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OBRAS COMPLETAS XXVII JUAN BOSCH 2012 COMISIÓN PERMANENTE DE EFEMÉRIDES PATRIAS CAPACITACIÓN POLÍTICA Y OTROS TEXTOS

27. Capacitación política y otros textos XXVII

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Obras Completas, Prof. Juan Bosch.

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OBRAS COMPLETAS

XXVII

JUAN BOSCH

2012

COMISIÓN PERMANENTEDE EFEMÉRIDES PATRIAS

CAPACITACIÓN POLÍTICAY OTROS TEXTOS

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OBRAS COMPLETAS DE JUAN BOSCHEdición dirigida por

Guillermo PIÑA-CONTRERAS

COLABORADORES

Arq. Eduardo SELMAN HASBÚN

Secretario de Estado sin Cartera

Lic. Juan Daniel BALCÁCER

Presidente de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias

© Herederos de Juan Bosch, 2012

Edición al cuidado deJosé Chez Checo

Diseño de la cubierta y arte finalEric Simó

Publicación de la Comisión Permanente de Efemérides Patriasen ocasión del Centenario de Juan Bosch, 2009

ImpresiónSerigraf S.A.

ISBN: 978-9945-462-36-4ISBN: 978-9945-462-00-5 (O. C.)

República Dominicana

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CONTENIDO

Juan Bosch: La política como métodopara la educación del PuebloPablo Maríñez ................................................................. VII

COLECCIÓN ESTUDIOS SOCIALES

Sobre la división de clases en la República Dominicana .... 3Sobre las relaciones de producción ..................................17Sobre la formación de la burguesía .................................31Sobre las causas de los ataques a Santo Domingo en lossiglos XVI y XVII (I) ........................................................45Sobre las causas de los ataques a Santo Domingo en lossiglos XVI y XVII (II) .......................................................59Santo Domingo en el siglo XVIII ........................................... 73La Revolución Haitiana .................................................87La Ocupación Francesa (1801-1809) ..............................101La España Boba y la IndependenciaEfímera 1809-1822 .................................................................. 113La Ocupación Haitiana (1822-1844) ..............................127Perfil político de Pedro Santana I ........................................ 139Perfil político de Pedro Santana II ....................................... 151La acumulación originaria en la RepúblicaDominicana I ........................................................................... 163La acumulación originaria en la RepúblicaDominicana II .......................................................................... 175La acumulación originaria en la RepúblicaDominicana III ......................................................................... 189

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JUAN BOSCH

La acumulación originaria en la RepúblicaDominicana IV......................................................................... 201Acerca del Estado I ................................................................. 213Acerca del Estado II ................................................................ 227Organización y disciplina I ................................................... 243Organización y disciplina II .................................................. 257Organización y disciplina III ................................................. 269El trabajo en el PLD ................................................................ 281Instructivo para la aplicación de los métodosde trabajo en el área de educación.................................297

COLECCIÓN ESTUDIOS ECONÓMICOS

La deuda externa I ................................................................... 309La deuda externa II ................................................................. 321

DOS TRABAJOS SOBRE LA ESCLAVITUD AFRICANA

La esclavitud capitalista en América Latina ...................335Ponencia sobre la esclavitud presentada en el Festivalde la Cultura de Origen Caribeño celebrado enSantiago de Cuba del 14 al 17 de abril de 1984 ...........343

EL PAPEL DE LOS TRABAJADORES EN UN PARTIDO DELIBERACIÓN NACIONAL Y OTROS TEXTOS EN TORNO ALMOVIMIENTO OBRERO DOMINICANO

Para los círculos obreros ...............................................363El papel de los trabajadores en un partido deliberación nacional .......................................................373Respuestas a preguntas hechas por obreros queparticiparon en un encuentro celebrado enoctubre de 1983 en el local de POASI ................................. 381Qué significa para un obrero tener conciencia de clase ..391Historia del 3er Congreso CGT .............................................. 401José Eugenio Kunhardt ...............................................431

Índice onomástico ........................................................439

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VII

JUAN BOSCH: LA POLÍTICA COMO MÉTODOPARA LA EDUCACIÓN DEL PUEBLO

Pablo MARÍÑEZ

IntroducciónJuan Bosch es el fundador en 1939, al inicio de su exilio enLa Habana, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD),y, en 1973, en Santo Domingo, del Partido de la LiberaciónDominicana (PLD), actualmente las formaciones políticas másimportantes de República Dominicana. Desde 1996 estospartidos, caso único en América Latina y el Caribe, se hanvenido alternando en el poder. De ambos han surgido dece-nas de líderes políticos medios, y los líderes nacionales másinfluyentes con vocación democrática que ha conocido Repú-blica Dominicana después de la caída, en 1961, de latreintenaria dictadura de Rafael Leonidas Trujillo Molina(1891-1961): José Francisco Peña Gómez (1937-1998), delPRD y Leonel Fernández (1953)1, del PLD.

1 Joaquín Balaguer (1906-2002), el otro líder que tuvo República Dominicanaa finales del siglo XX, no surge como político en la etapa postrujillista, sinodurante la misma dictadura, de la que, desde sus orígenes, fue uno de susprincipales ideólogos y colaboradores, por lo que ocupó los más altos cargosdel gobierno, incluyendo la vicepresidencia y la presidencia de la República,al servicio del dictador Rafael Leonidas Trujillo. Después de la muerte violen-ta de éste, Balaguer se convirtió en su principal heredero político, gobernan-do el país durante veintidós años (1966-1978, y 1986-1996), en lo quealgunos han calificado como una continuidad del trujillismo.

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Fue, también, un innegable educador —llamado por elpueblo dominicano muy acertadamente, de manera cariñosay respetuosa, “Profesor”—, que ejerció la docencia con pa-sión, para formar ciudadanos, tratando de infundir los valoreséticos, patrióticos y democráticos en el pueblo, y de impulsaruna toma de conciencia social y política que le permitiera a supaís romper las ataduras de la dominación neocolonial que sehabían ido tejiendo sobre el mismo —no sólo políticas, econó-micas y culturales, sino, más que nada, en la mentalidad de lapoblación—, en su condición de frontera imperial del Caribe.

El espacio por antonomasia para Bosch ejercer el magiste-rio fue el partido político, que constituyó la verdadera escue-la, el aula desde donde impartía docencia a ese alumno múlti-ple que es el Pueblo, y lo hacía en dos dimensiones, tanto através de sus discursos, estudios, investigaciones y publica-ciones, como por medio de una vida ejemplar, coherente en-tre lo que planteaba en su discurso político y lo que hacía enla cotidianeidad de la vida, en todas sus acciones, públicas yprivadas. Consciente de que, como diría Luis Bertrán PrietoFigueroa, para referirse a Simón Bolívar: su caso era el de lavida de los grandes maestros, “que enseñan más con lo quehacen que con cuanto predican”2.

Es importante destacar en este ámbito la docencia que desa-rrolló Bosch en Costa Rica, en el Instituto de Educación Polí-tica, de donde salieron importantes líderes políticos latinoame-ricanos, como el expresidente de Ecuador, Rodrigo BorjaCevallos, y el exvicepresidente de Nicaragua, Sergio Ramírez.Además, el autor de La Mañosa impartió seminarios de políticay de literatura en centros académicos de algunos países latinoa-mericanos, donde contó con alumnos como Gabriel GarcíaMárquez, con quien establecería una estrecha amistad.

2 Cfr., PRIETO FIGUEROA, Luis Bertrán, El magisterio americano de Bolívar, Caracas,Biblioteca Ayacucho, 2006, p.65

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En efecto, Juan Bosch constituye un caso paradigmáticodel político-pedagogo que produciría y había producidoAmérica Latina y el Caribe durante décadas. Ciertamente,nuestra América ha dado eminentes políticos y pedagogos,en ocasiones fusionados en un mismo personaje. Políticoscon vocación pedagógica, que además de desarrollar sus pla-nes propiamente políticos, han tratado de impulsar impor-tantes proyectos de educación en sus respectivos países, oincluso a nivel regional, líderes que han hecho del magiste-rio —de la enseñanza—, un recurso clave y eficiente paratransmitir sus ideales, propuestas y proyectos políticos al pue-blo, construyendo ciudadanos —conciencia ciudadana—; lu-chando por descolonizar el saber, tarea sumamente comple-ja y difícil. Por lo mismo, muchos de ellos no se han limitadoa educar transmitiendo conocimientos, sino, fundamental-mente, tratando de enseñar al Pueblo —es decir, al alumnomúltiple— a pensar, a razonar, a conceptualizar, como unade las cualidades fundamentales del ser humano, homo sapiens,la que lo diferencia de las demás especies animales. Ese es elcaso de Juan Bosch.

Este tema todavía está en espera de que se haga una rigu-rosa investigación a escala regional, pero ese no es el propósi-to del presente trabajo, por lo que sólo plantearemos algunosdelineamientos muy generales, con el objetivo de contextualizarel lugar que ocupa Juan Bosch dentro de lo que podríamoscalificar como un verdadero movimiento que cuenta con figu-ras de enorme relieve en la pedagogía, así como en la política.

Políticos-pedagogos o pedagogos-políticos, ya que en oca-siones se hace difícil establecer la frontera entre una activi-dad y la otra, pues toda educación es política, política edu-cativa, y toda política, en su sentido más profundo y noble,debe ser educativa. Los antecedentes de estos personajes sonmuy remotos, pues comienzan a surgir a finales de la etapa

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pre-republicana, desde finales del siglo XVIII, o más precisa-mente desde principios del siglo XIX, al calor de las luchas delproceso revolucionario independentista.

Aunque en ocasiones pertenecientes a propuestas y corrien-tes pedagógicas disímiles, podríamos decir que tales han sidolos casos de Simón Rodríguez (1769-1854) —el reconocidomaestro de Bolívar, y quien además desarrolló una vasta laborpedagógica, por encargo del Libertador, en varios países de laregión, a la vez que dejó una amplia obra de pedagogía, quehoy día sigue teniendo vigencia3—; Andrés Bello (1781-1865) —el destacado humanista venezolano, mentor y pri-mer Rector de la Universidad de Chile, país en el que desa-rrolló un extenso y creador trabajo político y educativo—;Simón Bolívar (1783-1830), el Libertador —en quien, al decirde Luis Bertrán Prieto Figueroa, “el político y el educadormarchan juntos, ligados íntima y solidariamente”4, y cuyosprincipios pedagógicos, muy poco conocidos en la actuali-dad, continúan teniendo una vigencia extraordinaria, no obs-tante los profundos cambios sociales, económicos, políticos yculturales que se han producido—; Domingo Faustino Sar-miento (1811-1888) —el “constructor de la nueva Argenti-na”, como lo definiría Aníbal Ponce5, y quien no sólo creódiversas instituciones educativas en su país, sino que fuePresidente de Argentina de 1868 a 1874. En 1947, comoreconocimiento a su obra, la Conferencia Interamericana de Edu-cación estableció como Día Panamericano del Maestro al 11 deseptiembre, en homenaje a su fallecimiento—; Eugenio Maríade Hostos (1839-1903) —quien desarrolló una extraordinaria

3 VILLAGRÁN, Fernando (Compilador), Simón Rodríguez. Las razones de la educaciónpública, Santiago de Chile, Editorial Catalonia, 2011.

4 PRIETO FIGUEROA, Beltrán, op. cit., p.16.5 Cfr., PONCE, Aníbal, Sarmiento. Constructor de la nueva Argentina y la vejez de

Sarmiento, Buenos Aires, Editora Solar/Hachette, 1976.

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tarea pedagógica en República Dominicana y Chile6, funda-mentalmente7—; José Martí (1853-1895), el Apóstol de laLibertad cubana —quien, con el desarrollo de su pensamien-to educativo, recogido en Escritos sobre Educación y La Edad deOro, tiene ganado un destacado lugar dentro de los grandespedagogos de la región, llegó a plantear que “educar es depo-sitar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedi-do: es hacer de cada hombre resumen del mundo viviente,hasta el día en que vive…”8.

Sin pretender ser exhaustivo en el listado, pues el númerode políticos-pedagogos de esta primera generación es muchomayor, consideramos que el recuento hecho es suficiente parael presente trabajo, en lo que a la contextualización se refiere.Las aportaciones de todos ellos al pensamiento latinoamerica-no, en las diferentes disciplinas en las que incursionaron, porsu originalidad, profundidad y carácter visionario han logra-do seguir manteniendo el mismo vigor y frescura de cuandofueron formuladas, hace más de un siglo.

En su mayoría, esta primera generación de políticos-pe-dagogos tuvo que saber manejar con similar habilidad la polí-tica, la táctica militar, y la estrategia discursiva en el magisterio,

6 “En 1897, cuando se discutía en el Congreso chileno el tema de la educación,el senador Guillermo Matta dijo que Hostos era el extranjero de más altacultura intelectual que había venido a Chile después de Bello. El diputadoCarlos Robinet mencionó que el Liceo Amunátegui lo dirigía un notablepedagogo que se había dedicado a la enseñanza con constancia única, comolo hacen muy pocos hombres; sólo los hombres que merecen el título deapóstoles de la enseñanza”, Cfr., DÍAZ HERNÁNDEZ, Luis E., “Eugenio María deHostos en Chile”, en El Mundo, Año 60, Nº 333, San Juan de Puerto Rico, 15de enero, 1980, p.9-A.

7 Cfr., HENRÍQUEZ UREÑA, Camila, Las ideas pedagógicas de Hostos y otros escritos,Santo Domingo, Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos,1994.

8 Cfr., ALBERT BATISTA, Celsa, Las ideas educativas de José Martí, Santo Domingo,Universidad Católica Santo Domingo, 1992.

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en búsqueda de la emancipación nacional, de la formación deciudadanos. Sin embargo, generalmente a ellos se les piensa yse les reconoce únicamente por su pericia en el uso y manejo delas armas, por su estrategia militar y política, y sólo en muypocos casos, como en el de Sarmiento, Andrés Bello, y Hostos,por su labor pedagógica. Quizás por la dificultad a la que ha-cíamos referencia de poder establecer una frontera precisa entreel político y el pedagogo, y estos últimos que acabamos deseñalar, fueron, antes que nada, en cambio, más que políticos-pedagogos, pedagogos-políticos. O tal vez porque sus aporta-ciones pedagógicas lograron desbordar no sólo las fronteras deltiempo, sino también las de sus mismas actividades políticas.

Más tarde, en la etapa republicana, vendría una nueva gene-ración de políticos-pedagogos, que tiene sus más profundasraíces en esta primera generación de latinoamericanos que aca-bamos de señalar en la que la fusión de lo político y lo pedagó-gico adquiriría una nueva y diferente dimensión, por distintosmotivos, y donde Juan Bosch jugaría un señero lugar. Pertene-cían a contextos sociopolíticos e históricos distintos; no estuvie-ron ajenos a la influencia de otras corrientes y aportaciones pe-dagógicas y políticas surgidas, como fueron la escuela nueva, elconductismo y el constructivismo, entre otras; realizaban sulabor por medio de organizaciones políticas —en ocasiones desdeel poder del Estado—; en su mayoría eran escritores; utiliza-ban la oratoria, como principal medio de comunicación, através de grandes concentraciones populares —mítines—, opor medio de la radio, sin excluir los periódicos y libros.

Algunos, como el mexicano José Vasconcelos (1882-1959),incursionaron en la vida política9 (para constituirse en el refe-rente del más sagaz político mexicano de su época), y a la vez

9 Cfr., CÁRDENAS Noriega, Joaquín, José Vasconcelos, 1882-1959. Educador, políticoy profeta, México, Ediciones Océano, 1982.

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logró convertirse en un verdadero ícono de la educación10, nosólo en su país, sino en toda América Latina y el Caribe11.Vasconcelos, aunque sólo ocupó el cargo de Secretario deEducación Pública12 durante dos años y unos meses —Secre-taría creada por él en 1921 y que venía a sustituir a la deInstrucción Pública y Bellas Artes— sigue siendo reconocidocomo “El Secretario de Educación” por excelencia; no obstan-te que México ha producido destacados e ilustres maestros ypedagogos-políticos, como Gabino Barreda (1818-1881),Justo Sierra (1848-1912), promotor de la fundación de laUNAM, y reconocido como “Maestro de América”, lo mismoque Jaime Torres Bodet (1902-1974), dos veces Secretario deEducación Pública, y Director General de la UNESCO, paraseñalar sólo a algunos de los más connotados.

Por otro lado está José Carlos Mariátegui (1894-1930), elAmauta, como se le ha conocido en Perú, en reconocimientoa sus cualidades de maestro y de su profunda sabiduría, y

10 Cfr., MOLINA, Alicia (Introducción y selección), José Vasconcelos. Antología detextos sobre educación, México, Fondo de Cultura Económca, 1981.

11 Vasconcelos recorrió, a finales de la década de 1920, varios países sudameri-canos, como Chile, Argentina, y Brasil, lo mismo que República Dominicana,Cuba y Puerto Rico, entre otros países, en los que recibió las mayores distin-ciones. En 1926, cuando Bosch tenía diecisiete años, Vasconcelos hizo suprimera visita a Santo Domingo, “su entrada en la ciudad fue una públicamanifestación de simpatías”. El prestigio y reconocimiento de que gozaba enel país era tal, que en algunos lugares se debatió la posibilidad de declarar nolaborable el día de su llegada. Veintiún años después, en 1947 —cuandoBosch llevaba nueve años en el exilio— Vasconcelos, quien había dado uncambio radical en su pensamiento, asumiendo una posición de extrema dere-cha, volvió a visitar el país, esta vez invitado por el dictador Rafael LeonidasTrujillo. Cfr., MARÍÑEZ, Pablo (compilador), México y República Dominicana.Perspectiva histórica y contemporánea, México, Universidad de Quintana Roo,Universidad Autónoma de Querétaro y Benemérita Universidad Autónomade Puebla, 2001.

12 Cfr., VASCONCELOS, José, La creación de la Secretaría de Educación Pública,México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones deMéxico, 2011.

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quien no obstante a su corta vida —36 años— dejó una vastaobra escrita13, para convertirse en uno de los más notablespensadores latinoamericanos14; sus escritos sobre educación,de gran impacto y debate en su época, fueron recogidos enTemas de Educación15. Al igual que Vasconcelos, aunque conperspectivas y posiciones distintas, Mariátegui tambiénincursionó de una manera destacada en la política; fue elfundador, en 1928, del Partido Socialista Peruano, conver-tido dos años después, en 1930, en el Partido Comunistadel Perú; y también fue el creador de la Confederación Ge-neral de Trabajadores del Perú (CGTP). Además, Mariáteguifue el fundador de la revista Nuestra Época, el periódico La-bor, y la revista Amauta.

El dominicano Pedro Henríquez Ureña (1884-1946), pordiversas razones que no son del caso exponer en este momen-to, tuvo menos incursión en la vida política, al menos en lapartidaria, para poder ejercer su labor de magisterio, podría-mos decir que de manera casi exclusiva, en el aula, en la in-vestigación y la publicación de libros. Henríquez Ureña es con-siderado como uno de los más sólidos y fecundos humanistasde América Latina, llamado el Sócrates de América, por suscualidades de maestro y por su enorme sabiduría; además, tuvoinfluencia en la formación humanística de Juan Bosch.

13 Durante su vida, Mariátegui alcanzó a publicar sólo dos libros, pero dejódispersos varios artículos, conferencias y comentarios, que años después de sumuerte fueron recopilados y publicados en veinte tomos por la Editora Amau-ta, como “Ediciones Populares de las Obras Completas de José CarlosMariátegui”, que incluye algunos tomos de estudios de otros autores sobre elAmauta.

14 Cfr., ARICÓ, José, (Selección y Prólogo), Mariátegui y los orígenes del marxismolatinoamericano, México, Siglo Veintiuno editores, 1978.

15 La mayoría de sus trabajos fueron publicados como artículos o conferencias,en la revista Mundial, entre 1924 y 1929, Cfr., Editorial Minerva, BibliotecaAmauta, 1ª edición, Lima, 1970, Tomo XIV de las Obras completas.

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El chileno Pedro Aguirre Cerda (1879-1941) llegó a la pre-sidencia de su país (1938-1941), impulsado por un ampliofrente popular de izquierda, bajo un aforismo impactante comolema político de la campaña electoral, “Gobernar es educar”, ydurante su corto periodo de gobierno (tres años) —falleció detuberculosis el 25 de noviembre de 1941— desarrolló unimportante programa de educación pública, laica, gratuita yde calidad a lo largo de todo el territorio nacional16.

Otros, como el guatemalteco Juan José Arévalo (1904-1990), quien además de ocupar la Presidencia de su país de1944 a 1950 —en la primera parte de lo que se conoce enGuatemala como “Diez años de primavera”—, no sólo habíaestudiado pedagogía, sino que también dejó una destacadaobra sobre dicha disciplina17; Arévalo, quien mantuvo amis-tad con Juan Bosch, ejerció la docencia universitaria.

En suma, casi todos —incluyendo a Pedro Aguirre Cerda,Víctor Raúl Haya de la Torre (1895-1979), Rómulo Galle-gos (1884-1969), Rómulo Betancourt (1908-1981), e in-cluido Arévalo, hasta llegar al brasileño Paulo Freire (1921-1997), y a la chilena Marta Harnecker, conocieron, duranteaños, el exilio. En este último aspecto coinciden con los polí-ticos-pedagogos de la primera generación de inicio de la épo-ca republicana. Pero además, en algunos de ellos, como es elcaso de Haya de la Torre, en sus primeras décadas, y de Bosch,particularmente en su segunda etapa, al frente del PLD, sudiscurso político-pedagógico coincide, al menos en ciertos

16 Los principios más avanzados de la Educación de esa época en Hispanoamé-rica, quedaron condensados en el lema “educación gratuita, laica y obligato-ria”, y sólo lograron hacerse realidad en los países que habían realizado, demanera triunfante y exitosa, reformas liberales.

17 Cfr., De 1927: Método nacional para aprender simultáneamente Dibujo, Escritura yLectura, Lito Byron Zadik, 1935; de 1937: La pedagogía de la personalidad,Tipografía Nacional, 1948; La filosofía de los valores en la pedagogía, TipografíaNacional, 1946.

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aspectos, con el de la primera generación, como los de Bolívary Martí que luchaban por la emancipación nacional. Bosch loharía por la liberación nacional, lo cual no era más que laemancipación de la nueva forma de dominación existente, laneocolonial, en el marco de la Guerra Fría.

Juan Bosch, el político-pedagogoRetomando a Prieto Figueroa, podríamos decir que, en Bosch,como en Bolívar, “el político y el educador marchan juntos,ligados íntima y solidariamente”. No obstante, para JuanBosch el partido político se convertiría en el espacio que lepermitiría desarrollar su magisterio, como lo veremos másadelante; lo cierto es que a través de toda su obra y por latrayectoria de su propia vida, por la coherencia entre lo quepredicaba y lo que hacía, logra imprimir características pecu-liares a su proyecto político-educativo.

En efecto, aunque hoy día se pueda sostener con muchapropiedad que su obra es política en el sentido amplio —almargen del género o disciplina a la que pertenezca—, habríaque plantear que, a la vez, es fundamentalmente educativa,pedagógica. Incluso desde sus primeros cuentos, hasta losúltimos, es difícil establecer la frontera entre la política, laliteratura y la educación, más allá de la estética de su narra-tiva, del dominio de la prosa y de su calidad literaria, que loconsagraría como uno de los maestros del cuento en Hispa-noamérica. Lo cierto es que Bosch logró condensar estas tresdisciplinas en una sola, quizás porque en él latían y seentrecruzaban, como algo intrínseco, esas tres vocaciones: ladocencia, la política y la literatura, las que además tuvo lacapacidad y posibilidad de desarrollar amplia y fructíferamente.Acaso ahí radiquen los orígenes más primigenios de una vas-ta obra que, con toda rigurosidad, podemos calificar deinterdisciplinaria.

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Y ciertamente, el mismo Bosch, al menos cuando escribíasus primeros cuentos, creía que sólo estaba haciendo literatu-ra, es decir, ficción; no era consciente de que estabaincursionando en la política. Es por esta razón que cuando semarcha del país, en 1938, llegaría a declarar que lo hacía paradedicarse únicamente a la literatura, y no verse en la tenta-ción de ser arrastrado por la política18. Sería sólo décadas des-pués cuando vendría a percatarse —o al menos a externarlopúblicamente— que ya, desde sus primeros cuentos, se en-contraba, sin proponérselo, haciendo política.

En una entrevista concedida a Guillermo Piña-Contreras,en 1975, Bosch declararía lo siguiente: “Ahora mismo, vien-do las pruebas de mi libro Cuentos escritos antes del exilio, mepregunto cómo no me pasó nada; es decir, por un cuento deesos no me pasó nada, eran cuentos muy subversivos contra elrégimen de Trujillo. Hay un cuento, incluso, en el que des-cribo a Trujillo como teniente de la guardia, pero nunca mellamaron la atención, jamás, y eso es importante anotarlo. ¿Porqué? Porque esos cuentos no ponían en peligro su dominiopolítico. Trujillo era en eso bastante consciente”19.

En 1939, cuando Bosch toma conciencia de que su ver-dadera vocación era la política, lo haría precisamente, y demanera paradójica, como es bien conocido, a través de laobra de Eugenio María de Hostos, un maestro de la pedago-gía, un gran humanista, y también un destacado político;luchador contra el colonialismo en Puerto Rico y creador de

18 Carta enviada por Bosch al presidente Trujillo, desde Puerto Rico, el 27 defebrero de 1938, donde le explica las razones por las cuales no regresará alpaís, Cfr., PIÑA-CONTRERAS, Guillermo, Juan Bosch, Imagen, trayectoria y escritura,Tomo I, Santo Domingo, Comisión Permanente de la Feria del Libro, 2000,pp.45-46.

19 PIÑA-CONTRERAS, Guillermo (editor), En primera persona. Entrevistas con JuanBosch, Santo Domingo, Ediciones Ferilibro, 2000, p.48.

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la Escuela Normal en República Dominicana, su patria deadopción20. Con este encuentro, entre el prócer puertorri-queño y el joven escritor dominicano, se producía simbólica-mente una transferencia de antorcha, en términos políticos ypedagógicos, como fruto de la germinación de una de las tan-tas semillas que había sembrado Hostos, a lo largo de su vida,y de manera muy especial en República Dominicana. No ol-videmos que el libro publicado por Bosch, en 1939, justa-mente después de haber conocido toda la obra de Hostos, laintitularía Hostos, el sembrador.

El autodidactaDentro de toda esta generación de políticos-pedagogos,

Bosch constituye un caso singular, pues como escritor, político,humanista, y pedagogo, por su calidad de autodidacta fue ob-jeto de muchas críticas21, las cuales se pueden entender mejordesde la obra de Ivan Illich (1926), La sociedad desescolarizada22;en la cual se encuentran algunas explicaciones sobre ladeslegitimación del conocimiento no institucionalizado.

En otras palabras, nos referimos más que nada al mitode los valores institucionalizados del que nos habla Illich,particularmente en lo referente a las instituciones universi-tarias, como legitimadoras del conocimiento, sobre todo si

20 MARÍÑEZ, Pablo, “Bosch ante Hostos: anticolonialismo y antiimperialismo enel Caribe”, Cuadernos Americanos, Nº 129, Universidad Nacional Autónoma deMéxico, julio-septiembre, 2009, pp.11-27.

21 Entre sus críticos no podemos dejar de señalar a Juan Isidro Jimenes-Grullón,para quien la crítica a Bosch se constituyó en su fuente de inspiración y razónde ser, como político, analista, investigador y polemista. Además, pretendíadescalificar a Juan Bosch por su condición de autodidacta, puesto que él teníaun título de Doctor en Medicina, que no lo legitimaba para incursionar en lasciencias político-sociales, en las que Jimenes-Grullón incursionó y lo mismoque Bosch, para ser riguroso, también era un autodidacta.

22 Cfr., ILLICH, Ivan, La sociedad desescolarizada, México, Joaquín Mortiz, 1985.

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son universidades de prestigio internacional. Los títulosnobiliarios que se otorgaban en la Edad Media, durante elfeudalismo, que dejaron de existir en la sociedad capitalista, oal menos de tener importancia —aunque todavía se siguenusando en algunos países europeos—, han sido reemplazadospor los títulos universitarios, y a quien no posea uno se letrata de desestimar, al menos en su calidad de intelectual ocientífico, en la valía de sus conocimientos. Pero entendemosque el problema es mucho más complejo, por lo que el temadebe ser tratado en profundidad, algo que lamentablementeno podemos hacer en estos momentos como nos gustaría.

Sin embargo, dejaremos sentadas algunas premisas quepodrían ser retomadas en otra oportunidad. Nos referimos alo siguiente. Un título universitario, en el grado que sea—licenciatura, maestría o doctorado— legitima el conoci-miento, pero sólo y únicamente dentro de determinada áreacognitiva disciplinaria, o interdisciplinaria. Quien posea untítulo de doctor en Medicina, por ejemplo, implica que susconocimientos se encuentran legitimados para una determi-nada rama de la ciencia, no para cualquiera, y por lo tanto nopodrá hacerlo en el Derecho; si lo hace, lo mismo que siincursiona en las ciencias sociales y políticas, no puede pre-tender que su referido título universitario le confiera legiti-midad a los planteamientos que haga en estas últimas. Podráincursionar impartiendo conferencias, escribiendo y publican-do libros, pero lo estará haciendo como autodidacta de esasotras áreas cognitivas disciplinarias. Generalmente se piensaque por el simple hecho de poseer un título universitario sepuede incursionar en cualquier área del conocimiento, sin sercatalogado como autodidacta. Y no es así, pues dichos cono-cimientos habrían sido adquiridos fuera del sistemaescolarizado, institucional; recurriendo a procedimientos teóri-co-metodológicos diferentes a los de su formación profesional.

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Retomando la tesis de Ivan Illich, podemos plantear quela verdadera formación intelectual de Bosch, equivalente a laque proporcionan los estudios superiores universitarios, laadquirió y desarrolló fuera de las aulas convencionales de lainstitución universitaria. Por eso hemos sostenido que Boschmás bien es el resultado de la “Universidad del exilio”, dondeadquirió, durante décadas, con una inteligencia privilegiada,a la vez que con una disciplina extraordinaria, su amplia ysólida formación intelectual y política.

Llegado a este punto, es necesario hacer las siguientes acla-raciones. En primer lugar, se ha tejido y difundido un este-reotipo estigmatizador sobre los autodidactas, donde la inte-lectualidad que tiene sus conocimientos por medio de unainstitución académica, sobre todo si la misma es de prestigio,ha jugado un destacado papel para tratar de deslegitimizar ailustres pensadores que han realizado grandes aportaciones alpensamiento, en muchos casos superiores a las de la intelec-tualidad con sus conocimientos legitimados institucionalmentepor la academia.

En segundo lugar, también se olvida que el verdaderomecanismo de legitimación del conocimiento, más allá de lainnegable importancia que pueda tener un título académicouniversitario —no por el título en sí, sino por el conocimien-to que se supone que fue necesario adquirir para ser acreedordel mismo, algo que habría que demostrar en la vida profe-sional, en la cotidianidad de la vida—, es la aportación, laproducción o construcción del conocimiento mismo. Desdeesta perspectiva nos hacemos la siguiente interrogante: ¿Porqué no reconocerle legitimidad al conocimiento de un autorque desarrolla una obra que, además de ser pionera en el tema,tiene la cualidad de explicar, con originalidad y rigurosidadcientífica, una coyuntura política internacional, como lo hizoJuan Bosch con su tesis elaborada a finales de 1967, en El

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pentagonismo, sustituto del imperialismo, o en el tema religioso,con la de Judas Iscariote, el calumniado, de 1955, o en la histo-ria internacional, con De Cristóbal Colón a Fidel Castro. El Cari-be, frontera imperial, de 1969? Para sólo citar tres obras, quepertenecen a muy distintos campos disciplinarios y teóricos.

En estos términos, podemos ilustrar la importancia delconocimiento autodidacta en figuras innegables como elAmauta, José Carlos Mariátegui; como el Nobel de literaturaJosé Saramago, lo mismo que el carismático expresidente bra-sileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y la premio Nobelguatemalteca, Rigoberta Menchú, para sólo señalar cuatrofiguras prominentes en el pensamiento, en la literatura y en lapolítica latinoamericana y caribeña.

En síntesis, es dentro de los insignes productores de cono-cimiento donde tenemos que ubicar a Juan Bosch, pero qui-zás lo más importante es que éste llegó a alcanzar un altonivel de educabilidad23, la que reunía los dos requisitos im-prescindibles de la misma24, un valioso desarrollo cognitivo,y una sólida socialización primaria en el seno de su familia.Son estas condiciones las que les permiten a Bosch encontrar-se en una posición privilegiada e indispensable en todo tipode educación, y mucho más en la de un autodidacta como él,que adquirió su sólida formación a partir de una estrategiacognitiva: aprender a aprender.

Fueron estas habilidades las que Bosch supo manejar conuna maestría y elegancia excepcional desde su más tempranaedad. Aprendió cómo se podía aprender, cualidades que, si bien

23 Al respecto existe una valiosa aportación desde J.F. HERBET, Bosquejo para uncurso de pedagogía, s/f, hasta J.L., CASTILLEJO, La educabilidad categoría antropológica,Madrid, Anaya-2, 1980, pasando por GARCÍA CARRASCO, Teoría de la educación,Madrid, Anaya, 1972.

24 TEDESCO, Juan Carlos, Educar en la sociedad del conocimiento, México, Fondo deCultura Económica, 2010, p.93.

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se han venido planteando desde hace varias décadas en lacorriente constructivista, particularmente a partir de JeanPiaget (1896-1980), sólo hoy día, en la época de laglobalización y de la sociedad de la información y del conoci-miento, la pedagogía lo considera imprescindible. Esta situa-ción es motivada a que el conocimiento que se adquiere en laactualidad en las instituciones universitarias tiene que ser per-manentemente renovado, debido a los rápidos y constantescambios que cada vez más se producen en la sociedad, lo queda lugar a que lo que se aprende en el sistema educativoinstitucionalizado, a diferencia de lo que ocurría décadas atrás,no le sea de utilidad al estudiante —o más bien al profesio-nal— sino apenas para un corto periodo de su vida25.

De ahí que la pedagogía actual se plantee la necesidad dedesarrollar una continua “reconversión profesional”, pues lalegitimidad que daba un título universitario al conocimientoadquirido se agota muy rápidamente, ya que se ve rebasado,de manera veloz, por los nuevos acontecimientos que se pro-ducen de manera permanente26. Es por ello que hoy día elmagisterio, más que centrarse en la transmisión del conoci-miento, como había sido el eje clave de la pedagogía tradicio-nal hasta hace muy poco tiempo, más bien deba dirigir sumetodología en la estrategia cognitiva de aprender a aprender.Independientemente, al menos en la formación básica, de sila concepción pedagógica con la que se trabaja corresponde ono al paidocentrismo rousseauniano.

En otras palabras, la humanidad actualmente está conmina-da, más que nunca, a una permanente reconversión profe-sional, y esto sólo se puede lograr si se conocen y manejanlas herramientas metodológicas de saber aprender a aprender.

25 Ibid.26 Ibid.

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Aunque debemos aclarar que esa urgencia no tiene la mismademanda en todas las disciplinas o carreras. Por ejemplo, eningeniería mecatrónica, posiblemente sea mayor que en cien-cias matemáticas, o en ciencias humanas. No obstante, ello quieredecir que hoy día todo profesional tiene que convertirse, muyrápidamente, en un autodidacta de su propia carrera. Y estofue algo que Bosch —sin llegar a la universidad, y ése más bienes un mérito que hay que saber reconocerle— supo hacer, condestreza y maestría, mucho antes de que llegara a convertirseen una necesidad pedagógica, propia de la globalización y dela sociedad de la información y del conocimiento27.

Fue por esta destreza, la de saber aprender a aprender, por loque en todas las disciplinas en las que incursionó y se destacó,lo hizo por cuenta propia. Lo que queremos decir es que no lohizo a través del conocimiento institucionalizado, con unmaestro detrás —o más bien a su lado, como históricamenteha ocurrido—, portador del conocimiento producido y acu-mulado por la humanidad, y capaz de transmitirlo al sujetocognoscente. No. Como el mismo Bosch lo ha señalado, susconocimientos fueron adquiridos de manera distinta, tanto enlo referente al cuento como a la política: “yo no tuve quien meenseñara a escribir cuentos” [….] “Nadie me dijo nunca: ‘Estecuento debiste hacerlo así y asao’. Es más, ni siquiera me hallécon un crítico que me señalara mis defectos o mis errores, y mevi obligado a irme superando yo sólo, haciendo en cada cuentoun ensayo de superación”28. Para de inmediato agregar: “Lomismo puedo decir de la política. Varias veces he explicado quelogré desarrollarme políticamente desarrollando al Partido, que

27 Cfr., TEDESCO, Juan Carlos, op. cit.28 BOSCH, Juan, “Bosch: La Educación es una actividad clasista”, en Obras comple-

tas, T. XXX, Santo Domingo, Ediciones de la Comisión Permanente deEfemérides Patrias, 2012, p.55.

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naturalmente era el PRD. Cada vez que le daba fin a una tareadel partido le dedicaba algún tiempo a analizar lo que habíahecho para ver dónde había cometido un error y cómo podríaevitar cometerlo de nuevo si se me presentaba una situaciónparecida. He pasado años y años haciendo eso metódicamen-te, y también buscando ejemplos en los libros, en los discur-sos y las referencias de los grandes políticos”29.

Y con toda seguridad, agregaríamos nosotros, que lo mis-mo se podría decir sobre cada una de las disciplinas en las queincursionó y produjo una extensa y valiosa obra. Sólo un ex-perto en temas religiosos podría escribir una obra con la tesissustentada en Judas Iscariote, el calumniado (1955) y Bosch, sinrealizar tales estudios en las instituciones académicas que loofrecen, logró desarrollar la tesis que formula —que “Judasno traicionó a Jesús, no le vendió, no le besó, no cobró suinfamia y, por último, no se ahorcó”, como ha creído la hu-manidad, durante cerca de dos mil años—, adelantándose envarias décadas a cualquier otro especialista con estudios de doc-torado. El juez Baltasar Garzón, en el prólogo a la edición de2009 de este libro —54 años después de la primera edición dela obra— reconoce los méritos y aciertos de Juan Bosch30.

Existen, a su vez, dos cualidades más, sin las cuales difícil-mente se pueda comprender el pensamiento de Juan Bosch,su originalidad y su prolífica producción intelectual, que ensus diferentes géneros, además de crear escuelas, tuvo el méri-to —y lo sigue teniendo— de llegar al gran público queencontró en sus obras elementos concretos de aplicación nosólo para una mejor comprensión de la sociedad, sino tam-bién para poder transformarla.

29 Ibid.30 Cfr., BOSCH, Juan, Judas Iscariote, el calumniado, Madrid, Antonio Machado

Libros, 2009, pp.11-21.

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La primera de ellas, es que Bosch supo, a través de su es-trategia cognitiva de aprender a aprender, distanciarse de losgrandes maestros que habían influido en él —o desde dondehabía abrevado sus conocimientos—, reconceptualizando loestudiado, en función de las nuevas condiciones y particulari-dades que intentaba analizar, lo que le permitiría no sólo mayorobjetividad, certeza e incluso capacidad de predecir aconteci-mientos político-sociales —como lo hizo en Póker de espanto enel Caribe (1955), y en Trujillo, causas de una tiranía sin ejemplo(1959), para sólo poner dos ejemplos—, sino, más que nada,el poder desarrollar un pensamiento crítico, un pensamientopropio. Y lo pudo hacer, porque supo concebir un aprendizajesignificativo, conceptual, a partir de la problematización y lareflexión, lo cual le permitió seguir un camino diferente al delaprendizaje repetitivo, memorístico, que se inscribe dentro delconocimiento factual, y más que nada dentro del conductismo.

La segunda cualidad es que Bosch siempre tuvo la capaci-dad de vincular el conocimiento —su producción intelec-tual, en cualquiera de las disciplinas en las que incursionó—con los problemas sociales y con el Estado en particular, ensus diferentes instancias políticas. Esto lo podemos plantearcon toda propiedad desde Hostos, el sembrador (1939), y sufamoso prólogo de 1940, “Un pueblo en un libro”, a la obrade Juan Isidro Jimenes Grullón, La República Dominicana.Análisis de su pasado y su presente31, hasta llegar a los folletosescritos para los Círculos de Estudios, que recoge el presentevolumen de sus Obras completas. En efecto, es interesante ob-servar que Bosch siempre supo aprovechar el espacio de liber-tad que le generaba el exilio, o batallaba con su apretada agen-da de trabajo político, cuando estaba en RepúblicaDominicana, para escribir sus obras que, a la vez que tenían

31 Cfr., 3ª edición, Santo Domingo, Editora Nacional, 1974.

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un objetivo político, igualmente lo tenían pedagógico, el deeducar al pueblo dominicano, y en buena medida al latino-americano y caribeño; o a la inversa, obras que tenían un ob-jetivo educativo, como el mismo caso de Judas Iscariote, el ca-lumniado, (1955), David, biografía de un rey, (1963), Composiciónsocial dominicana, (1969), o De Cristóbal Colón a Fidel Castro.El Caribe, frontera imperial (1969), también eran eminente-mente políticas.

La obra literaria de Bosch, particularmente sus cuentos, hasido objeto de múltiples análisis y estudios, pero considera-mos que todavía está pendiente, por parte de los especialistas,un estudio de la misma, desde la perspectiva de la enseñanza,del magisterio de su autor, es decir de su pedagogía. Con suscuentos Bosch logró recoger y recrear los valores culturalesdel campesino dominicano, y transmitirlos no sólo a la pobla-ción urbana de la época, sino también a las futuras generacio-nes del país y de nuestra América, por lo que su narrativaconstituye un valioso soporte de la identidad cultural y na-cional dominicana, caribeña y latinoamericana. No por otrarazón, a finales de la década de 1930, antes de salir al exilio,ya era bien conocido en Puerto Rico, en Cuba y en otrospaíses latinoamericanos, donde sus cuentos habían sido pu-blicados, y tenían muy buena acogida. Bosch, sin saberlo niproponérselo, había llevado a esos países la realidad del habi-tante rural dominicano, del campesino, y los lectores de esosotros países hermanos lo habían recibido como uno más delos suyos.

Hasta ahora, el único texto que conocemos que en ciertamedida podríamos considerar que ha venido a llenar este va-cío, el del estudio pedagógico de su narrativa —pero única-mente en la parte literaria, y más precisamente en el cuen-to— es el editado por Ángel Villarini Jusino, Cuentos y valores.Cuentos de Juan Bosch para fomentar el desarrollo de la conciencia

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moral y ética,32 ya que fue elaborado para que sirviera como unexcelente instrumento para el desarrollo de talleres de análisisy debate sobre una serie de valores y antivalores, contenidosen dichos cuentos.

Si analizamos la obra literaria de Bosch, o sus ensayos, po-dríamos preguntarnos: ¿Qué otro interés lo pudo impulsar aescribir Apuntes sobre el arte de escribir cuentos, sino fue el peda-gógico, el del magisterio? No por otra razón ese pequeñotexto ha sido publicado en varios países, incluido en diversasuniversidades como libro de consulta obligatoria y de debatepara los estudiantes de literatura33. Pero ese no es, en absoluto,el único caso de una obra de Bosch que sirve como texto deconsulta, o lectura obligatoria en diversas instituciones univer-sitarias. Lo mismo podríamos decir de sus obras de tesis que yahemos enumerado, y que no tiene caso volver a repetir.

Fue por esa misma capacidad pedagógica —como lo hizoJosé Martí con la Edad de Oro— por la que Bosch escribióSimón Bolívar. Biografía para escolares a petición del Ministeriode Educación de Venezuela, donde fue declarado materialauxiliar para la Educación Secundaria y la Educación Nor-mal, en el mismo año de su publicación, 1960. Y fue por esassimilares dotes de magisterio que escribió y publicó la granmayoría de sus obras, tal vez todas.

Lo singular de Juan Bosch es que logró convertirse en unmaestro de maestros, fuera del sistema convencional académi-co, como hemos planteado reiteradamente. Quizás, por esomismo, en su carácter de educador no se limitó a la tarea de

32 Cfr., VILLARINI JUSINO, Ángel (Editor), Santo Domingo, Editora Amigo delHogar, 2005.

33 La última edición que conocemos de dicha obra es la de la UniversidadNacional Autónoma de México, UNAM, en la colección Pequeños GrandesEnsayos, de la Coordinación de Difusión Cultural, con la Presentación deSealtiel Alatriste, 2009, 56pp.

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transmitir conocimientos, sino que como destacado maestrosupo —a través de diferentes modalidades, en el discurso po-lítico, en sus ensayos, artículos y libros, al igual que en elpartido político— dominar la “tarea de enseñar el oficiode aprender”. Y esto lo hizo de una manera muy especial—aunque en condiciones sumamente difíciles y complejas,por el tipo de sujeto cognoscente al que se enfrentaba, puesno guardaban homogeneidad en su formación académica—en los Círculos de Estudios.

Decíamos que la obra cuentística de Bosch, en la que esreconocido como un maestro en Hispanoamérica, ha sido es-tudiada desde diversas perspectivas, pero no así en su dimen-sión educativa, algo que todavía está pendiente de realizarpor parte de los especialistas. Podríamos señalar muchos otrosestudios pendientes en la obra y el pensamiento de Juan Bosch,pero no es nuestro propósito hacer ese recorrido en este mo-mento. Lo que sí nos interesa plantear es que fuera de su obraliteraria de ficción —el cuento y la novela— que es reconoci-da por todos, lo mismo que las que realizó en el campo de lahistoriografía, la biografía, la sociología y la geopolítica, qui-zás su obra de creación más importante, y a la que dedicómayor tiempo y pasión, a lo largo de toda su vida, fue elpartido político.

Fue esta su obra cumbre de creación. Primero fundó en1939 el PRD, como es bien conocido durante sus años deexilio en Cuba, con el objetivo de luchar contra la dictadurade Trujillo, y 24 años después tendría la oportunidad de lle-gar a la Presidencia de su país, a través de esta organizaciónpolítica. Su propósito fundamental era establecer un sistemademocrático representativo en República Dominicana, razónpor la cual el PRD se constituyó, sobre todo desde el momentoen que se estableció en tierras dominicanas, a raíz de la muertedel dictador Trujillo, a finales de 1961, en una verdadera

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escuela de la democracia; o como lo diría en 1964 el mismoBosch: “El PRD no era un partido a secas sino además unaescuela de democracia”34. Así lo pone de manifiesto toda suorganización, y más que nada el programa radial, TribunaDemocrática35, una auténtica escuela política para ese alum-no múltiple, que es el Pueblo y, que como tal, presenta unagran heterogeneidad en su socialización primaria, productode las diferencias culturales existentes entre las distintas clasessociales de la que se compone.

Pero, además, ese alumno múltiple también tiene una granheterogeneidad en su formación escolarizada, lo mismo queen su desarrollo cognitivo básico. Por ello, las habilidades delpedagogo, en este caso del político-pedagogo, en su labor demagisterio, son muy especiales, para poder llegar, impactar,entusiasmar y transmitir el conocimiento con eficacia; o peoraún, para concitar la capacidad de reflexión, crítica y debate.Y esto Bosch lo consiguió de una manera magistral, diríamosque excepcional —aunque él mismo al parecer no llegó asentirse satisfecho con el resultado de su primer magisterio enel PRD, como llegara a sostener en más de una oportunidad—dando como resultado decenas, sino es que centenares de lí-deres medios, y más que nada incidiendo en el desarrollo deuna conciencia social y política en el pueblo dominicano; a lavez que dejando algunos discípulos inspirados en su trabajo yaportaciones intelectuales y políticas, lo mismo que en su vida

34 BOSCH, Juan, Crisis de la democracia de América en la República Dominicana, en Obrascompletas, T. XI, Santo Domingo, Ediciones de la Comisión Permanente deEfemérides Patrias, 2009, p.120.

35 Cfr., BOSCH, Juan, Discursos y charlas radiales, en Obras completas, tomos XIX,XX, XXI, XXII, Santo Domingo, Ediciones de la Comisión Permanente deEfemérides Patrias, 2009. Así como también en Obras completas, tomos XXIII,XXIV, XXV y XXVI, Santo Domingo, Ediciones de la Comisión Permanen-te de Efemérides Patrias, 2012.

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ejemplar. Después, en diciembre de 1973, funda el PLD, dondeinicia una nueva etapa como político-pedagogo, lo que vere-mos más adelante.

Los retos del político-pedagogoante los valores del poder opresorEn la historia contemporánea dominicana se producen almenos tres importantes acontecimientos que se entrecruzan yretroalimentan para moldear la memoria histórica y la culturapolítica del país. En primer lugar, están las dos ocupacionesmilitares estadounidenses, la de 1916-1924 y la de 1965-1966.Luego, la dictadura de Trujillo (1930-1961), la cual se incu-ba durante la primera ocupación; y, finalmente, el autoritaris-mo y estilo de gobierno del Presidente Joaquín Balaguer(1966-1978 y 1986-1996), que no son más que el resultadode la segunda ocupación militar, en cuanto a factores externosse refiere.

En suma, esto quiere decir que durante el siglo XX el paísestuvo sometido durante sesenta y dos años a regímenes dicta-toriales, o autoritarios, alejados de los más elementales princi-pios institucionales, propios de la democracia, por lo que cuandoésta ha intentado establecerse, ha tenido que enfrentarse aserios retos, difíciles de ser superados. Sin embargo, es indu-dable, esos tres grandes acontecimientos que moldean la me-moria histórica dominicana, a su vez, en cierto sentido sonuna continuidad de valores preexistentes desarrollados porregímenes autoritarios anteriores, como el de Pedro Santana,el de Buenaventura Báez y el de Ulises Heureaux.

Visto hoy día en perspectiva histórica, dicho reto adquiríauna mayor dimensión si lo enfocamos a partir de la pedagogíadel oprimido de Paulo Freire, lo mismo que si lo vemoscomo una respuesta anticipada a los que serían parte de losdelineamientos del Documento de Santa Fe, cuando éste

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señala lo siguiente: “La educación es el medio por el cual lasculturas preservan, transmiten e incluso descubren su pasa-do. Por lo tanto, quienquiera controle el sistema de educa-ción determina el pasado —o según éste sea percibido—tanto como el futuro. El mañana está en las mentes y en loscerebros de quienes están siendo educados”36.

Y Bosch, político sagaz y visionario, lo sabía perfectamen-te bien, mucho antes que los estrategas norteamericanos queacompañaron a Ronald Reagan a la presidencia de EstadosUnidos en 1981. Ésa era, precisamente, la misión de los Cír-culos de Estudios del PLD. Incidir en el mañana, a través de laeducación que recibían los circulistas del PLD, o más bien através de los militantes o miembros de este partido, despuésde pasar por los Círculos de Estudios.

Por todo ello, para Bosch, con su enorme experiencia polí-tica, el problema era sumamente complejo, pues no culmina-ba con la desocupación militar en sí —o de la caída, derroca-miento o derrota de los regímenes dictatoriales o autoritarios—,sino que estaba llamado a prolongarse, con las enormes e im-ponderables consecuencias que la misma tendría en términospolíticos —de la cultura política dominicana, de suinstitucionalidad—, por los diversos mecanismos de domina-ción que se irían tejiendo, los cuales perdurarían mucho mástiempo, después que las dictaduras fueran derrocadas, o lastropas desocuparan el país.

En lo referente a esta última ocupación —la de 1965-1966— el mayor problema entonces no era de cortoplazo, sino de mediano y largo plazo. Del futuro de la na-ción dominicana como un Estado libre y soberano, como lahabía soñado su fundador, Juan Pablo Duarte, en 1844;

36 SELSER, Gregorio, Los Documentos de Santa Fe I y II, México, Universidad Obrerade México, 1990, pp.99-100

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como se lo había propuesto el prócer de la Restauración de laindependencia nacional, el general Gregorio Luperón, en 1863.

En esta perspectiva, podríamos considerar que los Círcu-los de Estudios, se convertirían en la “vía dominicana” paraalcanzar un sistema democrático, conquistando previamentela liberación nacional, tal y como se lo proponía el PLD, por lomenos hasta la celebración del VI Congreso37, a finales del2000, en que se produjeron cambios sustantivos en dichopartido, en el contexto de la post Guerra Fría.

Bosch estaba muy consciente de que intentar transitar porel mismo camino que había sido obstruido, no tenía sentido,por lo menos en las condiciones históricas que vivía la regióndel Caribe, y muy particularmente la República Dominica-na, en el marco de la Guerra Fría.

En los años en que se inician los Círculos de Estudios, lasreferidas ocupaciones militares habían terminado, lo mismoque la dictadura de Trujillo, y el gobierno de Balaguer estabapróximo a culminar; aunque habría que esperar al menos cin-co años, si lo contabilizamos a partir de 1974. Sin embargo,es importante considerar que el papel que había jugado elPueblo en el desenlace de cada uno de dichos acontecimientos,no había sido protagónico, o al menos la culminación de lostres referidos acontecimientos históricos, no habían sido el re-sultado de una victoria popular. Por lo tanto, el Pueblo no sepodía sentir el constructor de su propio destino, de su propia

37 En dicho Congreso, todos los requerimientos de los Círculos de Estudios comocondición para ser militante del partido fueron modificados: “La facilidad deingreso a cientos de miles de dominicanos y dominicanas que siempre tuvie-ron simpatías por nosotros, pero que por razones de tiempo, principalmente,no podían seguir un programa riguroso de formación de miembros como elque teníamos. Con esta medida todo simpatizante del Partido adquiere sucondición de miembro militante tan pronto se inscriba en un Comité de Baseo de miembro afiliado con sólo matricularse”. Memorias del PLD VI Congreso.Profesor Juan Bosch, Santo Domingo, diciembre de 2002, pp.ii y iii.

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historia. Aún así, si esto hubiese acontecido, los antecedenteshistóricos existentes en otros procesos históricos son poco alen-tadores, y llaman a la reflexión.

Al respecto tomemos dos casos ilustrativos, de los muchosque nos presenta la historia. El oprimido, después de haberlogrado su libertad, asume los valores del opresor. Tales sonlos casos de Francia y de Haití. En Francia, después del triun-fo de su famosa revolución, Napoleón Bonaparte (1769-1821)es proclamado emperador y coronado meses después, en 1804.En Haití, Jean-Jacques Dessalines (1758-1806), tras lograrla independencia de su país, se proclama emperador, con elnombre de Jacques I; lo mismo haría años más tarde HenriChristophe (1767-1820), quien pasó de su condición de es-clavo a ser un hombre libre —al igual que Dessalines—, y allograr la independencia de Haití, se autoproclama rey, en elReino de Haití, de 1811 a 1820, con el nombre de Henri I, eincluso llegó a crear una nobleza nacional, compuesta porpríncipes, duques, condes, barones y caballeros.

Desde cierta perspectiva, el caso dominicano, que es muydifícil, y prolongado en la historia, pues abarca a varias gene-raciones, ha devenido en resultados que no podemos calificarsino de sumamente compleja. Por diversos factores que noson del caso exponer en este momento, en el desenlace de lostres acontecimientos históricos dominicanos referidos quienesviolaron la soberanía nacional, las leyes, cometieron crímenes yatropellos, que en ocasiones podrían entrar en la categoría delesa humanidad, o se enriquecieron ilícitamente, en muy pocoscasos fueron investigados y sometidos a la justicia.

Esta situación ha dado lugar a que en la memoria históricadominicana se haya ido dando predominio a la impunidad, laviolación de las leyes, así como de cualquier principio institu-cional; a la vez que continuarían existiendo variadas formassimbólicas para tratar de recurrir a la impunidad. El “¿Usted

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sabe quién soy yo?”, propio de la Era de Trujillo38, ha funcio-nado con el implícito de que ese “yo” está por encima de la ley,o merece un trato especial; lo cual se complementaría, durantedécadas, con la expedición de tarjetas de altos funcionarios, cuyosportadores se han sentido con el derecho de violar cualquierdisposición legal; posteriormente, dichas tarjetas serían reem-plazadas por un objeto simbólico de poder, la “yipeta”. Coneste artefacto no se hace la pregunta anterior (“¿Usted sabequién soy yo?”), sino que se da una respuesta objetual: “Esesoy yo”, “y por lo tanto estoy por encima de la ley”. La situa-ción es sumamente compleja, pues en realidad lo que se produ-ce es un proceso de enajenación. “Yo” dejo de ser yo, para me-tamorfosearme con el objeto simbólico del poder, queilusoriamente me representa. El “Yo” se transforma en un arte-facto simbólico del poder. De ahí el alto índice de ostentaciónque ha existido en la sociedad dominicana, algo que se ha asu-mido como un valor natural, en tanto cultura política y social.

En cuanto a la Justicia, en vez de recurrir a las instanciasinstitucionales para juzgar y someter a alguien que ha violadola ley, en la memoria histórica ha seguido predominando el“tránquenlo”; lo que significa que se ha impuesto el “derecho a

38 Con la agudeza que caracteriza a Bosch en sus análisis socio-políticos, y muyparticularmente de la psicología de los pueblos, al abordar un caso ocurridodurante su gobierno, en 1963, lo plantea de la siguiente manera: “La clasemedia que había sido deformada por Trujillo era tierra estéril para la democra-cia. En su alma sólo germinaban el odio, la vulgaridad, el apetito de gananciasilícitas. Hasta los que creyeron de buena fe que eran antitrujillistas hicieron deTrujillo su modelo, y la imagen de Trujillo, rico, todopoderoso, señor de vidas,honras y haciendas, presidía, como un ídolo sagrado, el vacío de sus corazones.El principio de la sustitución del jefe que se realizaba en los pueblos primitivosmediante la ingestión del corazón o la cabeza del jefe vencido, había resucitadoen la República Dominicana en la segunda mitad del siglo XX. Así, la mayoríade los líderes antitrujillistas querían suplantar a Trujillo, no cambiar su régi-men; y para destruir el régimen democrático usaron los métodos de Trujillo. ElCIDES, pues, fue víctima de esos métodos”, BOSCH, Juan, Crisis de la democraciade América en la República Dominicana, en Obras completas, T. XI, op. cit., p.200.

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la fuerza”, sobre la “fuerza del derecho”; de la misma maneraque continuarían los “intercambios de disparos”, para aplicarla pena de muerte, en un país donde la misma no existe, conla gravedad de que el “condenado” —el ejecutado— no hasido juzgado por los tribunales competentes, por los supues-tos delitos cometidos. Ésa es, de manera muy sintética, lalección que nos ha dejado la historia.

En suma, el reto principal para el político-pedagogo con-sistía en la emancipación mental del pueblo dominicano delmodelo de dominación que se había configurado como refe-rente político, social y económico a seguir.

Retomemos nuevamente algunos aspectos de lasimplicaciones de la ocupación militar de 1965-1966. En lamodalidad de la nueva coyuntura dominicana, dentro de losvalores culturales y políticos que comenzarían a desarrollarseaños después de la referida ocupación militar, Juan Luis Guerrasupo recoger y expresar en 1990, con suma originalidad, ycargado de metáforas, el proceso que se estaba produciendo enel país, en su célebre composición “Visa para un Sueño” (“bus-cando visa, la razón de ser”/”buscando visa, para no volver”),con todas sus complejas y profundas implicaciones, tanto laseconómicas como las políticas, sociales y culturales. Detrás delas tropas, había llegado el capital extranjero para instalarse endiferentes sectores de la economía nacional, particularmente enlos que presentaban un perfil de mayor rentabilidad, dondepudieran recuperar muy rápidamente sus inversiones.

Por eso las transnacionales que se instalaron y operaron en elpaís llegaban a sumar varias decenas, y estaban haciendo lo queantes, en el gobierno de Juan Bosch, no hubieran podido pro-ponerse; a su vez, en las fuerzas armadas se desarrollaba el pro-ceso de pentagonización que ya Bosch había denunciado en1967: la ayuda militar estadounidense se multiplicó por 5.3 enmuy poco tiempo, el número de miembros del Grupo Asesor

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de Asistencia Militar (MAAG) del gobierno de Estados Unidos,se duplicó; la participación del embajador norteamericano y laplana mayor de la AID —ahora conocida como la USAID— enlas reuniones semanales en el Palacio Nacional, fueron decisi-vas, y se convirtieron en una costumbre, como si fuera un he-cho natural, establecido en algún capítulo oculto del derechointernacional; se impulsaron reformas en el sistema educativo,tanto a nivel de la educación primaria y media, como de la uni-versitaria, además de ponerse en marcha el denominado “Plan deCooperación Técnica del Cuerpo de Paz”, orientado a los maes-tros dominicanos de las zonas rurales, y donde los maestros-guíasnorteamericanos del Cuerpo de Paz impartirían asignaturascomo lengua española, historia patria y geografía patria39.

A su vez, pasó a ser notoria la proclividad a tomar comomodelo, y punto de comparación al sistema de vida estado-unidense, en todas sus manifestaciones, como si el único paísque existiera en el globo terráqueo, además de República Do-minicana, fuera Estados Unidos. A todo lo señalado no pode-mos dejar de agregar, el temor existente en lo más profundo dela mentalidad de ciertos sectores de las capas medias, incluyen-do a la intelectualidad dominicana por supuesto, a realizar lamás mínima crítica a las injerencias que con frecuencia se pro-ducen, sin cuidar ni siquiera la forma, en los asuntos internosdel país, ante la duda —o más bien el temor— de que se lesvaya a negar o a cancelar la “visa para un sueño”.

Para muchos, tener “la residencia”, aunque sepan que novan a vivir allá, en Estados Unidos, pero sí que tendrán quepasarse la vida yendo y viniendo con cierta frecuencia, para noperderla, constituye su mayor realización —su razón de ser—como seres humanos.

39 Cfr., MARÍÑEZ, Pablo, Democracia y procesos electorales en República Dominicana,Santo Domingo, Editora Alfa y Omega, 1994.

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Con su mentalidad de político sagaz y visionario, era pre-cisamente esa situación en su conjunto —nos referimos alcontenido, a su esencia, a su estructura, no a las modalidadeso formas en que se llegaría a producir, y mucho menos a co-nocer públicamente—, que desde nuestra perspectiva más lepreocupaba a Bosch a raíz de la ocupación militar estadouni-dense de 1965-1966.

Uno de los intelectuales dominicanos que más temprana-mente comprendió el proceso que estamos planteando, y quehabía comenzado a dibujarse muy tenuemente a raíz de losconvulsionados meses que vivió el país, política y socialmentedespués del ajusticiamiento del dictador Rafael LeonidasTrujillo, fue Pedro Vergés (1945) en su magistral novela de1980, Solo cenizas hallarás. (Bolero). En esta obra, Vergés recreael ambiente social y político que vive el país en la coyuntura de1961-1962, donde parte de la trama es la obsesión de algunosde los personajes —dentro de la juventud de la pequeña bur-guesía urbana—, precisamente de conseguir una visa (“una visapara un sueño”) que le permitiera abandonar el país, para insta-larse en New York, ciudad que, según el imaginario popular,aunque no solamente de este último sector, gozaba —y segui-ría gozando— de todas las virtudes y atractivos capaces de ha-cer feliz a todo ser humano que logre poner allí sus pies.

Esa misma situación, pero mostrando sus virtudes y frus-traciones, sería posteriormente recogida y recreada por ÁngelMuñiz en 1995, en su afamada película, Nueba Yol. Paralela-mente se iría desarrollando una amplia y compleja cultura dela diáspora, que abarcaría la literatura, el teatro, el cine y otrasmuchas expresiones culturales más, y que hoy día inciden enla identidad dominicana40.

40 Cfr., TORRES-SAILLANT, Silvio, El retorno de las yolas. Ensayos sobre diáspora, democra-cia y dominicanidad, Santo Domingo, Ediciones Librería La Trinitaria y EditoraManatí, 1999.

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En consecuencia, es por ello que Bosch se ve obligado adesarrollar una etapa de reflexión y estudio, para analizar lascausas reales —y no las falacias que argumentaban los estrategasestadounidenses, como históricamente lo ha hecho todo im-perio— por las que se había producido dicha situación, y lasposibles consecuencias de la ocupación, a la vez que a diseñarel nuevo proyecto político que las condiciones internas e in-ternacionales demandaran y posibilitaran para retomar la cons-trucción del sistema político que se requiriese, para garanti-zarle la recuperación de la soberanía nacional.

Ese proceso de reflexión, estudio y debate se prolongaría almenos durante ocho años, de 1966 a 1974, en el que se pue-den establecer dos etapas, aunque diferentes, con un ciertohilo conductor que lo convertía en un verdadero continuum.La primera, de 1966 a 1969, breve pero muy fecunda etapaen la que el líder político dominicano logra la mayor y másimportante producción intelectual de su vida, pues la coyun-tura hizo crecer las potencialidades políticas e intelectualesque durante décadas habían ido acumulándose, y más quenada desarrollándose en el personaje que las circunstanciasdemandaban; son estas condiciones surgidas las que obligana Bosch a recorrer, además, varios países europeos, pero sobretodo asiáticos, en busca de nuevos horizontes políticos, que lepermitieran encontrar el camino políticamente correcto, ade-cuado y posible de alcanzar; estas mismas circunstancias lollevarían a su vez a buscar nuevas perspectivas paradigmáticas,que le facilitaran las herramientas teórico-metodológicas parauna mejor comprensión y análisis de la realidad socio-políticaque se había ido configurando en República Dominicana, yen la región del Caribe, lo mismo que a nivel internacional,en particular en Estados Unidos, el verdadero centro de po-der del que dependería, a partir de ese momento, 1965-1966,con mayor intensidad que nunca, el destino dominicano.

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La segunda etapa, de 1970 a 1974, en la que Bosch regre-sa al país y reanuda las actividades políticas en territorio do-minicano, primero, tratando de impulsar las tesis políticas alas que había arribado, a la vez que intentando reorganizar alPRD, y solo después, al llegar a la conclusión de que por me-dio de dicha institución política era imposible alcanzar losobjetivos que las circunstancias demandaban —al menos den-tro del nuevo papel que él consideraba que estaba llamado ajugar un partido político en el país, que era la liberación na-cional, que se iniciaba con la emancipación mental—, rompecon dicho partido, en noviembre de 1973 y funda el PLD, endiciembre del mismo año.

Este hecho se produce cuatro meses antes de la Revoluciónde los Claveles —25 de abril de 1974— en Portugal, quepuso fin a la larga dictadura militar en dicho país; y apenas dosmeses después del golpe militar del general Augusto Pinocheten Chile41, con todas sus implicaciones para la correlación defuerzas políticas en América Latina que propugnaban por rea-lizar cambios estructurales, con miras a construir un nuevo tipode sociedad; se produce, a su vez, siete meses después del arriboa las playas dominicanas de la expedición armada bajo elliderazgo del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, con elpropósito de abrir un frente guerrillero, mismo que fracasaría.

Es en esta segunda etapa donde surgen y se consolidan losCírculos de Estudios, como verdaderos centros de capacita-ción y enseñanza, forjadores de los cuadros políticos que elpaís requeriría para la nueva etapa política a la que tendríaque enfrentarse. Por lo mismo, se produciría una redefiniciónde la metodología pedagógica que se iba a impulsar en elPLD, donde se acotaría y privilegiaría el estudio, reflexión,

41 El primer congreso nacional del PLD, celebrado en mayo de 1974, se deno-minaría “Salvador Allende”.

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análisis y debate de las más importantes problemáticas nacio-nales e internacionales, a través de diversas disciplinas; a lavez que los circulistas y miembros del partido desarrollaríanuna serie de actividades prácticas, que incluían la moviliza-ción social y, más que nada, el trabajo con el Pueblo.

En otras palabras, el PLD estaba llamado a convertirse enuna verdadera y gigantesca escuela de enseñanza-aprendizaje,forjadora de hombres-nuevos, con principios éticos y discipli-na, donde se ejercería el magisterio, en una escala y con mo-dalidades incomparablemente mayores a lo que se había he-cho a través del PRD. Desde esta gigantesca escuela, por mediode los Círculos de Estudios, Bosch pondría en práctica, conmayor rigor y lucidez que nunca, el método pedagógico de“enseñar a aprender”, con el fin de que los circulistas pudie-ran estar dotados de las habilidades de aprender a aprender, quede tanto provecho le habían sido a él mismo, durante déca-das, y, más que nada, con su carácter de político visionario,lograr una toma de conciencia, no sólo social, sino tambiénpolítica, que le permitiera al pueblo enfrentarse a los nuevosmecanismos de dominación neocolonial que desde la segun-da parte de la década de 1960, como hemos expuesto, se ha-bían comenzado a desarrollar en el país.

Para ello se requeriría de una nueva organización y estruc-tura partidaria, lo mismo que de nuevos medios de difusión,privilegiándose el periódico —Vanguardia del Pueblo—, quepublicaría los discursos, artículos y mensajes que debían serestudiados y debatidos, y una revista —Política, teoría y ac-ción—, que también recogería artículos preparados por el mis-mo Bosch, así como por otros dirigentes del partido, a la vezque dicha publicación se abría como espacio de difusión dedistintos estudios, artículos, ponencias y documentos de di-versos intelectuales de varios países, tanto de América Latinay el Caribe, como de Estados Unidos y Europa.

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Si se observa y analiza con detenimiento la producciónintelectual de Juan Bosch, se podrá comprobar que despuésde la fundación del PLD, en 1973, aunque si bien es ciertoque el líder político dominicano continuará con una amplialabor creativa, sus obras, al margen de que fueran sustentadorasde tesis políticas, pasaron a dar prioridad a la educación, conun marcado carácter pedagógico, por su lenguaje y métodoexpositivo.

En su generalidad fueron textos escritos y publicadas porentregas en Vanguardia del Pueblo, que luego pasarían a sereditados como libros, incluso algunos eran libros, previamen-te diseñados como tales, pero publicados semanal o quince-nalmente. Esos fueron los casos, por ejemplo, de Clases socialesen la República Dominicana (1982), Capitalismo, democracia yliberación nacional, (1983), El Partido. Concepción, organización ydesarrollo (1983), Capitalismo tardío en la República Dominicana(1986), El Estado. Sus orígenes y desarrollo (1987), El PLD. Unpartido nuevo en América (1989), El PLD, Colección de Estudios So-ciales (1990), Temas históricos (1991), y Temas económicos (dos to-mos, 1990), y La Guerra de la Restauración (1982), entre otros.

De la misma manera, en su gran mayoría, si no es quetodos, los folletos elaborados para los Círculos de Estudios enrealidad fueron extraídos, o reelaborados por Bosch, de supropia producción aparecida en libros, con máximo rigor di-dáctico, para que pudieran llegar y fueran comprendidoscon mayor facilidad por ese alumno múltiple que es el Pue-blo, que pasaba por esa enorme escuela que eran dichos círcu-los, como antesala y condición sine qua non para poder ingresaral Partido, para ser miembro del mismo. Una vez superadoslos Círculos de Estudios, se pasaba entonces a formar parte deun Comité de Base; es decir, para ser militante, no simpatizan-te. Diferente al PRD, y a la gran mayoría de los partidos políti-cos de América Latina y el Caribe.

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De ahí, como veremos más adelante, que los textos estánredactados siguiendo algunas premisas básicas de la pedago-gía, o más precisamente de la didáctica. La primera, tratandosiempre —antes de dar inicio al desarrollo de un tema—, deretomar lo que se había expuesto con anterioridad vinculadoal mismo, de manera que la asimilación y comprensión fueramás fácil, y además se pudieran ir haciendo las interrelacionesde acontecimientos, como premisa de la reflexión, y en defi-nitiva del pensamiento conceptual.

La segunda, explicando los hechos o datos —aún se trata-ra de algo tan elemental, al menos aparencialmente, como elnúmero de los siglos, como se podrá apreciar en el folletoSobre las causas de los ataques a Santo Domingo en los siglos XVI yXVII (1)42. Al respecto debemos acotar que si dicha concep-tualización se hubiera manejado con claridad a escala interna-cional cuando culminaba el siglo XX, no se hubiera produci-do la confusión y polémica que se generó en muchos países entorno a si con el siglo XX finalizaba o no el milenio— demanera tal que no fueran aprendidos como conocimiento fac-tual, sino conceptual, puesto que no se trataba de contar ob-jetos físicos, sino cantidades abstractas, como lo es el tiempo,en este caso siglos.

Y la tercera fue el uso, de manera reiterada, de preguntasretóricas a lo largo de la exposición de todos los textos, puesBosch entendía que de esa manera se aproximaba a una rela-ción coloquial entre el alumno y el profesor, como suele ocu-rrir, de manera rigurosa en el salón de clases de cualquierescuela, no necesariamente para transmitir conocimientos deuna manera pasiva en la forma tradicional de enseñanza, sinopara interactuar, problematizar, reflexionar y analizar.

42 Cfr., En el presente volumen “Sobre las causas de los ataques a Santo Domin-go en los siglos XVI y XVII (1)”, pp.45-58.

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Tan riguroso fue el líder político dominicano en ese aspec-to, en su dimensión pedagógica, que incluso llegó a escribiralgunos artículos en forma de entrevistas para que pudieranllegar con más facilidad al sujeto cognoscente, que era el Pue-blo, aunque de una manera organizada, en los Círculos deEstudios del Partido.

Bosch lo explicaba así: “La entrevista hace posible que ellenguaje del entrevistado se mantenga en un nivel coloquial,como debe ser el de la conversación entre él y un públicohipotético que asume la representación de la gente del pue-blo, y ese tipo de lenguaje facilita en grado muy importantela comprensión, por parte de hombres y mujeres de las capaspopulares, de temas que para la mayoría de ellos, de maneraespecial en la República Dominicana, son abstractos, y a me-nudo endiabladamente abstractos debido a que en su conjun-to la sociedad dominicana carece de experiencia de vida polí-tica a tal punto que la casi totalidad de los periodistas queinforman acerca de la actividad política no saben cómo estánorganizados los partidos de los cuales tienen que ocuparse, sino a diario, por lo menos de dos a tres veces a la semana”43.

Con su riguroso método pedagógico y de trabajo —méto-do de trabajo que en sí consistía en otra dimensión pedagógi-ca—, el PLD fue creciendo lentamente, pero de manera soste-nida y disciplinada, pues no se estaba interesado en la cantidad—como había sido el caso del PRD, que para Bosch ya habíacumplido su papel histórico—, sino en la calidad de sus miem-bros, y de manera muy especial de sus altos dirigentes, puesde ahí saldrían los líderes medios que demanda todo partido;en la formación política que los mismos tenían, en su capaci-dad de reflexionar y conceptualizar.

43 BOSCH, Juan, El Partido. Concepción, organización y desarrollo, en Obras completas,T. XVII, Santo Domingo, Ediciones de la Comisión Permanente de Efeméri-des Patrias, 2009, pp.3-4.

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Si lo vemos a escala electoral, podemos observar que de18,375 votos (1.1%) en las elecciones de 1978 —primeravez que el partido se presentaba en unos comicios genera-les—, en cambio cuatro años más tarde, tuvo un aumentoque le permitió alcanzar 179,849 votos (9.8%), y en las elec-ciones de 1986 pasó a obtener 387,881 votos (18.4%), lo-grando colocar dos senadores y 16 diputados en el Congreso,hecho sin precedente para una organización política de iz-quierda en el país, como se perfilaba este partido, y más quenada como era percibido dentro del sistema de partidos polí-ticos en República Dominicana. Además, con dicho creci-miento, el PLD comenzaba, a mediados de la década de 1980—apenas trece años después de su fundación—, a emergercomo una fuerza política con vocación y capacidad para rom-per el sistema bipartidista que se había establecido hasta esemomento en el país, desde 1966, entre el PRD y el PartidoReformista Social Cristiano, PRSC, lo que lograría alcanzar,de manera irrefutable, en las elecciones de 1990.

En estas elecciones se produjeron una serie de irregulari-dades —incluyendo la caída del sistema, después del cuartoboletín del escrutinio, en que iba triunfando el PLD— queapuntan a sostener que se produjo un nuevo fraude electoral,con el que se logró arrebatar el triunfo a Bosch44.

Aunque los votantes no tenían que ser militantes —y nolo eran—, y ni siquiera pertenecer a los Círculos de Estu-dios —sino simplemente simpatizantes; es decir, electoresque se identificaban con las propuestas políticas de Bosch en lacampaña electoral—, lo cierto es que el centro de enseñanza,como una verdadera escuela en la que se había convertido el

44 Cfr., FERNÁNDEZ, Leonel, Las raíces de un poder usurpado. Radiografía del procesoelectoral dominicano de 1990, Santo Domingo, Editora Alfa y Omega, 1991;MARÍÑEZ, Pablo, Democracia y procesos electorales en República Dominicana, op. cit.

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PLD, a través de sus Círculos de Estudios, estaba teniendo unéxito político sin precedentes.

Pero el verdadero crecimiento cualitativo del partido se ex-presaba mejor en el incremento que muy rápidamente alcanzóVanguardia del Pueblo, que de un tiraje de 8 mil ejemplares, ensu primera edición del 6 de agosto de 1974 —antes de habercumplido el primer año de fundado el PLD—, pasó a duplicarsu tirada en muy pocos meses, con la particularidad de que eraun periódico para ser leído y discutido por los circulistas (que-remos decir, y es necesario aclararlo, que no era un periódicopara ser vendido, y posiblemente guardado o tirado por quienlo adquiría, sino para ser vendido, leído y discutido), jugando,hasta cierto punto, el mismo papel que hacen los libros o textosde lecturas obligatorias en cualquier centro de enseñanza supe-rior. Pero además, el periódico tenía la particularidad de queen buena medida pasó a ser producido, en lo que a sus artícu-los se refiere, por los propios miembros del Partido45.

Otras propuestas pedagógico-políticasen nuestra América

Universidades obreras y popularesEn 1974, cuando se inician los Círculos de Estudios en el

PLD, e incluso antes, cuando Bosch intentó hacerlo en 1971,ya en América Latina y el Caribe se habían venido desarro-llando, desde hacía varias décadas, otras propuestas político-pedagógicas, como iniciativa de destacados líderes, a partirde determinadas organizaciones políticas o sindicales, en sugeneralidad de partidos comunistas o socialistas —pero no

4 5 En 1977 Bosch señalaba que “en Vanguardia escriben 40 personas, todos miem-bros del PLD, que en tres años han producido 264 artículos”, BOSCH, Juan,El Partido. Concepción, organización y desarrollo, en Obras completas, T. XVII,op. cit., p.269.

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únicamente de estos, como fueron los casos del aprismo y delperonismo, entre otros— bajo la modalidad de “universida-des obreras”, y “universidades populares”. No vamos a reali-zar una exposición amplia ni profunda al respecto, sólo hare-mos un escueto esbozo sobre tales iniciativas pedagógicas,considerando únicamente las más importantes, las que logra-ron mantenerse durante largo tiempo, pues las hubo como laUniversidad Popular Lastarria, en Chile, fundada en 1918,que sería disuelta apenas década y media después, durante losaños de 193046. Universidades que tienen su origen más re-moto en Francia, a finales del siglo XIX, lo mismo que enEspaña, particularmente durante el gobierno republicano,aunque cuando éste se estableció en la península ibérica, yaen nuestra América habían sido fundadas varias universida-des obreras o populares, vinculadas al movimiento de reformauniversitaria que se produjo en nuestra América, a raíz delmovimiento de Córdoba, en 1918.

Una de las primeras instituciones de este tipo —tres añosdespués del movimiento universitario de Córdoba en 1918,cuando Bosch cumplía doce años de edad— fue la Universi-dad Popular González Prada, creada en Lima, por un grupode jóvenes revolucionarios, encabezado por Víctor Raúl Hayade la Torre en 1921 —tres años antes de la creación delAPRA—, y donde José Carlos Mariátegui se incorporaría y ju-garía un destacado papel académico y organizativo. Tanto Hayade la Torre como Mariátegui se consideraban discípulos deManuel González Prada. En el momento en que se funda estauniversidad, República Dominicana se encontraba ocupada

46 En 1932 se funda en Santiago de los Caballeros, en República Dominicana, laUniversidad Popular y Libre del Cibao, en la que participaron como gestores,entre otros intelectuales, Juan Isidro Jimenes-Grullón, Domingo MorenoJimenes. Cfr., PAULINO RAMOS, Alejandro, “Juan Isidro Jimenes Grullón”,www.historiadominicana.com.do

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militarmente por Estados Unidos, desde hacía cinco años, y locontinuaría estando así durante tres años más, hasta 1924.

Quince años después de haber sido fundada en Perú laUniversidad Popular González Prada, se funda en México,en 1936 —cuando la dictadura de Trujillo llevaba seis añosde haberse iniciado en República Dominicana— la Universi-dad Obrera de México, bajo las orientaciones del líder políti-co y sindical, Vicente Lombardo Toledano. Los objetivos dedicha universidad eran muy precisos: “Formar cuadros diri-gentes del movimiento obrero en función de los intereses declase”. Por sus aulas pasaron destacadas figuras de laintelectualidad internacional, a la vez que la universidad abríasus aulas y brindaba cooperación a las organizaciones sindica-les y partidos políticos latinoamericanos y del Caribe.

El apoyo ofrecido por Lombardo Toledano al PRD, a travésde la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL),en su lucha contra la dictadura de Trujillo, fue clave, a partir dela visita que hicieron Juan Bosch, Juan Isidro Jimenes Grullóny Ángel Miolan a México en 1941, para participar en el Con-greso de la CTAL47. Además, uno de los fundadores del PRD,Ángel Miolán, quien posteriormente adquiriría notoriedad enla dirección de dicho partido, colaboró en la Universidad Obre-ra48, y estableció estrechas relaciones con el aprismo, las que semantuvieron muchas décadas después.

47 Cfr., JIMENES-GRULLÓN, Juan Isidro; MIOLÁN, Ángel; y BOSCH, Juan, La tragediadominicana y el Primer Congreso Ordinario de la C.T.A.L, Santo Domingo, EditoraNacional, 2011 (edición original, México,1941)

48 Alberto Arredondo señala al respecto: “Miolán no fue Secretario de Lombardo,sino alumno de la Universidad Obrera de México, que dirigían Carrillo yToledano y posteriormente corrector de pruebas y de estilo de una obra que enaquella época escribía el Secretario de la C.T.M., en medio del aplauso y laadhesión de todo el mundo democrático que vivía las insurgencias amenazado-ras del fascismo”, “A manera de Prólogo”, en MIOLÁN, Ángel, Páginas históricas.El perredé desde mi ángulo, Santo Domingo, Editorial Quisqueya, 1984, p.27.

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En Argentina49, seis años más tarde de la llegada de JuanDomingo Perón a la presidencia de su país, fue fundada en1952 —cuando Bosch llevaba catorce años en el exilio, elPRD trece de su creación, y Trujillo veintidós años en el po-der— la Universidad Obrera, la que formaba parte de todoun proyecto educativo del peronismo, en la perspectiva de ladoctrina del Justicialismo, que impulsó el reforzamiento delEstado a las universidades públicas en lo que a apoyo se refie-re, incluyendo su gratuidad, la que se mantiene hasta la ac-tualidad. Un año antes, en 1951, había sido creada la EscuelaSuperior Peronista, de carácter doctrinario, cuya misión seresumía en cuatro objetivos: “En primer lugar, es función ymisión fundamental de la Escuela desarrollar y mantener aldía la doctrina. En segundo término, es su misión inculcarlay unificarla en la masa. En tercer lugar, debe formar los cua-dros justicialistas. Y en cuarto lugar, debe capacitar la con-ducción. Vale decir, trabajar para la formación de los conduc-tores del Movimiento”50.

Es necesario señalar al respecto que este tipo de centrouniversitario —no incluimos aquí a la escuela peronista, porhaber sido el centro doctrinario de un partido político— sig-nificaba una ruptura con el modelo existente en toda Améri-ca Latina y el Caribe, al menos por tres razones básicas. Enprimer lugar, porque en muchos casos las asignaturas, o suscontenidos y las mismas carreras que desarrollaban eran dife-rentes a las que tradicionalmente ofrecían las universidades

49 También se habían producido una serie de reformas, a raíz del movimientouniversitario de Córdoba en 1918, que estamos dejando de lado para los finesdel presente ensayo, pero que podríamos retomar en otra oportunidad. Cfr.,DEL MAZO, Gabriel, El radicalismo. Notas sobre su historia y doctrina (1922-1952), Buenos Aires, Editorial Raigal, 1955, pp.109-116.

50 PERÓN, Juan Domingo, Manual de conducción política, Buenos Aires, CS Edicio-nes, 2005, p.9.

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establecidas. En segundo lugar, porque intentaban desarro-llar un sistema pedagógico distinto, a la vez que más flexible,en lo que a la asistencia se refiere, y con un carácter gratuito.En tercer lugar, porque como las universidades tenían un ca-rácter eminentemente elitista, pues sólo tenían acceso a ellaslos sectores de más altos ingresos, pertenecientes a la oligar-quía, o a capas medias altas, estas nuevas universidades obre-ras o populares pretendían romper con el modelo existente,tanto en lo referente a la población que podía estudiar, comocon respecto a la formación académica y profesional, tratandode orientarlas, en muchos casos, hacia carreras tecnológicas,en función de las necesidades de desarrollo económico quetenían los países; o simplemente para ofrecer una formacióntécnica a los obreros y trabajadores.

Es dentro de estas perspectivas que se funda en México elInstituto Politécnico Nacional (IPN), durante el gobierno deLázaro Cárdenas, institución que muy rápidamente alcanza-ría prestigio y notoriedad nacional e internacional, que siguemanteniendo hasta la actualidad, y desde donde se comenza-ron a formar los cuadros profesionales de alto nivel que reque-riría la industria petrolera mexicana, nacionalizada precisa-mente por el gobierno del presidente Cárdenas.

En suma, las universidades obreras o universidades libres,jugaron un destacado papel como propuesta pedagógica, omás bien de estudios superiores alternativos, aunque no nece-sariamente en la formación de cuadros y líderes políticos delos partidos existentes, o con los que estaban vinculados. Másbien este último papel lo cumplirían los institutos políticosque fueron creados al interior de cada partido, o fuera de losmismos, con objetivos de mayor alcance en la preparación y elestudio de manera rigurosa de las ciencias políticas. Este fueel papel del Instituto de Estudios Políticos de París, fundadoa finales del siglo XIX, y más tarde, a mediados del siglo XX

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de la Escuela Libre de Ciencias Políticas. En la región delCaribe, el Instituto de Educación Política de San Isidro delCoronado, en Costa Rica, jugaría ese mismo papel, en cuantoa formación de cuadros y líderes políticos se refiere, aunquesin llegar a tener el estatus de centro universitario. Decenasde jóvenes dominicanos, entre otros muchos, acudieron almismo, después de la muerte de Trujillo, para convertirse,algunos de ellos, en altos dirigentes o líderes políticos mediosdel PRD. Juan Bosch, como es conocido, y hemos planteadoya, impartió clases en dicho instituto de estudios políticos.

Poco tiempo después de Bosch asumir la presidencia, en1963, en República Dominicana se estableció el Centro In-teramericano de Estudios Sociales (CIDES), el que tenía comoobjetivo, por medio de la enseñanza, contribuir a la educa-ción política dominicana, partiendo de “una gran campañade educación popular, a través de la televisión”, que incluíaun proyecto de alfabetización masiva. Bosch lo planteaba dela siguiente manera: “En esa escuela se enseñaba cooperati-vismo, historia política de la América Latina —y yo mismo,siendo Presidente, di las lecciones correspondientes a la Re-pública Dominicana—, se hacían cursos para maestros deescuela. Los alumnos procedían de todo el país, sin hacerdiferencias de ninguna clase y sobre todo sin inclinaciónpartidista, de manera que llegaban miembros del PRD perotambién miembros de los partidos golpistas. El plan era ayu-dar a crear en Santo Domingo una conciencia democrática,ayudar a extender el conocimiento de los problemas domi-nicanos y de cómo podían solucionarse esos problemas conmedidas democráticas. El CIDES trabajaba para el país, nopara un partido”51.

51 BOSCH, Juan, Crisis de la democracia de América…, op. cit, p.195.

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Manuales político-marxistasCon objetivos distintos, y sobre todo mucho más modes-

tos al de los centros de enseñanza universitaria que acabamosde plantear, e incluso a los institutos políticos a que hemoshecho referencia, en América Latina y el Caribe llegaron atener una gran difusión y un enorme impacto una serie demanuales con fines de educación política, desde una perspec-tiva marxista —o más precisamente marxista-leninista— debuena calidad pedagógica, aunque en su mayoría guardabanpoca relación, si es que tenían alguna, con la realidad históri-co-social y política latinoamericana. Eran textos de autoreseuropeos, que seguían las orientaciones de determinados par-tidos comunistas, o simplemente posiciones que correspon-dían a interpretaciones interesadas y coyunturales de los clási-cos del marxismo; aunque eran textos traducidos al español,ni siquiera cuidaban el detalle, desde una perspectiva didácti-ca, de introducir ejemplificaciones acordes a la historia, la eco-nomía, la política y la cultura latinoamericanas.

En ciertas ocasiones no fue culpa de los autores, sino másbien de los lectores y de los propios dirigentes políticos que lousaban al interior de los partidos —o quizás el causante realde todo el problema señalado eran las condiciones de recepciónexistentes en esa coyuntura— pero dichos textos fueron asumi-dos, al menos en la mayoría de los casos, de manera mecanicistay dogmática, como si fueran principios bíblicos que no estabansujetos a discusión, algo muy lejano a uno de los principiosbásicos del marxismo: su carácter crítico; y más que nada, seperdía de vista que dicho paradigma debe asumirse, tanto delas obras clásicas de sus fundadores, como de cualquiera de susintérpretes, incluyendo a los autores de los manuales, desdeuna perspectiva metodológica, para aprender a aprender, para in-terpretar la realidad. Marx en su tesis sobre Feuerbach diría quelo necesario no era sólo interpretarla, sino transformarla.

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Además, se produjo la agravante de que la generalidad delos lectores de dichos manuales se inclinaban a memorizar yrepetir lo que decían dichos manuales en sus diferentes apar-tados y capítulos, pero en cambio solían desconocer la reali-dad histórica de sus propios países, de ahí las serias limitacio-nes para interpretar y transformar la realidad; por ello tambiénel mecanicismo de copiar modelos ajenos a la realidad latinoa-mericana y caribeña.

Este proceso se desarrolla a finales de la década del 50, y seprolonga hasta bien entrada la del 80, cuando se produce lacrisis del paradigma marxista, como resultado de la crisis delllamado socialismo real, con la caída del muro de Berlín en1989, y la desintegración de la Unión Soviética en 1991.

Los manuales a los que vamos a hacer referencia, muy po-cos por cierto, en relación al verdadero número existente, sonampliamente conocidos por todos, pues marcaron épocas:Georges Politzer, Principios elementales y fundamentales de filoso-fía; Víctor Afanasiev, Fundamentos de filosofía, y P. Nikitin,Manual de economía política, Manual de Economía Política de laAcademia de Ciencias de la URSS, y no incluimos dentro deestos manuales —pero tampoco podemos dejar de señalar-lo—, al Libro Rojo de Mao, de 1964, por el enorme impactoque tuvo durante la coyuntura que estamos abordando.

Si se hiciera un inventario de dichos manuales —de filoso-fía, de economía, y de política, entre otros—, llegaríamos a laconclusión de que se estaba atravesando por una coyunturadonde, por lo menos para ciertos sectores sociales y políticos, sevivía una especie de cultura manualesca, si se permite la expre-sión, pues el conocimiento de varias disciplinas se condensabay resumía en los mismos. Y como existía una gran tendencia apublicar las obras bajo la modalidad de manuales, por últimotenemos que referirnos a dos manuales más, que transmitíanla experiencia, así como las tácticas y procedimientos, para

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desarrollar movimientos armados, con miras a la toma delpoder político. Nos referimos a La Guerra de guerrillas, delChe Guevara, de enorme difusión en la década de 1960, y alMini-manual del guerrillero urbano, del brasileño CarlosMarighella (1911-1969), quien fue asesinado el 4 de noviembrede 1969, a los pocos días de escribir el referido manual, y dosmeses después de haberse producido el secuestro al embaja-dor de Estados Unidos en Brasil, Charles Elbrick; secuestroen el que había participado Marighella.

Varias generaciones de jóvenes latinoamericanos y caribeños—y de otros continentes también— iniciaron sus estudiossobre el marxismo, a partir de dichos manuales. Muchos, sinembargo, nunca llegaron a superar ese nivel. El mismo CheGuevara tuvo una posición crítica a los referidos textos, enconcreto al Manual de Economía Política de la Academia de Cien-cias de la URSS, pues consideraba que, al menos en la URSS,dicho manual había suplantado la lectura de El Capital, y sehabía convertido en una especie de “biblia”, algo intocable,un verdadero dogma. Y la revolución socialista que se estabaemprendiendo en Cuba, tenía que ser creativa, como deberíaserlo toda revolución, por lo que no podía regirse, de maneraortodoxa, por lo que planteaba el referido manual52.

En una polémica sostenida en 1970 con Juan Isidro Jimenes-Grullón, al cual en ningún momento lo llama por su nombre,sino, de manera irónica53 con el de “sabio”, “eminente sabio”,

52 Notas (Inéditas) de Ernesto Che Guevara sobre el Manual de Economía Políticade la Academia de Ciencias de la URSS (Praga, 1966), www.poderpopular.org

53 Lo mismo había hecho seis años antes, en 1964, cuando también lo criticairónicamente, sin llamarlo por su nombre, ante la denuncia hecha de que laselecciones de diciembre de 1962 no eran válidas, porque “Juan Bosch habíaengañado al pueblo” en su campaña. Bosch le responde así: “Ese ilustrereformador de una doctrina que tenía casi doscientos años de aplicación en lospaíses más avanzados de Occidente había descubierto, para gloria de lainteligentzia dominicana, que los que ganan elecciones engañan al pueblo, de

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“ilustre sabio”, Juan Bosch se refiere al manual Los fundamen-tos del marxismo-leninismo de Otto Ville Kuusinen (1881-1964),de la siguiente manera: “Esos libros se producen en serie paraformar cuadros de partidos marxistas-leninistas, no para usar-los en trabajos a los que se les pretende dar seriedad científica.El que aspira a conocer las ideas de Marx debe leer a Marx, noa un equipo de intérpretes que siguen líneas oficiales de lasvarias que hay en el mundo del pensamiento marxista”54.

Las críticas de Bosch sobre las fuentes que deben de em-plearse en un trabajo de carácter científico, no se limitaban alo que acabamos de señalar, era mucho más amplia, y se refe-ría también a lo improcedente que es recurrir a “los dicciona-rios como fuentes de conocimientos dignos de fe ciega”, puesentiende que estos apenas “sirven para orientar a los estudio-sos hacia la materia que les preocupa, pero no sientan cátedraen ningún caso”.

Y es cierto, en sus trabajos desde una perspectiva marxista—lo mismo que antes de asumirse marxista, cuando consul-taba otros autores— Bosch siempre trató de ir directamente alos clásicos del marxismo, a sus fundadores —Marx, Engels yLenin—, y no a sus intérpretes, como podrá comprobarse a lolargo de su producción. En síntesis, solía ir directamente a losautores o fuentes originales, como lo hizo, por ejemplo paraescribir Judas Iscariote, el calumniado, para lo que consultó las

donde resulta que los que las ganan por más del sesenta por ciento de lavotación —como fue el caso del PRD en esa ocasión— son criminales peoresque los que las ganan por márgenes estrechos, puesto que engañan a másciudadanos; y ese extraordinario descubirdor era, como por casualidad, untípico dominicano de “primera”, y nieto y biznieto de Presidente de la Repú-blica”, Cfr., BOSCH, Juan, Crisis de la democracia de América en la República Domi-nicana, Santo Domingo, Editora Alfa y Omega, 1999 (3era. Edición), p.125.

54 Cfr., BOSCH, Juan, “Prólogo indispensable a una breve historia de la oligar-quía”, en ¡Ahora!, Nº 328, Santo Domingo, Publicaciones ¡Ahora!, 23 defebrero, 1970, pp.23-24.

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versiones de los Evangelios de San Juan y San Mateo y lascartas de Santiago y San Pedro—, lo mismo que el Libro de losHechos de los Apóstoles autorizados por la Iglesia.

Sin embargo, en rigor no siempre fue así, al menos dosaños y medio después de la referida polémica, en uno de susescritos, “La función del líder”55, de junio de 1972, nuestroautor, quizás olvidando lo que había planteado en su polémi-ca con Jimenes-Grullón, para desarrollar su trabajo se basó enEl papel del individuo en la Historia, de Jorge Plejánov56, obraque si bien no es un manual, es la interpretación de un discí-pulo de Marx y Engels; para ese mismo artículo Bosch recu-rrió también a Vladimir Nikolaevich Konstantinov, en Elmaterialismo histórico57, texto que, en cambio, sí tiene la cate-goría de manual.

Pero retomemos nuestra exposición sobre el carácter dog-mático de los manuales. De dicho dogmatismo no escaparonobras como el afamado y polémico texto de la chilena MartaHarnecker —una indiscutible y destacada política-pedagogalatinoamericana—, Los conceptos elementales del materialismo his-tórico, sin duda alguna uno de los libros de mayor impacto yéxito editorial en nuestra América que ha servido como textointroductorio al marxismo, a la vez que de cabecera de variasgeneraciones de estudiantes, profesores y trabajadores de di-ferentes organizaciones políticas y sindicales. Respecto a lalectura mecanicista de que fue objeto este manual, la mismaautora llegaría a manifestar públicamente, que ella había sidola primera en haber quedado sorprendida con tal situación,

55 Cfr., BOSCH, Juan, “La función del líder”, en Obras completas, T. XVII, SantoDomingo, Ediciones de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias,2009, pp.277-291.

56 Bosch empleó la edición de Editorial Grijalbo, S.A., México, 1960.57 Bosch utilizó “La personalidad en la Historia”, en El materialismo histórico,

México, Editorial Grijalbo, S.A., 1966.

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pues su propósito había sido totalmente diferente. En vez deservir de introducción al marxismo, es decir, a la lectura de losclásicos, con el fin de que el novel lector contara con los ins-trumentos teóricos y metodológicos para analizar la realidad,los lectores —al menos un alto porcentaje de ellos— optaronpor reemplazar a los clásicos del marxismo por el manual, atri-buyéndole a éste un nivel dogmático; de verdad indiscutible.

Como parte de la controversia que generó este texto, algu-nos de sus detractores —quizás como reacción al enorme éxi-to alcanzado, el que superaba al obtenido por todos los otrosmanuales juntos—, en la misma década de 1970, en vez dehacer planteamientos críticos, también optaron por una posi-ción que se alejaba totalmente de la racionalidad que debe deprimar en un centro académico universitario. Un grupo deestudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Mar-cos, donde impartíamos docencia en esos años (1972-1974),planteó que era preferible tirarlo a la hoguera.

Es necesario aclarar que los textos empleados como ma-terial de trabajo en los Círculos de Estudios, se diferenciande manera sustantiva de estos famosos manuales de marxis-mo a los que hemos hecho referencia. Los textos de los Cír-culos de Estudios, en su gran mayoría, eran elaborados paraconocer la realidad histórica, económica, social y política dela República Dominicana, desde una perspectiva dialéctica,a la vez que incorporan y explican instrumentos teóricos ymetodológicos para el análisis de otras situaciones concretasnacionales.

De todas maneras, la mayor similitud entre los textos delos Círculos de Estudios, y los de Marta Harnecker —en cola-boración con Gabriela Uribe—, se produce con la colecciónCuadernos de Educación Popular, en tanto que abordaron diver-sas temáticas para ser estudiadas, analizadas y debatidas pordiferentes organizaciones populares de Chile.

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Es necesario advertir que los folletos de los Círculos deEstudios y los Cuadernos de Educación Popular surgen encondiciones de producción y recepción diferentes. No obs-tante, no podemos pasar por alto que, por azar de la historia,Marta Harnecker elaboraba sus textos y lanzaba sus primerasediciones en 1971, justamente cuando Bosch iniciaba susCírculos de Estudios, recordemos, en su primera versión, alinterior del PRD.

Fuera de esta coincidencia, así como de la similitud peda-gógica existente entre los folletos y los Cuadernos, al pertene-cer a condiciones de producción y recepción distintas, ambostrabajos son diferentes, en cuanto a su contenido y objetivospropuestos. Bosch desarrollaba su trabajo en la frontera im-perial del Caribe, en un país que, después de 31 años de ha-ber sufrido una de las más cruentas dictaduras de nuestraAmérica, la de Trujillo (1930-1961), y que apenas hacía seisaños que había sido ocupado militarmente por la mayor po-tencia del mundo para impedir que se desarrollara un proyec-to político democrático; Marta Harnecker, en cambio, reali-zaba sus Cuadernos de Educación Popular, en Chile, en unpaís con una larga trayectoria de vida política democrática einstitucional, con una vieja tradición de partidos58 y organi-zaciones sindicales, para un pueblo que había decidido de-mocráticamente, en el marco del Estado de derecho existente,a finales de 1970, por medio del sistema electoral, darse ungobierno, bajo el liderazgo del presidente Salvador Allende,

58 El Partido Radical (desde 1994 fusionado al Partido Social Democracia deChile) es uno de los más antiguos de América Latina; fundado en 1863, hallevado a tres de sus líderes, durante el siglo XX, a la presidencia de larepública. De la misma manera, el Partido Socialista de Chile, de 1933, hallevado dos presidentes, Salvador Allende y Michelle Bachelet. En tanto queel Partido Comunista, que tuvo sus orígenes como Partido Obrero Socialista,en 1912, diez años después sería fundado como tal, PC, siendo uno de los másantiguos partidos comunistas de nuestra América.

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con un proyecto socialista —el de la Unidad Popular, unacoalición de partidos de izquierda, entre los que se encontra-ban el Partido Socialista, el Partido Comunista, lo mismoque el Partido Radical.

Por lo tanto, mientras Bosch proponía desarrollar la con-ciencia social y política del pueblo dominicano, pendientetodavía de realizar una revolución antioligárquica y cuyo finúltimo era alcanzar la liberación nacional, Harnecker, en cam-bio se proponía educar al Pueblo —sobre todo a partir de lasorganizaciones sindicales y de sus partidos políticos—, con elfin de alcanzar los siguientes objetivos, tal como lo señala lapropia autora: La serie se propone “justamente tratar de en-tregar en forma pedagógica, y al mismo tiempo rigurosa, losinstrumentos teóricos más importantes para comprender elproceso de cambio social y poder plantear cuáles deben ser lascaracterísticas de la nueva sociedad que queremos construir”;párrafo que cerraba la premisa siguiente del prólogo del Cua-derno Nº 1: “Las revoluciones no las hacen los individuos, las‘personalidades’, por muy brillantes o heroicas que ellas sean.Las revoluciones sociales las hacen las masas populares. Sin laparticipación de las grandes masas no hay revolución. Es porello que una de las tareas más urgentes del momento es quelos trabajadores se eduquen, que se capaciten para respondera las nuevas responsabilidades del proceso revolucionario quevive nuestro país [Chile]”59.

Mientras Bosch elabora los folletos de los Círculos de Es-tudios, a partir de la coyuntura política creada por la ocupa-ción militar estadounidense de 1965-1966, después de habersufrido varias décadas de un gobierno dictatorial, como lo

59 Cfr., HARNECKER, Marta; y URIBE, Gabriela, Explotados y explotadores, Santiagode Chile, Cuaderno de Educación Popular, Editora Nacional Quimantú,1972 (la 1ª edición, octubre de 1971, fue de 40,000 ejemplares; la segundaedición, febrero de 1972, 20,000 ejemplares).

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hemos señalado ya; los Cuadernos de Educación Popular deMarta Harnecker, en cambio, constituían —por supuesto quesin ella pensarlo y ni siquiera sospecharlo— la antesala de laruptura de la institucionalidad de Chile, con el apoyo de Esta-dos Unidos, para dar inicio a una de las más sangrientas dicta-duras de América Latina, la del general Augusto Pinochet60.

