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Domingo 23 de diciembre 2018 LO QUE LA NAVIDAD NOS ENSEÑA CADA DÍA PASTOR JAVIER DOMÍNGUEZ FILIPENSES 2:1-11 RESUMEN DEL SERMÓN Navidad es una celebración muy especial para los cristianos, tiene el poder de unir familias y amigos alrededor del amor y la generosidad, pues al recordar el nacimiento de Jesús, recordamos la salvación por gracia. Pero como fecha, la Navidad tiene una gran debilidad: es efímera, en enero todo vuelve a ser igual. Esto no debería ser así. Filipenses 2:1-11 nos enseña que cuando la iglesia comprende el amor de Dios involucrado en su encarnación, entonces pueden, en amor, luchar juntos por el evangelio. En el capítulo 1, Pablo escribe a los Filipenses desde la cárcel. Les exhorta a tres cosas: a) a comportarse de una manera digna del evangelio; b) a permanecer firmes sin división; c) y a luchar juntos por la fe del evangelio. Pero ¿cómo tener este comportamiento digno del evangelio? El argumento de Pablo es “considerando” el gran amor de Dios por nosotros manifestado en su encarnación. En palabras más contemporáneas sería “considerando el verdadero espíritu de la Navidad, el amor de Dios por nosotros y de nosotros por los demás”. Así, de Filipenses 2:1-11 aprendemos hoy la manera en que debemos amar y la fuente de nuestro amor. 1. LA MANERA DE AMAR (Filipenses 2:1–4) La vida cristiana está llena de contrastes: amor-egoísmo, felicidad-tristeza, vida-muerte, escasez-abundancia. En cada creyente la experiencia es distinta, sin embargo hay algo que nos une: que en cada dificultad experimentamos el estímulo de Cristo, su consuelo, amor, compasión y fortaleza. Este punto en común es lo que debe servir como base para que nosotros mostremos ese mismo amor por los demás: compasión, estímulo, fortaleza; y no burla, traición, chisme, rechazo o violencia. En este pasaje, Pablo está haciendo un llamado a la unidad y al amor por medio de una actitud humilde, no egoísta, y desinteresada, sin vanagloria. Dios muestra los dos vicios que destruyen la unidad: el egoísmo y la vanagloria. Si el problema para la unidad es el egoísmo y la vanagloria, entonces ¿cuál es la solución? Considerar lo que Jesús hizo y el por qué lo hizo. 2. LA FUENTE DE NUESTRO AMOR (Filipenses 2:5–11) A diferencia del ser humano, Jesucristo no vino al mundo buscando sus propios intereses, sino los de los demás. Él no vino buscando la vanagloria del mundo, sino la de su Padre. Pablo toma la encarnación de Jesucristo como el ejemplo de lo que es ser cristiano en la práctica y de cómo debemos amar: sin egoísmo y vanagloria. De los versículos 1 al 8 explica que Jesús vino sin egoísmo. Y del 9 al 11 dice que Jesús vino sin buscar vanagloria. Comienza diciendo: “Tengan esta misma manera de pensar de Cristo Jesús” (v.5). Aquí aprendemos que aunque Jesús antes de su encarnación ha sido Dios, él no fue egoísta ni vanaglorioso, considerando su posición y naturaleza de Dios como indigna para mezclarse con los seres humanos. Él no se aprovechó de su condición de Dios para buscar sus propios intereses, sino que se despojó a sí mismo, se entregó, se vació de importancia, renunció a su reputación celestial viniendo al mundo como siervo, como un esclavo, esto es sin ventaja alguna, sin derechos, sin privilegios humanos para estar al servicio de todos y sin ser servido por nadie. Siendo Dios, nació como hombre en un pesebre. Y en esa condición de hombre sin dejar de ser Dios, por amor se humilló a sí mismo eligiendo morir en la cruz por obediencia al Padre. Jesús, a pesar de que tenía acceso a todos los privilegios y poderes que su identidad divina le otorgaba, en lugar de explotar ese poder para dominar a sus criaturas lo ocupó para servirles. Su divinidad la usó para dar y no para obtener, para servir y no para exigir ser servido, para obedecer y no para dominar. Así igual nosotros con todo lo que Dios nos da. Pero no solo debemos amar sin egoísmo, sino sin vanagloria. Jesús fue obediente hasta la muerte y eso representó una recompensa eterna. La cruz no era un símbolo de orgullo, sino de vergüenza, y él eligió tomar ese camino, el cual lo llevó a la gloria. Porque llegará un día en que “…Toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Él es el Señor, para gloria de Dios Padre”. Este texto está afirmando que Jesús es la primicia de nuestras recompensas. Habrá un día en que daremos cuenta de lo que hicimos, y por quién lo hicimos, y recibiremos premio. Se nos dará un titulo: siervo fiel. Por lo tanto, sirvamos al Señor sirviendo a los demás (leer Colosenses 3:23-24). © 2018 Iglesia Gracia sobre Gracia. Todos los Derechos Reservados

