2. Aproximación a una poesía existencialista Lectura de Humberto

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    Aproximacin a unapoesa existencialistaLectura de Humberto Daz-Casanueva

    Si levanta los ojos de mi libro.Nada me ser extrao, y todo grande.Fuera est la que estoy viviendo dentro,y es todo ilimitado aqu y all.Rilke1

    P o c o s c r e a d o r e s h i s p a n o a m e r i c a n o s han o f r e c i d o a su s l e c t o r e s y

    e x g e t a s ms i m p e d i m e n t o s p a r a l a c o m p r e n s i n d e s u o b r a que e l poe-

    ta chileno Humberto Daz-Casanueva.La obra potica de Diaz-Casanueva posee para el lector una conjura-

    cin mgicaque ste puede recrear en concordancia con el compromisocon su poesa, a su capacidad intelectual para aprehender la ideologaque subyace, como proyeccin del contexto histrico-cultural en que elpoeta ha estado inmerso2.

    Su obra es la revelacin de una larga trayectoria sobre un temani-

    co > en el cual ha trabajado desde diversos ngulos, pero sin perder devista el punto focal de esa divagacin.Si bien su produccin lrica posee evidentemente un significado in-

    trnseco, independiente de la predisposicin del que lo lea; no obstante,su obra total rene determinadas motivaciones centrales videntes parael lector atento3, y en especial su volumen El nio de Robben Island re-

    Rainer Maria Rilke, El Lector. Traduccin de Jos Mara Valverde. Humboldt, A o 6 ,Ny 23 (1965) 89.

    No es el caso de examinar laspropuestas tericas de Eric D. Hirsch, Richard PalmeroHans G. Gadamer sobre la hermenutica.

    sobre Hirsch y Palmer ha analizado sus argumentaciones Miguel Espinoza en El even-to de entender, Universidad Austral de Chile> Valdivia, 1973.En la revista Teora (Santiago de Chile) en sus nmeros 1(1974), 2(1974), 7(1976) yEs-

    critos de Teora, 1 (1976) se desarroll una sugestiva discusin sobre los textos de Ga-damer.

    Alan 5. Schweitzer ha escrito sobre tales motivaciones: primero, emprende una inda-gacin de los origenes del ser y segundo, intenta comunicar la experiencia de esabsquedamediante el recurso de un lenguaje recndito, esotrico, predominantemente onrico, cuyomensaje recrea un mundo primordial, gensico y embrionario. Cf . Los lmites del exor-cismo en la poesa de Humberto Diaz-Casanueva. (1972). Utilizamos una copia mecano-

    Anales de literatura hispanoamericana, nm. 16. Ed. tJniv. Complutense. Madrid, 1987

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    quiere del que se acerca al texto una sensibilidad ms despierta, cuandoms usual se nos presenta su lenguaje, y un conocimiento elemental delapanheid, para apreciar el leit motiv de su realizacin~.

    El ensimismamiento que produce, amijuicio> su poesa, en el sentido

    que asignaba Ortega y Gasset (contraria a la alteracin), provoca parado-jalmente la comunicacin del autor con el mundo y del lector con esemundo> a travs de la deteccin de las huellas antropolgicas universa-les: la muerte, la vida, la soledad> la brutalidad, el desgarramiento espiri-tual, las violaciones humanas, etctera.

    La aparicin en la conformacin mental del lector de los signos deldrama de la Existencia que Huye en la poesa de Daz-Casanueva, hacenresonar en l la unidad de esa dimensin que, en definitiva, acompaa elgnero humano. Las vibraciones de esa angustia guardarn proporcio-nalidad a la evocacin que se desprenda de cada una de los versos

    5.

    Todo estc, por otra lado, se intuye en la poesa de Daz-Casanueva.La relacin con el mundo deja en el creador una impronta, unos ni-

    veles de sedimentos histrico-culturales que de modo inconsciente seharn presentas, tomarn forma potica en su momento, no en unaforma deliberada, sino de la manera como lo ha expuesto Jos Angel Va-lente, que el poeta no opera en ese conocimiento previo del material dela experiencia, sino que ese conocimiento se produce en el mismo proce-so creadon.

    Ante la poesa de Diaz-Casanueva importa clarificar el lugar que seconfiere en el estado potico al conocimiento previo, a ese bagaje de vi-vencias que el poeta se ha equipado por los senderos de la fantasioso y locontingente.

    Cuando se ha trado a colacin para atisbar lo filosfico en supoe-sa, su permanencia en Alemania> donde fue discpulo de Heidegger y sedoctora con una tesis sobre la imagen del hombre en Ortega y Gasset ysu relacin con la ciencia de la educacin, no se repara tambin en lo

    grafiada de este articulo que, presumiblemente, forni parte de la tesis doctoral del autorsobre Rosamel delValle y Humberto l3az-Casanueva, presentada en la Universidad de Rut-gers, EE.UU. Gentileza de Humberto Daz-Casanueva.

    Esto adems lo explicita el poeta en una pgina preliminar.Ante esta situacin concreta le sirve al lector su conocimiento previo para la compren-

    sin del texto.Cf. lo apuntado por Ren Wellek yAustin Warren, Teora literaria. Ed. Gredos, Madrid,

    1969, 185.Cmo olvidar la presentacin de Neruda porGarca Lorca en Madrid (1935)!: Y o os

    aconsejo... tratar de conmoverse con l cada uno asu manera. Cf. Antologa de Pablo Neru-da. Nascimento, 1970 (4.o Ed. revisada), 8.

    Jos Ange l Valente, Las palabras de la tribu. Siglo XXI. Madrid, 1971,6. El subrayadoes mio.

    Es posible quela tesis de Daz-Casanuevahaya sido uno de los primeros intentos den-tro de una universidad alemana por difundir epensamiento orteguiano. Vase, earticulode lUdo Rusker, Ortega y Heidegger,flumbold4 Ao 12, (1971>, n.0 45, pgs. 60-66, en es-pecial pg. 66.

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    que e s una e x p e r i e n c i a ms c a r n a l : e l i m p a c t o d e l a g u e r r a c i v i l espao-

    la, el nazismo, etctera.Sin embargo, debe puntualizarse que las preocupaciones claves que

    se perciben en su creacin literaria son de data anterior a su estancia en

    Alemania~ y , en todo caso, su incursin en la filosofa existencialista nohizo ms quereafirmar y abrir su horizonte ante el mundo desde unaac-titud ya asumida~.

    Puede decirse que la poesa de Diaz-Casanueva es la conciencia resa-bida de la autntica de la Existencia: la muerte. Mors ultima ratio.

    En el sealado ensimismamiento cabe situar la concrecin de su sis-tema de creencias y valores, sus experiencias, su concepcin del hom-bre, del mundo, de la poesa10, la que decide de manera dialctica laeleccin de sus estudios filosficos en el campo de la antologa, comouna bsqueda del logos de los componentes metafsicos que se traslu-cen en Vigiliapor dentro.

    En una declaracin de oficio en 1956, afirm:

    Algunos han dicho que yo transcribo filosofa en mis poemas. Jams he po-dido escribir con planes abstractos e ideas metafsicas deliberadas. Todo se iniciaen un estado de nimo que se va expandiendo en asociaciones.

    L o p e c u l i a r d e s u l r i c a e n e l a m b i e n t e c u l t u r a l n a c i o n a l o r g u l l o s oe s t o y d e que si em p re hayamos c o n s e r v a d o nu es t ra p o e s a e x p r e s a b a a

    Rosamel d e l V a l l e e n 1940 coadyuv a erigir un cenculo de poetas

    Reconozco enmi poesa una bsqueda ontolgica-antropolgica pero mi obra no esuna aplicacin de una determinada filosofa. Los grmenes de mi obra como ha sidoreconocido estn ya en Vigilia pordentro., libro escrito en Uruguay> porsupuesto antesde mis estudios en Alemania,.. Comunicacin personal, Nueva York, 29 de enero de 1982.

    Johannes Pfeiffer ha sostenido que una actitud del hombre ante el mundo y unapo-sicin esencial del hombre no pueden foxiarse, ni planearse, ni prepararse. Cf. La Poesa.

    Hacia la comprensin de lopotico. F.C.E. Mxico, 1971, 54.Durante su estancia alemana nuestro autor toma conocimiento por afinidad elec-

    tiva. con los textos de los poetas romnticos y principalmente con los expresionistas. Esun viaje normal en laansiedad metafsica. Del mismo modo, lalectura de su obranos con-duce hacia los autores mayores? Helderlin, Rilke, Trakl, etctera.

    Cf . mi artculo Poesa de Humberto Diaz-Casanueva, El Mercurio de Antefagasta, 6 de

    enero de 1981.Alan Schweitzer ha reparado tambinen tales influencias. Cf. la imagen del hombre yla cosmovisin en El blasfemo coronado. Ms. nota 3. Gentileza de Humberto Diaz-Ca-sanueva.

    ~ Humberto Diaz-Casanueva, Como trabajan eartistay el escritor, El Mercurio (sic),25 de marzo de 1956, in Alfonso Caldern, Antologa de la poesa chilena contempornea.Ed. Universitaria, 971, 286.

    Tambin lo incluye ntegramente Rosamel del Valle, la violencia creadora. Poesa deHumberto Daz-Casanueva, Ed. Panorama, 1959, 15.

    lbidem, en ambos volmenes.

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    e x i s t e n c i a l e s e n e l panorama d e l a po es a c h i l e n a y a l surgimiento d e un

    c i r c u l o d e l e c t o r e s que e n e l t i e m p o s e h a a c r e c e n t a d o l ? .

    En e s t e g r u p o d e p o e t a s e n t r e o t r o s d e d e l V a l l e , G o n z a l o R o j a s >e t c . p o s e e n m l t i p l e s c o i n c i d e n c i a s e n e l numen p o t i c o y e n l a s in-f l u e n c i a s l i t e r a r i a s que han g o l p e a d o s u e s t a d o p o t i c o .

    D a z - C a s a n u e v a como G o n z a l o R o j a s r e c o n o c e n e l i m p a c t o m e t a f r i-c o d e V i c e n t e H u i d o b r o ~ y s u s a d s c r i p c i o n e s a l c r e d o s u r r e a l i s t a .

    En l a v i g i l i a d e l a irrupcin inspiradora converge el estremecimientoy lo reflexivo, mientras las musas van rescatando las odres de lo onricoy lo cotidiano, lo imaginario y lo existente para el poeta5.