Sólo queremos señalar, para culminar esta parte del traba-jo, que mientras Pedro Aguirre Cerda llegaba al gobierno en1938 en Chile —en el que Salvador Allende fue Ministro deSalubridad Pública, que es como se denominaba en ese en-tonces al Ministerio de Salud—, electo por un Frente Popu-lar61, integrado por un bloque político de izquierda, que in-cluía a los partidos Comunista y Socialista, con un Estadolaico —así defendido por el Partido Radical, al que pertene-cía el Presidente Aguirre Cerda—; en República Dominica-na no sólo se había establecido un gobierno dictatorial, sinoque veinticinco años después sería cuando se aprobaría unaConstitución, la de 1963, que establecía un Estado laico, queapenas duró siete meses. Y para algunos especialistas en eltema, la democracia es laica —entiéndase bien, se trata de laseparación entre el Estado y cualquier culto religioso—, o noexiste como tal, al menos en todas sus dimensiones y profun-didad. Esa es la distancia, en términos históricos, que existeentre el desarrollo de la institucionalidad, y el avance políticoentre ambas naciones. Y los Círculos de Estudios y los Cua-dernos de Educación Popular, constituyen apenas una expre-sión de lo señalado.

60 Cfr., VERDUGO, Patricia, Los zarpazos del Puma. La caravana de la muerte, Santia-go de Chile, Ediciones Chile-América CESOC, 2001; MONIZ BANDEIRA, LuizAlberto, Fórmula para el caos. La caída de Salvador Allende (1970-1973), Santia-go de Chile, Editora Debate, 2008.

61 Cfr., MILOS, Pedro, Frente Popular en Chile. Su configuración: 1935-1938, Santia-go de Chile, Ediciones LOM, 2008.

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Fuera de la comparación con los Cuadernos de EducaciónPopular, quizás la más interesante que se podría hacer es en-tre los Círculos de Estudios del PLD, y la “pedagogía del opri-mido”, como instrumento de la “pedagogía de la liberación”,desarrollada por el brasileño Paulo Freire, quien aunque ini-ciara su trabajo en Brasil en los años 60, es durante su exilioen Chile, que elabora su texto y lo publica precisamente enlos años en que Bosch está elaborando su tesis de la Dictaduracon Respaldo Popular, antesala, desde nuestra perspectiva, de loque serían los Círculos de Estudios —en tanto que pedago-gía que se propone la descolonización del saber, o más bien laconcientización del pueblo dominicano, con miras a su libe-ración nacional—, y del mismo PLD.

Estructura y análisis de este tomoEl presente tomo, a diferencia de otros, no está conformadopropiamente por libros que fueran publicados como talespor su autor, sino por una serie de artículos y conferencias—33 en total— que vieron la luz pública como folletosdestinados al estudio; o que más bien fueron elaborados ex-presamente con tales objetivos, para servir como textos delos Círculos de Estudios del PLD. No obstante, muchos fue-ron escritos antes de la fundación de dicho partido, entre1970 y 1972, cuando el autor todavía era el líder del PRD,y se proponía formar dichos círculos, lo cual no fue posibleen esa organización, al menos de una manera satisfactoria.Por ello, la mayor parte de los trabajos que aquí aparecen—26 de 33— fueron recogidos en El PLD. Colección de Estu-dios Sociales (1990), y que cuenta con una breve introducción,“Palabras de Información para el lector”.

Tenemos que aclarar, no obstante, que el número de artí-culos, discursos y folletos elaborados para los Círculos de Es-tudios, o simplemente utilizados como material de trabajo es

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considerablemente superior a los que aparecen en este tomo,pues en su momento Bosch los publicó en forma de libros yque figuran en varios volúmenes de estas Obras completas.

Estrategia pedagógicaEn el orden pedagógico, para nosotros clave en esta obra

—motivo por el cual hemos hecho todo un enfoque del au-tor, en su calidad de político-pedagogo—, plantearemos losiguiente. A lo largo del presente volumen, Bosch empleadecenas de interrogantes, que pueden ser auténticas o retóri-cas, como un recurso didáctico, bien para mantener al lectoratrapado, llamar la atención sobre los temas que se proponeabordar, o sencillamente para darle un carácter coloquial, si-mulando el dinamismo que se desarrolla en el aula de uncentro académico, entre el docente y el sujeto cognoscente.

La mayor parte de los marcadores interrogativos son decarácter causales, “¿por qué?”, lo cual no es extraño que seproduzca en el discurso expositivo de Juan Bosch, siempreinteresado en conocer —y explicar— las causas por las cualesse producen los fenómenos socio-políticos, socio-económicos,o histórico-sociales. El que lo desee podrá hacer el ejercicio dedarle seguimiento a este recurso didáctico de Bosch, como yalo hemos planteado, con el fin de interpelar e involucrar allector, como un sujeto activo en la construcción del discurso,pero siempre poniendo énfasis en las motivaciones causales delos hechos sociales. De ahí sus reiterados marcadores discursivoscon “¿por qué?”.

En este mismo orden pedagógico, se podrá observar que elautor antes de emplear una categoría abstracta, la explica ycuando se ve en la necesidad de emplearla sin una explicaciónprevia, de inmediato formula una interrogante sobre la mis-ma —por ejemplo, “¿Qué son las relaciones de producción?”,“¿Qué quiere decir patriarcal?”, “¿Qué cosa es el capital?”,

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“¿Qué diferencias hay entre el Estado y el Gobierno?”,“¿Qué es un método?”—, lo que le permite de inmediatodesarrollar las explicaciones correspondientes. A su vez, des-pués que ya ha definido y, además, en muchas ocasiones,hechas las ejemplificaciones de lugar, es decir, cuando tieneseguridad de que el sujeto cognoscente comprende tales ca-tegorías, entonces las relaciona o mezcla entre sí, pasandode esta manera a un estadio superior de la reflexión. Esteproceso Bosch lo suele combinar con el análisis comparativode carácter interdisciplinario —donde incluye la historia, laeconomía, la política, la sociología, la psicología, la antro-pología, la geografía, entre otras disciplinas—, aplicado aejemplos de distintos países, situación que le permite unnivel de razonamiento imprescindible, tanto para la pro-ducción de conocimiento, como para la originalidad del es-tudio; de esta manera el analista puede llegar a conclusionesdistintas a las que habían logrado los autores en los que élmismo se había podido basar, desde la perspectivametodológica a que hemos hecho referencia con anterioridad,de aprender a aprender.

Pero como el presente texto no se trata de la obra de unacadémico propiamente dicho, sino de un político, o másbien de un político-pedagogo, como lo hemos caracterizadooriginalmente, debemos de reparar, de manera muy espe-cial, en el método empleado por el autor, pues los Círculosde Estudios pertenecen a un partido, y no a un centro aca-démico universitario, lo que supone una organización y dis-ciplina diferentes.

Antes que nada, debemos plantear que desde el punto devista metodológico Bosch es opuesto a la hermenéutica —aun-que en ningún momento utiliza esta categoría—, pues sos-tiene que “se necesita”, además “que se estudie y se lea si-guiendo un método que evite los resultados de la libre

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interpretación de lo que se estudie o se lea”62, por las conse-cuencias nefastas que ello traería para la unidad del partido.“Lo que sostiene unido a un partido y sostiene funcionandosu organización es el hecho de que sus miembros tengan lasmismas ideas, pero las ideas iguales dan nacimiento a méto-dos iguales de trabajo y de esas dos igualdades surge en formanatural la disciplina. En el PLD, la fuente de todo eso se hallaen los Círculos de Estudios. Por eso, el mayor esfuerzo delpeledeísmo debe concentrarse en la formación y el desarrollode los Círculos de Estudios” (Ibid.).

En el terreno de la teoría del conocimiento, el líder políti-co dominicano tendría que emplearse a fondo, en cuanto arigurosidad se refiere, para desarrollar una metodología quele permita moverse, con facilidad, en la frontera precisa entrela educación y la doctrina, pues de lo contrario esta últimapodría enclaustrar al sujeto cognoscente en un inmovilismointelectual, que le impida la conceptualización, el análisis y eldebate enriquecedor, como ocurre en los procesos deadoctrinamiento en las instituciones religiosas y militares, yen no pocos partidos políticos. Tal como el mismo Bosch lorecrea en su célebre cuento “La mancha indeleble”, en la queel militante de un partido, para llegar a serlo, tiene que entre-gar su cabeza: —”Entregue su cabeza —dijo una voz suave[…]. Aquí no tiene que pensar. Pensaremos por usted. Encuanto a sus recuerdos, no va a necesitarlos más: va a empezaruna vida nueva”63.

62 BOSCH, Juan, Obras completas, T. XXVII, Santo Domingo, Ediciones de laComisión Permanente de Efemérides Patrias, 2012, p.249. En lo adelante,todas las citas a las que se hace referencia sólo a través del número de lapágina, corresponden a esta edición.

63 BOSCH, Juan, “La mancha indeleble”, en Obras completas, T. II, Santo Do-mingo, Ediciones de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, 2009,pp.515-517.

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Sostenemos que Bosch tuvo que encontrar la frontera pre-cisa entre la educación y la doctrina, no sólo porque el objeti-vo que se proponía era sumamente complejo, “la liberaciónnacional”, sino porque para conseguirla se requería una disci-plina férrea, con vigilancia y castigo, pues era necesario “quetodos los peledeístas que entran en el Partido por la puerta delos Círculos de Estudios acaban pensando igual, y los quepiensan igual actúan igual, y la actuación igual crea sin es-fuerzos una disciplina consciente, no impuesta, no forzada,sino el tipo de disciplina que nace de manera casi natural delas ideas que han sido el alimento teórico de los hombres ymujeres que se desarrollan políticamente a partir de lo quevan aprendiendo, en el estudio y en la práctica diaria” (p.248).Sólo así, entendía Bosch, se podía evitar la división, pugnas ysurgimiento del grupismo, que terminaría dividiendo a laorganización, como había ocurrido en no pocos partidos polí-ticos —incluyendo al mismo PRD— así como en institucio-nes religiosas, de lo cual el cristianismo es un buen ejemplo.

En rigor, la clave metodológica para alcanzar tal objetivopasaba por la armonización entre la teoría y la práctica. Boschlo plantea así: “… si la práctica diaria en cualquiera clase deactividad no corresponde a las ideas que se han adquiridomediante el estudio, lo que acaba prevaleciendo en los hábi-tos de las personas es lo que aprende en la práctica diaria, demanera que cuando esa práctica es diferente o es opuesta a lasideas, llega un momento en que las ideas quedan derrotadaspor los hábitos o costumbres que se forman en la prácticadiaria.” (p.254). De ahí que, para lograr la referida armoniza-ción entre la teoría que se estudiaba y la vida práctica, coti-diana, cada circulista tenía que, además de estudiar, realizartambién diversas tareas, como eran las de “organizar y dirigirorganizaciones populares, defender en la calle y en su centrode estudio o de trabajo las posiciones del Partido” (p.266);

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amén de apegarse a principios éticos, donde lo que predicabatenía que expresarse en la cotidianeidad de su vida.

Como parte de la estrategia pedagógica, y siguiendo laperspectiva planteada de que el mentor de los Círculos deEstudios era un político-pedagogo, y no un educador a secas,y por lo tanto tenía objetivos políticos muy precisos, Boschdestaca y retoma de manera reiterada una serie de categorías,que en todos los casos apuntaban a la descolonización delsaber, con miras a la liberación nacional. Retomemos, a ma-nera de ilustración, los siguientes casos:

Feudalismo y oligarquíaA finales de la década de 1960 y principios de la de 1970,

Bosch le dio tal importancia a los estudios del feudalismo y laoligarquía, con el objetivo de lograr una mejor comprensiónde la historia latinoamericana y del Caribe, que llegó a realizaruna investigación sobre la oligarquía, la cual concluyó en Parísen abril de 1970, y un año después, ya en República Domini-cana, impartió tres conferencias sobre el feudalismo, a finales deabril de 1971; el conjunto de estos trabajos posteriormenteserían recogidos y publicados en 1977, en forma de libro64.

Sobre el régimen feudal Bosch sostiene que nuestra Amé-rica no había conocido el feudalismo, bajo ninguna forma, ylo que se había desarrollado era una oligarquía, no una bur-guesía65. Al respecto, en la concepción boschiana había un com-plejo continuum entre estas categorías sociales, a la que habríaque incorporar la de burguesía —esclavitud patriarcal, es-clavitud-capitalista, feudalidad, oligarquía y burguesía— que,

64 Cfr., BOSCH, Juan, Tres conferencias sobre el feudalismo, en Obras completas, T. XVI,Santo Domingo, Ediciones de la Comisión Permanente de Efemérides Pa-trias, 2009, pp.143-234.

65 Bosch desarrolla la diferencia conceptual entre oligarquía y burguesía demanera excelente y precisa en Dictadura con respaldo popular (1969).

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pasando por el concepto de capitalismo tardío, estaban rela-cionados con el sistema político que las sociedades podíandesarrollar, a partir de su estructura de clases.

Consideramos que es a finales de la década de 1960 y prin-cipios de la de 1970, cuando Bosch logra articular, con meri-diana claridad el continuum que estamos planteando, de dondesustentará la inviabilidad de la democracia representativa en lospaíses que carecían del desarrollo de una burguesía, pues lo quepredominaba, como poder hegemónico era la oligarquía. Esprecisamente por ello que el autor desarrollará en 1969 unanueva tesis política para República Dominicana, conocida comoDictadura con respaldo popular, convencido de que, dada la es-tructura de clases existente en el país, no era posible el desarro-llo del sistema político por el que había entregado su vida, lademocracia representativa. Pero retomemos el tema que porel momento nos ocupa, la feudalidad y la oligarquía.

Con su tesis sobre la inexistencia del feudalismo en nues-tra América, Bosch se incorporaba así a un viejo y ampliodebate que posiblemente tuviera su origen en las décadas de1920 y 1930, entre Víctor Raúl Haya de la Torre y José Car-los Mariátegui. El primero sostenía la tesis de la feudalidad denuestra América, en tanto que el segundo, si bien plantea lafeudalidad introduce una variante, para plantear la “semi-feudalidad” de nuestras sociedades66.

Vale la pena apuntar que, dada la conocida influencia yafinidad del aprismo en Juan Bosch, sería interesante realizar

66 Cfr., HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl, El antimperialismo y el APRA, particular-mente en su capítulo IX, “Realidad económico-social”, tesis que retomadécadas después, en Treinta años de aprismo, México, Fondo de Cultura Econó-mica, 1956, de manera especial en el Cap. III, “El anti-feudalismo aprista”.José Carlos Mariátegui lo plantea en diversos trabajos, y de manera muyespecial en 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, en su Cap. V, “Eco-nomía agraria y latifundio feudal”, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 2007 (3ªedición), con un excelente ensayo, a manera de prólogo, de Aníbal Quijano.

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un análisis comparativo del distanciamiento teórico y políticoexistente entre ambos, que en parte tiene en la feudalidad uneslabón clave, y que en Bosch tiene su más alta expresiónpolítica en su tesis de la Dictadura con respaldo popular, la queen algunos aspectos podría considerarse influenciada por elaprismo; es por ello por lo que estamos haciendo la diferenciaconceptual existente entre Bosch y Haya de la Torre, y queentendemos que demandaría un análisis comparativo. Esteanálisis comparativo sería interesante extenderlo a la obra y alpensamiento de José Carlos Mariátegui.

Pero no es sino hasta las décadas de 1960 y de 1970, cuandoeste debate alcanza su mayor desarrollo entre los académicos einvestigadores latinoamericanistas, lo mismo que entre los lí-deres y organizaciones políticas de nuestra América. Debateque se profundiza al calor de la teoría de la dependencia, quejustamente se estaba desarrollando en esos años, y que dabalugar a la definición o redefinición del carácter de la revolu-ción social latinoamericana, que se consideraba inminente.Lo señalado se podrá comprobar con una simple revisión bi-bliográfica de los principales latinoamericanistas de la época.Dicho debate aparecía de una manera abierta entre quienessostenían la existencia —histórica o contemporánea— del feu-dalismo en nuestra América67; o aparecía de manera encu-bierta como un debate teórico sobre las relaciones de produc-ción, o más específicamente sobre los modos de producciónen América Latina68.

67 Cfr., GUNDER FRANK, André; PUIGGROS, Rodolfo; y LACLAU Ernesto, AméricaLatina: ¿Feudalismo o capitalismo?, Bogotá, Cuadernos de Oveja Negra, 1972;MORENO, Nahuel; y NOVACK, George, Feudalismo y capitalismo en la colonización deAmérica, Buenos Aires, Ediciones Avanzada, 1972.

68 Cfr., SEMO, Enrique; OLMEDO, Raul; BARTRA, Roger; DE LA PEÑA, Sergio; yotros, Modos de producción en América Latina, México, Ediciones de CulturaPopular, 1978.

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Debemos aclarar que si bien es cierto que podemos plan-tear que Bosch se inserta en el debate sobre las relaciones deproducción que en ese momento se desarrollaba en AméricaLatina, en ningún momento hace referencia o planteamientoscríticos sobre quienes están desarrollando el debate. Sólo enraras ocasiones, hasta donde hemos podido constatar, Boschhizo críticas puntuales a otros autores, respecto a las relacio-nes feudales. En 1969, en el prólogo “Haití, Duvalier y Amé-rica”, al libro de Gérard Pierre-Charles, Radiografía de unadictadura. Haití bajo el régimen del doctor Duvalier, al hacer refe-rencia a un planteamiento de la obra que estaba prologandodel destacado intelectual y político haitiano, Bosch sostieneque “Yo suscribiría esos párrafos69 para la mayoría de los paí-ses de la América Latina y sólo cambiaría la palabra feudalespor oligárquicas, porque el término feudal no es apropiadopara la situación de América70. En cambio, de una maneramás amplia Bosch hace la crítica al libro El precapitalismo do-minicano en la primera mitad del siglo XIX, 1780-1850, de JulioCésar Rodríguez Jiménez, y Rosajilda Vélez Canelo, que ha-bía sido presentado originalmente como tesis de Maestría enla UNAM71, texto en el que los autores sostienen que Repú-blica Dominicana conoció “la existencia del feudalismo en un

69 Bosch se refiere a lo siguiente: “Pierre-Charles entiende, con razón, que ‘elcaso de Haití viene a prefigurar el futuro de aquellos países de América y delTercer Mundo que no lograron librarse de los lazos feudales y romper elcírculo estrangulador de la dependencia extranjera. En las condiciones ac-tuales la crisis de las estructuras internas en los países dependientes suponeno sólo violencia ciega desatada por las clases dirigentes amenazadas, sinotambién la acentuación catastrófica de la miseria de las masas. A esa etapa hallegado ya la República de Haití’”. En PIERRE-CHARLES, Gérard, Radiografía deuna dictadura. Haití bajo el régimen del doctor Duvalier, México, EditorialNuestroTiempo, 1969, 13-19 (Colección Latinoamérica Hoy), pp.12-13.

70 Ibid., p.13.71 Cfr., BOSCH, Juan, “El feudalismo no se conoció en América”, en Obras comple-

tas, T. XXIX, Santo Domingo, Ediciones de la Comisión Permanente deEfemérides Patrias, 2012, pp.489-494.

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período bien concreto del proceso comprendido entre los pri-meros cincuenta años del siglo pasado [XIX].”

De todas maneras, tanto en las conferencias impartidassobre el feudalismo, como en sus estudios y análisis socio-históricos y socio-políticos, Bosch aprovecha para salir alfrente en el debate, expresando su posición sobre el tema.Es dentro de esta perspectiva, que a lo largo de los textosque componen el presente volumen, encontraremos las refe-rencias sobre la feudalidad de una manera reiterada, comolas siguientes: “En Santo Domingo no se conocieron nuncalas relaciones feudales de producción” (p.29), para agregarmás adelante, “Cuando se dice que aquí hubo servidumbrede la gleba se está diciendo un disparate; nunca hubo enSanto Domingo siervos de la gleba ni ninguna otra mani-festación de feudalismo” (p.32). Dentro de la lógica de surazonamiento de la inexistencia de feudalismo en América,Bosch rastrea el desarrollo del feudalismo en España, parasustentar, de acuerdo al historiador Vicens-Vives, que “elfeudalismo español fue atípico, lo que significa que no fuetípico, que no fue igual al feudalismo del resto de Europa”(p.37), pues España siguió un curso de la historia un tantoparticular, como se encargará de sostener en otra parte deldesarrollo de su exposición. Y planteándolo en una perspec-tiva metodológica para el estudio de nuestra América, Boschsostiene lo siguiente: “El que aspire a conocer a un pueblodebe analizarlo en profundidad, esto es, yendo a buscar susparticularidades en todo su trayecto histórico; y si se trata deun pueblo del Caribe, como son Cuba, Haití, la RepúblicaDominicana, para mencionar sólo tres, lo que nos llama laatención es que ninguno de ellos conoció el feudalismo, comono lo conoció ningún otro de la región, y en cambio todosconocieron una forma particular de explotación, que fue laesclavitud africana” (p.336).

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Justo en esos años, no eran pocos los latinoamericanistasque planteaban la existencia del feudalismo en América Lati-na —quizás siguiendo de manera mecánica los diferentesmodos de producción planteados por Marx y Engels: esclavi-tud, feudalismo y capitalismo, para arribar al socialismo— yalgunos partidos políticos lo asumían como premisa para elcarácter de la revolución social que planteaban, la que defi-nían como de carácter anti-feudal y antiimperialista72. Bosch,en cambio, entendía que no había que confundir a la oligar-quía con una clase feudal que, según él, jamás existió en nuestraAmérica, lo que lo conduciría a plantear una revolución decarácter anti-oligárquica, como la había hecho Costa Rica en1948, y lo estaba haciendo Perú justo en ese momento —tresdécadas después— a finales de 1960 y principios de 1970,bajo el liderazgo del general Velazco Alvarado; proceso quemuchas organizaciones de la izquierda peruana que seautodenominaban marxistas-leninistas —exceptuando al Par-tido Comunista, y otras pequeñas organizaciones que apoya-ron el proceso de reforma impulsado por los militares— ja-más lograron comprender, lo que dio motivo a que criticarany adversaran al gobierno del general Velazco Alvarado —alque llegaron a calificar de fascista, en tanto otros lo hacían de“fascistizante”— coincidiendo con la posición que tenían lossectores de la oligarquía de dicho país, que eran críticos radi-cales al gobierno reformista militar, precisamente por su ca-rácter antioligárquico. Ella, la oligarquía, sí entendía lo queestaba ocurriendo, pues lo sufría en carne propia. De ahí suoposición al proceso de reformas impulsadas por el gobierno

72 Tal y como lo había planteado Haya de la Torre en 1928, en El antimperialismoy el APRA, y que había vuelto a retomar veintiocho años después, en TreintaAños de aprismo (op. cit., p.59). Nos referimos a lo siguiente: “Por eso el conte-nido de la lucha antimperialista de Indoamérica es anti-feudal”.

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militar. Al respecto, cabe retomar el planteamiento de Bosch,de que cuando la derecha coincide con la izquierda, es estaúltima la que está equivocada.

En suma, para Juan Bosch, es incorrecto plantear queAmérica Latina ha conocido la forma de organización feudal,que sí existió en Europa, pero que no hay que trasladar anuestra América, ya que dicho régimen social no prosperó enel Nuevo Mundo, pues lo que se desarrollaron fueron oligar-quías, que impidieron el desarrollo de las burguesías corres-pondientes, y por lo tanto obstruían el camino al sistema ca-pitalista, y su expresión política, la democrático-representativa.

Por último, en todo este debate había un trasfondo políti-co que ponía en una difícil situación a lo que se pudiera con-siderar su nivel académico y teórico, y era el carácter de larevolución social, que como hemos planteado ya, se conside-raba inminente. Si un país era caracterizado como capitalista,la revolución que le correspondía desarrollar era de tipo socia-lista, donde la clase obrera era la fuerza principal, para instau-rar, de inmediato, la dictadura del proletariado; en cambio, siese país era caracterizado como “neocolonial y semifeudal”, eltipo de revolución que le tocaba emprender era de carácterdemocrática, como tránsito hacia el socialismo73.

Burguesía y alianza de clasesHay dos conceptos más que nos interesa destacar, por las

implicaciones políticas que tenían tanto para Bosch, como paramuchos otros en el debate académico y político de la coyunturaen cuestión, finales de la década de 1960 y principios de 1970.Nos referimos, en primer lugar, a la tesis que venía manejando

73 Lo que estamos planteado, si bien es cierto que es recogido por diversosautores, lo sintetiza muy bien Colombia: semifeudal-neocolonial, de Grupos Mar-xistas-Leninistas de Antioquía, Medellín, Colombia, 1975.

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el autor sobre la ausencia del desarrollo de una burguesía ennuestros países, en particular en República Dominicana.

En el análisis histórico de España, Bosch destaca la ausen-cia de una burguesía en el imperio español, razón por la cual,según él, España no logró desarrollarse como país capitalista.“En España, y especialmente en Castilla, en vez de los bur-gueses apoyarse en los reyes y estos en ellos para luchar contralos señores feudales, los señores feudales se entendieron conlos reyes y unos y otros se hicieron concesiones para aplastar alos burgueses. Por esa razón aunque llegó a ser el imperio másgrande conocido en la historia del mundo, y en ese imperioestaban las más grandes riquezas de la tierra, España no pudodesarrollarse como país capitalista y acabó siendo el más po-bre de Europa, pues sin una burguesía que encabezara la for-mación y el desarrollo del capitalismo no era posible lograrese desarrollo debido a que el capitalismo y su expansión fue-ron la obra de la burguesía” (p.37). Para más adelante señalar:“Es importante tener eso en cuenta, porque es precisamenteen ese retraso de nuestro país, comparándolo con los de Euro-pa, donde está la explicación de nuestro retraso económico,social y político actual” (p.38). Esa misma tesis es la que ha-bía sustentado en Composición social dominicana (1969), lo quehabía dado lugar a que desarrollara su polémica tesis políticaDictadura con respaldo popular (1969).

Para Bosch, como para Marx y Engels, la burguesía era elmotor que permitía el desarrollo del capitalismo. Es por elloque el eje conductor de sus investigaciones y análisis históri-cos, sociológicos y políticos, radica en buscar la existencia deesa burguesía, para ver cómo se ha formado, cómo se ha desa-rrollado, y cuáles son sus características, en cuanto al sistemade producción existente. Pues habrá diferencias, por ejemplo,entre una burguesía comercial, una burguesía industrial, yuna de carácter financiero.

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En lo que se refiere a los textos que integran el presentetomo, esas son las preocupaciones que motivan los estudiosde Bosch, las cuales, planteadas en el seno de los Círculos deEstudios, adquieren una mayor importancia desde una pers-pectiva política. Inquietudes que el político y escritor plan-teará en otras investigaciones y estudios, dentro de las quecabe destacar Composición social dominicana y Capitalismo tardíoen la República Dominicana (1986). Su convicción es que nues-tro país ha tenido un enorme atraso histórico, lo cual lo lleva-rá a realizar análisis comparativos con otros de la región, par-ticularmente con Cuba, para reafirmar su tesis. Es ese mismoatraso histórico, con ausencia de una burguesía, el eje con-ductor del análisis de la acumulación originaria que apareceen el presente volumen. Acumulación originaría que sólo seharía realidad, para beneficio de nuestro país, en el momentoen que comienza a emerger una burguesía, encarnada en lafigura del dictador Rafael Leonidas Trujillo.

En segundo lugar, el autor destaca el concepto de alianzade clases (p.36), de la siguiente manera: “La historia enseñaque en esa larga lucha de clases entre la burguesía y los seño-res feudales, la burguesía pudo triunfar al fin porque supoaliarse a todas las fuerzas que necesitaban acabar con el feuda-lismo, como los reyes, los artesanos y los campesinos” (p.35-36). Pues su proyecto político era establecer un frente ampliode clases, el que había planteado en 1969 en Dictadura conrespaldo popular. Debemos observar, al mismo tiempo, que elreferido texto constituye una verdadera cátedra magistral dehistoria y de política de España, lo mismo que del origen dela burguesía y su papel, del feudalismo, de los señores feuda-les, de los reyes y siervos, dentro de las singularidades delproceso histórico español, muy distinto al que conocieron losdemás países europeos. Estas alianzas de clases, con el fin dedesarrollar un frente de liberación nacional, Bosch lo retoma

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y desarrolla ampliamente en Capitalismo, democracia y libera-ción nacional (1983), donde aborda y analiza los casos másimportantes que se han producido en América Latina, comolos de Cuba y Nicaragua, sin dejar pasar el de Viet Nam.

Otras clases sociales y luchas de clasesHoy día, a principios de la segunda década del siglo XXI,

podría parecer algo obsoleto que se hable de “clases sociales”,pues los cambios internacionales que se han producido, parti-cularmente de los paradigmas, han dado lugar a que se hayageneralizado la tendencia a hablar, por un lado, de “sectoresvulnerables”, “sectores de mayor vulnerabilidad social”, “sec-tores desprotegidos”, que no son más que a los que años atrás,todavía a mediados del siglo XX, se les denominaba proleta-riado, campesinado, marginados (“teoría de la marginalidad”),dentro de la teoría marxista; y “clase baja”, con sus correspon-dientes subclasificaciones, dentro de la teoría sociológicafuncionalista, y positivista.

Es cierto que se han producido importantes cambios den-tro del sistema de producción capitalista, que obligan al ana-lista a recurrir a nuevos instrumentos teóricos y metodológi-cos para poder estudiar y dar cuenta de manera precisa de laestructura social existente en la actualidad, así como del lugary papel que están llamados a jugar cada uno de sus compo-nentes, y más que nada tener capacidad no sólo de realizar elanálisis riguroso correspondiente, sino también de prever elcomportamiento de los mismos a corto y mediano plazos. Esto,que parecería ser una novedad, algo sin precedente en las cien-cias sociales, no lo es en absoluto; al contrario, históricamentelas sociedades se han ido transformando, de manera brusca,con grandes transformaciones en un breve espacio de tiempo,o con mutaciones que se producen lentamente. De ahí, el quehayan ido surgiendo nuevos paradigmas, con instrumentales

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teóricos y metodológicos capaces de dar cuenta de las nuevascondiciones surgidas. La última gran crisis de paradigma pro-ducida a finales del siglo pasado, ha generado el correspon-diente desafío a los estudiosos de la sociedad —investigadores,académicos y políticos—, para poder dar cuenta, y denominarcon rigurosidad en sus discursos, a los diferentes componen-tes de la estructura social. Los movimientos sociales que toda-vía a mediados del siglo XX se producían, eran relativamentefáciles de ubicar y analizar, pues ellos mismos se reconocíancomo movimientos obreros, movimientos campesinos, movi-mientos estudiantiles, pertenecientes a determinadas organi-zaciones sindicales, adscriptos o no a ciertos partidos políti-cos, pero sobre todo que dichos movimientos contaban conliderazgos identificables, que servían de interlocutores, antelas demandas que realizaban. Hoy día no. Los nuevos movi-mientos sociales en América Latina se encuadran en otra lógi-ca y estructura; al igual que si se trata de “los sin tierra”, “lospiqueteros”, que si nos referimos al de los llamados “indigna-dos”, que lo mismo surgen en Madrid, en París, en Londres,en Israel, en Grecia, que en Estados Unidos, responden aotros esquemas, no tienen pertenencia a partidos políticos, yagrupan a unas masas heterogéneas, socialmente hablando,independientemente de que las causas que los congreguen seencuentren muy bien acotadas: el desempleo, el medioam-biente, el género, la llamada diversidad; la falta de credibili-dad en los partidos y liderazgos políticos, en la misma demo-cracia, e incluso en el sistema político electoral. Ese es partedel gran desafío que se vive hoy día para las ciencias sociales.

Otra tendencia que persigue los mismos objetivos de ne-gar la existencia de clases sociales y de la explotación de cla-ses, es el de recurrir a la terminología de la sociologíafuncionalista, para hablar de “clases medias”, con la pretensiónde que se ha ido produciendo una homologación de clases,

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donde la tendencia es que toda la sociedad está llamada apertenecer a la clase media, como meta, o más bien comoutopía de la desaparición de las clases sociales, pero más quenada de la explotación de clases (como expresión de la extrac-ción y apropiación de plusvalía). Algo que, teóricamente puedeser difícil de plantear, en términos de las categorías socialescorrespondientes, pero que empíricamente no soporta el aná-lisis, pues las sociedades latinoamericanas y del Caribe, parareferirnos únicamente a nuestra América, en vez de caminar auna igualdad social, se encaminan cada vez más a la inequidady asimetría social, como lo manifiestan los propios estudios deorganismos internacionales. Sin pretender negar la moderni-zación y el desarrollo que han experimentado los países lati-noamericanos en las últimas décadas.

Una tercera modalidad para hacer referencia a la estructurasocial de un país, es clasificarla por los Quintiles en que estácompuesta, quintiles que están medidos por los niveles de in-greso per cápita familiares —para que haya claridad al respec-to, cada quintil representa el 20% de la población— siendoque, al menos en la mayor parte de los países latinoamericanosy del Caribe, la población perteneciente al primer, segundo ytercer quintiles, lo que significa un sesenta por ciento de dichapoblación, está, en términos de la distribución del ingreso, enla línea de la pobreza, o por debajo de la misma, e incluso pordebajo de la línea de indigencia, que es aquella cuyos ingresosno le permiten satisfacer las necesidades alimentarias de susmiembros, en relación al costo de la canasta básica de alimentospor personas. ¿Quiénes pertenecen a los “sectores vulnerables”,o “sectores muy vulnerables”?, pues aquellos que pertenecen,en la generalidad de los casos al primer y segundo quintil.

Pero el método empleado para calcular el costo de la ca-nasta básica de alimentos por persona, puede modificarse deun momento a otro, y la modificación que se hace, en muchas

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ocasiones es lo que permite plantear que determinados paísessupuestamente hayan abatido los índices de pobreza, o de indi-gencia. En esto hay que ser muy cuidadoso, pues tales condi-ciones puede que no se hayan modificado en su esencia, aun-que estadísticamente el porcentaje de los que estaban por debajode dicha línea aparezca reducido. En la mayoría de los países denuestra América, cuando se habla de que el modelo económicoexistente, independientemente de que se mantenga la estabili-dad macroeconómica, e incluso el crecimiento económico, delPIB o del ingreso per cápita, como se trata de cifras macroeco-nómicas, de promedio, y no de distribución, ellas escondenque esa mayor riqueza producida se quede siendo apropiadapor el sector social que comprende el quinto quintil, que esdonde están concentrados los millonarios y multimillonarios.Sin embargo, es cierto, algunos países latinoamericanos, comoBrasil, han logrado abatir la pobreza, de una manera significa-tiva, con una mejor política de redistribución del ingreso.

No podemos perder de vista, para situarnos mejor y apre-ciar con mayor objetividad, que este análisis de Bosch Sobre ladivisión de clases en la República Dominicana, es un estudio reali-zado entre la década de 1970 y principios de 1980, desdeuna perspectiva marxista. Concepción teórico-metodológicaque el autor asume a partir de 1969, apenas un año antes deescribir el referido análisis en 1970.

Juan Bosch, por lo tanto, como analista político, no es ajenoa los cambios que hemos planteado en el uso y manejo de lascategorías sociales, pues en él mismo se produjo una rupturaepistemológica a finales de la década de 1960. Pero inclusovarias décadas antes Bosch fue modificando el lenguaje em-pleado para referirse a la estructura de clases de la sociedad. Ésees un estudio que todavía está pendiente por ser realizado, en laevolución de su pensamiento, pues hasta ahora lo que hemosvisto son muchas críticas por el lenguaje empleado en la década

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de los cincuenta y los sesenta; críticas hechas, más que nada,porque no empleó un lenguaje marxista, como si el marxismotuviera el monopolio del análisis y conocimiento de las so-ciedades; y lo que es peor aún, en la generalidad de los casos, nopocos de los que le hicieron ese tipo de crítica, cuando realiza-ron sus estudios o interpretaciones de la realidad social domini-cana, no obstante haber recurrido al marxismo, no fueron cer-teros, pues lo aplicaron de manera mecanicista, dogmática,incorrecta. No tuvieron la originalidad de Bosch, que en buenamedida fue la misma que empleó Wright Mills al realizar susestudios. Recurrió al marxismo, cuando así lo consideró, perolo mismo apeló a las aportaciones hechas por Max Weber, cuandoentendía que allí existían categorías que le permitirían una mejorcomprensión del fenómeno que se proponía realizar.

Pero una de las cosas que han perdido de vista, al menosalgunos de los críticos de Bosch, es que no obstante analizarla sociedad dominicana desde un aparato teórico-metodológicoajeno al marxismo, tuvo la capacidad de acertar en sus estu-dios, en la comprensión de lo que estaba ocurriendo, y aúnmás, de tener una posición visionaria del devenir histórico delpaís y, sobre todo, de saber llegar a la sociedad. Lo que esta-mos diciendo lo puede comprobar el lector, consultando susplanteamientos en el prólogo “Un pueblo en un libro” a LaRepública Dominicana. Análisis de su pasado y su presente, de JuanIsidro Jimenes-Grullón, donde Bosch habla de “los pueblitas”,con lo que quería referirse a la clase explotadora, a la oligar-quía dominicana. Veinte años después, en Trujillo, causas deuna tiranía sin ejemplo, se refiere a “gente de primera” —a unacasta, no a una clase social— para realizar su análisis de ladictadura, de sus orígenes, con lo que se estaba refiriendo, demanera acertada, a la oligarquía.

Como Bosch entendía que en el país no existía un desarro-llo capitalista, y por lo tanto una burguesía y un proletariado

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—como clases sociales fundamentales y antagónicas—, no serefirió a estos, pues no existían como sujetos sociales, pero cuandotuvo que hacerlo, lo hizo, acertadamente, para referirse a que“Trujillo encarnaba la aparición de la burguesía industrial”74, ysólo cuando ello se produjera, es decir cuando se produjera taldesarrollo, la lucha pasaría a ser de burguesía y proletariado.

Respecto a su análisis en “Sobre la división de clases en laRepública Dominicana”, si se nos pidiera realizar una adap-tación de la terminología empleada por Bosch, con la existen-te en la actualidad, en que también se pretende negar la exis-tencia de clases sociales, lo mismo que la lucha de clases,diríamos que sin lugar a duda los “chiriperos” y “peones” queaparecen en la sociedad dominicana, corresponderían a lossectores pertenecientes, hoy día, con toda seguridad, a los delprimer y segundo quintil, es decir, a los que se encuentranpor debajo de la línea de la pobreza, e incluso por debajo de lalínea de indigencia, o sea, aquellos que no pueden satisfacerlas necesidades básicas de alimentación, dentro del costo de lacanasta básica de alimentos existentes en esa época en el país.Son los llamados eufemísticamente “sectores vulnerables”, o“sectores muy vulnerables”.

En lo que al enfoque teórico se refiere, en su análisis sobrelas clases sociales Bosch desarrolla, aunque de manera implí-cita, una polémica con el enfoque funcionalista, que se quedaen lo fenomenológico, en lo aparencial; en la forma de vestir,en el tipo o modelo de automóvil empleado, en las joyas usa-das, como símbolos de poder, o de bienestar económico ysocial, algo que sigue incorporado en la mentalidad y culturade los pueblos de América Latina y el Caribe, y de manera

74 BOSCH, Juan, Trujillo, causas de una tiranía sin ejemplo, en Obras completas, T. IX,Santo Domingo, Ediciones de la Comisión Permanente de Efemérides Pa-trias, 2009, p.144.

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muy acentuada en República Dominicana, incluso hoy día,cerca de cuarenta años después de haber sido escrito y publi-cado los trabajos a que hacemos referencia. Tal y como loplanteara, de manera brillante, Thorstein Veblen en su clási-ca obra, Teoría de la clase ociosa (1899).

Origen de las naciones dominicana y haitianaLos siete textos comprendidos entre las páginas 45 y 138

tienen como objetivo analizar la génesis de las dos naciones—que se convertirían en dos estados-nacionales diferentes—:la dominicana y la haitiana, que comparten la isla de Quisqueyao Santo Domingo y cuya mutilación es el resultado de lasguerras imperiales que desarrollaban los países europeos, conel propósito de arrebatarse los territorios de los que se habíanapropiado en el Caribe, en su calidad geopolítica —ygeoeconómica también— de frontera imperial.

Con tal fin, Bosch parte de la premisa de que “para cono-cer lo que somos hoy tenemos que saber qué fuimos ayer,pues de lo que fuimos salió lo que somos; ésa es la razón por lacual es tan importante conocer la historia de nuestro país” yagregar de inmediato: “Pero esa historia debe estudiarse apartir de nuevos principios, porque resulta que la historiadominicana se ha escrito siguiendo principios incorrectos”(p.46.), y continuar planteando que “en todo el siglo XVI

—o dieciséis— nuestro país era la isla entera, pues entoncesno existía Haití ni nadie llegó a soñar que en esta isla podíahaber algún día dos países diferentes. Toda la isla era territo-rio español y se llamaba la Española” (p.47).

La pregunta que muchos latinoamericanos se hacen —eincluso algunos dominicanos— sobre el por qué, cuál es lacausa por la cual hoy día existen las diferencias, que son visiblespara cualquier estudioso, o visitante, entre República Domini-cana y Haití, en términos de grado de desarrollo relativo, en

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buena medida encuentran su respuesta, al menos en su pers-pectiva histórica, en los siete textos que hemos señalado.

Bosch sostiene la tesis de que España, a diferencia de otrospaíses europeos, por las particularidades de su desarrollo his-tórico, fundamentalmente por la prolongada ocupación árabeque duró cerca de ocho siglos, no logró desarrollar una bur-guesía. Por eso, no obstante “que era el imperio más grandedel mundo”, donde no se ocultaba el sol, era un país “débilporque no tenía en su seno la clase que en esa época podíahacerla poderosa” (p.62), que era la burguesía. Tesis que tam-bién sostiene en De Cristóbal Colón a Fidel Castro. El Caribe,frontera imperial (1969), cuando escribe que España era unimperio que carecía de sustancia, es decir, de una burguesíaque le permitiera desarrollar una organización productiva, ytambién administrativa, de carácter capitalista.

Anclada en una concepción mercantilista que privilegiabala obtención de metales preciosos, como sinónimo de la ri-queza de las naciones, España desplegó todas sus fuerzas en laextracción y adquisición de oro y plata —fue justamente poresta razón por la que abandonó las islas del Caribe, las quefueron ocupadas por otros países europeos que tenían unavisión distinta dentro del mismo mercantilismo, como es bienconocido—, metales preciosos que apenas pasaban por la pe-nínsula ibérica, para ir a parar a los otros países europeos, queinterpretaron y pusieron énfasis en una concepción mercanti-lista diferente, como lo hizo Francia, Inglaterra y Holanda, yque muy rápidamente se dedicaron a agregar valor a los pro-ductos, con el trabajo, aunque éste fuera bajo relaciones deproducción esclavista, como ocurrió con las plantaciones azu-careras; lo que permitiría una pronta acumulación originaría,como desarrolla Bosch más adelante. De ahí, que en la mismaisla, en la parte oriental, que era la colonia española de SantoDomingo —a lo que se redujo el territorio bajo posesión de

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España, a partir del siglo XVII—, se desarrollara un modelode colonia distinto al de la parte occidental, bajo dominiofrancés —en términos jurídicos, a partir del Tratado deRyswick, en 1697.

Mientras en la colonia española de Santo Domingo se de-sarrollaría un sistema de esclavitud patriarcal, en la coloniafrancesa de Saint-Domingue se impulsaría un régimenesclavista de tipo capitalista; o más bien, subsumido al capi-talismo. Por ello, España tenía que mantener a su colonia conel situado, es decir, tenía que subsidiarla, y por lo tanto cons-tituía un gasto para la metrópoli; en cambio, Francia desarro-lla la economía de plantación azucarera más importante y prós-pera de todos los tiempos en colonia alguna —que en realidad,en términos rigurosos, más que colonia era una verdadera fac-toría, con todas sus implicaciones negativas para esta última,y positivas para la Metrópoli. No por otra razón las dos terce-ras partes del comercio exterior francés se desarrollaban con lacolonia de Saint-Domingue, siendo incluso, en el siglo XVIII

superior al comercio exterior de Estados Unidos —del de lasdoce colonias—; Francia, a su vez, extraía más riqueza de dichacolonia, con menos de veinte mil kilómetros cuadrados —hoydía Haití tiene 27,750 km2—, que la riqueza que extraía Es-paña del conjunto de todas sus colonias en América, que eranvarias decenas de millones de kilómetros cuadrados. Pero comofactoría al fin, esa riqueza producida no se quedaba en la colo-nia, sino que se iba hacia Francia, país que estaba desarrollandouna fabulosa acumulación originaria, base sobre la cual se pro-duciría, posteriormente, la acumulación capitalista.

En la parte occidental, como producto de las profundascontradicciones y luchas de clases que se desarrollaban, se pro-duce la primera revolución antiesclavista, anticolonial másimportante de América, surgiendo de allí la primera Repú-blica negra independiente no sólo en América, sino en el

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mundo. En la parte oriental, en cambio, el proceso seguiríaun ritmo y una modalidad totalmente diferentes.

La revolución de independencia de Haití tuvo un alto cos-to, con distintas dimensiones, incluyendo las negativas, porsupuesto, como fueron la destrucción de la infraestructura, yde la misma naturaleza. Gérard Pierre-Charles sostiene que“la táctica de la ‘tierra quemada’ aplicada por los haitianos enla época final de lucha, destruyó todas las fábricas, todas lasplantaciones y ciudades”75. Por su parte, el historiador cuba-no José Luciano Franco hace el siguiente balance: “La colo-nia estaba devastada por 12 años de guerra civil y extranje-ra. De 30, 000 blancos que la colonia contaba en 1789,quedaban 10,000. Los otros habían sido asesinados o emi-grado. De los 40,000 mulatos y negros libres, quedabanalrededor de 30,000, y quizás un tercio de los 500,000 ne-gros habían perecido. Las plantaciones y los cultivos esta-ban completamente destruidos. Durante cerca de 10 años lapoblación, ya bastante corrompida, se había arrastrado en-tre oleadas de sangre y entregado a las peores violencias.Bandas de merodeadores arrasaban los campos. El ejércitorepresentaba la sola fuerza disciplinada. Toussaint instaurauna dictadura militar”76.

Para colmo, Francia se encargaría de cobrarle esa destruc-ción, por lo que el primer país independiente de Américatendría que pagar una fuerte suma de dinero, para que lefuera reconocido su nuevo estatus político, como país inde-pendiente. Deuda evaluada, hoy día, en varios miles de mi-llones de dólares, que Haití seguiría pagando hasta la primeraparte del siglo XX.

75 PIERRE-CHARLES, Gérard, La economía haitiana y su vía de desarrollo, México, Cua-dernos Americanos, Universidad Nacional Autónoma de México, 1965, p.23

76 FRANCO, José Luciano, Historia de la revolución de Haití, Santo Domingo, EditoraNacional, 1971, p.282

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Si hiciéramos una medición comparativa, en términos dela destrucción, la independencia de República Dominicanatuvo un costo mucho menor, tanto porque se produjo en con-textos y coyunturas diferentes, como porque había menos ri-queza que destruir, pues Santo Domingo era una colonia po-bre; y nos referimos tanto a la independencia que alcanzó en1844, separándose de Haití, como la que se produciría cercade veinte años después, en la denominada Guerra de Restau-ración, frente a España.

Al respecto, es importante establecer otra comparación, oparalelismo, entre el momento histórico en que Haití logra suindependencia, y el que República Dominicana la consigue.Haití lo hace, como un heroico desafío a una de las mayorespotencias económicas del capitalismo emergente, el Imperiofrancés; mientras que República Dominicana lo hace frente auna España sumamente débil, en su momento de declive uocaso como imperio. Sólo tres décadas después, en 1898, seproduciría el derrumbe total del imperio español. En cambio elproceso histórico que ha seguido Francia como una verdaderapotencia capitalista, es totalmente diferente al de España.

En el conjunto de estos textos, desde el primero de ellos—pp.45-58—, al igual que en el segundo, —pp.59-71—,Bosch establece una polémica, sin mencionar nombre, conlos historiadores dominicanos, en lo que se refiere al enfoqueque han hecho sobre la historia dominicana, así como sobrelas relaciones con Haití. Pero sería interesante darle segui-miento a lo que el mismo Bosch ha planteado, en otros estu-dios, particularmente sobre Haití, pues es posible que encon-tremos algunos matices y diferencias, que podrían ser muyatractivos, y darían lugar a establecer una especie de diálogodel autor consigo mismo.

En uno de estos textos, Bosch sostiene que en 1822, cuan-do Haití ocupa la colonia española de Santo Domingo, el

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imaginario dominicano era el de que Haití era un país prós-pero, más desarrollado que el dominicano, y que por eso nohubo resistencia, y que esta última sólo comenzaría a produ-cirse cerca de quince años después, cuando el pueblo domini-cano comprueba que esa visión había sido errada, que Haitítenía muy poco que ofrecerle, por lo que se iniciaría el movi-miento de La Trinitaria en 1838, el que culminaría con la inde-pendencia dominicana el 27 de febrero de 1844. Y es cierto,no era un imaginario sin sentido, en las primeras décadas delsiglo XIX, Haití, a pesar de la destrucción que había sufridocomo resultado de la guerra de independencia, que duró treceaños, y fue muy cruenta y destructiva, como lo hemos visto ya,seguía siendo en términos relativos mucho más rica que la colo-nia española de Santo Domingo, e incluso que otros países dela región que ya habían alcanzado su independencia, si se mideen términos de producción y del comercio exterior que sosteníadicho país con Estados Unidos.

Sin embargo, en Bolívar y la Guerra social, Bosch sostieneque cuando el Libertador visitó Haití, en 1815-1816, en buscade ayuda, para acumular fuerza en su empresa libertaria deAmérica, tuvo la oportunidad de ver y conocer en el propioterreno, lo que había significado la guerra social, el carácterdestructor de la misma, y esto lo llevó a la conclusión de que“había que evitar que la guerra social produjera en Venezuelalas consecuencias que produjo en Haití. La espina dorsal ocultade la obra de Bolívar sería ésa: impedir que la guerra socialresucitara en Venezuela”77.

Ante esta situación —la que había observado Bolívar—,uno estaría tentado a preguntarse: ¿acaso los dominicanos,compartiendo la misma isla, todavía en 1822 —es decir, siete

77 BOSCH, Juan, Bolívar y la Guerra social, en Obras completas, T. VI, Santo Domingo,Ediciones de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, 2009, p.432.

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años después de la visita de Bolívar, 18 años de haber culmi-nado la independencia haitiana, y 31 de que se había iniciadola misma— no tenían conocimiento de lo que había ocurridoen Haití, en términos del significado de la guerra social tandevastadora, al grado que había influido en Bolívar para quemodificara sus planes estratégicos sobre lo que tenía que ha-cer, no sólo en Venezuela, sino en el resto de América, entérminos libertarios?

En cuanto a las relaciones con Haití se refiere y la políticade Trujillo para justificar la existencia de su ejército, coloca-mos la siguiente reflexión, a manera de interrogación: ¿no sepodría pensar que, precisamente, estando República Domi-nicana llamada a alcanzar un mayor desarrollo capitalista du-rante la dictadura de Trujillo —tesis que Bosch ha sostenidoen varios trabajos—, no se podría pensar, repetimos, que deéste alcanzarse, se iba a producir un mayor flujo migratoriode haitianos hacia República Dominicana, como efectivamentecomenzaría a ocurrir, desde finales de la década de 1930, y elcual no se ha detenido hasta la actualidad?

Son sólo interrogantes que nos han surgido de la lecturade los textos de Bosch, y que hemos querido colocar a manerade reflexión y posible debate y análisis que podría producirseen otra oportunidad.

Origen y desarrollo del Estado dominicanoEl Estado dominicano se constituye en 1844, cuando ello

ocurre hacían casi dos siglos —196 años, para ser más preci-sos— que reinaba el orden westfaliano, pues se había firmadoel Tratado de Westfalia en 1648, con el que se establece elEstado moderno, con soberanía nacional e integridad territo-rial, que es lo que permite el surgimiento del Estado-nación,reconocido por el Derecho Internacional. Es en este contextoque surge, con propiedad, un nuevo orden jurídico entre las

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naciones, conocido precisamente como orden westfaliano, quesigue vigente hasta la actualidad, no obstante los cambiosinternacionales que se han producido en las últimas décadas;cambios que han implicado, en ocasiones, el surgimiento deuna serie de instituciones de carácter supranacionales, un adel-gazamiento del Estado, en cuanto a funciones se refiere, y laconsiguiente pérdida —o más correctamente, reducción—de soberanía nacional. Estos hechos han dado lugar a que sellegue a sostener que a partir del proceso de globalizaciónsurgido, el orden westfaliano haya entrado en crisis. Plantea-miento que forma parte de una amplia polémica que desbor-da los propósitos del presente ensayo.

Varias décadas antes de que se fundara el Estado domini-cano —que es relativamente tardío— ya en América Latinaexistían diversos Estados, en los países que habían alcanzadosu independencia, que en su gran mayoría eran latinoameri-canos. Eran Estados que se habían conformado, incluyendoen primer lugar al de Haití, siguiendo el modelo francés y elde Estados Unidos, en lo que a la Constitución se refiere, queJuan Bosch denomina el “plano del Estado”, ya que en lacarta Magna “se describe cómo funciona ese aparato de poderpolítico llamado Estado tal como el funcionamiento de unamaquinaria está descrito en el plano que la acompaña”78.

Pero incluso antes de la constitución de estos Estados na-cionales modernos, en nuestra América ya existían Estados, ociudades-Estados, como lo fueron el Estado Inca, el EstadoAzteca o Mexica, y el Estado Maya, algunos de ellos inmen-sos, y con un nivel de organización y desarrollo muy comple-jo, que poco tenían que envidiarle al existente en España, que

78 BOSCH, Juan, El Estado. Sus orígenes y desarrollo, en Obras completas, T. XII,Santo Domingo, Ediciones de la Comisión Permanente de Efemérides Pa-trias, 2009, p.367.

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apenas comenzaba a tener una organización moderna. Porotro lado, en la región del Caribe comenzarían a fundarse,muy tardíamente —158 años después de haberse establecidoel primero, que fue el haitiano—, a partir de 1962, y hasta1983, trece nuevos Estados, que Bosch califica de anómalos,por encontrarse desdoblados; es decir, mientras en uno deestos países caribeños se encuentra el Jefe de Gobierno, que esel Primer Ministro, el verdadero Jefe de Estado reside, encambio, en Inglaterra, la Reina, no obstante que ésta deleguesus funciones en un Gobernador a quien ella misma designa.Son países caribeños que siguen el modelo político Westmins-ter, originado en el Reino Unido.

En República Dominicana, o más bien en la Isla de laEspañola, la población nativa no había alcanzado un grado dedesarrollo que le permitiera organizarse en Estado, como ha-bía ocurrido en el Imperio Azteca y en el Imperio Inca. Inclu-so, el Estado dominicano, en una primera etapa, en los iniciosde su vida independiente, era un Estado sumamente atrasa-do, de carácter hatero, como lo plantea Bosch, si bien es cier-to que a los nueve meses de proclamarse la independencia,fue aprobada la Constitución de 1844.

En la historiografía dominicana, algunos autores se refie-ren de manera, más que crítica, peyorativa, a la independen-cia dominicana del 27 de febrero de 1844, por el hecho deque el término que en su momento se empleó fue el de “sepa-ración” —separación de Haití, que la había ocupado duranteveintidós años— y no el de independencia. Pero dichos auto-res pierden de vista que cada país latinoamericano y del Cari-be ha seguido caminos diferentes para alcanzar su indepen-dencia; que lo han hecho en coyunturas internacionalesdistintas —el caso cubano, por ejemplo—, y con condicionesinternas también distintas. Al respecto, sólo habría que revi-sar, por ejemplo, los procesos de independencia de Bolivia,

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Ecuador, Colombia y Venezuela, lo mismo que la de los paí-ses centroamericanos79, y por supuesto, el de Cuba. En muypocos de los casos, lo que conocemos hoy día como Estados-nacionales, son el resultado del proyecto original de indepen-dencia que se propusieron los próceres, dichos proyectos sefueron modificando, como ocurre con cualquier proceso his-tórico; además, la lucha que se produjo originalmente en His-panoamérica, en los Cabildos de los Virreinatos, al menos enla gran mayoría de los casos, sino es que en todos, no trascen-día a la fidelidad al rey Fernando VII, que había sido hechoprisionero por Napoleón en 1808. A partir de las Juntas deCabildos que se formaron, casi todas para rendirle fidelidad alrey prisionero, la historia comenzó a seguir un curso distintoal que en un principio se habían propuesto quienes las convo-caron, pues surgieron las pugnas y luchas. Después vendríana imponerse los proyectos de los próceres, así como los mitosque encubren la gesta de independencia que verdaderamentese desarrollaría bajo el liderazgo de Simón Bolívar, Sucre, SanMartín, Miranda, Martí, Artigas, Morazán, Morelos e Hidal-go, y otros patriotas.

En cuanto al caso dominicano, es importante puntualizarque lo que es hoy República Dominicana —es decir, unaparte de lo que originalmente fue la colonia española de San-to Domingo—, nunca fue colonizada por Haití. Fue ocupadadurante veintidós años (1822-1844), que es algo distinto,

79 No incluimos aquí a Panamá, cuya independencia Bosch define como un actode desmembramiento de una provincia de Colombia en 1903, por parte deEstados Unidos, para apropiarse de la Zona del Canal, Cfr., BOSCH, Juan, “Elsiglo del imperio norteamericano” en De Cristóbal Colón a Fidel Castro. ElCaribe, frontera imperial, en Obras completas, T. XIII, Santo Domingo, Edicionesde la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, 2009, pp.777-810. En labibliografía más reciente, puede consultarse al respecto, el texto del paname-ño DÍAZ ESPINO, Ovidio, El país creado por Wall Street. La historia no contada dePanamá, Colombia, Editorial Planeta, 2003, 272pp.

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pues en dicho periodo histórico no hubo colonización algu-na, en términos de la imposición de una lengua, una religión,u otros valores culturales que definan la identidad nacionaldominicana. Sí hubo dominación, que es diferente. Por eso,entendemos que fue correcto —sin que ello implique ningu-na connotación negativa— emplear el término de separación.Esa separación, sin embargo, tuvo que refrendarse, en térmi-nos de un proyecto de defensa de la soberanía nacional, que eslo que implica la independencia nacional, no sólo a partir devarios enfrentamientos armados, las llamadas guerras o inva-siones haitianas, estudiadas y documentadas muy bien porEmilio Rodríguez Demorizi; posteriormente también refren-dada con la Guerra de Restauración, contra España —de 1861a 1865, bajo el liderazgo del General Gregorio Luperón—que sí había colonizado al país, durante varios siglos; lo cualpermitiría a la nueva nación, sin que fuera un proyecto pre-meditado, homologarse con los demás países hispanoameri-canos, en lo que a proceso de independencia se refiere; con laexcepción, nuevamente lo señalamos, de Panamá.

Pero debe observarse que esa “separación” de Haití habíasido interiorizada por el pueblo dominicano, en términosidentitarios, como su “independencia” —al margen de lamodalidad que el curso de la historia le había deparado alpaís—, pues cuando se produce la Guerra de Restauración deinmediato se asumió como la “Restauración de la República,o de la Independencia”, y no como la “Restauración de laSeparación”, que no tenía ni tiene sentido.

Lo que nos plantea Bosch, en los ocho textos que hemosreagrupado, en términos analíticos, como “Origen y desa-rrollo del Estado dominicano”, es la continuidad de unaserie de tesis que el autor ha venido sosteniendo en los traba-jos anteriores, sobre la inexistencia de una burguesía, hechoque tendría diversas dimensiones, entre ellas, la debilidad de

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la misma conformación del Estado nacional, así como mástarde el desarrollo de un Estado de Derecho —lo cual se tra-duce en una institucionalidad—, de un sistema democráticoen el país; pues en ausencia del soporte social para el mismo,en vez de haber predominado “la fuerza del derecho”, lo quese ha impuesto es “el derecho a la fuerza”—pues con todalegitimidad, los pueblos anhelan el orden— problemas queRepública Dominicana continuaría arrastrando, por lo me-nos a lo largo de casi todo el siglo XX. De ahí la importanciade su premisa de que “para conocer lo que somos hoy tene-mos que saber qué fuimos ayer, pues de lo que fuimos salió loque somos” (p.46).

Pero en dichos textos, hay muchos más elementos subya-centes planteados, que invitan a la reflexión y al debate, sobretodo apoyándonos en los planteamientos formulados por Boschsobre la diferencia existente entre Nación, País, Patria, y Es-tado, así como los ya referentes a las clases sociales, las luchase intereses de clases.

Uno de los temas subyacentes planteados, de no menorimportancia, es la complejidad, debilidad y ambigüedad denuestros personajes históricos, como es el caso que analizaBosch en torno al perfil político de Pedro Santana; cualidadesque también estuvieron presentes en otros, como Buenaven-tura Báez. Debilidades, ambigüedades y contradicciones queal parecer tienen sus más profundas raíces en el escaso desa-rrollo político dominicano, que luego se incorporarían comoparte de la cultura política nacional, al menos en lo que serefiere a la clase dominante, que seguiría siendo sumamenteconservadora, como lo fue la clase hatera. Ya en el siglo XX,cuando en realidad se produce un desarrollo capitalista, y conél una burguesía, su carácter de dependencia al capital ex-tranjero ha sido tal que sus comportamientos en muchas oca-siones se aproximan más a los de una oligarquía, que a los de

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una burguesía, al menos en términos históricos y teóricos.Diríamos, en todo caso, que se trata de una burguesía conuna mentalidad oligárquica, pues incluso socialmente actúa,en no pocos casos, más bien como un estamento que comouna clase social de una sociedad capitalista, que se suponeque es más abierta, inclusiva; que valora y destaca los símbo-los y la cultura nacional, en sus diferentes manifestaciones,incluyendo la popular, por supuesto.

El apego de la clase dominante a los valores culturalesforáneos —no de ahora, en la época de la globalización, sinodesde mucho antes— se expresa con mucha nitidez, en laasignación de los más importantes espacios de comunicación,como capital simbólico, a personajes extranjeros, muchos delos cuales poco tuvieron que ver con la realidad dominicana, eincluso algunos de ellos tuvieron acciones atentatorias a lasoberanía nacional, o simplemente ni sabían dónde se encon-traba ubicado nuestro país. Tales son los nombres que llevanlas principales avenidas de la Capital de Santo Domingo: JohnFitzgerald Kennedy, Winston Churchill, Abraham Lincoln,Charles de Gaulle, y George Washington, como si el paíscareciera de héroes, estadistas, hombres y mujeres ilustres,que supieron luchar en la política, en lo militar, lo mismo quecon importantes aportaciones culturales y en la educación,para darnos la Patria que tenemos.

En el Pueblo, en cambio, a lo largo de la historia, se iríandesarrollando otros valores, de carácter patriótico, con dife-rentes manifestaciones de resistencia, particularmente cuan-do la Patria ha vivido momentos aciagos, pues la soberaníanacional se ha visto amenazada, como han sido los casos de lasocupaciones armadas extranjeras, que dieron lugar a que sur-gieran verdaderos héroes nacionales, desde Gregorio Luperón,durante la anexión a España en 1861-1865, hasta FranciscoAlberto Caamaño Deñó, durante la segunda ocupación militar

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estadounidense de 1965 a 1966, pasando por Gregorio Ur-bano Gilbert, al producirse la primera ocupación militar nor-teamericana de 1916 a 1924.

Cada país de nuestra América sigue un singular procesohistórico-social —más allá de las similitudes que sin lugar aduda existen— que es necesario conocer y comprender, y eslo que se propone Bosch con sus trabajos; pero también plan-tea la importancia que tiene el método comparativo —“Ha-cer comparaciones es un método muy bueno para aprenderalgo”— (p.183), para entender mejor los procesos históricos,sociales y políticos. Y Pedro Santana, cuyos restos mortales seencuentran depositados en el Panteón Nacional, al margende sus primeros actos y hechos heroicos, en defensa de la so-beranía nacional, contra las ocupaciones haitianas, con el actoantipatriótico con el que culminó su vida política, anexandoel país a España; es decir, haciéndolo retroceder de la catego-ría de República, independiente y soberana, al de colonia es-pañola, autodestruyó, políticamente, todo lo que había he-cho con anterioridad.

Si aplicamos el método comparativo propuesto por Bosch,independientemente de las singularidades existentes entreMéxico y República Dominicana en esa época, el equivalentea Pedro Santana es Antonio López Santa Anna (1794-1876),entre los cuales existe un paralelismo impresionante, no sólopor la similitud fonética de sus apellidos —algo totalmentetrivial—, sino por su proceder militar y político; ambos, comocaudillos, varias veces presidentes de sus respectivos países,con hazañas militares indiscutibles, pero también con la de-bilidad de haber cedido, en el caso de Pedro Santana, la sobe-ranía nacional a España, y en el caso de Antonio López SantaAnna, por el hecho de haber sido derrotado en la guerra, loque le costó a México la pérdida de la mitad de su territorionacional a manos de Estados Unidos, al que además le vendió

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parte del territorio. Ese solo hecho, a la luz de los principiosde la conciencia política y patriótica mexicana, fue suficientepara que Santa Anna fuera condenado en la memoria políticade su país, como un traidor a la Patria. Su nombre no apareceen ningún lugar (exceptuando la Casa museo, de la Hacien-da del Lancero, su casa hacienda, donde vivió, que todavíaexiste en Veracruz, y que tuvimos la oportunidad de cono-cer), y mucho menos en el Panteón Nacional o Rotonda delas Personas Ilustres, como se le conoce en México, a lo quehasta hace pocos años se denominaba Rotonda de los Hom-bres Ilustres. Santa Anna ha recibido la peor condena quepuede recibir un ser humano después de su muerte, muchomás si ocupó varias veces la presidencia de su país: el olvido.Los textos de educación básica hacen una muy breve refe-rencia a él, con la intención de que no quede registrado enla memoria de los estudiantes, y en todo caso, si lo llegan arecordar, lo recuerdan como alguien que actuó de espalda alos intereses mexicanos, como un dictador, como un “mili-tar y político voluble”. El libro Historia de México de 5º gra-do, en su página 79, dice lo siguiente: “La serie de golpesmilitares, luchas internas y fracasos económicos, quizá pue-dan explicar el ascenso al poder de hombres como AntonioLópez de Santa Anna. Este militar y político voluble, parti-cipó en todos los trágicos acontecimientos de esa época.Ocupó trece veces la presidencia de la República y en 1853se convirtió en dictador. Suprimió los derechos y libertadesindividuales, impuso un gobierno personal y aumentó lostemores sobre el futuro de la nación”80.

Por lo tanto, la comparación que estamos haciendo nose limita a la actuación de los personajes históricos en sí,Santana y Santa Anna, sino también al comportamiento de

80 Historia de México, 5º grado, (circuló de 1992 a 1993), luego fue retirado, p.79.

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las sociedades, la dominicana, y la mexicana, con respecto asus respectivos políticos y militares. No fue Pedro Santanaquien ordenó que se le enterrara en el Panteón Nacional que,dicho sea de paso, no existía cuando falleció, fueron los gober-nantes dominicanos de turno quienes así lo dispusieron, cercade un siglo después de su muerte y la sociedad lo permitió.Lo que nos hace pensar que quienes dispusieron y aprobarontal medida, comulgaban con la acción antinacional yanexionista de Santana, o al menos consideraron que la mis-ma no fue de tal gravedad como para eximirlo de que lasnuevas generaciones lo asumieran como un Patriota, comoun ejemplo a seguir.

Pero ese tipo de personaje, y de comportamiento de la so-ciedad dominicana desafortunadamente no se limita a PedroSantana, que ya sabemos que sigue siendo polémico en lahistoriografía dominicana, sino que existen muchos otros ca-sos. El reverso de esta situación, son las omisiones. Dentro deesta misma perspectiva cualquiera podría preguntarse: ¿dón-de están los restos mortales de los combatientes y héroes quese enfrentaron a las tropas de ocupación militar estadouni-dense de 1916-1924, para no referirnos a los que lucharoncontra la ocupación de 1965-1966, que todavía está muyreciente, pero lo mismo podríamos decir de los héroes expedi-cionarios que entregaron su vida combatiendo la dictadurade Trujillo, en Luperón, en 1949 o en Constanza, Maimón yEstero Hondo en 1959?

No vamos a seguir abundando en este tema, pero no po-demos dejar de señalar el caso del general Antonio ImbertBarreras (1920). Imbert Barreras se coronó de gloria con suparticipación en la gesta heroica del 30 de mayo de 1961,que libró al país de la dictadura de Trujillo, la más férrea quehaya conocido América; por esta acción, Imbert Barreras fuedeclarado Héroe Nacional, y, además, General Advitam; sin

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embargo, apenas cuatro años después, en 1965, ese mismopersonaje, en los momentos más aciagos que vivía la Patria lebrindó su apoyo al gobierno de Estados Unidos para quematerializara la ocupación militar de abril de 1965,instaurando el llamado Gobierno de Reconstrucción Nacio-nal —una entelequia de las tropas de ocupación—, y pormedio de la cual fue proclamado Presidente de la Repúblicael 5 de mayo de 1965 permaneciendo en el cargo hasta el 30de agosto del mismo año. Con esta acción, de tomar las armascontra la República, uniéndose y prestándole ayuda a un po-der extranjero, socavando la soberanía nacional, él mismo de-gradó los honores de los que, muy valientemente, se habíahecho acreedor.

Entendemos que eran precisamente estos, al menos parte delos objetivos de los Círculos de Estudios, de contribuir a formarla conciencia política dominicana, de que el Pueblo reflexiona-ra, debatiera, e interpretara su historia, no para que se apren-diera de manera memorística los textos de cada uno de los folle-tos, sino para tratar de descolonizar el conocimiento.

Por lo demás, los planteamientos de Bosch sobre PedroSantana al parecer forman parte de toda una formación quehabía desarrollado en su pensamiento, desde su más tiernainfancia, la cual revelaría, varios años antes de la conforma-ción de los Círculos de Estudios. En 1964 Bosch llegó a ma-nifestar su inconformidad con los dominicanos que no teníanfe en la Patria, y dijo que desde su niñez sentía vergüenza poraquellos que habían tenido una posición antipatriótica: “Puedoasegurar que a los diez años yo me sentía avergonzado de queSantana, el que anexionó el país a España en 1863, y Báez, elque quiso entregar Samaná a los Estados Unidos, fueran do-minicanos”81. Posición que mantuvo hasta el final de su vida,

81 BOSCH, Juan, Crisis de la democracia de América…, op. cit., p.185.

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no sólo con estos personajes, sino con todos los que tenían uncomportamiento similar, como puede comprobarse a travésde sus escritos y discursos.

La acumulación originariaEn el debate sobre los “modos de producción” en América

Latina, para tratar de determinar el carácter de la sociedadlatinoamericana —feudal o capitalista, para simplificarla enestos dos modos de producción, o más rigurosamente en esasdos “formaciones económicas-sociales”— al que hemos hechoreferencia con anterioridad, también estaba inmerso el debatesobre la “acumulación originaria”. Solo así se podía saber cómose articulaban los modos de producción y, más que nada, silos que tenían un carácter “precapitalista” continuaban sub-sistiendo o desaparecían, para dar paso a una sociedad plena-mente capitalista, o al menos donde el modo de produccióncapitalista tenía un carácter predominante.

Sergio de la Peña lo planteaba así: “La acumulación origi-naria cobró en América Latina una doble instancia. Una fuela contribución prestada a la acumulación de capital y a laimplantación de la ley del valor en Europa; otra diferente ysimultánea fue la acumulación originaria que sirvió para im-plantar el capitalismo en América”82. Por otro lado, el mismoautor sostiene lo siguiente: “El proceso de acumulación origi-naria, que culminó en la segunda mitad del siglo pasado en lainmensa mayoría de los pueblos latinoamericanos (exceptotribus aisladas), fue incapaz de barrer con todas las relacionesno capitalistas por el carácter del desarrollo capitalista. Paraprincipios del siglo XX el modo de producción capitalista era

82 DE LA PEÑA, Sergio, “Acumulación originaria y el fin de los modos de produc-ción no capitalista en América Latina”, en SEMO, Enrique; OLMEDO, Raúl;BARTRA, Roger; DE LA PEÑA Sergio; y otros, Modos de producción en América Latina,op. cit., p.85.

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el dominante, y en la medida en que se consolidó, eliminó alos anteriores, en unos casos absorbiéndolos, y en otros alte-rando su sistema de reproducción sin cambiar sus relacionesde producción”83. El investigador mexicano culmina su plan-teamiento de la siguiente manera: “En realidad, la esencia deun capitalismo depredador y brutal está vigente desde haceun siglo y ya para principios de éste no existen más modos deproducción antagónicos ni no antagónicos, excepto en nú-cleos de tribus perdidas. Había terminado para entonces laviolenta etapa de la acumulación originaria, y se iniciaba la dela operación plena de la ley del valor”84.

Como podemos observar, con su estudio sobre la acumula-ción originaria en el Caribe, y de manera muy particular en lacolonia española de Santo Domingo, como una primera etapade lo que sería la acumulación originaria en República Do-minicana, Bosch también se incorporaba al debate que justoen esos años (finales de 1960 y principios de 1970) se desa-rrollaba en América Latina y el Caribe sobre el proceso deacumulación originaria; aunque en los textos que aparecen enel presente volumen, el líder político dominicano no hacereferencia a ninguno de los autores o de los trabajos que for-maban parte del debate, ni tampoco emplea el lenguaje, encuanto a categorías se refiere, propios del momento. Fue di-rectamente a las fuentes originarias de los clásicos del marxis-mo, a Marx y a Engels.

En estos trabajos sobre la acumulación originaria, Boschparece poner mayor énfasis en el lugar geográfico donde seproduce dicho proceso —lo cual nos parece muy acertado—que en el lugar donde se realiza, es decir, donde realmente ac-túa como antesala de la acumulación capitalista. Sin embargo,

83 Ibid. p.89.84 Ibid. p.90.

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el líder político dominicano sabía muy bien que en ningunode los casos donde se producía la acumulación —geográfica-mente hablando—, ésta contribuía al desarrollo de esos terri-torios. Contribuía al desarrollo de los territorios de ultramar,de las respectivas metrópolis colonialistas europeas, como lohabían planteado Marx y Engels. Es decir, que dicha acumu-lación no beneficiaba el lugar donde se producía u originaba,sino a quienes la extraían y se apropiaban de ella. Histórica-mente, y de manera muy particular durante la etapa de colo-nización, las colonias —o determinadas regiones dentro deestas— que mantuvieron una mayor y más profunda vincula-ción con sus metrópolis, fueron las que quedaron con mayo-res niveles de explotación, de atraso o de subdesarrollo, preci-samente a causa de la riqueza que fue extraída, bien comominerales preciosos, o bien a partir de la economía de planta-ción azucarera, que es el caso que nos ocupa.

Al respecto, en el caso del Caribe quizás no exista mejorejemplo que los dos modelos coloniales que en la isla deQuisqueya o Santo Domingo se desarrollaron. La coloniaespañola de Santo Domingo, hoy República Dominicana, yla colonia francesa de Saint-Domingue, hoy República deHaití. La riqueza que produjo esta última, para beneficio deFrancia, es inmensamente superior a la que produjo la pri-mera para España, que más bien tenía que subsidiarla, pormedio del llamado situado procedente del Virreinato de laNueva España.

En lo que se refiere al Caribe de colonización inglesa, laobra de Eric Williams, Capitalismo y esclavitud, constituye unarica aportación para un mejor conocimiento de la contribu-ción de las islas del Caribe, al desarrollo capitalista que alcan-zaron ciudades británicas como Bristol, Liverpool y Glasgow,“que ocuparon, como puertos de mar y centros traficantes, laposición, en la era del comercio que Manchester, Birmingham

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y Sheffield ocuparon después en la era de la industria”85. To-das estas islas de dominación inglesa, lo mismo que las dedominación francesa y holandesa, quedaron devastadas, a lospocos años de haber sido sometidas a la economía de planta-ción azucarera, bajo relaciones de producción esclavistas.

Así como la colonia francesa de Saint-Domingue fue lamás prospera del siglo XVIII en la región del Caribe —entién-dase bien, que produjo mayores riquezas para Francia, supe-riores a las que extraía España del conjunto de todas sus colo-nias en América— Barbados fue la más rica colonia de laregión, no obstante su reducida extensión, 166 millas cua-dradas; en tan sólo cuatro décadas, de 1647 a 1685, esta islapasó de ser una próspera colonia, a ser convertida en una isladonde “los descendientes de los esclavos son legalmente libres,pero percibiendo jornales de 25 centavos, viven miserablemen-te”86 . Y lo mismo ocurrió en los demás territorios del Caribeque conocieron una rica economía de plantación azucarera,durante los siglos XVII, XVIII y XIX, hasta culminar con Haití.

El proceso cubano, por condiciones diversas que no sondel caso abordar en este momento —pero no podemos dejarde señalar que ya en Cuba, en el siglo XIX, se estaba confor-mando una burguesía local— fue diferente, pues en buenamedida la economía de plantación azucarera permitió que, almenos, una gran parte de la riqueza que se producía allí sequedara en Cuba, y por lo tanto permitía que le tocara algode la acumulación originaria.

Dentro de este proceso de acumulación originaria que seestaba desarrollando en el Caribe, no debe de perderse devista que cuando se produce la abolición de la esclavitud, y la

85 WILLIAMS, Eric, Capitalismo y esclavitud, Buenos Aires, Ediciones Siglo Veinte,1973, p.76.

86 GUERRA, Ramiro, Azúcar y población en las Antillas, La Habana, Editorial deCiencias sociales, 1976, p.28.

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economía de plantación azucarera se va extinguiendo, se ge-nera un excedente de fuerza de trabajo que origina un proce-so emigratorio hacia los más diversos lugares del Caribe, eincluso fuera del área; pues en dichos países, que seguían bajodominación colonial de Inglaterra, Francia u Holanda, teníanque buscar dónde colocar, es decir, dónde vender su fuerza detrabajo. Es por ello —y no por otra razón— que a RepúblicaDominicana comienzan a llegar braceros del Caribe anglófonopara incorporarse a la economía de plantación azucarera, lomismo que a la cubana, que en realidad habían conocido unauge económico tardío. Es de ahí de donde surgen los llama-dos cocolos dominicanos; los inmigrantes haitianos destina-dos al corte de caña, tanto en Cuba como en República Do-minicana. Pero también los territorios del Caribe anglófonoexpulsaron fuerza de trabajo que fue a parar al Istmo centro-americano, lo mismo en Costa Rica —Puerto Limón—, queen Panamá, para los trabajos de la construcción del Canal, asícomo de las vías férreas que se estaban instalando en el área87.

En el análisis de Bosch sobre la acumulación originaria enla República Dominicana, es cierto que la misma fue tardía,en comparación con la de Haití y de otros territorios de laregión, pero dicha acumulación sólo dio frutos, en lo quesería la última etapa, la que se inicia con la dictadura deTrujillo, pues Trujillo actuó como actúan las burguesías, porlo que acumuló originariamente, como paso previo al desarro-llo de una acumulación capitalista, tal y como lo realizó a travésde un proceso de agroindustrialización88, aunque este últimono se limitó al agro, sino que incursionó en otras ramas de la

87 Cfr., ÁLVAREZ ESTÉVEZ, Rolando, Azúcar e inmigración, 1900-1940, La Habana,Editorial de Ciencias Sociales, 1988.

88 Cfr., MARÍÑEZ, Pablo, Agroindustria, Estado y clases sociales en la Era de Trujillo(1935-1960), Santo Domingo, Fundación Cultural Dominicana, 1993.

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producción. Este es un tema que ha sido abordado amplia-mente por Juan Bosch, diríamos que desde su obra de 1959,Trujillo, causas de una tiranía sin ejemplo, hasta Composición socialdominicana (1969), particularmente en el capítulo XXV:“Trujillo, el paso de la pequeña burguesía a la burguesía”,pasando por Las dictaduras dominicanas (1988), donde nueva-mente retoma la acumulación originaria de Trujillo, así comoel proceso de desarrollo industrial propiamente dicho89.

La esclavitud en Santo Domingo conoció la modalidad me-nos avanzada, que fue la patriarcal, y el capitalismo en la Repú-blica Dominicana, como lo ha planteado Bosch, tiene un carác-ter tardío, y por lo tanto, la acumulación originaria tambiénfue relativamente tardía, pues se inició, siguiendo el análisis deBosch, hace apenas ochenta años, en la década de 1930; si esque dejamos a un lado el proceso de expansión de la economíade plantación azucarera, a finales del siglo XIX, a causa de lalucha armada revolucionaria que se producía en Cuba.

Por último, por las implicaciones que tiene para Repúbli-ca Dominicana, quisiéramos plantear la siguiente interrogan-te, a modo de reflexión, pues no hemos encontrado respuestaen los estudios de Bosch ni tampoco en los de los autoreshaitianos que hemos consultado. La interrogante es la siguien-te: ¿Se produjo en Haití, en algún momento de su historia,una acumulación originaria equivalente a la dominicana du-rante la dictadura de Trujillo, como la desarrolla Bosch en elpresente Tomo? Si la respuesta es negativa, ello nos llevaría aretomar con mayor preocupación, en términos de análisis y re-flexión, lo planteado por Bosch en el referido prólogo al librode Gérard Pierre-Charles. “Pero en este libro hay”, escribe

89 Cfr., BOSCH, Juan, Las dictaduras dominicanas, en Obras completas, T. IX, SantoDomingo, Ediciones de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias,2009, pp.471-488.

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Bosch, “además de esos aciertos anotados, algunas páginasrealmente patéticas. Haití no es un país que se desarrolla, sinoun país que regresa a etapas que él mismo había superadohace años. Cada día que pasa Haití genera más problemasque medios para resolverlos. A tal punto se ha convertido Haitíen un ejemplo de sociedad en regreso —opuesta, por tanto, alconcepto de sociedad en desarrollo— que desde 1963 bauticécon la palabra ‘haitianización’ el proceso por el cual algunospaíses de América habían hecho un alto en su desarrollo y des-pués de un corto estancamiento comenzaban a retroceder”90.

El movimiento obrero dominicano y la liberación nacionalLa arritmia histórica dominicana planteada por Bosch en

otro texto91, y la cual no podemos perder de vista para com-prender mejor el proceso histórico-social de nuestro país, noslleva a la siguiente reflexión. En República Dominicana sedesarrolló un proceso de industrialización por sustitución deimportaciones, durante la dictadura de Trujillo, antes derealizarse una revolución antioligárquica, caso único en Améri-ca Latina y el Caribe. Un proceso de industrialización capitalis-ta, totalmente anómalo, en diferentes dimensiones, pero proce-so de sustitución de importación al fin. Sin embargo, a la muertede Trujillo, en 1961, el atraso del país era tal, que no se habíadesarrollado un proletariado92, y la fuerza de la oligarquía era

90 En PIERRE-CHARLES, Gérard, Radiografía de una dictadura. op. cit., p.12.91 El capítulo VII, de Trujillo, causas de una tiranía sin ejemplo (1959), lleva por

título “La arritmia histórica dominicana”, Cfr., Obras completas, T. IX, op. cit.,pp.71-78.

92 Y no lo había logrado, porque este proceso de agroindustrialización, y de indus-trialización en general, fue totalmente anómalo, para emplear el término utili-zado por Bosch, pues los propios administradores de las empresas de Trujillo,para lograr mayor rentabilidad, e incluso sacarlas de las crisis económicas queen ocasiones atravesaron, reclutaron a soldados como obreros, pero eran milita-res o policías que recibían el sueldo de las instituciones a las que pertenecían, y

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tal, que impedía el establecimiento de un sistema democráti-co representativo, lo que obligaría a Bosch, a tener que elabo-rar una nueva tesis política de gobierno, la Dictadura con res-paldo popular, la cual no sería aceptada por la oligarquía, comoes comprensible, pero que tampoco era bien aceptada por lamisma dirigencia de la izquierda marxista —al menos partede ella, pues un sector la aceptó e hizo suya—, que se obstina-ba en propugnar, tal y como viene planteado en los manualesdel marxismo, la “dictadura del proletariado”, algo que tendríaque refutar Bosch93. Es por esta percepción de la ausencia deun proletariado desarrollado, es decir, de una clase obrera conconciencia política, lo que lleva a Bosch a tratar de acercarse alos sectores obreros organizados sindicalmente, cuando se pro-pone impulsar un proceso político de liberación nacional.

Es con este fin que se enarbolan las figuras emblemáticas,como Gregorio Urbano Gilbert, obrero linotipista, y defen-sor de la soberanía nacional en dos oportunidades; primero,cuando todavía era muy joven, con apenas 17 años, momentoen que se enfrenta a las tropas de ocupación estadouniden-ses en San Pedro de Macorís en 1916; y casi medio siglodespués, en 1965, junto al coronel Francisco AlbertoCaamaño Deñó, también con las armas en las manos paraenfrentar al mismo invasor. En la década de 1920 Gregorio

no de las empresas industriales en las que trabajaban, y producían plusvalía;la otra anomalía que también impidió el desarrollo de un proletariado, fue eluso de presidiarios que eran sacados de las cárceles para que trabajaran en lasempresas de Trujillo, pues los mismos habían sido condenados, según lalegislación dominicana de la época a “trabajo público”; y por último, habríaque señalar a los dominicanos que eran raptados en las calles y llevados a loscampos de trabajo, como ocurrió en el conocido caso de las plantaciones desisal, en que eran sometidos a una especie de trabajo esclavo.

93 Cfr., BOSCH, Juan, “¿Dictadura del Proletariado? No: dictadura con respaldopopular”, Dictadura con respaldo popular, en Obras completas, T. XV, Santo Do-mingo, Ediciones de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, 2009,pp.311-321.

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Urbano Gilbert viajaría a Nicaragua para incorporarse a laresistencia armada, en el Ejército Defensor de la SoberaníaNacional, bajo el liderazgo del general Augusto CésarSandino, donde formó parte del Estado Mayor de Sandino,con el rango de capitán.

Es dentro de este mismo perfil emblemático que se resca-ta la figura de José Eugenio Kunhardt, pionero en la orga-nización nacional del movimiento obrero dominicano, y lu-chador, a través del mismo movimiento obrero, para lograrla recuperación de la soberanía nacional, durante la ocupa-ción de 1916-1924, que Gilbert había combatido con lasarmas, y Kunhardt incidiendo en las instituciones guberna-mentales y obreras de Estados Unidos, para lograr los mis-mos objetivos94.

94 KUNHARDT, Bolívar, José Eugenio Kunhardt: La audacia al servicio de la Patria,Santo Domingo, Editora Taller, 1999, 190pp.

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COLECCIÓN ESTUDIOS SOCIALES*

* Capitalismo y democracia I, II, III y IV, Santo Domingo, Imprenta Mercedes,1979 (Colección Estudios Sociales); también publicados en una serie de 6artículos en Vanguardia del Pueblo, Santo Domingo, Órgano del PLD, entrejunio de 1978 y mayo de 1979, p.4, correspondientes a los Nos. 140, 181-185, del 21 de junio de 1978; y 4, 11, 18 y 25 de abril, así como del 2 de mayode 1979, respectivamente, no figura en este volumen porque Bosch lo incluyóen Capitalismo, democracia y liberación nacional que figura en BOSCH, Juan, Obrascompletas, Tomo XIV, Santo Domingo, Comisión Permanente de EfeméridesPatrias, 2009, pp.59-93 (N. del E.).

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SOBRE LA DIVISIÓN DE CLASESEN LA REPÚBLICA DOMINICANA*

Hace poco una persona conocida dijo en un periódico que enla República Dominicana no hay división de clases, y comoprueba de que tenía razón esa persona recordó que tanto elDr. Joaquín Balaguer como yo, que nacimos en familias hu-mildes, habíamos llegado a ser presidentes de la República.

¿Era correcto eso?No; no era correcto, pues en nuestro país hay división de

clases aunque cien personas de origen humilde lleguen a lapresidencia de la República y a posiciones muy altas en elterreno económico, social o el que sea. Precisamente, si unhombre de origen humilde alcanza a colocarse en una posi-ción alta, eso prueba que hay división de clases. ¿Por qué?Porque ese hombre ha tenido que ir ascendiendo desde su

* Santo Domingo, Talleres Gráficos, 1970 (Colección Estudios Sociales; 1).

En 1971, Juan Bosch publicó Tres conferencias sobre el feudalismo. El feudalismo; susfrutos y sus orígenes, Folleto Nº 1 [Santo Domingo, s.n., 1971] (ColecciónEstudios Sociales; 1). Sin embargo, es evidente que decidió no continuar lapublicación de estas conferencias en formato de folleto, pues un mes despuésexactamente, según la fecha que figura en el mismo (20 de junio de 1971),daba a la estampa, el 20 de agosto de 1971, Tres conferencias sobre el feudalismo¿Hubo feudalismo en nuestro país? Aquí está la respuesta a esa pregunta, Santo Do-mingo, Talleres Gráficos, 1971. Cfr., Tomo XVI de estas Obras completas (SantoDomingo, Comisión Permanente de Efemérides Patrias, 2009, pp.143-234),bajo el título: Tres conferencias sobre el feudalismo. De la misma manera, valeagregar, ya existía, como se puede observar, un Nº 1 de la Colección EstudiosSociales (N. del E.).

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origen humilde hasta la capa más alta de la sociedad. Si nohubiera división de clases, nadie nacería en una familia deposición humilde; todos nacerían de familias que estarían enposiciones iguales.

La división de clases en la República Dominicana es algoque se ve y se sufre constantemente; lo que ocurre es que losque se hallan situados en las capas más altas no sienten lasconsecuencias de esa división. En primer lugar, ellos son bienrecibidos y bien tratados por sus compañeros de esas capasmás altas; entran en todas partes sin que nadie los pare; ven aquien deseen ver, sea a un chofer de concho a un general o alpresidente de la República; disponen de dinero para comprarlo que necesitan, lo mismo si se trata de una medicina que deuna casa; cuando quieren viajar al extranjero, viajan sin nin-gún impedimento; todo el mundo quiere estar bien con ellos,lo mismo el pobre que el que vive medianamente que el rico;lo mismo la cocinera que el policía que el banquero. A unapersona que se halla en las capas más altas de la sociedad do-minicana no hay quien le haga un fo, y por esa razón esapersona no siente los resultados de las divisiones de clases.

Pero la situación de los que se encuentran por debajo deella es muy diferente, y es más diferente cuánto más abajoestén, sobre todo si para ganarse la vida dependen de esa per-sona. No es verdad que un chiripero puede ver al presidentede la República o a don Fulano de Tal cuando le da la gana;no es verdad que un policía es igual a un coronel; no es ver-dad que el peón de un latifundista vive tan bien como eselatifundista. Ahora bien, si resulta que un chiripero puede,no digamos ver al presidente de la República, sino hastallegar a ser él mismo presidente, eso no significa que todoslos chiriperos lograrán lo mismo, ni significa que al llegar ala presidencia un chiripero van a desaparecer todos loschiriperos; y si resulta que un peón llega a ser latifundista, y

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a vivir en la misma casa y en la misma forma en que vivía ellatifundista para el cual trabajaba él cuando era peón, eso nosignifica que todos los peones van a desaparecer como peonesy a convertirse en latifundistas. Es decir, si por cualquierarazón cambia la suerte de un chiripero o de cien chiriperos,de un peón o de mil peones, resulta que han cambiado comopersonas, pero eso no quiere decir que la sociedad ha cam-biado, porque sigue habiendo chiriperos y peones, tal vezen más número que antes.

El argumento de que en nuestro país no hay división declases, y que eso se prueba porque dos personas de origenhumilde han llegado a la presidencia de la República, es com-pletamente falso. Al contrario, lo que eso prueba es que haydivisión de clases, y aquí la hay desde que los españoles seestablecieron en esta tierra a partir de fines del año 1493.Antes de que vinieran los españoles, aquí vivían los indios, yentonces sí no había división de clases. Si sabemos cómo era lasociedad de los indios y cómo fue la de los españoles podemosllegar a comprender por qué razón en el tiempo de los indiosno había división de clases y por qué razón la hubo a partir dela llegada de los españoles.

¿Qué causaba la diferencia entre la sociedad de los indios yla de los españoles?

La causó lo que se llama “régimen de la propiedad”, o lo quees lo mismo, la manera como se poseían la tierra, las viviendas,los objetos o cosas. Entre los indios no había propiedad priva-da; nadie era dueño de un terreno, de una casa, de una canoa,de un arco y sus flechas. El terreno, las casas, las canoas, losarcos, las flechas, las cosas que usaban para sembrar; todo loque tenían, en fin, era propiedad de toda la tribu, es decir, detodo el grupo que formaba una sociedad; y en las sociedadesdonde no existe la propiedad privada de cada persona, no haydivisión de clases. Hay división del trabajo y de funciones o

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cargos; eso sí. Por ejemplo, unos pescan, otros cazan, otros ha-cen la tela para la ropa; unos son brujos o sacerdotes, otros soncaciques o jefes militares. Pero lo que todos producen es paratodos y nadie vive mejor que los demás. Al que le toca mandarmanda porque ha probado saber hacerlo mejor que los otros,pero no es dueño de nada, ya que como se ha dicho, todo es detodos. Así era la sociedad de los indios. Su régimen de propie-dad, o lo que es lo mismo, la manera en que poseían las cosas,era comunitario; esto es, la propiedad era común.

Todos los pueblos primitivos vivieron bajo ese régimen, ylos indios que había en nuestro país a la llegada de los españo-les formaban una sociedad primitiva. Dos mil quinientos añosantes de que los españoles llegaran aquí, los pueblos de lo quehoy llamamos la civilizada Europa vivían en un régimen igual,o muy parecido, al de nuestros indios. En ese régimen, lasociedad era distinta de la que conocemos hoy.

¿Qué es una sociedad?Es el conjunto de personas que viven en un determinado

territorio y obedecen a una misma autoridad, o un mismo go-bierno, lo que significa que se hallan bajo las mismas leyes,aunque esas leyes no estén escritas sino que se establecen comocostumbres. En el caso de nuestros indios, la sociedad estabacompuesta por una tribu. En lo que hoy se llama la RepúblicaDominicana había muchas tribus, gobernadas por caciques; ypor esa razón la historia refiere que aquí había varios cacicazgos,como si dijéramos, varios gobiernos. Como se trataba de socie-dades primitivas, no había leyes escritas; lo que había era cos-tumbres, que todos los indios seguían fielmente. Pero eso sí,aunque había diferentes caciques, lo que quiere decir que habíadiferentes sociedades, todas esas sociedades tenían el mismorégimen de propiedad, que era la comunitaria; de manera queen cierto sentido puede decirse que los indios de Santo Do-mingo formaban en conjunto una sociedad primitiva.

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Actualmente podemos decir también que todos los paísescapitalistas forman la sociedad capitalista, pero dentro de esasociedad capitalista hay la sociedad norteamericana, que vivebajo la autoridad del gobierno de los Estados Unidos; la so-ciedad francesa, que vive bajo la autoridad y las leyes del go-bierno de Francia; la sociedad sueca, que vive bajo la autori-dad y las leyes del gobierno de Suecia; la sociedad dominicana,que vive bajo el gobierno y las leyes de nuestro país; y así enel caso de todos los demás países capitalistas. Lo mismo puededecirse de la sociedad socialista, en la cual hallamos a los rusos osoviéticos, que viven bajo la autoridad y las leyes de la UniónSoviética; la del pueblo chino, la del pueblo cubano; y así en elcaso de los demás países socialistas. Ahora sucede en el mundoalgo parecido a lo que sucedía cuando los españoles llegaronaquí. Los españoles pertenecían a un tipo de sociedad diferentea la de nuestros indios, y los rusos o soviéticos, los chinos y loscubanos pertenecen a un tipo de sociedad diferente a la de Es-tados Unidos, Francia, Suecia o la República Dominicana. Unosviven bajo el régimen socialista y otros bajo el régimen capita-lista. Si nosotros fuéramos ahora a China, y la ocupáramos comolos españoles ocuparon nuestra isla, hallaríamos que en Chinahay un régimen de vida, y por tanto de propiedad, que esdistinto al nuestro; pues los chinos viven bajo el régimen so-cialista y nosotros bajo el régimen capitalista. Para cambiar elrégimen de los chinos, para transformarlo en un régimen ca-pitalista, nosotros tendríamos que usar la violencia; y eso fuelo que hicieron los españoles al llegar aquí.

¿Por qué usaron los españoles la violencia contra los in-dios, a tal punto que acabaron con la raza indígena, de la cualno quedó ni un representante?

Porque la sociedad española estaba organizada sobre el régi-men de la propiedad privada; de la propiedad que pertenecía acada quien, no a todo el pueblo español. Aunque España no

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era en ese entonces un país capitalista, tal como conocemoshoy el capitalismo, era un país organizado sobre el régimende la propiedad privada, y al llegar aquí, los españoles im-plantaron ese régimen, cosa que no podían hacer si no era porla fuerza. Lo primero que hicieron los españoles fue declararque todo el país, y por tanto sus tierras, sus árboles, sus ríos, susanimales y sus minas eran propiedad de la reina de Castilla, ylos indios que vivían en la isla eran súbditos de esa reina, que sellamaba Isabel la Católica. España estaba compuesta entoncespor dos reinos, el de Castilla y el de Aragón, y la reina deCastilla, doña Isabel, estaba casada con el rey de Aragón, donFernando el Católico; pero América, que es el Continente alcual pertenece geográficamente nuestra isla, había sido descu-bierta por gentes que estaban bajo la autoridad del reino deCastilla; por esa razón nuestro país pasó a ser propiedad de lareina de Castilla. Más tarde, después de haber muerto doñaIsabel y don Fernando, el nieto de ellos heredó el reino de Castillay también el de Aragón, y esos dos reinos unidos pasaron a serEspaña, y todos los países que tenía Castilla en América pasa-ron a ser territorios gobernados por el rey de España.

Pues bien, al quedar declarados nuestro país y sus habi-tantes propiedad de la reina de Castilla, ésta comenzó a donartierras —que es lo mismo que regalarlas— a los castellanosque conquistaron nuestra isla, o por lo menos a los más im-portantes de ellos. Fue entonces cuando se estableció en nues-tro país el régimen de la propiedad privada, y con ese régi-men llegó aquí la división de clases. Los españoles descubrieronnuestro país a fines del año 1492 y comenzaron a conquistar-lo a fines de 1493, cuando llegó a las costas de la Isabela,cerca de Puerto Plata, la segunda expedición de Colón; y apartir de ahí comenzó nuestro país a organizarse como socie-dad privada clasista o compuesta por varias clases.

¿Por qué comenzó a organizarse así?

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Primero, porque España era un país clasista, en el cualhabía muchas clases. Estaban en primer lugar los grandesnobles, dueños de inmensas cantidades de tierras, en las cua-les criaban ganado y ovejas, las últimas sobre todo para sacar-les la lana, que se usaba en hacer ropa; y producían trigo parahacer pan; aceitunas, de las que se hacía aceite; uvas, de lasque se hacía el vino. Mientras un noble podía obtener cadaaño de sus tierras unos 20 mil ducados —que era la monedade la época de Castilla—, un trabajador campesino ganaba enel mismo tiempo alrededor de 50 ducados. Por lo que perci-bían el noble latifundista y el trabajador campesino podemosdeducir que no pertenecían a la misma clase, aunque es bue-no aclarar desde ahora que las clases no se conocen por lo queganan sus miembros sino por el lugar que ocupan las perso-nas que las componen en las relaciones de producción. Sobrelo que quieren decir las palabras “el lugar que ocupan laspersonas en las relaciones de producción” se hablará en otraoportunidad. Además de grandes nobles y trabajadores cam-pesinos, en España había pequeña nobleza, comerciantes yotros sectores sociales. Lógicamente, si España era un país enel que había división de clases, al conquistar nuestro país yestablecer aquí una sociedad igual a la española, la de aquítenía que ser también una sociedad clasista, y por eso se dice,al responder a la pregunta de por qué comenzó a organizarsela sociedad de nuestro país en forma clasista, que fue, prime-ro, porque España era un país clasista en el cual había muchasclases; y segundo, porque al repartirse las tierras de nuestraisla entre los españoles, se dividió en tamaños desiguales, se-gún fuera la clase a la cual pertenecía aquel que recibía tierras;y como la tierra era entonces casi el único medio de produc-ción del país, es decir, que casi todo lo que se producía era abase de la tierra, naturalmente el que recibía más tierras podíaproducir mucho más que el que recibía pocas.

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Los empleados del gobierno español que actuaban aquírecibían grandes extensiones de tierras, porque quienes repar-tían las tierras a nombre de la Reina eran los altos funciona-rios que estaban en Toledo, la capital de Castilla en esos años,que estaban encargados de tomar las medidas de gobiernocorrespondientes a nuestra isla. Esos altos funcionarios traba-jaban en lo que se llamaba el Consejo de Indias, al cual le toca-ba actuar en todo lo relativo a los países de América, y resultabaque esos funcionarios del Consejo de Indias eran amigos o pa-rientes de los que ellos mismos mandaban como funcionariosdel reino a Santo Domingo; por esa razón favorecían a estosúltimos dándoles más tierras que a los demás, y algunas veces,como es lógico, recibían dinero para que lo hicieran así. Loscampesinos españoles que vinieron entonces a nuestro país, lla-mados en aquella época labriegos o labradores, recibían muypoca tierra; la suficiente para mantenerse con lo que producían.

Ahora bien, sucedió que aquí vinieron pocos españoles;menos de los que la gente cree. Esos pocos españoles no po-dían trabajar toda la tierra del país, de manera que se pensóen esclavizar a los indios, y por esa razón a pesar de que lareina Isabel se oponía a la esclavitud de los indios, estos fue-ron al fin repartidos entre los españoles, en cantidades relati-vas a las tierras que tuviera cada español. Así, a los altos fun-cionarios, que habían recibido muchas tierras, se les entregaroncientos de indios a cada uno; a los labriegos o labradores, 30 acada uno, y hay que entender que de esos 30 sólo unos cuan-tos estaban en edad y en condiciones de trabajar.

Los indios fueron repartidos en lo que se llamó “encomien-das”, palabra con la cual se quiso dar a entender que esosindios no eran esclavos, no pasaban a ser propiedad de losespañoles, sino que quedaban encomendados a los cuidadosde los españoles para que estos los enseñaran a vivir comovivían los españoles y especialmente para que les enseñaran la

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lengua española, a creer en Dios y en los santos, a rezar, a ves-tirse y a comer lo que comían los españoles y a vivir en familias,no en tribus. A cambio de esa enseñanza, los indios tenían quetrabajar para los españoles, y se les proporcionaban unos peda-zos de tierra, dentro de la propiedad de sus encomenderos, paraque produjeran allí lo que necesitaban para vivir.

Aunque a alguna gente le pareció muy buena la idea delas encomiendas, la verdad era que a la hora de llevar a lapráctica esa idea, se convertiría en una forma especial deesclavitud. ¿Por qué razón? Porque los españoles que reci-bieron indios en encomienda, es decir, los que pasaron allamarse “encomenderos”, no eran santos ni cosa parecida.Ellos no habían venido a nuestro país a salvar almas de in-dios para que fueran a la Gloria; habían venido aquí a hacer-se ricos, a que les dieran tierras a cambio de las luchas quehabían llevado a cabo para conquistar la isla, y cuando reci-bieron indios en encomienda se olvidaron del trato y de lasatenciones que debían darles a los indios, de la enseñanzadel cristianismo y de todos esos cuentos, y pusieron a losindios a trabajar hasta que caían agotados o hasta que semorían. Aunque legalmente los indios no eran esclavos, ynadie podía comprarlos y venderlos como esclavos, en lapráctica eran esclavos, cuya misión era trabajar para sus amos.Así vino a suceder que en la sociedad clasista que establecie-ron los españoles en nuestro país, la clase más sometida, lamás explotada, estaba formada por los indios encomenda-dos, los cuales no sólo tenían que trabajar según se lo orde-naran los encomenderos, sino que no recibían ninguna pagapor ese trabajo y además tenían que producir ellos mismoslo que necesitaban para vivir.