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Domingo 23 de diciembre 2018

LO QUE LA NAVIDADNOS ENSEÑA CADA DÍA

PASTOR JAVIER DOMÍNGUEZ

FILIPENSES 2:1-11

RESUMEN DEL SERMÓN

Navidad es una celebración muy especial para los cristianos, tiene el poder de unir familias y amigos alrededor del amor y la generosidad, pues al recordar el nacimiento de Jesús, recordamos la salvación por gracia. Pero como fecha, la Navidad tiene una gran debilidad: es efímera, en enero todo vuelve a ser igual.

Esto no debería ser así. Filipenses 2:1-11 nos enseña que cuando la iglesia comprende el amor de Dios involucrado en su encarnación, entonces pueden, en amor, luchar juntos por el evangelio.

En el capítulo 1, Pablo escribe a los Filipenses desde la cárcel. Les exhorta a tres cosas: a) a comportarse de una manera digna del evangelio; b) a permanecer firmes sin división; c) y a luchar juntos por la fe del evangelio. Pero ¿cómo tener este comportamiento digno del evangelio? El argumento de Pablo es “considerando” el gran amor de Dios por nosotros manifestado en su encarnación. En palabras más contemporáneas sería “considerando el verdadero espíritu de la Navidad, el amor de Dios por nosotros y de nosotros por los demás”. Así, de Filipenses 2:1-11 aprendemos hoy la manera en que debemos amar y la fuente de nuestro amor.

1. LA MANERA DE AMAR (Filipenses 2:1–4)La vida cristiana está llena de contrastes: amor-egoísmo, felicidad-tristeza, vida-muerte, escasez-abundancia. En cada creyente la experiencia es distinta, sin embargo hay algo que nos une: que en cada dificultad experimentamos el estímulo de Cristo, su consuelo, amor, compasión y fortaleza.

Este punto en común es lo que debe servir como base para que nosotros mostremos ese mismo amor por los demás: compasión, estímulo, fortaleza; y no burla, traición, chisme, rechazo o violencia.

En este pasaje, Pablo está haciendo un llamado a la unidad y al amor por medio de una actitud humilde, no egoísta, y desinteresada, sin vanagloria. Dios muestra los dos vicios que destruyen la unidad: el egoísmo y la vanagloria.

Si el problema para la unidad es el egoísmo y la vanagloria, entonces ¿cuál es la solución? Considerar lo que Jesús hizo y el por qué lo hizo.

2. LA FUENTE DE NUESTRO AMOR (Filipenses 2:5–11)A diferencia del ser humano, Jesucristo no vino al mundo buscando sus propios intereses, sino los de los demás. Él no vino buscando la vanagloria del mundo, sino la de su Padre.

Pablo toma la encarnación de Jesucristo como el ejemplo de lo que es ser cristiano en la práctica y de cómo debemos amar: sin egoísmo y vanagloria. De los versículos 1 al 8 explica que Jesús vino sin egoísmo. Y del 9 al 11 dice que Jesús vino sin buscar vanagloria.

