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24 - LA ESQUINA - 1ra edición mayo 2013 Luego de un extenuado día de trabajo, me dirigí con mi esposo e hija a realizar esta entrevista. Hacía un largo tiempo quería hacerlo, pero la falta de coordinación no la había hecho posible. Acercándose el Día de las Madres entendí que ya era el momento para concretar dicha idea. Así que sin pensar en el cansancio emprendimos hacia el barrio Matuyas de Maunabo. La tarde estaba lluviosa y sentía el camino largo. Llegamos. Inmediatamente, me recibió ella con su gran sonrisa, al igual, su esposo. Reflejaban una gran alegría. Nos saludaron y luego nos invitaron a entrar a su morada, su hogar. Hacía mucho frío (el río está cerca) pero, la calidez con que fuimos recibidos disipó el mismo. Originalmente, la entrevista era para ella, pero estando allí ,comprendí que uno era complemento del otro. Precisamente la complicidad entre ambos fue el ingrediente que ha marcado la vida de sus hijos. Así que mis planes cambiaron. Por estos lares mucho se habla de los hermanos Héctor O. Ramos Lebrón conocido por “Pito” y de Henry Ramos Lebrón. Uno, destacado en el balompié nacional y el otro, en el béisbol. Como orgullosa maunabeña, conocer de sus logros, ciertamente provoca en mí alegría como en la mayoría de mis compueblanos. No obstante, y sin menospreciar el esfuerzo que han realizado, entendía que sus éxitos no habían sido de la noche a la mañana y que los mismos también fueron “construidos” por otros: sus padres. Les presento a Norma I. Lebrón Patrón y Agapito Ramos Velázquez, padres de los deportistas “Pito”, Henry y Helliot. Estos llevan unidos casi 24 años y son residentes de toda la vida del barrio Matuyas de Maunabo. Para llegar al éxito no es necesario tener posesiones materiales o estatus sociales. Sólo hace falta inspiración, disciplina, estructura, amor y dedicación. Valores, que más allá de las palabras se convierten en acción. Es por eso que ellos son los protagonistas de esta columna. Al preguntarles acerca de los comienzos de “Pito” en el deporte, Norma nos narra que a su esposo Agapito siempre le gustaron los deportes, en especial el béisbol. Así que tan pronto su primer hijo, “Pito”, tuvo edad, lo apuntaron en las Pequeñas Ligas. Aunque Henry no tenía la edad requisito, los entrenadores lo dejaban practicar con el equipo. Así que estuvieron dos años juntos hasta que por la diferencia de edades debían de estar en ligas diferentes. En los recesos de temporada de béisbol, Chico Burgos instó al matrimonio a que inscribieran a los niños en el equipo de balompié. Fue allí que se percataron de que sus destrezas eran buenas para ambos deportes. Pero el matrimonio no limitó a sus hijos y también los apoyaron cuando practicaban otros deportes como volibol y baloncesto. La intención del matrimonio era que los niños se mantuvieran ocupados en su tiempo libre. Pasaron los años y los niños (no tan niños) continuaban destacándose. A los 14 años, “Pito” fue seleccionado para la Selección Nacional Juvenil de Balompié y nuevamente Henry se le unió. Dicha selección practicaba dos veces en semana en el pueblo de Carolina. Así que Norma y Agapito salían de sus trabajos y ,sin importar cansancio llevaban sus hijos a practicar. Norma nos dice, riéndose , que mientras iban por el camino los niños repasaban sus libretas, pues, la escuela era primero que todo. Así que ellos debían mantener un promedio escolar si querían continuar en los deportes. Así que los niños se esforzaban en tener buenas notas. Los fines de semana tenían juegos, así que desde el día antes preparaban jugo, agua y algo para comer. Era necesario economizar para la gasolina de la semana. Cuando les pregunté si en algún momento ellos pensaban que lo que hacían era una inversión para el futuro de sus hijos, Agapito me contestó que “nosotros lo que queríamos era que ellos se divirtieran, que la pasaran bien”. Con “Pito” y Henry en la selección Nacional y con Helliot pequeño la vida era muy agitada. Trabajo, escuela, práctica y juegos. Sin embargo, tampoco podían olvidarse de Dios. Así que los días que no tenían juegos o prácticas procuraban asistir a la iglesia. Cuando Henry fue descubierto como prospecto profesional en béisbol, se les complicó aún más la situación. Uno en balompié y otro en béisbol. Agapito nos dice que “teníamos un solo carro y Norma lo más lejos que guiaba era para Humacao. En ocasiones, me iba en pon para el trabajo, para que ella en la tarde Norma y Agapito, pilares de una familia Por Kenelma Figueroa Boricuas la ponen en la China

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24 - LA ESQUINA - 1ra edición mayo 2013

Luego de un extenuado día de trabajo, me dirigí con mi esposo e hija a realizar esta entrevista. Hacía un largo tiempo quería hacerlo, pero la falta de coordinación no la había hecho posible. Acercándose el Día de las Madres entendí que ya era el momento para concretar dicha idea. Así que sin pensar en el cansancio emprendimos hacia el barrio Matuyas de Maunabo.