Al comenzar el año de 1515 todos los indios que quedabaneran unos 16 mil, pues en los 21 años que habían pasado desdeque comenzó la conquista de la isla en 1493 la población india

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había prácticamente desaparecido a causa de las enfermeda-des que atacaban a los españoles y que no se conocían entre losindios —como la viruela y el sarampión—, pero también acausa de que los indios no podían acostumbrarse a los trabajosy las durezas de la vida bajo el régimen individualista o depropiedad privada que habían traído los españoles. Los españo-les mataron indios, pero nunca en proporción con los que matóel nuevo sistema de producción, el nuevo tipo de sociedad aque fueron sometidos los antiguos pobladores de esta isla.Para nosotros, hombres de hoy, tal vez resulte difícil com-prender eso; pero si nos colocamos en la época de los indiospodemos darnos cuenta de que efectivamente, los indios nopodían resistir ese nuevo tipo de vida. En primer lugar, deun día para otro todo cambió para ellos; antes vivían sobretodo de la cacería y de la pesca, dos cosas que eran comodiversiones; si sembraban algún maíz, alguna yuca, algúntabaco, era poca cantidad y nunca como trabajo fijo, sino entareas de ratos; estaban acostumbrados a vivir desnudos, ocasi desnudos, en grandes bohíos llamados caneyes, juntocon sus hermanos y hermanas, con sus padres, tíos y abue-los, con sus hijos y sobrinos, y tenían sus brujos o sacerdotesy sus jefes, que eran los caciques, así como los dioses en quecreían. Y de pronto tuvieron que pasar a trabajar varias ho-ras al día, a vivir separados, únicamente con sus mujeres ysus hijos, a obedecer a los españoles y a sufrir maltratos quenunca antes habían sufrido. El trabajo, especialmente, y lacomida cocinada, acabaron con ellos; preferían irse a morir alos montes y muchísimos murieron comiendo lodo. Todos lospueblos que han sido obligados por la fuerza a pasar de golpede un tipo de sociedad primitiva al de una sociedad másdesarrollada, han acabado desapareciendo físicamente; y esoles pasó a nuestros indios en pocos años. Pasar de una socie-dad comunitaria, sin clases, a una sociedad clasista, fue una

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experiencia mortal para nuestros indios sobre todo si se tomaen cuenta que a ellos les tocó ser una clase sometida y explo-tada, la más sometida y explotada que hubo en el país en esosaños. La raza india de nuestra isla fue la primera víctima de lasociedad clasista que trajeron los españoles a América.

Antes de desaparecer, esa raza luchó contra sus explotado-res; de manera que al establecerse en nuestro país la sociedadde clases, comenzó la lucha de clases; pero sucedió que esalucha se ha presentado en la historia como solamente de in-dios contra españoles, y la verdad es que fue de indios explo-tados contra españoles explotadores; es decir, fue en el fondouna lucha de clases, y en la apariencia una lucha de los indiospara conquistar su libertad, esto es, algo como lo que hoy sellamaría, guerra patriótica o de liberación nacional. El héroede esa guerra fue Enriquillo, el indio que se levantó en lasmontañas de Baoruco, por donde hoy está Barahona.

Al irse muriendo los indios, y al comprobarse en la prácti-ca que ellos no daban resultado en el trabajo, los altos funcio-narios españoles comenzaron a traer de África esclavos negrospara producir azúcar; de manera que durante algún tiempoademás de los indios encomendados hubo esclavos africanosque compartían con ellos la condición de la clase más explota-da. También hubo grupos de esclavos que lucharon contraesa situación; los primeros fueron unos cuantos esclavos de uningenio que tenían cerca de la Capital don Diego Colón y sumujer, doña María de Toledo. Esta sublevación ocurrió el díade la Navidad de 1522. Los esclavos rebeldes atacaron pro-piedades de españoles, mataron a algunos de ellos y se lleva-ron unos cuantos indios de los que los españoles tenían enencomienda; pero el propio don Diego Colón y algunos desus amigos persiguieron a los esclavos sublevados y les dieronalcance cerca de donde está hoy la entrada hacia San José deOcoa; mataron a unos cuantos e hirieron a otros y los demás

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se rindieron. En la historia del país se conocen varias rebelio-nes de esclavos, y en cuanto a la de los indios, la de Enriquillofue la más importante y también la última, porque despuésque Enriquillo pactó con el gobierno español apenas habíaindios en nuestra isla, y para 1547 quedaban unos 500.

Tenemos, pues, que desde que los españoles conquistaroneste país aquí se estableció una sociedad clasista, con divisiónde clases, y como resultado de esa división, indios y esclavosnegros pasaron a ser no solamente dos razas, sino además dosclases, las más explotadas; tenemos también que como resul-tado de que hubo desde el primer momento clases distintashubo también lucha de clases, y que las sublevaciones deEnriquillo y de los esclavos del ingenio de azúcar de DiegoColón fueron manifestaciones de esa lucha de clases.

Algunas personas dicen que quien hable de que aquí haydivisión y lucha de clases es comunista; porque según esaspersonas eso de división clasista y de lucha de clases fueinvención de Carlos Marx, autor, junto con Federico Engels,del llamado Manifiesto comunista. Pero no es así. Las personasque dicen eso hablan por boca de ganso, sin saber lo quedicen. Marx nació en 1818, esto es, hace 150 años; puesbien, hace más de dos mil años un sabio griego, llamadoAristóteles escribió sobre las clases y explicó que en Greciahabía varias clases; y a lo largo de los años, siglos antes deque naciera Carlos Marx, se habló de clases y de lucha declases. Por ejemplo, miles y miles de esclavos de Roma —elgran imperio de la antigüedad— se levantaron bajo la jefa-tura de uno de ellos que se llamaba Espartaco; eso sucedió1889 años antes de que naciera Carlos Marx, y ese levanta-miento fue producto de una lucha de clases, de la de losesclavos de Roma contra sus amos... Los esclavos negros deHaití se levantaron contra sus amos franceses y mulatos 27años antes de que naciera Marx; y como hemos visto, los

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indios de Enriquillo y los esclavos de don Diego Colón sesublevaron 300 años antes de que naciera Marx. El propioMarx dijo que él no había descubierto la lucha de clases;que de eso habían hablado muchos historiadores antes queél. Lo que hizo Marx fue descubrir que la lucha de clases esel motor de la historia; es decir, que los acontecimientoshistóricos son el resultado de la lucha de clases.

Eso de decir que los que hablan de las clases y de la luchade clases son comunistas es una invención hecha por los quesacan beneficios de esa lucha, y lo han inventado para asustara los que sufren las consecuencias de esa lucha a fin de queestos no lleguen a comprender nunca por qué razón son ex-plotados. Ellos saben que los luchadores que no comprendenverdaderamente por qué luchan son fáciles de engañar y dederrotar; saben que metiéndole miedo a la gente del pueblo,especialmente si son guardias y policías, huirán de todo elque les explique la verdad y lo perseguirán acusándolo decomunista. Esa propaganda se usa, pues, para que el pueblono llegue a conocer dónde está el origen de la mala situaciónen que se halla la mayoría de los dominicanos. Los que di-cen que aquí no hay división de clases son también los quedicen que la división de clases y la lucha de clases han sidoinventadas por el comunismo para acabar con las libertades.Pero cuando se sabe la verdad y se estudia la historia unotiene que preguntarse qué fue lo que pasó con los indios denuestro país, que desaparecieron hasta el último, de maneraque no sólo perdieron la libertad sino también la vida, y esosucedió porque aquí se estableció una sociedad clasista, enla que había —como hay actualmente— clases explotado-ras y clases explotadas.

No hay que tenerle miedo a la verdad ni a la acusación deque el que habla de clases y lucha de clases en la RepúblicaDominicana es comunista o enemigo del gobierno. Todo el

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que persigue a una persona porque ésta reconozca que ennuestro país hay división de clases y lucha de clases desde elaño de 1493, cuando llegó aquí la segunda expedición deColón, se pone, lo mismo si se da cuenta que si no lo sabe, alservicio de los que están aprovechándose de esa división declases; al servicio de los que sacan ventajas de esa división.Todo el que reconoce que somos una sociedad clasista y queaquí hay lucha de clases está de parte de la verdad científica yde la razón.Agosto 2 de 1970.

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SOBRE LAS RELACIONES DE PRODUCCIÓN*

¿Cómo puede saberse a qué clase social pertenece una persona?La mayoría de las gentes creen que la clase social a la que

pertenece una persona se conoce por la forma en que vive esapersona; si tiene una casa buena, propia o alquilada, y vistebien y usa automóvil, consideran que se trata de un burgués;si vive en un rancho y anda mal vestido y tiene aspecto depasar hambre, es un chiripero. En pocas palabras, abunda lagente que saca la clase social de los demás por el nivel de vidaen que se desenvuelven; y eso es incorrecto. La clase social a laque pertenece una persona se determina, o se saca, por el lu-gar que esa persona ocupa en las relaciones de producción.

¿Qué quieren decir esas palabras?Vamos a tratar de explicarlo en la forma siguiente:La sociedad humana no podía llegar adonde ha llegado si

no hubiera sido porque los hombres tienen la facultad de pro-ducir lo que consumen, como por ejemplo, la comida, la ropa,las medicinas. La humanidad vino a progresar y a aumentaren número sólo después que aprendió a producir lo que nece-sitaba. Hace miles y miles de años, cuando la población eramuy escasa, los hombres, las mujeres y los niños habitaban enlas cuevas que hallaban en su camino y se alimentaban de losfrutos, las raíces y los cogollos de los árboles y se vestían con

* Santo Domingo, Talleres Gráficos, 1970 (Colección Estudios Sociales; 2).

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pieles de los animales que mataban; pero si hubiera seguidoviviendo de esa manera la humanidad no habría adelantadoni un paso y hoy no sabríamos construir máquinas para sem-brar, cosechar, conservar y transportar los alimentos; no sa-bríamos fabricar telas, medicinas, libros, casas y edificios. Losseres humanos le deben todo lo que han progresado a la capa-cidad de producir lo que necesitan para vivir, para estudiar,curarse y divertirse. Fuera del hombre, ningún animal es ca-paz de producir lo que necesita para vivir, aunque algunos deellos llegan a fabricar sus viviendas, como sucede con los pája-ros que hacen sus nidos; y eso que hay animales muy inteli-gentes, por ejemplo, los monos y los elefantes, y los hay querepiten algunas palabras de las que les oyen a los seres huma-nos, como la cotorra y el loro.

Al desarrollarse a lo largo de los siglos el proceso de pro-ducción vinieron a quedar establecidos ciertos tipos de rela-ción de los hombres y las mujeres con todo lo que servía paraproducir algo. Lo que servía —y sirve— para producir era,en primer lugar, la tierra, de la cual se sacan directa o indirec-tamente la mayoría de los alimentos, los minerales como elhierro y muchas materias primas, como el algodón, del cualse hacen telas; en segundo lugar, sirven para la producción lasmáquinas que se usan en las fábricas y en el transporte demercancías o de pasajeros. Esas cosas que se usan en la pro-ducción de artículos necesarios para la humanidad se llamanmedios o bienes de producción.

Las personas acabaron relacionándose con los medios obienes de producción, unas como propietarias o dueñas, yotras —que forman la gran mayoría— como trabajadorasque aplican sus fuerzas a hacer producir las tierras y las má-quinas a cambio de un salario que les pagan los dueños deesos medios de producción. Debido a su condición de due-ños de esos medios de producción, estos se quedan con los

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productos, y esos productos forman parte de lo que se llamacientíficamente “capital”.

Aquellos que no son dueños ni de la tierra ni de las má-quinas ni del dinero ni de las materias primas sólo disponende sus cuerpos y de su tiempo, o lo que es lo mismo sólodisponen de lo que se llama, también científicamente, “fuerzade trabajo”, y como eso es lo único que tienen, eso es lo quevenden para poder mantenerse. ¿Y a quién se lo venden? Puesa los dueños de las tierras, las máquinas y el dinero y las ma-terias primas, es decir, a los dueños de los medios de produc-ción. Los dueños de los medios de producción se llaman capi-talistas o burgueses; los que venden su fuerza de trabajo sellaman obreros o proletarios.

Al llegar aquí tenemos que repetir de otra manera los con-ceptos que acaban ustedes de leer porque hay que aclarar cier-tas cosas debido a que abunda la gente, y hasta gente muyleída, que cae en confusiones cuando se trata de establecerqué es eso “del lugar que ocupa cada quien en las relacionesde producción”; pues sucede que una persona puede ser due-ña de uno o de todos los medios de producción, esto es, detierras, máquinas o dinero, y sin embargo puede ser que noocupe lugar alguno en las relaciones de la producción, es de-cir, puede ser que no sea un capitalista, así como se da conmucha frecuencia el caso de personas que disponen de su fuerzade trabajo, o lo que es lo mismo, de su cuerpo y de su tiempo,y sin embargo no son obreros porque no han conseguido dondetrabajar, y cualquiera de los que leen esto conoce sin duda amuchos hombres y mujeres que no están trabajando. Por ejem-plo, si usted tiene diez mil tareas de tierras buenas, en las queno se produce nada porque nadie las trabaja, usted es un pro-pietario, pero no es un capitalista; si usted tiene una fábricade cualquiera cosa, pero esa fábrica no produce nada, aunquelos edificios y las máquinas valgan un millón de pesos, usted

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es dueño de una fábrica muerta, pero no es un capitalista; siusted tiene cinco millones de pesos enterrados en un hoyo, yno usa ese dinero en ningún negocio, usted es un millonario,pero no es un capitalista. Lo que se llama científicamente “ca-pital” es únicamente la suma de los medios de producciónque están produciendo algo, más los artículos que esos me-dios están produciendo. Por eso los dueños de medios de pro-ducción que no producen pueden ser ricos, pero no son capi-talistas, no son burgueses. Con esto queda dicho que laspalabras rico y burgués no significan lo mismo, y que unhombre puede ser rico sin que sea burgués. Para que el dueñode medios o bienes de producción —sean tierras, sean má-quinas, sea dinero— pase a ser capitalista o burgués, tieneque entrar en relación económica con personas que le vendansu fuerza de trabajo, es decir, con hombres y mujeres quepasen a ser obreros o proletarios; y así mismo para que hom-bres y mujeres que disponen de fuerza de trabajo pasen a serobreros o proletarios tienen que entrar en relación económicacon un dueño de medios de producción. Esas relaciones seestablecen mediante un acuerdo en virtud del cual el dueñode los medios de producción les pagará a los que disponen desu fuerza de trabajo tantos pesos por día o por semana o pormes de trabajo a cambio de que estos trabajen para él tantashoras diarias o semanales o mensuales.

Como ustedes ven, para que se den las relaciones de produc-ción es necesario que además de la relación de las gentes con losmedios de producción se establezcan a su vez relaciones pro-ductivas entre dos clases de personas diferentes; entre aquellasque poseen los medios de producción y las que venden sufuerza de trabajo. Antes de que se establezcan esas relacioneseconómicas y productivas, ni los primeros son capitalistas nilos segundos son obreros; pues los primeros son únicamentedueños de algo que sirve para producir y los segundos son

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exclusivamente dueños de su fuerza de trabajo, y si no seponen de acuerdo, si no llegan a un acuerdo para reunir am-bos factores de la producción, no se produce nada; pero tanpronto se han puesto de acuerdo, los últimos empiezan a tra-bajar con las máquinas y las materias primas y la tierra y co-mienzan a salir los productos que la gente va a consumir; esdecir, ha comenzado a producirse lo que se llama capital, y losdueños de los medios de producción quedan convertidos encapitalistas o burgueses y los que trabajan las máquinas o latierra han quedado convertidos en obreros o proletarios.

Como se advierte, se han establecido unas relaciones deproducción determinadas, en las cuales una clase ocupa unlugar, el lugar de los capitalistas, y otra clase ocupa otro, ellugar de los obreros; por esa razón la clase social a que perte-nece una persona se determina por el lugar que ocupa en lasrelaciones de producción, no por su nivel de vida ni por lariqueza que posea. Supongamos que un hijo de un hombremuy rico, de un millonario, tiene el capricho de entrar a trabajaren una fábrica como obrero, cosa que ha pasado ya más de unavez en otros países; pues bien, mientras es obrero, sea por unmes, por un año o por dos años, ese hijo de millonario es unobrero, porque el lugar que ocupa en las relaciones de produc-ción es el de un obrero, no el de capitalista. Si ese joven salede la fábrica en un auto pescuezo largo y va a dormir a la casade su papá, que es lujosa y tiene piscina, diremos que su nivelde vida es el de un ricacho, y sin embargo su lugar en lasrelaciones de producción, que está determinado por el papelque desempeña en la fábrica, es el de un proletario.

¿Hubo siempre en nuestro país capitalistas o burgueses yobreros o proletarios?

No. Por ejemplo, cuando los reyes de España les dierongrandes extensiones de tierra a los altos empleados españolesque desempeñaban funciones de gobierno aquí, les dieron

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con esas tierras medios de producción, y después, como dijeen el folleto anterior*, repartieron a los indios entre esos altosempleados a fin de que los dueños de las tierras los pusieran atrabajar en ellas, esto es, las pusieran a producir; un poco mástarde el rey de España les prestó dinero a esos señores paraque compraran negros esclavos que trabajaran en lugar de losindios, pues pronto se probó que los indios no rendían eltrabajo que les exigían y se fugaban, se enfermaban, se suici-daban o se morían. Como puede apreciarse, ni los indios re-partidos o encomendados ni los esclavos comprados vendíansu fuerza de trabajo; no recibían un salario a cambio de sufuerza de trabajo, y por lo tanto no eran obreros o proletarios.Por esa razón, los dueños de las tierras, en esos tiempos denuestro país, no se convirtieron en capitalistas o burgueses;fueron simplemente oligarcas, que disponían de indios y deesclavos negros como hubieran dispuesto de caballos o demulos; que adquirieron indios y esclavos como si hubieransido cosas, instrumentos de trabajo. En nuestro país no tuvi-mos durante más de tres siglos lo que se llama una burguesíasino una oligarquía esclavista. Yo mismo cometí el error dellamarle burguesía a esa oligarquía esclavista en un libro quese llama Composición social dominicana: Historia e interpretación,de manera que no puede extrañarme que otros le llamen bur-guesía, pero desde luego es una equivocación. Científicamen-te, los dueños de esclavos y los que disponían de indios enco-mendados eran oligarcas, no burgueses. Aunque en nuestropaís hubo un corto período de menos de dos años en que laesclavitud estuvo abolida por disposición del general haitianoToussaint Louverture —de principios de 1801 a mediadosde 1802—, la verdad es que la esclavitud existió en Santo

* Sobre la división de clases en la República Dominicana. Cfr., pp.3-16, de este volu-men (N. del E.).

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Domingo hasta el año de 1822, cuando la abolió otro generalhaitiano, el presidente Jean-Pierre Boyer.

¿Qué pasó en 1822, al quedar abolida la esclavitud? ¿Pa-samos entonces a tener burguesía?

No; no pasamos a tener burguesía porque la pobreza y elatraso del país no lo permitían. Después del 1800 la burgue-sía comercial de algunos países europeos tenía representantesaquí, especialmente en Puerto Plata, dedicados a comprar ta-baco y a importar algunos artículos, especialmente tejidos yherramientas agrícolas como hachas, machetes y picos; esosrepresentantes de la burguesía comercial extranjera usaban alos pequeños comerciantes de Santiago como intermediariospara comprar el tabaco y para vender los artículos de importa-ción, y en la Capital se desarrolló también un pequeño co-mercio; pero como veremos en otra oportunidad, los peque-ños comerciantes de entonces, así como los cosecheros de tabaco,eran pequeños burgueses; no formaban una burguesía.

Volviendo atrás, repetimos que los indios acabaron convir-tiéndose en una clase —la primera clase explotada en nuestropaís—, pero desaparecieron rápidamente y pasaron a ser sus-tituidos, como clase explotada, por los esclavos negros. Si su-ponemos que el lugar que ocupa hoy la burguesía en las rela-ciones de producción de un país desarrollado fue ocupado enel nuestro por la oligarquía esclavista, tenemos que llegar a laconclusión de que el lugar que ocupan actualmente los obre-ros corresponde al que ocupaban entonces los esclavos. Sinembargo, ésa sería una apreciación falsa, pues aunque la gen-te diga que la historia se repite, no es verdad que se repite; loque pasa es que cada cierto tiempo ocurren cosas parecidas aotras que ya han ocurrido. En primer lugar, la explotación aque fueron sometidos los esclavos en dos épocas cortas de nues-tra historia fue mucho más dura que la que sufren los obrerosactualmente; pero también hay que aclarar que durante los tres

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siglos que duró la esclavitud en nuestro país, con la excepciónde las dos épocas a que nos hemos referido hace un momento,los esclavos de aquí fueron tratados de manera bastante dife-rente a como fueron tratados los de Haití, Cuba y los EstadosUnidos en los siglos XVIII y XIX.

¿Por qué hubo esa diferencia? ¿Era que los amos de escla-vos de Haití, Cuba y los Estados Unidos eran personas másmalas y más explotadoras que los amos de nuestro país?

No; la causa no estaba en la maldad o en la bondad de losamos. Los amos de Santo Domingo eran menos crueles y ex-plotadores de sus esclavos que los de Haití, Cuba y los Esta-dos Unidos porque en nuestro país se producía para vivirmientras que en esos otros países se producía para ganar dine-ro. La oligarquía esclavista de Haití, Cuba y los Estados Uni-dos producía azúcar, algodón y otros artículos para venderlosen Europa, y la nuestra, que no vendía su producción en Eu-ropa, producía, maíz, yuca, reses, y en general lo que necesi-taba para alimentarse, y vendía en Europa un poco de made-ra, cueros de reses, cera de abejas y algún tabaco, y para produciresos artículos no necesitaba usar grandes cantidades de escla-vos. Los esclavos de Santo Domingo trabajaban en estancias yconucos o como sirvientes en las casas de familia. Por eso laesclavitud de nuestro país, salvo las dos épocas en que produ-jimos azúcar, fue lo que se llama una esclavitud patriarcal.

La oligarquía esclavista de Santo Domingo comenzó, allápor el 1520 y tantos, produciendo azúcar de caña que se ven-día en España, lo que quiere decir que en sus primeros tiem-pos esa oligarquía producía para el comercio internacional yno para satisfacer las necesidades de la población del país. Enlenguaje científico se dice que su finalidad era producir capi-tal, y como en el régimen oligárquico sólo podía obtenersecapital sacándolo de lo que no se le pagaba al trabajador, queera el esclavo, cuanto más producía el esclavo más capital se

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obtenía; por eso las oligarquías esclavistas de Haití, Cuba ylos Estados Unidos disponían de enormes cantidades de es-clavos y se enriquecieron de manera asombrosa, y por eso ha-cían trabajar a sus esclavos de manera tan brutal que en algu-nos ingenios de azúcar de Cuba los esclavos trabajaban entiempos de zafra hasta 20 horas diarias. Un sólo dato bastapara apreciar cómo eran explotados los esclavos de países comoHaití, Cuba y los Estados Unidos, y es éste: los años de traba-jo útil de un esclavo en esos países eran siete, mientras queahora se calcula que los de un obrero pasan de treinta. Quieredecir que a un esclavo se le sacaba entonces en siete años eljugo de toda la vida y el equivalente de lo que se le saca ahoraa un obrero en más de treinta años.

La oligarquía esclavista de Santo Domingo no prosperóporque España no podía consumir azúcar en cantidades im-portantes y prohibió que el azúcar que fabricábamos aquí sevendiera en otros países; así, a los cuarenta o cincuenta añosde haber comenzado nuestra producción de azúcar nuestraoligarquía esclavista estaba en quiebra y tardó más de dossiglos en volver a levantar cabeza, pero la levantó por untiempo muy corto y en forma limitada. La primera época delo que podríamos llamar buenos tiempos de esa oligarquíafue entre 1520 y 1570; la segunda fue de 1760 ó 1765 a1790 ó 1795. Fuera de esas dos épocas, como se ha dicho, laesclavitud en Santo Domingo fue lo que se llama científica-mente “patriarcal”.

¿Qué quiere decir eso?Quiere decir que los esclavos eran tratados como se trataba

a los dependientes o clientes en los tiempos patriarcales, cuandola producción tenía como única finalidad alimentar y vestir alcorto número de personas que vivían bajo la jefatura de unpatriarca. (La palabra dependiente usada en estas líneas no sig-nifica empleado; quiere decir que dependía de un superior; y la

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palabra cliente no quiere decir una persona que le compra ha-bitualmente algo a un pulpero; el cliente de los tiempospatriarcales era algo parecido a lo que en Santo Domingo lla-mamos agregado, esto es, una persona agregada a una familia).

Para darnos cuenta de la diferencia que había entre la oli-garquía esclavista de otros países y la oligarquía esclavista delnuestro, debemos conocer algunos números. Por ejemplo,mientras en Haití había medio millón de esclavos en SantoDomingo había unos quince o veinte mil; es más, allá por losaños de 1780 a 1790, los amos de Haití compraban cada añomás esclavos que todos los que había en nuestro país. Cuandose presentó la primera quiebra de la oligarquía azucarera deSanto Domingo cesó la compra de esclavos. ¿Por qué? Porquedejó de ser negocio pagar dinero por ellos debido a que el dine-ro que se gastaba en comprarlos no iba a dar beneficios. Laesclavitud siguió existiendo, pero a base de los hijos, los nietosy en general los descendientes de los esclavos que se habíancomprado antes de 1550; y otra vez volvieron a comprarse es-clavos, aunque en número corto, allá por el 1750 y tantos hastaque se presentó la segunda quiebra a raíz de haber comenzadola Revolución de Haití, que empezó en agosto de 1791.

Tenemos, pues, que en tres siglos, durante más de dos laesclavitud de Santo Domingo tuvo carácter patriarcal, y esoobedeció al tipo de producción que predominaba en el país;una producción de estancias, conucos y hatos de vacas casicimarronas; una producción destinada más que nada a la ali-mentación de la corta población que teníamos. De esa pro-ducción, los artículos que se vendían en el extranjero eranpocos, y su producto servía para comprar lo que no producía-mos y necesitábamos. En los tiempos de la riqueza de Haití,le vendíamos reses, caballos, mulos y andullos. En pocas pala-bras, éramos un país muy pobre, y en algunas épocas de esostiempos, más que pobre, pobrísimo.

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¿Cuáles eran las relaciones de producción de nuestro paísen los tiempos de la esclavitud patriarcal? O si hacemos lapregunta con otra intención, ¿cuáles eran las diferencias entreel sector explotador, compuesto por los amos de esclavos, y elsector explotado, compuesto por los esclavos?

Eran unas relaciones de producción propias de un país ca-pitalista sin ningún desarrollo capitalista, y al decir esto en-tramos en un terreno que exige ciertas explicaciones.

Cuando se dice que algo es objetivamente esto o aquello,se quiere decir que de acuerdo con lo que se ve, lo que está ala vista es así o asá. La palabra “objetivamente” significa queel asunto o el problema de que está hablándose se observa y seestudia por fuera, como si fuera un objeto. Pues bien, objeti-vamente, como en Santo Domingo había amos de esclavos yhabía esclavos, se tiene la impresión de que las relaciones deproducción de nuestro país eran en esos tiempos iguales a lasde otros países, como Haití, Cuba o los Estados Unidos, y sieran iguales debían ser iguales los papeles que desempeñabanaquí los amos y los esclavos y por lo tanto los resultados de-bían ser también iguales. Pero si eran iguales objetivamente,porque los amos eran propietarios de los esclavos y teníansobre estos los mismos derechos que tenían sobre los suyos losamos de Haití, Cuba y los Estados Unidos, resultaba quesubjetivamente no lo eran. Ahora bien, la palabra“subjetivamente” significa lo contrario de la anterior —obje-tivamente—; significa no lo que se ve por fuera sino lo quehay por dentro de las cosas; significa la realidad íntima de loshechos, en su esencia, en lo profundo de ellos; y se refiere aaquello que no se ve por fuera pero es lo que verdaderamentedetermina que una cosa sea lo que es y no lo que parece ser.Objetivamente, nuestra sociedad era igual a la de Haití, Cubay los Estados Unidos, porque estaba compuesta por amos arribay esclavos abajo; pero aquéllos producían capital y nosotros

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no, y por eso aquéllos tenían oligarquías riquísimas y noso-tros amos de esclavos pobres. En la apariencia, las relacionesde producción de nuestro país eran iguales a las de aquellospaíses; pero como la producción de ellos estaba destinada a laventa en Europa, y la de nosotros era de artículos para ir vi-viendo, al ser diferentes las dos producciones, las relacionesde producción eran realmente distintas. Así tenemos que sal-vo dos épocas que en total no llegaron a sumar más de sesentaaños, durante los trescientos años de la esclavitud la oligar-quía esclavista de Santo Domingo vino a ser diferente de lasoligarquías esclavistas de Haití, Cuba y los Estados Unidos,porque la de esos países era una esclavitud capitalista y lanuestra era una esclavitud patriarcal, y eso determinó que eldesarrollo dominicano no fuera igual al de esos países.

En los documentos históricos de aquellos tiempos hay des-cripciones del género de vida que hacían los amos cuandoiban a sus hatos de reses, y resulta que era igual al de susesclavos. Comían el mismo tipo de comida que los esclavos,vivían en ranchos y bohíos de piso de tierra junto con ellos ytrabajaban también junto con ellos. Hay informes de amosque alquilaban a sus esclavos para cobrar lo poco que estospodían ganar trabajando para otras personas; y eso nos indicaque para muchos amos no era negocio usar a sus esclavos enexplotaciones propias.

Esa situación determinaba que la lucha de clases en nues-tro país fuera mucho menos violenta que en Haití, por ejem-plo, donde esa lucha provocó una revolución que fue de lasmás terribles y complejas que ha conocido la historia moder-na; menos violenta que la de Cuba, donde la lucha de escla-vos contra amos fue muy dura y al fin quedó injertada dentrode la guerra de independencia que comenzó en 1868, y me-nos violenta que la de los Estados Unidos, donde acabó pro-vocando la llamada Guerra Civil o de Secesión que estalló en

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abril de 1861 y duró hasta abril de 1865. Como es claro,aunque la esclavitud nuestra fuera patriarcal, los esclavos nopodían estar contentos, porque no recibían salario a cambiode su trabajo y tenían un nivel de vida bajísimo. Es verdadque no trabajaban doce, quince o veinte horas diarias bajo ellátigo de los capataces; no los encerraban de noche para dor-mir en celdas; no les ponían cepos en las piernas cuando ha-cían algo que molestaba a los amos, cosas que les hacían a losesclavos de los Estados Unidos, de Haití y de Cuba; pero nose les pagaba ni un centavo por su trabajo, de manera quevivían con lo que ellos mismos producían, como Dios les ayu-daba, y esa situación no podía ser agradable para ellos.

Si los amos de esclavos no sometían a estos a una explota-ción despiadada, el resultado era un aminoramiento de la lu-cha de clases, y en consecuencia, un estado general del paíscon muy pocos acontecimientos históricos de importancia enque tomaran parte los esclavos como iniciadores o como fuer-za decisiva; y efectivamente así fue. El cimarronaje, es decir, lafuga de esclavos que se iban a los montes y atacaban de vez encuando algunos lugares, fue menos violento en nuestro paísque en Jamaica, en Haití o en Cuba.

Aunque la oligarquía esclavista, así fuera patriarcal, termi-nó entre nosotros en 1822, en este siglo hemos tenido unnuevo tipo de oligarquía que no descansa en la esclavitud; yen el futuro hablaremos de esta oligarquía. Por ahora lo quedebe decirse es que alguna gente ha creído que las relacionesde producción que había en Santo Domingo en los primerossiglos de nuestra historia eran feudales, y por eso se ha habla-do a menudo de economía feudal, de feudalismo y de señoresfeudales en nuestro país. Pero se trata de una confusión. EnSanto Domingo no se conocieron nunca las relaciones feuda-les de producción. La reina Isabel la Católica pretendió esta-blecer aquí algo parecido al feudalismo cuando ordenó las

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encomiendas de indios; y sin embargo ya para entonces enCastilla, que era la parte de España de la cual era ella reina, nohabía feudalismo y los propios conquistadores españoles quehabía en nuestra isla no tenían idea de cómo había sido eserégimen; por eso convirtieron rápidamente el sistema de lasencomiendas en esclavitud y la esclavitud de hecho, aunqueno legal, de los indios condujo inmediatamente a la esclavi-tud legal de los negros africanos. El sistema esclavista no erafeudal; era oligárquico, y su definición científica es oligar-quía, no feudalismo.Santo Domingo,10 de agosto de 1970

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SOBRE LA FORMACIÓN DE LA BURGUESÍA*

El folleto número 2** de esta serie terminaba diciendo que ennuestro país no hubo nunca feudalismo; que el sistemaesclavista no era feudal sino oligárquico, y que su definicióncientífica es oligarquía, no feudalismo; y parece, en conse-cuencia, que si el feudalismo no funcionó entre nosotros nodebe hablarse de él. Pero sucede que el feudalismo fue unaetapa histórica muy importante porque en el seno del feuda-lismo se formó la burguesía, así como en el seno de la burgue-sía se formó el proletariado, de manera que si queremos cono-cer la burguesía y el capitalismo, que fue la creación de laburguesía, debemos tener algunas ideas acerca de lo que fueel feudalismo.

En el sistema feudal se establecieron relaciones de produc-ción entre el campesino o siervo y el noble o señor feudal. Elseñor era dueño de un territorio determinado o tenía sobreese territorio toda la autoridad del dueño, porque ejercía esaautoridad a nombre de un monarca o rey, como sucedía, porejemplo, en los tiempos de Carlomagno. El señor feudal ledaba al siervo una cantidad de tierra y el siervo tenía quedarle al señor feudal parte de lo que producía, o varios días de

* Santo Domingo, Talleres Gráficos, 1970 (Colección Estudios Sociales; 3).* * Sobre las relaciones de producción, Santo Domingo, Talleres Gráficos, 1970 (Colec-

ción Estudios Sociales; 2). Cfr., pp.17-31 del presente volumen (N. del E.).

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trabajo al año en las tierras del señor, o ambas cosas. Como seve, el siervo tenía obligaciones con el señor, pero sucedía quetambién el señor tenía obligaciones con el siervo. Una de ellasera que el señor no podía en ningún caso separar al siervo de latierra en que ese siervo producía lo que él y su familia necesita-ban para vivir. Si el señor vendía al siervo tenía que venderlo otraspasarlo junto con esa tierra, y el que lo recibía o comprabatenía que recibirlo o comprarlo junto con esa tierra y tampocopodía sacarlo de ella. Científicamente se dice que en el régimenfeudal el siervo estaba adscrito a la gleba, y gleba quería decirtierra; por eso se habla de los siervos de la gleba, es decir, de loscampesinos que no podían ser separados de la tierra donde tra-bajaban para sostener a sus familias. Cuando había guerra, elsiervo tenía que ir con el señor como soldado; pero en cambio elseñor tenía que proteger al siervo y a su casa contra cualquierenemigo que los atacara; además, el señor estaba obligado ahacerle justicia al siervo ante cualquiera que le causara daños operjuicios, así fuera un hermano del señor. Como pueden uste-des comprobar leyendo la historia dominicana en nuestro paísno sucedió en ningún momento nada parecido a eso. Cuandose dice que aquí hubo servidumbre de la gleba se está diciendoun disparate; nunca hubo en Santo Domingo siervos de la gle-ba ni ninguna otra manifestación de feudalismo.

Durante algunos siglos la producción de los llamados seño-ríos feudales fue principalmente agrícola; pero cuando la po-blación de Europa comenzó a aumentar y se mejoró la técnicade la siembra, de la cosecha y de la crianza de animales, empezóa haber producción sobrante y comenzaron a desarrollarse almismo tiempo la producción de artículos hechos a mano y elcomercio. Los primeros eran fabricados por los llamados artesa-nos y el comercio era hecho por los llamados mercaderes. Pocoa poco los artesanos fueron aumentando en número y acabaronorganizándose bajo la jefatura de maestros y con la ayuda de

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aprendices; cada vez era mayor la división del trabajo hastaque allá por el siglo X —años del 900 al 1000— ya habíauna parte de la población formada por artesanos, otra porcampesinos o siervos y otra por mercaderes; los artesanos y losmercaderes pasaron a establecerse alrededor de los castillosdonde vivían los señores feudales, y así fue como al pie de esoscastillos se formaron pequeñas ciudades que se llamaronburgos. Todavía hoy llevan ese nombre grandes ciudades deEuropa, como Burgos, en España, o como Hamburgo, enAlemania, y en varios países europeos el síndico o alcalde sellama burgomaestre, palabra que significa el maestro o jefe dela ciudad. A los campesinos o siervos se les prohibía vivir enlos burgos y la gente comenzó a diferenciarse entre siervos ohabitantes de los campos y burguesas o habitantes de losburgos. Los burgos feudales eran generalmente pequeños, demil o a lo sumo dos mil personas, pero la extensión de losseñoríos podía ser grande y hasta muy grande. En Europallegó a haber un número muy alto de señoríos feudales.

El señor feudal era la máxima autoridad en su señorío; élera quien daba sentencia como único juez; era el jefe militar,el que ordenaba hacer monedas y establecía los impuestos.Aunque por encima de los señores feudales de un país estabael rey, la verdad era que el rey tenía muy poca autoridad sobrelos señores feudales, y casi siempre la única autoridad queestos respetaban era la del cura, pues en esa época todo elmundo respetaba enormemente al cura y al Papa. En algunosde los señoríos feudales el señor era un tirano sanguinario,pero en otros no sucedía así, y las costumbres feudales produ-cían un equilibrio entre la autoridad del señor y los derechosde los siervos, los mercaderes y los artesanos.

Ese equilibrio fue roto por el aumento de la población, porel aumento de la producción y por el descubrimiento de mi-nas de oro en Europa. Debido al aumento de la población y el

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mejoramiento de las técnicas aumentó la producción, y así,en unos señoríos feudales sobraba, por ejemplo, la lana deoveja, que se usaba en hacer telas, y en otro sobraban cuerosde res, que se usaba en hacer sillas de montar o de casa, y losmercaderes se encargaban de llevar a un lugar lo que sobrabaen otro y de adquirir en tal sitio lo que faltaba en tal otro; almismo tiempo parte de la población sobrante pasó a aumen-tar el número de los artesanos, de manera que los mercaderestuvieron artículos hechos a mano para vender, y por últimolas minas de oro permitieron hacer más monedas, con lo cualel comercio se facilitó mucho. El comercio, pues, se convirtióen una actividad muy importante, apoyada por los señoresfeudales, que recibían de él muchos beneficios, primero, por-que sus señoríos se enriquecían, y segundo, porque ellos co-braban más impuestos; por esa razón los mercaderes se con-virtieron en personas muy apreciadas por los señores, ycomenzaron a disfrutar de ventajas gracias a las cuales fueronampliando sus negocios, ganando más dinero y haciéndosecada vez más poderosos. Poco a poco, la palabra burgués, queantes quería decir habitante de un burgo, pasó a ser aplicadasólo a los ricos de cada burgo. Fue así como se formó en susinicios lo que hoy llamamos burguesía, aunque como se ex-plicó en el folleto número 2*, actualmente las palabras rico yburgués no significan lo mismo.

La burguesía, que surgió del seno del feudalismo, iba aacabar con éste. ¿Por qué? Porque llegó el tiempo en que elsistema feudal obstaculizaba el desarrollo de la burguesía.Cuanto más rica se hacía, más necesitaba la burguesía exten-der sus negocios por lugares lejanos, pero en Europa habíamuchos señores feudales, y eso quería decir muchos impues-tos diferentes, muchos permisos de los señores para ir de un

* Cfr., Sobre las relaciones de producción, pp.17-30 de este volumen (N. del E.).

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señorío a otro, y cada permiso costaba dinero; además, cuan-do un señor feudal veía que los burgueses estaban ganandomucho dinero subía los impuestos o exigía parte de los bene-ficios del burgués; por otra parte, cuando un señor feudal seenredaba en guerra contra otro los negocios se paralizaban y aveces los burgueses perdían todo lo que tenían; la producciónde los artesanos bajaba y los siervos tenían que ir a la guerracon sus señores. Llegó, pues, el momento en que los burgue-ses tenían intereses encontrados con los señores feudales, loque quiere decir que comenzó la lucha de clases de los bur-gueses contra los señores feudales.

En esa lucha, que duró varios siglos, los burgueses tuvie-ron como aliados a los artesanos y a los siervos campesinos,porque ellos también querían y necesitaban libertades y se-guridades; pero además los burgueses se aliaron a los reyes,que necesitaban más poder para someter a los señores feuda-les. Sucedía que la autoridad de los reyes dependía muchasveces del apoyo que les dieran los señores feudales de sus rei-nos; y entre esos señores feudales había algunos tan poderososcomo el rey, y a veces más poderosos que él, y por eso erafrecuente que un rey tuviera que combatir contra uno de susseñores feudales. Los burgueses les proporcionaron a los reyesdinero a cambio de que estos les concedieran privilegios, comoel de llevar los productos de tal punto a tal punto sin pagarimpuestos, como el de fabricar tal o cual artículo en tal o cualburgo o ciudad, el de vender determinados artículos con taleso cuales beneficios; en algunos casos consiguieron el privile-gio de llevar hombres armados cuando llevaban mercancíasde un sitio a otro. Fue así como a un mismo tiempo fueronfortaleciéndose los reyes y los comerciantes y debilitándoselos señores feudales. La historia enseña que en esa larga luchade clases entre la burguesía y los señores feudales, la burgue-sía pudo triunfar al fin porque supo aliarse a todas las fuerzas

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que necesitaban acabar con el feudalismo, como los reyes, losartesanos y los campesinos. Hasta el día de hoy, ninguna claseen lucha contra otra clase ha podido obtener la victoria por sísola, y por esa razón se dice que lo más importante en lasluchas políticas —que son también luchas de clases— es sa-ber con claridad quién es el enemigo y quiénes deben ser losamigos o aliados. Es verdad que después que ganó en su largabatalla contra el feudalismo, la burguesía se alió a los reyespara explotar a los artesanos y los campesinos; pero tambiénes verdad que acabó eliminando al feudalismo.

El proceso del desarrollo de la burguesía y de la desapari-ción del feudalismo duró siglos y no fue parejo en todas par-tes. Por ejemplo, en la pequeña república de Florencia, Italia,la burguesía estaba muy avanzada y había tomado el poderpolítico antes que en otros lugares. En el año 1200 y tantosen Florencia había bancos y una industria de telas de lana queempleaba miles y miles de trabajadores, y los burgueses deFlorencia hacían negocios en muchos países; sin embargo, enFrancia los descendientes de los antiguos señores feudales con-servaban en 1789 muchos de los privilegios de sus antepasa-dos, como el de cobrar impuestos a los artículos que pasabanpor sus tierras.

Cuando se descubrió nuestro país esos restos del antiguoorden feudal tenían ya poca significación en los países másimportantes de Europa. En muchos de ellos había terminadola Edad Media, que fue la época del feudalismo, y había co-menzado la época del llamado capitalismo primitivo. Pero enEspaña el sector social más poderoso no estaba compuesto porburgueses sino por grandes nobles latifundistas. Como enEspaña había habido una guerra contra los árabes que habíadurado más de siete siglos, los reyes adquirieron autoridadsobre los señores feudales antes que en otros países, pero almismo tiempo llegaron a acuerdos con esos señores feudales y

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les dieron grandes extensiones de las tierras que iban quitán-doles a los árabes; de esa manera los antiguos señores feudalesquedaron convertidos en grandes nobles latifundistas. Segúnun historiador español llamado Vicens-Vives, el feudalismoespañol fue atípico, lo que significa que no fue típico, que nofue igual al feudalismo del resto de Europa. En España, yespecialmente en Castilla, en vez de los burgueses apoyarseen los reyes y estos en ellos para luchar contra los señoresfeudales, los señores feudales se entendieron con los reyes yunos y otros se hicieron concesiones para aplastar a los bur-gueses. Por esa razón aunque llegó a ser el imperio más gran-de conocido en la historia del mundo, y en ese imperio esta-ban las más grandes riquezas de la tierra, España no pudodesarrollarse como país capitalista y acabó siendo el más po-bre de Europa, pues sin una burguesía que encabezara la for-mación y el desarrollo del capitalismo no era posible lograrese desarrollo debido a que el capitalismo y su expansión fue-ron la obra de la burguesía, y donde ésta no era fuerte y pode-rosa no podía haber capitalismo fuerte y poderoso, aunquehubiera muchas riquezas. Solamente la burguesía sabía cómousar las riquezas de tal manera que produjeran artículos parael consumo de las gentes y sólo ella sabía cómo hacer circularesos artículos de tal manera que unos los vendieran y otros loscompraran, aquí, allá y más allá.

La era del capitalismo, no en un país sino en toda Europay en América, comenzó a ser dominante en su forma mercan-til en el siglo XVI, es decir, después de 1500, cuando empeza-ron a llegar a Europa grandes cantidades de oro y de plata delPerú y de México. Ese oro y esa plata eran sacados de Américapor los españoles, pero como España no tenía una burguesíadesarrollada, no podía tener, y no tenía, una producción desa-rrollada; por esa razón el oro y la plata que España recibía deAmérica iban a dar a Francia, a los países de Flandes, que hoy

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se llaman Holanda y Bélgica, a Italia, a Alemania; en fin, a lospaíses donde se producían los artículos que necesitaban Espa-ña y América. Así, el oro y la plata de América sirvieron paradesarrollar la producción y el comercio de los países de Euro-pa, y con ese desarrollo se fortalecían las burguesías de esospaíses más y los países donde ellas actuaban pasaron rápida-mente a ser más importantes que España y sus burguesíaspasaron a aumentar en número y en riquezas. Inmediatamen-te después esas burguesías, especialmente las de InglaterraHolanda y Francia, comenzaron el negocio de comprar escla-vos en África, pagando por ellos ron, telas, armas, para ven-derlos en América a precios altísimos, y con ese comercio au-mentaron más sus riquezas y su poder. El negocio de comprary vender esclavos fue uno de los más grandes y de los que másbeneficios dejaron, durante tres siglos, a las burguesías euro-peas. Para nosotros, la época mundial del capitalismo llama-do comercial no empezó con una burguesía puesta a la cabezadel país sino con una oligarquía esclavista, y como vimos enel folleto número 2*, esa oligarquía esclavista duró hasta 1822y en la mayor parte del tiempo fue una oligarquía esclavistapatriarcal, pobre y hasta muy pobre. Es importante tener esoen cuenta, porque es precisamente en ese retraso de nuestropaís, comparándolo con los de Europa, donde está la explica-ción de nuestro retraso económico, social y político actual.

El capitalismo fue creado por la burguesía y ésta se formóen el seno mismo del sistema feudal y luego pasó a extender elcapitalismo por toda Europa y por América, y más tarde loextendería al resto del mundo; y desde que apareció, el capi-talismo fue impuesto por la burguesía mediante la violencia.Millones de indios de América murieron a causa de esa vio-lencia; en algunas partes, como en nuestra isla, en Cuba, en

* Cfr., Sobre las relaciones de producción, pp.17-30 de este volumen (N. del E.).

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Puerto Rico, en Jamaica, no quedó un solo indio. Millonesde africanos fueron muertos en África en las luchas para con-vertirlos en esclavos a fin de traerlos a nuestros países paravenderlos; varios millones murieron en los buques cuando lostraían de África para acá, muchos de ellos debido al maltratoy al hambre que pasaban. Todos esos grandes crímenes secometían con el único fin de ganar dinero, pues el que logra-ba reunir dinero, aunque fuera asesinando, quemando, ro-bando, podía comprar bienes de producción, o lo que es lomismo, tierras, negocios, fábricas y esclavos, y si se establecíaen Europa, donde no había esclavos, podía comprar fuerza detrabajo, es decir, podía contratar obreros. En pocas palabras,con dinero se podía pasar a ser burgués, de manera que eldinero pasó a ser el objeto más buscado por los que aspirabana entrar en el número de los burgueses, y como los gobiernosnecesitaban dinero, se pusieron al servicio de las burguesías, yasí fue como vino a suceder que cada gobierno —que enton-ces eran generalmente encabezados por un rey— apoyaba alos burgueses de su país contra los gobiernos y los burgueses deotros países, lo cual daba lugar a guerras que a su vez costabanmiles y miles de vidas y destrucciones de ciudades y de regio-nes enteras; es decir, las luchas de clases pasaron a un plano másalto y se convirtieron, por un lado, en luchas de las burguesíasde cada país contra las de otros países, cada una de ellas apoya-das por su gobierno, y por otro lado en luchas de los artesanos,convertidos en obreros, y de los campesinos contra la burgue-sía, y de ésta contra artesanos y obreros y campesinos.

Las luchas de las burguesías de algunos países contra lasde otros países tenían como finalidad arrebatarse tierras,minas o puntos comerciales importantes, y por eso en Euro-pa partes de un país pasaban a manos de otro país, y paísescomo Inglaterra, Francia y Holanda se dispusieron a arran-carle a España algunos de los territorios que tenía España en

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América. Como nosotros éramos uno de esos territorios,nuestro país fue atacado varias veces; una vez, por ejemplo,por el célebre Francis Drake, inglés, que tomó la ciudad deSanto Domingo; otra vez por los ingleses Penn y Venables,que fueron derrotados antes de tomar la Capital, y cuandoiban de retirada tomaron la isla de Jamaica, que desde en-tonces pasó a ser inglesa, hasta el día de hoy. Varias veces lospiratas atacaban puntos de nuestro país. En esas luchas, Es-paña, que era más débil que sus enemigos porque como seexplicó ya no alcanzó a desarrollarse como país capitalistadebido a que no llegó a tener una burguesía fuerte, perdiómuchos territorios que pasaron a ser ingleses, franceses, ho-landeses y hasta daneses y suecos, y esa es la causa de que enAmérica haya ahora varios países de lengua inglesa, comoCanadá y los Estados Unidos, Jamaica y Trinidad, Barbadosy la Guayana Inglesa; o de origen francés, como Haití,Martinica, Guadalupe y la Guayana Francesa; u holandeses,como Curazao, Aruba, Saba, San Martín y la Guayana Ho-landesa. Hasta mediados del siglo pasado hubo una isla sue-ca, San Bartolomé, y hasta 1917 hubo varias danesas o di-namarquesas, como Santomas, Saint John y otras de lasllamadas Islas Vírgenes. En el folleto número 4* se explicarácómo y por qué una parte de nuestra isla acabó siendo france-sa y de manos de Francia pasó a ser la República de Haití. Ladivisión de nuestra isla en dos países es uno de los resultadosde las luchas de las burguesías europeas por arrebatarse tie-rras que necesitaban para aumentar y extender su poderío, ycomo en el caso de nuestro país eso nos tocó directamente,trataremos ese punto en el próximo folleto**.

* Cfr., Sobre las causas de los ataques a Santo Domingo en los siglos XVI y XVII (I),pp.45-58 de este volumen (N. del E.).

** Ibid. (N. del E.).

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Pero mientras tanto ahora conviene explicar que el sistemacapitalista, creado e impulsado por la burguesía, enriquecidopor el comercio mundial de artículos que se producían tantoen Europa como en América, llegó a su punto más alto dedesarrollo cuando comenzaron a usarse hacia el 1765 las má-quinas de vapor, es decir, las que funcionaban a base de aguahirviente; esas máquinas fueron dedicadas a producir telas,primero, y después se aplicaron a muchas cosas, entre ellas alferrocarril y a los vapores o buques; entonces fue cuando na-ció la burguesía industrial, y con ella el capitalismo indus-trial. A esa época se le llama la de la Revolución Industrial.Después se descubrió el uso de la electricidad y se inventaronlos motores de gasolina, que dieron pie para el invento delautomóvil y el avión. Debido a que en su época se produjeronesos inventos y muchos otros, así como debido a su capacidadpara ponerlos a funcionar en el mundo entero, se dice que elcapitalismo industrial ha sido la fuerza más revolucionaria queha conocido la humanidad; y en efecto lo fue porque revolu-cionó la vida de millones y cientos de millones de personas entodo el mundo. De esas personas, los menos, pasaron a ser bur-gueses; otros pasaron a ser pequeños burgueses; y otros, losmás, pasaron a ser obreros o proletarios; pero también un nú-mero altísimo pasó a estar compuesto por gentes sin trabajo.

En el sistema feudal ningún poder podía separar al pro-ductor de sus medios de producción. Ya se explicó que elseñor feudal, que era el dueño de las tierras, no podía, sinembargo, regalarlas, traspasarlas o venderlas si no era juntocon los siervos que las trabajaban. ¿Por qué? Porque los sier-vos eran los productores y las tierras eran su medio de pro-ducción. Tampoco podía el maestro de un taller de artesaníaseparar a los artesanos de sus herramientas o negarse a propor-cionarles la lana para hacer las telas o la madera para hacer losmuebles. Pero la burguesía cambió esa situación y al eliminar

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al feudalismo estableció que sólo el burgués era y podía serdueño de los medios o bienes de producción, fueran estostierras, herramientas, materias primas o dinero; y así fue comovinieron los obreros y los campesinos a quedar desamparados,pues únicamente eran dueños de su fuerza de trabajo, es de-cir, de su cuerpo y de su tiempo, y como de eso era de lo únicode que disponían, sólo eso podían vender para vivir; esto es,se vieron obligados a vender su cuerpo y su tiempo al patronoo burgués que quisiera comprárselos; y como vendían su fuer-za de trabajo, lo que ellos producían con esa fuerza de trabajono era de ellos; era del patrono o burgués. De manera que alestablecer que sólo ella era y podía ser dueña de los medios deproducción, la burguesía creó un sistema económico que ledaba a ella y a nadie más la propiedad de todo lo que se pro-ducía, y precisamente en cada producto va acumulado por eltrabajo del obrero el beneficio que saca la burguesía. Ese be-neficio se llama científicamente plusvalía, y como va acumu-lado o sumado al producto, y el producto pasa a ser propie-dad del burgués, resulta que el burgués es el único que recibeel beneficio de todo lo que se produce.

¿De dónde sale ese beneficio?Sale, como se dijo hace un momento, de la plusvalía, y la

plusvalía es la parte de trabajo del obrero que el patrono oburgués se apropia o toma para sí. Resulta que el trabajadorproduce siempre más riqueza que la que recibe como salario ojornal. Así, si un obrero gana 7 pesos diarios en una fábrica dezapatos, podemos estar seguros de que su trabajo equivalepor lo menos a dos pares de zapatos que valen de 20 pesospara arriba los dos juntos. Pues bien, la diferencia entre los 7pesos que él gana y los 20 que recibe el patrono por los zapa-tos fabricados por ese obrero —una diferencia de 13 pesos—va a manos del patrono, lo que quiere decir que el patrono seapropia de una plusvalía de 13 pesos por ese obrero; si los

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obreros son 20 en vez de uno, la plusvalía total será de 260pesos en un día; si los obreros son 40, la plusvalía diaria seráde 520 pesos. El total anual de la plusvalía da los beneficiosbrutos del patrono o burgués; de esos beneficios brutos elburgués sacará para pagar los impuestos por beneficios paraamortizar el costo de las máquinas y los edificios y las demásinstalaciones, la materia prima, los seguros y fletes y el interésdel dinero empleado en la empresa, y lo que le queda será subeneficio neto o ganancia; de esa ganancia, es probable queuna parte importante pase a ser usada en ampliar a mejorar sufábrica o a ser invertida en otro negocio, pues en el régimencapitalista cuantos más obreros trabajan para un burgués másplusvalía le producirán y por tanto más beneficios acumularáel burgués. Podemos, pues, darnos cuenta de que así comoun automóvil corre debido a que tiene un motor que aumen-ta de velocidad cuando se le pisa el acelerador y se le mete másgasolina, así la burguesía funciona más cuanto más plusvalíarecibe. La gasolina del sistema capitalista es la plusvalía; y asícomo la gasolina sale del petróleo que se saca de la tierra, así laplusvalía sale del trabajo del obrero.

¿Quiere eso decir que todo el que acumula beneficios abase de la plusvalía es burgués?

No. Para ser burgués se necesita no sólo extraer beneficiosde los obreros, sino además extraerlos en cantidades importan-tes. El que extrae plusvalía de un número pequeño o limitadode trabajadores, por ejemplo, de 3 ó de 5 obreros, o aún demenos, o aún solamente de su propio trabajo si además es due-ño de los medios de producción, no es un burgués; es un pe-queño burgués. En la República Dominicana el mayor núme-ro de las personas que producen algo son pequeños burgueses.

Para conocer verdaderamente la historia dominicana hayque conocer la historia de la pequeña burguesía nacional, queempezó a formarse hace más de doscientos años y empezó a

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desarrollarse hace unos ciento setenta años, pero pasó a ser im-portante, hablando en el sentido político, después que llegarona nuestro país los haitianos, allá por el mes de febrero de 1822.Antes de entrar a estudiar la burguesía dominicana tenemosque estudiar nuestra pequeña burguesía, y de nuestra peque-ña burguesía hay mucho que hablar, pues su existencia hasido determinante en la historia de nuestro país.Santo Domingo, R. D.16 de marzo de 1980.

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SOBRE LAS CAUSAS DE LOS ATAQUESA SANTO DOMINGO EN LOS SIGLOS XVI Y XVII

I*

Este folleto número 4 debe comenzar con una aclaración ne-cesaria, y es ésta:

Algunas personas creen que el número de un siglo se sacade los primeros números de los años de ese siglo; así, porejemplo, si decimos año 1492 esas personas piensan que ese,año corresponde al siglo XIV —o Catorce—. Pero si el lectorpone un poco de atención notará que no es así. Los sigloscomienzan siempre por un año terminado en el número 1—o uno— pues por el 1 —o uno— comenzó el primer siglo,y terminan en otro que acaba con dos ceros. El siglo primeroempezó en el año 1 —o uno— y acabó en el año 100 —ocien—; el siglo segundo —o II— empezó en el año 101 yterminó en el 200; el tercero —o III— empezó en el 201 yterminó en el 300. Si se observa bien se advierte que el númerodel siglo corresponde al del último año de ese siglo quitándoledos ceros. Así, pues, ¿por qué año empezó y por cuál terminó elsiglo al que correspondía al año de 1492? Comenzó por el año1401 y acabó en el 1500. Entonces, ¿qué siglo fue ése? Si se lequitan los dos ceros al número 1500 queda el número 15; lue-go, ese siglo fue el quince o XV; así como los años que vancorriendo desde el 1901 al 2000 corresponden al siglo veinte oXX, en el cual nos hallamos.

* Santo Domingo, Talleres Gráficos, 1970 (Colección Estudios Sociales; 4).

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Visto eso debe decirse que nuestro país fue descubierto yconquistado por los españoles a fines del siglo quince, o XV. Elsiglo XVI —o Dieciséis— comenzó el año de 1501 y terminóel año de 1600; el siglo XVII —o Diecisiete— empezó el añode 1601 y terminó el año de 1700. Este folleto Nº 4 va a refe-rirse a cosas que pasaron en nuestro país en esos dos siglos, queson los menos conocidos de nuestra historia y sin embargo sonde mucha importancia puesto que en ellos se formó y se definiólo que íbamos a ser hasta llegar a mediados del siglo actual.

Para conocer lo que somos hoy tenemos que saber quéfuimos ayer, pues de lo que fuimos salió lo que somos; ésa esla razón por la cual es tan importante conocer la historia denuestro país. Pero esa historia debe estudiarse a partir de nue-vos principios, porque resulta que la historia dominicana seha escrito siguiendo principios incorrectos. ¿Por qué? Porquenuestros historiadores no tuvieron en cuenta que durante 300años corridos este país fue parte de España, y que por tantolas cosas que nos sucedían provenían de lo que España hacía odejaba de hacer o de lo que otros países le hacían o dejaban dehacerle a España; en fin, nuestra historia debió haber sidoescrita viéndola como una parte de la historia de España ocomo una consecuencia de las luchas de otros países contraEspaña, y eso no se hizo.

En la página 9 del folleto Nº 3*, se dijo que en el siglo XVI

—Dieciséis— España no tenía una burguesía desarrollada, yen las páginas 11 y 12** se explicó que Inglaterra, Francia yHolanda, que ya tenían burguesías fuertes, se dispusieron enese siglo a arrebatarle a España algunos territorios de los mu-chos que los españoles tenían en América, y como nosotroséramos uno de los territorios de España en América, nuestro

* Cfr., Sobre la formación de la burguesía, p.37 de este volumen (N. del E.).** Cfr., Ibid., pp.39-40 de este volumen (N. del E.).

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país fue atacado varias veces. Eso quiere decir que las luchasde las burguesías europeas contra España vinieron a reflejarseen nuestro país.

En todo el siglo XVI —o Dieciséis— nuestro país era laisla entera, pues entonces no existía Haití ni nadie llegó asoñar que en esta isla podía haber algún día dos países dife-rentes. Toda la isla era territorio español y se llamaba la Es-pañola. En la parte que ocupa hoy Haití había en esos añosdos pueblos o villas principales, que eran la Yaguana y Bayajá.La Yaguana es actualmente Léogâne, cerca de donde estáPuerto Príncipe, la capital de Haití, y Bayajá es ahora Fort-Liberté, cerca de Dajabón. Pero lo mismo que los pueblos olas villas de toda la isla, la Yaguana y Bayajá eran lugarescon muy pocos habitantes. En la segunda mitad de ese sigloXVI Puerto Plata tenía a lo sumo de 30 a 40 casas, que eranbohíos, y en la Capital —Santo Domingo— no había arri-ba de 200 familias.

Los dominicanos hemos sido llevados a la idea de que enesa época nuestro país era muy rico, que disponíamos de mi-nas de oro y producíamos muchos productos de valor. Enrealidad, lo que sucedía era que esta tierra, es decir, la Espa-ñola, era importante, porque desde aquí se organizó y se llevóa cabo la conquista de varios lugares de América; pero impor-tancia no quiere decir riqueza. Un hombre puede ser impor-tante y ser al mismo tiempo muy pobre, como fue el caso, porejemplo, de Jesucristo, y algo parecido puede pasar con unpaís. La Española era importante, pero no era rica. El oro quese sacaba de los ríos se acabó pronto, y la fabricación de azú-car, que pudo habernos producido mucha riqueza, no llegó acuajar porque España no consumía el azúcar que nosotrospodíamos producir, y además prohibió que nuestra azúcar fue-ra vendida fuera de España. La fabricación de azúcar estaba ensus buenas ya para el año 1520 y para el 1550 se hallaba en

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caída. En 1603 salieron para España 3,355 quintales de azú-car, o lo que es lo mismo, menos de 170 toneladas. Esos nú-meros indican nuestra pobreza.

Pero como la Española era importante, los países de Eu-ropa donde había ya una burguesía comercial y productorade artículos hechos a mano, o sea manufacturados, queríanarrebatarle a España nuestro país para extender hasta aquísu comercio y para usar nuestra tierra y la de otros lugaresde América en producir artículos que ellos necesitaban comopor ejemplo, azúcar. Desde luego, era más fácil atacar a Es-paña aquí que en España, porque aquí era militarmente másdébil debido a que nuestro país se hallaba a gran distanciade España, y por esa razón a España le era difícil tener aquípoderío militar. Por eso nuestra isla fue atacada en 1537 y1538 por corsarios franceses, que tomaron y quemaron lavilla o pueblo de Yaguana, y en 1538 atacaron por Azua ylas Calderas y se llevaron unos 80 quintales de azúcar de uningenio que estaba cerca de lo que hoy es Palmar de Ocoa.Parece ridículo que se llevaran sólo unos 80 quintales deazúcar; pero resulta que en esa época lo que podía cargar unbuque era poca cosa.

Ahora se hace necesario explicar qué quiere decir la pala-bra corsario, pues a menudo se confunde con la palabra piratay con la palabra bucanero cuando lo cierto es que cada una deellas tiene un significado diferente. Un corsario, o buque encorso, como también se decía, era un buque que sin llegar aser de guerra estaba autorizado por un gobierno a atacar tal ocual territorio o los buques de tal o cual país. El buque corsa-rio se hallaba bajo la protección y la autoridad del gobiernoque lo enviaba a hacer el corso, y su capitán tenía que rendirlecuentas de sus actividades a ese gobierno. La autorización parahacer el corso se daba en un documento escrito que se llama-ba patente de corso. El pirata era otra cosa; el pirata era un

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ladrón y un asesino de mar, que podía estar respaldado porun gobierno, pero siempre de manera oculta. El corso erauna actividad legal, pero la piratería era ilegal. Los piratasno tenían límites y lo mismo atacaban un buque de un go-bierno enemigo que uno de un gobierno amigo de los pira-tas. Los piratas no tenían que declararle la guerra a ningúnpaís, y sin embargo atacaban con furor buques y territoriosde cualquier país. Sin embargo, los piratas del Caribe y delgolfo de México se dedicaban sobre todo a atacar territoriosy buques españoles; también atacaron territorios y buquesholandeses, franceses e ingleses, pero en número muchomenor. La gran mayoría de los piratas fueron franceses eingleses por eso se sentían más enemigos de España que deotros países. En cuanto a los bucaneros, hablaré de ellos des-pués, pero puedo adelantar que un bucanero no era ni uncorsario ni un pirata.

Así tenemos que para 1537 y 1538, además de la lucha declases que había en nuestro país entre amos y esclavos, la Es-pañola era víctima también de la lucha que habían emprendi-do contra España algunas burguesías de Europa, empezandopor la de Francia. El objetivo de esa lucha era debilitar aEspaña, por lo cual se le atacaba en un punto militarmentedébil, y al mismo tiempo políticamente importante, comoera nuestro país; otro objetivo era abrir nuestro país al comer-cio de Francia y de ser posible, quedarse con nuestra tierrapara producir aquí artículos que se necesitaban en Francia yen Europa, como por ejemplo, el azúcar. Fíjense que por esolos corsarios que atacaron la isla por el Sur en 1538 se llevaronunos 80 quintales de azúcar. Los ataques se repitieron en 1553,otra vez por la Yaguana, y en 1555 cuando atacaron PuertoPlata, donde mataron algunas personas y quemaron variascasas. Pero tengamos en cuenta que para entonces Puerto Platatendría de 150 a 200 habitantes, y Yaguana menos aún.

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Por esos años, a partir de 1560 ó 1565, había fracasado yael negocio de contrabando hecho por los pobladores de nues-tro país con ingleses, holandeses y franceses; pero principal-mente con los holandeses, que eran en esos días los que teníanmás barcos, más comercio y más manufacturas entre los euro-peos. El contrabando se hizo al principio con esclavos. El cor-sario John Hawkins, inglés, viajaba a África, donde compra-ba esclavos, y venía a venderlos o a cambiarlos por productosen las islas del Caribe. En uno de sus primeros viajes, allá porel 1564 ó 1565 trajo esclavos a Puerto Plata. En pocos años elnegocio del contrabando se hizo general, desde Puerto Plata,hacia el Oeste, pasando por Monte Cristi, hasta los puertosque hoy pertenecen a Haití.

Nuestro país estaba entonces muy despoblado. En 1606apenas teníamos de 15 a 16 mil personas, entre libres y escla-vos; de manera que debemos pensar que unos 30 años antesla población era mucho menor, tal vez unas 8 mil personas, yquizá menos, imagínense ustedes cómo sería en esos tiemposel abandono. No había caminos y prácticamente todo eramonte virgen. Pues bien, en esos montes había cientos demiles de reses cimarronas, descendientes de las que habíantraído de España hacía más de cincuenta años. Precisamenteal llegar esos años de 1560 y 1565, en Europa se usaba mu-cho el cuero de res; se usaba en hacer sombreros, zapatos,chaquetas, sillas de casa y de montar, paravanes, forros delibros, cinturones o correas.

Los cueros cogieron buenos precios en Europa, y los ho-landeses traían artículos que se necesitaban aquí, como teji-dos, pólvora, sombreros y herramientas para cambiarlos porcueros. Así acabó estableciéndose un negocio de trueque y decontrabando, y también un trato permanente con extranjerosenemigos de España, sin que por otra parte cesaran los ata-ques de tipo militar, como fue el que llevó a cabo en 1586 el

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gran marino inglés Sir Francis Drake, que tomó la Capital yse mantuvo en ella durante un mes. Por cierto, en nuestrahistoria se dice que Drake era pirata, pero no es cierto. Drakeera un alto jefe de la marina de guerra inglesa, que atacó aquíporque su país Inglaterra, se hallaba en guerra contra España;y no hay que olvidar que nosotros éramos una parte de Espa-ña, un territorio español. La guerra de ingleses contra españo-les se debía a razones que se han dicho antes; a la competenciay la lucha de las burguesías, y aquí no había una burguesía nicosa parecida, de manera que la lucha no era contra nosotros;era contra España. Aquí lo que había entonces, como se dijoen el folleto número 2*, era una oligarquía esclavista patriar-cal, y por cierto, bien pobre.

Pasado ya el 1590, esto es, cuando nos acercábamos a losfinales del siglo XVI —o Dieciséis—, o dicho en otras pala-bras, cuando se avecinaba el año de 1600, la población delinterior se dedicaba mayormente al contrabando de cosas queobtenía a cambio de cueros y tabacos, y en la propia Capitalse vendían artículos de contrabando. Para acabar con esa si-tuación el gobierno español decidió despoblar todas las ciu-dades que eran puertos de mar, desde Puerto Plata, corrién-donos por la orilla del mar hacia el Oeste, por toda la costa delo que hoy es Haití; y así vino a suceder que despobló y des-truyó estas ciudades y obligó a sus habitantes a viajar hacia elEste con sus reses, sus caballos y las pertenencias que podíancargar. Con los habitantes de Bayajá —hoy Fort Liberté, enHaití— y de Yaguana —hoy Léogâne, en Haití—, se formóBayaguana; con los de Monte Cristi y Puerto Plata se formóMonte Plata, y a los habitantes de campos de los lugares des-truidos los hizo mudarse a los campos de La Vega, Cotuí, Boyá,El Seybo e Higüey. Debe notarse que de cada dos pueblos o

* Cfr., Sobre las relaciones de producción, pp.17-30 de esta edición (N. del E.).

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villas despobladas se cogieron partes del nombre de cada unoy se unieron en los nombres nuevos; así, por ejemplo, de Bayajáse cogió Ba y de Yaguana el nombre entero y se formóBayaguana; de Monte Cristi se tomó Monte y de Puerto Pla-ta, Plata, y se formó Monte Plata.

Con la medida de obligar a las gentes a abandonar esoslugares vino a suceder que prácticamente la mitad de la islaquedó sin habitantes; y fue precisamente la parte de la islaque caía hacia el Oeste, es decir, los lugares donde despuésestaría Haití. Por toda esa parte, llena de montes, pastos lla-nuras y ríos buenos, no quedó una persona; y por eso la medi-da de sacar de allí a los habitantes se conoce en nuestra histo-ria como “las despoblaciones”.

En virtud de las despoblaciones, en el año 1605 la mitad dela isla estaba despoblada de gente, ahora bien, no quedó despo-blada de animales, pues fue imposible sacar de allí todas lasreses debido a que la mayor parte de esas reses eran cimarronasy vivían en los montes. Así, pues, las reses fueron multiplicán-dose y lo hicieron tan rápidamente que cuando vinieron a pasarveinticinco años, en esas tierras abandonadas había otra vezcientos de miles de cabezas de ganado realengas, esto es, sindueños; y eso iba a resultar en un gran daño para nuestro país.

¿Por qué?Pues porque según iban aumentando las reses en esa mi-

tad abandonada de la isla, en Europa iba aumentando elpoderío de los países enemigos de España, iba aumentandosu necesidad de conquistar lugares de América, y en cambiono aumentaba el poderío español y por lo mismo no aumen-taba su capacidad para defenderse de sus enemigos. Y loque es peor, nuestro país se volvía cada vez más pobre, por-que cada vez era menos lo que podíamos producir para ven-der en España y cada vez era menos lo que España podíavendernos a nosotros. Llegamos a ser tan y tan pobres que

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ya para el 1608 España tenía que mandar desde México eldinero para pagar a los pocos militares que cuidaban la islay a los funcionarios o empleados públicos, que eran todosespañoles nombrados por el rey de España. Ese dinero era loque se conoce, en la historia con el nombre de “situado”.Durante todo el siglo XVII —o Diecisiete— parte del si-guiente, el XVIII —o Dieciocho—, tuvimos como única mo-neda la que venía por la vía del situado y cuando se pasabaun año sin que llegara el situado todo el mundo tenía quevivir del fiado o haciendo el trueque, palabra que quieredecir cambiando productos, como por ejemplo huevos porharina, o plátanos o puercos por telas. Así tenemos que Es-paña era débil y nosotros muy pobres, de manera que si seproducía un ataque enemigo en nuestro país o cerca de él nohabía posibilidades de evitar lo peor para nosotros.

Y efectivamente, cerca de nosotros, al sur de Puerto Ricohabía una pequeña isla llamada San Cristóbal, que entoncesera española, como lo eran todas las tierras del Caribe, y hoyes inglesa y se llama Saint-Kitts; y en esa islita se establecie-ron ingleses y franceses, que comenzaron a producir allí ta-baco, maíz y otros productos que cosechaban para enviar aFrancia y a Inglaterra. En el año de 1629 llegó a San Cristó-bal una escuadra española cuyo jefe era un descendiente dela familia de doña María de Toledo: esa escuadra cañoneólos sitios donde había ingleses y franceses y los obligó a irsede la islita. Muchos de ellos, especialmente franceses, huye-ron hacia otras islas, como San Martín, Monserrate, Angui-la, San Bartolomé y Antigua, y al fin algunos grupos vinie-ron a dar a los lugares de nuestro país que habían sidoabandonados unos 25 años antes. Como era de esperarse, alllegar a territorio despoblado, con muchos montes, buenasaguas y cientos de miles de reses cimarronas esa gente creyóque se había sacado la lotería de su vida.

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Ahora bien, en 25 años habían aumentado las reses cima-rronas que se quedaron en la parte abandonada de nuestro país,pero también en esos mismos años había aumentado la riquezade Europa y la necesidad de cueros de vacas para fabricarartículos de piel; de manera que a los que habían salidohuyendo de San Cristóbal les encantó haber llegado a laparte del oeste de nuestra isla, no sólo porque estaba despo-blada, y no había vigilancia militar y era un sitio hermoso;les gustó sobre todo porque hallaron una riqueza en toros yvacas sin dueños cuyos cueros podían vender a los barcosfranceses, ingleses y holandeses que pasaran cerca de la cos-ta. Como es lógico, inmediatamente comenzó el negocio dematar reses para quitarles los cueros, lo cual se decía con lapalabra “descorar”, a fin de vender esos cueros o de cambiar-los o trocarlos por lo que a esos cazadores de reses les hacíafalta para vivir.

Mientras la mayor parte de los recién llegados se dedicó aesa actividad, otra parte se dedicó a hacer conucos para cose-char víveres y algún tabaco y otra parte cortó maderas con lascuales se construyeron pequeñas embarcaciones que fuerondedicadas a asaltar algunos de los barcos que pasaban cercapara robarles las cosas de valor que llevaran. Los cazadoresde reses acabaron llamándose bucaneros, los agricultores aca-baron llamándose habitantes y los otros acabaron siendo pi-ratas o filibusteros. El nombre de bucaneros salió de unaespecie de parrilla alta, hecha con palos verdes del grueso delbrazo de un niño, que se colocaba sobre cuatro horquetasclavadas en la tierra. Debajo de esa parrilla se ponía leña aquemar y encima se ponía la carne a asar. Esa parilla de palosse llamaba “bucán” en la lengua de los indios caribes quehabitaban todavía en algunas islas cercanas; y de bucán salioel nombre de bucanero.

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Al norte de lo que hoy es Haití, hay una pequeña islitallamada la Tortuga, que desde luego pertenecía a nuestro paísen su condición de isla adyacente de la Española (la palabra“adyacente” significa que “está al lado de” o algo “muy próxi-mo a...”). Los bucaneros hicieron bohíos en la Tortuga paravivir ahí cuando el mal tiempo no les permitía cazar reses, yasí la Tortuga se convirtió rápidamente en el lugar adondellegaban los barcos extranjeros a comprar cueros; así, la Tor-tuga vino a ser como el mercado donde los bucaneros hacíannegocios. Esto debió pasar hacia el 1630. Hacia el 1631llegaron a la Tortuga unos ingleses, la tomaron y cambiaronel nombre por el de Asociación. Para el 1634, la Tortugaestaba bastante poblada, con unos 600 habitantes blancos yvarios cientos de esclavos africanos que los ingleses de laTortuga usaban para cortar madera de nuestro país. Veanustedes cómo vino a suceder que para 1634 los ingleses ylos franceses ocupaban territorio de nuestro país, lo que ocu-rría como un reflejo de las luchas que mantenían Inglaterray Francia contra España.

Ese año de 1634 se organizó desde aquí un ataque a laTortuga, en el cual murieron todos los que se hallaban en laislita y las propiedades fueron destruidas, pero no se dejaronsoldados allí, de manera que hacia 1635 volvieron los ingle-ses. En 1638 se repitió el ataque y después de éste ingleses yfranceses volvieron a la Tortuga. En agosto de 1640 el Go-bierno de la islita cayó en manos de un francés llamado LeVasseur, que gobernó como un gran tirano. En 1643 salieronde aquí unos mil hombres para reconquistar la Tortuga, perotuvieron que retirarse después de haber perdido más de cien.Bajo el gobierno de Le Vasseur fue cuando la Tortuga se con-virtió en el lugar de concentración de los piratas más bárba-ros, de los más grandes criminales del mar. Los bucaneros

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habían abandonado la islita y seguían matando reses en loque ellos llamaban Tierra Mayor, es decir, en nuestro país, enla parte donde hoy está Haití; allí aumentaba al mismo tiempoel número de los llamados habitantes, es decir, de los agriculto-res, que habían fundado ya algunos pueblos de franceses sinque España pretendiera desalojarlos. Le Vasseur fue asesinadoen 1652 y la Tortuga pasó a ser gobernada por el caballero deFontenay, un francés cuya autoridad dependía del tenientegeneral del rey de Francia en la isla de San Cristóbal, lo queindica que San Cristóbal había vuelto a ser poblada por fran-ceses —y también, al mismo tiempo por ingleses— despuésdel ataque que había sufrido en 1629. Esa repoblación indicaa su vez la debilidad de España que no tuvo fuerzas para dejargente en San Cristóbal, así como no la tuvo en 1634 ni en1638 para dejar gente en la Tortuga ni para reconquistar laTortuga en 1643, ni la tenía para echar de nuestro territorio alos bucaneros y a los habitantes o agricultores que estabanfundando un pueblo en el oeste de nuestra isla.

El 10 de enero de 1654 atacaron la Tortuga fuerzas envia-das otra vez desde aquí, y esa vez, después de tomar la islita,los atacantes dejaron allí 150 hombres. En el mes de agosto laislita fue asaltada por de Fontenay, que tuvo que retirarsedespués de una semana de luchas. Pero al año siguiente noeran ya los franceses los que atacaban en el pequeño terrón dela Tortuga: eran los ingleses los que atacaban nuestro país porla Capital, usando la fuerza militar más grande que habíaentrado en aguas del mar Caribe, lo cual demuestra que lalucha de las burguesías de Europa contra España iba en au-mento, o mejor dicho, crecía en intensidad.

Para ese año de 1655 los ingleses le habían arrebatado aEspaña en el Caribe las siguientes islas: Barbados, Nevis, SantaCruz, una parte de San Cristóbal —la otra parte era france-sa—; Providencia y San Andrés, actualmente colombiana;

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Antigua y Monserrate. Por su parte, los franceses le habíanarrebatado una parte de San Cristóbal, Guadalupe, Domini-ca y Martinica, San Cruz, Los Santos, San Bartolomé, MaríaGalante, Santa Lucía, Granada y una parte de San Martín;además, tenían gente viviendo y fundando pueblos en la par-te oeste de nuestra isla. Los holandeses le habían quitado aEspaña Curazao, Bonaire, Saba, San Eustaquio y una parte deSan Martín. Todas esas conquistas de territorios españoleshechas por países de Europa que necesitaban ampliar su co-mercio y traerlo a América y además producir en América loque no podían producir en Europa, era la mejor demostra-ción de la profundidad y la gravedad de las luchas por elpoderío económico y político que llevaban a cabo en Europa.Las víctimas directas de esas luchas eran nuestros pequeñospaíses que dependían de un poder débil, como era el español,y no podían defenderse por sí mismos ni podían ser defendi-dos por España.

Desde 1653 la burguesía comercial inglesa, aliada con laburguesía manufacturera, había tomado el poder en la perso-na de Oliverio Cromwell, que había encabezado una revolu-ción contra los nobles de origen feudal.

Esa revolución le costó la vida al rey Carlos I en 1649 y lecostó el reino en 1652 al rey Carlos II. En 1653 Cromwelltomó el poder como dictador e inmediatamente comenzó unaguerra contra Holanda. Al terminar esa guerra en abril de1654 empezó a preparar otra contra España con el fin de qui-tarle las islas de Cuba, Puerto Rico y la nuestra. El 13 de abrilde 1655 se presentó frente a la Capital una flota de 57 bu-ques que traía más de 13 mil hombres, y el día 25 desembar-có hombres en Nizao y en Haina y se dispuso a atacar la Capi-tal el día 26 con unos 6 mil hombres. España apenas pudomandar unos 200 hombres desde Puerto Rico, de maneraque tuvimos que hacerle frente al gran ataque inglés con lo

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que teníamos aquí, que militarmente era poca cosa: algunossoldados españoles y criollos dominicanos de los que habíanido a pelear a la Tortuga o de los que de vez en cuando atacabana los bucaneros. Esos ataques a los bucaneros eran dados porgrupos de 50 hombres, y por eso se llamaban “ciencuentenas”.

Con esa poca fuerza se les hizo frente a los ingleses. Estosestaban comandados por el almirante William Penn, jefe dela marina, y el general Robert Venables, jefe de las tropas; poresa razón ese episodio de nuestra historia se conoce con elnombre de la invasión de Penn y Venables. Hay una leyendasegún la cual esa fuerza inglesa se derrotó porque se asustócon el ruido de los cangrejos de Haina, que al parecer eranentonces muchos cientos de miles; pero eso no es cierto. Lainvasión de Penn y Venables fue derrotada en varios comba-tes que estuvieron dándose durante varios días; en esos com-bates, los ingleses perdieron 1500 hombres entre muertos,heridos y prisioneros, y esa alta pérdida los hizo retirarse entreel 20 y el 21 de mayo (1655). Yendo de retirada, entraron enun puerto de Jamaica y conquistaron esa isla, que desde en-tonces pasó a ser inglesa. Un mes después de eso, las fuerzasque se hallaban en la Tortuga recibieron orden de abandonaresa islita, y como veremos en el folleto número 5*, con eseabandono quedó sellada la suerte de nuestra isla, pues de lapequeña Tortuga iba a salir, menos de 150 años después, laRepública de Haití.Santo Domingo,12 de octubre de 1970.

* Cfr., Sobre las causas de los ataques a Santo Domingo en los siglos XVI y XVII (II),pp.59-72 de esta edición (N. del E.).

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SOBRE LAS CAUSAS DE LOS ATAQUESA SANTO DOMINGO EN LOS SIGLOS XVI Y XVII

II*

Parece ser que como los ingleses que habían atacado la Capi-tal en mayo de 1655 se quedaron en Jamaica, y Jamaica estámuy cerca de nosotros, las autoridades españolas de nuestropaís creyeron que iban a volver a atacarnos; y como las fuerzasde que se disponía eran pocas, se pensó llamar a las que esta-ban en la islita de la Tortuga. En la Tortuga había en esemomento no menos de 150 hombres de guerra con 70 caño-nes, de los cuales 4 eran grandes, de bronce, y ese tipo decañón era la mejor arma de la época. El llamado a los queestaban en la Tortuga fue hecho a fines de junio de 1655, y eljefe de esas fuerzas contestó diciendo que no tenía manera dellevarse todos los cañones; al comenzar el mes de agosto se leordenó que enterrara los cañones y saliera con todos sus hom-bres hacia Santo Domingo.

Ese fue un grave error de las autoridades de nuestro país,que desde luego eran españolas, porque nosotros éramos unterritorio de España. En este folleto veremos por qué la retira-da de las tropas que estaban en la Tortuga fue un error demucha significación.

Los ingleses que se quedaron en Jamaica no volvieron aatacar la Capital ni ningún otro lugar de nuestra isla; pero al

* Santo Domingo, Talleres Gráficos, 1971 (Colección Estudios Sociales; 5).

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año siguiente, sin necesidad de luchar, se establecieron en laTortuga, y como la Tortuga era una islita que nos pertenecía,y además era militarmente muy importante por su cercanía anosotros, su ocupación por parte de esos ingleses vino a resul-tar un hecho que iba a tener consecuencias históricas serias.

Esos ingleses habían llegado desde Jamaica. Su jefe se lla-maba Elías Watts. Este Elías Watts desembarcó en la Tortu-ga fácilmente, porque como se ha dicho, la islita estaba aban-donada; junto con él llegaron su familia y unas diez o docepersonas. Se supone que Watts desenterró los cañones quehabían enterrado los militares domínico-españoles antes deirse el año anterior, porque el inglés rehizo el fuerte que habíaconstruido Le Vasseur y colocó en él varios cañones, con locual quedó en capacidad de defenderse de cualquier enemigoque pretendiera tomar la islita. En poco tiempo a Watts se lereunieron unas 150 personas, entre ingleses y franceses, y elgobernador inglés de Jamaica lo nombró gobernador de laTortuga. A poco comenzaron a llegar a la Tortuga los piratasque habían huido de ella cuando la ocuparon los españoles enenero de 1654, de manera que para fines de 1656 la pequeñaisla había vuelto a ser lo que había sido, el nido de los grandescriminales y ladrones del mar Caribe.

Un francés llamado Jeremías Deschamps, que tenía el tí-tulo de señor de Rausset y había vivido en la Tortuga en lostiempos de Le Vasseur y de Fontenay, consiguió que Luis XIV

—o Catorce—, rey de Francia, lo nombrara en el mes dediciembre de 1656 gobernador de la islita; pero ese nombra-miento no le servía para nada porque los que estaban en pose-sión de la Tortuga eran los ingleses, y el gobierno inglés noiba a darle el gobierno de la islita a un francés nombradogobernador por el rey de Francia. Mientras el señor de Raussetandaba haciendo gestiones para conseguir el puesto, nego-ciando con los ingleses y haciéndoles promesas de que iba a

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gobernar a nombre del rey de Inglaterra, los piratas de laTortuga se pusieron de acuerdo para atacar Santiago de losCaballeros, cosa que hicieron entrando desde el mar por PuertoPlata. Esto sucedió en la Semana Santa del año 1659.

Los piratas eran unos 400 y llegaron a Puerto Plata encuatro barcos. Puerto Plata era entonces un sitio donde casino vivía nadie, porque como debe recordarse, según está ex-plicado en la página 8 del folleto Nº 4*, los habitantes habíansido sacados de allí hacía algo más de 50 años, y junto con losde Monte Cristi habían ido a formar el pueblo de Monte Pla-ta, cerca de la Capital; y después de haber sacado a los habi-tantes las autoridades les habían dado fuego a las casas, demanera que los piratas entraron por Puerto Plata sin que na-die se les opusiera porque allí no había ningún núcleo depoblación. Los piratas avanzaron hacia el Sur y llegaron a San-tiago de madrugada, cuando todavía el gobernador de esesitio estaba durmiendo, y lo hicieron preso, y con él hicieronpresas a las personas más importantes del lugar; después sa-quearon las casas para llevarse todo lo que tuviera algún valory al fin volvieron a coger el camino de Puerto Plata, llevándo-se al gobernador y a los otros presos, con la intención de pedirmás tarde dinero para dejarlos en libertad. Pero sucedió quecuando iban hacia Puerto Plata les salieron en el camino unoscientos de campesinos de los que vivían en los alrededores deSantiago, los atacaron, les hicieron unos cuantos muertos ylos obligaron a dejar a los presos y huir.

Ese ataque a Santiago no se debió a que España estuvieraen guerra con otro país y ese otro país hubiera atacado aEspaña en nuestro territorio, porque el ataque fue de piratasde la Tortuga, no de ningún país enemigo; pero se debió a

* Cfr., p.52 de este volumen: Sobre las causas de los ataques a Santo Domingo en lossiglos XVI y XVII (I) (N. del E.).

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la debilidad de España, que no tenía fuerzas para evitar quelos piratas entraran hasta el corazón del país, y peor aún, quehabía abandonado la Tortuga tres años y medio antes porquele faltaba el poder necesario para hacerles frente a los inglesesque se habían establecido en Jamaica, en caso de que estoshubieran resuelto atacar de nuevo la Capital. Ahora bien, sa-bemos que España era débil, a pesar de que tenía en su podertoda la América, tan grande y tan rica. Pero, ¿por qué eradébil? Pues porque no había podido desarrollar una burgue-sía. La burguesía era en esa época la clase revolucionaria, laque organizaba los países de acuerdo con las ideas más avan-zadas de esos tiempos. A pesar de que era el imperio másgrande del mundo, España era débil porque no tenía en suseno la clase que en esa época podía hacerla poderosa.

El señor de Rausset se había ido a Inglaterra a gestionarque le reconocieran el nombramiento de gobernador de laTortuga, y lo consiguió. Pero sucedió que después de tomarel puesto comenzó a venderles a los piratas patentes de corso.Como se dijo en el folleto anterior*, una patente de corso erauna autorización para que un buque atacara barcos o territo-rios de otros países; y como de Rausset las daba a nombre delgobierno inglés, el gobernador de Jamaica le llamó la aten-ción, y de Rausset le respondió que los ingleses no teníanautoridad sobre él porque él era gobernador de la Tortugapor nombramiento del rey de Francia. Inmediatamente des-pués de eso, de Rausset proclamó que la Tortuga era francesa.

En realidad, la Tortuga no era ni inglesa ni francesa; eraespañola, era parte del territorio de nuestro país, que para en-tonces había dejado de ser llamado la Española, como se habíaestado llamando hasta hacía algunos años, y ya se conocía con

* Cfr., Sobre las causas de los ataques a Santo Domingo en los siglos XVI y XVII (I),pp.pp.45-58 de este volumen (N. del E.).

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el nombre de Santo Domingo, pues el nombre de la Capitalse había extendido a toda la isla. Pero aún siendo legalmenteespañola, vino a suceder que debido al abandono del gobier-no de España, en la Tortuga estaban viviendo piratas de va-rias nacionalidades y había un gobernador que ni era españolni estaba nombrado por el gobierno español, y además envarios lugares de lo que hoy es Haití vivían los cazadores dereses, es decir, los bucaneros, y los cultivadores de tabaco, estoes, los llamados habitantes, y la mayoría, si no todos ellos,eran franceses, y se reunían en pueblos de doscientas o tres-cientas casas donde se hablaba el francés, no el español, y sevivía con las costumbres francesas, y España no hacía nadapara echar de ahí a esos extranjeros. Poco a poco, pues, en laTortuga y en la parte oeste de nuestra isla fue estableciéndosey multiplicándose una población que no obedecía al gobier-no español, y España no hizo nada por evitar esa situaciónporque su debilidad le impedía actuar para echar de la isla yde la Tortuga a los extranjeros.

El gobernador de Jamaica dio órdenes para que un cuña-do de Watts, llamado James Arundell, inglés él, que vivíaen la Tortuga, prendiera a de Rausset; pero de Rausset noestaba en ese momento en la Tortuga y quien ocupaba supuesto era un sobrino suyo llamado La Place. Arundell hizopreso a La Place, lo que provocó el levantamiento de los fran-ceses que vivían en la islita —casi todos, piratas endemonia-dos—, los cuales prendieron a Arundell y lo despacharon paraJamaica. Entonces el Gobierno inglés de Jamaica envió unbuque de guerra que llegó a la Tortuga en enero de 1663,pero se retiró ante la actitud de los franceses, que se mostra-ron dispuestos a resistir cualquier ataque. Obsérvese que losingleses y franceses estaban peleando por una tierra que noera ni de Inglaterra ni de Francia, sino de España, aunqueEspaña la tuviera abandonada.

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Para esos días el señor de Rausset no estaba en la Tortuga;se había ido a Francia, a curarse de una enfermedad que pade-cía, y estaba en negociaciones con el gobierno inglés paravenderle su nombramiento por 6 mil libras inglesas, o seaalgo más de 50 mil dólares. Recuérdese que ese nombramientole había sido dado por el rey de Francia, razón por la cualcuando el gobierno francés supo que de Rausset estaba ven-diéndoselo a Inglaterra lo hizo preso y vino a devolverle lalibertad sólo cuando de Rausset convino venderle su título degobernador a la Compañía Francesa de las Indias Occidenta-les, que había sido formada por el gobierno francés a media-dos de 1664.

Los gobiernos de Inglaterra, de Holanda y de Francia ha-bían tomado la costumbre de formar compañías comercialespara que esas compañías administraran los territorios de Amé-rica que esos gobiernos le arrebataban a España. Eso demues-tra que el sistema capitalista estaba avanzando en Inglaterra,Holanda y Francia, donde había burguesías formadas, y noavanzaba en España, donde no había esas burguesías. Así, laTortuga vino a ser propiedad de una compañía comercial fran-cesa, aunque, desde luego, en esa compañía el gobierno fran-cés era el socio principal, y como socio principal, él nombrabaal jefe de la Tortuga con el título de gobernador. Ese nombra-miento era ilegal desde el punto de vista del Derecho Inter-nacional porque la Tortuga seguía siendo legalmente españo-la, como parte del territorio de la isla de Santo Domingo, estoes, nuestro país. Pero ilegal y todo, el 6 de julio llegó a laTortuga el primer gobernador nombrado por el rey de Fran-cia; ese gobernador se llamaba Bertrand de Ogerón.

Bertrand de Ogerón ha sido muy elogiado por los histo-riadores franceses y haitianos y hasta por un historiador do-minicano llamado Manuel A. Peña Batlle, que escribió unahistoria de la Tortuga, quien dice de él que fue el civilizador

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de los bucaneros. Eso no fue verdad. Los bucaneros no eransalvajes ni bandoleros. Los que eran unos asesinos sin entra-ñas eran los filibusteros o piratas, de los cuales fue socioBertrand de Ogerón. Los bucaneros se limitaban a cazar resespara vender los cueros, y el propio Bertrand de Ogerón habíasido bucanero. Los bucaneros vivían en la parte que hoy ocupaHaití, no en la Tortuga, de donde se habían retirado hacía años.la Tortuga se había convertido en el nidal de la piratería, y fueprecisamente bajo el gobierno de Bertrand de Ogerón cuan-do los piratas de la Tortuga hicieron en todos los lugares delCaribe las más espantosas barbaridades, y de todo lo que ro-baban en asaltos a buques y a ciudades le daban una parte ade Ogerón. Los bucaneros y los habitantes o cultivadores vi-vían en la porción oeste u occidental de nuestra isla, unoscazando reses y otros sembrando tabaco y víveres, y no semetían en piraterías. Pero Bertrand de Ogerón quería exten-der su autoridad hasta los lugares que ocupaban los bucane-ros, cosa a la que estos se oponían, y comenzó a escribir cartasal rey de Francia diciendo que eran unos desordenados y unosladrones. Los bucaneros no aceptaban ninguna clase de go-bierno y de Ogerón quería someterlos al suyo, porque segúndijo en una carta, si se lograba eso la Tortuga pasaría a sermuy importante.

Bajo el gobierno del señor de Ogerón volvió a salir de laTortuga una expedición de piratas que entró por Puerto Platay se dirigió a Santiago. Esto ocurrió en el 1667. Santiago selibró del ataque de esos piratas porque cuando llegaron a laciudad cibaeña, la población, que había sido informada por loscampesinos del peligro que la amenazaba, la había abandonadollevándose todo lo que tenía algún valor, y los piratas tuvieronque volver a la Tortuga con las manos vacías. Algunos historia-dores de nuestro país dicen que esa expedición estaba formadapor bucaneros, pero no es verdad. Los bucaneros no atacaban a

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nadie; lo único que hacían era defenderse cuando eran ataca-dos. Por ejemplo, el propio de Ogerón salió de la Tortugapara obligar a los bucaneros que vivían en lugares de la costade lo que hoy es Haití a negociar solamente con los barcos dela Compañía Francesa de las Indias Occidentales, y los buca-neros lo recibieron a tiros, por lo cual tuvo que volver a laTortuga sin haber logrado lo que buscaba.

Eso ocurrió hacia el 1670, de manera que para esa épocaya los bucaneros tenían unos cuarenta años cazando reses enla parte oeste de nuestra isla, y como es natural, cada vezpenetraban más adentro, hacia el Este, en busca de reses. Paraevitar que siguieran avanzando, los dominicanos formaron lasllamadas cincuentenas, grupos de 50 hombres de a caballo,armados de lanzas, que se metían en los montes y matabancuanta res veían, y además, si hallaban bucaneros cazando selos llevaban por delante. Fueron esas cincuentenas las queevitaron que la mitad, o más de la mitad de la isla, cayera enmanos de los franceses, pues los bucaneros eran franceses ydetrás de ellos iban los cultivadores y habitantes, que pornecesidades de su trabajo tenían que levantar pueblos en lossitios donde cultivaban. Lo que al fin acabaría con los buca-neros sería la falta de reses, y eso se debió en parte a los ata-ques de las cincuentenas dominicanas; y decimos que erandominicanas porque aunque nosotros éramos entonces espa-ñoles, la verdad es que esos grupos estaban formados por hi-jos del país.

En 1673 se produjo un ataque de piratas que entraron porSamaná. Es muy probable que esos piratas pertenecieran auna expedición que bajo el mando de Bertrand de Ogerónhabía salido el 7 de octubre de la Tortuga para Puerto Rico,pues en esa ocasión de Ogerón naufragó frente a Samaná. Lospiratas entraron por Samaná, tomaron Cotuí y la quemaron,mataron algunas personas, entre ellas tres mujeres, y se llevaron

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ocho, todos mujeres y niños, y además mataron reses y caba-llos. Poco después esos mismos filibusteros estuvieron haciendofechorías en la misma región; pasaron por San Francisco deMacorís y llegaron hasta los campos de La Vega, donde sem-braron el terror quemando viviendas, atacando hatos o fincasde ganado y obligando a los dueños a huir con sus reses. Lospiratas siguieron hacia el Norte, hasta llegar a los campos deSantiago; en Gurabo mataron algunas personas y se llevaronotras presas.

De Ogerón murió en París al comenzar el año de 1676.Ya para esa época muchos bucaneros se habían dedicado a laagricultura, y unos cuantos también a la piratería. Para losdías de la muerte del gobernador de Ogerón, en las costas delo que es hoy Haití había entre cuatro y cinco mil familiasfrancesas que ocupaban cinco poblados, de los cuales el másgrande era Cap Français, o Cabo Francés en español —que sellama hoy Cabo Haitiano—; y los otros eran Port-Margot,Port-de-Paix, Petit-Goâve y Léogâne, que había sido la anti-gua Yaguana, despoblada por el gobierno español a princi-pios del siglo, cuya población se juntó con la de Bayajá paraformar el pueblo de Bayaguana, cerca de la Capital.

El sucesor de Bertrand de Ogerón fue su sobrino el señorde Pouançay (se pronuncia Puansé), que murió en Petit-Goâvea fines de 1682. Cuando de Pouançay vino a morir, ya losfranceses de la parte Oeste de la isla producían más de 20 milquintales de tabaco, y el tabaco había pasado a ser un artículomás importante que los cueros de vacas. Al morir de Pouançayquedó de gobernador interino el señor de Franquesnay, y yala Tortuga había perdido su categoría de capital de la pirate-ría. Cuando llegó de Francia el nuevo gobernador, llamado elseñor de Pierre-Paul Tarin de Cussy, se estableció en CaboFrancés, donde al fin quedó fijada la capital del territorio fran-cés de Santo Domingo.

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Como puede verse, el gobierno francés se consideraba due-ño no solamente de la Tortuga sino de partes de la isla deSanto Domingo, y nombraba un gobernador en esas partesde la isla sin que tuviera ninguna autoridad legal para hacereso; y sin embargo España lo consentía. Era que España se-guía siendo un país débil, que no disponía de fuerzas parahacer respetar sus derechos.

Dos años después de haber llegado el señor Tarin de Cussya Cabo Francés comenzaba en Europa una guerra de variospaíses contra Francia, y esa guerra iba a ser muy larga y muydura para España. La guerra comenzó en 1686 y tres añosdespués, en julio de 1689, vino a reflejarse en nuestro país,pues así como en Europa, Francia y España eran países fronte-rizos, así lo eran aquí el Santo Domingo español y el Saint-Domingue francés, y así como en Europa las tropas francesaspenetraron en España por Cataluña y llegaron hasta a tomarla ciudad de Barcelona, así aquí Tarin de Cussy, puesto alfrente de mil hombres, entró hasta Santiago, ciudad que tomóy saqueó y quemó. Lo único que se salvó de la ciudad cibaeñafue la iglesia, y eso se debió a que el rey de Francia, Luis XIV

—o Catorce— se las daba de ser muy católico y les ordenabaa sus tropas no saquear ni destruir las iglesias del enemigo.Los historiadores dominicanos dicen de ese ataque lo mismoque dicen de los que sufrió Santiago durante ese siglo, quefue hecho por los bucaneros; pero resulta que si para esa épocaquedaban bucaneros en la isla debían ser muy pocos porqueya prácticamente no había reses cimarronas en la parte Oestede la isla. El ataque fue hecho por habitantes o cultivadores yalgunos filibusteros o piratas, que también de estos últimosiban quedando pocos.

La guerra se había extendido no sólo a nuestra isla sino atodo el Caribe, y como Inglaterra tomaba parte en ella dellado contrario a Francia, eran frecuentes los ataques de los

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franceses de nuestra isla a Jamaica. Las autoridades inglesasde Jamaica y las españolas de nuestro país se pusieron de acuer-do para lanzar una ofensiva sobre los franceses del Oeste; enesa ofensiva, los ingleses atacarían Cabo Francés desde el mary los domínico-españoles atacarían la misma ciudad por tie-rra. Esa sería la respuesta a la toma, el saqueo y la destrucciónde Santiago.

Las tropas que actuaron por tierra estaban compuestas ensu gran mayoría por dominicanos, es decir, por naturales denuestro país, porque como se dijo en este mismo folleto, to-davía no éramos dominicanos desde el punto de vista legal yni siquiera había aquí personas con la intención de dejar deser legalmente españoles. Esas tropas entraron en la parte fran-cesa por el Norte y encontraron a las de Francia en un lugarllamado Sabana Real o La Limonada, y también Sabana Realde la Limonada, bastante cerca de Cabo Francés. La batallafue feroz. Del lado francés murieron el gobernador Tarin deCussy y todos los jefes, así como unos 300 soldados. La ciu-dad de Cabo Francés fue saqueada y destruida totalmente. Lacolumna domínico-española pudo haber seguido penetrandohacia el Oeste, y pudo haber dejado guarnición en Cabo Fran-cés, pero no lo hizo. Después de haber destruido la ciudad,abandonó el lugar y volvió a nuestro territorio.

La batalla de La Limonada se llevó a cabo el día 21 deenero de 1691, y desde entonces esa fecha fue dedicada a laveneración de la Virgen de La Altagracia, de manera quecomo podemos ver la celebración del día de La Altagraciatiene su origen en una victoria militar, así como la celebracióndel día de las Mercedes tiene su origen en la victoria de losespañoles sobre los indios, obtenida en el Santo Cerro en losdías de la conquista de la isla. Es bueno fijarse en esos detallespara comprender el papel que ha jugado la religión en la his-toria de los pueblos.

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Al ataque y la destrucción de Cabo Francés respondieronlos franceses de nuestra isla con numerosos e importantes ata-ques a Jamaica, que fue invadida en julio de 1694 por elgobernador que pasó a ocupar el cargo después de la muertede Tarin de Cussy. Este nuevo gobernador se llamaba Ducasse,y este Ducasse hizo mucho daño en Jamaica, a tal punto quelos ingleses decidieron acabar con su poderío para lo cual secombinaron con las autoridades españolas de nuestro país, talcomo lo habían hecho cuatro años antes.

De acuerdo con el plan que se acordó, de nuestro país sal-drían 1,500 hombres, que hicieron su camino hasta SabanaReal de la Limonada sin hallar enemigos; llegaron a ese lugarel 24 de mayo de 1695 y allí se unieron con tropas inglesas,junto con las cuales debían avanzar hacia Cabo Francés. Perola marina inglesa, que atacaría por el mar, bombardeó y tomóla ciudad con sus fuerzas sin avisarles nada ni a la infanteríainglesa ni a las tropas domínico-españolas; además de tomarla ciudad, la marina inglesa la saqueó y no dejó nada de valorpara la infantería inglesa ni para los soldados nuestros, detodo lo cual vino a resultar una serie de discusiones y pleitosentre unos y otros que terminaron con la determinación delos domínico-españoles de retirarse hasta nuestro país. Deacuerdo con los planes que se habían hecho, esas fuerzas y lade los ingleses debieron atacar otros puntos franceses, pero elplan no se siguió.

