2/09/16 CAMBIAR…

PARA QUE TODO CAMBIE

UN CAMINO HACIA LA UNIÓN DE LA HUMANIDAD

Y DE LOS ESTADOS DEL MUNDO (U.E.M.) Este libro empezó a gestarse en junio de 1986, cuando en un viaje, desde la ciudad de Córdoba hacia La Rioja, Argentina, sucedió algo que me hizo reflexionar y cambiar en muchos aspectos de mi vida. Ese viaje, que podría haber sido la culminación de otro más importante, me abrió las puertas a un mundo distinto, y me hizo ver una realidad que antes sólo veía en partes. Desde ese momento entendí que debemos hacer lo que esté a nuestro alcance, para revalorizar y hacer cosas sobre bases sólidas y homogéneas, para comprender y ayudar a un ser que no está solo, pero que actúa como si lo estuviera, y va en una carrera zigzagueante entre el bien y el mal, entre el orden y el desorden, el perdón y el rencor, entre el amor y el odio, entre la solidaridad y el egoísmo, entre la gloria y el fracaso, entre la libertad y la esclavitud, entre la grandeza y la miseria material y espiritual; realizando acciones que tienden hacia la vida pero también otras que tienden hacia la muerte, en su ancestral búsqueda del camino hacia la virtud. Estoy persuadido de que esta propuesta, para mejorar el estado actual de las cosas, es factible simplemente porque las herramientas para lograrlo están en nuestras manos. Esas herramientas son las mismas que la humanidad, a lo largo de la historia, fue utilizando para disminuir o solucionar todos sus problemas, sin llegar todavía a

usarlas en forma global. Es por ello que pocas veces el avance de una sola persona significa la posibilidad de avance de toda la humanidad. Y, sin embargo, muchas veces el que prospera en una determinada profesión o ciencia, sin una buena educación en valores, puede llegar a poner en peligro a toda la sociedad, como ocurre con los inventos que pueden utilizarse para la guerra y la destrucción. Vivimos todos juntos en el mundo, y al igual que en un edificio de apartamentos, en donde cada uno cumple las reglas del consorcio, le guste o no, así también, en este gran edificio que es el mundo, debemos tener reglas generales, que nos permitan convivir institucionalmente y en paz. La realidad social nos presenta una bifurcación de caminos: seguimos por el que vamos, o cambiamos de rumbo. El camino actual, plagado de peligros y problemas, nos está llevando hacia la destrucción del hombre y de su hábitat. Estos conceptos vertidos en la primera edición, en el año 1996, parecían una quimera, pero ahora, a principios del siglo XXI, sabemos que son una realidad. ¿Cuáles son algunos de esos peligros y problemas que azotan a la humanidad y al mundo? Por un lado, tenemos los creados por el mismo hombre: contaminación, guerras y violencia -como método de hacer valer ideas-, hambre, desocupación, sectarismo, y todo aquello que el ser humano hace, perjudicándose a sí mismo. Por otro lado, tenemos los creados por la naturaleza: terremotos, maremotos, inundaciones, erupciones de volcanes, huracanes, impactos de cuerpos del espacio exterior, tormentas solares y otros. Por último, tenemos los peligros y problemas que son creados en forma indistinta tanto por el hombre como por

la naturaleza: incendios forestales, enfermedades, cambio climático, etcétera. A los problemas sociales los vivimos a diario, pero las grandes catástrofes pueden llegar en cualquier momento, de la mano del hombre o de la naturaleza, y todavía no contamos con una estructura capaz de enfrentarlas con éxito seguro, porque la humanidad avanzó técnica y científicamente, pero no lo hizo de igual forma en el terreno social, moral y espiritual. Ese avance dispar nos convierte en simios disponiendo de bombas nucleares. No aprendimos todavía que a los adelantos científicos y/o técnicos, debemos utilizarlos con lógica y razón únicamente en nuestro beneficio, pero sí aprendimos a utilizarlos temerariamente, temperamentalmente y emocionalmente en perjuicio de nuestros semejantes, circunstanciales adversarios y de la humanidad toda. Eso constituye nuestro mayor peligro. Ese “modo de pensar”, soberbio y egoísta, lleva a innumerables problemas y quizá, constituya una de las principales causas de la no solución de muchos de los actuales conflictos y problemas sociales. El individualismo, y muchos “ismos” que crean inconvenientes entre nosotros, crecen día a día. Los grupos de poder se concentran cada vez más en sus propios intereses, olvidándose del interés supremo que es el de toda la sociedad. Y ese “modo de pensar” influye en las personas comunes; y el hombre, con distintos motivos y excusas, se aleja cada vez más de su propia condición humana. Se rompen vínculos, se llega a situaciones de extrema soledad cuando se vive en una inmensa ciudad. El hombre, quizá rodeado de millones de personas, igualmente se siente solo y presiente que la sociedad lo dejó abandonado. Esta realidad difiere de la que pensó muchos años atrás cuando confió en la

sociedad y comenzó a agruparse de manera solidaria, cuando el sentido de pertenencia al grupo era lo principal, porque de esa forma solucionaba mejor sus problemas y sus necesidades. Es necesario volver a agruparnos, solidaria e institucionalmente, para iniciar un nuevo camino que nos sirva para vivir mejor y no peor, dándonos la oportunidad de una vida con mayor seguridad, en una sociedad armónica, civilizada y pacífica. Es necesario que los gobiernos entiendan que el ser humano está por encima de compartimientos estancos. Que nadie, con ningún pretexto, debería realizar actos reñidos con la seguridad de las personas ni de sus bienes en ninguna parte. Las distintas actividades del hombre deben confluir todas hacia un objetivo superador: el bienestar general, y estar regidas por organismos específicos en todo el mundo, para impedir que alguna de ellas pueda volverse en contra de la misma sociedad. Las que constituyen poderes –actividades políticas, religiosas, económicas y de prensa- deben estar, obviamente, al servicio de la humanidad. El hombre, desde el inicio de los tiempos, se organizó en pequeñas sociedades denominadas aldeas, con la idea de vivir mejor, y creó normas para convivir. Hoy debemos organizarnos para vivir en un ámbito mayor. Gracias a los adelantos tecnológicos, el hombre se dio cuenta de que es ciudadano de una “aldea” que es el mundo. Pero aún falla su sentido de pertenencia a esa gran sociedad, falla su sistema de vida, falla su moral, su solidaridad y su educación… parecería estar involucionando en ese sentido.

El individuo debe integrarse a la sociedad en todas sus partes, y ésta debe ayudarlo para lograr una convivencia civilizada y armónica. La sociedad actual debería ayudarlo cuando existiera un problema en lugar de atacarlo; solo debe aislarlo por motivos de seguridad y de reeducación, cuando éste viole expresas normas de convivencia y se convierta en un peligro para la misma, pero no por otros motivos que impliquen discriminación, intolerancia o sectarismo, como por ejemplo de sexo, nacionalidad, raza, pensamiento o religión. Es por eso que el sentido de pertenencia al grupo debe ser incentivado, por encima de cuestiones circunstanciales, desde los niveles máximos de la sociedad, para rescatar la solidaridad y la justicia como marcos generales de los distintos métodos válidos para actuar en ella. Los países deben ponerse de acuerdo, aunar esfuerzos y transitar juntos un mismo camino para la solución de los problemas y peligros que son comunes, tal como los músicos de una orquesta que deciden interpretar un mismo tema musical; pero si no se pusieran de acuerdo y cada uno insistiera en interpretar, simultáneamente, un tema distinto, no se apreciarían las respectivas melodías. Hasta el presente, los países, organismos internacionales, algunas empresas y grupos de personas que trabajan para tratar de detener lo que nos está perjudicando, vienen intentando esa ardua tarea. Pero, como los músicos del ejemplo anterior, esta tarea no es armónica, es débil y dispersa, y la hace difícil y casi imposible de realizar. Sólo se advierte un creciente desconcierto y un futuro oscuro para toda la humanidad. Las Naciones Unidas, (ONU) se crearon, con el antecedente de la Sociedad de Naciones, que nació para conservar la paz, luego de una guerra devastadora y

llena de calamidades, como lo fue La Primera Guerra Mundial, pero no pudo evitar la Segunda gran conflagración Mundial y, luego de éste fracaso, desapareció. La ONU, hace todo que está a su alcance, pero es innegable que queda mucho por hacer. Las resoluciones de ese organismo pueden o no ser acatadas por los países, y, en última instancia, el éxito en el logro de sus objetivos depende de los países o grupos en conflicto y su buena voluntad para cooperar en tal sentido. Eso la convierte en un órgano de observación y asesoramiento o quizás de presión, pero no es suficiente. Lo mismo ocurre con las actividades que guardan relación con todos los aspectos de la vida de los pueblos, como el respeto mutuo del ser humano, la protección del medio ambiente y la promoción de la democracia en el mundo. En este estado de cosas, la solución propuesta en este ensayo, para lograr cambiar el rumbo actual, es: aplicar en el mundo, como espacio físico perteneciente a todos los seres humanos, las mismas soluciones que la sociedad utiliza para organizarse y convivir en espacios físicos menores. Organizarnos en un gran Estado con la función primordial de cuidar nuestro hábitat y las distintas formas de vida, dando el ejemplo desde el poder y comprometiéndonos nosotros, los seres humanos. De esta manera tendremos una estructura para solucionar los problemas generales y, seguramente, también los particulares. Para lograr esto es necesario que los jefes de Estado, con el mandato de sus respectivos congresos, se reúnan en las Naciones Unidas, para crear y fundar la Unión de los Estados del Mundo (U.E.M), (Capítulo Primero), formada por todas y cada una de las naciones, que funcionará, como lo hacen los distintos Estados en el

mundo, con el fin de poder enfrentar unidos y con éxito los actuales y potenciales problemas y peligros que azotan a la humanidad, (Capítulo Segundo), cerrando así una era de desencuentros y guerras, de individualismos y sectarismos, para entrar en una nueva era, en donde todas las naciones, representando al hombre y por ende a toda la sociedad, tomen parte efectiva en el timón de este “gran barco” que es el mundo. Somos distintos pero vivimos juntos, por lo tanto, entender la unidad en la diversidad nos ayudará a iniciar con éxito el cambio de rumbo, (Capítulo Tercero), cambio que habrá comenzado en la mente y el corazón de cada líder y/o dirigente, para luego ser adoptado por toda la sociedad. Esto significará la realización, en todos los estamentos sociales, de acciones tendientes a revalorizar al hombre y a su hábitat, (Capítulo Cuarto), utilizando diversos métodos como la planificación integral, (Capítulo Quinto), para tender a convivir en un mundo ordenado y armónico, en donde todas las actividades se dirijan hacia la solución de los problemas de la sociedad, y los poderes estén al servicio de la humanidad, (Capítulo Sexto). El hombre tendrá una estructura, y también un sistema, que lo eduque para la paz, y ayuda para vivir en una sociedad más segura y civilizada, (Capítulo Séptimo). De esta forma, la “Sociedad Organizada” funcionará desde sus bases, las familias, hasta llegar a la gran sociedad mundial, en un Estado de Derecho y en beneficio de todos, y así la “utopía” de vivir en un mundo mejor, dejará de serlo para convertirse en una realidad.

CAPÍTULO UNO

LA UNIÓN DE LOS ESTADOS DEL MUNDO

1 – COMPAÑEROS DE VIAJE La Tierra es sólo un punto diminuto, casi imperceptible, en la inmensidad del Universo, imaginémosla rotando y girando elípticamente alrededor del Sol. Ése es nuestro planeta, en él viajamos por el Cosmos desde hace miles de años, nosotros, los seres humanos. Quienes visitaron la famosa e inmensa esfera a la entrada de Epcot, en Walt Disney World, en Florida, Estados Unidos, pudieron sentir el impacto de maravillarse, apreciando la vista de la Tierra desde un satélite, y comprobar algo que parece difícil de entender estando aquí, desde el suelo, y que, sin embargo, es una verdad incuestionable: nuestro planeta, ese cuerpo celeste y blanco que flota en la nada, es uno solo, sin divisiones de ningún tipo, visto desde el espacio exterior. Ese mismo impacto sintieron quienes vieron la primera fotografía de la Tierra, cuando en el año 1968, la nave Apolo VIII abandonó la órbita terrestre y se interno en el Cosmos, enviando desde allí la primera fotografía de nuestro planeta. En esa fotografía se veía a la Tierra flotando en el espacio infinito en una soledad digna de asombro. Es la misma, o similar foto, que podemos ver en enciclopedias y revistas o navegando a través de Internet; es la misma que nos puede hacer recapacitar y pensar que los seres humanos vivimos juntos en un mismo planeta, y que por lo tanto, a pesar de nuestras diferencias y diversidades culturales, debemos organizarnos para ello, asumiendo esa incuestionable realidad con sinceridad.

Ese es el principal objeto de este libro: llegar a la juventud y a los líderes y dirigentes de todo el mundo para que apuesten por un futuro mejor para la humanidad, a la organización social y correcta educación, y que vean nuestro planeta desde otra perspectiva. Resaltar, por sobre todas las cosas, los grandes valores que estamos dejando de lado, fundamentalmente el respeto por la vida en todas sus manifestaciones, para que más allá de divisiones, enfrentamientos y desavenencias circunstanciales y temporales que tuvimos a lo largo de nuestra historia, comprendamos que hoy podemos convivir en armonía y sobre bases sólidas, imaginando que viajamos todos juntos a bordo de un inmenso “navío” llamado… planeta Tierra.

2 – LA UNICIDAD DEL MUNDO Y EL CUERPO SOCIAL El multiversalismo social, o cuerpo social, se puede ejemplificar con el cuerpo humano constituido por partes distintas que conforman un todo. Cada individuo está compuesto por muchas partes: cabeza, pies, manos, órganos, todas son distintas, pero juntas, forman el cuerpo, por lo que todas deben ser cuidadas por igual, porque si una parte se enferma, el cuerpo puede llegar a morir. Las partes deben cuidar el todo y el todo debe cuidar sus partes. Todos los seres humanos formamos, en conjunto, el cuerpo de la sociedad. Todas las naciones, en conjunto, forman el mundo en el que vivimos. Como premisa fundamental deberíamos entender y estar de acuerdo que el mundo es nuestro hogar y la

humanidad es nuestra sociedad, que formamos parte de un todo que nos contiene y que debemos cuidar. Para ello debemos constituir una estructura que tenga poder de acción y que pueda intervenir en todo problema o peligro al que sea sometido el ser humano y/o su hábitat, sin importar qué lugar de la Tierra esté en peligro, ni tampoco, quiénes son los que estén sufriendo alguna calamidad, porque tarde o temprano, ese problema nos afectará a todos.

3 – LA INTEGRACIÓN MUNDIAL Los líderes o dirigentes deben ser conscientes de lo que pasa y actuar en consecuencia. Los gobernantes deberían entender y asumir la realidad: que la sociedad en su conjunto no está bien, que algo están haciendo o dejando de hacer, que hace que las cosas empeoren cada día, y sin embargo no asumen que los problemas del mundo son responsabilidad de ellos principalmente. Que la solución parcial o limitada a cada país no es una solución satisfactoria, porque no están solos ni aislados. Hoy las comunicaciones nos unen más que nunca y la integración es un hecho en muchas actividades, y también lo son en el corazón de todo ser humano que sabe que debemos enfrentar juntos el futuro. No podemos seguir viviendo de quimeras, negando realidades y creando fantasías, ilusiones o quizá negocios que nos sigan enfrentando sistemática e indefinidamente. Cada país es parte de un todo, formando un rompecabezas que está armado físicamente, pero no en la mente de algunos seres humanos. Cada país tiene una forma limitada y determinada de acuerdo con su

evolución histórica y geográfica. Esa forma va a seguir siendo igual, esté o no armado el rompecabezas para algunos. La mayoría de las naciones aprendieron a armar sus rompecabezas hasta nivel de país, con sus municipios o alcaldías y provincias o estados, luego de ese punto, creyeron que hasta allí había llegado “su” civilización. Pero la realidad es otra: estamos relacionados e interconectados, vivamos donde vivamos y pertenezcamos a cualquier estamento social o político. Nosotros formamos parte de una familia que vive en una casa; esa casa está en una Ciudad, la Ciudad está en un Municipio y éste en una Provincia o Estado, la provincia forma parte de una Nación y, nos guste o no, la Nación está en el Mundo, donde coexisten todas las Naciones. Desde el menor al mayor, los estamentos sociales y políticos están relacionados e interconectados, y las acciones de sus miembros, buenas o malas, -políticas, económicas, financieras, culturales, científicas, deportivas, etcétera- repercuten en todas partes. Algunas naciones están en una etapa más avanzada llamada continentalismo, en donde distintos países del mismo continente se unieron en objetivos superiores y comunes, caso concreto de la Unión Europea y la Unión de Naciones Sur Americanas. Cuando todas se unan, con esos mismos objetivos, se creará la Unión de los Estados del Mundo. Los seres humanos estamos todos relacionados y pertenecemos a distintos sectores sociales que, en lo particular y en lo general, se unen, en los hechos y en las acciones. El mundo es uno solo, pero la sociedad funciona dividiéndolo por estamentos o estados, que al llegar a cada nación, se tornan estancos.

La clave es que debería existir una forma en la que todos ellos se respetaran y relacionaran orgánica e institucionalmente. De mayor a menor y viceversa. El concepto de que somos un cuerpo dividido por partes que se relacionan y deberían complementarse es prioritario; cada parte no debería poder hacer nada sin estar en armonía con las demás que conforman el todo. Así como en los barrios de una ciudad no se pueden efectuar tareas riesgosas que perjudiquen a otros barrios –porque la planificación urbana y las autoridades del gobierno de la Municipalidad lo impedirían-; las naciones, que vendrían a ser “barrios del mundo”, deberían tener esa misma limitación. Para que pudiese surgir una sociedad mejor, deberían existir normas claras y concretas para ser aplicadas por el hombre, sea cual fuere el estamento social en el que viva. En un contexto de orden y respeto, todos pueden dar y tener sus propias reglas, siempre que respeten las reglas generales. Todo en esta gran sociedad se resuelve por ámbitos, por jurisdicciones y por leyes o normas que regulan las distintas actividades de los que viven en diferentes lugares. Sólo falta aplicarlas al ámbito mayor, que todavía no fue tenido en cuenta por la sociedad. Por más que cada país esté organizado y ordenado, si el mundo está mal, ocurre lo mismo que en un gran navío donde tenemos nuestro camarote ordenado, pero el navío es un caos total. La correcta relación entre el individuo en armonía consigo mismo y los sectores a los que pertenece es la base de una acertada convivencia. La tendencia cada vez más acentuada hacia una globalización económica y financiera es una realidad de nuestro tiempo; lo que pasa en la bolsa de Hong Kong

puede repercutir en Brasil, lo que pasa en Estados Unidos puede tener efectos en Londres y en Japón y viceversa. Es un hecho que el mundo, en muchos aspectos, tiende a globalizar sus acciones y efectos, y es evidente también, que estamos supeditados solamente a leyes del agio, del mercado y de sectores que sólo se rigen por las “leyes o normas” de su propia conveniencia. Lo justo sería que la globalización incluyera a todos los sectores y a todas y cada una de las distintas actividades, y que sirviera para globalizar lo positivo y limitar lo negativo. El proceso actual de globalización es fundamentalmente económico y financiero, fundado en intereses que deberían estar subordinados a otros mayores. Ese tipo de “globalización” debería ser acompañada por otra más abarcativa y general, para tener éxito verdadero. La humanidad tiene sobrada experiencia en todos estos tipos de intentos parciales –políticos, económicos o de grupos- y todos fracasaron por los deseos hegemónicos y egoístas de quienes lo intentaron a través de la historia. Todos fallaron al querer darle importancia a un aspecto que sólo a ellos les interesaba, de un problema que es de todos, e intentar imponer sus puntos de vista, hasta con métodos violentos, defendiendo únicamente sus intereses e intentando avasallar a los demás, lo que generó una reacción negativa por parte de quienes se sintieron afectados. Los griegos, los romanos, los españoles, los alemanes y muchos pueblos del mundo saben que grandes guerras empezaron de esa manera. La globalización debería perseguir un fin superior y no hegemónico de los circunstanciales poderosos, políticos, financieros y económicos o quizás bélicos. Debería pertenecer a todos los sectores y a todos los países, y todos tendrían que participar en iguales condiciones,

respetando cada uno su autonomía, su personalidad, sus valores y lógicamente también sus intereses (políticos, económicos, culturales y sociales). Vivimos en un mundo donde es fácil globalizar los intereses particulares, los daños, las enfermedades, los cimbronazos económicos, las crisis y hasta las guerras, pero nos cuesta y es difícil globalizar a favor de la convivencia pacífica y solidaria, para lograr el desarrollo sostenido, la seguridad, el trabajo, la salud, la educación y la justicia para todos.

4 – EL MUNDO, UN GRAN EDIFICIO Las normas de convivencia entre las personas que habitan un lugar determinado hacen que sea armónica la relación entre ellas. Debemos entender que toda división debe servir para respetar la libertad y los derechos de los demás y no para hacer lo que se nos ocurra, sobre todo si esto incluye, dañar a nuestros semejantes. Si alguien vive en un edificio de apartamentos, tiene que cumplir con las normas que el consorcio establece. No debe dejar de cumplir con esas normas, porque estaría violando lo acordado, para una correcta convivencia entre los que viven en ese recinto. Si todos somos vecinos y copropietarios, en este gran edificio que es el mundo, y no existen normas de convivencia, vamos a permanecer en el actual desorden. Este “gran edificio” lo dividimos nosotros por alguna razón que debería servirnos para vivir mejor, no peor. La pregunta es la siguiente: ¿si estamos organizados hasta para vivir en edificios de apartamentos…, por qué no nos organizamos para vivir en el mundo? El respeto y cuidado que tenemos con nuestra casa, tendría que ser el mismo que deberíamos tener con nuestra “gran casa”.

Es difícil de creer, pero es así: cuidamos lo chico, pero nos olvidamos de lo grande. El actual desorden nos lleva, entre otras cosas, a la mala administración de los recursos, a la utilización excesiva de la tierra, a la pesca indiscriminada en el mar, a la proliferación de epidemias y a la creciente utilización de armas y elementos contaminantes, que han causado ya la desaparición de varias especies de aves, peces, mamíferos y distintos seres vivos, además de producir el calentamiento de nuestro planeta y la desaparición de lagos, como por ejemplo el lago Poopó en Bolivia. Si seguimos así, todo el daño general que se está haciendo se volverá en contra de todos y de cada uno de nosotros, y no es difícil suponer que causará en el futuro la desaparición del mundo y/o de la humanidad. Necesitamos que algunas personas con mucho poder, mediten, razonen y entiendan que no son los dueños de la naturaleza, ni de la vida de los otros seres que conviven en este mundo, y, por ende, deben respetarla. El ser humano está inserto en este mundo dividido por sectores. Las mismas normas y soluciones que aplicamos en los sectores chicos, deberíamos aplicarlas en el grande, y en esto reside la base y el principio de la solución de muchos de nuestros problemas globales. En esta “gran vecindad” que es el mundo, somos todos distintos, pensamos distinto y vivimos en distintos lugares, países y/o naciones, pero debemos ayudarnos y cooperar entre nosotros, enmarcando nuestro accionar en reglas comunes de convivencia.

5 – LA COOPERACIÓN ENTRE PAÍSES La cooperación entre países es la antítesis de la guerra, es lo que hace que los ciudadanos de distintos lugares

confiemos y nos miremos como hermanos, compañeros y amigos. La cooperación consiste en ayudar a nuestros vecinos; el conflicto, en cambio, destruye, perjudica y engendra la secuela de un odio persistente. Cuando Cristóbal Colón llegó a América, lo hizo representando a un país europeo, pero en realidad, todo el Viejo Mundo dio un paso hacia el Nuevo Continente, se produjo un encuentro de civilizaciones, la unión de las culturas y el descubrimiento de un Nuevo Mundo, con todo lo que ello representó para la época. El descubrimiento se hizo, quizá, pensando en buscar nuevas riquezas, en buscar elementos que dieran un mayor poder a los reinos de esa época, nuevos dominios, nuevos mercados, pero lo importante es que dos civilizaciones se juntaron; tal vez no de la manera más conveniente, pero lo hicieron, y entre tantas otras cosas, también hubo historias de encuentros, de amistad, de reconocimiento y de amor. Las razas se unieron después de muchos desencuentros creados por el egoísmo, las ansias desmedidas de poder y las riquezas de algunas personas, pero se produjo la paz y la armonía entre aborígenes y conquistadores, dando lugar al inicio de nuevos pueblos con nuevas formas de pensar y de sentir, equidistantes de uno u otro origen y formando algo distinto e independiente, pero que contenía a ambos. Se produjo un encuentro –Tinkunaco- entre las razas y los pueblos. En La Rioja, Argentina, se celebra todos los años el Tinkunaco entre aborígenes y conquistadores. Con la unión de las culturas surgieron nuevos pueblos, con la independencia de cada uno de ellos nacieron nuevas naciones en América toda. Al poco tiempo de romperse las cadenas de los pueblos, las personas lograron también su libertad. Se abolió la esclavitud y el hombre evolucionó al considerar como

semejante a todo ser humano. Luego de este trascendental paso, los hijos de los aborígenes, de los ex esclavos y de los ex conquistadores se consideraron ciudadanos con iguales derechos y obligaciones, y habitaron un mismo territorio que debían conservar y cuidar para ellos y su descendencia. La libertad de los pueblos y de los hombres permitió una mayor cooperación entre quienes se consideraron con iguales derechos, por el solo hecho de nacer a la luz de un Nuevo Mundo alumbrados por la antorcha de la Libertad y la Democracia. La historia de conflictos o cooperación entre los pueblos, desde tiempos inmemoriales hasta nuestros días, son una constante. Rusia y Estados Unidos hicieron planes de cooperación en sus viajes espaciales y, seguramente, también lo harán en otros campos de la ciencia y de la técnica en donde ambas naciones han descollado. Es importante destacar que los dirigentes de esos dos grandes países se dieron cuenta de que juntos pueden lograr muchos avances científicos y de todo tipo. Es un orgullo, para cada país y para sus ciudadanos, descubrir algo que contribuya al avance de la ciencia, pero ante los ojos del mundo, lo que realmente importa es que se avanza en beneficio de la humanidad, y por lo tanto, la humanidad toda debería agradecer este tipo de tareas en conjunto, porque lo importante es que el que da el paso hacia adelante es el hombre. Cuando los astronautas estadounidenses llegaron a la Luna, además de la bandera de los Estados Unidos, debieron haber puesto también la bandera de las Naciones Unidas, porque llegaron también como seres humanos y representando a los hombres y mujeres de todo el mundo. Si la humanidad se organiza y coopera con acciones tendientes al bien de todos los que habitamos un mismo

suelo, si los dirigentes entienden que es mejor este tipo de actitudes entre países, que las acciones negativas y hostiles de algunos megalómanos, entonces habremos dado otro paso adelante y, paulatinamente, los problemas generados por el hombre irán cediendo; los grandes negocios creados por la ilusión de las guerras, la división, el odio y la muerte darán lugar a otras actividades que también serán provechosas económicamente, pero no dejarán secuelas negativas en la humanidad ni en el mundo. Un claro gesto de acercamiento entre los pueblos y un ejemplo que constituye un modelo a seguir en este sentido es la actitud del ex presidente de Brasil, Fernando Enrique Cardoso, quien sostuvo en septiembre de 1997 que: “para los brasileños es más importante mantener buenas relaciones con los vecinos, en un clima de mutua colaboración y cooperación, que un lugar permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que pueda generar algún inconveniente en dicha relación”.

6 – LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL MUNDO Un barco de pasajeros tiene quién lo dirija y un edificio tiene quién lo administre. Si una ciudad tiene sus gobernantes, una provincia y una nación también los tienen, ¿por qué no seguir avanzando y subir el escalón que nos falta? ¿Por qué los seres humanos no nos organizamos para vivir en nuestro hábitat global? Ámbito, o espacio físico, y personas que lo habitan o pueblan son los dos elementos que juntos conforman la esencia de la idea desarrollada en este ensayo.

Esto no quiere decir que una autoridad mundial vaya a interferir en las cuestiones internas de cada país, sino todo lo contrario; quiere decir que el ámbito mundial, que es el más importante de todos, no está siendo tenido en cuenta. Un ámbito cuyos problemas competen e importan a todos los seres del mundo y a todos los países, por lo tanto, deben ser resueltos entre todos. Las sociedades se forman por las necesidades de los hombres y el gobierno nace para controlar los problemas sociales y darles una solución institucional. Ha llegado la hora de asumir que tenemos muchos problemas que se traducen en peligros para todos, por lo que se hace necesaria la adopción de una solución institucional. Dijimos que así como se fueron formando los distintos países o estados nacionales con la unión de los estados provinciales y fueron dándose normas para convivir, es hora de que armemos formalmente este gran rompecabezas y de que cada país forme parte de un todo general. Los gobiernos deberían saber que si quieren orden, paradójicamente deben organizarse, no pueden dejar nada librado al azar ni al capricho de un grupo de personas. La gran sociedad ansía que se tomen medidas tendientes a solucionar todo lo que nos está pasando, pero ningún gobierno se hace responsable de lo que ocurre, todos se mantienen ajenos y, sin embargo, son parte del problema. Se profundizan los conflictos sociales y salvo algunas excepciones, cada vez el individualismo reina con más fuerza por doquier. La ley del más fuerte triunfa y cada vez el futuro del mundo depende más del poderoso circunstancial. Muchos de nosotros, amantes de la libertad, de la democracia, de los derechos de las personas y de los países, tenemos la esperanza de que el más poderoso no sea un desequilibrado que nos lleve

a una nueva gran guerra o nos cercene las libertades y derechos que tenemos como personas. ¿Qué garantías tenemos de que eso no ocurra? Un país no puede impedir que dos o más países se ataquen mutuamente. Tampoco puede impedir que otro país dañe la naturaleza o realice un experimento nuclear. Esto último quedó demostrado en el experimento realizado por Francia en el océano Pacífico en 1995. Un país, por sí mismo, no puede hacer nada para evitar que otro tenga fábricas que contaminen el aire, el suelo y el agua. Sólo los países en bloque y organizados institucionalmente lo pueden hacer. De lo contrario, cada uno creerá que tiene derecho a hacer lo que hace de acuerdo a su propia conveniencia y pensará: “lo que hacemos nosotros está bien, lo que hacen los otros está mal”. Un ejemplo de ello es la fábrica Botnia en Uruguay, que para muchos argentinos contamina el río que los separa del vecino país, y sin embargo, para muchos uruguayos no existe tal contaminación… ¿Quién tiene razón? La humanidad debe organizarse y funcionar dentro de un marco institucional, donde se regulen, respeten y controlen todas las actividades del hombre. Es importante que el ámbito político se organice a nivel mundial, porque los pactos, protocolos y alianzas, a través de la historia, no siempre funcionaron como se esperaba, por lo que esta modalidad no es acertada en un momento en que es necesario actuar efectivamente y sin pérdida de tiempo. La creación de un Estado, conformado por las naciones del mundo aplicando la democracia para la toma de decisiones y con potestad en determinados asuntos, es una solución posible. En el final del discurso de Gettysburg, Abraham Lincoln, dijo: “…más bien somos los que estamos con vida,

quienes debemos consagrarnos aquí, a la tarea de concluir aquello por lo cual lucharon tan noblemente los que llegaron a este punto. Nos corresponde aquí y ahora, a nosotros, dedicarnos a la gran tarea que tenemos por delante: que de estos ilustres desaparecidos heredemos la devoción a esta causa, a la cual ellos dieron la máxima prueba de devoción; que nosotros aquí firmemente resolvamos, que ellos no han muerto en vano; que esta Nación, bajo el poder de Dios, tendrá un renacer de Libertad; y que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no desaparecerá de la faz de la Tierra”. El gran estadista estadounidense se refirió de esta forma a la democracia, queriéndole dar, con estas palabras, importancia y perpetuidad a un sistema que es perfectible, pero que permite la toma de decisiones por las mayorías populares. Quizá adelantándose visionariamente, a lo que en un futuro no muy lejano sería la creación de ese gran Estado, y utilizando la democracia como herramienta válida en ese sistema de gobierno. La solución a muchos problemas globales reside en que los países unidos actúen y participen como si fuesen personas en una democracia y dentro de un marco institucional. Todos los estadistas muestran preocupación por lo que pasa en sus respectivos países y algunos se preocupan por el mundo de manera global, pero fundamentalmente, focalizan su atención en el ámbito comercial, por lo que los caminos seguidos hasta ahora para la efectiva solución de los problemas de la humanidad y del planeta, no fueron positivos ni tuvieron los resultados esperados. Lo que en nuestros días se hace desde distintos organismos internacionales, desafortunadamente, no es una solución definitiva para los grandes problemas.

