hermanos. Nos retiramos cantando.





6º día: miércoles 28 de septiembre


“DIOS QUE EN SU COMPASIÓN SUFRE CON QUIENES SUFREN”

Monición inicial


La gente de hoy tiene necesidad ciertamente de palabras, pero sobre todo tiene necesidad de que demos testimonio de la misericordia, la ternura del Señor, que enardece el corazón, despierta la esperanza, atrae hacia el bien. ¡La alegría de llevar la consolación de Dios!

Iniciamos nuestra celebración. Nos ponemos de pie. Cantamos.


Disponibles a la acción de la Palabra de Dios, abramos nuestro corazón al mensaje de Jesús que nos dice que si no volvemos a ser niños no entraremos en su reino, porque allí, el más pequeño será el más grande.

1º Lectura (Job 9, 1-12.14-16)

Salmo 87, 10b-11.12-13.14-15 (R.: 3a): R./ Señor, que mi plegaria llegue a tu presencia.

Evangelio (Lc 9, 57-62 o bien Mt 9, 35-38): Nos ponemos de pie para escuchar la proclamación del Santo Evangelio. Cantamos aleluya.



Con la generosidad de María, compartamos el pan, Señor.

Por la Iglesia, el Papa Francisco y todos los Pastores del Pueblo de Dios, para que con sus vidas sean “pan humilde y generoso” para todos los hombres. Oremos.

Por nuestra Patria que es la “Patria bendita del Pan”, para que las autoridades favorezcan el bien común, de modo que no le falte a nadie el pan de cada día. Oremos.

Por todos los que sufren el flagelo de las adicciones, para que encuentren en Jesús el alimento que da la vida y que renueva la esperanza. Oremos.

Por nuestra comunidad parroquial y diocesana, para seamos capaces de generar experiencias de amor que alivien las necesidades materiales y espirituales de los demás. Oremos.



Junto al pan y el vino que ofreceremos al Padre, presentemos también el fruto de nuestra generosidad. Tomamos asiento y cantamos.

Comunión

La Eucaristía es el Pan partido para todos que nos une como hermanos. Acerquémonos a comulgar con la alegría de quien va a saciar su hambre. Cantamos.

Monición final

Damos gracias a Jesús por haber celebrado esta eucaristía. Sabemos que él nos sigue acompañando y alimentando en nuestro camino cotidiano, ofreciéndonos su guía y su cuidado. Nos retiramos cantando.





7º día: jueves 29 de septiembre

Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael (F)


“EL CRISTIANO ES TESTIGO DEL AMOR MISERICORDIOSO”

Monición inicial


Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia. Nos vuelve a cargar sobre sus hombros una y otra vez. Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor infinito e inquebrantable. Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar. Iniciamos nuestra celebración. Nos ponemos de pie. Cantamos.


Disponibles a la acción de la Palabra de Dios, abramos nuestro corazón al mensaje de Jesús en el Evangelio: los ángeles de Dios sobre su persona son signo de su divinidad.

1º Lectura (Dn 7, 9-10.13-14 o bien Ap 12, 7-12a)

Salmo 137, 1-2a.2b-3.4-5 (R.: 1c): R./ Te cantaré en presencia de los ángeles, Señor.

Evangelio (Jn 1, 47-51 o bien Jn 8, 1-11) Nos ponemos de pie para escuchar la proclamación del Santo Evangelio. Cantamos aleluya.



Que los ángeles nos acerquen a ti, Señor.

Por la Iglesia, el Papa Francisco y todos los Pastores del Pueblo de Dios, para que sean fieles en el seguimiento de Cristo crucificado y servidor. Oremos.

Por nuestros gobernantes y autoridades, para que se pongan al servicio de quienes habitamos este suelo, y se esfuercen por encontrar caminos de desarrollo, justicia y paz. Oremos.

Por el aumento y perseverancia de las vocaciones sacerdotales y de especial consagración. Oremos.

Por nuestra comunidad parroquial y diocesana, para que crezca la participación de los fieles para el servicio a los hermanos, en los diferentes movimientos e instituciones. Oremos.



Hermanos, no hay ofrenda que llegue al Señor si no está acompañado por gestos de servicio, de amor real y concreto, como lo hizo María cuando dio su sí al arcángel Gabriel. Con esta actitud ofrecemos el pan y el vino para el banquete eucarístico. Tomamos asiento y cantamos.

Comunión

Queridos hermanos, la Comunión es la culminación de nuestra acción de gracias a Dios. Con la fe y el espíritu servicial de María, nos acercamos a recibir a Jesús sacramentado en nuestro corazón. Cantamos.