Ducasse, que era un gobernador muy activo, reconstru-yó Cabo Francés, llevó a esa ciudad la población de Port-de-Paix y la de la pequeña isla de Santa Cruz, que está situadacerca de Puerto Rico, y le propuso al gobierno francés laconquista de la parte española de nuestra isla, es decir, laporción que hoy es la República Dominicana. Pero en vezde lanzarse contra nosotros, el rey de Francia ordenó la tomay saqueo de Cartagena, ciudad de lo que hoy es Colombia; y

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el mismo Ducasse participó en ese ataque, que tuvo lugar enel mes de abril de 1697.

Cuando se producía el ataque a Cartagena ya estabanegociándose la paz de Ryswick, que iba a ser firmada el 20 deseptiembre de 1697. Mediante ese tratado Luis XIV, el rey deFrancia, devolvió a España todos los territorios que le habíatomado en la guerra. Pero sucedió que el Tratado de Ryswickno mencionó para nada la isla de Santo Domingo. Los embaja-dores españoles actuaron como si se hubieran olvidado de quehabía una parte de una isla española ocupada por los franceses,y al olvidarse de esa parte de esa isla, que era la nuestra, vino asuceder que los franceses quedaron autorizados legalmente aser los dueños de esa parte que estaban ocupando.

Al quedar ratificado o confirmado el Tratado de Ryswickfaltaban sólo dos años y medio, o algo así, para la terminacióndel siglo XVII —o Diecisiete— que finalizaría el 31 de di-ciembre del año 1700; y hacía unos 206 años que Españaocupaba la isla de Santo Domingo. A partir de la ratificacióndel Tratado de Ryswick la parte francesa sería reconocida conel nombre de Saint-Domingue y tendría su capital en Cap-Français, que en la lengua española se decía Cabo Francés,aunque la gente de nuestro país le llamaba el Guarico.

Ahora con todos los datos que figuran en el folleto Nº 4* yen éste podemos darnos cuenta de que en las luchas de lasburguesías de Holanda, Inglaterra y Francia contra el poderespañol, España fue perdiendo territorios en el Caribe, y de-bido a que no pudo defender la pequeña islita de la Tortugaacabó perdiendo una parte de la isla de Santo Domingo, quehabía sido el primer lugar en América donde se había estable-cido el imperio español.

* Cfr., Sobre las causas de los ataques a Santo Domingo en los siglos XVI y XVII (I),pp.45-58 de esta edición (N. del E.).

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Al terminar el siglo XVII, pues, en nuestra isla había dos paí-ses diferentes, el Santo Domingo español y el Saint-Dominguefrancés, y de ellos saldrían a su tiempo la República de Haitíy la República Dominicana.

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SANTO DOMINGO EN EL SIGLO XVIII*

Hemos visto, de manera muy general, la historia de nuestropaís hasta fines del siglo XVII —o Diecisiete—, o mejor di-cho, hasta que se firmó el Tratado de Ryswick, cosa que suce-dió el 20 de septiembre de 1797. Como se explicó en el folle-to Nº 5**, ese tratado fue el que vino a darle legalidad a laexistencia de una autoridad francesa en ciertos lugares de laparte Oeste de nuestra isla. Esos lugares no eran entonces losmismos que hoy ocupa Haití; eran, principalmente, la islitade la Tortuga y la región del Noroeste, desde un poco más acáde la antigua Bayajá —que se llama hoy Fort-Liberté—, yen-do hacia el Oeste, hasta abarcar todo lo que es la Mole de SanNicolás; y además de eso, algunos pueblos en las orillas delmar en el oeste y el sur de lo que es actualmente Haití, ytambién algunos pequeños pueblos en el interior. En total, laparte francesa era entonces tal vez menos de la mitad de loque es hoy Haití. Con el andar de los años los franceses iríanavanzando hacia el Este, es decir, sobre nuestro territorio, hastaque unos ochenta años después del Tratado de Ryswick losgobiernos de España y Francia se pondrían de acuerdo para

* 5ta. edición, Santo Domingo, Talleres Gráficos, 1984 (Colección EstudiosSociales; 6).

** Cfr., Sobre las causas de los ataques a Santo Domingo en los siglos XVI y XVII (II),pp.59-72 de esta edición (N. del E.).

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establecer la primera frontera entre las dos colonias: la france-sa, llamada Saint-Domingue, y la española, llamada SantoDomingo. Al llegar aquí debemos hacer un alto para repasarrápidamente todo lo que se ha dicho en los folletos anteriores,a fin de comprender cómo y por qué vino nuestra isla a que-dar dividida en dos colonias, una de Francia y una de España,pues esa división es uno de los hechos más importantes quehay en la historia de nuestra isla, y por tanto de nuestro país,y a la vez en la historia de América, y especialmente de laregión del Caribe. Lo que principalmente debemos tener encuenta a la hora de hacer ese repaso es que la división de nuestraisla en dos colonias se debió no a nosotros mismos sino a lasluchas de los países de Europa contra España, y a que esa luchatenía por objeto quitarle a España tierras de América para ex-plotarlas con la finalidad de obtener riquezas, como era, porejemplo, la que podía proporcionar el azúcar. España no podíaexplotar nuestra isla, pero Francia sí podía hacerlo, como lohizo en la parte que acabaría llamándose Haití.

Cuando se firmó el Tratado de Ryswick en España gober-naba Carlos II, a quien el pueblo español llamaba el Hechiza-do, palabra que significaba igual que el Embrujado; y lo lla-maba así porque era un retardado mental. Ese estado mentaldel rey se debía a que en su familia había habido degenera-ción mental desde hacía más de dos siglos, y los reyes de Es-paña acostumbraban casarse con primas hermanas y sobrinas,de manera que el mal se agravaba a medida que iban nacien-do descendientes de esos reyes. Al mismo tiempo que en Espa-ña gobernaba ese Carlos II el Hechizado en Francia gobernabaLuis XIV —o Catorce—, y como Carlos el Hechizado no teníahijos, y por tanto en España no había un príncipe que heredarael título de rey, Luis XIV aspiraba a que un hijo o un nieto suyofuera nombrado por Carlos II heredero del reino de España. Enesa época eran los reyes los que nombraban a sus herederos

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cuando no habían tenido un hijo. Tras algunos años de lu-chas y de intrigas entre todos los gobiernos de Europa, quetrataban de impedir que Francia y España acabaran algún díauniéndose bajo un mismo rey, Luis XIV consiguió que Carlosel Hechizado nombrara heredero suyo, y por tanto herederodel título de rey de España, a Felipe de Borbón, duque deAnjou, nieto de Luis XIV. Y así fue como vino a suceder queal morir Carlos el Hechizado, cosa que sucedió cuando ya ibaa terminar el año 1700 y por tanto cuando ya tocaba a su finel siglo XVII, España pasó a tener un rey francés, que subió altrono con el nombre de Felipe V —o Quinto—. El nuevo reyllegó a España en enero de 1701, es decir, al comenzar el sigloXVIII, y al año siguiente comenzó la larga guerra llamada dela Sucesión, en la cual Holanda, Inglaterra y el Imperio Aus-tro-Alemán se lanzaron contra España y Francia dispuestos asacar de España de todas maneras al nuevo rey para poner ensu lugar a un príncipe del Imperio Austro-Alemán. Y así fuecomo vino a suceder que al comenzar el siglo XVIII las doscolonias de nuestra isla, el Santo Domingo español y el Saint-Domingue francés, se aliaron en esta parte del mundo a con-secuencia de la alianza de España y Francia en Europa.

Al llegar aquí debemos recordar que nosotros éramos unacolonia muy pobre, y que el dinero que hacía falta para pagara las autoridades españolas que había en nuestro país, así comoa los militares, era mandado desde México unas veces y otrasveces desde Panamá, que eran, igual que nosotros, territoriosespañoles. Ese dinero tenía un nombre, que era el de “situa-do”, tal como está explicado en la página 11 del folleto Nº 4*.El situado llegaba a Santo Domingo desde el 1608, es decir,desde poco después de las llamadas despoblaciones, y como es

* Cfr., Sobre las causas de los ataques a Santo Domingo en los siglos XVI y XVII (I), p.53de esta edición (N. del E.).

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natural, al verse envuelta en la guerra de la Sucesión, Españanecesitaba todo el dinero de América, de manera que no po-día mandar aquí el situado con regularidad, y cuando el si-tuado faltaba dos o tres años corridos, todo el mundo teníaque vivir del fiado y los comercios se quedaban con los tramosvacíos a tal extremo que a veces no había nada que vender.

Aunque al final de la guerra Felipe V siguió siendo rey deEspaña, a España le fue mal en esa larga lucha, que vino aterminar con la llamada Paz de Utrecht, que se firmó en elmes de abril de 1713 en la ciudad holandesa que tiene esenombre. España perdió en la guerra varios puntos de Italia yde la propia España, como por ejemplo el Peñón de Gibral-tar, que todavía hoy es inglés. En cuanto a los países de Amé-rica, no perdió tierras, pero tuvo que darle autorización a In-glaterra para que mandara a América cada año un buque con500 toneladas de mercancías y para vender en nuestros países144 mil esclavos en 30 años. Esa fue la primera vez, desdeque descubrió nuestras tierras, hacía unos 220 años, que Es-paña aceptaba que un país extranjero hiciera negocios en susterritorios americanos, lo que significa que con la guerra de laSucesión quedó roto el monopolio comercial que España te-nía en América. El tratado que firmaron España e Inglaterramediante el cual se rompía el monopolio comercial españolen América se llamó del Asiento, y la falta de cumplimientode algunos aspectos de ese tratado iba a dar lugar a variosencuentros en la región del Caribe, y en varios de esos en-cuentros iban a tomar parte muchos dominicanos.

Después que España le reconoció a Francia autoridad so-bre una parte de la isla los grandes comerciantes de Franciaque vendían productos tropicales pasaron a invertir capitalesen lo que pasó a ser la parte francesa de Santo Domingo. Conesos capitales los oligarcas esclavistas franceses de la isla com-praban esclavos y los ponían a producir azúcar, melado, ron,

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café, cacao, algodón, y un producto llamado índigo o añil,que se usaba en aquellos tiempos para darles color a las telas ypara terminar el lavado de la ropa blanca. Fue así como en laparte francesa aumentó la esclavitud y con ella aumentó elpoder y el número de los oligarcas esclavistas franceses. Mien-tras tanto, la parte española, es decir, nuestro país, seguía siendomuy pobre; era tan pobre que en los primeros años del sigloXVIII, mientras duró la guerra de la Sucesión, nuestras únicasentradas, además del situado —que llegaba de manera irre-gular, como se dijo antes—, procedían de lo que se les vendíaa los franceses de la otra parte de la isla.

Lo que les vendíamos a los franceses era algo de andullos yanimales como caballos, mulos y vacas. Los franceses, como sedijo ya, avanzaban sobre nuestro territorio, aprovechándosede que no se había fijado la frontera, y esos avances dabanlugar a muchos incidentes con las autoridades españolas, queponían pelotones militares a resguardar los pasos y ademásdebían impedir que pasaran productos de nuestro país a laparte francesa sin la debida autorización. Esa autorización serequería porque las autoridades españolas mantenían bajo sucontrol las ventas de animales que había en los hatos vecinosa la parte francesa. Debido a la prohibición, muchos haterosdominicanos pasaban al otro lado animales de contrabando, yeso dio lugar a que en los años de gobierno del brigadierFernando Constanzo Ramírez, que estuvo mandando en nues-tro país a nombre de España desde el 1715 al 1723, se pro-dujera la llamada Revuelta de los Capitanes.

¿En qué consistió la Revuelta de los Capitanes?Consistió en lo siguiente: el gobernador Ramírez había

puesto una guardia en un llamado Monte Coussin, con ordende no dejar pasar animales a la parte francesa. Pero sucedióque un grupo de hateros de Santiago, entre los que iba el capi-tán Santiago Morel de Santa Cruz, cuyo hermano era obispo de

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La Habana (Cuba) —lo que da una idea de la importancia de lafamilia Morel de Santa Cruz—, pasó a la fuerza hacia la partefrancesa, y eso era algo muy grave en tiempos de España, puesel gobierno español no toleraba que se le faltara el respeto a laautoridad. El gobernador Ramírez mandó fuerzas a prender alos que habían atropellado a la guardia de Monte Coussin, ysucedió que bajo el mando del capitán Santiago Morel de SantaCruz los perseguidos les hicieron frente a esas fuerzas y tuvie-ron el apoyo de mucha gente de Santiago, entre ella algunosque también eran capitanes, de donde vino el nombre de Re-vuelta de los Capitanes. La pelea terminó cuando intervino elcura de Santiago, que se presentó en medio de los combatientescon la custodia en la mano, y en esa época la presencia de lacustodia era respetaba por todo el mundo. Fue así como selogró que los capitanes y sus seguidores se rindieran presos. Laacusación que se les hizo fue que se proponían entregar la ciu-dad de Santiago a los franceses; y en esa acusación es donde sehalla la importancia de la llamada Revuelta de los Capitanes.

¿Por qué?Porque la acusación tenía buenos fundamentos si se mira-

ba desde el punto de vista de lo que pasaba en nuestro país enel orden social.

Para esa época en nuestro país había una sociedad esclavista,pero diferente de la que había en la parte francesa de la isla.En la parte francesa había una oligarquía esclavista capitalis-ta, es decir, que explotaba a los esclavos para sacar de ellosgrandes riquezas por medio de los productos que los dueñosde esos esclavos vendían en Francia; mientras que en nuestropaís había una oligarquía esclavista patriarcal, esto es, queusaba a los esclavos en trabajos de sirvientes de las casas o enproducir lo indispensable para ir viviendo, especialmente fru-tos agrícolas cultivados en estancias y conucos que sólo sevendían en las plazas o mercados de los pocos pueblos que

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había en el país; o usaban a esos esclavos en los trabajos de loshatos. Los esclavistas dominicanos dueños de hatos eran loshateros, y los hateros del Cibao y del Sur vendían sus reses ysus mulos y caballos a los franceses de la otra parte de la isla, yesos animales eran baratos debido a que se criaban de maneranatural, sin ninguna atención. Ahora bien, los oligarcasesclavistas patriarcales de nuestro país debían ver con envidiaa los oligarcas esclavistas capitalistas de la parte francesa, puesmientras los primeros vivían mal pasando los segundos vivíancomo príncipes, y eso se comprueba leyendo lo que escribióun cura oligarca dominicano llamado Antonio SánchezValverde en su libro Idea del valor de la Isla Española. Es casiseguro que los oligarcas de aquí creían que la diferencia denivel de vida que había entre ellos y los oligarcas franceses sedebía a que el gobierno francés era mejor que el gobiernoespañol, de donde debía resultar lógico que los de aquí desea-ran ser franceses en vez de ser españoles.

Volviendo al Tratado del Asiento, los ingleses no lo cum-plieron, pues bajo el pretexto de que estaban autorizados amandar cada año un barco de 500 toneladas a los países deAmérica enviaban en verdad varios barcos que se dedicaban ahacer el contrabando. Eso dio lugar a unas cuantas guerrascortas, llamadas en Santo Domingo “guerras del contraban-do”. Ya ustedes saben lo que quería decir “hacer el corso” o“hacer guerra de corso” y el significado de la palabra “corsario”,porque eso está explicado en la página 5 del folleto Nº 4*. Puesbien, España había autorizado a los hijos de sus territorios deAmérica a hacer la guerra del corso desde el siglo anterior, yen los años de la guerra de la Sucesión hubo dominicanos quela hicieron. Por ejemplo, don Manuel Duarte convirtió en

* Cfr., Sobre las causas de los ataques a Santo Domingo en los siglos XVI y XVII (I), p.48de esta edición (N. del E.).

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corsario su barco Nuestra Señora del Rosario y hay constancia deque en el año 1705 capturó tres barcos enemigos, que posi-blemente eran ingleses.

En esos tiempos no se conocían los barcos de hierro; todoseran de madera y navegaban a base de las velas, que eranempujadas por el viento. Pero había también cayucos o pira-guas. El cayuco o la piragua era un bote largo hecho de untronco de árbol, al que se le hacía un hueco grande mediantela candela, tal como lo hacían los indios antes de la llegada delos españoles. (Hasta hace pocos años los habitantes del lugarque se llamaba Los Mina, donde hoy está el barrio del mismonombre, en la Capital, usaban cayucos para cruzar el ríoOzama a fin de llevar sus frutos a un mercadito que había, enlos muelles, al pie de la llamada Ceiba de Colón). Pues bien,hubo dominicanos tan arriesgados que hacían el corso encayucos o piraguas. El capitán corsario pasaba a ser dueño delbarco enemigo que capturaba, pero además el gobierno espa-ñol daba premios a los corsarios, uno por cada prisionero quehicieran en los barcos enemigos que capturaban, otro por cadacañón, y si el buque enemigo era capturado al abordaje, esdecir, por asalto, el premio era igual a la cuarta parte del valordel barco apresado. Hubo corsarios de las islas españolas delCaribe que se hicieron muy ricos, como fue el caso de unzapatero puertorriqueño, hijo de un esclavo; se llamaba Ma-nuel Henríquez y al terminar la guerra de la Sucesión el reyFelipe V le dio la medalla de la Real Efigie y el título deCapitán de Mar y Guerra. En nuestro país hubo gente que sehizo de dinero ejerciendo el corso contra los ingleses durantelas pequeñas guerras del contrabando, y sin embargo la po-breza general era tan grande que para el año 1737, segúnrefiere Sánchez Valverde, más de la mitad de las casas de laCapital estaban arruinadas y la mayoría de ellas se hallabanvacías. Ese escritor dice que había casas y solares que nadie

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sabía de quiénes eran porque hacía ya muchísimos años quesus propietarios habían abandonado el país o ellos y sus des-cendientes habían desaparecido. Podemos hacer el cálculo deque de las 600 casas que tenía la Capital allá por el año 1550,sólo unas 200 estaban habitadas en el 1737; y en 200 casasdebían vivir unas mil personas.

En octubre de 1739 comenzó entre ingleses y españolesuna nueva guerra, la que se llamó en Inglaterra de la oreja deJenkins o del Asiento y en Santo Domingo se conoció porguerra de Italia. En esa guerra los ingleses atacaron algunospuntos del Caribe, como Portobelo en Panamá; Cartagena,en lo que hoy es Colombia, y Santiago de Cuba; pero el ma-yor número de combates se dio en el mar por obra de loscorsarios, y los corsarios dominicanos tomaron parte activa enellos. Sánchez Valverde dice que mucha gente de la Capital sehizo rica haciendo el corso. Entre los capitanes corsarios men-cionados por él estaban un tal José Antonio, Domingo Gue-rrero, Francisco Valencia, un tal Olave, y según afirma SánchezValverde: “Sobre todo, Don Francisco Gallardo, que hizo másy mayores presas que ninguno”. Otro historiador, Fray Ciprianode Utrera, asegura que en el mes de junio de 1747, “Domin-go Sánchez Moreno y José Sánchez apresaron una fragata in-glesa de 22 cañones y pedreros con un cargamento de 192negros, de marfil, cera y palo de tinte, todo valorado en 32,000pesos” (32 mil pesos de aquella época equivalían a muchomás de 100 mil pesos de ahora).

Si es verdad que la guerra del corso estaba haciendo ricos aalgunos dominicanos que arriesgaban la vida en la mar paraganarse unos miles de pesos, en cambio no es verdad que elpaís estuviera progresando a causa de esas actividades. El pocoprogreso se debía sobre todo al enorme desarrollo económicoque estaba dándose en la parte francesa de la isla. Franciahabía entrado en la guerra como aliada de España, de manera

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que otra vez volvieron a ser aliados los habitantes de nuestropaís y los de la parte francesa, y resultaba que a pesar de queFrancia se hallaba en guerra con los ingleses, los artículos queproducía la parte francesa de la isla se vendían en territoriosingleses de América, así como los de esos territorios inglesesse vendían aquí y en la parte francesa. Los territorios inglesesmás importantes eran las llamadas Trece Colonias, que hoy sonlos Estados Unidos. Sus habitantes les vendían a los francesesde nuestra isla bacalao, harina, herramientas y esclavos, y lescompraban azúcar y melado para hacer ron. Esas compras y esasventas se hacían de contrabando a través de territorios de Ho-landa y Dinamarca, que eran países neutrales, esto es, que noparticipaban en la guerra. Mientras tanto, los negocios de nuestropaís con los vecinos franceses iban ampliándose, pues ellos ne-cesitaban cada vez mas mulos, más reses, más andullos y tabacoen rama; y por último, allá por el año de 1740 el gobernadorZorrilla de San Martín declaró libre el comercio que se hacíacon los países neutrales, con lo cual Curazao y Santomas, islitasde Holanda y Dinamarca, empezaron a vendernos y a comprar-nos. Ya para el 1750 el país tenía cierta prosperidad, como nola había tenido desde que allá por el siglo XVI —o Dieciséis—había fracasado la industria del azúcar.

En el 1751 se fundó Monte Cristi, que quedó declaradopuerto libre por diez años, y como en 1756 comenzó entreInglaterra y Francia la llamada guerra de los Siete Años, elpuerto de Monte Cristi fue el punto donde franceses y yan-quis, enemigos en la guerra, se reunían para hacer negocios.Desde la parte francesa de la isla llegaban a Monte Cristi bo-tes y balandras con azúcar y otros productos, que descarga-ban allí, y cargaban productos yanqui que a su vez habíansido llevados al mismo lugar por barcos yanquis. Hubo díasque en Monte Cristi llegaron a reunirse hasta 130 barcos, aun-que desde luego la mayoría eran pequeños, y eso convirtió a

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Monte Cristi en el punto más importante del país en el aspec-to económico. Con lo que le dejaba a nuestra parte de la isla elcomercio libre de la Capital y de Monte Cristi, algunas perso-nas se animaron a montar ingenios y trapiches para hacer azú-car y melado, pero fueron más bien pequeños y medianos ysólo unos 20.

En diciembre de 1761 España entró en la guerra del ladofrancés, y entonces volvieron a actuar los corsarios dominica-nos, entre los cuales hubo uno llamado Lorenzo Daniel, aquien llamaban Lorencín, y según dice Sánchez Valverde élsólo asaltó y capturó más de 60 barcos ingleses, tanto mer-cantes como de guerra, aunque parece que no lo hizo sola-mente durante esa guerra sino en todas las que tomó parte.En esa guerra de los Siete Años se destacaron como capitanescorsarios, además de Lorencín, Juan Bautista, San Marcos,Juan Cueto y Domingo Antonio Serrano. A la prosperidaddel comercio se unió entonces la que provenía del corso. Aho-ra bien, esa cierta prosperidad estaba llamada a desaparecertal como había llegado, pues si llegaba por causas que no seoriginaban en la voluntad de los dominicanos sino en el desa-rrollo económico de la parte francesa de la isla y en la guerraque mantenían los gobiernos de Europa, se perdería debido acausas no dominicanas. Y la más importante de esas causas nodominicanas iba a ser, precisamente, la creciente riqueza de laparte francesa.

¿Cómo puede explicarse eso?Pues se explica porque la riqueza creciente de la parte fran-

cesa de la isla salía de la explotación de los esclavos. Esa explo-tación era tan salvaje que se calcula que la vida útil de unesclavo era sólo de siete años, porque el exceso de trabajo, elmaltrato y la alimentación pobre lo agotaban de tal maneraque o moría joven o quedaba inútil a edad temprana. Allá parael año 1780 en la parte francesa de la isla —o Saint-Domingue,

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como se llamaba oficialmente— había alrededor de mediomillón de esclavos y sólo unos 40 ó 42 mil blancos franceses,y de estos la mayoría estaba compuesta por franceses pobres,soldados o empleados de sueldos bajos. Los grandes oligarcasdueños de ingenios de azúcar, de cacaotales, cafetales, alam-biques de ron, siembras de algodón y de índigo y fábricasde añil eran una minoría, y de esa minoría la tercera parteestaba formada por hijos de franceses y de haitianas negras ymestizas. Los oligarcas blancos franceses eran llamados losgrandes blancos, los oligarcas mulatos eran llamados losafranchís, los blancos pobres y de mediano pasar eran llama-dos los pequeños blancos, y los mulatos y negros libres demediano pasar y pobres eran llamados los libertos. Estos últi-mos podían ser unos 60 mil.

Hay que tomar en cuenta que debido a que la explotaciónera muy intensa en la parte francesa de la isla, también eraintensa la lucha de clases, y que esa lucha era no sólo entreoligarcas franceses y los oligarcas afranchís, y entre esos dosgrupos y los pequeños blancos, y entre estos tres y los libertos.

En nuestro país la lucha de clases era mucho menos inten-sa, puesto que sólo había de 10 a 12 mil esclavos, y la granmayoría trabajaban no para producir riqueza para una mino-ría, como sucedía en la parte francesa, sino para el consumode sus amos y de ellos, bien en estancias y conucos y hatos,bien como sirvientes o en la cocina. Para darnos cuenta de ladiferencia que había en el tipo de esclavitud patriarcal nues-tra y la de la parte francesa de la isla debemos tomar nota deque en la parte francesa había cerca de 800 ingenios, la mayorparte grandes, y nosotros teníamos sólo unos 20, medianos ypequeños, y además que allá había más de 8 mil estableci-mientos industriales y agrícolas, y aquí ni siquiera sabemoscuántos había, pero eran pocos. En la parte francesa una mi-noría explotaba a casi medio millón de esclavos, sacándoles la

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sangre para enriquecerse; y esa explotación iba a dar lugar auna tremenda revolución, cuyos resultados serían de granimportancia para nuestro país.

De esa revolución se hablará en el folleto Nº 7*.Santo Domingo,20 de julio de 1971.

* Cfr., La Revolución Haitiana, pp.87-99 de este volumen (N. del E.).

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LA REVOLUCIÓN HAITIANA*

La Revolución de Haití fue provocada por la gran Revolu-ción que comenzó en Francia en el año 1789. Esa RevoluciónFrancesa está considerada como uno de los acontecimientosmás importantes de la historia del mundo, y es necesario sa-ber por qué se le da tanta importancia.

Se le da porque ella fue la primera que estableció concarácter general y universal el principio de que todos loshombres son iguales ante la ley, lo mismo si son blancos quesi son negros; si nacieron nobles o plebeyos, es decir, noaristócratas; si son ricos que si son pobres. Además, la Re-volución Francesa fue la gran revolución de la burguesíaeuropea porque repercutió en la mayoría de los países deEuropa provocando en ellos la revolución burguesa, princi-palmente a través de las acciones guerreras de NapoleónBonaparte, y se llevó a cabo no sólo en el terreno social yeconómico sino también en el ideológico, y a este últimoaspecto se deben, entre otras cosas, el Código de Napoleóny el avance científico de Francia en el siglo XIX.

Al comenzar el año 1789 Francia era un país que teníauna burguesía poderosa, de las más ricas y poderosas delmundo, pero el gobierno estaba en manos de la nobleza des-cendiente de los señores feudales, y tanto las leyes como la

* Santo Domingo, Talleres Gráficos, 1971 (Colección Estudios Sociales; 7).

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organización del país correspondían en muchos aspectos a laépoca del feudalismo. Por ejemplo, los descendientes de losseñores feudales seguían cobrando los impuestos que paga-ban los comerciantes por llevar mercancías a través de sustierras y seguían teniendo muchos de los privilegios de lostiempos feudales. Aunque para el 1789 Francia era un paíscapitalista; allí seguía habiendo siervos y señores, como loshabía tres siglos atrás, y los ricos burgueses tenían dinero perono tenían ni poder político ni categoría social. Esa categoríasolamente la tenían los nobles o aristócratas.

Con la excepción de la nobleza, al llegar el año de 1789todos los franceses tenían necesidad de un gran cambio ensu país; la tenían los burgueses porque querían tomar elgobierno para usar el poder político en favor de sus nego-cios y sus intereses; la tenía la pequeña burguesía para dis-frutar de derechos que las leyes no le reconocían; la teníanlos trabajadores de las ciudades y los del campo porque susituación económica y legal era desesperada; la tenían lossiervos campesinos porque vivían como bestias de carga. Poresa razón la Revolución Francesa fue hecha por un frenteunido de clases y capas, bajo la dirección de la burguesía,todos en lucha contra la antigua nobleza; y fue a un mismotiempo una revolución social, económica y política, que cam-bió la vida del país en esos tres aspectos. Como la mayorparte de los pueblos de Europa estaban en situación pareci-da a la de Francia, esa revolución tuvo una enorme popula-ridad internacional y tuvo el respaldo de los pueblos y losburgueses en todas partes del mundo. Al mismo tiempo,como es natural, los gobiernos veían en la Revolución Fran-cesa un terrible enemigo, y entre ellos estaba el de España; yla actitud del gobierno de España frente a la RevoluciónFrancesa iba a repercutir en nuestro país, que era por esostiempos territorio español.

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En el folleto Nº 6* se explicó que en Haití había profundascontradicciones entre los grandes oligarcas blancos y los grandesoligarcas afranchís o mulatos; que las había también entrecada uno de esos dos sectores y los llamados pequeños blan-cos franceses, y entre esos tres grupos y los libertos haitianos—que eran los negros y los mulatos libres—, y sucedía quelos esclavos formaban la mayoría de la población. Pues bien,la Revolución Francesa puso en movimiento todas esas con-tradicciones, lo que se explica porque el país vecino era unacolonia de Francia y lo que estaba pasando en Francia teníanecesariamente que repercutir allí. Al ponerse en marcha lascontradicciones, las fuerzas sociales que había en el seno decada uno de esos sectores chocaron violentamente, y el cho-que produjo la Revolución Haitiana.

¿Cómo se llevó a cabo el movimiento de esas fuerzas? Demanera gradual, como vamos a ver ahora.

En primer lugar, el gobierno revolucionario de Franciaordenó que en Haití se eligieran asambleas departamentales.En Haití había tres Departamentos, que era como decir pro-vincias; el del Norte, con su capital en Cap-Français, hoy CaboHaitiano; el del Oeste, con su capital en Port-au-Prince, queera al mismo tiempo la capital de la colonia; y el del Sur, consu capital en Les Cayes. Como los hijos o descendientes denegros no tenían derechos civiles, los oligarcas blancos alega-ron que los oligarcas afranchís no podían ser candidatos enesas elecciones, y los dejaron fuera de ellas; pero además esta-blecieron que sólo podían ser elegidos los blancos que tuvie-ran más de 10 esclavos, con lo cual dejaron afuera también alos llamados pequeños blancos. Las asambleas departamenta-les eran las únicas que de acuerdo con la ley podían enviarrepresentantes de Haití ante el gobierno revolucionario de

* Cfr., Santo Domingo en el siglo XVIII, pp.73-86 de este volumen (N. del E.).

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Francia, y así los grandes blancos pasaron a ser los únicos quetenían poder político en la colonia. Los oligarcas mulatos oafranchís respondieron organizando movimientos contra lagran oligarquía blanca, y como resultado de esos movimien-tos, un grupo de oligarcas mulatos se levantó bajo la jefaturade uno de ellos, llamado Vincent Ogé. Ogé y su gente fueronderrotados y Ogé huyó hacia nuestro país, pero las autoridadesespañolas se lo entregaron a los franceses, y Ogé, un hermanosuyo y otro jefe del movimiento fueron condenados a morirdespedazados por una gran rueda de hierro llena de puyas mien-tras 22 de sus compañeros morían ahorcados. La sentencia secumplió el 21 de febrero de 1791, en Cap-Français.

La muerte de Ogé y de sus compañeros provocó el levan-tamiento de los principales oligarcas afranchís del sur y de lamasa del pueblo de Port-au-Prince, de donde tuvieron quehuir los oligarcas blancos y muchos pequeños blancos que seoponían resueltamente a los oligarcas afranchís. En la nochedel 14 de agosto de ese año (1791) comenzó la rebelión de losesclavos, que se inició en el Monte Caimán, cerca de Cap-Français, bajo la jefatura de un esclavo llamado Dutty Boukman.En esa región había numerosos ingenios de azúcar y por lomismo había muchos esclavos. Al amanecer del día 15 estabanardiendo los ingenios y los cañaverales y las casas de todos lossitios vecinos. Los amos, sus mujeres y sus hijos eran muertos amachetazos y quemados en sus propias casas, que eran mansio-nes lujosas. Inmediatamente después se levantaron los esclavosde todos los alrededores de Cap-Français, y cuando los grandesoligarcas blancos de la capital del Departamento del Norte vi-nieron a darse cuenta la ciudad estaba cercada por millares ymillares de esclavos que destruían todo lo que les salía al paso.

Para esos días los grandes blancos habían fortalecido su po-sición en Port-au-Prince, de donde habían salido los afranchís,que a su vez se habían hecho fuertes en el Departamento del

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Sur. En un encuentro que tuvo lugar en las cercanías de Port-au-Prince el 12 de septiembre, los oligarcas blancos fueronderrotados vergonzosamente. Los oligarcas blancos aceptaronla derrota y negociaron un acuerdo con los oligarcas afranchís;según ese acuerdo los oligarcas mulatos podrían ser candida-tos en las elecciones para la asamblea de Port-au-Prince, quetendrían lugar el 21 de noviembre de ese año (1791); peroprecisamente ese día los oligarcas blancos, con la ayuda de losoficiales franceses, sacaron los cañones de un cuartel y se dedi-caron a matar a cañonazos a los oligarcas afranchís, a los mu-latos y negros libres y a los esclavos.

El 1º de diciembre llegó a la capital de la colonia una co-misión de tres personas que enviaba el gobierno revolucio-nario de Francia con la misión de resolver los problemas deSaint-Domingue. Para esos días las luchas desatadas habíancostado, solamente en Cap-Français, la vida de unos milblancos y unos 10 mil esclavos; unos 200 ingenios de azú-car habían quedado destruidos y la ciudad tenía partes enruinas; pero los esclavos rebeldes habían sido derrotados yBoukman había sido fusilado. Ahora bien, cerca de las fron-teras de nuestro país había grupos de esclavos rebeldes queoperaban bajo la jefatura de antiguos esclavos; uno de esosjefes se llamaba Biassou, y con Biassou se hallaba un oficialque iba a ser conocido en el mundo entero con el nombre deToussaint Louverture.

Para el mes de mayo de 1792 llegaron a Saint-Dominguefuerzas militares francesas y un decreto de la Asamblea Legis-lativa de Francia —que era la que hacía las leyes revoluciona-rias—, firmado por el rey Luis XVI —o Dieciséis— en el quese establecía que los mulatos y los negros libres, es decir, queno fueran esclavos, debían tener los mismos derechos que losblancos. Por ese decreto los oligarcas mulatos o afranchís pa-saban a tener el derecho de ser candidatos en las elecciones

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para formar las asambleas departamentales de Haití, y los gran-des blancos se apresuraron a llegar a un acuerdo con ellos y conlos pequeños blancos para actuar unidos sobre una sola condi-ción: que pasara lo que pasara, los esclavos seguirían siendoesclavos y que los que se hallaban sublevados serían devueltos asus amos por medio de la fuerza, si era necesario. Como todoslos grandes blancos eran dueños de esclavos y lo eran tambiéntodos los oligarcas mulatos o afranchís, y como muchos de lospequeños blancos tenían aunque fuera uno o dos esclavos, elinterés de seguir teniendo esclavos unía a esos tres grupos osectores; y así fue como a los tres años de haber comenzado laRevolución Francesa y al cabo de muchas luchas, vinieron aquedar resueltas en Haití las contradicciones entre grandesblancos, grandes afranchís, unos y otros oligarcas, y pequeñosblancos. La comisión que había enviado a Haití el gobiernode Francia había cumplido su papel y en Francia se decidióformar otra comisión. Esto sucedía a mediados del año 1792.

El gobierno francés estaba entonces formado por un parti-do llamado de los girondinos, que contaba con la mayoría enla Asamblea Legislativa, y en Francia no podía hacerse nadasin la autorización de esa asamblea. Los girondinos decidie-ron enviar a Haití otra comisión, que estaba compuesta pordos civiles y un general, y con ella mandó una fuerza militarde 6 mil hombres. Uno de los civiles de la comisión se llama-ba Léger Félicité Sonthonax, que iba a convertirse en un per-sonaje de la historia de Haití. El 10 de agosto, cuando toda-vía la comisión se hallaba viajando hacia Haití, se produjo enParís, la capital de Francia, un movimiento que sacó del go-bierno a los girondinos y llevó al poder a los jacobinos, que eraun partido revolucionario más radical que el de los girondinos,y con ese cambio empezó la era que en la historia de la Re-volución Francesa se conoce con el nombre de el Terror. Elrey Luis XVI y su familia cayeron presos y los aristócratas eran

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condenados a muerte. El 21 de enero de 1793 fue guillotina-do el Rey y el 12 de febrero el gobierno revolucionario lesdeclaró la guerra a Holanda e Inglaterra y el 7 de marzo se ladeclaró a España. Al entrar en guerra Francia y España en-traron en guerra también nuestro país y Haití, y las autori-dades españolas les dieron apoyo a los esclavos rebeldes deJean-François y Georges Biassou, que pasaron a nuestro paíspor la frontera de la Línea Noroeste. Toussaint Louverturefue nombrado general del ejército español, y junto con Biassouy Jean-François fue enviado a Haití para luchar contra lasfuerzas francesas.

Toussaint tenía en ese momento unos 50 años; había sidoesclavo de una familia francesa de oligarcas apellidada Breda;fue cochero de esa familia y en los años anteriores al estallidode la Revolución Francesa había llegado a ser superintenden-te de cultivos del ingenio de esa familia. Cuando se produjoel levantamiento de Boukman en el Monte de Caimán puso asalvo a la familia Breda y después se puso al frente de 400esclavos y se unió a las fuerzas de Biassou. Como sabía leer yescribir, cosa muy rara entre los esclavos, fue secretario deBiassou; después se dedicó a curar enfermos y heridos de lastropas de Biassou y por último comenzó a tomar parte en loscombates al frente de un grupo, y de ahí fue ascendiendohasta que las autoridades españolas de nuestro país lo hicie-ron general.

España e Inglaterra organizaron grandes fuerzas para to-mar Haití; las de Inglaterra llegaron desde Jamaica y, las es-pañolas desde Cuba, desde México y desde nuestro país. Losgrandes blancos de Haití, y algunos de los oligarcas afranchís yde los pequeños blancos, se unían a ingleses y españoles porqueesperaban que estos les devolverían sus propiedades y sus escla-vos. Eso colocaba a los comisionados del gobierno revoluciona-rio francés en una situación difícil, porque los grandes blancos,

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y parte de los oligarcas mulatos y de los pequeños blancosactuaban aliados a los enemigos de Francia. En abril de 1793llegó desde Francia un nuevo gobernador. Era el generalFrançois-Thomas Galbaud, y había nacido en Haití, hijo deuna familia de grandes blancos, y como era natural, los gran-des blancos de Haití hallaron en él un apoyo, lo que equivalíaa apoyar a los enemigos ingleses y españoles. Ahora bien,había una ley francesa que prohibía que pudiera ser goberna-dor de una colonia aquel que tuviera propiedades en ella, yGalbaud era uno de los grandes propietarios de Haití. Basán-dose en esa ley, el comisionado Sonthonax, actuando a nom-bre del gobierno de Francia, se negó a reconocer al generalGalbaud como gobernador de Saint-Domingue, y ese recha-zo dio lugar a un levantamiento de los grandes blancos, algu-nos grandes mulatos y algunos pequeños blancos de Cap-Français, que le ofrecieron su respaldo al general Galbaud.¿Qué hizo entonces Sonthonax? Respondió ofreciendo la li-bertad a los esclavos que lucharan contra Galbaud y los gran-des blancos, y el día 21 de junio de 1793 miles y miles deesclavos de las vecindades de Cap-Français entraron en la ciu-dad y acabaron con los grandes blancos, a tal extremo que losque quedaron se salvaron porque huyeron con el generalGalbaud de Cap-Français por mar. Mientras tanto, Toussainty los otros jefes negros que estaban peleando a favor de Espa-ña iban avanzando por el Norte hacia el Oeste y los españolesy los ingleses atacaban por mar y tomaban puntos de la costa.En esos ataques comenzó a destacarse Toussaint como un jefemilitar brillante.

Para el mes de agosto la situación de las fuerzas francesasera muy difícil, pues sólo unos pocos jefes oligarcas mulatosestaban luchando del lado francés. Sonthonax se dio cuentade que era necesario buscar el apoyo de las mayorías de lapoblación, y como esas mayorías eran negras esclavas, decidió

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declarar a nombre de Francia la libertad de los esclavos, cosaque hizo el 28 de agosto de 1793, fecha de gran importanciahistórica porque fue la primera vez que en América se esta-bleció el derecho de los negros a la libertad. Fue así comovino a suceder que las grandes contradicciones entre Francia,Inglaterra y España, de una parte, y entre los grandes oligarcasblancos, los grandes oligarcas afranchís y los pequeños blan-cos y mulatos y negros libres, de la otra parte, se resolvieron afavor de los esclavos de Haití, que pasaron a ser libres. Perono hay que olvidar que si esos esclavos no se hubieran lanzadoa la lucha por su libertad, no habrían sacado ventajas de esascontradicciones de sus enemigos.

Los ingleses respondieron a la acción de Sonthonax ocu-pando varios puntos de Haití. En esos días murió Biassou, yToussaint quedó como jefe superior de las fuerzas negras delNoroeste. Ya como jefe, Toussaint se dirigió al jefe militar ygobernador francés de Haití, el general Étienne Lavaux, di-ciéndole que en vista de que Francia había resuelto darles lalibertad a los esclavos, él no tenía por qué seguir luchandocontra Francia y a favor de sus enemigos, y que en consecuen-cia se ponía a las órdenes del general Lavaux con los 4 milhombres de sus tropas. El general Lavaux aceptó la oferta y leenvió a Toussaint un nombramiento de general de brigadadel ejército francés. El 18 de mayo de 1794 Toussaint anun-ció que abandonaba el ejército español y entraba a servir al deFrancia, y a partir de ese momento comenzó la propagandaespañola, inglesa y de los oligarcas blancos presentando aToussaint como un monstruo sanguinario; que así procedensiempre los sectores dominantes de todas partes con los quedeciden luchar contra ellos y a favor de los pueblos.

Al hallarse sin la ayuda militar de Toussaint, las tropas espa-ñolas que operaban en Haití quedaron tan debilitadas que seretiraron a nuestro país, con lo cual se debilitaron también las

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tropas inglesas. Lavaux y Toussaint avanzaron hacia el Sur ypacificaron toda la región que está en la orilla derecha del ríoArtibonite y las vecindades de Port-au-Prince. El generalLavaux encontró en Toussaint y en sus soldados negros ungran auxilio, y los oligarcas mulatos tuvieron miedo de queLavaux le diera a Toussaint demasiado poder, hasta colocarlopor encima de ellos; y a fin de evitar esa posibilidad decidie-ron darle un golpe de Estado al general Lavaux, idea quellevaron a cabo haciéndolo preso en Cap-Français, en el mesde marzo de 1795. Como los ingleses habían ocupado Port-au-Prince, Cap-Français pasó a ser capital de la colonia, y elgeneral Villate, oligarca afranchís, jefe de las tropas que detu-vieron a Lavaux, fue designado por la municipalidad de Cap-Français gobernador de Haití. Toussaint envió dos columnasa Cap-Français, una de ellas al mando de Jean-JacquesDessalines, que iba a ser el libertador de Haití, y Lavaux que-dó en libertad. Inmediatamente, Lavaux nombró a Toussaintlugarteniente de gobernador, es decir, el segundo en mandode Haití. La Revolución, pues, había llevado en menos decuatro años a un esclavo a segunda autoridad de la colonia, loque da una idea de lo profunda que era esa revolución.

En el mes de junio (1795), el gobierno español inició con-versaciones de paz con el de Francia y el 22 de julio se firmabala paz llamada de Basilea, y en esa paz España cedió la parteespañola de nuestra isla al gobierno francés. En ese momentolos ingleses ocupaban los puertos importantes de Haití, conla excepción de Cap-Français y Port-de-Paix en el Norte, Ti-burón en el Sudoeste y Jacmel y Saint-Louis en el Sur, y elgobierno inglés había nombrado un gobernador de la partefrancesa de la isla. Eso significa que los ingleses se considera-ban ya dueños de Haití, y en tal virtud se negaron a aceptarque los franceses ocuparan la parte española de la isla basán-dose en que en el Tratado de Utrecht, celebrado entre ellos

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y España en abril de 1713. España se había comprometidoa no entregar ninguna de sus posesiones de América a otropaís; y como Inglaterra y España eran aliadas, España consi-guió que Francia, se comprometiera a ser legalmente dueñade la parte española de la isla, pero a no ocuparla con fuerzasmilitares. Por esa razón nuestro país siguió teniendo autori-dades militares y civiles españolas, aunque legalmente eraposesión francesa.

Toussaint se dedicó entonces a sacar a los ingleses de Haitíy fue ejecutando su plan con lentitud pero con seguridad. Enel mes de mayo de 1797 el gobierno francés lo nombró jefe detodas las fuerzas militares de la colonia. Desde esa posicióntenía bajo su mando jefes y soldados blancos franceses, asícomo también mulatos, oligarcas afranchís y negros ex-escla-vos. El 15 de julio de 1798 entró vencedor en Port-au-Prince,abandonada por los ingleses y restablecida como capital de lacolonia; y por fin, los últimos ingleses salieron de tierra haitianael 2 de octubre de ese año. Hecho gobernador por el gobiernode Francia, el antiguo cochero de la familia Breda pasó a ser lamás alta autoridad civil y militar de la parte francesa de la isla,y además un personaje célebre en todo el mundo, pues jamásun hombre de su condición, negro y esclavo, había pasadotan rápidamente del lugar más bajo en la escala social al máselevado a que podía llegar en su país.

Hasta ese momento la Revolución Haitiana había sido unaguerra social, primero de oligarcas blancos y pequeños blan-cos contra oligarcas mulatos o afranchís y después de sectoresde esos tres grupos contra los esclavos negros; es decir, fueuna lucha de clases llevada al terreno de la guerra. Pero ade-más fue una guerra racial, de blancos contra mulatos y denegros contra mulatos y blancos; y al mismo tiempo fue unaguerra internacional, de franceses y haitianos contra españo-les e ingleses y en un momento dado de españoles e ingleses y

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haitianos y franceses contra el gobierno francés; de maneraque en esa guerra internacional se mezcló también una guerracivil. El aspecto de la guerra civil pasó a ser el más importantea partir de los últimos meses de 1798, cuando Toussaint tuvoque combatir en el Norte la rebelión de algunos de sus oficia-les, y desde mediados de junio de 1799 hasta el mes de agostodel último año del siglo XVIII —Dieciocho—, esto es, el 1800,más de 13 meses estuvo combatiendo contra las fuerzas del Sur,mandadas por el oligarca afranchí, general André Rigaud.

A partir de agosto de 1800 el caudillo haitiano se dedicó aorganizar política y militarmente la ocupación de la parte dela isla que había sido española, por lo menos legalmente, has-ta el 22 de julio de 1795, y que seguía siendo gobernada porautoridades españolas; o lo que es lo mismo, se dispuso a ocu-par nuestro país. Para lograr eso tuvo que sacar de la isla alrepresentante de Francia, llamado Philippe-Rose Roume deSaint-Laurent, y resolver muchas otras dificultades políticas.Por fin, al comenzar el año 1801, o lo que es igual, al empe-zar el siglo XIX —Diecinueve—, tras declarar que la isla era“una e indivisible”, como efectivamente lo era porque todaella era posesión de Francia, cruzó la frontera por la parte delSur mientras otra columna la cruzaba por la parte del Norte.La columna del Norte encontró alguna resistencia al cruzar elrío Guayubín y al cruzar el Yaque, por donde hoy está lapoblación de Mao, y la del Sur la halló en Nagá, al cruzar elNizao. En este último punto combatieron fuerzas domini-canas al mando de don Juan Barón y del general afranchíhaitiano Chanlatte y del general francés Kerverseau, queera en nuestro país el representante de Roume, agente de Fran-cia en Haití. En los dos casos, la resistencia fue barrida fácil-mente por las tropas de Toussaint, y éste entró en la capital denuestro país el 26 de enero. Inmediatamente decretó la libertadde los esclavos y las autoridades españolas, encabezadas por el

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gobernador y capitán general español Joaquín García, quehabía sido la primera autoridad civil y militar de España aquídurante muchos años, organizaron la salida hacia Venezuelade las tropas y los altos empleados españoles. Salieron de San-to Domingo el 18 de febrero y el día 22 llegaron a Maracaibo.

Fue así como nuestro país pasó a ser francés de hecho, yno sólo de derecho, como lo había sido desde el 22 de juliode 1795.Santo Domingo,25 de julio de 1971.

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LA OCUPACIÓN FRANCESA (1801-1809)*

Después de haber sacado de Saint-Domingue (Haití) a Roume,que era el representante del gobierno de Francia en esa partede la isla, Toussaint Louverture pasó a gobernar su país ennombre de Francia; pero esa autoridad se la tomó él porque elgobierno de Francia no se la había dado, y además se dispusoa gobernar la colonia, y efectivamente la gobernó así, hacien-do lo que él entendía que debía hacerse, sin consultar connadie. La ocupación de nuestro país fue determinada sólo porél, sin pedirle siquiera opinión al gobierno de Francia; y re-sultaba que esa acción ponía en peligro planes muy impor-tantes del gobierno francés, que en ese momento estaba enca-bezado por Napoleón Bonaparte. Ese gobierno se llamaba elConsulado y había surgido del llamado golpe de Estado del18 Brumario que había dado Napoleón con sus soldados el 9de noviembre de 1799. El gobierno del Consulado estabacompuesto por tres cónsules, lo que quiere decir que era untriunvirato. Napoleón era el primer cónsul, y de hecho era eljefe del Gobierno.

La guerra de Francia e Inglaterra seguía en sus buenas y losingleses la llevaban ganada en el mar, que dominaban con sumarina, superior a la francesa. Esa superioridad de la marinainglesa mantenía a Francia aislada de sus colonias de América,

* Santo Domingo, Talleres Gráficos, 1970 (Colección Estudios Sociales; 8).

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lo cual representaba pérdidas económicas para los capitalistasfranceses y también para el gobierno francés, y por esa razónNapoleón quería llegar a un entendimiento con Inglaterra.Precisamente cuando Toussaint entró en nuestro paísNapoleón se hallaba negociando la paz con Austria, paso quedebía dar a fin de poder hacer la paz con Inglaterra.

Debido a que tenían muchos esclavos en varios lugares delCaribe, como Jamaica, Saint-Kitts, Nevis, Barbados y otrosterritorios, los ingleses veían como un peligro para ellos la de-claración de la libertad de los esclavos de Saint-Domingue y lalibertad de los esclavos de nuestro país, que había sido decreta-da por Toussaint; y para negociar la paz con ellos NapoleónBonaparte pensaba ofrecerles la restitución de la esclavitud enlos territorios franceses del Caribe, como Guadalupe, Martinicay Haití; pero lo que había hecho Toussaint en nuestro paísechaba a perder sus planes. Además, en esos momentosNapoleón estaba preparándose para establecer una gran colo-nia en la Luisiana, un inmenso territorio que tenía España enlo que hoy es el centro de los Estados Unidos, y ya habíalogrado que España le cediera la Luisiana. Ahora bien, paraestablecer esa gran colonia Napoleón era partidario de la li-bertad de los esclavos; y resultaba que esa gigantesca coloniade la Luisiana no podía ser explotada sin esclavos.

Todas esas razones llevaron a Napoleón a la idea de quehabía que aplastar a Toussaint, pero como para aplastar aToussaint necesitaba paso franco de su marina de guerra porel Atlántico, tenía que hacer la paz con Inglaterra, y se apre-suró a entrar en negociaciones con su poderosa enemiga; peroal mismo tiempo se puso a acumular barcos, hombres y armaspara mandarlos hacia aquí tan pronto se entendiera con losingleses; y así fue como en pocos meses reunió una flota enor-me y unos 22 mil soldados, que puso al mando de su cuñado,el general Victor-Emmanuel Leclerc, marido de su hermana

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Pauline Bonaparte. Esa flota llegó a Samaná por partes, entrelos últimos días de enero y los primeros de febrero de 1802, ylos artículos preliminares de la paz con los ingleses, llamada laPaz de Amiens, se habían firmado cuatro meses antes, el 3 deoctubre de 1801.

Toussaint había vuelto a Haití desde el mes de marzo delaño 1801, de manera que había estado en nuestro país sólodos meses; y al volver a Port-au-Prince se dedicó a hacer unaConstitución en la que él quedaba designado gobernador dela isla (no sólo de la antigua parte francesa, sino de esa parte yla nuestra unidas) para toda su vida, y además con derecho adecir quién sería su sucesor, todo eso sin consultar al gobiernofrancés y sin romper con Francia. Toussaint estaba organizan-do la isla de acuerdo con esa Constitución cuando llegó aSamaná la gran flota francesa, una parte de esa flota salió haciaSanto Domingo. El jefe de esta ciudad era un sobrino deToussaint, llamado Paul Louverture. Hubo un combate depoca importancia y los franceses, bajo el mando del generalKerverseau, tomaron la ciudad. Rápidamente todos los puer-tos importantes de la isla cayeron en manos francesas, y aun-que Toussaint presentó resistencia en la antigua parte france-sa, la verdad es que al fin los franceses se impusieron.Cap-Français, la ciudad más bella y más rica de Haití, fuequemada por el general Christophe, que prefirió convertirlaen cenizas antes que entregarla a Leclerc. Toussaint se dedicóa hacer guerra de guerrillas, pero al fin tuvo que reconocer elpoder francés y capituló el 6 de mayo de 1802. Dos semanasdespués, el día 20, el gobierno del Consulado dio una ley envirtud de la cual se reponían en los territorios franceses delCaribe la esclavitud y la venta y compra de negros, tal comoestuvo haciéndose hasta el año de 1789; pero se recomendómuy especialmente que esa noticia no se hiciera pública enHaití a fin de evitar levantamientos de los antiguos esclavos.

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Toussaint fue hecho preso el 7 de junio y despachado eldía 15 hacia Francia. Y sucedió que al comenzar el mes deoctubre llegó a Cap-Français un buque que procedía deGuadalupe con presos que eran parte de los antiguos esclavosque se habían sublevado en esa isla cuando a ella llegó laorden de reponer la esclavitud. Con esos presos llegó a Haitíla noticia de que la esclavitud había vuelto, lo que provocóuna conmoción en todo el país. El día 10 de ese mes de octu-bre se levantó en armas un general mulato de mucho presti-gio, llamado Clerveaux; inmediatamente después se levantóotro general mulato llamado Alexandre Pétion, que iba a serpresidente de Haití, y tras esos dos se levantaron todos losantiguos oficiales de Toussaint; y así fue como empezó enHaití la guerra de independencia; una guerra terrible, quecostó miles y miles de vidas pues sólo de la parte francesamurieron cerca de 60 mil hombres. La guerra terminó en losúltimos días del mes de diciembre de 1803, con la rendiciónde Cap-Français, que pasó a llamarse Cap-Haïtien o Cap-Haitiano en español. Ese mismo año, en el mes de abril, habíamuerto Toussaint en Francia, mientras se hallaba preso en uncastillo, y en el mes de mayo habían vuelto a entrar en guerraFrancia e Inglaterra. Esa guerra facilitó la victoria haitiana,pues los barcos ingleses bloquearon los puertos de Haití y nodejaron que a los franceses les llegara ninguna clase de ayuda.

El general Jean-Jacques Dessalines proclamó el estableci-miento de la República de Haití el día 1º de enero de 1804,pero no se le ocurrió avanzar sobre nuestro país, que de acuer-do con la Constitución de Toussaint era territorio francés, yde acuerdo con la ley internacional lo era desde que España selo cedió a Francia en el año de 1795. En nuestro país habíafuerzas militares francesas, que se habían quedado aquí desdeque llegó la gran flota de 1802. El general Kerverseau, el quehabía tomado la ciudad de Santo Domingo, era el jefe de esas

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fuerzas, de las cuales él mandaba las de la Capital y el generalJean-Louis Ferrand mandaba otra parte, que estaba acuarteladaen Monte Cristi. Así tenemos que al quedar proclamada laRepública de Haití la isla estaba dividida en esa República,que ocupaba el territorio de la antigua colonia francesa deSaint-Domingue, y en la colonia francesa de Santo Domingo,que ocupaba el territorio de la antigua colonia española delmismo nombre. Eso parece un juego de palabras, pero no eraun juego sino el resultado de las luchas de Francia y Españapor el dominio de las islas del Caribe.

Parece que al terminar la guerra de Haití el generalKerverseau entró en negociaciones secretas con los ingleses;entonces el general Ferrand sacó sus fuerzas de Monte Cristi,se dirigió a la ciudad de Santo Domingo, hizo preso aKerverseau y lo despachó hacia Francia, y pasó a tomar pose-sión del gobierno de nuestro país. Por supuesto, todo el Cibaoy la actual Línea Noroeste quedaron sin tropas francesas, si-tuación que quiso aprovechar Dessalines, como lo hizo al des-pachar hacia Santiago 200 hombres bajo el mando de un do-minicano llamado José Campos Tavares con el encargo derecoger entre la población un millón de pesos españoles.Ferrand respondió a ese movimiento mandando a Santiago almayor Dervaux al frente de algunos soldados franceses, loque hizo retirar a los haitianos. Pero Dervaux y sus hombrescometieron algunos atropellos contra la gente de Santiago,cosa que dio lugar a un levantamiento que obligó a los fran-ceses a salir de Santiago y retomar a Santo Domingo. Esoshechos se produjeron en el mes de mayo de 1804. Al finalizarese mes una tropa haitiana llegó a Santiago y estuvo operandopor todo el Cibao, lo que dio motivo a que muchas familiascibaeñas, abandonaran la región y huyeran hacia el Este. Cuan-do el mayor Dervaux volvió a Santiago con el propósito desacar del lugar a las tropas haitianas que habían llegado a esa

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ciudad el 26 de mayo, encontró que ya esas tropas no estabanallí porque se habían retirado hacia Haití. La población deSantiago no aceptó que Dervaux se quedara como jefe de lasfuerzas que debían establecerse en la ciudad y eligió en sulugar al coronel dominicano Serapio Reinoso. El coronelReinoso iba a morir menos de un año después luchando con-tra las fuerzas del general Christophe.

Al terminar la guerra en Haití la situación económica denuestro país era mala. La guerra entre ingleses y franceses—que iba a durar hasta el año 1814— impedía que el paísexportara sus productos a Europa, y por otra parte la produc-ción era muy baja. El comercio con Haití había quedado prác-ticamente terminado debido a los sucesos de Haití y al blo-queo inglés de los puertos de Haití, y además mucha gentehabía abandonado nuestro país a partir del año 1791, cuandocomenzó en Haití la rebelión de los esclavos, y sobre tododespués que nuestro país fue cedido por España a Francia enel año 1795. Pero al pasar a gobernar nuestro país Ferrandinvitó a venir aquí a los franceses que habían salido de Haitíy se habían refugiado en Cuba, Puerto Rico y otros lugaresdel Caribe, y en vista de que aquí se había restablecido laesclavitud, muchos de esos franceses que habían tenido es-clavos en Haití vinieron a establecerse en nuestro país y co-menzaron a explotar algunos negocios, como por ejemplo eldel corte de madera para vender en el extranjero. Además,Napoleón Bonaparte le aseguró a Ferrand un crédito en losEstados Unidos para que pudiera comprar en ese país artí-culos que necesitaba la población dominicana y armas y otrosequipos para las tropas francesas.

Con esas medidas Ferrand fortaleció rápidamente su posi-ción tanto en el orden económico como en el político y elmilitar, y entonces se dispuso a reconquistar la antigua colo-nia francesa de Saint-Domingue; y eso es lo que explica que

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lanzara su decreto del 6 de enero de 1805. En ese decretoautorizó a los “habitantes de las fronteras de los departamen-tos del Ozama y del Cibao (los únicos en que estaba divididonuestro país desde la ocupación de Toussaint), así como lastropas empleadas en los puestos [fronterizos]”, a entrar en Hai-tí y hacer prisioneros “a todos aquellos del uno o del otro sexoque no pasen de la edad de catorce años”. El decreto explica-ba que esos prisioneros serían esclavos de los que los captura-ran, y que los esclavos de menos de diez años no podrían servendidos fuera del país. La repuesta de Dessalines a ese decre-to fue la invasión de nuestro país.

Dessalines entró en territorio dominicano el 22 de febrerode 1805 con 27 mil hombres, 18 mil por la frontera del Sur,bajo su mando directo, y 9 mil por la frontera del Norte, bajoel mando del general Christophe. En un lugar llamado laTumba de los Indios, cerca de San Juan de la Maguana, hizoresistencia un coronel francés, de nombre Viet, que fue barri-do con toda su gente, y en Santiago se la hizo a Christophe elcoronel Serapio Reinoso, que murió en el combate de la Em-boscada. Al entrar en Santiago los haitianos cumplieron suamenaza de castigar a la población si se les hacía oposición;ahorcaron a las personas notables y mataron a muchas otrasdel pueblo. Dessalines llegó a las afueras de la Capital el 6 demarzo y Christophe un día después. Y sucedía que desde eldía 5 se hallaba en Saint-Kitts una escuadra francesa. De laislita de Saint-Kitts habían salido en el año 1629 los que vinie-ron a establecerse en nuestra isla como bucaneros, según se dijoen el folleto Nº 4*. El jefe de esa escuadra francesa era el almi-rante Edwar Thomas Missiessy, que había salido de Francia amediados del mes de enero en una misión muy importante

* Cfr., Sobre las causas de los ataques a Santo Domingo en los siglos XVI y XVII (I),pp.45-58 de este volumen (N. del E.).

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para Napoleón: la de engañar a la marina inglesa haciéndolecreer que lo mejor de la marina francesa había salido para elCaribe. Napoleón esperaba que la marina inglesa se lanzaríatras los barcos de Missiessy y abandonaría la vigilancia delCanal de la Mancha, que separa a Francia de Inglaterra, opor-tunidad que Napoleón aprovecharía para meter en ese canalel grueso de la marina francesa a fin de transportar tropas aInglaterra, pues su plan era invadir a ese país para ganarle laguerra peleando en tierra, donde las fuerzas francesas eransuperiores. La maniobra de Napoleón no salió como se espe-raba y el almirante Missiessy se quedó en las aguas de las islasvecinas, que eran inglesas, cuando una embarcación despa-chada por Ferrand le informó que la ciudad de Santo Domin-go estaba sitiada por los ejércitos haitianos y que se necesitabaen ayuda con urgencia. Missiessy se dirigió con sus buques aSanto Domingo y su llegada salvó a Ferrand y a la poblaciónde un desastre seguro.

La situación de los sitiados en la Capital era insostenible.Se habían hecho varias salidas de tropas para obligar a loshaitianos a retirarse, y en una de esas salidas había muertodon Juan Barón, que era un excelente jefe militar. Dessalinesno había asaltado la ciudad porque estaba esperando que lellegaran cañones que había pedido a Haití; cuando llegaronlos cañones Dessalines dispuso el asalto, que se daría el día 27de marzo. Pero el día 26 se presentó en el Placer de los Estu-dios, frente a la ciudad, la escuadra de Missiessy, e inmediata-mente desembarcó refuerzos de hombres, armas y víveres. Esoparalizó el ataque de los haitianos, y cuando Dessalines vioque la escuadra francesa se dirigía hacia el Oeste pensó queiba para Haití y dedujo que los franceses estaban atacandoHaití, como habían hecho tres años antes; entonces dio ordende levantar el sitio y de marchar a toda prisa hacia Haití. En suretirada los haitianos trataron de destruir todo lo que pudiera

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ser útil a los franceses, que a su juicio iban a perseguirlos, yeso fue hecho sobre todo por las fuerzas del general Christophe,que se retiraban por donde habían llegado, es decir, por elcamino del Cibao. Casi todas las poblaciones de esa ruta fue-ron quemadas, desde Monte Plata hasta Moca, y muchos desus habitantes, en número de unos mil, fueron llevados a Haití.Así vino a quedar terminado el último episodio de la guerrade independencia de Haití, que tuvo lugar en nuestro paísporque la contradicción fundamental o principal que habíaen la sociedad haitiana cuando comenzó la Revolución deHaití —esto es, la contradicción entre oligarquía esclavista yesclavos— se había trasladado a nuestro país, donde la másalta autoridad francesa había autorizado la cacería de niñoshaitianos para ser esclavizados.

Pasado ese episodio, Ferrand trató de introducir en nues-tro país los métodos de producción capitalistas basados enuna sociedad esclavista; es decir, tomó las medidas necesariaspara que la sociedad dominicana quedara organizada como laque había tenido Haití antes de la Revolución. Pero la Revo-lución Francesa, de la cual el propio Ferrand era un elemento,iba a trastornar sus planes. ¿Por qué? Porque para defendersede Inglaterra con la que se hallaba en guerra, NapoleónBonaparte tenía que ocupar Portugal, un país que está al ladode España. Portugal era aliado de Inglaterra y los buquesingleses usaban los puertos de Portugal para sus actividadescontra Francia. Napoleón obligó a España, a aliarse con él y apermitir que sus tropas cruzaran el territorio español para ata-car Portugal, ataque que llevó a cabo en los últimos días delmes de noviembre del año 1807. Los reyes de Portugal huye-ron del país y se trasladaron al Brasil, y así fue como vino asuceder que en América hubo una corte real en el siglo XIX,y esa es la razón que explica que al hacerse independienteBrasil fuera un país monárquico, como lo fue hasta el 15 de

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septiembre de 1889, fecha en que fue derrocada la monar-quía y establecida la república. Ahora bien, de paso para Por-tugal Napoleón decidió quedarse también con todo el nortede España, a partir de la orilla izquierda del río Ebro. Losreyes de España quisieron huir hacia algún lugar de América,tal como habían hecho los de Portugal; pero no pudieronhacerlo porque la movilización popular los obligó a renunciaral reinado en favor de su hijo Fernando, que pasó a llamarseFernando VII —Séptimo—. Los reyes fueron a Francia a re-clamar ante Napoleón, y éste los hizo prisioneros, y lo mismole sucedió a Fernando VII. La prisión de este último provocóel levantamiento del 2 de mayo de 1808, que tuvo lugar enMadrid, la capital de España, y fue el principio de la guerrapopular española contra Francia. Napoleón designó rey deFrancia a su hermano José Bonaparte, y esa medida dio lugara los levantamientos de los pueblos españoles de América, loscuales comenzaron luchando por la restitución de FernandoVII como rey de España y terminaron luchando por la inde-pendencia de cada uno de sus países. Así fue como se llegó ala independencia en los territorios españoles de América,menos aquí, porque en nuestro país la lucha terminó no en laindependencia nacional sino en el restablecimiento de la au-toridad española.

En el año 1808 la situación económica era mala. Sólo ha-bía producción vendible en el Cibao, en las regiones donde secosechaba tabaco, que eran La Vega, Moca y Santiago, y don-de se cortaba madera de exportación, que era en Azua, lacosta de Puerto Plata y Samaná. Los sitios donde la produc-ción más importante eran el ganado, mulos y caballos, comoSan Juan y lo que hoy es la Línea Noroeste, eran lugares econó-micamente paralizados porque ya no vendían sus animales enHaití. Sobre la base de ese malestar económico empezó a orga-nizarse el movimiento antifrancés que acabaría llamándose de

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la Reconquista. El movimiento fue organizado desde PuertoRico, que seguía siendo territorio español, y descansó princi-palmente en dos hombres: un español llamado Ciriaco Ramírez,que vivía en San Juan de la Maguana dedicado al comercio, yun criollo de Cotuí, don Juan Sánchez Ramírez, hatero y nego-ciante de madera. Ciriaco Ramírez se dedicó a conspirar en elSur, donde Ciriaco Ramírez atacó las fuerzas francesas y les dioel combate de Malpaso el 19 de octubre y el de Sabana Mula el21; y siguió en el Este, donde don Juan Sánchez Ramírez selevantó en El Seibo el día 28 del mismo mes.

Ese movimiento pasó rápidamente a ser dirigido por el sec-tor hatero de la sociedad dominicana, como la guerra de Espa-ña contra Napoleón pasó a ser dirigida por la nobleza española.¿Por qué? Porque el sector social que tenía más prestigio en lasociedad dominicana era el de los hateros, al cual pertenecíaSánchez Ramírez, así como la antigua nobleza española era laque tenía más autoridad ante el pueblo español. Los hateros deSanto Domingo querían tomar el poder político sacando de éla Ferrand y a los franceses y a sus partidarios criollos, y para esorodearon y fortalecieron políticamente a Sánchez Ramírez, ylos que estaban al lado de Ferrand lo dejaron solo en el momen-to decisivo de su vida. El curso de la lucha se decidió en labatalla de Palo Hincado, que tuvo lugar el 10 de noviembrede 1808. En esa batalla quedaron derrotados los franceses, aquienes comandaba el propio general Ferrand, que se suicidócuando vio que iba a caer prisionero. Inmediatamente des-pués de la victoria de Palo Hincado los dominicanos, bajo elmando de don Juan Sánchez Ramírez, avanzaron sobre laCapital y la rodearon por tierra mientras los ingleses, queproseguían su guerra contra Francia, la sitiaban por mar.

Al morir Ferrand quedó al frente de las fuerzas francesas elgeneral Dubarquier, y éste tuvo a su cargo la tarea de dirigirno sólo a esas fuerzas sino también a la población de la Capital

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mientras duró el sitio, o lo que es lo mismo, hasta la rendiciónde los franceses, ocurrida el 11 de julio de 1809, después quelos ingleses habían bajado a tierra unos 800 hombres queavanzaron sobre la Capital desde Palenque y Haina. En losmeses del sitio los habitantes de la Capital sufrieron enorme-mente, sobre todo debido al hambre, pues aunque se habíansacado miles de habitantes hacia los campos cercanos, los quese quedaron en la ciudad pasaban hambre y se alimentabande lo que apareciera, hasta comiendo cáscaras y ratones. Losfranceses se negaron a rendirse ante los dominicanos y lo hi-cieron ante los ingleses, cuyos jefes eran el almirante WilliamPrice Cumby y el general Sir Hugh Lyle Carmichel; estos, asu vez, entregaron la ciudad a don Juan Sánchez Ramírez,que pasó a gobernarnos en nombre de España y con el títulode capitán general del ejército español.

Así fue como al cabo de 14 años de ser colonia francesa, apartir de la Paz de Basilea, que había sido firmada el 22 dejulio de 1795, nuestro país volvió a ser territorio español,aunque en esa ocasión, por primera vez en nuestra historia,íbamos a ser gobernados por un dominicano, el hatero donJuan Sánchez Ramírez, que al llegar al Gobierno se rodeó dealtos funcionarios, también dominicanos y también hateros.

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LA ESPAÑA BOBA Y LA INDEPENDENCIA EFÍMERA1809-1822*

Nuestro país volvió a ser parte de España desde el día 17 dejulio de 1809, y como se dijo en el folleto Nº 8**, en el mes demayo del año anterior los españoles habían comenzado contralos ejércitos de Francia la lucha que en la historia de España esconocida con el nombre de Guerra de la Independencia. Enlos primeros meses de esa guerra España no tenía un gobiernoque dirigiera la lucha; lo que había era numerosas juntas for-madas por las personas notables de cada lugar, y esas juntasdirigían al pueblo de cada región, pues era el pueblo el queestaba combatiendo a los franceses.

Con su rey Fernando VII y los padres de ese rey presos enFrancia, como se explicó en el folleto Nº 8***, y con el paísocupado por los ejércitos de Napoleón, la situación de Españaera muy confusa. Para el mes de septiembre de 1808 se formóuna junta superior, que se llamó la Junta Suprema de Sevilla,cuya autoridad reconocieron las juntas de toda España, y yapara el mes de octubre comenzaba aquí la lucha contra elgobierno de Ferrand, lo que indica que la guerra contra losfranceses que tuvo lugar aquí entonces era una consecuenciade la que mantenían los españoles contra Napoleón.

* Santo Domingo, Talleres Gráficos, 1971 (Colección Estudios Sociales; 9).** Cfr., La Ocupación Francesa (1801-1809), pp.101-112 de este volumen (N. del E.).***Ibid. (N. del E.).

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Conviene tener muy presente que España era entonces elimperio más grande del mundo, un imperio que se extendíapor territorios enormes en América, en África y en Asia, y quela cabeza de ese imperio había estado hasta el año 1808 enEspaña; así pues, al quedar destruida la organización políticade España por la ocupación francesa y por la guerra que siguióa esa ocupación, todo el imperio entró en crisis, y nosotros, losdominicanos, teníamos que sentir esa crisis de manera profunda.

¿Por qué?Porque también nosotros hicimos la guerra contra los fran-

ceses y esa guerra había sido muy costosa para Santo Domin-go; porque pasamos a ser españoles en el momento mismo enque debido a la situación en que se hallaba España no teníacapacidad para comerciar con nosotros o para ayudarnos dealguna manera, y por último porque como resultado de nues-tra guerra el país pasó a ser gobernado por los hateros, que erala clase social más incapaz, en todos los aspectos, para resolverlos problemas dominicanos.

En cuanto al costo de la guerra en Santo Domingo, pode-mos suponerlo si apreciamos el hecho de que durante más deocho meses la Capital estuvo sitiada por varios miles de hom-bres y esos hombres consumían lo que producía la escasa po-blación que vivía entre Los Llanos y Baní, por un lado, yentre la costa del Sur y Monte Plata y Bayaguana, por el otro.En toda esa región no quedaron reses ni víveres ni caña deazúcar, y como dice un historiador de la época, ni aún caba-llos o mulos o burros con qué llevar productos de un sitio aotro; y hay que recordar que entonces las cargas se transporta-ban solamente a lomo de animales. En cuanto a los que vivíanen la Capital durante el sitio, tuvieron que comer ratones,gatos y cueros de sillas, de manera que al entrar en la ciudadpara hacerse cargo del gobierno, Sánchez Ramírez y sus hom-bres sólo hallaron miseria y gente muerta de hambre.

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Hablando de esos tiempos y refiriéndose a los 18 meses degobierno de Sánchez Ramírez, un historiador cuenta que cuan-do entraba en la Capital un caballo con una carga de plátanoso de yuca “se le custodiaba con un guardia para que a presen-cia de un Alcalde de Barrio y a veces de un Ayudante de laPlaza se vendieran aquellos frutos”, siempre en cantidadespequeñas para cada comprador, y explica que los comprado-res iban detrás del caballo “en gran número, a veces formandofilas [del largo] de una cuadra”. Un año después de la muertede Sánchez Ramírez se decía en un informe que nuestro país“se halla hoy en peor estado que al tiempo de la ocupaciónpor nuestros abuelos”, con lo que quería decir que la situa-ción era más mala que en los días de Colón, cuando la isla fueocupada por los españoles. A mediados de 1813, es decir,cuatro años después de haberse ido los franceses y dos años ycuatro meses después de la muerte de Sánchez Ramírez, Núñezde Cáceres decía: “...éste es un país arruinado, donde la mise-ria ha llegado al último [extremo]”. De acuerdo con Núñez deCáceres, la gente del país no disponía de dinero ni siquierapara pagar los gastos del gobierno durante un mes. El gobier-no de España mandó 100 mil pesos desde Cuba, allá por elaño 1811, y nada más, y desde finales del 1812 hubo quehacer papeletas porque no había monedas de metal, y comolos dominicanos no habían visto nunca moneda de papel, opapeletas, no querían aceptarlas; es más, se conoce el caso deun oficial que sacó la espada para matar a Núñez de Cáceresporque creía que éste era el culpable de la miseria que habíaen el país.

Desde luego, no hay que explicar por qué razones Españano podía ayudarnos. España estaba en guerra contra los france-ses y en vez de dar ayuda necesitaba que se la dieran a ella.Pero la mala situación dominicana se agravaba debido al esta-do de guerra que había en toda la región del Caribe. Inglaterra

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combatía a los franceses en el Caribe y eso mantenía parali-zado el comercio internacional de nuestros países.

Por último, la mala situación se debía también al mal go-bierno de los hateros, cuyo jefe y representante era don JuanSánchez Ramírez. Los hateros formaban un grupo social polí-ticamente muy atrasado, esclavista y por tanto racista; enemi-go de todos los cambios, incapaz de comprender que el mun-do se hallaba en esos días en estado general de revolución,pasando del capitalismo manufacturero y comercial a la Re-volución Industrial. (La era del capitalismo manufacturero erala de la producción hecha a mano y la de la Revolución In-dustrial comenzó cuando se inventaron máquinas para fabri-car los artículos de consumo general). Ese paso del capitalis-mo manufacturero a la Revolución Industrial dejaba atrás, ypor tanto liquidaba históricamente, a la producción esclavista.Pero los hateros no aceptaban esa transformación y preten-dían mantener a Santo Domingo viviendo en épocas pasadas,y por eso mientras estuvieron en el gobierno del país fueronincapaces de sacar a los dominicanos de la situación de mise-ria y atraso en que caímos al quedar nuestro país incorporadoa España. Esa es la explicación de que esos años, que vandesde el 1809 hasta el 1821, se llamen en nuestra historia losde “la España Boba”.

Sánchez Ramírez tomó algunas medidas que agravaron lasituación, como sucedió con la de la expulsión de los francesesque se habían establecido en nuestro país en los tiempos deFerrand. Entre esos franceses había bastantes dedicados al cortey la venta en el extranjero de maderas preciosas, al cultivo delcafé y del algodón. Uno de ellos había establecido en los alre-dedores de la Capital la primera siembra de verduras que seconoció en Santo Domingo. Esos franceses representaban ala burguesía de su país, y la burguesía era entonces la clasemás avanzada del mundo, y aunque fueran partidarios de la

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esclavitud y usaran esclavos, habían traído al país métodosde producción mucho más progresistas que los de los hateros,y su expulsión acabó de arruinar la economía dominicana ala vez que significó la eliminación de un sector social pro-gresista. Al sacar del país a esos franceses, Sánchez Ramírezles confiscó sus esclavos, que el gobierno pasó a cambiar porvíveres y otros productos. Algunos de ellos fueron vendidosen Puerto Rico.

Mientras tanto el proceso revolucionario desatado por eldesarrollo de la Revolución Industrial, que había dado lugara la Revolución Francesa y a la larga guerra de los inglesescontra Francia y había provocado las numerosas guerras deNapoleón Bonaparte contra varios países de Europa, entreellos España, seguía causando convulsiones en América. Paramediados del año 1810, a Francia, que había tenido tantosterritorios en el Caribe, no le quedaba en la región ni unatarea de tierra; Inglaterra había conquistado una por una to-das las posesiones francesas del Caribe. Para ese año Haití sehallaba dividido en dos países: el reinado de Henri I —Pri-mero—, el antiguo general Christophe o Cristóbal de los díasde Toussaint y Dessalines, cuya capital era la ciudad de Cap-Haïtien o Cabo Haitiano, que había pasado a llamarse Cap-Henri, y la república de Alexandre Pétion, con su capital enPort-au-Prince o Puerto Príncipe. En Venezuela, Colombia,México y otros lugares españoles de América habían comen-zado las luchas por la independencia. Nuestro país había que-dado comercialmente aislado, pues sólo podíamos comprar yvender en dos países, que eran Inglaterra y los Estados Uni-dos. Las ventas en el exterior eran principalmente de tabaco,que se cosechaba en La Vega, Moca y Santiago y se embarca-ba por Puerto Plata, y de maderas preciosas, como la caoba,que estaba entonces de moda en Europa. El comercio era po-brísimo, según dice un historiador, y estaba “limitado a la

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importación de lo que necesitaba para su consumo una po-blación escasa y pobre en que apenas era conocido el lujo”. Enel país no había una sola fábrica de nada. Se hacían seronespara el tabaco, cachimbos de barro y cosas parecidas.

Las guerras en Europa, especialmente la de España y Fran-cia, y la situación general de América, agravaban el estado demiseria del país, y ese estado de miseria provocaba un estadode atraso al cual contribuía el tipo de gobierno incapaz y ex-tremadamente reaccionario de Sánchez Ramírez y de los go-bernadores que tuvimos en los tiempos de la “España Boba”,que era, en fin de cuentas, el gobierno de los hateros. Comoes natural, la población, aunque era pequeña, no podía estarconforme con su suerte y lo manifestó a través de complots yconspiraciones.

Los esclavos y los negros libertos y los mulatos tenían muyen cuenta el ejemplo de Haití, donde los antiguos esclavoseran libres, y algunos de ellos llegaron a ser gobernantes, unode ellos como emperador —Dessalines—, otro, el general Cris-tóbal, como rey, y otro, Pétion, como presidente; o llegaban aser generales, ministros, altos funcionarios, en fin. La peque-ña burguesía de esos años, que era escasa pero aspiraba a ex-tenderse, formada por los pequeños productores de tabaco,los pequeños propietarios, los pequeños comerciantes —y hayque tener presente que entonces no había comerciantes gran-des porque todo el comercio era muy pobre—, veía que nopodía progresar bajo un gobierno tan retrógrado; y hasta al-gunos hateros, que a pesar de ser hateros vivían prácticamen-te en la pobreza, se hallaban inconformes con la situación delpaís. Ninguna de esas capas sociales ni todas juntas teníanfuerzas para hacer cambiar la situación; pero se agitaban ybuscaban la manera de actuar a través de movimientosconspirativos. Esas conspiraciones eran síntomas de una lu-cha de clases débil, pero lucha de clases al fin y al cabo, en la

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cual los esclavos, que sufrían su esclavitud, y los negros libresy los mulatos, que eran discriminados por causas raciales ypor eso mismo no podían mejorar de situación, y la pequeñaburguesía y algunos hateros pobres se unían para luchar con-tra el grupo dominante, o lo que es lo mismo, contra el poderde los hateros, representados en el gobierno por SánchezRamírez y por otros altos funcionarios. Los hateros goberna-ban apoyándose en el poderío tradicional de España, y esepoderío español no podía ser ejercido directamente desde Es-paña debido a la guerra que mantenían los españoles contraNapoleón, aunque sí se reflejaba a través de Cuba y PuertoRico, donde España tenía importantes fuerzas económicas,militares y políticas, y a través de Inglaterra, que era aliada delos españoles en la guerra.

En septiembre de 1810 el Gobierno descubrió una cons-piración conocida con el nombre de Revolución de los Italia-nos debido a que en ella participó el capitán Emigdio Pezzi,jefe de una compañía de soldados italianos que servían a Es-paña. Junto con Pezzi, conspiraron un venezolano y variosdominicanos. El capitán Pezzi fue fusilado, y el venezolano ydos dominicanos ahorcados; a los cadáveres se les cortaron lascabezas, que fueron fritas en alquitrán y colocadas en diferen-tes lugares de la Capital y sus alrededores. Ese tipo de medi-das da idea de lo que era el gobierno de los hateros.

Sánchez Ramírez murió el 12 de febrero de 1812, y susucesor, el gobernador Carlos Urrutia, a quien el Pueblo iba allamar Carlos Conuco, llegó de España más de dos años mástarde. Año y medio después de la muerte de Sánchez Ramírez,al comenzar el mes de agosto de 1812, hubo un levantamien-to de esclavos en Mendoza, cerca de la Capital, que fue aho-gado en sangre con los mismos métodos brutales que usóSánchez Ramírez en el caso de la Revolución de los Italianos.Los jefes del levantamiento de Mendoza fueron ahorcados,

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luego se les cortaron las cabezas y los brazos, que fueron fritosen alquitrán. A partir de entonces se produjo una especie deacuerdo no concertado, desde luego, entre los dueños de es-clavos de nuestro país, y como entre los dueños de esclavoshabía hateros y pequeños burgueses, aquellos con más escla-vos y estos con menos, pero al fin y al cabo todos propietariosde esclavos, el acuerdo vino a ser naturalmente, entre haterosy pequeños burgueses. Ese acuerdo que podríamos llamar es-pontáneo tuvo como resultado una especie de paz social ypolítica, pero no la mejoría de la situación general, que siguiósiendo mala, especialmente en el orden económico. La basedel acuerdo espontáneo entre los dueños de esclavos era elmiedo a que cualquier movimiento destinado a cambiar eltipo de gobierno tuviera como resultado la libertad de losesclavos, y esto se comprende si se tiene presente que en unpaís sumamente pobre y de población muy escasa, lo pocoque se producía se obtenía a base del trabajo de los esclavos, ysi la esclavitud desaparecía todo el mundo pasaría a un estadode miseria total. La pobreza era tan grande, a pesar de la exis-tencia de la esclavitud, que el gobernador Carlos Urrutia hizoun gran conuco donde está hoy Villa Duarte en el cual obli-gaba a trabajar a todos los que caían presos; lo que se produ-cía en ese enorme conuco era vendido a las familias de la Ca-pital, y ésa fue la razón por la cual el pueblo bautizó a sugobernador con el apodo de Carlos Conuco.

Como es natural, en un país tan pobre la gente que teníainquietudes políticas, eso que Bolívar llamó la población po-líticamente activa, era muy escasa, y la especie de acuerdo noescrito y no hablado a que llegaron las dos capas que poseíanesclavos, esto es, los hateros y los pequeños burgueses, losunificó en ese aspecto del problema político y social del país;pero también unificó en contra de ellos a los que formaban elnúcleo políticamente activo de los esclavos, los negros libres,

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los mulatos y los pocos pequeños burgueses que no teníanesclavos. En el país se produjo, pues, una división política ysocial que iba a hacerse presente en los acontecimientos lla-mados a presentarse en los años venideros. En esos aconteci-mientos habría dos corrientes principales; una llamada a man-tener la esclavitud y otra llamada a ponerle fin. Como sabemos,la que triunfó fue la última, pero de manera inesperada.

¿Cómo se presentó esa manera inesperada?Se presentó a través de la unión de nuestro país con Haití.

Mientras la situación económica nuestra seguía siendo muymala, la de Haití había mejorado mucho, pero más aún en elreino de Henri I que en la república de Pétion. Esos dos paí-ses haitianos se habían recuperado bastante de la destrucciónque habían sufrido en los años de la guerra contra Francia, ypor tanto su producción de azúcar, de café, de melaza, demaderas, algodón, cacao y tabaco había aumentado y a basede esos productos mantenían un comercio regular con losEstados Unidos y con Inglaterra, y después que terminó en elaño 1814 la larga guerra de Inglaterra y Francia, pasaron avenderle también a Francia.

Ahora bien, a partir del año 1818 sucedieron en Haitíhechos de enorme importancia. Ese año, en el mes de marzo,murió el presidente Pétion y la presidencia pasó a ser ocupadapor el jefe de la guardia presidencial, el general Jean-PierreBoyer; y dos años y medio después, en octubre de 1820, elrey Henri I se dio un tiro en la cabeza cuando halló que sustropas se le habían rebelado. A la muerte de Henri I, el presi-dente Boyer marchó sobre el reino del Norte y lo ocupó, demanera que Haití quedó reunificado como república bajo lapresidencia de Boyer. La reunificación de Haití fue un éxitopolítico para Boyer, que ganó con eso mucho prestigio, peroal mismo tiempo su gobierno se fortaleció económicamentedebido a que el reino de Henri I era más rico en producción y

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estaba mejor organizado desde el punto de vista económicoque la república del Sur. Como es natural, una parte de lapoblación dominicana, sobre todo la que vivía más cerca deHaití, pensaría que rendía más ser haitiano que ser español, ycon mucha más razón pensarían eso los esclavos, los negroslibres y los mulatos, que eran tratados socialmente en nuestropaís como seres inferiores, además de que en el caso concretode los esclavos, eran explotados por sus amos.

La reunificación favoreció a Boyer, pero también le plan-teó un problema sumamente serio. En la república del SurPétion había hecho una reforma agraria mediante la cual lamayoría de las tierras fueron repartidas en propiedades pe-queñas entre los campesinos y los oficiales del Ejército, y Boyer,que no era partidario de la pequeña propiedad, no podía qui-tarles esas tierras que les había dado Pétion porque si lo hacíaprovocaría una sublevación general. En cambio, en su reinodel Norte Henri I había distribuido las tierras en grandes pro-piedades que les dio a sus favoritos, a quienes hizo duques,marqueses y condes; y como él era partidario de la gran pro-piedad, el presidente Boyer no estaba dispuesto a distribuiresas grandes propiedades del antiguo reino entre los oficialesy los soldados de Henri I, y sucedía que esos oficiales y solda-dos se le habían rebelado al rey precisamente para dar fin a losprivilegios que él alimentaba. Así, pues, para evitar que lasque fueron las tropas de Henri I le hicieran a él lo que lehabían hecho al rey, Boyer tenía que darles tierras. ¿Pero cuá-les tierras? Las dominicanas; las de nuestro país, donde habíamillones de tareas libres. La solución del conflicto que se lepresentó a Boyer al ocupar el reino del Norte estaba, pues, enla ocupación de Santo Domingo; por donde venimos a dar-nos cuenta de que la ocupación de nuestro país por parte deHaití no se debió, como han dicho tantos y tantos historiado-res dominicanos, al odio de los negros de Haití contra los

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blancos dominicanos, pues lo cierto es que aquí había unaminoría muy pequeña de blancos mientras las mayorías de lapoblación eran negras o mestizas de blancos y negros.

Para lograr sus fines, Boyer organizó una propaganda envarias regiones de nuestro país, y como resultado de esa pro-paganda comenzó a recibir cartas de dominicanos que le pe-dían entrar en Santo Domingo y unir nuestro país a Haití. Elpueblo dominicano no iba a rechazar esa unión, porque enella los esclavos hallarían su libertad y los negros no esclavos ylos mulatos hallarían la igualdad social; los pequeños produc-tores de tabaco pensaban que venderían sus andullos en Hai-tí, como lo habían hecho sus padres 30 años antes, y porúltimo algunos hateros pensarían que al unirnos a Haití vol-verían los tiempos en que los dominicanos les vendían anima-les a los franceses de Haití.

Ahora bien, además de esclavos, negros libres y mulatossocialmente despreciados, de pequeños comerciantes y peque-ños propietarios y pequeños productores de tabaco, en SantoDomingo había un grupo de personas que eran dominicanosporque habían nacido aquí y aquí vivían, pero desempeña-ban los puestos más importantes del gobierno del país comofuncionarios de España. De ese grupo se exceptuaba el gober-nador, pues el gobernador y capitán general era siempre, des-pués que murió Sánchez Ramírez, español de España, no deSanto Domingo. Ese grupo formaba lo que en la ciencia polí-tica se llama el sector burocrático, palabras que significan elsector de empleados del gobierno. Para ese pequeño grupo, laposibilidad de que nuestro país quedara unido a Haití repre-sentaba lo peor que podía pasar debido a que naturalmenteperderían sus empleos y con ellos perderían su influencia y sucategoría social y política. El jefe de ese grupo era el licencia-do José Núñez de Cáceres. Cuando el sector burocrático com-prendió que la unión con Haití era inevitable porque tenía

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apoyo en varias capas de la población dominicana, decidióseparar el país de España y al mismo tiempo impedir que seuniera a Haití. Los hechos que produjo el sector burocráticodieron lugar a lo que en nuestra historia se llama Indepen-dencia Efímera.

Núñez de Cáceres y su grupo planearon quedar bien conlos haitianos y con los partidarios de la unión con Haití y almismo tiempo quedar bien con los partidarios de que siguié-ramos siendo españoles y hasta quedar bien con la mismaEspaña. ¿Y cómo pensaban ellos que podíamos conseguir todoeso a la vez? Pues bautizando al país con el nombre de HaityEspañol. Planearon también quedar bien con los partidariosde que el país se independizara de España y con los que noquerían la independencia, y decidieron que el país quedaraseparado de España, pero unido a Colombia, que en ese mo-mento era un país enorme, en el que se hallaban unidos losterritorios de Panamá, Colombia, Ecuador, Venezuela yGuayana. Colombia, cuyo presidente era Simón Bolívar, sehallaba en guerra contra España, y seguramente Núñez deCáceres y su grupo pensaron que poniendo el país bajo laprotección de Colombia, España no se atrevería a enviar aquífuerzas desde Puerto Rico y desde Cuba para obligarnos aseguir siendo españoles. Lo cierto, sin embargo, es que el go-bierno español no demostró ningún pesar por la separaciónde Santo Domingo y no tomó ninguna medida para impedir-la. Por último, Núñez de Cáceres y su grupo de burócratassolicitaron el apoyo de los negros y los mulatos para sus pla-nes; pero no movieron un dedo para liberar a los esclavos a finde no disgustar a los hateros esclavistas. Todo el plan del sec-tor burocrático era de un oportunismo increíble, pues ni si-quiera pensaron ponerse de acuerdo con el gobierno de Co-lombia antes de actuar; lo hicieron después que proclamaronla separación del país de España, su transformación en Haity

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Español y su unión a Colombia, cosa que llevaron a cabo en lanoche del 30 de noviembre al 1º de diciembre de 1821.

Si algo contenía a Boyer en sus deseos y su necesidad deavanzar sobre Santo Domingo, era el temor de que España seenfrentara a Haití en una guerra provocada por la decisión dedefender un territorio que era español. Pero cuando Boyervio que los propios dominicanos se habían separado de Espa-ña y España no trataba de impedirlo, tomó las medidas mili-tares del caso y en el mes de enero de 1822 comenzó a mover-se para entrar en nuestro país. Simón Bolívar no se hallabaentonces en Bogotá, que es la capital de Colombia, si no queiba viajando hacia el sur de su país, y cuando recibió la noticiade lo que había sucedido en Santo Domingo había pasado tan-to tiempo que ya el presidente Boyer había entrado en territo-rio dominicano. El 9 de febrero de 1822 el jefe haitiano llegabaa la Capital dominicana sin que en todo el camino desde lafrontera hasta la ciudad de Santo Domingo hubiera oído lamenor protesta de los dominicanos; al contrario, en todas par-tes fue recibido con afecto. Al llegar a la Capital, el propioNúñez de Cáceres le entregó a Boyer las llaves de la ciudad,que era la forma que se usaba en aquellos tiempos para hacerentrega de un país a un ejército que pasaba a ocuparlo.

Haity Español, invención del grupo burocrático de la Es-paña Boba, duró solamente dos meses y nueve días, y esecorto período de nuestra historia se conoce con el nombre deIndependencia Efímera. La palabra efímera quiere decir pasa-jera. La independencia que proclamaron Núñez de Cáceres ysu grupo de burócratas fue efímera o pasajera porque fue laobra de unos pocos oportunistas que actuaron para defendersus posiciones e intereses; no fue la obra del Pueblo, que noparticipó en hacerla y no tenía razones para defenderla.Santo Domingo,12 de octubre de 1971.

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LA OCUPACIÓN HAITIANA (1822-1844)*

Parte IHasta hace muy pocos años casi todos los historiadores do-minicanos que escribieron libros o artículos sobre la ocupa-ción de nuestro país por parte de los haitianos en el año1822, decían que el presidente Boyer había ocupado la por-ción de la isla donde está hoy la República Dominicanamediante un despliegue de fuerzas militares que aterrorizóal pueblo dominicano.

Las obras de esos historiadores dejan en sus lectores la im-presión de que los veintidós años del gobierno haitiano ennuestro país fueron años de tiranía feroz; de crímenes y atro-pellos insufribles; de mucho atraso, mucha miseria y muchaignorancia. Pero resulta que cuando se lee lo que dijeron tes-tigos de primera categoría se halla que nada de eso sucediócomo han querido hacerlo creer esos historiadores. Por ejem-plo, José María Serra, amigo y compañero de Duarte y uno delos primeros trinitarios, al escribir sus recuerdos sobre la orga-nización de La Trinitaria dijo las siguientes palabras: “…enobsequio de la verdad, debo decir que los dominicanos jamástuvimos coartada la libertad de reunirnos, ni este hecho [el dereunirse] inspiraba recelo al gobierno [haitiano]”; y dijo tam-bién que el padre Gaspar Hernández daba clases de filosofía

* Santo Domingo, Talleres Gráficos, 1972 (Colección Estudios Sociales; 10).

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“a la juventud estudiosa en la sacristía del convento de ReginaAngelorum”, y explicó que esas clases se daban durante cua-tro horas al día; luego, la enseñanza no estaba prohibida, comomuchos historiadores quisieron dar a entender al decir queBoyer había cerrado la Universidad por miedo a que desdeella se propagaran la verdad y las ideas, porque sin duda lasautoridades sabían que en las clases del padre GasparHernández se daban las lecciones que habían dejado de darseen la Universidad al quedar ésta cerrada. En lo que se refierea la Universidad, Boyer no ordenó que la cerraran; lo quepasó fue que al suspendérseles a los curas los sueldos que se lespagaban desde los tiempos de España, los profesores de la Uni-versidad, que eran curas, tuvieron que dedicarse a decir misaspara vivir y dejaron de dar clases en la Universidad; es más,parece que la mayor parte de ellos salió del país. Por otra parte,debe saberse que en los días en que fue cerrada la Universidadpor la Iglesia, no por el gobierno, los estudiantes universitariosno llegaban a 30. Un siglo después, para el 1922, cuando lapoblación del país era por lo menos doce veces más grande quelo que era en el 1822, los estudiantes universitarios dominica-nos no pasaban de 300, si es que llegaban a esa cantidad. Porúltimo, en cuanto a la idea, por cierto muy propagada, de queel pueblo de nuestro país fue sometido al poder haitiano pormedio del terror, la verdad es que los documentos de la épocadicen que cuando los ejércitos de Haití entraron en territoriodominicano en el 1822 no recibieron ni la más pequeña mues-tra de repulsa, y que muy al contrario, en todas partes fueronrecibidos con demostraciones de simpatía.

¿A qué se debió esa actitud de los dominicanos ante Boyery sus tropas? ¿Se debió a falta de patriotismo?

No se debió a falta de patriotismo porque todavía en esostiempos el pueblo dominicano no estaba formado política-mente al punto de tener conciencia de lo que era la patria.

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Ahora bien, cada sector de la sociedad dominicana tenía sumanera de ver los problemas del país porque los veía desde laposición que ocupaba en esa sociedad, y por esa razón cadasector vio la ocupación haitiana desde su punto de vista parti-cular. Por ejemplo, los esclavos, que eran tal vez unos 10 ó 12mil, debían necesariamente ser partidarios de que nuestro paíspasara a ser parte de Haití porque de acuerdo con las leyeshaitianas la esclavitud estaba totalmente prohibida; de mane-ra que al quedar nosotros convertidos en haitianos, ellos ibana pasar automáticamente a ser libres, y ésa era su aspiraciónmás grande. Si no igual, por lo menos algo parecido debiósuceder con los negros y los mulatos que no eran esclavos,pues salvo muy raras excepciones, en los tiempos de España yen los años de la dominación francesa los negros y los mulatoslibres eran discriminados en los terrenos social y político; losblancos no los trataban como sus iguales, sino todo lo contra-rio, y no podían alcanzar puestos en el gobierno, y sucedíaque en Haití los negros llegaban a ser presidentes, ministros,generales; grandes personajes, en fin. Así, pues, esa parte dela población dominicana, que era muy grande era sin dudapartidaria también de que nuestro país pasara a ser haitiano.

Según lo que opinan algunos historiadores, para los díasde la ocupación haitiana de 1822 nosotros teníamos unos 63mil habitantes, y de esos 63 mil, más o menos 56 mil erannegros y mulatos o mestizos, incluyendo en ellos tanto a losesclavos como a los libres. No digamos que todos los 56 milnegros y mulatos dominicanos eran partidarios del gobiernode Haití. Seguramente aquí, como sucedía en Cuba y en PuertoRico y como había sucedido en Haití antes de la Revolución,había mulatos que eran dueños de esclavos. En Cuba se co-nocieron casos de negros que tenían esclavos. Así, pues sin dudahubo negros y mulatos antihaitianos, pero por muchos quefueran esos antihaitianos, no podían ser la mayoría de nuestros

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negros y mulatos; seguramente fue una minoría. En cuanto alos blancos, podemos estar seguros de que todos los blancosdueños de esclavos fueron antihaitianos, pero no podemosestar igualmente seguros de que su antihaitianismo llegara alextremo de oponerse a la ocupación del país por parte de Boyer.Como veremos después, si se trataba de blancos hateros, estoes, grandes terratenientes, hubo razones para que no se deci-dieran a oponerse a la ocupación de 1822. Por otra parte, ennuestro país debió haber blancos pobres, que ni eran dueñosde grandes extensiones de tierra ni eran dueños de esclavos, ytambién debió haber de esos blancos algunos que teníanmujeres negras e hijos mulatos; y esos, fueran pocos o fueranmuchos, no tenían razones para oponerse a la incorporacióndel territorio dominicano a Haití. Es fácil darse cuenta deque para el momento de la llegada de Boyer, eran más nu-merosos los sectores del pueblo dominicano que debían sernecesariamente partidarios de Haití; y eso es lo que explicaque la mayoría de los dominicanos recibiera a Boyer hastacon simpatía. Así lo dice la Manifestación de la Indepen-dencia, un documento escrito en enero de 1844 para justifi-car el movimiento de ese año contra el gobierno haitiano.En ese documento se dice que Boyer y sus tropas fueronrecibidos en todas partes “con demostraciones de simpatía”,y se afirma que “por doquier donde pasaba [Boyer], el pueblosalía a su encuentro”.

Hasta aquí hemos dado razones materiales (es decir, obje-tivas) que explican por qué en los diversos sectores del pueblodominicano, los que formaban una mayoría de la población,debían apoyar la anexión a Haití. Pero sucede que había tam-bién razones de otro tipo, de tipo subjetivo, es decir, de lasque no se ven, que favorecían esa anexión; y una de ellas, talvez la más importante entre esas razones subjetivas, era laopinión que en esos días tenían los dominicanos de Haití,

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una opinión muy diferente de la que tenemos hoy. Segura-mente los haitianos de hoy ven a la República Dominicanacomo un país mucho más avanzado y progresista que el suyo,pero a principios del siglo pasado era al revés; éramos los do-minicanos los que veíamos a Haití como un país mucho másdesarrollado e importante que el nuestro. Y efectivamente,así era. Como se dijo en el folleto Nº 6*, al comenzar la Revo-lución Haitiana nosotros teníamos unos 20 ingenios de azú-car, medianos y pequeños, mientras Haití tenía 800, la mayorparte de ellos grandes; los amos de esclavos de nuestro paístenían unos 15 ó 20 mil esclavos, mientras en Haití había porlo menos medio millón. Nosotros ni siquiera sabíamos cuán-tos establecimientos industriales teníamos, pero seguramenteeran muy pocos (tal vez no llegaban a 50) y en Haití habíamás de 8 mil. En Haití había carreteras empedradas y conpuentes, y nosotros no teníamos ni una carretera ni un puen-te. En Haití había varias ciudades con teatros y compañías deactores y actrices y aquí ni siquiera se soñaba con esos lujos.Para los dominicanos que en el 1822 tenían 40 años, Haitíera la imagen misma de la riqueza, y debemos repetir aquíque además, para los esclavos y los negros y los mulatos do-minicanos que no eran esclavos, Haití era la imagen mismade la libertad. Dado el aislamiento en que vivíamos los domi-nicanos, seguramente nuestro pueblo no estaba enterado aldetalle de las luchas que estaban desarrollándose en esos díasde 1820 y tantos en otros lugares de América, pero sin dudasabía que en los Estados Unidos, en Cuba, en Puerto Rico,en Venezuela, la esclavitud se mantenía, al contrario de loque había sucedido en Haití donde había sido abolida desdehacía por lo menos 30 años. Es verdad que Haití no era en elaño 1822 tan rico como lo había sido antes de la Revolución,

* Cfr., Santo Domingo en el siglo XVIII, pp.73-85 de este volumen (N. del E.).

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pero en comparación con nosotros seguía siendo un país muyrico. Por ejemplo, para ese año de 1822 las compras de Haitíen los Estados Unidos sobrepasaban las de cinco países deEuropa juntos, que eran Rusia, Suecia, Dinamarca, Prusia eIrlanda, y las compras nuestras en el extranjero eran tan pe-queñas que ni siquiera nosotros mismos sabemos hoy a cuan-to ascendieron en ese año.