Ya dijimos que tanto las declaraciones y acuerdos entre los países, los tratados o las resoluciones de Naciones Unidas pueden o no cumplirse. Son, en definitiva, expresiones de deseos que dependen, en última instancia, de la voluntad de concreción de las partes intervinientes. ¿Cuál es el valor que las naciones del mundo le asignan a la paz mundial, a la salud, al control de actividades peligrosas para el hombre y el planeta, al cuidado del medio ambiente, a la protección de los niños, de sus familias y a la educación? Respondiendo a estas preguntas, en 1990, se reunieron en New York setenta y siete presidentes y jefes de gobierno de distintos países y emitieron una Declaración Mundial sobre la Supervivencia, la Protección y el Desarrollo del niño. En ella se fijaba como meta, reducir el 50 (cincuenta) por ciento de la tasa de mortalidad materno-infantil y el mismo nivel en la tasa de mal nutrición en los menores de 5 (cinco) años. También prometieron esfuerzos y medidas concretas para el acceso universal al agua potable y medios sanitarios, el acceso a la educación básica, a la atención especial de la salud, a la nutrición de los niños, de las mujeres embarazadas y de las madres durante la lactancia. Mientras se desarrollaba la reunión, miles de niños morían de tos ferina, sarampión, tétanos, paludismo, diarrea, neumonía y otras enfermedades… Los niños que murieron durante el lapso que va desde 1990 a 2009 por las guerras, el hambre o las enfermedades superan varias veces el millón. Las mujeres que mueren cada año por causas similares estando embarazadas o en el parto, superan el medio millón y dejan infinidad de huérfanos de corta edad. Hoy, en el siglo XXI, siguen muriendo niños y madres en todo el mundo de mal nutrición, hambre y diversas

enfermedades. Sigue muriendo gente en todas partes por causas que podrían ser evitadas. Siguen las guerras. Siguen los ataques terroristas. Sigue la creciente contaminación…Y también, se siguen firmando pactos, protocolos, se siguen reuniendo los presidentes y jefes de estado. Siguen las declaraciones de Naciones Unidas, y seguimos igual o peor que antes. Lo que ocurre, y cuántas veces pasa, no es nada nuevo para nosotros, aparece en todos los medios de prensa. ¿Son necesarias más cifras, de las aportadas como ejemplo en este ensayo, para tomar conciencia de lo que está pasando? ¿Es necesario repetir lo malo que es, para la salud del ser humano y del medio ambiente, la contaminación del agua, del aire y de toda la Tierra? ¿Es necesario que a los gobernantes les ocurra un hecho desgraciado, provocado por el hombre o por la naturaleza, para que recién tomen conciencia de la realidad… y traten de cambiar? ¿No es mejor razonar, y organizarnos para prevenir y tratar de atenuar estos hechos? Ningún país puede arrogarse el derecho de ser policía del mundo ni juez rector, porque no le corresponde y porque crearía problemas con otros países. Las Naciones Unidas demostraron que tienen una capacidad limitada para evitar las guerras, la contaminación, las pruebas nucleares, etcétera. No impiden que los países y las grandes empresas industriales, mineras, petroleras y demás sigan contaminando el mundo, ni evitan los peligros presentes o futuros. No tienen poder ni recursos suficientes, y los problemas no sólo se solucionan con buena voluntad, sino también con poder y recursos. Es conveniente, entonces, cambiar el actual sistema, utilizando como base las Naciones Unidas, y crear un

Estado formado por todas las naciones del mundo, que disponga de los mismos poderes que un estado menor y que cuente con recursos necesarios para solucionar los problemas de su competencia. Los países democráticos tienen tres poderes que conforman un gobierno; esos poderes administran y dan el marco para la solución civilizada de los problemas en ese país. Cada provincia tiene también esos poderes en su jurisdicción, pero, delegan a la nación poderes y autoridad para que ésta pueda resolver problemas que competen a todas las provincias. Los municipios tienen también organismos para solucionar sus problemas específicos, que a su vez, se relacionan con los gobiernos provinciales y nacionales, en cuanto a la jurisdicción de cada uno de ellos. Consecuentes con esta modalidad política implementada en casi todas partes del mundo, es lógico que exista en este gran Estado: un poder Ejecutivo, con el fin de intervenir en todo asunto de interés mundial, realizando las acciones necesarias para hacer cumplir la voluntad de las naciones; un poder Legislativo que tenga por finalidad confeccionar leyes y/o normas; y un poder Judicial para administrar justicia, con jurisdicción en todo el mundo. Con esto se lograría implementar un nuevo orden político multiversal, en donde cada ámbito tenga su gobierno, para que el avance sea general y no particular, en donde se respete el derecho y la voz de todos los ciudadanos del mundo y en donde nadie, con cualquier pretexto, pueda hacer algo en perjuicio de otras personas, de otros países o de la misma naturaleza. Si por ejemplo, un ciudadano comete un acto de terrorismo, tanto en su país como en otro, deberá ser juzgado por la ley de las Naciones, y el castigo será común a todos los que cometan este tipo de actos,

cualquiera sea su nacionalidad o el lugar donde cometa el acto terrorista, encuéntrese donde se encuentre o viva donde viva, la ley de las Naciones caerá sobre él. Si ocurre, por ejemplo, un terremoto en México, Chile, Irán, Estados Unidos o Japón; un desborde de algún río en algún país de Europa; un maremoto en alguna isla del Pacífico; el estallido de un volcán en Costa Rica; un incendio forestal en Bolivia o cualquier otro fenómeno de la naturaleza que pueda poner en peligro a los habitantes de cualquier parte del mundo, debe intervenir la sociedad toda y unida, para socorrer a la región que esté en problemas. Si un meteorito viene hacia la Tierra, ¿qué haríamos? ¿Seguiríamos con nuestro egoísmo y pensaríamos en que no va a colisionar en donde nosotros vivimos? Actualmente no estamos preparados para enfrentar un fenómeno de esa envergadura, la probabilidad de sobrevivir es nula, como les ocurrió a los dinosaurios hace tiempo. Todavía no aprendimos a defendernos de una gran catástrofe natural, por lo que aún, estamos equiparados a los dinosaurios, a esos seres de aquella época. Aprendimos a crear y producir catástrofes, pero todavía no a defendernos de ellas. Muchos hechos pueden influenciar, en caso de ocurrir, en todos los humanos, y sabemos que los límites de los países no van a servir de nada, porque los fenómenos naturales, ya sea que ocurran intempestivamente o gradualmente, no respetan los límites establecidos por el hombre. En Quila Quina, un lugar paradisíaco cerca de San Martín de los Andes, Neuquén; Argentina, el cambio climático es un hecho que preocupa a sus habitantes. La gente del lugar dice que en el verano de 2009, la temperatura

alcanzó los 32º grados, cuando nunca antes había sobrepasado los 27º grados centígrados. En Tafí del Valle, Tucumán; Argentina, ocurre lo mismo. La temperatura subió considerablemente en estos últimos tiempos. Esto está ocurriendo en forma gradual en todo el planeta y sin embargo ningún gobierno dijo todavía cómo piensa solucionar el problema, obviamente, muchos creen que a ellos no los alcanzará. Ni qué hablar de ocurrir un fenómeno intempestivo, como podría ser, una intensa tormenta solar, que podría causar daños imposibles de cuantificar por el momento. Si el mundo estuviera organizado, quizá ya dispondríamos de instrumentos y estructuras válidas para estudiar y quizá prevenirnos y contrarrestar estos peligros. Cada vez es mas grave la situación que estamos viviendo con relación al cambio climático. En diciembre de 2015, por fin se reunieron en Francia 200 países para firmar un acuerdo y tomar medidas para evitar que siga aumentando la temperatura de la Tierra. Pero… ¿Cuándo empezarán a tomar medidas? ¿Qué harán con los que no cumplan con el acuerdo? ¿Que harán con los países no firmantes del mismo?… Lamentablemente, seguirán como hasta ahora, porque si no actúan en forma global, todos juntos, será otro acuerdo más de los que luego pasan a ser una simple expresión de deseos.

7 – IDEAS QUE GENERAN ACCIONES La idea es reaccionar, y hacer algo ante una realidad que nos asombra, para alertar a los líderes que tienen poder

y viven todo lo que está pasando, pero, muchos de ellos, hacen de cuenta que no son parte de este mundo. Para que también reaccionen y entiendan que a la humanidad la acechan peligros tremendos y que sólo va a poder afrontarlos unida, en paz y en forma organizada. Si el hombre se organiza convenientemente e intenta controlar los problemas creados por él mismo, podrá dedicar más tiempo al estudio y control de fuerzas extrañas a él, a las fuerzas de la naturaleza. Que el hombre llegue a controlar y quizá a dominar las fuerzas de la naturaleza, para predecir ciertos fenómenos naturales peligrosos, desarrollar elementos de protección contra los mismos o simplemente para vivir en un mundo más seguro y civilizado no debería ser considerado una utopía, sino todo lo contrario. Somos creadores de muchas cosas en este mundo. Utopía es, según el diccionario de la Real Academia Española, un “Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación”. O sea, que existe en la idea o imaginación de quién tiene el plan o proyecto, más no en la realidad; pero…, la mayoría de las cosas primero nacieron como idea, y luego, esos pensamientos positivos, se plasmaron en realidades, gracias a la acción de determinadas personas. Para ello fue necesaria la voluntad de concreción de quienes quisieron y tuvieron la oportunidad de hacer realidad una idea. Pensemos que la utopía de volar se hizo realidad con los aviones, el hombre pudo dominar la fuerza de gravedad; la de ir a la Luna se concretó gracias a la cohetería y al alto desarrollo de la informática, algo “imposible de realizar” para nuestros ancestros; la de hacer que la noche se vuelva día gracias a la electricidad; la de hablar con otra persona a miles de kilómetros a través del

teléfono; la de ver lo que ocurre y pasa al otro lado del mundo gracias a la televisión, a los satélites, a Internet y demás adelantos tecnológicos. Las utopías terminan donde comienzan las realidades. Con voluntad y decisión, el hombre demostró que puede dominar las fuerzas de la naturaleza y que puede organizarse para vivir mejor. Cuando el egoísmo prevalece, no es posible la concreción de ningún ideal. Cuando la solidaridad, el espíritu de cohesión y la tenacidad desvelan a los hombres en procura de objetivos superiores, estos se pueden lograr, y es así como se alcanzan muchos anhelos para beneficio de toda la humanidad. La idea, de crear un estado global, es actualmente una utopía. Solo falta la acción de los que pueden hacer que sea, lo más pronto posible,… una realidad.

8 – LA CREACIÓN DE LA U.E.M. UNIÓN DE LOS ESTADOS DEL MUNDO

La concreción de la idea de institucionalizar la sociedad en el ámbito de todo el mundo, podría tener su inicio en las Naciones Unidas, porque esa organización fue creada para cumplir objetivos de paz y para estabilizar las relaciones internacionales. Sus metas, sus actividades y sus logros hasta el presente, hacen que toda su estructura, su personal y sus organismos estén abocados a la tarea suprema de contribuir al bienestar general de los pueblos del mundo. La creación de la Unión de los Estados del Mundo significará la posibilidad de utilizar todas sus estructuras, con poderes y con recursos suficientes, para resolver con éxito los actuales problemas que nos aquejan.

Pero también puede iniciarse en forma independiente y siguiendo los lineamientos y el camino de la Unión Europea y/o la Unión de Naciones Sur Americanas. Poniendo en marcha la Unión de Estados del Mundo, se sintetizarán y mejorarán las relaciones entre países y disminuirán notablemente sus gastos en distintos rubros. Por ejemplo, no es necesario que cada país tenga una sede o embajada en los demás países, como actualmente ocurre. Es suficiente que la tenga en el lugar en donde funcione la Unión de Estados del Mundo. Al prescindir de las embajadas en los distintos países del mundo, los gobiernos verán disminuidos notablemente sus gastos. A los efectos de no crear incertidumbre en las actuales plantas de personal, los cambios se podrían realizar gradualmente. Al término de los mismos, el personal que todavía esté en funciones, deberá ser reasignado en otras áreas afines hasta lograr su jubilación o retiro. Al no generar gastos para el funcionamiento de las embajadas, salvo una, los gobiernos podrían destinar parte de lo economizado a mejorar la educación, la salud, la seguridad interior y a crear nuevas fuentes de trabajo, poniendo énfasis en las actividades que fomenten la fraternidad, la solidaridad y el conocimiento entre los pueblos del mundo. Las relaciones bilaterales entre los países se podrían desarrollar perfectamente en el ámbito de la U.E.M. Con una sola representación, cada país estaría en contacto directo con todas las naciones del mundo y en un solo lugar, en donde se acrecentarían las relaciones y se agilizarían las acciones y contactos entre los países, como ocurre en las distintas capitales de países donde cada provincia tiene su representación. Eso ocurre aquí en Argentina donde todas las provincias tienen una representación en la Capital Federal –Buenos Aires-.

En lugar de numerosas embajadas, distribuidas por todo el mundo, cada país tendría una sola, en la capital de la U.E.M. Lo mismo podría ocurrir con los actuales gastos militares, muchos de los cuales podrían ser reencauzados, con las mismas estructuras y niveles profesionales ya existentes, a ayudar a la sociedad de cada país y del mundo. Al no existir guerras, las estructuras montadas para esos fines podrían unirse en la U.E.M y servir para otros totalmente distintos, destinando esos recursos, materiales y humanos, a objetivos de ayuda social y humanitaria, para poder socorrer a poblaciones en situaciones de desastre natural, etcétera; a reforzar la seguridad interior y regional de cada nación, y a la creación y funcionamiento de un organismo de prevención, control y ayuda, a fin de evitar accidentes de todo tipo en el mundo. Este organismo tendrá la responsabilidad de garantizar la seguridad en la circulación de vehículos, trenes, barcos, aviones y todo tipo de máquinas, en los puertos y aeropuertos, y en todos los lugares en donde la probabilidad de que ocurra algún accidente esté presente. Deberá actuar en coordinación con los ya existentes en cada país y contará con la asistencia de organismos como la NASA de EE.UU., Euro Control y similares de otras partes del globo, que cuenten con un gran desarrollo técnico y científico, a fin de utilizar esos conocimientos en prevenir accidentes, controlando que se cumplan las medidas de seguridad y que no exista negligencia en los trayectos. Al funcionar el mundo en un estado de derecho, los nuevos presupuestos de los distintos países del mundo deberán incluir solamente erogaciones que signifiquen un avance y un beneficio para la sociedad y no un peligro o retroceso para la misma.

Las guerras serán un mal recuerdo para los seres humanos. Así como en Argentina al sancionarse la Constitución de 1853, con el propósito de poner fin al ciclo de guerras civiles y sentar las bases de la Organización Nacional, poco a poco fueron desapareciendo los conflictos armados y las guerras civiles quedaron en el recuerdo. Con la creación de la U.E.M., algo similar ocurrirá en el mundo. Un ejemplo es la batalla del pozo de Vargas, ocurrida en La Rioja –Argentina-, en abril de 1867. Muchos conflictos, como el acontecido en Vargas, a partir de la vigencia de la Constitución de 1853, fueron desapareciendo, y los distintos inconvenientes entre grupos antagónicos siguieron un nuevo camino: el de la justicia.

9 – LA CAPITAL DEL MUNDO Así como en Roma se solucionan los problemas de toda Italia, en París los de toda Francia y en Washington los de Estados Unidos, en esta “capital” se solucionarían los problemas de todo el mundo, y que afectan a todos y cada uno de los países integrantes del mismo. En esta capital, tendríamos un lugar donde tratar los conflictos e inquietudes de todos, un lugar donde cada país pueda exponer los suyos y donde éstos se consideren y solucionen efectivamente, aplicando las reglas de la democracia en el mundo. Si, por ejemplo, los representantes de todos los países, por votación, deciden que no existirán más pruebas nucleares o de otro tipo que signifiquen un peligro actual o potencial para la humanidad, no deberá haberlas. Los gobiernos que insistan en realizar estas pruebas, violando la ley de las Naciones, deberán ser sancionados o intervenidos, sin mayores miramientos, como ocurre en los países

civilizados cuando una nación interviene una provincia en forma pacífica y sin problemas para la población. La sociedad, de esta manera, estaría organizada y sus relaciones y decisiones serían institucionales, desde un pequeño pueblo hasta llegar a todo el planeta. La diplomacia perfeccionaría su nivel, mejoraría su calidad y la burocracia se simplificaría, porque los países tendrán un lugar permanente donde reunirse para tratar temas de interés, bilaterales o generales. Así se podría cumplir, fundamentalmente, con el objetivo de cuidar al hombre y su hábitat, trabajando en la solución efectiva de todos los problemas y peligros sociales, actuales y futuros.

CAPÍTULO DOS

ALGUNOS PROBLEMAS Y PELIGROS SOCIALES

10 – ACCIÓN Y REACCIÓN Cuando una piedra cae en el agua, forma círculos concéntricos cada vez más amplios. Lo mismo ocurre, en forma relativa, con toda energía que se propaga en forma de ondas alejándose de su fuente: las magnéticas, las ondas gravitacionales, etcétera. Si comparamos la piedra con el hombre y los círculos, que llegan cada vez más lejos, a las acciones y reacciones que emanan de ese hombre, afectando a todos (a nosotros mismos, a nuestra familia, amigos, vecinos, conciudadanos, a todos los habitantes del mundo) entenderemos que estamos interrelacionados por nuestras acciones y somos afectados por las acciones de otras personas.

Estamos unidos por causas y efectos comunes. Una acción repercute en todos, la “onda expansiva” puede llegar a toda la humanidad. Hay gente, que por su función o actividad, puede realizar u omitir acciones que tendrían efectos positivos o negativos en el ámbito en donde se desarrolla y pueden abarcar países, incluso llegar a comprometer al mundo entero. Muchas personas se equivocan al pensar que lo que hacen es lo único que cuenta. No tienen en consideración que las cosas que podrían haber hecho y no hicieron en beneficio de ellos mismos, de su círculo de afectos, de sus seres queridos, de toda la sociedad y del mundo, es también importante. Si trabajamos en la solución de los problemas desde su raíz, globalmente, poniendo énfasis en la prevención y con organismos específicos para ello, estaremos atacando la causa de muchos problemas. Mientras que si dejamos todo como está, reprimimos o usamos la violencia, difícilmente podremos lograr una solución real, porque esos problemas se acrecentarán o surgirán en otras partes, al estar atacando sólo una parte de los mismos y sus efectos; los efectos de las causas son causas de nuevos efectos. A toda acción corresponde una reacción, a toda causa un efecto, que a su vez se convierte en causa de otro efecto futuro y así sucesivamente. Todas las acciones y omisiones afectan a todos en mayor o menor medida, pero más aún lo hacen las provenientes de quienes tienen en sus manos alguna cuota de poder. En la guerra del Golfo intervinieron pocos países, pero el efecto devastador lo sufrirá toda la humanidad, ya que la quema de los pozos de petróleo, el derrame en el mar de líquidos contaminantes y todo el efecto nocivo de esa contaminación se diseminará por el mundo durante

mucho tiempo. La causa –o la acción en este caso- es la guerra. El efecto es todo lo dañino que produjo esa guerra para la humanidad. Una decisión puede desencadenar una guerra o cualquier otra actividad dañina. Una guerra produce muerte y desolación. Esas muertes producen odios que luego se traducen en atentados terroristas… continuando así con la onda expansiva de terror. Un claro ejemplo es lo que ocurrió en 1982 con la guerra entre Argentina e Inglaterra, donde se hundieron buques, se derramaron y quemaron combustibles en el mar, se hicieron explotar bombas, además de la pérdida de vidas humanas y de la muerte de miles de animales marinos, esto provocó, al igual que en la guerra del Golfo, un efecto nocivo en la zona que va a perdurar por mucho tiempo. Brasil, con la decisión de talar miles de árboles de sus bosques y selvas que constituyen un pulmón para todo el mundo, ¿a quién perjudica? Esto ocurre también en muchos lugares del mundo sin que nadie haga nada efectivo al respecto. En Salta, Argentina, se desmontan bosques nativos con el sólo reclamo de Green Peace. ¿A quién beneficia? Vemos que el beneficio es siempre para unas pocas personas que comercializan la madera, pero el perjuicio es para todo el mundo. ¿Quiénes autorizan y/o controlan las plataformas petroleras marinas y submarinas que al explotar causan daños terribles al ambiente? ¿Quiénes lo hacen con las explotaciones mineras a cielo abierto con métodos contaminantes? La respuesta es: las grandes corporaciones de mano de los distintos gobiernos que intervienen en cada situación en forma egoísta e inhumana. Eso no tendría que existir en un mundo que se precie de “civilizado”.

La energía atómica es peligrosa y nadie está exento de sufrir un accidente en alguna de las muchas centrales atómicas que existen en el mundo. En la explosión de un reactor nuclear hay acciones, omisiones y reacciones en cadena. La acción proviene de pocas personas que hacen las cosas, las dejan de hacer o las hacen mal, hasta llegar a la explosión del reactor. Si el reactor explota es porque algo falló, y esa falla se produce por algún error humano o técnico. ¿Quién paga las consecuencias de ello? Chernobil es un ejemplo de un “modelo” que debemos cambiar. Si un científico descubre un remedio para un determinado mal o enfermedad, ¿quién se beneficia? Es evidente que, partiendo de la acción de un solo hombre, el efecto benéfico abarca y llega a todos. Los científicos pueden realizar acciones benéficas con inventos, aplicándolos a la cura de enfermedades, como lo hicieron con el rayo láser. Los médicos pueden descubrir la forma de curar una enfermedad, hasta ahora incurable, consiguiendo de esta manera la alegría y el alivio de personas que sufren esa enfermedad. Los jefes de Estado, los reyes, los parlamentarios, las personas que ejercen algún poder político, mediante la justicia de sus decisiones y acciones, pueden evitar catástrofes, pueden evitar guerras, pueden hacer que la gente en sus respectivos países viva mejor. Las Naciones Unidas, los buenos gobiernos y empresarios, mucha gente poderosa y/o con grandes fortunas, todos pueden adquirir campos, bosques y selvas, a los efectos de preservarlos, paradójicamente, de los empresarios y gobiernos que quieren su destrucción. Todos pueden, con sentido común y discernimiento, realizar acciones en favor de la vida. Pero también pueden omitir realizarlas, o realizar acciones negativas y

con ello seguir por el actual camino continuando con el predominio de acciones cuyo efecto último es en definitiva e irremediablemente la muerte. Si contáramos con organismos capaces de poner límites a las acciones peligrosas y que generan inconvenientes sociales, los actuales problemas y peligros que hoy tiene la humanidad, seguramente, se verían disminuidos en un futuro cercano. Cada problema o peligro puede ser contrarrestado, todo lo negativo puede ser evitado. Las posibles soluciones para algunos problemas y peligros sociales que se proponen, en este capítulo, son sólo ejemplificativas, a los efectos de demostrar que es posible mejorar las cosas si “alguien” se ocupa de ello. Desde tiempos inmemoriales vienen trabajando diversas personas, organizaciones y gobiernos en general, ocupándose de los problemas de la humanidad. Ellos hicieron y hacen lo posible por mejorar un mundo que se empecina en ser hostil e incomprensivo, por lo que todavía queda mucho por hacer. A ellos les debemos los avances logrados en todos los campos y el confort que hoy disfrutamos. Son “hacedores” que lucharon por la concreción de un ideal en diversos asuntos y constituyen un modelo a seguir. En el Capítulo Cuatro daremos algunos ejemplos de ellos. Hicieron lo que pudieron pero solos, hoy debemos tener en cuenta la idea de una estructura global dedicada al avance de la sociedad. De esta forma el avance será superior del que pueda lograr cada una de las personas o grupos de ellas por separado. La organización social debe darse en todos los niveles, para todas las actividades y en todas partes, porque es la única forma de encarar los problemas y de solucionarlos entre todos. Así como en un barco los pasajeros cuentan con personal capacitado que los asiste, e interviene en

caso de ocurrir algún inconveniente, en el mundo debería ocurrir algo similar. Si organizamos la sociedad mundial como si fuésemos pasajeros de un navío, o vecinos en un edificio de apartamentos, poco a poco el hombre irá creyendo más en el hombre y en la sociedad. Somos el resultado de miles de años de acciones y omisiones de nuestros antepasados; los seres del futuro serán la resultante de nuestras acciones y omisiones, podemos hacer que todo mejore o que todo empeore. Todos podemos aportar nuevas ideas, nuevas esperanzas y nuevas aspiraciones a la conciencia humana; muchos dirán que es difícil tener éxito, pero el intento vale la pena. Todo lo que el hombre hace repercute en la sociedad y esta se lo devuelve. Las acciones positivas tienen efectos positivos, así como las acciones negativas tienen efectos negativos. Se cosecha lo que se siembra. Si siembro trigo, no puedo pretender recoger otra cosa que no sea… trigo. Veamos, a título de ejemplo, algunos de los problemas y peligros de nuestra sociedad y sus probables soluciones.

11 – EL HORIZONTE DE LOS JÓVENES Todos los jóvenes tienen derecho a vivir en una sociedad que comprenda sus dificultades, que los ayude a desarrollarse. Todos tienen derecho a vivir en un mundo mejor. En los distintos países, existen jóvenes que se encaminan hacia objetivos claros en sus vidas; ellos seguramente confían en que tendrán un lugar digno en esta sociedad, pero también existen quienes no saben

qué camino tomar, ven incertidumbre en su futuro y eso es un problema social que debe tenerse en cuenta. Aproximadamente a los 15 (quince) años, los jóvenes empiezan a vivir otra dimensión, es la edad en la que se definen muchas cosas, es la etapa difícil de la vida, la de las grandes decisiones y cambios que marcarán su futuro para siempre. Muchas veces se preguntan: ¿Qué hacer? ¿Trabajar? ¿Estudiar? ¿Cómo proyecto mi futuro? ¿Puedo pensar en formar algún día una familia? Es necesario que “alguien” guíe a los jóvenes por un buen sendero, para que así logren llegar a ser, algún día, útiles a la sociedad. De lo contrario, podrían cometer errores, y si estos errores persistieran mucho tiempo, sería cada vez más difícil encaminarlos en la senda correcta. Un joven mal encaminado es gravoso para el sistema social. Los jóvenes tienen la ventaja de que si cometen un error pueden corregirlo, porque teóricamente, disponen de más tiempo que los adultos. El precio a pagar por los errores es el tiempo. La acumulación de errores en la vida es la acumulación de tiempo perdido. Los jóvenes tienen más oportunidades de atacar cada error, haciendo lo posible por no repetirlo en el futuro. Pero, a muchos les resulta difícil enfrentar y solucionar sus problemas por sí mismos. Debería existir, en cada lugar, un organismo dedicado a ayudar a los jóvenes en todo sentido, fundamentalmente en el sentido humanitario, para que puedan resolver sus dificultades con éxito. Algunos optan por trabajar, pero no encuentran trabajo y si lo consiguen, muchas veces no les alcanza para subsistir dignamente. Llegan a tal estado de desesperación, que si no tienen el apoyo de un amigo, un familiar o la misma sociedad organizada, pueden cometer actos equivocados en perjuicio de su salud, de su vida y de su relación con los demás.

Otros, con gran sacrificio, emprenden una carrera universitaria y cuando logran el ansiado título, no encuentran trabajo. Por ejemplo, hubo un caso de un alumno recibido en una prestigiosa universidad con medalla de oro que, decepcionado al no conseguir trabajo, se quitó la vida. Hay quienes, al verse acorralados por los problemas de la sociedad y por la insensibilidad de quienes, pudiendo hacer algo, no lo hacen, optan por el “escape” del alcohol o las drogas como solución. Es obvio que sólo encuentran mayores problemas ya que, en muchos casos, la depresión que llega luego de un momento de éxtasis logrado por la ingesta de alcohol y/o drogas, los lleva a la autoagresión que termina, muchas veces, lamentablemente, en el suicidio. Los gobiernos tienen que atacar las causas del problema y brindar a la sociedad una solución definitiva; es necesario enfrentar con éxito los problemas existentes, empezando por la falta de planificación familiar, universitaria, por la falta de puestos de trabajo y de todo lo que concierne al futuro de los niños y jóvenes del presente, que no es otra cosa que el futuro de la humanidad; de lo contrario, poco a poco nos iremos quedando sin una juventud sana y alegre, para enfrentarnos a una juventud enferma y triste. Un mundo sin juventud, sin belleza, sin alegría es un mundo enfermo, lleno de desolación y tristeza.

12 – LAS ENFERMEDADES En cada lugar de la Tierra, existen enfermedades que pueden ser transmitidas por vías de contagio a otros lugares. Cada vez aparece en algún lugar una nueva

enfermedad distinta y peligrosa, que luego, con el transcurrir del tiempo, se torna común en todas partes. En la actualidad, el SIDA invade el mundo, y nos enteramos de que algunos gobiernos sólo hacen publicidad por la televisión sobre el uso de preservativos; eso está bien, pero además de los consejos preventivos, debería estimularse al control de la enfermedad mediante el desarrollo de nuevos medicamentos. Hay que pensar en el problema presente y en el futuro. Prevenir es pensar en el futuro, y en eso deberían basarse los sistemas de salud, pero también hay que pensar en el tremendo drama de los que ya tienen esa enfermedad y quieren curarse. El ex presidente de Estados Unidos, William Clinton anunció, durante su mandato, que su gobierno trabajaba para lograr vencer el SIDA. Al menos tenemos la esperanza de que algunos gobiernos hacen algo para combatir las enfermedades que existen en el mundo. Muchos laboratorios privados también se dedican a ello. Es conveniente que los técnicos y científicos que pertenezcan a distintos laboratorios o gobiernos sean asistidos y ayudados por un organismo dependiente de todos los gobiernos del mundo, con infraestructura adecuada, ayuda financiera y recompensas. El flagelo debe ser atacado ahora, no importa si el que descubre la vacuna, el remedio o la terapia para combatir una determinada enfermedad, sea un científico dependiente de un gobierno o de un laboratorio privado, importa que se logre un avance para la humanidad y por ello los gobiernos deberían actuar y ayudar con un interés general y solidario, para que el SIDA y muchas enfermedades desaparezcan definitivamente. Existen problemas en el mundo que son responsabilidad de todos los gobiernos, porque al existir, aunque sea en un solo lugar, siempre existe la posibilidad de que se

propaguen a otros lugares. Si en Estados Unidos no hay cólera, pero en Perú esta enfermedad existe, se hace indispensable que también se preocupe el gobierno de Estados Unidos para que en Perú no haya cólera, no simplemente por solidaridad, sino además, por su propia conveniencia. Un caso, que aconteció en Estados Unidos, nos hará ver el problema en su dimensión real. Allí no había cólera, pero un día aterrizó un avión proveniente de América del Sur con pasajeros que habían ingerido accidentalmente comida contaminada y se infectaron. De esta manera el virus del cólera entró en los Estados Unidos y no causó gran daño gracias a la rapidez y eficiencia con que actuaron las autoridades sanitarias, ya que de lo contrario, el mal se hubiera propagado rápidamente. Lo mismo sucede si un ciudadano de un país va por turismo o negocios a otro y se contagia, como el caso que vamos a comentar más adelante, del empresario italiano, Paolo Gucci. Otro caso ocurrió en Argentina, pero con el “mal de Chagas”. Para combatir esta enfermedad, siempre se fumigaba y todos creían que habían vencido a la vinchuca, -insecto que al picar transmite esta grave enfermedad-, pero luego de un tiempo, la plaga aparecía nuevamente y todos se preguntaban cuál podría ser el motivo. La respuesta era que el insecto provenía de zonas vecinas en las cuales no se había fumigado, era un “turista” que visitaba la zona trayendo nuevamente el peligro de contraer la enfermedad. Por ejemplo, en África y Asia, un determinado mosquito transmite el paludismo o malaria. En algunos países de America transmite el virus del Dengue y del Zika. ¿Cuántas enfermedades infecto-contagiosas son transmitidas por picaduras de mosquitos? ¿Qué se hace al respecto?

Un insecto dañino, se llame como se llame en los diferentes países, debe ser combatido en todos los lugares donde exista, y preventivamente en forma global, porque si sólo lo combatimos en un área y luego nos despreocupamos, creyendo que ya está todo resuelto, ¡nos equivocamos! Las autoridades sanitarias de todo el mundo deberían ponerse de acuerdo y trabajar en conjunto para solucionar este tipo de problemas. Nadie está a salvo, en ningún rincón del planeta, mientras exista una enfermedad. Las distintas enfermedades que recorren el mundo nos ponen en contacto con una nueva realidad: la globalización de las enfermedades. Todavía no aprendimos a librarnos de las enfermedades que constituyen un flagelo para la humanidad, pero sí aprendimos a crear armas bacteriológicas y químicas, para generar mayores problemas a los ya existentes. ¿Por qué no utilizar la globalización para combatir las enfermedades y los distintos problemas de salud? ¿Por qué existen trabas burocráticas que impiden acciones conjuntas? La lucha contra las enfermedades y los flagelos no debería tener fronteras, la única frontera a cruzar es la del egoísmo, la soberbia y la estrechez de mente. Los gobiernos, por lo general, esperan a que en su ciudad, su provincia o su país, haga estragos una enfermedad para recién ocuparse de ella. Lo ideal sería que exista un organismo que actúe sumando esfuerzos, bajo la orbita y supervisión de un organismo internacional, a fin de atacar efectivamente el problema e intervenir en cualquier parte donde una enfermedad, epidemia o pandemia ocurra.

Es necesario cambiar el sistema y crear uno que dé seguridad y proteja a las personas, sea cual sea el lugar donde viva. Una idea es la creación de un organismo, dependiente de la U.E.M., y con mayores atribuciones que la actual Organización Mundial de la Salud, cuya función sea la de ocuparse del mejoramiento de la salud, del control de las epidemias en todo el mundo y de la prevención de las distintas enfermedades. Que tenga poder efectivo y recursos suficientes, para actuar con énfasis en los lugares en donde ya hay serios daños y procurar que no se propaguen estos males. Que asegure a quienes tienen una enfermedad el acceso a un tratamiento adecuado, y lograr de esta forma, una mejora en la salud de la población mediante un sistema sanitario para todos, que actúe en coordinación con los organismos de los distintos países y que tenga también la facultad de recompensar y premiar a médicos, científicos, laboratorios y a quienes contribuyan a eliminar epidemias, enfermedades y todo tipo de flagelos. En muchos países se ofrecen recompensas para quienes ayuden a atrapar distintos asesinos. Los países unidos deberían ofrecer recompensas a quienes logren vencer al SIDA y otras enfermedades que causan la muerte de miles de personas en el mundo; una especie de subsidio de las naciones a quienes se dedican a encontrar la solución de los distintos problemas causados por distintas enfermedades. Todos los seres humanos deberíamos contar con un sistema de salud que garantice la atención médica y la posibilidad de prevenir y curar cualquier enfermedad y en cualquier parte. En muchos países hay personas que no pueden pagar una buena asistencia médica para sus enfermedades y, obviamente, están cada día más enfermos. ¿Quién se

ocupa de ellos? Los que tienen una buena posición económica o el dinero suficiente como para hacer frente a los gastos de una enfermedad, a veces, corren el riesgo de ver disminuida seriamente esa posición, o tal vez, queden en la ruina por causa de una grave enfermedad. Los que viajan de un país a otro, si no cuentan con un seguro de salud, como los que brindan algunas tarjetas internacionales de crédito o algunas agencias de turismo, pueden tener inconvenientes en caso de necesitar la asistencia de profesionales en medicina. En los países en donde existen hospitales públicos, por lo general, no cuentan con los elementos mínimos y necesarios para una correcta atención al paciente. Hoy, las posibilidades de sobrevivir a una enfermedad dependen del lugar de residencia de cada persona. Un país desarrollado como Estados Unidos cuenta con más posibilidades de curar a sus ciudadanos que un país subdesarrollado como es Kenia. Si un ciudadano tiene SIDA, las probabilidades de sobrevivir en Estados Unidos son mayores. Es obvio que las enfermedades y los virus viajan por el mundo, no respetan límites de ningún tipo ni pertenecen sólo a una región, por lo tanto, la solución debería ser también global. Sabemos que, por lo general, el mundo se maneja a través de dos grandes poderes: el poder político y el poder económico. Si se juntaran en procura de hacer algo positivo para la gente, es probable que muchas cosas se solucionaran en el mundo, además de mejorar, significativamente, el nivel de vida de las personas, los políticos y hasta los empresarios también se beneficiarían. En el actual caos social, muchas personas tienen que recurrir a campañas en los medios de prensa, en las radios, en los canales de TV y de todo tipo, para recaudar fondos destinados a solucionar problemas de salud. El

que quiere contribuir, por ser solidario, no tiene la certeza, muchas veces, del destino y la efectividad de su aporte. En una sociedad desorganizada hay que resignarse a confiar ciegamente, con los consecuentes riesgos que ello implica, además de la incertidumbre de poder o no solucionar un problema de este tipo. En una sociedad organizada ocurre todo lo contrario, no es necesario recurrir a campañas de ninguna clase ni depender de la suerte de vivir en tal o cual país, o de la fortuna de cada persona para afrontar un problema de salud, porque la solución está garantizada por el sistema y por los sectores de esta. Los problemas de la sociedad pueden y deben ser resueltos por la misma sociedad en forma “organizada”. Esto parece muy claro y simple, pero ¿Por qué no los resuelve? La respuesta es “porque falla el sistema”. Primero, porque permite que muchos intereses personales o de grupos corporativos primen por sobre los intereses generales, y segundo, porque permite que el bienestar temporario de algunas personas, que creen que eso no va a cambiar porque cuentan con los medios suficientes para solucionar un problema, hace que no se interesen por la situación de los demás que no tienen esas posibilidades. Si una sociedad se rige por parámetros de dinero y sectarismo solamente, le va a costar mucho actuar con altruismo y solidaridad. Salvo que al ejemplo lo genere la misma sociedad con sus líderes o dirigentes. Que el cambio de mentalidad comience desde arriba. Hay actividades que deberían ser “contenidas” por la sociedad, por considerar que su cumplimiento lleva implícito una consagración de quienes se dedican a ella y no un mero afán de lucro. Es el caso de quienes dedican su vida a la medicina, y también a muchas otras

actividades que implican un servicio indispensable y esencial para la comunidad como son: la docencia, la investigación, la religión, etcétera. El sistema imperante en muchos países es contradictorio. Les indica a los profesionales de la medicina, por ejemplo, que cuando hay muchos enfermos ellos ganan dinero, y obviamente, la gente necesita dinero para vivir dignamente, estudiar, comprar los elementos necesarios para su labor, equipos, hacer gastos en infraestructura, etcétera. Si no hay enfermos, el sistema los amenaza con probables penurias. Esto es paradójico. Los médicos debieran poder ejercer noblemente su profesión. Es allí, en este tipo de situaciones, en donde deberían actuar los Estados y remediar el problema, contando con la ayuda de los mismos sectores de la sociedad, y equiparar las cargas. De lo contrario, cada sector se verá obligado a defender sus propios intereses, que difícilmente coincidan con los intereses de los demás sectores, y el interés supremo se habría perdido de vista. El sistema de salud debe ser mejorado y regulado en todas partes, eso sería un gran paso hacia adelante. Es necesario, entonces, que los gobiernos y las empresas, con o sin fines de lucro, pero con infraestructura adecuada en la materia, monten un sistema de salud, en donde podamos compatibilizar la necesidad de los ciudadanos de estar sanos y protegidos, tener acceso a la mejor medicina y, al mismo tiempo, que los médicos y demás profesionales también estén bien y vivan dignamente. En definitiva, que el sistema ayude a desempeñar fielmente cada uno de los roles en esta sociedad y en beneficio de la misma. El rol de los políticos y/o dirigentes es ejercer su poder en procura de un mejoramiento del actual estado de cosas armonizando y regulando la relación entre los sectores. Así los médicos podrán consagrarse a cuidar la salud de

la población y la sociedad organizada los ayudará en su tarea, garantizándoles todo lo necesario para desempeñar su trabajo con eficiencia e idoneidad. Un sistema accesible para todos en donde no existan, o se vean disminuidos, los actuales “conflictos” entre algunos intereses individuales o de grupos, y los intereses generales, y además priorice el bienestar de las personas. Cuando la sociedad avanza, un grupo de personas se beneficia y uno menor se perjudica. Aunque este perjuicio es relativo, porque ellos también forman parte del grupo beneficiado. Los gobiernos tienen actualmente la responsabilidad de intervenir en este fenómeno, para que todo cambio o avance se produzca sin traumas y con máximos beneficios para todos. Si estuviera funcionando un sistema de salud, en donde los ciudadanos y los profesionales sean “contenidos” por quienes tienen el poder, el reacomodamiento sería mucho más fácil y se produciría sin mayores problemas para el sector chico, porque en un eventual avance social, este sector seguiría formando parte del sistema, aunque quizá con otras funciones pero con la misma finalidad. Con el avance de la sociedad permanentemente nacen nuevas actividades o profesiones y también dejan de existir otras tantas.

