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2 vasos de agua después de despertar ayuda a activar los órganos internos. 1 vaso de agua 30 minutos antes de comer ayuda a la digestión. 1 vaso de agua antes de bañarse ayuda a bajar la presión sanguínea. 1 vaso de agua antes de irse a dormir evita apoplejías o ataques al corazón.

2 Vasos de Agua Después de Despertar Ayuda a Activar Los Órganos Internos

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sobre los beneficios de beber agua al despertar

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2 vasos de agua despus de despertar ayuda a activar los rganos internos

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Reivindicacin metafsica de la mujer

Delia Steinberg Guzmn

Desde hace ya varios aos se viene celebrando el "Da Internacional de la Mujer Trabajadora", fecha que se aprovech para resaltar no slo su capacidad e inteligencia en el trabajo, sino para exponer una amplia gama de reivindicaciones feministas que van desde lo poltico a lo sexual. En este sentido, se contina con la tnica que desde hace un par de siglos sacude a Europa y a Occidente en general: revalorizar el papel de la mujer en la sociedad, otorgarle un sitio fijo y reconocido por las leyes, liberarla de las mltiples tiranas que la subyugaron durante tanto tiempo.

Como mujer - y como autora de este artculo - no pretendo sumarme a esta corriente, y no porque la considere injusta. Simplemente quiero repasar las races de este movimiento feminista, descubrir verdades y mentiras al respecto, y destacar que, a mi entender, estas reivindicaciones no siguen un camino acertado. En todo caso, el feminismo tal y como ahora se entiende, conseguir unas mujeres artificiosas, cada vez ms parecidas a los hombres, pero cada vez menos identificadas con su verdadera misin.

El feminismo actual es ms bien un antimachismo, reaccin lgica ante determinadas exageraciones de la Historia; pero no intenta rescatar los valores autnticamente femeninos, sino poner a la mujer en condiciones de ocupar los mismos puestos que el hombre, a veces es cierto que para llenar vacos (que ya es otro tema), si bien en general es a causa de un revanchismo que lograr calmar los nervios aunque no consiga restituir el equilibrio social. En lugar de comenzar la obra por el espritu, para terminar rematando la forma, hoy se trabaja exclusivamente con formas sin contenido, variables y transformables como nos lo ensea la Historia en abundancia. Y ms all de estas reivindicaciones poltico-sociales que desembocan ya en lo grosero, qu caracteriza a la mujer?

De ah este intento de encontrar sus fundamentos metafsicos, y desde all, volver la vista a la vida cotidiana en busca de mejoras. Hace mucho -demasiado- que no se clama por el reino espiritual de la mujer, y sin esa fuerza, creo insostenibles todas las otras conquistas y peticiones. Enfocaremos este anlisis desde dos puntos de vista: histrico y esotrico; el uno para recordar el papel concedido a la mujer a travs del tiempo y las culturas, y el otro para recoger la sabidura tradicional sobre la cuestin.

UN POCO DE TRADICION ESOTERICA

Cuentan los antiguos tratados de Sabidura, que hace millones de aos atrs no existan hombres ni mujeres diferenciados; slo hermafroditas poblaban la faz de la Tierra. Pero cuando la marcha evolutiva as lo impuso, se dividieron los sexos en oposicin y complemento constante, en busca de la unidad perdida, para poder llegar, en un futuro lejansimo, a una reunificacin andrgina, no por suma, sino por superacin de la dualidad.

Todos los pueblos de la antigedad registraron en sus smbolos filosficos y religiosos este hecho natural, y a partir del Uno Universal sin polaridades, vemos aparecer parejas primordiales que representan lo masculino y lo femenino con caractersticas propias y comunes: propias como efecto de la divisin, comunes por proceder de la misma raz.

En lneas generales, la mujer fue el smbolo de la Materia-Madre-Mar, y el hombre lo fue del Espritu-Padre-Fuego. Pero eso no impidi que existieran diosas del Fuego o dioses de las Aguas, entendiendo que uno y otro elemento, son parte de una Unidad Primera que los contiene y justifica.

Si abordamos las modalidades masculino-femenina con ms detalle, en atencin a la constitucin septenaria de los humanos, viene a resultar que cada plano o cuerpo tiene una polaridad propia - positivo/activa o negativo/receptiva - segn se trate del hombre o de la mujer.

Podemos verlo en el siguiente cuadro:

HombreMujer

Denominacin snscrita:ATMA

Denominacin actual:VOLUNTAD

Denominacin snscrita:BUDHI

Denominacin actual:INTUICION(-)(+)

Denominacin snscrita:MANAS

Denominacin actual:MENTE PURA(+)(-)

Denominacin snscrita:KAMA-MANAS

Denominacin actual:MENTE EGOISTA(-)(+)

Denominacin snscrita:ASTRAL

Denominacin actual:EMOCIONES(+)(-)

Denominacin snscrita:PRANICO

Denominacin actual:VITALIDAD(-)(+)

Denominacin snscrita:ETERO-FISICO

Denominacin actual:CUERPO MATERIAL(+)(-)

A nivel fsico, pues, el hombre tiene ms fuerza y capacidad activa que la mujer, la que, en cambio, en el plano vital tiene ms resistencia frente al hombre que sufre ms desgaste. En el mundo emocional, la mujer es ms receptiva que el hombre, y en el mental, el hombre resulta ms idealista ante la mujer que es ms concreta.

En los planos superiores es mucho ms difcil establecer caractersticas tan definidas, pero podemos apuntar una mente pura que es concreta en lo masculino, y la misma mente como idealista en lo femenino; la intuicin es ms activa en la mujer que en el hombre.

