23 Alcala

Embed Size (px)

Citation preview

  • 7/28/2019 23 Alcala

    1/10

  • 7/28/2019 23 Alcala

    2/10

    [jllI

    I

  • 7/28/2019 23 Alcala

    3/10

    ACOMODACIN, CONTROL y ESPLENDOR DE LA IMAGENEN LAS FUNDACIONES JESUTICASLuisa Elena Alcal / Espaa

    CJ5''1''D

    ~ Compaa de Jess y su dimensin arrstica enEuropa e Hispanoamrica ha n sido objeto de numerosos estudios.En el terreno artstico, el gran debate historiogrfico de l sigloXX fue la existencia no de un estilo jesuita, el famoso Ifmodonostro 'l que mencionan algunos documento s, y si ste se manifes tmediante la preferencia por un determinado tipo de planta yalzado para sus iglesias -s iguiendo el modelo del Ges de RomaLy una ornamentacin especficamente barroca. Sin embargo,en las ltimas dcadas numerosas monografas, tanto de edificiosaislados como de reas geogrficas, han perfilado un panoramatan heterogneo que hoy puede negarse la existencia de un modonostro.2 En la actual historiografa jesutica dedicada a H i s p a n ~oamrica, ms centrada en temas y cuestiones locales, percibodos asignaturas pendientes: un anlisis comparado que permitavislumbrar similitudes y diferencias entre las diversas regiones,tanto de las fundaciones urbanas (colegios e iglesias) como delas rurales (haciendas y reducciones o doctrinas) ') y, en segundolugar, estudios sobre usos y funciones de las imgenes. Estetrabajo se centra ms en esta ltima cuestin, pero a la vezpretende hacer algunas afirmaciones vlidas para la presenciajesutica en todo el territorio americano. El valor de un a p r o x ~imacin comparativa radica en que ayuda a determinar si existiun modo de actuar propio de los jesuitas. No nos referimos,evidente mente, a cuestiones estilsticas, terreno en el que primla diversidad regional, sino ms bien a cuestiones de f u n c i o n a ~miento interno, estrategia misional, identidad corporativa dela orden, y relacin con el contexto social. Para los jesuitas, lasimgenes servan mltiples propsitos, a veces simultneamente.Adems de dotar de magnificencia a sus templos y de la bienconocida dimensin didctica, estaba su alcance propagandstico.En la plasmacin de todos estos aspectos, la Compaa siempretuvo presente la heterogeneidad social y tnica del pblicohispanoamericano, siendo ste un factor indispensable a la horade analizar y valorar las imgenes d el entorno jesuita.

    No es ninguna novedad recordar la existencia de un conjuntode cultos jesuticos presentes en casi todas sus iglesias a travsde los cuales la Compaa manifestaba su identidad, ya estemosen Lima, Chile, Moxos, Zacatecas o Baja California. stosincluan a sus santos (San Ignacio Loyola, San Francisco Javier,

    el patrono de las misiones, San Francisco Borja, San EstanislaoKostka, San Luis Gonzaga, ete.), devociones marianas promovidaspo r ellos o estrechamente relacionadas como la Virgen de losDolores, la de la Luz, la Inmaculada Concepcin, Santa MaraMaggiore o del Popolo, la Virgen de Guadalupe y la de Loreto;y tambin los arcngeles, sobre todo San Miguel, los apstoles,San Jos, el Sagra do Corazn y las Animas del Purgatorio. Si laexpulsin de los jesuitas en 1767 fue un a tragedia misional ycultural para Hispanoamrica, le debemos al menos detalladosinventarios de muchsimas iglesias de la Compaa; unos i n v e n ~tarios que sirven (y ha n servido siempre), entre otras cosas, paraanalizar sus concordancias iconogrficas. La comparacin esespecialmente interesante para las iglesias de reducciones ydoctrinas, donde el nmero de retablos era menor, apenas treso cuatro. A modo de hiptesis cabe sealar la aparicin en losinventarios de ciertas devociones recurrentes,4 siendo las p r i n ~cipales San Jos, el Cristo de la Buena Muerte o de la Contricin(o Atado a la Columna o Crucif icado), los Arcngeles (sobretodo san Miguel), la Virgen de los Dolores u otra virgen,5 y SanFrancisco Javier. La repeticin de un ncleo de imgenes sugierela existencia de un corpus reducido a travs del cual los jesuitasarticu laban su mensaje evangelizador. No se tratara de programasiconogrficos preconcebidos y globalizadores, sino del c o n o ~cimiento por el misionero de sus necesidades evangelizadoras.De nuevo podemos hablar ms de usos de la Compaa que deun modo nostro fijado desde Roma. Estos retablos correspondana las principales congregaciones que establecan en cada c o m u ~nidad: la de San Jos, Dolore s u otra virgen, y la Buena Muerte.Cada devocin proporcionaba un mensaje complementario:modelo de padre y marido San Jos, consolacin la Dolorosa,o recordatorio de la importancia de vivir una buena vida yconfesarse y preparase para la prxima de la Buena Muerte. Enel momento de la expulsin, los jesuitas haban depurado suestrategia misional h'as muchos aos de experiencia e v a n g e l i z a ~dora, y si stas eran las principales devociones y congregacionesque patrocinaban, era porque haban demostrado su viabilidad.Para llegar a ese punto fueron necesarios ciertos "ensayos" dondeencontramos numerosos ejemplos de cmo controlaban laimagen.