13 – LA ALIMENTACIÓN En muchas partes del mundo, el ser humano ingiere los mismos alimentos que empleó durante mucho tiempo, cuando vivía primitivamente. Salvo por el empleo de la tecnología, que permite enfriar los alimentos para

mantenerlos más tiempo útiles o el uso del fuego, o del microondas para cocinarlos: todo es igual que antes. Seguimos alimentándonos sin evolucionar, pese a que nos informamos de que muchas enfermedades vienen por este tipo de ingesta: excesos en grasas, azúcares, alcoholes, sal y demás elementos. Los medios de prensa nos hacen tomar conciencia de la posibilidad de intoxicarnos y contaminarnos con cualquier alimento y en cualquier parte. Hay lugares en donde se venden productos en mal estado. No debería ocurrir esto en un mundo civilizado. Aves o todo tipo de carnes y alimentos envasados en mal estado, vino adulterado, agua mineral contaminada, frutas y verduras con exceso de pesticidas, obviamente, son perjudiciales para la salud. En marzo de 1996, apareció en el mundo una nueva enfermedad denominada “la vaca loca”; todo ser humano que ingiera carne de vaca enferma, puede contraer esta rara enfermedad. Gracias a Dios, existen los buenos científicos que priorizan el interés general sobre el particular y dieron urgente aviso a la población de este peligro. Pero, ¿Qué hubiera pasado si estos científicos no hubieran dado el aviso correspondiente por pertenecer a empresas vinculadas con la comercialización de carne? La alimentación es básica para la vida de las personas; no debería constituirse en otro problema para la sociedad sino todo lo contrario; por lo tanto, los alimentos deberían ser controlados por todos los estados sistemáticamente, por ser un problema concerniente al ámbito internacional. Muchos alimentos se exportan y por más que en un país existan controles, en otros pueden no existir. Además, cuando un ciudadano viaja de un país a otro, acto frecuente, puede tener un incidente con los alimentos, enfermar y hasta morir. Este es el caso de la enfermedad y posterior muerte, del empresario Italiano Paolo Gucci

por cirrosis, causada por un alimento en mal estado. En octubre de 1995 los diarios del mundo contaron la trágica historia: “el viernes 13 de este mes, murió el conocido empresario Paolo Gucci, víctima de una cirrosis, que comenzara a afectarle el hígado hace un tiempo, cuando en un viaje de negocios consumió pollo en mal estado y contrajo hepatitis C”. ¿Cuántas personas mueren por consumir alimentos contaminados y no nos enteramos porque no son famosas y no salen en los medios? Las empresas alimenticias y los productos, como también los laboratorios y los medicamentos, deberían tener un estricto control en todas partes del mundo. Así evitaríamos el peligro, hoy latente, de ingerir algo contaminante y, además, en el caso de los medicamentos, evitaríamos tomar aquellos que no sean genuinos o no cuenten con un control estricto de calidad.

14 – LAS ADICCIONES Las adicciones y los hábitos que producen daños a las personas, también deberían ser objeto de un profundo estudio y control por parte de los organismos correspondientes. Los malos hábitos y las adicciones hacen mal a la salud –dicen los médicos- y también al bolsillo –dicen los economistas. Juan Pablo, el mayor de mis dos hijos, me preguntó preocupado: “papá ¿por qué fuma la gente? La maestra nos contó en la escuela que muchos niños en el mundo quedan sin padres por culpa del cigarrillo”. Sólo atiné a decirle que todo depende de la voluntad de cada persona en querer o no dejar de fumar. Le dí el ejemplo de su abuelo, Bernabé José Ángel Arnaudo, que fue al médico por sentirse cansado en subir las escaleras de su casa y,

cuando le dijo que era por causa del cigarrillo, inmediatamente dejó de fumar. Corría el año 1985. Él puso la suficiente voluntad para no fumar un cigarrillo jamás en su vida. Luego, siendo Gobernador de la Provincia de La Rioja, tuvo la oportunidad de impulsar la Ley 5.820, sancionada el 3 de Diciembre de 1992 por la Cámara de Diputados de la Provincia, cuyo proyecto fue presentado por el Bloque de Diputados Justicialistas, firmada por Osvaldo Jesús Scarttezzini, Vicepresidente Segundo, en ejercicio de la Presidencia, y el Dr. Claudio Nicolás Saúl, Secretario Legislativo, que vedaba fumar en sitios de espacios cerrados, en las oficinas públicas dependiendo de las tres funciones del Estado: Ejecutivas, Legislativas y Judicial y en transportes de pasajeros cuya autorización para circular dependía del Estado Provincial. Esa Ley fue quizá la primera en el mundo de estas características y pionera en querer evitar el daño que el fumador se hace a sí mismo y también al que no fuma pero está en el mismo lugar. En ese momento, año 1992, era una “utopía” pensar que en transportes públicos y en espacios cerrados de las oficinas del Estado Provincial se iba a vedar fumar, pero se dio el paso adelante y ahora, en la actualidad, es una realidad el hecho que, en muchos lugares del mundo, ya existen leyes prohibiendo fumar en espacios cerrados, no solamente en oficinas públicas y transportes públicos como lo hizo esta primera ley, sino en todos los lugares cerrados en general: confiterías, cines, etc. Le explique a Juan Pablo lo que yo pensaba del asunto. Le dije que muchas personas dejan el cigarrillo debido a un susto, al verse con algún problema de salud, como la tos persistente que no se va ni siquiera en las noches, o cansancio atribuido al cigarrillo, como le pasó a su abuelo, u otros síntomas que pueden desembocar en un cáncer de pulmón. Otros ya con cáncer, susto mediante,

empezaron la difícil pero posible tarea de dejar el cigarrillo. Le dije que ese grave problema, que padece muchísima gente, se puede enfrentar con decisión, férrea voluntad e inteligencia, como lo hicieron entre otros: su abuelo, y también el presidente Barack Obama. Quizás sea difícil hacer entender a una persona que no debe gastar dinero en ese tipo de adicciones, y que además está perjudicando su salud, pero lo que sí debemos intentar es hacerle comprender que con su actitud, también está perjudicando a los demás. Que entienda que el cigarrillo es un mal hábito, una adicción que daña a la persona que fuma y a la que no fuma también, porque el que fuma, al contaminar el aire, “hace fumar” a los demás. Actualmente está prohibido fumar en lugares cerrados y en transportes públicos en muchos lugares del mundo, permitiéndose únicamente fumar en plazas, parques, paseos y lugares al aire libre. En distintos países ya se están tomando medidas, pero es conveniente que sean aplicadas en todas partes del mundo por igual. Si una persona quiere dejar una adicción, como es el hábito de fumar, la sociedad la debe ayudar, para eso existen métodos y tratamientos adecuados que deben ser puestos a su alcance. Los empresarios pueden ofrecer opciones y elaborar productos que no perjudiquen la salud de la población. Los hábitos, como por ejemplo el de tomar café, pueden transformarse en una sana costumbre cuando es elaborado sin elementos tóxicos para el cuerpo. Las bebidas gaseosas también; los técnicos y científicos saben que pueden lograr sabores similares o mejores a los existentes, pero sacándoles la cafeína y las sustancias nocivas para la salud. De esta forma, beneficiarían a todos los consumidores.

Otra forma podría ser la supresión o disminución de alcohol en las bebidas; esto ya está ocurriendo con las cervezas y podría ocurrir con otras bebidas también. Si los empresarios empiezan a elaborar productos, similares a los existentes, pero quitándoles todo lo que sea dañino para la salud, y crear otros que ayuden a mejorarla, es seguro que en poco tiempo el mundo va a contar con más gente saludable. No importa el lugar ni la persona, importa lo que está pasando y cómo evitar que pasen cosas peligrosas o dañinas para la salud. Prevenir y solucionar problemas generales, ese es el objetivo; que “alguien” desde un máximo nivel aliente y ayude a quienes están en la buena senda y ponga “limites” cuando corresponda, a los que no lo están.

15 – EL PROBLEMA DE LA DISCRIMINACIÓN

En casi todos los países y lugares del mundo hay conflictos de alguna naturaleza, a causa de discriminación por motivos de raza, religión, nacionalidad, ideología, opiniones de todo tipo, sexo, posición económica, condición social, caracteres físicos y otros. Esos conflictos son originados por quienes creen tener la razón y se sienten dueños de la verdad y no aceptan que pueden estar equivocados. El objetivo es el de excluir a otros, por distintos motivos, aun sabiendo que con esas actitudes generan problemas sociales. “Alguien” debería controlar las actitudes de estas personas, ayudarlas a cambiar su mentalidad, a que acepten que podemos tener puntos de vista distintos pero que debemos convivir en armonía.

La multiplicidad armónica de los distintos puntos de vista, regulados para una convivencia civilizada, hacen que en la sociedad existan reglas para todos y no para algunos solamente. Entre tantas exclusiones y discriminaciones que sufre la humanidad, tenemos las que padecen personas de distintos países del mundo por motivos de nacionalidad, de origen o nacimiento. Hoy en día, el que viaja de un país a otro lo hace, por lo general, buscando mejores horizontes para su vida; existen muchas causas que hacen que huyan de sus lugares de origen: las guerras, la violencia entre grupos antagónicos, el cambio climático, la falta de trabajo, que traen hambre y desolación, obligan a que opten por dejar todo e irse a otro lugar, considerado más tranquilo y estable. Lo mismo pasa cuando viaja de una ciudad a otra, dentro de una misma nación, o cuando lo hace desde el campo al pueblo o a la ciudad. En muchos países del mundo, el problema de la discriminación a los inmigrantes, viene a desenmascarar otro que también es muy importante: la creciente desocupación. Si una persona viaja en busca de trabajo y en ese lugar hace falta mano de obra para determinadas tareas, será bienvenida, como ocurría en otras épocas en diversos países de América; pero si en ese lugar hay poco trabajo y existe recesión, seguramente empezará a ser excluido por los que se creen afectados o perjudicados. Puede ocurrir que una persona que llega, por ser víctima de persecución ideológica en su lugar de origen, a otro lugar, también allí se sienta excluido. Este ser se siente extraño en todas partes; su grupo de origen lo excluye por no tolerar sus ideas y el grupo al que arriba también lo excluye, por no haber nacido en ese lugar.

Muchas personas llegaron a América, desde el inicio de la conquista y fundamentalmente en los albores del siglo XX, por la falta de trabajo en sus respectivos países y por los tremendos conflictos existentes en esos momentos, especialmente en Europa. Ellos fueron inmigrantes que lo único que buscaban era trabajo y tranquilidad. Hoy ocurre algo parecido. Los que viajan de un país a otro lo hacen, fundamentalmente, en busca de trabajo o de situaciones estables en donde poder vivir tranquilos y desempeñar sin mayores problemas sus tareas. Pienso que los problemas de inmigración deben resolverse de una manera acorde con nuestros tiempos, civilizadamente. Anteponer problemas de orígenes como excusa para perseguir personas de distintos lugares, va en contra de todo el avance realizado por la sociedad en materia de derechos humanos. Deberíamos ser más tolerantes y resolver los problemas acorde con el mundo actual. ¿Quién puede decir “yo soy más americano, inglés, francés o español que usted”? ¿Quién puede asegurar “yo no tengo ninguna mezcla de sangre en mis venas” o “todos mis ancestros vivieron siempre en este lugar”? Me pregunto, siguiendo esta línea de pensamiento, si los descendientes de nativos en América empiezan a cuestionar diciendo que toda América es de ellos, que los demás somos usurpadores, ¿qué pensaríamos?, ¿qué diríamos? La historia de los países, es la historia de épocas de conquistas y rebeliones, épocas de guerra en donde cada país cambiaba de acuerdo a quienes lo conquistaban o habitaban. Hoy la humanidad debe empezar otra historia enmarcada y basada en las leyes, la diplomacia y en la solidaridad.

Para que no exista discriminación ni exclusión en el mundo, deberíamos organizarnos y asegurar: Los derechos de los hombres, contemplados en la Declaración Universal y enunciados en las Constituciones de todos los países civilizados, organizados y puestos en funcionamiento por un gobierno conformado por todos y cada uno de los países y/o estados del mundo (U.E.M.), que garantice esos derechos. El ser humano, se llame como se llame, sea varón o mujer, haya nacido en cualquier lugar del mundo, profese cualquier religión, sea su piel del color que sea y esté o no su forma de pensar de acuerdo con la nuestra, debe ser respetado como tal, en todas partes y por todas las personas del mundo. Obviamente la inversa también es válida. Esas personas deben respetar la cultura, la idiosincrasia y las normas del lugar donde son bienvenidos, a los efectos de una armónica convivencia. Somos distintos, pero debemos aprender a convivir civilizadamente. Las personas deben ser juzgadas por lo que hacen y no por otras cuestiones. Importan las acciones que realizan. Sólo por ellas, la sociedad debería juzgarlas. Mientras un solo hombre, en cualquier lugar del mundo, sea tratado diferente por cualquiera de las causas mencionadas anteriormente, va a seguir existiendo el problema de la discriminación y “alguien” tendrá que hacer algo para solucionarlo. En 1997, el gobierno argentino creó un organismo denominado: Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo, destinado a intervenir cuando existiese una denuncia por discriminación, xenofobia o racismo.

Muchas empresas importantes como lo son USA NETWORKS y BENETTON, también se ocuparon del tema e hicieron su aporte, mediante campañas publicitarias alusivas, para detener la discriminación. Estas actitudes, tanto de gobiernos como de empresas, constituyen un modelo a seguir, por quienes todavía no entendieron que, por sobre todas las cosas, somos congéneres.

16 – EL HAMBRE Muchos piensan que “a las personas, en lugar de darles pescado, hay que enseñarles a pescar”. Y esto es verdad, porque el pescado es para un día, pero el conocimiento es para siempre. El problema es que mientras esa persona “aprende a pescar”, ¿Qué hacemos? Si no le damos el pescado se muere de hambre. Esto pasa también con los niños; hasta que no estamos seguros y vemos que son capaces de valerse por sí mismos, no somos tan insensibles de abandonarlos a su suerte. En esta sociedad hay seres que todavía son equiparables a los niños y deberían ser ayudados hasta superar esa situación. Somos diferentes y tenemos distintas oportunidades en la vida, pero eso no quiere decir que vivamos en una burbuja ignorando lo que ocurre a nuestro alrededor, sino todo lo contrario. Entre las personas existen lazos de amistad, solidaridad y afecto que hacen que el más inteligente ayude al que no lo es tanto, el rico ayude al pobre, el sano ayude al enfermo y de esa forma se logra una mejor convivencia en la gran familia humana.

Los problemas de cada uno de los seres, que conviven en una determinada población, son de toda la población misma y deben ser solucionados por ella, por medio de sus organismos correspondientes. Se debe trabajar para erradicar la pobreza extrema, para que ningún ser muera de hambre, porque es una necesidad ética, moral, política, económica, social y humanitaria de todos. Si en los estamentos menores no es posible una solución, entonces, todos los demás estamentos deben asistirlos y hacer lo posible por ayudar a esa gente a vivir dignamente, hasta tanto los programas de planificación social, a los que haremos referencia en el Capítulo V, surtan efecto. Una persona que no tiene suficientes recursos ni siquiera para alimentarse, tiene un solo objetivo y su horizonte es conseguir el alimento que le permita sobrevivir un día más. Debería considerarse en forma urgente una solución para este flagelo que azota a gran parte de la humanidad. Hasta tanto se estudie la solución definitiva, debería ayudarse a las instituciones que tienen objetivos sociales; un ejemplo de este tipo es la fundada por la Madre Teresa de Calcuta: Misioneras de la Caridad. En cualquier lugar del mundo siempre hay gente que quiere asistir o ayudar a sus semejantes y, muchas veces, no encuentra una vía adecuada, un canal organizado y serio para ayudar en lo que pueda. Muchos ayudarían sin mayores inconvenientes, si supieran que detrás de esa persona que viene a pedir una colaboración para la gente carenciada, existe una organización seria y responsable. Esto puede extenderse a muchas cosas para las cuales nos piden colaboración a diario y vacilamos, porque no sabemos a ciencia cierta, si el aporte va a llegar al destino que nos dicen y si no se

trata de personas inescrupulosas, que lucran con los sentimientos humanitarios de los confiados. Es necesario que los gobiernos municipales, provinciales y nacionales actúen en coordinación y cooperación con estas entidades e instituciones y proporcionen a la gente una vía seria y responsable por donde canalizar su ayuda. De esta forma se podrá remediar, en parte, el problema, hasta tanto el mismo sea analizado seriamente por todos los gobiernos del mundo, para tratar de lograr una solución definitiva. Si cada gobierno, con la colaboración de los distintos sectores, se responsabiliza de que los ciudadanos tengan el mínimo de recursos como para poder solucionar sus necesidades básicas. Si todos juntos, en forma organizada, ayudamos a que disminuya y quizás desaparezca el hambre, la miseria, la desnutrición y la falta de higiene en el mundo; entonces, muchos problemas se eliminarían y muchas enfermedades también. Con buena educación y organización social se podría solucionar el problema del hambre en el mundo, que no debería existir. Si además de efectuar salvatajes financieros a sus empresas, los distintos gobiernos del mundo, también distribuyeran parte de esos recursos para construir una red de contención social, para generar trabajo y/o asistir a sus ciudadanos que circunstancialmente cayeron en la pobreza y el desamparo, muchos problemas, como por ejemplo el del hambre, se verían disminuidos notablemente, al menos en esos países. Si lo hacen unidos, la red abarcaría todo el mundo. Si, por ejemplo, tenemos en cuenta que Estados Unidos en el año 2009 dispuso de 700.000 millones de dólares para salvar financieramente a un puñado de empresas, sin contar lo dispuesto por los países europeos y de los

demás países del mundo que también hicieron el esfuerzo, para que muchas de sus empresas pertenecientes al sistema financiero de cada país, no cayeran en la quiebra, entonces podríamos suponer que esos países cuentan con dinero suficiente como para que toda su población, y quizá la humanidad, viva sin sobresaltos por largo tiempo. Si el hombre tiene voluntad, puede resolver muchos de sus problemas. Sólo hace falta que se disponga, que quiera hacerlo y que se organice para lograrlo. Entonces seguramente lo hará. Me pregunto, como creyente en Dios: ¿Cuándo su Majestad el hombre, el Rey de la Creación, obviamente -porque domina, gobierna y dispone de este mundo material-, decidirá y “decretará” vivir en un mundo mejor?

17 – LA DESOCUPACIÓN Vamos a ampliar este tema porque sabemos que el trabajo dignifica a las personas, pero cuando en un lugar escasean los empleos y cada vez son mayores los problemas de desocupación, ¿cómo dignificamos a la gente que quiere trabajar pero sin embargo no encuentra trabajo? ¿Quién debería hacerse cargo de esa situación? ¿Se sabe, a ciencia cierta, cuántas personas viajan en el mundo de un lugar a otro, buscando una oportunidad de vivir dignamente, sin tener la certeza de que la van a encontrar? Quizás muchos quisieran quedarse en su lugar de origen pero, al no encontrar medios para subsistir, toman la decisión de viajar, de irse a otro lugar y de abandonar sus afectos. Además de ese gran sacrificio, de alejarse de sus afectos, muchos viajan como “polizones en el mundo”, sin saber los miles de inconvenientes que pueden llegar a tener.

Un ser que no consigue trabajo, por cualquier motivo, es un problema social. Sea porque es considerado “viejo” para trabajar a los 45 años, aunque para jubilarse es considerado “joven”; sea porque, en un mundo cada vez más tecnificado, se necesita mano de obra más especializada, pero en menor cantidad, y eso también es un problema a resolver por los gobiernos del mundo, porque la tecnología debería ser una aliada del hombre y no su enemiga. Somos conscientes de que en muchos lugares del mundo hay desocupación, de que cada persona que no puede mantener a su familia, por carecer de los medios suficientes para ello, es un ser desesperado que necesita la ayuda de “alguien”. Que la única forma de devolverle la dignidad es consiguiéndole y otorgándole un trabajo. Desde los municipios, que son pequeños estados, hasta la U.E.M, que sería la suma de los grandes estados o naciones, las distintas autoridades políticas y los que disponen de poder económico en cada uno de esos estamentos, deberían estudiar, planificar y resolver mediante organismos específicos este problema; no solo para generar empleo mediante la creación de nuevas fuentes de trabajo, sino también para capacitar a sus ciudadanos y así puedan enfrentar los nuevos requerimientos del futuro, además de asesorarlos y ayudarlos cuando existan oportunidades de viajar, no ya como “polizones”, sino con el fin de poder intervenir en el intercambio de mano de obra en todo el mundo en forma ordenada.

18 – EL INDIVIDUALISMO El siglo XXI nos encuentra con la disyuntiva de trabajar unidos y por el bien de toda la sociedad, o sometidos

unos a otros, como en la antigua época de los Reinos Combatientes, 481 / 221 a. C. Si al paso lo damos hacia delante, en la evolución de la sociedad, todo será en nuestro beneficio; nos trataremos con respeto y las leyes e instituciones ayudarán en esto. Si por el contrario, nos estancamos o seguimos para atrás, estaremos como hasta ahora, temporaria y circunstancialmente dominados unos por otros y en guerras interminables. La seguridad no existirá en el mundo ni en las personas, reinará la anarquía y la “ley de la selva”, que no solo significa ley del más fuerte, sino también: ley del caos y del terror. Cualquiera podrá hacer cualquier cosa dañando a otras personas, a las cosas, a los demás seres y al ambiente, sin importarle la opinión de los demás y sin que nadie pueda impedirlo. Bajo el reinado de esta ley, nadie estará a salvo en ninguna parte, por más que cuente con un ejército propio que lo cuide; siempre existirá la posibilidad de que sufra un daño provocado por algún delincuente o algún terrorista. En esa lucha de todos contra todos, “el hombre” seguirá siendo “lobo del hombre”, como lo expresaron antiguamente Plauto y luego Thomas Hobbes. Esta forma egoísta de pensar y de obrar, que afecta a las personas, es el individualismo que se acrecienta cada vez más. Lo lamentable es que quienes tienen en sus manos una cuota de poder piensen de esa forma, y no entiendan que hay seres –como los niños- que son víctimas actuales y futuras de sus actitudes, y que ese es el ejemplo que les están legando. Sería bueno que se pregunten: ¿Este mundo lleno de peligros es el que queremos para nuestros hijos, para nuestra descendencia?

Deberían recapacitar y pensar en que los niños merecen el esfuerzo por otorgarles un mundo mejor. Deberían discernir y pensar que los bienes materiales y cosas que les podamos dejar no son suficientes. La educación y el entorno en el cual van a vivir, sí lo son. Que debemos vivir en una sociedad civilizada y no en una selva, en donde la fuerza de la bestia derrota a la razón. En un mundo civilizado, el respeto, la ley y el orden imperan, las instituciones funcionan correctamente y el hombre tiende a convivir en paz y armonía. Si contribuimos para que la sociedad sea mejor, el niño va a vivir, obviamente, en un mundo mejor, y nuestro legado será ese, el de una sociedad menos conflictiva, más humana y solidaria.

19 – LA VIOLENCIA Hoy vivimos en un planeta incierto e inseguro, donde en diversos lugares puede ocurrir un hecho de violencia. Cualquier terrorista puede hacer detonar bombas en distintas partes del mundo, como ocurrió en Argentina, en Estados Unidos, en Francia y muchos otros países. Luego continúa la ola de terror, con ataques a poblaciones donde conviven terroristas con personas inocentes, que poco o nada tienen que ver en el conflicto, pero pagan las consecuencias de los bombardeos, como ocurrió en Siria y muchos otros lugares. No hay seguridad en ninguna parte del mundo, lo leemos a diario en los periódicos y lo vemos en los noticiarios de televisión; cualquiera puede entrar a una universidad y matar a profesores, como pasó en España; puede entrar en una escuela y matar a niños, como tristemente ocurrió en Gran Bretaña o puede secuestrar y matar a

periodistas, como ocurre en tantos lugares, y cualquier líder, si tiene el poder suficiente, puede empezar una nueva guerra. Desde la muerte violenta de una persona en el Central Park de New York, hasta los estallidos de bombas en cualquier ciudad en donde existan conflictos entre grupos hostiles, los gobiernos pueden y deben poner fin a la “epidemia de violencia” que azota al mundo. Ningún ser humano merece ser atacado, menos aún si es ajeno a todo enfrentamiento u odio entre grupos. ¿Cuántas personas en el mundo perdieron la vida por el hecho de pasar accidentalmente por algún lugar elegido como blanco de un ataque terrorista o bélico? ¿Cómo pueden algunos sentirse dueños de la vida y de los bienes ajenos hasta llegar al extremo de ponerles fin y destruirlos? Eso no es justo y no debería ocurrirle a nadie en ningún país del mundo. Estos atentados van en aumento y, al igual que el poder de las armas que cada día son más destructivas, lo único que puede detenerlos es la organización de toda la sociedad en red, en todos y cada uno de los países, donde el accionar terrorista o bélico sea imposible. En donde el mundo entero esté atento a cualquier acción y dispuesto a controlarla inmediatamente. Muy pocos jefes de Estado, casi ninguno, están de acuerdo con la violencia, pero paradójicamente, muy pocos hacen algo concreto para evitarla. Todos los gobernantes hablan de paz pero, ¿qué acciones efectivas y positivas realizan para lograr la paz en el mundo...? Suponiendo que cada uno de ellos se ocupe de este problema, y sabiendo del esfuerzo realizado por las Naciones Unidas en ese sentido, debemos reconocer que la violencia continúa en todas partes, y que por este camino, cada día es más difícil creer en logros efectivos

que supongan la existencia de un futuro de no violencia para la humanidad. Hay violencia en el mundo y mucha gente muere a causa de ella. Si estamos de acuerdo con que la violencia es una enfermedad de la psiquis, debemos tratar de controlarla, evitar su uso para luego intentar la difícil tarea de erradicarla de la mente de las personas. La violencia debe ser controlada y debemos empezar por “arriba”. Los métodos violentos no tendrían que ser usados por nadie en ninguna parte. Hoy existe un diferendo entre China y Taiwán. En este contexto los gobiernos de China y de Taiwán deberían seguir el mismo camino que le permitió a China recuperar Hong Kong pacíficamente y constituirse en un ejemplo para el mundo, como también el Reino Unido lo fue en esa oportunidad, y solucionar sus diferendos con métodos que no signifiquen un retroceso para la humanidad, respetando la autodeterminación de los pueblos. Si los países se unen y dan el ejemplo, delegando facultades a la U.E.M. para controlar la violencia y ayudan en tal cometido, es lógico esperar que esta disminuya notablemente: 1 –La violencia en el mundo; 2 –La violencia en cada país; 3 –La violencia en las ciudades, en los barrios y en los hogares. ¿Por qué no persuadir desde “arriba”, a las personas que gobiernan los distintos países, para que piensen y actúen como seres civilizados, dando el ejemplo de ello? ¿Por qué no utilizar las herramientas que la sociedad emplea para los sectores chicos de la misma?

Si en un hogar, en una ciudad o en una provincia hay violencia, se aplican leyes para evitarla, pero no se aplican leyes en el mundo para impedir las guerras que son la violencia extrema. ¿Por qué? Disminuyendo y controlando la violencia en el ámbito mundial, los países podrían dedicar sus esfuerzos a contrarrestarla dentro de sus territorios, podrían dedicarse a proteger la propia población y dedicar más esfuerzos a garantizar la seguridad en cada ciudad, en cada hogar. La violencia puede ser controlada en forma efectiva, si damos un marco legal para actuar contra ella. Si todos los jefes de Estado están de acuerdo en que no debería existir, ¿por qué no institucionalizan la no-violencia en el mundo? Dijimos que si la humanidad tuviera un Poder Ejecutivo, un Poder Legislativo y un Poder Judicial, habríamos iniciado una nueva etapa en la organización social y el cambio hacia un mundo mejor. Desde el núcleo familiar hasta la gran sociedad universal, formada por personas de todo el mundo, todos los problemas deberían resolverse en paz, en orden y en el marco de las instituciones correspondientes y de las leyes creadas a tal efecto. Sabemos que todo cuerpo normal tiene una cabeza que dirige y guía sus actos. El mundo actual es un cuerpo, con muchas cabezas, que hacen cada una lo que se les ocurre, por lo tanto, es lógico que para que pueda funcionar normalmente debería tener sólo una cabeza. Si constituimos un cuerpo que, entre otras cosas, tenga por función evitar la violencia en el mundo, entonces, la U.E.M. deberá intervenir en todo conflicto y restablecer la armonía entre las partes. Si no se logra por medios normales (diplomacia y tribunales internacionales) y los países o grupos en conflicto insisten en realizar acciones

bélicas entre ellos, entonces deberá adoptarse una solución definitiva, interviniendo los gobiernos o lugares en conflicto y, en un plazo prudencial, llamar a elecciones de nuevas autoridades, las cuales, seguramente, respetarán las normas de la U.E.M. Esta solución, en los países civilizados, es legal, porque está en sus constituciones y es práctica y efectiva, porque intervienen sin vacilar. Si un ciudadano dispara a otro un arma, es detenido. Si dos provincias o estados entran en conflicto y no solucionan pacíficamente sus diferencias, sus gobiernos son intervenidos por los gobiernos federales o nacionales. Lo mismo debiera ocurrir en el mundo si dos naciones se atacaran mutuamente. El caso es similar y los elementos son los mismos: 1 –Existe un conflicto; 2 –Existen partes que se atacan; 3 –Existe, en consecuencia, la intervención de una autoridad a la que se debe respetar y una ley que cumplir. La soberanía de los países será invocada, seguramente, como excusa de quienes no quieren escuchar el mandato de la humanidad de acabar con el daño y la violencia en todo el mundo. Estas personas deben entender que la soberanía de un país debiera ser como la soberanía de las provincias o estados, y como la libertad de las personas. Un gobierno provincial no tiene problemas si cumple con las leyes y con la Constitución de la Nación, de la cuál es parte integrante, y que son de rango superior. Las provincias son soberanas, eligen sus propias autoridades y se gobiernan a si mismas, siempre que lo hagan en orden, en paz y no entren en guerra entre ellas, o perjudiquen a otras provincias. Si tienen un

problema, deben recurrir a los organismos existentes para dirimir sus diferendos. Son soberanas, pero deben respetar el contexto general del cual forman parte. La violencia debe ser desechada definitivamente como herramienta para resolver conflictos. La sociedad debe aprender a convivir civilizadamente, como corresponde a seres superiores e inteligentes. Al no haber posibilidad de acciones bélicas, las “hipótesis de guerra o de conflicto” no tendrían más sentido, y los experimentos para crear distintos tipos de armamentos, incluidos los nucleares, para “asegurar la paz”, tampoco tendrían objeto realizarlos. La carrera armamentista deberá ser suplantada por la carrera diplomática y judicial. Controlando las guerras, el terrorismo y todo intento de violencia y agresión armada en al ámbito global, empezará la disminución paulatina de esta “epidemia” en todos sus estamentos, hasta llegar al núcleo familiar.

20 – LA CONTAMINACIÓN Los efectos nocivos de las explosiones realizadas en todas partes, desde las atómicas y/o nucleares hasta las pequeñas explosiones realizadas durante las filmaciones de películas, la quema de neumáticos en las manifestaciones de protestas callejeras, los incendios, el smog generado por el humo de los vehículos, las fábricas, etcétera, y todo aquello que signifique una contaminación del ambiente, debería ser evitado por “alguien” con poder y recursos efectivos en todas partes. En cualquier ciudad del planeta en donde no se controlen fábricas, automóviles, camiones, colectivos y máquinas en general, que contaminan el aire, el denso humo que las circunda es irrespirable.

Unos pocos ejemplos nos ilustrarán al respecto: en Santiago de Chile la contaminación ambiental es tremenda. En Pekín, China, el nivel de contaminación ambiental supera varias veces al límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En Argentina, la ciudad de Córdoba está situada en una hondonada y desde los barrios altos se puede ver el manto negro que envuelve a los edificios del centro. Recuerdo una oportunidad en que me encontraba en esa ciudad con Juan Manuel, mi hijo menor, éste me preguntó: “papá, ¿por qué la gente contamina tanto el aire y nadie hace nada? La maestra en la escuela nos explicó que por culpa de la contaminación están ocurriendo fenómenos atmosféricos en el mundo y se está perjudicando a la capa de ozono, entre otras cosas…”. Su comentario se debía a que delante de nosotros, iba un vehículo que despedía un humo negro irrespirable. Miré a mi hijo sin saber qué responder, pensando en los millones de niños como él que también piensan igual y desean un mundo mejor y, sin embargo, nosotros los adultos, les estamos dejando una sociedad cada vez más conflictiva y un medio cada vez más contaminado. Juan Manuel y todos los niños que se preocupan por el cuidado del ambiente, gracias a las enseñanzas de los colegios, tienen razón: “alguien” debería hacer algo al respecto, y en todas partes… urgente. Lamentablemente, ya transcurrieron varios años desde aquél día en que vimos ese vehiculo y todo sigue igual o peor que entonces. La gente no toma conciencia de lo que hace y nosotros, simples ciudadanos, solo podemos hacer nuestra pequeña parte. Juan Manuel me pidió que hasta que no cambien los métodos utilizados para festejar año nuevo en distintas ciudades, optemos por

pasarla en las que no los utilizan, al menos en forma masiva. Dejamos de ir a festejar Año Nuevo en Viña del Mar, como acostumbrábamos hacerlo algunos años, justamente por la contaminación que los fuegos de artificio dejan luego en el ambiente. ¿En cuántas ciudades del mundo se “fabrica” humo y se contamina el aire constantemente? ¿Quién hace algo efectivo para remediar esta situación definitivamente? En la ciudad de El Cairo la hermosa vista desde la Torre de la Ciudad se dificulta, por el smog que la rodea. En la ciudad de México D.F. ocurre algo similar, cuando nos acercamos a la iglesia de la Virgen de Guadalupe que apenas se divisa en medio del humo de la ciudad. En San Pablo, Brasil, la situación de la ciudad envuelta en una nube negra se repite… En la ciudad de La Rioja, Argentina, es normal caminar por las calles de la ciudad y ver los diversos vehículos que exhalan el famoso humo negro sin que nadie haga nada al respecto. Es por demás claro que el uso de elementos contaminantes debería prohibirse en todo el mundo. Las empresas deberían tener un plazo perentorio para modificar sus sistemas de fabricación, y los usuarios deberían sustituir sus productos por otros que no sean nocivos. Además de la contaminación del aire, tenemos la del agua y de la tierra, que al envenenar paulatinamente al hombre, contribuyen a su degradación como ser útil e inteligente. Hoy en día existe también la contaminación virtual, que es nociva para las personas, la contaminación de las diversas antenas, de los transformadores de energía, del espacio exterior y muchas otras más, que ni siquiera estamos enterados o informados de su existencia.

