24 Ciudad de Las campanas

Embed Size (px)

Citation preview

  • 7/30/2019 24 Ciudad de Las campanas

    1/9

    140

    La ciudad de las campanas

    En ese instante una metlica vibracin lleg de laciudad, luego la campana de Santiago reson a cortadistancia. Otras ms lejanas, respondieron ensegui-da. Todas las iglesias a la vez en alucinador concier-to, tocaban sus oraciones.

    E. LarretaLa Gloria de Don Ramiro

    Iglesia de San Pedro.Foto: Von Rommler y Cia. h. 1920. (Algunas torres de iglesias se cayeron y fueron rematadas con ladrillos en anteriores restauraciones).

  • 7/30/2019 24 Ciudad de Las campanas

    2/9

    141

    Espadaa del Carmen y antigua Portada, hoy en el obispado.Foto:Alsina. Tarjeta postal. h. 1920.

    Convento de la Encarnacin. Tarjeta postal. h. 1940.

    Si lo han intentado alguna vez, habrn comprobado eltesn que se necesita para contar todas las iglesias devila sin olvidar ninguna. Ms costoso debe ser anenumerar todas las campanas. Orlas a la vez, comocuenta Larreta, sera hoy una alucinacin.

    Desaparecidos actualmente muchos de los cam-

    panarios que la ciudad tuvo hace cuatro siglos, olvida-das ya las costumbres de su uso, los que quedan ape-nas resuenan de cuando en cuando; sin embargo,todas esas torres tuvieron una sola misin: elevar lascampanas lo ms alto posible, lo ms cerca del cielo,de forma que fuesen como su propia voz.

    En la Edad Media, los campanarios eran uno de lossmbolos que levantaban ms vanidades. En ocasio-nes, por querer superar en altura a los de otras ciuda-des vecinas, las torres de las catedrales quedaban ina-cabadas o se venan abajo en el intento. A pesar detodo, nunca se renunci a construirlas; al contrario, el

    afn de alcanzar el cielo, hizo que construyesen torrescada vez ms altas, el lenguaje de las campanas erapara aquellas gentes, como un mandato divino quecumplan al punto.

    Lo ms curioso de los campanarios fue su origen.Las pequeas iglesias de comienzos del cristianismo,hasta el prerromnico, carecan de torre alguna. La cos-tumbre de construirlas anexas al templo, fue copiadadel Islam. El minarete, desde el cual vocea el muecn

    para llamar al culto en las mezquitas,

    fue imitado por el cristianismo ante laimposibilidad de congregar a sus fie-les; pero como el grito del sacristn noalcanzaba a los caseros y aldeas, setuvo que recurrir a un instrumentomucho ms sonoro que la voz humana:las campanas, un invento oriental queoccidente remodel hasta darle suforma caracterstica.

    Un recurso tan eficaz fue enseguidaaprovechado para difundir otros avisos.Las campanas fueron a partir de enton-

    ces los relojes de la sociedad y las men-sajeras de sus noticias. Cuando an nose soaba con la proliferacin de loscronmetros de pulsera, las campanasmarcaban las etapas del da a toda laciudad; no se hablaba de las doce o launa, sino de antes o despus de taltoque. Como cuenta Belmonte,

    vila se mova a toque de campa-na. Desde la maana a la noche sesucedan los del alba, del ngelus,de oracin, de nimas, de queda, de

    gloria, de difuntos, a arrebato, a vueloy as hasta un buen nmero segn lafecha y poca de la liturgia.A estos toques se superponan los

    repiques de los numerosos conven-tos: maitines, laudes, hora prima, ter-cia, nona, completas, vsperas...

  • 7/30/2019 24 Ciudad de Las campanas

    3/9

    142

    Alguno de estos toques todava se pueden escuchar hoy, desde losconventos de las Madres o la Encarnacin.

    Hasta primeros de siglo, los vecinos de vila reconocan esos men-sajes y sus significados. Saban de odo de qu campanario procedan,aunque sonasen varios al unsono. Cada bronce tena su sonoridad pecu-liar. La Ciudad del Silencio resultaba ideal para escuchar el conciertocampanil. Unamuno, que lo oy en 1909, deca que vila era una ciudadmusical y sonora. Le gustaban las campanas a Don Miguel. GarcaLorca, sin embargo, pareca sufrir al orlas:

    En una noche negra y lluviosa llegu a la ciudad de los grandesrecuerdos. Al cruzar sus estrechas y misteriosas calles, una hondaemocin me cautiv. Todo estaba obscuro y callado. El viento modu-

    laba fnebres y miedosas tocatas. Las callejuelas retorcidas y extrava-gantes eran como los tubos de un gran rgano, que el aire hicierasonar. La vieja poblacin estaba dormida... Aquella noche al acostar-me las campanas de la catedral hablaron tan hondas y tan melancli-cas que me tap los odos por no sentirlas. Tena miedo de or la dur-

    miente sinfona de la ciudad convertida en rgano por el viento y a lascampanas diciendo su meloda de bronce.Verdaderamente pocos sonidos resultan tan lastimeros como unas

    campanadas en plena noche. A Orson Welles, le impresionaba tambinesa lenta cadencia que pareca resonar desde otro mundo. Esta ciudadmedieval tena los decorados precisos para escenificar aquellasCampanadas a Media Noche.

    Frecuentemente se daban avisos a las gentes al sonido de los bada-jos. En los siglos XVI y XVIII, segn Carrmolino, el sacristn de la antiguaermita de San Isidro tena la obligacin de tocar a vsperas e maitines ea nublado y avisar con la campana los trabajos del campo y las eras.

    Las campanas podan comunicar todo y a todos. Sus toques enlaza-ban un pueblo con la aldea siguiente; de esa forma, cualquier noticia eraconocida con prontitud en los confines del reino, la muerte del rey, la bata-

    Soportales e Iglesia de San Juan.Foto: Roisin. h. 1920. Tarjeta postal.

    Baslica de San Vicente. Foto: Roisin. h. 1925. Tarjeta postal.

    lla ganada o el nacimiento del prnci-pe heredero, eran dadas a los cuatrovientos. La vida iba un poco al son delo que ellas tocaban.

    Entre los bronces haba tambinsu rango, la de la iglesia principal,tena que ser la primera en tocar elAve Mara a la puesta de sol, siguin-dole todas las dems antes de queella acabara. Cuentan que una vez,las de vila adquirieron de pronto unpoder sobrenatural. Segn una leyen-da, las campanas de toda la ciudadse pusieron a tocar solas, cuando elcadver de San Pedro del Barco fuetrado milagrosamente por una mulaciega, hasta la Baslica de SanVicente.

  • 7/30/2019 24 Ciudad de Las campanas

    4/9

    143

    Las campanas llegaron a ser tan importantes enaquella sociedad, que frecuentemente eran consagra-das y hasta bautizadas solemnemente. No en vano,una de gran tamao costaba sus reales y eran nece-sarios muchos esfuerzos para costearlas, fundirlas, eizarlas hasta su sitio. El orgullo por poseer una reso-nancia perfecta, haca que a veces fuesen encargadasal extranjero. Gil Gonzlez cuenta, sin embargo, queen el Siglo XVII, haba en vila una mina de metalcampanil tan bueno que los que saben de esto, dicen,compite con lo bueno que viene de Inglaterra.Fundidas en ocasiones con el botn de batallas ysaqueos, algunas de las que ven all arriba, fueronantes caones y estatuas.

    Las ms grandes solan llevar una leyenda grabadaen el borde, la de San Pedro cuentan que tena esta:Con mi voz llamo a los cristianos, aparto a los demo-nios y desparramo los nublados. Pero no eran las gran-

    des campanas las de mayor fama. Una gran campananecesitaba de varios campaneros para voltearla y aveces esto resultaba peligroso hasta para la propiaestructura de la torre. Las ms pequeas, sin embargo,solan tocarse a diario varias veces y por ello acababansiendo las ms populares y queridas. Algunos de estoscampaniles recibieron cariosos apodos como ElZumbo de San Juan o El Cimbalillo de la Catedral.

    El Zumbo, aparte de llamar a misa, tuvo ocasional-mente otra misin legislativa, fue la encargada deanunciar a la ciudad el nacimiento de cada constitu-cin; convocaba tambin a los ediles para cuantas

    asambleas se celebraban en el Ayuntamiento y avisa-

    ba cuando haba incendios para que todos acudieran asofocarlo. Pero el Zumbo fue conocido sobre todo porotro toque, el de Perdidos. Serva este aviso para quelos extraviados en la nieve pudieran orientarse durantelas nevadas y entrasen en la ciudad antes de quecerraran las puertas de la muralla. El toque se estable-ci para evitar que se elevase el nmero de vctimasque moran durante los inviernos. Llegada la noche,parta de la ciudad cuadrillas con antorchas haciendosonar sus cuernos, intentando rescatar a los extravia-dos que haban quedado cegados o atrapados en lanieve.