    ~ Un crtico refirindose al espritu de cofrada reinante entre los seguidores del poeta,ha escrito quesus smbolos, sus enseas, sus insignias, inducen a la iniciacin hermtica.Cf. Filebo (Luis Snchez Latorre). Humberto Daz-Casanueva, Las Ultimas Noticias (San-tiago de Chile), 12 de octubre de 1980.

    Alan Schweitzer ha advertido el influjo huidobriano, proveniente de .4ltazor. en Los

    Penitencialesyen El blasfemo coronado. Vid. The Quest for being in Humberto Daz Casa-nuevas L os Penitenciales, Hispanic Review, oct. 1971, NY 4, 422 y La imagen delhombrey la cosmovisin en El blasfemo coronado (supra nota 9).

    El propio poeta ha reconocido tal influencia en su entrevista con Susana Jakfalvi: M yflrst book El Aventurero de Saba was published when 1 was seventeen years od. 1 think ithas sorne influences from the metaphoric method ofHuidobro. It has influences of hisfresh images. Cf. Poetrysaves but not Totally. Interview with Poet Daz Casanueva. Extra-viamos el resto de la sea bibliogrfica.

    En cuanto a Gonzalo Rojas remito al artculo de Lilia Dapaz Strout, Presencia de Hui-dobro en la poesa de Gonzalo Rojas, Revista Iberoamericana, n.0 106-107, enero-junio1979, pgs. 351-358. Tambin, lo expuesto porJos Olivio Jimnez, Una moral del canto:El pensamiento potico de Gonzalo Rojas. d. pgs. 369-376.

    14 En su poema A la salud de Andrs Bretn, Gonzalo Rojas estampa: Lo que tedebe

    la escritura del mundo/el oxigeno, lo quete debe la locura de/la razn y el mar de las tor-mentas; lo/que el ojo y la mano te deben, lo que/el vidrio de las cosas, lo que la libertad.Vase, tambin> Gonzalo Rojas La palabra in Alfonso Caldern, op . c i t . 315: hicimos

    la Mandrgora, primer injerto del surrealismo en Amrica, aunque otra y otra cosa Tefilo(Cid), Braulio (Arenas), Enrique (Anguita).

    Daz-Casanueva ha dicho a Susana Jakfalvi: 1 have in my poetry the mark of Bretonand 1 pul away from surrealism because ofmy tragic, intense, metaphysical tendencr.

    En su comunicacin personal citada expresa que lo mo es una dimensin trgica delsurrealismo.

    5 Cotjese lo expuesto por Diaz-Casanueva en cuanto al estado potico con lo quemanifiesta Rosamel delValle.

    Dice Diaz-Casanueva: La experiencia potica me interesa como una manera de trans-parentar el fondo de la existencia humana... Al amasar tal material que resulta de un des-

    borde, me salen poemas que rehyo porque no son hijos legtimos del rigor de mi espri-tu... El desvaro es un abandono, un mtodo pasivo que relaja la facultad consciente.Adviertoentonces mi complacencia porlo imaginativo, lo inslito, lo maravilloso y hasta loabsurdo... Las palabras me producen un frenes casi fsica: las masco, las saboreo (supranota 8, pgs. 285-287).

    Rosamel del Valle acota: Me parece unaexperiencia cuando lo que despierta en el sertiene que valerse de un lenguaje para dar forma a algo quedeseatocar, retener, veruna vezms todava antes que epensamiento vuelva a su sueo.., la poesa obedece a un esfuerzode inteligencia, aun control vigoroso de la sensibilidad, Cf . Poesa (1935) in Alfonso Cal-dern, op. ci 280.

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    Nuestra aproximacin a su potica la asumimos escudriando en unaspecto de ella que, en mi concepto, revela los orgenes de una actitudque es cimiento de sus creencias la preocupacin ontolgica por elhombre, la constatacin de la desacralizacin abismante del mundoac-tual, de Dios como del Hombre mismo, y la angustia existencial oscilan-te por aferrarse a una Idea transcendente.

    Vemos una convergencia potica desde el manifiesto huidobrianosobre el poeta un pequeo Dios hasta el sumergirse en el nihilismoexistencialista de Nietzsche.

    Es en tal perspectiva donde es factible crean un propio mundo> msall del concreto, acudiendo al valon que asigna el poeta al lenguaje,donde empalma espiritualmente los ecos metafsicos y la concepcin delpoeta sobre el Mundo, el Ser y la Muerte.

    En Daz-Casanueva se denota an en la densidad este trnsito delreferente en su pensamiento potico: E/Aventurero de Saba es el inicio

    del caminar hacia el Hombre, acompaado de las resonancias bblicasque el poeta va re-creando, desde su condicin de creador huidobriano,donde Dios empieza a desdibujarse en su conciencia y en la compren-sin del mundo

    6.Pero, asimismo, en la conjugacin de tal experiencia emocional don-

    de como deca Humbeldt pensamos como hablamos, la edificacin delos versos debe apreciarse como la transfiguracin de un espritu inquie-to que requiere del lector el esfuerzo de aprehensin de tales clavescontextuales~.

    Ib a situacin de la desesperacin juvenil del poeta nos hace evocar determinadospasajes del Tratado de la desesperacin de Kierkegaard, hasta constituir la desesperacinde si mismo y proyectarlocomo el ademn ante Dios: Se peca cuando> ante Dios o con laidea de Dios> desesperado, no se quiere ser uno mismo, o se quiere serlo.., esavida es siem-pre pecado para el cristiano, el pecado de soar en lugar de ser, de no tenerms que unarelacin esttica de imaginacin con el bien y la verdad, en lugar de una relacin real, enlugar delesfuerzo por crearunapor su vida misma... La desesperacin se condensa en pro-porcin a la conciencia del yo; pero el yo se condensa en proporcin a su medida y, cuan-do la medida es Dios, infinitamente. Vid. Sren Kierkegaard, Tratado de la desesperacin.Santiago Rueda editor, Buenos Aires, 1960, 93 y 99. Versin castellana de Carlos Lacho.

    Esta situacin de negatividad de Dios lo conduce ala fidelidad al hombre y ala tierraque sintoniza con la influencia nietzscheneana y con la aceptacin del rol del poeta ~n elsentido huidobriano. Todo esto, a mi juicio, converge en el espritu del poeta en El aventu-rero de Saba y que refrenda en Vigilia porden tro.

    Hemos tenido presente lo aseverado por James Collins en El pensamiento de Kierke-gaard PCE. Mxico, 1958, 222-224.

    Sobre Huidobro y su teora creacionista, hemos consultado el estudio de Cedomil Goic,lapoesa de Vicente Huidobro. Ed. Nueva Universidad. Universidad Catlica de Chile, 1974,61-68; y los artculos de Jaime Concha, Satil Yurkievich, Eduardo Anguita y Enrique Lihn,reunidos por Ren Costa en Vicente Huidobro y el creacionismo. Taurus Ediciones, Ma-drid, 1975.

    ~ Eduardo Anguita ha graficado la situacin ante la poesade Daz-Casanueva, al decir:El ltimo libro que le fue Lospenitenciales (1960) y ya se tomaba dificil.Hoy lo encuentro

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    Es de notar la insistencia de Daz-Casanueva de exigir al lector undespliegue de inteligencia y sensibilidad para la comprensin de su obra,y demandar de ste una atencin por las preocupaciones antropolgicasque abruman al poeta. El poeta est inmerso en elzeitgeist, y en tal hori-zonte todas las marcas mundanales dejan sus signos en la obra misma.

    Daz-Casanueva ha explicitado los dos rasgos mencionados:

    No hay sofisticaciones en mi poesa sino austeridad, un ilimitado ocano os-curo de la conciencia humana, ese haz de contradicciones y paradojas quecons-tituyen este hombre un poco fantasma que somos. Cuando abandon toda fe ytodo dogma.. qued entonces como un hombre agnico (en el sentido de Una-muno). Frente a un Dios muerto (e n el sentido de Nietzscbe), y vila vida y lamuerte slo como saltos al vaco ciego. No te parece que> al margen de cual-quier filosofa, debera escrutarse al poeta hasta conocer su concepcin delmundo, del ser y de la muerte? De otra parte, culturalmente soy de una pocaque pone en tela de juicio a la razn yal progreso en virtud de la le y moral.. Encuanto al problema del Ser, que siempre aparece en mi obra, nunca perdla rela-

    cin del existente con el Ser... Mi poesa no es filosfica es potica, en tantoque trata de refexirse a toda lo que es fundamental para la revelacin de una par-te del misterio de la existencia humana... Seguir siendo un solitario arrinco-nado

    8.

    En estas consideraciones nuestra exploracin al significado poticode la obra del poeta chileno es el resultado de una lectura atenta y abier-ta en espritu y provista de hilaciones con lecturas que creemos auxiliana cifrar y descifrar los contenidos que el autor ha querido dotar a suescritura9.

    claro; entindase, dentro de lo claro que puede ser un trasmundo que slo se puede reve-lar cifradamente. Lasolucin para el lector es entrar en su sistema de signos, entregarse asu clima y no esperar traducir, palabra por palabra. Vid. El Mercurio> Santiago de Chile,t2 de octubre de 1980. Seccin Artes y Letras.

    La afirmacin de Anguita surge apartir de lo expresado porel poeta aJos Olivio Jim-nez (mfranota 18).

    > . Jos Olivio Jimnez, Un gran poeta de nuestro tiempo: conversacincon HumbertoDiaz-Casanueva, nsula, n.0 400-401, marzo-abril de 1980.

    9 L a apelacin de Diaz-Casanueva al sistema de creencias y concepciones para enten-der o ver claro como dice Anguita su obra, permite al lector aguzar su sensibilidad,operar ante la lectura con mucha cautela, para no embriagarse con las palabras.

    Una vez considerada de manera dialctica su ideologa-creacin, tas posibilidades her-menuticas constituyen un abanico.

    Represe, y. gr. en lo sucedido con el Canto General de Neruda cuyas Alturas deMachu-Picchu ha merecido un acercamiento desde diversos ngulos, desde hacer patenteel desarrollo lrico del materialismo histrico como sistema de creencias del poeta(lo quetoma en cuenta Hugo Montes en su estudio homnimo); laperspectiva metafsicaMuerte y Vida donde la aproximacin ha sido porcontacto y contraste con la teolo-gade San Pablo (Cf. Beltrn Villegas SSCC., Muerte y Vida en Alturas de Machu-Picchu yen ci pensamiento de San Pablo, Escritos de T eo ra > diciembre 1976, 1 , 55-70) o bien loapocalptico, examinado porEnrico Maria Santi, apartir de la acotacin de Amado Alonso,un apocalipsis sin Dios (Cf. Neruda: la modalidad apocalptica, MispanieReview, 1978,n.0 3, 365-384).