Por otra parte, a pesar del aislamiento en que vivíamos yde nuestra pobreza, que podía apreciarse hasta en el cortísimonúmero de habitantes que teníamos, entre nosotros debía haberalgunas personas que desearan o que necesitaran cambios, puesaunque fuera en forma confusa, aquí había desde hacía tiem-po luchas de clases, y las luchas de clases indican que allídonde ellas se dan hay clases o sectores de clases que sufrenexplotación o algún tipo de opresión y se rebelan contra eseestado de cosas; y naturalmente, los que para el año 1822deseaban, o necesitaban cambios en nuestro país debían ver aHaití y a los haitianos como a sus aliados naturales, porquelos haitianos habían hecho una revolución profunda y portanto eran revolucionarios; eran, o habían sido hacía poco tiem-po, autores de cambios serios en su país.

¿Qué clase de revolución habían hecho los haitianos? ¿Ha-bía sido la misma que deseaban hacer los pocos dominicanosque querían hacer una revolución?

Por fuerza, tenía que ser la misma. La revolución que ha-bían hecho los haitianos comenzó siendo antiesclavista, ¿perohacia adónde conducía una revolución antiesclavista?; ¿quétipo de sociedad esperaba establecer?; o lo que es lo mismo,¿qué rumbo ideológico podía tener? La revoluciónantiesclavista haitiana conducía necesariamente al estableci-miento de una sociedad de tipo burgués, y no podía ser deotra manera porque en esos tiempos la revolución más avan-zada que podía darse en el mundo era la burguesa. Ahora

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bien, una cosa era hacer una revolución que acabaría teniendola ideología burguesa y otra cosa, muy diferente, era que laburguesía hiciera una revolución, “su” revolución. Los haitianoshicieron una revolución que al final tuvo la ideología de laburguesía, pero en Haití no había burguesía que pudiera ha-cer una revolución, por eso la Revolución Haitiana no pudoestablecer el régimen de la democracia representativa, que erael fruto natural de la revolución burguesa. En Haití habíaesclavos y oligarcas esclavistas haitianos (los afranchís, segúnse explicó en el folleto Nº 7*), pero no había ni sombra deburguesía haitiana. Por esa razón, la Revolución no fue hechapor la burguesía; fue hecha por los esclavos. En Francia síhabía burguesía, y había también una nobleza de origen feu-dal, equivalente a la oligarquía haitiana; y la burguesía fran-cesa se levantó contra la nobleza y llevó a cabo la gran revolu-ción burguesa de 1789. Esa Revolución Francesa acabóestableciendo el sistema de la democracia representativa, quees el sistema político propio de la burguesía, y en Haití laRevolución fue dando de tirano en tirano y de mal en peorhasta ir a caer al nivel de una colonia de los Estados Unidos,que es la situación actual de Haití.

¿Por qué? Porque su revolución terminó siendo ideológi-camente burguesa sin que en el país hubiera una burguesíaque pudiera llevarla a su desarrollo natural. Ese fracaso de laRevolución Haitiana es lo que explica el levantamiento do-minicano de 1844. Lo que querían los trinitarios era vivir enun régimen burgués, que los haitianos no pudieron estable-cer ni en su país ni en el nuestro, y por eso planearon la sepa-ración de Haití. Pero de esto se hablará en el folleto Nº 11**.

* Cfr., La Revolución Haitiana, pp.87-99 en este volumen (N. del E.).** Al parecer el folleto anunciado por Bosch nunca fue publicado, a pesar de que

La Ocupación Haitiana (1822-1844), es presentado como “Parte I” (N. del E.).

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Volviendo al análisis de los sectores de la sociedad domi-nicana que vieron la ocupación de nuestro país por Boyer ysus tropas de acuerdo con la posición que ocupaban en esasociedad, debemos decir que había un sector que no podíaestar de acuerdo con la ocupación; y era el sector dominan-te, el de los hateros esclavistas. Pero sucedía que tres añosantes de entrar en Santo Domingo, Boyer había pasado aocupar la parte Norte de Haití, la que había sido el reino deHenri-Christophe. En esa ocasión, Boyer había dejado lasgrandes propiedades que el rey Henri-Christophe les habíadado a sus favoritos tal como las había hallado; no se lasentregó al pueblo ni las dividió, como había hecho el presi-dente Pétion, antecesor de Boyer, con la mayoría de las gran-des propiedades del centro y del sur de Haití; y sin duda loshateros dominicanos sabían eso; sabían cómo se había com-portado Boyer con los grandes terratenientes del Norte desu país, y naturalmente esos hateros dominicanos debíanabrigar la esperanza de que Boyer haría con ellos lo mismoque había hecho con los grandes propietarios del Norte deHaití, y no les tocaría sus tierras, aunque los dejara sin escla-vos. Efectivamente, Boyer no tocó las tierras durante dosaños y medio. Es más, el gobierno haitiano llegó a estable-cer por ley en el año 1826 que el que había sido esclavo nopodía abandonar la propiedad de su antiguo amo sin unaautorización del juez de paz del distrito en el que se hallabaesa propiedad, y ese juez de paz sólo podía dar la autoriza-ción en caso de que el antiguo amo no le pagara al antiguoesclavo su salario o en caso de que lo maltratara físicamente.Esa medida del Gobierno de Boyer beneficiaba a los gran-des propietarios dominicanos, pues aunque los que habíansido sus esclavos ya no lo eran, resultaba que esos ex esclavosno podían irse de las fincas. Era verdad que el antiguo amono podía darles golpes a sus antiguos esclavos y que tenía

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que pagarles su trabajo, pero esos antiguos esclavos teníanque seguir trabajando para él y no podían escoger comopatrón a otro propietario.

De acuerdo con el Código Rural de Boyer los campesi-nos (antiguos esclavos) no podían salir de las propiedades enque trabajaban sin un permiso firmado por el gerente o pro-pietario, pues sólo con ese permiso evitaban ser acusados devagos y ser encarcelados o condenados a trabajos forzados encaso de reincidencia. No tenían ni siquiera el derecho dededicarse a su pasatiempo favorito —la danza— exceptodel viernes en la noche al domingo por la tarde. Estaban,además, obligados a mostrarse respetuosos y obedientes conrespecto a los patronos. Por último, los propietarios no te-nían que pagarles a los antiguos esclavos si no cuando sevendieran los frutos producidos con su trabajo; les pagaban“por cuartos, medios cuartos, mitad de una parte y partesenteras”, según dice Price-Mars, “de los productos cosecha-dos después de la venta”. Como puede apreciarse, Boyer lesquitó a los hateros esclavistas de nuestro país el derecho depropiedad sobre los esclavos, pero no les quitó el derecho aexplotarlos.

Según se ha visto, en la sociedad dominicana de 1822 nohubo ningún sector que tuviera razones realmente justifica-das para oponerse a la ocupación haitiana de manera resuelta;y en cambio hubo una mayoría de sectores y de personas quecon la sola presencia del poder haitiano resultaron beneficia-dos en el orden social y en el político; y eso es lo que explicaque en ese importante episodio de nuestra historia no se pro-dujera un incidente, no sonara un tiro y no se derramara unagota de sangre, ni dominicana ni haitiana. Al contrario, talcomo dice la Manifestación de la Independencia, “por do-quier donde pasaba [Boyer], el Pueblo salía a su encuentro” ylo recibía “con demostraciones de simpatía”.

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¿Por qué, entonces, tantos historiadores dominicanos handicho lo contrario? ¿Por qué dijeron mentiras sobre ese acon-tecimiento? ¿Por qué durante años y años se le hizo creer alpueblo dominicano que nuestro país había sido invadido ytomado a la fuerza por los haitianos y que se nos había im-puesto a filo de machete lo que algunos de esos historiadoresllamaron “la oscura noche haitiana”?

Todas esas mentiras fueron dichas por razones de clase. Losgrupos o sectores dominantes de nuestro país, que fueron siem-pre muy minoritarios, inventaron un monstruo haitiano queno existía antes del 1863, año en que empezó la guerra contraEspaña. Todavía para esa época, en la cual vivía un alto nú-mero de dominicanos que recordaban la llegada de loshaitianos al país, no se había generalizado la leyenda de laocupación de Boyer hecha a la mala. Los patriotas dominica-nos de la Guerra Restauradora fueron a buscar ayuda a Haití,y allí la encontraron, y nadie se lo echó en cara, prueba de quetodavía en nuestro país no había antihaitianismo del tipo delque se conoció más tarde. Las mentiras sobre la ocupación deBoyer fueron inventadas para hacerle creer a la masa del pue-blo dominicano que su único enemigo, el verdadero y peli-groso, era Haití, eran los haitianos. Eso es tan así que cual-quiera que se ponga a estudiar el desarrollo de ese concepto(el de Haití como el enemigo supremo del pueblo dominica-no) se dará cuenta sin mucho trabajo de que a medida queaquí iba fortaleciéndose el capitalismo esa propagandaantihaitiana iba aumentando en intensidad y en amplitud, yllegó a su nivel más alto bajo el gobierno de Trujillo, que fueel momento en que real y efectivamente la República Domi-nicana pasó a ser un país capitalista moderno. (Lo de “moder-no” es relativo y sobre ello se hablará oportunamente paraexplicarlo en detalle). Trujillo organizó un ejército muy po-deroso y lo hizo para darle al pueblo la sensación de que sería

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inútil rebelarse contra la tremenda explotación de que eravíctima, una explotación intensa que es típica de las épocas ylos lugares en que se inicia el capitalismo moderno. ¿Y cómopodía explicarle Trujillo al país la existencia de ese ejército?¿Iba a decirle que era para mantenerlo aterrorizado mientrasél y su grupo lo explotaban sin misericordia? No; no podíadecirle esa verdad; tenía que engañarlo, y lo engañó hacién-dole creer que ese ejército estaba destinado a impedir unainvasión haitiana. Ahora bien, una invasión haitiana, así nadamás, no significaba nada para el pueblo dominicano; era ne-cesario pintarle al Pueblo la posible invasión haitiana con losaspectos más repugnantes: era necesario darle ejemplos histó-ricos de lo que habían sufrido los dominicanos bajo el poderde Haití. ¿Y cómo se lograba eso? Escribiendo historias falsasy haciendo que se leyeran en las escuelas, que los grupos deintelectuales las difundieran, que se llegara a formar una con-ciencia antihaitiana en los sectores dominantes y en los queles servían a esos sectores. Con la creación de esa conciencia sejustificaban los enormes gastos que había que hacer para man-tener funcionando un poderoso aparato militar que nunca seusaría para evitar una supuesta invasión haitiana si no paraimpresionar al Pueblo a tal punto que no se atreviera a levan-tarse contra sus explotadores.

Nuestro país conoció varias invasiones haitianas; la deToussaint Louverture en el año 1801, la de Dessalines en el1805, la de Boyer en el 1822, las de Soulouque en el 1849 yen el 1855. Toussaint encontró resistencia, la encontróDessalines y la encontró Soulouque, pero no la halló Boyer.Toussaint tomó algunas medidas buenas para los habitantesde la parte este de la isla, pero detrás de Toussaint vino elgobierno francés y las derogó todas. En el caso de Boyer nosucedió eso. Boyer gobernó en nuestro país 21 de los 22 añosque duró la ocupación haitiana, y a lo largo de esos 21 años se

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pusieron en vigor muchas leyes que revolucionaron la vidadel pueblo dominicano. De todas ellas, la que tuvo más im-portancia histórica fue la abolición de la esclavitud. Con laabolición de la esclavitud terminó para siempre el reino de laoligarquía esclavista patriarcal, que había durado en el país,aunque no de manera legal, desde fines del siglo XV, o paradecirlo con otras palabras, desde el 1494, que fue el año enque Colón comenzó a prender indios para llevarlos a España,donde serían vendidos como esclavos.

Por el solo hecho de haberle dado fin a la etapa de la oli-garquía esclavista de nuestro país, Boyer merece un lugardestacado en la historia dominicana.16 de agosto de 1972.

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PERFIL POLÍTICO DE PEDRO SANTANAI*

Es difícil, por no decir imposible, conocer en toda su signi-ficación los hechos del pasado si nos empeñamos en ver lospersonajes de la historia aislados de la sociedad en que vivie-ron o actuaron, o sea, si pretendemos analizar su vida y susactos partiendo de la creencia de que ellos hicieron la histo-ria, y por tanto organizaron la sociedad, cuando lo verdade-ro es lo contrario: que la sociedad es la que hace personajeshistóricos a través de las luchas que llevan a cabo en su senolas clases y las capas de clases que la componen. Lo primeroque debemos conocer, aunque sea a grandes rasgos, es eltipo de sociedad en que se produjeron los hechos llevados acabo por esas clases y capas. Por ejemplo, los dominicanosno podríamos comprender la figura de Pedro Santana si notenemos clara la idea de que él, igual que Juan SánchezRamírez, cuyo retrato tenía en su oficina o despacho de pre-sidente de la República, era el líder de los hateros de sutiempo, así como Sánchez Ramírez lo había sido treinta añosantes, aunque a Santana le tocó actuar en los tiempos en que

* 3ra. edición, Santo Domingo, Imprenta Mercedes, 1986 (Colección EstudiosSociales).

También en cuatro entregas en la p.4 de Vanguardia del Pueblo: Año IV, Nº 148,Santo Domingo, Órgano del PLD, 16 de agosto de 1978; Año V, Nº 149, 23de agosto de 1978; Año V, Nº 150, 30 de agosto de 1978; y Año V, Nº 151,6 de septiembre de 1978, respectivamente (N. del E.).

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la sociedad hatera iba desapareciendo, y a tal punto fue asíque cuando murió, en su tumba quedaron enterrados, él físi-camente y la sociedad hatera en el orden político.

Santana no nació hatero, pero pasó a serlo después de 1826,año en que casó con la viuda de un hatero; y en cuanto al papelde líder de ese sector social dominicano que jugó en la lucha declases que llevaron a cabo los hateros de un lado y del otrodiferentes capas de la pequeña burguesía, eso fue el productode las condiciones personales que desarrolló como militar y comopolítico a lo largo de los veintiún años transcurridos entre larevolución de La Reforma y el día de su muerte, o sea desdejulio de 1843 hasta el 14 de junio de 1864.

La palabra hatero significa dueño de reses y de las tierrasdonde se dan la yerba que come el ganado y los víveres queusan los seres humanos. En los tiempos de Santana, la palabrahatero equivalía a hombre rico, pero se trataba de un tipo deriqueza diferente a como la entendemos hoy. El hatero de lossiglos XVI, XVII, XVIII y XIX era en nuestro país socialmentepoderoso porque disponía de animales de carne y de transpor-te. Los últimos eran de mucha utilidad para llevar de un sitioa otro gente y carga y los primeros aseguraban la base de laalimentación de la familia y de los que dependían del hatero.(Generalmente la condición de dependencia se establecía de-bido a que el propietario le daba al dependiente un pedazo detierra para que produjera víveres a medias o al tercio y criaraalgún puerco y unas cuantas gallinas, pero además trabajabapara el hatero cuantas veces éste se lo pedía).

El país no producía en 1826 ni en 1850 ni en el 1900 nimucho después ni una vara de tela ni un cuchillo. Esos artícu-los se traían de Saint Thomas o de Curazao y para tener con quécomprarlos había que vender productos que se usaran en Euro-pa o en los Estados Unidos, por ejemplo, maderas, cueros ysebo de res; algunos hateros disponían de maderas y otros de

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cueros y de sebo que vendían a los muy contados comercian-tes exportadores de esos tiempos para que estos los enviaran alextranjero; además, había algún que otro hatero que vendíacarne de res o de cerdo en los pueblos cercanos a sus hatos,pero esa actividad comercial no era verdaderamente impor-tante; en cambio tener herramientas y tela con que vestir a lafamilia era algo que contribuía a aumentar el prestigio delhatero, que ya disponía de tierras en que se daban el plátano,la yuca, la batata y la palma con que se hacían las viviendas.La posesión de todo eso en un medio tan pobre como el nues-tro, donde hasta el año 1822 hubo esclavitud patriarcal, setraducía para su dueño en autoridad social. Esa autoridad so-cial se hacía sentir más porque la gran mayoría de la pobla-ción vivía en los campos, y era en los campos, precisamente,donde estaban los hatos y por tanto donde se hallaban loscentros de actividad de los hateros.

En un libro de Emilio Rodríguez Demorizi (Papeles delgeneral Santana, Roma, Stab. Tipográfico G. Menaglia, 1952)leemos (pp.43-45) que el padre de Santana, llamado tambiénPedro, salió de Hincha, hoy territorio haitiano, al comenzarel siglo pasado, y con él se llevó su familia; que ese PedroSantana se estableció en Gurabo de Santiago y más tarde enSabana Perdida, a orillas del río Ozama, y que estando enSabana Perdida padeció “una grave y dilatada enfermedad”que obligó a sus dos hijos (los mellizos Ramón y Pedro), “sien-do aún de tierna edad”, a trabajar para mantener a su padre,“por sí mismos en el corte de leña, la cual conducían por elOzama en canoas a vender a la capital”. El autor de esas pala-bras, Dr. José Ma. Morillas, que fue amigo personal de Santana,cuenta que su padre no pudo darle ninguna instrucción, y quedespués de muerto el padre, Santana y su hermano Ramón setrasladaron a El Seibo “y allí permanecieron ambos dedicadospersonalmente al cultivo del campo en un pequeño sitio de

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agricultura, hasta que el referido Dn. Pedro contrajo matri-monio en 1826 con Da. Micaela Rivera, viuda del rico pro-pietario Don Miguel Febles, y con este motivo pasó a estable-cerse a la pujante hacienda de crianza de la propiedad de suconsorte, conocida por el Prado”.

Eso de “rico propietario” y “pujante hacienda de crianza”puede confundir a los que no están en capacidad de situarsecon la imaginación en la realidad económica y social de nues-tro país allá por el 1820 y tantos, cuando no éramos todavíauna sociedad capitalista porque los dueños de tierras y anima-les, los hateros, que eran esos “ricos propietarios” a que serefería Morillas, no producían para un mercado consumidor(o sea, no producían mercancía) sino lo necesario para soste-ner a la familia y a los que sin ser miembros de la familiadependían económicamente de ellos.

Veamos de qué cosas era dueño Pedro Santana cuandohizo su primer testamento, veintiséis años después de habersecasado con la señora Micaela Rivera, “viuda del rico propieta-rio don Miguel Febles”, que era la dueña de “la pujante ha-cienda de crianza” conocida con el nombre de El Prado. Alhacer ese testamento en el año 1852, Santana decía que sumujer había aportado al matrimonio “los bienes siguientes:un hato nombrado el Prado fundado en mil pesos de propie-dad en los terrenos de Anamá, en esta Común [de El Seibo], elque se componía de un Buhío entinglado de tablas de palmay cubierto de yaguas, de dimensión de trece varas de largo yseis de ancho, un corral, un conuco de seis tareas en mal esta-do, doscientas sesenta reses de crianza, catorce bestias, tam-bién de crianza, tres ovejas, un burro viejo, algunas prendecitasy algunos derechos de terrenos que constan en sus escritos”.

(Esos derechos de terrenos de que hablaba el primer testa-mento de Santana y los mil pesos de propiedad en los terrenosde Anamá en que estaba el hato El Prado están descritos en el

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lenguaje que se usaba para referirse a tierras comuneras, queeran una forma de propiedad comunal precapitalista amplia-mente generalizada en el país no sólo en los siglos XVII, XVIII

y XIX sino también en este siglo XX y en menor grado pasadasu primera mitad).

La parte del primer testamento de Santana que hemos co-piado se halla en Vanguardia del Pueblo*, y ahí figura tambiénesta otra parte:

“Declaro: que en dicho Hato del Prado a más del Buhíode vivienda antigua que existe, he hecho otra casa nueva dequince varas de largo y seis y media de ancho, entinglada detablas de palmas y cubierta de yaguas, con un aposento gran-de, su sala y dos cuartos con su soberado elevado, cinco puer-tas y seis ventanas, todas de caoba”; y Vanguardia aclara quecomo ni al describir ese bohío, mandado hacer por Santana,ni al referirse al que había en El Prado cuando él casó con laviuda de Miguel Febles se menciona el material de los pisos,debemos suponer que los dos tenían pisos de tierra, y pensa-mos que era en el último descrito en el testamento, el quemandó hacer él, donde vivía Pedro Santana cuando fue hechopreso, en los primeros días del año 1857, por el general JoséMaría Cabral, que llegó a El Prado con un cuerpo de caballe-ría para hacer cumplir una orden del gobierno de Buenaven-tura Báez en virtud de la cual Santana debía ser conducido ala Capital donde le esperaba la acusación de tener en su casamuniciones y armas con fines desconocidos.

Sin darnos el año en que eso sucedió, Morillas cuenta quePedro Santana fue incorporado a la Guardia Nacional haitiana,en la cual sirvió en el arma de caballería y ascendió a capitán;que “obtuvo el cargo de vocal del consejo de notables o regidor

* “Testamento de Pedro Santana”, en Vanguardia del Pueblo, Año IV. Nº119,Santo Domingo, Órgano del PLD, 25 de enero de 1978, p.6 (N. del E.)

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del ayuntamiento del Seibo”; que tomó parte en la revoluciónde La Reforma contra Boyer, “habiendo ya ascendido en estaépoca al empleo de coronel de la guardia nacional del Seibo”;todo lo cual nos dice que Santana fue subiendo en la escalasocial después de haber pasado a administrar los bienes deMiguel Febles, o sea, después de haberse casado con la viudadel dueño de El Prado; o dicho de otra manera, que Santanaquedó incorporado al nivel social de los hateros, el más altodel país, cuando adquirió la categoría de hatero por una he-rencia que le llegó a través del matrimonio, no por la vía delnacimiento. De no haber adquirido esa categoría en la socie-dad no se le habría reconocido como uno de los notables de ElSeibo, como se le reconoció cuando pasó a ser regidor delayuntamiento de esa ciudad. Eso no hubiera podido pasar enInglaterra o en Francia, donde se habían instalado sociedadesburguesas muy hechas, y donde por la misma razón no habríapodido ascender a la altura de la clase superior el que no vi-viera en un palacio o en una mansión que compitiera con lospalacios de los burgueses. Como hemos visto en documentosnotariales, Santana vivía, después de casarse, en un bohío detablas de palma techado de yaguas, y en 1852, cuando teníael título oficial de Libertador y había sido presidente de laRepública tres veces, vivía en otro bohío, hecho por él, quetenía setos de tablas de palma y el techo de yaguas. Aunqueno hay documentos que lo digan, podemos afirmar que lospisos de los dos bohíos eran de tierra.

El conjunto de fuerzas mentales y afectivas que forman esoque llamamos carácter tiene componentes heredados, al me-nos en parte, que son los de origen biológico (conformación ydisposición de las células cerebrales y de las glándulas de se-creción interna), pero es también producto, en parte impor-tante, de las influencias que proyectan sobre las personas lascondiciones materiales de existencia en que se ha desarrollado

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la vida de cada quien, entre las cuales hay que tomar en cuen-ta las que corresponden a la clase social; y esas condicionesmateriales de existencia empiezan a ejercer su influencia sobreel individuo en los años más tiernos de la niñez. Naturalmen-te, esas reglas no nos sirven para medir a los seres humanos deexcepción aunque el papel que juegan en ellos no puede serdisminuido y mucho menos descartado.

Por ejemplo, las condiciones propias del caudillo políticosólo se dan en aquellos países donde el predominio del lati-fundio, y por tanto, del latifundista, mantiene en estado dedependencia de los terratenientes a las masas campesinas, loque crea las condiciones materiales para que un miembro opartidario de la clase de los grandes propietarios que tenga lasdotes indispensables para ser jefe se convierta en un caudillo ypase a reproducir en la vida política del país lo que hacen losterratenientes en la esfera de la producción agrícola y ganade-ra, y sobre todo, que pase a aplicar en la actividad política losmétodos que usa el latifundista en el trato con sus dependien-tes y peones.

Comparado con un latifundista de hoy, Pedro Santana eraun pobre diablo, pero en el Santo Domingo de 1843, y sobretodo en la región del Este de aquellos tiempos, Pedro Santanaera una potencia política en reserva, que para ese año todavíano se había manifestado en todas sus posibilidades pero quesignificaba mucho para el movimiento de los trinitarios por-que no era simplemente un hatero sino un hatero que teníagrado militar y rango político entre los notables de El Seibo.Dice Morillas que la riqueza que administraba Santana (ya sa-bemos qué tipo de riqueza era y estamos al tanto de sus limita-ciones) “le proporcionó gran prestigio en toda la provincia, enla cual era consultado por sus conciudadanos, y casi nada sehacía en ella sin su aprobación” (en Rodríguez Demorizi,op. cit.). Fue ese prestigio lo que llevó a Juan Pablo Duarte a ir

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él en persona a El Seibo, en abril de 1843, para enrolar a loshermanos Santana en las filas de los luchadores por la inde-pendencia. Pedro se hallaba en esos días en la Capital y Duartenombró a Ramón coronel de las tropas que debían organizarseen El Seibo cuando empezara el movimiento separatista, peroRamón le aclaró: “El jefe debe ser mi hermano Pedrito, que legusta mandar y sabe entender bien a la gente; yo me conformocon servir a sus órdenes” (Rodríguez Demorizi, ibid., p.26).

La tarea de lograr la alianza de los trinitarios con los reformistashaitianos le tocó a Mella, pero la de conseguir la alianza de lostrinitarios y los hateros fue llevada a cabo por Duarte, y graciasa ella apareció el primer caudillo de la República porque fue elcaldo de cultivo que hacía falta para que las dotes naturales deun jefe político florecieran en un hatero. Ya sabemos lo quepasó con esa alianza; que el sector de los hateros desplazó enpoco tiempo a la pequeña burguesía trinitaria de la direcciónpolítica del movimiento y después la desplazó de la direcciónmilitar, que cayó en los hombros de Pedro Santana.

¿Por qué se produjeron esos cambios?El primero, porque Duarte se vio forzado a salir del país

para salvarse de la persecución del gobierno haitiano, y enconsecuencia el movimiento quedó al cuidado de TomásBobadilla, que era el consejero político de los hateros; y elsegundo, porque los hermanos Ramón y Pedro Santana, queeran conducidos presos a Port-au-Prince, la capital del país,huyeron al llegar a Matanzas de Baní y fueron a esconderse enlas vecindades del hato El Prado, sitio donde tenían una fuer-te autoridad social, de manera que cuando llegó a su escondi-te la noticia de que el levantamiento contra el Gobiernohaitiano empezaría el 27 de febrero (1844), estaban en ca-pacidad de pasar a la acción, y lo hicieron poniéndose a lacabeza de amigos hateros y de peones y dependientes suyos yde esos amigos, y se encaminaron a El Seibo donde asaltaron

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la Comandancia de Armas e hicieron preso al jefe haitiano,general Félix Richiez, e inmediatamente, sin perder tiempo,armaron a unos 600 hombres con los cuales marcharon haciala ciudad de Santo Domingo. Esa fue la primera fuerza mili-tar que tuvo la República, y ésa fue la que dio y ganó laprimera batalla en que los dominicanos se batieron con solda-dos de Haití, la del 19 de marzo, llevada a cabo en Azua, y deella salió el hatero Pedro Santana convertido en el jefe nato detodos los que iban a enrolarse en la guerra contra los haitianos.

La alianza de la pequeña burguesía trinitaria y los hateros,que no fue producto de un acuerdo sino imposición de larealidad social dominicana, quedó rota por el peso de esa mis-ma realidad social, pero a pesar del rompimiento esa alianzahabía dado origen a un hecho histórico que estaba llamado adesatar una lucha larga entre los antiguos aliados. Ese hechofue la aparición de la República, lo que significó la formacióndel Estado dominicano; como consecuencia de la formacióndel Estado tuvimos una larga guerra con Haití, y esa guerrafue un semillero de pequeña burguesía, especialmente en suscapas más bajas y sobre todo de origen campesino. A losdiecisiete años del grito del Conde, la pequeña burguesía quehabía pasado de los conucos a los campamentos defendía laRepública que habían creado los trinitarios, pero no tenía lamenor idea de quiénes habían sido los padres de esa República.El campeón de la nueva pequeña burguesía, y especialmentede las capas baja, baja pobre y baja muy pobre, no era Duarte;era Buenaventura Báez. Era en la pequeña burguesía de esastres capas en lo que se apoyaba socialmente Báez cuando orde-nó que el general Cabral marchara hacia El Prado a la cabeza deun cuerpo de caballería para conducir a Pedro Santana a laCapital, de donde sería enviado, a la media noche del 11 deenero (1857) a la isla de Martinica, punto en el que comenzóuna odisea digna de la pluma de un escritor de categoría.

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Sucedía que en esos años también se había desarrollado laalta pequeña burguesía comercial. Por lo que hicieron en elorden político sus líderes de Santiago podemos afirmar que eldesarrollo de esa capa de la pequeña burguesía fue especial-mente notable en el Cibao, la región productora de tabaco,que era la base de la actividad económica de la zona. La ex-pansión en el orden económico y por tanto en el social, de lapequeña burguesía comercial del Cibao, que se debía al im-pulso que el tabaco les daba a sus negocios, la llevaba de ma-nera inevitable a chocar con las diferentes capas de la bajapequeña burguesía, lo que equivalía a chocar con el jefe polí-tico de esas capas, que era Báez. Esa fue la causa oculta de larevolución del 7 de julio (1857), que encabezaron los comer-ciantes de Santiago y que iba a terminar el año siguiente conSantana en el poder.

Desde su exilio de Saint Thomas Pedro Santana le habíapedido a Báez, al comenzar el mes de junio de 1857, que lepermitiera regresar al país, solicitud que Báez rechazó pormedio del Senado, pero para sorpresa suya, Santana recibióun mensaje de los revolucionarios de Santiago en que loinvitaban a volver a su tierra, lo que indica que a mediadosde 1857 estaban reproduciéndose en cierto sentido las con-diciones políticas que en 1843 condujeron a Duarte a hacerla alianza de los trinitarios y los hateros. Lo que había cam-biado era el enemigo, que en 1843 era Haití y en 1857 eraBuenaventura Báez. Lo curioso de la similitud está en quela alianza de 1857 iba a terminar como la de 1843, conSantana en la jefatura del Estado y la pequeña burguesía en ladesbandada.

En 1857 los hateros estaban en liquidación como fuerzasocial, pero les quedaba el caudillo; en cambio la alta pe-queña burguesía se hallaba en pleno desarrollo pero no ha-bía producido un líder (que sería Luperón). No pudo serlo

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Duarte y no lo fue Báez porque éste pasó a ser el jefe de lascapas bajas, que iban a lanzarse a la lucha contra las capasalta y mediana. Por su parte, Santana necesitó nueve mesesy medio para vencer a Báez, y si es verdad que tan pronto lovenció pasó a ocupar el poder, también lo fue que le resulta-ba difícil sostenerse en él porque carecía de la base socialque podía mantenerlo en el Gobierno, y para resolver eseproblema llevó a cabo la anexión a España. En su últimaetapa de gobernante Santana estaba sustituyendo a una cla-se que ya había dejado de existir, cuyo lugar, según creía él,había pasado a ser ocupado por las tropas de Isabel II. Sóloasí se explica su paso de presidente de la República Domi-nicana a Gobernador Capitán General de la provincia espa-ñola de Santo Domingo.

En cuanto a las razones por las cuales la mayoría de los do-minicanos aceptó la anexión, están dichas en los primeros pá-rrafos de una carta que el 12 de marzo de 1861 envió a Santanasu sobrino Manuel, hijo de Ramón, que llamaba papá a su tío.Esa carta figura en el Tomo I de La Viña de Naboth, de SumnerWelles, Editorial El Diario, Santiago, 1939, pp.219-220. Heaquí los párrafos que nos interesan:

“Mi querido papá: he recibido tus instrucciones con elmayor gozo y entusiasmo, pues de esta manera nos veremos li-brados de esta condición de pobreza y calamidades, y puedo asegu-rarte que nunca podría ser mejor recibida la anexión qué ahora,puesto que el pueblo deseaba cualquier cambio que pudiera mejorarla situación, […] en Hato Mayor como en El Seibo, [itálicas JB],todo el mundo ha manifestado el mayor entusiasmo y contentodesde que se les explicó claramente las ventajas que derivarála República entera y cada individuo en particular” [de laanexión, nota de JB].

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PERFIL POLÍTICO DE PEDRO SANTANAII*

Hasta aquí hemos estado resumiendo en líneas generales laposición social y la vida política de Pedro Santana y ahorapasamos a hacer resaltar sobre ese resumen los hechos quedistinguen al autor de la Anexión entre todos los personajesde la historia dominicana. Para empezar anotaremos queSantana es el primer dominicano que llega a la jefatura mi-litar del país y también es el primer jefe militar que se rebelacontra la autoridad establecida, que en esa ocasión era laJunta Central Gubernativa, formada el 1º de marzo de 1844por los hombres que habían encabezado la acción de la Puertade El Conde y puesta por ellos bajo la dirección de TomásBobadilla. El día 13 de julio la Junta elevó a Santana algrado de general de División y el día 16 él asumió la presi-dencia de la Junta con el título de jefe supremo, pero el 14de noviembre, por designación del Congreso pasó a ser pre-sidente de la República, o de la Nación, como se decía en-tonces. Debe tomarse en cuenta también que Pedro Santanafue el primer presidente que renunció a ese alto cargo, cosaque hizo no porque se hallara bajo la presión de un movi-miento armado que reclamara su salida del poder o por ra-zones políticas de peso sino alegando que estaba enfermo.

* Santo Domingo, Imprenta Mercedes, 1979 (Colección Estudios Sociales).

También en Vanguardia del Pueblo. Cfr., nota de la p.139 de este volumen (N. del E.).

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Su renuncia se produjo el 4 de agosto de 1848, y ésa no ibaa ser la única.

Esos hechos parecen ser obra de alguien que en ocasionesestá sacudido por una irresistible ambición de mando y enocasiones está cansado de mandar, pero si quisiéramos expli-car la personalidad política de Pedro Santana a base de vaive-nes psicológicos cometeríamos un error. Por ejemplo, el des-tierro de Duarte, Sánchez, Mella y otros compañeros suyos deLa Trinitaria y algunos amigos, que fue llevado a cabo a finesde agosto de 1844, y que fue a la vez la primera medidarepresiva tomada por un gobernante dominicano, se achaca ala pasión de poder de Pedro Santana, el único gobernante denuestra historia que renunció varias veces al poder sin quenadie se lo pidiera; y por otra parte nuestros historiadores nohan puesto atención en dos aspectos de esa expulsión de Duartey sus partidarios: el primero es que antes de enviarlos al des-tierro Santana los declaró traidores a la patria, con lo cualpretendió aniquilarlos políticamente, aplicarles la muerte ci-vil; y la segunda es que entre esos expulsados no había unhatero porque todos eran miembros de la pequeña burguesía,lo que indica que aunque ni Santana ni sus víctimas alcanza-ran a percibirlo, ya estaba rota la alianza de hateros y peque-ños burgueses que sirvió de base social para la fundación de laRepública y además que a la ruptura de la alianza había se-guido un enfrentamiento que estaba llamado a ser total. Esosaspectos que ponemos de relieve deben servirnos para darnoscuenta de que Pedro Santana no actuaba a impulso de pasio-nes personales sino dirigido por una fuerza desconocida queoperaba a través suyo.

Esa fuerza era su instinto de clase, que lo llevó a ser elprimer presidente dominicano que firmó sentencias de muer-te por razones políticas y el único que ha firmado entre esassentencias la de una mujer, la de María Trinidad Sánchez,

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fusilada como si hubiera sido no una heroína nacional sino unsoldado que había cometido traición en el fragor de una bata-lla o como si hubiera sido un desertor que se había pasado alenemigo. En el fusilamiento de María Trinidad Sánchez y desus compañeros hay varios puntos que debemos anotar en lamisma página en que apuntemos las características de lasmedidas de Pedro Santana que dieron origen al miedo que élprovocaba en sus enemigos y al mismo tiempo al odio conque lo combatían. Tres de esos puntos son la rapidez con queactuaron las Comisiones Militares, que fueron establecidas el18 de enero de 1845 y el 25 de febrero estaban juzgando ycondenando a muerte a María Trinidad Sánchez y sus compa-ñeros; la estrecha asociación familiar que había entre MaríaTrinidad y Francisco del Rosario Sánchez, que fue el hombrede acción de La Trinitaria, y la pavorosa circunstancia de quepara esos fusilamientos, los primeros que se dieron en la his-toria de la República, se fijara la fecha del primer aniversario dela independencia. Todos esos puntos nos inclinan a pensar queSantana escogió el primer año del nacimiento de la patria parallevar a cabo esos fusilamientos porque tenía un propósito polí-tico, que fue el que guió toda su vida pública. (Debemos adver-tir que las condenas a muerte dictadas y ejecutadas bajo el go-bierno de Juan Sánchez Ramírez no pueden figurar en la historiade la República porque aunque fuera dominicano por razonesde su nacimiento, Sánchez Ramírez era un funcionario del im-perio español y actuaba a nombre de España).

Pero Santana fue también el primer gobernante del paísque le negó obediencia a la Constitución, que incidentalmentefue la primera redactada por dominicanos, y para colmo decoincidencias, fue redactada por la misma Asamblea Consti-tuyente que lo había hecho a él presidente de la República.Para resolver el gravísimo conflicto que la negativa de Santanale planteó al país se le agregó a la Constitución el artículo

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210, en virtud del cual el presidente quedó autorizado a ig-norar, por un tiempo indefinido (mientras durara la guerracon Haití), todos los demás artículos, o sea, se le reconocióconstitucionalmente el derecho a gobernar como si su volun-tad fuera la única fuente de la ley.

He aquí lo que decía ese artículo 210:“Durante la guerra actual y mientras no esté firmada la

paz, el presidente de la República puede libremente organi-zar el ejército y armada [la Marina de Guerra, nota de JB],movilizar las guardias nacionales y tomar todas las medidasque crea oportunas para la defensa y seguridad de la Nación;pudiendo en consecuencia dar todas las órdenes, providencias y decretosque convengan, sin estar sujeto a responsabilidad alguna” [itálicasnuestras, JB].

Las Comisiones Militares fueron creadas para actuar comotribunales en todos los juicios que tuvieran relación con acti-vidades contra el poder público y debían proceder siguiendoel viejo principio de “a verdad sabida, buena fe guardada”,fórmula autoritaria que se seguía en España desde los tiemposde la Inquisición. Todas las sentencias de muerte, de prisión yde destierro que se dieron y ejecutaron, a partir del 18 deenero de 1845, bajo los gobiernos de Santana, fueron obra delas Comisiones Militares. Santana, pues, no asesinaba, no dabaórdenes de matar en las sombras; lo que hacía él era aprobar yordenar que se aplicaran las sentencias de las Comisiones Mi-litares que condenaban a destierro, prisión o muerte a todoslos acusados de conspirar contra los poderes públicos. Natu-ralmente, las Comisiones Militares no ejercían sus funcionescuando el que actuaba contra un gobierno era Pedro Santana,pero sí lo hacían cuando se trataba de otros dominicanos, comolo hicieron en el caso de los heroicos hermanos José Joaquín yGabino Puello, y sus compañeros Pedro de Castro y ManuelTrinidad Franco, que fueron fusilados el 23 de septiembre de

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1847. Dos años antes, el 17 de septiembre de 1845, JoséJoaquín Puello había derrotado a los haitianos en la impor-tante batalla de La Estrelleta.

Un mes y cuatro días después de la renuncia de Santana ala Presidencia de la República, esto es, el 8 de septiembre de1848 tomó posesión del cargo, para el cual había sido elegidopor el Congreso, el general Manuel Jimenes, y antes de queterminara ese mes Jimenes firmaba un decreto por el cualamnistiaba a los que Santana había desterrado un año antes,aunque no todos volvieron, entre ellos, Duarte. Al comenzarel mes de marzo de 1849 el llamado emperador Soulouque,cuyo nombre oficial era Faustino Primero de Haití, comenzóa avanzar, al mando de sus ejércitos, por territorio dominica-no; en los primeros días de abril el Congreso ordenó que elgeneral de División Pedro Santana pusiera en pie de guerralas fuerzas de la provincia de El Seibo, que cubría entonces losterritorios de las actuales provincias de San Pedro de Macorís,La Romana, El Seibo y Altagracia, y que saliera con ellas aenfrentar a los haitianos, que el día 7 entraron en Azua. Jimenesse opuso a esa decisión del Congreso, que disminuía con ellasu autoridad presidencial, pero Santana hizo lo que se le pe-día y el 21 de ese mes de abril vencía a Soulouque en LasCarreras. Dos semanas después el presidente de la Repúblicale ordenaba a Santana entregar el mando de sus tropas al ge-neral Antonio Duvergé, a lo que el vencedor de Soulouquese negó, y no conforme con haber desobedecido una ordende su jefe (porque el presidente de la República era el co-mandante en jefe de las fuerzas militares), siete días despuésde esa negativa desconocía la legitimidad del gobierno y aseguidas avanzó sobre la ciudad de Santo Domingo con ladecisión, demostrada con el incendio de San Carlos, provo-cado por su artillería, de tomar la plaza a sangre y fuego sihallaba resistencia. Jimenes se rindió el 29 de mayo y al día

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siguiente Pedro Santana entraba en la capital de la Repúbli-ca en medio de aclamaciones entre las cuales se oía el grito de¡Viva el Libertador! un título de honor que iba a conferirlepoco después el Congreso.

El derrocamiento del presidente Manuel Jimenes fue lle-vado a cabo por Pedro Santana mientras él comandaba unejército de la Nación, es decir que no se trató del levanta-miento armado de un caudillo o líder político sino de la rebe-lión de un jefe militar y de los oficiales y soldados que estabanbajo su mando. En ese aspecto, Pedro Santana repetía en mayode 1849 lo que había hecho en julio de 1844, y así como enjulio de 1844 había asumido la jefatura de la Junta Guberna-tiva, así en mayo de 1849 tomó la Presidencia de la Repúbli-ca. La mayor parte de los historiadores dominicanos y la tota-lidad de los extranjeros han pretendido justificar ese acto deSantana alegando que Manuel Jimenes carecía de capacidadpara hacer frente a la invasión de Soulouque, y ninguno deellos alcanzó a darse cuenta de que en esa acción el hateroPedro Santana embistió contra el pequeño burgués trinitarioManuel Jimenes porque en cada cosa que hizo, Pedro Santanaactuó como representante de su clase y no impulsado por su-puestas pasiones personales.

En 1849, las relaciones de Pedro Santana y BuenaventuraBáez eran muy buenas, lo que se explica porque a esas alturasdel tiempo Báez no se había convertido aún, y tal vez ni si-quiera pensaba hacerlo en el futuro, en líder de la alta y me-diana pequeña burguesía, y mucho menos de las capas másbajas de ese sector social, que no tardarían en enfrentarse aSantana. Para entonces (1849) Báez era presidente del Con-greso y a él le tocó recibir la renuncia a la Presidencia de laRepública que hizo el 6 julio el vencedor de Las Carreras, ya él le tocó dirigir la sesión del Congreso del 18 de ese mesen que se le acordaron a Santana el título de Libertador, la

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donación de la casa en que vivía, en la calle El Conde, y lacolocación de su retrato, junto al de Colón y al de JuanSánchez Ramírez, en el Palacio Nacional; o sea, la glorifica-ción en vida. Además, el Congreso le había pedido a Santanaque se mantuviera en la jefatura del gobierno hasta que fue-ra elegido su sucesor, y el sucesor fue Buenaventura Báez,que comenzó a desempeñar su cargo el 24 de septiembre.Santana se retiró a su hato de El Prado y menos de cuatroaños después, el 15 de febrero de 1853, volvía a la Presi-dencia de la República para la cual había sido elegido el 27de enero. Al comenzar el mes de julio se hacía pública laruptura entre Santana y Báez, que en ese momento fue la delos hateros y las dos capas superiores (la alta y la mediana) dela pequeña burguesía, y muy particularmente de la alta y lamediana pequeña burguesía capitaleña, que había sido con-quistada por las medidas de gobierno que había tomadoBáez desde la Presidencia del país.

Un mes después de haber tomado posesión de su cargode presidente por tercera vez, el general Pedro Santana iba aprotagonizar uno de los episodios políticos más resonantesque conoce la historia dominicana; y nos referimos a la se-sión del Congreso que tuvo lugar el 14 de marzo de 1853,en la que Santana hizo comparecer al Dr. Tomás de Portes eInfante, arzobispo de Santo Domingo y por tanto jefe de laIglesia nacional, para exigirle (y ésa es la palabra que debe-mos aplicar al caso) que jurara la Constitución, la mismaConstitución que él, Pedro Santana, se había negado a juraren noviembre de 1844. Afortunadamente el diálogo quemantuvieron ese día los dos altos personajes fue transcritopor el secretario del Congreso y esa transcripción nos haquedado como un documento que ilumina los más aparta-dos rincones de la personalidad pública de Pedro Santana atal punto que nos permite ver con claridad cuáles eran los

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fundamentos de su conducta y con ello saber por qué actuócomo lo hizo en los veinte años de su actividad política.

Ese documento figura en el libro Santana y los poetas de sutiempo, de Emilio Rodríguez Demorizi, publicado por laAcademia Dominicana de la Historia, Vol. XXV, Santo Do-mingo, Editora de El Caribe, 1969, pp.99-102, y en él sepresenta el general Santana hablando, no leyendo discursos ofirmando cartas escritas por Tomás Bobadilla, Miguel Lavastidao Félix Marcano, sino que discute, delante de los miembros delCongreso y de un público que en ciertos momentos le gritavivas, nada menos que con un doctor de la Iglesia, y en esadiscusión pública Santana dice cosas como éstas:

“El país, Señor Il[ustrísi]mo, está en anarquía, porque losPoderes se confunden; las consecuencias de esto, las soporta-mos inmediatamente un corto número de individuos que siem-pre presentamos el pecho a los peligros. Así, yo lo he llamadoa V[sted] para que ante el Congreso Nacional jure la Consti-tución del Estado”.

Repetimos que se trata de la Constitución de 1844, a la cualhubo que agregarle el artículo 210 para que Pedro Santana lajurara, y lo que le responde el doctor de Portes e Infante debehaber sonado en el salón del Congreso como un eco de lo quedijo Santana siete años atrás. He aquí las palabras del arzobispo:

“Señor Presidente: voy a contestarle a Ud. en pocas pala-bras. Yo he jurado guardar la Constitución del Estado; perosin renunciar las prerrogativas de mi Iglesia. Yo no juroleyes inicuas”.

A lo que Santana contestó:“El pueblo está en la necesidad de darse leyes, y no puede

consentir dos Poderes del Estado, porque no puede haberlos”.Ahí está la explicación de todos los actos del caudillo hatero:

el Pueblo no puede consentir que en el seno del Estado hayados poderes. Ese es el mejor resumen del concepto que tenía

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Pedro Santana de sus funciones públicas. La vida del vence-dor de Soulouque no estaba, como sucedía en el caso de Duarte,de Sánchez, y como sucedería en el caso de Luperón, dedicadaal servicio de una patria dominicana, esa entidad en que sesumaban en una sola realidad el territorio nacional, el puebloque lo habitaba y su historia, sus tradiciones, su lengua, sumúsica, sus danzas, sus árboles, sus frutas, su cocina. ParaPedro Santana sólo contaba una cosa: el Estado con su apara-to de poder que dominaba la vida de todos los habitantes delpaís y su territorio. Ese Estado tenía necesariamente que res-ponder, antes que nada, a los intereses de los hateros y susaliados y en él debían reflejarse la autoridad imponente, in-transigente, del propietario de tierras y ganados y los méto-dos con que se ejercía esa autoridad*.

El Estado es el conjunto de leyes o de hábitos que rige lavida de una sociedad y del aparato (o los aparatos) de poderque obliga a la sociedad a respetar ese conjunto. Ahora bien,como la vida de todas las sociedades clasistas está sujeta a lalucha que libran en su seno las clases que las componen, encada tipo de sociedad formada por diferentes clases, y tam-bién en la sociedad socialista tal como la conocemos en estesiglo, hay una clase (o una alianza de clases) que se apoderadel Estado y pasa a controlar su aparato de poder a través delcual impone y mantiene su autoridad sobre las demás claseshaciendo uso de ese aparato de poder que fue descrito porCarlos Marx como la fuerza concentrada y organizada de lasociedad. Por regla general, cuando el aparato del Estado caebajo el control de una alianza de clases en un país capitalista,esa alianza dura poco; en cambio, en los países socialistas duralargo tiempo, como sucede con la alianza obrero campesinade la Unión Soviética, de China o de Cuba.

* Observación hecha al autor por el historiador Jaime de Jesús Domínguez.

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La sustancia que le da energía irresistible al aparato de poderdel Estado es la fuerza organizada en ejércitos y cuerpospoliciales; y lo que la desata convertida en una tromba quedemuele y pulveriza todo lo que se le opone es la decisión deaniquilar a los enemigos de clase de aquéllos que manejan eseaparato de poder. Por eso se dice, y es verdad, que el control delpoder político se halla en el control de las fuerzas armadas. A suvez, el control de las fuerzas armadas hace posible que quieneslo tengan en sus manos controlen otros sectores del aparato delEstado, como son los cuerpos que hacen las leyes, los que admi-nistran la justicia y los que recaudan y distribuyen fondos delEstado. En el caso de la justicia, ésta es impartida por tribuna-les y jueces, pero quien la hace cumplir es la fuerza pública; enlos días de Santana los órganos que la impartían eran las Comi-siones Militares y quienes la hacían cumplir eran las fuerzasarmadas, y ambas habían sido creaciones de Santana.

Pedro Santana tenía dotes naturales de jefe de hombres, yesas dotes deben haberse desarrollado en el ejercicio de suvida de hatero. Convertido, por su matrimonio con la dueñadel hato El Prado, en persona que tenía a su cargo la vigilan-cia de esa propiedad y la jefatura de los que trabajaban en ella,Santana debió afirmar en sí mismo su don de autoridad cuan-do en tiempos del gobierno haitiano fue capitán, primero, ycoronel, después, del arma de caballería en la guardia nacio-nal de El Seibo; y eso es lo que explica que cuando llegó lahora de organizar y mandar fuerzas para luchar contra Haitíno actuó como un improvisado; al contrario, quizá entre to-dos los dominicanos partidarios de la independencia ningunotenía tantas condiciones para mandar hombres en los camposde batalla como las que reunía él.

Esas condiciones hicieron de Pedro Santana el jefe militardel país y el creador del Estado, pero no de un Estado nacio-nal sino de un Estado de los hateros. En su amargo y duro

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diálogo con el Jefe de la Iglesia dominicana, Santana habla deNación, Estado, Pueblo, Poder, palabras que casi siempre eranescritas por el que transcribió ese diálogo con mayúsculas,pero en ningún caso usa el vocablo patria. Patria era para éluna voz sin significación, sin contenido; en cambio, cuandodice Estado le da a esa palabra un sentido profundo de obe-diencia y de orden preservado por lo que entonces se denomi-naba “la majestad de la Ley” y era en realidad el poder de lafuerza en acción.

La historia le carga a Santana muchas víctimas, pero debe-mos decir que los destierros y los fusilamientos anteriores a laAnexión, que culminaron con la muerte de Antonio Duvergé,su hijo Alcides y varios compañeros, ejecutados en El Seibo el11 de abril de 1855, así como los que se llevaron a cabo des-pués de la Anexión, esto es, los de José Contreras, CayetanoGermosén y otros valientes, muertos en Moca el 19 de mayo de1861, y los de Francisco del Rosario Sánchez y los luchadoresque fueron ajusticiados con él en San Juan de la Maguana el 4de julio del mismo año, fueron todos la obra del Estado hatero,el mismo Estado hatero que Pedro Santana había creado a par-tir del 19 de marzo de 1844; un Estado clasista, no nacional.

Lo que perseguía Pedro Santana al convertir la RepúblicaDominicana en una provincia española era la preservación deese Estado; traspasarlo, para que siguiera siendo un Estadohatero, a un poder que él consideraba fuerte y perdurable.Siendo parte de España, ese Estado tenía asegurada la exis-tencia aunque Santana no lo encabezara.

Como creador del Estado hatero Pedro Santana es una fi-gura histórica; pero no fue un patriota, y por no haberlo sidono tiene derecho a ocupar el lugar que le dio el gobierno delDr. Balaguer en el Panteón Nacional.

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LA ACUMULACIÓN ORIGINARIAEN LA REPÚBLICA DOMINICANA

I*

El sistema capitalista nace, se desarrolla y muere dando cum-plimiento a ciertas leyes que gobiernan su vida. El descubri-dor de las leyes del capitalismo fue Carlos Marx, y CarlosMarx dijo en el capítulo XXIV de su libro El Capital que in-mediatamente antes de la aparición del capitalismo se da elproceso que él bautizó con el nombre de acumulación origi-naria. Dice Marx que al “morder la manzana, Adán engendróel pecado original y lo transmitió a toda la humanidad”, yexplica que la “acumulación originaria viene a desempeñar eneconomía política el mismo papel que desempeña en teologíael pecado original”. (Lo que Marx quiso decir con esas pala-bras es que en materia religiosa —que es lo que estudia lateología— el pecado sólo vino a conocerse después que Adánmordió la manzana, y que el capitalismo pasa a formarse des-pués de haberse hecho la acumulación originaria).

En el capítulo IV de El Capital Marx había dicho: “La bio-grafía moderna del capital [lo que equivale a decir la historia delcapital, nota de JB] comienza en el siglo XVI, con el comercio y

* 2da. edición, Santo Domingo, Imprenta Mercedes, 1982 (Colección EstudiosSociales).

También en seis entregas en la p.4 de Vanguardia del Pueblo: Año III, Nº 71,Santo Domingo, Órgano del PLD, 17-25 de febrero; Nº 72, 26 de febrero-8de marzo; Nº 73, 9-15 de marzo; Nº 74, 16 de marzo; Año III, Nº 75, 23 demarzo; y Nº 76, 30 de marzo de 1977, respectivamente (N. del E.).

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el mercado mundial”. Y recordemos que el siglo XVI empezóen el año 1501, nueve años después de que nuestra tierra fuedescubierta por los españoles, y terminó en el 1600, es decirpoco antes de que fueran abandonadas por orden del gobiernoespañol las regiones del Norte y del Oeste de la isla. En elcapítulo XXIV del mismo libro dijo Marx: “Aunque los prime-ros indicios de producción capitalista se presentan ya,esporádicamente, en algunas ciudades del Mediterráneo [el marque está entre Europa y África, nota de JB], durante los siglos XIV

y XV, la era capitalista sólo data, en realidad, del siglo XVI”; ydespués explica que “en la historia de la acumulación originariahacen época todas las transformaciones que sirven de punto deapoyo a la naciente clase capitalista”, palabras que dejan dichode manera clara que el capitalismo se apoya en la acumulaciónoriginaria, o si lo preferimos, que la acumulación originaria esindispensable o necesaria para que se establezca el capitalismo.

Más tarde, pero en el mismo capítulo XXIV de El Capital,como para que a nadie le queden dudas acerca de la época enque nace el capitalismo, dice Marx:

“El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata deAmérica, la cruzada de exterminio, esclavización ysepultamiento en las minas de la población aborigen [palabraque se usa corrientemente para referirse a los indios de los países deAmérica, nota de JB], el comienzo de la conquista y el saqueode las Indias Orientales [nuestras islas de las Antillas se llama-ban Indias Occidentales o del Oeste y la otra India era la Oriental,nota de JB], la conversión del continente africano en cazaderode esclavos negros: son todos hechos que señalan los albores[palabra que significa los amaneceres o el principio, nota de JB], dela era de producción capitalista. Estos procesos idílicos [deidilios o amorosos, cosa que Marx dijo con ironía, nota de JB],representan otros tantos factores fundamentales en el movi-miento de la acumulación originaria”.

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Marx sería más claro aún cuando dijo que la prehistoria(esto es, lo que sucedió antes de que apareciera la historiaescrita) del capital está formada por el tipo de acumulaciónoriginaria que él mismo llamó la expropiación que priva a lagran masa del Pueblo de la tierra y de los medios de vida e instrumen-tos de trabajo.

Ahora bien, fue en nuestro país, en esta isla de Santo Do-mingo que entonces se llamaba la Española, donde comenza-ron, la extracción del oro americano, el uso de los indios parasacar ese oro de las arenas de los ríos y el de esclavos africanospara producir azúcar. Así pues, en lo que se refiere a la explo-tación de oro y plata de América, a la de los indígenas denuestras tierras y la del esclavo africano, fue por aquí por don-de empezó la acumulación originaria; y como lo que sigue ala etapa de la acumulación originaria es el establecimiento yel desarrollo del capitalismo, habrá que llegar a la conclusiónde que como han dicho algunos marxófagos, aquí había capi-talismo ya en el siglo XVI.

Pero no fue así. Para que aquí hubiera habido capitalis-mo en el siglo XVI habría sido necesario que hubiera habi-do, como dice Marx, una “naciente clase capitalista”; y no lahubo. En el siglo XVI no teníamos burguesía o capitalistas.Al comenzar ese siglo en esta isla nuestra había españoles,indios y esclavos negros. Los indios nacidos en la isla des-aparecieron rápidamente, y para 1550 no llegaban a 600;en cuanto a los esclavos, en el censo que mandó hacer elgobernador Osorio, hecho en el año 1604 (es decir, al em-pezar el siglo XVII) figuran unos 10 mil (9 mil 648). Losdominicanos iban a aparecer más tarde. Es más, la palabradominicano vino a usarse, y sólo en algunos lugares del país,a principios del siglo pasado, o lo que es lo mismo, doscientosaños después de haber terminado el siglo XVI; y para esa épo-ca en nuestro país había esclavos y por lo menos un poderoso

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oligarca esclavista, que era Francisco Espaillat, francés queen el 1795 se había hecho ciudadano español. Espaillat teníaen Los Melados (actual provincia de Santiago) una finca en laque además de una enorme casa para vivir había una pequeñaiglesia, talleres de carpintería y herrería, hornos de cal, fábricade ladrillos (o tejas), fábrica de índigo (un polvo azul de ori-gen vegetal que se usaba para blanquear la ropa lavada), alam-bique para hacer alcohol o ron, trapiche para hacer azúcar ymelado, depósitos para el azúcar, para el tabaco y el algodón,y una enfermería. Los esclavos de Francisco Espaillat eran 500.

En el mencionado capítulo XXIV de El Capital dijo Marxlo siguiente: “El botín conquistado fuera de Europa [como porejemplo, el oro que se llevaban los españoles de nuestro país, que estabay está fuera de Europa, nota de JB], mediante el saqueo descara-do, la esclavización y la matanza, refluía a la metrópoli [esdecir, volvía a Europa, nota de JB] para convertirse aquí [enEuropa, nota de JB] en capital”.

¿Y qué cosa era el capital?En un artículo que había publicado en la Nueva Gaceta del

Rhin el 7 de abril de 1849 Marx había dicho que un africanose convertía en esclavo sólo en determinadas condiciones, yque una máquina de hacer tela se convertía en capital sólo endeterminadas condiciones, y que si no se daban esas condicio-nes la máquina no tendría nada de capital, de la misma mane-ra que “el oro no es por sí solo dinero, ni el azúcar [es] el preciodel azúcar”, y agregaba que “el capital es una relación social deproducción”; y aclaraba: “Es una relación histórica de producción”.

Años después, al escribir el artículo XXIV de El Capital enel que explica qué cosa es la acumulación originaria, hablaríacon más amplitud acerca de lo que es capital y diría así:

“Ni el dinero ni la mercancía son de por sí capital, comono lo son tampoco los medios de producción ni los artículosde consumo. Necesitan convertirse en capital. Y para ello han de

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concurrir una serie de circunstancias concretas, que puedenresumirse así: han de enfrentarse y entrar en contacto dos cla-ses diversas de poseedores de mercancías: de una parte, lospropietarios de dinero, medios de producción y artículos de consumo,deseosos de valorizar la suma de valor, de su propiedad me-diante la compra de fuerza ajena de trabajo; de otra parte,los obreros libres, vendedores de su propia fuerza de trabajo y,por tanto, de su trabajo”. Y a seguidas aclara: “Obreros li-bres, en el doble sentido de que no figuran directamente en-tre los medios de producción, como los esclavos, los siervos,etc., ni cuentan tampoco con medios de producción propios,como el labrador que trabaja su propia tierra, etc., libres ydueños de sí mismos”.

De acuerdo con Marx, si la producción de un país se hacea base de trabajo esclavo, en ese país hay una oligarquíaesclavista, no una burguesía; pero como lo que producían enel siglo XVII los esclavos de Haití, Cuba, Jamaica, los EstadosUnidos y demás países de América donde había esclavitud“refluía a la metrópoli para convertirse [allá] en capital”, alllegar a Europa, el producto del trabajo esclavo quedaba con-vertido en capital, y como lo que producía la esclavitud afri-cana de los países de América se vendía en Europa, esa escla-vitud debe ser considerada como capitalista aunque los dueñosde los esclavos no fueran burgueses sino capitalistas en formaanómala o anormal, como dijo Marx. Hagamos de paso laaclaración de que lo que producían los esclavos de nuestropaís en los siglos XVII, XVIII y en los primeros veintidós añosdel XIX no era capital, cosa que se explicará más adelante.

La oligarquía esclavista de los países de América se distin-guía de los dueños de esclavos del mundo antiguo (Roma yGrecia, por ejemplo) en que los esclavistas de América eranintermediarios que hacían producir a sus esclavos mercancíasque al llegar a Europa quedaban convertidas en capital porque

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allí entraban en los canales mercantiles capitalistas. En cuanto ala diferencia que había entre un obrero y un esclavo, la halla-mos en el hecho de que el obrero le vendía al capitalista unamercancía suya, de la que él era el dueño, que se llamaba fuerzade trabajo, y el esclavo no vendía nada; al contrario, el esclavoera comprado, y al comprarlo, el amo compraba también sufuerza de trabajo tal como al comprar un caballo o un camión secompra la fuerza del primero o la potencia del segundo.

Para comprar el esclavo no se tomaba en cuenta su volun-tad; y como no se tomaba en cuenta su voluntad, entre elesclavo y el amo no había una relación social de produccióncapitalista, que de acuerdo con Marx era la condición necesa-ria o indispensable para producir capital según lo dijo en elartículo publicado en la Nueva Gaceta del Rhin en abril de1849. Marx dijo también en ese artículo que el capital es unarelación histórica de producción, con lo cual señalaba que laproducción de capital, que es lo que caracteriza o le da carác-ter al sistema capitalista, no ha sido ni será una función eter-na; que es una función histórica, lo que significa que aparecióen un momento histórico determinado que puede señalarsecon precisión y que tal como apareció, así desaparecerá enotro momento de la historia, como efectivamente está desapa-reciendo en muchos países donde a partir de 1917 ha venidoestableciéndose el socialismo.

Al comenzar el capítulo de El Capital que dedica a la acu-mulación originaria, Marx dice que para explicar la forma enque el dinero se convierte en capital, y cómo del capital sale laplusvalía, y cómo de la plusvalía sale más capital, hay quepartir de la idea de que hubo “una acumulación originaria[que fue] anterior a la acumulación capitalista”; y a seguidasaclara: “...una acumulación que no es resultado sino punto departida del régimen capitalista de producción”. Poco despuéspasaría a decir que “la llamada acumulación originaria no es

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más que el proceso histórico de disociación [o separación, notade JB] entre el productor [que en el lenguaje de Marx es el trabaja-dor, nota de JB] y los medios de producción”; e inmediatamen-te explica: “Se le llama originaria porque forma parte de la pre-historia del capital y del régimen capitalista de producción”.

Se entiende que después de todas esas aclaraciones de Marxalrededor del hecho de que la acumulación originaria fue in-mediatamente anterior al establecimiento del capitalismo de-bemos llegar a la conclusión de que allí donde no hubo acu-mulación originaria en la época en que debió hacerse, no pudohaber formación y desarrollo capitalista. Ahora bien, hubopaíses donde la acumulación originaria no se llevó a cabo enla época en que era natural hacerlo, la época que corrió defines del siglo XV o principios del siglo XVI en adelante, quefue cuando los sectores de poder de Europa se lanzaron a sa-quear, esclavizar y explotar sin misericordia a pueblos de Asia,África y América, sino que ha venido a hacerse tardíamentemediante el saqueo y la explotación de un pueblo por gruposde poder del mismo país. Eso fue lo que sucedió, por ejem-plo, en la República Dominicana.

Aunque Marx no lo dijo, de sus explicaciones se despren-de que la forma más pura de acumulación originaría seríaaquella en la que se obtuvieran beneficios o entradas impor-tantes sin haberse hecho ninguna inversión y sin pagar sala-rios, pero creemos que esa forma debe haber sido la menosfrecuente. En ciertos casos el observador puede confundirse.Por ejemplo, veamos el del oligarca esclavista, que no pagabasalarios pero invertía dinero en la compra de sus esclavos ygastaba en vestirlos, darles comida y proporcionarles techo.De primera intención parece que lo que el amo gastaba envestir a sus esclavos y en darles comida y hacerles un lugardonde vivieran era una forma encubierta de pagarles salario;pero sucede que había una diferencia muy importante entre

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lo que el esclavo recibía en ropa, techo y alimentos, y el sala-rio que se le pagaba (y se le paga hoy) al obrero. Con su sala-rio, el obrero compra alimentos y medicinas que le permitenreponer o reproducir cada día, aunque no sea en su totalidad,casi toda la fuerza de trabajo que le ha vendido al capitalista yque consumió trabajando para él, y además de los alimentos ymedicinas (que en muchos casos son el complemento de loque se come), puede reproducir con su salario una gran partede la ropa que gasta y del alquiler de la casa en que vive; demanera que el salario hace posible que el obrero reproduzcaconstantemente las condiciones que le son absolutamentenecesarias e indispensables para seguir trabajando, y como sutrabajo a su vez le produce plusvalía al capitalista con el cualha establecido relaciones sociales de producción, reproducetambién, de manera continua, la plusvalía para su patrono; ycomo para el patrono la plusvalía es fuente de capital, resultaque el fruto directo del salario que recibe el obrero es máscapital para el capitalista que le paga su salario.

¿Y no era ésa la misma situación del esclavo?No lo era. El esclavo no recibía de su amo comida suficien-

te para reproducir la fuerza de trabajo que consumía cortandocaña en una plantación azucarera o recogiendo café, cacao oalgodón, y al no reproducir en su organismo la fuerza de tra-bajo que gastaba tenía que usar reservas de su propio cuerpo,lo que equivalía a irse alimentando de sí mismo; y eso es loque explica que el esclavo de un ingenio de azúcar de Haití ode Cuba o el de los algodonales de los estados norteamerica-nos del Sur tuviera una vida útil de sólo siete años. En Cuba,según cuenta Manuel Moreno Fraginals en su libro El Ingenio,había un reglamento llamado de Valdés que se aplicaba a losesclavos y en él se establecía que en tiempos de zafra el esclavodebía trabajar dieciséis horas diarias, descansar dos en el día ydormir seis, pero había ingenios en los que se trabajaba veinte

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horas y muchos dueños de esclavos consideraban que estosdescansaban bien con cuatro horas de sueño. Ese criterio sesostenía no en tiempos de oscurantismo como fueron lossiglos XVI y XVII sino en pleno siglo XIX, que fue llamado elde la luz. Moreno Fraginals copia un informe en el que sedice que “toda la caña del ingenio La Ninfa, en la zafra de1827, fue cortada por negras que alcanzaron un promediodiario de 400 arrobas”, lo que significa que cada esclavacortaba cien quintales de caña cada día, y para eso segura-mente tenían que trabajar todas las horas del día y algunasde la noche. ¿Qué cantidad y qué calidad de comida hubie-ran necesitado esas esclavas para reponer la fuerza de trabajoque consumían en veinte horas dedicadas a cortar caña? Eldesgaste que sufrían los esclavos debido a que tenían quealimentarse con las reservas de sus propios cuerpos producíatantas muertes que los esclavistas se veían obligados a com-prar constantemente esclavos nuevos para sustituir a los queiban muriendo.

Marx explica en el mencionado capítulo XXIV de El Ca-pital que “la estructura económica de la sociedad capitalistabrotó de la estructura económica de la sociedad feudal”; y aseguidas dice: “Al disolverse ésta, salieron a la superficie loselementos necesarios para la formación de aquélla”. Y efec-tivamente, así sucedió, pero sólo en Europa, que fue el lu-gar del mundo donde floreció en su mejor forma (la formaclásica) la sociedad feudal; porque en otras partes, como enÁfrica, Asia y América, la estructura económica de la socie-dad capitalista no brotó de la estructura económica de lasociedad feudal. El capitalismo llegó a América, a Asia y aÁfrica llevado desde Europa, y en todos los casos fue llevadode manera violenta, a menudo brutal, y casi siempre impul-sado por el deseo desaforado y la necesidad histórica de ha-cer la acumulación originaria.

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Eso lo explicó Marx cuando dijo que “las diversas etapasde la acumulación originaria tienen su centro, por un ordencronológico [es decir, por orden de tiempo, nota de JB], más omenos preciso, en España, Portugal, Holanda, Francia e In-glaterra”; y hablando de los métodos que se siguieron paraestablecer ese proceso añadía: “Pero todos ellos se valen delpoder del Estado, de la fuerza concentrada y organizada de lasociedad”, palabras que el padre del socialismo científico usa-ba para referirse al poder político.

Efectivamente, en el caso de los conquistadores españolesde la Española (nuestra isla), los que montaron ingenios deazúcar los hicieron gracias a la ayuda gubernamental que con-siguieron por el hecho de ser altos empleados o funcionariosdel gobierno que España impuso aquí, o familiares y allega-dos o socios de altos empleados o funcionarios del gobiernode España, es decir, obtenían privilegios a través del poderdel Estado o poder político. Primero consiguieron que lesdieran tierras y les repartieran indios para trabajarlas; despuésconsiguieron que el emperador Carlos V les diera en préstamofondos del gobierno para construir ingenios de azúcar y paracomprar esclavos que trabajaran en esos ingenios. Sin embar-go, ese reparto de medios de producción que hizo el gobiernoespañol en nuestra isla no correspondió a la acumulación ori-ginaria que debía anteceder al nacimiento del capitalismodominicano sino al del capitalismo español, que no llegó adesarrollarse entonces a pesar de toda la riqueza que los terri-torios de América le proporcionaron a España (especialmen-te, los que tenían minas de oro y plata, como Perú y México).El hecho de que el capitalismo español no se desarrollara apesar de la enorme cantidad de riquezas que le proporcionó,solamente en América, la acumulación originaria del sigloXVI, indica que aunque la acumulación originaria sea unacondición necesaria e indispensable para el establecimiento

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del capitalismo, ella sola no es suficiente para darle vida a esesistema, pues además de la acumulación originaria hacen faltaotras condiciones que no se dieron en nuestro país en aquelmomento histórico ni se dieron tampoco en España ni en esesiglo ni en los que le siguieron inmediatamente. El capital,dijo Marx, “es una relación social de producción”, y ese tipo derelación social no cuajó en España en aquella época.

Es verdad que en nuestro país se dieron muchos de losaspectos formales, o para decirlo de manera que se entiendamejor, muchas de las apariencias de la acumulación origina-ria, como fueron el saqueo del oro de nuestros ríos, la aniqui-lación de los indios y la esclavitud de negros africanos queeran obligados a trabajar para proporcionarles beneficios a susamos; pero no tuvimos acumulación originaria de la cual pu-diera salir un capitalismo que algún día hubiera podido serdominicano o nacional. El hecho de que no tuviéramos acu-mulación originaria verdadera aunque tuvimos sus aparien-cias se debió a que llegó un momento en que lo que produ-cíamos para vender fuera de la isla debía ser vendido solamentea España, y España no disponía de capacidad comercial paracomprarnos el más importante de nuestros productos, queera el azúcar. Y si no era para producir azúcar que pudieravenderse caro en Europa (y sólo en Europa, porque entoncesno había en el mundo otro mercado comprador de azúcar), novalía la pena tener esclavos, pues los esclavos costaban dinero,pero además había que mantenerlos.

Lo que se producía aquí con trabajo esclavo no era capital,y por tanto el azúcar nuestro no era capital; pero si se vendíaen Europa quedaba convertido en capital, como dijo Marx, loque se explica porque al venderse en Europa ese azúcar dejababeneficios en manos de la burguesía comercial europea, lacual empleaba esos beneficios en producir capital con trabaja-dores asalariados.

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(Diremos, de paso, que los beneficios que sacaba la bur-guesía europea del azúcar de las colonias de América se suma-ban a los que antes que ella había sacado la oligarquía esclavistade estos países).

Los dueños de esclavos de nuestro país no eran burgueses,pero sus esclavos trabajaban para el sistema capitalista si lo queproducían se vendía en Europa, y al trabajar para ese sistemacontribuían a fortalecerlo. Por eso Marx había dicho en el año1846 (en carta enviada a un amigo) que “es la esclavitud lo queles ha dado valor a las colonias [entre las cuales estaban los territoriosespañoles de América, como lo era la Española, nota de JB], son lascolonias lo que ha creado el comercio mundial, y el comerciomundial es la condición necesaria de la gran industria mecani-zada. Así, antes de la trata de negros, las colonias no daban almundo antiguo más que unos pocos productos que no cambia-ron la faz de la tierra. La esclavitud es, por tanto, una categoríaeconómica de la más alta importancia”. Y también dijo, en elcapítulo VIII de El Capital, que “en los Estados norteamerica-nos del Sur el trabajo de los negros conservó cierto suave carác-ter patriarcal mientras la producción se circunscribíasustancialmente a [satisfacer] las propias necesidades”, situaciónque se dio en nuestro país cuando dejamos de producir azúcarpara vender en Europa. A partir de entonces, aunque no degolpe y porrazo, la esclavitud de la Española pasó a ser patriar-cal, dedicada principalmente a producir víveres y animales decarne para la comida de los amos y de los esclavos, y como en laesclavitud patriarcal la explotación del trabajo esclavo es relati-vamente pasable, a base de ella no puede hacerse la acumula-ción originaria. Por esa razón nosotros no tuvimos acumula-ción originaria en los siglos en que la tuvieron otros paísesamericanos de origen español, como la tuvo, por ejemplo, Cuba.

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LA ACUMULACIÓN ORIGINARIAEN LA REPÚBLICA DOMINICANA

II*

¿Por dónde y cómo empezó en América la acumulación ori-ginaria descrita por Carlos Marx?

Empezó por nuestra isla, y tenemos pruebas de eso, puessegún podemos leer en Historia de la esclavitud de los indios en elNuevo Mundo, del historiador cubano José Antonio Saco, el24 de febrero de 1495 (fecha que significa cinco años antes determinar el siglo XV), salieron de nuestro país 500 indios queCristóbal Colón envió a España para que fueran vendidos comoesclavos, y al año siguiente, Bartolomé Colón, hermano dedon Cristóbal, mandó 300 más, y en marzo de ese año (1496)ordenó que en algunos lugares de la isla los trabajos de siem-bra y cosecha fueran hechos por los indios bajo la dirección desus caciques o jefes naturales, y que se castigara con la esclavi-tud y con pelas a los indios que se negaran a ejecutar esostrabajos o huyeran a los montes, en los cuales habían ido arefugiarse muchos indígenas. (La esclavitud de los indios denuestra isla fue prohibida por Real Cédula de Isabel la Cató-lica del 20 de junio del año 1500. Por esa Real Cédula, lareina decretó que los indios de nuestra isla eran vasallos de la

* 2da. edición, Santo Domingo, Imprenta Mercedes, 1982 (Colección EstudiosSociales).

También en Vanguardia del Pueblo. Cfr., nota de la p.163 de este volumen(N. del E.).

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corona de Castilla, y que por tanto no podían ser esclaviza-dos, pero tres años y medio después, el 20 de diciembre de1503, la propia doña Isabel firmó otra Cédula Real mediantela cual quedó legalizada la encomienda).

En el año 1499 Cristóbal Colón hizo la paz con Roldán,que se había revelado contra su autoridad, y en los tratos quese celebraron para llegar al acuerdo de paz se estableció que aRoldán y a sus compañeros de alzamiento (que eran 102 es-pañoles) se les darían tierras y con ellas se les entregarían in-dios que las trabajaran, y así fue como apareció en nuestropaís, por primera vez en la historia de América, la base de unainstitución social que se menciona mucho y que se llamó laencomienda de indígenas y más comúnmente la encomienda*.

Como resultado de la aparición de la encomienda se estable-cieron los llamados repartimientos. Esta palabra provino de laacción de repartir indios entre los conquistadores españoles alos que se les habían repartido tierras, que no fueron sólo loscompañeros de Roldán si no todos o casi todos los que habíanllegado de España a conquistar la isla.

Los repartimientos eran actos públicos en los cuales se repar-tían o entregaban a determinados señores españoles tantos ycuantos indios en condición de encomendados. En algunos ca-sos se daban indios en encomienda para pagar con ellos parte delos sueldos de los altos empleados o funcionarios del Gobiernoque España había establecido en nuestro país, y también parafavorecer a altos funcionarios del gobierno español que vivíanen España. Así lo afirma José Antonio Saco cuando dice, en lapágina 271 del libro que hemos mencionado, estas palabras:“Nombráronse al año siguiente dos oficiales reales más para la

* Recomendamos que se lea de nuevo el folleto Nº 1 de esta Colección, el quese titula Sobre la división de clases en la República Dominicana (Cfr., pp.3-16 de estaedición), a fin de refrescar lo que se dice en él de las encomiendas.

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Española, habiendo recaído el nombramiento de contador [oencargado de llevar las cuentas del oro que se recogía aquí y tambiénde lo que se gastaba, nota de JB], en Gil González Dávila, y el defactor [o encargado de atender en la isla a los negocios del rey, nota deJB], en Juan de Ampués, señalándoseles 200 indios de repar-timiento en parte de su salario”.

Y sigue diciendo Saco:“Cuando en 1511 se fundó la primera Audiencia [o tribu-

nal judicial] en la Española, se dio a cada uno de los jueces quela formaron, además del sueldo que se les señaló, un reparti-miento de 200 indios. Mercedes [palabra que quiere decir favores,nota de JB] semejantes hiciéronse también de 100, 60 y 50indios a criados de la Casa Real [o lo que es lo mismo, personas quetrabajaban cerca del rey de España y que por esa razón vivían enEspaña, ya que ningún rey de España vino en esos tiempos ni a nuestropaís ni a ninguno otro de América, nota de JB], miembros delConsejo [el Consejo de Indias, que era el organismo del Gobiernoespañol que tenía que tratar los problemas de la Española y luego deotros territorios de América, como Cuba, Puerto Rico, Venezuela, Méxi-co, nota de JB], muchos cortesanos [o nobles de los que ejercíanfunciones de mucha confianza del rey, nota de JB] y a otras personasque sin residir en la Española gozaban de sus encomiendas pormedio de mayordomos que al efecto tenían en aquella isla.”

Como podemos ver, los indios se repartieron no sólo entrelos funcionarios del gobierno de nuestro país, que era un go-bierno puesto aquí por el rey de España, sino que también serepartieron entre funcionarios y nobles españoles que vivíanen España, pero que se beneficiaban del trabajo que los indioshacían en la Española, es decir, en esta isla. Así pues, en loque se refiere a América, la acumulación originaria, sin la cualno hubiera podido desarrollarse el sistema capitalista, al me-nos como lo conocemos hoy, empezó con las encomiendas y losrepartimientos de los indios de nuestro país.

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Marx mencionó a los esclavos africanos como elementosimportantes en la aparición de la etapa histórica que él mismobautizó con el nombre de acumulación originaria, y sucedeque también en lo que se refiere a los países de América, fuepor el nuestro por donde empezó el uso de los esclavos, asícomo fue por aquí por donde comenzó la venta, en condiciónde esclavos, de los indios que eran cazados en las islas que hoyse llaman las Bahamas, en la costa de lo que entonces se cono-cía como Tierra Firme y después pasó a ser Venezuela, y hastaen el país centroamericano que lleva por nombre Honduras.La violencia de la acumulación originaria acabó con los indí-genas de esta tierra (y de Cuba, Puerto Rico, Jamaica y variasotras islas del Caribe o Antillas), porque para el año 1550 enla Española apenas quedaban 600 indios de los que habíannacido aquí, ya que de los que se traían como esclavos de lastierras cercanas siempre hubo algunos, porque tan pronto comoescaseaban salían expediciones a cazarlos aunque eso estuvieraprohibido por el Gobierno de España.

Para fines del siglo XVI (que empezó el 1º de enero de1501 y terminó el 31 de diciembre de 1600) y comienzos delsiguiente (el XVII, que empezó el 1º de enero de 1601 y ter-minó el 31 de diciembre del 1700), en nuestra isla habíafracasado el negocio de fabricar azúcar debido a que el gobier-no de España se negó a permitir que se vendiera en otro terri-torio español. Ese otro territorio se hallaba en Europa y sellamaba Flandes, y estaba compuesto por el país que hoy sellama Holanda y parte del que hoy se llama Bélgica. En elsiglo XVI nuestra isla tenía una población demasiado peque-ña que no podía consumir ni de lejos el azúcar que nosotrosproducíamos, de manera que si no lo vendíamos en Europano había mercado para él, y para colmo de males el nuestro nopodía competir con el que se fabricaba en un lugar de Españallamado Granada.

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El fracaso del azúcar significó el fracaso de la esclavitudafricana si ésta se destinaba, como se hizo en este país, a fabri-car ese dulce. En el folleto anterior* explicamos que si no erapara producir azúcar que pudiera venderse caro en Europa,no valía la pena tener esclavos; y eso se vio claro cuando deca-yó la venta de azúcar. En ese momento la esclavitud dejó deser buen negocio porque los esclavos se compraban para queprodujeran beneficios, no pérdidas. Si dejaban pérdidas, yano se justificaba la posesión de esclavos. Ahora bien, los escla-vos eran un medio de producción que se compraba con dine-ro, pero al mismo tiempo podían venderse, si no en nuestropaís, sí fuera de él, como en Cuba, Puerto Rico o Venezuela,como se vería después en el caso de muchas familias queabandonaban la isla porque ésta se empobrecía con el pasodel tiempo, y se llevaban con ellas a sus esclavos y algunaslos vendían en los lugares adonde iban a dar. Eso sucediódurante el siglo XVII y el XVIII y al empezar el XIX, en losdías de Toussaint Louverture, el jefe revolucionario haitiano,y esas ventas de esclavos fueron una de las causas que alegóToussaint para justificar su invasión y la ocupación del te-rritorio de la isla en que se hallaba nuestro pueblo, cosasque hizo en el año 1801.

La doble condición que tenían los esclavos de medios deproducción y de cosa que podía venderse es lo que explicaque aunque el negocio de producir azúcar hubiera fracasado(y por esa razón seguir teniendo esclavos podía ser una cargaeconómica muy pesada, al menos para una parte de losesclavistas), los amos de esclavos de nuestro país no se inclina-ron a declararlos libres, sino que los retuvieron como esclavos,a ellos y a sus hijos y a todos los que descendieran de ellos;

* Cfr., La acumulación originaria en la República Dominicana (I), pp.163-174 de estevolumen (N. del E.).

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prefirieron mantenerlos en la esclavitud porque pensaron queen cualquier momento podían venderlos. Al fin los usaronpara que produjeran la alimentación de sus amos, con lo cualla esclavitud de esta isla pasó a ser patriarcal, palabra con lacual Marx calificó la producción esclavista de artículos que nose convertían en capital porque no se vendían en Europa.

(La palabra patriarcal significa en este caso que se trabaja-ba para atender a las necesidades de la familia, que era la delamo del esclavo, lo que tuvo como resultado que los amos deesclavos en el caso de la esclavitud patriarcal no los tratabancon dureza debido a que no necesitaban explotarlos hacién-dolos trabajar hasta el agotamiento como lo hacían cuandoesos esclavos producían azúcar).

Así vino a suceder que la esclavitud africana de nuestropaís, que empezó siendo oligárquica porque producía para elcapitalismo mercantil que se desarrolló en Europa (y que almismo tiempo fue uno de los aspectos que tomó en Américael proceso de la acumulación originaria que iba a hacer posi-ble el pleno desenvolvimiento del capitalismo), fracasó comoesclavitud oligárquica o productora de artículos para el mer-cado europeo y desembocó en una forma modificada de laesclavitud oligárquica, que fue la esclavitud patriarcal.

Como vemos, esta isla fue el lugar de América donde empe-zó a funcionar la esclavitud africana oligárquica, y también elsitio donde empezó la esclavitud patriarcal mantenida a base deesclavos africanos. La primera fue una de las bases del procesode la acumulación originaria de la cual saldría algo más tarde elcapitalismo convertido en una fuerza histórica terrible en susaspectos positivos y en los negativos, y la segunda fue el pro-ducto de nuestro fracaso como país azucarero y al mismo tiem-po una de las causas de la muy larga etapa de miseria y estanca-miento social en que estuvo viviendo nuestro pueblo durantelos siglos XVII, XVIII, XIX y buena parte del actual.

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Lo que sucedió en una parte de la isla la Española, que enel siglo XVII empezó a ser conocida con el nombre de SantoDomingo, no sucedió, sin embargo, en la otra parte, la queal comenzar el siglo pasado iba a convertirse en la Repúbli-ca de Haití, ni sucedió en Cuba, que está a muy corta dis-tancia de Haití. En Haití, que empezó a ser ocupada poraventureros franceses allá por el año 1630 y que pronto pa-saría a llamarse Saint-Domingue, y en Cuba, que siguió sien-do territorio español hasta fines del siglo pasado, la esclavi-tud oligárquica se desarrolló en tal forma que Haití llegó aser la más rica de las colonias europeas de las dos Américas,a pesar de que no tenía ni una sola mina de oro, de plata ode cualquier metal, y quizá no pasaba de 20 mil kilómetroscuadrados, si es que llegaba a tenerlos, lo cual hacía de ellauna insignificancia geográfica comparada con países comoMéxico, Perú, Argentina, Brasil o Venezuela, que ademásde tener cada uno por encima de un millón de kilómetroscuadrados tenían riquezas naturales sorprendentes, como lofueron las minas de oro y plata de México y Perú y las de orodel Brasil.

En cuanto a Cuba, tomemos nota de los siguientes datos:En 1938, la República Dominicana importó artículos por

casi la misma cantidad de dinero (11 millones 342 mil dóla-res) que había importado Cuba 145 años antes (11 millones235 mil pesos), y hay que hacer la salvedad de que un pesocubano de 1793 valía varias veces más que un dólar norte-americano de 1938.

La colonia francesa que había en nuestra isla se llamabaSaint-Domingue, como dijimos hace poco (el mismo nombreque tuvo nuestro país cuando dejó de llamarse la Española ypasó a tener el de la capital del territorio español, sólo que elnuestro se decía en la lengua española y el de nuestros veci-nos se decía en la lengua francesa), y Saint-Domingue se

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desarrolló como formación social esclavista-oligárquica antesque Cuba, lo que se explica porque en 1726 tenía más escla-vos (100 mil) que los que tendría Cuba 66 años después, en1792, que fueron 84 mil 500. Los esclavos de Saint-Dominguey los de Cuba producían capital porque su azúcar, su melaza,su ron, su café, se vendían en Europa, y allí, como dijo Marx,esos productos se convertían en capital.

¿Cómo y por qué esos productos del trabajo esclavo que-daban convertidos en capital por el hecho de venderse enEuropa?

Ya lo dijimos en el folleto anterior*; porque al vendersedejaban beneficios en manos de las burguesías comercialeseuropeas y esas burguesías empleaban esos beneficios en pro-ducir capital; y el capital se producía en Europa mediante eluso del trabajo asalariado, puesto que la fuente del capital esla plusvalía, y la plusvalía es producida por una mercancíaque se llama fuerza de trabajo. La fuerza de trabajo se mantie-ne produciendo plusvalía durante toda la vida útil del obreroporque éste reproduce en su cuerpo diariamente la mercancíallamada fuerza de trabajo comprando con su salario el alimen-to que la repone, si no en su totalidad, en gran parte, y ésa esla explicación de que el capital produzca capital de manerapermanente.

Para el año 1792 (cuando en Cuba había 84 mil 500 es-clavos y en Haití no menos de 500 mil), los esclavos de nues-tro país no podían pasar de 15 mil, y no producían capitalsino víveres y otras formas de alimentos para sus amos, y siacaso, para llevar una carguita de plátano o de yuca a los mer-cados de alguna de las pequeñas ciudades que teníamos enesos años.

* Cfr., La acumulación originaria en la República Dominicana (I), pp.163-174 de estevolumen (N. del E.).

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Hacer comparaciones es un método muy bueno para apren-der algo, y si queremos darnos cuenta de lo que era nuestropaís en este siglo debemos recordar que en el año 1938 elnúmero de empleados y obreros industriales que teníamos,incluyendo en ellos a los haitianos y los cocolos que trabaja-ban en los ingenios, apenas llegaban a 32 mil, es decir, 52 mil500 menos que los esclavos que había en Cuba en el año1792, y hay que hacer otra salvedad, la de que para 1792 enCuba había unos cuantos miles de trabajadores que no eranesclavos; y si hacemos la comparación con Haití (Saint-Domingue), tomando como punto de referencia la misma fe-cha, hallamos que en el 1938 teníamos casi dieciséis vecesmenos trabajadores de industrias que los esclavos que habíaen esa colonia francesa 144 años antes.

Los datos que acabamos de dar sirven para ayudarnos acomprender por qué el proceso de la acumulación originariano se cumplió en nuestro país en la misma forma y con lamisma amplitud y profundidad con que se llevó a cabo enHaití y en Cuba, dos territorios vecinos que empezaron a sercolonizados después que nuestro país (Cuba por España yHaití por Francia), y en el caso de Haití, 138 años más tarde.Más aún, aunque ese proceso empezó aquí bastante antes deque empezara en Haití y en Cuba, en esos dos países se desa-rrolló rápidamente y aquí fracasó en la época en que debióhaberse desarrollado; o tal vez sea más correcto decir que em-pezó a su debido tiempo, pero se detuvo antes de que susefectos pudieran notarse como se notaron en Haití y en Cuba.

¿Cuáles fueron las razones de que aquí fracasara la acumula-ción originaria y sin embargo se desarrollara en Haití y en Cuba?

En el caso de Haití, la explicación la da el hecho de que setrataba de una colonia francesa y por tanto recibía los reflejosdel fuerte desenvolvimiento del capitalismo mercantil de Fran-cia, que fue poderoso en los siglos XVII y XVIII a pesar de que

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también eran poderosos los restos sociales del feudalismo. Parael siglo XVIII el capitalismo mercantil francés disponía de losrecursos más avanzados de la época que podían usarse en cual-quier país para llevar los productos de Haití a las manos de loscompradores europeos, y especialmente a las manos de loscompradores franceses; tenía sistemas de transportes tantomarítimos como terrestres suficientes para llevar el azúcar, elron, el café, el índigo y el cacao de Haití hasta los consumido-res de Burdeos o de Marsella o de París; tenía sistemas decréditos experimentados durante siglos, desde los tiempos feu-dales; tenía una capa bastante numerosa de población acos-tumbrada al uso de artículos de lujo, y por último tenía con-centraciones urbanas de las más grandes de la época en Europa.

En lo que se refiere a Cuba, la acumulación originaria avan-zó en esa isla hermana de manera acelerada, pero no porqueen España hubiera en los primeros siglos después del descu-brimiento de América condiciones parecidas a las de Franciasino por razones de otro tipo. Los ingleses habían conquista-do La Habana (no toda Cuba sino sólo La Habana) en el año1762 y estuvieron allí hasta el año 1763, y durante el tiempode la ocupación introdujeron varios miles de esclavos con locual quedó ampliada la capacidad productiva de los cubanos,especialmente en el renglón del azúcar; pero además de eso,cuando Inglaterra y España acordaron la desocupación de LaHabana y su devolución a España a cambio de que los ingle-ses pasaran a ocupar el territorio llamado Las Floridas Espa-ñolas, que estaba en la península de La Florida, Inglaterraexigió que se le mantuvieran a Cuba los privilegios comercia-les de que había disfrutado bajo el gobierno inglés, y entreellos estaba el derecho de comerciar con otros países, cosa queno podían hacer los demás territorios españoles de América.Por esa razón, el desarrollo de la economía cubana, que des-cansaba en la explotación del esclavo africano, y por tanto

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estaba impulsado por el proceso de la acumulación originaria,no tenía que depender de un capitalismo mercantil atrasado,como era el español. Así pues, con su azúcar corriendo por loscanales de las formas más avanzadas del capitalismo mercantilde la época, la acumulación originaria en Cuba avanzó másque en cualquier otro país español del Caribe y aún más queotros que no eran del Caribe y eran ricos en oro y plata, comoMéxico y el Perú. Una prueba de lo que estamos diciendo esel hecho de que Cuba tuviera un ferrocarril en 1839, antesque cualquier país de América y aún antes que España.

Si no era mediante la explotación del trabajo esclavo elproceso de la acumulación originaria no podía llegar lejos enlos países americanos de lengua española porque el mercadocomprador de lo que producía América no se hallaba enAmérica sino en Europa, y los territorios españoles estabanforzados a vender en España, salvo Cuba por las razones queacabamos de dar, y aunque España era parte de Europa, sucapacidad para comprar lo que producían sus territorios ame-ricanos era muy limitada. Pero aún tratándose de Francia oInglaterra, de Holanda o Dinamarca, los artículos de sus co-lonias americanas que se vendían en París, Londres,Amsterdam y Copenhague, o que los comerciantes franceses,ingleses, holandeses y daneses vendían en otros sitios de Eu-ropa, tenían que ser producidos por esclavos, no por obrerosasalariados, porque el tamaño de los barcos de la época enca-recía mucho el transporte de esos artículos, y ese encareci-miento habría hecho prácticamente invendibles en Europanuestros productos si además del alto precio del transportehubiera habido que sumarles el salario de los trabajadores y laplusvalía con que se quedarían los capitalistas de estas tierras.

En el caso del esclavo, como éste no cobraba salario, loque él producía podía venderse más barato que lo que pro-dujera un obrero asalariado, y sin embargo el dueño del

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esclavo normalmente debía ganar más que el patrono delobrero. El esclavo no recibía ni un centavo a cambio de sufuerza de trabajo sino la cantidad mínima de alimento indis-pensable para seguir viviendo y trabajando, la cantidad míni-ma de ropa indispensable para no vivir a la intemperie, puessi se exponía a la lluvia y a los fríos y a los vientos podíaenfermarse y morir antes de lo que le conviniera a su amo.Pero además de eso, el amo de esclavos podía obligar a estos atrabajar más horas de las que son necesarias para que el obreroproduzca plusvalía, y normalmente, eso sucedía en todos loscasos. Ya hemos visto que según Manuel Moreno Fraginals, enlos ingenios cubanos, los esclavos trabajaban 16 horas diarias yen algunos casos los forzaban a trabajar 20 horas, casi el doblede lo que trabajaban los obreros ingleses de 1820 ó 1840. Porcierto que Marx (que estimó que en Inglaterra hubo acumula-ción originaria hasta fines del siglo XVIII, y que una de lasformas de esa acumulación originaria fue la del negocio de ca-cería o compra y venta de esclavos en África por parte de lostraficantes ingleses que los vendían en Brasil, Cuba y los Esta-dos Unidos) recordó en el capítulo XXIV de El Capital que enInglaterra hubo esclavitud infantil a fines de ese siglo XVIII, yafirmó que “en general, la esclavitud encubierta de los obre-ros asalariados en Europa exigía, como pedestal, la esclavitudsans phrase [sin disimulo] en el Nuevo Mundo”.

Entre los oligarcas esclavistas de los países de América eramucho más fácil hacer grandes fortunas que entre los burgue-ses europeos de su época; pero un fracaso del negocio de laesclavitud, como sucedió en Santo Domingo cuando la fabri-cación de azúcar dejó de rendir beneficios, arrastraba consi-go el fracaso de la oligarquía y el de la acumulación origina-ria que se hacía a base del trabajo de los esclavos. Nosotrospadecimos todos esos fracasos al mismo tiempo, y por esarazón no pudimos alcanzar el grado de desarrollo capitalista

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que alcanzó Haití antes de su revolución y Cuba desde finesdel siglo XVIII. La acumulación originaria que se había inicia-do en nuestro país a principios del siglo XVI quedó paralizadacon el fracaso de la producción azucarera, y por eso, en vez dehacer un desarrollo capitalista pasamos a ser el espejo de lamiseria durante más de trescientos años; prácticamente, hastabien avanzado el régimen de Trujillo, bajo el cual comenzó laúltima etapa de nuestra acumulación originaria.

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LA ACUMULACIÓN ORIGINARIAEN LA REPÚBLICA DOMINICANA

III*

La acumulación originaria no se llevó a cabo en la mismaforma en todos los países. Al contrario, fue diferente en cadapaís, o en más de un aspecto o en su conjunto, y a menudoeso se debió a que se llevó a cabo en tiempos también diferen-tes y el cambio de los tiempos arrastra consigo otros muchoscambios. Carlos Marx da ejemplos diversos del proceso que élbautizó con ese nombre, y cuando se refiere a lo que llama,subrayando las palabras para que los lectores se fijaran bien enellas, la expropiación que priva de su tierra al productor rural, alcampesino, explica que “su historia presenta una modalidaddiversa en cada país, y en cada uno de ellos recorre diferentesfases en distinta gradación y en épocas históricas diversas”, sibien reconoce que “donde reviste su forma clásica es en Ingla-terra”, y aclara en seguida: “...país que aquí tomamos, portanto, como modelo”.

Debemos recordar, sin embargo, que la acumulación ori-ginaria no se limitó a dejar al campesino sin tierra y que sien Inglaterra ese aspecto del proceso tomó su forma clásica,en otros países tomaron la forma clásica otros aspectos, como

* 2da. edición, Santo Domingo, Imprenta Mercedes, 1983 (Colección EstudiosSociales).

También en Vanguardia del Pueblo. Cfr., nota de la p.163 de este volumen(N. del E.).

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sucedió, por ejemplo, en el caso de la aniquilación de los pobla-dores originales de algunos lugares. En Inglaterra no huboindios, pero los había en nuestro país; como en Inglaterrano los había no pudieron desaparecer allá a causa de losmaltratos y la explotación, pero desaparecieron aquí. Debi-do a que en Inglaterra no hubo esclavitud negra allá no seconoció el caso de la sublevación de los esclavos castigadacon la muerte de muchos de ellos, pero aquí si. De maneraque el proceso de la acumulación originaria tomó en Inglate-rra su forma clásica en lo que se refiere a la disolución delvínculo que mantenía unidos a los campesinos y las tierras enque trabajaban, pero en otros aspectos la forma clásica se dioen diferentes países, entre ellos en el nuestro, y en el nuestrola expropiación de la tierra al campesino fue distinta a la for-ma que tuvo en Inglaterra.

Esa “expropiación que priva de su tierra al productor real,al campesino”, se dio en esta isla llamada la Española en tresetapas: la primera, cuando los conquistadores españoles des-pojaron a los indígenas de sus tierras y se quedaron no sólocon ellas sino además, mediante el sistema de las encomien-das, con los indios que debían trabajarlas. En ese caso el pro-ceso fue tan violento que murió toda la población indígenade la isla, cuyo número debió ser por lo menos 150 mil.

La segunda etapa dominicana del proceso de separaciónmasiva del campesinado y la tierra mediante el uso de la vio-lencia armada tuvo efecto en este siglo durante los años de laocupación militar norteamericana de 1916-1924, pero limi-tado a la región Este del país, donde los campesinos fueronforzados a abandonar sus tierras y a concentrarse en las ciuda-des, primer paso para que esas tierras pasaran a poder delCentral Romana, que empezó a moler caña en el año 1918.

Esa segunda etapa del proceso de la acumulación origina-ria que tuvo lugar en nuestro país quedó coronada con la

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creación del Tribunal de Tierras, establecido por las autorida-des militares norteamericanas, que además de legalizar los atro-pellos y los despojos de que fueron víctimas los campesinosdel Este sirvió para sentar las bases legales de la liquidacióndel sistema precapitalista de la propiedad rural conocido conel nombre de terrenos comuneros, que se extendía por todo elpaís y perduró en ciertas zonas hasta pasado el 1950.

Lo que hicieron los infantes de marina norteamericanos enel Este lo haría después Trujillo, al iniciar la tercera etapa delproceso de separación del campesino y la tierra en nuestropaís. Esa etapa se inició después de 1940, cuando Trujillodecidió convertirse en el más grande propietario individualde ingenios de azúcar en el mundo, pero no se cumplió nadamás en los lugares donde él estableció o compró ingenios,como pasó, por ejemplo, en los sitios que fueron destinados ala siembra de cañas para el ingenio Río Haina y el Catarey,sino que también lo hizo en Nagua, donde ordenó plantararrozales enormes, o en Azua, donde mandó producir sisal.Los medianos y pequeños propietarios de esos lugares, y deotros en varias partes del país, que ocupaban tierras que Trujillonecesitaba para llevar adelante su plan de convertirse en ungran potentado, fueron desalojados a la mala; en algunos ca-sos se picaron los alambres de púas de sus cercas y sus anima-les fueron sacados y vendidos o repartidos entre los encarga-dos de llevar a cabo la operación del desalojo, y eso lo hacíanen presencia de los campesinos propietarios, que contempla-ban el abuso sin que pudieran hacer nada para evitarlo. Huboocasiones en que los tractores se llevaron por delante las vi-viendas de madera de los dueños de esas tierras, y en presen-cia suya, con todo lo que tenían adentro: mesas, sillas, ropa.En varios casos, las viudas tuvieron que vender, por lo que losagentes de Trujillo quisieron darles, las propiedades que sehabían negado a vender sus maridos.

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Ningún dominicano tuvo el cuidado de acumular infor-mes de los hechos de ese tipo que se ejecutaron durante losaños de la dictadura trujillista, aunque esos informes se hu-bieran mantenido en secreto en vida del dictador; y por esoahora no podemos ofrecer documentos en que figuren las es-tadísticas y las descripciones de lo que fue en la RepúblicaDominicana el inicio de esa nueva etapa del proceso llamadoa dejar sin sus tierras a los productores campesinos, pero porlo que hemos oído contar a testigos presenciales y víctimas delos despojos podemos afirmar que en los arrozales de Naguamurieron fusilados y ahorcados muchos de los presos que tra-bajaban en ellos llevados desde la Capital y de otros sitios delpaís donde se les detenía bajo la acusación de vagancia y de“delitos” parecidos, y otro tanto sucedía en las siembras desisal de Azua. La violencia se empleó también, aunque no alextremo de causar muertes en el número en que se dieron enNagua y Azua, en otros sitios del país donde quienes se inte-resaban en tierras de campesinos medianos y pobres eran fa-miliares o favoritos de Trujillo; por ejemplo, los campesinosque ocupaban por varias generaciones las tierras comunerasde Yerba Buena, Guayabo Dulce, Mata Palacio, La Peña, LasGuáranas y varios otros parajes de Hato Mayor fueron sacadasde ellas (muchos miles de tareas) sin contemplaciones y ade-más de la tierra donde trabajaban perdieron sus reses, sus vi-viendas, sus sembrados, y muchos de ellos la vida.

Si se exceptúa el caso de los campos de caña de azúcar, queen una mayoría aplastante eran propiedad de firmas extranje-ras, o el de la yuquera de Quinigua y el de la guineera deSosúa, las dos de capitalistas norteamericanos, lo que abunda-ba en la República Dominicana en los años de 1920 a 1930 ytantos en el orden de la economía agraria era la pequeña agri-cultura, que en la lengua criolla hubiera podido llamarse eco-nomía conuquera.