Sin tomar estas definiciones de manera categrica, pues todo en la Naturaleza est armnicamente combinado, resulta que a la luz del conocimiento tradicional, no hay un sexo superior al otro, sino polaridades complementarias en todos los planos que determinaran mayores o menores facilidades para ciertas funciones que van desde lo fsico hasta lo metafsico.

La prdida del simbolismo profundo por parte de las religiones, a medida que stas se iban exoterizando ms y ms, contribuy a crear relaciones errneas o mal interpretadas. Por ejemplo, la materia y el mar fueron indicativos de cambios repentinos y variabilidad psicolgica y mental, ms que de vida y fluidez de conciencia. La razn y la inteligencia fueron concebidas como rasgo masculino, en contraposicin a la percepcin y la intuicin explcitamente femeninas.

La prdida incluso de los smbolos exotricos, ha simplificado el panorama al mximo: Dios es hombre; por lo tanto el hombre es bueno, y la mujer no puede menos que relacionarse con la contraparte enemiga de Dios: el demonio.

Sin embargo, durante siglos perduraron las autnticas tradiciones fundadas en la Sabidura, que concedieron posibilidades equivalentes en todos los terrenos al hombre y a la mujer, la opcin de desarrollar sus poderes latentes y expresarlos con ms perfeccin cuanto ms sabios fuesen. No es de extraar que los ancianos hayan merecido veneracin en tantas civilizaciones, como smbolo de evolucin marcada por los aos bien vividos y plenos de experiencia. Y ya que nos preocupa el tema de la mujer, cabe recordar la importancia atribuida a las viejas sacerdotisas, las poseedoras de los ms temibles secretos, las que estn "al margen de la edad".

Hombre y mujer son, pues, igualmente sagrados mientras haya dualidad en la manifestacin, e igualmente sagrados cuando la dualidad se resuelva en la Unidad Primera.

UN POCO DE HISTORIA

Aunque si nos esforzamos, podemos traer a la memoria varios nombres de mujeres sobresalientes, lo cierto es que son muy pocos al lado de los nombres de los hombres.

Es que ha habido escasas mujeres destacadas, o es que estamos acostumbrados a una particular visin y enfoque de la Historia, que no es ni el nico ni el ms acertado?

Personalmente me inclino por la segunda versin: la Historia, ms all de su pretensin de ciencia, nunca ha llegado a ganar objetividad, lgica y rigor cientfico, porque depende mucho de los hombres que la escriben, de sus ideas, sentimientos, y tambin depende de las modas y opiniones que manejan a los grupos humanos en cada poca.

Hablar de la Historia de la Humanidad es hacerlo de la historia del hombre, pero de un hombre que rebasa lo genrico y se extiende hasta difuminar el papel de la mujer. Sin embargo -y no faltan quienes lo sealan- detrs de todo gran hombre, habra que buscar la figura ms o menos silenciosa de una gran mujer... o de una mala mujer.

Es curioso comprobar que, ms que la Historia propiamente, han sido las religiones exotricas las que han contribuido a relegar lo femenino a los antros oscuros del "mal". Los argumentos son suficientemente explcitos y repetitivos: la mujer es buena slo en cuanto es madre y es respetable como abuela, como viuda y anciana; por lo dems, hay que "salvarla" de s misma y de su propia y desordenada naturaleza emocional.

Es curioso comprobar que cuando una mujer lograba -o logra- destacar, ha sido ms la moral hipcrita que el juicio de la Historia, la que ha logrado que fuera mal mirada, como si as traicionara su obligado anonimato y su obligada funcin de maternidad.

Es curioso asimismo comprobar que la mujer, naturalmente dotada para lo sagrado, lo mstico y lo intuitivo, haya sido alejada de tan nobles actividades, para adularla y rebajarla a su condicin animal y sexual y as poder compensarla luego con unos premios que no son tales ni se adaptan a la realidad femenina. Una vez ms: quin ha obrado as: la Historia o el fanatismo religioso?

Hagamos ahora un rapidsimo recorrido por el tiempo, cosa que nos impedir detenernos en todas y cada una de las culturas conocidas, como hubiera sido nuestro deseo.

No obstante, y en lneas generales, sealaremos que en todos los pueblos antiguos - occidentales, precolombinos, del lejano y del medio Oriente - la mujer ha desempeado un papel religioso importante, sin por ello despreciar el aspecto de madre. Y al decir religioso, no nos referimos solamente al cumplimiento de sus deberes, o a su individual cuota de piedad, sino a un papel activo como sacerdotisa y como vestal o cuidadora del fuego y los elementos sagrados.

Asimismo, es de destacar que en estas culturas pretritas, la imagen de los dioses (en este caso, de las diosas) era un modelo vital a seguir. Cuando las religiones estaban vivas y en su apogeo, alimentaban con su fuerza a sus seguidores, y nunca falt la figura de la Gran Madre como ejemplo inspirador para las mujeres.

En Egipto, y ms all de los cambios naturales en ms de 3000 aos de historia reconocida, Isis fue el espejo inestimable en el que mirarse. De ella se deca que "su corazn era ms hbil que un milln de hombres, era ms eminente que un milln de dioses, era ms perspicaz que un milln de nobles muertos. Nada exista que no supiera bajo el cielo y en la tierra". De acuerdo con este arquetipo, la mujer poda ser una excelente reina gobernante, una eficaz ama de casa, esposa y madre, o una sacerdotisa sagrada desde la Gran diosa Hathor hasta el misterioso Amn. No haba diferencia espiritual entre hombres y mujeres: unos y otras tenan sus funciones que cumplir en la tierra y las mismas oportunidades en el ms all.