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    Yesto mismo otorga patente para ven incluso las similitudes frenteal simbolismo de determinadas palabras-claves> con algunos poetas des u g e n e r a c i n

    2 0 , a s u propio ademn an t e l a e s c r i t u r a con e s c r i t o r e s que

    l admira21.La posibilidad que el propio autor asigna al lector en la re-creacin

    de su obra, queda constreida nicamente a la capacidad de ste para2 0 Por ejemplo> e l Sol, en la potica de Gonzalo Rojas, Rosarnel del Valle, etc. En su li-

    bro La miseria del Hombre (Imp. Roma Valpso, 1948), Gonzalo Rojas sita su preocupa-cin por el Ser y la Palabra enun significativo poema El Sol y la Muerte, donde nos hacesaber: De qu me sirve el cuerpo que me obliga a comer, y a donnir, y a gozar, si todo sereduce a palpar los placeres en la sombra, a morder en los pechos y en los labios las for-mas de la muerte? (pg. II).

    Este poema, a va de ejemplo, lo hermana poticamente con la factura de Daz-Ca-sanueva, y. gr., los volmenes El Sol ciego y El Sol de Lenguas, como ya consignamos ennuestro articulo La potica de Gonzalo Rojas (art. 1), ElMercurio de Antofagasta, 9 de sertiembre de 1982.

    En una conversacin durante su recital en Antofagasta, 16 de octubre de 1982 nosconflnn esa perspectiva de identificacin, a partir de sus inquietudes por el Ser.

    En Rosamel del Valle el simbolismo que otorga al Sol se insina an ms significati-vamente a lapoesa de nuestro autor, desde algunos ttulos de su produccin literariaElSol es un pjaro cautivo (l96~), hasta la identificacin con la inspiracn y la creac,nmisma. Vid. El invierno es un reloj solitario en Rosamel del Valle, Fuegos yceremonias(Nascimento, 1952 , 71 ) a En el corazn duerme una abeja en La visin comunicable(Nascimento, 1956,40) o en el libro pstumo Viaje a BearMountain (Oasis, Toronto, 1975):Mi sombra y tu sombra/Hablaban del sol extranjero... Hijo aqu est el sol y no meesperes/y t abre la tierra de par en par.

    Importante tambin es la imagen del sonmbulo. Comprese el poema La seguridaddel sonmbulo de Ijiaz-Casanueva (Vigilia pordentro, Nascimento, 1931, 35) con el poemade del Valle Homenaje al sonmbulo (Fuegos y ceremonias, 75-78).

    2 1 Ante su confesin a Jos Olido Jimnez: Y si era oscuro, serapor imperativos muyhondos, ya que ser claro conquistaba aplausos> y de aquque mis libros hayan circuladocasi confidencialmente (aunque ya no tanto)... Segusiempre mi propio camino, conformea mis inclinaciones (supra nota 18). es inevitable no pensar en Andr Bretn o en Valrysobre ese volverse difcil ami mismo (exclamar Bretn del influjo de Valry y su posturade no soy en absoluto un hombre interesado en hacer que los dems compartan misideas. El proselitismo est en mis antpodas). Cf . Andr Breton, El surrealismopuntos devistas ymanifestaciones. Edit. Barral, Barcelona, 1 9 7 2 > 2 1.

    En una interesante crtica casi totalmente ignorada Francisco Lobeira vio esterasgo de la potica de Diaz-Casanueva: La lucidez de Diaz-Casanueva no ha logrado... sal-var su obra del pecado fatal del hermetismo... De ah la fosforescencia que despide este li-bre en nuestras manos, libro preado de oscuridad> pero tendido firmemente hacia la luz.Cf . Francisco Lobeiro, El blasfemo coronado, de Humberto Daz-Casanueva. Caracas. No-viembre de 1940, enAtenea, tomo LXIII, enero de 1941, n.0 187, 80-83.

    Tambin, lo precisado por Rosamel del Valle, La violencia creadora, 162. Diaz-Casa-nueva durante su permanencia en Uruguay observ al poeta Emilio Oribe y adopt esa dis-ciplina de oficio.

    Esta bsqueda hacia la interioridad del Ser, un mar de confusiones, realizada en silen-ci o > nos conduce a la caracterstica de la soledad que expresa Diaz-Casanueva y su seme-

    janza espiritual con Rilke en sus consejos a Kappus sobre lo profundo de las cosas, amesu soledad, soporte e dolor que le ocasiona, soledad, gran soledad interior y somossolitarios. V id . Rainer Maria Rilke, Cartas a un joven poeta. Siglo Veinte. Buenos Aires,1957, 22 , 40, 47, 63.

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    extender ante sus sentidos el sistema de signos que utiliza el poeta parae xpr e s a r s e

    En esta exigencia al lector como condicin previa, recin puede sus-cribirse la puntualizada por Octavio Paz:

    El poema es creacin original y nica, pero tambin es lectura y recitacin:participacin. El poeta lo crea: el pueblo, al recitarlo> lo recrea. Poeta y lector sondos momentos de una misma realidad22 .

    En estos supuestos eclcticos fundamentamos la exposicin de es-tas lneas.

    La poesa de Diaz-Casanueva es una perenne reflexin en tomo alSer, pero no en el sentido intelectualista, donde el pensar se proyecta enla precisin de las rimas> el cuidado de cada verso, como puede percibir-se en Jorge Guilln, o en Juan Ramn Jimnez. Poesa escultrica adjeti-va Carlos Bousofio.

    El propio autor ha rechazado todo lo contrario. La trama de lo trgi-co, en el sentido de catarsis aristoteliana que unifica el poema, se captu-ra con la emocin> con el corazn. Nietzsche dira con nobleza depensamiento -

    Es precisamente bajo la sugestin vigorosa de Nietzsche lo que per-mite el poeta y tambin al lector alcanzar y visualizar determinadosparalelos con los poetas tratados por Heidegger: Hlderlin y Trakl. Tam-bin con Rilke.

    En Rquiem23, una de las obras ms elogiadas por Clarence Finlay-s a n > l e e m o s a l p r i n c i p i o :

    Como un centinela helado pregunta: quin se esconde en el tiempo y memira?

    Algo pasa temblando> algo estremece el follaje de la noche.

    El sueo errante afina mis sentidos> el odo mortal escucha el quejido del pe-rro de tos campos.

    Pero no responde nadie sino mi corazn que tiran recientemente con una lar-ga soga.

    Nadie, sino el musgo oue sigue creciendoy cubre l~ puertas.Tal vez las almas despendiclas anden en busca de moradas nuevas.

    Aqu me hallo tan solo, las manos terriblemente juntas (R, 9-10).

    22

    Octavio Paz, El Arco ylaL ira >

    1 k C. E. Mxico, 1979, 39. Schwitzer llega a escribir: Apoetry of ontology demands from the reader a Herculean effort to participate in thepoetscreative process... Lo s penitenciales. It is an umbilical poema in which the author and rea-deralike sbare in the philosophical quest whereby both become exposed to recondite, mys-terious, hidden forces in nature beyond the rango andscope of those everydayphenomenaman embraces and accepts in bis waking hours. Cf . The quest for being in HumbertoDaz Casanuevas Los Penitenciales> 415. Vase, asimismo, lo sealado por Umberto Ecoen Obra abierta, A r ie l> Barcelona, 1979, 80.

    Humberto Utaz-Casanueva, Rquiem. Editorial Intemperie, 1945. Citamos por R

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    Aproximacin a una poesa existencialista... 27 3

    Este canto plasmado con e l d o l o r d e la muerte y el recuerdo de sum a d r e , u n i f i c a e l s e n t i d o d e l S e r : O r ige n-M ue r te , y s e a m p l a a n t e l a in-certidumbre de su propio Y o en el canto XI al exclamar:

    Dnde est mi fe ahora? dnde la vida ms profunda que el sueo?(R, 30).

    La emocin que arrastra la tragedia, se asemeja a aquella delineadapor Georg Trakl en De Profundis:

    Aguarda un campo lleno de rastrojosdonde la negra lluvia cae.Aguarda un rbol pardo y solitario,aguardo un viento

    Remota sombra soyde aquellos lbregos lugares.He bebido el silencio de Dios en esa fuente del prado.

    Fros metales alcanzan mi ser.

    Lleno de mugre,

    hall la soledad en prado oscuro24 .

    El drama de la fe en la acepcin de acontecimiento, como pedaNietzsche en El Caso Wagner, en la potica de Daz-Casanueva y Trakl seobserva la similitud.

    En Rquiem, XII, el poeta chileno estampa:

    Si hubierauna iglesia profunda para encerrarme y pedir algo por ti , si hubie-ra una iglesia en el mundo (R, 31).

    Esta sensacin de peregrinar, de bsqueda inalcanzable de amparoespiritual y vivificante, es el mismo que transmite Trakl en su poemaIglesia muerta.

    La problemtica del Ser en nuestro autor posee un tono confidente>un largo monlogo interior, un aislamiento en sus versos, una expresinpotica desgarrada, a la cual slo es posible comprender a nivel emotiva,de sentir25. De este modo, existe una irracionalidad, al decir de CarlosBousoo, por cuanto la significacin se da a nivel emotivo y no lcido.

    La explicacin es congruente con la gnesis de su potica. A l escribirel poeta> ha expresado Daz-Casanueva, sin que l mismo lo sepa> hay

    24 Georg Trakl, Cantos de Muerte. Traduccin y estudio previo de Angelika Becker. Al-Borak, SA. de Ediciones, Madrid, 1972.

    25 Para Ch. Stevenson los significados descriptivo y emotivo son aspectos distintos deuna situacin total, no partes de ella que pueden estudiarse aisladamente. Citado porUm-heno Eco, op. ci, 132 nota 19.

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    274 JosAntonio Gonzlez Pizarro

    una e t a p a p r e v i a e n que e l p en sam i en to, sin lopensado> y la propiamentepotica, surgen como hermanos siameses. As su poesa reflexiva enrelacin a su contenido escapa a la elaborada intelectualmente.

    Siendo el Ser el objeto en si de su potica, comprende en l todas lascircunstancias que le afectan. Las constantes de la Vida y la Muerte, seven reflejadas en su conciencia lrica ante la disyuntiva ms existencial.