    hi-\RRCiCO A.NJ!I\!, ) 259

  • 7/28/2019 23 Alcala

    4/10

    Lo que los jesuitas haban ensayado desde California hastaChile y lo qu e se puede afirmar sobre su estrategia misionaltanto rural como urbana, pues la misin urbana es un conceptomuy jesutico, es que tenan clara la importancia de adaptarsea distintos pblicos. Aunque se insiste en su elitismo -y i e r t a ~mente, en las ciudades, se volcaron con las elites, incluyendolas indgenas-, atendieron a todos los estratos sociales y tnicos,aunque segregndolos como era norma entonces, En muchasciudades establecieron un a capilla de indios anexa a su iglesiaprincipal, como en Puebla, Bogot y Cuzco, y en alguna con,struyeron iglesias enteras slo para indios como San Gregarioen la ciudad de Mxico, Las iglesias o capillas de indios urbanasestaban ligadas a colegios para hijos de caciques o seoresprincipales y fundaron tambin colegios de primeras letras ycolegios seminarios , pero manteniendo siempre segregadas lasdiferentes congregaciones. Sirvan como ejemplo las nuevecongregaciones que el jesuita Bernab Cobo enumer en elColegio de San Pablo de Lima a mediados del siglo XVIl y quedescribi como "de toda suerte y estado de gente": entre ellashaba una de indios, otra de negros, una de muchachos negrosy mulatos, otra de mozos solteros (oficiales que eran ms de500), de nios de la escuela, dos de estudiantes, y una de clrigos,la de la Presentacin de la Virgen, adems de la de la Virgen dela 0 . 6

    Estas divisiones tenan su traslacin en el terreno artstico.Un ejemplo ntido de las consecuencias de la segregacin loproporciona la biografa de San Pedro Claver, clllamado "apstolde los negros!! por su labor con esta poblacin en Cartagena deIndias. Tras su muerte en 1654, el hermano Nicols Gonzlezrecordaba que cuando San Pedro Claver iba a bautizar a losnegros, se serva de "un lienzo de pocas pretensiones artsticas,pero que tena eficacia singular para confirmar a los negros enel deseo del bautismo. Representaba a Cristo Nuestro Seor enla cruz, brotando por sus cinco llagas abundancia de sangre, quese recoga en una grande vasija. Al lado del crucifijo aparecanpintados el Papa, cardenales, obispos, reyes y guerreros, a u t o r i ~zando con su presencia el acto del bautismo. Un sacerdotetomaba con un a concha el sagrado licor que descenda de lasllagas de Cristo, y lo derramaba sobre la cabeza del catecmeno.En la parte inferior del cuadro aparecan en un lado negroslimpios [",J y gozosos, representando en su semblante la graciaque haban recibido: eran los negros bautizados. Al otro ladose divisaban otro grupo de negros sucios, hediondos y rodeadosde fieras que los queran tragar: eran los negros que rehusabanbautizarse!!,7 Pintura didctica, estamos ante un ejemplo deadaptacin y combinacin de dos iconografas tradicionales: ladel bautismo y la de la Fuente de la Vida o Lagar Mstico, estaltima una de las ms extendidas en Hispanoamrica, en partepo r su capacidad de adaptacin, pues entorno a Cristo podanrepresentarse los personajes deseados,8 No se trata por tanto deiconografa propiamente jesutica, sino de la transfor macin de

    una imagen comn para satisfacer sus particulares necesidadesevangelizadoras,

    Una de las explicaciones ms frecuentes del xito misionalde la Compaa es precisamente su disponibilidad para a c o m o ~darse a distintos pblicos. Los jesuitas adoptaban las costumbrese incluso a veces las creencias de los indgenas para facilitar suconversin, sobre todo en zonas de misiones. El ejemplo clsicoes el de las misiones de Paraguay, donde se insertaron en elsistema social y religioso de los guaranes hacindose llamarkarais o chamanes. Abundan ejemplos de esta acomodacinsocio,cultural y religiosa tanto en las misiones como en el mediourbano, especialmente en el Virreinato del Per durante laprimera etapa de evangelizacin, hasta principios del siglo XVII,aunque conviene advertir que esta estrategia no fue exclusiva delos jesuitas.9 En la zona andina algunos IIsincretismosll y m a n i ~festaciones del carcter y la tradicin indgena dentro de lacultura dominante hispana entraron en crisis en las primerasdcadas del siglo XVII con las campaas de extirpacin deidolatra de los padres Francisco de Avila y Fernando de A v e n ~dao, que revc1aron hasta qu punto los indios seguan adorandoa sus dioses bajo el disfraz del cristianismo. Varios jesuitasparticiparon en esas campaas y salieron de ellas reforzados. Sucapacidad lingstica les procur un nuevo prestigio, al percatarselas autoridades civiles y religiosas tanto de la importancia dedominar las lenguas autctonas para evangelizar (y conocer)mejor a los indios, como del papel adoctrinador de sus colegiospara las elites indgenas. 10 En la segunda mitad del siglo XVII,con la llegada de obispos vigilantes de la ortodoxia, como Manuelde Mollinedo y Angulo en Cuzco en 1673, se hicieron irrepetiblesciertas imgenes anteriores como el Nio Jess vestido de indioo portando maskapaycha, tal como lo haban presentado losjesuitas en diversas festividades en Cuzco y Potos a principiosdc1 siglo.U Sin embargo, el proceso de acomodacin al pblicobusc otras formas y en ese aspecto los jesuitas fueron singulares,pues se les debe algunos de los grandes ejemplos de manipulacin,invencin y control de imgenes del arte hispanoamericano . Elcaso ms famoso en el mbito cuzqueo es el cuadro de losdesposorios de la Princesa Inca o usta Beatriz con un deseen,diente de San Ignacio de Loyola, y el de la hija de esta pareja,Ana Mara Lorenza, con un nieto de San Francisco de Borja.Se pint para la iglesia de la de Compaa de Cuzco, realizndosecopias para otras localidades con una clara intencionalidad porparte de los jesuitas de vincularse con los descendientes de losreyes incas,12 Ms universalista, pero igualmente propagandstica,fue la iconografa que fomentaron para celebrar su labor misionala escala global a travs de la convencional alegora de los cuatrocontinentes. Ms que ninguna otra orden religiosa, se apropiaronde esta tradicin pictrica y la asumieron bajo el liderazgo desus santos jesuitas, a veces en cuadros tan originales y complejoscomo el annimo que se conserva en la Iglesia de San Pedro deLima (antes San Pablo. Fig. 1), En la parte inferior aparecen los