En la Mesopotamia nos encontramos con un proceso anlogo al de Egipto en cuanto a la duracin temporal de sus culturas, adems del otro factor de la diversidad tnica de sus pueblos. Los antiguos sumerios tuvieron una idea elevada de la mujer y la consideraron en igualdad con el hombre; pero a medida que prevalecen los grupos semticos, la mujer se ir subordinando al hombre por completo.

Mientras el rol femenino fue activo y sagrado, encontrbamos desde las cortesanas sagradas dedicadas a Istar, hasta las sacerdotisas de claustro severo; desde las hechiceras y agoreras, hasta las grandes sacerdotisas que representaban a la Diosa Madre en la hierogamia o renacimiento anual del Universo; desde las cantoras y danzarinas del templo, hasta el clero femenino al servicio de los dioses -junto a los sacerdotes masculinos- en sus ms variados cultos.

En la India apreciamos desde antiguo un fuerte patriarcado, aunque muy sensible a la influencia de la mujer. Existen relatos que nos muestran mujeres clebres por su sabidura y su santidad, en todo similares a los de las diosas. El Budismo manifestar un cierto recelo por las monjas, aunque no por ello dejar de aceptarlas.

China fue notable por su matriarcado, al punto de que en pocas arcaicas, los nios llevaban el nombre de la madre, ignorando a veces el de su padre. Desde sus races mticas, la mujer aparece como diosa en el cielo y soberana en la tierra, provista de grandes dotes mgicas. Su larga historia nos la muestra valiente y generosa, de gran corazn, si bien la decadencia de las formas religiosas hizo prosperar un rgido ritual que redund en el progresivo sometimiento de la mujer al hombre.

Para referirnos a Grecia debemos hacerlo en principio a Creta, que concedi un lugar primordial a la Diosa-Madre, al punto de desenvolver un matriarcado o ginecocracia en que las sacerdotisas fueron ms numerosas que los sacerdotes. La Grecia clsica conoci cultos extraordinarios a cargo de la mujer y Afrodita (como Amor, Belleza y Maternidad) tuvo infinidad de devotas, incluida la cultsima Safo, "dcima musa" de las artes. La presencia femenina era fundamental en la mayora de las ceremonias religiosas y en las ms variadas festividades, sin contar aquellas que eran exclusivas y de las que los hombres estaban apartados totalmente.

Roma dio un sitio privilegiado a las matronas que, adems de su funcin familiar y social, solan cumplir con tareas sacerdotales individuales o al servicio de la colectividad. El Colegio de las Vestales fue la ms clebre de las instituciones religiosas; se encargaba de vigilar el Fuego Sagrado de Roma, pues el Fuego de Vesta era el hogar comn de todo el pueblo. Las vestales, castas y sobrias por excelencia, eran depositarias de un poder mgico que salvaba de la muerte a los condenados y mantena el secreto de los misterios.

La persistencia de algunos cultos y festividades en los que participaban por igual matronas, sirvientas y cortesanas, nos sugiere otras pocas en que las mujeres estaban agrupadas por edades y categoras internas que no tenan relacin con las clases sociales sino con la funcin sagrada a cada una atribuida.

La mujer romana, que haba participado activamente en crculos literarios y escuelas filosficas, se vio nuevamente sometida con el advenimiento del cristianismo, a partir del emperador Constantino.

Aunque enfrentados con los romanos, los celtas tuvieron sin embargo similar respeto por el carcter femenino y por las diosas-madres. Entre ellos encontramos druidas, sacerdotisas cultas y msticas, junto a otras llamadas "brujas", vrgenes apartadas que aplicaban ritos para provocar y apaciguar tempestades, curar enfermedades, predecir el futuro, metamorfosearse en variados animales... y no faltaron bravas mujeres que destacaron en la guerra.

Sin agotar las civilizaciones que hicieron historia y otorgaron funciones de gran responsabilidad a la mujer, entramos en un perodo especial en Occidente: la Edad Media, en que ya no hablaremos de uno u otro pueblo en especial, sino del estilo de vida que imponen los acontecimientos histricos, y fundamentalmente los religiosos.

Para el cristianismo, la mujer depende del hombre por cuanto Eva fue formada a partir de una costilla de Adn; la mujer est ms marcada por el pecado original ya que el hombre pec por culpa de ella; as, debe redoblar sus esfuerzos para obtener la salvacin. Debe someterse a la enseanza y autoridad del hombre conservando una absoluta humildad intelectual, y sobre todo, guardarse de interpretar la palabra de Dios.

En pocas de San Pablo, se admita a las mujeres para ciertas funciones prcticas en los templos, que en la sociedad pagana corespondan a los esclavos, pero que en la comunidad cristiana estaban santificadas por su objetivo. No hay mucha diferencia entre ser mujer y ser esclavo: la mujer es as por naturaleza; en cambio la esclavitud, como institucin, puede variar o se puede abolir. La salvacin del alma, tanto del hombre como de la mujer, se apoya en buena medida en la virginidad, estado superior al matrimonio, vlido para la mayora de las sectas cristianas. Los viejos ritos paganos exigan asimismo pureza y continencia, pero momentneos y en estrecha relacin con determinados cultos y perodos del ao.

As se comprende que los paganos juzgaran a los cristianos como enemigos del gnero humano, ya que condenaban el matrimonio y consideraban a la mujer como un ser inferior.

Aunque la piedad popular se volc bien temprano en la figura de Mara, esa devocin hall resistencias que demoraron siglos en ser superadas.

Pese a no aparecer explcitamente en el Evangelio, las mujeres son minorizadas por los Padres de la Iglesia que las describen como "animales dainos, males necesarios y peligros domsticos". Y valgan estos otros pocos ejemplos:

"Sois la puerta del infierno, la ladrona del rbol prohibido, la primera desertora de la ley divina; sois la que persuadsteis a aquel a quien no tena el demonio, bastante valor para atacar. Destrusteis la imagen de Dios, el hombre..." (Tertuliano)

"La mujer es el instrumento del centinela del infierno, enemiga de la paz" (San Juan Damasceno)

"De todas las fieras, la ms peligrosa es la mujer" (San Juan Crisstomo)

Para San Agustn, la mujer no puede ejercer funciones de direccin, ni participar en actividades judiciales, ni ensear dentro o fuera de la Iglesia.