    Es posible rastrear las cadenas de este Ser.En La Estatua de Sal26, h a l l a m o s e s t o s v e r s o s :

    A uf si o tendido sin pensamientos ni imgenes> mordiendo la sbana queme cu re e vacio que a veces soy.

    Dentro de mi exhausta soledad (E, 32).

    La angustia y la lgubre pesadumbre resuenan en otros lugares de sucreacin. En Las Penitenciales:

    Me arrastro,,ntrp mi rolprnn ~, mi thlmn ~ IT 1 7TI

    Comunica los lodosde mis venas.Tal vez yo no sea dignode mi muerte.Tal vez la muerte no seadignade tan grandes lamentos (LP 33-34).

    En Sol Ciego28:

    Todos llegamos haciendo/mido/con los huesos (5, 71).

    En Sol de Lenguas29:

    Ser Es una ceremonia incesante (L, 99).

    En El Hierro y el Hilo30:

    El mundo est hecho/Un desperdicio (11,54)Veo que el mundo/cae/cae (H,56)Me retuerces la cabeza/me pisan/grandes tacos/ybebo/En una letrina (H,30-31).

    26 Humberto Diaz Casanueva, La Estatua de S a l> Nascimento, 1945. citamos por E.27 Humberto Daz Casanueva, Los Penitenciales. Ediciones Carucci, Roma, 1960. Cita-mos por LP.

    Salvo las menciones expresas de la ciudad en las ediciones de Humberto Diaz-Ca-sanueva, debe entenderse que son de Santiago de Chile.

    > Humberto Daz Casanueva, Sol Ciega Edicin de l Grupo Fuego, 1966. Citamos por5.29 Humberto Diaz Casanueva, Sol de Lenguas, Nascimento, 1970. Citamos por L.30 Humberto Diaz-Casanueva, ElHierro y el Hilo, Oasis Publications, Toronto, 1980. Ci-

    tamos por H.

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    Aproximacin a una pona existencialista... 27 5

    Ya en El blasfemo coronado3 haba anunciado:

    Somos heridas para adentro que entreabrimoscon intencin, somos casta alzada (B.C.,37).

    Tal potica anuncia como fe la visin nietzscheneana del mundo:

    L a humanidad no repunta una evolucin hacia lo mejor32.

    La constatacin de la propia realidad humana quejustifica el hastiopor el mundo y el replegarse en Ser, denota laausencia de utopa y falsasensoaciones en su potica. El poeta fija su atencin, podramos decir,metafricamente, en el nadir del Ser antes que su cenit.

    Las fuentes culturales (en el sentido de sentir, pensar) de esta poti-ca permiten descubrir sugestiones del filsofo del martillo> como otras,aun cuando entran en contradicciones. Y esto no debe escandalizar. Lamedida del hombre es contradictoria. El poema, para nuestro autor> es

    unamargo juego dialctico.La expresin espiritual del poeta es un pndulo que va desde la blas-femia, afirmacin de tono agnico de Dios, o en el mejor de los casosbsqueda de otra identidad divina, mediando el prometeismo hastaarribar a la negacin del mismo en su preocupacin por la antropologa.

    Nietzsche abogaba por un escepticismo> como expresin de Ja fuerzay la libertad en suAntecristo.

    maz Casanueva ha recogido ese remezn espiritual en Vigilia pord e n t r o ~ ~ :

    Desesperado apago en mla aureola

    de los santos, quiero descubrir mis propias leyes.esa sangre gastadaque an aflige mi memoria

    San re que estuvo en las antiguas venas de unbanco dios del amor (V,1l,15).

    Esta huella le ha asistido en su poesa ulterior. Es una constante desu conciencia.

    En El Hierro y el Hilo encontramos esta inesquivable constante deldesarraigo religioso propio del autor de Z a r a t u s t r a :

    Rostrosno ms culpa!

    ~ Humbberto Daz-Casanueva, Elblasfemo coronado. Intemperie, 1939. Citamos por B. C.32 F. Nietzsche, El Antecristo. Rafael Caro Raggio editor, 1930 , 4 . Traduccin de 3 . E.

    de Muaforre.Desde una ptica humanista y eticista la poesa de Daz-Casanueva no suscribe el opti-

    mismo del progreso moral que enunciara Freud en El porvenir de una ilusin (AlianzaEdit. 1985. Biblioteca Fundamental de Nuestro Tiempo. Pg. 148).

    ~ Humberto Diaz-Casanueva, Vigilia pordentro. Nascimento, 1931. Citamos por V . Re-paremos la ausencia de mayscula en dios en e J proceso de la negatividad (supranota 16).

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    no ms penitencia!no ms gracia!Y o nunca tuveVoluntad de Hierro

    OyemeSigues siendoPrometeico?Son palabras

    De un hombre queMete su caraEn los cidos ms Ardientes (1 1 > 92).

    He aqu su evolucin unamuniana. Y de Rilke?: Quien podra ver-me que a tu lado voy34 . O bien el mismo quejido nietzscheano:

    Vuelve , Dios incgnita! Dolor mo! Ultima ventura ma!35.

    En ms de algn volumen del poeta hallamos una referencia a la Bi-blia> un epgrafe, un signo aislado que anuncia lacnicamente el dolor ola desesperanza del Ser en los versos que lo componen.

    Un signo como tal es la palabra Estatua o la expresin estatua desal alusin directa al relato de la mujer de Lot en el Antiguo Testamento:la desobediencia implica en una mirada el Ser o no Ser.

    En La hija vertiginosa36 tropezamos con el simbolismo abierto:

    La estatua de sal los ojos derramaron sobre la ciudad/dormida (LII, 20).

    La significacin prosigue en el nivel potico con lo escrito en 1947,La estatua de sal, petrificacin de la Existencia ante la Nada.

    En el libro esencial Vigiliapor dentro constatamos el principio de esesensacin de angustia:

    he hallado mujeres de la patria, ya comidassus estatuas de sal por una lenta e implacable lgrima (V , 52)~~.

    El poeta hunde sus races en una familia tradicional catlica, ligada a la recia personali-dad de monseor Carlos Casanueva, de quien dijo Jaime Eyzaguirre: Nadie ha tenido en lahistoria de la Iglesia en chile una influencia ms profunda, ms decisiva que lasuya, paranadie ha usado, a la vez, de semejante poder con ms dejacin de s mismo y ms notoriodeseo de la gloria de Dios. Vid. Monseor Carlos Casanueva, Finis Tarree (1957), n.014 , 3 .

    ~ Rainer Maria Rilke, Gedichte-Poesfas. Nascimento, 1960, 119. Traduccin y prlogo

    de Yolanda Pina. Edicin bilinge. Nietzsche, As hablaba Zaratustra. Ed. Prometeo, Valencia s&/f. Trad. Pedro Gon-

    zlez-Blanco. 4 > Parte: El Encantador. 1 .~ Humberto Daz-Casanueva, La hija vertiginosa, Nascimiento, 1955. Citamos por

    LII. El propio autor otorga la significacin y la resonancia a la fuente interpretativa, clin-sertar como epgrafe el versculo del Gnesis XIX, 1 7 . Vase , la interpretacin de Rosameldel Valle sobre los cuatro cantos de La estatua de sal en su libre Lo violencia creadora,pgs. 99-132.

    Otro poeta chileno, Julio Barrenechea emplea la expresin estatua de sal, en prxi-mo simbolismo a nuestro autor, en su volumenRumor delMundo (1942) donde hallamos

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    Los a s o m b r o s an t e l o s ademanes c o n t r a d i c t o r i o s v i s l u m b r a d o s e n es-

    t a po es a r e f u e r z a n e l con cep to d e l poema e n e l a u t o r > como l a c o n s t a t a-

    ci n de la Existencia como un acto de arrojo (5, 77).En Sol de Lenguas ex cl am a:

    He asumido/El poder de mis contradicciones (L, 69).

    En esas vicisitudes recordemos el sentido nietzscheano, donde se re-gocija en su propia i d e n t i d a d ; l o e m o c i o n a l p o r s o b r e l o r a c i o n a l :

    Latidos de mi corazn/Donde Ser y No-Ser/Se mueren al unsono (H,154).

    La integracin d e l Y a > en esta perspectiva, se reafirma:

    M i pensar ha/dividido mi sombra ( L > 81).

    En Vigiliapordentro confesaba en Elevacin de la Sima:

    El poeta olvida su lengua maternal cuandodebajo de el alma cavan (V , 11).

    La sublimacin del Existir no es posible, slo cabe rastrear la propiaidentidad del espritu. En El Hierro y el Hilo, evidencia el deambularcolectivo-individual:

    DimeY a no es imprescindible

    La Esperanza? (11, 147).El abatimiento, la desolacin unida a la melancola de un Origen, le

    une en el tiempo a Hlderlin, quien en su Esbozo de himno a la Santsi-ma Virgen, nos dice:

    Y ms de un cantoque yo pens cantar al Padre Altsimome ha sido consumidopor la melancola.

    habra tornado entonces a las sombras,mi propiedad,

    ya que si diste a los mortalestentativa forma de dioses,para qu una palabra?

    38 .

    uno de sus poemas intitulado Estatua de Sal: U n exterminio puro, un don de muerte/cada da absorbido por mi tierra. Vid. Poesa completa, Casa de la Cultura Ecuatoriana,Quito, s/f. pg. 91.

    38 Hlderlin, Himnos tardos. Otros poemas. Editorial Sudamericana Buenos Aires1972, 147 y 157. Coleccin Obras Maestras. Fondo Nacional de las Artes. Seleccin, traduc-cin y prlogo de Norberto Silvetti Paz.

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    Este debate agnico en la esfera espiritual forma parte de la proble-mtica del Ser en nuestro tiempo. Diaz-Casanueva ve en Nietzsche unaposibilidad de fundamento. La necesidad de meditar> alejado de las estri-dencias mundanales, pero estando-en-el-mundo. La ambivalencia de la

    Vida y la Muerte lo somete a la experiencia del trance de la angustia.En El Sol Ciega no puede abstraerse el texto del homenaje que es aRosamel del Valle> para la comprensin del clima animico que recorre ellibro:

    A quin contarle una maravillosahistoria humanasi la muerte refritay nada quedasalvo la fuerza de ser? (5, 15).

    La imagen de la estatua se repite:

    Tengo miedono te interpongas ohestatua (5, 41).

    La problemtica del Ser se resolver yendo a los orgenes mismosde la humanidad, confundindose con lo que existe en la naturaleza?