  • 7/28/2019 23 Alcala

    5/10

    cuatro continentes flanqueando a Atlas y, detrs, los sa ntosjesuitas sobre pedestales rodeados de figuras arrodilladas querepresentan los pueb los del mundo: entre ellos, encontramosclaramente diferenciados a los indios cristianizados de NuevaEspaa, los (dt imos en la fila de la izqu ierda, de los incas,representados a travs de un rey inca con uncu marcado por eldiseo de los tocapu y portando maskapaycha sobre su cabeza,en el derecho. bl imagen se completa con diversas citas bblicasen latn que dan sentido a esta composicin, surgida del ambienteculto del colegio de San Pablo, famoso por su magnfica bibliotecay la erudicin de sus residentes.

    Otro ejemplo de adaptacin y en ltima in sta ncia controlde imgenes sacras, desconocido hasta ahora, est relacionadocon la Virgen de Loretoj una devocin compartida por todoslos territo rios jesuticos. La vinculacin de los jesu itas a esteculto data de 1554. cuando el Papa les encomend la custod iade su sa ntuario en Italia. Aunque la devocin a Loreto se centraen una imagen negra, un "retrato" milagroso de la Virgen enescultura atribuido a San Lucasj tambin fu e objeto de veneracinla Casa de la Virgen. La tradicin narra que, tras 1291, losngeles trasladaron varias veces la casa hasta encontrar un lugaridneo en Loreto. Adems de la recurrente imagen sob re su

    I J I ' I N r ~ P . . "Fig. I Annimo, Alegorla de lo compar1ia de Jcsus y los cuatro continentes, s, t8, Iglesie de San Podro,Lima,

    altar (Hg. 2), el traslado milagroso se transform en la represen-tacin ms comn , y por doquier se multiplican las imgenesdel vuelo de la casa, con O sin la Virgen y el Nifto sobre el tejado,sostenida por un par de nge les (Figs. 3 y 4 ver POrtada).Desprovistas de su carcter narratjvo, es tas imgenes poseen unanaturaleza casi icnica, transformndose la casa y los ngeles enatributos de la advocacin. Son por ello excepcionales dos lienzosannimos conservados en la iglesia de San Francisco Javier deTepotzotln (Mxico) qu e rep resentan el primer y segundotraslado milagroso dc la casa, desde Nazaret a Dalmacia (Tersatto)y de ah al bosquc de Reca nati al norte de Italia hasta llegar aLoreto, narrando pictricamente estos movimientos en detalle,Al menos uno , aunque probablemente ambos, deriva de ungrabado italiano. I3 Otro aspecto de la iconografa del trasladode la Casa de Loreto que merecera mayo r atencin es la distintaarquitectura que adopta la casa en algunas ve rsiones del Virreinatodel Per, En realidad era una casa simple y humilde que enNueva Espaa se suele rep resentar de lad rillo con cubierta deteja, Sin embargo, un cuadro boliviano de Mauricio Garcia nosmuestra a la Virgen y el Nio seden tes sobre una construccinmonumental , con dos portadas de cantera y torre campanario,Esta misma transformacin de casa en iglesia se constata en otra

    Fig_2 Annimo,Virgen de Loreto, s-x XV III , Museo Nacional dol Virroinato, Tpotzotlan, Mxico,

    AI..J )jo,!1.. )! ):\l ' \1 'N , l !... 'NTtll..)1 Y :Nf)OR nE I_A IMAGEN, . 261

  • 7/28/2019 23 Alcala

    6/10

    Flg. 3 Mural 00 la casa de Lorelo elevada por arlgcles. s.18. Capilla de LOfelo. Misin de Santa Rosa.Paraguay.

    obra de Jos Ga marra en Lima, aunquc el aspccto oe la iglesiasea dist into al de la obra de Garca. 14

    Volviendo a la historia del cu lto y relacin con la Compaa,durante estancia en Hispanoamrica j e s u i t a ~ importaronco pias de la imagen, r e l i q u i a y e ~ t a m p a : ; para propag:r laclevocll, y aunque llegaron l promover otra:; advocaciones

    m a r i a n a ~ con gran xito, como la de la Lu z en el siglo XV III ,se puede afirmar que ninguna (salvo Guadalupe en Mexico)ISpudo riva liza r con Loreto. Su cul to dio lugar a algu nos de losconjuntos ms es pectaculares del arte colon ial: en la igles iajesutica de Arequipa su capilla fue la n ica jun to con la de SanFrancisco Javier dotada de sacrista propia; en la de Potosi, sucapi lla era elogiada en 1613 como la ms suntuosa de la iglesia;yen la de Sant a Fe de Bogot, la cap illa de Loreto era la msesp lndida en el momento de la expulsin si atenden l.Os a losinve nta rios, 16 De ello apenas queda rastro, pero el esplndidocon junto de Tepotzotln en Mxico, ya del siglo XV III, da fe dela suntuos idad alcanzada por este culto; como tambin lo hace,aunque en men or grado, la bveda pintadtl de la cap illa de262 BARROCO J\NJ!IN\.J

    Ag . 5 Annimo. Capilla de Loreto, noviciado da San Antonio Abad, lima, c,1746,

    Loreto en el Noviciado de San Antoni o Abad de Lima (1746)(Fig.S).