Si sabemos, por las noticias en los medios de comunicación, que nada menos que 6 (seis) millones de toneladas de basura al año se disemina en las playas, en el mar y en los ríos de la Tierra; que muchísimos desechos industriales, y de todo tipo, se vierten en estos lugares y los convierten en peligrosos y contaminantes para todo ser vivo. Que siguen los accidentes de buques petroleros que derraman sus cargas y matan a miles de animales, contaminando las aguas de ríos y mares; que todo esto contribuye a que el mundo se convierta en una cloaca inmensa y nauseabunda, cuyo aire se torna día a día más irrespirable, haciendo que sus mares y ríos ya no sirvan para bañarse, por la tremenda polución… Un ejemplo lo tenemos en Viña del Mar, Chile, que avisan a los bañistas, y a quienes realizan deportes acuáticos, de lo peligroso de sumergirse en esas aguas, ya que superan el límite permitido de contaminación, arriesgándose a contraer diversas enfermedades quienes hagan caso omiso a dicha advertencia. Que cada vez hay menos plantas y árboles, a causa de la tala indiscriminada de bosques, que transforman a los lugares fértiles en yermos desolados y carentes de vida. Podríamos citar como ejemplos a: Ushuaia, Salta, Córdoba, La Rioja y otras provincias argentinas donde la tala de bosques nativos es tremenda y el avance de las máquinas destruyendo toda vegetación a su paso es, al parecer, inevitable… “Alguien” debe hacer algo efectivo al respecto. No podemos permitir que se siga haciendo daño a la naturaleza. De nada sirve la conciencia de un gobierno, de una ciudad, de una provincia o de un solo país; si en otras partes no se toman iguales medidas, el daño seguirá para todos.

Ninguna persona, empresa o país debería realizar acciones que pongan en peligro al planeta, su medio ambiente o a sus habitantes. Pero ¡lo hacen! Los gobiernos unidos deberían dedicarse a contrarrestar la contaminación en el mundo, en lugar de permitir que algunos de sus funcionarios se dediquen a bromear al respecto. Apenas un mes después del accidente nuclear de Chernobil, dos funcionarios de un país vecino dijeron a la prensa que un poco de radioactividad es buena para la virilidad. Después de siete años, el Servicio Mundial de Información Sobre la Energía (WISE), señaló que las razones potenciales del incremento de la leucemia infantil, en algunos países de la región, se debían… ¡al accidente de Chernobil! Los funcionarios que habían bromeado tiempo atrás, lamentaron lo ocurrido y la impotencia por hacer algo para evitar dicho accidente, como así también lamentaron los daños ocasionados por el mismo. ¿Qué puede hacer una nación para evitar que estalle una central nuclear en un país vecino? Absolutamente nada. Otro problema a tener en cuenta es el de los residuos atómicos radioactivos, provenientes de la quema de uranio en las usinas nucleares. ¿Es necesario recordar que los residuos atómicos deben reposar durante treinta (30) años en piletas construidas cerca de la planta, hasta poder ser trasladados a otra parte, para procesarlos o darles otro destino? El plutonio 239 es la sustancia más mortífera que el hombre ha creado hasta la actualidad. Su poder destructivo y cancerígeno alcanza hasta los doscientos cincuenta mil años (250.000), y retenerlo crea residuos más peligrosos aún. ¿Es necesario recordarles esto a los gobiernos?

El desafío actual consiste en construir un depósito que dure por lo menos doscientos cincuenta mil años (250.000), sin que pueda ser destruido por sismos, cataclismos o accidentes humanos, algo difícil de lograr. Si tenemos en cuenta que muchos países no entierran sus desechos en sus mismas tierras; los exportan a lugares lejanos y muchas veces carentes de toda infraestructura adecuada para su cuidado, estamos entonces ante una cuestión gravísima que quienes tienen poder, no solucionan. ¿Podemos saber en que países y lugares están “guardados” los residuos nucleares? Hoy el “escondite” puede estar en cualquier parte. Puede ser en una montaña, en un volcán, donde miles de personas van a escalar inocentemente. Puede ser en el fondo del mar, donde los amantes del buceo o los exploradores marinos, pensando que encontraron un tesoro, se encuentren con desechos nucleares. Puede ser en un desierto, donde algunos actores estén filmando una película y sean victimas de este tipo de elementos, al entrar al área de influencia de su poder radioactivo. ¡Pueden pasar tantas cosas que podríamos evitar! Al menos desde ahora, es necesario empezar a morigerar todo el daño causado. Para ello, deberíamos contar con la ayuda de los que hicieron ese daño, porque sólo ellos conocen los lugares donde están estos restos y sólo ellos pueden sacarlos de allí y depositarlos en un lugar, en donde la humanidad sepa que no puede concurrir por mucho, muchísimo tiempo. Es necesario que los gobiernos se organicen y determinen lugares perfectamente localizados y controlados, para depositar todo tipo de desechos y materiales contaminantes, incluidas también las pilas que usamos diariamente en las linternas, radios, grabadores, máquinas de calcular, relojes y muchos otros elementos.

La basura, los desechos que se arrojan actualmente a los ríos y al mar, deberían ser tratados convenientemente para ser reutilizados en muchos casos. Deberían existir lugares perfectamente determinados, para reciclarlos o generar energía. En muchos lugares del mundo, si se les pregunta a los ciudadanos qué hacen con sus pilas, no saben qué contestar porque todavía no entienden el peligro que significa el desecharlas junto con la basura normal. El tratamiento de este tipo de elementos, en muchos países, es nulo simplemente porque no saben cómo hacerlo y carecen de la tecnología adecuada, mientras que en otros, el avance logrado es enorme. En este caso, nuevamente, debe apelarse a la solidaridad y cooperación entre naciones, para permitir que todos los conocimientos que hacen al bien de la humanidad se difundan con costos mínimos para todos aquellos que lo necesiten. Este tema es muy importante y los gobiernos deben explicar a la población qué debe hacerse y cómo hacerlo en cada caso, para contribuir a que exista menos basura, menos suciedad y menos contaminación. Una tarea conjunta de pueblo y gobierno es lo más efectivo en estos casos. Así como los depósitos de materiales contaminantes y peligrosos deben estar debidamente custodiados y cuidados para que no produzcan ningún daño, también los buques con desechos nucleares o materiales peligrosos deben ser interceptados y controlados en sus trayectos para luego ser llevados a un lugar determinado, en donde la U.E.M. controle su tratamiento y destino final, tomando todas las medidas precautorias del caso, en nombre de todos los países del mundo. En la actualidad hay embarcaciones navegando por los mares con desechos radioactivos y desechos tóxicos que nadie sabe adónde van a ser depositados. Esto es una

amenaza para toda la humanidad, “alguien” debe hacer algo para evitarlo, prevenirlo y solucionarlo definitivamente.

21 – RESPONSABILIDAD DE LOS ORGANISMOS EN LOS DISTINTOS ESTAMENTOS Los controles para garantizar la no contaminación de los alimentos, del aire, del suelo y del agua deberían efectuarse en todas partes del orbe. En cada municipio los controles deberían estar a cargo de organismos con personal capacitado técnica y moralmente para ello, que a su vez trabajen en conjunto y bajo la supervisión de organismos provinciales. Estos a su vez tendrían que estar supervisados por organismos nacionales, y los últimos actuar bajo la supervisión y control de un organismo internacional dependiente de la U.E.M. En los distintos estamentos es necesario que existan normas claras y simples, fáciles de entender y de aplicar. El sistema actual imperante en los distintos países, para solucionar problemas, basados en estamentos estancos y excesiva burocracia, sólo sirve para que las personas que hacen daño, sigan operando tranquilamente sin ser molestados. Si usamos la correlación y concordancia de normas y su aplicación en conjunto entre los distintos organismos, sean municipales, provinciales, nacionales o internacionales, la autoridad de cada lugar deberá aplicar las normas correspondientes a su estamento, en coordinación y cooperación con los demás. De esa forma la red será muy difícil de romper y se evitarían pretextos como los siguientes: “ese es un problema de la nación,

no de la provincia”. “ese es un problema de la provincia no del municipio”. “lo siento… no podemos hacer nada, no es área nuestra”. Los organismos que dediquen su accionar al control de la contaminación, en general, deberán actuar coordinadamente y tener dependencia funcional de los de mayor rango. Los municipios deberán controlar el cumplimiento de sus normas u ordenanzas, educar y prevenir a sus ciudadanos para que no contaminen el ambiente, ni puedan poner a la venta productos en mal estado, ni realicen actos perjudiciales para la población. Las provincias deberán ayudar y supervisar a los municipios, detectar y corregir sus errores. La nación deberá intervenir cuando detecte alguna irregularidad en el territorio nacional poniéndose en contacto con los organismos responsables de cada área. Deberá también colaborar con esos organismos –municipales o provinciales-, cuando los mismos se encuentren desbordados en su accionar. La U.E.M deberá controlar e intervenir cuando en alguna nación no se respeten las leyes internacionales correspondientes; cuando algún país, grupo o persona esté realizando acciones que sean prohibidas expresamente por las leyes o normas internacionales de la U.E.M. Los organismos dependientes de ella deberán garantizar, con poderes y recursos suficientes y la cooperación de los organismos nacionales, provinciales y municipales, la no contaminación de los alimentos, del aire, del agua y del suelo porque tendrán la facultad de no permitir la realización de acciones perjudiciales para la salud del hombre y de su ambiente, ni permitir la fabricación, venta o uso de cualquier elemento peligroso para la humanidad o para la naturaleza.

Contra un delito, ambiental o de cualquier otro tipo, que afecte a todos, el mundo debería ser un solo distrito.

22 – LOS ACCIDENTES Sin duda que los accidentes constituyen un grave problema social. Todos nosotros, cuando vamos de un lugar a otro en una misma ciudad o cuando viajamos, estamos expuestos a sufrir un accidente. ¿Por qué ocurren? ¿Se pueden evitar? ¿Debemos vivir permanentemente en riesgo? Desde el accidente más pequeño al más grave, todos se pueden evitar, y la mayoría de ellos ocurren por negligencia humana. Leemos en los periódicos: “Noviembre de 1995, Córdoba, Argentina: un avión se estrelló en un cerro. Se le había advertido al piloto, en una escala previa al accidente, de la peligrosidad de volar en una zona con condiciones climáticas adversas. No hizo caso y el precio de su negligencia fue la vida de cincuenta y tres (53) personas”. “Febrero de 1996, República Dominicana: un avión cayó cerca de Puerto Plata y mueren más de cien (100) personas”. “Febrero de 1996, Estados Unidos: dos trenes colisionan”. “Marzo de 1996, Perú: se estrella un avión y mueren más de cien (100) personas”. “Marzo de 1996, Argentina: en el transcurso de un año murieron, aproximadamente, cuarenta (40) personas por día en accidentes viales; la mayoría eran jóvenes”. “Agosto de 1997, París, Francia: fallece en un accidente de tránsito la Princesa Lady Diana Spencer”.

“Septiembre de 1997, Indonesia: cae un avión y mueren más de doscientas (200) personas. Se piensa que la causa del accidente fue la escasa visibilidad debido a incendios forestales en la zona”. “Octubre de 1997, Uruguay: un avión cae en una zona de tormenta. Fallecen más de setenta (70) personas”. “Junio de 1998, Alemania: un tren se descarrila, mueren más de cien (100) personas…”. Podríamos seguir enumerando accidentes y no acabar más, porque lamentablemente hoy en día sigue la gente muriendo, o quedando con serias secuelas, de los distintos accidentes que siguen ocurriendo en todas partes del mundo… ¿Fallas técnicas o humanas? ¿Factores externos incontrolables? ¿Hace falta decir que “alguien” debería hacer algo efectivo para disminuir los riesgos que actualmente existen a fin de que no siga existiendo este grave problema social? ¿De quién es la culpa? Por una parte, de la irresponsabilidad, negligencia o falta de capacidad técnica, de los que conducen las máquinas que desafían la muerte a cada instante; y por la otra, de las autoridades que no actúan como corresponde, no controlan debidamente y dejan que exista peligro o inseguridad en los trayectos. En definitiva, falla el sistema. Los accidentes se pueden evitar; sea cual fuere el medio de transporte. Como primera medida, los gobiernos unidos deberían educar a las personas, y luego, vigilar que se cumplan las reglas de seguridad; de esta forma se disminuirían las acciones negligentes y se salvarían miles de vidas. Los accidentes dejan huérfanos y familias destruidas, y ninguna persona está exenta de sufrirlos, más aún, quienes viajan permanentemente de un lugar a otro.

Si dijimos que solamente en Argentina, en el transcurso de un año, perdieron la vida aproximadamente cuarenta (40) personas por día, por causas que podrían haberse evitado, ¿cuántas personas pierden la vida en el mundo por la misma razón? Quién sobrevivió a un accidente sabe lo que ello significa y se indigna sabiendo que quienes pueden intervenir para evitarlos no lo hacen, porque los accidentes continúan y eso quiere decir que no se hace lo suficiente. El ciudadano debe hacer su parte y los gobiernos también. El ciudadano debe colaborar siendo prudente. El cambio en la forma de pensar debe darse, también, en el manejo de las distintas máquinas que se van creando. Los parámetros del tiempo a bordo de una máquina son distintos a los que utilizamos estando en situación normal. Para eso también, es necesaria la educación. Existe un dicho popular que dice: “Más vale perder un minuto de tiempo, que la vida en un minuto”. Nosotros diríamos, sabiendo la diferencia de parámetros para medir la velocidad y lo peligroso de no darse cuenta de ello, que: “Más vale perder un segundo de tiempo, siendo prudentes al conducir, que perder la vida en un segundo, por un acto imprudente”. Un ejemplo de ello es que la mayoría de los accidentes viales se producen en el momento en que un vehículo intenta adelantarse a otro. En ese momento mucho depende de nosotros, que somos conductores y cometemos errores como el de no considerar que la velocidad de nuestro vehículo, sumada a la del que viene de frente, hace que los parámetros nuestros de tiempo, cambien. Hágase la prueba y en la carretera, cuando se divise a lo lejos un vehículo que viene en dirección opuesta a la nuestra; “cuéntense los segundos”, véase cuántos

segundos hay desde el momento en que se lo vio, hasta el momento en que cruza nuestro vehículo. Se verá que, realmente, son muy pocos y esos segundos son decisivos en una maniobra peligrosa o imprudente. La prudencia, que se sintetiza en la atención y el respeto por los otros automovilistas y por las normas de tránsito, es el aporte de cada ciudadano para evitar accidentes; pero como no todo depende de nosotros, el aporte de los gobiernos es que esas normas sean claras y que exista un efectivo control rodoviário o vial para el cumplimiento de las mismas por parte de todos. Muchas veces cuando viajamos en un transporte de pasajeros, un avión, un tren o un simple taxi, nos encontramos, por alguna razón, en una situación de inseguridad y sin poder intervenir cuando advertimos, por la irresponsabilidad de los conductores, que podemos ser víctimas de un accidente. El trayecto se nos hace difícil e interminable. En los transportes públicos urbanos, por lo general, ocurren accidentes por el apuro que tienen los conductores por cumplir los horarios estipulados. A veces, en la errónea escala de valores de algunos conductores, el horario vale más que las vidas humanas. La educación vial y el efectivo control pueden disminuir el índice de accidentes en calles y rutas con normas aplicables para todos y en todos lados. Si, por ejemplo, vivimos en un país que no tiene en cuenta la educación vial, y viajamos a otro con estrictas normas de tránsito, es probable que nuestra conducta sea detestable en materia vial y constituya un potencial peligro para esa población, con todos los problemas e inconvenientes que van a generar para nosotros esa situación. Pero si en mi país existe una educación vial correcta, y las autoridades controlan que efectivamente se cumplan todas las normas, al igual que en todos los

países del mundo, porque así lo decide y regula la U.E.M., entonces, seguramente tendremos menos inconvenientes y mayores probabilidades de que no ocurra algo trágico en nuestros trayectos, porque todos los ciudadanos circularán con cuidado y esmero evitando situaciones riesgosas. Lo mismo ocurre en los viajes en barcos en donde deberían respetarse estrictas normas de seguridad y el control debería ser efectuado por organismos internacionales. En los viajes en avión debería efectuarse un control y seguimiento satelital de los vuelos con el apoyo de organizaciones como la NASA (National Aeronautics And Space Administration), de los Estados Unidos y Euro Control, de Europa, en coordinación y cooperación con similares organismos de otros países, que signifiquen una seguridad mayor a la actual en los distintos vuelos y la disposición de elementos que permitan saber desde la nave los peligros climáticos, atmosféricos y de cualquier otro tipo, para eventualmente ser guiados satelitalmente por estos organismos, en caso de emergencia. Si todo estuviera controlado por una autoridad internacional, dependiente de la U.E.M, los accidentes disminuirían notablemente en todas partes. Los gobiernos deberían hacer un esfuerzo y dejar de lado todo tipo de interés económico, político, de grupos o cualquier otro, y disponer de organismos que capaciten, eduquen y controlen que se cumplan las normas de seguridad en todo el mundo, ayudando de ese modo a prevenir y disminuir los accidentes de todo tipo, desde un accidente en las calles de una ciudad, en una carretera, en un barco, en un avión, hasta el estallido de una central nuclear o un gasoducto, en donde por causas, que podrían evitarse, se producen… accidentes.

23 – LAS CATÁSTROFES En general, las catástrofes son acontecimientos que producen daños al ambiente y a las personas en gran escala. Pueden ser producidas por el hombre o por la naturaleza. Paradójicamente, el hombre y la naturaleza son también quienes sufren sus devastadoras consecuencias. Entre las catástrofes producidas por el hombre tenemos explosiones nucleares, hundimiento de buques o escapes en las plataformas que producen el derrame de petróleo en el mar, desechos de todo tipo que producen contaminación del aire, agua y suelo, disminución de la capa de ozono, tala indiscriminada de árboles y bosques, ataques terroristas, guerras y accidentes de todo tipo. Todos producen daños directos o indirectos a las personas, a los bienes y al medio ambiente. Por ejemplo, dijimos que en la guerra del Golfo se produjo una gran contaminación del aire, por el incendio de pozos de petróleo; de las aguas, por el derrame de combustibles; además se produjo la destrucción de miles de edificios y viviendas; y lo peor es que fuera de todo el daño ecológico y material, se perdieron muchas vidas humanas. En nuestros días, algunas personas, tienen el poder de producir grandes catástrofes, y lo más probable es que si “alguien” no pone límites a su accionar, van a seguir logrando su cometido. Entre las catástrofes producidas por la naturaleza tenemos: erupciones volcánicas, impactos de meteoritos, cometas y todo cuerpo del espacio exterior con la Tierra, inundaciones, tsunamis, maremotos, terremotos, huracanes, aludes, avalanchas de nieve, tifones, ciclones, lluvias torrenciales, etcétera. Muchas de ellas

pueden ser anticipadas y sus daños atenuados, si se cuenta con la tecnología suficiente para ello. Dijimos en el capítulo anterior que “aprendimos a crear y producir catástrofes, pero no a defendernos de ellas”, y dimos el ejemplo de la caída de un gran meteorito. Existe información que permite suponer que hace millones de años, los dinosaurios murieron a causa de un fenómeno semejante. ¿Qué probabilidad tenemos ahora, y después de tanto tiempo, de sobrevivir? ¿Todavía estamos indefensos? ¿Cada país buscara salir del paso por sí mismo? ¿No es hora de hacer algo entre todos? ¿Cuántas veces leemos en los medios de prensa, escuchamos por la radio o vemos por televisión que en algún lugar de la Tierra, ocurre una catástrofe? Debemos pensar que cada una de ellas representa un tremendo daño, un hecho trágico para el mundo y que lo peor es que puede repetirse. Debemos tener presente que durante mucho tiempo se cobraron muchísimas víctimas humanas y que si nadie hace nada, la historia se repetirá una y otra vez. Las catástrofes producidas, en forma indistinta, tanto por el hombre como por la naturaleza, como por ejemplo los incendios forestales, deberían ser monitoreadas por organismos específicos en todo el mundo para intentar disminuir sus efectos devastadores en el futuro. Mientras la humanidad no se organice, nadie está exento de ser víctima de una catástrofe; desde una mega catástrofe, que pueda eliminar por completo la vida en la Tierra, hasta los temporales de lluvia y viento en Brasil, Venezuela, Portugal y España o las inundaciones en el Litoral Argentino. En virtud de estos hechos, vemos que las catástrofes son: 1 –Producidas o creadas por el hombre;

2 –Producidas o creadas por la naturaleza; 3 –Producidas o creadas tanto por el hombre como por la naturaleza, en forma indistinta. Es importante que tomemos conciencia que si creamos una estructura para impedir las catástrofes, irresponsablemente producidas por el hombre, vamos a estar en mejores condiciones de defendernos, con esas mismas estructuras y herramientas, de las que son producto de la naturaleza. Así comenzaremos un cambio de rumbo. Cambio que deberá comenzar en la mente y corazón de los dirigentes y poderosos del mundo, para luego extenderse a todos los seres humanos.

CAPÍTULO TRES EL CAMBIO DE RUMBO

24 – EL DAÑO A LA TIERRA DEBE PARAR La Tierra tiene una capacidad limitada de sus recursos, y el ser humano tendría que aprender a respetar esos límites. Me refiero a los recursos existentes necesarios para la vida. En el capítulo anterior dijimos que todo lo que constituye un peligro o un daño, producto de los seres humanos, debería ser acotado por “alguien” en forma inmediata. No solamente para impedirlo, sino para iniciar un proceso inverso.

Dijimos que todas las acciones tienen reacciones, y las acciones negativas seguramente tendrán reacciones también negativas. En el trágico septiembre de 1995, cuando Francia reanudó los experimentos nucleares jugando con el planeta y la vida de millones de seres, incluidos los humanos, se causó un daño tremendo a la Tierra y a la humanidad. Un daño irreparable, irreversible y no cuantificable según cualquier parámetro. El gobierno Francés no ignoraba que ponía en peligro al mundo. Las protestas fueron claras y provenían de todos los rincones del Planeta, pero el gobierno Francés no escuchó. Creo que la conciencia generalizada de todos es que llegó el momento de controlar y hacer recapacitar, en nombre de los que queremos vivir civilizadamente, a los que se creen dueños de la Tierra y que la están destruyendo con sus acciones. “Alguien” debe hacer que algunos dirigentes del mundo entiendan y sean conscientes de que el Planeta es uno solo, que es de todos y entre todos debemos cuidarlo y no destruirlo. A nadie se le ocurriría hacer explotar una bomba en su propia casa, salvo que esa persona no esté en su sano juicio. ¿Por qué entonces, algunas personas, pueden hacerlas explotar en el mar o en cualquier otra parte de nuestra “Gran Casa”? En Octubre de 1995, a un mes de la fecha en que Francia volvió a realizar experimentos nucleares, un tremendo terremoto sacudió a México y en particular a Jalisco. En Mayo de 1998, India realizó experimentos nucleares. A fines de ese mes, Paquistán se sumó a la cadena de terror lanzando bombas nucleares, y China, para no quedarse atrás, prometió reanudar sus experimentos. Lo concreto y real es que en ese mismo mes, y luego de los experimentos de India, Bolivia fue sacudida por un

terremoto, y al finalizar el mes, luego de los experimentos de Pakistán, otro tremendo terremoto sacudió a Afganistán. ¿Es que algunas “personas” no entienden la relación entre las pruebas nucleares y los posteriores terremotos, maremotos y demás fenómenos naturales que luego azotan a toda la humanidad? Si sabemos que la Tierra es una esfera compacta, y que no está dividida en compartimientos o estamentos estancos, que los límites los pusimos nosotros, es lógico suponer entonces que todo lo que hagamos en un lugar, puede repercutir en otro, así es de fácil. ¿Por qué entonces algunos gobiernos del mundo no entienden esto y dejan ya de hacer daño y de generar catástrofes? ¿Cuál es la nefasta escala de valores de esta gente? ¡Seamos conscientes de que existen quienes, con distintos pretextos, ponen al mundo y a la humanidad en peligro! Por lo tanto, asumamos que deberían existir quienes contrarresten y eviten esos peligros, controlen e impidan la realización de toda acción que perjudique al Planeta, y además, empiecen un proceso inverso a fin de controlar y disminuir el efecto causado por los daños ya realizados. De lo contrario, haciendo una proyección lógica de lo que está pasando, las cosas bellas existentes en la naturaleza, y que hoy todavía podemos ver, van a ir desapareciendo paulatinamente. Por efecto de la contaminación, de la radiación y demás efectos nocivos y residuales de los experimentos nucleares y de todo tipo, realizados o por realizar, esa belleza que hoy conocemos, quizá no exista en el futuro y un mundo de desolación y tristeza se extienda a nuestros pies. ¿Llegaremos a ser monstruos en un mundo sin vegetación ni color, colmado de calamidades producidas por el mismo hombre? Triste efecto de hechos nefastos de algunos seres humanos.

Es imperioso cambiar de rumbo. Es importante que “alguien” trabaje para evitar que en el futuro, la población mundial se vea invadida por deficientes físicos y mentales, hasta llegar a convertirse en un gran manicomio. Con el hombre enfermo, deforme, y con serios problemas de salud y mentales, la destrucción de la humanidad estará a un paso. Ese infeliz ser del futuro, al verse como una ruina humana, quizá nunca sepa que sus antepasados, egoístas y soberbios, fueron los irresponsables causantes de su situación. Quizás nunca lo sepa, porque verá disminuida su capacidad de razonamiento y vivirá en un mundo en donde la confusión reinante y el caos lo atraparán y lo obligarán a luchar, sólo para sobrevivir Es necesario que los poderosos comprendan lo que está pasando y reaccionen, porque ellos y sus seres queridos también se verán perjudicados o beneficiados con las consecuencias de sus acciones. La no evolución social y moral, arrastrará hacia abajo, precipitando su caída y desvirtuando todo lo bueno logrado por el hombre en la ciencia y la técnica. Todo lo contrario de lo que debería ocurrir. Las diversas explosiones no dañan sólo en el lugar y en el momento de ser detonadas, sus efectos nocivos pueden durar mucho, muchísimo tiempo. Las señales de la humanidad, representadas por ciudadanos indignados protestando y pidiendo socorro, cada vez que ocurre un acontecimiento de este tipo, son claras en todas partes; si los “capitanes” o circunstanciales conductores “no ven” lo que pasa y no hacen nada para atenuar lo que está aconteciendo, producto de sus propias decisiones y acciones, podemos suponer que tampoco van a hacer nada para contrarrestar un posible peligro o una gran catástrofe mundial. Mientras tanto nosotros, simples ciudadanos del mundo, nos preocupamos y preguntamos

con insistencia: ¿Por qué los buenos políticos, dirigentes, y las autoridades de los distintos países del mundo, que no están de acuerdo con lo que pasa, no reaccionan y tratan de evitar estos problemas y peligros que se ciernen sobre el hombre y su hábitat? Y si lo hacen, ¿por qué no tienen éxito en sus cometidos? Mi punto de vista es que ellos solos no lo pueden hacer y entre todos no cuentan con una estructura adecuada para ello, o las existentes no alcanzan para lograr dicho objetivo. Cuando se creó la Organización de las Naciones Unidas, en 1945, se intentó dar el gran paso hacia la organización del mundo, hacia la solución pacífica de sus problemas, el progreso, y hacia el mejoramiento de las relaciones internacionales, con la finalidad de crear mejores condiciones de vida en la sociedad. Pero es evidente que el hombre no estaba capacitado para ello, no imaginaba los problemas que podía llegar a crear ni los peligros que su mente podía esconder, o quizá creyó que después de una devastadora guerra mundial no era necesario un control sobre los enfrentamientos armados, porque suponía que estos no iban a ocurrir, que ese extremo no iba a ser utilizado nunca más. Entonces se dio la posibilidad de solucionar los conflictos en paz, pero no la obligación de hacerlo. La Sociedad de Naciones fue creada luego de la Primera Guerra Mundial, para solucionar problemas internacionales y evitar conflictos armados; sin embargo no pudo evitar la Segunda Guerra Mundial. Acusada de trabajar para los intereses de quienes habían ganado la primera guerra, la segunda conflagración la hizo desaparecer. Ahora es evidente que las Naciones Unidas, no sólo necesitan mayores recursos y poder suficiente para evitar guerras y solucionar pacífica y efectivamente los problemas en el mundo, sino también no cometer los

mismos errores de su antecesora. Actualmente depende de la pericia de sus autoridades y de la voluntad de las partes en conflicto, que siguen teniendo a la capacidad bélica como medio eficaz para expresar y hacer valer sus puntos de vista y con ello –con bombas, con terror- ya vimos que es muy difícil la solución de los problemas. Necesitamos algo superior y superador ¿Podría darse ahora, sabiendo que el hombre necesita de “alguien” que le ponga límites en su accionar, el histórico paso? Esta “Aldea Global”, por la tremenda capacidad destructiva del hombre y los potenciales peligros naturales que deberá afrontar, está a punto de desaparecer. ¿Podríamos ahora darnos fraternalmente la mano y elegir con fe en el futuro un nuevo rumbo? La realidad actual nos dice que estamos en un “gran barco” que navega a la deriva, y con una gran probabilidad de sufrir un accidente, que nos cueste la vida a todos. No hay un rumbo claro ni un orden; cada cual hace lo que le parece y de esta forma se incrementa todo aquello que es peligroso para la “nave” y sus ocupantes. Los dirigentes, y quienes ejercen algún poder en el mundo, deberían pensar que la solución no consiste en encerrarse y aislarse en sus “camarotes” de primera clase creyendo que están bien, porque tienen todas las comodidades y adelantos técnicos. Si todo lo demás está desaseado y destruido, de nada vale que, en el ámbito de “sus camarotes”, se respeten las normas de convivencia y se viva bien; igual este gran “barco” se dirige indefectiblemente hacia su destrucción. Si el mundo se dirige hacia ese trágico final, por más que vivamos en una hermosa casa, con todo el orden posible, en una bella y disciplinada ciudad, o quizá en un próspero o hermoso país, la destrucción también nos alcanzará.

Los poderosos deberían pensar en cuidar primero “el barco” y luego cada uno de sus “camarotes”, solucionando los problemas generales y luego los particulares. Deberían salir de su encierro y pensar la forma más conveniente de hacerse cargo del timón haciendo que se dirija hacia un nuevo rumbo: la solución de los problemas de la sociedad y del mundo en forma seria, responsable y civilizada. De lo contrario, seguirá su actual rumbo, y el naufragio será nuestro próximo destino. Los peligros y problemas que apuntamos en el Capítulo 2 irán incrementándose como una inmensa bola de nieve que por más que escapemos, en algún momento nos aplastará, y quizá en un futuro no muy lejano habremos perdido la oportunidad de hacer algo para solucionarlos. Seguiremos empecinadamente por el camino del “sálvese quien pueda”, para que al final no se salve nadie. Por su falta de solidaridad, su desorganización y egoísmo, la humanidad, a bordo de este hermoso “navío”, se habrá perdido para siempre. Creyendo matar a otros, el hombre se matará a sí mismo. Creyendo que los peligros son solo para los demás y que está a salvo en su “camarote”, la destrucción lo alcanzará. Como ocurre, entre tantos peligros actuales, en los que las víctimas sólo ven llegar sorprendidos e indefensos el trágico final de sus vidas. Así, casi sin darse cuenta, el hombre, el ser más inteligente, capacitado y evolucionado de la Tierra, habrá llegado al final de ese camino elegido.

25 – EL USO DE RECURSOS PARA LA PAZ Y EL BIENESTAR

Los recursos presupuestarios de los distintos gobiernos y de las grandes empresas debieran ser usados, por todos los estamentos sociales, para mejorar y cambiar todos los sistemas de producción que sean nocivos para la salud del hombre y del ambiente. Los gastos en elementos, investigaciones y experimentos que puedan perjudicar al ser humano debieran ser eliminados de los presupuestos respectivos y en cambio aumentarse el correspondiente a nuevas formas de producción y todo lo que signifique un progreso y bienestar para todos. A nadie escapa el hecho de que con el agua se puede producir energía. Sabemos que el setenta y cinco por ciento (75%) de la superficie de la Tierra está cubierta por agua; Y que esta energía es utilizada actualmente en muchas partes del mundo. También sabemos que es posible obtener energía del Sol; los científicos que se preocupan por ello y por la humanidad, ya la usan en muchos países, como por ejemplo, Israel. En Estados Unidos, Egipto, Argentina y diversas partes del mundo existen molinos de viento como ejemplo de que allí se está produciendo energía eólica, no contaminante ni peligrosa para el hombre. El punto es que, por lo general, países que no disponen de recursos para la investigación científica con fines positivos, para crear fuentes de energía no contaminantes, etcétera, sí disponen de ellos para elementos de guerra. ¿Cuánto gastan los países en mantener estructuras y medios para una eventual guerra? ¿Por qué no cambian y empiezan a usar esos recursos para la paz y la evolución? Hoy, en los albores del nuevo milenio, deberíamos responder a estas preguntas: ¿queremos más guerras, contaminación y destrucción o queremos más trabajo,

mejoras en salud y que los pueblos vivan en paz y armonía? ¿Quiénes ordenan experimentos nucleares? ¿Quiénes ordenan guerras? ¿Quiénes contaminan las aguas, el suelo y el aire? ¿Por qué? Veremos que siempre hay un motivo, un interés sectario, mezquino y egoísta que lleva hacia una determinada decisión. Pero esa decisión puede ser amortiguada por otras provenientes de una organización efectiva de los países del mundo para la paz y el bienestar general. De esta forma, las “hipótesis de guerra”, paulatinamente, pasarán a ser de manera definitiva “hipótesis de paz”. La utilización desmedida de recursos naturales, la contaminación y todo lo negativo puede ser contrarrestada por acciones tendientes a revertir el daño causado…pero, ¿cuando “alguien” empezara a hacerlo? Debemos ser realistas y tomar conciencia de que todavía hay gente, en los distintos gobiernos del mundo, educada para la guerra y que no quiere, no le interesa o no le conviene, por distintos intereses, entender una “hipótesis de paz”. Esas personas nos llevan por el camino del caos. Sus bombas explotan si hay guerra y si no, inventan una “hipótesis de guerra” y a pesar de no estar en conflicto, igual las hacen explotar, lo que lleva a otros países a imitarlos por miedo de quedarse atrás en la carrera armamentista. De esta forma se intensifica la realización de pruebas nucleares y la creación de nuevas armas, incrementando el poder destructivo del hombre y los recursos destinados a estos fines. Sin embargo, para crear energía no contaminante, para realizar acciones positivas para la humanidad y el mundo, “no hay recursos suficientes”. Estas personas deberían cambiar, evolucionar moralmente; dejar de gastar recursos de sus gobiernos y empresas pensando en la guerra y la violencia como

método de hacer valer sus ideas y empezar el camino inverso. Los tiempos cambian, la geopolítica dio paso a la eco-política, y seguramente, esta también cambiará en el futuro. Hoy la civilización reclama paz, orden y armonía. Los recursos pueden y deben ser utilizados en todos los países, para cumplir un servicio de ayuda en favor de toda la sociedad y del mundo.