Comienza diciendo: “Tengan esta misma manera de pensar de Cristo Jesús” (v.5). Aquí aprendemos que aunque Jesús antes de su encarnación ha sido Dios, él no fue egoísta ni vanaglorioso, considerando su posición y naturaleza de Dios como indigna para mezclarse con los seres humanos. Él no se aprovechó de su condición de Dios para buscar sus propios intereses, sino que se despojó a sí mismo, se entregó, se vació de importancia, renunció a su reputación celestial viniendo al mundo como siervo, como un esclavo, esto es sin ventaja alguna, sin derechos, sin privilegios humanos para estar al servicio de todos y sin ser servido por nadie. Siendo Dios, nació como hombre en un pesebre.

Y en esa condición de hombre sin dejar de ser Dios, por amor se humilló a sí mismo eligiendo morir en la cruz por obediencia al Padre. Jesús, a pesar de que tenía acceso a todos los privilegios y poderes que su identidad divina le otorgaba, en lugar de explotar ese poder para dominar a sus criaturas lo ocupó para servirles. Su divinidad la usó para dar y no para obtener, para servir y no para exigir ser servido, para obedecer y no para dominar. Así igual nosotros con todo lo que Dios nos da.

Pero no solo debemos amar sin egoísmo, sino sin vanagloria. Jesús fue obediente hasta la muerte y eso representó una recompensa eterna. La cruz no era un símbolo de orgullo, sino de vergüenza, y él eligió tomar ese camino, el cual lo llevó a la gloria. Porque llegará un día en que “…Toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Él es el Señor, para gloria de Dios Padre”. Este texto está afirmando que Jesús es la primicia de nuestras recompensas. Habrá un día en que daremos cuenta de lo que hicimos, y por quién lo hicimos, y recibiremos premio. Se nos dará un titulo: siervo fiel. Por lo tanto, sirvamos al Señor sirviendo a los demás (leer Colosenses 3:23-24).

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IDEA CENTRAL DEL SERMÓN

Comprender el gran amor de Dios por nosotros en su encarnación es lo que nos impulsa a amar a los demás cada día.

EL EVANGELIO

La navidad nos enseña que Jesús es Dios y siempre ha sido Dios… y él nos ama. Por amor él vivió la vida que nosotros no podíamos vivir y murió la muerte que nosotros debíamos morir.

Y ante este mensaje solo tenemos tres formas de reaccionar: primero, huir despavoridos, temiendo a Cristo. Segundo, reaccionar en contra de Cristo con desprecio. O, por último, rendirnos a Cristo, amándolo, abrazando la cruz.

IMPLICACIONES

1. La navidad nos enseña que amar implica ser generosos con lo que Dios nos da. - No debemos considerar nuestra posición social o función laboral, el poder o dinero como aquello a lo que debemos

aferrarnos, sino como medios para servir a los demás.

2. La navidad nos enseña que amar implica servir a los demás, no usarlos. - Algunos sirven a los demás esperando recibir algo a cambio. Por ejemplo, algunos al ofrendar, según la cantidad que

dan, esperan una respuesta de la iglesia. Eso no es amor, eso es buscar vanagloria, reconocimiento público, dominación, control sobre los demás (leer Mateo 6:1).

- ¿A qué personas estás ocupando para satisfacer tus intereses? ¿Ocupas la iglesia? ¿Cómo saberlo? ¿Te enojas porque no te responden o porque no te agradecen? ¿Te sientes herido frecuentemente con las personas que no tienen las actitudes que quieres?

3. La navidad nos enseña a recordar cada día el gran amor que Dios tuvo por nosotros en su encarnación, porque eso es lo que nos impulsa a amar a los demás cada día de igual manera, sin egoísmo ni vanagloria. - Para poder amar genuinamente debemos renunciar a la vanagloria de esta vida, y la única forma de hacerlo es

pensando en la eternidad. Esta fue la manera de pensar de Jesús: que por el gozo puesto delante de él soportó el oprobio. Igual nosotros.

- Si la Biblia nos ordena a ser santos porque Dios es santo, y ser misericordiosos así como nuestro Padre es misericordioso; entonces aquí en Filipenses Dios nos manda a amar sin egoísmo ni vanagloria, porque así nos amó Jesucristo desde su encarnación hasta su resurrección.