    Aunque en el siglo XVllll a devocin recibi nuevo imp ulsocon la llegada de numerosos jesu itas italianos, Loreto fu eque una devocin italiana; era una devocin comn a todosjesuitas, ms an, su principal devocin mariana, y como ta lactu como ag lutinante de la Co mpaa en Hispanoamrica,donde mi embros procedan de diversas naciones y no seidentificaban por ser "espaoles ". Loreto representaba los lazosque la Compaa siempre mantendra con Europa an cuandose iba crio lli zando y se e riga en defensora tambin de cultoslocales y americanos, fenmeno ms acusado en la Nueva Espaacon la Virgen de Guadal upe . En realidad las dos vinculacionesno eran incompatibles, pues en el siglo XVI II el perfil de laC ompaa de Jess en Hispanoamrica se puede definir porsu dualidad: una orden mult inacional - pod a admitir no es-pao les lL y criolla.

    Adems, como parte de la identidad co lectiva de la Compaila,los jesuitas vincularon Loreto a su labor misional, multiplicndose

    -

    - - - - , - ~

  • 7/28/2019 23 Alcala

    7/10

    las misiones dedicadas a Loreto, como sucedi con las primerasde Baja California (1697) y de los indios Moxos (1682),18 ambascabezas de las misiones de su entorno. Es ms, en ciudades delVirreinato del Per encontramos algunas iglesias de indiosdedicadas a Loreto aliado de iglesias para criollos o espaoles,como sucedi en Cuzco. Otro dato interesante es que el P. Diegode Torres, primer provincial de las misiones de Paraguayaprincipios del siglo XVII, instruy que todas las reducciones deesa provincia tuviesen un a capilla de Loreto. 19

    La historia de cmo los jesuitas promovieron el culto en elcontexto misional y adaptaron su recepcin a las comunidadesindgenas rebasa el cometido de este trabajo y, en general, tie nelos componentes tpicos de la promocin de cualquier otradevocin: insistencia en sus milagros, especialmente los curativos,canalizacin a travs de congregaciones y capillas, etc. Pero hayun aspecto en el cual su promocin en Nueva Espaa se alejade lo usual y revela hasta qu punto controlaban la producciny diseminacin de imgenes. Me refiero al cambio de color -d enegra a blanca- que, en 1680, los jesuitas decidieron dar a laimagen de Loreto, tocada al original, que haban importado ala ciudad de Mxico desde Italia. Aunque mantuvieron la decisinen secreto, un manuscrito de la poca delata su preocupacinante la reaccin de la poblacin dadas las connotaciones negativasdel color oscuro en la sociedad colonial. El manuscrito, labiografa de uno de los grandes promotores de Loreto en Mxico,el P. Juan Bautista Zappa escrita por el P. Miguel Vencgas (17501754), explica que la decisin se tom cuando se inaugur lanueva capilla de Loreto en la iglesia de San Francisco Javier deTepotzotln en 1680: !!Para que esta (la devocin) no se d i s ~minuyese en la estimacin de la Plebe, que a veces gobiern a susafectos, ms por la apariencia de los colores; que por la realidadde la ms perfecta hermosura, pareci conveniente que a estasagrada Imagen no se le diese el color denegrido de la originalde Loreto, y as a la que vino de Gnova para Mxico sacadapor la original se le dio ac mejor color con nueva encarnacin;y por ella se saco la segunda para Tepotzotln. Porque aunquees verdad que la Sei'i.ora dice de si en los cantares que es negra,pero hermosa, sin embargo, por tenerse en estos Reinos por vilel color denegrido, como propio de esclavos, y gente vil; ytambin por juzgar, que el color denegrido de la Santa Imagenque est en Loreto provendra del humo de las candelas ... Setuvo por mejor permutarle el color obscuro en el blanco ycolorado, como m*s natural de aquella Madre [ ..11 20

    En realidad haba muchas vrgenes negras (Montserrat y laGuadalupe de Extremadura, por ejemplo) y era frecuente queen las copias el color oscuro no se preservara, bien porque, comodice el P. Venegas, se tena por limas naturar' el color blanquecino,o porque se creyese que la mayora de imgenes !!negras" lo eranpor el humo de las velas quemadas durante siglos en sus altares.Podramos encontrar otra explicacin en el propio procesoartstico. Para la representacin de iconos milagrosos era frecuente