26 – EL AVANCE DE LA SOCIEDAD El mundo avanzó tecnológica, pero no moral y espiritualmente en la misma proporción. Es necesario volver a las fuentes morales de la humanidad. A veces es necesario, cuando se sigue un rumbo equivocado, dar un paso atrás para poder dar luego tres adelante. En la faz moral y espiritual, el hombre poderoso, actúa, muchas veces, como un ser lisiado, que debe iniciar el camino de su recuperación, y sanarse, para alcanzar con un alto desarrollo moral y espiritual el desarrollo logrado en la técnica y en la ciencia. El avance moral significa que quienes disponen del poder y el conocimiento lo apliquen únicamente en forma positiva y en beneficio de todos, siguiendo con los lineamientos, sermones y mandamientos dados por las principales religiones del mundo y sus fundadores. La ciencia y los conocimientos pueden ser usados indistintamente para construir o destruir. Actualmente el ser humano, actúa irracionalmente, por un mero afán de lucro y progreso desmedido, haciendo estragos en la naturaleza y alterando el equilibrio biológico.

Somos “simios” disponiendo de bombas nucleares. El hombre, individual o en grupos, parece no discernir entre acciones positivas o negativas. Por lo tanto, hasta que cambie su forma de pensar, “alguien” lo debe guiar por el camino correcto y educar, para que entienda que no se puede seguir haciendo daño, que debe utilizar los conocimientos y recursos siempre en beneficio y nunca en perjuicio de la humanidad.

27 – LA ENSEÑANZA DE UNA FÁBULA

La lucha se inicia en el interior de nosotros mismos: el cambio de rumbo empieza por el cambio de mentalidad de las personas; ese cambio comienza por el cambio de mentalidad en sus dirigentes; el cambio en los dirigentes comienza en el corazón y mente de cada uno de ellos. Recordemos la enseñanza de una fábula: Dos mascotas vivían en una casa de familia; el loro en su aro de metal, del que nunca bajaba por temor al perro, y el perro en su casita de madera en el patio. Un día el perro aburrido le dice:

- Ven, baja lorito que vamos a jugar. El loro le responde. - Sí, pero no me vas a morder, porque si lo haces,

moriré y tú no tendrás con quién jugar nunca más. El perro contesta. - Seguro que no te morderé, porque no quiero

hacerte daño y deseo un amigo para jugar. El loro y el perro jugaron y se divirtieron juntos durante mucho tiempo. Pero un día, estando en lo mejor del juego, el perro lo muerde. El loro moribundo le preguntó. - ¿Por qué hiciste eso?

El perro contestó. - Lo siento… fue sin querer, me dejé dominar por el

instinto y la emoción de atacarte. Soy cazador de pájaros y mi naturaleza fue más fuerte que yo.

El loro murió y el perro no tuvo con quién jugar nunca más. El hombre, mediante el poder de raciocinio, puede dominar las emociones y el instinto puramente animal, pero sin embargo, en determinadas situaciones, ocurre que es como el animal de la fábula, deja de lado el ser consciente y pensante que es y dice: “Yo soy así, es mi naturaleza, no puedo cambiar”. Esta forma de pensar lleva a situaciones conflictivas entre los seres humanos, más aún, tratándose de personas con mucho poder en la sociedad. Por eso es importante que el cambio comience por los dirigentes. Nadie puede enseñar lo que no sabe, ni hacer respetar lo que no respeta. Cuando los líderes de un sector están dispuestos a la cooperación y al diálogo, se produce un avance en ese sector y la posibilidad de que ese avance se extienda a otros, dirigidos también, por quienes utilizan el razonamiento inteligente para resolver situaciones. Todo lo contrario ocurre cuando la capacidad de razonamiento es superada por las emociones. Si no cambiamos utilizando el razonamiento, el discernimiento y la meditación, es probable que la vida nos enfrente a situaciones límites, y quizás allí, comencemos a pensar distinto. Lo digo por experiencia propia…

28 – EL MOMENTO DEL CAMBIO Junio de 1986. Un sábado a la noche un auto recorre kilómetros y kilómetros; el viaje es largo y las dos terceras partes del camino ya están recorridas. El conductor piensa: “una hora más y estoy en casa”. De repente a lo lejos se divisa una luz, el camino en ese tramo es sin curvas, una gran recta. Se puede ver el avance gradual de esa luz, del vehículo que viene de frente. De pronto, la oscuridad y el silencio se convierten en chispas, luces que estallan y un ruido ensordecedor, el auto da varias vueltas, corta dos árboles en su alocada carrera y se detiene sobre un tercero. Luego, nuevamente el silencio. El conductor sale por el parabrisas destruido, única salida de un cúmulo de chatarra sin forma; al tratar de caminar, cae. Una pierna fracturada le hace saber que no puede andar. Se arrastra hasta la carretera y alguien lo socorre, lo lleva a un hospital; en ese trayecto piensa: “Estoy vivo, es un milagro”. Ese conductor era yo, y reconozco que “gracias” a ese accidente, y a que sobreviví, revalore muchas cosas; y la vida para mí, desde ese momento fue distinta. Si bien es cierto que algunos cambian por convicción y otros por conveniencia, estoy seguro de que por lo general el cambio de nuestra actitud mental comienza a operar en nosotros cuando ocurre “algo importante” en nuestras vidas que nos hace recapacitar; puede ser un accidente, una operación riesgosa, la pérdida de un ser querido, etcétera. En ese momento comprendemos la frágil circunstancia del ser humano, que vivimos un pequeño instante y que ese instante se termina el día menos pensado.

Que “cada día que vemos nacer es un presente, un regalo de Dios, una nueva oportunidad que tenemos en la vida: de aprender, de hacer algo nuevo y de evolucionar”. Al comentar con otras personas que pasaron por situaciones similares que los obligaron a recapacitar, coinciden que a partir de ese momento se ve la vida desde una óptica distinta. Hay un cambio. Somos más tolerantes y comprensivos en determinadas circunstancias y valoramos cosas que antes no teníamos en cuenta. Dejamos de “vivir solo por vivir”, empezamos a darle más importancia a la vida y al porqué de la misma, a ocuparnos de muchas cosas que antes teníamos olvidadas, y a olvidar cosas que nos preocupaban pero que comprendimos que es mejor dejarlas de lado. Vemos los problemas desde una óptica distinta, desde otro punto de vista; cambia nuestra forma de pensar, de valorar las cosas, y ese cambio significa, entre otras cosas, pensar que es bueno que estemos bien nosotros y en un hermoso lugar –casa, barrio, ciudad, provincia, país-, pero que también es bueno que los demás también lo estén, porque son parte integrante de nuestra existencia. Empezamos a reflexionar antes de hacer algo importante, a mirar a la gente como personas que necesitan ser ayudadas y comprendidas en sus necesidades y errores, y no como a enemigos que debemos combatir y vencer. Pensamos que todos deberíamos tener la oportunidad de enfrentarnos a los desafíos de la vida con decisión y coraje pero sin atropellar ni destruir a nadie, sino buscando el bien de la sociedad toda, y tratando de

ayudarnos mutua y solidariamente en el camino que juntos recorremos. Queremos y necesitamos vivir armónicamente, mejorar y aprender cosas, porque comprendemos que estamos para eso, para evolucionar. Dejamos de lado, y en procura de esos objetivos el odio, el rencor, el resentimiento y la ira para dar paso a la tolerancia, al respeto y a la consideración. Muchas personas cambiaron su actitud frente a la vida, debido a algún acontecimiento especial, a algún hecho importante que les ocurrió, como los referidos anteriormente, que las hizo recapacitar y reflexionar; otras se dieron cuenta usando el razonamiento, de que la solidaridad, la organización y el respeto por los demás seres y cosas, son el camino más conveniente para vivir mejor. Pero es una realidad innegable que para aprender algo, muchas veces, es necesario vivir en carne propia las experiencias, y también que cada uno tiene poder en un ámbito de acción distinto y limitado, y puede intentar cambiar las cosas, sólo en él. Un jefe de familia puede hacer lo posible para que sus miembros vivan armónicamente, un jefe de oficina, un gerente de empresa, un intendente, un gobernador, un presidente, todos pueden hacer algo en sus respectivos ámbitos. Pero para que todo cambie, es necesario el cambio global y conjunto de los grandes dirigentes, que son los que unidos tienen el poder total en el mundo. Cuando ellos cambien su forma de pensar, y comprendan que cada uno tiene en sus manos una parte de la verdadera llave que abre las puertas de la evolución de la humanidad, y de la solución de muchos problemas que actualmente tenemos, empezarán la ardua y difícil, pero posible tarea, de

crear juntos los elementos necesarios para que mucha gente también cambie, hasta llegar a los núcleos sociales en todas partes. Quizá, si son creyentes en Cristo, lo hagan basándose en lo dicho por Jesús, en sus mensajes de no violencia, tolerancia y respeto por los demás, y empiecen a buscar un mundo mejor dentro de ellos mismos, para así despertar a un mundo distinto. Jesús fue claro al decir que busquemos su reino dentro de nosotros mismos, ese es un gran mensaje para tener en cuenta por quienes dicen ser cristianos. Si son creyentes en las enseñanzas del Buda seguirán su sendero y sus enseñanzas de buscar, mediante la meditación, la luz dentro de sí mismos y elegir el camino del medio. Si son judíos se basarán en el decálogo que Dios entregó a Moisés, entre tantas enseñanzas de sus patriarcas. Si son creyentes de cualquier otra religión, seguirán los lineamientos y enseñanzas de sus fundadores, y seguramente, volcarán su visión introspectiva hacia lo más profundo de sus pensamientos, para contactarse con el ser interior de luz que habita en cada ser humano y encontrar allí la respuesta al pedido de la humanidad de vivir en un mundo con auténticos valores humanos. De esa forma avanzaremos moralmente hasta llegar a equiparar algún día los grandes avances logrados en la ciencia y en la técnica. El hombre llegó a la Luna, ahora se prepara para llegar a Marte y a otros planetas del sistema solar. El avance técnico y científico en distintas materias es importantísimo, sólo falta que se complemente con un avance moral y espiritual que ayudará a que todo lo

logrado sea aplicado con afecto y cohesión, en beneficio de todos. Ese es el verdadero y gran cambio a lograr.

29 – SUEÑO DESPIERTO CON UN GRAN CAMBIO Estamos despertando cada día un mundo que de a poco se queda sin vida, sin afecto, sin amor. En donde prima la mera supervivencia, el “sálvese quien pueda” y el “vale todo”. En donde la Ley del más fuerte domina a todos, en donde el que puede destruir más es considerado el mejor. En donde llaman “eficiencia” a la robotización del hombre, a la confusión de seres humanos con números, sin importar su sufrimiento, hambre, salud o desolación. Sueño despierto con un gran cambio y me resisto a pensar que el hombre se asemeja cada vez más a una máquina sin sentimientos ni amor. Me resisto a creer que en este mundo van a seguir imperando los intereses particulares, sectoriales o de grupos, por encima de los intereses generales. No quiero que en esta guerra, el egoísmo siga ganando batallas a la solidaridad. Me resisto y quiero que la humanidad despierte un día, sabiendo que “alguien” hizo algo para empezar a cambiar el rumbo actual. La juventud es la principal destinataria de mi preocupación y de mis sueños de cambio, porque son los que heredarán el mundo. Sí, los jóvenes pueden hacerlo cuando reciban el timón de los actuales líderes políticos y gobernantes. Ellos pueden cambiar

el mundo, porque todo cambio empieza por la mente de las personas y ellos tienen una mente fértil en donde todavía es posible sembrar esperanzas. ¿Qué significa cambiar? Cambiar significa pensar de otra manera y hacer las cosas encaminado hacia lo positivo y hacia la inserción de nuestro trabajo en la sociedad. Cambiar significa ocuparnos de nuestro beneficio pero también del de los demás; ser parte de la sociedad y sentir que lo somos; buscar la forma de solucionar los problemas y no generar conflictos; tratar siempre de ayudar a hacer la paz y no la guerra. Cambiar significa sentir que somos humanos y no robots que avasallan todo a su paso para satisfacer sólo sus ambiciones y necesidades personales o de grupos, olvidándose de su entorno social. Cambiar significa que todos los gobernantes, los poderosos y dirigentes del mundo, que saben y se dan cuenta de lo que está pasando, persuadan a algunos de sus pares, -que tozudamente persisten en seguir los caminos actuales, llenos de acciones perversas-, de empezar unidos un nuevo camino hacia la educación del hombre para la paz y el bienestar general de todos los pueblos de la Tierra. Sueño despierto con un gran cambio, con un nuevo orden mundial en donde no reine la intolerancia política, religiosa, ni ninguna otra. En donde no existan armas atómicas, químicas ni de ningún tipo, en donde los seres humanos no constituyan un peligro para sus semejantes y en donde el hombre valore al hombre, a la sociedad y al mundo.

CAPÍTULO CUATRO

VALORACIÓN DEL HOMBRE, LA SOCIEDAD Y EL MUNDO

30 – EL MUNDO ACTUAL Toda persona vuelve a sus fuentes en momentos difíciles de su vida. Así el hombre del presente debe volver a abrevar en las fuentes de los grandes maestros universales del pensamiento, y también en las enseñanzas de quienes marcaron en forma indeleble un sendero de amor y de paz en las principales religiones y lugares del mundo, en busca de pureza y claridad. El ser humano debe aprender a convivir y vivir en armonía con los demás seres y con la naturaleza. Es necesario que se dejen de lado muchos intereses de todo tipo, para tener en consideración el filantrópico interés supremo, que comprende el destino de todos. Los problemas sociales se acrecientan porque cada uno mira sus intereses inmediatos sin tener en cuenta lo que ocurre a su alrededor. Al no existir una “sociedad organizada” que dé el ejemplo y guíe el accionar de las personas en el máximo nivel, al no existir organismos internacionales con poder resolutivo, cada nación, cada grupo, cada individuo, hace lo que cree que es correcto según sus propios intereses, que pueden o no coincidir con los de toda la sociedad.

El ejemplo del cuerpo, en donde si cada parte funcionara sin tener en cuenta a las demás, una desarmonía se haría presente, o quizá el ejemplo del “navío” en donde cada uno se ocupa solamente de su “camarote” sin importarle el rumbo ni el estado general de la embarcación, ignorando los peligros que puede llegar a enfrentar al navegar a la deriva y sin gobierno, vienen nuevamente a sernos útiles en este caso. Si no cambiamos el rumbo actual de la sociedad, sólo queda decirles nuevamente a los poderosos, principalmente a los jefes de Estado, Reyes, parlamentarios y demás, que deberían meditar acerca de la tremenda responsabilidad de sus acciones u omisiones y del daño que están ocasionando en forma directa o indirecta. Cada jefe de Estado debe saber que tiene una gran cuota de responsabilidad por los perjuicios que se producen en el mundo, por sus acciones u omisiones: por los ataques terroristas que continúan azotando las distintas partes del globo; por la situación en Europa, Medio Oriente o en Colombia, que cada día que pasa es más tensa. Y vemos en directo, por televisión, la desesperanza de los pueblos que viven esta situación, como si se tratara de una película, pero con la angustia de saber que es una triste realidad. Son en parte responsables por los experimentos nucleares realizados por las distintas naciones ¿Cuántos países hacen explotar bombas sin que nos enteremos por los medios? Muchos países cuentan con tecnología nuclear y la pueden utilizar, si quieren, para probar que son poderosos y pueden destruir el mundo, sin exponerse en los medios de prensa.

Son responsables de que cualquier persona en cualquier parte pueda seguir contaminando el aire, el agua y el suelo, y sin embargo, todos siguen preocupados por sus respectivos problemas internos, sin importarles que el ser humano se siente cada vez más solo, con miles de problemas y dificultades y en un mundo cada vez más conflictivo y más contaminado. Deberían darse cuenta de la necesidad de contar con: solidaridad, para ayudarnos entre todos a resolver problemas comunes; orden, para resolver los problemas dentro de normas preestablecidas; voluntad, para solucionar las cosas; democracia, para que los pueblos expresen su voluntad mayoritaria en total libertad y en un estado de derecho. Está claro que los jefes de Estado y los dirigentes, pueden mejorar la sociedad y el mundo, mediante la realización de acciones tendientes a revalorizar al hombre y al medio en que vivimos, o pueden seguir menospreciándolos y destruyéndolos sistemáticamente. Los dos caminos a los que hicimos referencia en el prólogo están bien diferenciados: el de la construcción entre todos de un mundo mejor o el de seguir la rutina y día a día despertar en un mundo cada vez peor. Nosotros, como simples ciudadanos, ¿qué podemos hacer? Podemos hacer algo en nuestro ámbito de influencia pero, como dijimos, nuestro accionar es muy limitado en ese ámbito. El poder de organizar la sociedad mundial lo tienen los que gobiernan y ellos son los que deciden qué hacer, nosotros sólo podemos apelar a un recurso: esperar el momento en la vida de los pueblos, en el que podamos intervenir y hacer algo, y es el momento en que nosotros, el pueblo, podemos cambiar a los

gobernantes que no saben o no quieren interpretar el sentimiento de la gente. Los ciudadanos, periódicamente, tenemos el poder –que tienen todos los pueblos libres y democráticos del mundo- de elegir a nuestros gobernantes. A ese poder deberíamos usarlo ayudando a los buenos políticos, a los que trabajan a favor de lo constructivo, en favor de la vida. La pirámide del poder se invierte el día de las elecciones. La masa social elige, los que gobiernan nada pueden hacer sino respetar la voluntad soberana del pueblo, y ese día el pueblo valora a sus gobernantes, a sus políticos y se valora a sí mismo.

31 – VALORAR AL HOMBRE La sociedad puede evolucionar, pero también puede involucionar. Entre las causas de involución, algunas de las cuales son generadas por los hechos sociales que enunciamos en el capítulo 2, tenemos todas las actividades peligrosas que realiza el hombre, que son consecuencia de su actual forma de pensar y que provocan inevitablemente el aislamiento y enfrentamiento entre los hombres y entre los pueblos, haciendo que cada vez vivan con mayor estrés, zozobra, enemistad e incertidumbre. Pero el ser humano tiene la posibilidad de cambiar y de transformar la involución en evolución, tanto social, biológica como espiritual, porque su vida es un torrente de situaciones y vivencias que se suceden en distintos momentos y hacen que el transcurso de su

vida sea como el agua de un río, parece la misma de siempre, pero no es así. En un pequeño pueblo con pocos habitantes, pero en donde el espíritu de cuerpo social está presente, el individuo se siente acompañado por su familia, amigos, vecinos, por todo el pueblo; conoce a todos y todos lo conocen, esta persona vive en sociedad, en armonía y solidaridad con todos, si algo le ocurre todos están alertas. El lugar de encuentro es la Sede Social o el Club en donde se reúnen y comparten sus vivencias, allí el hombre valora al hombre. Si viviéramos como la gente de un pequeño pueblo, todo andaría mejor; para que esto ocurra es necesario que la gente se conozca y tenga la seguridad de que las instituciones funcionan debidamente. Ocurre que en las grandes ciudades la gente tiene desconfianza, no cree en nada ni en nadie y desdichadamente, tienen razón, porque la violencia y la inseguridad prevalecen y obligan a las personas a aislarse y a no confiar en sus vecinos. Las autoridades de cada lugar son las responsables de lograr que la gente confié en las instituciones y también en sus vecinos. La implementación de centros culturales y/o sociales en los distintos barrios de las grandes ciudades es una solución posible. Serán núcleos responsables de lograr que el hombre se conozca y se valore a sí mismo, dándole sentido a las instituciones creadas. Sus autoridades serán quienes deban recrear los valores éticos y morales, en un mundo en donde estos valores están paulatinamente siendo dejados de lado y pasando de moda, y así generar un nuevo modo de pensar y de obrar en sociedad. En donde el hombre aprenda que es un ser único en este mundo, una obra de arte.

Que su vida no es cuantificable porque su valor no puede medirse ni comprarse con todo el oro del mundo. Que la sociedad es su gran familia, en donde sus problemas, sus aciertos y errores, deberían tener siempre un encuadre legal y una solución pacífica. Que el mundo es su hogar, que debe cuidarlo, preservarlo y no destruirlo. Que debe, entonces, valorarse más a sí mismo, a la sociedad y también al medio en el que vive.

32 – LOS HÉROES DE LA SOCIEDAD La sociedad actual valora y tiene como héroes a los que participaron en guerras, a los que ganaron batallas, a los que utilizaron la violencia y la destrucción como métodos de hacer valer sus ideas. No tiene en cuenta, con igual importancia, a los que hicieron cosas positivas para la sociedad, a los que inventaron vacunas y remedios para curar diversas enfermedades, a los que realizaron operaciones innovadoras que permitieron salvar, alargar y/o mejorar la vida de la gente, a los que inventaron aparatos para mejorar la calidad de vida. No aparecen como héroes o próceres en los cuadros que se cuelgan en las paredes de las escuelas y los colegios. Se valora y se tiene en cuenta a los que murieron en guerras, a los que triunfaron en determinadas batallas –consideradas históricas y trascendentales en la vida política de cada pueblo, de cada nación-, a quienes defendieron un ideal con las armas. Está bien que se rinda homenaje a quienes murieron por causas consideradas justas en los distintos

pueblos y países del mundo; la gente de cada lugar debe agradecer a sus héroes, pero eso es una parte de la historia de la humanidad. Lo que pasó es historia y debemos tener presente que a la historia la escriben los vencedores. Esto quiere decir que si hubieran vencido otros, en los cuadros de las escuelas y colegios habría otros personajes importantes, quizás con otro tipo de armas al hombro. Si en América, en vez de vencer los conquistadores europeos, hubieran vencido los aborígenes de estas tierras, tendríamos, seguramente, la imagen de un cacique en todos los cuadros, y quizás nuestro idioma fuera muy distinto al actual. Si en vez de vencer los que querían la Independencia, hubieran triunfado los que querían mantener sus colonias, ¿quiénes serian nuestros héroes? Los distintos generales de los países del Viejo Mundo: los españoles, los ingleses, los portugueses, los holandeses o quizás los franceses. Las guerras, guerrillas y los enfrentamientos armados de todo tipo son un episodio en la historia de cada pueblo. Hoy debemos mirar hacia delante y educar para que existan métodos civilizados en todo el mundo, para ganar poder o discutir cuestiones políticas, que no signifiquen el uso de la violencia. Debemos empezar a valorar las actividades que signifiquen un mejoramiento en nuestras relaciones. Así como se tiene en cuenta a los que ganaron batallas, a los héroes militares y políticos, también hay que tener en cuenta y valorar a los que realizaron algo por el bien de la humanidad y sirvieron para su avance.

Si a los que hicieron cosas positivas para el avance de la humanidad no se los reivindica, mientras que a los que ganaron batallas sí, los niños y los jóvenes tienen esa referencia, se los educa para la guerra y no para la paz. Sus héroes van a ser siempre los violentos, los que utilizaron la fuerza como método válido de hacer conocer sus puntos de vista. Generalmente, las conquistas políticas vinieron de la mano de la violencia desde hace mucho tiempo. Hoy deberíamos trazar una línea y hasta aquí llegar. Comprender que esas fueron las reglas de juego anteriores y tratar de suprimir esos métodos empezando también a tener en cuenta y reconocer a quienes aportaron a la sociedad todo su conocimiento, su esfuerzo, su dedicación y también su vida para que vivamos mejor. Pienso que la gente que realiza actos en beneficio de toda la sociedad humana, y muy pocas veces son recompensadas material o moralmente, debería ser más respetada, reconocida y honrada. Debemos valorar a quienes hicieron que la humanidad suba un peldaño con cada uno de sus aportes. Ellos también son nuestros… héroes.

33 – RESALTAR LAS BUENAS ACCIONES En las distintas escuelas y colegios debería incentivarse a los jóvenes a realizar acciones positivas en beneficio de la sociedad en la cual viven, empezando por el grupo al cual pertenecen y resaltando aquellas consideradas dignas de mención y reconocimiento.

A su vez se deberían realizar actividades que tiendan y contribuyan al mejoramiento global del ambiente, plantando árboles, cuidando el aseo y la limpieza del lugar donde viven, con el fin de evitar enfermedades y otros males. En cada pueblo, en cada ciudad, en cada país y eventualmente en la U.E.M. deberían difundirse y premiarse las acciones consideradas positivas para todos. Si algún día existiera este máximo estamento social, podría otorgar recompensas a quienes descubran remedios, vacunas y elementos que sirvan para curar enfermedades, porque estas son un problema universal y el beneficio obtenido del descubrimiento de un remedio, es para todos. En el capítulo 2: “Las Enfermedades”, hicimos referencia a ello. En los distintos estamentos, con la ayuda de los medios de difusión, deberían otorgarse premios e incentivar a quienes ayudaron a otras personas e hicieron algo a favor de la sociedad o del medio ambiente. Si se otorgan premios al azar en determinados programas de radio o televisión, también se podrían disponer de esos recursos, o parte de estos, en los medios, privados u oficiales, para estos fines. Si en los medios de prensa se difunden mayoritariamente las malas noticias, porque creen que les genera mayor audiencia, es necesario que también se difundan las buenas noticias, porque mucha gente también quiere y desea escucharlas. “Alguien” debería hacer algo para difundirlas. Con la ayuda de los distintos medios, se debería crear la conciencia en la población de que “la sociedad agradece a todos aquellos que se preocupan por ella”.

34 – NUEVOS PREMIOS Es bueno homenajear, incentivar y premiar a los que hicieron posible que el mundo avance en cualquiera de sus respectivas áreas. Deberíamos tenerlos siempre presentes y hacerles sentir nuestro afecto por lo que hicieron. El agradecimiento debería ser no solo con palabras sino con hechos, a los que hicieron posible la caída del muro de Berlín, a quienes inventaron equipos como el rayo láser y a quienes implementaron su aplicación en medicina; a los inventores de la Internet, el teléfono, el e-mail, y tantos innovadores que hicieron posible los adelantos que la humanidad disfruta en los diversos campos. Los avances en la ciencia, en la tecnología y también en el mundo de la política son avances que deben ser publicitados y reconocidos con mayor énfasis de lo que se hace actualmente. Es necesario darle más importancia y empuje a todos los nuevos conocimientos y a quienes trabajan por su materialización. Alfredo Nobel fue uno de los primeros hombres que agradeció públicamente a quienes utilizaban, con fines pacíficos, inventos que podrían emplearse para la guerra. El inventor de la dinamita y otros explosivos dejó en claro sus ideas y pensamientos en el ocaso de su vida, al disponer en su testamento las conocidas recompensas para quienes ayuden a nuestra “gran familia”. El premio Nobel es uno de los mayores reconocimientos y una excelente idea para incentivar y agradecer a los seres que ayudan a la humanidad;

pienso que debería tener más publicidad e importancia en la prensa mundial. Existen los premios de la Academia de Hollywood. Se otorga el Oscar a quienes hicieron un trabajo, considerado el mejor, en la realización de distintas películas. Se trata de una idea brillante, es un evento visto por todo el mundo a través de la televisión. Sería de desear que esa misma modalidad se aplicara también para premiar a quienes ayudaron a la humanidad, con la misma publicidad y pompa televisiva. Sería interesante, además, crear premios nuevos en los distintos estamentos sociales –municipios, provincias, países y U.E.M.- con el fin de incrementar los premios y ayudas ya existentes. La propuesta seria: 1 –Darle mayor importancia, publicidad y difusión a los premios Nobel, siguiendo el ejemplo de los premios Oscar otorgados por la Academia de Hollywood. 2 –Crear premios nuevos en los distintos estamentos sociales y con entregas más seguidas. En los premios otorgados por los municipios, provincias, naciones y eventualmente la U.E.M., se demostrará públicamente el agradecimiento de la sociedad a quienes la ayudan. Por ejemplo, en los premios otorgados, hipotéticamente, en los distintos estamentos, la sociedad agradecerá:

A quienes realizan trabajos desinteresados en favor de la población indigente del mundo, siguiendo el ejemplo y la obra solidaria realizada por la madre Teresa de Calcuta.

A quienes, siguiendo los pasos de los biólogos Alberto Sabin y Luis Pasteur, hacen posible que la humanidad cuente con métodos de esterilización adecuados, vacunas contra enfermedades y antídotos contra venenos, salvando la vida de muchos seres. Marilyn Bloom es un ejemplo de ellos.

A quienes se esfuerzan más de lo común y trabajan en situaciones peligrosas, arriesgando sus vidas, sus ahorros y quitando tiempo a sus otras actividades, con la finalidad de conseguir elementos, colaborando de esa forma, para que los científicos puedan producir esos antídotos y vacunas, siguiendo el ejemplo de Lorin Honetschlager.

A los médicos y profesionales de la salud que ayudan a la humanidad y aportan sus conocimientos con tratamientos y operaciones innovadoras tendientes a salvar, mejorar y/o prolongar la vida de las personas. El Dr René Favaloro es un ejemplo de ellos.

A los que viajan solidariamente de un lugar a otro del mundo y asisten a miles de enfermos trabajando en favor de la gente carenciada en zonas inhóspitas. En cada lugar, en cada ciudad o pueblo, existen ejemplos que constituyen modelos a seguir.

A quienes integran organizaciones humanitarias como Greenpeace y luchan denodadamente en defensa de la vida de este planeta.

A los empresarios como Luciano Benetton, Kay Koplovitz y a todos los que hacen su aporte a fin de detener la ola de discriminación, violencia e intolerancia racial y social en el mundo.

A todos los inventores, innovadores y a quienes aportaron su granito de arena para que la humanidad progrese, avance y viva mejor, como por ejemplo: William Gates, el creador de Microsoft; Ted Turner, el filántropo creador de las cadenas de televisión CNN; Soichiro Honda, motores no contaminantes; William Lear, de un avión bombardero a un avión ejecutivo; Akio Morita, el genio de Sony; Marcel Bich, el creador de bolígrafos descartables y Solomon Price, el respeto por el cliente sintetizados en el buen precio y la buena calidad.

A los docentes que descubren métodos de estudio y de enseñanzas innovadores, y día a día se empeñan en lograr sembrar en los alumnos la semilla de la cultura y la educación.

A los maestros rurales o de campo que hacen un trabajo excepcional y fuera de lo común para llevar el conocimiento a sus alumnos en valles, montañas, selvas y lugares recónditos.

A los grandes músicos que, como lo hicieron los Beatles y Michael Jackson, construyen un puente entre los pueblos del mundo utilizando el lenguaje universal de la música para difundir mensajes de paz, unión, esperanza y amistad.

A todas las personas que se ocupan de realizar campañas y eventos con el fin de ayudar a financiar investigaciones tendientes a lograr la cura de diversas enfermedades. George Harrison hizo su aporte valioso en este tema.

A la actriz Elizabeth Taylor, por su permanente afán humanitario y su accionar tendiente a evitar la propagación del Sida en el mundo.

A todas las personas que trabajan y hacen su aporte para cuidar la vida y mejorar nuestras relaciones, desde un docente hasta un presidente, en cada lugar del mundo.

La sociedad organizada debe reconocer y valorar a quienes la ayudan: a sus héroes universales, otorgándoles premios, recompensas e incentivos, pero también debe tener la estructura adecuada para evitar el accionar de quienes la dañan, cambiando sus parámetros, sus valores y su educación.

35 – CUMBRES PARA LA CIENCIA La capacidad de cada país de obtener crecimiento científico, técnico y todo lo que hace al avance en ese sentido, depende de que los técnicos, los científicos y los docentes dispongan de recursos y una infraestructura adecuada. Para que el avance no sea tan dispar es necesario que los gobiernos unidos faciliten lo necesario a esas personas para el logro de sus metas. Esto significa mayores recursos, infraestructura adecuada y buena remuneración para quienes quieran dedicar su vida a la ciencia, a la

educación y al avance tecnológico; asegurándoles un nivel de vida digno y, obviamente, premiando sus logros. Valorando y reconociendo sus esfuerzos, se logrará incentivar a todos aquellos que quieran trabajar en el campo docente, científico y técnico. A continuación, se debe lograr que ese adelanto llegue efectivamente a los distintos pueblos del mundo, haciendo todo lo posible para que esté a su alcance. Por último, se debe educar y capacitar a la gente para que utilice ese nuevo elemento, adelanto o conocimiento correctamente y no en perjuicio de otras personas. El conocimiento, el saber y la educación son patrimonio de la humanidad, porque todo ser humano tiene derecho a ello, por lo tanto, los países unidos deberían colaborar y cooperar para que cada rama de la ciencia tenga su sede máxima en la U.E.M. y de allí llegar a toda la humanidad con sus adelantos y conocimientos. De igual modo debería existir y funcionar una sede máxima o cumbre para el arte, la cultura y todas las áreas en que el ser humano desempeñe su actividad. Ya sea en las ciencias, en la técnica o en el arte, debería considerarse como un paso importante en la evolución de la humanidad, el trabajo coordinado de todos los que desempeñan una misma actividad en procura de un objetivo superador: el progreso y avance de sus actividades dentro de un marco general e indisoluble de bienestar para todos. Debería existir una cumbre permanente de cada disciplina, que dependa de la U.E.M. El objetivo es el de intercambiar experiencias, analizar y estudiar el avance de las distintas disciplinas y

ciencias, difundiendo y recomendando su aplicación a los distintos países. El hombre debe tener un foro permanente en donde pueda aportar sus ideas, hechos, realizaciones y vivencias que considere útiles para la comunidad y su avance. Debe tener la posibilidad de ayudar a la humanidad y a su vez de ser ayudado por la sociedad, viva donde viva, esté donde esté. ¿Se sabe a dónde recurrir si se desea hacer algún aporte para el avance de la humanidad? En la actualidad, las posibilidades de hacer conocer una idea, invento o aporte, depende del lugar en donde reside el que tenga la idea, el inventor o innovador. En el mundo, nadie debería quedar excluido de poner a disposición de sus semejantes un determinado adelanto o sus conocimientos. Por eso es que en cada país debería existir una delegación de la U.E.M., dedicada al desarrollo del mundo, en donde además se puedan registrar todas las inquietudes, inventos y aportes de los ciudadanos de cada país. Al estar registrados en la U.E.M., podrán ser usadas en todo el mundo, reconociéndoles a los inventores los derechos que les correspondan como titulares de sus inventos y marcas. Para eso es preciso que exista un registro único de patentes de invención para todo el mundo y una ley de la U.E.M. que ampare los derechos de los inventores e innovadores. De esta forma se evitarán los problemas que se presentan actualmente en algunos países con este asunto. En cada delegación es conveniente que exista un equipo interdisciplinario de la U.E.M., destinado a dar

apoyo e impulso a los proyectos e inventos considerados beneficiosos para todos. Si la sociedad estuviera organizada en su máximo estamento, todo científico tendría donde desarrollar y exponer su actividad, tendría los mejores laboratorios a su disposición y la posibilidad de que su trabajo se aplique y utilice efectivamente. Si no existe una organización mundial y el científico proviene de un país pobre o sub-desarrollado y descubre un remedio o una vacuna contra alguna enfermedad, pero el gobierno de su país no tiene interés, presupuesto o no quiere disponer de fondos para investigación y desarrollo, es como si el científico no existiera, porque las oportunidades de investigar y hacer conocer su invento serían nulas. La humanidad habrá perdido una gran oportunidad de avanzar. Todos debemos tener la posibilidad de ayudar a los demás y la sociedad debe facilitar los medios para hacerlo convenientemente. A su vez, deberíamos tener la oportunidad y la posibilidad de acceder a un mejor conocimiento y saber. El conocimiento y el saber son patrimonio de la humanidad. El progreso es la meta de toda disciplina, y la evolución la de todo ser humano.