Monición final

Damos gracias a Jesús por haber celebrado junto a nuestro Obispo esta Novena Patronal en honor a Nuestra Madre del Rosario del Milagro. Ella nos lleva de su mano a Jesús y nos encarga a nuestros hermanos, especialmente los más necesitados.





8º día: viernes 30 de septiembre

San Jerónimo (S) – Patrono de la ciudad de Córdoba


“LA ESPERANZA EN LA MISERICORDIA”

Monición inicial


No huyamos de la resurrección de Jesús y nunca nos declaremos muertos pase lo que pase. ¡Que nada pueda más que su vida que nos lanza! Cristo murió y resucitó una vez para siempre y por todos, por el poder de la resurrección, es posible este paso de la esclavitud del mal a la libertad del bien.

Uniendo nuestros corazones y nuestras voces, iniciamos esta celebración. Nos ponemos de pie. Cantamos.

Liturgia de la Palabra (del propio de San Jerónimo)

Escribía San Jerónimo a una joven noble de Roma: leer la Escritura es conversar con Dios: «Si oras hablas con el Esposo; si lees, es Él quien te habla». Disponemos nuestro corazón para escuchar a Jesús.

1º Lectura (Tim 3, 14-17)

Salmo 118, 9. 10. 11. 12. 13. 14 (R.: 12b): R./ Enséñame, Señor, tus preceptos.

Evangelio (Mt 13, 47-52 o bien Jn 14, 1-4): Nos ponemos de pie para escuchar la proclamación del Santo Evangelio. Cantamos aleluya.



Como San Jerónimo, seamos servidores de tu Palabra, Señor

Por la Iglesia, el Papa y todos los Pastores del Pueblo de Dios: para que ejerzan el poder que les da el Espíritu de Dios con amor y misericordia. Oremos.

Por nuestras autoridades, para que respeten las leyes de Dios, trabajen incansablemente para el bienestar de todos los ciudadanos, y sean justos e íntegros en sus acciones de gobierno. Oremos.

Por nuestra querida ciudad de Córdoba que hoy invoca a su patrono San Jerónimo, para que en ella haya paz, justicia, seguridad y bienestar para todos los cordobeses. Oremos.

Por nuestro pueblo de Córdoba, para que asumamos interés activo en los asuntos públicos, respetemos las leyes justas y promovamos la paz y el bienestar. Oremos.

Por nuestra comunidad parroquial y diocesana, para que asumamos nuestros derechos y obligaciones, construyendo una comunidad verdaderamente fraterna. Oremos.



La Virgen amó a su Hijo Jesús hasta la Cruz; ella nos dará la fuerza necesaria para lograr la concordia en nuestra ciudad y en nuestra patria. Tomamos asiento y cantamos mientras se ofrece en el altar el único y definitivo sacrificio.

Comunión

De la carta de San Jerónimo al Papa San Dámaso: «El ternero cebado que es inmolado en bien de los fieles es el mismo Salvador, del que todos los días comemos la carne y bebemos la sangre. Conmigo comprendes, fiel lector, con qué grosura somos saciados» (Cfr. Ps 62,6). Con gozo, acerquémonos a comulgar. Cantamos.

Monición final

La novena es tiempo de reflexión. Hoy hemos asumido el compromiso de trabajar por el bien común y participar cumpliendo con nuestras obligaciones y defendiendo nuestros derechos. Nos retiramos cantando.





9º día: sábado 1° de octubre (Misa por la mañana)

Santa Teresa del Niño Jesús (MO)


“MARÍA, ÍCONO DE LA MISERICORDIA”

Monición inicial

Queridos hermanos: estamos participando de la Eucaristía en el 9° y último día de la Novena en honor a nuestra patrona la Virgen del Rosario del Milagro.

Tenemos que aprender a ser más misericordiosos con todos. Invoquemos la intercesión de la Virgen María, que ha tenido en sus brazos a la Misericordia de Dios hecho hombre.

Al finalizar nuestro novenario hemos caminado junto a Jesús, en el espíritu de María y con el testimonio cordobés del Cura Brochero. Con alegría iniciamos nuestra celebración. Nos ponemos de pie. Cantamos.


Disponibles a la acción de la Palabra de Dios, abramos nuestro corazón al mensaje de Jesús que nos llama a ponernos en camino, nos envía a llevar su Palabra por todas partes, porque “la mies es abundante y los obreros son pocos”. Cuando Jesús nos envía a evangelizar a los pobres, él quiere que seamos, como él, pobres entre los pobres.

1º Lectura (Job 42, 1-3.5-6.12-17)

Salmo 118, 66.71.75.91.125.130 (R.: 135a): R./ Señor, que brille sobre mí la luz de tu rostro.




Que nuestra misión sea el servicio a los demás.