En el Concilio de Maon (siglo VI), un obispo lleg a preguntar si la mujer poda ser llamada homo en el pleno sentido de la palabra... Y sin embargo, fueron las mujeres las que ms colaboraron en las conversiones al cristianismo.

Poco a poco se empez a valorar a aquellas que se consagraban definitivamente a Dios manteniendo su virginidad, al principio encerradas en sus propios hogares, y luego como monjas severamente enclaustradas en monasterios.

La vida de la mujer, como es lgico, se desenvolvi con muchos altibajos desde aquellos tiempos hasta nuestros das. Fue desde el aburrimiento en las cortes hasta convertirse en el ideal abstracto de los caballeros; desde las tareas en las beateras que absorban el excedente de poblacin femenina de los monasterios, hasta la vida en el convento; desde las santas hasta las reinas y princesas que empezaban a intervenir con tmidas opiniones.

Pero durante mucho tiempo fue claro que el hombre -y sobre todo el monje- tenan tres enemigos: el mundo, el demonio y la carne, los tres representados por la mujer. El impulso antifeminista sigui mantenindose no slo en eclesisticos y clrigos, sino tambin en burgueses y juristas.

El Islam y el Judasmo no ofrecen matices variados al respecto: la mujer es claramente inferior al hombre. Hay, tal vez, un atisbo de excepcin en las musulmanas espaolas del bajo medioevo que destacaron en ciencias, poesa, medicina, derecho, enseanza religiosa y formacin de bibliotecas.

El Renacimiento har oscilar a la mujer entre un animal imperfecto y "ser divino", desde la crtica de su fragilidad psicolgica hasta el elogio de la castidad. No faltan mujeres religiosas verdaderamente piadosas y diligentes, ni vocaciones forzadas, o bacanales en los conventos. La creencia en las brujas se convierte en psicosis a partir del siglo XV y abundan bulas y estudios sobre el tema, as como afirmaciones irracionales: Por qu la mujer es ms propensa a la magia negra?: porque es la maldad pura.

Entre el 1500 y el 1700, ninguna poda considerarse libre de una acusacin de brujera; bastaba una cualidad especial -talento, enfermedad, deformacin o belleza- para despertar la sospecha. Hubo procesos con cientos de miles de vctimas estranguladas, decapitadas, quemadas... Desde el momento en que la bruja es la que copula con el diablo, la brujera se relacion con la sexualidad en contra de la religin.

En los siglos XVII, XVIII y XIX, segn las caractersticas de los diferentes pases europeos, el papel de la mujer fue saliendo del mbito familiar para adquirir mayor relevancia en la sociedad, a pesar de que el "hueso supernumerario" hizo decir a Rousseau que la dependencia es el estado natural de la mujer.

Comienza la poca de las reivindicaciones civiles y polticas, morales y sentimentales, que producirn cambios considerables a partir de la segunda mitad del siglo XX. Y as llegamos al momento presente, en que la mayora de los pases occidentales admite una igualdad de principio entre el hombre y la mujer, y una participacin cada vez mayor de la mujer en la vida econmica, social y poltica, ocupando cargos que antes eran considerados exclusivos para hombres.

Y volvemos al que fue punto de partida de nuestro escrito: el afn ya desmedido de romper barreras, y hasta me temo que aun las ms lgicas y naturales. Los reclamos rebasan lo sociopoltico y laboral y se centran en lo domstico y sexual: "Manolo, la cena, te la haces tu solo"; "Somos mujeres, mujeres seremos, en la cocina no nos quedaremos"; "Somos malas, podemos ser peores"... Surgen concesiones de derecho al aborto y de defensa a las agresiones sexuales, los colectivos de lesbianas y de mujeres progresistas...

Pero, dnde est el progreso? Es ste el buen camino, el de la protesta y la revancha? Lograr la mujer sentirse plenamente satisfecha por esta va, segura de su papel en el mundo, segura de s misma? Dnde quedan los valores intelectuales, morales y espirituales que deberan ser argumento resplandeciente en la batalla? Slo se busca la igualdad en la mediocridad, o sera preferible que cada cual, hombre y mujer, desenvolviese sus mejores y verdaderas aptitudes? En todo caso, la ultrrima y segura igualdad est dada por naturaleza y se manifiesta en el espritu que no es hombre ni mujer, sino nada ms ni nada menos que la esencia del ser humano.

A tenor de lo que venimos recogiendo de la experiencia histrica, la mujer ha perdido sus races, sus fundamentos. Se ha visto desplazada de su funcin humana y divina, y hoy reclama a gritos tristes limosnas que la hunden ms en su miseria.

Falta Dios, falta mstica, ritual y ceremonia; faltan altares y sacerdotisas; faltan verdaderas escuelas de cultura; falta Amor y sobra sexo. Faltan mujeres cabales y sobran hembras desconcertadas. As, pues, es otra la reivindicacin que proponemos: no es un acto de protesta, es un gesto de evolucin, una sabia mirada al pasado y una ferviente accin hacia el futuro, un descubrir y despertar la magia dormida que alguna vez hizo, y otra vez har de las mujeres verdaderas madres, dadoras de vida en lo fsico, en lo moral, en lo intelectual y en lo espiritual.