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Una parte muy importante de la producción de los conucosla consumían los campesinos y sus familias; otra parte, la máspequeña cuando no se trataba de frutos de exportación comoel tabaco, el café y el cacao, se llevaba a los mercados de lasciudades y los pueblos para cambiarla por dinero que se usabaen comprar artículos indispensables, como jabón, sal, hilo,agujas, bacalao, fósforos y la tela de fuerte azul con que sehacían los pantalones y la de listado conque se hacían las ca-misas de los hombres y también los vestidos o túnicas de lasmujeres. De esa ropa, que era igual para todos los campesinospobres y medianos y cuya apariencia se repetía año tras añosin el menor cambio, se tenían dos juegos o remudas, unopara los días de trabajo y otro para los domingos y fechasreligiosas o patrióticas. El hombre de campo llevaba sombre-ro, que era de fieltro porque duraba mucho, y lo usaba duran-te tanto tiempo que no se deshacía de él porque estuviera rotosino cuando ya no servía para cubrirle la cabeza del Sol, lalluvia y el sereno; pero ni él ni su mujer ni sus hijos se calza-ban porque para tener la familia calzada no podía alcanzarleni remotamente el dinerito que reunía con los frutos que lle-vaba al mercado o vendía a los comerciantes de la ciudad máscercana. El campesino dominicano vino a usar zapato en ladécada de los años 1940 y tantos como resultado de una típi-ca medida de acumulación originaria tomada por Trujillo,como explicaremos después.

El campesino no fumaba cigarrillos, que eran un lujo caropara él y para la gente pobre de las ciudades y los pueblos;fumaba lo que llamaba túbanos, forma rudimentaria del purotipo habano, pero más aún andullo picado en cachimbo debarro que costaba centavos. Para no gastar fósforos se deja-ban en el fogón brasas que duraran toda la noche y con ellasse encendían al amanecer astillas de corazón de pino (cuaba) uotra madera que ardiera con facilidad, abundantes en aquellos

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tiempos y que estaban al alcance de todo el que tuviera unmachete, y no había campesino sin machete. De lo que pro-ducía la pequeña agricultura solamente iban a dar a los ca-nales comerciales el tabaco que no se destinaba a andullo, lacera, la parte de habichuelas y de maíz así como las frutasque no iban a ser consumidas por la familia productora, loscueros de las reses que se mataban en los campos, salvo losde cerdo, que no tenían venta, y los consabidos pollos, ga-llinas y huevos.

En algunas regiones, especialmente del Cibao, había unapequeña agricultura que sí estaba destinada al comercio deexportación y que debido a que ocupaba a muchos campesi-nos les ha dado a algunos historiadores la idea de que setrataba de una producción capitalista, y era la del tabaco;pero lo cierto es que el tabaco se convertía en mercancíadespués que llegaba a las manos de los almacenistas que loexportaban, porque su producción era artesanal en el sentidode que se cultivaba con trabajo familiar, no con trabajo asala-riado; y eso era así todavía pasados los primeros años de ladécada de 1930. Naturalmente, los campesinos que sembra-ban tabaco estaban en condiciones de adquirir en los comer-cios de las ciudades donde lo vendían más artículos de impor-tación que los demás, pero estos últimos eran la mayoría, yuna mayoría importante.

Por esos años de que hablamos los campesinos componíandel 82 al 83 por ciento de la población (83.4 en el censo de1920 y 82 en el de 1935), de manera que hay que tomarlosmuy en cuenta a la hora de hacer un estudio serio de la situa-ción económica y social del país porque dado su número ellosconstituían la fuente más importante de mano de obra en loque se refiere a producción para el consumo nacional, perotambién eran decisivos, en términos de cantidad, a la hora decalcular la capacidad de consumo.

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Sobre un panorama como el que acabamos de pintar nopodía establecerse una industria dirigida a producir para elmercado interno que valiera la pena porque la fuerza produc-tiva y consumidora por excelencia, que era la población cam-pesina, estaba hecha a unos hábitos de producción y tambiénde consumo que la convertían en un obstáculo serio para laaparición y el desarrollo de esa industria y aún para la indus-tria destinada al mercado exterior, como sucedía en el caso dela azucarera. Antes que nada había que separar a ese campesi-no de la tierra, había que expropiarlo, pero eso equivalía aaniquilar la economía del conuco, especialmente en las regio-nes más pobladas del país, sin que hubiera instalaciones in-dustriales en capacidad de usar la fuerza de trabajo que que-daría desocupada al sacar al campesinado de los conucos.Cuando los infantes de marina norteamericanos expropiarona los campesinos del Este, allá por los años de 1916 al 1920,lo hicieron pensando que al quedarse sin trabajo en los conucosesos campesinos irían a cortar caña al Central Romana y aotros ingenios del Este, pero sucedía que desde que empezóel renacimiento de la industria azucarera dominicana, por el1870 y tantos, hubo que traer al país jornaleros cocolos, puer-torriqueños y haitianos porque los campesinos dominicanosno se entusiasmaron nunca con la idea de ir a trabajar a loscentrales. Es más, hoy, a más de sesenta años de los días enque fueron llevadas a cabo las expropiaciones del Este, el Cen-tral Romana y los ingenios del Estado y los de la Casa Vicinitienen que traer braceros de Haití para que corten la caña.Recordemos, de paso, que por la época a que estamos refi-riéndonos, y aún después de 1938, el Central Romana im-portaba todo lo que se vendía en sus bodegas, con la excep-ción de algún producto agrícola como las habichuelas, y queles pagaba a sus trabajadores con vales que sólo podían ser cam-biados en sus bodegas, y no por dinero sino por mercancías, y

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por mercancías que hubiera en esas bodegas y no en otroslugares, detalles importantes para el que quiera conocer elcarácter de islas económicas que tenían los ingenios extranje-ros en nuestro país, que eran todos, salvo los tres de la CasaVicini, antes de que Trujillo los adquiriera casi en su totali-dad, pues el único que no pasó a sus manos fue el Romana.

Todavía quedamos con vida algunos dominicanos de losque conocimos la época en que un campesino se metía en unmonte sin preguntar quién era el dueño de esa tierra, tumba-ba árboles y los rajaba para hacer cercas; talaba, desyerbaba, ycon un puyón de madera (la coa que usaron los indios) hacíahoyos en los cuales iba echando granos de maíz que cubríacon tierra empujada con el pie desnudo, y después que hacíaen ese lugar unas cuantas cosechas lo abandonaba y se iba arepetir la experiencia en otro sitio. No se piense que esodebía suceder en regiones selváticas, donde apenas habíahabitantes y hasta donde era difícil llegar, que nosotros co-nocimos ejemplos de ese uso libre de la tierra en los años delgobierno de Horacio Vásquez (1924-1930) en lugares cru-zados por la carretera de La Vega a la Capital, que segúnnuestros recuerdos estaba en uso hacia el año 1921 o a mástardar a mediados de 1922. Naturalmente, lo que sucedíaentonces en ciertas regiones del Cibao no podía darse en laregión del Este, donde las fuerzas invasoras norteamericanashabían puesto en marcha el proceso de la acumulación origi-naria, tal como hemos explicado.

Para que el lector se dé cuenta de que lo que decimos deltipo de economía y vida social del campesino respondía algrado de desarrollo en que se hallaba el país debemos explicarque por esa época (entre 1920 y 1922) era frecuente ver enuna ciudad como La Vega, la cuarta de la República en nú-mero de habitantes, a mujeres campesinas que llevaban de lamano a una hija a quien querían regalar (ellas decían dar)

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porque no podían mantenerla, y a artesanos que hacían guayos,molinillos de los que se usaban para remover los ponches y elchocolate, jarros de hojalata y otros utensilios caseros, queproponían de casa en casa esos utensilios a cambio no de dine-ro sino de ropa usada y a veces hasta de botones.

En 1920 no se sabía aún cuántas tareas de tierra tenía elpaís ni cuántas de ellas eran cultivables y cuántas no. Por esoal hacerse el censo de ese año se tomó nota sólo de las tareasque declaraban los censados, o la parte de que ellos eran due-ños; ésas sumaron 17 millones 279 mil, de las cuales se culti-vaban 8 millones 629 mil, es decir, prácticamente la mitad delas declaradas. La población no llegaba a 900 mil almas (erade 894 mil 665), y la ciudad capital tenía sólo 30 mil 943habitantes; la de Santiago era 17 mil 152; la de San Pedro deMacorís, 13 mil 802; la de La Vega, 6 mil 564; San Franciscode Macorís tenía 5 mil 188; Azua, 4 mil 707; Baní, 3 mil549; Barahona, 3 mil 826; Sánchez, 3 mil 75; Moca, 2 mil922; Monte Cristi, 2 mil 580, y todas las demás por debajode 2 mil. La población urbana llegaba a 148 mil 894, lo queen relación con el total significaba 16.6 por ciento, de maneraque más del 83 por ciento de los dominicanos vivían en loscampos a pesar de que se consideraban centros urbanos algu-nos poblados que no llegaban a los mil habitantes.

Con población tan escasa y a la vez con una proporción tanelevada de campesinos que o tenían tierras o usaban libre-mente cuando no a medias o al tercio, las que les salían alpaso, ¿cómo iba a iniciarse en la República Dominicana laetapa del capitalismo industrial nacional? El propio censo de1920 dice que “de las industrias nacionales la más importan-te es la del azúcar de la clase conocido con el nombre demascabado”, y esa industria no era nacional aunque el censo lacalificara así. El censo no explica, porque para esa época no setenía en el país ni siquiera la noción de lo que eso significaba,

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que la mayoría de los 21 ingenios azucareros que teníamos,además de que eran propiedad de capitalistas extranjeros quese llevaban para sus tierras sus beneficios sin dejar en la Repú-blica Dominicana ni siquiera un impuesto sobre ellos, traíanlos cortadores de caña de Haití y de las Antillas inglesas por-que el campesino dominicano no hacía ese trabajo por el sala-rio que se le pagaba, que en verdad era miserable. ¿Y por quéhabía de hacerlo si unas tareítas de tierra suyas o ajenas leproporcionaban todo lo que necesitaba para ir viviendo (queera, por cierto, muy poca cosa), y tenía en su bohío una mujerque le cocinaba y en su campo amigos con quienes celebrarlos días de fiesta y los domingos podía ir a la gallera a jugarseaunque fuera un “clavao” al gallo que le gustara, cosas de lasque no podía disfrutar en ningún ingenio?

Para hallar la medida del atraso dominicano debemos com-parar la historia nacional no con la de los países europeos sinocon la de Cuba, una isla que fue conquistada desde la Espa-ñola cuando ya nuestro país tenía ciudades importantes, aun-que fueran pequeñas. Cuba tuvo un desarrollo sostenido altiempo que nosotros tuvimos todo lo contrario: una paraliza-ción de varios siglos; y esa paralización se debió al hecho de quenos vimos obligados a abandonar el camino de la industrializa-ción que habíamos tomado al convertirnos, antes que ningúnpaís de América, en fabricantes de azúcar que debía ser vendi-do en Europa; y al fracasar la producción de azúcar fracasó ne-cesariamente el proceso de acumulación originaría que había-mos iniciado, también antes que cualquier otro territorio delNuevo Mundo, con el reparto de las tierras de los indios y conlas encomiendas de indígenas así como con el uso de la esclavi-tud africana. En cambio, Cuba no conoció esos fracasos.

En el 1920, año del censo dominicano de que hemoshablado hace poco, Cuba produjo 3 millones 872 mil tone-ladas largas (o métricas) de azúcar y nosotros veinte veces

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menos, esto es, 197 mil. Ese mismo año Cuba importó mer-cancías y maquinarias por valor de 557 millones de pesos yexportó productos por 794 millones; nosotros, en cambio,importamos 46 millones 526 mil y exportamos 58 millones257 mil. Las enormes diferencias entre esos datos se expli-can porque Cuba era un país con un grado de desarrollocapitalista que nosotros no conocíamos ni de lejos, y esedesarrollo capitalista de Cuba estuvo precedido por un pro-ceso de acumulación originaria diferente al nuestro, puesaunque había comenzado al mismo tiempo y en la mismaforma que el de esta isla que por entonces se llamaba laEspañola, a base de apropiación de las tierras de los indios,encomiendas de indígenas y esclavos africanos, a lo que enel siglo pasado se agregó en Cuba la compra de indios deYucatán y la llegada de colonos asiáticos, allí no se detuvoni por un día sino cuando la esclavitud quedó abolida en elaño 1886. De acuerdo con Julio Le Riverend (Historia econó-mica de Cuba, La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1971,p.346), entre 1847 y 1880 llegaron a Cuba 150 mil culíes,o sea, asiáticos contratados para trabajar durante ocho añosa razón de 4 pesos mensuales y comida. (¿Cómo sería esacomida?). Esa cantidad equivale a 16 veces y media los es-clavos africanos de los dos sexos y de todas las edades quehabía en nuestro país cuando se hicieron las Despoblaciones,más de un siglo después de que la isla fue conquistada porlos españoles. Con las fortunas que salieron de ese largo pro-ceso de acumulación originaria contaron los azucareros cu-banos para comenzar la instalación de máquinas de vapor ensus ingenios en una época tan temprana que en la zafra de1817-1818 se estrenaron cuatro de esas máquinas en cuatroingenios según leemos en el tomo I de la obra El ingenio deManuel Moreno Fraginals (La Habana, Editorial CienciasSociales, 1978, p.207).

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Digamos, de paso, que no debemos confundir el procesode la acumulación originaria con el simple robo de tierras ode dineros, sean o no sean aquéllas y estos del Estado. Losnegocios hechos aprovechándose de cargos públicos puedendejar fortunas en las manos de funcionarios gubernamentalessin escrúpulos, pero si esas fortunas no se usan para producircapital sino para gastarlas en vivir fastuosamente o en orgías opara perderlas en mesas de juegos, no sirven como base indis-pensable de formación de capital, y por tanto no pueden sercalificadas como fruto de la acumulación originaria. Así losmuchos cientos de miles de pesos que según afirman algunoshistoriadores sacó Buenaventura Báez de la política ejercidaen un país pobrísimo como era la República Dominicana, nose convirtieron en acumulación originaria porque el caudilloazuano no estableció con ellos ni industrias ni nada que separeciera a establecimientos capitalistas en los que se comprade manera directa o indirecta fuerza de trabajo con la cual sereproduce constantemente el capital. Lo mismo que decimosde Báez puede decirse de Ulises Heureaux: ninguno de losdos puso en marcha una nueva etapa de acumulación origina-ria en la República Dominicana. Eso iban a hacerlo los in-terventores militares norteamericanos en 1916-1920 por unlado y por el otro Rafael Leonidas Trujillo, que encabezó lareapertura de ese proceso según veremos en el próximo folleto*.

* Cfr., La acumulación originaria en la República Dominicana (IV), pp.201-212 deeste volumen (N. del E.).

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LA ACUMULACIÓN ORIGINARIAEN LA REPÚBLICA DOMINICANA

IV*

Según dijo Carlos Marx, en todos los países donde se llevó acabo la acumulación originaria se usó, para establecerla, elpoder del Estado, eso que Marx llamaba la fuerza concentrada yorganizada de la sociedad. En nuestra isla, la primera etapa de laacumulación originaría empezó a cumplirse gracias a la fuerzadel Estado español, que fue usada para entregar a los conquis-tadores las tierras de los indios y los indios mismos, y distri-buyó ambas cosas por cantidades que eran mayores para losfuncionarios de más categoría del Estado y menores para losque no eran funcionarios, y fue el Estado español el que diopermisos para que en esta isla se vendieran esclavos africanosy prestó dinero para que los dueños de ingenios de azúcarpudieran comprar esos esclavos. En cuanto a la segunda etapade la acumulación originaria, ya hemos dicho que la llevó acabo el poder militar norteamericano, que era en esa época(1916-1924) el que tenía el control del Estado en nuestropaís. La tercera etapa empezó en enero de 1932, cuando ladictadura de Rafael L. Trujillo sólo tenía un año y cinco mesesde vida, y no comenzó precisamente por la expropiación detierras de productores campesinos sino por la monopolización

* Santo Domingo, Imprenta Mercedes, 1979 (Colección Estudios Sociales).

También en Vanguardia del Pueblo. Cfr., nota de la p.163 de este volumen(N. del E.).

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de un producto que consumían todos los dominicanos quepasaban de la edad infantil. Por suerte, para la mejor com-prensión de lo que estamos diciendo, esa afirmación está res-paldada por documentos oficiales.

En la parte 6 del capítulo XXIV de El Capital, hablando dela conquista de la India llevada a cabo por los ingleses en elsiglo XVII, dice Marx que “los monopolios de la sal, del opio,del betel y de otras mercancías eran filones inagotables deriqueza”. Del opio se sabe que tenía un alto precio porque seusaba para calmar dolores y para satisfacer a los drogadictosque se acostumbraban a él y después no podían dejar de usar-lo; el betel era una hoja con sabor a menta que se consumía encasi todos los países de Oriente, y en cuanto a la sal se sabeque tiene uso universal, que la consumen lo mismo los pue-blos más primitivos que los más desarrollados; lo que pocossaben es que con el monopolio de la sal empezó en nuestropaís la tercera etapa de la acumulación originaria.

Desde los primeros tiempos de España los habitantes deesta tierra sacaban sal de las orillas del mar, pero en la regiónde Neiba había una mina de sal gema o mineral que apenastenía uso porque se hallaba muy aislada. Por los años de 1920en adelante la sal que se consumía en la Capital y en las ciuda-des y los pueblos cercanos y de la región del Este era marina ysalía sobre todo de las costas de Baní, que en esa época eraterritorio de la provincia de Santo Domingo; en la región delCibao la sal que se vendía se sacaba de la costa de MonteCristi. Para esos tiempos el precio de un quintal de sal en laCapital y sus alrededores era 80 centavos y la libra se vendía achele (un centavo).

La mina de sal de Neiba era, al parecer, propiedad de algu-nas familias campesinas pobres, a las cuales se la compróTrujillo por muy poco dinero. Según se dijo allá por el año1931, a los que no quisieron venderle Trujillo los hizo sacar

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del lugar a las malas; y una vez convertido en dueño de esamina de sal gema, Trujillo, que no tenía siquiera noción de loque habían hecho los ingleses en la India dos o tres siglosantes, usó su autoridad sobre el Estado, del cual era jefe yrepresentante desde el 16 de agosto de 1930, para crear elmonopolio de la sal en el país y aumentarle el precio a más de4 pesos el quintal.

Ese monopolio quedó establecido por la Ley Nº 281, quefue aprobada por el Congreso Nacional el 26 de enero de1932, a los diecisiete meses de haber tomado Trujillo el po-der, lo que demuestra que Carlos Marx estaba en lo ciertocuando se refirió al monopolio de la sal organizado en la Indiapor los conquistadores ingleses de aquel país del Asia Orien-tal diciendo que había sido una parte importante del procesode acumulación originaria que hizo del capitalismo inglés elmás poderoso de Europa. Trujillo no había leído a Marx, peroél quería convertirse, como llegó a serlo, en uno de los hombresmás ricos de América, y sabía que podía usar el poder del Esta-do (“la fuerza concentrada y organizada de la sociedad”) paraalcanzar lo que se proponía, y usó ese poder sin un titubeo.

El que piense que Trujillo usó de ese poder de manerabrutal se habrá equivocado. Al contrario, lo hizo cuidadosa-mente; tomó en cuenta, como va a verse, intereses de terceros(los ayuntamientos de Baní y de Monte Cristi) y esperó unaño para afirmar la existencia del monopolio. Por lo menos,en ese punto concreto Trujillo actuó con más habilidad quelos conquistadores de la India.

El primer considerando de la Ley Nº 281 fue escrito parahacerle creer al país que nadie estaba pensando monopolizarla sal sino sólo evitarle daños a la riqueza natural de nuestratierra. Ese considerando decía que “las salinas del Estado, queestán situadas en la zona marítima o costera, por el exceso delluvias que se ha sufrido durante los dos últimos años y la

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extracción de sal anormalmente excesiva que de un modoabusivo han hecho los concesionarios y detentadores de talesdepósitos naturales, están amenazadas de agotarse...”; el se-gundo considerando decía “que se hace urgente que el Esta-do adopte las medidas necesarias a fin de preservar la conser-vación de sus salinas sin lesionar, tampoco, el interés de losterceros” (que eran los ayuntamientos de Baní, y de MonteCristi y también los que tenían concesiones de esos dos ayun-tamientos para explotar las salinas).

Con esos considerandos Trujillo perseguía ocultar en laforma más conveniente el hecho de que las salinas marinasno podrían seguir en explotación, tal como lo dijo el artícu-lo 1 de la Ley, en el cual se establecía que “durante un año ya contar de la fecha de la publicación de la presente Ley, seprohibe extraer sal (cloruro de sodio) de las salinas propie-dad del Estado, o sea de todas las ubicadas en la zona marí-tima o costera e islas, islotes y cayos adyacentes, siendo ex-tensiva esta prohibición a las salinas concedidas a algunosmunicipios o personas”.

(Este artículo estaba justificado por el supuesto “exceso delluvias que se ha sufrido durante los dos últimos años”, a pe-sar de que los campesinos que trabajaban en las salinas deBaní y Monte Cristi sabían que ni había habido exceso delluvias ni las lluvias, por torrenciales que fueran, agotaban lassalinas).

El artículo 2 decía que “se impone por la presente un im-puesto, adicional a los actualmente existentes, de 0.15 [quincecentavos oro americano] sobre cada saco de 50 kilos brutos des-pachado de los depósitos de las salinas para uso del comer-cio”; el artículo 3 explicaba que de lo que se recaudara por eseimpuesto se separarían 16 mil 500 pesos [oro americano], delos cuales se les darían al ayuntamiento de Baní 15 mil y al deMonte Cristi 1,500 durante el año de vigencia de la ley.

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La ley Nº 281 fue firmada por el presidente y los secretariosdel Senado el 26 de enero (1932), el presidente y los secretariosde la Cámara de Diputados el día 27, y por Rafael L. Trujillo ylos secretarios de Estado de la Presidencia y de Hacienda el día28. Un año después quedó aprobada por el Congreso y pro-mulgada por el Poder Ejecutivo la Ley Nº 450 que en suartículo único decía: “La Ley Nº 281, de fecha 28 de enero de1932, seguirá en vigor, surtiendo sus efectos mientras otraLey derogatoria [no] disponga lo contrario”.

Destacamentos del Ejército hacían cumplir la Ley Nº 281y la Nº 450 en las costas de Baní, de Monte Cristi y decualquier lugar donde pudiera producirse sal marina mien-tras Trujillo explotaba la mina de Neiba, único sitio del paísde donde podía sacarse sal. El Estado amparaba con fuerzamilitar, ese monopolio de Trujillo, que iba a convertir rápi-damente a su dueño en millonario. Con esos millones eldictador adquiriría otros negocios, como la Compañía deSeguros San Rafael, que por mandato de otra ley pasó aasegurar, también con carácter de monopolio, a todos losempleados del Estado y más tarde a los vehículos, lo cualdejaba en manos de Trujillo una fortuna cada año. Algoparecido hizo en los años de 1940 y siguientes cuando elEstado le traspasó una fábrica de zapatos (la FADOC), tras locual una ley prohibió la entrada en las ciudades de personasdescalzas, medida que convirtió a los campesinos en com-pradores de sus zapatos, pues la Policía detenía a todo elque anduviera descalzo por una vía pública.

Hablando de los monopolios de la sal, del opio y del betelestablecidos en la India por los ingleses, dice Marx que “elgobernador general de las Indias llevaba participación en estecomercio privado. Sus favoritos obtenían contratos en condi-ciones que les permitían, más listos que los alquimistas, hacerde la nada oro. En un sólo día brotaban como los hongos

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grandes fortunas, y la acumulación originaria avanzaba vien-to en popa sin desembolsar ni un chelín”.

En pleno siglo XX la situación en la República Dominica-na era muy parecida a la que se vivió en la India en los siglosXVII y XVIII; pero había diferencias. Por ejemplo, Trujillo seenriquecía a sí mismo, no a ningún favorito, y debido a queen nuestro país no había una clase burguesa capaz de hacerlefrente al dictador, éste puso en ejecución métodos de acumu-lación originaria que no usaron los ingleses en la India. Unode ellos era mandar un emisario a las casas de comercio másimportantes para que le enviaran dinero en cantidades que aveces alcanzaban a ser más del 25 por ciento de los beneficiosanuales de esas firmas. Habitualmente, esas peticiones se ha-cían al comenzar el año, que era cuando Trujillo podía ente-rarse del resultado de los balances de las casas comerciales;además compraba terrenos y negocios que le vendía al Estadopor varias veces lo que le habían costado, monopolizó la ventade carne de res en la capital de la República y acabó siendo elpropietario monopolista de muchas industrias, como por ejem-plo la de cigarrillos, y durante una época, a través del llamadoBanquito de María Martínez, monopolizó también los prés-tamos, con intereses altísimos, a los empleados públicos, quedebido a la escasa circulación de dinero de los años 1930 a1940 y tantos, tenían que acudir a prestamistas usureros paraterminar cada mes con un desahogo engañoso. Ese monopo-lio fue creado valiéndose de una ley que declaraba prohibidala usura ejercida por particulares.

Para hacer su acumulación originaria Trujillo usó produc-tos que no figuran en el capítulo XXIV de El Capital, comopor ejemplo el cigarrillo y la madera. Para lo primero adqui-rió la Tabacalera, que fabricaba el cigarrillo Cremas y cuyosdueños eran un alemán (Sollner) y un italiano (Copello), yordenó la suspensión inmediata de un cigarrillo de olor marca

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Hollywood que producía una sociedad formada por laReynolds Tobacco, de los Estados Unidos, y Amadeo Barletta,agente de la General Motors y cónsul general de Italia en laRepública Dominicana. Un senador norteamericano, que alparecer era miembro de la familia Reynolds, vino al país y fuehalagado por Trujillo que acabó negociando con él, lo que sededuce del hecho de que el cigarrillo Hollywood pasó a serfabricado por la Tabacalera; y en cuanto a Barletta, se le hizopreso y fue encerrado en una celda de la Torre del Homenaje,acusado de participar en un complot para matar al dictador.Esa prisión llevó a Benito Mussolini, el dictador fascista deItalia, a despachar un buque de guerra que no llegó a aguasdominicanas por gestiones que hizo el Departamento de Es-tado de Washington basándose en que la llamada Doctrinade Monroe sólo le reconocía poder para intervenir en los paí-ses latinoamericanos al Gobierno de los Estados Unidos.

Barletta salió de Santo Domingo para no volver sino des-pués de la muerte de Trujillo, y durante por lo menos uncuarto de siglo los fumadores dominicanos de cigarrillos tu-vieron que fumar las marcas Crema y Hollywood pagándolasa precios de lujo para la época. Nadie sabe cuánto dinero aña-dieron esos cigarrillos al tesoro trujillista a lo largo de un cuartode siglo, pero deben haber sido varios millones de pesos.

Y ahora, hablemos de la madera.A principios del siglo pasado vinieron al país, invitados

por el gobernador Ferrand, unos cuantos de los franceses quese habían refugiado en territorios españoles del Caribehuyéndole a la sublevación de los esclavos de Haití, y variosde ellos se dedicaron al corte y la exportación de maderas,negocio que pasó a ser próspero durante algunos años, perosólo para unas cuantas familias dominicanas que con un costode producción muy bajo vendían en Europa troncos de árbo-les que habían crecido en nuestra isla gracias a la fertilidad de

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la tierra y a las condiciones tropicales del clima, no porquenadie los hubiera sembrado y cuidado. Entre las familias quesacaron buen dinero de los cortes de madera en el país estuvola de Buenaventura Báez. Pero la madera apenas tenía merca-do en la República Dominicana, donde no había caminosque hicieran su transporte fácil y barato. Para fines del siglopasado y principios de éste se establecieron en la provincia deSantiago y en la de La Vega algunos aserraderos que vendíansu producción en el Cibao, pero la que se usaba en la Capitalse importaba de los Estados Unidos según puede verse en unlibro muy interesante para los que quieran conocer lo que eranuestro país entre 1894 y 1916; y nos referimos a La miseri-cordia y sus contornos (1894-1916) [Santo Domingo, EditoraArte y Cine, 1967], de Francisco Veloz Molina. En ese librose describen una por una las viviendas de los habitantes delbarrio de la Capital en que para esa época iban acumulándoselas familias pobres de la baja pequeña burguesía, y algunasque no eran pobres, que no cabían ya en los estrechos límitesde la ciudad. Aunque la mayor parte de las casas nuevas deese barrio eran bohíos de tablas de palma cubiertos de yaguas,de vez en cuando se dice de una que otra construcción queeran hechas de madera extranjera, y sin que se dé fecha seinforma: “Juan Santaeugenia... estableció un almacén de ma-deras del país [pino y pichipén], que ya se consumían en la calle30 de Marzo” (p.76).

La madera era una riqueza nacional incalculable que seperdía en los bosques y especialmente en los enormes pinaresde la Cordillera Central, y su explotación, hecha de maneradesordenada, fue aprovechada por Trujillo para llevar adelan-te su acumulación originaria. El que inició la acumulaciónoriginaria en ese renglón no fue, sin embargo, el dictadorsino su hermano José Arismendi, conocido por el alias dePetán, que desde 1931 ó 1932 estableció un impuesto de un

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peso que debía pagársele por cada tronco de pino que losdueños de aserraderos cortaban en la región montañosa deLa Vega desde los primeros años del siglo. De ese impuestoilegal no quedó constancia escrita, pero debió producir mu-cho dinero porque para el año 1937 los enterados decían quePetán Trujillo se había hecho muy rico. Ahora bien, el que seenriqueció en varios millones de pesos poniendo en práctica yampliando mediante el uso del poder del Estado el impuestocreado por su hermano, fue el dictador, que puso los ojos enesa fuente de acumulación originaria especialmente despuésque empezó en Europa la guerra de 1939.

En siete artículos titulados La fortuna de Trujillo publica-dos por Vanguardia del Pueblo* en los números 81 al 87 (mayoy junio de 1977) se dan datos que se refieren a compras deterrenos de pinos (véanse los artículos 5, 6 y 7) hechas porTrujillo, de 1 millón 772 mil tareas (111 mil 460 hectáreas)*

de terrenos mensurados y de otra cantidad que estaba en si-tuación de mensura a la muerte del dictador así como de 11mil 860 pesos de acciones de terrenos comuneros. Nadie pue-de decir cuántas tareas correspondían a los 11 mil 860 pesosde acciones de terrenos comuneros, ni cuánto valían en pesosdominicanos esos 11 mil 860 pesos de acciones.

El autor del informe sobre la fortuna de Trujillo hacía fi-gurar cada peso de acciones de terrenos comuneros con valorde un peso en moneda, pero eso nunca fue así; a veces un pesode acciones valía 100 pesos nacionales y a veces valía más, loque se explica porque su valor dependía de la cantidad detierras, y también de su calidad y su riqueza en maderas valio-sas, que estaban representadas en cada acción de un peso.

* Vanguardia del Pueblo, Año III, del Nº 81 al 87, Santo Domingo, Órgano delPLD, del 11, 18 y 25 de mayo; y del 1, 8 y 15 de junio de 1977, p.5. Cfr., enesta edición de las Obras completas de Juan Bosch,Tomo IX, pp.163-210(N. del E.).

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Las tierras comuneras eran una forma precapitalista de pro-piedad territorial. En Informe de la Comisión de Investigación delos Estados Unidos, obra publicada por Emilio RodríguezDemorizi en 1960, hallamos una descripción hecha por unnorteamericano que para 1871 tenía 25 años viviendo en elpaís. Decía ese señor que en la República Dominicana ha-bía una gran parte de tierra denominada comunera, que éldescribía así (p.485): “Pertenece a distintas personas, tenien-do cada cual, en cierto distrito... tierra por valor de cien o mildólares. Quien tenga por valor de cien dólares posee los mis-mos derechos de cortar leña, caoba, etc., que una persona quetenga por valor de mil dólares. Todos son dueños en comúnde la propiedad con idénticos privilegios”. En la misma obra(pp.343-344), hay un informe firmado por el secretario de loInterior de aquellos años, Manuel María Gautier, en el que sedice que las tierras comuneras fueron formándose con el pasodel tiempo a base de grandes propiedades que al morir elpadre debían ser divididas, la mitad para la madre y la mitadpara los hijos, y cuando estos tenían a su vez hijos, las partesen que debía dividirse la propiedad eran cada vez más peque-ñas, de donde resultaba obligatorio declarar esa propiedadcomunal o comunera porque según explicaba Gautier era “im-posible repartir pastos, madera, tierras labrantías y agua a cadauno de los dueños o privarlos de uno sólo de esos elementos”,y en consecuencia se estableció como sistema que los que que-rían “vender su parte, después de ofrecérsela a sus condueñosy si éstos no desean adquirirla, pueden entonces vendérsela aun extraño, el cual entra, no en la comunidad de la familia,sino en la de la posesión como condueño”.

Trujillo compró 11 mil 860 pesos de acciones de tierrascomuneras en lugares conocidos por su riqueza pinera, peroesas tierras estaban en lugares inaccesibles que se hallaban enel corazón de las cordilleras, especialmente de la Central, de

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donde era imposible sacar un tronco de pino para llevarlo aun aserradero; así pues, un peso de acciones en sitios tan re-motos no podía equivaler a una tarea de tierras sino a varias,tal vez a docenas y veintenas de tareas. Para sacar madera deesos lugares había que hacer centenares de kilómetros de cami-nos carreteros con inversiones tan altas que sólo el Gobiernopodía hacerlas, pero decir el gobierno era decir Trujillo, y esoes lo que explica las carreteras a Constanza desde La Vega,Bonao y San José de Ocoa, la de Constanza a Manabao y la deConstanza a Pinar Bonito y a Río Grande, y varias más en laCordillera Central y muchos caminos de penetración hacia lasregiones pineras a partir de la Carretera Internacional. Confondos del Estado, Trujillo abría caminos hacia los pinaresque había comprado o cuyos derechos de explotación habíaadquirido al pagar pesos de acciones de terrenos comuneros.

En el censo agropecuario de 1950 aparecían 6 millones981 mil tareas de montes y bosques; en el de 1960 figuraban4 millones 554 mil, lo que nos da base para estimar que endiez años debieron tumbarse por lo menos 1 millón de tareasde árboles madereros. Según la Dirección General de Estadís-ticas, la producción de madera entre 1951 y 1960 fue de 34millones 311 mil pesos, de manera que si fue igual en losveinte años anteriores (1931-1950), la producción en los añosdel trujillato debió ser de 68 millones; y de ser así, hubo queponer en funcionamiento muchos aserraderos en esos treintaaños. En círculos madereros nos aseguraron que en los últi-mos tiempos de la dictadura había 104 y que en 1930 nopodía haber más de 30, lo que indica que bajo el régimentrujillista se establecieron en el país 75 aserraderos, que nopodían montarse sin autorización del gobierno, el cual seña-laba los lugares donde podían trabajar; y naturalmente esoslugares tenían que ser aquellos donde Trujillo tuviera pinareso pesos de acciones en terrenos de pinares por los cuales el

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gobierno había construido o iba a construir caminos. Paraobtener permiso de funcionamiento, los aserraderos debíanpagar un impuesto de 16 pesos con 80 centavos al Estado porcada millar de pies de madera que aserraran y otro a Trujillode 15 pesos, que en los últimos años subió a 18 por la mismacantidad de madera aserrada. El pago destinado a Trujillo sehacía en efectivo en la llamada Oficina Particular delGeneralísimo, que estaba bajo la dirección de la misma perso-na que rindió el informe del cual hemos copiado los datossobre el sector maderero de la fortuna de Trujillo.

Hacer la acumulación originaria en pleno siglo XX, aun-que fuera en un pequeño país del Caribe, no era lo mismoque hacerla en el siglo XVI. Por eso se explica que casi almismo tiempo que llevaba adelante el proceso de impulsar suacumulación originaria, Trujillo pusiera en marcha tambiénel de la acumulación capitalista apoyándose en el poder delEstado para hacer esta última a base de negocios monopolis-tas como fueron el control del mercado de la carne y la lechede la capital del país, que era donde estaba concentrada lamayor cantidad de población urbana; la fabricación y ventade cemento, la de harina de trigo, la de pinturas, la de cigarri-llos, la navegación aérea nacional y la navegación marítima dealtura. En un tercio de siglo, la República Dominicana pade-ció las consecuencias de la implantación de dos tipos de acu-mulación diferentes, aunque estrechamente vinculados, queen buena lógica debieron haberse producido en un tiempo dedos, de tres siglos, y que para darse revueltos tenían que pre-sentarse guiados por una mano más dura e implacable que elacero: a eso se debió que la dictadura de Rafael L. Trujillofuera excepcionalmente dura e implacable.

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ACERCA DEL ESTADOI*

Cuando el presidente Guzmán dio en Santiago sus declara-ciones del 25 de noviembre de 1978, dijo que él era el jefedel gobierno dominicano pero olvidó que era también jefedel Estado, y que en su condición de jefe del gobierno él esactualmente la cabeza de una organización, compuesta porlos funcionarios o empleados públicos, civiles y militares,que tiene a su cargo la administración del Estado duranteun tiempo determinado, que en su caso se supone que soncuatro años; pero que como jefe del Estado está obligado acumplir sus deberes de director responsable de esa adminis-tración sin que un solo acto suyo comprometa al Estado odisminuya sus bienes, y al mismo tiempo debe o tiene quecumplir y hacer cumplir los compromisos que el Estadodominicano había hecho antes de que él pasara a ser el jefede su administración o gobierno. (Debe entenderse que enel párrafo que acabamos de cerrar ha quedado dicho que lafunción de un gobierno es administrar el Estado, lo queequivale a decir que el Estado es permanente y los gobier-nos son pasajeros).

El Estado dominicano quedó creado en el año 1844, peroes bueno aclarar que sus fundadores no fueron ni Duarte ni

* 2da. edición, Santo Domingo, Imprenta Mercedes, 1982 (Colección EstudiosSociales).

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Sánchez ni Mella, conocidos con el título común de Padres dela Patria, ni lo había sido el autor de la llamada independen-cia efímera, José Núnez de Cáceres. Núñez de Cáceres declaróel país independiente de España, pero agregado, en condi-ción de protegido, al Estado colombiano; tampoco se creó elEstado el 27 de febrero de 1844, aunque puede afirmarse queese día empezó el proceso de organización del Estado, procesoque duró hasta fines de año, y desde el mes de agosto habíansido expulsados del país Duarte, Sánchez y Mella, de maneraque a ellos se les arrebató, mediante el uso de la fuerza, elderecho que tenían, como creadores y jefes de La Trinitaria, ya Sánchez y Mella como jefes de la acción del 27 de febrero, aparticipar en la creación del Estado dominicano, lo que nodisminuye su alta categoría de patriotas, porque se puede serpatriota sin haber tomado parte en la creación del Estado, y sepuede tener el título de creador o fundador del Estado sinque se tenga el de patriota.

Esto último le toca a Pedro Santana. El Estado dominica-no fue fundado por un grupo de hombres a cuya cabeza esta-ba Santana, y el mismo Santana lo traspasó a España cuandole anexionó la República en marzo de 1861, hecho que signi-ficó la liquidación de la independencia que el país había con-quistado en sus luchas contra Haití.

Si los Padres de la Patria no fundaron el Estado dominica-no, y en cambio estamos afirmando que su creador fue PedroSantana, a quien no podemos considerar un patriota debido aque la anexión a España se debió principalmente a él, ¿debe-mos llegar a la conclusión de que patria y Estado son doscosas diferentes?

Sí lo son. Patria es una cosa y Estado es otra, pero hay algoque da lugar a que se piense que Estado significa patria ypatria significa Estado, y es el hecho de que el Estado nopuede tener existencia si no posee el dominio de la soberanía

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sobre su territorio y sus ciudadanos, y en el sentimiento pa-triótico juega un papel muy importante la necesidad, y portanto el deseo, de que la patria sea independiente. Por otraparte, y debido precisamente a lo que acabamos de decir, lasluchas por la independencia conducen de manera inevitable ala fundación del Estado, ya que sólo el Estado puede garanti-zar la independencia de la patria, y eso ayuda también a crearconfusión entre patria y Estado.

En lo que se refiere al Estado dominicano, que había des-aparecido en marzo de 1861 al proclamarse la anexión a Espa-ña, reapareció en el momento en que quedó formado, el 14 deseptiembre de 1864, el gobierno provisional de la Restaura-ción que encabezó el general José Antonio Salcedo (Pepillo), yalcanzó lo que podríamos llamar su plenitud cuando las fuerzasmilitares españolas abandonaron el territorio nacional, a princi-pios de julio de 1865; pero entró de nuevo en proceso de des-aparición el 16 de mayo de 1916, día en que soldados de infan-tería de la marina de guerra de los Estados Unidos tomaron lacapital del país, y desapareció del todo a fines de ese año cuan-do, mediante la proclama firmada por un simple capitán denavío de esa marina de guerra, la República Dominicana dejóde existir y su pueblo y su territorio cayeron bajo la autoridadde un gobierno formado por militares norteamericanos.

La anexión a España fue la obra de un acuerdo entre elgobierno de Santana y el de España. Ese acuerdo podía estarautorizado por el Derecho Internacional pero no tuvo el res-paldo del pueblo dominicano, como lo demostraron los va-rios actos de protesta que culminaron el año 1863 en la Re-volución Restauradora; pero la segunda desaparición delEstado fue obra exclusiva del gobierno de los Estados Uni-dos, que en el año 1916, presidido por Woodrow Wilson, nocreía en el derecho de los pueblos débiles a organizarse enEstados, pero tampoco lo creía en 1963 el presidente Kennedy

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cuando llevó las fuerzas militares norteamericanas en Viet Nama 16 mil 372 hombres, ni lo creía el presidente Johnson cuan-do en 1966 las llevó a más de medio millón, ni lo creía elpresidente Nixon cuando en 1970 ordenó el bombardeo aéreode Cambodia.

Hay palabras que tienen significados parecidos, pero noiguales; tal es el caso de las palabras país, nación, patria yEstado. Nación se relaciona con el nacimiento, la raza, el ori-gen físico o étnico común; en la lengua española, nación es elconjunto de habitantes de un país que están bajo la autoridadde un gobierno propio, o los que tienen tradiciones e idiomascomunes; y también se llama nación el territorio de un país.En cuanto a país, es el territorio de una nación, pero a menu-do se le llama país al territorio de una región o de una provin-cia; así, en España se dice el país vasco o el país catalán, y enFrancia, el país de Normandía o en Inglaterra el país de Ga-les. Hay naciones formadas por pueblos diferentes, que viveny hablan de maneras diferentes, como es el caso de la India, yen la América Latina los hay, como el Perú, con una pobla-ción indígena que habla el quechua y otra blanca o mestizaque habla el español.

Ni nación ni país quieren decir Estado. Tanto la nacióncomo el país existen de manera natural, pero el Estado no; elEstado es una organización política creada por una clase so-cial con el fin de someter a su dominio a una parte de lasociedad, y para poder someter a una parte de la sociedad, loscreadores del Estado lo fundan apoyándose en la fuerza ymantienen la fuerza a su servicio porque no le sueltan a nadieel control del Estado. La patria, en cambio, no es una organi-zación clasista sino una realidad formada en la esfera del sen-timiento a base de sumar las esencias más finas del territorio ydel pueblo, así como de su historia, sus tradiciones, su len-gua, su música, sus danzas, sus paisajes; en fin, es la suma de

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todo lo que forma y expresa la realidad territorial y humana,social e histórica, y no es ni la creación ni la propiedad de unaclase que se beneficia de ella.

La organización política llamada Estado funciona como unaparato de cuyas entrañas surge el poder, y por eso se habla depoder del Estado, pero sin explicar de qué clase de poder setrata. Pero lo cierto es que cuando se dice la palabra poder(que para diferenciarla del verbo homónimo se escribe con pmayúscula) se habla del poder del Estado, no de otro; y esepoder del Estado reside en la capacidad que tiene éste de qui-tar la vida y la propiedad así como de aplastar la libertad, yasea aplicando la ley cuando ésta manda pena de muerte o deprisión, ya sea matando en una guerra contra el Pueblo opersiguiendo a sus enemigos hasta obligarlos a esconderse, aentregarse o a refugiarse en otros países.

Abundan los libros que se refieren al Estado en los cualesse afirma que el Estado es el conjunto de los órganos políticosde una nación, lo que significaría que el Estado dominicanosería nada más la suma de los tres poderes que figuran ennuestras Constituciones (el Ejecutivo, el Legislativo y el Judi-cial), a lo que cualquiera podría añadir que aquí tenemos unPoder Electoral como lo demuestra la sentencia de la JuntaCentral Electoral que en las elecciones de 1978 le dio variossenadores al Partido Reformista en provincias donde no po-día sacar senadores porque había tenido menos votos que elPRD. Pero éste no es el momento de ponernos a explicar quées el Estado. Quizá lo que debemos hacer ahora es presentarun ejemplo que haga fácil comprender cuáles son las diferen-cias que hay entre el significado de las palabras nación, país,patria y Estado; y tal vez ninguno nos venga tan bien como elde las distintas etapas de la vida política de Cuba, ese país quepor hallarse en nuestra vecindad nos resulta familiar, por lomenos en algunas cosas.

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Desde que fue conquistada por los españoles en los prime-ros años del siglo XVI hasta el 20 de mayo de 1902, o sea,durante 390 años, Cuba fue un país que vivía bajo la autori-dad del Estado español; a partir del 20 de mayo de 1902 pasóa ser una nación organizada en Estado capitalista y ahora esun Estado socialista. Pero al mismo tiempo que todo eso,Cuba fue y sigue siendo la patria de los cubanos; fue su patriacuando ellos nacían, vivían y morían en la Cuba española; fuesu patria en los años en que era república capitalista y es supatria ahora, cuando es un Estado socialista.

Ese ejemplo nos da una idea de que el Estado cambia (en elcaso de Cuba, del colonialismo español, que además era monár-quico, o encarnado en un rey, al republicano capitalista y deéste al socialista), y eso se debe a que es una institución clasista,y cambia cuando cambia la clase dominante del país; pero lapatria no cambia ni cambia el país. El país y la patria son losmismos, y es la misma la nación, bajo el Estado capitalista quebajo el Estado socialista; y lo es independientemente de lo queuna persona sienta o piense del capitalismo o del socialismo.

Al decir que la patria no cambia ni cambia el país nosreferimos a lo que una cantidad dada de personas sienten opiensan de la patria y del país, no a la base material que daorigen a esos sentimientos y pensamientos, que son en parteel territorio y sus habitantes, pues el territorio y los habitan-tes cambian al compás de los cambios históricos. Pero sucedeque el amor a la patria no es un sentimiento clasista, aunqueen un gran número de casos no escape a ello. Ese amor puedesentirlo tanto un esclavo como el negro Eduá, asistente deMáximo Gómez en la primera de las guerras de la indepen-dencia cubana, como un esclavista como Carlos Manuel deCéspedes, iniciador y víctima de esa guerra.

Cuando se trata del Estado la situación es distinta, porque elEstado es una institución clasista, que organiza a la sociedad

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según el interés de la clase que lo ha establecido y lo dirige, yno se explica que un esclavo ame el Estado esclavista aunquese explica que un oligarca esclavista se pronunciara contra laesclavitud como lo hizo ese Carlos Manuel de Céspedes quehemos mencionado, quien al comenzar la guerra de los DiezAños por la libertad de Cuba puso en libertad a sus esclavos,acción que llevó a cabo porque tenía la capacidad necesariapara darse cuenta de que aunque era dueño de esclavos, Cubano podía convertirse en país libre si no destruía los obstáculosque impedían el desarrollo de sus fuerzas productivas, y esosobstáculos tenían su raíz en la esclavitud. A Céspedes, el oli-garca esclavista, le tocó encabezar la revolución burguesa deCuba en una época en que sólo se podía llegar a la indepen-dencia recorriendo el camino que conducía a la sociedad bur-guesa. Por esa razón, el oligarca Carlos Manuel de Céspedesquedó sustituido el 10 de octubre de 1868 por el burguésCarlos Manuel de Céspedes.

La patria puede ser un territorio de otro Estado, como lofue Cuba del Estado español durante 390 años, o puede serindependiente, como lo es Cuba ahora, pero la patria puedepasar a ser un Estado, y ha habido casos en que ha pasado aser varios Estados, y sucede que cada Estado independientese convierte en una patria. Sin embargo, es el Estado el quedetermina qué clase de sociedad será la que habrá de haberen una patria dada. Eso sucedió más de una vez en Cuba,que fue parte de un Estado colonialista en el cual la socie-dad cubana quedó organizada durante siglos a base de amosblancos y esclavos negros, y después pasó a ser un Estadoburgués que impuso su autoridad sobre la sociedad paraorganizarla a base de capitalistas y obreros, y actualmente esun Estado socialista que eliminó la propiedad privada y conella el sistema capitalista, y estableció en su lugar una dicta-dura del proletariado.

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En la historia de América hay casos de Estados que no seformaron mediante el uso de fuerzas propias sino que debie-ron su existencia, por lo menos en sus primeros tiempos, alhecho de hallarse situados en determinadas posiciones geo-gráficas, y también debido a que eran países muy pobres des-de el punto de vista mineral, que era el que podía interesarleal gobierno español. Ese fue el caso del llamado, sin serlo,reino de Guatemala, que estaba entre México y Panamá, delcual iban a salir cinco Estados independientes, que son losque conocemos en conjunto con el nombre de América Cen-tral (Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y CostaRica), y uno que se unió a México (Chiapas). En 1821 seprodujeron en la región del Caribe movimientos políticos queno habrían podido darse si España hubiera dispuesto de unpoder militar superior. El 15 de septiembre, el reino de Gua-temala se declaró independiente, aunque la independenciasólo pasaría a ser efectiva si la aprobaba un congreso de lasprovincias que componían el reino. El 28 de noviembre sedeclararon independientes de España, pero incorporadas aColombia, las provincias de Panamá y Veraguas, y el 1º dediciembre hacía lo mismo nuestro país; y ni Guatemala niPanamá ni Veraguas ni Santo Domingo tuvieron que lucharcontra el poder español porque España estaba en esos mo-mentos llevando a cabo contra Venezuela y Nueva Granada,en la costa Sur del Caribe, y contra México, en la parte nortede la América española, una guerra que la mantenía military económicamente agotada. Fue a fines de noviembre de1824 cuando Guatemala vino a constituirse en Estado conel nombre de República Federal Centroamericana, y esa re-pública estaba administrada por cinco gobiernos: el de CostaRica, cuyo presidente era Juan Mora Fernández; el de Nicara-gua, presidido por Manuel Antonio de la Cerda; el de Hon-duras, encabezado por Dionisio Herrera, el de El Salvador,

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por Juan Vicente Villacorta, y el de Guatemala, por JuanBarrundia; y en cuanto a Santo Domingo, ya se sabe que el 9de febrero de 1822 pasó a ser territorio del Estado de Haití sinque de parte de sus habitantes se disparara un tiro para impedirque eso sucediera y sin que de parte de Haití se disparara unopara anexarse la antigua porción española de la isla. En abril de1838 Nicaragua se declaró independiente de la República Fe-deral Centroamericana; el 5 de noviembre de ese año lo hizoHonduras y el 11 lo hizo Costa Rica; Guatemala aceptó laseparación de esos tres nuevos Estados en 1839 y El Salvador seseparó de Guatemala en 1841. Tres años después nacería en elCaribe un nuevo Estado, la República Dominicana.

El autor de la idea de que los habitantes de lo que habíasido el primer territorio español en América formaran unarepública fue Juan Pablo Duarte; él inculcó esa idea en losjóvenes que organizó en La Trinitaria, y además creó el nom-bre de República Dominicana y la bandera de cuarteles alter-nados azules y rojos separados por una cruz blanca. Duarteinsufló en los jóvenes trinitarios la mística que los llevó a de-dicar sus vidas a la liberación de su patria, y esa mística losllevó a la acción del 27 de Febrero, con la cual declararon laseparación de Haití y el nacimiento de la República, pero notenían fuerzas militares que les permitieran ir más lejos, y lascircunstancias no reclamaron esas fuerzas porque el 27 de fe-brero no se derramó sangre ni hubo resistencia armada; lasautoridades haitianas negociaron la entrega del poder con uncomité que había organizado Francisco del Rosario Sánchezpara ese fin y a mediados de marzo todas las poblaciones delpaís se habían declarado a favor de la Independencia, queentonces se llamó Separación. Así pues, la patria quedó con-vertida en República sin necesidad de hacer la guerra al ocu-pante, pero eso, que parecía un bien, era un mal, porque lafalta de una fuerza armada impedía que pudiera crearse un

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Estado capaz de hacerle frente al Estado haitiano si el jefe deese Estado decidía lanzar los ejércitos de Haití sobre una Re-pública acabada de nacer y que era tan extremadamente débilque ni siquiera podía organizarse como Estado.

En países de muy poco desarrollo político, como es el nues-tro, la existencia del Estado no se percibe, no se ve, y en cam-bio el gobierno se siente y se ve a través del presidente de laRepública y de los funcionarios gubernamentales, desde losde jerarquía más alta a los de la más baja, y por esa razón lagran mayoría de los dominicanos creen que Estado y gobier-no son dos palabras que tienen el mismo significado.

Si no es así, ¿qué diferencias hay entre el Estado y elGobierno?

El Estado es el aparato permanente del poder público encuyas estructuras se acumula el monopolio de la violencia detoda sociedad nacional, y eso es lo que explica que cada paísindependiente, o así llamado, haya constituido su Estado. Elaparato del Estado se forma, en primer lugar, con las fuerzasmilitares, policiales y cuerpos de investigación que están alservicio de esas fuerzas; y después, con la organización civilque llamamos burocracia, o conjunto de empleados públicosque sirve en los órganos políticos.

En el caso de la República Dominicana esos órganos son elPoder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder Judicial, quepueden operar haciendo cumplir sus decisiones porque tie-nen la autoridad necesaria para dar órdenes a las fuerzas mili-tares, policiales y los cuerpos de investigación. La fuente deesa autoridad está directamente relacionada con el grado dedesarrollo político de la sociedad, pero en situaciones críticaspuede verse con claridad que tal como dijo Mao Tse-Tung, elpoder surge del cañón de un fusil, y nosotros agregamos queese poder se afirma con la capacidad de recaudar los fondosnecesarios para mantener funcionando el aparato del Estado

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las veinticuatro horas del día todo el año y año tras año, por-que ese aparato se organiza en todas partes de tal manera queno descansa nunca, ni de día ni de noche.

Debido a que jamás se presenta en conjunto, el aparato delEstado tiene el don de desaparecer a los ojos del pueblo, quelo confunde con el gobierno, sobre todo en países como laRepública Dominicana, donde el jefe del Gobierno es al mis-mo tiempo el jefe del Estado. Pero el Gobierno es sólo eladministrador del Estado, no el Estado mismo. El Gobiernotiene la facultad de hacer cambios en las personas que desem-peñan funciones en el aparato del Estado, sean ellas militareso civiles de cualesquiera categorías, pero no puede desmante-lar ese aparato sin provocar hechos graves.

El desmantelamiento del aparato del Estado o su sustitu-ción por uno diferente sólo puede ser llevado a cabo por unarevolución victoriosa, y la revolución que no lo hace fracasarápidamente porque no podría ejercer el poder político si elaparato del Estado no respondiera a sus órdenes, y naturalmen-te hablamos de revolución dándole a la palabra el significadode un cambio de sistema económico, social y político. La histo-ria nos enseña que el control del poder político descansa en elcontrol del poder armado y eso explica la necesidad de que cadarevolución organice su propio tipo de fuerzas armadas y policialesasí como sus cuerpos de investigación, pues una revolución nose mantiene en el poder si el aparato del Estado no tiene susbases echadas en fuerzas propias. En Chile, y en 1970, el pue-blo llevó con su voto al gobierno al conjunto de partidos lla-mado Unidad Popular, cuyo programa era crear las condicio-nes para el establecimiento del régimen socialista, pero lasfuerzas armadas, que son la base del aparato del Estado, eranlas que habían sido creadas por el Estado capitalista y respon-dían a ese tipo de Estado, no a ningún otro, y todos sabemoslo que sucedió en Chile el 11 de septiembre de 1973.

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En el caso de los países que habían sido colonias america-nas de imperios europeos (la de América del Norte, México,el Caribe y América del Sur), los Estados que se formaroncuando pasaron a ser independientes no se fundaron sobre unsistema económico, social y político diferente al de los Esta-dos de los cuales eran territorios. Las diferencias de los Esta-dos Unidos o Guyana con Inglaterra, las de Haití con Fran-cia, las de México, Venezuela o Chile con España y las deBrasil con Portugal fueron de forma, no de fondo, y esas dife-rencias de forma correspondían a diferencias en el desarrollode las clases y capas sociales que habitaban en el Nuevo Mun-do con las que había en Europa. Por ejemplo, el artesanonorteamericano, que jugó un papel importante en la econo-mía de las colonias que iban a integrarse en una repúblicafederal con el nombre de estados (y todos esos estados juntos,con el nombre de Estados Unidos), no era de origen feudal,como el de Inglaterra, y por no tener raíces en el feudalismopasó a ser, desde que se formó como una capa social, pequeñaburguesía con mentalidad y hábitos capitalistas. En un niveldistinto de la composición social, las colonias americanas tu-vieron en su seno oligarquías esclavistas, que, tal como dijoCarlos Marx, eran capitalistas pero de manera anómala, o sea,en forma diferente a como lo eran las burguesías de Europa ylos terratenientes que seguían manteniendo privilegios polí-ticos y económicos de origen feudal. La presencia de esasoligarquías esclavistas en el seno de los Estados que fueroncreados en América pesaron de tal manera en la vida de algu-nos de esos Estados que en la Constitución de los Estados Uni-dos no aparece ni una palabra alusiva a la esclavitud, y la pre-sencia de los esclavos desató en el año 1861 la llamada Guerrade Secesión, una de las más costosas en vidas y bienes queconoció la historia antes de la Primera Guerra Mundial. ElEstado haitiano fue el producto inmediato de la rebelión de los

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esclavos africanos contra la oligarquía esclavista blanca y mu-lata de la colonia de Saint-Domingue; el primer Estado vene-zolano fue demolido principalmente por los feroces lancerosde Boyer, que procedían casi totalmente de esclavos prófu-gos, de libertos y de zambos (mestizos de indios y negros queeran considerados miembros de una raza inferior).

En cuanto a los Estados en sí mismos, como aparatos depoder a cuyo cargo estaba el monopolio de la violencia, nohabía nada que hiciera diferente al que tenía como jefe a unrey de Inglaterra del que tenía como jefe a un presidente delos Estados Unidos. Esos dos Estados se hallaban, y se hallanahora, al servicio del mismo sistema económico, social y polí-tico, que es el capitalista; e igual podemos decir si compara-mos al Estado Español de 1890 con el argentino o el mexica-no de ese año.

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ACERCA DEL ESTADOII*

El primer Estado de los tiempos modernos, o sea, el primeroque se fundó dentro de la normas generales del capitalismo,fue el de los Estados Unidos; y para que los lectores se dencuenta de las vacilaciones y las dificultades que tuvieron susfundadores a la hora de montar ese aparato de poder que ensu opinión no debía parecerse en nada a los que funciona-ban entonces en Europa, diremos que aunque un documen-to de tanto valor histórico como la Declaración de Indepen-dencia fue hecho público por el Congreso de Filadelfia el 4de julio de 1776 y la guerra contra el poder inglés terminóen octubre de 1781, fue el 4 de febrero de 1789 cuandovino a ser elegido el primer presidente de los Estados Uni-dos (George Washington, que tomó posesión de su cargo el30 de abril de ese año en el edificio del Ayuntamiento deNueva York pues, a pesar de haberse declarado indepen-dientes, las antiguas colonias norteamericanas de Inglaterrano pudieron organizar el aparato del Estado sino trece añosdespués; y diremos más: que en realidad el Estado norte-americano no se organizó en 1789 sino que empezó a serorganizado ese año y tardó mucho tiempo en alcanzar lacapacidad de funcionamiento que tenía en esos mismos díasel Estado inglés.

* 2da. edición, Santo Domingo, Imprenta Mercedes, 1983 (Colección EstudiosSociales).

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En esos trece y más años los Estados Unidos se mantuvie-ron como una unidad nacional gracias a que había una es-tructura militar que se ponía en acción cuando se presumíaque el nuevo país estaba en peligro de ser invadido por losingleses desde Canadá o amenazado de un levantamiento deindios. Esa estructura militar no respondía a una ley, lo que seexplica porque todavía no existía el Estado que podía elabo-rar y hacer valer esa ley; lo que la mantenía viva era la jefaturade Washington, bajo cuya autoridad se sentían colocados to-dos los que habían tomado parte en la larga guerra de la inde-pendencia, y el propio Washington no parecía tener idea deque la nueva nación debía organizarse sobre la base de unEstado que pudiera durar siglos, no los años que dura unhombre. No sería aventurado pensar que Washington vino ahacer conciencia de que era necesario crear el aparato del Es-tado cuando se produjo la rebelión de los campesinos deMassachussetts, hecho acaecido en el 1786 bajo la jefatura deDaniel Shays, que había sido capitán del Ejército Revolucio-nario. La causa de esa rebelión estuvo en la confiscación detierras y ganados que llevaba a cabo el gobierno deMassachussetts en perjuicio de los campesinos que no po-dían pagar los impuestos. Alarmado por ese levantamiento,Washington le escribió a James Madison (a quien se le conocecon el título de Padre de la Constitución, que sería el cuartopresidente de los Estados Unidos y hombre al parecer de con-ceptos claros acerca del Estado y del papel que éste debíajugar en su país) diciendo que “esos desórdenes” eran la mejorprueba de que había que organizar un gobierno enérgico, yagregaba estas palabras: “Si no hay un poder que los controle,¿qué seguridad puede tener la vida, la libertad o la propiedadde un hombre?”. Cuando escribía en tal forma Washingtonolvidaba completamente los “desórdenes” tal vez más gravesque habían empezado en 1763 en Carolina del Sur y siguieron

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en Nueva York en 1764 y en el mismo Massachussetts en1765, y de año en año fueron extendiéndose por todas lascolonias hasta que culminaron en la guerra que él acabaríadirigiendo. Naturalmente, en aquellos tiempos de 1763 lalucha se llevaba a cabo contra el poder inglés y en 1786 sehacía contra el poder de los personajes norteamericanos quetenían el control del gobierno de Massachussetts, y esoseran no sólo miembros de la misma clase a la que pertenecíaWashington, sino que eran, además, sus amigos y compañe-ros de armas o de actividad política.

El poder que en opinión de Washington debía controlar,y por tanto evitar “esos desórdenes”, era el de un Estado con-cebido para garantizarle a cada persona no sólo la vida y lalibertad sino también la propiedad; esto es, debía ser un Esta-do basado en el principio de que el hombre completo era elpropietario de algo, aunque fuera de otro ser humano, comopor ejemplo, un esclavo, pues no debemos olvidar que poresos tiempos la esclavitud negra era parte importante de lasociedad norteamericana, y tampoco debemos olvidar queWashington era dueño de esclavos.

El Estado capitalista apareció desde el primer momentocomo Estado nacional y como Estado nacional se fundó enmuchos países, sobre todo en la América Latina, comenzandopor nuestra isla, donde los haitianos establecieron el segundodel Nuevo Mundo*. Ahora bien, sucedía que el sistema capi-talista sólo podía desarrollar todas sus capacidades si se exten-día por el mundo entero, algo que no hicieron ni intentaron

* El Estado dominicano de 1844, fundado por Pedro Santana, no fue nacionalsino hatero, tal como se explicó en “El perfil político de Pedro Santana (4)”, enVanguardia del Pueblo, Año V, Nº 151, Órgano del PLD, 6 de septiembre de1978, p.4 [También incluido en el presente volumen,Cfr., pp.151-161. N. del E.]. Laprueba de esa afirmación es que su estreno en política interior fue el destierrode los líderes de la pequeña burguesía trinitaria.

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hacer ni el régimen esclavista de Roma ni el feudalismo por-que no disponían de las bases materiales indispensables paralograrlo. Así pues, la necesidad, de expansión del capitalismochocaba con la existencia de Estados nacionales, que fueronproducto precisamente de esa expansión y que lanzaban todosu poder contra otros Estados, tan nacionales como ellos, ytambién contra sociedades tribales, para arrebatarles fuentesde materias primas o para convertirlos en mercados de susproductos y de sus capitales.

¿Cómo podía ser resuelta esa contradicción, que surgía delorigen mismo del sistema?

Empezaría a resolverse cuando maduraran las solucionesque se les dieran a otras contradicciones del propio sistema,como por ejemplo, la que resultaría del enfrentamiento de lasdos clases que lo sostenían, burguesía y proletariado. Las so-luciones comenzaron a presentarse con la Revolución Rusade 1917, a la cual seguirían otras semejantes en Europa, Asia,América Latina y África. De la Segunda Guerra Mundial,que fue el último encuentro entre Estados capitalistas, iban asalir varios Estados socialistas y un nuevo orden para los Esta-dos capitalistas basado en el liderazgo del sistema a cargo delos Estados Unidos, que aprovecharon ese liderazgo, y el tre-mendo poder militar y político que procedía de él, para pro-fundizar y ampliar la expansión de sus fuerzas que venía lle-vando a cabo desde principios del siglo pasado, biencomprándoles a Francia la Luisiana y a Rusia la península deAlaska o arrebatándole a México Texas, Arizona, California yNuevo México; bien obligando al Japón a abrir sus puertos alcomercio norteamericano y europeo o adueñándose de Hawai,Filipinas y Puerto Rico; bien interviniendo en Cuba, Nicara-gua, Haití y nuestro país. Apoyándose en la tesis de que sólosu poderío militar, producto del desarrollo industrial que hizoposible la fabricación de la bomba atómica, podía garantizar a

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los Estados capitalistas que no serían destruidos por el comu-nismo, el Estado norteamericano se convirtió en un Super-Estado al cual quedaron sometidos, en un grado o en otro,todos los Estados capitalistas, y de manera muy especial losde los países del llamado Tercer Mundo. Hay una porción deesos Estados sometidos que el Super-Estado controla, y es laque corresponde a las fuerzas armadas y policiales y los servi-cios de investigación y espionaje, o sea, la parte vital, esencial,de cada Estado, esa donde se concentra el monopolio de laviolencia, sin el cual no habría Estado ni hubiera podidohaberlo nunca.

En el artículo anterior habíamos dicho que el Estado capi-talista apareció desde el primer momento como Estado nacio-nal, pero en el número 151 de Vanguardia (artículo 4 y últi-mo de la serie “El perfil político de Pedro Santana”)* explicamosque Santana fue el creador del Estado dominicano y que ésteno fue un Estado nacional sino hatero. Esa afirmación pareceestar en contradicción con la de que “el Estado es una organi-zación creada por una clase social con el fin de someter a sudominio a una parte de la sociedad” (Cfr., “País, Nación, Pa-tria y Estado”, en Vanguardia del Pueblo, Año V, Nº 164, San-to Domingo, Órgano del PLD, 6 de diciembre de 1978, p.4),¿pues no formaban los hateros una clase social? Pero resultaque los hateros no eran una clase sino el sector sobrevivientede una oligarquía esclavista que se había formado en nuestropaís cuando esa oligarquía esclavista pasó, con la desapariciónde la industria azucarera, a convertirse en oligarquía esclavistapatriarcal, y aunque su declinación como el sector social másimportante del país había comenzado en los inicios del sigloXIX, se conservó en los años del gobierno haitiano (de 1822 a1844) como un sector con características propias, pero que

* Ver nota de la p.269 del presente volumen (N. del E.).

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iba perdiendo su condición de centro de la sociedad nacionaldebido a que en los terrenos económico y político iba toman-do fuerza una pequeña burguesía comercial cuyo desarrolloera alimentado por una pequeña burguesía agrícola que sehallaba en etapa de ampliación numérica impulsada por laabolición de la esclavitud patriarcal y la distribución de tie-rras entre los antiguos esclavos, dos medidas que había toma-do el gobierno del presidente Boyer.

La pequeña burguesía comercial, representada por su jefepolítico, que era Juan Pablo Duarte, y el sector de los hateros,representado por el que iba a ser su jefe político-militar, PedroSantana, habían hecho en abril de 1843 una alianza para sacardel país el poder haitiano, pero esa alianza quedó rota el 9 dejunio de 1844, cuando se dio el golpe trinitario que llevó a lapresidencia de la Junta Central Gubernativa a Francisco delRosario Sánchez y a Juan Pablo Duarte a la comandancia mili-tar del Departamento de Santo Domingo, lo que a juicio de lostrinitarios equivalía a darle a Duarte la jefatura militar de laRepública. Desde esa posición, los trinitarios habrían podidocrear el Estado dominicano bajo la dirección de Duarte, perosucedía que quien tenía realmente mando sobre las fuerzas mi-litares no era Duarte; era Pedro Santana, y Santana avanzó conesas fuerzas sobre la Capital, en la que entró el 12 de julio, eldía 15 hizo presos a los trinitarios que formaban parte de laJunta Central Gubernativa y el 16 reorganizó ese órgano degobierno, que él pasó a encabezar con el título de jefe supremo.

Desde ese cargo de presidente de la Junta Central Guber-nativa, y apoyándose en la fuerza militar que le seguía ciega-mente, como debía suceder en un país en que el hatero seguíasiendo el centro del poder social, Pedro Santana procedió sinpérdida de tiempo a organizar el primer Estado dominicano,o para decirlo de manera más apropiada, a crear el primeraparato del Estado dominicano, pero no lo hizo con el ánimo

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de crear un Estado nacional sino con el de usar la violenciamilitar y civil de ese aparato para aplastar a los trinitarios, queeran la vanguardia organizada de la pequeña burguesía. An-tes de tomar la decisión de llevar sus tropas hasta la Capital,Santana pedía que se pusiera el país bajo la protección deFrancia, lo que indica que no tenía ningún interés en que secreara el Estado nacional. El Estado santanista no fue nacio-nal sino que se limitó a ser el Estado hatero. Todavía ese Esta-do no había sido creado y ya Santana destituía a Duarte de lasfunciones de delegado del gobierno en el Cibao y a Mella delas de comandante en jefe del Departamento militar de Santia-go, que les había confiado la Junta Central Gubernativa antesde que Santana la reorganizara, y además acusaba a los dos deser traidores a la Patria, primera demostración de poder políti-co que daba el naciente aparato estatal a pesar de que todavíano se había constituido el Estado de manera formal.

Al fortalecimiento del poder hatero contribuyó la IglesiaCatólica a través de su más alto representante, el arzobispo deSanto Domingo, doctor Tomás de Portes e Infante, el mismoa quien Santana, convertido ya en jefe omnipotente del Esta-do, atropellaría de palabra el 14 de marzo de 1853 porque senegaba a jurar obediencia al documento fundamental de eseEstado, la Constitución de 1844 (Cfr., “El perfil político dePedro Santana (4)”, en Vanguardia del Pueblo, op.cit., p.4 [ypp.151-161 de este volumen [N. del E.]). El mismo día (24 dejulio) en que se destituía de sus funciones a Duarte y a Mellay se les acusaba de traidores a la Patria, el arzobispo de Portese Infante afirmaba en una Carta Pastoral que los católicosestaban obligados a obedecer las órdenes de Santana y de laJunta Central Gubernativa, y amenazaba con la excomunión,amenaza que aterraba a los católicos, al que se opusiera a loque el arzobispo llamaba “nuestro sabio gobierno”, palabrascon las cuales dejaba en la mente de los lectores de su Carta

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Pastoral la idea de que ya en el país había un aparato de poderque tenía potestad para ejercer el gobierno. Ese mismo día laJunta convocaba a elecciones para la redacción de una Consti-tución; los diputados constituyentes fueron elegidos a finesde agosto y comenzaron sus tareas el 21 de septiembre. LaConstitución quedó terminada el 6 de noviembre; el 14 seeligió a Santana presidente de la República y como presiden-te tuvo en sus manos la suma de todos los poderes del Estadoque acababa de nacer, puesto que así lo consagraba la Consti-tución en su artículo 210, que decía: “Durante la guerra ac-tual [contra Haití, que iba a durar once años, nota de JB] y mien-tras no esté firmada la paz, el presidente de la República puedelibremente organizar el ejército y la armada, movilizar lasguardias nacionales [fuerzas militares de las provincias, que fueroncreadas por el gobierno haitiano, nota de JB] y tomar todas lasmedidas que crea oportunas para la defensa y la seguridad dela Nación; pudiendo en consecuencia dar todas las órdenes,providencias y decretos que convengan, sin estar sujeto a res-ponsabilidad alguna”. Las últimas dieciocho palabras queríandecir que podía tomar todas las disposiciones que le parecie-ran necesarias sin que estuviera obligado a contar con nadieni a rendir cuentas por los resultados de sus medidas.

Con esa autorización constitucional para no cumplir laConstitución, o sea, con todos los poderes legales para usar elaparato de poder del Estado cuando le pareciera bien y dondele pareciera bien, el general Santana procedió a formar uninstrumento que le permitiera aplicar con eficiencia todo elpoder de ese aparato. El instrumento quedó constituido conel nombre de Comisiones Militares, creadas el 18 de enero de1845 y puestas en funcionamiento inmediatamente.

Las Comisiones Militares fueron las encargadas de juzgar ycondenar a los que conspiraran para actuar o actuaran de al-guna manera contra el Estado, sus servidores o sus intereses, y

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siete días después de establecidas, una de ellas juzgaba y con-denaba a muerte por fusilamiento a María Trinidad Sánchez.María Trinidad Sánchez era mujer; el fusilamiento de unamujer causa en cualquier parte del mundo una impresiónaplastante, y tenía que causarla más honda en la ciudad deSanto Domingo, que en aquellos días era un pueblo dondetodo el mundo conocía a todo el mundo; pero además, eraprimera mártir del Estado hatero, miembro de la pequeñaburguesía trinitaria y familiar muy cercana de Francisco delRosario Sánchez, que era uno de los tres jefes políticostrinitarios; su muerte, pues, fue una demostración contun-dente del poderío del Estado hatero, y para que a nadie lequedara duda de que ese Estado se proponía aniquilar a lapequeña burguesía trinitaria, fue fusilada en el aniversario dela acción de la Puerta del Conde.

El Estado santanista no era nacional porque aunque se-guía siendo el centro del poder social dominicano, el sectorhatero no era la clase que dirigía la vida del país. Todo Estadose funda como aparato de poder de una clase, la clase domi-nante, que valiéndose del poder del Estado llegará a conver-tirse en la clase gobernante; ahora bien, en la República Do-minicana de 1844 el sector en cuyas manos fue puesto elaparato del Estado estaba en proceso de declinación e iba adesaparecer pocos años después para ser suplantado por unconjunto de capas de la pequeña burguesía. Para 1844 comoen los años que mediaron entre éste y la muerte de PedroSantana, la lucha que llevaron a cabo el sector hatero y lasdiferentes capas de la pequeña burguesía iba a ser constante ymuy rica en alternativas.

En esa lucha el sector hatero quedó a veces tan débil que sevio obligado a cederle el poder a la pequeña burguesía. Eso eslo que explica la renuncia de Santana a la presidencia de laRepública al comenzar el mes de agosto de 1848 y el ascenso

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al gobierno de la pequeña burguesía representada en esa oca-sión por el general Manuel Jimenes; pero tras ese episodiovino el derrocamiento de Jimenes el 29 de mayo de 1849seguido de la vuelta al poder de Santana el día siguiente y susalida del gobierno para que lo ocupara el 24 de septiembreBuenaventura Báez, que era en esa ocasión el líder natural dela capa más alta de la pequeña burguesía y pasaría a serlodespués de las capas más bajas; luego se produjo la vuelta deSantana al poder el 27 de febrero de 1853 y su renuncia el 26de mayo de 1856; la toma del Gobierno por BuenaventuraBáez el 6 de octubre; la expulsión de Santana en enero de1857; el movimiento revolucionario que desató y dirigió laalta pequeña burguesía de Santiago y su alianza con Santana,que fue traído al país por esa alta pequeña burguesía, de la cualse valió para retornar al poder por última vez. En esa ocasión,antes que dejar de nuevo el aparato del Estado en manos de lapequeña burguesía, decidió entregárselo a España; y así fuecomo el primer Estado dominicano, que fue hatero pero nollegó a ser nacional en ningún momento, quedó disuelto en eseincreíble episodio de nuestra historia llamado la Anexión.

Si dispusiéramos de tiempo escribiríamos un resumen his-tórico de la accidentada vida del Estado dominicano que ser-viría para poner de relieve la naturaleza clasista del Estado,que en tiempos de Roma fue esclavista, fue feudal en tiemposde San Luis (Luis IX o Noveno, que tomó parte en dos Cruza-das y gobernó Francia en condición de rey en el siglo XIII) yahora es burgués, o capitalista, en el mayor número de paísesdel mundo y es proletario, o socialista, en unos cuantos.

En nuestro caso, el Estado ha sido formalmente capitalistadesde que se fundó en 1844, pero no lo era sustancialmente yno pudo estabilizarse como Estado burgués debido a que ca-recíamos de la burguesía que debió organizarlo y mantenerloen funcionamiento.

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De 1844 a 1861, el Estado dominicano estuvo al serviciodel sector hatero de la sociedad, mientras que en esos años yen aquellos en que llegaron a ser económica y políticamentedominantes, los sectores pequeño-burgueses aspiraron a esta-blecer un Estado burgués, y en ciertos momentos, como alredactar la Constitución de 1858, grupos más o menos im-portantes de intelectuales de la pequeña burguesía llegaron aelaborar, aislándose de la realidad social, documentos políti-cos de estructuras burguesas, y en alguna que otra ocasión,muy pocas y siempre muy cortas, se cumplieron las ilusionesde esos intelectuales de establecer un gobierno burgués alestilo europeo, aunque de organización calcada en el de losEstados Unidos, como sucedió en el Gobierno de Luperón yen el primer año del Gobierno de Meriño.

Ya lo hemos dicho, pero hora debemos repetirlo: el Estadoes el aparato de poder que maneja en su provecho la clasedominante, con el fin de asegurarse la posesión del monopo-lio de la fuerza, y por tanto el de la violencia, y para asegurar-se con ese monopolio el dominio sobre las clases sometidas;pero la existencia del Estado tiene que justificarse en el ordennacional y en el orden internacional presentándolo como undepositario de los bienes materiales y espirituales de la nacióny como un defensor a todo trance de la integridad de esosbienes.

El que tiene a su cargo la función de representar al Estadoen las buenas y en las malas es su jefe, o sea, la persona a quienllamamos el jefe del Estado, que en algunos países, como Es-paña, Inglaterra, Suecia, es sólo eso, y en otros es al mismotiempo jefe del Estado y jefe del Gobierno. Esto último es loque vemos en la República Dominicana y en la mayoría delos países de América, y no en todos porque en el continenteamericano se dan casos de naciones que al organizarse en Es-tados han venido a quedar a estas alturas del siglo XX, como

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Estados anómalos o irregulares, que no responden a las for-mas propias de los Estados según podemos ver estudiando lasestructuras de los Estados burgueses que, con la excepción deCuba, son los habituales en esta parte del globo terráqueollamada Nuevo Mundo.

El que tiene a su cargo el papel de representar el Estadocon el título de jefe y es al mismo tiempo jefe del gobierno esel que responde ante la historia de los males que provoque suincapacidad o la de cualquier funcionario gubernamental paradefender los bienes materiales y espirituales del Estado. En laRepública Dominicana ha habido jefes de Estado que ni si-quiera llegaron a darse cuenta de lo que es el Estado, perovamos a referirnos a uno; a Buenaventura Báez, jefe del Esta-do y del gobierno cinco veces, aunque hubo otros que lo fue-ron también cinco veces. El primero y el más importante delos bienes materiales de un Estado es el territorio nacional,porque en él se hallan no sólo las riquezas materiales como latierra, los minerales, el agua, la vegetación, sino además lapoblación, que es a la vez el bien material y espiritual másvalioso; y Buenaventura Báez hizo todo lo posible por ven-derle al Gobierno de los Estados Unidos la región de Samanáy después gestionó la anexión de todo el país, con tierras,aguas, minerales y población, también a los Estados Unidos;pero además, la forma irresponsable en que comprometió alpaís con un negociante insolvente llamado Edward Hartmonta cambio de 38 mil 95 libras esterlinas tuvo consecuenciasdolorosas para todos los dominicanos, entre ellas, el asesinatodel presidente Ramón Cáceres y la ocupación militar norte-americana de 1916, dos hechos derivados, en lo inmediato,del tratado conocido con el nombre de Convención Domíni-co-Americana de 1907, que a su vez le fue impuesto al go-bierno de Ramón Cáceres porque treinta y ocho años antes elEstado dominicano había quedado obligado, por una ligereza

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de Báez, a pagar algún día los fraudes que a nombre del Esta-do quisiera cometer, y cometió, el señor Hartmont.

En cuanto a los Estados anómalos que hay en América,empezaremos por referirnos a Jamaica, que se proclamó inde-pendiente el 6 de agosto de 1962 y tiene los símbolos de unEstado libre, como bandera y escudo, y además es miembrode la OEA, cuyo nombre (Organización de Estados America-nos) indica, de por sí, que a ella sólo pueden pertenecer losEstados reconocidos en el orden internacional, pero sucedeque Jamaica es una monarquía, y el jefe de su Estado es elmonarca de Inglaterra, que en la actualidad es la reina IsabelII, de manera que el jefe del Estado jamaiquino no esjamaiquino sino inglés, aunque el jefe del Gobierno es unprimer ministro jamaiquino.

Barbados es, como Jamaica, un Estado supuestamente in-dependiente, pero el jefe del Estado es la reina de Inglaterra,y en Trinidad-Tobago hallamos una situación más anómalaaún, puesto que Trinidad-Tobago es una república y su jefede Estado es un presidente trinitario, y sin embargo el PoderJudicial no está dirigido por un funcionario del país sino porel Consejo Privado de Inglaterra, y por lo tanto su asientoestá en Londres, a miles de kilómetros de distancia de Trini-dad-Tobago; a pesar de eso Trinidad-Tobago es miembro dela OEA desde el año 1967.

Otro caso que llama la atención es el de Canadá. Canadátiene todos los atributos de un Estado, al punto de que susfuerzas militares han tomado parte en las dos grandes guerrasde este siglo y sus representantes figuraron entre los fundado-res de las Naciones Unidas; sin embargo es difícil determinarquién es el jefe del Estado, porque si bien se supone que es lareina de Inglaterra, sucede que ésta encabeza el Parlamento(Congreso) a través de un gobernador general que ella nom-bra para que la represente durante cinco años.

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¿Y Puerto Rico, que se llama Estado Libre Asociado apesar de que los puertorriqueños son ciudadanos norteameri-canos y en esa condición tienen que servir a las Fuerzas Arma-das de los Estados Unidos como lo hicieron en la guerra deCorea y en la de Viet Nam? Algunos puertorriqueños, segu-ramente confundidos por las características de nación que tie-ne su país, hablan del “aparato de Estado de Puerto Rico” sindarse cuenta de que la isla y su pueblo forman parte del Esta-do norteamericano, cuyo jefe es el presidente de los EstadosUnidos. El gobernador de Puerto Rico tiene que ser ciudada-no norteamericano porque la ciudadanía puertorriqueña noexiste, y ésa es la mejor prueba de que no es ni puede ser jefede Estado, como no lo es el de ningún estado del territoriocontinental ni lo es el de Hawai. Los gobernadores de todoslos estados norteamericanos y el de Puerto Rico son jefes degobiernos locales, no de Estados ni de gobiernos nacionales.

En los países donde se ha establecido la dictadura del pro-letariado, hay que agregar al aparato del Estado, tal como éstese forma en los países capitalistas, un elemento nuevo que esel partido, cuyo papel es reforzar la moral y el poder de actua-ción de ese aparato; y con variaciones muy acentuadas, como,por ejemplo, la de mantener a la familia del jefe del Estado en lasombra de tal manera que sus miembros no hacen vida públi-ca, lo mismo en los Estados capitalistas que en los socialistas sesiguen reglas estrictas en la conducta de los jefes de Estado.

Sólo el jefe del Estado o los funcionarios encargados deáreas concretas del poder público pueden hablar a nombredel Estado y comprometerlo. Nada de lo que diga el jefe delEstado con carácter privado puede ser usado por un tercero nisiquiera como testimonio histórico, pues el deber de mante-ner la integridad de los bienes materiales y espirituales delEstado requiere que su representante tenga en todo momen-to completa libertad de acción y por tanto el derecho de callar

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lo que considere que no debe decir y de decir lo que estimeque no compromete al Estado, sin que por ello quede obliga-do con nadie, ni siquiera a la hora de ser juzgado después desu muerte. Sólo en un país que no ha conocido la presencia deuna clase gobernante, como sucede en la República Domini-cana, puede darse el caso de que una persona crea que puededesmentir públicamente al jefe del Estado o de convertirse,sin ser un funcionario autorizado para eso, en portavoz deljefe del Estado.

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ORGANIZACIÓN Y DISCIPLINAI*

Entre fines del siglo pasado y principios de éste se puso demoda en nuestros países, y llegó a ser muy popular, una lla-mada poesía filosófica, que como poesía era muy mala, peroque para la gente de la época tenía un mérito: decía algunasverdades; verdades que entonces parecían sociales y no lo eran,como aquella de Ramón Campoamor: “Nada es verdad nimentira; todo es según el color del cristal con que se mira”. Ola del mexicano Juan de Dios Peza: “Lo que no perdonamosen la vida es el atroz delito de ser pobres”.

Entre esos poetas hubo uno, español como Campoamor,que se llamó Gaspar Núñez de Arce, y a Núñez de Arce se leiluminó un día la mente y soltó estos versos atroces: “Árbolque crece torcido nunca su tronco endereza, pues se hace natu-raleza el vicio con que ha crecido”. En la lengua española no sehan escrito versos peores que esos, pero hay que convenir enque lo que Núñez de Arce dijo en ellos es una verdad como unamontaña y para nosotros, los hombres y las mujeres del PLD, esuna verdad que debemos tener presente a toda hora.

¿Por qué?

* Santo Domingo, s.n., 1976 (Colección Estudios Sociales).

También en Vanguardia del Pueblo, Año II, Nº 44, Santo Domingo, Órgano delPLD, 15-31 de mayo; y Nº 45, 5-15 de junio de 1976, p.4, respectivamente(N. del E.).

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Porque si algo tiene que crecer derecho, no torcido, es elPLD, pues si no crece derecho no podrá alcanzar jamás el finque se ha propuesto, que es la liberación nacional. Llegar aesa meta requiere muchos esfuerzos de todos y cada uno denosotros, y los esfuerzos de todos y cada uno de nosotros, ylos esfuerzos que se hacen cada uno por un lado, sin querespondan a una disciplina que los reúna y los mantengaunidos en una sola dirección, podrán ser esfuerzos pero nose convertirán nunca en una fuerza. La fuerza es el resultadode la unión estrecha de todos los esfuerzos, y la unión estre-cha de todos los esfuerzos, en el caso de nuestro Partido,nace en los Círculos de Estudios. En el lugar donde el Parti-do no haya nacido arrancado de Círculos de Estudios, nacetorcido, crece torcido y nunca se enderezará, como dijo elpoeta Núñez de Arce.

La igualdad de las ideasAunque lo que vamos a decir ha pasado con todas las religio-nes, vamos a referirnos sólo a dos, la del tronco cristiano y ladel tronco mahometano.

El origen de la religión cristiana estuvo en las prédicas deCristo y el origen de la mahometana estuvo en las prédicas deMahoma, y el nombre de la última (mahometana) le viene deMahomet, que era el nombre árabe de su fundador.

Esas dos religiones nacieron como dos fuerzas poderosas,pero después de la muerte de Cristo y de Mahoma empezarona aparecer derivaciones de cada una de ellas que se debían alas formas diferentes en que eran interpretadas las doctrinas ylas palabras de Cristo y de Mahoma.

Nuestro pueblo tiene escaso conocimiento de lo que fueel movimiento religioso creado por Mahoma, pero ese movi-miento fue la semilla de la cual nació el poderoso imperio ára-be, que se extendió por varias regiones del mundo y ha dejado

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como lazos de unión de varios pueblos de razas diferentes lalengua árabe y diferentes manifestaciones de la cultura árabe.

Pues bien, en los primeros siglos de la religión mahometa-na un gobernante árabe tenía que ser descendiente de Mahomaaunque fuera por parentesco muy lejano, y el sistema que seseguía para imponer un nuevo gobernante era que un santóno predicador comenzara a predicar una interpretación nuevade un pasaje del Corán, que era el libro santo de los árabes, almismo tiempo que presentaba al pariente lejano de Mahoma,que hasta ese momento había sido totalmente desconocido, yaseguraba que ese descendiente de Mahoma era partidario dela nueva interpretación del pasaje del Corán que predicaba elsantón. En una proporción muy alta, la unión de esos dosfactores (descendiente de Mahoma y nueva interpretación deun pasaje o una parte del Corán) producían un nuevo gobier-no y por tanto una nueva familia reinante, puesto que losdescendientes de ese pariente de Mahoma pasaban a ser de lacategoría de los que podían gobernar; pero lo más importantees que quedaba en pie una nueva concepción religiosa dentrodel mahometanismo; que se creaba una nueva secta que seenfrentaba a las que ya se habían formado, y al final fuerontantas las sectas mahometanas que se enfrentaron con las ar-mas en las manos que lo único que ha quedado hoy comolazos de unión de los pueblos árabes es la lengua, y diferentes(no todas) manifestaciones de la cultura árabe.

Pero lo mismo sucedió con la religión cristiana. Pocos si-glos después de la muerte de Jesús empezaron a formarse co-rrientes distintas dentro del cristianismo, y esas corrientes lu-chaban entre sí con más ferocidad que si hubieran sidoreligiones enemigas. Es casi imposible hacer la historia deesas corrientes debido al número altísimo de ellas y las activi-dades que desplegaron. Pero podemos hablar de las que estánmás cerca de nosotros en el tiempo; por ejemplo, de lo que

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fue el luteranismo o doctrina de Lutero, el monje católicoalemán de la orden de los Agustinos que en el año 1517comenzó su enfrentamiento con la Iglesia Católica y acabó dan-do origen a varias sectas o Iglesias protestantes; a su vez, lasburguesías que se produjeron en algunos países (como en Ho-landa, Suiza, Inglaterra) se hicieron protestantes porque dentrode las diferentes sectas protestantes hallaron más libertades paradesarrollarse como clase dominante, y dos de esos países (Ho-landa e Inglaterra), emprendieron una guerra a muerte contraEspaña para arrebatarle las riquezas que España había conquis-tado en América. Esa guerra tenía un origen económico, peroideológicamente se presentó como una lucha de protestantescontra católicos; es decir, una lucha por las libertades religiosas.

Y también en el terreno políticoLas luchas religiosas dentro de sectores (o sectas) del cristia-nismo y del mahometanismo que se justificaban a los ojos delos seguidores de esas sectas con interpretaciones distintas depasajes o partes de lo que habían predicado Cristo y Mahoma(por ejemplo, que la Iglesia Católica prohibiera que los curaso padres se casaran basándose en que Cristo no se casó y quelas sectas protestantes dijeran que los predicadores o minis-tros, como dicen ellos, podían casarse para seguir el manda-miento de “creced y multiplicaos”), produjo un caos religioso yuna justificación teórica o ideológica para las luchas de clases oguerras sociales que conocieron los territorios dominados por elcristianismo y el mahometanismo, y produjeron, naturalmen-te, justificaciones de origen supuestamente divinas para las lu-chas políticas. Eso es lo que explica la existencia en el santoralcristiano de santos guerreros, como por ejemplo de SantiagoApóstol, que tomaba parte en las batallas de cristianos contramoros o árabes en España y cortaba cabezas de moros comocualquier guerrero. Desde luego, Santiago Apóstol fue una

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invención de la mente afiebrada de los cristianos que lucha-ban contra los moros, pero una invención que duró muchossiglos, o mejor dicho ha durado muchos siglos puesto quetodavía a estas alturas aparece algún que otro español quecree en la existencia de ese guerrero apostólico.

Pero de la misma manera que las diversas interpretacionesde una misma doctrina o de un mismo credo religioso dividió alos partidarios de esa religión (árabe o cristiana o cualquieraotra) y enfrentó como enemigos a muerte a los que supuesta-mente tenían la misma creencia, y de la misma manera que esadivisión pasó del campo religioso al político, así puede sucederque los que tienen un mismo pensamiento político acaben di-vidiéndose por diferencias de interpretación y terminen siendoenemigos mortales dispuestos a matarse donde se encuentren.

Eso podemos verlo hoy en el caso del marxismo-leninismo.Hace sólo 60 años que murió Lenin, el hombre que llevó a

cabo en el terreno de la práctica política las ideas de Marx yEngels, y a pesar de que el marxismo no es un sentimientocomo son los movimientos religiosos, sino que es una ciencia, yen el campo de las ciencias no caben las interpretaciones dife-rentes, ya entre los marxistas hay divisiones; hay marxistastitoístas, hay marxistas troskistas, hay marxistas eurocomunistas,y hay varias especies de sectas que combinan de una maneracaprichosa el marxismo con el anarquismo. Y todo eso tieneuna sola causa: que todo el que lee obras marxistas sin seguirun método correcto acaba interpretando lo que lee según creeél que lo interpretaron Lenin, Trotski, Mao o cualquiera otrapersona que se haya destacado como seguidor de Marx y Engels.

Los Círculos de Estudios del PLD

Los Círculos de Estudios del PLD comienzan su tarea enseñán-doles desde un punto de vista científico a los simpatizantes delPartido que ingresan en ellos cómo ha ido produciéndose la

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historia de nuestro pueblo, pues si la finalidad inmediata delPartido es alcanzar la liberación nacional, lo primero que tie-nen que conocer a fondo y seriamente los peledeístas es cómose ha producido su historia, qué fuerzas la han formado odeformado; dónde comenzamos a ser lo que somos hoy. Todopueblo es un proceso en constante desarrollo o en constantedeterioro, que va hacia una meta determinada por las fuer-zas que lo mueven. Esa meta puede ser la patria de un pue-blo libre o el territorio de un pueblo explotado. Ahora bien,a los simpatizantes del PLD que entran en Círculos de Estu-dios se les enseña eso y se les enseña al mismo tiempo lapráctica de la política.

Pero no es de lo último de lo que nos hemos propuestohablar hoy sino de lo primero.

¿Por qué? Porque mediante las ideas de lo que es el pue-blo dominicano y la explicación de las causas que lo han traí-do a ser lo que es se abre el camino para las ideas de lo quedebemos hacer si queremos alcanzar nuestra liberación y de loque deberemos ser una vez hayamos logrado la libertad na-cional. Y esa prédica hecha con métodos muy precisos y muyprobados en la práctica dan el siguiente resultado: que todoslos peledeístas que entran en el Partido por la puerta de losCírculos de Estudios acaban pensando igual, y los que pien-san igual actúan igual, y la actuación igual crea sin esfuerzosuna disciplina consciente, no impuesta, no forzada, sino eltipo de disciplina que nace de manera casi natural de las ideasque han sido el alimento teórico de los hombres y mujeresque se desarrollan políticamente a partir de lo que van apren-diendo, en el estudio y en la práctica diaria.

Si el Partido no arranca de Círculos de Estudios, echarásus raíces en el amiguismo, esto es, en un grupo de amigosdel dirigente o de los dirigentes del lugar donde se forme; ydel amiguismo se pasa con mucha facilidad al grupismo,

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especialmente en los sitios donde los fundadores del Partidosean dos o tres personas de origen pequeño burgués que co-mienzan a organizar el Partido siendo amigos y después seseparan por celos que casi siempre se relacionan con la ambi-ción de mando dentro del Partido; y al separarse ellos losmiembros del Partido se separan en grupos que los siguen.

Lo que sostiene unido a un partido y sostiene funcionandosu organización es el hecho de que sus miembros tengan lasmismas ideas, pero las ideas iguales dan nacimiento a méto-dos iguales de trabajo y de esas dos igualdades surge en formanatural la disciplina. En el PLD, la fuente de todo eso se hallaen los Círculos de Estudios. Por eso, el mayor esfuerzo delpeledeísmo debe concentrarse en la formación y el desarrollode los Círculos de Estudios.

El funcionamiento de la mente (II)Lograr que los hombres y las mujeres piensen igual para queactúen igual no se consigue solamente a base de que estudienlas mismas materias o lean los mismos libros. Se necesita ade-más que se estudie y se lea siguiendo un método que evite losresultados de la libre interpretación de lo que se estudie o se lea.

La mente humana es el más formidable y fantástico de to-dos los fenómenos que se dan en el universo, y la mente hu-mana genera ideas y actitudes y conductas que se producen apartir de experiencias, sentimientos y opiniones que muy amenudo se han adoptado sin que la persona que mantieneesas experiencias, esos sentimientos y esas emociones se hayadado cuenta de cuándo, cómo y por qué los adoptó.

Cuando comenzamos a establecer los primeros Círculos deEstudios, allá por el año 1970 (estando todavía en el PRD),acostumbrábamos explicar esa tendencia de la mente humanaa adoptar posiciones, opiniones y sentimientos personales, alos compañeros con los cuales discutíamos la necesidad de

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crear un método que nos asegurara la igualdad de pensamientode los que entraran en los Círculos de Estudios con el si-guiente ejemplo:

“Supongamos”, les decíamos, “que en medio de esta conver-sación nosotros sacamos un pedazo de papel y se lo mostramosa ustedes de manera que lo vean por los dos lados, y que lo quenos proponemos es que ese papel sirva para afirmar en la mentede ustedes una idea que hemos expuesto; la idea equis. Al ter-minar de mostrarles el papel termina nuestra reunión, y cadauno de ustedes se va a su casa o va a reunirse con otros compa-ñeros del Partido y se pone a contarles a sus familiares o a loscompañeros lo que ha pasado en esta reunión. Naturalmente,lo que ustedes dirán al final es que el compañero Juan les mos-tró un pedazo de papel y les dijo tal y cual cosa; y es posible quealgunos lleguen hasta a dar el detalle de que nosotros les ense-ñamos el papel primero de un lado y después del otro”.

Detrás de esas palabras llegaba la pregunta siguiente:“¿Creen ustedes que cada uno de los familiares, amigos y

compañeros a quienes ustedes les hablen de ese papel van apensar igual en cuanto a la calidad, el tamaño, la forma, elcolor y hasta el uso que se le dé a ese papel?”.

Esa era una pregunta que los compañeros nunca espera-ban y por tanto no estaban preparados para responderla; porlo menos, no recordamos que la respondieran ni una sola vez.Y no la respondían por una razón: porque a menos que setrate de personas que hayan hecho estudios de la teoría delconocimiento o de la dialéctica; es decir, a menos que se tratede personas de un alto nivel intelectual, casi nadie se detienea pensar cómo funciona la mente humana.

Como los compañeros no respondían a nuestra pregunta,teníamos que pasar a explicarles que no; que difícilmente dosde los que oyeran mencionar el pedazo de papel se harían unaidea igual sobre él.

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¿Por qué era difícil eso?Porque las personas piensan basándose en conocimientos

ya adquiridos, en experiencias de hechos pasados, y algunaspiensan basándose en la experiencia más cercana, es decir, enla que recuerdan más vivamente porque la tuvieron poco tiem-po antes; otras lo hacen, a menudo sin saber por qué, basán-dose en una experiencia aparentemente olvidada, pero queestá viva en su mente porque les ocurrió en momentos impor-tantes o intensos o dramáticos de sus vidas.

El caso concreto“Cada momento de la existencia de un ser humano es diferen-te del anterior y será diferente del que le seguirá”, les expli-cábamos a los compañeros, y les decíamos que por esa razóndifícilmente había dos momentos iguales, exactamente iguales,en dos personas. Por ejemplo, en lo que se refería al caso con-creto del papel, cada uno de los que oyeran mencionar el episo-dio del papel que nosotros les mostramos vería en su mente esepedazo de papel de manera diferente, de acuerdo con su expe-riencia más cercana relacionada con el papel, o de acuerdo conuna emoción, un susto, una preocupación también relaciona-dos con papel que hubieran dejado una huella en sus recuer-dos, o de acuerdo con el papel que habitualmente usaban.

Así, unos pensarían que el papel que nosotros les enseña-mos a los compañeros era una hoja de papel de mascota; otrospensarían que era un papel de servilleta; otros, que se trató deun pedazo de papel de funda.

¿Cómo podía evitarse que las personas que los oyeran refe-rirse a ese pedazo de papel se quedaran cada una con una ideadiferente acerca del papel que les habíamos mostrado?

Pues de una manera muy simple: describiéndoles ese pe-dazo de papel; diciéndoles que el que les enseñamos fue blan-co, cuadrado pero algo más largo que ancho; de ese que se usa

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para escribir a maquinilla, pero no del fino que sirve parahacer copias de cartas ni del que se llama papel aéreo, sino delotro; del más fuerte y grueso. “Sólo así”, les decíamos, “des-cribiéndoles detalladamente a sus familiares y amigos o com-pañeros el papel que les hemos enseñado podrán ustedes uni-ficar el criterio de todos ellos en lo que se refiere a esa hoja depapel; porque si se deja a los que les oigan hablar de ese papelen libertad de pensar según la experiencia y los sentimientos,que tenido cada uno de ellos en relación con pedazos o conhojas de papel, en cada uno de ellos la palabra papel provoca-rá recuerdos, ideas, emociones y pensamientos distintos”.

Así, pues, la palabra clave para un buen funcionamiento delos Círculos de Estudios es unificación; o para decirlo con máspropiedad, las palabras claves son: unificación de criterios.

Nuestra experiencia con el FEL

Los Círculos de Estudios son organizados por miembros delPartido, y a través de ellos los simpatizantes del Partido pasana ser aspirantes a miembros; o lo que es lo mismo, desde elmomento en que se organiza en un Círculo de Estudios, elsimpatizante pasa a ser aspirante a miembro, y pasará a sermiembro cuando el Círculo de Estudios en que él se encuen-tra sea convertido en Comité de Base. No hay Círculos deEstudios fuera del Partido, y por eso no los había en el FrenteEstudiantil de Liberación (FEL), que era una organizaciónperiférica del Partido; y decimos “era” porque el FEL fue di-suelto. Esa organización periférica formada por estudiantespeledeístas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo(UASD), y de los liceos no existe ya.

¿Y por qué dejó de existir el FEL, que en la segunda elec-ción estudiantil de la UASD en que tomó parte ocupó el tercerlugar, quitándoselo al PRD, o mejor dicho a la organizaciónperredeísta llamada FUSD?

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El FEL dejó de existir, y por cierto con la aprobación desus dirigentes, y en algunos casos con una aprobación en-tusiasta, porque la dirección del Partido se dio cuenta deque los jóvenes que el Partido preparaba para que trabaja-ran en el seno del pueblo dirigiéndolo en su lucha por unfuturo de verdadera libertad nacional, iban deformándosepoco a poco en el ambiente de degradación política que hayen la UASD y en los liceos. Tanto en la primera como en lossegundos las actividades políticas de los estudiantes se lle-van a cabo en el más bajo nivel. No se plantean nunca pro-blemas de tipo doctrinario o teórico. Las luchas entre lasorganizaciones estudiantiles se limitan al insulto, a la ca-lumnia, a la difusión de mentiras, a las provocaciones másvulgares, y para colmo de los colmos, es una lucha manteni-da en los límites del ataque personal, que es la forma másatrasada de la lucha política.

Los miembros del FEL pasaban las horas de su actividaddiaria en ambientes (y nos referimos al de la UASD y al de losliceos) totalmente maleados en el terreno político, y comonadie puede escapar al ambiente en que actúa, esos jóvenesdel FEL no podían librarse de la mala influencia de ese am-biente aunque tuvieran el mejor deseo de evitarlo. Y no po-dían librarse de ese ambiente degradado porque lo que estádegradado produce naturalmente degradación como lo queestá podrido lleva la putrefacción a lo que le rodea. Los jóve-nes miembros del FEL no solamente debían pasar el tiempodefendiéndose de ataques personales, calumnias, mentiras,insultos y vulgaridades de todo tipo; además de defendersede todo eso tenían que rebajarse a usar los mismos métodosde lucha que sus adversarios, de manera que en la prácticapolítica diaria perdían el avance que habían hecho teórica-mente en los Círculos de Estudios y prácticamente cumplien-do tareas que les encomendaba el Partido.

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Eso y algo más¿Por qué perdían los jóvenes del FEL en la UASD y en losliceos lo que habían ganado, en cuanto a formación política,en los Círculos de Estudios?