36 – LOS HOMENAJES A LA VIDA Una acción positiva, un hecho cualquiera, puede contener un “homenaje a la vida”. Es necesario interpretar cada situación en particular y ver el sentimiento puesto en ello, apreciando no sólo

el hecho en sí, sino también quién hizo el “homenaje” y sabiendo que lo realizó para que otras personas también disfruten de él. Esto ocurre cuando un artista crea una obra de arte. Seguramente la disfrutarán e interpretarán muchas personas. En una buena película hay un trabajo armónico que lleva su tiempo y esfuerzo dedicado a aquellos que saben apreciar el sentimiento y el conocimiento puesto de manifiesto en esa realización. Cuanto más capacitado esté quien crea la obra, y mejor realizada esté, muchas más personas admirarán su trabajo. Esto ocurre también cuando una hermosa melodía es interpretada por un buen músico. El “homenaje” para quienes tienen la dicha de escucharla es inmenso. ¿Quién no se emocionó al escuchar una melodía alguna vez? La música es el lenguaje del alma, del espíritu, de los corazones sensibles. La música es una de las maravillas que el hombre pudo lograr, merced a su inteligencia aplicada con fines positivos. En los años „60, cuatro muchachos ingleses conquistaron el mundo con sus canciones, logrando la unión de los jóvenes de todos los países a través del espíritu de sus melodías. En todos los tiempos la música fue el idioma universal, el idioma de la paz y de la armonía entre las personas y entre los pueblos. Los muchachos de Liverpool, los Beatles, lo supieron y le dieron ese sentido que perdurará por siempre en la historia de la música y de la humanidad. En América –en tiempos de la colonia- en un lugar de La Rioja, Argentina, llamado Las Padercitas, un sacerdote con un violín logró apaciguar a un grupo de aborígenes, descontentos con las autoridades

españolas de esa época, y evitó un enfrentamiento entre los pueblos. Los aborígenes estaban enfurecidos, tan enfurecidos, que lo único que pudo serenarlos fue… la música. Los buenos temas y los buenos intérpretes son, como la música, patrimonio de la humanidad; y la humanidad tendría que tener la posibilidad de disfrutar todo lo que le pertenece. “Alguien” debería promocionar y ayudar a los buenos artistas, realizar tareas de intercambio y de difusión de la música en todo el mundo. Cuando la música sea utilizada únicamente como elemento de unión entre los pueblos, cuando ese sonido universal triunfe en el corazón y en la mente de todos los seres humanos, cuando disfrutemos de la individualidad y riqueza cultural de cada pueblo, y tengamos la tranquilidad y la seguridad de no escuchar más el sonido del clarín, del pífano y del tambor llamando a las armas, ni el ruido ensordecedor de los cañones, de las bombas ni el zumbido de los aviones de guerra o las sirenas de alarma. Cuando hayan cambiado definitivamente todos esos sonidos de guerra, por melodías de cualquier país del mundo; ese día, desde el lugar en donde funcione la Sede Central de la U.E.M., será transmitido por televisión un gran concierto, con la participación simultánea, desde las principales ciudades del mundo, de orquestas representativas de cada país. Acaso el concierto se inicie con We are the World, de Michael Jackson y Lionel Richie, continúe con distintas canciones como: Que canten los niños, de José Luís Perales; Imagine, de John Lennon, y finalice con el Himno a la Alegría, de Beethoven, o cualquier otra composición musical que todos

reconozcamos como perteneciente a la humanidad entera. Ese gran concierto será el acontecimiento musical más grande de todos los tiempos, será un homenaje a la paz y a la vida, porque estaremos festejando el comienzo de una nueva relación entre los países y entre los seres humanos y el fin de una era plagada de egoísmos, guerras y desencuentros. Ese gran concierto será el inicio de un nuevo milenio… en paz. Todas las buenas obras de arte, al igual que la música, tienen la virtud de colmar los espíritus de alegría y hacerlos vibrar en armonía. Una buena comida, también es una obra de arte que constituye un “homenaje”. El ser humano la puede disfrutar como lo haría con cualquier otra obra de arte que lleva tiempo, esfuerzo, técnica y estudio para su realización. Los homenajes a la vida deberíamos agradecerlos siempre, cada vez que tenemos el placer y la dicha de poder contemplarlos y disfrutar de ellos. Estas cosas nos demuestran nuestra supremacía sobre los demás seres del reino animal, y nos hacen pensar que toda la inteligencia del hombre puesta al servicio del bien, puede lograr esas cosas maravillosas y quizá otras que ni siquiera podemos imaginar todavía. Si tenemos la capacidad de agradecer, disfrutar y valorar nuestras propias realizaciones y las de las demás personas: películas, obras pictóricas, temas musicales, edificaciones y construcciones diversas, máquinas de todo tipo, etcétera; deberíamos tener más aún la capacidad de disfrutar y valorar la naturaleza, con sus hermosos paisajes y sonidos, las flores, las plantas, todos los seres y todas las cosas que existen en el mundo y que el hombre no creó.

Existe una gran capacidad creativa y un gran sentimiento puesto de manifiesto en todo ello. Son verdaderas obras de arte y sirven de inspiración para las realizadas por el ser humano. Hay quienes dudan de la existencia de Dios. Otros simplemente la niegan. A ellos va dirigida esta reflexión: atrás de toda realización existe la evidencia de una inteligencia creadora. Al ver la obra sabemos que fue realizada por alguien y para un determinado fin: un utensilio de cocina, una máquina, una obra de arte o cualquier objeto realizado por el ser humano. Así ocurre con todas las cosas y seres que existen. Cuanto más compleja es la realización u obra, más se pone en evidencia la existencia de alguien que la hizo, y de un porqué de esa realización. Nos maravillamos al ver en las jugueterías osos de peluches, monos que emiten sonidos, muñecos que copian la expresión y la sonrisa del ser humano, ni qué decir de los robots que tienen programadas actividades, voces y respuestas que constituyen un orgullo de los ingenieros y técnicos que trabajaron arduamente en su creación. Pero no nos asombramos de ver la creación de seres, incluido el ser humano, cuya complejidad hace que ni los mejores ingenieros, con toda la tecnología puesta a su alcance, puedan hacer algo semejante. Sin embargo creemos en la evolución por casualidad, no queremos entender que la evolución es causal. Que ni siquiera una simple mariposa de juguete puede ser fruto de la casualidad, que toda realización es por obra de un trabajo constante, inteligencia y voluntad puesta de manifiesto para que eso ocurra. ¿Cómo pretendemos que una bella mariposa, con todo el proceso de metamorfosis que lleva a cabo desde que es oruga hasta su transformación en un

hermoso ser alado, puede ocurrir por simple casualidad y no porque una Mente Superior dispuso que esa oruga tenga la oportunidad de evolucionar hasta convertirse en mariposa? Si valoramos y cuidamos las “pequeñas” obras realizadas por nosotros y no las grandes obras que pertenecen a este mundo en que vivimos, es simplemente un absurdo. Valoramos lo chico pero despreciamos lo grande. Organizarnos y planificar integralmente la mejor forma de cuidar y valorar esas verdaderas obras de arte, sería un justo reconocimiento al Creador de todos estos inmensos y maravillosos homenajes a la vida.

CAPÍTULO CINCO PLANIFICACIÓN INTEGRAL

37 – PLANIFICACIÓN POBLACIONAL La utilización por parte de todos los gobiernos de diversas herramientas como la planificación, ayudarán a que en el futuro, los seres humanos vivamos en un mundo más ordenado y quizá menos conflictivo que el actual. Por lo general, la extrema pobreza y todos los problemas derivados de ella, están relacionados directamente con el aumento desproporcionado de la población y la falta de planificación, no sólo poblacional sino también de la utilización de los recursos existentes. En muchas partes del mundo, generalmente, las personas que más hijos tienen son las más

carenciadas e indigentes, las que ni siquiera pueden cubrir sus necesidades básicas para mantenerlos de forma adecuada. La formación moral e intelectual es muy difícil de lograr para estas personas, casi imposible, y son las que más la necesitan. Debería existir buena educación en todos los niveles sociales, fundamentalmente en los niveles de escasos recursos; enseñar las técnicas anticonceptivas, la higiene, la administración de los bienes escasos, ya sean alimentos o vestimenta y, en definitiva, la forma en que se pueden integrar armónicamente a la sociedad y vivir con pocos recursos, pero dignamente, es primordial. Hay países que llevan a cabo un control efectivo de la natalidad. Lo hacen para evitar el hambre y los problemas que aquejan a una súper población con escasos recursos, pero a veces les falta el sentido humanitario y social en la aplicación de dicho sistema, lo aplican en forma coactiva, no capacitan ni educan a la población y por lo tanto fallan en este sentido. Es necesario poner límites, pero también es necesario hacerlo de la mejor forma posible y con el consentimiento de todos. Los problemas deben ser resueltos con la colaboración de toda la población y los métodos deben ser aceptados por cada uno de los habitantes, porque de lo contrario, se estaría obligando a la gente a aceptar medidas que no entienden o no encuentran justificables, y eso es contraproducente. Las decisiones en materia de planificación voluntaria de la familia son un derecho de todas las personas. El hombre debe ser tratado como lo que es, un ser humano, y las soluciones deben tener en cuenta ese aspecto fundamental.

El crecimiento poblacional excesivo en el mundo, en un país, en una ciudad o en una familia, es un problema que debe ser resuelto y controlado. La población debe aumentar de acuerdo con los recursos naturales existentes. Si aumenta en forma desproporcionada, sin orden ni planificación, va a ser difícil lograr un equilibrio que asegure el piso de bienestar general para todos. Todo está interrelacionado y debería ser estudiado en forma integral por los gobiernos, quienes mediante métodos consensuados por los ciudadanos de los distintos países y sus correspondientes religiones, deberían ayudar a que el ser humano pueda decidir su descendencia, recibiendo apoyo moral, humanitario y profesional, como ocurre en la mayoría de los pueblos civilizados del mundo, en donde los médicos asesoran sobre la conveniencia y utilización de los distintos métodos anticonceptivos. La planificación social debe empezar por la planificación global hasta llegar a la familiar, que debería ser enseñada en todo el mundo. La educación y la prevención –sea para evitar un embarazo, sea para evitar enfermedades- explican la necesidad de la planificación familiar. Esto significa la elección del momento oportuno de la llegada al hogar de un nuevo miembro, por nacimiento o por adopción. La planificación incluye todo lo atinente a la existencia de las personas y su desenvolvimiento, tanto en la vida familiar como en la sociedad en general; la preocupación por sus necesidades básicas, desde la llegada al mundo de los hijos, hasta su inserción en la comunidad en la adolescencia y posteriormente al formar una nueva familia y continuar con el ciclo natural de la reproducción del hombre.

Los países deberían promover la planificación social pensando en el bienestar de sus habitantes; hacer que la población tenga la máxima oportunidad de desarrollarse, trabajar, estudiar y disponer de todos los adelantos para vivir lo mejor posible. Los gobiernos son los responsables de brindar al ser humano un mínimo de seguridad y educación, para desenvolver su vida en sociedad. Deberían facilitar a la población el acceso a las mejores comodidades y a los adelantos de la ciencia haciendo lo posible por evitar la pobreza extrema, que es la principal causa de hambre y distintas enfermedades. Son flagelos sociales de los que no deben desentenderse. El crecimiento poblacional desproporcionado es la antesala de la pobreza, la mala educación y la existencia de muchas enfermedades en este momento en el mundo. Es también causa de que muchas personas viajen de un lugar a otro buscando mejores horizontes para su vida. En un determinado estamento social, si aumenta su población y no aumenta la capacidad de absorción por la fuerza laboral, esa gente no tendrá trabajo; si no aumenta el número de viviendas, no tendrá donde vivir; si no aumenta la cantidad de escuelas, no tendrá donde estudiar y así sucesivamente con todas las dificultades que se le presenten. En una familia chica es posible que sus integrantes puedan vivir dignamente con una cantidad mínima de recursos, pero si en esa familia se incrementa el número de sus miembros en forma desproporcionada, es probable que no le alcancen esos recursos o harán falta más para dar a todos una buena alimentación, educación y todo lo necesario para vivir dignamente. Si en ese lugar hay recesión, desocupación y subempleo, la familia que reside allí tendrá

dificultades y entonces buscará ayuda, hasta llegar al gobierno que es quien representa a la sociedad organizada. Si la ayuda social es escasa y limitada, la familia no sabrá con qué seguridad va a asistir a sus miembros o hasta cuándo va a durar esa ayuda; si no existe la ayuda social, el mundo se le torna oscuro, siente que la sociedad le cerró todas sus puertas y es el momento en que cunde la desesperación. Es importante que en los distintos lugares del mundo, los miembros de una familia cuenten con la posibilidad de vivir dignamente y que no lleguen al extremo de enfrentarse a la misma sociedad.

38 – MEJORAR EL PRESENTE Y PLANIFICAR EL FUTURO Los gobiernos deberían concentrarse en diseñar y planificar un mundo mejor para todos, haciendo lo posible para prevenir situaciones conflictivas en el futuro. También deberían ocuparse de lo urgente, de las situaciones que no pueden demorarse, de los asuntos que requieren soluciones inmediatas. De esa forma se encaminarían hacia la solución de los problemas que aquejan a la humanidad. Siguiendo con el tema poblacional. ¿Hay superpoblación en todos lados o sólo en algunos lugares? ¿Cómo se puede solucionar? En algunas partes del mundo hay superpoblación y la gente se muere de hambre por carecer de los recursos mínimos para la vida. Dijimos que ese problema puede ser atenuado a lo largo y quizá mediano plazo, con una correcta planificación familiar. En otras ocurre todo lo contrario. Se da el caso de

parejas desesperadas y capaces de llegar a cualquier extremo por tener un hijo, y médicos capaces de efectuar experimentos de concepción artificial, con tal de satisfacerlos. El ser humano siempre tiende a la búsqueda de caminos difíciles y complicados para la solución de sus problemas. La adopción es un remedio legal aceptado en muchas partes del mundo y es una solución múltiple, porque soluciona el problema del niño desamparado, disminuye la población carenciada y permite la llegada al hogar de un nuevo miembro. Es necesario facilitar y agilizar los trámites de adopción, un organismo que intervenga en la adopción de menores, con jurisdicción mundial, que dé prioridad a estos casos y evite inconvenientes y gastos excesivos a quienes quieran adoptar un niño. Estas cosas deberían manejarse en el más alto nivel de organización, rapidez, respeto y seriedad posibles. Muchos padres biológicos no quieren o no pueden conservar a sus hijos, por diversas causas, mientras que otros quieren tener hijos pero no pueden engendrarlos, por distintas razones. Ayudar a quienes quieren elegir el camino de la adopción es importante, no sólo porque algunos padres adoptivos son mucho más “padres” que los biológicos, sino porque constituye una solución a un grave problema social. La adopción intenta solucionar por lo menos tres problemas: el de los padres que tienen chicos pero no los pueden mantener o no quieren conservarlos, por diversas causas o circunstancias. El de los padres que no pueden engendrar chicos, pero si quieren tenerlos y no saben cómo lograrlo, y el de los chicos, que siendo adoptados por estos últimos, tendrán por fin una familia que los quiera y los cuide como a verdaderos hijos.

Deberíamos tener presente que los niños son el futuro de la humanidad, por lo tanto todo aquel que cuide un niño, sea padre biológico o adoptivo, cuida la vida, lo que este ciclo está dejando, la semilla que puede llegar a ser un gran árbol y dar a su vez hermosos frutos. Que la pureza de un niño es lo más grande que hay sobre la Tierra y también nos corresponde cuidar que crezcan sanos mental y espiritualmente, teniendo presente que deben ser criados en un ámbito de no violencia, de tolerancia y de respeto. Por ejemplo, en algunos países, lo que ven los chicos diariamente frente a un televisor es violencia y más violencia. ¿Qué puede pensar un chico que ve a sus ídolos pelear y matar constantemente? Los que hacen programas infantiles utilizando la violencia, ¿no piensan que están formando a esos chicos y que deben educarlos para la paz y no para la guerra y la agresión? ¿No piensan que esos chicos son el futuro y deben ser útiles a la sociedad y no sobrevivientes de una cultura en llamas? En los medios de difusión, también se describen los abusos y las distintas formas de explotación a que son sometidos miles de niños. “Alguien” debe remediar eso, no es posible que en vez de educar niños sanos, mental y moralmente, estemos educando niños que en el futuro no tendrán un lugar digno en esta sociedad. Esos niños luego serán jóvenes y si eligen los malos ejemplos, formarán parte de la legión de los que prefieren la violencia, para solucionar sus problemas y de esa forma no encontrarán un claro horizonte en sus vidas. Los jóvenes son “niños grandes” que iniciaron un camino en la vida y van a colaborar con sus acciones para lograr el progreso de la humanidad… o su autodestrucción. Depende mucho de nosotros –los

mayores- que ellos se desarrollen armónicamente y puedan algún día ser útiles a la sociedad, como los ejemplos del capítulo anterior. La necesidad de un control y planificación poblacional, como la de cuidar la correcta educación de los niños, es fundamental. Si el mundo estuviera ordenado y contara con organismos e instituciones que se dedicaran a solucionar estos problemas, seguramente no ocurriría lo que actualmente está pasando.

39 – PLANIFICACIÓN DE RECURSOS Y ACTIVIDADES Lo que es escaso en un país, quizás abunde en otros. Debería existir un organismo internacional que coordine las acciones entre los países del mundo para atender a solucionar estos problemas. Dijimos que no sólo es necesaria la planificación para aplicarla a fin de solucionar problemas de superpoblación –planificación familiar-, sino también es útil su utilización aplicada a los medios de producción, a los bienes, a los servicios y a las distintas actividades. Es probable que en un país haya exceso de trigo y en otro haya escasez; es probable que en un país se quemen o desechen alimentos, por distintas razones, y se desperdicien cosechas por no tener destino asignado o por estar saturados los mercados. Al mismo tiempo, es probable que en otros países se muera la gente de hambre o exista la necesidad de ese alimento que es desperdiciado en otra parte del mundo.

La planificación es necesaria desde el máximo estamento social hasta la familia, y sólo puede darse con la existencia de organismos que trabajen sobre los problemas y sus posibles soluciones, que abarquen y a la vez dependan de todos los países del mundo y que tengan por misión dicho objetivo.

40 – LAS PROFESIONES Todas las profesiones tienen un contenido humano y social, además del interés material necesario para que el profesional se asegure su subsistencia y pueda vivir con dignidad. Todas requieren que el profesional se capacite cada día más y estudie los adelantos recientes para estar acorde con las últimas técnicas y novedades. Todas exigen un compromiso de cada uno con la profesión y con la sociedad. Debería existir un organismo internacional que trabajara con las distintas universidades y asociaciones profesionales, no sólo para capacitar al profesional y ayudarlo en todo lo necesario y atinente al buen ejercicio de su profesión, sino también para planificar y aconsejar a los jóvenes que deseen estudiar una determinada profesión, las distintas actividades o profesiones en el mundo de acuerdo a las necesidades y requerimientos de cada lugar y las generales. Capacitando gente para nuevos trabajos, previniendo cuando ocurra una saturación o un incremento en la necesidad de determinados profesionales y en distintos lugares, como así también un cambio producido por un avance científico u otra causa que obligue a muchas personas a cambiar de actividad o a adaptarse a las nuevas circunstancias.

En un mundo que tiende hacia la globalización, es necesario que “alguien” se ocupe de la organización y planificación de las distintas profesiones y que, por ejemplo, evite la pérdida de dinero y tiempo a personas que estudian una carrera y luego cuando se reciben, con todo sacrificio, no consiguen trabajo o lo ven disminuido notablemente. Toda profesión se convierte en una actividad noble, siempre que se la tome con voluntad de servir a la comunidad, pudiendo generar todo tipo de satisfacciones y expectativas, pero si la sociedad organizada no le brinda la oportunidad de hacerlo, puede generar grandes desilusiones y constituirse en un grave problema social.

41 – LA ORGANIZACIÓN SOCIAL Es necesario que los gobiernos unidos utilicen herramientas tales como la organización y la planificación, al igual que lo hacen las grandes empresas, a fin de prever situaciones que podrían evitarse y de esta forma poder desempeñar sus actividades con cierto orden. Sabemos que muchas empresas organizan y planifican sus actividades de acuerdo a las necesidades de sus clientes. Consideremos el caso de las empresas de transporte, por ser un claro ejemplo de la necesidad de planificación y organización: En un determinado lugar se instala una línea de ómnibus –con el mínimo de vehículos que se estima necesarios- para trasladar gente de un pueblo a otro. Cuando la empresa ve, por distintos motivos, la necesidad de aumentar el

número de frecuencias, lo hace previo estudio, por supuesto, de la rentabilidad. Todo negocio tiene un riesgo y este debe ser evaluado convenientemente. En los vuelos ocurre lo mismo: primero sale un avión por semana, luego, si es necesario, salen dos y así sucesivamente, hasta lograr el equilibrio para cubrir las necesidades de la gente y también los beneficios de la empresa prestadora del servicio. Naturalmente si hay una causa extraordinaria, un evento que haga que mucha gente afluya a un lugar en determinado momento, por ejemplo para los juegos olímpicos, para un campeonato deportivo o para un gran congreso, entonces se modifican temporalmente las frecuencias y se trata de cubrir esas exigencias. Lo mismo ocurre cuando una ciudad turística recibe gente en plena temporada, las empresas aéreas aumentan las frecuencias de vuelo a esa localidad. A la inversa, cuando la gente quiere utilizar los medios de transporte para evacuar un lugar, ante un peligro inminente, por cierto que no alcanzarán para trasladar a tanta gente, y la excesiva demanda provocará un gran desorden y disputas por los asientos y boletos disponibles. Lo normal es que se mantenga la regularidad y el orden en los medios de transporte, que los aviones salgan con promedios aceptables de ocupación en cada vuelo. Es muy difícil prever que un día cualquiera a todos se les ocurra ir a un determinado lugar y al mismo tiempo, salvo, claro está, que se presenten causas excepcionales. Vemos que existe un cierto orden utilizado por las empresas que prestan un servicio y también por las que venden productos.

La organización y planificación no sólo la deberían utilizar las grandes empresas, sino también todos los gobiernos, con el fin de solucionar los problemas generados por el desempeño de las distintas profesiones y actividades del ser humano y controlar su funcionamiento en sociedad. Los funcionarios y quienes desempeñan cargos públicos deberían también, siguiendo esta línea de pensamiento, echar mano al concepto de “servidores públicos”, asumiendo que los ciudadanos son sus “clientes”, a los que deberían satisfacer. Si existen problemas en los distintos niveles de gobierno, que podrían solucionarlos pero no lo hacen, es porque ellos no están lo suficientemente capacitados ni organizados para resolverlos, no los quieren resolver o tienen otras prioridades.

42 – EL EJEMPLO DE LA ACTIVIDAD DEPORTIVA La actividad deportiva es una de las tantas “divisiones” hechas por el hombre, que puede servir para incentivar las relaciones y la sana competencia entre los distintos grupos, ya sea entre barrios, ciudades o países, pero también puede ser utilizada para crear rivalidades y problemas, cuando los que forman un determinado equipo tienen esa forma de pensar. Existen reglas que deben ser respetadas por todos los deportistas, quienes lo saben de antemano y lo consienten. El deporte es una de las tantas actividades del hombre que está inserta en el mundo y constituye un ejemplo de convivencia entre todos.

Los campeonatos y juegos que se desarrollan en distintas partes del planeta son un claro ejemplo de cómo el hombre, cuando quiere, puede organizarse para vivir en sociedad. Los equipos de los distintos países participan en torneos, competencias y actividades deportivas en todas partes; todos participan y todos tienen reglas comunes que respetar. Si los jugadores recurren a la violencia, son sancionados severamente, si los simpatizantes también recurren a ella, corren el riesgo de que el evento sea suspendido, y eventualmente también sus canchas, y hasta incluso los campeonatos. Saben que cuando hay violencia pierden todos. Obviamente siempre existe gente mal educada en todos los ámbitos, y en el deporte se pone de manifiesto en grupos de inadaptados que a veces no aceptan un resultado desfavorable y recurren a actos vandálicos para hacer sentir su descontento. Naturalmente, todo se contrarresta con educación y organización.

43 – UN MISMO IDIOMA Los seres en general tenemos distintas formas de comunicarnos entre nosotros. Gracias a su evolución, el hombre logró darle a sus ideas, sonidos que significan casi exactamente lo que esas ideas quieren expresar. Cada pueblo llegó a manifestar sus pensamientos, emociones y sensaciones mediante palabras. Existen muchísimos idiomas en todo el mundo, de los cuales cuatro son los más utilizados actualmente: el chino, el inglés, el hindi y el castellano.

Acaso haya llegado la hora de emplear un mismo idioma como instrumento de comunicación entre todos; la hora en que todo ser humano pueda comunicarse con otro sin la barrera de los distintos y múltiples idiomas. Deberíamos para ello, estudiar un idioma universal, además de otros que deseemos dominar por inquietud cultural o por otros motivos. Al cabo de pocos años de poner en marcha este sistema, la humanidad tendría un idioma común, para que todos pudiéramos comunicarnos en cualquier parte del mundo. El inglés podría ser el idioma adoptado por todos los países; también podrían serlo el castellano, el francés, alemán o algún otro que decida la Unión de Estados del Mundo. Es un hecho que el inglés está siendo adoptado en muchas partes como segundo idioma, por la importancia que tiene en los negocios, en el turismo, en varias tecnologías y por la actual utilización masiva en las distintas relaciones entre los hombres del mundo entero, pero lógicamente puede optarse también por cualquier otro idioma que los gobiernos decidan. Lo importante es que se adopte un idioma y que todos lo conozcan, entiendan y manejen convenientemente. Eso constituiría un adelanto para la cultura y para el entendimiento entre los pueblos. El idioma elegido debería ser usado conjuntamente con el idioma oficial de cada país; debería ser de enseñanza obligatoria en todas las escuelas, colegios e institutos del mundo y también a través de programas educativos en televisión, Internet y otros medios. Con ello lograríamos que los niños y jóvenes de todo el mundo pudieran comunicarse entre sí

mediante una misma lengua, que luego cuando sean adultos les servirá para incentivar y facilitar sus relaciones afectivas, sociales, culturales, económicas y de todo tipo.

CAPÍTULO SEIS LOS PODERES AL SERVICIO DE LA

HUMANIDAD

44 – EL PODER La humanidad debería tener la oportunidad de poder vivir en un mundo planificado integralmente, en donde todas las actividades se encuentren reguladas y dirigidas principalmente hacia un fin social, donde todos los poderes se dirijan hacia una labor en común, hacia objetivos generales que tiendan al bien de todos los habitantes del mundo. Las actividades que constituyen poderes, muchas de las cuales significan una consagración a un fin superior por parte de quienes se dedican a ellas, deberían juntarse en un punto para establecer sus reglas de juego y expandirse como un abanico hacia todas partes. De allí la necesidad de que estén contenidas en un Estado que garantice la libertad de todas y cada una de ellas, dentro de un marco determinado, como hicimos referencia en el capítulo Uno. El poder, ya sea político, económico, de prensa o religioso, ordenado y dirigido precisa y rítmicamente

hacia la consecución de determinados objetivos sociales, ayuda en gran medida a lograrlos.

El poder político, ejercido en los distintos estamentos y ámbitos, desde el municipal hasta el mundial.

El poder económico de algunos economistas con poder efectivo en los gobiernos y de los grandes grupos empresarios y financieros.

El poder de quienes tienen los medios de difusión a su alcance y disponen de ellos: periodistas, cronistas, los dueños de los multimedios, etcétera. Denominados por el común de la gente: el cuarto poder.

El poder religioso que ejercen los jefes de las distintas religiones o cultos del orbe.

El mejoramiento del sistema y de las relaciones entre los hombres, que partan desde lo más importante hasta llegar a cada persona y viceversa, es una de las tareas en la que los líderes del mundo pueden y deben colaborar: reeducar a las personas para una buena relación social. Que todos podamos beneficiarnos con las acciones positivas y que nadie pueda perjudicar a nadie con una acción negativa. Todos podemos hacer cosas positivas o negativas, sólo depende de que tengamos la oportunidad de realizarlas y de que aprovechemos esa oportunidad. Si un científico tiene la posibilidad de construir un arma imponente y sofisticada, seguramente la va a hacer o no, y si un empresario maderero tiene la oportunidad de talar todos los árboles del mundo, también lo va a hacer o no, depende de la forma de pensar y los valores de cada uno.

Lo importante es que esta gente no cuente con ayuda de gobiernos ni de grupos de poder para hacer estas cosas que perjudican a todos y “benefician” a unos pocos. Si bien es cierto que todos somos maestros y alumnos a la vez, porque estamos enseñando y aprendiendo permanentemente, todo es relativo: las personas que desempeñan tareas importantes, y capaces de constituirse en poderes, son las que tienen mayor responsabilidad en la sociedad. Ellas son las que tienen mayores oportunidades de crecer y son las que deberían enseñar con el ejemplo y hacer lo posible para que los demás también crezcan y aprendan. Las correctas relaciones entre distintos poderes y entre estos y la comunidad, constituyen un marco adecuado en toda relación social. Lo importante es que quienes ejercen un poder en un determinado ámbito, sepan distinguir, para que se respeten siempre –por encima de los poderes sectoriales- los poderes generales, que son los que pondrán los límites necesarios y guiarán los destinos de toda la humanidad. Es por ello que las distintas actividades del hombre deben estar regidas por organismos específicos en todo el mundo, y las que constituyen poderes en la sociedad, deben estar siempre al servicio de la humanidad. En una “comunidad organizada”, los gobernantes, los que ejercen el poder político, son los que tienen mayor responsabilidad y los que pueden solucionar los distintos problemas de una comunidad. En segundo término, quienes no pertenecen al gobierno, pero pueden influir directa o indirectamente en los distintos asuntos de su interés y colaborar en las

distintas soluciones a los problemas existentes: empresarios, sindicalistas, jefes de asociaciones de todo tipo, jefes religiosos, periodistas, etcétera, y por último, todas las personas, los ciudadanos que individualmente podemos aportar nuestras ideas, ya sea por intermedio de nuestros representantes en el Parlamento o de quienes ejercen un determinado poder en la sociedad, o apoyando mediante la emisión del voto, a quienes consideremos capaces de solucionarlos. Todos somos protagonistas y artífices de nuestro destino y, en mayor o menor grado, del destino de los demás.

SUB CAPÍTULO UNO PODER POLÍTICO

45 – LOS POLÍTICOS La política, en general, es el arte o modo de conducir o gobernar un asunto para alcanzar un fin determinado. Aplicado a los Estados, es el arte de gobernar, pero para gobernar es necesario tener el poder; por lo tanto la política, en una sociedad democrática, es “la lucha por el poder, con el objetivo de ejercerlo, haciendo lo posible para servir a la sociedad a la cual se pertenece, mejorando y elevando el nivel de vida de sus habitantes, dándoles la oportunidad de tener un lugar digno en la sociedad, administrando en forma eficiente y eficaz los bienes y servicios de esa comunidad, respetando y haciendo respetar sus

normas y solucionando de la forma más conveniente para todos, los problemas de esa comunidad”. Los políticos son personas con sentido social, que se dedican al arte de la política con la finalidad de ejercer, de la mejor forma posible, funciones públicas para resolver los problemas de su comunidad. Son los que pueden actuar sobre las causas de los problemas. Si no hay suficiente trabajo, educación, escuelas, recursos para que todos tengan un nivel mínimo digno de vida, si hay inseguridad y aumenta la delincuencia, los políticos que ejercen el poder son los que pueden hacer algo para mejorar esa situación. ¿Qué le podemos pedir que resuelva, al simple ciudadano, que sufre los efectos de los problemas? Un buen político es un educador y un organizador que dirige su actividad hacia un fin social. Sería interesante que exista una forma de saber, con cierto grado de certeza, a quién votamos, y que, pasadas las elecciones, los candidatos gobernarán con honradez y sin peligros para la sociedad, porque están en condiciones de acceder a ese cargo. Muchos requisitos son indispensables para ocupar cargos o empleos de menor importancia y demasiado dinero gasta la sociedad en formar técnicos y profesionales, ¿Por qué no crear también instituciones que eduquen y capaciten a los ciudadanos que deseen ejercer cargos políticos? Así como estudian los médicos, los abogados, los periodistas, los economistas y todos aquellos que desempeñan un rol importante en la sociedad, los políticos también deben capacitarse y estudiar para saber cuáles son los problemas de una comunidad y cuáles son las formas de solucionarlos. Es importante también, que toda esa capacitación técnica sea

acompañada por una educación espiritual y moral que ayude a aplicar todos esos conocimientos y todo ese poder al bienestar general de sus pueblos. Antes, muchos años atrás, la democracia no existía y solamente se llegaba al poder por la sangre derramada en las conquistas o por ser hijo o pariente de un monarca. El pueblo, por lo general, no tenía derechos y muchas veces los que gobernaban no estaban educados convenientemente para ejercer cargos políticos. Con el advenimiento de la democracia y su utilización como herramienta para avanzar en la evolución de los pueblos y darles participación en los gobiernos, hasta en los sistemas monárquicos, también se avanzó en los derechos de los ciudadanos comunes. Pero al ir aumentando la población de los distintos lugares, se fue haciendo más difícil conocer personalmente a los candidatos. En nuestros días, es difícil conocer bien a quiénes votamos en una libre elección popular, sólo la publicidad hace que sepamos algo acerca de esas personas que nos gobiernan, y los medios de prensa y difusión, muchas veces con datos de sus opositores, se encargan de que los conozcamos un poco mejor; pero muy pocas veces tenemos la convicción de que esas personas están capacitadas para gobernar, y lo que es más importante todavía, si están educadas para la paz y para la construcción de una sociedad mejor. Los ciudadanos quieren que sus gobernantes comprendan lo que ellos sienten y necesitan, quieren que hagan lo posible por ayudarlos a vivir mejor y se lo demuestren. La gente necesita comprensión y afecto de los poderosos.

Hay una gran necesidad de afecto en el mundo y ellos son los que pueden colmar esa necesidad. Si el pueblo recibe afecto, devuelve afecto. En la historia reciente, dos grandes mujeres se bajaron del pedestal del poder y la fama, uniéndose al sentimiento y sufrimiento de la gente. Ellas dieron afecto y comprensión a sus respectivos pueblos, y ellos les pagaron con la misma moneda: Lady Diana Spencer, “la Reina de los Corazones” y Eva Duarte de Perón, “Evita”. Ellas dejaron una enseñanza a los poderosos: el poder político, el poder del dinero y el de la fama se pierde, el poder del amor y el afecto, perdura para siempre. Los que tienen poder político, muchas veces, fallan en su comportamiento; se concentran en sus tareas técnicas y dejan de lado el aspecto humano que les sirvió para llegar al cargo que desempeñan, se alejan de su pueblo. En la campaña electoral mostraron un aspecto de su personalidad y luego, en el gobierno, otra muy distinta. Es evidente que estas personas no están educadas convenientemente para gobernar, pero, depende del espíritu de progreso y evolución de cada uno, el que trate de cambiar y actuar como lo que es, un ser humano. Con frecuencia, quienes tuvieron alguna responsabilidad política descubren, al abandonar sus funciones, que muchas cosas que pudieron hacer a favor de la sociedad, no las hicieron; cuando toman conciencia de ello ya es muy tarde para remediarlo. En la actual pirámide social, por lo general, los de “arriba” dicen que todo está bien; los del “medio” dicen que no todo está bien y los de “abajo” dicen que casi todo está mal.