    que los artistas acudieran a grabados, y son escasos los de unaVirgen negra que la muestre como tal. Pero el manuscrito vams all al plantear el delicado status de las Vrgenes negras enlos virreinatos.21 Y es que, aunque las numerosas Vrgenes negrasconvertidas en blancas podran sugerir que la especificidad delcolor dej de ser relevante, al menos para algunos cultos y enalgunas zonas, la preocupacin de los jesuitas permite dudar dela ingenuidad de estos cambios. La escasez de testimonios impidegeneralizaciones y el manuscrito slo alude al caso mexicano,pero lo cierto es que en el Virreinato del Per la mayora deimgenes de Loreto conservadas son blancas, por lo que cabraplantearse tambin aqu si la mudanza de color fue deliberada.Lo que revela el cambio de color de Loreto en Mxico es elcuidado de los jesuitas por acomodar cada culto a la realidadsocial sobre la que actuaban, aun a sabiendas de los problemasque de ello pudieran derivarse. T r a d i c ~ o n a l m e n t e , el podermilagroso de las copias "tocadas" a un original estribaba p r e d s a ~mente en que fueran calcos de ste, y evidentemente en estecaso los jesuitas estaban falseando la copia. Que no convenaque esto se supiera tambin es evidente por la ausencia de estepasaje en la versin definitiva de la biografa de Zappa que sellev a la imprenta. zzLigada a la acomodacin de imgenes al pblico est lacuestin de la importancia de la funcionalidad frente a la calidad.Aunque pueden contemplarse como opciones opuestas y x c l u y ~entes, par a los jesuitas eran igualmente importantes y a menudoindisociables. Evidentemente, haba casos en que primaba uncriterio sobre otro, y ya vimos lo rudimentario del cuadro delbautismo del que se serva San Pedro Clavero Sin embargo, elinters esttico de la Compaa se refleja en su tremendo empeopor decorar sus iglesias con imgenes y muebles de calidad.Incluso las fundaciones ms alejadas de los centros artsticosvirreinales -como las haciendas y doctrinas de indios- hicierontodo lo posible por importar obras y dignificar as sus templos,empeo costoso en dinero, tiempo y esfuerzo humano. Confrecuencia los padres daban instrucciones muy precisas a losprocuradores en las ciudades sobre las obras que deseabanobtener, incluyendo cuestiones iconogrficas, de autora y calidad.De ese tenor fue el encargo hecho en 1713 por el jesuita Martnde Benavides al procurador Cristbal de Laris en la ciudad deMxico para su iglesia de Santa Teresa. Benavides solicit un aserie de lienzos de Juan Correa y, si no fuera posible, de i l l a l ~panda, entonces los dos pintores ms celebrados de NuevaEspaa. Deban representar a las santas Agata, Luisa, Ins,Cecilia, Anastasia y Catarina "cada una con lo mas excelente desu Martirio, o lo mas propio, con que se suelen pintar ll , y tendrianmarcos en azul y dorado. Por una carta posterior sabemos queCorrea fue el elegido, pues Benavides insiste que el procuradorlile encargue (a este pintor) les de a todos la ltima perfeccin ll Aade "Tengo cuatro con su inscripcin (firma) y un o hacemuchos excesos a los d e m s ~ acaso son de algunos de sus

    :1

  • 7/28/2019 23 Alcala

    8/10

    discpulos'" delatando su capacidad de discernir la calidad delas obras y su conocimiento del taller de Correa, tan fecundocomo a menudo mediocre.23

    En la misma carta, Benavides encargaba un cuadro de nimasdel Purgatorio y especificaba que llno lo pinte de ordinario elpintor con algn Santo dndoles el escapulario: pues de estono ent ienden nuestros tharhs [Tarahumaras?J" ,24 Su comentarioes interesante por revelar el control sobre la imagen que p r o c u r ~aban ejercer los jesuitas para garantizar su eficacia. Benavidesno deseaba un a imagen del Purgatorio a la manera de losCarmelitas, en las que stos aparecan distribuyendo escapulariospara salvar nimas. La carta termina diciendo del mismo cuadrodel Purgatorio que "traer tambin su marco bueno: digno delo bueno, que ser el pincel", manifest ando as su deseo de quefuera tan eficaz por su iconografa como bueno en la factura.El proceder de Benavides es representativo de la mayora dejesuitas, y la misma situacin se dio en el Virreinato del Per.Todo tipo de obras viajaban desde Cuzco, Potos y Lima haciaciudades ms pequeas y misiones rurales.25 Estos movimientosde obras se justificaban por una relacin entre imagen y prcticareligiosa que haba salido reforzada del Concilio de Trento.Durante la poca colonial en Hispanoa mrica se tuvo una claraidea de que la fe entraba por los ojos y que para ello erannecesarias constantes remesas de imgenes. Y aunque pudieraparecer un a cuestin simplemente numrica, el mayor indiciode que no lo era fue el empeo de los jesuitas por buscar susobras no slo en los centros artsticos de Hispanoamrica (loque poda parecer lgico), sino tambin en la muy lejana Europa.

    Un o de los captulos ms interesantes e inexplorados de lapresencia del arte europeo en Amrica atae a la responsabilidadde los procuradores jesuitas en su importacin. 26 Cada dos a110S,acudan a Roma va Espaa para reunirse con el General yatender diversos asuntos, entre otros la adquisicin de materialpara las misiones. En cada ciudad europea que visitaban adquiranaquello po r lo que era famosa: vidrios, cristales y espejos enVenecia y Miln, estampas, pinturas y cobres en Roma, y esculturaen Npoles, sobre todo manos y rostros de la Virgen y San Josas como figuras del Nio Jt.>ss. La mayora de objetos eran parasus casas y misiones y se denominaban "cosas de devocin", perotambin sol an hacer regalos a benefactores, amigos y, en general,a personas influyentes como los obispos. La llegada de estasobras era un acontecimiento en Iberoamrica, donde se anhelabalo europeo y a menudo se valoraba lo americ ano por su r o x i m ~dad a lo europeo,27 Aunque la cantidad de obras europeas fueelevada, muchas, como los cobres pintados, han desaparecidoo su procedencia europea ha pasado inadvertida hasta fechareciente,2s Un a excepcin sera la iglesia de San Pedro de Lima,donde la cantidad de obras europeas identificadas como talessupera la media, convirtiendo el templo en un verdadero museode arte europeo y sobre todo espaol, con esculturas de Juan deMesa, Juan Martnez Montas y Gregorio Fernndez, pinturasde Juan de Valds Leal y Bartolom Romn, y una reja especta-