    Hlderlin en s u poema Como en el da de fiesta haba sugerido asus compaeros de oficio que no slo un maestro educa sino tambinla prodigiosamente omnipotente naturaleza, bella y poderosa.

    Diaz-Casanueva no se refugia en el pantesmo para verificar las cla-ves del drama humano> pero tampoco la prueba de la fe humana aconte-

    ce en la modalidad bblica, en el trnsito por el desierto. Su agona se pa-tentiza en el no-Estar-Dios (Karl Rahner apostillara: sin Dios el hombrequeda atascado en el mundo y en si mismo):

    Le digo:Mi tortuga vacargada de gardeniasAtravesando elDesiertoolvido mi Biblia:Ay !Lbreme de mi agonami presencia estrepitosa (11, 16).

    Lo paradjico en sus versos, de sus sensaciones> queda implcito enaquel misterio de la existencia humana. Aquel es dialctico; de lo con-trario> recordada en un dilogo, nos moriramos de fastidio.

    La revelacin es centrarse a escrutar al Ser.En Sol de Lenguas afirma:

    Sueo que me lleva el SerA l Nacimiento ( L > 24).

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    L a i d e a v u e l v e en El Hierro y el Hilo:

    El Yo vuelve a los

    orgenes (H, 71).

    En Los Penitenciales, haba p r e l u d i a d o e s t e d e s c e n s o :La nada que me esperaha sido ya lamisma?Tomo si muero al fondodonde puedo seguir siendoningunocomo si nada hubierasucedidoMi memoria est nevandoen otro mundo (LP, 75).

    Nietzsche haba r e g i s t r a d o e n Humano, demasiado humano~~:Todo es vaco, todo es igual, todo pas.Daz-Casanueva constata los lmites de la Nada:

    M i coraznQue la rata roeY o aparto losFundamentos delMundome atrae el contactocon la Nada (11,120).

    La percepcin de las situaciones-limites de la Existencia y la angustiaante la Muerte quedan expuestas en su poesa de modo violento:

    Y a retrocedo antela rata de aguaTal vez acosadopor la mana deSerPosternndorne enml interiorante la Nada? (1 1 > 15).

    El fluir de la conciencia del Ser guarda medida en la develacin de latotal identidad> que emerger al sumergirse hacia los orgenes. Se Viveen la paradoja de la Existencia.

    El prjimo se ha despreocupado de su Ser. Se integra a un anonima-to, perdiendo sus seas, aturdindose con el ruido, para no escuchar losquebrantos del alma, la angustia, ante lo inevitable: Su Muerte.

    ~ Nietzsche, Humano, demasiado humano. EDAF. Madrid 1979,104. El Adivino. Trad.Carlos Vergara.

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    Congrego el mundoNo hay HombreHay un Hombre-Mundoy sobre staUn mundo brutal (II, 107).

    El espanto de la inhumanidad del hombre. De la sucesin intermina-ble de caines y abeles, atormenta el espritu y cuestiona la moral ca-sustica.

    Moriremos moriremosPero no a causa de la muerte (L, 57).

    L a f e r o c i d a d d e l l e n g u a j e a d o p t a l a d e nunc ia :

    Peor que la muerte esLa Matanza (H, 20).

    Lo inexorable de la problemtica del No-Existir, vara de nuestras Ii-mitanones, cnnstitnve ni en torn o d e l a m edi taci 6 n m e t a f s i c a , e n i g u a ldimensin que Rilke: La muerte es grande/Somos los suyos 40.

    Pero aquello como causa natural> como ley universal, lo que violentala tica del Ser en este caso del poeta es su semejante convertido enhacedor de la lvtuerte:

    El mundo est hechoun desperdicioVeo que el mundocaecae. (II, 54-56).

    El no reconocimiento del origen en comn, el no visualizar lo antro-polgica en cada Ser> el alienar al Espritu implica acentuar an ms labsqueda del Yo integrador para el poeta. Esa bsqueda hacia los orge-nes conduce a tender al Hombre a la Naturaleza, en la perspectivanietzscheana.

    La imagen de la nueva moral que fluye en Ashablaha Zaratustra, pre-ludia tambin el nuevo concepto del Ser41.

    Estos signos del nuevo derrotero son incorporados por el poeta, encuanto a situar la paradoja del Existir:

    Tanta fatiga para amasar

    la muertePara poner una flor en laoreja del tigre (5, 57).

    40 Rilke, Poesas, Final, 61 .

    41 Nietzsche en Ashablaba Zaratustra anuncia: Qudate enel bosque/Vete con las bes-

    tias (II, 7 ) El Len ha venido/mis hijos estn cerca (IV, El signo) Amo al libre de cora-zn y de espritu/porque assu cabeza no sirve ms que/de entraas a su corazn (IV,10).

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    La asociacin dionisaca es patente: la irracionalidad enuncia lo pri-mario, sentido para rescatar al Ser:

    Por fin mi memoria, su urna abierta descubro>encuentro el ala de una

    bestia ciega C V , 39)H oy me reintegro al tigreMe hace a a (L, 17).Cabalga al tigreSalado por mi sangre (L, 55).No quiero extraviarme enMi memoria felina (11, 16).Te voy a someterA las ceremonias delLoboQue me secretea lasmentirasDe la verdad ms

    irrefutable (H, 84).

    No solamente en el acercamiento de la visin del mundo y de la vidase encuentran aquellos rastros nietzscheanos, sino en las cuestiones delpapel del vidente-poeta> el enfrentamiento con el dogma cristiano y lautilizacin de un lenguaje singular en su dimensin cultural.

    El rastrear Origen-Fin de la Existencia tambin confiere a la proble-mtica del Ser una atemporabilidad que se logra reflejar sinuosamenteen Diaz-Casanueva.

    Hago la sombra del sol (L, 10).

    Annciate en la transparenciade tu sombra (5, 27). A travs de las Bestiasme comunicocon eque soy (5, 72).

    Nietzsche indicar en Humano, demasiado humano e sa p r o y e c c i n :

    Y o soy de hoy y de antes digo, pero en mi hayalgo que es de maana y de pasado maanay del porvenir42 .

    Aspecto delineado por Hlderlin En la fuente del Danubio:

    Viven en tres sentidos43.

    Para Nietzsche es poeta es vaticinador y se distingue por cuenta:

    42 Nietzsche, op. cit. De los poetas, 100.

    ~ Hrderlin, op. cit., 41.

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    aparecen aislados y garantizados contra el ambiente y el ardor de la pa-sinU.

    En este juego de las contradiciones, bajo el influjo mencionado> te-nemos esta convergencia:

    Entre las bestias grandes el hombre obra con soberbia porque est ms solo,sus propios gritos lo despie~n y como un timbalero mueve el corazn paraanunciarse sobre el mundo; alabemos al hombre, sus races pongamos arnba ymezclemos con la luz.

    El hombre no se previene para su fin, ni traza su circuito de paz> no se apli-ca a su sombra todava, como un insensato se cree la amorosa imagen del ser(8 C, 9).

    Este lcido prrafo de sntesis de la cosmovisin del Ser en el poetase hermana con el que acusa una estatura del Ser, todava muy lejos deser plena> que se lee en Nietzsche~5.

    De esta manen se sustenta el paralelo entre la lectura de Nietzsche yla de Daz-Casanueva. El filsofo de Sils Mara anotaba en la Genealogade la moral que:

    Para llevar as la lectura a la dignidad de arte es menester, ante todo, poseeruna facultadhoy muy olvidada (por eso ha de pasar mucho tiempo antes de quemis escritos sean legibles... hablo de lafacultad de rumiaM85.

    Los rasgos perdidos del hombre y que se refugian en los niveles infe-riores del Animal, conllevan asimismo al cuestionamiento de la idea delprogreso, como expresin de la racionalidad humana: soberbia humanafrente a los dems congneres del reino animal~~. El Mundo-Ser.

    Nietzsche, Humano, demasiado humano> II , 99 . Cotjese con lo referido por Daz-Casanueva a Olivio Jimnez o lo expresado a Rosamel del Valle: Han pasado losaos... Orgulloso estoy de quesiempre hayamos conservado nuestra poesa, salvndola dela pirueta, la musiquilla banal o la insipiracin sin contenido.

    ~ Nietzsche apunta en Ashablaba Zaratustra: Donde cesa la soledad empieza laplazapblica/y donde empieza laplaza pblica empieza tambin/el mido (De las moscas de laplaza pblica, 39).

    Habra que tener en cuenta que para el filsofo alemn al cristianismo pretenda serdueo de las fieras: Explayen sus corazones; tomen para ellas buenas horas, se huelgany rumian de nuevo: se hacen agradecidos (IV parte: El despertar 1 ).

    ~ Nietzsche, La genealoga de la moral. Ed. del Medioda, 1967, 13 . T I ad . P . G. Blanco.Represe en el hermetismo o la oscuridad de la poesa de Daz-Casanueva que subsistetodava para sus lectores.

    ~ La razn del lenguaje: ah que vieja tan engaadora!. Vid Nietzsche, El crepsculode los dolos. El Caso Wagner. Nietzsche contra Wagner. ElAntecristo. Rafae l Caro Raggioeditor, Madrid, 193071Yad. J. E. de Muagorri. La cita proviene de El crepsculo, 155. Va-se, tambin Ashablaba Zaratustra, IV, 10 .

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    En El blasfemo coronado se capta esta visin antropolgica:

    Alabemos al hambre, sus races pongamos arriba y mezclemos con la luz(BC, 9)48.

    La intencionalidad de centrarse en el Sercomo finalidad de la poesa,es un manifiesto de la actitud de ser radical, asir al Ser por sus races.Preocupacin de la unidad de Vida-trabajo, que se plasma en revelar

    la suma de alienaciones propias de un modo de cultura.Freud hablar del malestar de la civilizacin. Tal antropologa se

    enuncia claramente en la poesa de Diaz-Casanueva:En Sol de Lenguas estamp el Huir de lo inconsciente con la posibili-

    dad de re-crear el Ser:

    Sueo que me lleva el SerAl nacimiento (L, 24).

    En Vigilia pordentro:

    Y su memoria est olvidandosu verdadero origen (y, 27).

    En El Hierro y el Hilo:

    El Y o vuelve a los

    orgenes (H, 71).

    La razn es la objetivacin de la negacin de las posibilidades de real-

    zar al Ser. No obstante, el desafo a la razn progresa en nombre delcorazn insconciente, no logra aislar el drama existencial ligado alconcepto de Dios, presente o ausente.