La hora de lo metafsico ha sonado; no dejemos pasar el momento de abrir nuevas puertas al destino de la mujer, que es decir por lo tanto, al destino de la Humanidad.

http://www.nueva-acropolis.org.ar/Reivindicacion-metafisica-de-l.465.0.htmlLA MUJER Y EL NUEVO PARADIGMA FEMENINO

Enviado por Rosario del Castillo

Lo femenino en el cosmos

El agua como elemento cosmognico femenino

La visin griega

Lo sagrado de lo femenino y lo masculino y sus expresiones en el hombre y la sociedad

Lo femenino y lo masculino en la conciencia

Lo femenino y las religiones actuales

La mujer, expresin de lo femenino

Las funciones de la mujer

Conclusin

Bibliografa

La feminidad ya no se puede limitar a la sensibilidad, la pasividad y la maternidad. Tenemos que volver a descubrir y a expresar su capacidad creadora y transformadora. Necesitamos un cambio de valores en ambos sexos, mediante la capacidad de integrar simultneamente los opuestos, aparentemente excluyentes entre s.

LO FEMENINO EN EL COSMOS

Aunque el concepto de "mujer" ha estado sujeto a interpretaciones histricas temporales, lo femenino ha transcendido ms all de los cambios de paradigmas como algo que permanece claro y preciso en el alma de los hombres desde la antigedad.

La imagen de lo femenino en el Cosmos est presente en todas las culturas antiguas. Analicemos.

Si partimos hacia el extremo Oriente, China en particular, consideramos que desde la poca Feudal aparece la nocin de TAO como "Padre-Madre del Universo". De la Gran Unidad proceden los dos reguladores, yin, lo femenino, y yang, lo masculino, cuya combinacin al infinito crea todo el proceso del devenir.

Adems, el Tao es el Gran Vaco de la Gran Matriz de todo lo que existe bajo al cielo. El Tao primordial es un "vaco lleno de potencialidades y de eficacia". Para la antigua cultura china, lo femenino es parte de los Orgenes sagrados, del inicio, del mundo celeste creador. La potencia creadora no es exclusivamente masculina, como para Occidente; en el Tao, la interaccin yin-yang constituye la unidad primordial.

En Oriente, la concepcin bramnica muestra una triloga de lo sagrado a travs de Brahma, Vishnu y Shiva, pero estos tres aspectos no existen solos, sino en unin a su contrapartida femenina, su shakti.

Correspondiendo a:

Brahma Sarasvati Creadores

Vishnu Lakshmi Conservadores

Shiva Kali Destructores

Sarasvati: diosa de la Sabidura, de la Msica, de las Ciencias. Inspiradora de los Vedas. Renovacin espiritual.

Lakshmi: diosa de la prosperidad, de la pureza, de la generosidad, la fortuna, la belleza.

Kali: diosa de la Danza Csmica, los ciclos, y en consecuencia de la muerte.

Ms all de esta Triloga sagrada, en India veneran a la Gran Madre, la Mahasarasvati o la Mahashakti, cuyas cualidades son: tranquilidad, compasin inagotable, energa, irresistible pasin, voluntad aplastante, belleza, armona, ritmo, gracia cautivadora, conocimiento interno, trabajo cuidadoso, perfeccin tranquila y precisa en todas las cosas.

Lo que nos da igualmente una plasmacin de "lo femenino" a travs de estas virtudes.

Por su parte, Aditi, que significa "sin ataduras", es considerada la Madre de los dioses, una suerte de Rea griega. Es la fuente de todas las formas csmicas de la conciencia.

EL AGUA COMO ELEMENTO COSMOGNICO FEMENINO

Todos los textos sagrados nos hablan de "las Aguas primordiales", y los cientficos actuales tambin nos dicen que la vida comenz en el mar. De las Aguas primordiales o caticas emergen todas las cosas y en ella se sumerge para morir todo lo manifestado.

La tradicin oriental cita a la diosa Io, conocida bajos nombres diferentes, y le hace afirmar: yo soy la que es, ha sido y ser. Yo soy la Naturaleza, madre de todas las cosas, duea de todos los elementos, origen y principio. Reina de los mares.

LA VISIN GRIEGA

En el pensamiento primordial de los griegos, Eros y Logos son inseparables. El pensamiento, el Logos, sera estril sin Eros, y ste sin el Logos no tendra ni direccin, ni forma, sera la atraccin sin sentido o la loca pasin sin misin. Sin la presencia de lo femenino, el principio masculino queda herido y la calidad de vida se deteriora. Cuando lo femenino no es reconocido, no tiene lugar la renovacin de la vida.

En la Cosmogona griega, tal como la presenta Hesodo, encontramos que el Eros primordial jugar un papel muy importante, pues es el elemento que despierta la vida en medio del caos por medio de la atraccin y la repulsin, y permite que el Logos cree y d nacimiento a la Tierra y al cielo y a los otros planos.

La presencia de las diosas en el Olimpo y sus cualidades infundieron en el pensamiento antiguo una veneracin y respeto por lo femenino en todos los campos: Gea, Rea, Hera, Atenea, Afrodita, Demter, Persfone, Artemisa, por no nombrar sino las ms conocidas, llenan todos los aspectos de lo femenino del Cosmos a la Tierra.

LO SAGRADO DE LO FEMENINO Y LO MASCULINO Y SUS EXPRESIONES EN EL HOMBRE Y LA SOCIEDAD

Lo femenino y lo masculino son patrones universales de la psique humana y no estn restringidos a un gnero.

Jung llama nima a lo femenino en el alma masculina, y nimus a lo masculino en el alma femenina. As pues, masculino y femenino pertenecen a la estructura de nuestra conciencia. Cuando permanecemos inconscientes a uno de los dos polos, renunciamos a sus caractersticas y perdemos sus cualidades.