Los dirigentes afirman que están trabajando para solucionar los problemas, que si algo no hacen es porque no tienen poder o recursos suficientes. Es claro que si el máximo estamento social estuviera organizado, los gobiernos dispondrían de estos dos elementos (poder y recursos suficientes) para la solución de los distintos problemas, desde el mayor al menor estamento y viceversa. La sociedad debe lograr un punto de equilibrio en donde todos los deseos y necesidades se concilien, lo que quieren los dirigentes con lo que quieren los ciudadanos comunes. Donde hay una necesidad vital, una carencia de algo indispensable para la vida de las personas, nace una obligación de la misma sociedad para solucionar esa carencia, esa necesidad de quienes son parte de esta, y esa es la responsabilidad de los dirigentes. Ellos deberían recapacitar y meditar, para cambiar y eliminar los velos más sutiles de la ignorancia, que los hace actuar, por lo general, con la perversidad y crueldad que actualmente parecería dominarlos, y despertar su consciencia a un mundo nuevo, evitando seguir perjudicando a otras personas, a los demás seres vivos, a la naturaleza, al mundo, o permitir que otros lo sigan haciendo. Es oportuno que consideren el daño que están causando, por acción u omisión. Que entiendan, a fuerza de ser reiterativo, que es impostergable buscar medios de energía no contaminantes; otras formas de lograr beneficios sin perjudicar a los seres vivientes y a la naturaleza; que hay formas de demostrar quién es más poderoso, sin necesariamente recurrir al poderío bélico, o a nuevos armamentos, que sólo generan destrucción, y que finalmente se debe desterrar definitivamente la

violencia como método para hacer valer sus pareceres. Sería oportuno recordarles que el poder de la razón es directamente proporcional al intelecto, que tienen la oportunidad de hacer algo y dejar una enseñanza como lo hicieron los grandes hombres a lo largo de la historia de la humanidad; que Gandhi logró importantes objetivos sin recurrir a la violencia; que Abraham Lincoln destacó la unión, la libertad y la democracia como marco general e institucional de los pueblos; que Alberto Einstein se preocupó de que sus conocimientos fueran utilizados para fines que beneficien a la humanidad y que Alfredo Nobel buscó la forma de premiar anualmente a quienes hacen algo en beneficio de todos. Es importante que los lideres políticos, y quienes trabajen en cargos públicos, sepan que existe un orden de prioridad en su accionar, que va de lo general a lo particular, y que debería ser el siguiente: en beneficio de la humanidad y del mundo, de su país, de su provincia o Estado, de su condado o municipio, de su ciudad, de su barrio, de su familia, y por último en su propio beneficio, y no a la inversa; y que todo ese accionar debe ir acompañado por un ingrediente fundamental: el afecto.

46 – LA BÚSQUEDA DEL BIEN COMÚN EN LOS HECHOS Las leyes fundamentales o constituciones de algunos países poco se cumplen, al menos en lo referente a fomentar el bienestar general de las personas, el cuidado de sus derechos y sus garantías. En todo el mundo “civilizado”, las leyes y constituciones tratan sobre estos temas.

Si los distintos gobiernos cumplieran con lo estipulado por las constituciones y las leyes referentes al bienestar general, que incluyen al hombre y su medio ambiente, esto estaría garantizado, por lo menos, dentro de los límites de ese país, pero falta mucho por hacer en ese sentido; importa disminuir la “brecha existente” entre teoría y práctica. Si algunas leyes se cumplieran y no hubiera brechas entre la letra de la ley y lo que realmente ocurre, si entre lo que se dice o se promete y lo que se hace no hubiera tanta diferencia, los ciudadanos del mundo gozaríamos de una mejor calidad de vida. Mucha gente piensa que un buen político debería tener en cuenta las pequeñas y grandes cosas en su diario accionar. Que debería tener presente lo que dijo antes de ganar una elección y tratar de comparar lo que pensaba con la realidad actual para luego transmitir al pueblo esa diferencia. Que si no puede cumplir con todo lo que prometió, entonces debe ser sincero y dar suficientes explicaciones a su pueblo del porqué de su cambio de actitud. Que si mantiene esta comunicación, la gente tendrá fe y sabrá que él está haciendo todo lo posible por solucionar los problemas, mantener el orden y la paz en la población, para luego ayudar a los vecinos tendiéndoles la mano y llegando a todas las grandes jurisdicciones políticas con un mensaje claro de voluntad de cambio para todos. La gente, en todas partes del mundo quiere vivir tranquila, contar con trabajo suficiente y que la sociedad no la abandone cuando se enfrente a algún peligro o tenga algún inconveniente grave que sea muy difícil de solucionar por sí misma. De sus gobernantes desea transparencia en sus acciones de gobierno.

Los dirigentes que actúan con transparencia y tienen el apoyo generalizado de sus pueblos son los que deberían insistir en el asunto de la globalización para la paz, la seguridad y la correcta convivencia. Deberían convencer a los demás líderes políticos de que en vez de firmar declaraciones con posibilidades poco serias de concreción, se organizaran e hicieran algo definitivo a favor de la solución de los problemas que aquejan al mundo. Muchos dirigentes declaman: “Nosotros somos hombres de paz…”. ¿Cuándo la paz dejará de ser una palabra al viento para convertirse en un hecho real? Se dice y escribe mucho sobre la paz, pero muy poco se resuelve y la realidad es que la violencia y las guerras continúan. ¿Por qué los mismos que declaman a favor de la paz no hacen algo efectivo para lograrla? Los buenos políticos deberían dar el ejemplo, pensando en grande y haciendo lo posible por mejorar no solo su país, sino también el mundo, tratando de compatibilizar los hechos con las palabras y los escritos. Apelamos a quienes pueden hacerlo porque tienen el poder: a los reyes, príncipes, presidentes y jefes de Estado, para que empiecen a hacer cosas concretas para el mejoramiento del bienestar de las personas, de las relaciones entre los países y la unión de todos para enfrentar los problemas del mundo en forma permanente. El estadista que más lejos ve, que más responsabilidades asume, más grande es, será un visionario y se adelantará muchas veces al futuro. Las responsabilidades de los políticos son diferentes, no es lo mismo la actividad de un intendente, de un alcalde en una pequeña localidad, que la de un

presidente de un gran país. Pero cada uno, según sus responsabilidades específicas, puede coordinar acciones con los demás estamentos, tendientes a cambiar y mejorar el actual estado de cosas. La organización mundial y la paz son posibles, solo hay que quererlas y trabajar para conseguirlas. Esto significa manifiesta voluntad y acciones concretas por parte de quienes pueden hacerlo. El problema es que los que pueden hacer algo, no quieren hacerlo, no se ponen de acuerdo en cómo hacerlo, o sólo ven los problemas urgentes de sus respectivas gestiones, dejando de lado a los realmente importantes, que conciernen al destino de todos. ¿Cuando comprenderán que la violencia –el terrorismo y la guerra-, la contaminación, las enfermedades, la desocupación, el hambre, los terremotos y demás catástrofes son problemas y peligros importantes para tener en consideración, porque actúan en distintas partes del planeta y por lo tanto son responsabilidad de todos?. Sabemos que muchos problemas y peligros sociales que abruman e inquietan a la población, son consecuencia de pensamientos sectarios, egoístas y mezquinos; que solo sirven para dividir a la sociedad, como medio de excusa para actuar en contra de la misma y a favor de unas pocas personas cegadas por sus intereses grupales; que esos pensamientos vienen quizá, desde el inicio de la historia humana, y que es muy difícil contrarrestarlos sin una base firme, que demuestre que esos intereses sectoriales deberían ser supeditados a los de toda la sociedad. Esa es una delicada tarea, hacer entender a estos grupos que cambien su modo de pensar para actuar como seres conscientes y racionales, y no como

simples animales guiados por un instinto; que todo interés particular y toda división hecha por el hombre, incluida la gran división en distintas naciones y/o países del mundo, debería servirnos para ordenar y mejorar todas las relaciones sociales, y no como ocurre actualmente, que cualquier actividad, en cualquier estamento, puede volverse en contra de la misma sociedad. Los jefes de Estado saben, en teoría, que los problemas del mundo los deben resolver unidos, que es muy difícil que cada parte se haga responsable del todo; es por eso que periódicamente se reúnen para intercambiar puntos de vista. En noviembre de 1997, por ejemplo, se reunieron en la Isla Margarita, Venezuela, los presidentes Iberoamericanos, con la participación de Su Majestad el Rey de España, para tratar “los valores éticos de la democracia”. Sigo sosteniendo que es bueno que se reúnan, hagan relaciones sociales y que cambien experiencias proponiendo diversas soluciones, pero sería mejor que luego de esas cumbres y reuniones se creen instrumentos válidos para hacer realidad todo lo acordado.

SUB CAPÍTULO DOS PODER ECONÓMICO

47 – LA ECONOMÍA La economía es una ciencia que debería estar al servicio de la humanidad. Es una herramienta que

debe utilizarse en beneficio del hombre; es un medio, no un fin. Algunos economistas autotitulados “eficientes” creen que es un fin en sí mismo, creen que el hombre debe estar al servicio de sus teorías, que si los números les “cierran”, no importa cómo, está todo bien. Por ese fácil camino, no les importa si la realidad les indica que millones de seres humanos mueren de hambre o están desocupados o tienen enfermedades o les falta dinero para atenderse por problemas de salud. Para ellos, para los “eficientes economistas” todo está bien, los números son los que cuentan y no los seres humanos. Ellos piensan en la robotización de la persona, con el fin de satisfacer sus propios intereses, y trabajan para que cada día se asemeje más a una máquina y esté más lejos de tener sentimientos y razón. Un economista verdaderamente eficiente, al servicio de cualquier gobierno del mundo, sabe que debe utilizar la economía como medio para que la mayor cantidad posible de gente se beneficie. Sabe que es una ciencia noble, que al tratar de lograr el bienestar de los integrantes de una sociedad, está pensando siempre en su destinatario final: el hombre.

48 – SU IMPORTANCIA EN EL MUNDO La economía es manejada por quienes se dedican a estudiar y mejorar su aplicación en la sociedad. Unos pertenecen a grandes empresas o instituciones y otros a gobiernos. La forma en que se maneje una economía determinada depende de la educación de cada uno de los economistas con poder de decisión, según dos

criterios: uno técnico, que depende de la escuela económica en la cual realizó sus estudios, y el otro moral, que depende de su formación como persona. Dijimos que un economista que no tenga sensibilidad social, confundiría peligrosamente números con personas, ignorando que las personas son el objeto de la economía, que los números son sólo herramientas útiles para medir, cuantificar, hacer muestreos y estadísticas, a fin de lograr datos, y ver la forma de lograr el bienestar de una comunidad que cuenta con escasos recursos. No debería ser a la inversa, que se haga una estimación numérica o una cuantificación de algo y luego se trate de que esos números “cierren” a cualquier precio, incluso utilizando al mismo pueblo como variable de ajuste. Esto que es muy fácil de hacer, simplemente contando con sangre fría, no debería ocurrir. Los que eligieron como profesión la economía, saben que ésta es una ciencia social, no una ciencia exacta. Que es un medio para ayudar al hombre y no un arma para perjudicarlo. Algunos economistas, que tienen la importante misión de asesorar a los gobiernos y proponerles “modelos” económicos, deberían tener presente que la realidad va más allá de sus “teorías económicas”. Deberían ocuparse de que la población viva lo mejor posible con los recursos existentes y evitando los métodos crueles de nivelación entre población y recursos que existen en algunos países. Ver la mejor forma de que esa población logre un equilibrio en el correcto uso de los recursos y medios existentes para asegurar su subsistencia y que se distribuyan convenientemente, además de todas las cuestiones que procuren un mejor nivel de vida a la sociedad, enfrentando los

distintos problemas con soluciones específicas y no limitándolas a un “modelo” teórico determinado. Un buen economista debería basarse en situaciones reales y concretas para tener en claro qué cosas funcionan bien y por qué, y qué cosas funcionan mal y por qué, ayudando al poder político a crear nuevas fuentes de trabajo, mayor riqueza en la población y todas las condiciones necesarias para que la gente viva bien. Debería entender que modelo es un ejemplo o paradigma de algo que funciona bien en la realidad. Si por el contrario entiende que el “modelo” es una simplificación de una “realidad virtual o imaginaria” que sólo él entiende, entonces dependerá de cuestiones abstractas, evanescentes y muy complejas que harán difícil su aplicación en una sociedad y lo que es peor, sus resultados podrán ser positivos en los números, pero no reflejarán la realidad social. Por lo tanto, es de suponer que ese “modelo económico” no puede existir en un determinado estamento social. Sólo puede existir la utilización política de determinadas herramientas económicas para aplicarlas a la solución de problemas puntuales, tratando de lograr el bienestar general de la comunidad. De esta forma, los economistas se integrarán a la realidad social, ayudando a los políticos a cumplir con la letra de casi todas las constituciones de los países civilizados que dicen: “el pueblo, por intermedio de sus gobernantes o representantes, debe propender al bienestar general”, como uno de los principios básicos. Es por eso que los economistas que asesoran a los distintos gobiernos, a las grandes empresas y a los organismos internacionales de crédito, etcétera, no deberían limitarse a su propio bienestar, al de los que

costean sus trabajos o estudios sectoriales, al de los grupos de poder que representan en cada lugar del mundo ni al de un grupo de países. Deberían reunirse en forma permanente y ocuparse también del bienestar de todas las personas en general, de que las empresas y los gobiernos, en los distintos estamentos, tengan normas claras en donde desenvolver sus actividades y de que existan organismos internacionales que garanticen la aplicación de los distintos parámetros globales en situaciones generales. De lo contrario, llegará el momento en que los grandes grupos económicos y grupos de poder, se enfrenten entre sí, sin más normas que las de su propia conveniencia, poniendo en riesgo a la sociedad mundial. Si algunos economistas que trabajan en los distintos gobiernos, aprehenden que el conocimiento económico debe ser aplicado prioritariamente en beneficio del hombre en general y no en el de unos pocos en particular, seguramente, cambiarán su conducta. La voluntad de coadyuvar a mantener un nivel de vida digno para todos los miembros de la sociedad es lo que debe primar en el manejo económico, dándole a su vez un marco de acción a todos los habitantes del mundo, sean particulares o empresas, para que desenvuelvan su actividad dentro de ciertas condiciones de seguridad, consideradas beneficiosas para el conjunto. La asignación y distribución de los ingresos es una de las cosas que pueden cambiar y revisar los que manejan la economía en los distintos gobiernos del mundo. Si la distribución de los ingresos se realiza conforme a un pensamiento solidario y humanitario, sin hipótesis

de guerras que impliquen grandes gastos en armamentos y otros rubros, la asignación de un mayor flujo de dinero para resolver dificultades sociales, conjuntamente con la promoción de las actividades generadoras de recursos y mano de obra, incidirá sobre la mayor riqueza y menor pobreza de sus habitantes, mejorando su nivel de vida. Ese es el reto de todo buen economista, porque es lo realmente difícil: lograr que los seres humanos vivamos como ricos, aunque ganemos como pobres, y no que ganemos como ricos y vivamos como pobres. En cualquier organización, sin importar su tipo, nada es más importante que este proceso de asignación de recursos. Es lógico, y todos lo sabemos, que los gastos deben guardar relación con los ingresos o recursos: cuánto dinero tiene, en qué lo tiene comprometido y qué obstáculos enfrentarán los administradores para gastar esos fondos. En los distintos niveles de gobierno, o estamentos sociales, se pagan tasas, contribuciones e impuestos, en virtud de la potestad que tienen los Estados de exigir el pago a sus ciudadanos y a los efectos de garantizar la contraprestación de servicios esenciales para la comunidad. Si se paga una tasa municipal para alumbrado, barrido y limpieza, las autoridades municipales deben utilizar esos fondos para garantizar esos servicios. Si se pagan impuestos para que el Estado provincial o nacional brinde seguridad, justicia, educación y salud, esos servicios deben ser eficientes y accesibles para todos. Los funcionarios públicos del área económica, con el aval de los legisladores, deciden quiénes pagan qué impuestos y quiénes reciben qué beneficios.

Si la economía se utiliza en beneficio de la gente, por quienes tienen el poder político en un determinado país, y su relación con el resto del mundo es sobre bases sólidas; si se realiza una correcta regulación, no distorsiva de las actividades que puedan generar recursos, tanto para el fisco como para los privados, y se distribuyen esos ingresos equitativa, eficaz y eficientemente, se puede llegar a un mejor nivel de vida en los habitantes de ese país, único parámetro para saber si la economía se está aplicando bien o mal en ese lugar. Si todos los países aplicaran este criterio económico la economía global seguramente mejoraría muchísimo. Pero si los gobiernos siguen utilizando gran cantidad de recursos para “salvar” a sus grandes empresas y, sin embargo, no cuentan con “recursos suficientes” para ayudar a pequeñas empresas y/o personas por diversos problemas, sabiendo que pueden ser controladas más fácil y eficientemente por organismos oficiales, en qué gastan o invierten sus recursos en caso de recibir una ayuda oficial o gubernamental; o los retacean para mejorar los sistemas de seguridad, salud y educación de sus respectivas poblaciones, aduciendo siempre la misma frase: “falta de recursos”, aunque esas necesidades sean mínimas, comparadas con las de las grandes empresas y/o grupos empresarios que ayudan sin problemas, es un absurdo.

49 – LA ACTIVIDAD EMPRESARIAL

Los empresarios van a cualquier lugar del mundo, siempre y cuando las condiciones para hacer negocios les sean favorables. El poder económico incluye a las grandes corporaciones, empresas e instituciones de crédito, a sus dirigentes, empresarios y directivos que pueden influir en determinados gobiernos. Sabemos que la venta de bienes y servicios es una de las tantas actividades del hombre, que une a los pueblos, crea fuentes de trabajo, lleva tecnología a todos los rincones de la Tierra, lleva alimentos, productos y bienes donde hacen falta. Es sin duda una actividad beneficiosa para los países en donde se desarrolla. El hombre, desde los inicios de su vida en sociedad, se valió del comercio para satisfacer sus necesidades, empezando por el trueque y llegando a adoptar un sistema de vida netamente comercial, donde la mayoría de las cosas se manejan por mecanismos de compra y venta, utilizando para ello la moneda en todas sus acepciones y en diversas formas. Actualmente muchas naciones se unen para permitir a sus habitantes una mayor integración, Unión Europea, Unión de Naciones Sur Americanas, etcétera. Antes era la unión con meros fines económicos y la de permitir a sus empresas operar en mercados comunes; ahora van mucho más allá, seguramente es el comienzo de lo que será en el futuro: la Unión de Estados del Mundo. Los empresarios, las personas integrantes de los grandes grupos económicos, los financistas y los funcionarios de organismos internacionales de crédito, tienen una gran responsabilidad en la sociedad, porque ejercen, en cierta medida, un gran

poder económico que deberían utilizar pensando en la realidad que los circunda y sabiendo que pueden estar mucho mejor en un mundo civilizado y sin gente con necesidades vitales insatisfechas, que en un mundo en decadencia como el actual. Que todo lo que tienen o poseen lo podrían disfrutar mucho mejor conviviendo con gente más educada, respetuosa, sana y, obviamente, más alegre; mientras que seguramente no lo podrán hacer con gente mal educada, resentida, irrespetuosa, enferma y triste, a la que ellos podrían ayudar si verdaderamente quisieran hacerlo. Quienes tienen la responsabilidad de dirigir empresas o gobiernos deberían poner en funcionamiento planes de acción para dar trabajo y seguridad a la población, en los distintos estamentos sociales. Los empresarios deberían colaborar con los gobiernos en donde desarrollen sus actividades, para la creación de nuevas fuentes de trabajo; y los gobiernos, en todos los niveles, deberían asegurar a las empresas normas claras, seguridad jurídica y estabilidad política para que puedan desarrollar sus actividades sin inconvenientes. De lo contrario, si se desentienden de la realidad que los circunda y no colaboran ni cooperan en mejorar la sociedad, poco a poco se irán acrecentando los conflictos que ya se advierten en distintos lugares del mundo. En todos los países, sin excepción, hay gente que vive bien y gente que vive mal. Hay pobres en países ricos y ricos en países pobres; es un problema general, por lo que el tema de mejorar el nivel mínimo de vida debe ser considerado por todos los gobiernos del mundo, con la colaboración y ayuda de los grandes empresarios y viceversa.

50 – LÍMITES A LA POBREZA Sería deseable que algún día, todos los seres humanos pudiéramos vivir sin que la falta del dinero indispensable para cubrir nuestras necesidades constituya una preocupación constante; pero lamentablemente sabemos que es muy difícil lograr este cometido hoy en día. Lo que sí se puede es poner límites a la pobreza extrema, y la sociedad los tiene que establecer para evitar que esta siga existiendo. La pobreza debe preocuparnos porque, si no le ponemos límites, puede terminar con la vida de las personas. Los seres humanos deberíamos impedir el hecho de que una persona pueda morir de hambre, de frío, de calor o desamparo, sin que nadie se percate de ello. Los gobiernos pueden establecer un colchón o red en donde la sociedad se contenga, y de allí para arriba no establecer ningún límite. Los límites para la riqueza y el bienestar de las personas no deberían existir; con ningún pretexto los gobiernos deberían implementar impuestos que sean confiscatorios de los bienes de las personas y que impliquen su empobrecimiento, sino todo lo contrario, deberían buscar la forma de lograr que la sociedad se contenga en un nivel mínimo aceptable de vida. Esa debería ser su meta. Una medida para lograr esto es que los impuestos se distribuyan eficientemente y que la recaudación de los mismos tenga como base las ganancias o rentas de las personas y no sus bienes. Otra es bajar al mínimo la carga impositiva y el costo laboral, a los efectos de incentivar la creación de empleos. Este modelo, de impuestos mínimos,

requiere de un fuerte apoyo social para ser aplicado con éxito y de medidas complementarias. También es importante fomentar la economía solidaria, ayudando a que en los distintos lugares en donde existan necesidades sin satisfacer, se constituyan empresas cooperativas y/o mutuales, no solamente para dar trabajo a la gente sino también para solucionar sus problemas básicos. El poder regulador de los Estados debería ser utilizado para poner límites a la pobreza y a los medios infrahumanos de vida, incentivando actividades generadoras de empleos y creando organismos en donde la misma comunidad en forma organizada pueda solucionar sus problemas. Se impone la realización de un foro, en donde los distintos empresarios y economistas se reúnan permanentemente con el fin de aportar, a los distintos gobiernos, ideas que luego se transformarán en medidas conducentes a mejorar la actual situación socioeconómica.

SUB CAPÍTULO TRES EL CUARTO PODER

51 – LOS MEDIOS DE PRENSA Y LOS FORMADORES DE OPINIÓN Los medios de prensa en general pueden ser utilizados para perjudicar o ayudar a la sociedad. Es conveniente que quienes dirigen los medios también tengan un foro permanente en donde

reunirse y discutir su accionar, poniéndose de acuerdo sobre determinados principios éticos, definiendo qué está bien y qué está mal en el desempeño de la profesión y su compromiso social, buscando la mejor forma de colaborar con el avance de la sociedad. El poder de los medios, en un mundo globalizado, cada día se ve incrementado. Cada día es mayor la cantidad de personas en el mundo que están pendientes de las noticias, a cada momento aumenta la presencia de periódicos y revistas que llegan a todos los rincones de la Tierra, y que también pueden ser vistas por Internet. Las cadenas de televisión, de radios, los canales de televisión por cable, transmisiones captadas por antenas parabólicas y transmitidas vía satélite, mantienen a la población mundial pendiente de la realidad. Cuando vemos por televisión o leemos en un periódico, impreso o por Internet, un informe periodístico sobre accidentes, guerras y atentados, incendios forestales y terremotos, etcétera, sabemos que lo están viendo o leyendo también miles de personas; entonces nos percatamos de que estamos juntos, compartiendo una realidad en común, en la que somos solidarios casi sin darnos cuenta. Los medios son necesarios y pueden ayudar a cambiar la mentalidad de las personas educándolas para vivir en sociedad. Lo pueden hacer en forma directa o indirecta. Hay conductores de programas de radio y de televisión que en sus espacios dejan una enseñanza, influyendo en forma directa en la sociedad. Hay quienes ayudan de distintas maneras a la gente, moral y materialmente.

Hay también quienes invitan a personalidades a participar en sus programas con el objeto de informar y comentar lo que está ocurriendo en la sociedad, y no callan ningún hecho que les parece crítica constructiva, lo dicen públicamente y esto tiene gran importancia. Los medios, de esta forma, son los responsables de que los gobernantes, que a veces están rodeados de personas que sólo les hacen ver una parte de la realidad, se enteren de lo que ocurre y entonces las probabilidades de que se ocupen de encontrar una solución a dichos problemas, son mayores. Es bueno y saludable que sean los medios quienes los hagan recapacitar y despertar a una realidad social que deben asumir. No solo por ser una parte importante de ella, sino porque son quienes mayores posibilidades tienen de trabajar y colaborar en la solución de esos problemas. Por ello todas las personas que trabajan en los medios tienen una gran responsabilidad social y deberían seguir el ejemplo de quienes la asumen conscientemente. Todos hacemos y decimos cosas en forma cotidiana, que inciden en nuestra vida, en nuestro círculo de afectos y también, en mayor o menor medida, en la vida de los demás. Pero las acciones u opiniones de quienes son considerados “formadores de opinión”, especialmente los periodistas, son tenidas en cuenta mucho más, fundamentalmente, porque día a día están en contacto directo con la gente. Ellos son el nexo entre esas miles de personas que están viendo televisión, leyendo un periódico o diario y/o escuchando la radio, son quienes informarán sobre lo que pasa y lo que probablemente pueda ocurrir, gracias a los medios que tienen a su alcance.

Un buen periodista, con su opinión, ayuda a entender cosas que muchas veces nos pasan inadvertidas o nos parecen vanas. Nos hace recapacitar, nos hace analizar y comprender una realidad que quizás no veríamos sin su ayuda, o la veríamos parcialmente. Puede hacer que mucha gente se dé cuenta de un problema, lo analice y participe en su solución; de esa forma utiliza ese poder en beneficio de su comunidad, ayudando y siendo un instrumento útil a esa sociedad que confía en él, o todo lo contrario, como ocurre, por ejemplo, cuando un país tiene problemas limítrofes y algunos periodistas lo agrandan con títulos catástrofes sin reparar en las consecuencias de ello. En España, en Argentina y en otros países, es notable la existencia de programas con fines solidarios, que contribuyen a solucionar algún problema de las personas. La “televisión solidaria”, los programas de interés general utilizados para mejorar la sociedad, y muchos que contribuyen a la educación y al conocimiento, constituyen modelos. Son ejemplos del buen funcionamiento y utilización de los medios a favor de la gente. Además de los periodistas, también son formadores de opinión, entre otros, los conductores de programas televisivos, los artistas, los deportistas, los políticos y los gobernantes. Son formadores, directa o indirectamente, de la opinión, porque mucha gente ve en ellos a sus referentes, los respetan y tienen en cuenta lo que piensan, lo que dicen y lo que hacen. Ya dijimos que cada uno, en su área respectiva, influye en las personas y en la sociedad, pero hay quienes lo hacen en mayor medida; son los que tienen la responsabilidad de utilizar esa influencia en forma positiva y general.

La información general debería estar garantizada en todo el mundo, esto hace a nuestra educación, cultura, seguridad, cuidado y supervivencia. El hombre necesita que “alguien” lo asesore e informe convenientemente sobre la realidad social y lo referente al crecimiento intelectual, moral, espiritual y material. La información es educación, buena o mala; depende de cómo sea canalizada y de cómo actúe en la población. Las grandes cadenas de información general dieron al mundo su aporte haciendo fácil su acceso a ella, pero también deberían asegurarse de que ese rol sea oportuno, veraz y educativo. Al ser utilizada por los medios, no tan sólo para informar a la población sino también para influir y hacer conocer opiniones y puntos de vista, se convierte en una herramienta de “doble filo”, que debería ser utilizada delicada y mesuradamente por quienes tienen acceso a ella. Las figuras destacadas, los dueños de los medios, los que trabajan en ellos y todos quienes disponen de espacios para su utilización, pueden hacer mucho para ayudar a la sociedad. Es preciso que se reúnan periódicamente, como lo dijimos anteriormente, para analizar los problemas que seguramente tendrán en el desempeño de sus actividades, en el libre desarrollo de las mismas y en la forma de colaborar en los lugares en donde se les haga difícil tal cometido; para analizar los límites que deberían tener respetando la libertad de los demás; para aprovechar el avance tecnológico como un requerimiento de toda profesión contemporánea, y en toda otra cuestión que haga al mejor desenvolvimiento de sus actividades. Pero por sobre todas las cosas deberían efectuar los aportes correspondientes para la solución de muchos

problemas de la sociedad de la cual son parte, empezando por sus respectivas áreas de influencia, y luego, entre todos, aportar un “granito de arena” para colaborar en la solución de todo lo que está pasando en el mundo.

52 – EL CAMBIO EN LAS FIGURAS DESTACADAS Los famosos, los que están expuestos públicamente en los medios, los que durante un tiempo priorizaron el mundo de la apariencia, ese mundo de fantasía que muy pocos alcanzan a convertir en una realidad y en donde brillan fugazmente, a la larga, en algún momento, descubren la circunstancia del ser humano: frágil y temporal. Esa gente que vivió en un mundo en donde sólo les importaba su brillo y su apariencia, al alcanzar una determinada edad o al ocurrirles “algo” que los llama profundamente a la reflexión, empiezan a despertar en un mundo distinto y a pensar seriamente que existen cosas que quizás, sean más importantes que su circunstancial brillo y su fortuna alcanzada o por alcanzar. Cambian su forma de pensar y de sentir, cambian su escala de valores y se produce una revolución dentro de ellos mismos, un estallido interior que da origen a un fuego que nunca se apagará, hayan o no alcanzado el éxito en sus actividades mundanas. Empiezan a sentirse seres humanos por sobre todas las cosas, a sensibilizarse y a pensar en todo lo que los rodea. Esas personas, al despertar de un mundo temporal de ilusión y fantasía e insertarse en la realidad, empiezan un trabajo invalorable en beneficio

de la sociedad, porque utilizan los medios a su alcance para hacer algo por mejorar el actual estado de cosas; son útiles y efectivos para la sociedad. Cambian su actitud frente a todos y frente a todo, saben lo que hacen y por qué lo hacen, se sienten bien y útiles al hacerlo y esa es la mejor recompensa, están cumpliendo con una gran responsabilidad. Más allá del brillo personal que logren en su ambiente, su escala de valores es otra; no necesitan demostrar nada a nadie, saben que están en el camino correcto y ven a todas las personas y a las cosas como algo que constituye una parte de ellos mismos, se sienten integrantes de un mundo que antes no habían tenido en cuenta. Al hacerse cargo de su verdadero rol en la sociedad, brillarán, no ya como una estrella fugaz, sino como una verdadera estrella, con un brillo permanente que ni el tiempo, ni el espacio, ni nadie podrá apagar jamás.

SUB CAPÍTULO CUATRO PODER RELIGIOSO

53 – LA RELIGIÓN Es poco probable, casi imposible, que todos los seres humanos lleguemos a profesar una misma religión o culto, pero que lleguemos a respetar la religión de los demás, es posible. La religión, del latín religare, significa reunir. Es el intento de llegar a la unión con la divinidad. Es según

la Real Academia: “Conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto”. Vemos que la religión es un camino moral y espiritual, contenido en las diversas tradiciones, para ayudar a las personas a vivir conforme a determinadas creencias. Los líderes, que dirigen las distintas religiones y cultos del mundo, desempeñan un poder que puede abarcar a naciones enteras bajo su manto de influencia. Son quienes deberían dar el ejemplo de querer vivir en una sociedad más justa, más solidaria, más humana y menos conflictiva. Es por eso que el objetivo fundamental de todo ser humano consagrado a un culto o religión, debería ser el de educar para la paz y el progreso de la humanidad. La sociedad, a su vez, debería ayudar a estas personas que eligieron el camino de la fe, en las distintas religiones y cultos, a cumplir su rol de la mejor manera posible. Ellos también tienen problemas y cometen errores, por lo tanto debieran gozar de la comprensión, el respeto, la estima, la ayuda y la gratitud de todos. Los que eligieron el camino del crecimiento espiritual, deben ser ayudados, comprendidos y apoyados por quienes tienen sus mismas creencias, por los gobiernos y por toda la sociedad en general. Ellos, a su ves, deberían enmarcar su accionar en lograr el objetivo de llevar el hombre a Dios, pacíficamente, sin ningún tipo de fanatismos, fundamentalismos ni acciones que desvirtúen todo lo bueno que tienen las tradiciones y religiones del mundo.

54 – EL FANATISMO RELIGIOSO En el mundo hay quienes profesan distintas religiones, distintos cultos. Hay quienes creen y quienes no creen en la existencia de Dios. En un mundo civilizado, debemos acostumbrarnos a saber que aunque seamos distintos y que pensemos distinto, debemos convivir juntos y respetar las ideas, tradiciones y creencias de los demás. Si existen diferencias que puedan tornarse insalvables, debería recurrirse a los resortes normales e institucionales de toda sociedad para solucionar esos conflictos y no a métodos violentos. Dijimos que en el mundo no debería existir la violencia, y mucho menos la violencia religiosa, para imponer una determinada creencia o para castigar, perseguir o discriminar a quienes no estén de acuerdo con ella. Nadie debería poder hacer daño a otra persona invocando la religión, y los líderes religiosos deberían ponerse de acuerdo en cuestiones que hacen al avance social en general y no acentuar las diferencias que ya existen. Los hechos ocurridos desde el inicio de la historia de la humanidad hasta nuestros días, nos revelan la existencia de intolerancia, fanatismo, odio y sectarismo que no debe de seguir ocurriendo en un mundo “civilizado”. Para ello es necesaria la existencia de organismos que rijan la actividad de los distintos cultos del mundo, siguiendo el ejemplo de lo que ocurre actualmente en los países en donde existe un Ministerio o Secretaria de Culto.

Las actividades religiosas también deberían estar enmarcadas y reguladas en todo el mundo por un poder político general. Deberían existir leyes y normas que permitiesen resolver los problemas dentro y fuera de cada religión o culto, en forma pacífica y civilizada. El hombre debe tener la seguridad, en todas partes, de que todas las religiones lo guiarán hacia la vida por un sendero de paz y comprensión, y no hacia la muerte mediante el odio, la intolerancia y la destrucción. Los gobiernos deben garantizar el respeto por las distintas creencias o religiones, permitiendo a la población expresarse libremente en tal sentido. En los países, donde están prohibidos los cultos por motivos políticos, debería iniciarse una apertura, y en los países en donde existe una religión oficial, debería garantizarse el libre ejercicio de las demás, a fin de no crear inconvenientes ni problemas que luego se acrecienten en las distintas partes del mundo. Los líderes religiosos tienen una gran responsabilidad en el uso del poder que detentan: llevar a sus fieles por el camino de la tolerancia y la integración. Si los principales líderes, de las principales religiones del mundo, se reúnen y dialogan entre ellos, el camino de un mundo mejor estaría garantizado.