    Nietzsche lo seal lcidamente en la analoga del dogma racjonalcon el dogma religioso. El primero evidenciando la necesidad del otro:

    Mucho me temo quejams nos libremos deDios, porque todava creemos en la gramtica49 .

    La sentencia lacnica del autor de Aurora resuena en los versos delpoeta:

    Y o quiero escribiroralmenteMe pongo la bocaDesprendida de unaEstatuaHabla oh escritura

    48 Vase, etrabajo de Alan Schweitzer, La imagen del hombre. pg. 4 (Infranota 9).~Netzsche, El crepsculo de los dolos, 159.

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    Reconstituida! (H, 123).El Poeta escribe enSu cuerpo conNavajas (11, 58).

    El significado del mensaje potico es frtil en sus interpretaciones.

    Rescatando el lenguaje del hombre atormentado de nuestro tiempo,enlazndolo con aquel proveniente de la Sagrada Escritura (Todo loque sale de la boca viene del corazn> Mateo 15, 18)> como negacin delo racional-engao de la escritura, se est en presencia de una clave ori-ginaria olvidada del cristianismo en relacin al Se~ y por consiguientede un nuevo lenguaje ms autntico, de una escritura reconstituida querefleja la correlacin de la Existencia con la vida Cristiana (como fue elalegato de Kierkegaard). En la poesa de Diaz-Casanueva se refleja lumi-nosamente a la nica bestia consciente de Su Ser: el Hombre.

    Pero tal consentimiento implica la aceptacin del dogma del lenguaje

    a la escritura oral> la existencia de Dios, en Nietzsche.La racionalidad del lenguaje constituye una mentira.El dilema en torno a la escritura estriba en componer metafsicamen-

    te siguiendo al Dios de los aforismos a hundirse en lo dianisaco delSer.

    Para el poeta de Vigiliapordentro en su poesa queda implcita una fi-losofa su ademn ante el Mundo, el Ser> su Cosmovisin lo que legi-tima nuestro ejercicio dentro de la filosofa de Nietzsche. Qu papel seasigna al poeta? El poeta, dice Nietzsche, es vaticinador. Daz-Casanuevaacepta la definicin.

    En Sol de Lenguas escribe:

    Busco BuscoLa vibrante la profticaPlenitud de mi cuerpo (L, 15).

    En ElHierro y el Hilo debe exclamar:

    El Poeta ve la>IX-ansparencia delTiempoY qu ve?La fiage~acinDe laExistenciaEl Tiempo esLa Costra fluida de laMuerte (11, 140-141).

    En otro lugar nos asevera:

    El Universo damaPor una

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    RevelacinNo del todo completaY slo en partefransmitidaTal vezY o podra poseer

    Hecho de pura feUn cuerpo absolutoPara la adoracin deLos Magoscon tambores de pielHumana (H > 107).

    En la poesa de Diaz-Casanueva el lector halla delante la situacin delhombre arrojado en el mundo, como expresara Heidegger, donde laNada, en trminos contradictorios es creacin y final de la Existencia.

    Importa referimos ligeramente a un supuesto situacional en la ter-minologa de Bouseo50 que debe tenerse presente en la lectura del

    poeta. Nos referimos a la contingencia de ser europeos en el momentode la permanencia de nuestro autor en dicho Continente> que, repercuti-r en su creacin. O sea, mientras sus estudios en filosofa-teora-apun-taban al fenmeno humano, la realidad metafsica del Viejo Mundo-praxis-iba sealando los supuestos de la inhumanidad5t. Se verificaba laespiritualizacin y divinificacin progresiva de la crueldad, anunciadapor Nietzsche.

    Esa realidad histrica que se dibuja en sus vivencias> aunque no ha-bla expresamente de ella: slo lo vive, acota Carlos Bousoo.

    Estos supuestos el poeta los ha explicitado en la prosa-entrevista aJo-s OlMo Jimnez, como una perenne metamorfosis de la deshumaniza-

    cin que prosigue:

    Matanzas, genocidios, explotacin, miseria> trivialidades para las masas> haydesastres ecolgicos de todo tipo, hay napalm, hay una feroz carrera armamen-tista, hay perfidia, sadismo, mediocridad.

    Todo se patentiza en l a creacin potica a travs de una filosofa quequeda implcita en su poesa, pero no poesa filosfica52.

    ~Carlos Bousoo, Teora de la expresin potica. Edit. Gredos, Madrid, 1966 (4. edi-cin muy aumentada). pg. 453 y ss-

    SI Nietzsche expresar en La genealoga de la moral (Op. cit 30) queEuropa ces de te-

    mer al hombre> y ces de amarle, de venerarle, de esperar en l.52 De la misma forma como se percibe en la poesa de Rilke.

    Apuntamos que la afinidad filosfica del poeta es con eprimer Heidegger, en la rela-cin Ser-Nada.

    Habr que recordar que, para el filsofo alemn, la situacin del hombre en el mundoera tan desesperada que ya slo un Dios puede salvamos, confesaba a Der Spiegel enseptiembre de 1966. Vid. Conversacin de Spiegel con Martn Heidegger> el 23 de septiem-

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    En esa actitud del poeta, son relevantes su conceptualizacin de latragedia y lo dionisiaco53.El efecto de purificacin que es la tragedia en el pensar aristotlica>subyace en la lrica de Diaz-Casanueva:

    Sobre las minas en que estatuas hacinadas nos tienden los brazos supli-cantes.

    Slo la danza multiplica el UNO inmvil y lo fugitivo de este modo per-manece.

    Y el hombre halla a su semejante como a su legitimo.Slo la danza de la muerte arrastra al corazn vestido de negro hacia cl deli-

    cioso enjambre y principia la Vida! (E > XXIII).

    Entre lo apolneo y lo dianisiaco la eleccin est ejecutada a travs delos versos.

    Lo dianisaco permite sumergirse en la interioridad del Ser. Es el es-pritu del sacrificio, de la vida de la emocin> de la turbulencia vital. Es lava que nos aproxima a lo ontolgico. Para Heidegger el sagrado sufri-miento; segn Bowra la que procura indagar los misterios que gobier-nan la existencia humana, de la cuna a la sepultura~~. Para Nietzsche elnuevo espritu dianisaco es lo que explica el gusto de la tragedia54b.

    El drama actual, dir Nietzsche, es que el deus ex Machina hareemplazado a la consolacin metafsica55.

    Esta mutacin del cuestionamiento del Ser, de su posicin en el mun-do y de su sentido, por el simple saber superado por la ciencia ha tra-do el no-conocerse ni individual ni colectivamente.

    Las utopias ofertadas sin un basamento metafsico no atisbanel arama existencial. El didactismo, el panfletismo, el dandismo, la palabra

    hueca, el poema sin sentido y sugerencia son gritos estriles que no lo-gran ahuyentar el terror de lo horrible de la existencia individual> aco-t a r N i e t z s c h e .

    bre de 1966*.Aparecipstumamente en el citadoperidico enel n.0 23, junio de 976. La tra-duccin al espaolpor Pablo Oyarzn. sali ntegra en Escritos de Teora, II, septiembrede 1977.

    Daz-casanueva ha puntualizado aOlivio Jimnez:

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    La nica posibilidad es la consolacin metafsica, el conocer el pre-sente y vislumbrar el porvenir.

    En la aceptacin de lo dianisiaco, en vez de lo presentacin sensata(Heidegger) que es lo apolneo, se capta en el poeta chileno palabras quenos transportan significativamente hacia Nietzsche: sombra, nada, tiem-

    P O > conciencia, bosque, temblor, muerte, soledad, sol> por acopiar algunas.La afinidad nos lleva asimismo hacia la visin comn. Si Nietzsche

    expresa:

    El carcter esencial de la voluntad humana, su horror al vaco; necesita deuna finalidad, y prefiere querer la Nada antes que no querer56.

    es recogido esto con lucidez-emotiva por Daz-Casanueva:

    A y me palpo, yo soyNada, Nada, Nada.Pero tambin soy! (E, XXIII).El blasfemo invoca sus potencias obscuras, rechaza las incitaciones de los

    hombres seguros, cubre de interrogaciones su Y o inmenso y destruye la ilusindel sujeto racional jugando al mundo.

    Este fragmento de su carta a Rosamel del Valle que se incluye en Elblasfemo coronado recoge lo esencial de su relacin con el influjon i e t z s c h e a n o .

    La idea de la Nada con todo las asociaciones de vocablos: precipi-cios, abismo, etc. est presente en otros lugares de su produccinpotica:

    Esta VidaEste acto de arrojo (5, 77)

    Me atrae el contactoCon la Nada (11,120)Prosternndome enini interiorAnte la Nada (H, 15)Se me ocurreEl Ser implica suNadaEn su identidadcompleta.No me gustaEstoy muy flaco (11, 45)

    Todo el canto metafsico uniendo de paso a Dionisos y Pascal seaprecia en E l H i e r r o y e l H i l o :

    Y o asisto a cadaEmbalsamientoLuego me voy meVoy

    Nietizsche, La genealoga, pg. 73.

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    Hundindome enLagaresDonde flotanTrozosDel dios del vinoVoy

    Pedaleando en misHuesosHasta el fondo delLgamo

    Cuerpo mi cuerpoDbil caa pensante (H, 21).

    El lenguaje empleado es la constatacin de la Nada> es reverencial> enuna nueva causa finalidad del Ser. El prostemarse, una tpica expre-sin actitud sacra, que se encuentra en el Gnesis bblico, manifiestala Totalidad de la Nada.

    El mundo es inescrutablePero elVerboya no es sagrado (H, 30).

    La imagen es contrapuesta directamente al Evangelio de San Juan. ElLenguaje-Origen es antropolgico.

    Eljuego que se enlaza con la sombra adquiere en Daz-Casanuevanuevas dimensiones de su significado segn se ahonde en sus races on-tolgicas: la doblez> la divisin del Y o, el anhelo de la unicidad.

    EnEl aventurero de Saba nos dice:La larga sombra se rasguila la espalda contra las alambradas.La larga sombra que se aprieta a mi corazn como una culebra57.En Vigiliapor dentro exclama:

    Pero sus secretas races convienen a toda sombra,inmolado en mis propias leyes, adentro Sor (y, 18)Entonces disperso esta traidora sombra (y, 38).Naca mi ser maternal, acaso de la tierra o del cieloque esperaba desde antao y cuyo paso de sombrapag mi odo que zumbaba como el nido del viento (y, 50)

    En El blasfemo coronado hallamos la asociacin siguiente:

    Ven hijastro de la sombra, saciada esfingesin embargo; tu ala oscura me arroja entremis orgenes, me hace un trace donde losvivos resIsten (BC, 10)

    Humberto-Daz Casanueva, El aventurero de SaInz Ed. Panorama, 1926. Nuestra citaproviene de Humberto Daz-Casanueva, Antologa potica, pg. 15 .