    cular trada desde Miln, de la cual quedan algunos de los onceleones que originalmente luca y de la que escriba BcrnabCoba: "10 que ms admiracin causa es que, siendo de ta ninmenso peso, se pudiese traer de tan lejosl1. 29 El xito econmicoy religioso de la mayora de las fundaciones jesuticas en su pocaurea, la segunda mitad del siglo XV y sobre todo el sigloXVIII, redund en la riqueza de sus templos, que incluanpreciadas obras importadas de Europa y tambin Oriente.30 Engeneral, se puede decir que todas las rdenes religiosas proc uraronadquirir obras de este tipo, pero la Compaa destac por suvolumen, calidad y empeo, sirvindose de su magnifica yconocida red de comunicaciones e influencias internacionales.El inters por la calidad artstica no slo responda al deseo

    de dotar de magnificencia a las iglesias y estaba tambin e s t r e ~chamente ligado a la funcionalidad de las imgenes. Quizs lasimgenes que mejor reflejen la relacin entre calidad y eficaciadidctica sean los cuadros de Penas del Infierno. Aunque otrasrdenes religiosas se sirvieron de ellos, los jesuitas fueron unosconsumados maestros a la hora de extraer provecho de estaiconografa. Abundan los testimonios documentales y pictricos-como el magnfico cuadro en la Pinacoteca de la Casa Profesaen Mxico (Fig. 6) - que corroboran lo extendido de estasimgenes y de las prcticas devocionales y catequizadoras a ellasasociadas.Siguiendo mtodos desarrollados en Europa, los misionerosjesuitas de Hispanoamrica utilizaron imgenes como apoyovisual a sus sermones. En el momento culminante de las plticassobre el Infierno y las nimas del Purgatorio, obligatorias enlos Actos de Contricin que tanto fomentaron, recomendabanutilizar un lienzo pintado con un nima Condenada. En susmisione') circulares en el ltimo cuarto del siglo XVII, despusdel sermn, el P. Zappa "dexaba por tres, o cuatro das colgadaa esta pintura en la Iglesia, y expuesta a la vista de todo el Pueblo,serva de un eficaz mudo y continuado sermn, que causaba entodos maravillosos efectos")1 En el mbito peruano, la crnicaannima de 1600 de la Compaa de Jess en Per corroborala utilizacin de esta iconografa para la evangelizacin de losindios al sealar que en la Capilla de Indios (o de Loreto) anexaa la iglesia jesuita de Cuzco "ha habido notables mudanzas yconversiones de indios con la consideracin de juicio y gloriay penas de los condenados, que esta todo pintado por las paredesde esta iglesia y capilla, y particularmente con las penas y castigosque en el infierno tienen los vicios y pecados de los indios queestn all bien dibujados".-12 Lo interesante de estas pinturascuzquefias, ya perdidas, es que proporcionan otro ejemplo dela adaptacin de la imagen al pb lico a travs de la inclusin de-los indios.

    Si estos ejemplos constatan el predicamento de estas imgenespor su utilidad, otTO episodio, procedente de la biografa delpadre Jos Vidal, jesuita famoso por su trabajo en las misionescirculares en Mxico en el ltimo tercio del siglo XVII, reflejala relacin eficacia/calidad que subyaca detrs del asunto. Su

  • 7/28/2019 23 Alcala

    9/10

    bigrafo, el P. Juan Antonio Oviedo, nos narra queen un o de sus recorridos, Vidal encontr a unmoribundo que no quiso confesarse. Poco despus,otro jesuita pas por el mismo lugar y se top co nun "bulto oscuro" qu e le cont que aquel hombrehabia muerto e ido al infierno, y que deseaba quesu caso fuese predicado. Cuando Vidallleg a laciudad de Mxico pidi a un "excelente pintor" quepintara el alma condenada que haba encontradoen su viaje y que se haba arrepentido demasiadotarde de sus pecados, dndole para ello instruccionesescritas. A Vidal no le satisfizo el cuadro y el pintordebi rehacerlo "hasta la cuarta vez, en que conocique estaba ya el lienzo representando vivamente loque haba visto, aunque varios Pintores de los msafamados, que despus le vieron, testificaron, queno alcanzaba el arte a expresar del todo la ferocidad,que el Padre expresaba en su escrito")3 En este pasajees importante subrayar varias cosas: en primer lugarque el alma condenada que encontr el jesuita nadadijo de un cuadro, sin embargo, para Vidal eraevidente qu e la pintura era la mejor manera depredicar su caso. En segundo lugar, que su realizacinse encarg a "un excelente pintor", coincidiendo asVidal co n otros muchos jesuitas en la necesidad dequ e los cuadros de Animas fueran realizados po rlos mejores artfices.Los casos de Vidal, el P. Benavides en su iglesia deSanta Teresa o el de la pintura mural de la capillade Cuzco evidencian que, pese a tratarse de Fig. 6 Alribuido a Miguel Cabrera, Penas del Infierno , s. 18 . Pinacoteca de la Casa Profesa, Mxico. D .F.iconografas y composiciones codificadas, los jesuitascrean que slo a travs de un buen pincel y del control de laactividad del pintor se garantizaba la eficacia de la imagen. Comotales, estos ejemplos delatan el nfasis de los jesuitas por aunarfuncionalidad y magnificencia, siendo precisamente ese equilibrioentre utilitarismo y esttica lo que ha procurado a sus fundacionesla consideracin de grandes monumentos h i s t r i c o ~ a r t s t i c o s .