Para que junto al Papa, los Obispos y todos los consagrados, crezcamos como Iglesia en fidelidad al proyecto de Dios. Rezamos.

Para que nuestras autoridades promuevan y promulguen leyes que protejan la salud y el medio ambiente. Rezamos.

Para que tengamos una mirada sanadora, compasiva y comprometida con nuestros hermanos enfermos y sufrientes. Rezamos.

Para que nuestra comunidad parroquial y diocesana sea respetuosa de los bienes que Dios nos ha regalado en la creación y así los disfrutemos y valoremos responsablemente. Rezamos.



María es la mujer toda corazón. Esto significa que aunque en su mente no entendía muchas cosas, ama, espera y cree. Calla y confía. María es la mujer que se deja sorprender por Jesús en la ofrenda de su propia vida. Tomamos asiento y cantamos.

Comunión

Queridos hermanos: Jesús nos invita a entrar en una íntima comunión con Él, que solo será posible si también entramos en una íntima comunión con cada uno de nuestros hermanos. Con la alegría del encuentro con Jesús, acerquémonos a comulgar. Cantamos.

Monición final

No se trata de mantener un silencio estéril, se trata de la inteligencia que limitada ante el misterio de la vida solicita una respuesta. De la pregunta humilde hecha oración viene la respuesta elocuente de un Dios que habla y se revela hasta en sus silencios.

Nos retiramos cantando.





Oración a Nuestra Señora del Rosario del Milagro Patrona de Córdoba

Madre de nuestra Iglesia de Córdoba que acompañas siempre el peregrinar de nuestro pueblo.

En estos tiempos difíciles para la Patria y el mundo, danos la certeza de que tu Hijo Jesucristo, Señor de la historia, funda y sostiene la esperanza de los que trabajan por la paz en la justicia, la solidaridad y el amor.

Ayúdanos a confiar en Aquél que «reconocemos al partir el pan» y que, frente a la incerteza del futuro, nos invita a «navegar mar adentro» y, ante la tentación del desánimo, nos desafía a «echar las redes».

Enséñanos a convertirnos con humilde valentía de todo lo que nos impide realizar más claramente el designio del Padre, que nos llama a ser «casa y escuela de comunión», Iglesia «samaritana», servidora del Reino, signo e instrumento de reconciliación y fraternidad.

Que a esta tarea nos sintamos convocados todos los que formamos el Pueblo de Dios, para que cada bautizado la asuma y viva como propia.

Santa María, Nuestra Señora del Rosario, te agradecemos y te pedimos que nos acompañes en este caminar. Amén.

Oración por el Jubileo de la Misericordia

Señor Jesucristo, tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre del cielo, y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él. Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación. Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero; a la adúltera y a la Magdalena del buscar la felicidad solamente en una creatura; hizo llorar a Pedro luego de la traición, y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido. Haz que cada uno de nosotros escuche como propia la palabra que dijiste a la samaritana: ¡Si conocieras el don de Dios! Tú eres el rostro visible del Padre invisible, del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el perdón y la misericordia: haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso. Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos de debilidad para que sientan sincera compasión por los que se encuentran en la ignorancia o en el error: haz que quien se acerque a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por Dios. Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción para que el Jubileo de la Misericordia sea un año de gracia del Señor y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo, llevar la Buena Nueva a los pobres proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos y restituir la vista a los ciegos. Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia, a ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

Oración del Cura Brochero a la Purísima “¡Oh María, Madre nuestra! Alcánzanos la gracia de reconocer los tesoros y riquezas que tu Hijo nos dejó en ese Sacramento de amor. Alcánzanos las fuerzas necesarias para llegar a él con mucha frecuencia a enriquecernos con sus virtudes. Séanos, Madre nuestra, muy doloroso el apartarnos de este Sacramento, como es doloroso al niño el separarse de los pechos de la madre que lo alimenta con su propia sangre. Porque desde hoy queremos amar a tu Hijo para volverle amor por amor. Si tú nos ayudas, Madre nuestra, no nos ha de costar el amor a tu Hijo que tanto nos amó y es tan digno de ser amado. Si amamos a los autores de nuestros días, a nuestros hermanos, a nuestros parientes, a nuestros amigos y a nuestros bienhechores, ¿cómo no amaremos a nuestro Salvador divino, [más] que nuestro buen padre, nuestro hermano querido, nuestro amigo fiel, y nuestro bienhechor temporal y eterno? Y vos, dulcísimo Salvador: hacénos conocer la grandeza del don que nos dejaste en la Hostia consagrada, y el infinito amor que nos manifestaste en ella, para recibirte con frecuencia en ella y unirnos contigo, a fin de participar de vuestra misma vida, de vuestra misma divinidad y de vuestra misma gloria.”

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