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    En Sol de Lenguas y Los penitenciales la revelacin de la sombra esms directa:

    AmamantemosA una sombra cada vez ms verde (L, 25)

    M i pensar hadividido mi sombra (L, 81)Me matan la sombraenamoradaQuiero prevalecerpero saltan mis huesosesculpidos (LP, 48)

    La simbologa de la sombra no slo nos acerca a Nietzsche sino aTrakl, en cuya poesa la sombra como identidad posee un rol en suversificacin:

    Lleg la horaen que aquel vio, por fin,las sombras en el sol purpreo,aquellas sombras de la podredumbre58

    Oh forastero, tu perdida sombraaguardo en el atardecer,Un lbrego corsario que se anegaen ese mar salado del dolor59.

    En Hrderlin se repite esta semejanza:

    Habra tronado entonces a las sombras,

    mi propiedadWLas afinidades entre Nietzsche y Daz-Casanueva son variadas y ob-

    viamente nos conducen a determinadas comparaciones61.

    ~Georg Trakl, op . cit., pg. 81.~Idem., pg. 87. Hrderlin, Himnos tardos> pg. 157.61 Comprese el epilogo El viajero y la sombra de Humano, demasiado humano, libro

    II, cuyo dilogo final es muy significativo, cuando la Sombra habla refirindose a Dige-nes ej Escila: No me quites el sol , pues comienzo a tenerfro; Daz-Casanueva agrega en

    El Hierroyel Hilo: 1-le agujereado mi,Tonel (H, 15).

    La proyeccin puede ampliarse en esta alusin a la Antigoedad clsica en Nietzsche.Arquiloco, creador de la poesa personal segn la descripcin de Euripides en lasBacantesve que su sueo va en los altos caminos de las montaas, bajo el sol del medio-da (Cf. Nietzsche,El origen de la tragedia, Espasa-Calpe, Madrid, 1975, 41.Trad. EduardoOvejero Mauri). En Humano, demasiado humano> las ltimas frases de la Sombra son:Camina bajo esos pinos y mira en tomo tuyo hacia las montaas; el sol se pone (Op. cit.,II, 580). En la cima se logra la dionisaca: E l que escala altos montes se re de todas lastragedias de la escena y de la vida (As hablaba Zaratustre, 1 parte, Leery escribir, 30).

    flaz-Casanueva en El Sal ciego (IV, 36) expresa: Estoy tocando algo/montaoso/algode unto manando.

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    La conciencia en Daz-Casanueva es esencial como expresin del Y o yde ah se yergue como posibilidad de la metafsica y del contenidopotico.

    En un escrito> fechado en Alemania, 1934> acota sobre Poesa, refi-rindose fundamentalmente a Vigilia pordentro:

    En sus lneas generales responde a una conciencia lrica vigilante.Pero en Chile apenas fue visto o ms bien negado o torcido. Si en ml hay

    desasosiego y carencia de la suficiente claridad lgica que se desearia, es porquehe querido trabajar en los propios orgenes emocionales del pensamiento poti-c o > ah mismo donde poderes dionisiacos nublan la conciencia clarificadora has-ta asfixiarla en la expresin, antes deque sucedan la ordenacin y diferenciacinlgica62.

    El prrafo nos sita, por un lado> con su personalidad intelectual dis-tintiva entre la muchedumbre. En lenguaje nietzscheano un hombre so-berano y, por otro, expone la fuente desde donde poticamente aborda

    la ambivalente imagen del Ser contemporneo: entre la evasin y elcompromiso> entre la soledad creadora o integrarse a la inercia de lamasa. Todo esto conleva la presencia de un lenguaje fuertemente simb-lico como tiempo, temblor y muerte.

    En su volumen Vigilia pordentro encontramos la reiteracin de lastres palabras-clave:

    Y est temblando la blanda ceraque intilmente junto al fuego busca forma(y, 10)< M i flecha ya respira en la muerte (y, 19).Es el tiempo de dormir... (V , 20) la nia en mi anillo como temblando de saben> (y. 24)su cuerpo es la ms tierna pausa de la muerte (y. 26)los sueos me obedecen comoen hora de muerte (V , 29)Tiembla mi alma que antes fue slo una costumbre de amor (y, 37)Sin el pecho o el tamao de su muerte (y, 38).

    En El Hierro y el Hilo las resonancias nietzscheanas son elocuentes: Comprender/Detanto saber/Llego a los Supositorios y a/La Paradoja/Uno lucha contra el/Nudo (H, 25>. Y o no hago sino/Rumiar/Abejas (H, 30). T e abandona porque/Eres/Demasiado huma-na (fi, 83) Y o quiero sentirme/Humano/Demasiado Humano (H, 116), etctera.

    Una sugestiva imagenplenamente nietzscheana, son los versos siguientes de Los peni-tenciales:,

    Sostengo mesas hundias/ en que corra/como un dado, que Schweitzer en suarticulo de HispanicReview (supra nota 13) asocia aAltazor (nota 9 en pg. 422), pero queproviene, asimismo, del libro fundamental de Nietzsche, donde los dados conleva laafirmacin de la mtiple. Para no exterdernos, remito al logradsimo estudio de GillesDeleuze, Nietzsche y la filosofa. Edit. Anagramas, Barcelona, 1971, en especial, pgs. 40-52.

    62 Humberto Daz-Casanueva, Li Vspera, in Antologa op. cit. pg. 45.La situacin en Chile sobre la apreciacin de su obra no ha variado sustancialmente.

    Vase cmoes el acercamiento a Daz-Casanueva en doshistorias de la literatura chilena:Vicente Mengod, Historia de la Literatura Chilena. Edit. Zig-Zag, 1967, 1000 Hugo Montesy Julia Orlandi, Historia de la Literatura Chilena, Mit. Zig-Zag, 1974, 314.

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    Ay, veo sus cabellos que por la noche tiemblan (y, 40).temblando en mi destino como ante una sal volcada (y, 41)Estoy seguro que he tentado las cenizas de mi propia muerte (y, 51)63.

    L a s e x t e n s a s r e f e r e n c i a s a Vigiliapordentro nos eximen acopiar otrascitas, pues ste es el libro clave de sus obras ulteriores.

    En esta visin dionisiaca del Ser destcase el simbolismo del Sol. Heaqu el nexo esencial con lo fundamental de Zaratustra.

    Nietzsche en la indicada obra hace empezar el gran discurso profti-co del modo siguiente:

    Gran astro! Qu sera de tu felicidad si te faltasenaquellos a quienes iluminas.

    El gran grito del superhombre e n l a f i l o s o f a n i e t z s c h e a n a , c o n t o d osu ritual mgico que penetra en los misterios y el devenir del Ser> enDiaz-Casanueva se sintetiza en los siguientes versos:

    Escuchomi parentesco con una lejana razade Truenos ( L > 89)65.

    El Sol es el ltimo trueno (11, 88)El Sol entra en unEclipse deS a n g r eEl misterio de losmisteriosEs la Gloria delHombre (H, 116)

    La posibilidad de una nueva visin metafsica a travs del significadodel Sol se halla en El Sol ciego, y tambin en Sol de Lenguas:

    El sol de lenguas instruyePor donde brota el cantoLa V i d a ( L , 3 9 ) .

    La visin final es de tragedia:

    Hay un Sol NegroQue llaga mi

    Pensamiento (H, 32)

    63 L a imagen de la muerte lo hermana con Rilke. Daz-Casanueva expresa: Nupcialessomas L a Muerte es lagran Viuda! (1.14 , XIII, 62). Rilke asevera: L a muerte nunca com-parte. < O p . cit., pg. 149. Supra nota 34).

    Nletzsche,Asha blabaZaratustra, 1 Parte, 1, 6 . Rllke apostillara: Qu hars t, Dios,si yo perezco.. Vid. ElLibro de las horas, lIbro 1 , 79 (Supra nota 34)

    ~ Comprese con As hablaba Zaratustra, III parte, Antes del nacimiento del sol.,128.

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    El nuevo canto ontolgico proviene a partir de la Sombra en relacinal Sol. En Daz-Casanueva:

    La Vida y laPoesaEntran

    La Una en la OtraAsse evitan losGrumos (H, 144).

    Las manifestaciones de esta visin dionisaca se pueden detectar enel entusiasmo, que empieza a acometer a la desolada existencia terrenal,como se constata en los siguientes versos de Lo hija vertiginosa:

    Hija baila bailaPicotea el suelo hasta sacar la lombrizSaca saca al hombre en el pavor de crecerSaca su almacomo un rayo de oro que riegan cuando comienzaa urlirseBaila bailaSean tus pies las letras de mi canto (LH, 51)BailemosQujardines reflejamos saltando?Qu ronda somos dc dioses presentidos?

    Bailemos

    Trabados

    como si pisarmos uvas borrachas (LII, 67)

    En La estatua de sal pueden apreciarse sus pnmeros cantos baca-nales:

    Corred, corred desnudos agitando la esquila hacia ~ashonduras de la tierray pasado por mi alma (II, 15)Venid! Venid! Danzad conmigo oh Mortales! H e de salvarme todava!

    Slo la danza multica el UNO inmvil y lo fugitivode este modo permaneceY e hombre halla a su semejante como a su legtimo.Slo la danza de la muerte arrastra el corazn vestido

    de negrohacia el delicioso enjambre y principia la Vida (XXIII, 36-37)

    En sus ltimas obras Los veredictosb, El Pjaro Dungat7 yEl nio de

    6 6 Humberto Baz-Casanueva, Lo s veredictos, Editorial El Maitn. Nueva Yor. 1981.Cuadernos de Poesa y Prosa de Amrica y Espaa. n.0 1. Citamos por L V.

    Humberto Daz-Casanueva, El Pjaro Dunga. Editorial Universitaria. 1985. Citamos

    por PB.

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    Robben IslandS confirma su ingreso a una etapa de desesperacin y to-mo ms en cuenta el proceso de alienacin del hombre en nuestra po-ca, confidencia a Jos Olivio Jimnez.

    Es su incursionar con estruendosos zapatos al otro lado del mun-do (H, 40).