La transicin de la conciencia de lo femenino sagrado hacia una visin patriarcal y masculina de lo sagrado sacrifica y abandona lo femenino. Tanto en los hombres como en las mujeres, lo femenino se sumerge para pasar al mundo de la sombra, y desde el inconsciente emerge a travs del instinto y la sensualidad, ponindose al servicio del ego animal e identificndose exclusivamente con el cuerpo de la mujer.

Lo femenino consciente evoluciona a travs de la imaginacin creadora y se relaciona con la vida y la energa renovadora. Cuando el arquetipo de lo femenino, en su expresin del amor, es activado, nos sentimos imbuidos con la vitalidad del amor, la belleza, la pasin y la renovacin espiritual.

Jung afirma que la prdida de un arquetipo hace sentir este "descontento de nuestra cultura" y nos atemoriza. Sin la vitalidad femenina, que equilibra el principio colectivo patriarcal, aparece la esterilidad. La creatividad y el desarrollo personal quedan sofocados.

Cuando lo femenino como polaridad equilibrante no es considerado, las estructuras sociales y psquicas se convierten en mecnicas en exceso, polticas en exceso, militarizadas en exceso. El pensamiento, el juicio y la racionalidad se constituyen como los factores dominantes. La necesidad de realizacin, el sentimiento, el cario o el cuidado de la Naturaleza quedan desatendidos. No hay equilibrio ni armona en el interior ni en el exterior de uno mismo.

Hemos visto cmo el arquetipo femenino fue venerado en la antigedad como Gran Madre, Seora de los Cielos y de la Tierra y lo sagrado de la Naturaleza, inclusive del mundo animal.

Cuando hay una prdida de lo sagrado de la Naturaleza y de lo femenino, la sociedad lo expresa a travs de imgenes de naturaleza demonaca, como actualmente aparecen en todo el arte juvenil satnico y en el arte ertico, que ha perdido la dimensin sagrada para transformarse en expresin de lo animal y perverso.

LO FEMENINO Y LO MASCULINO EN LA CONCIENCIA

El reino de la Gran Madre sobre la conciencia permite el nacimiento del Yo sobre el ego animal.

Lo femenino nos ayuda a sacrificar la identidad del ego animal por la del yo humano y la del Ser. Nos invita a abandonar el enfoque del ego animal combativo en pos de nuestra conversin en individuos. Nos mueve a superar nuestro apego a la autonoma del ego animal, nuestro deseo de poseer y controlar todo, y finalmente el de identificarnos con nuestra personalidad efmera.

La energa masculina logra arrebatar del inconsciente la experiencia de la discriminacin de la individualidad, de la capacidad de libertad y de eleccin. La energa del Gran Padre nos permite simplificar los mecanismos de supervivencia fsica y de bienestar.

La poca patriarcal ha cumplido su objetivo evolutivo. ste debi preceder al nacimiento de una feminidad consciente y al desarrollo de la totalidad humana. Recordemos que la energa heroica de lo masculino logra diferenciarse del abrazo de la Gran Madre, rompe el mundo psquico y permite distinguir el "yo" del "t", el marido de la esposa, el macho de la hembra.

El alma se desarrolla mediante la atraccin de los opuestos y su relacin con ellos. Es decir, que la hegemona del Gran Padre nos invita a recuperar el poder de la Gran Madre.

Mientras que lo masculino y lo patriarcal posibilitaron que emergiera la consciencia del "yo individual" desde las profundidades del tero de la Gran Madre, el despliegue de lo femenino dentro del alma permite a este "yo individual" empezar a retornar y a conectar con su ser ms integro: cuerpo, alma y espritu, y adems le permite reconocer su relacin con la comunidad humana.

Lo femenino como sabidura impulsa a soltar amarras en lugar de poseer. A vivir la vida como un proceso ms que como piezas estticas, y puede llevarnos a profundizar en el morir, que es la condicin previa de nuestro devenir.

Lo femenino siempre respeta y venera los Misterios de la Naturaleza, que son sus propios misterios, y muy rara vez atenta contra la Naturaleza. Lo femenino est sometido a la Naturaleza y es incapaz de alterar o cambiar el curso de los acontecimientos naturales. Lo femenino acepta plenamente lo que es. Sin lo femenino y su respeto por la manera de proceder de la Naturaleza, la ingeniosidad de lo masculino se volvera muy destructivo para la vida.

Lo femenino nos invita a vivir las cosas terrenales como aspectos integrales de nuestra totalidad. Contribuye a despertar nuestro sentido de la responsabilidad hacia la Tierra. El sentimiento de cuidar del planeta y no slo explotarlo es fundamentalmente femenino.

Desarrollando en nuestro interior los hilos de la relacin entre los opuestos, cielo y tierra, masculino y femenino, vida y muerte, consciente e inconsciente, lo femenino dar a luz comunidades con capacidad de ser.

LO FEMENINO Y LAS RELIGIONES ACTUALES

Mientras que en lo religioso el paradigma patriarcal tiene la tendencia a crear un mundo "a su imagen y semejanza", unilateral y fragmentado, la visin femenina reconoce, experimenta y recibe la totalidad. La naturaleza tejedora de lo femenino nos capacita para apreciar y explicar el sentido holstico del mundo que complementa la perspectiva masculina.

Las races del pensamiento cosmognico griego influyeron en Occidente y en el pensamiento judeocristiano, en el que lo femenino es prcticamente evacuado del plano divino, dejando un creador exclusivamente masculino.

All donde el Dios es masculino y padre, lo religioso slo est asociado con la ley, el orden, la civilizacin, el logos, la religin -y el patrn de vida que esto apoya-. Tiende a convertirse en una negacin de la naturaleza, de lo instintivo, de los sentimientos, de Eros. Una religin as, lejos de unir y de integrar, lo convierte todo rpidamente en un instrumento de represin y de desintegracin individual y social (Vctor White).