4. La navidad nos enseña que debemos reflexionar en lo que Jesús consideró para encarnar. Al hacerlo usted recibirá: paz ante cualquier dificultad, consuelo en medio de la angustia y confianza en medio de alguna incertidumbre.- Si Jesús por amor encarnó y por amor fue obediente hasta la muerte, tenga por seguro que por amor le sustentará,

cuidará, consolará y fortalecerá hasta que él venga.

PASAJES CITADOS EN EL SERMÓNFilipenses 2:1-11; Mateo 6:1; Colosenses 3:24-24.

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RESUMEN DEL SERMÓN

Navidad es una celebración muy especial para los cristianos, tiene el poder de unir familias y amigos alrededor del amor y la generosidad, pues al recordar el nacimiento de Jesús, recordamos la salvación por gracia. Pero como fecha, la Navidad tiene una gran debilidad: es efímera, en enero todo vuelve a ser igual.

Esto no debería ser así. Filipenses 2:1-11 nos enseña que cuando la iglesia comprende el amor de Dios involucrado en su encarnación, entonces pueden, en amor, luchar juntos por el evangelio.

En el capítulo 1, Pablo escribe a los Filipenses desde la cárcel. Les exhorta a tres cosas: a) a comportarse de una manera digna del evangelio; b) a permanecer firmes sin división; c) y a luchar juntos por la fe del evangelio. Pero ¿cómo tener este comportamiento digno del evangelio? El argumento de Pablo es “considerando” el gran amor de Dios por nosotros manifestado en su encarnación. En palabras más contemporáneas sería “considerando el verdadero espíritu de la Navidad, el amor de Dios por nosotros y de nosotros por los demás”. Así, de Filipenses 2:1-11 aprendemos hoy la manera en que debemos amar y la fuente de nuestro amor.

1. LA MANERA DE AMAR (Filipenses 2:1–4)La vida cristiana está llena de contrastes: amor-egoísmo, felicidad-tristeza, vida-muerte, escasez-abundancia. En cada creyente la experiencia es distinta, sin embargo hay algo que nos une: que en cada dificultad experimentamos el estímulo de Cristo, su consuelo, amor, compasión y fortaleza.

Este punto en común es lo que debe servir como base para que nosotros mostremos ese mismo amor por los demás: compasión, estímulo, fortaleza; y no burla, traición, chisme, rechazo o violencia.

En este pasaje, Pablo está haciendo un llamado a la unidad y al amor por medio de una actitud humilde, no egoísta, y desinteresada, sin vanagloria. Dios muestra los dos vicios que destruyen la unidad: el egoísmo y la vanagloria.

Si el problema para la unidad es el egoísmo y la vanagloria, entonces ¿cuál es la solución? Considerar lo que Jesús hizo y el por qué lo hizo.

2. LA FUENTE DE NUESTRO AMOR (Filipenses 2:5–11)A diferencia del ser humano, Jesucristo no vino al mundo buscando sus propios intereses, sino los de los demás. Él no vino buscando la vanagloria del mundo, sino la de su Padre.

Pablo toma la encarnación de Jesucristo como el ejemplo de lo que es ser cristiano en la práctica y de cómo debemos amar: sin egoísmo y vanagloria. De los versículos 1 al 8 explica que Jesús vino sin egoísmo. Y del 9 al 11 dice que Jesús vino sin buscar vanagloria.

Comienza diciendo: “Tengan esta misma manera de pensar de Cristo Jesús” (v.5). Aquí aprendemos que aunque Jesús antes de su encarnación ha sido Dios, él no fue egoísta ni vanaglorioso, considerando su posición y naturaleza de Dios como indigna para mezclarse con los seres humanos. Él no se aprovechó de su condición de Dios para buscar sus propios intereses, sino que se despojó a sí mismo, se entregó, se vació de importancia, renunció a su reputación celestial viniendo al mundo como siervo, como un esclavo, esto es sin ventaja alguna, sin derechos, sin privilegios humanos para estar al servicio de todos y sin ser servido por nadie. Siendo Dios, nació como hombre en un pesebre.