La tarde estaba lluviosa y sentía el camino largo. Llegamos. Inmediatamente, me recibió ella con su gran sonrisa, al igual, su esposo. Reflejaban una gran alegría. Nos saludaron y luego nos invitaron a entrar a su morada, su hogar. Hacía mucho frío (el río está cerca) pero, la calidez con que fuimos recibidos disipó el mismo.

Originalmente, la entrevista era para ella, pero estando allí ,comprendí que uno era complemento del otro. Precisamente

la complicidad entre ambos fue el ingrediente que ha marcado la vida de sus hijos. Así que mis planes cambiaron.

Por estos lares mucho se habla de los hermanos Héctor O. Ramos Lebrón conocido por “Pito” y de Henry Ramos Lebrón. Uno, destacado en el balompié nacional y el otro, en el béisbol. Como orgullosa maunabeña, conocer de sus logros, ciertamente provoca en mí alegría como en la mayoría de mis compueblanos. No obstante, y sin menospreciar el esfuerzo que han realizado, entendía que sus éxitos no habían sido de la noche a la mañana y que los mismos también fueron “construidos” por otros: sus padres.

Les presento a Norma I. Lebrón Patrón y Agapito Ramos Velázquez, padres de los deportistas “Pito”, Henry y Helliot. Estos llevan unidos casi 24 años y son residentes de toda la

vida del barrio Matuyas de Maunabo.Para llegar al éxito no es necesario

tener posesiones materiales o estatus sociales. Sólo hace falta inspiración, disciplina, estructura, amor y dedicación. Valores, que más allá de las palabras se convierten en acción. Es por eso que ellos son los protagonistas de esta columna.

Al preguntarles acerca de los comienzos de “Pito” en el deporte, Norma nos narra que a su esposo Agapito siempre le gustaron los deportes, en especial el béisbol. Así que tan pronto su primer hijo, “Pito”, tuvo edad, lo apuntaron en las Pequeñas Ligas. Aunque Henry no tenía la edad requisito, los entrenadores lo dejaban practicar con el equipo. Así que estuvieron dos años juntos hasta que por la diferencia de edades debían de estar en ligas diferentes. En los recesos de temporada de béisbol, Chico Burgos instó al matrimonio a que inscribieran a los niños en el equipo de balompié. Fue allí que se percataron de que sus destrezas eran buenas para ambos deportes. Pero el matrimonio no limitó a sus hijos y también los apoyaron cuando practicaban otros deportes como volibol y baloncesto.

La intención del matr imonio era que los niños se mantuvieran ocupados en su t iempo l ibre.

P a s a r o n l o s a ñ o s y l o s niños (no tan niños) continuaban destacándose. A los 14 años,

“Pito” fue seleccionado para la Selección Nacional Juvenil de Balompié y nuevamente Henry se le unió. Dicha

selección practicaba dos veces en semana en el pueblo de Carolina.

Así que Norma y Agapito salían de sus trabajos y ,sin importar cansancio llevaban sus hijos a practicar. Norma nos dice, riéndose , que mientras iban por el camino los niños repasaban sus libretas, pues, la escuela era primero que todo. Así que ellos debían mantener un promedio escolar si querían continuar en los deportes. Así que los niños se esforzaban en tener buenas notas. Los fines de semana tenían juegos, así que desde el día antes preparaban jugo, agua y algo para comer. Era necesario economizar para la gasolina de la semana.

Cuando les pregunté si en algún momento ellos pensaban que lo que hacían era una inversión para el futuro de sus hijos, Agapito me contestó que “nosotros lo que queríamos era que ellos se divirtieran, que la pasaran bien”.

Con “Pito” y Henry en la selección Nacional y con Helliot pequeño la vida era muy agitada. Trabajo, escuela, práctica y juegos. Sin embargo, tampoco podían olvidarse de Dios. Así que los días que no tenían juegos o prácticas procuraban asistir a la iglesia.

Cuando Henry fue descubierto como prospecto profesional en béisbol, se les complicó aún más la situación. Uno en balompié y otro en béisbol. Agapito nos dice que “teníamos un solo carro y Norma lo más lejos que guiaba era para Humacao.

En ocasiones, me iba en pon para el trabajo, para que ella en la tarde

Norma y Agapito, pilares de una familiaPor Kenelma FigueroaBoricuas la ponen en la China