Porque, en fin de cuentas, si la práctica diaria en cualquie-ra clase de actividad no corresponde a las ideas que se hanadquirido mediante el estudio, lo que acaba prevaleciendo enlos hábitos de las personas es lo que aprende en la prácticadiaria, de manera que cuando esa práctica es diferente o esopuesta a las ideas, llega un momento en que las ideas que-dan derrotadas por los hábitos o costumbres que se forman enla práctica diaria. Por esa razón la actividad diaria tiene queresponder en conjunto y en detalle a lo que se ha aprendidoestudiando, y cuando no sucede así, en la mente de la personaque aprendió una cosa y tiene que hacer otra se crea una con-fusión de tal naturaleza que puede llevar a esa persona hasta ala locura, y si la confusión es entre práctica política e ideaspolíticas, puede llevarla al peor de los terrenos; al de la trai-ción a su Partido o a sí mismo; al de la negación de los prin-cipios que adquirió y de la conciencia que lo llevó a las filas delos luchadores del pueblo.

Ese peligro corrían los miembros del FEL si seguíanactuando en el ambiente político corrompido de la UASD y delos liceos. Pero además de eso había algo más, que se referíano a ellos como personas o como miembros individuales delPLD sino al Partido mismo.

¿Y qué era ese algo más?Eran fundamentalmente dos cosas: la primera, que la fuer-

za de la práctica diaria llevada a cabo en la UASD y en losliceos conducía a esos compañeros a considerarse cada día másfelistas y menos peledeístas, a tal extremo que hubo algunosde ellos que creyeron que el FEL era más importante que elPartido, y trataron de convencer a compañeros del Partido de

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que era así; y la otra era que jóvenes estudiantes que habíansido capacitados por el Partido para trabajar en el seno delpueblo tenían que dedicar varias semanas cada año a trabajarpara el FEL. Esto sucedía especialmente en los períodos elec-torales de la UASD; y durante ese tiempo tenían que inte-rrumpirse las actividades en los Círculos de Estudios si esoscompañeros eran circulistas o se debilitaba el trabajo de los delas Secretarías y sus Departamentos y de las Comisiones delComité Central en las cuales ellos cumplían tareas.

Después de la disolución del FEL ha dejado de haber felistasy peledeístas. Y de ahí en adelante en el Partido no hay másque una categoría: la de peledeístas; una filiación: la depeledeístas; una tarea: la que el Partido les enseña a sus miem-bros. Y para eso hay que mantener en alto la bandera de laorganización y la disciplina.

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ORGANIZACIÓN Y DISCIPLINAII*

El Partido es al mismo tiempo un solo organismo y todos susorganismos juntos. Cada organismo del Partido (Círculo deEstudios, Comité de Base, Comité Intermedio, Comité Mu-nicipal, Núcleo de Trabajo, Comité Político, Comité Cen-tral) es el Partido en lo particular; y todos juntos son el Parti-do en lo general.

Cada organismo es una unidad y ningún miembro de unorganismo puede actuar tomándose la representación de eseorganismo o del Partido; tampoco pueden hacerlo dos o tresmiembros a menos que el organismo sólo tenga dos o tresmiembros.

¿Qué significa eso que acabamos de decir?Significa que los acuerdos, sean del tipo que sean, que se

tomen fuera del organismo (cualquiera que sea el organismo)o a espaldas de algunos de sus miembros o siquiera de uno deellos, son un veneno para la vida del Partido. Un organismodel PLD es siempre una unidad, y el que rompe una unidaddel Partido está rompiendo, tal vez sin darse cuenta, la uni-dad del Partido. Una unidad es lo particular y la unidad es logeneral; pero tanto en lo particular como en lo general hay

* Santo Domingo, s.n., 1976 (Colección Estudios Sociales).

En Vanguardia del Pueblo, Año II, Nº 48, Santo Domingo, Órgano del PLD, 1-10de julio; y Nº 50, 21-31 de julio de 1976, p.4, respectivamente (N. del E.).

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que cuidar más que a las niñas de los ojos la unidad ideológi-ca y orgánica (u organizativa) del Partido.

Si dos o tres o más miembros de una unidad del Partido(digamos, de un Círculo de Estudios o de un Comité de Baseo de un Núcleo de Trabajo o de un Comité Municipal o unComité Intermedio o del Comité Político o del Comité Cen-tral) se ponen de acuerdo para tomar decisiones a favor o encontra de los demás miembros de su unidad, es decir, delorganismo al cual pertenecen, o a favor o en contra de uncompañero que milita en su propio organismo, esos dos o trespeledeístas le hacen al Partido un daño cuyas consecuenciasquizá no alcanzan a ver, porque están actuando como un gru-po que rompe los métodos de trabajo del Partido y fomenta elgrupismo; y el grupismo, como el amiguismo, no puede seraceptado dentro del Partido.

¿Cuál es el mal que causa el grupismo?El grupismo divide; el grupismo fomenta el desorden; el

grupismo destruye la disciplina porque destruye la unidad; elgrupismo es por naturaleza el enemigo de la organización, yla palabra organización que acabamos de escribir no significael Partido sino la acción y el efecto de organizar, que produceuna fuerza cohesiva, es decir, que reúne, que unifica, que dapoder interior a las asociaciones humanas.

Organismos y órganosCuando están trabajando en sus Secretarías, los compañerosque tienen funciones en ellas son técnicos especializados enactividades determinadas; cuando actúan en los organismosde los cuales son miembros ejecutan tareas políticas apropia-das a esos organismos.

Ahora bien, lo mismo cuando trabajan en una Secretaríaque cuando hacen vida partidista en un organismo, todos lospeledeístas están en el deber de mantener la disciplina del

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Partido y vigilar para que todos los compañeros la manten-gan. Eso es de vida o muerte para nuestro Partido porque esde vida o muerte para el pueblo dominicano, y nuestros com-pañeros saben cuál es nuestro lema: “Servir al Partido paraservir al Pueblo”.

¿Cómo se mantiene la disciplina del Partido?Manteniendo en vigor nuestros métodos de trabajo; recor-

dando a toda hora y recordándoselo a los compañeros que sino se sigue fielmente el método de trabajo del Partido, ésteno podrá cumplir sus fines. Manteniendo con la mayor firme-za los principios, y con ellos la moral del Partido.

Los principios y los métodos de trabajo se complementany forman también una unidad que en fin de cuentas viene aser la raíz misma de la disciplina partidista. Por ejemplo, nues-tros métodos de trabajo nos enseñan que todo lo que se quie-ra hacer debe ser discutido por el organismo del cual forma-mos parte, y los principios nos enseñan que un compañero esun hermano de luchas al cual debemos cariño y lealtad, y poresa razón no podemos reunirnos fuera del organismo al cualpertenecemos a criticar de palabra o por escrito a un compañeroni acusarlo de hacer algo malo fuera del organismo al cual per-tenecemos; y si él pertenece a otro organismo, no al nuestro, esnuestro organismo, no nosotros, el que debe hacer la acusaciónante el organismo al cual pertenece ese compañero, y es su or-ganismo, no el nuestro, quien tiene que juzgarlo; y si ese com-pañero está organizado en el mismo organismo que nosotros,nuestro deber es hacerle la acusación, estando él presente, en elseno del organismo al cual pertenecemos él y nosotros.

En las Secretarías, que son órganos de trabajo del ComitéCentral, y en los organismos rigen los mismos principios dedisciplina y de moral política, porque el Partido es uno solo yla base de su unidad está en que todos sus miembros pienseny actúen en igual forma.

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Círculos de Estudios y Comités PatrióticosLos Círculos de Estudios son la puerta de entrada al Partido,y durante dos años y medio en el Partido hubo aspirantes amiembros, pero hablando en sentido general, no hubo miem-bros, porque los circulistas son aspirantes a miembros. Ahorabien, en mayo del año 1976, al cumplir la primera etapa deestudios, los Círculos pasaron a ser Comités de Base, pero demanera provisional mientras sus miembros no formaran, cadauno, un Círculo de Estudios que debe ser dirigido por el quelo forma.

En el primer momento el Comité Político dijo que cadamiembro de un Comité de Base debía formar un Círculo deEstudios o un Comité Patriótico y Popular, y que sólo des-pués que todos los miembros de un Comité de Base (antiguoCírculo de Estudios) formaran Círculos o Comités Patrióticosy Populares, pasaría ese Comité de Base a ser definitivo y susmiembros pasarían a ser miembros del Partido.

La condición de miembro provisional desapareció en el PLD,y sólo hay la de miembro que se adquiere cuando, al terminarla etapa del Programa de Formación de Militantes, el circulistaforma un Círculo de Estudios que él mismo dirigirá.

El Partido nos enseña todos los días algo nuevo; y como suDirección está atenta a esas lecciones, vamos ajustando el desa-rrollo del Partido a lo que él nos va enseñando. Por ejemplo, enel caso de la tarea que deben cumplir los Comités de Base, elPartido nos ha enseñado que los Comités de Base no deben serlos que formen organizaciones populares; que eso deben hacer-lo solamente los Círculos de Estudios, o para decirlo con máspropiedad, los miembros de los Círculos de Estudios.

¿Por qué debe ser así?Porque un Círculo de Estudios, ya lo dice su nombre, es

un organismo formado por aspirantes a miembros del Partidoque desean prepararse, capacitándose teórica y prácticamente

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para ser miembros del Partido; y la capacitación práctica laobtienen trabajando en el seno del Pueblo.

¿Qué clase de trabajo es el que deben hacer en el seno delPueblo?

Uno de ellos, organizar a los hombres y a las mujeres delpueblo; enseñarles qué cosas deben hacerse, y cómo hacerlas,para formar un equipo, un grupo que defienda los interesesde un barrio o de un sector o de una sección o un parajecampesino; en pocas palabras, organizar al pueblo en organi-zaciones populares. Quitarles a los circulistas la oportunidadde adquirir la experiencia que proporciona la tarea de organi-zar a hombres y mujeres del Pueblo sería, desde el punto devista de su desarrollo político, algo así como una maldad.

La experiencia nos ha enseñado que los Comités de Basetienen mucho trabajo organizando y dirigiendo Círculos deEstudios y realizando otras tareas. En realidad, los Comitésde Base tienen tanto que hacer que sería abusivo poner a susmiembros a formar organizaciones populares. En el primermomento, diríamos, en el momento del nacimiento de losComités de Base se pensó que ellos debían actuar como ha-bían actuado mientras eran Círculos de Estudios. Siempre seproduce esa confusión que lleva a los seres humanos, aún a losmás despiertos, a pensar basándose en las experiencias conoci-das; y como lo que conocíamos bien en el Partido era el fun-cionamiento de los Círculos de Estudios, les echamos a losComités de Base, que acababan de nacer en el terrenoorganizativo del Partido, una parte de las funciones que antescumplían los Círculos.

De las Secretarías: informaciónTodas las actividades de las Secretarías son importantes. Aveces uno piensa que ninguna lo es tanto como la educación;pero si nos ponemos a analizar qué fines se persiguen con la

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educación nos damos cuenta de que sin la debida organiza-ción el Partido no puede recibir educación; y tan pronto noshacemos la idea de que podemos tener un Partido organizadoy educado, o al revés, educado y organizado, salta de maneranatural la pregunta de qué cosa vamos a hacer con un Parti-do educado y organizado; y entonces comprendemos que loque vayamos a hacer, sea lo que fuere, requiere de medios,es decir, de una Secretaría que organice las finanzas, y depropaganda; de manera que en fin de cuentas, educación,organización, finanzas y propaganda son actividades que seentrelazan, que se complementan, a tal punto que una deellas no nos lleva a ninguna parte si no está ayudada o apo-yada por las otras y lo mismo podemos decir de las demásSecretarías del Partido.

Cuando un Círculo de Estudios queda convertido en Co-mité de Base, sus miembros, que hasta entonces habían teni-do la categoría de aspirantes a miembros del Partido, pasan aocupar una posición diferente porque a partir de ese momen-to para convertirse en miembros del Partido tienen que llenarlos requisitos del Boletín 56 y de los nuevos Estatutos y orga-nizar Círculos de Estudios y dirigirlos aplicando a esa tareatodo lo que aprendieron mientras fueron circulistas.

El trabajo de formar Círculos de Estudios y dirigirlos has-ta conseguir el desarrollo político de sus miembros, tanto en elcampo teórico como en la práctica diaria, no es, sin embargo,una obligación del Comité de Base en conjunto sino de cadauno de sus miembros; pero el Comité de Base, como organis-mo, es decir, en conjunto, tiene el deber de dirigir a cada unode sus miembros, y el de ayudarlos en su tarea para que ésta selleve a cabo de la mejor manera para los fines del Partido.

Los dos objetivos inmediatos que debe perseguir el miem-bro de un Comité de Base que forma un Círculo de Estudiosson, primero, formarlo con cinco simpatizantes del Partido

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que él haya conocido y tratado mientras era circulista y decuya moralidad privada y pública y de su amor al país y susdeseos de luchar por su liberación y por el bienestar del pue-blo esté completamente seguro. Esas cinco personas puedenser seleccionadas entre las que le compraban Vanguardia ytambién entre las que fueron miembros de la organizaciónpopular que el circulista formó y dirigió y entre los hombresy las mujeres que cooperaban en los trabajos de esa organiza-ción popular. Durante el período en que forma parte de unCírculo de Estudios, el aspirante a miembro del Partido co-noce y trata, como peledeísta y no como persona privada, a15, 20, 25 y a veces a más simpatizantes del Partido, y mien-tras cumple esa etapa de sus actividades (es decir, la decirculista) puede y debe ir haciendo para él, no de manerapública, una selección de los que él considera que son losmejores candidatos para formar un Círculo de Estudios o unaorganización popular.

El segundo objetivo inmediato que debe perseguirse alformar un Círculo de Estudios es que éste quede organizadosin perder tiempo, pues de su organización dependen mu-chas cosas, entre ellas, el paso a la categoría de miembro delPartido del compañero que lo ha formado.

Importancia del Comité de BaseLos Comités de Base son las raíces del Partido; todos juntosforman la zapata en que se apoyan las paredes del Partido. Sumismo nombre indica lo que son: la base de nuestra organiza-ción. No se puede ser miembro del Partido si no se ha sidomiembro de un Comité de Base, salvo los casos de personasque en los primeros tiempos del Partido se ganaron la catego-ría de miembros porque le prestaron al PLD servicios impor-tantes. En ese caso están todos los que ocuparon puestos deresponsabilidad entre el 18 de noviembre de 1973 y el mes

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de mayo de 1976, fecha en que se celebró la conferencia Sal-vador Allende en la cual quedó definido el tipo de organiza-ción del Partido.

Un miembro de un Círculo de Estudios convertido enComité de Base que haya cumplido el requisito de formar unCírculo de Estudios y por esa razón haya pasado a ser miem-bro de un Comité de Base, ha pasado automáticamente a sermiembro del Partido y por tanto ha pasado a ser también unmilitante. En nuestro país la palabra militante se usa de ma-nera incorrecta. Hasta los periodistas llaman militante de unpartido a una persona que es sólo un simpatizante. En el PLD,ser militante significa que se es circulista o miembro del Par-tido; que se trabaja en un Círculo de Estudio o en un organis-mo que puede ser un Comité de Base, un Comité Municipalo Intermedio, un Núcleo de Trabajo, el Comité Central o elComité Político; y que en ese organismo al cual pertenece elmilitante éste ejercita sus derechos y cumple sus deberes depeledeísta. El propio Partido ha inventado una consigna en lacual queda definido lo que es un militante; es aquella de “Unpeledeísta es un soldado, consciente, valiente y disciplinado”.

Al estar formado por miembros del Partido, el Comité deBase es un organismo de militantes que tienen responsabili-dades concretas y por tanto tienen categoría de líderes. Sonlos líderes, podríamos decir, de primer nivel. Y son líderesporque a ellos les toca formar y dirigir organizaciones comolos Círculos de Estudios que deben ser formados y dirigidospor cada miembro del Comité de Base, o dirigen Círculos deEstudios Especiales, y de manera indirecta participan en ladirección de organizaciones populares.

Un Comité de Base es, pues, un conjunto de líderes delPartido; el conjunto de líderes que escogen en el seno delpueblo a los simpatizantes del Partido que a su juicio tienencondiciones para pasar a ser aspirantes a miembros; es decir,

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los que van a formar un Círculo de Estudios; y como conjun-to de líderes los miembros de un Comité de Base están en laobligación de ir desarrollando sus capacidades de líderes rea-lizando trabajos de dirección con el criterio de que el queenseña aprende, palabras que en su caso significan que diri-giendo Círculos de Estudios y vigilando la formación y eldesarrollo de organizaciones populares o de Círculos de Estu-dios Especiales ellos mismos irán desarrollándose como líde-res, porque irán día a día aprendiendo el arte de organizar ydirigir hombres y mujeres.

Organización y funcionamiento¿Cómo se organiza un Comité de Base?

En primer lugar, escogiendo entre sus miembros un secre-tario general. Esa elección, así como la de secretario de Actasy Correspondencia y la de encargados de Educación, Organi-zación, Finanzas y Propaganda, debe ser hecha por los miem-bros del Comité de Base, sin interferencia, insinuaciones uórdenes de otro organismo, ni siquiera del Comité Central,que es la máxima autoridad del Partido. Conocemos el casode un Comité Intermedio que le señaló a un Comité de Basede su jurisdicción a la persona que debía ser su secretario ge-neral. En esa ocasión se llegó al extremo de que el secretariogeneral señalado ni siquiera era miembro de ese Comité deBase. El Comité de Base rechazó la orden del Comité Inter-medio y éste la confirmó. Entonces el Comité de Base se diri-gió al Comité Intermedio informándole de que se había to-mado el acuerdo siguiente:

“1º No nos reuniremos con el compañero S. mientras estéimpuesto como secretario general, pero lo recibiremos comoun miembro;

‘2º Realizaremos todos los trabajos del Partido que nossean asignados;

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‘3º Responsabilizamos al Comité Intermedio de las conse-cuencias en los trabajos del Partido que pueda traer este des-acuerdo”.

El Comité Intermedio cometió el error de considerar esaactitud del Comité de Base como un acto de indisciplina ydecidió bajarlo de categoría a Círculo de Estudios, medidaincorrecta, pues lo que debió hacer el Comité Intermedio fuereconocer que para que haya desarrollo político cada organis-mo debe actuar con libertad creadora dentro de sus atribucio-nes; y si ese debe ser el principio fundamental de las relacio-nes entre los organismos peledeístas, lo debe ser más que nuncacuando se trata de relaciones con los Comités de Base, queson los organismos en los cuales deben ejercitarse y desarro-llarse en todas sus posibilidades los que van a ser en el porve-nir los más altos dirigentes del PLD.

Las tareasLas principales tareas de los miembros de un Círculo de Estu-dios son estudiar, vender el periódico, organizar y dirigir or-ganizaciones populares, defender en la calle y en su centro deestudio o de trabajo las posiciones del Partido. Las tareas delComité de Base son, antes que nada, organizarse a sí mismo yhacer un plan de trabajo que deberá ser de seis meses o de unaño y que deberá comenzar por la formación de por lo menosun Circulo de Estudios por cada miembro del Comité.

Organizarse a sí mismo quiere decir elegir su secretario ge-neral, su secretario de Actas y Correspondencia y sus encarga-dos de Educación, Organización, Finanzas y Propaganda. Si elnúmero de miembros del Comité de Base no alcanza para quecada uno de esos cargos sea desempeñado por una persona,pueden atribuírsele dos a una; por ejemplo, el secretario gene-ral puede ser al mismo tiempo el encargado de Educación o deFinanzas; el secretario de Actas y Correspondencia puede ser

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al mismo tiempo el encargado de Organización, y el encar-gado de Propaganda debería ser, siempre que fuera posible,el encargado de la distribución de Vanguardia del Pueblo.

Pero además de las tareas señaladas, cada miembro de unComité de Base tiene que encargarse de asesorar un Círculode Estudios y tiene que supervisar la formación, por partede cada miembro de ese Círculo de Estudios, de una organi-zación popular. Hay casos de miembros de Comités de Baseque han organizado y están dirigiendo dos Círculos de Es-tudios, lo que significa que además de eso tienen que super-visar la formación y el funcionamiento de diez organizacio-nes populares.

Cada miembro de un Comité de Base es responsable delbuen funcionamiento del Círculo de Estudios que él ha for-mado y de las organizaciones populares que han formado losmiembros de ese Círculo de Estudios, y como responsable deesas tareas tiene que serlo también de la venta de Vanguardiadel Pueblo por parte del Círculo de Estudios que depende de ély de las organizaciones populares que dependen de ese Círcu-lo de Estudios. Pero al mismo tiempo es responsable, juntocon sus compañeros de Comité, de que éste funcione correc-tamente, de que sus miembros se desarrollen como líderes, deque aprendan a hallarles soluciones a los problemas del Parti-do y del Pueblo.

Las tareas de un Comité de Base son muchas, y poniéndo-las en ejecución sus miembros se hacen líderes.

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ORGANIZACIÓN Y DISCIPLINAIII*

Los miembros de los Comités de Base deben ver lo que sedice en estos artículos como indicaciones y no como órde-nes. Así por ejemplo, en el artículo número 4** se decía que“el secretario general puede ser al mismo tiempo el encarga-do de Educación o de Finanzas; el secretario de Actas y Co-rrespondencia puede ser al mismo tiempo el encargado deOrganización, y el encargado de Propaganda debería ser,siempre que fuera posible, el encargado de la distribuciónde Vanguardia”. La palabra “puede” que se usó dos veces enese corto párrafo no significa que tendrá que ser sino que sisus compañeros consideran que tal miembro del Comité deBase tiene capacidad para ser el encargado de Educación ode Organización o de Propaganda o de Finanzas, deben es-cogerlo para que desempeñe esas funciones aunque sea elsecretario general o el de Actas y Correspondencia o cual-quiera de los miembros del Comité. En todos los casos, ennuestro Partido deben ser los compañeros que forman parte

* Santo Domingo, s.n., 1976 (Colección Estudios Sociales).

Igualmente en Vanguardia del Pueblo, Año III, Nº 54, Santo Domingo, Órganodel PLD, 1-10 de septiembre; y Año III, Nº 55, 11-20 de septiembre de1976, p.4, respectivamente (N. del E.).

* * Cfr., “Organización y discplina II” de esta edición, pp.297-307; u “Organi-zación y disciplina (4)”, en Vanguardia del Pueblo, Año II, Nº 50, Santo Domin-go, Órgano del PLD, 21-31 de julio de 1976, p.4 (N. del E.).

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del mismo organismo que el elegido quienes lo elijan paraque llene tales o cuales funciones. Es más, hasta para ser can-didato a un cargo en otro organismo (digamos, candidato aun cargo en un Comité Intermedio, en uno Municipal y has-ta en el Comité Central), debe ser escogido previamente porsu Comité de Base, de manera que los que deben presentarcandidatos a cualquier cargo son los Comités de Base comen-zando por el Comité de Base a que pertenece el candidato,salvo el tanto por ciento de candidatos a miembros del ComitéCentral que deban ser presentados por el Comité Político, pri-vilegio que el Partido debe concederle al Comité Político porrazones de carácter práctico, o para decirlo con otras palabras,de utilidad para el Partido.

Los Comités de Base deben crear y manejar sus propiasfinanzas, y lo mismo deberían hacer los Círculos de Estudios.Ya hay varios de unos y otros que lo hacen, y esa es otra de lascosas que nos está enseñando el Partido. Para el desarrollopolítico de un miembro del Partido es muy importante laactividad de recaudar dinero porque ella despierta su capaci-dad de actuar y de ponerse en contacto con la gente del pue-blo, su capacidad de inventar soluciones y también la de or-ganizar a sus compañeros no sólo para recoger dinero sinotambién para administrarlo, para aprender a usarlo en formaútil. Aunque se trate de un organismo pequeño por el núme-ro de sus miembros, como es un Círculo de Estudios o es unComité de Base, ese organismo puede verse en cualquiermomento en la necesidad de gastar dinero para realizar activi-dades partidistas y si tiene a su disposición la cantidad que lehace falta puede actuar sin perder tiempo y sin tener quesolicitarle fondos a su organismo superior, que de la mismamanera que podría dárselos inmediatamente podría tambiéntardar un día o dos o más en entregárselos. Naturalmente,todos los organismos que recauden y administren fondos

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están en la obligación de rendirles cuenta a sus miembros delo que se recauda y de lo que se gasta, y deberán rendirlecuentas también a la Secretaría de Finanzas en el momento enque ésta se las pida.

Los Comités de Base y las eleccionesAcabamos de decir que los Comités de Base deben ser los queen las elecciones del Partido presenten candidatos para elegirmiembros de Comités Intermedios, Municipales y del Comi-té Central. Eso significa que los candidatos no deberán serpresentados por personas o grupos de miembros del Partidoque se pongan de acuerdo con ese fin sino por uno o variosComités de Base. Los Reglamentos de los procesos electoralesinternos establecerán los principios, los métodos y las normasa que tendrán que someterse los organismos y las personasque participen en ellos.

Los Plenos Municipales e IntermediosLos Comités de Base deberán elegir, cada uno un delegado aPlenos Municipales e Intermedios que deberán reunirse cadaseis meses con los Comités Municipales e Intermedios corres-pondientes a su jurisdicción con el propósito de discutir lasmedidas tomadas por esos Comités Intermedios y Municipa-les en los seis meses anteriores a la reunión de cada Pleno paradarle cumplimiento al artículo 52 de los Estatutos.

Los Plenos Municipales e Intermedios podrán sancionar auno o a más miembros de los Comités Municipales e Inter-medios de su jurisdicción en caso de que esos miembros nohayan cumplido satisfactoriamente los acuerdos de un Plenoo no hayan ejecutado sus propios acuerdos, pero al mismotiempo los Comités Intermedios y Municipales que tomenparte en un Pleno de Comités de Base deberán pedirles aestos que rindan cuentas de sus actividades, que digan si

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cumplieron su parte en los planes aprobados seis meses antesy cómo la cumplieron; que expliquen si aplicaron correcta-mente o no lo aplicaron el método de trabajo del Partido,cómo funcionan los Círculos de Estudios formados por ellosy las organizaciones populares formadas a su vez por esosCírculos; si esos Comités de Base y los organismos que de-penden de ellos alcanzaron las metas señaladas en la recauda-ción de fondos, en la venta del periódico, en los trabajos deorganización y otros incluidos en el plan. El delegado delcomité de base a los plenos municipales o intermedios deberáser el secretario general de ese Comité de Base o quien losustituya por decisión del organismo.

El delegado llevará al Pleno la posición de su Comité, porescrito y firmada por todos sus miembros, y nunca su posi-ción personal. A los Plenos podrán asistir los miembros de losComités de Base, sin voz ni voto, pero autorizados a inte-rrumpir a su delegado si éste no expresa correctamente loaprobado por su organismo.

Plenos Nacionales y otros puntosUna vez al año, o cada dos años si su reunión fuera muy costo-sa, debe celebrarse un Pleno Nacional, que estaría compuestopor los secretarios generales de los Comités Municipales e In-termedios y los Cuadros del Partido y sería dirigido por el se-cretario general del Partido y dos miembros del Comité Políti-co. Una sesión del Pleno Nacional debe dedicarse a discutircon el Comité Central las líneas políticas adoptadas por éste yotra sesión debe dedicarse a discutir con el Comité Político laaplicación de esas líneas políticas. El Pleno podría proponernuevas líneas políticas o la modificación de las vigentes.

El Pleno Nacional podrá sancionar a uno o más miem-bros del Comité Central, aunque sean miembros del ComitéPolítico, en caso de que esos miembros no hayan cumplido

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satisfactoriamente los acuerdos de los Plenos o no hayan eje-cutado a cabalidad sus propios acuerdos.

Las funciones, los deberes y los derechos de los PlenosNacionales deberán establecerse en un Reglamento.

En las elecciones del Comité Central deberían elegirse su-plentes numerados, hasta una proporción del 20 por cientodel total. Lo último quiere decir que si el Comité Centralfuera de 25 miembros, se elegirían 4 suplentes, y lo de nume-rados quiere decir que cada uno de los candidatos a suplentesocuparía una posición numerada del 1 al 4. ¿Por qué? Porqueen caso de falta, renuncia o ausencia de uno o de más miem-bros del Comité Central, los puestos vacantes serían ocupa-dos siguiendo el orden numérico de los suplentes elegidos.Así, la primera vacante sería llenada por el suplente número1, la segunda por el número 2, la cuarta por el número 4; ydifícilmente se presentarían más de cinco vacantes.

Al Comité Central se le debe reconocer la autoridad paradeterminar la formación de nuevos Comités Intermedios y elmáximo de organismos (Comités de Base) con que puede con-tar cada Comité Intermedio tomando en cuenta la densidadde la población o el número de personas que viven en unbarrio o en varios barrios vecinos así como otras característicasde tipo geográfico y social. Para adoptar esta decisión se to-marán en cuenta las recomendaciones o sugerencias del Secre-tariado del Comité Central, el cual deberá fundamentar susrecomendaciones basándose en los informes y las proposicio-nes que haya elaborado la Secretaría de Organización.

Si tomamos en cuenta que los Comités Intermedios equi-valen orgánicamente a Comités Municipales, y que por tan-to lo que los diferencia es que en la mayoría de las ciudadesdel país el número de habitantes puede ser atendido políti-camente por un solo Comité, donde haya Comité Munici-pal no deberá haber Comité Intermedio, pero donde haya

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posibilidad de establecer dos o más Comités Intermedios nodeberá haber Comité Municipal.

Del Secretariado y las SecretaríasLas Secretarías y las Comisiones del Comité Central no sonorganismos del Partido; son órganos. La diferencia entre unorganismo y un órgano es que el primero tiene actividad otareas políticas y el segundo realiza un trabajo específico. Pode-mos comparar el organismo con un ser humano, que se mueve,piensa, habla, hace muchas cosas, y al órgano con el estómago oel corazón, que desempeñan funciones concretas. Un Comitéde Base o Municipal o Intermedio lleva a cabo actividades po-líticas variadas, pero la Secretaría de Educación se dedica a edu-car, lo que no quiere decir que no colabore con las demás Secre-tarías en las actividades del Partido. Todas las Secretarías debenayudarse las unas a las otras porque todas son órganos del mis-mo cuerpo; y ése fue el criterio que llevó al Congreso NapierDíaz González a crear el Secretariado del Comité Central. ElSecretariado es una expresión de la división del trabajo en elComité Central; por esa razón cada uno de los miembros delComité Central está integrado en las Secretarías, en el ComitéPolítico y en las Comisiones del Comité Central, como es, porejemplo, la de Cultura. De acuerdo a su grado de complejidad,cada Secretaría se organiza en Departamentos y Secciones.

Para completar las ideas generales acerca de la organiza-ción y la disciplina del PLD debemos hablar de dos aspectosmuy importantes, tan importantes que si no los tratáramosquedaría incompleta la serie de artículos que hemos estadopublicando en Vanguardia del Pueblo; quedaría como una casade madera que se termina pero no se pinta, y si fuera una casade bloques, que se deja sin darle empañete. Esos dos aspectosson el método de trabajo que se sigue en el Partido y la moralprivada y pública de sus miembros.

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La palabra método quiere decir la forma o manera en que serealizan las actividades que hay que ejecutar para alcanzar unameta; y como alcanzar una meta es llegar a un fin dado o lograrun propósito, tenemos que un método de trabajo es algo deprimera importancia para la vida de una organización; es tanimportante que sin él no es posible que la organización consigalo que se propone, o como diría la gente del pueblo, no esposible que cuaje. Una organización, sea del tipo que sea, queno adopte un método de trabajo adecuado a lo que ella persi-gue se pasará la vida improvisando, tapando goteras cuandollueve y poniendo en ejecución todos los días lo que nosotrosllamamos la política de las quinielas, o lo que es lo mismo,confiando en lo que le depare la suerte. En lo que se refiere a lasactividades de cualquier partido la política de las quinielas, quees la de la improvisación perpetua, termina siempre mal.

El método de trabajo es el resultado de la práctica diariaporque todo el que realiza una tarea busca la manera de lle-varla a cabo en la mejor forma posible para que le cueste me-nos esfuerzo y ese esfuerzo le rinda más. Ahora bien, la mentehumana es algo tan portentoso que en ella pueden reflejarse,mediante un acto de abstracción, miles de experiencias saca-das de la práctica diaria del trabajo de miles y hasta de millo-nes de personas que han ido sumando pequeños detalles me-diante los cuales se han ido perfeccionando tales y cualesmétodos de trabajo; y la suma de esos detalles, reflejados enlas mentes de hombres y mujeres capacitados para inventarmáquinas, ha hecho posible la construcción de máquinas quefabrican telas, zapatos, clavos, herramientas, hasta llegar a losgrandes inventos de la era espacial.

Práctica y teoríaDe la observación cuidadosa de la práctica en el trabajo saliólo que llamamos teoría, que por tratarse de un producto del

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pensamiento humano parece ser lo contrario de la prácticacuando en realidad es su fruto o resultado. Ahora bien, alllegar a cierto nivel de desarrollo, la teoría, que es el productodirecto de la práctica acumulada a lo largo de muchas genera-ciones, se convierte en más importante que la práctica porquela manera segura de aplicar la práctica sin cometer errores escumpliendo rigurosamente con lo que enseña la teoría.

¿Por qué sucede así?Porque debido a que la suma de los conocimientos prácti-

cos da como resultado la teoría, ésta viene a ser el resumen detodos los conocimientos prácticos. Supongamos que esos co-nocimientos prácticos son sobre la manera de hacer zapatos.Pues bien, si conocemos la teoría sobre esa materia haremoszapatos sin cometer un error, y si no la conocemos nos equi-vocaremos más de una vez.

Si conocemos a fondo la teoría en todo lo que se refiere ahacer zapatos podremos construir una máquina de fabricarzapatos, una máquina que repetirá, como si fuera un ser hu-mano, todos los movimientos que lleva a cabo el zapaterocuando hace zapatos a mano con la sola ayuda de sus herra-mientas. La función de esa máquina es precisamente repetiruno por uno todos los movimientos que hace el zapatero,pero debe hacerlos con más eficiencia, rapidez, seguridad yeconomía de esfuerzos, de cueros y otras materias primas.

La teoría es lo que le ha permitido al hombre cambiar elclima de una casa mediante el uso del aire acondicionado.Para llegar a la fabricación del aire acondicionado el ser hu-mano necesitó conocer detalladamente qué es el clima de lanaturaleza y por qué cambia y cómo cambia, porque sólo co-nociendo todo eso podría repetir en un pequeño aparato loque hacen el agua, el sol, el aire y la tierra en el planeta en quevivimos. La teoría extraída del conocimiento del efecto quetenía sobre una plancha de hierro el calor del carbón que se

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quemaba en un anafe hizo posible que la plancha de hierrofuera sustituida por la plancha eléctrica, porque la electrici-dad acumulada en una plancha que se fabrica a base de alu-minio mezclado con otros metales produce en esa planchatanto calor como el que le transmitía el fuego del carbón a laplancha de hierro, y tiene la ventaja de que la plancha pesamenos, el calor puede controlarse para que no suba ni bajemás de la cuenta y además la persona que usa la plancha eléc-trica no tiene que ensuciarse las manos con el carbón ni tieneque encender fuego ni cuidar el anafe.

Pero no olvidemos que para que la teoría llegara a hacerposible la fabricación de un clima artificial o a convertir laelectricidad en calor, así como antes había sido convertida enluz, fue necesario conocer en todos sus detalles cómo funcio-nan en la práctica el clima, la electricidad, el hierro, el alumi-nio y otros metales, y el calor, no el calor de la atmósfera sinoel que se produce, haciendo fuego con leña o con carbón, paraejecutar tareas como la de cocinar o planchar.

Nuestra teoríaEn el caso de un partido político había que hallar una teoríaque fuera el resumen de todas las prácticas que se siguen enlos trabajos destinados a mantener funcionando una organi-zación humana, pero al concretarnos al PLD esa teoría teníaque responder a los conceptos organizativos que pueden apli-carse en un país como el nuestro, y a su vez esos conceptosorganizativos tenían que responder a los fines políticos quedebía cumplir el PLD.

Observen que hemos hablado de “un país como el nues-tro”. Esas palabras significan al mismo tiempo que los con-ceptos organizativos que debíamos aplicar tenían que estar alalcance de la comprensión del pueblo dominicano yespecíficamente al alcance de los miembros del PLD que iban

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a aplicarlo. ¿Y cómo podíamos nosotros determinar que elpueblo dominicano iba a comprender esos conceptosorganizativos? Pues conociendo de antemano cuál es la compo-sición social del pueblo, ya que la manera de pensar y por tantode actuar de las gentes está determinada principalmente por ellugar que ocupan en las relaciones de producción y los queconocen la composición social de un pueblo tienen una ideabastante clara de cuántos son los hijos de ese pueblo que ocu-pan tales y cuales posiciones en las relaciones de producción.

Para establecer un método de trabajo que pudiera ser apli-cado a todas las tareas que iba a tener que realizar el Partidonecesitábamos, pues, partir de una base teórica, y esa baseteórica, como dijimos hace poco, tenía que ser elaborada to-mando en cuenta el tipo de organización que pretendíamoscrear y los fines políticos generales que perseguíamos.

¿Cuál fue la base teórica que fijamos, y cuándo la esta-blecimos?

Fue la de partir de lo particular hacia lo general y volver delo general a lo particular, y la adoptamos en la ConferenciaSalvador Allende, celebrada en el mes de mayo de 1974. Mien-tras otros se dedicaban a engañar al pueblo con sus trajineselectorales nosotros nos esforzábamos en dar con la base teóri-ca del método de trabajo que debía adoptar el PLD.

Significación de esa teoríaEse principio teórico resumía en 15 palabras todas las necesi-dades de tipo organizativo del Partido sin salir en lo más mí-nimo de su posición política sino todo lo contrario, reforzán-dola. Esas 15 palabras querían decir que todo trabajo quedebiera hacer el Partido debía comenzar siendo ejecutado porun organismo (fuera Círculo de Estudios, Comité de Base,Núcleo de Trabajo, Comité Intermedio o Comité Munici-pal), es decir, en un campo organizativo particular; que en ese

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terreno particular se probaría en la práctica si era bueno o nolo era, y si daba resultados beneficiosos en ese terreno particu-lar el organismo que lo llevara a cabo lo presentaría a los orga-nismos superiores con un informe detallado de por qué lohizo, cómo lo hizo y qué resultados dio, y en caso de ser apro-bado por los organismos superiores (que podían ampliarlo omodificarlo en cualquier otro sentido); pasaría a ser una tareade todo el Partido (esto es, de lo general), pero con la salvedadde que al proceder a su aplicación cada uno de los organismosdel Partido podían y debían modificarlo a su vez según loreclamaran sus posibilidades en hombres y medios y el am-biente social y político en que actuara; es decir, la tarea quehabía sido llevada de lo particular, donde se había probado enla práctica, a lo general, donde se determinaría si era o no eraconveniente para todo el Partido, volvía a lo particular a lahora de ser aplicado en cada organismo.

¿Qué beneficios saca el Partido de ese método de trabajo?Muchos, porque cualquier organismo peledeísta tiene li-

bertad de acción para idear una tarea que beneficie al Partidoy para ponerla en práctica, y si esa idea da resultados, al pasara lo general va a ser extendida a todo el Partido, y al volver acada organismo, es decir, a lo particular, va a enriquecerse conlas novedades que le agreguen aquellos organismos que debi-do a sus condiciones particulares tendrán que hacer cambiosen la forma que se usó para aplicarla en otros lugares del país.

Pero eso no es todo, pues el principio teórico de partir delo particular hacia lo general y volver de lo general a lo parti-cular debe ponerse en ejecución también dentro de los límitesde cualquiera tarea, aún de aquellas que no van a ser puestasen práctica en todos los organismos del Partido.

De esto último y de la moral peledeísta tendremos quehablar en otra oportunidad, más que nada porque lo que faltapor decir en relación con el método de trabajo del Partido

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requiere explicaciones muy detalladas y con ejemplos de lapráctica diaria en los cuales se expliquen con claridad todoslos alcances que tiene el principio teórico de ir de lo particulara lo general para volver de lo general a lo particular.

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EL TRABAJO EN EL PLD*

Para que dé los resultados que se buscan, todo trabajo tieneque ser eficiente o si se prefiere que lo digamos de otra mane-ra, tiene que ser bien hecho, ejecutado en la menor cantidadde tiempo, con el menor gesto de energía y con el más bajocosto de dinero. En esos aspectos el trabajo que se lleva a caboen una industria no es diferente del que se lleva a cabo en unpartido como el PLD; lo que son diferentes son los beneficiosque deja ese trabajo, pues en la industria, si es la de un paíscapitalista, se persiguen sólo y nada más beneficios en dinero,y en el caso del PLD se busca el desarrollo del Partido a travésdel desarrollo teórico y práctico de sus miembros como medionecesario para alcanzar los fines que nos proponemos, que sonfines puramente políticos y de provecho para el Pueblo.

Nosotros no somos ni comerciantes ni banqueros ni in-dustriales ni una organización que da servicios técnicos a cam-bio de dinero. Somos un partido que se propone lograr, cues-te lo que cueste, la liberación nacional. Pero estamosconscientes de que nuestras tareas deben ser cumplidas contanta eficiencia como se cumplen las de una industria que

* Santo Domingo, Imprenta Mercedes, 1983 (Colección Estudios Sociales).Sólo la primera parte de este folleto, “Los métodos de trabajo”, numerada de1A a 8A, fue incluida por Bosch en El Partido: concepción, organización y desarro-llo. Cfr., BOSCH, Juan, Obras completas, Tomo XVII, Santo Domingo, ComisiónPermanente de Efemérides Patrias, 2009, pp.129-134 (N. del E.).

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fabrica un artículo destinado a ser vendido. Sabemos que elsistema capitalista es malo en sus fines, pero que ha alcanzadoun alto nivel de eficiencia en todo lo que produce, entre variasrazones, porque si lo que produce no fuera de muy buenacalidad y no estuviera hecho con buen aspecto no se vendería,y por tanto no dejaría beneficios, y eso, obtener beneficios, eslo que persigue el sistema.

No ha sido la eficiencia del capitalismo lo que le ha hechodaño a la humanidad; ha sido lo que se busca con ella. Con sueficiencia el capitalismo le ha proporcionado al ser humanodesde el ferrocarril que pasó a sustituir la diligencia de caba-llos y el caballo mismo hasta la energía eléctrica, de la cualsaldrían tantos inventos útiles; le dio la posibilidad de que seprodujeran artículos de todo tipo y en cantidades y a preciostales que su consumo se haría relativamente fácil para la ma-yor parte de los pueblos del mundo; provocó el avance de lasciencias de la salud e inventó el automóvil y el avión, la radioy la televisión, que han contribuido en forma considerable aponer en contacto a todos los hombres de la Tierra, y al acer-carlos entre sí los ha ayudado a formar conciencia de que to-dos los hombres y las mujeres están hechos de una mismasustancia que los iguala en su capacidad de sentir y de pensary que por tanto no es verdad que los que nacen blancos sonsuperiores a los que nacen negros o amarillos y en cambio esverdad que todo lo que divide a la humanidad y la hace en-frentarse a muerte es el fruto de una mala organización social,no de la naturaleza humana.

De sociedad en sociedadNada es tan malo que no deje algo bueno y nada es tan buenoque no tenga aspectos malos, y en su camino hacia un porve-nir mejor el hombre ha avanzado porque ha aprendido a re-chazar en cada momento de la Historia la parte mala de lo

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que es bueno y a aprovechar la parte buena de lo que es malo;y lo ha aprendido no porque lo haya querido sino por necesi-dad, pues si no hubiera desarrollado la capacidad de distinguirentre lo que le beneficia y lo que le perjudica, el hombreestaría todavía en la Edad de Piedra. Eso es lo que explica queal mismo tiempo que ha luchado contra un régimen social ypolítico que necesitaba destruir, ha usado los métodos de tra-bajo de ese régimen para hacerse más eficiente en su lucha. Silos partidarios del socialismo renunciaran a la televisión, laradio y la prensa, que han sido fruto del régimen capitalista,no tendrían manera de usar esos medios de comunicación paracomunicarse con las masas, a las cuales están obligados a con-vencer de que el socialismo es superior al capitalismo; y alusar la televisión, la radio y la prensa como vehículosinsustituibles para convencer a las masas, los partidarios delsocialismo tienen que poner en ejecución los métodos de tra-bajo que inventó el capitalismo para hacer funcionar, en pro-vecho suyo, y no del socialismo, la televisión, la radio y elperiodismo.

Los métodos de trabajo son una parte tan importante dela vida social que sin ellos no podría funcionar ningún siste-ma; y además cada sistema inventa los suyos basándose enlos que había puesto en funcionamiento la sociedad ante-rior. La sociedad esclavista de Roma funcionaba a base deamos arriba, esclavos abajo, y al servicio de los amos, mayo-rales que tenían el encargo de obligar a los esclavos a produ-cir. Partiendo de la existencia de ese tipo de organización, elsistema feudal inventó el gremio, que en el más alto puntode desarrollo del feudalismo fue la columna vertebral del sis-tema. El gremio estaba compuesto por el maestro arriba, losaprendices abajo y en el medio oficiales cuya misión era con-vertir a los aprendices en buenos artesanos. El gremio repre-sentó un enorme paso de avance en relación con la sociedad

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esclavista, porque aunque el aprendiz fuera explotado comolo era el esclavo, este último era una propiedad de su amo,que lo había comprado y podía venderlo como se compra yse vende un animal o un mueble, y además el amo podíamatarlo, y el aprendiz no era propiedad de su maestro, y sies verdad que éste podía castigarlo hasta golpeándolo, noestaba autorizado ni por la ley ni por las costumbres paradarle muerte. En la sociedad actual el lugar del maestro vinoa ser ocupado por el capitalista, el de los oficiales por capata-ces y el de los aprendices por obreros, y en el tipo de capita-lismo más desarrollado, no en el de la República Dominica-na, los obreros se organizan en sindicatos que tienen la misiónde dirigir la lucha de los trabajadores para conseguir mejo-res salarios y condiciones de vida, algo que no podía ni si-quiera concebirse en la sociedad feudal.

En el PLD

Un partido que se haya fijado una meta como la que persigueel PLD tiene que poner en ejecución los métodos de trabajomás avanzados que estén al alcance de la sociedad en que esepartido funcione, porque debemos aclarar que los métodos detrabajo inventados por la sociedad capitalista en sus modelosnorteamericano o japonés no pueden servirles a los esquima-les del Polo Norte ni a los indígenas que viven en las selvasbrasileñas. Si los métodos de trabajo corresponden a una so-ciedad más atrasada que la nuestra, no nos servirán para im-pulsar el desarrollo político de los peledeístas, y si son másavanzados que el medio dominicano estarán por encima de lacapacidad de comprensión de nuestro pueblo, lo que haríamuy difícil la enseñanza de esos métodos en nuestro país. Nohay que olvidar que el PLD lleva a cabo sus tareas actuando enel seno del Pueblo y por esa razón los métodos de trabajodeberán ser elaborados tomando en cuenta los hábitos y las

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ideas de cada una de las clases y capas que componen la socie-dad dominicana. Por eso, para determinar de manera objetivasi un método de trabajo es adecuado al medio nacional, ladirección del PLD ha establecido como norma que la bondadde los métodos de trabajo debe ser determinada probandocada método en la práctica.

La práctica nos dice qué partes de un método necesitanser modificadas, y el sólo hecho de descubrir cuáles han deser esas modificaciones contribuye a despertar y a mante-ner en actividad la capacidad política de los compañerosque las proponen porque ayudan a desarrollar el don deobservar los problemas y de buscarles soluciones, y ese dones una condición indispensable en los militantes de un par-tido como el PLD.

Los métodos de trabajo en el PLD

En los días 26 y 27 de noviembre de este año [1977] el PLD

celebró un cursillo dedicado a los compañeros activistas enel cual estuvieron presentes cuadros y líderes municipales eintermedios, y en ese cursillo nos tocó hablar acerca de lasbases teóricas en que descansan los métodos de trabajo delPartido. Ese tema había sido tratado por nosotros original-mente en la Conferencia Salvador Allende (10 y 11 de mayode 1974), pero en aquella ocasión hablamos de teoría sinque ésta fuera el resultado de una actividad práctica deter-minada y ahora teníamos que hablar de aquella teoría des-pués de haber sido comprobada en tres años y medio de apli-cación de varios planes de trabajo, ninguno de los cuales habíasido ni siquiera imaginado cuando llevamos a cabo la Confe-rencia Salvador Allende. (De paso debemos decir que aunquela fundación formal del PLD tuvo efecto el 15 de diciembre de1973, su fundación real, desde el punto de vista del saltoideológico y orgánico que le siguió, debe contarse a partir de

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los dos días que duró esa Conferencia, en la cual se elaborólo que podemos llamar con toda propiedad la sustancia vitaldel PLD).

Planes y métodosLos planes de trabajo empezaron a surgir en el Partido comoresultado de la Conferencia Salvador Allende, en la cual se adop-taron las bases teóricas para elaborar los métodos de trabajodel Partido.

Los planes son proyectos que sólo pueden ejecutarse si sesiguen métodos correctos para convertirlos en hechos o accio-nes, de manera que el plan viene a ser la suma de un proyecto(o idea) y del método para llevarlo a cabo. Por ejemplo, la ideade volar apareció en la mente humana hace varios siglos, perovino a ser a principios del actual cuando se inventaron losmétodos apropiados para volar con cierto grado de seguridad,y esos métodos fueron mejorados poco a poco hasta llegar enestos momentos a tal punto que varios millones de personasvuelan todos los años con una proporción de accidentes mor-tales tan baja que es enormemente inferior al número de muer-tes provocadas por accidentes de automóviles.

En el caso de la aviación como en todos los que se relacio-nan con actividades industriales, los métodos de trabajo secrean a partir de las bases científicas que se forman con laacumulación de los conocimientos de la naturaleza que vie-ne haciéndose desde hace siglos, pero en el caso de un parti-do político los métodos de trabajo se crean partiendo de lasbases teóricas que nos proporcionan las ciencias sociales, osea, las que se emplean en el estudio de las sociedades. Cuan-do se elige un metal para fabricar la parte externa o de afue-ra de un avión se conocen de antemano, mediante experi-mentos hechos en laboratorios especializados, las condicionesde resistencia al calor y a la fuerza de los vientos que tiene

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ese metal, pero cuando se echan las bases teóricas que debenseguir los métodos de trabajo de un partido político no dis-ponemos de laboratorios que nos aseguren que tal, o cualparte de un método va a dar el resultado que esperamos deél, y tenemos que esperar lo que nos diga la realidad cuandoese método sea puesto en práctica, es decir, cuando la ideaabstracta en que se basó ese método sea probada por el re-sultado que dé.

¿Pero qué es un método?Es el conjunto de pasos que deben darse o de medidas que

deben ser tomadas en el proceso de ejecución de un plan.¿Por qué hablamos de métodos de trabajo?Porque con esas palabras nos referimos a los métodos que

usamos en la realización o ejecución de cada plan de los mu-chos que el Partido pone en práctica en el seno del pueblo.Por ejemplo, el Partido lleva a cabo Esfuerzos Concentrados oTertulias de Vanguardia, y los primeros se ejecutan siguiendoun método y las segundas siguiendo otro que no se parece ennada al de los Esfuerzos Concentrados, como no se parece nipuede parecerse al método que se sigue al hacer un zapatocon el que se pone en práctica al cocinar un sancocho. Comosucede en la vida, en el Partido cada cosa se hace con el méto-do que le corresponde. ¿Y qué importancia tiene para el Par-tido que sus hombres y mujeres sigan un mismo método alhacer un Esfuerzo Concentrado?

Tiene una importancia capital desde muchos puntos devista, y para entenderlo así hay que saber que los métodos detrabajo son indispensables cuando se quiere alcanzar metas, yel Partido vive poniéndose a sí mismo metas. Las metas nopueden lograrse si no se aplican métodos que permitan alcan-zarlas, y la relación entre meta y método es tan estrecha que lapalabra método significaba en su origen “vía o medio o ma-nera de llegar a una meta”.

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Mística y disciplinaPero además de eso, sin métodos de trabajo (conocidos yaplicados de manera concienzuda y detallada por cada unode sus miembros) no podría haber PLD porque el PLD es unpartido de organismos, no de individuos, y un organismoexiste y funciona sólo si aquéllos que lo componen se man-tienen unidos en todas las circunstancias, ¿y cómo podríanfuncionar bien los organismos del Partido si cada una delas personas que los componen hicieran las cosas según sucuenta y manera? Imaginémonos por un momento lo que lesucedería a un automóvil en el que una de las ruedas delan-teras decidiera correr hacia atrás en vez de hacerlo hacia ade-lante y la otra decidiera rodar de lado en vez de hacerlo enlínea recta.

En un partido populista, tipo PRD o Reformista, cadaquien podrá hacer las cosas como le dé su real gana porquelos partidos populistas están compuestos de personas; sonagrupaciones de individuos; agrupaciones a las que cada in-dividuo va a buscar, en primer lugar lo que le convenga a él,y eso se explica porque esos partidos reflejan en el terrenopolítico el tipo de sociedad en que vivimos, o sea, la socie-dad capitalista en la cual la función del hombre es buscar yconseguir beneficios para él, y si en esa tarea deja algo paraotros, santo y bueno, pero si no lo deja, nadie lo consideraráun malvado porque su obligación consigo mismo, y ademáscon su familia, es ganar mucho dinero, y si para lograr esotiene que llevarse por delante a quien sea o tiene que come-ter inmoralidades como la de hacer contrabando para nopagar los impuestos de aduanas, sus amigos y el medio so-cial en que se mueve lo verán como cosa natural. En la so-ciedad capitalista el hombre está autorizado a luchar contrala sociedad y sólo se le castiga si traspasa ciertos límites, y enlos partidos populistas, que son el reflejo de esa sociedad,

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cada miembro está autorizado, para conquistar una posi-ción, a luchar contra todos los demás.

Por otra parte, si en un partido como el PLD se les consin-tiera a los compañeros hacer las cosas como le diera la gana acada uno; o digamos mejor, si se le permitiera a cada quieninventar un método de trabajo personal para cada tarea delPartido, se pondrían en peligro de muerte la disciplina y lamística del peledeísmo, porque cuando se trata de un partidode organismos, y no de individuos, como es el nuestro, hayentre las dos una relación tan estrecha que no podría haberdisciplina donde faltara la mística, pero tampoco podría habermística donde faltara la disciplina, y nadie puede imponer ladisciplina allí donde trabajando en una misma tarea cada quienla lleva a cabo como le parece, no como debe hacerse.

La unidadEl método de trabajo es el alma misma de la disciplina, y ladisciplina genera la unidad, pero para mantener la unidadviva no podemos confiar únicamente en la ejecución de losmétodos de trabajo; hay que alimentar sin tregua la místicade la organización. Esa es una enseñanza que hallamos en lahistoria de dos actividades muy viejas: la militar y la religiosa.Los ejércitos y las organizaciones religiosas se mantienen uni-dos gracias a su disciplina y a su mística; y en los unos y en lasotras se han aplicado tradicionalmente métodos iguales paralos soldados de todos los países y métodos iguales o muy pa-recidos para los sacerdotes y los fieles de todas las religiones.Cuando a un soldado romano se le daba una orden similar a laque se le da a un soldado francés (por ejemplo, la de comenzarla marcha), aquél la cumplía hace dos mil años con tanta pre-cisión como la cumple éste hoy; y cuando un sacerdote delculto griego celebraba un rito ante uno de sus dioses lo hacíacon el mismo ritmo y el mismo aparato con que un sacerdote

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de la India celebra el suyo ante Visnú. Hay, pues, un lazo deunión entre la disciplina y la mística, y ese lazo es el métodode trabajo; y como del papel que juegan la disciplina y lamística depende la unidad, nos vemos forzados a admitir quepara mantener la unidad del Partido, lo que equivale a decirsu vida, tenemos que dedicarles mucha atención y muchaenergía a los métodos de trabajo.

Los que dirigimos el PLD lo sabemos porque en los sitiosdonde los métodos de trabajo no fueron seguidos del pe al pano ha sido posible desarrollar el Partido; donde no se logróinculcar desde el primer momento el respeto a los métodoshubo que hacer esfuerzos para enderezar el rumbo perdido, yallí donde el rumbo se enderezó el Partido se fortaleció tantoen el orden orgánico como en el ideológico.

Un buen ejemplo del primer caso es Baní. En el munici-pio de Baní no se respetaron los métodos de trabajo y el Par-tido no avanzó ni una pulgada; en cambio en San José deOcoa, que se halla en la misma provincia, ha sucedido lo con-trario. Como ejemplo del segundo caso está Santiago. Enmarzo de 1976 hubo que separar del Partido a 36 circulistasde Santiago. En esa ocasión el PCD (Partido Comunista Do-minicano) dedicó más de dos páginas y media de su revistaImpacto a demostrar que lo que sucedía en Santiago era unacrisis mortal del PLD, la cual a su vez era la crisis definitiva del“boschismo”. Pero resulta que del número de Vanguardia co-rrespondiente al final del 1976 Santiago vendió 1,981 ejem-plares y del número correspondiente al 30 de noviembre deeste año [1978] vendió 3 mil 726, de manera que le faltaronsólo 236 para llegar al doble en once meses. Qué crisis, ¿eh?

Métodos populistasEn una visita que nos hizo recientemente un periodista extran-jero oímos de su boca la opinión de que el Partido Comunista

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Dominicano estaba obligado a hacer propaganda electoralusando los métodos que usan el Partido Reformista y el PRD;y agregó: “Y ustedes [el PLD] hacen mal en rechazar esos mé-todos porque ustedes deben darles la batalla a esos partidosen su propio terreno y con armas iguales a las de ellos”. A esosargumentos respondimos diciendo que a través del uso demétodos populistas penetran en los partidos revolucionarioslas ideas y los hábitos del populismo, y se trata de ideas y dehábitos que tienen el poder aniquilador de varias bombas ató-micas porque forman en la práctica diaria toda una concep-ción ideológica, o sea, toda una concepción de la vida.

El periodista admitió que teníamos razón, pero nosotrosnos quedamos pensando que nadie sabe cuántos peledeístas ysimpatizantes del PLD pueden confundirse y pensar comopensaba él, porque no hay literatura acerca del populismo yde sus métodos de trabajo que sirva para orientar a los compa-ñeros en lo que se refiere a ese tema.

Naturalmente, es difícil vivir con posiciones opuestas alpopulismo en un medio donde todas las ideas, y por tantolas actitudes, responden a la concepción populista de la vida,y por tanto a la concepción populista de la política; peroprecisamente, el secreto de ser o no ser revolucionario estáen saber distinguir cuáles pensamientos, y en consecuencia,cuáles actos o actitudes son populistas y cuáles se oponen alpopulismo; pues se es revolucionario en la medida en que selucha, en el campo de las ideas y en el de los hechos de todoslos días, contra el tipo de sociedad en que nos hallamos, yen el orden político, la expresión acabada de esa sociedad esel populismo.

Ahora bien, no es fácil distinguir entre lo aparente y loreal, entre lo que parece populismo y es revolucionario, asícomo entre lo que parece ser revolucionario y es sólo apa-riencia; y para saber hacer esa distinción hay que desarrollar

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la conciencia política, con lo cual queremos decir que lacapacidad de distinguir entre una cosa y la otra no viene enel cerebro cuando uno nace, como un don de la Naturaleza,sino que tiene que ser adquirida mediante el estudio y laobservación.

Si no aprendemos a estudiar los hechos analizándolos entodas sus partes, y a observar de manera muy detallada suscaracterísticas, se nos hará difícil darnos cuenta de cuándouna actividad es populista y cuándo no lo es, y para presentaralgunos ejemplos de esa dificultad vamos a hablar de tareasque ha llevado a cabo el PLD en los últimos tiempos, y de losmétodos que se usaron para realizarlas.

Las caminatasEmpezamos hablando de las caminatas o recorridos, que notardarían en ser imitadas por el PRD, pero de manera superfi-cial, porque un partido típicamente populista, como es el PRD

no podía darse cuenta de lo que había, más allá de lo aparen-te, en esa actividad del PLD.

Las caminatas o recorridos fueron producto de una expe-riencia que vivimos en Moca, ciudad a la que habíamos ido amediados del año pasado [1977] con el propósito de tomarleel pulso al estado de ánimo de la gente en una región que nose había distinguido por su desarrollo político. Al volver a laCapital, la dirección del Partido analizó lo que vio en Moca yde ese análisis sacó una conclusión: que debíamos hacer reco-rridos siguiendo un método que nos permitiera alcanzar unfin inmediato y uno algo más tardío; el inmediato sería pro-vocar que las familias salieran a las puertas de sus hogares yque se tomará nota de aquellos que manifestaran inclinaciónhacia el PLD; y el más tardío sería que el Partido establecierarelaciones permanentes con esas personas. No vamos a hacerpúblicos los métodos que se usaron para conseguir esos fines,

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pero debemos advertir que aunque otro partido los usara esosmétodos no podrían dar los resultados que le dieron al PLD

porque para ponerlos en práctica se requiere de un tipo deorganización que sólo tiene el PLD.

Los líderes del PRD creyeron que las caminatas eran unaforma de propaganda electoral, pero ellos no fueron los úni-cos que pensaron así. Más de una vez tropezamos en camina-tas con jóvenes izquierdistas que se indignaban con nosotrosporque pensaban lo mismo que los perredeístas, lo cual nosservía para medir el grado de desarrollo político de izquier-distas y perredeístas, que era el mismo porque ni unos niotros alcanzaban a darse cuenta de que en política, como enla vida, hay cosas que se ven y cosas que no se ven, y amenudo las que no se ven son más importantes que las quese ven, y así era ciertamente en el caso de las caminatas,porque su importancia no estaba en lo que de ellas se veíasino en el trabajo metódico que hacían los peledeístas queiban anotando las reacciones de la gente que salía a las puer-tas de sus casas, y el que hacían después las comisiones queiban de visita a esos hogares.

Pero como sucede siempre en todas las actividades huma-nas, las caminatas, que tuvieron un resultado positivo, tuvie-ron también su aspecto negativo, del cual vinimos a darnoscuenta en el mes de noviembre [de 1977] , cuando empezó elanálisis de los datos sobre la formación de organismos quedebían figurar en el informe de fin de año que sería presenta-do al Comité Central. Esos datos indicaban que entusiasma-dos por el buen éxito de las caminatas allí donde se llevaban acabo (que fue en Santo Domingo, San Pedro de Macorís yHaina, aunque en este último punto sólo se hizo una), los com-pañeros llevaron la venta de Vanguardia de un aumento sema-nal de 202 en promedio durante los meses de junio y julio, a574 (por semana) en los meses de agosto y septiembre, pero

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olvidaron que el Partido había decidido terciar en las eleccio-nes no para conseguir votos sino para fortalecerseorgánicamente, y la fortaleza orgánica debía conseguirse au-mentando el número de sus organismos, y si no se formabanmás organismos el aumento de venta del periódico impediríael desarrollo orgánico porque todos los peledeístas tendríanque dedicarle su tiempo libre a la venta, la distribución y elcobro de los periódicos, y eso los convertiría de miembros deun partido en pregoneros de Vanguardia. Empujado por eltrabajo de las caminatas, Vanguardia pasó a venderse sin quehubiera necesidad de hacer esferzos para convencer a la gentede que lo comprara, y eso llevó a muchos compañeros a creerque ya no era necesario dedicarle tiempo a la formación deorganismos porque el PLD se había convertido en una fuerzaarrolladora. Esos compañeros se dejaron arrastrar por una co-rriente populista que los confundió a tal punto que se olvida-ron de la meta que nos habíamos fijado: tener, el día 17 demayo de este año [1978], 2 mil organismos peledeístas quepara esa fecha estarían vendiendo 50 mil ejemplares de Van-guardia del Pueblo.

Esa corriente populista fue captada a tiempo por la direc-ción del Partido, pero ya había hecho el daño que tenía quehacer, porque nos quedamos atrás en el cumplimiento de lasmetas, no sólo en cuanto al número de organismos, sino tam-bién en lo que se refiere a la cantidad de periódicos que debía-mos estar vendiendo, lo que se explica porque la venta deVanguardia tiene que aumentar en la proporción en que au-mente el número de los organismos.

Los métodosUn partido como el PLD no puede usar métodos populistasen ninguna de sus actividades porque según sean los métodosque se usan así serán al fin y el cabo las ideas, la disciplina y

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los fines del Partido; y por esa razón el PLD se ha negado aensuciar paredes de casas, negocios, industrias, oficinas pú-blicas y paseos o monumentos con afiches o pintura, y por esonadie ve fuera de los locales del PLD las iniciales de nuestraorganización; y sin embargo la negativa a hacer lo mismo quehacen el Partido Reformista, el PRD o cualquiera de los parti-dos del sistema es, en cierta medida, una forma de propagan-da, porque los hombres y los mujeres que tienen sensibilidadpolítica se dan cuenta de que el PLD es otra cosa, y lo dicen; yeso es lo que explica que un partido municipal haya empeza-do a hacer propaganda a base de pedir excusas por haber co-metido el error de pintar las paredes de las casas, que el PRD

les haya ordenado a sus propagandistas no pintar propiedadesprivadas y que el PRSC haya apoyado nuestra carta a la JuntaCentral Electoral en la que pedimos que se prohiba ese tipode propaganda de mal gusto.

El PLD no usa guagüitas anunciadoras, la radio o la televi-sión o la prensa para invitar a la gente a que presencie susEncuentros con el Pueblo, el tipo de acto que venimos cele-brando desde hace algún tiempo en la Capital y en las ciuda-des de las provincias. Si hiciéramos eso estaríamos encargan-do a los llamados medios de comunicación social de llevar acabo tareas que deben realizar los miembros y los circulistasdel Partido, porque si el estudio de la política no se comple-menta con la actividad práctica en el seno del pueblo, nohabrá posibilidad de formar los cuadros que el país necesita, yesa conclusión nos lleva directamente a esta otra: no podemosponer a aparatos mecánicos a hacer lo que deben hacer lasmujeres y los hombres del PLD.

Pero ésa no es la única razón de que nos neguemos a usarmétodos populistas para llevar a cabo nuestros trabajos; hayotra muy importante, y es que el Partido debe mantenercontacto permanente con sus simpatizantes, y para eso tiene

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que conocerlos, saber dónde viven, qué vida hacen, en quése ocupan. Para nosotros no tiene el menor interés que a unacto nuestro vayan cien mil personas si de ellas noventa y cincomil son desconocidas, que hacen acto de presencia movilizadaspor guagüitas anunciadoras o por avisos de periódicos; y encambio le damos mucha importancia al hecho de que vayandos mil, y menos también, invitados por compañeros miem-bros o circulistas que han ido hasta sus casas, han hablado conellas, las han convencido de que yendo a ese acto aprenderánalgo de los problemas del país, algo que les interesará; algoque puede tener significación en sus vidas.

Lo que nosotros perseguimos es entrar en relación con do-minicanos que tengan sensibilidad política, y eso no se consi-gue trabajando con métodos populistas.19 de abril de 1978.

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INSTRUCTIVO PARA LA APLICACIÓN DE LOS MÉTODOSDE TRABAJO EN EL ÁREA DE EDUCACIÓN*

Los Estatutos del PLD en su artículo 25, consignan que laSecretaría de Educación tiene como misión garantizar la for-mación ideológica de los miembros y circulistas del Partido,y que para tales fines pondrá en práctica planes y programasde formación política y supervisará las actividades educativasde la organización.

Por cuanto los métodos de trabajo del Partido se funda-mentan en la división social del trabajo, la Secretaría de Edu-cación no podrá cumplir a cabalidad sus funciones si no seapoya en, el trabajo que realicen los encargados del área en lasdiferentes instancias del Partido.

Es por ello, que en el presente instructivo se hacen algunasprecisiones para que éstas contribuyan a la aplicación correctade los métodos de trabajo en el área de educación.

En este Instructivo se tratan los siguientes aspectos:

I) Sobre la dirección de la educación en los organismosdel Partido;

II) Unificación de criterios;III) Sobre solicitud, tramitación, implementación y

evaluación de charlas y otros eventos educativos;

* Santo Domingo, Imprenta Mercedes, 1986 (Colección Estudios Sociales).

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IV) Métodos de Supervisión;V) Mecanismos de nivelación en la aplicación del

Programa de Educación.

I) Sobre la dirección de la educación en los organismos del Partido:En los círculos de estudios, la dirección de la educación estaráa cargo del asesor del círculo de estudios.

En los comités de base y direcciones medias, la direcciónde la educación la realizará el encargado de educación delorganismo. Esta medida no se aplicará en aquellos casos enque no pueda ponerse en práctica porque las limitaciones delos integrantes del organismo así lo impidan, viéndose el ase-sor o enlace obligado a dirigir la educación. Cuando esa situa-ción se produzca los organismos medios lo informarán a laSecretaría de Educación para su conocimiento.

Cuando vaya a ser tratado un nuevo tema, el estudio deéste deberá comenzar por una exposición acerca de ese temapor parte del asesor o enlace. Luego de esa exposición el en-cargado de educación del organismo asumirá la dirección dela educación, pudiendo el asesor o enlace intervenir para acla-rar cualquier aspecto del material en discusión si lo entendiereconveniente para el buen desarrollo de la educación.

Como el encargado de educación será quien dirigirá la Edu-cación, éste debe ser evaluado por el organismo en base a losmismos criterios con que se evalúen los demás compañeros.

La unificación de criterios que se hace en el organismo alterminar la discusión de cada folleto será dirigida por el enlace.

En cada una de las reuniones en las cuales se discuta el pun-to de educación, el encargado del área deberá garantizar quesea llenada la Ficha de Evaluación continua de la educación, paracada uno de los compañeros. Para el llenado de la ficha se podráutilizar, opcionalmente uno de los siguientes procedimientos:

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a) El encargado de educación llenará las fichas de todos loscompañeros del organismo

b) El asesor o enlace llenará las fichas de todos los compa-ñeros del organismo;

c) La autoevaluación de cada compañero;d) Las fichas se intercambian entre los compañeros para

que cada uno evalúe a otro de sus compañeros.El encargado de educación del organismo deberá solicitar

al organismo la revisión periódica de las fichas de evaluacióncontinua de la educación, para corregir a tiempo cualquierfalla que sea detectada.

II) Unificación de CriteriosSistema de Dirección de la Unificación de Criterios

a) La Secretaría Nacional de Educación unificará a todoslos activistas nacionales del Partido;

b) Los activistas nacionales unificarán a las direcciones me-dias y municipales;

c) Las direcciones medias unificarán a los miembros y as-pirantes a miembros bajo la supervisión y control delactivista asignado.

Los diversos organismos y los activistas deberán manteneruna vigilancia permanente en la aplicación estricta del nuevosistema de Dirección y están en la obligación de realizar lasunificaciones en base a las Guías de Unificación por cicloselaboradas al respecto. No se podrá unificar si no es en base alos manuales señalados.

Método para realizar la unificación de criteriosLa metodología para llevar a la práctica la unificación de cri-terios es la siguiente:

a) Se elaborará la lista correspondiente a los compañerosque deberán unificar, señalando el organismo a que

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pertenecen. Los compañeros unificarán en grupos co-rrespondientes a sus categorías orgánicas. Dichos gru-pos se subdividirán de acuerdo a los ciclos a unificar.Los grupos a unificar no deben pasar de 15 compañe-ros, lo que garantiza un mejor manejo de la unificación;

b) La unificación será realizada utilizando las guías corres-pondientes, iniciándose con las afirmaciones de unifica-ción del primer folleto* a unificar y siguiendo esas afir-maciones en el orden riguroso del folleto;

c) Cada vez que se lea una de las afirmaciones se compro-bará el consenso del grupo en relación con la misma.Luego, y siguiendo el orden de la lista elaborada, seprocederá a solicitar al compañero que corresponda suinterpretación o ampliación en relación a la afirmación;también se solicitará la ampliación a los compañeros quelevantando la mano manifiesten que lo quieren hacer.Se deberá ir tomando nota de las respuestas y si ellashan sido muy buenas, regulares o malas de parte de cadacompañero;

d) Si luego de una discusión en torno a una afirmación,quien o quienes dirigen la unificación comprueban queexiste confusión en relación al aspecto discutido, deberáprocederse a aclarar el o los concepto(s) que se discute(n);

e) En caso de que algún o algunos compañeros no estuvie-ran de acuerdo con afirmaciones sostenidas en la unifica-ción, este compañero o los compañeros deberán canalizarsus diferencias de criterios a la Secretaría de Educación,que es el órgano de dirección de unificación de más altonivel en el área, para fines de conocimiento y evaluación;

* Se refiere a los folletos de las colecciones “Estudios Sociales” y “EstudiosEconómicos” que se incluyen en este volumen así como también a los demástextos, en ese formato, que formaban parte de la formación necesaria de cadaaspirante a miembro del Partido de la Liberación Dominicana (N. del E.).

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f) En la unificación deberá registrarse minuciosamente laparticipación de los compañeros y archivado el resul-tado, enviando una copia a la Secretaría de Educación.Al término del proceso de unificación se determinarálos que estén aptos para ser promovidos de acuerdo conla siguiente escala:

– 75% de intervenciones correctas, promovido:– 50% hasta la escala anterior, nueva discusión de

unificación;– Menos del 50%, deberá repetir el ciclo evaluado.

Se recomienda que cada compañero tenga por lo menos10 participaciones o intervenciones de unificación. Los com-pañeros deberán evaluar no las palabras bonitas o la buenapronunciación, sino el grado de comprensión demostrado porcada compañero, con sus propias palabras y gestos. Cada vezque se realice una unificación deberá reportarse a la Secretaríade Educación la lista completa de los compañeros unificados,los ciclos y el día en que fue realizada, así como la calificaciónalcanzada por cada compañero. El reporte debe tener la firmadel responsable de la unificación.

III) Sobre la solicitud, tramitación, implementación y evaluación de charlas, y otros eventos educativos

a) Las charlas deben ser programadas por los organismoscomo parte de sus planes de trabajo;

b) Todas las charlas que se celebren en el Partido deben sertramitadas a la Secretaría Nacional de Educación, la cualse encargará de coordinar la implementación de las mis-mas, utilizando como recursos las demás Secretarías delPartido, las Comisiones Ad-hoc del Comité Central, elbanco de charlistas por especialidad con que cuenta estaSecretaría, así como a cualquier activista o miembro delPartido, de acuerdo con el tema a tratar;

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c) Los organismos interesados en celebrar charlas u otroseventos deben dirigir una solicitud escrita a la Secreta-ría Nacional de Educación, siguiendo los canales esta-blecidos para el trámite de las correspondencias en elPartido;

d) Esta solicitud debe llegar a la Secretaría de Educaciónpor lo menos 15 días antes de la celebración de la activi-dad. Las solicitudes que lleguen fuera de este margende tiempo no serán consideradas, debiendo por lo tantoposponerse su realización para una fecha posterior, pre-via coordinación con esta Secretaría;

e) Las solicitudes deben incluir el tema de la charla, la fe-cha propuesta, la hora y el lugar de realización. Se reco-miendo que el tema se formule con precisión y claridad,ya que de no ser así se puede producir confusión y am-bigüedad, lo que dificulta que se alcancen los objetivosque se propuso el organismo solicitante;

f) La solicitud no debe incluir el nombre del charlista, yaque ello es competencia de la Secretaría de Educación,salvo el caso de que el organismo desee aprovechar re-cursos internos del mismo;

g) Las charlas incluidas en los planes de trabajo semestra-les o anuales de los organismos medios y municipalesque hayan sido enviados a la Secretaría Nacional de Edu-cación durante el período en que fueron elaborados esosplanes, deben ser nuevamente confirmadas por el acti-vista del organismo, con por lo menos 15 días de antici-pación a la celebración del evento, con la finalidad deconstatar si se mantiene vigente la planificación;

h) La Secretaría Nacional de Educación se reserva el dere-cho de objetar aquellos temas que por razones políticasconsidere que no deben ser tratados en un momentodeterminado.

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Procedimiento para atender las solicitudes de charlas delos organismos del Partido

a) Luego de ser conocida la solicitud por la Secretaría deEducación, el Encargado de Eventos le informará alcompañero correspondiente su designación para im-partir la charla, así como al activista del organismosolicitante, quien deberá pasar de inmediato la infor-mación a ese organismo;

b) El compañero activista del organismo que solicita lacharla deberá comunicarse con el compañero designadopara impartir la charla, con la finalidad de coordinar losdetalles organizativos de la actividad, tales como: ubi-cación geográfica del lugar, características de la pobla-ción a la que va dirigida la charla, etc.

c) Semanalmente la Secretaría de Educación informará a laSecretaría General sobre las charlas que esté coordinando;

d) Los gastos de transporte y de dieta de aquellos compa-ñeros que habrán de viajar al interior del país serán cu-biertos por el organismo que haya solicitado la charla.En el caso de que la charla haya sido organizada por laDirección del Partido los compañeros charlistas debe-rán recoger el valor de sus gastos en Secretaría General;

e) En caso de que se presente cualquier inconveniente enla implementación de la charla, tanto el compañeroactivista como el charlista deberán comunicarlo inme-diatamente al Encargado de Eventos de la Secretaríade Educación o en su defecto a su titular o si no acualquier otro miembro de la misma, con la finalidadde buscar a tiempo la solución al problema planteado.

En cuanto a la evaluación de las charlasa) Todas las charlas que se realicen en el Partido deberán ser

evaluadas con los criterios establecidos en el formulario

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correspondiente y ser reportadas a través del activista ala Secretaría Nacional de Educación

b) Cualquier evento que se realice en el Partido (talleres,mesas redondas, etc.) deberá seguir en términos genera-les los aspectos contenidos en el presente instructivo.

IV) Métodos de supervisiónEl encargado de educación, conjuntamente con el asesor es elresponsable de garantizar la aplicación correcta de los méto-dos de trabajo en su área. Para tales fines, deberá realizar unalabor de supervisión y control de las actividades educativas desu organismo.

a) Al iniciar la elaboración del plan de trabajo del organis-mo, el encargado de educación deberá elaborar un ca-lendario de visitas a los organismos bajo su dependen-cia, que le permita asistir por lo menos una vez al mes ala reunión de cada uno. Estas visitas tendrán como ob-jetivo fundamental, supervisar la aplicación de los mé-todos de trabajo en el área de la educación, a fin dedetectar posibles fallas y proponer soluciones;

b) El encargado de educación deberá proponer a su orga-nismo todas las actividades educativas que se conside-ren necesarias para el fortalecimiento ideológico y polí-tico de los compañeros del organismo y proponer ademáslos procedimientos a seguir para su ejecución;

c) El encargado de educación de las direcciones medias ymunicipales deberá reunirse por lo menos una vez almes con los encargados del área en los Comités de Base,para discutir los problemas del área y buscarle solucio-nes. Lo mismo deberán hacer los encargados de educa-ción de los Comités de Base con los encargados de edu-cación de los círculos de estudios;

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d) El encargado de educación deberá garantizar que suorganismo envíe a la Secretaría de Educación las siguien-tes informaciones:

1. Formulario de informe bimensual sobre el nivel deeducación del organismo;

2. Formulario de reporte de los resultados de las uni-ficaciones de criterios por ciclos;

3. Formulario bimensual sobre evaluación de la aplicaciónde los métodos de trabajo en el área de educación;

4. Cualquier otra información del área solicitada porla Secretaría Nacional de Educación.

V) Mecanismos de nivelación en la aplicación del Programa de EducaciónCuando por cualquier causa (reestructuración, traslado decompañeros, etc.) en un organismo hay compañeros en dife-rentes ciclos o folletos del Programa de Educación, el Orga-nismo deberá aplicar los procedimientos pertinentes para ni-velar a todos los compañeros en el programa.

Algunos de los procedimientos que podrían aplicarseserían:

• Reuniones extraordinarias del encargado de educacióncon el o los compañeros que hay que nivelar para queestos avancen en el Programa de Educación y puedanponerse al nivel de los demás compañeros;

• Si el desnivel de los compañeros no sobrepasa dos folletos,el organismo deberá reiniciar el Programa de Educación,por el nivel del compañero más atrasado en el programa.

VI) Sobre la aplicación del Programa de EducaciónTodos los organismos del Partido, deberán seguir el orden rigu-roso del Programa de Educación, salvo cualquier disposición

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a este respecto procedente del Comité Político, del ComitéCentral, o de la Secretaría de Educación.

Cuando por cualquier circunstancia, un organismo tengaque detenerse en la aplicación del Programa de Educación,deberán informarlo, motivando la suspensión a la Secretaríade Educación para su conocimiento y evaluación.

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COLECCIÓN ESTUDIOS ECONÓMICOS

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LA DEUDA EXTERNAI*

Hablando por La Voz del PLD, decíamos el viernes de la se-mana pasada estas palabras: “...si este año (1979) vendiéra-mos mil millones de dólares, al país le quedarían sólo 321millones 710 mil (dólares) para comprar todo lo que debetraer del extranjero... El año pasado pudimos comprar lo queel país necesitó porque cogimos dinero prestado, y de ese di-nero tuvimos que pagar 201 millones de dólares para abonara la enorme deuda que hemos estado haciendo; pero este añotendremos que pagar más que el pasado, y cada año nos vere-mos obligados a dedicar más y más dólares (los que nosotrosproducimos y también de los que nos presten) a pagar la deu-da externa, y sin embargo esa deuda seguirá creciendo; crece-rá hasta que llegue el momento en que de lo que nosotrosvendemos en otros países no nos quedará con qué comprar nila décima parte de lo que necesitaremos para mantener fun-cionando las industrias...”.

En ese párrafo hay algunos conceptos que deben ser am-pliados para que los lectores de Vanguardia del Pueblo pue-dan hacerse una idea clara de cómo funciona la economía de

* Santo Domingo, Imprenta Mercedes, 1981 (Colección Estudios Económicos; 1).

También fue publicado en cuatro entregas bajo el título “Hablemos de ladeuda externa” en la p.4 de Vanguardia del Pueblo: Año 5, Nº 177, SantoDomingo, Órgano del PLD, 7 de marzo; Nº 178, 14 de marzo; Nº 179, 21 demarzo; Nº 180, 28 de marzo de 1979, respectivamente (N. del E.).

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nuestro país en algunos de sus aspectos; por ejemplo, en el dela moneda. Obsérvese que en las palabras que hemos copiadoal comenzar este artículo hay unas cuantas que dicen así: “...ycada año nos veremos obligados a dedicar más y más dólares,los que nosotros producimos y también los que nos presten...”.

¿Cómo? ¿Es que nosotros producimos dólares? ¿La mone-da dominicana no es el peso?

Es el peso, pero sucede que todo lo que vendemos en paí-ses extranjeros se nos paga en dólares. Inglaterra nos compraazúcar y su moneda es la libra esterlina, pero nos paga el azú-car en dólares; Francia nos compra cacao y su moneda es elfranco, pero nos paga el cacao con dólares; la moneda de Ve-nezuela es el bolívar y la de España la peseta, pero Venezuelay España pagan con dólares los productos que nos compran.

¿A quién le pagan esos países con dólares, al gobierno do-minicano o a los comerciantes dominicanos que se dedican alnegocio de exportar (esto es, vender en el extranjero) produc-tos del país?

Les pagan a los comerciantes exportadores, pero estos tie-nen que entregarle esos dólares al Banco Central, y el BancoCentral les da pesos dominicanos, uno por cada dólar querecibe, o sea, cambia dólares por pesos a la par, palabra que eneste caso significa igual o parejo.

¿Qué hace el Banco Central con los dólares que recibe delos comerciantes exportadores?

Los usa en pagar las cuentas de los comerciantes importa-dores, esto es, de los que compran artículos extranjeros enInglaterra, Francia, Venezuela, España, Japón, los EstadosUnidos, pero los usa también en otras cosas.

Los usa en pagar las deudas del Estado, como por ejemplolas que hacen los gobiernos a nombre del Estado cuando cogendinero prestado a instituciones y organismos de crédito comoel Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional

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(FMI), al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) o a depen-dencias del gobierno de los Estados Unidos como la llamadaAgencia Internacional de Desarrollo (AID). Cada vez que elgobierno dominicano se compromete económicamente conuno de esos organismos, compromete al Estado y por tanto alBanco Central, que es el representante del Estado en todo loque sean asuntos monetarios; de manera que en los hechos, elque queda obligado a pagar los préstamos que hace el gobier-no es el Banco Central, y con él, en forma indirecta, quedanobligados los bancos dominicanos, entre los cuales hay otrosdos que son también propiedad del Estado (el de la Reserva yel Agrícola), y quedan obligadas todas las compañías finan-cieras, pues el Banco Central no es un simple banco como losque prestan dinero a los comerciantes y a los industriales yreciben dinero del público en depósitos de cuentas corrienteso de ahorros; el Banco Central es un banco de bancos; en élpueden depositar dinero sólo los bancos y él puede prestarlesdinero sólo a los bancos y a las llamadas compañías financie-ras, que hacen funciones parecidas a las de los bancos, perocon ciertas limitaciones.

Antes de seguir con el tema debemos hacer una pregunta:¿por qué establecemos distinciones entre el gobierno y el Es-tado, como cuando afirmamos que cada vez que el gobiernose compromete económicamente con el Banco Mundial o conla AID o con el BID compromete al Estado; y por qué afirma-mos también que el Banco Central es del Estado en vez dedecir que es del gobierno?

Lo decimos porque el Gobierno y el Estado no son la mis-ma cosa. El gobierno es el administrador del Estado, y entreél y el Estado hay la misma relación que hay entre una empre-sa comercial organizada a base de acciones (lo que se llamauna compañía por acciones) y la persona que está al frente deella con el cargo de gerente. Las juntas de accionistas cambian

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a los gerentes, pero la compañía sigue existiendo, y algunasde ellas tienen muchos años.

Los gobiernos son pasajeros, pero el Estado no lo es; almenos, no lo es a corto plazo. El Estado de Etiopía tenía másde 2 mil años antes de pasar a ser socialista y los de España eInglaterra tienen varios siglos. Esa continuidad del Estado enel tiempo es lo que explica que a la hora de negociar emprés-titos, los que aportan dinero se lo prestan, no a los gobiernossino a los Estados, pero como los gobiernos son los adminis-tradores de los Estados, con quienes los prestamistas hacensus tratos es con los gobiernos, porque en el Derecho Interna-cional se les reconoce a los gobiernos la facultad y el poder deactuar como representantes y a nombre de los Estados, y poresa razón una negociación llevada a cabo con un gobiernoobliga al Estado, lo que significa que el Estado es el responsa-ble de los compromisos que hacen sus gobiernos; y así comono podemos decir que la fábrica de leche condensada o enpolvo que hay en tal país es de su administrador o gerentesino que es de la Nestlé, así no podemos decir que el BancoCentral de nuestro país es de tal o cual gobierno dominicanosino que es del Estado. Desde que fue fundado, en tiemposde Trujillo, el Banco Central ha tenido varias autoridadesnombradas por varios gobiernos, pero los compromisos quehicieron esas autoridades y esos gobiernos a nombre del Ban-co Central han sido compromisos del Estado, y quien estáobligado a cumplirlos es el Estado*.

Hay varios tipos de compromisos que obligan al BancoCentral y por tanto al Estado; uno de ellos es el de emitir lamoneda dominicana y mantener esa moneda constantemente

* Para una mejor comprensión de la diferencia que hay entre el Gobierno y elEstado, véase nuestro artículo, “Gobierno y Estado”, en Vanguardia delPueblo, Año V, Nº 165, Santo Domingo, Órgano del PLD, 13 de diciembrede 1978, p.4.

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respaldada con una moneda extranjera, que es el dólar. Laexistencia de ese respaldo significa la garantía, para todo elque recibe usa y guarda pesos dominicanos, de que los bille-tes o las monedas metálicas que posea tienen y conservaránun valor determinado. Para asegurar ese respaldo, el BancoCentral tiene en depósito en todo momento una cantidadsuficiente de dólares, que cuando cumplen su función de re-servas se llaman divisas. Esas divisas pueden estar lo mismoen las cajas del Banco Central como colocadas en bancos deotros países, pero donde quiera que estén se hallan siempre adisposición del Banco Central.

La fuente principal de las divisas que se guardan en elBanco Central o están a su orden en cuentas bancarias deotros países es la venta de productos dominicanos en el ex-tranjero y la de servicios que se dan lo mismo en el extranje-ro que en el país. Para librar de confusiones a quienes nohayan entendido las últimas líneas debemos explicar queuna venta de servicios en el extranjero es, por ejemplo, eltransporte, en aviones de la Dominicana de Aviación, depersonas que viajen de los Estados Unidos o de Puerto Ricoa Santo Domingo, y una venta de servicios en el país es elhospedaje en hoteles y la comida en restaurantes nacionalesde los turistas norteamericanos o venezolanos que nos visi-tan. Esos servicios, así como los fletes de carga en aviones obarcos dominicanos, y los derechos de facturas consulares,son cobrados en dólares que entran, o deben entrar, en lacuenta de divisas del Banco Central; pero al mismo tiempohay una cantidad grande de millones de dólares que no vanal Banco Central, como por ejemplo los que mandan losdominicanos ausentes a sus familiares, y otra cantidad quesale del Banco Central, como los gastos del Gobierno enrepresentaciones diplomáticas, así como los de los turistasdominicanos que viajan por Estados Unidos, Europa, y la

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América Latina, y lo que se les envía a los que estudian enEuropa o en los Estados Unidos. Las cantidades mayores, sinembargo, son las que se usan para pagar las deudas que loscomerciantes e industriales dominicanos tienen con las em-presas que los surten de artículos y de materias primas extran-jeras; es decir, las que se dedican al pago de todo lo que im-porta el comercio nacional y además las que se llevan paraafuera en virtud de lo que se llama la repatriación del 18 porciento de los beneficios que obtienen las empresas extranjerasque se han establecido en el país, y las que cobran como dere-cho de patentes los dueños de secretos tecnológicos y de mar-cas acreditadas (y digamos, de paso, que a menudo se dancoincidencias de productos, como cigarrillos y refrescos, paramencionar sólo dos, que tienen al mismo tiempo patente poruna marca y patente de fabricación). A las mencionadas seagregan las cantidades de divisas que se pagan por seguros detodos los tipos y fletes de mercancías; las que corresponden aintereses de dinero extranjero, como sucede en el caso de lospréstamos obtenidos de bancos comerciales que lo mismopueden ser norteamericanos que de las islas inglesas de LasBahamas y aún cuando se trata de dinero que presta el BID oel Banco Mundial (aunque esos dos cobran generalmente in-tereses bajos); y por último, las que se usan para hacer pagosde amortización (o abonos) de las deudas hechas por el go-bierno. Según sabemos por el discurso que leyó el presidenteAntonio Guzmán ante el Congreso el 27 de Febrero, el añopasado (1978) se pagaron, para amortizar deudas del Estado,201 millones de dólares, y deben haberse pagado en interesesalrededor de 50 millones.

A pesar de que hay numerosos artículos importados quese compran con los llamados dólares propios, o sea, los quese consiguen con los canjeadores pagándolos a 1.22 y a1.26, el Banco Central tiene a menudo déficit de divisas,

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es decir, termina muchos años con menos dólares de losque recibe; y eso sucedió por ejemplo, en el año que acabade pasar (1979).

La noticia de que el Banco Central había tenido en el año1978 un déficit en dólares apareció en el Listín Diario del 2de marzo (p.14) con el título de “Banco Central Ingresó Me-nos y Egresó Más”. Por lo que dijo el Listín se deduce que eldéficit se produjo en la balanza cambiaria que es la que regis-tra el movimiento de entrada y salida de divisas. Según elListín el Banco Central informó que en 1978 habían entradoen los bancos del país 1 mil 118 millones 408 mil dólares ysalieron 1 mil 127 millones 827 mil, de manera que el balan-ce fue negativo en 9 millones 419 mil dólares.

De acuerdo con lo que se lee en la noticia del Listín Diario,de los dólares que se recibieron sólo 601 millones 344 milprocedían de las exportaciones, y por el discurso del presiden-te de la República que éste leyó ante el Congreso el 27 deFebrero, sabemos que ese año se recibieron préstamos por 400millones 400 mil dólares, cantidad que sumada a los 601millones 344 mil de las exportaciones da 1 mil y 1 millones744 mil dólares. Con 116 millones 663 mil más tenemoslos 1 mil 118 millones 407 mil mencionados en la memoriadel Banco Central y no necesitamos rompernos la cabezatratando de averiguar por qué en esa memoria se habló de151 millones 684 mil que entraron por cuentas especialesen dólares y de 365 millones 379 mil que lo hicieron por“otros conceptos”. Lo importante para el país es que en labalanza cambiaria hubo un déficit de 9 millones 419 mildólares, punto que deseamos destacar porque nos propone-mos explicar para los lectores de Vanguardia, y muy espe-cialmente para los miembros y los circulistas del PLD, cómose procede, y por qué, cuando en la balanza cambiaria sepresenta un déficit en dólares.

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La moneda dominicana, o sea, el peso nacional, que en laley que lo creó se llama peso oro, brota del dólar de la mismamanera que de la flor de la auyama brota la auyama. El BancoCentral manda a hacer los billetes dominicanos en casas ex-tranjeras altamente especializadas de las cuales hay unas pocasen el mundo, y manda a hacer las monedas de metal en casastambién especializadas en ese trabajo. Tanto los billetes comolas monedas de metal se hacen por millones; millones de bi-lletes de un peso, de 5, de 10, de 20, de 50, de 100 y tam-bién millones de monedas metálicas de todos los tipos quecorren en el país; y tanto los billetes como las monedas seguardan en los depósitos del Banco. Mientras están ahí, sonmoneda en papel y en metal, pero es lo mismo que si no lofueran porque no han sido emitidas.

¿Qué quiere decir eso de que no han sido emitidas?Quiere decir que todavía no han sido puestas en manos

del público, y por tanto que todavía no tienen el valor queadquieren al entrar en circulación.

¿Qué le falta a un billete de banco dominicano de 10 pe-sos que está en los depósitos del Banco Central para que pue-da alcanzar el valor de 10 pesos?

¿Por qué no puede el Banco Central echar a la calle todoslos billetes nuevos de 10 pesos que tiene en sus depósitos,todos los de 5 pesos, los de 20 pesos, los de 100 pesos? ¿Nohabría más dinero en manos del Pueblo, y por tanto, no me-joraría la suerte de los dominicanos pobres, si saliera a la cir-culación todo el dinero que tiene guardado el Banco Central?

No; al contrario. Si se echaran a la calle todos los billetes ytodas las monedas metálicas que guarda en sus cajas el BancoCentral, el peso dominicano perdería su valor y en poco tiem-po necesitaríamos cientos de pesos para comprar lo que hoyvale cinco o diez. Eso sucedió en nuestro país varias veces, y laúltima fue en los tiempos de Lilís, a fines del siglo pasado; y

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ha sucedido en este siglo en Alemania, en Bolivia, en Chile,en la Argentina. Dondequiera que se emite (o se echa a lacalle) moneda sin respaldo, el dinero pierde valor y lo pierde ala misma velocidad a que se pone en circulación; de maneraque si en un sólo día se emiten cien millones de pesos que notengan respaldo, y al día siguiente se repite esa operación, yen el que le sigue se emiten otros cien, la moneda pierde valortres veces, por lo menos, en esos tres días.

¿Cómo se explica ese fenómeno?Se explica con mucha facilidad. Lo que pasa es que un bille-

te de banco vale solamente lo que cuesta el papel en que estáhecho más lo que cobran por imprimirlo incluyendo el preciodel grabado, y eso cuesta centavos por unidad; y cuesta lo mis-mo cuando se trata de un billete de un peso que cuando se tratade uno de cien. Algo parecido podemos decir de las monedasmetálicas. Hace cincuenta años esas monedas eran de oro, deplata, de cobre, pero hoy son de níquel y de metales más bara-tos que el níquel, y una moneda de níquel y cobre que correcon un valor de 50 centavos no tiene 50 centavos en metal. Esonos dice que actualmente las monedas tienen valores que no secorresponden con los materiales de que están hechas.

El valor de las monedas, sean de papel o de metal, y en elcaso que nos interesa el valor de las monedas dominicanas, sehalla en el respaldo que tienen y en el hecho de que el públicolas acepta por el valor que les atribuye el Estado a través delBanco Central y del gobierno. Pero ese valor se relaciona di-rectamente con el dólar, pues un peso dominicano vale lomismo que un dólar porque al ser puesto en circulación, cadapeso quedó respaldado por un dólar que se hallaba en esemomento en los depósitos del Banco Central o que estabadepositado fuera del país en un banco acreditado que lo teníaen sus cajas a la orden del Banco Central de la RepúblicaDominicana para que éste lo usara cuando le conviniera.

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La moneda queda emitida cuando se la pone en circula-ción con el valor que le corresponde, valor que no tenía antesde ese momento aunque figurara escrito con letras y númerosen los billetes y en las monedas metálicas. Al emitir una can-tidad equis de pesos, el Banco Central lo hace porque tieneen su poder una cantidad de dólares equivalente a la de pesosemitidos; pero debemos recordar que esos dólares llegaron alBanco Central, o fueron depositados a su nombre en un ban-co de otro país, en pago de artículos dominicanos que se ven-dieron en el extranjero, de manera que la verdad verdaderaes que lo que hicieron esos dólares fue representar el valorde tales o cuales productos de la República Dominicana quea su tiempo fueron creados por el trabajo del pueblo domi-nicano. Si comprendemos el significado de lo que acabamosde decir nos daremos cuenta de que en realidad el valor dela moneda dominicana depende principalmente de que elpaís venda en el extranjero más bienes y servicios de los quecompra en el exterior.

Como cada peso se emite con el respaldo de un dólar, si alterminar un año el Banco Central ha tenido un superávit endivisas (lo que es lo mismo que decir si ese año le han sobradodólares), puede emitir, o poner en circulación, una cantidadde pesos igual a los dólares que le sobraron; pero si le faltarondólares, que equivale a decir si tuvo déficit de dólares, debesacar de la circulación tantos pesos como los que ha tenido dedéficit de dólares. Por ejemplo, si este año tiene un déficit de100 millones de dólares, deberá retirar de la circulación 100millones de pesos dominicanos a más tardar en el mes de ene-ro del año próximo.

Conviene que tengamos presente esto: un saco de cacaodominicano que se vende en Francia le produce al país, diga-mos, 100 dólares, que llegan al Banco Central; éste los guar-da y le entrega 100 pesos al comerciante de San Francisco de

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Macorís que le vendió el cacao a un comerciante francés; perosi al Banco Central no le llegan los 100 dólares, no puedeentregar los 100 pesos al comerciante de San Francisco deMacorís. Ahí tenemos un caso de pérdida de 100 dólares parael Banco Central y de 100 pesos para el país, puesto que al nollegar los 100 pesos a manos del comerciante de San Francis-co de Macorís, dejan de circular en el país 100 pesos.

¿Adónde fueron a dar los 100 dólares que no llegaron alBanco Central?

No lo sabemos, pero sabemos que son muchos los dólaresque se pagan en el extranjero por productos dominicanos yno llegan al Banco Central. Pueden ser 100 millones, 200millones, 300 millones, o menos; y como no entran en elBanco Central, éste no puede emitir, o poner en circulación,millones de pesos que deben estar circulando para que la eco-nomía del país funcione a plena capacidad. Para hacerle fren-te a esa situación, los gobiernos dominicanos, muy especial-mente en los últimos años, han cogido el mal hábito de pedirprestados en el extranjero, y con preferencia en los EstadosUnidos, cientos y cientos de millones de dólares que pasan aocupar el lugar que dejaron vacío los dólares que no llegaronde los artículos dominicanos vendidos en Europa, enNorteamérica y el Japón.

¿Cómo se consigue que no lleguen al Banco Central todoslos dólares que representan mercancías dominicanas vendidasen el exterior?

Mediante lo que se llaman subvaluaciones, palabra quesignifica que una cosa aparece vendida por un valor más bajodel que en verdad se vendió. Con ese truco un comercianteestablecido en la República Dominicana vende en Alemaniatabaco que le pagan a 40 dólares el quintal, pero en los docu-mentos de embarque se dice que fue vendido a 30 dólares, demanera que cuando al final de las operaciones de un año vendió

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10 mil quintales de tabaco, ese comerciante tiene depositadosen un banco alemán (o de otro país) 100 mil dólares que nollegaron al Banco Central de la República Dominicana. Losresultados de esa operación son que en nuestro país dejaronde entrar en circulación 100 mil pesos, y también que en otropaís entran en circulación 100 mil dólares o su equivalente enuna moneda europea; si los 100 mil dólares fueron llevados aEspaña, allí fueron convertidos en 7 millones de pesetas; sifueron llevados a Francia, se convirtieron en medio millón defrancos, y si se quedaron en Alemania, pasaron a ser 400 milmarcos; y con las pesetas y los francos y los marcos se producecapital en España, en Francia y Alemania; pero como el capi-tal no sale directamente del dinero sino que el dinero se usaen comprar fuerza de trabajo para que ella produzca mercan-cías, tenemos que con los dólares que debieron venir al país yno vinieron, se está comprando fuerza de trabajo en España,en Francia o en Alemania, no en la República Dominicana,que fue el lugar donde se produjeron esos 100 mil dólares.

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LA DEUDA EXTERNAII*

Nadie sabe, ni siquiera aproximadamente, cuántos dólarespagados fuera del país por productos dominicanos se quedanen los Estados Unidos, Puerto Rico o Europa, depositados enbancos a nombre de los exportadores que venden esos produc-tos; pero podemos asegurar que son millones, no los 100 mildólares de que hablamos en el número anterior de Vanguardia,pues esa cantidad fue mencionada no porque se ajustara a larealidad sino para dar un ejemplo que pudiera ser comprendi-do fácilmente por las personas que no saben en qué consiste ycómo se lleva a cabo la maniobra llamada subvaluación.

Desde luego, no sería justo decir que todos los comerciantesexportadores de nuestro país subvalúan los artículos que ven-den en el extranjero, pero sería una ingenuidad de niño decirque ninguno lo hace. Ahora bien, entre los organismos delEstado que deberían llevar control de los movimientos econó-micos que pueden ser aprovechados para dejar divisas (dólares)fuera de la República Dominicana, no hay uno sólo, hasta don-de se sepa, capaz de evitar las subvaluaciones o su contraparte,las sobrevaluaciones, y por esa razón es casi imposible haceruna apreciación más o menos correcta de la cantidad de divi-sas que no llegan al Banco Central.

* Santo Domingo, Imprenta Mercedes, 1981 (Colección Estudios Econó-micos; 2).

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Acabamos de usar la palabra sobrevaluaciones y ha llegadoel momento de hablar de ellas, de manera que es oportunohacer ahora la pregunta de qué cosa es la sobrevaluación.

La sobrevaluación es lo contrario de la subvaluación; opara decirlo con más claridad, es la acción de hacer figuraren los documentos comerciales que un artículo extranjeroha sido comprado por un precio mayor del que en realidadse pagó por él.

¿Quienes son los que llevan a cabo la sobrevaluación?Los que compran en el extranjero mercancías que traen al

país para venderlas aquí, o sea, los importadores, o por lomenos una parte de ellos.

¿Con qué fin se hace la sobrevaluación? ¿Es acaso para traeral país más divisas de las que se declaran?

La sobrevaluación se hace con el mismo fin que se hace lasubvaluación, esto es, para dejar divisas en el extranjero,porque las mercancías que valen 100 aparecen compradaspor 110 y la diferencia entre 100 y 110 se queda en el paísdel cual salieron esas mercancías situada en un banco a nom-bre del importador dominicano, que también subvalúa artí-culos que paguen impuestos de aduana advalorem, o por suvalor, ya que declarándolos con menos valor pagan menosimpuestos.

En la República Dominicana, como en todas partes, haynumerosos comerciantes que son al mismo tiempo importa-dores y exportadores, y esos pueden hacer subvaluaciones ysobrevaluaciones, pero por el momento no nos interesa me-ternos en ese camino porque lo que nos hemos propuesto alescribir estos artículos es tratar de la deuda externa, a la cualestá íntimamente ligada la moneda nacional debido a suestrecha ligazón con la moneda extranjera (recuérdese queen el artículo anterior dijimos que el peso dominicano brotadel dólar de la misma manera que de la flor de la auyama

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brota la auyama), y por eso no vamos a detenernos a explicarcómo es el juego de la sobrevaluación de unos productos yla subvaluación de otros para conseguir beneficios, unos endólares y otros en pesos, aquellos depositados en bancos delos Estados Unidos o de Europa y estos obtenidos gracias aque se pagan en las aduanas dominicanas menos impuestosde los que deben pagarse; y por eso seguiremos hablando dedivisas y de pesos nacionales, o al revés, de pesos nacionalesy de divisas.