    El caminar hacia el hallazgo de los orgenes inacabables, desde lo on-tolgico que es comn en sus inicios y diferencial en las circunstancias.Realidades que adoptan formas espectrales en su entorno y que se pro-yectan con sombro profetismo:

    Me acusan de ser presuntuosoextraado por lo inmanentecienohay una distincin profticaen lo que percibo diariamenteno sabemos enlazar todas lasseales (LV).

    Los versos informan del papel vaticinador que es el poeta desci-frando los signos del tiempo> pero asimismo sugiere al lector su distin-cin en descubrir las seales de su cdigo potico.

    En este lenguaje metafsico no est ausente lo mgico absoluto.Los veredictos constituye la continuidad de la transicin de la escritu-

    ra de El Hierro y el Hilo> donde el esqueleto adolorido de vivencias y deespritu que bebe en el humanismo-antropolgico, va cediendo a aspec-tos ms dramticos que la misma poesa. Poema extenso Los vere-dictos sirve de confesin de parte:

    L o que digono tiene mayor importanciam entendimiento se asemeja aun espejismo (LV).

    La percepcin lgica desva lo esencial de las claves del Ser. En elhombre tambin se encuentra la medida de la humanidad:

    L o inhumano y lo humanoviven

    en mutua complicidad.

    El texto sirve para introducimos a un sesgo en la poesa del autor deRquiem. La referencia potica inmediata-subjetiva da lugar a la refle-xin de lo externo. De esta manera el poeta ha salido de la conservacin

    6 < Humberto Diaz-Casanueva, El nio de Robben Island. Ediciones Manieristas. 1985.Citamos por Rl.

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    de su creacin y se integra o se han concertado los otros en su oficio-materiales a otras voces en el testimonio de humanidacM

    En Los veredictos nos afirma:

    Soy un hombre

    irremediablemente asesinadoque alienta una ltima esperanzapor qu me amonestan si prescindede la Redencin?me cuelgan de los pies paraseflorearme del mundo (LV).

    El cuestionamiento prosigue. Escarba en lo contradictorio de la uni-demsionalidad humana, producto de la alienacin dejando sentir unhondo pesimismo en este crepitar de idolatras> negaciones> inhuma-nidades.

    El acercamiento a lo objetivo del mundo no requiere> empero, deste-

    rrar lo inconsciente que perdura en su poesa: el lenguaje fija en unmo-mento lo pattico, reconstruye la escritura proveniente del corazn-onrico: suda la emocin. El acento y el significado de la palabra recobranueva vitalidad> aun a costa de arrancar intimidades de su hacer:

    H e rescatado un temblorosoinsectometido en una gota de mielhe meditado en ella (LV) Y o no digo sino lo inciertode lo que en mi se manifiestaY o rumio un rayo que me mantienevivo (LV).

    Ms adelante el drama de este hombre entristecido por sus donesprosigue en vomitar descargos hacia los dogmticos:

    Me causa una angustia tan grandemi obstinacin en vivirmirando de reojolo chamuscado (LV).

    El giro de su poesa responde a una disyuntiva axiolgica y cultural,estrechamente ligada al papel del poeta y a su propia Existencia.

    Hay que salvar la circunstancia para que sobreviva el Y o > dir Ortega yGasset en sus Meditaciones del Quijote.

    6 9 Aquella evolucin tambin se aprecia en Gonzalo Rojas, y. gr . en Contra la Muerte

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    Los limites de los exorcismos de la poesa de Diaz-Casanueva tienencomo frontera la mutacin temporal y la contingencia del Ser.

    Los tiempos son otroshay manadas de muertos

    pastando en elvientrelos abismales andan por las callesMe acusan de pensar demasiado enla corporeidad de mi alma (LV)

    A travs de lo solitario-colectivo (Octavio Paz), tambin se puedetransitar hacia lo gensico del Ser.

    lo claro lo evidente es uncuerpo mutiladolo han puesto sobre una plancha de

    mrmolque resbala por la tierrael hombre va para su fin ypara su renuevo (LV)

    Nuevas creencias y dioses pueblan el Universo humano; donde crepi-la e] Pan cifrado converge la limosna ye] Ser. Son veredictos, sor> sig-nos del tiempo:

    Y a no puedes probarme que teres t mismo (LV).

    La desidentidad caracteriza a la Existencia. El hombre es su propiodesconocido> sin destino en sus designios.El Pjaro Dunga e s un t es t im on io p o t i c o p o r l o i n m e d i a t a m e n t e

    colectivo humano, donde se mancilla la Existencia.El ininteligible idioma swahili nos deleita, reconociendo en l la pure-

    za en los orgenes.Un sentido de unidad hila el poema. El ascenso del homo habilis en

    Africa y el segundo Adn, asignan las claves del dominio de la Naturalezay la trascendencia del Universo. El huerto de Getsemani estaba en la mis-ma roca de nuestros orgenes, profticamente grabada70. La mutacin 1 1 -rica es sugestiva:

    Mis vuelos son los adioses de loshombresregreso a las catacumbas de lamentedonde una cresta oscuraes venerada (PD,8).

    ~ Remito a mi artculo> El Pjaro Dunga de Daz-Casanueva, El Mercurio de Antafa-gasta. 2 de abril de 1982.

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    Somos el hombre-cola idealizando el hombre-pjaro. Dunga es laesperanza:

    Llego rebosante de un flujoTrgico

    ParaUna sonrisa fugitivaSobreviveA l azote que zumba en lasInmensidades (PD> 10).

    El poetajuega con los aforismos clsicos> con las teoras que sostie-nen que el hombre es domado por su prjimo. No obstante> en las para-dojas de las sentencias se ilumina su bsqueda ansiosa:

    Y o afirmo que ehombretiene plumas

    Agallas y un gran raboAs pregona los poderes delEspritu (PD,25).

    Daz-Casanueva nos somete a las ilusiones de la caverna. El idealismono existe: dentro se percibe el eco humanizante: laangustia, el sufrimien-to, el engao:

    N o parece que vueloSino que soy peloteado (PD,18).

    La supervivencia se tornaen un terror perenne (PD,45).

    El idioma swahili rescata lo Eterno, el Retomo por medio de Dunga.En el trasfondo la magnfica obra del hombre en su suelo natal: la deshu-manizacin de su Existencia.

    El acero de la civilizacin que aplasta a su hacedor, el ruido de lamuerte que atrapa el gemido de las emociones:

    El Ser slo testimoniacnatflrascon espesos antifaces (PD, 31).

    En la caverna de la evolucin se olvidaron algunas de nuestras claves.De ah> la necesidad de reencontrar los trozos de un lenguaje mtico ysimblico. Es una desesperada posibilidad ante el apocalipsis:

    < Y o escarbodesesperadamente escarbo el suelobuscando el relmpagola vrtebra (LV).

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    Aproximacin a una poesa existencialista... 297

    D a z - C a s a n u e v a e s t l e j o s de procurarnos sosiego de conciencia y deespritu. Su poesa> donde el Ser dama su s i n m e n s i d a d e s e n su propiaExistencia> resume la esencia de todo un espritu inquieto> heterodoxo>donde el blasfemo es responsable por la existencia de Dios71, y unas vi-vencias que son uniforme en relacin al esqueleto del Ser, en la perspec-tiva de Terencio, que nada humano me es ajeno.

    En esta visin su vitalismo-pesimista queda patente en su lenguaje,absurdo y esotrico> usual y onrico, que desenvuelve poticamente suposicin en el Mundo reflejando la del resto humano. Pero tambin nospreludia la Unidad de Todo: Tierra y Cielo y en el equidistante medio elHombre digno y su obra: la palabra-la poesa72.

    Su ltima obra El nio de Robben Island, nos asevera de entrada:

    Este poema se basa en un episodio autntico.La segregacin racial (apartheidT) en Sudfricaimpide la convivencia entre negros y blancos,

    y significa> para los nios negros, crecen,si sobreviven, en la angustia, la enfermedad,la miseria y la abyeccin. Reverencio>especialmente, a los nios masacrados enSoweto. Robben Island es una prisin poltica,lbrega, con tneles subterrneos y fortificados.Desde hace siglos all se tortura y asesina a seres.

    En este poema Daz-Casanueva muestra la continuidad de su preocu-pacin antropolgica> pero tambin una discontinuidad en el lenguaje:lo oscuro deja paso al rayo acusatorio en su discurso. No hay emperouna mimesis de una realidad africana> sino ms bien una presentacinde aquella situacin especfica~~.

    En tal presentacin el drama humano-racial se incorpora a su Yocreador, manteniendo la tensin de los versos, en una re-creacin de unmundo abyecto:

    El polica separa al nio blanco del nionegroabofetea al nio negro y le pone esposaslo zaman-ea... lo obliga a acuclillarselo hace sangrar.Sangre de lgrimas de sangre... roco de sangre

    Alan Schweitzer, L a imagen del hombre y la cosmovisin en El blasfemo coronado>supra nota 9.

    Ricardo Herrera ha escrito que El Pjaro Dunga, ahonda esta concepcin redentorade la poesa... el sentimiento de que la poesa es lo nico que redime al hombre de estaexistencia al otorgarle momentnea plenitud a su ser escondido, vid. La s marcas delata-srs. Ensayo sobre la poesa de Humberto Daz-Casanueva. El imaginero. Buenos Aires.1983.

    ~ Utilizamos el vocablo presentacin del modo que lo emplea Pound, en contraposi-cin a descripcin. vid. Ezra Pound, Elarte de la poesa. Joaqun Mortiz, Mxico, 1970,11.

  • 8/8/2019 2. Aproximacin a una poesa existencialista Lectura de Humberto

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    298 JosAntonio Gonzlez Pizarro

    que vomita un pajarillosangre inmemorial ordeada por hermosos asesinosimplacables.Piedad por el nio pascual... piedad por nosotrosrequemados hasta el fondo (RL).

    El compromiso tico, el nico posible en una escritura centrado en laExistencia humana> surge pleno.

    El lector queda exigido a los contenidos del poema. Ah se opera latransformacin del lenguaje hermtico al usual del que hablan Rosa-mel del Valle.

    Apelando a sus poderes y al inmanente eticismo de sus versos> el poe-ta realiza,

    El acto exorcista> el cual corresponde, a un conatopor proyectar la voluntad humana, con todo el ardory ce o e esta, contra un universo inconmensurable,contra un leviatn descomunal e indiferente queaparece como cans y como azar74

    Jos ANTONIO GONZLEZ PIZARROAn t of ag as t a

    ( C h i l e )

    Alan Schweitzer, Los lmites del exorcismo, op. cit., pg. 2 .