    Otras campanadas cotidianas fueron las del toquede queda. Se mandaron dar por un acuerdo de abril de1520 Para q de oy en adelante se faga la campana dequeda dende San Miguel a las diez, e dende San Miguel

    a Pascua Florida a las nueve, es decir, que tocaba reco-gerse en casa a las diez en verano y las nueve en invier-

    no; a esa hora deban estar cerrados todos los comer-cios y apagarse el alumbrado de los faroles de aceite;era, como cont Mayoral, la seal del descanso en elvivir de la urbe. Tambin a la orden de este toque sal-an desde el Mercado Chico los serenos, que eran lossucesores de las rondas nocturnas, que oteaban las

    hogueras del moro enemigo, en el Valle y en la Sierra, yestaban alerta a cualquier asalto de la muralla.Snchez-Albornoz recordaba estas Campanas cate-dralicias marcando las horas del da y la noche; escu-chadas durante las heladas por los serenos que deam-

    bulan por la ciudad, con su farol y su chuzo, y cantaban,

    por ejemplo "Las cuatro y media y nevando" Las Cortes

    Mercado Chicoy campanil del Ayuntamiento.Foto: Thomas. h. 1920. Tarjeta postal.

  • 7/30/2019 24 Ciudad de Las campanas

    5/9

    144

    prohibieron en 1558 que despus del toque dequeda, ninguna persona llevase armas por lascalles si no iban alumbrados por antorchas. Laorden se cumpli pero el corregidor de vila se latom tan a rajatabla que algunos vecinos se que-jaron a Felipe II porque les quitaban las espadas

    y puales antes de las diez, sin taer la campana.La costumbre del toque de queda se extingui amediados del siglo pasado.

    El otro repique ms conocido era el delCimbalillo. Proceda de la desaparecida espada-a de la torre de la Catedral. Si el Zumbo era elregidor de la vida nocturna, el Cimbalillo ordena-ba la diurna; si aqulla reuna a los ediles delAyuntamiento, sta convocaba al cabildo en laCatedral para no ser menos.

    De timbre atiplado, el Cimbalillo, repicabatodos los das cuarto de hora por la maana y otro

    cuarto por la tarde. Apreciada por los abulensespor su pequeez, era el reloj orientador de las tare-as diarias: despertaba para ir al trabajo, avisaba dela entrada a los colegios y serva de referencia a lasmujeres que tenan el puchero a la lumbre toda lamaana. El Cimbalillo tuvo como una de sus lti-mas misiones, avisar a la poblacin de los bom-bardeos durante la Guerra Civil. Nada ms apare-cer los viejos aparatos por la Paramera, la campa-na comenzaba a tocar a rebato.

    Hasta comienzos de este siglo, el uno denoviembre, festividad de todos los santos y el da

    en que mora un rey, las campanas de vila sona-ban durante toda la noche. Los campanerosencendan hogueras para mitigar el fro y lastorres semejaban faros alumbrando las sombrasde la ciudad.

    El resto de los das, el toque de oraciones erael ltimo en orse. Este toque de oraciones era aveces el preludio del regocijo general, en esasfechas:

    se facan las alegras de luminarias, hoguerasy hachones en las plazas. Y los caballeros secitaban para andar toda la noche a caballo con

    hachas encendidas recorriendo la ciudad.Pero quiz la campana ms memorable de

    vila, es la que Santa Teresa instal en su pri-mera fundacin de San Jos. Como no tenadinero, la monja tuvo que conformarse con unapequea de tres libras o poco ms y un aguje-

    ro harto grande, segn cuenta ella. Aquel res-

    Catedral. Sobre la torre se ve la desaparecida espadaa del Cimbalillo.Tarjeta postal. h. 1910.

    Barrio e Iglesia de SantiagoTarjeta postal. h. 1930.Las torres lucan como faros las noches de luminarias.