    2

    NOTASTanto el plano de Giacomo Barozzi da Vignola (hacia 1562) comoel alzado posterior de la fachada de Giacomo della Porta.Desde el ltimo cuarto del siglo XX vena negndose la idea de suexisrencia, sustituyndose por la hiptesis de un a modalidadjesutica: lrma R. JAFFE y Rudolf WITIKOWER, eds, BaroqtteArt. The Jesuit ContribttUon, Nueva York, 1972. Unos aos antesVargas Ugarte apullt qu e en el mbito hispanoamericano no sepoda hablar de un "modo nostro" ni tampoco de una modalidadjesutica, tan slo de una mayor instrumentalizacin del arte encom.paracin co n otras rdenes religiosas; Rubn VARGASUGARTE, S.J. Los jesuitas del Per y d arte, Lima, 1963b, p. 9. Paraun a valo racin ms reciente del tema ver Gauvin AlexanderBAILEY, "Le sryle jsuite n ' existe pas ' : Jesuit eorporare Cultureami th e Visual Arts"; en O ' MALLEY, John , S.], (coord), et al, TheJesuits , Cultures , Sciences and tite An s, 1540-1773 , Toranto, 1999b,pp. 3889.

    4

    No exbte un estudio comparativo de las misione:; je:;utica:; de lastres provincias hispanoamericanas: Nueva Espaa, Per, y tras 1607,la de Paraguay, la llamada Paracuaria, escindida de Per. Alguna:;misiones jesuitas s se han puesto en relacin, especialmente lasde Chiquitos y Moxos con las de Paraguay, pero se echa de menosun e:;tudio global de la mi:;in jesuita - reduccin o doctrina- queincluya tambin el norre novo hispano. Por otra parte, un acontribucin importante en el terreno comparativo e:; el recientelibro de Gauvin Bailey sobre misiones jesuita:; en Japn, Ch ina,la lndia y Paraguay, centrado en el proyecto de misin global conel que se identific la Compaila; Gauvin Alexander BAILEY, Ar tun t/e Jesuit Missions in A ~ i a and Latin America, Toronto , 1999a.Muchos inventarios de fundaciones jesutica:; elaborados co nmotivo de la expulsin estn publicados o al menos reseilados enpublicaciones qu e van desde monografas relacionadas co n la

    ACOlv(ODACll)N, CONTROL Y ESI'LEND()R DE 1.\ IMA.('[N. 265

  • 7/28/2019 23 Alcala

    10/10

    Compaa en una u otra regin hasta textos ms generales sobreel arte colonial.S Por ejemplo, es notable la preferencia por la Inmaculada Concepcinen las misiones de Chiquitos, que sin embargo tuvo menor presencia

    en las misiones novo hispanas. Sobre las preferencias iconogrficasen Chiquitos ver Pedro QUEREJAZU, lila imaginera en Chiquitos",en Festival Internacional de Msica "Misiones de Chiquitos". In ReuninCientfica, Santa Cruz de la Sierra, 2000, pp. 1 1 6 ~ 121.

    6 Bernab COBO, S.J, Obras del Padre Bemab Coba de la Compaade Jess, ed. Francisco Mateas, S.J, Madrid, 1964, vol. 2, p. 425.

    7 Antonio ASTRAN, S.J, Historia de la Compaa de Jess en laA ~ t e n c i a de Espaa, Madrid, 1920, Tomo VII, p. 487.

    8 Uno de los muchos ejemplos de la adaptabilidad de esta iconografase encuentra en el enorme lienzo Apoteosis de la orden de la Merced,donde estos religiosos traen almas a beber al Iagar divino, y que seconserva en la sacrista de la iglesia de La Merced en la ciudad deGuatemala; es obra de Jos de Valladares (1759) y tiene aadidurasde 1813 de Juan Jos Rosales. Para una ilustracin ver El pas delquetzal. Guatemala maya e hispana, catlogo de exposicin, SociedadEstatal para la Accin Cultural Exterior, Centro Cultural de laVilla, Madrid, 2002, p.J08.

    9 En Paraguay, por ejemplo, los jesuitas siguieron el ejemplo de losfranciscanos que les precedieron; ver BAILEY, 1999a, pp. 151 y ss.10 Rubn VARGAS UGARTE, S.J, Historia de la Compaa de Jess en

    el Per, Burgos, 1963a, vol. 1, pp. 295-301.11 Sobre las fiestas donue se present as al Nio Jess ver VARGASUGARTE, 1963b, p. 96. La interpretacin de la eliminacin de lamaskapaycha, en Carolyn DEAN, Inka Bodies and the Body of Christ,Durham y wndres, 1999, p. 110.12 Estos cuadros han suscitado diversos estudios, siendo uno de losms recientes e interesantes el de Marie TIMBERLAKE, "ThePainted Coloni al Image: Jesuit and Andean Fabrication of History

    in Matrimonio de Garca de Loyola and usta Beatriz", en Joumal ofMedieval and Early Modern Studies 29,3 (1999).13 El cuadro del segundo traslado est hasado en un grabado italianode Ambrosio Brambilla, un a copia del cual se conserva en la