Y en esa condición de hombre sin dejar de ser Dios, por amor se humilló a sí mismo eligiendo morir en la cruz por obediencia al Padre. Jesús, a pesar de que tenía acceso a todos los privilegios y poderes que su identidad divina le otorgaba, en lugar de explotar ese poder para dominar a sus criaturas lo ocupó para servirles. Su divinidad la usó para dar y no para obtener, para servir y no para exigir ser servido, para obedecer y no para dominar. Así igual nosotros con todo lo que Dios nos da.

Pero no solo debemos amar sin egoísmo, sino sin vanagloria. Jesús fue obediente hasta la muerte y eso representó una recompensa eterna. La cruz no era un símbolo de orgullo, sino de vergüenza, y él eligió tomar ese camino, el cual lo llevó a la gloria. Porque llegará un día en que “…Toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Él es el Señor, para gloria de Dios Padre”. Este texto está afirmando que Jesús es la primicia de nuestras recompensas. Habrá un día en que daremos cuenta de lo que hicimos, y por quién lo hicimos, y recibiremos premio. Se nos dará un titulo: siervo fiel. Por lo tanto, sirvamos al Señor sirviendo a los demás (leer Colosenses 3:23-24).

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LO QUE LA NAVIDAD NOS ENSEÑA CADA DÍA

IDEA CENTRAL DEL SERMÓN

Comprender el gran amor de Dios por nosotros en su encarnación es lo que nos impulsa a amar a los demás cada día.

EL EVANGELIO

La navidad nos enseña que Jesús es Dios y siempre ha sido Dios… y él nos ama. Por amor él vivió la vida que nosotros no podíamos vivir y murió la muerte que nosotros debíamos morir.

Y ante este mensaje solo tenemos tres formas de reaccionar: primero, huir despavoridos, temiendo a Cristo. Segundo, reaccionar en contra de Cristo con desprecio. O, por último, rendirnos a Cristo, amándolo, abrazando la cruz.

IMPLICACIONES

1. La navidad nos enseña que amar implica ser generosos con lo que Dios nos da. - No debemos considerar nuestra posición social o función laboral, el poder o dinero como aquello a lo que debemos

aferrarnos, sino como medios para servir a los demás.

2. La navidad nos enseña que amar implica servir a los demás, no usarlos. - Algunos sirven a los demás esperando recibir algo a cambio. Por ejemplo, algunos al ofrendar, según la cantidad que

dan, esperan una respuesta de la iglesia. Eso no es amor, eso es buscar vanagloria, reconocimiento público, dominación, control sobre los demás (leer Mateo 6:1).

- ¿A qué personas estás ocupando para satisfacer tus intereses? ¿Ocupas la iglesia? ¿Cómo saberlo? ¿Te enojas porque no te responden o porque no te agradecen? ¿Te sientes herido frecuentemente con las personas que no tienen las actitudes que quieres?

3. La navidad nos enseña a recordar cada día el gran amor que Dios tuvo por nosotros en su encarnación, porque eso es lo que nos impulsa a amar a los demás cada día de igual manera, sin egoísmo ni vanagloria. - Para poder amar genuinamente debemos renunciar a la vanagloria de esta vida, y la única forma de hacerlo es

pensando en la eternidad. Esta fue la manera de pensar de Jesús: que por el gozo puesto delante de él soportó el oprobio. Igual nosotros.

- Si la Biblia nos ordena a ser santos porque Dios es santo, y ser misericordiosos así como nuestro Padre es misericordioso; entonces aquí en Filipenses Dios nos manda a amar sin egoísmo ni vanagloria, porque así nos amó Jesucristo desde su encarnación hasta su resurrección.

4. La navidad nos enseña que debemos reflexionar en lo que Jesús consideró para encarnar. Al hacerlo usted recibirá: paz ante cualquier dificultad, consuelo en medio de la angustia y confianza en medio de alguna incertidumbre.- Si Jesús por amor encarnó y por amor fue obediente hasta la muerte, tenga por seguro que por amor le sustentará,

cuidará, consolará y fortalecerá hasta que él venga.

PASAJES CITADOS EN EL SERMÓNFilipenses 2:1-11; Mateo 6:1; Colosenses 3:24-24.