La actitud patriarcal, entrelaza con la imagen de un Dios masculino en su negacin de lo femenino, de lo instintivo y del sentimiento, se convierte en una estructura jerrquica de palabras y dogmas presente en la mayora de las religiones contemporneas.

Para restaurar la imagen de lo femenino y sanarlo tenemos que darnos cuenta, en primer lugar, de que las imgenes existentes no son las ms adecuadas para contener la totalidad de la fuerza apasionada de la vida.

Dos imgenes de lo femenino son prominentes en la Cristiandad Occidental: Mara Magdalena y la Virgen Mara. Juntas, la Virgen y Magdalena forman un dptico de la idea patriarcal cristiana de la mujer. No hay lugar en la arquitectura conceptual de la sociedad cristiana para la mujer en s misma, una mujer que no sea ni una virgen ni una prostituta.

Desde este punto de vista, la maternidad y la sexualidad quedan divididas. La Magdalena, como Eva, lleg a la existencia bajo la poderosa resaca misgina que asocia a las mujeres con los peligros y la degradacin de la carne. Por esta razn se convirti en una santa querida y prominente. Ella ofrece esperanza a las mortales que no llegan al perfecto estado de la virgen y que solicitan ser perdonadas por sus pecados.

Mara Magdalena permanece como una prominente figura en la tradicin cristiana tambin por razones psicolgicas. La dimensin arquetpica de la naturaleza femenina ertica elige una figura donde colocar su proyeccin; Mara Magdalena es quien sirve de modelo. Los seres humanos, en su bsqueda espiritual, tienen que encontrar una imagen de lo femenino que se relacione con lo ertico de las antiguas diosas del amor. Pero la represin de los Padres de la Iglesia manipul esta idea de la sexualidad, por lo que Mara Magdalena fue entonces vista como una penitente que renuncia a su sexualidad.

A diferencia del mundo antiguo, donde el amor ertico no era considerado incompatible con la espiritualidad, el mundo medieval neg el elemento ms necesario para la renovacin de la vida, el dinmico y transformador aspecto femenino de la psique.

La otra mitad del dptico describe a la Virgen Madre. Ella es la idealizacin de la feminidad, una persona de una pureza absoluta que nunca cae en el pecado. Aunque se muestra humana, la tradicin decret su ascensin a los cielos sobre-humanizndola.

Cuando volvemos a examinar los atributos de las diosas, desde las asociaciones de Sumeria a las elevadas civilizaciones de Grecia y Roma, descubrimos que las caractersticas que compartan eran la belleza fsica, la virginidad, la asociacin con la Luna y con la muerte trgica y a veces el sacrifico del hijo-amante.

A Mara se la relaciona con el cosmos, con lo que a menudo es llamada la reina de los cielos. Para describir su celestial belleza, con frecuencia se la representa entronizada en la Luna. Se la asocia en primer lugar con su hijo, que es sacrificado; el rol de Mara como esposa es, en cambio, insignificante, por no decir nulo.

A pesar de estos paralelismos con la imagen de las diosas del mundo clsico, Mara es asociada slo y convencionalmente con el aspecto maternal de lo femenino-esttico protector. El aspecto dinmico y transformador, relacionado con la pasin, la sexualidad y la fertilidad de las diosas del amor, est conspicuamente vaco.

Estas imgenes influyen y se convierten en modelo y motor de las mujeres en el paradigma cristiano. Pero la ausencia de lo femenino en su totalidad se puede vislumbrar sobre todo en las culturas latinoamericanas, donde el arquetipo de la maternidad sigue siendo la motivacin de las jvenes; aunque est ausente la idea de esposa, y en consecuencia de Mujer, lo maternal, protector y permisivo es el modelo, del cielo a la tierra.

La Virgen y la madre "protegen" al sicario (criminal a sueldo, generalmente de edades entre 16 y 25 aos) para que su "trabajo" (el crimen) se realice eficazmente y sin riesgos para l.

Contrariamente a lo que se ha hecho en nuestras sociedades, que es incluir en la educacin del adolescente la llamada educacin sexual, como una informacin mecnica del acto sexual y sus consecuencias, necesitaramos volver a ensear a despertar a la diosa del amor en el alma de los adolescentes para que puedan cumplir sus papeles de hombres y mujeres unidos por el Eros en toda su expresin sagrada.

Recuperar la imagen de lo femenino en nuestras sociedades, desde el cielo hasta la tierra, es una misin sagrada que tarde o temprano tendremos que iniciar. No ser fcil, ya que el patriarcado no est dispuesto a compartir su poder, aunque en las pasadas dcadas se han dado algunos cambios significativos.

La sancin debe venir del interior, en la integracin con las imgenes antiguas de lo femenino, de manera tal que podamos relacionarnos con ellas a travs de nuestra propia mitologa interior.

LA MUJER, EXPRESIN DE LO FEMENINO

Julin Maras define a la mujer como "el espacio habitable", "la creadora de la casa". La mujer es la "llamada de la vida" a penetrar y quedarse en ella. Es el espacio forjador de vida, de amor, de sabidura. La mujer es un "adentro" pero abierto; en ella se puede entrar, permanecer y salir. As, todo espacio habitable, sea el templo, el hogar o la ciudad, son el reflejo de lo femenino y la mujer puede expresar su ser a travs de ellos.

La realidad de la "mujer" ha estado sujeta a interpretaciones que varan segn la poca y nuestra mayor o menor sabidura sobre el tema. El concepto de mujer es una interpretacin histrica y cambiante. Pero lo femenino es eterno.