    Biblioteca Nacional de Madrid (ER 1284). Para una reproduccinde los cuadros de Tepotzotln ver Pintura Novo hispana. MuseoNacional del Virreinato, Mxico 1994, Tomo 2, pp. 120-121, nOs inv.10-6932 y 10-6933.14 Respectivamente, nmeros 294 y 367 en Jos de MESA y TeresaGISBERT, Historia de [a Pintura Cuzquea, Uma, 1982, vol. 2.15 La compleja relacin entre ambas devociones as como un estudioms completo de la de Loreto en Nueva Espaa en mi tesis doctoral:Luisa Elena ALCAL, The Jesuits and the Visual Arts in New Spain,1670-1767, PhD. Institute ofFine Are" New York University, 1998,cap. 4.16 VARGAS UGARTE, 1963b, p. 95 para Potosi; y p. 64 para Arequipa.Sobre la iglesia de los jesuitas en Santa Fe de Bogot, ver GuillermoHERNNDEZ DE ALBA, Teatro del arte colonial, Bogot, 1938, p.100.17 Desde finales del siglo XVII, la Compaa goz de un privilegio

    papal y real que le permita reclutar misioneros en touos losterritorios de la Casa de Austria en Europa y no slo en Espaa.Consecuentemente, fueron muchos los jesuitas italianos ycentroeuropeos que se trasladaron a Hispanoamrica.

    18 Sobre el caso de Moxas, ver VARGAS UGARTE, 1963a, vol. 3, p.29.19 BAILEY, 1999a, p. 170; y Josefina PL, El barroco hispano guaran,Asuncin, 1975, p. 109. Tambin parece que la iglesia de los jesuitas

    266 BARROCO ANDINO

    en Buenos Aires se dedic en un primer momento a Loreto,pasando despus a estar dedicada l San Ignacio de Loynb: CJuillcrmoFURLONG, S.J. HistOl'ia del Colegio del Salvador y de SU$ inadiacionescultumles y espirituales en la ciudad de Buenos Aires, 16171943, BuenosAires, 1944, voL 1, p. 33.20 Miguel VENEGAS, S.J, Templo mstico de la gracia dedicado a MaraSantsima ...de Guadalupe y ddinuido en la 11ida admirable y virtudesheroicas del Venerable Padre Juan Baptista Zappa, (ca. 1750-1754), mss.(sin nmero), Archivo Histrico de la Provincia de la Compaflade Jess de Mxico, Ciudad de Mxico, vol. 1, pp. 3 3 2 ~ 3 3 3 .Agradezco al P. Manuel Ignacio Prez Alonso (S.J) su generosidadpor haberme facilitado el acceso al manuscrito. La frase a la quealude Venegas en la que la Virgen dice de s misma que es OInegrapero hermosa tl proviene del Cantal' de los Cantares, verso 1:5, y era

    comnmente utilizado para explicar y justificar la presencia deVrgenes negras.21 Tema aparte, y posiblemente algo distinto en su desarrollo histrico,es el de los Cristos negros ya que muchos preservaron su tonalidad.22 El tnanuscrito de Venegas consta de dos volmenes con ms de1000 folios. Evidentemente, publicarlo con esa extensin hublerasido demasiado costoso y poco atractivo, por lo que se recortaronnumerosas secciones adems de la que nos ocupa para su edicin

    en la ciudad de Mxico en 1754 con el ttulo abrt.'Viado Vida yvirtudes del V P. Juan B a u t i . ~ t a Zappa.23 Archivo General de la Nacin (Mxico), Jesuitas, Leg. 1 ~ 1 4 , caja 5,exp. 336, fol. JOl; y caja 3, exp. 210, foL 1090r.24 No he podido localizar la iglesia ue Santa Teresa pero es posibleque perteneciese al territorio de los indios Tarahumaras.25 En Santiago de Chile, por ejemplo, los retahlos de la iglesia delColegio Mximo de San Miguel, completada en 1631, se decoraroncon imgenes importadas desde Per; Eugenio PEREIRA SALAS,Historia del arte en el reino de Chile, Santiago, 1965, p. 13.26 Para un tratamie nto extenso del tema en el Virreinato de NuevaEspafia, ver ALCAL, 1998, cap. 3.27 Es recurrente en textos de toda la poca colonial ponderar objetosy monumentos americanos afirmando que nada tienen que envidiara los europeos.28 Recientes trabajos sobre la pintura de cobre en Hispanoamricaempiezan a identificar algunos; Clara BARGELLlNI, "Painting onCopper in Spanish America", en Copper Canvas. Two Centuries ofMasterpiece Paintings on Copper 1575-1775, catlogo de exposicin,Phoenix Art Museum, 1999.29 COBO, 1964, voL 2, p. 424.30 Respecto a las obras tradas de Oriente, sirva como ejemplo laiglesia de la misin de Loreto en Baja C,difornia. En el momentoue la expulsin albergaba varias mgenes con rostros de marfil yarcas de China, objetos procedentes seguramente de la ciudad de

    Mxico, dnde arribaban desde el Galen de Manila. Sobre lamisin de Loreto, ver Marco DAZ, Arquitectura en el desierto: misionesjesuitas en Baja California, Mxico,1986, pp. 101-102.31 VENEGAS, (ca. 1750-1754), vol.1, pp. 538-39.32 Annimo, Historia General de la Compaia de Jess en la Provincia

    del Per, ed. Francisco MATEOS, S.], Madrid, 1944, vol. 2, p. 36.33 Juan Antonio de OVIEDO, S.]., Vida admirable, apmtlicos m inisteriosy heroicas virtudes del Venerable Padre Joseph Vidal, Mxico, 1752, pp.198-199. Que los pintores declarasen que el cuadro era inferior ala descripcin de Vidal puede considerarse una cuestin de decoro.

    La noticia es de cualquier modo significativa por revelar la existenciade "tertulias" o reuniones donde los pintores discutan y evaluabanlas obras de sus compaeros.