55 – LA UNIÓN DE LOS CULTOS EN OBJETIVOS DE PROGRESO Y PAZ ¿Quiénes piensan que Dios existe? Los judíos; los católicos, protestantes, ortodoxos, cristianos en general; los musulmanes y muchos más. Muchas religiones son monoteístas y creen en la existencia de un Ser Supremo y Creador de todo

cuanto existe; ese es un punto de coincidencia muy importante. Luego de este punto de coincidencia debemos pensar, partiendo de un razonamiento similar, si estamos de acuerdo en que Dios creó todas las cosas, quiere decir que todas las cosas le pertenecen y que nosotros somos sus invitados temporales en este mundo. Si somos meros ocupantes y administradores circunstanciales de sus bienes, debemos cuidarlos y organizar su uso de la mejor manera posible y de acuerdo con las leyes de cada país y, eventualmente, las de la Unión de Estados del Mundo. La actual organización social hasta el nivel de país, en casi todos los lugares, facilita la disponibilidad de los bienes por las personas, para que cada uno cuide lo que tiene y sea respetado por los demás. Pero ¿qué pasa con aquellos bienes naturales –aire, aguas y selvas-, que forman parte del mundo y no son cuidados por nadie y, por el contrario, están siendo destruidos y contaminados? El escenario en donde se desenvuelve la vida es el mundo; aquí viven todas las especies y todos los seres vivos que hay que cuidar y conservar, incluido el ser humano. Sabemos que si no cuidamos la naturaleza, tarde o temprano sufriremos las consecuencias de ello. Los principales líderes religiosos del mundo se deberían reunir, no solo para encontrar puntos de coincidencia en sus normas y pensamientos religiosos, sobre los que pueden o no ponerse de acuerdo, sino para ocuparse por el estado actual del mundo y de la humanidad, del armonioso avance del ser humano en su conjunto y contribuir con sus aportes al cuidado del hombre y de su hábitat.

La unión y la organización de las distintas actividades del ser humano, en objetivos superiores, harán que la humanidad avance en su camino hacia el encuentro de un mundo mejor para todos. La importancia y el valor que la humanidad da a la religión debe ser correspondida con una Sede Mundial a tales efectos. Así como los gobiernos de los distintos países deberían delegar poderes y facultades a sus representantes o delegados ante las Naciones Unidas, para conformar la Unión de Estados del Mundo, y de esa forma empezar a solucionar los problemas urgentes e importantes de la sociedad humana, también es conveniente que las principales religiones del mundo tengan un lugar en donde ayudar en dicho cometido. El lugar elegido podría ser la ciudad vieja de Jerusalén, que se convertirá en la ciudad de la paz, por ser un lugar santo para los judíos, cristianos y musulmanes. Los dirigentes religiosos que iniciaron el camino del diálogo y de la comprensión deben comenzar a efectuar, entre todos, los aportes necesarios –recomendaciones, proyectos de leyes y demás normas sugeridas a todas las naciones- para que el mundo cambie de rumbo, para que los seres humanos aprendamos a unir con afecto y dividir con respeto. Los países unidos deberían facilitarles la tarea, con una infraestructura adecuada y recursos, en donde los mismos dirigentes religiosos se reúnan en forma permanente. Las distintas religiones y cultos, manteniendo sus tradiciones, sus ideas y sus ritos, sabrán ponerse de acuerdo sobre medidas generales para el logro de una mejor convivencia y realizar su aporte para la

paz, el fin de las guerras, el fin de los experimentos nucleares y de todo lo negativo que alberga la humanidad. El egoísmo de pensar únicamente en nosotros, y en nuestros puntos de vista, no solo se pone de manifiesto en la faz material sino también en la espiritual. Una persona rica que se niega a hacer un pequeño aporte que significaría un mejoramiento o alivio en la vida de otras personas es egoísta. Una persona sana que no se interesa y solidariza con quien tiene una enfermedad es egoísta. Una persona sabia que se niega a compartir sus conocimientos es egoísta. Una persona que dedica su vida al crecimiento espiritual y no piensa en ayudar a los demás también es egoísta. Si avanzamos, se produce una evolución en la humanidad, el género humano asciende un peldaño más y es para el bien de todos los que componemos la sociedad humana. Un modelo a seguir, en este sentido, es la Madre Teresa de Calcuta quien vivió para ayudar a los demás y brindó sus conocimientos y su vida trabajando en beneficio de “los más pobres entre los pobres”. Ella fue una religiosa que dio afecto, compartió el dolor de quienes necesitaban ayuda y les dio una mano en su triste situación. Se preocupó por la realidad de un mundo insensible sembrando solidaridad, sabiendo que no podía solucionar el problema de todos, pero se contentó con hacer lo que estaba a su alcance. Era católica, pero su obra abarcaba a todos por igual, sin distinciones de ningún tipo, sólo veía la necesidad de seres a los que debía ayudar. Hoy el mundo la reconoce y agradece su obra. Este ejemplo, este modelo es el

que necesitamos: que los dirigentes religiosos realicen su aporte, su “granito de arena” para mejorar la sociedad y el mundo. El otro “modelo”, de creer en forma egoísta y soberbia que todo en este mundo nos pertenece, incluido Dios y la verdad, nos llevará por el camino ya conocido por todos.

56 – LOS SENDEROS DE DIOS Muchas religiones nos dan ejemplos de hombres que marcaron un camino a seguir y se convirtieron en la luz de esas comunidades, el sendero por el que se puede llegar a una vida mejor. Por esos senderos de esperanza, la humanidad debe avanzar hacia una sola dirección. El hombre puede y debe ayudar al hombre. Un ejemplo de ello es Jesucristo –el Hijo de Dios y símbolo, para los cristianos, de la Nueva Alianza de Dios con el hombre- que vino a ayudar con sus enseñanzas y lo hizo como hombre, como ser humano, nos enseño el amor a Dios, el respeto por los demás y la forma en que debemos dirigirnos a quienes son nuestros semejantes, a ser solidarios y ayudarnos entre todos cuando dijo: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Su Padre, Dios, le encomendó la difícil misión de difundir Su Palabra en los dominios romanos de aquella época. Y aunque Él murió sacrificado en la Cruz y muchos seguidores suyos fueron devorados por los leones, y otros sufrieron miles de penurias, su tarea y su sacrificio no fueron en vano. Finalmente los romanos creyeron en Él y cambiaron.

Luego de la venida de Jesús al mundo, los romanos empezaron a creer en el legado espiritual de Abraham y en la existencia de un solo Dios creador de todo el Universo. Hoy la Santa Sede, máxima representación de la Iglesia Católica, está en Roma. Los seres humanos estamos demasiado compenetrados en nosotros mismos, en nuestras propias ideas e intenciones. Quizás debamos levantar la vista y mirar un poco más a nuestro alrededor, mirar las cosas y los seres que nos rodean. Dios da indicios de querer que el hombre llegue a Él y de que viva mejor. Por eso le presentó el Decálogo a Moisés, según una de las religiones mas grandes del mundo, para ayudarnos a controlar nuestras pasiones, iniquidades y demás causas de conflictos sociales. Quizá siempre nos envía mensajes dándonos la oportunidad de reparar errores cometidos: desde la desobediencia de Adán y Eva y el fratricidio de Caín –por celos, al ver que debía compartir todo, incluido el afecto y el amor de Dios, con su hermano Abel-, hasta los numerosos crímenes y vejámenes cometidos en nuestros días. Un buen Padre siempre quiere la unión de sus hijos y los que creemos en Dios como Creador de todas las cosas, entendemos que la especie humana es una sola. Además, en la tradición judeo cristiana, la Biblia refiere que de Noé surgen todas las razas que sobrevivieron al diluvio universal. También nos dice que Abraham y Agar son los padres de Ismael -cabeza del pueblo árabe, mayoritariamente Musulmán- y que Abraham y Sara son los padres de Isaac -cabeza de los hebreos que conformaron el pueblo de Israel, mayoritariamente

judío- donde nació Jesús, quien dio origen al cristianismo. Vemos entonces, que estos pueblos son hijos de un mismo padre: Abraham, quien se constituye, además, en el tronco y fundador del linaje espiritual de todos ellos, por la enseñanza común y regla principal: “No hay más Dios que Dios”. Esto nos lleva a la lógica conclusión de pensar que Dios es el mismo para los judíos, para los cristianos, para los musulmanes y evidentemente para todos. Si buscamos puntos en común para llegar a convenir que somos hermanos de sangre y de espíritu, los vamos a encontrar. Si buscamos puntos de disidencia… también. Los líderes religiosos deberían esforzarse en buscar puntos de coincidencia que ayuden a mejorar las relaciones entre los seres humanos. Deberían coincidir en que: en tanto la humanidad no esté unida en grandes objetivos, no respete las instituciones y las leyes para dirimir sus diferencias; en tanto el hombre no obre con buena voluntad, considerando a sus semejantes como a compañeros de viaje y respete sus ideas, decisiones y pensamientos; en tanto no desaparezcan los peligros que corre la humanidad, debido al mismo hombre, y no se dejen de lado intereses sectoriales, en tanto el hombre no deje de ver enemigos en quienes no piensan igual que él y en definitiva, mientras no cambie su forma de pensar y de actuar en sociedad, no estará haciendo las cosas correctamente, y obviamente, por ese camino difícilmente podrá llegar a Dios. El otro sendero consiste en ayudar al hombre, evitando conflictos y contribuyendo a su sana convivencia, en la convicción de que estamos

subiendo un escalón en la evolución de nuestra sociedad. En la montaña de la vida, si miramos hacia abajo vamos a encontrar gente, si miramos hacia arriba vamos a encontrar gente también. Siempre hay alguien más arriba que nosotros y siempre hay alguien más abajo; la tarea de todos es ascender para aproximarnos a nuestro Creador. A medida que nos acerquemos, Él también se acercará a nosotros. Cuando los dirigentes religiosos se unan para realizar tareas en beneficio de todos, ayudando al hombre a subir la montaña de la vida, quizá ese día las puertas de las murallas de la Vieja Jerusalén se vistan de gala y todas juntas se abran para siempre, anunciando el advenimiento de una nueva era de paz y prosperidad para todos. La Puerta de Oro, por donde Jesús entró antes de ser martirizado, será abierta simbólicamente, porque fue cerrada y en sus inmediaciones se construyó un cementerio, en tiempos de dominio árabe. Por supuesto, todo este anhelo, únicamente puede ser realizado con total acuerdo de judíos, cristianos y musulmanes. El día en que finalmente el hombre le dé la mano al hombre, le habrá dado la mano a Dios. La posibilidad de ese instante supremo, de unión del hombre con Dios, está reflejado en los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina: “la creación del hombre”.

CAPÍTULO SIETE EDUCACIÓN PARA LA PAZ

57 – LOS CONFLICTOS SOCIALES Los conflictos sociales existieron desde los inicios de la historia del hombre, y para resolverlos se fueron creando pautas o normas de convivencia. El hombre se dio cuenta de que podía vivir mejor en grupos, aldeas, pueblos, ciudades, y podía intercambiar, compartir y utilizar lo que tenía con otras personas, otros grupos, pero también se dio cuenta que debía utilizar ciertas pautas que le garantizaran esa convivencia. A medida que fueron creciendo las poblaciones, también lo hicieron las exigencias individuales, tanto materiales como afectivas, con el deseo de lograr una mejor calidad de vida y con el fin de satisfacer las necesidades colectivas. Al estar juntos y compartir diversas actividades, se hizo indispensable adoptar pautas y normas para regular el comportamiento de los individuos en esa incipiente sociedad. El hombre, al agruparse, tuvo que convivir, y con la convivencia empezaron también los problemas. Para evitar y controlar esos problemas, la sociedad fue formando gobiernos, tribales al principio, ciudades posteriormente y distintos estados, que mediante organismos e instituciones responsables fueron ocupándose de las distintas situaciones del hombre en sociedad utilizando, por lo general, tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. Tal evolución culmina con la instauración de cuerpos políticos, de los cuales el Estado es el exponente más amplio. Primero fueron las aldeas, luego las ciudades-

Estado, y hoy en día los Estados (municipales, provinciales y nacionales). Luego de muchos avances y retrocesos, algunos estados nacionales se unieron con el fin de satisfacer necesidades específicas y resolver problemas comunes. Así nacieron, por ejemplo: la Comunidad Económica Europea -que luego se transformó en la Unión Europea- y posteriormente nació la Unión de Naciones Sur Americanas. En nuestros días las diferencias se resuelven, en general, y hasta esos niveles de asociación, dentro de un marco institucional en donde perdura el orden, el respeto y el acatamiento de las normas o reglas generales fijadas por la misma sociedad. Si el hombre es reacio a cumplir con las normas o las transgrede, las mismas instituciones, en nombre de la sociedad, le establecen la pena correspondiente. El hombre, poco a poco, tuvo que aprender que podía, pero que no debía, hacer cosas al margen de ese orden. Que existen límites en sus acciones que debe respetar por el bien de todos. Hoy, al comienzo de un nuevo milenio, en un mundo que tiende hacia una globalización general, es imperiosa la existencia de organismos que regulen las actividades y relaciones entre las personas en todas partes del globo.

58 – LAS RELACIONES ENTRE LAS PERSONAS Entre los seres humanos existen dos tipos de relaciones fundamentales: unas son afectivas y otras formales.

Las afectivas, como el amor, la amistad, etcétera, conllevan acciones y pensamientos que parten del propio individuo, hasta alcanzar a numerosas personas que pueden o no corresponderle con la misma intensidad. Todo ser tiene el don de dar y de recibir afecto. El círculo de afectos va desde nuestra persona hasta abarcar todo el mundo y llegar a toda la humanidad, cuando verdaderamente sentimos afecto por las demás personas, seres y elementos de este mundo. Puede sentirse afecto especial por determinadas personas, animales, plantas; puede sentirse afecto por una casa, un río, una calle, un club deportivo o social, por algo que nos haga sentir que no estamos solos, sino que vivimos acompañados y rodeados de seres y cosas. Que bueno sería que “alguien” se ocupe de fomentar el afecto entre los pueblos, y trabajar para que todo el resentimiento existente entre ellos disminuya; eso es educación para la paz. Un hecho cualquiera puede producir afecto, amor, odio o rencor hacia una persona o un grupo determinado de personas. La armonía puede mantenerse o puede quebrarse. Cuando los resentimientos se tornan generales y llegan a afectar los sentimientos entre grupos de personas, pueden traer consecuencias dramáticas, como ocurre cuando hay intolerancia por motivos de raza, religión, nacionalidad u otros motivos. Las organizaciones que tienen como finalidad el acercamiento y afinidad entre los seres humanos -centros culturales, clubes deportivos, sociales, asociaciones varias- deberían ser ayudadas y fomentadas por “alguien”.

Los que buscan exclusiones, con cualquier pretexto dentro y fuera de estas mismas organizaciones, sólo sirven para crear divisionismos, resentimientos y fracturas en la sociedad. “Alguien” debería limitar su accionar. Tenemos que pensar que toda asociación u organización favorece la evolución y el progreso cuando se la utiliza en beneficio de todos, pero también como retroceso si se la utiliza como excusa para enfrentar al hombre con el hombre. El arraigo y el folclore de cada lugar, como las distintas manifestaciones populares y autóctonas de cada pueblo, también deben ser tenidos en cuenta y fortalecidos por los gobiernos, así como las costumbres y tradiciones de cada región que responden a su idiosincrasia. Debería incentivarse el intercambio cultural permanente entre jóvenes de distintos lugares, ayudando a quienes trabajan en ello. Esta actividad debería estar supervisada por un organismo internacional que dependa de todas las naciones, cuya misión sea la de fomentar el conocimiento de los pueblos y sus costumbres. De esta forma ayudaríamos a que las relaciones afectivas entre los pueblos se vean fortalecidas. Además de las relaciones afectivas, existen relaciones formales que debemos cuidar. Debemos cumplir con las reglas de cada ámbito para vivir ordenadamente en sociedad. En toda sociedad es necesaria la confianza entre los hombres y entre estos con sus instituciones. Puede o no existir afecto, pero la parte formal debe preservarse siempre. Son los límites que la sociedad pone a las distintas actividades de los hombres.

Para conducir un vehículo es necesario la licencia, respetar los semáforos en vía pública y las normas de tránsito. Los ciudadanos estamos educados para cumplir y respetar las leyes existentes, de una comuna, de una provincia y de un país… Es preciso que esa misma modalidad sea aplicada en todo accionar del ser humano en general y que todo cambio en la sociedad, hasta las revoluciones, que son cambios estructurales, se efectúen dentro de un marco de no violencia. Muy pocas veces se producen las revoluciones en paz, porque el hombre en general y desde hace tiempo, está educado para la guerra. Quizás también porque algunos gobernantes no comprenden el sentir generalizado de los pueblos, que piden que todo cambio se realice en armonía y en paz, como ocurrió, por ejemplo, en la ex Unión Soviética con la Perestroika o con la devolución de Hong Kong, por parte del Reino Unido de Gran Bretaña a China o con la caída del Muro de Berlín. Creemos que este pensamiento tiende a generalizarse aún más y que la violencia política tiende a desaparecer paulatinamente, gracias a Dios y gracias también a los buenos políticos que intervienen con sensatez cuando un hecho positivo de esta naturaleza ocurre en el mundo, y que éste es el modelo a seguir. La mayoría de los seres humanos pensamos que todo se debería resolver utilizando los resortes normales en una sociedad civilizada, sea el estamento que sea, pero los que no piensan igual nos hacen creer que eso es imposible, que el mundo es violento por naturaleza. Es por eso que en un mundo en donde, la libertad, la fraternidad, la igualdad y la justicia son banderas en países considerados modelos por su alto

grado de desarrollo; es también un mundo contradictorio en donde impera la intolerancia y el caos, en donde la sangre de los enfrentamientos armados corre por doquier, y en donde en esos mismos países considerados “modelos”, también se envían jóvenes a la guerra, y sus dirigentes insisten en la realización de pruebas nucleares, dando el mal ejemplo al mundo de educación para la guerra y la destrucción, sabiendo que toda guerra es esclavizante, fratricida, desigual e injusta.

59 – LA BUENA EDUCACIÓN La buena educación es el respeto que una persona tiene por los demás, es estar capacitado para vivir en sociedad y ser útil a la misma. Una persona puede ser un buen técnico, científico o profesional, pero no se puede decir que sea bien educada, ni mucho menos una buena persona, por el sólo hecho de que sepa bien su oficio o profesión y avance en ella con nuevas y modernas técnicas, si no está capacitada ni educada para vivir en armonía con los demás. Si quienes tienen conocimientos técnicos y científicos avanzados no cambian su forma de pensar y siguen colaborando con los artífices de la destrucción, lo lógico es que, como dijimos ya en este ensayo, en cualquier momento pueda ocurrir una nueva catástrofe provocada por el hombre. Lo mismo ocurre con los jóvenes futuros líderes y dirigentes. Si ellos no cambian sus valores de nada sirve este proyecto, porque cuando sean gobernantes, una vez que tengan el timón del navío, en vez de llevarlo a buen puerto, seguirán como

hasta ahora pensando en sus intereses solamente y el cambio sería nulo. Dijimos que los distintos estados del mundo deberían ser gobernados por personas capaces técnica y moralmente. La U.E.M. también debería ser dirigida por personas con igual capacidad; de lo contrario utilizarían el poder en exclusivo beneficio propio y de sus mezquinos intereses, perjudicando a la humanidad. Eso, obviamente, es una posibilidad, que escapa a nuestras manos y depende del modo de elección de las personas para conducir un Estado, y puede ocurrir tanto en los distintos países del mundo como en la U.E.M. En este ensayo no nos estamos refiriendo a la capacidad moral de quienes lo conduzcan, ni nos referimos a los poderes ocultos que pudieran existir en el mundo, o a los poderes económicos, que supuestamente manejan el mundo, como expresa con énfasis Adrián Salbuchi en su libro: “El cerebro del mundo”, y en distintos escritos, ponencias, alocuciones y conferencias donde nos brinda su punto de vista al respecto. Lo que Salbuchi expone no es, según mi criterio, aplicable a la U.E.M., y si lo fuera, entonces también encajaría en cualquier gobierno de cualquier parte del mundo, pueblo o nación. Hoy en día existen esos poderes, sociedades y grupos, que manejan el mundo y son, lamentablemente, los que lo llevaron a la situación desesperante en que se encuentra. Este ensayo pretende, justamente, ponerles límites, para que no sigan actuando en forma dañina para el planeta y la humanidad. Debemos tener en cuenta que existe gente buena y gente mala en todas partes y en todas las

profesiones, obviamente, también en las que constituyen poderes, como vimos en el capítulo 6. Necesitamos empezar este nuevo milenio con el alivio y la seguridad de saber que “alguien” está trabajando para la paz y la convivencia; buscando el equilibrio entre las acciones del hombre, su ambiente y la sociedad. Sabemos que todo comienza en el corazón y en la mente de las personas, por lo que es allí donde debemos trabajar los que deseamos participar en esta lucha ambigua y maniquea entre el caos y el orden, entre la guerra y la paz, entre la vida y la muerte. Un hombre sin buena educación y en un lugar sin evolución social, si tiene problemas con otros hombres genera acciones que llevan a la muerte, a la inseguridad, a la falta de confianza entre las personas, a la anti-sociedad. Un hombre con buena educación y en un lugar evolucionado socialmente, si tiene problemas con otros hombres los resolverá por mediación o judicialmente. No empleara ningún método violento. Acatará el fallo de la justicia por más que no lo favorezca; no se atrevería, por educación, a desobedecer el fallo ni atacará a su eventual contrincante. Un país carente de educación, inserto en un mundo sin evolución moral y sin organización social, resolverá sus conflictos con guerras, con extorsiones, con violencia. Generará muertes, inseguridad social, desolación, falta de confianza entre las naciones y recelos entre sus habitantes. Un país con educación en un mundo evolucionado socialmente, si tiene conflictos con otros países los resolverá en forma pacífica, llegará a los tribunales internacionales y acatará sus fallos. No engendrará

inseguridad ni empleará ningún método de violencia para hacer valer sus derechos. Generará confianza en el sistema, entre los países del mundo y sus habitantes. La educación y la cultura representan el espíritu de los pueblos. Si los países, en forma organizada y conjunta, educan a sus ciudadanos para la paz, y evitan que realicen acciones negativas, promocionando la realización de acciones positivas; la seguridad y la convivencia pacífica en el mundo se verán incrementadas, y quizá aseguradas en un futuro próximo. El hombre debe ser responsable de sus acciones, si no lo es, la familia o su grupo de pertenencia deben guiarlo por el buen camino. Si la familia o su grupo tampoco lo pueden guiar, entonces la sociedad, por medio de sus instituciones –las escuelas, los colegios, las universidades, etcétera-, es la que debe señalarle la pauta de lo que debe hacer y de qué manera hacerlo, para su propio bien y el de la misma sociedad. Cada sociedad debe educar a sus hombres del futuro a fin de que el día de mañana, cuando crezcan, ellos también sepan y puedan cooperar, con el crecimiento armónico de los niños y jóvenes en sus lugares de residencia, en la realización de distintas tareas y actividades, como por ejemplo, las de Boy Scout, enseñándoles la disciplina, las buenas costumbres y el amor por la naturaleza. La educación para la paz es un imperativo en todos los países. Ningún país debería estar exento de ella, para que sus ciudadanos sepan que en cada rincón de la Tierra que visiten deberían sentirse en casa, y no como visitantes extraños, porque es la verdad. Si respetan las normas y/o leyes propias de cada región,

de cada país y las eventuales leyes de la U.E.M., no deberían tener problemas. ¿Qué diferencia hay entre haber nacido en China, Japón, Francia, España, Argentina, Estados Unidos o en cualquier otro país o lugar del mundo? Sólo el hecho de que nacimos en un determinado lugar, así llamado en ese momento, y que con el transcurrir de la historia se fue modificando, de acuerdo con quienes fueron conquistando ese lugar, hasta llegar a lo que es actualmente. Dijimos que si por ejemplo, los españoles hubieran mantenido y extendido sus conquistas en toda América, y si los pueblos no se hubieran independizado luego de la conquista, como ocurrió finalmente, todos los que vivimos en América seríamos españoles. Si a la conquista la hubieran realizado los ingleses y los pueblos no se hubieran independizado, seríamos todos ingleses. Si retrocedemos en el tiempo dos mil (2000) años y los romanos hubieran mantenido sus conquistas hasta nuestros días, seguramente seriamos todos romanos. ¿Cuáles serían, en cada caso, los límites territoriales? América, antes de la conquista, no tenía los límites que actualmente tiene, ni los pueblos y países tenían el mismo nombre. Lo único concreto y real es lo que nosotros no creamos: el mundo y todos los seres que habitamos en él. Todo lo demás es una circunstancia inventada por nosotros mismos, por nuestro devenir histórico y por nuestras acciones. Las banderas, por ejemplo, son símbolos creados y aceptados por los ciudadanos de un determinado país, de una determinada provincia o colectividad,

como insignia o señal que representan a esa comunidad y a los valores de la misma. Lógicamente deben ser respetadas por todos los ciudadanos de esa comunidad, y además, en un mundo civilizado, deberían ser respetadas por todos los habitantes del mundo, como un ejemplo de consideración y respeto a lo que esa bandera significa: una comunidad vecina y hermana; pero si movidos por una mentalidad insidiosa, empezamos con cuestiones sutiles y le preguntamos a un ciudadano chino cuál bandera es la más linda, si la china o la rusa, seguramente va a contestar que la china. Si hacemos lo mismo con un ciudadano ruso, podemos asegurar que la respuesta será la bandera rusa. Es claro que todo invento nuestro es relativo, circunstancial y perfectible, y que debería servirnos para ayudarnos a una mejor convivencia, y cuidar lo realmente importante: nuestra vida y nuestro hábitat. Somos conscientes de que existimos animados por alguna causa superior a todo lo que nosotros hagamos, que nos impulsa a mejorar biológica y espiritualmente. Para lograr que todas las realizaciones e invenciones de nosotros mismos no nos perjudiquen, volviéndose en contra de la misma sociedad, sino todo lo contrario, debemos consentir en contar con dos bases fundamentales: buena educación y organización social; las mismas que la humanidad logró implementar hasta en los niveles más elementales en las distintas relaciones sociales: en los viajes en navíos y en los distintos medios de transporte, en los edificios, en las ciudades, en los países, sin llegar todavía, paradójicamente, a utilizarlas en el nivel máximo de la sociedad: nuestro mundo.

60 – LOS MÁRTIRES DE LA PAZ ¿Cuántas personas, a lo largo de la historia de la humanidad, murieron por defender la paz? ¿Cuántos funcionarios de las Naciones Unidas y de distintos países del mundo, han perdido la vida en el cumplimiento de ese sublime objetivo? Una muestra de ello es lo ocurrido en noviembre de 1995 cuando Isaac Rabin pagó con su vida los acuerdos de paz logrados entre israelíes y palestinos. Debemos estar de acuerdo en que no sólo es necesaria para el logro de la paz la voluntad individual de cada persona, la de cada Jefe de Estado, de cada país o grupo de ellos. Los países unidos, y con una estructura en común, sí pueden lograr soluciones concretas. Esto no es más que aplicar la lógica, el sentido común y los antecedentes de la evolución social hasta nuestros días. El mundo está lleno de personas que usan la violencia como método para hacer valer sus ideas y/o lograr sus objetivos. Está lleno de gente que antepone sus intereses, de todo tipo, al de toda la sociedad. Está claro que nadie puede luchar solo en contra de estas personas poderosas, como lo dijimos a lo largo de todo el libro y como lo certifican los hechos ocurridos a cada instante en el mundo entero. Solamente una comunidad organizada puede poner fin a todo esto. Los distintos líderes, jefes de estado, Reyes, Parlamentarios, poderosos en general, algún día, obviamente, van a entender que deben cambiar y emprender otro rumbo, el problema es: ¿cuándo llegará ese día y cómo estaremos entonces?

Si ellos no aprenden de la realidad, no toman conciencia de la gravedad de lo que está ocurriendo en el mundo y no se organizan, lamentablemente, todo quedará como hasta ahora. Nos quedará entonces la esperanza de pensar que los jóvenes lo harán cuando les llegue su oportunidad. Si tampoco lo hacen, lo dicho en este libro quedará como una simple expresión de deseo o como un proyecto más, y nada se hará al respecto. Si nada se hace al respecto, seguiremos como hasta ahora: viviendo vanamente, cuidando lo chico y descuidando lo grande, desperdiciando oportunidades, solucionando a medias las cosas, jugando al “sálvese quien pueda”, y… ya vimos lo que por este camino está pasando, y lo que es peor, lo que está a punto de pasar. En este nuevo milenio, los líderes del mundo deberían recapacitar y colaborar para mejorar el estado actual de las cosas, efectuar hechos y realizaciones positivas que sirvan para un avance en la sociedad en la que estamos insertos. Ellos lo pueden hacer. “Quien puede lo más, puede lo menos”, y con el ejemplo de los poderosos es más fácil tener esperanzas de que algún día podamos vivir mejor. Esto no es una quimera: el hombre puede y debe ayudar al hombre y dejar de verlo como enemigo buscando miles de excusas para ello. Debe hacer todo lo que esté a su alcance para vivir en paz sostenida, planificando y defendiendo la vida, desde la sociedad mundial hasta llegar a cada ser humano. La inversa, de pretender estar bien y protegidos en nuestras casas, en nuestras ciudades o nuestros países, si el mundo está mal, es simplemente un absurdo.

Todo lo negativo y peligroso debe ser limitado y si es posible desechado. El hombre ya hizo demasiado daño a sus pares, al medio ambiente en el cual vive, a los seres que lo rodean. Es hora de parar y empezar un proceso inverso, y a eso únicamente lo pueden hacer los que ejercen el poder en la Tierra. Ellos pueden asumir la realidad y decir: “¡Hasta aquí llegamos!”, y en vez de reunirse en las Naciones Unidas, o en cualquier otro organismo internacional, para firmar acuerdos, declaraciones, convenios, para declamar que son hombres de paz, para prometer mejoras en el nivel de vida de las personas, protección a los niños y al medio ambiente, etcétera, etcétera, como lo hicieron, por ejemplo, en octubre de 1990 en Nueva York, para luego de transcurrido un determinado tiempo ver que muy poco o nada de ello se cumplió, pueden reunirse para dar comienzo a la Unión de Estados del Mundo, que tendrá por finalidad solucionar efectivamente los grandes problemas de la humanidad, siguiendo el ejemplo de lo que hicieron en Europa con la Unión Europea, y posteriormente en América del Sur, con la UNASUR, un grupo de jefes de Estado visionarios. De esta forma comenzará una era distinta, en donde la sociedad empiece un camino efectivo y sostenido hacia la solución mancomunada de sus problemas, en el cual todos seamos responsables y colaboremos para hacer más correctas y sanas las relaciones sociales, porque tendremos un marco global para ello; para hacer más puro el aire que respiramos, más limpios el suelo y el agua, más bellos los paisajes, porque habrá quienes tengan la responsabilidad institucional de cuidar la naturaleza y los seres, incluido el hombre, paradójicamente, de los posibles

peligros ocasionados por el mismo hombre y de la furia de los fenómenos naturales. Cuando ese “alguien” empiece esta tarea, este mensaje habrá cumplido la suya, y una nueva “utopía” se habrá convertido en realidad. Y la Tierra, esa esfera celeste y blanca sin divisiones de ningún tipo, vista desde el espacio infinito, seguirá viajando por el Universo. En su superficie, un “pasajero de lujo” habrá cambiado su forma de pensar y empezado un nuevo rumbo. Seguirá su eterno derrotero hacia la virtud, en búsqueda interna y externa del bien, la verdad y la belleza, pero ya no se sentirá solo. Sabrá que no lo está. Otros seres como él le extenderán una mano, solidaria e institucional porque también decidieron: cambiar…para que todo cambie. Námaste

ÍNDICE GENERAL

PRÓLOGO

CAPÍTULO UNO LA UNIÓN DE NACIONES DEL MUNDO 1 –COMPAÑEROS DE VIAJE 2 –LA UNICIDAD DEL MUNDO Y EL CUERPO SOCIAL MUNDIAL 3 –EL MUNDO, UN GRAN EDIFICIO 05 –LA COOPERACIÓN ENTRE PAÍSES

06 –LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL MUNDO 07 –IDEAS QUE GENERAN ACCIONES 08 –CREACIÓN DE LA UNIÓN DE NACIONES DEL MUNDO 09 –LA CAPITAL DEL MUNDO

CAPÍTULO DOS PROBLEMAS Y PELIGROS SOCIALES 10 –ACCIÓN Y REACCIÓN 11 –EL HORIZONTE DE LOS JÓVENES 12 –LAS ENFERMEDADES 13 –LA ALIMENTACIÓN 14 –LAS ADICCIONES 15 ─EL PROBLEMA DE LA DISCRIMINACIÓN 16 –EL HAMBRE 17 –LA DESOCUPACIÓN 18 –EL INDIVIDUALISMO 19 –LA VIOLENCIA 20 –LA CONTAMINACIÓN 21 –RESPONSABILIDAD DE LOS ORGANISMOS EN LOS DISTINTOS ESTAMENTOS 22 –LOS ACCIDENTES 23 –LAS CATÁSTROFES

CAPÍTULO TRES EL CAMBIO DE RUMBO 24 –EL DAÑO A LA TIERRA DEBE PARAR 25 –EL USO DE RECURSOS PARA LA PAZ Y EL BIENESTAR GENERAL 26 –EL AVANCE DE LA SOCIEDAD 27 –LA ENSEÑANZA DE UNA FÁBULA 28 –EL MOMENTO DEL CAMBIO

29 –SUEÑO DESPIERTO CON UN GRAN CAMBIO

CAPÍTULO CUATRO VALORACIÓN DEL HOMBRE, LA SOCIEDAD Y EL MUNDO 30 –EL MUNDO ACTUAL 31 –VALORAR AL HOMBRE 32 –LOS HÉROES DE LA SOCIEDAD 33 –RESALTAR LAS BUENAS ACCIONES 34 –NUEVOS PREMIOS 35 –CUMBRES PARA LA CIENCIA 36 –LOS HOMENAJES A LA VIDA

CAPÍTULO CINCO PLANIFICACIÓN INTEGRAL 37 –PLANIFICACIÓN POBLACIONAL 38 –MEJORAR EL PRESENTE Y PLANIFICAR EL FUTURO 3 ─PLANIFICACIÓN DE RECURSOS Y ACTIVIDADES 40 –LAS PROFESIONES 41 –LA ORGANIZACIÓN SOCIAL 42 –EL EJEMPLO DE LA ACTIVIDAD DEPORTIVA 43 –UN MISMO IDIOMA

CAPÍTULO SEIS LOS PODERES AL SERVICIO DE LA HUMANIDAD 44 – EL PODER

– SUB CAPÍTULO UNO – EL PODER POLÍTICO 45 –LOS POLÍTICOS 46 ─LA BÚSQUEDA DEL BIEN COMÚN EN LOS HECHOS

SUB CAPÍTULO DOS EL PODER ECONÓMICO

47 –LA ECONOMÍA 48 –SU IMPORTANCIA EN EL MUNDO 49 –LA ACTIVIDAD EMPRESARIAL 50 –LÍMITES A LA POBREZA

SUB CAPÍTULO TRES EL CUARTO PODER

51 –LOS MEDIOS Y LOS FORMADORES DE OPINIÓN 52 –EL CAMBIO EN LAS FIGURAS DESTACADAS

SUB CAPÍTULO CUATRO EL PODER RELIGIOSO

53 –LA RELIGIÓN 54 –EL FANATISMO RELIGIOSO 55 –LA UNIÓN DE LOS CULTOS EN OBJETIVOS DE PROGRESO Y PAZ 56 –LOS SENDEROS DE DIOS

CAPÍTULO SIETE EDUCACIÓN PARA LA PAZ

57 –LOS CONFLICTOS SOCIALES 58 –LAS RELACIONES ENTRE LAS PERSONAS 59 ─LA BUENA EDUCACIÓN 60 –LOS MÁRTIRES DE LA PAZ

Arnaudo, Roberto, Eduardo

Cambiar... para que todo cambie / Roberto, Eduardo Arnaudo. - 1a

ed ilustrada. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Grupo de

Escritores Argentinos, 2016.

Libro digital, TXT

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-757-007-6

1. Ensayo Literario. I. Título.

CDD A864