- La mujer es como un campo. Lleva en su cuerpo el conocimiento secreto de la fertilidad y del crecimiento de la vida en todas sus formas y expresiones.

- La mujer es el vientre en el que se gestan las civilizaciones. Lo femenino trae al mundo las formas y las almas engendradas en s misma.

LAS FUNCIONES DE LA MUJER

Muchas veces se ha confundido la definicin de lo femenino con las funciones que puede o no ejercer la mujer. Estas son las ms tradicionales:

1. La funcin de madre: est asociada a los elementos gestadores de los inicios, que por ello se perciben como incambiables. Desde el Cosmos hasta la Naturaleza, la imagen de la Madre es un arquetipo siempre presente, no cambia; por ello se dice que es la imagen esttica de lo femenino.

Hoy se valora esta funcin en extremo en las sociedades patriarcales. Para esta funcin la mujer es formada desde nia, y sobre todo para conquistar al hombre, quien le dar la posibilidad de su maternidad.

2. La funcin de esposa: en esta funcin la mujer suele ser poseda y pertenece a alguien. El esposo debe ocuparse de ella a cambio de otras obligaciones atribuidas a la esposa. Es la que lleva la casa, y este espacio ser "su mundo y su expresin en el campo familiar". Suyo es tambin el mundo social, el de la cortesa, la concordia, la amistad y sobre todo el mundo de la educacin de los hijos, aunque este aspecto cambia segn los momentos histricos y geogrficos.

En muchas de las sociedades actuales comprobamos que desgraciadamente la mujer sigue siendo considerada "propiedad" del esposo.

An la propia religin la conduce a aceptar que ella debe servir a las necesidades sexuales de su esposo, aunque no comparta ni la satisfaccin ni el amor en el sexo.

3. La funcin de amante-amiga: actualmente es difcil de conjugar con el papel de la esposa, quien rpidamente se convierte en la imagen esttica de la madre. Muchas veces esta unin corresponde a la imagen interna de la mujer en el hombre, que abarca desde la sensualidad femenina de los hombres, sta es precisamente la imagen que normalmente proyectan en las mujeres de su vida. La amante comparte otros espacios con el hombre: su mundo intelectual, la aventura, la conquista, sus fantasmas y sus sueos. Es la duea del amor, el deseo, la seduccin, el Eros en toda su expresin.

4. La mujer profesional: este papel cobra importancia en los ltimos dos siglos y le toca a la mujer conquistar el mundo del "afuera". Demostrar su capacidad intelectual y de trabajo independientemente de sus caractersticas femeninas.

5. La sacerdotisa y la dama del futuro: el inconsciente crea regularmente puentes entre las bsquedas de lo femenino actuales y sus fuentes originales de la antigedad. Las relaciones entre la Sabidura, la Vida y el Amor vuelven. Hay himnos en los que la diosa del Amor y la diosa de la Sabidura se describen a s mismas como el ser divino femenino que preside por encima del cielo y de la tierra toda la creacin.

CONCLUSIN

No podemos iniciar un nuevo paradigma sin un cambio de nuestra visin de lo femenino. No podemos gestar una nueva era con modelos de vida y Sabidura que no corresponden a la proyeccin de nuevos y mejores Ideales.

La feminidad ya no se puede limitar a la sensibilidad, la pasividad y la maternidad. Tenemos que volver a descubrir y a expresar su capacidad creadora y transformadora. Pero no se puede dar lo que no se tiene, la mujer debe ante todo aceptar su diferencia con el hombre en lugar de identificarse con ellos, imitarlos o combatirlos. Slo encontrando su posicin bsica femenina puede tambin recuperar su nimo. Es decir, necesitamos un cambio de valores en ambos sexos, mediante la capacidad de integrar simultneamente los opuestos, aparentemente excluyentes entre s.

La nueva feminidad debe establecer el valor de lo interno y la afirmacin de todo lo que es. Lo sensual ha de ser valorado como lo espiritual, lo intangible como lo concreto, y todos los logros patriarcales deben ser integrados y no descartados.

A lo largo de la Historia, las mujeres han sido las depositarias del significado de las emociones y de los valores atribuidos a las diosas. Las mujeres pueden entonces cargar con este aspecto vital de la naturaleza femenina, para llevarla otra vez al mundo. Los hombres pueden abrirse al aspecto dinmico de lo femenino y por lo tanto facilitar las necesarias modificaciones en las estructuras sociales, polticas, econmicas y religiosas.

La nueva feminidad puede jugar y danzar en los bosques como Artemisa, atraer como Afrodita, cuidar el alma del hogar como Vesta o ser maternal como Demter. Puede actuar como Atenea, promoviendo la civilizacin, las artes y los oficios, o preocuparse como Mara por el bienestar y el alivio de la miseria, y con Gea restaurar el alma y el cuerpo del planeta.

De esta manera podemos devolver a la conciencia la fuerza amorosa y creativa de la naturaleza femenina, la que hace mucho tiempo fue personificada por las sacerdotisas del Amor.

Bibliografa:

La prostituta sagrada. Nancy Qualls-Corbett. Ediciones Obelisco.

Ser Mujer. Edicin a cargo de Connie Zweig. Biblioteca Nueva Conciencia. Ed. Kairs.

Reivindicacin metafsica de la mujer. Delia Steinberg Guzmn.

Los misterios del Agua. Rosa Entrena.

El encuentro de lo femenino en la tradicin judeocristiana. June Singer.

La Mujer y su sombra. Julin Maras

La Mujer en el siglo XX. Julin Maras.

ngela Gilardi

editorial-na[arroba]arrakis.es

http://www.revistaesfinge.com/http://www.monografias.com/trabajos901/mujer-nuevo-paradigma-femenino/mujer-nuevo-paradigma-femenino.shtml