  • 7/30/2019 24 Ciudad de Las campanas

    6/9

    145

    quebrajado sonido, escandaliz a vila un 24 de agosto de1562. Las vueltas que da este mundo, como dira la Santa.Entonces el frgil badajo tuvo que soportar los malos vientosdel Consistorio, de parte del clero y de no pocos vecinos quese opusieron a tan pobre fundacin. Con cuatro monjas quesac de la Encarnacin, emprendi la reforma del Carmelo.Las batallas que tuvo para sostener aquella pobrsima casafueron dramticas, cuando ya estaba acordada su demoli-cin, solo la intervencin del propio rey, Felipe II, pudo salvar-la. El Palomarcito, levantado casi a escondidas para quenadie se ofendiese, mantuvo en su interior la campana hasta1634, en que fue llevada a Pastrana. En 1864 regres paraseguir siendo la voz de este monasterio, que fue su verdade-ra casa, y la que le encarg levantar el Seor mismo. Hoy,rodeado de edificios que asfixian la vida de clausura, elAyuntamiento mantiene el atrio convertido en un aparcamien-to poco digno. Este monasterio, sin embargo, no es uno ms;la casa madre del Carmelo, la primera fundacin de Santa

    Teresa, es slo comparable a la Porcincula de San Franciscode Ass, pero quiz las comparaciones son vanas.Aquella campana agujereada que la propia fundadora hizo

    repicar, contina tras esos muros de la calle Duque de Alba,duque que paradjicamente removi Roma para sacar de vilael cadver de la Santa y llevrselo a Alba de Tormes; en agrade-cimiento, o tal vez inconscientemente, se le dedic la calle. Lospueblos son en ocasiones extraamente solcitos.

    Iglesia de San Jos.Tarjeta postal. h. 1945.

    Patio central de San Josy toque de la primitiva

    campanilla de la Fundacin.

  • 7/30/2019 24 Ciudad de Las campanas

    7/9

    146

    Las campanas han conocido de primera mano la historia y milagros de vila. Si sus lenguas hablaran realmente,como deseaba Balart, saldran como del cielo, melodas que tal vez, slo el bronce sabe expresar. Pasados los aosde su apogeo, a la mayora de nosotros, el lenguaje de las campanas, nos resulta lejano y ajeno. Para entender lo quesignificaban para aquellas gentes, tendramos que escuchar a alguien de entonces. Don Claudio Snchez-Albornoz,que ador esta ciudad, nos dej escritas unas memorias, que l tild de nostalgias de viejo, pero que en realidadson los recuerdos de un nio que escuch las campanas de su ciudad. Aquella tradicin rabe del muecn llamandodesde la torre, se conserv al modo cristiano en algunos templos abulenses. En la iglesia de San Pedro, hasta princi-

    pios de siglo, continu la costumbre de que el sacristn vocease a golpe de badajo, el nombre del feligrs que aca-baba de morir. Don Claudio, que viva frente a la iglesia, lo segua recordando muchos aos despus:

    Me traslad al repicar de las campanas de mi vila adorada. Broncas campanas, de San Juan, San Vicente,Santiago o San Pedro, agitadas por las manos juveniles de un monaguillo que, a cada golpe de badajo, anunciaba

    la muerte de un abulense cado al peso de sus males o de sus aos... Cuntas veces he odo desde el jardn demi casa de vila, gritar a un monago desde la vecina torre mocha de San Pedro: Por el alma... de un convecino ode un amigo!.Me creeris si os afirmo que recuerdo muy bien dos fnebres anuncios de defunciones reales desde la citada torrede San Pedro?. Mi memoria, firme an, no ha olvidado hoy los de las muertes de Isabel II, la reina castiza (1904), yde su primo Carlos, el pretendiente al trono por ella perdido en la septembrina revolucin de 1868. Costeado el

    segundo anuncio por los carlistas abulenses, el monago de San Pedro dio a don Carlos tratamiento de Majestad yle calific de rey de Espaa (1910).A veces no se oa bien desde la calle el nombre del abulense muerto, cuyo anuncio fnebre haca el monaguillo desdelo alto de la torre, tras golpear con la lengua de hierro la alta campana, digmoslo con palabras de Bcquer. Y entonces,el ciudadano que casualmente pasaba por la calle gritaba al parlero monago: Chico, por quin tocas?.El curso de los aos cambia las costumbres populares. No s si siguen realizndose desde las torres abulenses

    los fnebres anuncios de principios de siglo. Anuncios en los que se sucedan el del seor Lorenzo, el carpin-tero, y el de Su Majestad Don Carlos VII. No vi ni o serenos en vila durante mi breve estancia en ella en mayo

    Campanario, antiguasacrista y bside deSan Pedro. Foto: Roisin.Tarjeta postal. h. 1910.

  • 7/30/2019 24 Ciudad de Las campanas

    8/9

  • 7/30/2019 24 Ciudad de Las campanas

    9/9

    148

    Impresiones de viaje. Dibujo del natural por Toms Campuzano. La Ilustracin Espaola y Americana. h. 1900.