Como todo país que se hace independiente, el nuestro creóuna moneda tan pronto quedó convertido en República, perono sabemos sobre qué base se hizo esa moneda. No hay cons-tancia del día, del mes y el año en que se autorizó la emisiónde billetes de uno y de dos pesos, que fue la primera hecha enel país entre el 28 de febrero y el 29 de agosto de 1844. Sesabe, eso sí, que en el 1845 se hicieron (o se acuñaron, que esla palabra apropiada) 50 mil pesos en moneda fraccionaria(menudo) de cobre; y se sabe que a lo largo de los años delsiglo pasado, a partir de 1844 y hasta la muerte de UlisesHeureaux (el dictador a quien todo el mundo conocía por elapodo de Lilís), con la excepción de los años de la anexión aEspaña, se hicieron muchas emisiones de pesos dominicanos,la mayor parte de ellas en billetes y la menor en monedasmetálicas, y en todos los casos los pesos de papel se desvalori-zaban, esto es, perdían su valor, dejaban de valer lo que elgobierno decía que valían, y esa pérdida constante de valorproducía tales efectos políticos que puede decirse con todaseguridad que ella fue la causa inmediata de la muerte deLilís, ocurrida el 26 de julio de 1899; y a partir de esa muertese hizo incontenible la demanda de comerciantes y terrate-nientes de que se prohibiera la emisión de billetes dominica-nos y que en su lugar se adoptara el dólar norteamericanocomo moneda nacional.

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Pocos meses después de la muerte de Lilís, Juan AntonioAlix, que era el vocero de la pequeña burguesía cibaeña, de-cía en una de sus décimas:

“Según la voz soberanade todo el país, deseaque circulando se vealas moneda americanapues con ella el pueblo ganaporque no sube ni baja”.“No sube ni baja” quería decir que el dólar no tenía oscila-

ciones, que se podía confiar en él porque no perdía valor, yaunque parezca increíble, en el año 1905 se adoptó comomoneda del país la de los Estados Unidos y se prohibió cons-titucionalmente que se hicieran billetes de bancos nacionales.Lo que eso significaba está dicho por el dominicano que escri-bió la primera historia de nuestras finanzas (César A. Herrera,Las Finanzas de la República Dominicana, Tomo I, CiudadTrujillo, Impresora Dominicana, 1955, p.9), que comenzósu libro con estas palabras: “La moneda es el signo más osten-sible de la organización y estabilidad de una nación. Cuandoun país no cuenta con moneda propia o la tiene pero sin valorintrínseco, o de un valor nominal muy fluctuante, es induda-ble que el quebranto sufrido por esa nación en todos los órde-nes es sumamente grave”.

Las monedas metálicas que se habían acuñado en tiemposde Báez y de Lilís siguieron circulando después de 1905, perojunto con ella circulaban también las norteamericanas de cobre(un centavo), de níquel (5 centavos), de plata (de 10, 25 y 50centavos y un dólar) y las de oro (de 5, 10 y 20 dólares), ynaturalmente, los billetes de todas las denominaciones; másaún, los únicos billetes que circulaban eran los de los EstadosUnidos. Así pues, en el orden monetario, sin hablar de otros, elpaís pasó a ser un territorio de Norteamérica, y por tanto eraimposible llevar cuenta de los dólares que entraban y salían.

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Fue a partir de 1905 cuando empezamos a tener esta-dísticas del comercio exterior, o sea, tanto de lo que ven-díamos como de lo que comprábamos en otros países, yfue entonces cuando comenzamos a tener datos más o me-nos precisos de los saldos anuales de ese comercio, esto es,de lo que quedaba a favor nuestro o de lo que perdíamoscada año por diferencia entre lo que importábamos y lo queexportábamos.

(Conviene aclarar, de paso, que las palabras importar y ex-portar y sus derivadas importador y exportador se relacionancon el sustantivo puerto, y que puerto significa puerta, o loque es igual, la puerta por donde se entra en el país y se salede él; de ahí que importar signifique traer al país y exportarsignifique sacar del país).

La contabilidad de lo que se importa y lo que se exporta daun resultado que se llama balanza comercial, y la balanza co-mercial puede ser favorable o negativa. Según podemos veren la publicación titulada Comercio Exterior, hecha por la Di-rección General de Estadística y Censos en 1964 (correspon-diente a los meses julio-diciembre de 1962, Vol. XI, Nos. 7-12, p.V), entre los años 1905 y 1967 sólo tuvimos déficit enla balanza comercial en el año 1921 (de 3 millones 971 mildólares, pues exportamos 20 millones 614 mil e importamos24 millones 585 mil), que se debió a la crisis mundial de1920, año en que gracias a los precios que alcanzaron el azú-car, el cacao, el tabaco y el café, hicimos las ventas y comprasmás altas de nuestra historia, que en conjunto iban a ser supe-radas sólo en 1947 y los años siguientes.

De los datos de todos esos años a nosotros nos interesan losque se refieren a lo que vendimos desde 1905, cuando el dó-lar quedó convertido en moneda nacional, hasta 1946, últi-mo año en que el dólar circuló en esa condición ya que en el1947 pasó a ser sustituido por el peso oro dominicano.

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En el 1905 exportamos 6 millones 896 mil dólares e im-portamos 2 millones 373 mil, de manera que la balanza co-mercial fue favorable para el país en 4 millones 159 mil dóla-res; en el 1946, lo que exportamos llegó a 66 millones 689mil (casi diez veces lo que habíamos exportado en 1905) y loque importamos fueron 27 millones 664 (faltaron 367 milpesos para que fueran diez veces las importaciones de 1905),y la balanza nos favoreció en más de 39 millones.

En los 41 años transcurridos entre 1905 y 1946 tuvimosun superávit de 306 millones 435 mil dólares, pero nadiesabe cuántos de esos millones salieron del país, por ejemplollevados a los Estados Unidos, Puerto Rico, y España en con-diciones de beneficios de los dueños y accionistas de los inge-nios azucareros y de otros negocios norteamericanos así comopor los altos empleados yanquis y puertorriqueños de esosingenios y negocios o por los comerciantes españoles y puer-torriqueños, que eran abundantes en los primeros 20 ó 30años de este siglo.

Eso no se sabe ahora, pero tampoco se supo nunca ni erafácil saberlo antes de que se fundara el Banco Central, puespara saberlo hubiera hecho falta llevar la contabilidad de lamoneda dominicana y extranjera que corría en el país, y lainstitución del Estado encargada de esa contabilidad sólo po-día ser el Banco Central, que vino a ser establecido en 1947.

En el año 1937, y por la Ley Nº 1259 del 21 de febrero, sedispuso la acuñación de monedas metálicas de cobre, níquel yplata para sustituir las monedas metálicas nacionales que cir-culaban, como dijimos antes, desde el siglo pasado, y tam-bién las norteamericanas, que en valor eran más del doble delas dominicanas. El cambio (o canje, que es la palabra que seusa para esos casos) de las monedas viejas por las nuevas estu-vo haciéndose durante tres meses del año 1938 y dio el si-guiente resultado: de monedas dominicanas (hechas, unas de

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níquel y otras de aleación de cobre y níquel) se canjearon 220mil pesos; de monedas norteamericanas de cobre, 4 mil 173dólares; norteamericanas de níquel, 62 mil 85 y de plata (de10, 25 y 50 centavos y de un dólar), 343 mil. De la monedadominicana antigua siguió circulando la de medio centavollamado por el Pueblo mota y media mota, y de la norteame-ricana la de un centavo porque no se acuñaron dominicanasdel mismo valor.

¿Cómo se explica que el Gobierno acuñara moneda nacio-nal sí todavía no se había establecido el Banco Central, queiba a ser creado casi once años después de la promulgación dela Ley Nº 1259?

Se explica porque el Gobierno hizo monedas metálicas quetenían valores intrínsecos, palabra que significa que teníanvalor en sí mismas, esto es, en los metales de que estabanhechas. Por ejemplo, 10 centavos de plata ó 5 centavos deníquel valían, vendidos como metales, 10 y 5 centavos res-pectivamente; y cualquier gobierno de cualquier país delmundo puede poner en circulación ese tipo de moneda por-que nadie puede rechazar un peso de plata si ese peso, vendi-do como plata, no como moneda, vale un peso o tal vez másde un peso. Conviene recordar ahora que la onza de oro quecirculaba en el año 1930 con valor de 20 dólares valía 35dólares en 1935 y hoy valdría, si corriera, más de 225.

Diez años después de haberse puesto en circulación esasmonedas acuñadas por el gobierno dominicano se hicieronestimaciones para determinar a cuánto alcanzaban los bille-tes norteamericanos que se hallaban en circulación en el país,dato que se requería para establecer el Banco Central envista de que éste pasaría a emitir inmediatamente el pesooro dominicano en forma de billete, y se llegó a la conclu-sión de que eran 19 millones 47 mil dólares, pero además, enbancos de Nueva York había 29 millones 168 mil dólares

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que correspondían a depósitos de bancos establecidos en laRepública Dominicana, y las dos cantidades arrojaban un totalde 48 millones 215 mil dólares en divisas.

A eso se habían reducido los cientos de millones de dólaresque figuraban en las estadísticas como acumulación de lossuperávit en la balanza comercial del país; y naturalmente,con esos 48 millones 215 mil dólares se contó para respaldarel peso oro dominicano, que fue creado el mismo día en quelo fue el Banco Central, esto es, el 9 de octubre de 1947.

La ley mediante la cual se fundó el Banco Central estable-cía que sus autoridades podían emitir hasta 2 pesos oro domi-nicanos por cada dólar que figurara en las reservas. La ley nolo decía en esa forma sino al revés, es decir, fijaba que la reser-va monetaria del Banco debía ser por lo menos igual a lamitad del dinero emitido, lo que significaba que podían emi-tirse 2 millones de pesos siempre que estuvieran garantizadospor una reserva de un millón de dólares.

Como no tenemos a la mano la historia detallada de lasoperaciones del Banco Central no sabemos si al quedar fun-dado emitió billetes (pesos oro dominicanos) en cantidad de48 millones 215 mil o de 96 millones 430 mil. Si fue laúltima, y en vista de que la población del país había sidoestimada para julio de ese año (1947) en un millón 982 mil,a mediados o a fines de 1948 debía haber en circulación pesosdominicanos a razón de 50 por cada habitante (un “Informeelaborado por el Dr. Walter Kausse” que da Julio C. Estrellaen su libro La moneda, la banca y las finanzas de la RepúblicaDominicana, Tomo I, Santiago, R. D., Universidad CatólicaMadre y Maestra, 1971, p.359, ofrece datos de ingreso percápita y de población que no merecen confianza porque el depoblación fue una estimación superior a la oficial de 1949).Treinta años después (para fines de 1977), la cantidad de di-nero dominicano que estaba en circulación era casi 6 veces

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más (llegaba a 559 millones 900 mil pesos) para una pobla-ción de 4 millones 978 mil personas, esto es, apenas dosveces y media más grande que la de 1947. Eso equivalía amás de 112 pesos por cabeza, o sea, más del doble de los 50que correspondían en 1947 a cada habitante. Por deduc-ción sabemos que lo que estaba produciendo cada domini-cano en 1977 era bastante más del doble de lo que se pro-ducía en 1947, pero no podemos hacer la comparaciónporque no hay datos de 1947. De todos modos, lo que sesabe, sin que haya necesidad de demostrarlo, es que con unpeso de 1977 se compraba tres veces menos, y quizá más detres veces menos, que lo que se compraba con un peso en1947, lo que nos indica que para 1977 el peso se habíadesvalorizado, y efectivamente así había sucedido, pero nosólo en relación con los productos que podían comprarsecon él sino también en relación con el dólar (que a su vezperdía valor desde hacía años) como lo demuestra el hechode que en diciembre de 1977 había que pagar un peso con26 centavos para obtener un dólar, aunque ese dólar estu-viera destinado a comprar algo fuera del país y a pesar deque el Banco Central seguía dando dólares por pesos a lapar, o sea, que les reconocía a las dos monedas el mismovalor siempre que el dólar que él diera a cambio de un pesose usara en adquirir en el exterior mercancías que no figura-ran en la lista de las que tenían que ser importados con losllamados dólares propios.

La verdad, sin embargo, es que no podían tener el mismovalor porque a partir de 1962 y hasta 1977, en 16 años corri-dos, sin exceptuar un solo, el país tuvo déficit en su comercioexterior. Sumando lo que comprábamos en el extranjero y losservicios que teníamos que pagar en dólares, como seguros,fletes, gastos del gobierno en sueldos de los diplomáticos y encuotas de organismos internacionales, y restando de esa suma

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lo que vendíamos y lo que recibíamos por servicios, el déficitde esos años fue de 2 mil 4 millones 100 mil dólares, y esacantidad debía pagarla el Banco Central en dólares.

¿De dónde sacó el Banco Central todos esos dólares? ¿Losinventó, los hizo, los tenía guardados y empezó a sacarlos apartir de 1962?

Ni los hizo ni los tenía guardados, pero inventó una partede ellos haciendo figurar esa parte como si la hubiera pagadosin que eso fuera verdad, y otra parte, la mayor, la fue reci-biendo por la vía de los préstamos que conseguía el gobiernopara cubrir algunas de sus necesidades o para que las cubrie-ran empresas como el Consejo Estatal del Azúcar (CEA), laCorporación de Empresas Estatales (CORDE), la de FomentoIndustrial, la Dominicana de Electricidad, la de Acueductosy Alcantarillados de Santo Domingo; para los bancos del Es-tado, como el propio Central, el Agrícola, el de Reservas, elNacional de la Vivienda; para INESPRE, Radio TelevisiónDominicana, la Universidad Autónoma, los ayuntamientosde la Capital y Santiago, y también préstamos que hacían lasempresas privadas, algunas de ellas tan importantes como laFalconbridge y Codetel.

Los dólares inventados por el Banco Central son los quefiguran en sus cuentas como si hubieran sido dedicados a pa-gar importaciones que en la realidad fueron pagadas con dó-lares que los comerciantes compraban (y siguen comprando)en el llamado mercado paralelo de divisas y de los que sacande depósitos bancarios hechos en Estados Unidos con dólaresprocedentes de subvaluaciones y sobrevaluaciones. No sabe-mos a cuántos millones alcanzaron esos dólares entre 1962 y1977, pero tenemos derecho a suponer que su cantidad esaproximadamente igual a la diferencia que hay entre los 2 mil4 millones 100 mil dólares que forman el déficit acumuladoen esos 16 años y los 1 mil 67 millones 745 mil dólares a que

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había llegado la deuda externa del país el 31 de diciembre de1977. Esa diferencia era de 936 millones 354 mil 500 dólares.

Hay, pues, un déficit en dólares, y podemos cuantificarlopor el total de la deuda externa; pero se trata de un déficitmonetario, porque mal que bien, el monto de ese déficit estáinvertido de alguna manera en el país; aunque sea en aveni-das costosas que para lo que realmente han servido es paramultiplicar varias veces el valor de las tierras por las cualespasan; y está invertido en industrias, en viviendas, en locurascomo esos automóviles de 40 mil pesos que vemos cruzarante nuestros ojos a toda velocidad. Ahora bien, el déficitmonetario existe, está debajo de nuestros pies, como un vacíoen el cual podemos caer en cualquier momento, y lo que espeor, en el cual vamos cayendo cada día. Ese vacío se llamapor ahora desvalorización del peso dominicano y el día menosesperado empezará a llamarse devaluación. La diferencia quehay entre una desvalorización y una devaluación es que laprimera se produce de hecho y la segunda es ésa misma, laprimera, media hora después de haber sido legalizada por elgobierno y por el Fondo Monetario Internacional.

La deuda externa nos lleva hacia la devaluación porquepara pagar los dólares que se cogen prestados hay que cogermás dólares prestados, de manera que los pagos de amortiza-ción que se hagan no reducen el monto de la deuda y encambio nos fuerzan a pagar cada vez más porque a medidaque pasa el tiempo aumentan los intereses que se le cargan aldinero que se coge prestado. En eso nuestra situación se pare-ce a la de un hombre que pretendiera salir de un hoyo cavan-do la tierra para hacer con ella escalones que le permitan al-canzar la boca del hoyo.

No tenemos idea de cuántos millones de dólares debemosdestinar anualmente a pagar amortizaciones e intereses de ladeuda externa, pero si fueran nada más 100 (y estamos seguros

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de que son muchos más), sólo podríamos sacarlos de una fuer-te reducción de las importaciones que no afecte la importa-ción de materias primas para las industrias que se han estable-cido en los últimos tiempos ni la de productos alimenticiosdestinados a la masa del pueblo; de un aumento de las expor-taciones que no puede improvisarse, pero que es indispensa-ble para multiplicar cuanto antes el ingreso de dólares en elBanco Central, y del paso de las divisas que corren en el lla-mado mercado paralelo a canales controlados por el BancoCentral. De no tomarse esas medidas, y con ellas otras quetienen que ver de manera indirecta con la moneda nacional ysu relación con el dólar, la deuda externa seguirá subiendo yacabará convirtiéndose en un monstruo económico que lleva-rá el peso dominicano a la quiebra en un tiempo más cortodel que puede pensar un ciudadano pesimista.

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DOS TRABAJOS SOBRELA ESCLAVITUD AFRICANA

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Santo Domingo, Editora Alfa y Omega, 1986.

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LA ESCLAVITUD CAPITALISTA EN AMÉRICA LATINA*

¿Cómo debemos llamar a la etapa de la esclavitud africana enAmérica, que tuvo en conjunto una duración de más de tressiglos?

* Publicado en Política, teoría y acción (Año X, N° 110, Santo Domingo, Órganodel Comité Central del PLD, mayo de 1989, pp.1-6), con el título “El feuda-lismo en Europa; en América, la esclavitud africana” y con la siguienteexplicación de Bosch: “El artículo sobre la esclavitud africana en Américaque seguirá a la explicación de su origen no se conoce en la RepúblicaDominicana a pesar de que fue escrito en junio de 1978 —el día once, paraser más preciso— con una finalidad muy concreta: sería parte de un libroformado con trabajos de varios escritores, principalmente europeos, todosamigos de Lelio Basso, italiano, el último presidente del Tribunal Russell yuna de las más notables figuras políticas de la Europa de la postguerra, que ibaa cumplir 75 años el 16 de diciembre de 1978. Ese día sus amigos, entre loscuales estaba yo, le harían entrega del libro en un acto organizado para festejarsu onomástico. Los artículos que compondrían ese volumen no debían ser nisobre la vida ni sobre la obra de Lelio Basso, pues dada su naturaleza generosay modesta a la vez, un libro dedicado a exaltarlo no habría sido de su gusto. Poresa razón, a los que fuimos invitados a escribir para el libro planeado se nos pidióque lo hiciéramos escogiendo cada uno un tema que se relacionara con algunade las actividades a que se dedicó Lelio Basso. Puesto a escoger el tema de mitrabajo me pareció que el de este artículo podía llamar la atención del conse-cuente luchador. Lelio Basso no pudo leer el libro para el cual había escrito yoel artículo sobre la esclavitud africana que se extendió por varios países deAmérica, entre ellos los de muchos del Caribe, porque murió en su amadaRoma el día de su cumpleaños, y en vista de que en el número anterior dePolítica, teoría y acción se publicó un artículo mío destinado a demostrar que enAmérica no se conoció el feudalismo, he resuelto publicar el que había escritopara que formara parte del libro-homenaje a Lelio Basso debido a que lo quedigo en él se refiere a la esclavitud africana, un modo de producción y, por tanto,un tipo de organización social que ocupó, en los países donde fue establecido, ellugar que ocupó en Europa el feudalismo” (N. del E.).

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El que aspire a conocer a un pueblo debe analizarlo enprofundidad, esto es, yendo a buscar sus particularidadesen todo su trayecto histórico; y si se trata de un pueblo delCaribe, como son Cuba, Haití, la República Dominicana,para mencionar sólo tres, lo que nos llama la atención esque ninguno de ellos conoció el feudalismo, como no loconoció ningún otro de la región, y en cambio todos cono-cieron una forma particular de explotación, que fue la es-clavitud africana. En su origen histórico los países de lasAntillas no tuvieron capitalistas a la manera de los quedescribe Carlos Marx en El Capital, y naturalmente, si nohubo capitalistas tampoco hubo proletarios; lo que cono-cieron los pueblos antillanos fueron oligarquías esclavistasy esclavos negros. Los oligarcas eran capitalistas, pero enforma anómala, y los esclavos no eran obreros; eran mediosde producción según los calificó Marx en el párrafo 6, par-te 1 del capítulo XXIV de El Capital (“la llamada acumula-ción originaria”).

El modo de producción capitalista, tal como acabó confor-mándose en Europa, que fue el modelo estudiado por Marx,llevaba en su seno la semilla de una formación social que amedida que el capitalismo se desarrollaba iba definiéndosealrededor de dos clases, una de ellas compuesta por “los pro-pietarios de dinero, medios de producción y artículos de consu-mo”, y la otra compuesta por “los obreros libres, vendedores desu propia fuerza de trabajo”; y a seguidas Marx explica que esosobreros “no figuran directamente entre los medios de produc-ción, como los esclavos”. Y sin embargo, si eso era cierto, y portanto era científicamente correcto, también lo era que en laformación social que emergió del modo de producción capita-lista había que incluir dos polos adicionales propios del NuevoMundo que estaban formados de un lado por la esclavitud afri-cana y del otro por una oligarquía esclavista.

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Marx relacionó, en más de una ocasión, a la esclavitudafricana de América con el proletariado europeo, por ejem-plo, en el capítulo XXIV, parte 6, al final de párrafo 20, quese lee así: “En general, la esclavitud encubierta de los obre-ros asalariados en Europa exigía, como pedestal, la esclavi-tud sans phrase [sin disimulo] en el Nuevo Mundo”, y en elcapítulo XXIV (“La moderna teoría de la colonización”), pá-rrafo 8, explica que “los primeros colonizadores españolesde Santo Domingo [la isla donde se hallan hoy la RepúblicaDominicana y Haití, nota de JB] no disponían de obrerosllevados de España. Sin obreros (es decir, sin esclavitud [pa-réntesis e itálicas de Marx]) el capital habría perecido o ha-bría quedado reducido, por lo menos a las pequeñas propor-ciones en que cada cual puede emplearlo por sí mismo”.Pero además Marx había dicho también (capítulo XXIV, par-te 6, párrafo 8º) que “el botín conquistado fuera de Europamediante el saqueo descarado, la esclavización y la matanza,refluía a la metrópoli para convertirse aquí en capital”, ysucedía que ese mismo era el caso del algodón, el índigo, elazúcar, el tabaco, el cacao, y en general de los productos de lasislas antillanas que se vendían en Europa: que se convertíanen capital para los comerciantes europeos que comerciabancon ellos, para los armadores de los buques que los llevabanal Viejo Mundo, y también para los oligarcas esclavistas debi-do a que la venta en Europa le añadía al dinero que costabaproducir esas mercancías la plusvalía absoluta que le agrega-ba el trabajo de los esclavos. (Debe tenerse presente que enCuba los esclavos trabajaban en tiempos de la zafra azucarerade 16 a 20 horas diarias, y no hay razones para que no suce-diera lo mismo en otros lugares del Caribe).

La esclavitud africana, que fue establecida con métodos deincreíble violencia en los países americanos, y su contraparte laoligarquía esclavista que se enriqueció fabulosamente con el

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trabajo de los esclavos, vinieron a sustituir en el Nuevo Mundoa los obreros y a los capitalistas de Europa, lo que se explicaporque el descubrimiento de América se convirtió en el impul-so histórico que echaría a andar el sistema capitalista. Marx dice(capítulo XXIV, parte 1, párrafo 7º) que la estructura económicadel capitalismo brotó de la estructura económica de la sociedadfeudal, pero los “hechos que señalan los albores de la era deproducción capitalista” son “el descubrimiento de los yacimientosde oro y plata de América, la cruzada de exterminio, esclaviza-ción y sepultamiento en las minas de la población aborigen, elcomienzo de la conquista y el saqueo de las Indias Orientales,la conversión del continente africano en cazadero de esclavosnegros” (capítulo XXIV, parte 6, párrafo 3º). Dicho de otramanera, los esclavos africanos fueron traídos a América paraque, aterrorizados por los capataces de la oligarquía que loscompraba, produjeran riquezas que las burguesías europeasnecesitaban porque las convertían en capitales en un momen-to en que el capitalismo reclamaba que se le diera el impulsoque debía hacer de él el señor de la Tierra.

Para hacernos cargo de la razón de ser de la oligarquíaesclavista que floreció en América, pero muy especialmenteen las islas del Caribe, debemos partir de este razonamiento:esa oligarquía no se inventó a sí misma, no fue el producto delas ideas de un hombre o de diez hombres sino que fue creadapor el capitalismo que en su etapa de desarrollo inicial teníanecesidad de un agente que fuera al mismo tiempo ambi-cioso e implacable y que pudiera dedicarse a explotar, parael provecho del sistema, la fabulosa fertilidad de los territo-rios tropicales de América; y ese agente estaba forzado aexplotar esos territorios usando trabajo esclavo, no obrerosasalariados. He aquí una explicación: no sólo no se disponíaen las islas del Caribe de obreros traídos de España, comodijo Marx, y sin ellos no habría habido capital, sino que por

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muchas razones esos obreros no podían llegar ni de Españani de ningún otro lugar de Europa, por lo menos en el sigloXVI. La distancia que había entre Europa y América se ha-cía en esos tiempos mayor a la hora de transportar a Europaproductos americanos que el capitalismo naciente necesita-ba para alcanzar su desarrollo. La distancia era grande entérminos de millas, y lo era más si se medía en tiempo, ymás todavía si tomamos en cuenta que algunos de los pro-ductos que se llevaban del Caribe a Inglaterra o a Francia seechaban a perder si había demoras en el transporte, cosa quesucedía a menudo dado el escaso desarrollo de la técnica dela navegación; pero a esos problemas había que agregar losque se derivaban del tamaño de los buques de la época, queera precisamente la de la iniciación de la esclavitud africanaen América. Un navío de esos años cargaba 100 ó 110 tone-ladas de 20 quintales de 100 libras cada uno, o sea, de 45kilos 200 gramos, y tan escasa carga para viajes tan largosencarecía sobremanera los productos americanos que se ven-dían en Europa. Si encima del alto costo del transporte hu-biera habido que pagar salarios a los trabajadores, y ademásel traslado de esos trabajadores al Nuevo Mundo, las riquezasde América se habrían perdido para los fines del desarrollocapitalista de Europa, que no hubiera podido llevarse a cabosin la aportación de esas riquezas.

Eso explica que el esclavo africano fuera incorporado a laproducción americana como parte de los bienes de produc-ción, no como miembro de la clase que les vendía a los capita-listas su fuerza de trabajo, y eso es lo que explica que Marxcalificara a los oligarcas esclavistas norteamericanos de capita-listas “que existen como anomalías en el seno de un mercadofundado en el trabajo libre” (“Grundisse”, en Sur les sociétésprécapitalistes, Paris, Centre d’Études et de RecherchesMarxistes, Éditions Sociales, 1970), lo que equivale a calificar

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de capitalismo anómalo el que se basó en la existencia de unaoligarquía explotadora y de esclavos africanos explotados.

Ahora bien, el hecho de que los oligarcas esclavistas delNuevo Mundo fueran capitalistas de manera anómala no im-pidió que acumularan fortunas enormes, especialmente los delas islas del Caribe; al contrario, ellos figuraron entre los ricosmás poderosos de su época, incluyendo los grandes burgueseseuropeos, y contribuyeron en gran medida a la acumulaciónde capitales que convirtió a Inglaterra en la sede y al mismotiempo en la mayor beneficiaria de la Revolución Industrial,así como ayudaron a hacer de la burguesía francesa del sigloXVIII una clase riquísima y políticamente influyente.

La base material para acumular capitales que tenían lasburguesías de Inglaterra y de Francia en las islas del Caribeera en verdad notable. A través de la oligarquía esclavistabritánica y de sus millares y millares de esclavos, los burgue-ses de la Gran Bretaña explotaban las tierras fértiles de variasislas: Jamaica, Antigua, Saint-Kitts, Nevis, Anguila, Monse-rrate, Dominica, Santa Lucía, San Vicente, Barbados, Toba-go, Trinidad; los de Francia sacaban capitales fabulosos deSaint-Domingue (la actual Haití), Guadalupe y Martinica;pero además, y a través de los negociantes de esclavos, unos yotros hacían su acumulación originaria traficando con sereshumanos que eran cazados como animales en África y explo-tados en los ingenios de azúcar, los algodonales y las indigo-terías de las Antillas en forma tan despiadada que la vida útilde los esclavos, para los fines de la producción, llegó a serestimada, en promedio, en siete años.

Aun siendo anómalo, el capitalismo que se nutría del tra-bajo esclavo respondía a la ley capitalista de la reproducciónporque lo que ese trabajo sacaba de las tierras antillanas teníasu mercado en Europa, donde se convertía en capital; y lareproducción se mantenía año tras año; se mantuvo todo el

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siglo XVI, todo el siglo XVII, todo el siglo XVIII y parte delsiglo XIX. En el caso de Martinica y Guadalupe duró hasta1848, que fue cuando quedó abolida la esclavitud en los te-rritorios franceses del Caribe.

Por todo lo dicho, y para el uso de los historiadores ameri-canos de los países donde hubo esclavitud africana, propone-mos que esa etapa sea llamada “de la esclavitud capitalista”para distinguirla del régimen esclavista que conocieron otrospueblos del mundo.

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PONENCIA SOBRE LA ESCLAVITUD PRESENTADA EN ELFESTIVAL DE LA CULTURA DE ORIGEN CARIBEÑO

CELEBRADO EN SANTIAGO DE CUBADEL 14 AL 17 DE ABRIL DE 1984

Varios puntos del tema propuesto para el Coloquio númeroUno de este Festival resultan de interés especial para quien,como es mi caso, forma parte de uno de los dos pueblos queocupan la isla bautizada por Colón con el nombre de la Espa-ñola y rebautizada en este siglo, si no estoy mal informado, poracuerdo de la Unión Panamericana con la versión latina de esenombre, vale decir, el de la Hispaniola; y lo digo porque fue enesa isla donde comenzó el capítulo de la historia del NuevoMundo que denominamos la esclavitud negra o africana, uno delos más sombríos y dolorosos de los muchos que conocemos loshijos de estas tierras; y fue en la porción occidental de la Espa-ñola, en el país llamado Haití, donde se produjo la formidableepopeya del levantamiento de los esclavos que culminó en laformación del primer Estado negro y la segunda república delos tiempos modernos además de haberse convertido en la revo-lución más compleja entre todas las conocidas por la Historia;la única que fue a la vez una guerra social de esclavos contraamos, una guerra racial de negros y mulatos contra blancos,una guerra civil entre haitianos del Norte y del Sur, una guerrainternacional llevada a cabo contra Inglaterra y España y unaguerra de independencia mantenida durante largos años por elpueblo de Haití contra varios gobiernos franceses en la cual

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acabaron derrotados los ejércitos que enviaba a su colonia delCaribe tanto la Francia de la Gran Revolución como la deNapoleón Bonaparte.

La violencia acumulada por la suma de antagonismos ab-solutamente irreconciliables que se enfrentaron a muerte enun territorio que al comenzar la sublevación de los esclavosno pasaba de 20 mil kilómetros cuadrados y tal vez no llega-ba a esa cifra, se explica debido a que fue en ese lugar dondemás rápidamente y de manera más profunda hizo crisis lacontradicción mortal que llevaba en su seno el capitalismoesclavista, un modelo singular del modo de producción capi-talista que se extendió por gran parte del Nuevo Mundo y demanera especial por el sur de América del Norte, la región delCaribe y el Brasil.

El capitalismo esclavista establecido en Saint-Domingue(y tenemos que llamarlo así o la esclavitud capitalista paradestacar su diferencia de la esclavitud griega o romana) sevalía de la técnica más desarrollada de su época en todo lo quefuera actividad comercial, de financiamiento y de transportepara vender en Europa y en América del Norte, o a buquesnorteamericanos que visitaban los puertos de la isla, el azúcar,las mieles, el café, los cueros, las maderas, el índigo que pro-ducían los esclavos africanos usando su fuerza muscular, quees la forma más primitiva de la fuerza de trabajo; y el uso deesa fuerza muscular era llevado a sus máximos niveles de ten-sión mediante la aplicación de métodos de terror basados lomismo en castigos físicos brutales que en el uso de torturaspsicológicas de un refinamiento demoníaco.

Al llegar a este punto quiero hacer mención de un libroque debe leer todo el que tenga interés en conocer la entrañadel capitalismo esclavista que padeció nuestra América, y merefiero al de Jean-Baptiste Labat, mejor conocido por su so-bre-nombre de Padre Labat, que fue publicado en 1722 en

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París con el título de Viaje por las islas de América* y reprodu-cido en español en 1979 por la Casa de las Américas. En elcapítulo dos de ese libro se cuenta que los esclavos traídosde la región africana de Mina, comían tierra para suicidarseporque al morir sus espíritus retornaban a Mina, y su nece-sidad de volver al África era tan intensa que se ahorcaban yse degollaban para reunirse con los familiares que tenían enel país donde los cazaban como si fueran fieras para traerlosal Nuevo Mundo; y para ilustrar lo que decía el autor contóla historia del mayor Crips, un inglés de la pequeña isla deSaint-Kitts, cuyos esclavos se ahorcaban uno tras otro paravolver a África, y decidió ponerles fin a los ahorcamientosordenándoles a sus empleados o sirvientes blancos que lle-varan a un lugar determinado todos los útiles necesarios paramontar un trapiche de los que se usaban en hacer azúcar, y él“se fue al bosque, encontró allí a sus negros que disponían lascuerdas para ahorcarse; se acercó a ellos con una cuerda en lamano, les dijo que no temieran nada, que él sabía [que elloshabían resuelto] regresar a su país y que él quería acompañarlosporque había comprado allí una gran finca donde iba a esta-blecer una gran fábrica de azúcar, en la que ellos [podrían tra-bajar mejor] que los negros [de aquellas tierras] que no habíantrabajado aún en [hacer] azúcar, pero que les advertía que noteniendo ya miedo de que pudieran fugarse les haría trabajardía y noche sin darles [descanso] ni el sábado ni el domingo;que [un encargado de sus negocios que había sido enviado por él aGuinea, lugar donde estaba la gran finca que había comprado] lehabía comunicado por carta que había recuperado [a los escla-vos que se habían ahorcado antes] y que... les hacía trabajar conhierros en los pies”.

* Cfr., LABAT, Jean-Baptiste, Voyage aux îles de l’Amérique, Paris Seghers, 1979(N. del E.).

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Los desdichados esclavos, que creían ciegamente en lo queles decía su amo, y por creerlo temblaban de miedo, vieronllegar las carretas con los artefactos necesarios para montar untrapiche y como el amo les ordenaba que se ahorcaran sinperder tiempo porque él también iba a ahorcarse para irse conellos a Guinea, donde establecería la fábrica de azúcar, notuvieron la menor duda de que si volvían a África serían allátan esclavos como eran en Saint-Kitts, y con esas perspectivasno tenían interés alguno en retornar a su país de origen y portanto decidieron que no se ahorcarían. El Padre Labat termi-na esa historia con estas palabras:

“El mayor Crips volvió a [su] casa con sus negros, muycontento del éxito de su estratagema. Los negros mantuvie-ron la palabra y no se ahorcaron más; yo no sé si esta aventu-ra... habrá vuelto [a Crips] más moderado”.

A la del mayor Crips, el inglés, seguía otra historia másrepugnante, más brutal en su diabólico refinamiento; es la deun francés dueño de esclavos llamado Bouriau, que hacía “cor-tar la cabeza y las manos a aquellos de sus negros que se ha-bían ahorcado” y mandaba que esas partes cortadas fueranencerradas “en una jaula de hierro que [mantenía] suspendidade un árbol de su patio, pues la opinión de los negros es quecuando son enterrados, por la noche vienen [unos espíritus] atomar sus cuerpos y los llevan a su país”.

El oligarca Bouriau, según cuenta el Padre Labat, les decíaa sus esclavos que “podían colgarse tanto como quisieran, peroque él tendría el placer de volverlos miserables para siempre,puesto que se hallarían sin cabeza y sin manos en su país, y,así, incapaces de ver, de oír, de hablar, de comer y de trabajar.Los negros se burlaron de esos discursos al comienzo y decíanque los que habían muerto podían volver por la noche a to-mar sus cabezas y sus manos; pero cuando vieron que esascabezas y manos permanecían siempre en el mismo lugar, se

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persuadieron por fin de que su dueño era más poderoso de loque creían y dejaron de colgarse para no exponerse a la desdi-cha en la que no dudaban que sus compañeros habían caído”.

La muerte voluntaria para resucitar en el país donde ha-bían nacido y vivido no era, en verdad, una solución al estadode explotación y terror en que vivían los esclavos africanos entierras de América. Los esclavos de Saint-Domingue se libra-ron de sus sufrimientos porque llevaron a cabo un levanta-miento masivo, de muchísimos miles de hombres que se lan-zaron a morir y a matar para aniquilar a los amos blancos ymulatos, y la guerra que desataron destruyó los ingenios don-de se hacía el azúcar, los establecimientos donde la miel de lacaña era convertida en ron, las siembras de cafetos y de índi-go, pero su ejemplo no fue seguido en otros países del NuevoMundo. En algunos lugares como en Venezuela, grandes can-tidades de esclavos participaban en alzamientos y en las gue-rras de la independencia, mas algo como lo que sucedió enSaint-Domingue no se vio en ninguna parte. En EstadosUnidos, por ejemplo, la guerra que culminaría en la aboli-ción de la esclavitud fue hecha por ejércitos de blancos en losque no figuraba ni un negro, y en Cuba la oligarquía esclavistaque inició la guerra de independencia el 10 de octubre de1868 la comenzó dando el salto hacia la burguesía con ladeclaración de la libertad de los esclavos que hizo en el inge-nio La Demajagua Carlos Manuel de Céspedes, ejemplo quesiguieron todos los dueños de esclavos que le acompañabanen la histórica ocasión.

En el caso de Cuba hay que tomar en cuenta que en susociedad convivían en esos años el capitalismo anómalo pro-ducido por esclavos y el capitalismo en varias ramas de laactividad económica, lo que nos indica que de hecho, en oc-tubre de 1868 la sociedad cubana se hallaba pasando del esta-do de capitalismo anómalo, como calificó Carlos Marx, al

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modelo de capitalismo esclavista u oligárquico, al de capita-lismo sin adjetivos, el que se basa en la existencia de unaburguesía que compra fuerza de trabajo libre con la cual pro-duce capital en forma de mercancía y la de un proletariadoque le vende a esa burguesía la fuerza de trabajo que ellanecesita para fortalecer de manera constante su dominio sobreel complejo entramado de clases y capas sociales que produceel sistema capitalista.

Ese proceso, el de pasar de la producción esclavista o decapitalismo anómalo a capitalista sin anomalías se advierte enla manifestación pública de ideas francamente burguesas comolas que en 1858 exponía José Antonio Saco en un artículotitulado “Carestía de los jornales”, en el cual abogaba por laabolición de la esclavitud sin que esa posición le costara ata-ques de sus amigos oligarcas. Tengo la impresión de que ca-torce años antes, cuando toda la oligarquía cubana temblabade cólera, pero también de miedo, al conocer los detalles de laConspiración de la Escalera, José Antonio Saco no habría po-dido publicar nada parecido a “Carestía de los jornales”.

Esa conspiración era en sustancia un plan de acción parasublevar a los esclavos cubanos con el fin de declarar la abo-lición de la esclavitud y tras ella se ocultaban intereses eco-nómicos internacionales, especialmente ingleses, lo que seexplica porque la prolongación de la esclavitud en Cubafavorecía a los dueños de ingenios de azúcar cubanos quepodían producir el dulce a costos más bajos que los produc-tores de azúcar de las islas inglesas del Caribe en las cuales sehabía prohibido la esclavitud desde el 29 de agosto de 1833,día en que el rey William IV firmó una ley que debía entraren vigor un año después, el 3 de agosto de 1834, en virtudde la cual quedarían en libertad los 660 mil esclavos quehabía en las islas británicas del Caribe. La ley destinaba másde 80 millones de dólares para que el gobierno compensara

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a los dueños de esclavos, medida que se explica porque alaprobar esa ley el Parlamento Inglés, formado en su mayoríapor representantes políticos de la burguesía industrial y fi-nanciera, tomaba en cuenta que los dueños de ingenios deazúcar de las islas del Caribe eran a su vez los dueños de losesclavos de esos territorios, y muchos de ellos, sino todos,invertían parte de los beneficios que recibían produciendo yvendiendo azúcar en las firmas industriales inglesas que fabri-caban ferrocarriles y maquinarias de los que se usaban en laproducción azucarera.

Debido a la ley que entró en vigor el 3 de agosto de 1834los oligarcas esclavistas ingleses de las islas del Caribe pasarona ser capitalistas, esto es, pasaron a emplear trabajo asalariado,de manera que su azúcar no podía competir en el mercadointernacional con la de Cuba, que seguía siendo producidocon esclavos, y eso explica que el cónsul inglés en La Habana,David Turnbull, tomara parte en las actividades dedicadas aorganizar el levantamiento de los esclavos cubanos que se co-nocería con el nombre de Conspiración de la Escalera. El plande los conspiradores no culminaba en la abolición de la escla-vitud; iba más allá, hasta el establecimiento de la Repúblicade Cuba cuyo primer presidente sería el poeta Gabriel de laConcepción Valdés, que sería fusilado en la ciudad de Matan-zas acusado de ser el jefe de los que participaban en la conspi-ración. La conspiración, descubierta a principios de 1844, seconoce en la historia de Cuba con el nombre de La Escaleraporque las confesiones de los complicados en ella se obteníanamarrándolos a una escalera para aplicarles la tortura del láti-go. Varios centenares de esclavos murieron atados a la escale-ra; y unos 80 fueron ejecutados, 400 fueron desterrados yunos 1,300 sufrieron pena de cárcel. En total se detuvo a másde 4,000 personas, de las cuales sólo unas 70 eran blancas ymás de 2,000 eran negros libres.

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Los capitalistas ingleses habían conseguido que el gobier-no de su país legislara en favor de sus intereses tomando me-didas como la abolición de la esclavitud en el Caribe anglófono,como se dice hoy, pero necesitaban extender esas medidas alos competidores cubanos de los propietarios ingleses de in-genios azucareros de Jamaica, Trinidad, Barlovento, y necesi-taban además vender sus maquinarias y ferrocarriles a todoslos productores de azúcar de cualesquiera países, fueran colo-nias inglesas como Jamaica o Barlovento o fueran Estadosindependientes como Brasil, y para conseguirlo hicieron delEstado inglés el perseguidor de todos los traficantes de es-clavos. Inglaterra era la mayor potencia naval del mundo ysus buques apresaban a los barcos negreros que salían depuertos africanos. Los datos recopilados por las autoridadesinglesas indican que entre 1825 y 1865 la marina británicadetuvo 1,287 barcos que llevaban esclavos al Nuevo Mun-do, incluyendo en esa denominación de Nuevo Mundo a losestados del sur de Estados Unidos; con esos arrestos maríti-mos se consiguió devolver a África unos 130 mil esclavos ocandidatos a serlo, pero a pesar de esas medidas 1 millón436 mil negros llegaron a varios países de América en con-dición de esclavos.

Inglaterra consiguió que el gobierno de España negocia-ra con el suyo el tratado de 1835 en virtud del cual se ledaba fin al brutal negocio de la venta y la compra de negrosen los territorios españoles de América. Ese tratado le dio aInglaterra —o sería mejor decir, a los capitalistas ingleses—la potestad de impedir que a Cuba llegaran barcos cargadosde africanos destinados a ser esclavos, pero España no podíallegar más lejos, por ejemplo, al extremo de declarar abolidala esclavitud en Cuba y Puerto Rico —las únicas posesionesque le quedaban en América por esos años de 1840 y tan-tos— porque con una medida de esa naturaleza provocaría

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una conmoción política en Cuba que muy bien podía con-ducir a la independencia de esa isla, el más valioso de losterritorios que tenía en ultramar.

La esclavitud cubana sería abolida, como dijimos hace poco,al comenzar la guerra de independencia el 10 de octubre de1868, si bien debemos admitir que esa abolición fue más bienuna declaración de corte político porque al cabo de diez añoslas fuerzas cubanas tuvieron que abandonar la guerra que ha-bían emprendido en la fecha mencionada; pero el decreto deLa Demajagua sembró una semilla que iba a germinar rápi-damente: ocho años después de haber terminado la guerraEspaña declaró abolida la esclavitud.

Ahora bien, la guerra de 1868-78 fue un estallido de ac-ción independentista alimentado por la ideología burguesaque tuvo su origen en la llamada Guerra de Secesión norte-americana, pero no a causa de su aspecto militar ni del aspec-to político y ni siquiera porque el gobierno de los estadossureños fuera esclavista y el de los del Norte fuera antiescla-vista. Nada de eso. La guerra civil que llevaron a cabo enNorteamérica los estados del Norte contra los del Sur fue de-cisiva en el estallido de la que iniciaron en Cuba en 1868unos cuantos oligarcas esclavistas debido a los efectos que tuvoaquella en la economía mundial y de manera específica en laregión del Caribe. Un año después de haber terminado esaguerra los precios del azúcar habían bajado a un límite al queno se había llegado desde hacía mucho tiempo, lo que sinduda afectó de manera seria la vida económica cubana cuyabase estaba precisamente en el azúcar que vendía tanto enEstados Unidos como en Europa.

De todos modos, la Guerra de los Diez Años jugó un pa-pel decisivo en la historia de la esclavitud africana en Cuba,tan decisivo que debemos considerarla como la antesala de laabolición, y como a su vez la crisis económica que siguió a la

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guerra norteamericana de Secesión, en la que tanto tuvo quever la existencia de la esclavitud en Estados Unidos, influyófuertemente en lo que hemos calificado de estallido de acciónindependentista cubana, debemos admitir que la crisis eco-nómica de carácter internacional desatada por esa guerra fueun factor muy importante en la decisión de abolir la esclavi-tud en Cuba. En cuanto al final de la esclavitud norteameri-cana es poco lo que tenemos que decir porque el que sabealgo de ese hecho histórico está al tanto de que la Guerra deSecesión tuvo su origen en la oposición que halló en los esta-dos del Sur el proceso de expansión capitalista que llegabadesde los estados del Norte. En ese episodio histórico, excep-cionalmente importante, Abraham Lincoln encarnaba la fuerzaentonces progresista del capitalismo y Jefferson Davis, el pre-sidente elegido por los estados sureños, encarnaba la fuerzaretrógrada de la oligarquía esclavista.

Fue en el Caribe, y específicamente en la isla la Española,donde se inició la historia de la esclavitud africana en el Nue-vo Mundo, y así lo dije al comenzar esta ponencia. De esoestán al tanto los que se interesan en el tema; lo que probable-mente no saben, o tal vez no lo sepan todos, es que en esamisma isla, además de haberse dado la formidable lucha delos esclavos de Saint-Domingue, hoy Haití, y además de ha-ber sido el lugar adonde fueron llevados los primeros esclavosafricanos, se dio también la primera sublevación de las vícti-mas de la oligarquía esclavista que había comenzado a for-marse en el Nuevo Mundo y allí mismo se daría el único casoconocido en América de una transformación del modeloesclavista oligárquico en esclavitud patriarcal.

La primera sublevación se produjo el 26 de diciembre de1522 y empezó con la fuga de unos 20 esclavos de la dota-ción de un ingenio de azúcar que tenía don Diego Colón, elhijo del Almirante, en las cercanías de la ciudad de Santo

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Domingo. Ese grupo se dirigió al Oeste, se reunió con otros20 esclavos y unos y otros dieron muerte a varios españolesque trabajaban en los campos, a seguidas atacaron un hato devacas del escribano mayor de la isla, mataron un castellanoalbañil, saquearon la casa vivienda, se llevaron un negro yvarios indios esclavos y esa noche hicieron campamento en elcamino de Azua, pues según declararon, su plan era caer aldía siguiente sobre un ingenio del licenciado Zuazo, matarlos españoles que había allí, levantar los 120 esclavos del in-genio y tomar la villa de Azua donde se proponían pasar acuchillo a todos los españoles. Al amanecer los sublevadosfueron sorprendidos en su campamento por los españoles quelos perseguían a caballo, y aunque se batieron como desespe-rados tuvieron 6 muertos y varios heridos; los restantes sedesbandaron pero la mayor parte acabaron cayendo en manosde los españoles y fueron exterminados por ahorcamiento.

Pasemos ahora al caso único, por lo menos hasta donde sepael autor de estas líneas, de la transformación de esclavitud capi-talista en esclavitud patriarcal. Ese cambio se dio de maneranatural y no a voluntad de nadie, impulsado por la desapari-ción de los ingenios azucareros y los trapiches que se habíanestablecido en la Española en la primera mitad del siglo XVI

para producir azúcar destinado a ser vendido en España. Gon-zalo Fernández de Oviedo refiere, en su Historia general y natu-ral de las Indias, que en 1546 había en la isla 20 ingenios y 4trapiches, y los esclavos que trabajaban en esos establecimien-tos y sus mujeres e hijos no podían ser en ese año más de 4 milaunque el padre Las Casas, tan apasionadamente justo en ladefensa de los indígenas pero de tan poco fiar cuando hablabade cantidades, lo mismo si se trataba de seres humanos que deríos, dijera que eran 30 mil, cosa que no podía ser porque 60años después, en 1606, el censo que mandó hacer el goberna-dor Osorio afirmaba que los esclavos eran 9 mil 648.

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En ese año, en vez de los 20 ingenios y los 4 trapiches de1546 quedaban sólo 13 ingenios y poco a poco la exporta-ción de azúcar fue sustituida por la de jengibre y cueros dereses. El descenso en la exportación de azúcar, o en la venta deese dulce en España, se debía a que el azúcar producido enGranada —la ciudad española, no la pequeña isla del Caribeque lleva ese nombre— se hacía a menos costo que el de laEspañola y por tanto competía ventajosamente con el de laisla descubierta y conquistada en los últimos años del sigloXV; pero además el Consejo de Indias les negó a los dueños deingenios de la Española la autorización para vender azúcar enFlandes, y a partir de ahí los ingenios de la isla fueron desapa-reciendo y sus dueños pasaron a convertirse en hateros, valedecir, en dueños de ganados montaraces que pastaban a suantojo en grandes extensiones de tierras indivisas, que ni ha-bían sido cultivadas ni tenían dueños; la parte occidental dela isla quedó abandonada a principios del siglo XVII porqueEspaña no podía defenderla de corsarios y mercaderes contra-bandistas europeos y su gobierno recibía dinero sólo cada añocuando se le enviaba desde México o Cartagena para pagarcon él a los funcionarios españoles y a los escasos destacamen-tos militares que quedaron en ella.

Como no había producción exportable, salvo los cuerosde reses y el jengibre cuyos embarques eran cada vez másdilatados entre sí y menores en cantidad, la isla que habíasido la primera en conocer en América la esclavitud africanay la primera en producir azúcar que se hacía con la fuerza detrabajo de esos esclavos, fue cayendo en niveles de una eco-nomía de subsistencia en la que los esclavos se dedicabansólo a sembrar y cosechar lo que sus amos necesitaban paracomer y de vez en cuando arreaban toros, vacas y becerros hacialos lugares donde debían ser marcados al hierro para que fuerafácil identificarlos como propiedades de unos dueños que lo

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eran nada más que porque así lo mandaba la rutina dadoque para servirse de sus pieles sus esclavos podían cazar ydarles muerte a cuantas reses pastaran en lugares cercanos ala vivienda del hatero.

Fue así como los esclavos de la Española pasaron a ser losmiembros de la única esclavitud patriarcal conocida en laAmérica de origen ibero. A fines del siglo XVIII, debido a laonda expansiva de la economía que los oligarcas franceses ha-bían impuesto a sangre y fuego en la porción occidental de laisla, la situación de la parte oriental, o española, conoció algu-nos cambios que dieron pie para que en 1780 funcionaran 9ingenios y 11 trapiches si bien no sabemos cuánto azúcarproducían ni cuántos trabajadores empleaban ni si esos traba-jadores eran en su totalidad esclavos o sólo lo eran cierto nú-mero de ellos; y es natural que no lo sepamos porque el paísque 64 años después iba a declararse independiente con elnombre de República Dominicana se hallaba en tal situaciónde abandono y miseria que en él no podía haber nadie que secuidara de llevar anotaciones estadísticas.

Por otra parte, la esclavitud de la antigua Española, quehabía pasado a llamarse Santo Domingo por extensión delnombre de la que había sido desde los años de la Conquista lacapital del territorio, desapareció cuando quedó abolida porun decreto del gobierno haitiano de Jean-Pierre Boyer, quepasó a ocupar en febrero de 1822 la porción oriental de la isla,medida con la cual la integró a la República de Haití. En unlibro que se publicó 71 años después (La caña en Santo Domin-go, de Juan J. Sánchez, 2da. edición, Santo Domingo, EditoraTaller, 1972, p.24) se dice que los 7 ingenios que había en1822 “habían perecido por el cambio social, que convirtió enhombre libre al africano”, pero hay razones para pensar que setrataba de 7 trapiches, no de ingenios, porque para esos díasen el país no había mercado que pudiera consumir el dulce

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que produjeran 7 ingenios, así se tratara de establecimientospequeños y muy pequeños, dado que a la altura de 1822 ymuchos años después la economía seguía siendo de subsisten-cia aunque en un grado menor que en 1780, y cada quien, ocasi todo el mundo podía producir en su casa la cantidad dedulce que necesitara.

De todos modos, lo que dijo Juan J. Sánchez viene a ha-cernos pensar que en ciertas ocasiones las causas de los hechosse parecen a las consecuencias de hechos similares, porque sila desaparición a comienzos del siglo XVII de los ingenios deazúcar de la Española, esa isla que contiene en sus límites a lasrepúblicas Dominicana y Haití, tuvo como consecuencia elpaso de la esclavitud oligárquica a la esclavitud patriarcal, ladesaparición de ésta en 1822 fue la causa, según el decir deJuan J. Sánchez, de la desaparición de los 7 ingenios quehabía para ese año en la parte que hoy se conoce con el nom-bre de República Dominicana.

La convocatoria de este simposio se refiere a la celebraciónde un coloquio en el que deberá tratarse de la abolición de laesclavitud en la región del Caribe, los mecanismos económi-cos que condujeron a esa abolición, la relación entre revolu-ción y abolición y varios otros temas conexos con los men-cionados. El trabajo que pongo en manos de los invitados aeste Festival de la Cultura Caribe ha sido escrito tomandoen cuenta los temas propuestos por los organizadores delsimposio y creo necesario terminarlo diciendo que si es cier-to que las crisis económicas se hallan en la base de las conmo-ciones políticas porque provocan conmociones sociales, en elcaso de la abolición de la esclavitud en nuestros países debe-mos distinguir los diferentes papeles que juegan esas crisispuesto que hay diferencias, a veces notables, en la historia dela esclavitud que implantaron en los territorios del Caribe losimperios europeos.

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Sin duda la más importante de las conmociones políticasfue la Revolución Haitiana, iniciada, mantenida durante casitrece años y llevada a su final victorioso por los esclavos de lacolonia francesa de Saint-Domingue. Sobre ese formidableepisodio de la historia de América se ha escrito mucho perono recuerdo que en ninguno de los libros o los ensayos dedi-cados a tan importante acontecimiento se enjuicie el rol quetuvo en él la situación económica de la colonia o de Francia,que era su metrópoli, a pesar de que el levantamiento de losesclavos de Saint-Domingue fue provocado por los efectosque tuvo en ese territorio la Revolución Francesa y ésta a suvez fue efecto y causa prolongadora de una seria crisis econó-mica en Francia.

Los esclavos de la colonia de Saint-Domingue no podían ono debían padecer los males de esa crisis dado que en la eco-nomía francesa ellos eran sólo y nada más factores producti-vos, no consumidores, pero ése no era el caso de sus amos;estos sí tuvieron que ser fuertemente sacudidos por la crisis deFrancia y sin duda que muchas de las medidas que tomaronpara hacerle frente afectaron a sus esclavos, cuyo nivel de con-sumo era tan bajo que cualquiera reducción en su alimenta-ción, en su vestir, en el tratamiento de sus enfermedades ocualquier aumento de su trabajo en tiempo o en intensidadlos llevaría necesariamente a un estado de desesperación delcual podían pasar en cualquier momento al de la rebelión.

Sin duda que el primer levantamiento de esclavos, el quese dio en la Española en 1522, y la mayoría de los parecidos aése que sucedieron en Panamá, Venezuela, en Jamaica, Cubay en todos los lugares del Caribe donde se estableció la escla-vitud no fueron resultado de crisis económicas sino de la rebel-día que provocaba en hombres hechos a vivir de manera libreen los lugares donde habían nacido el trato vejatorio, perversoy abusivo que les daban los mayorales a cuya atención los

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confiaban sus amos; pero la guerra que les proporcionó lalibertad, aunque se tratara de una libertad muy restringida, alos esclavos de los estados del sur de Norteamérica no fueiniciada por ellos, es más, ellos no tomaron parte en esa con-tienda. Como quedó dicho en el cuerpo de este ensayo, esaguerra fue hecha deliberadamente por la burguesía de los es-tados norteños para expandir el capitalismo hacía las tierrasdel sur, y ahora agrego que la oligarquía sureña tenía bajo sudominio las tierras de esa región del país a las que hacia pro-ducir algodón con el trabajo de los esclavos, y de ahí no pasa-ban sus planes puesto que el algodón le proporcionaba la ri-queza que necesitaba para mantener sus gustos aristocráticos.A tal extremo llegaba la actitud negativa de esa oligarquíasureña que veía con desdén el desarrollo del capitalismo in-dustrial y financiero de los estados norteños porque conside-raba que ese desarrollo era obra de gente grosera, vulgar,inmigrantes de origen humilde a quienes sólo les interesabauna cosa: acumular dinero; y en el caso de Cuba, al tratarlo seexplicó la influencia que tuvo en la liberación de los esclavoscubanos la crisis económica que desató sobre América delNorte, Europa y el Caribe la Guerra de Secesión norteame-ricana, y los efectos de esa crisis en el inicio de la guerra deindependencia de Cuba que comenzó con la declaratoria dela libertad de los esclavos de los oligarcas esclavistas que laencabezaron.

Obras consultadasLABAT, Jean Baptiste, Viajes a las islas de la América, La

Habana, Edición de Casa de las Américas, 1979.LARRAZÁBAL BLANCO, Carlos, Los Negros y la Esclavitud en

Santo Domingo. Santo Domingo, Ediciones de la Librería Do-minicana, 1975.

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OBRAS COMPLETAS 359

El movimiento obrero cubano, Tomo I, 1865-1925, La Haba-na, Editorial de Ciencias Sociales,1975.

PORTUONDO, Fernando / PICHARDO, Hortensia, Carlos Ma-nuel de Céspedes, Tomo I, La Habana, Editorial de CienciasSociales, 1982.

LE RIVEREND, Julio, Historia económica de Cuba, La Habana,Instituto Cubano del Libro, 1971.

BOSCH, Juan, De Cristóbal Colón a Fidel Castro, el Caribe,Frontera Imperial, Madrid, Editorial Afaguara, 1970.

BOSCH, Juan, Conferencias y artículos, Santo Domingo, Edi-tora Corripio, 1983.

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EL PAPEL DE LOS TRABAJADORESEN UN PARTIDO DE LIBERACIÓN

NACIONAL Y OTROS TEXTOSEN TORNO AL MOVIMIENTO

OBRERO DOMINICANO

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PARA LOS CÍRCULOS OBREROS*

El 14 de marzo de 1883 murió en la ciudad de Londres,capital de Inglaterra, un hombre sabio que se llamaba CarlosMarx. Tal vez el que está leyendo estas palabras ha oído decirque Fulano es marxista; pues bien, eso quiere decir que esapersona a quien llamamos Fulano para no tener que decir sunombre es un seguidor de las ideas Marx.

Marx murió, como hemos dicho, en la capital de Inglate-rra, donde estuvo viviendo muchos años, pero él no era in-glés; era alemán; en Alemania había estudiado para abogadoy allí se casó; años después, cuando fue perseguido por susideas, pasó a vivir en Inglaterra.

Al empezar este trabajo dijimos que Marx fue un hombresabio, y lo era porque estudió muchas cosas; aprendió variaslenguas para poder leer libros escritos en idiomas diferentes;pero su prestigio de sabio se debió sobre todo a que descubrióalgunos secretos de gran importancia para la humanidad, yde manera muy especial para los trabajadores, esas personas,hombres o mujeres, que para ganar con qué pagar la comiday la ropa, las medicinas y el alquiler de la casa tienen quetrabajarle a un patrono por un salario que la mayor parte delas veces no les alcanza para los gastos que tienen que hacer,

* Santo Domingo, Editora Alfa y Omega, 1984.

También en Política, teoría y acción, Año XI, Nº 126, Santo Domingo, Órganodel Comité Central del PLD, septiembre de 1990, pp.1-12 (N. del E.).

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muy especialmente si se les presenta alguna novedad, comoun quebranto de la salud suya o de un hijo o de la señora.

Entre los muy importantes secretos que Marx descubrióhay varios a los que vamos a referirnos en este trabajo, y loharemos en tal forma que los obreros que lean lo que vamos adecir puedan entender en todos sus detalles por qué el descu-brimiento de esos secretos tuvo tanto valor para la humani-dad, y como dijimos antes, de manera muy especial para lostrabajadores.

A fin de que la explicación sea comprendida por todo elque la lea debemos hacer un poco de historia, y empezare-mos diciendo que tres siglos y medio, o sea, trescientoscincuenta años antes de que Carlos Marx hiciera sus des-cubrimientos la humanidad había entrado en una épocanueva, que se conoce con el nombre de sistema capitalista,y en ese sistema, en el cual estamos viviendo actualmente,hay dos clases de personas diferentes, o mejor sería decir hayhombres y mujeres de dos clases distintas que son como lazapata del sistema, las que lo sostienen funcionando; esosson los capitalistas y los obreros, y esas dos clases son tanimportantes para la vida del sistema que si de un momentoa otro desaparecieran los capitalistas o desaparecieran los obre-ros, y peor aún, si desaparecieran a la vez los primeros y lossegundos, el sistema en que estamos viviendo, o sea, la so-ciedad tal como es hoy desaparecería también de buenas aprimeras.

Eso sí debemos explicar que aunque las dos clases que he-mos mencionado forman la zapata, es decir, la base de eseedificio que es el sistema capitalista, la que saca los beneficiosque pueda dar el sistema es una sola; es la capitalista.

¿Y por qué es así? ¿Qué cosa impide que sean los obreroslos que saquen los beneficios, o que los beneficios sean repar-tidos a partes iguales entre los capitalistas y los obreros?

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Precisamente, ése fue uno de los misterios que descubrióCarlos Marx. Fue él quien se dio cuenta de que aunque elcapitalismo no podría existir sin capitalistas tampoco podríaexistir sin obreros, y sin embargo quienes se quedaban, y si-guen quedándose con los beneficios del capitalismo son loscapitalistas a pesar de que si los obreros no produjeran lasmercancías que vende el capitalista éste no tendría nada quevender y por tal razón no se quedaría con el beneficio que leda la venta de esas mercancías.

(Hace muchos años la gente de este país les llamaba mer-cancías solamente a los artículos de tela o a la tela, peromercancía es todo lo que se vende y se compra a cambio dedinero, y hasta el mismo dinero es una mercancía en casosespeciales, como pasa por ejemplo con el dólar, que los domi-nicanos compran pagando por un dólar más de un peso, y aveces más de dos pesos y medio; de manera que el que tienedólares los vende por pesos y el que tiene pesos y necesitadólares los compra pagando por un dólar el precio en pesos, ypor esa razón decimos que el dinero también es mercancíaporque mercancía es todo lo que se vende y se compra a cam-bio de dinero).

¿Por qué el capitalista se queda con la mercancía que pro-ducen los obreros?

Porque como el capitalista es quien pone la fábrica, con eledificio y las maquinarias, y la materia prima y los transportesy el dinero para pagar la energía eléctrica y los salarios de losobreros, los obreros creyeron desde los primeros tiempos de laexistencia del capitalismo que el que pagaba todo eso teníaque ser el dueño de la mercancía que ellos, los obreros, hacíancon su trabajo, y también se acostumbraron desde los primerostiempos a que fuera el capitalista quien le pusiera precio a sutrabajo, porque el salario es el precio que el capitalista o patro-no paga por ocho horas de trabajo del obrero, y ese trabajo se

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hace con una energía que no se ve pero se siente debido a quecuando el trabajador la usa más de la cuenta se queda agota-do. Esa energía brota del cuerpo del obrero, de sus nervios, desus músculos, de su inteligencia, y la que el obrero gasta tra-bajando tiene que reponerla usando diferentes tipos de ali-mentos y medicinas, descansando varias horas y durmiendopor lo menos ocho horas diarias.

Marx llamó a la energía del obrero fuerza de trabajo y des-cubrió que la fuerza de trabajo es una mercancía que el obrerole vende a su patrono a cambio de una cantidad de dinero quevaría en la misma forma en que varían los precios de las otrasmercancías. El precio de esa mercancía llamada fuerza de tra-bajo es lo que se conoce con el nombre de salario o jornal.

Ahora bien, sucede que cuando uno compra una libra decarne paga por ella lo que el carnicero le ha dicho que vale, ya cambio del dinero que recibe el carnicero le da una libra decarne, no media libra o catorce onzas; pero el capitalista opatrono no le paga al obrero toda la energía que éste ha gasta-do en hacer su trabajo. El capitalista le paga al obrero ochohoras de trabajo, y en ocho horas de trabajo un obrero puedehacer veinte pantalones, si lo que produce la fábrica dondetrabaja son pantalones, o puede hacer veinticinco, o puedehacer treinta, porque la energía que usa el obrero no se midecon ningún aparato, y el patrono, en la República Dominica-na y en todas partes del mundo, obliga al obrero a que pro-duzca más y más mercancías por día, y el obrero no sabe si eltrabajo que hace en un día está bien pagado o no, porquemuy bien puede ser que con ese salario el patrono esté pagán-dole sólo una parte de las mercancías que él hizo.

Averiguar si lo que el obrero recibe en pago de su fuerzade trabajo era lo justo equivalía a descubrir el gran secreto delsistema capitalista; y Carlos Marx lo descubrió; descubrió queel patrono siempre paga sólo una parte de la fuerza de trabajo

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que el obrero usa para producirle mercancías a su patrono, yle llamó plusvalía a la diferencia que hay entre lo que el obre-ro recibe en pago de la fuerza de trabajo que le vende a supatrono y lo que el patrono recibe cuando vende la mercancíaque hace el obrero. Marx explicó que el salario debe ser sufi-ciente para comprar con él lo que el obrero necesita para repo-ner la energía que consume en un día de trabajo y para man-tener a su familia, pero en realidad no es así: la realidad es queal obrero se le paga menos de lo que necesita para reponer laenergía que usa en el trabajo y para mantener a su familia, y ladiferencia puede ser de dos, de tres, de cuatro horas de susalario que no se le pagan, y el total de la plusvalía pasa a serel beneficio que el patrono o capitalista le saca a ese obrero.

En este país hay empresas en las que trabajan mil y másobreros; por ejemplo, eso sucede en la Falconbridge y en laGulf and Western. Si pensamos que la plusvalía de cada obrerode la Falconbridge es de 10 pesos diarios, y que el número deobreros que trabajan en sus instalaciones es mil, tenemos quellegar a la conclusión de que la Falconbridge se queda anual-mente con más de 2 millones 800 mil pesos que deberíanpagárseles a esos mil obreros; y si calculamos que en el paíshay 100 mil obreros y la plusvalía de cada uno es de 5 pesosdiarios, hay que convenir en que aun contando la regalía pascualy otras prestaciones, los capitalistas dominicanos y extranjerosque tienen industrias aquí se quedan anualmente con no me-nos de 143 millones de pesos de plusvalía, o sea, 143 millonesde pesos que les quitan a los obreros; y esos 143 millones depesos les sirven para emprender nuevos negocios que les pro-porcionarán más beneficios, pero también para gastar una grancantidad de ellos en hacerse buenas mansiones, en usar carros ymuebles y ropa de lujo, en viajar por el mundo gastando dóla-res y en comprar los mejores alimentos y las mejores bebidasextranjeras, que también hay que pagar con dólares.

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Aparte de esos 143 millones de pesos, los capitalistas reci-ben los beneficios que les corresponden a ellos por el interésdel dinero que invirtieron en sus industrias y negocios, perode esos beneficios no tenemos nosotros que hablar porque loque nos interesa es el problema de los obreros. Si los 143millones de pesos se reparten entre 3 mil patronos, y pone-mos esa cantidad pero sabemos que los importantes son mu-chos menos, lo que le tocaría a cada uno sería 4 mil 166 pesosmensuales, o sea, 50 mil pesos al año, pero si se repartieranentre los 100 mil obreros que dieron esos 143 millones depesos de plusvalía, a cada uno le tocarían nada más 120 pesosmensuales, que equivaldrían a mil 440 al año, de manera quees fácil darse cuenta de que aun repartiendo en partes iguales,como los patronos son pocos y los obreros son muchos, lo quele toca a cada obrero es una chilata comparado con lo que letoca a cada patrono. (Al llegar aquí debemos aclarar que esosmil 440 pesos anuales que le tocarían a cada obrero no sonparte de su salario sino dinero que debería ser suyo pero elpatrón se queda con él).

En el sistema social llamado capitalista, que es en el queestamos viviendo, todos los países están organizados de arri-ba abajo para que los capitalistas ganen más dinero del quenecesitan para vivir y los obreros ganen menos del que leshace falta para llevar una vida dura, difícil; y de nada valeque los obreros protesten, hagan peticiones, reclamen mejo-res salarios, que nadie los oye, y si van a una huelga, soncancelados porque los que gobiernan nuestro país pertene-cen a la misma clase social a que pertenecen los patronos;piensan como ellos, son sus amigos, y creen que los únicosque tienen derecho a ganar más dinero del que necesitan parallevar una vida corriente son los capitalistas, y casi todos losque pertenecen a una misma clase social piensan igual y ac-túan en la misma forma.

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Un capitalista puede cerrar su negocio en cualquier mo-mento, y si no lo cierra es porque para sacarle beneficios debetenerlo abierto todos los días, pero si lo cierra nadie se metecon él; en cambio si algunos obreros dejan de ir a trabajarporque disponen hacer una huelga para convencer a su patro-no de que debe darles lo que ellos piden, se exponen a que elpatrono los cancele y a que la policía los haga presos; y sipierden sus puestos de trabajo les será muy difícil conseguirotros porque todos los patronos se ponen de acuerdo para nodarle trabajo al obrero que tomó parte en una huelga.

Como puede verse, entre la vida de los patronos y la de losobreros hay grandes diferencias; si los primeros cierran sus ne-gocios para castigar a los segundos en caso de que estos recla-men mejores condiciones de vida, pase lo que pase seguiránsiendo los amos de sus negocios, pero si los segundos hacen unahuelga para conseguir las ventajas que reclaman, pierden susempleos y con ellos sus medios de vida. Digamos lo mismo conotras palabras; que si hay una huelga, mientras los capitalistasdejan de ganar durante unos días las cantidades de dinero queganan siempre, cuando se enfrentan con ellos, los obreros loarriesgan todo, y especialmente, las entradas que necesitan paraque ni ellos ni sus familias caigan en la miseria más absoluta.

Esas diferencias se deben a que los patronos pertenecen auna clase, que se llama la burguesía, y los obreros a otra, quese llama proletariado, y los intereses de esas dos clases sondistintos, se enfrentan, y por eso mientras la riqueza de laburguesía procede del trabajo del proletariado, las necesida-des del proletariado se deben a que la burguesía explota sufuerza de trabajo porque de ella salen los beneficios llamadosplusvalía con los cuales se enriquecen los burgueses. Esa es labase de lo que se llama lucha de clases, que hallamos en elsistema capitalista donde quiera que se reúnen un capitalistao un grupo de capitalistas y una cantidad mediana o grande

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de obreros, y como resultado de esa lucha, que es permanenteen el sistema capitalista, los patronos se enriquecen más cadadía que pasa y los obreros cada día que pasa se acercan más ala hora de su muerte sin que su suerte cambie.

Lo que estamos diciendo puede comprobarse de mil mane-ras; por ejemplo, el patrono anda en un automóvil lujoso, quetiene aire acondicionado y muchas veces es manejado por unchofer, y su señora tiene otro carro también lujoso, y su hijatiene otro y el hijo otro, mientras el obrero va a la fábrica enguagua, y para llegar a tiempo tiene que levantarse muy tem-prano y tomarse el desayuno de prisa mientras que el patronova a la fábrica cuando le parece; el patrono viste ropa muy bue-na y elegante y el obrero viste como Dios le ayude; el patronocome comida de muy buena calidad, lo mismo en su casa que enlos mejores restaurantes, y el obrero y su familia tienen que con-tentarse con comer arroz con habichuelas, batata, yuca o plátano,y carne de res, pero no de la mejor sino de la más barata.

Hay muchos obreros, y no es exagerado decir que la mayo-ría, que creen que las cosas son así porque así lo dispuso Dios;pero la verdad es que Dios no ha tenido nada que ver con laformación del sistema capitalista; eso fue obra de los hombres,así como fueron los hombres los que crearon los sistemas ante-riores al capitalismo; y lo que los hombres hicieron otros hom-bres pueden deshacerlo o transformarlo, cambiarlo, pero paratransformar el tipo de vida en que estamos viviendo no puedenadie pensar en hacer o conseguir un cambio para él solo o paraél y su familia nada más como creen los trabajadores que espe-ran que el cambio llegará cuando su hijo sea médico o su hijasea profesora de la Universidad, porque cuando esos hijos suyossean profesionales, muchos y muchos miles de dominicanosestarán trabajando como obreros y no tendrán trabajo o se ve-rán obligados a irse a Venezuela o Nueva York para ganarse lavida trabajando en lo que aparezca por allá.

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La solución de los problemas que le impiden al pueblodominicano progresar de verdad asegurándoles a todos sushijos el trabajo, la casa, la ropa, la salud y el estudio no sealcanza por el hecho de que algunos miles de hijos de obrerosse hagan profesionales ni votando por partidos que ofrecenque van a resolver las necesidades de todo el mundo pero nopiensan ni de lejos transformar el tipo de sociedad en quevivimos; los problemas del pueblo dominicano sólo se resol-verán cuando aquí se conquiste la liberación nacional, cuan-do en nuestro país haya un gobierno que represente de ver-dad los intereses del Pueblo, los de los trabajadores y loscampesinos pobres, los de esa enorme cantidad de gente queviven de chiripa vendiendo en las calles cualquier cosa, limo-nes agrios y guineos, semilla de cajuil y aguacates, y esos ni-ños que pasan días enteros, y hasta partes de las noches, la-vando cristales de automóviles en las esquinas de mucho tráficopara que les den unos centavos que llevarán a sus casas paraque coman sus mamás y sus hermanitos.

Lo que este pueblo necesita es que sea su gobierno el quedecida qué cosa le conviene y qué cosa no le conviene a la Re-pública Dominicana, y eso sólo se conseguirá con un gobiernode liberación nacional, que termine para siempre con la situa-ción de explotación en que viven los trabajadores y los pobres,que es lo mismo que decir la mayoría de los dominicanos.10 de julio de 1983.

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EL PAPEL DE LOS TRABAJADORES EN UNPARTIDO DE LIBERACIÓN NACIONAL*

Cuando vine al país en el año 1961 después de estar casi 24años en el exilio, traía un plan al cual yo me refería diciendoque era un plan secreto.

El secreto consistía en una cosa muy simple: explicarle alpueblo dominicano que aquí había dos clases, la de los ri-cos, que yo llamaba tutumpotes, y la de los pobres, a losque llamaba hijos de Machepa. En esos tiempos no podíadecirles a los hombres y las mujeres del pueblo qué era unburgués, qué era un obrero, qué era un pequeño burgués,porque el pueblo dominicano no tenía capacidad para com-prender esas cosas; es más, en esa época, y todavía algúntiempo después, a los pobres se les llamaba obreros; en unperiódico, cuando se decía que había habido un accidentede automóvil o una pelea y había muerto una persona po-bre, decían que el muerto era un obrero. Los periodistas ylos directores de los periódicos no sabían lo que quería decirobrero, y todavía hoy son muchos los dominicanos que creenque todo el que no es rico es obrero, y resulta que el obreroes solamente aquella persona que le vende su fuerza de tra-bajo a un patrón.

* Santo Domingo, Editora Alfa y Omega, 1984.

También en Política, teoría y acción, Año XI, Nº 127, Santo Domingo, Órganodel Comité Central del PLD, octubre de 1990, pp.1-9 (N. del E.).

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Ahora bien, para ser patrono se necesita tener condicionesque no tiene todo el mundo, y me refiero a condiciones socia-les. La fundamental de esas condiciones es que con esa fuerzade trabajo que el patrono le compra a un obrero o a variosobreros se produzcan mercancías que se venderán a otraspersonas, y es el patrono quien le pone precio a esa mercancíaque él vende y que sus obreros fabrican o hacen, porque elpatrono no las hace nunca; son los obreros los que hacen lasmercancías, esas mercancías a las que los patronos les ponenunos precios que les permiten cubrir la cantidad de dineroque se ha usado en fabricar esa mercancía, incluyendo la fuer-za de trabajo de los obreros que la hicieron, pero además unbeneficio con el cual se queda el patrón. Ese beneficio es loque se llama plusvalía. Si hay diez obreros trabajando, y sifuéramos a ser justos en el sentido que los patronos creen quees lo justo en el sistema capitalista, la plusvalía se dividiríaentre 11 personas, es decir, los diez obreros y el patrono, perono se hace así porque el patrono coge para él toda la plusvalía.

Ahora bien, no todos los que trabajan son obreros. La coci-nera de mí casa, por ejemplo, que la mayoría de la gente creeque es una obrera, no lo es porque con el sueldo que se le pagaa ella en mi familia nadie gana dinero. Lo que ella hace paranosotros no nos produce a nosotros plusvalía; pero si esa mismacocinera trabajara en un restaurante, haciendo comida para genteque la comprara, estaría produciéndole plusvalía al dueño deese restaurante. ¿Por qué? Porque en el restaurante cobrarían lacomida más cara de lo que costaría producirla y el dueño sequedaría con el beneficio, pero como en casa no le vendemos lacomida a nadie, nuestra cocinera no nos produce plusvalía, ypor esa razón ella es una trabajadora, no una obrera.

Les digo esto para que se den cuenta de que hay diferenciasentre un obrero y un trabajador, y les digo también que uno delos descubrimientos más extraordinarios que se ha hecho en el

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estudio de la sociedad es ése de que el obrero vende una mer-cancía que se llama fuerza de trabajo, y como la fuerza de traba-jo es algo que no se ve era muy difícil darse cuenta de que setrata de una mercancía que se compra y se vende.

Cuando uno va a comprar zapatos o va a comprar una librade azúcar a un colmado, uno ve el azúcar y ve los zapatos ypuede agarrar los zapatos para darse cuenta de si son de buenacalidad, y puede también cogerle el peso a la libra de azúcar;es decir, esas cosas son objetos y pueden apreciarse objetiva-mente, pero la existencia de la fuerza de trabajo no es objeti-va, no se ve, no puede pesarse, no puede medirse, y por esarazón descubrir que había una mercancía que se llama fuerzade trabajo era muy difícil; se necesitaba de una inteligenciamuy profunda y muy acostumbrada al estudio y al análisis delas cosas para llegar a la conclusión de que lo que hacía elobrero, o mejor dicho, lo que hace el obrero cuando trabajapara un patrono es vender su fuerza de trabajo; él la vende y elpatrono la compra, exactamente como en el colmado me ven-den el azúcar y yo lo compro; esto es, que igual que otrasmercancías, la fuerza de trabajo se compra y se vende. Esedescubrimiento lo hizo Carlos Marx y de ese descubrimientose desprendieron después muchas otras cosas importantes parala historia de la humanidad.

Decíamos que no todos los trabajadores son obreros; porejemplo, un chiripero es un trabajador que se las arregla comoDios lo ayude para conseguir tres pesos y comprar con esostres pesos un racimo de guineos o unas cuantas manos deguineos y sale por ahí a venderlos en las calles, y va por lasesquinas donde hay semáforos para ofrecérselos a los automo-vilistas que tienen que pararse cuando la luz está en rojo. Esechiripero es un trabajador, pero al mismo tiempo que trabajaes comerciante, es un pequeño comerciante que compra unamercancía y vende esa mercancía, pero como también es un

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trabajador, es como si el cuerpo de él fuera su propio trabaja-dor, su propio obrero o empleado; es decir, un trabajador esuna cosa que puede ser bastante más complicada que un obrero.

El trabajador, el chiripero, no le vende a nadie su fuerza detrabajo; él usa su fuerza de trabajo en provecho de él mismo,porque en realidad es un pequeño comerciante, y llega unmomento en que tiene 25 ó 30 pesos que ha ido reuniendocon la venta de guineos y compra una carretilla con la cualsale a vender guineos y otras cosas; busca clientes en un barriode la ciudad y sale a vender entre esos clientes lo que compróen el mercado. Hay chiriperos que acaban teniendo tres ocuatro carretillas y ponen a otras personas a vender esos guineos,esos plátanos o esos aguacates; es decir, hay algunos chiriperosque van progresando como comerciantes hasta que llega un díaen que tienen suficientes carretillas y suficientes gentes paratrabajar para ellos; que han reunido también suficiente dinerocomo para comprar camiones enteros de los que vienen al mer-cado con plátanos o con otros frutos y después alquilan uncamión y acaban comprando un camión, es decir, acaban dedi-cándose al comercio de frutos del país porque ya son comer-ciantes. Esos nunca fueron ni van a ser obreros y acaban siendopatronos de otros, cosa que no hacen los obreros.

El trabajador norteamericano de las industrias pesadas, lasque fabrican los aviones, los portaviones, los tanques de guerra,los automóviles, ganan trece dólares y medio la hora; eso lo hanconseguido haciendo huelgas, reclamando mejores condicio-nes de vida. Trece y medio dólares la hora significan un salariomensual de más de 2 mil dólares, y eso les permite a los obrerosde la industria pesada norteamericana comprar casas que paganen 20 ó 25 años, cambiar los automóviles cada 2 ó 3 años ymandar a sus hijos a las universidades, pero precisamente por-que ganan tanto dinero no forman conciencia de clase; al con-trario, piensan exactamente igual que piensan los capitalistas,

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sus patronos; lo que quieren es ganar más dinero, y por lotanto no tienen conciencia de clase ya que durante la guerrade Viet Nam los trabajadores organizados en la AmericanFederation of Labor-CIO, que prácticamente es la única centralobrera formada por obreros industriales que hay en los EstadosUnidos, en una convención que celebraron en Miami duranteel gobierno de Lyndon Johnson, apoyaron a Johnson en supolítica de guerra contra Viet Nam. ¿Por qué? Porque durantela guerra los trabajadores tienen trabajos más seguros debido aque las fábricas de armas trabajan 24 horas al día y a ellos no lesimportaba que esas armas se utilizaran en matar a los niños deViet Nam; lo que les importaba era que la fabricación de armasles dejaba a ellos más dinero, y eso nos demuestra que lo quedesarrollan las centrales sindicales norteamericanas, las unionescomo les llaman ellos, es la ideología capitalista, la ambición deganar más dinero; nunca es la adquisición de una conciencia declase. El obrero adquiere conciencia de clase cuando se da cuen-ta de que él es obrero, de que pertenece a una clase social explo-tada y está dispuesto a luchar para que se acabe esa explotación;que se acabe para él y para todos los explotados.

Ahora bien, nosotros queremos que además de que losobreros dominicanos adquieran conciencia de clase (y vamosa trabajar para eso) adquieran también conciencia política.

Una cosa es conciencia política y otra es la conciencia declase. La conciencia política, en el caso concreto de los obre-ros, tiene que llevarlos a darse cuenta de que por sí solos nopueden conseguir su liberación aunque adquieran toda la con-ciencia de clase que deben adquirir. Se necesita entrar en alianzacon otras clases de la población que luchan también por li-berarse, pero están pensando en liberarse no de la explota-ción sino de la dependencia en que los mantienen fuerzaspoderosas, como por ejemplo, el poderío económico, military político de Estados Unidos. Lo que dan esas clases en la

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lucha son representantes suyos, personalidades aisladas; porejemplo, Fidel Castro no era obrero; Carlos Marx, el hombreque descubrió que el obrero es dueño de una mercancía quese llama fuerza de trabajo y que con ella produce plusvalíapara su patrono, no era obrero, ni lo era su compañero Fede-rico Engels, ni fue obrero Lenin, ni fueron obreros Ho ChiMinh ni Mao Tse-Tung. Esos hombres venían de otras clasessociales. En el caso de Marx y Engels, provenían de la claseburguesa; Fidel era hijo de un latifundista importante quetenía su tierra sembrada de caña, y por esa razón las tierras delpadre de Fidel valían mucho dinero, y el mismo Fidel, aun-que no ejerció nunca la profesión, era abogado.

Fundamentalmente, en el caso de la República Dominica-na, este país necesita para alcanzar su liberación una alianzadel movimiento obrero con las capas de la pequeña burguesíarevolucionaria. Un burgués es un capitalista, y es capitalistaporque compra fuerza de trabajo ajena, y con el uso de esamercancía hace su capital, pero en la burguesía hay una can-tidad de capas, entre las cuales están, por ejemplo, la altapequeña burguesía, y un número alto de esos pequeños bur-gueses no compran fuerza de trabajo ajena; son médicos, pro-fesores universitarios, abogados, ingenieros; son personas quepor tener títulos de profesionales pueden vivir bien, puedentener una casa buena, un automóvil, pero no compran fuerzade trabajo ajena debido a que no producen ninguna mercan-cía; lo que producen son servicios.

Ustedes saben que los médicos se especializan en muchascosas; unos se especializan en enfermedades del corazón y cuan-do hacen una operación del corazón cobran muy caro, cobranmiles de pesos; otros se especializan en enfermedades del estó-mago, del hígado, de los riñones, y cuanto más dominan susespecialidades más caro cobran sus servicios; pero hay otrospequeños burgueses que no son altos sino medianos. Entre

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los medianos hay profesionales, y gente que tienen negociosmedianos, un taller de mecánica con dos o tres operarios, untaller de ebanistería con cinco trabajadores o un comerciomediano. Esos son medianos pequeños burgueses. Y hay va-rios pequeños burgueses, como el hombre que tiene uncolmadito al que atiende con la ayuda de su mujer y los hijos,y tiene mercancías por valor de ochocientos o mil pesos; ése esun bajo pequeño burgués, pero también es un bajo pequeñoburgués un médico de pueblo, un médico pobre que tienemuy poca clientela, y también lo es un mecánico que trabajasolo, tal vez con un ayudante, con un hijo, o un hermano; yhay otras dos capas de la pequeña burguesía que son la bajapobre y la baja muy pobre. Esos son los chiriperos. El chiripe-ro es un bajo pequeño burgués pobre o muy pobre.

En esas capas de la pequeña burguesía, en todas las capas dela pequeña burguesía, los trabajadores encuentran aliados opueden encontrar aliados, chiriperos que están chiripiando paravivir pero no están convirtiéndose en comerciantes porque noles interesa ganar más dinero del que necesitan para los gastosdiarios y quieren ver al país libre de miseria; quieren ver otrasociedad, otra situación; pero también hay bajos pequeños bur-gueses y altos pequeños burgueses, sobre todo los altos y losmedianos, que por sus estudios, como les sucede a muchos pro-fesores universitarios, se dan cuenta de que esta sociedad esinjusta y se disponen a luchar para acabar con la injusticia. Deesas capas salieron Mao Tse-Tung en China, Ho Chi Minh enViet Nam, José Martí en Cuba. Con gente así necesitan aliar-se los trabajadores, porque esa gente, por razones de sus cono-cimientos pueden dedicarle más tiempo al estudio de los pro-blemas del país, adquieren esos conocimientos con más facilidadque un trabajador que llega cansado a su casa y no tiene tiempode ponerse a leer un libro. Por razones sociales propias ese pe-queño burgués mediano o alto adquiere desarrollo político,

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puede dedicarse a adquirir conciencia política y la concienciapolítica es indispensable para alcanzar el fin que se proponeun partido de liberación nacional.

No es indispensable para todos los miembros de un partidoasí, y mucho menos para todos sus simpatizantes y seguidores,tener conciencia política, pero sí lo es para los que lo dirigen,porque la lucha por la liberación de los pueblos es una luchapolítica; no es una lucha social, no es una lucha sindical; esuna lucha política; y así como cuando está enferma una perso-na va donde un médico para que la cure, y si la enfermedadque tiene es en una muela va donde un dentista, y si es diabe-tes va donde un médico especialista en diabetes, así los espe-cialistas en lucha política tienen que ser los que se dedican ala política, y naturalmente, no a la política de los buscadoresde votos que hay en un PRD, en partidos como el Reformistao el Social Cristiano. Nada de eso. Yo hablo de la políticarevolucionaria; hablo de una política seria, hablo de una polí-tica al servicio del pueblo, no al servicio de una persona.

Nosotros necesitamos que todos los obreros tengan con-ciencia de clase, y que dentro de los obreros con conciencia declase, el mayor número tenga también conciencia política,desarrollo político. Necesitamos eso porque la liberación delpueblo dominicano es naturalmente la liberación de todas lascapas oprimidas, de todas las clases oprimidas, a la cabeza delas cuales tiene que estar la clase obrera.

¿Y por qué?Necesitamos obreros con conciencia política, con desarro-

llo político, porque lo lógico es que los obreros crean en unlíder obrero más que en uno que no sea obrero, y ojalá quesean obreros los que acaben dirigiendo en su totalidad al Par-tido de la Liberación Dominicana.Octubre de 1983.

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RESPUESTAS A PREGUNTAS HECHAS POR OBREROS QUEPARTICIPARON EN UN ENCUENTRO CELEBRADO EN

OCTUBRE DE 1983 EN EL LOCAL DE POASI*

Pregunta Nº 1: ¿Es verdad que el padre de ese gran héroe deAmérica Latina llamado Simón Bolívar pertenecía a una clasellamada oligárquica? Y de ser así, ¿por qué esa clase tenía esenombre y no el de burguesía?

Juan Bosch (JB): Efectivamente, Simón Bolívar nació en elseno de la clase oligárquica de Caracas, que era la capital deun territorio español, o provincia de España, llamado Capita-nía General de Venezuela, porque cuando nació Simón Bolí-var ese territorio no era una república, lo que es lo mismo quedecir que no era un país independiente. En los años del naci-miento de Simón Bolívar no había burgueses ni en Venezuelani aquí ni en la mayoría de los países de América Latina; loque había eran oligarcas, nombre que se les daba a las perso-nas ricas que compraban esclavos traídos de África.

¿Cuál era la diferencia que había entre oligarquía y bur-guesía? Si los oligarcas eran ricos y los burgueses lo eran tam-bién, ¿por qué unos se llamaban de una manera y otros demanera diferente? ¿Era que los burgueses explotaban a losobreros y los oligarcas no los explotaban?

No era eso. Era que los burgueses, donde los había (y aclarode nuevo que en Venezuela no los había cuando nació Bolívar

* Santo Domingo, Editora Alfa y Omega, 1984.

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como no los había aquí ni en Haití ni en otros lugares deAmérica), eran gente rica que les compraban fuerza de traba-jo a personas pobres para que éstas produjeran con esa fuerzade trabajo mercancías o artículos que esos ricos o burguesesvendían ganando en la venta dinero y con una parte de lo queganaban en la venta reponían lo que habían gastado en lossalarios que les pagaban a sus trabajadores, mientras que losoligarcas no gastaban nada en pagar salarios porque ellos envez de comprar la fuerza de trabajo de los obreros comprabana los esclavos; los compraban como si fueran reses o caballos alos que ponían a trabajar pero no les pagaban ni un centavo;sólo les daban una muda de ropa al año y comida de víveresque casi siempre sembraban y cosechaban dos o tres de esosesclavos. El padre de Simón Bolívar tenía unos mil esclavos,cantidad muy grande, lo que lo convirtió no sólo en un oli-garca sino en un gran oligarca.

Muy pocos hombres tenían en esos tiempos mil esclavos, ySimón Bolívar, que fue el único varón de los hijos (y en aque-lla época sólo los varones heredaban los bienes de los padres),estaba llamado a ser un oligarca tan grande como su padre ytal vez más si aumentaba el número de sus esclavos o porquecomprara algunos o porque nacieran hijos de los que tenía sufamilia; sin embargo él puso a sus esclavos en libertad, cosaque hizo cuando ya era el jefe de la guerra contra España, unaguerra muy costosa en vidas que duró muchos años y tuvonumerosos altibajos. El propósito de esa guerra era hacer deVenezuela una república independiente como al fin vino aser, pero además, Bolívar llevó la guerra mucho más allá de loque había sido la Capitanía General de Venezuela, y de losterritorios que liberaron los ejércitos que él comandó salie-ron seis repúblicas. Muchos historiadores hablan de cincoporque no toman en cuenta que Panamá ocupa una partedel territorio que había sido de Colombia, de manera que de

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lo que había sido antes Nueva Granada, y después de la gue-rra de independencia se llamó Colombia, salieron dos repú-blicas: primero Colombia y cerca de ochenta años después, laque hoy se llama Panamá.

¿Por qué puso Bolívar sus esclavos en libertad?Porque aunque había nacido de un padre oligarca y en

una familia oligárquica, sus ideas no eran las de un oligarcasino las de un burgués, y al pensar como burgués creía quelos hombres que trabajaban para otros debían recibir un sala-rio a cambio de la fuerza de trabajo que les vendían a los ricoso capitalistas para los cuales trabajaban, y les pido que le pon-gan atención a lo que acabo de decir porque con el ejemploque nos da el paso de Simón Bolívar de oligarca a burguéscomo resultado de una diferencia en las ideas, y solamente enlas ideas ya que él no fue nunca dueño de negocios o indus-trias, podemos comprender el hecho de que Marx y Engels,Lenin y Ho Chi Minh y Fidel Castro, que no eran obreros,dedicaran su vida a luchar por la liberación de los obreros desus países, y quiere decir también que en los tiempos deSimón Bolívar ser burgués, o tener ideas burguesas, era serrevolucionario, como ahora lo es ser opuesto al mando de losburgueses.

Pregunta Nº 2: Yo quiero que explique por qué en las or-ganizaciones marxistas-leninistas dominicanas no hay obre-ros, lo que según me parece a mí es algo contrario a los prin-cipios de Marx y de Lenin.

JB: Lo que pasa en las organizaciones o partidos marxis-tas-leninistas es parecido a lo que pasa con las sectas o gruposreligiosos. Por ejemplo, en este país y en muchos otros hay loque llamamos Iglesia Católica cuyos jefes o líderes dicen quees la representante legítima de Jesús en la Tierra, pero enotros lugares, como en la antigua Rusia, que hoy se llama laUnión Soviética, y en Grecia, en vez de la Iglesia Católica hay

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la llamada Ortodoxa, cuyos jefes y líderes dicen que es ella, yno la Católica, la que representa en la Tierra a Jesús. Perosucede que también en nuestro país y en la mayoría de losque se llaman católicos hay varias sectas religiosas de las queconocemos con el nombre de protestantes como por ejemplola del Séptimo Día, las de los Adventistas y los Testigos deJehová, la Calvinista, la de los Mormones y muchas más. Aquí,en la República Dominicana, conocemos por lo menos sietegrupos cuyos miembros y líderes dicen que son marxistas-leninistas, y algunos de ellos aseguran que solamente ellosson los verdaderos o los auténticos marxistas-leninistas, y sinembargo en esos partidos o grupos no hay obreros; es más, enla mayoría no hay ni un solo obrero a pesar de que los parti-dos que se declaran marxistas-leninistas deben estar formadospor obreros aunque entre ellos haya unas cuantas personasque pertenezcan a la burguesía o a algunas de las capas de lapequeña burguesía.

En un país como el nuestro, donde no hay todavía unaclase obrera que tenga conciencia de clase, abundan los pe-queños burgueses que son partidarios del socialismo, perohablo del socialismo marxista, no de ése llamado socialismodemocrático o socialdemócrata que mientan los líderes delPRD, y son los pequeños burgueses de ideas marxistas-leninistasno los obreros, los que hallamos en las filas y en las direccio-nes de los varios partidos o grupos que se proclaman marxis-tas-leninistas. Pero sucede que en la mayoría de los casos, lospequeños burgueses dominicanos y de otros países que lomismo que el nuestro tienen una sociedad poco desarrolladase confunden ellos mismos y confunden a muchas personasporque lo que ellos buscan no es en realidad hacer una revo-lución socialista sino convertirse en personajes conocidos,importantes, de los que hablan los periódicos y los noticierosde radio y televisión, y como esos tipos son abundantes y

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ninguno de ellos quiere ser segundo de otros, cada uno deellos se propone formar un grupo para quedar convertido enlíder. Además de lo que queda dicho en la mayoría de loscasos esos líderes viven de ser líderes, de manera que el lidera-to pasa a ser una profesión, como si dijéramos la de médico oingeniero o abogado, o lo que es lo mismo, se convierte en unmedio de vida, palabras con las cuales quiero decir que conmucha frecuencia el marxismo-leninismo es en realidad unmedio de vida para los que hacen papeles de líderes de gruposllamados marxistas-leninistas en los que no hay ni un soloobrero, y como es lógico, esos vividores del marxismo-leni-nismo no piensan como obreros sino como personas que de-fienden hasta con las uñas y los dientes el medio de vida queles proporciona su papel de líderes, y naturalmente, no tienenel menor interés en defender las ideas marxistas leninistas.

Debo repetir que en la mayoría de los países parecidos a laRepública Dominicana, o lo que es lo mismo, en los paísesdonde todavía los obreros no han formado una conciencia declase, pasa algo parecido o igual a lo que pasa aquí. Por ejem-plo, el Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicara-gua empezó a ser organizado en el año 1961 y desde entoncesllevó a cabo una guerra contra la tiranía de la familia Somoza,que gobernaba su país desde hacía unos treinta años. En esaguerra murieron muchos líderes del Frente Sandinista, entreellos el que lo fundó, que se llamaba Carlos Fonseca Amador.En Nicaragua había un partido de los llamados marxistas-leninistas que se mantenía en lo que llamamos la clandestini-dad, es decir, que sus miembros y líderes conservaban susnombres ocultos, y ese partido marxista-leninista de Nicara-gua acusaba a los líderes del Frente Sandinista de LiberaciónNacional de estar al servicio de la burguesía, y eso lo decíanaún después del derrocamiento de Somoza, lo que demuestraque aún usando el título de marxistas-leninistas, algunos de los

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líderes pequeño burgueses de nuestros países caen con frecuen-cia en grandes errores porque no siempre son verdaderamenterevolucionarios sino vividores del oficio o la carrera que espara ellos tener el título de marxistas-leninistas.

Pregunta Nº 3: ¿En qué capa social se encuentran nuestrasclases obreras?

JB: Esa pregunta me lleva a pensar que hay obreros queno tienen una idea clara de lo que es la clase que les corres-ponde, y lo primero que debo decir es que todos los obrerosforman una sola clase, la clase obrera o proletaria, pero eso nosignifica que todos los trabajadores sean obreros porque obre-ros son solamente los que les venden a los patronos su fuerzade trabajo como he explicado en otras ocasiones; así por ejem-plo, los chiriperos no son obreros; son pequeños comercian-tes, y como comerciantes al fin, son pequeños capitalistas,pues entre los capitalistas, que forman la clase llamada bur-guesa o la burguesía, sí hay varias capas, como las formadaspor la pequeña burguesía entre las cuales están los chiriperosen condición de bajos pequeños burgueses, bajos pobres ybajos muy pobres.

La clase obrera dominicana está todavía en formación por-que no tiene el desarrollo numérico y de conciencia clasistaque necesita tener para ser una clase que pueda compararsecon las de otros países. La clase obrera no tiene capas; es unasola, pero la mayoría de los obreros dominicanos no lo sabe ycree que los que trabajan en METALDOM son una clase, losque trabajan en los ingenios azucareros son otra, los que tra-bajan en panaderías o en la construcción de viviendas sonotras, y no es así. Como he dicho antes, todos los obrerospertenecen a una sola clase, la de los hombres y mujeres quevenden su fuerza de trabajo a capitalistas que la usan en laproducción de mercancías que esos capitalistas venden ga-nándoles a las tales mercancías un beneficio llamado plusvalía,

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palabra que significa más de lo que vale, o lo que es igual,más de lo que costó hacerla.

Los obreros que no tienen conciencia de clase aspiran a serricos o a que sean ricos sus hijos, y por eso es corriente que elobrero dominicano quiera que sus hijos sean ingenieros, mé-dicos, dentistas, o que se vayan a los Estados Unidos parahacerse ricos en ese país. Pensar así es pensar con ideas decapitalista o tener lo que se llama una ideología capitalista oburguesa, y los obreros con conciencia de clase no piensancon ideas que son las de los burgueses; piensan con las que lecorresponden a su clase.

Las ideas, o la ideología capitalista o burguesa, les sonmetidas en la cabeza a los obreros a través de la televisión,los periódicos, las películas que las presentan como los mo-delos que deben seguir todas las personas, hombres, muje-res y hasta niños. En la televisión, los periódicos y las pelí-culas se les indica a los obreros y a los pequeños burguesesde todas las capas cómo deben vestir, pelarse, comer, cuálesson los automóviles que deben comprar y los muebles quedeben usar, y lo que no sea como esos modelos está pasadode moda, pero además, poco a poco han convencido a lagente del pueblo de que debe comprar todo lo que sea nue-vo, esté de moda o haya sido anunciado como bueno, y conese convencimiento han creado lo que se llama el consumis-mo, que es la necesidad que siente una persona de compraralgo, cualquier cosa, pero comprarlo de una vez, tan prontotenga el dinero que hace falta para eso. El consumismo es loque explica que a la gente del pueblo de nuestro país, entre lacual están los obreros o por lo menos muchos de ellos, le davergüenza regatear o pedir rebaja de precio de las cosas, queva a comprar, porque cree que si regatea van a pensar que elque pide rebaja es un pobre, y nadie quiere que piensen queél es pobre.

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Esa manera de pensar, cuando quien siente vergüenza deparecer pobre es un obrero, indica que ese obrero no tieneconciencia de clase; que lo que él quiere es que lo considerenotra cosa, no un obrero. Yo pido rebaja de todo lo que com-pro, lo mismo en una tienda de la calle El Conde que en unmercado, y la pido porque sé que con lo que estoy compran-do, sea caro o barato, estoy ayudando a varias personas aganar más dinero. Yo no soy obrero, pero tengo concienciade que en el sistema en que vivo, que es el llamado capita-lista, funciona en todas partes una cadena de explotaciónque comienza en el lugar donde fabrican una mercancía ytermina para mí en el sitio en que compro esa mercancía, seaella lo que sea.

Pregunta Nº 4: ¿Cuál es la diferencia entre el chiripero y elsub-empleado?

JB: El chiripero es también un sub-empleado. Hay mu-chas gentes que son sub-empleadas; hay gente que tiene dosempleos, o tres; cuatro horas en un lugar, dos horas en otrolugar; ése es un sub-empleado. El que no tenga un trabajofijo sino que tiene que hacer muchos trabajos para vivir, es unsub-empleado, y el que no está trabajando, como sucede enpaíses como el nuestro, no es ni siquiera un sub-empleado, nisiquiera un chiripero. El que no tiene nada que hacer es undesempleado, palabra que significa que no tiene ningún em-pleo o trabajo.

Chiripero se le llamaba antes al que hacía trabajos de chi-ripas, limpiando un patio o arreglando un mueble, pero aho-ra la mayoría de los chiriperos lo que hacen es ir a las esquinasdonde hay semáforos a vender guineos, aguacates, limones,melones o lo que sea. Para vender esas frutas o cualquiera otracosa necesitan disponer de un pequeño capital, que puede serde 20, de 30 ó 50 pesos que usan en comprarlas, pero almismo tiempo trabajan como si fueran dependientes, obreros

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o trabajadores de ellos mismos; o sea, son a la vez capitalis-tas y trabajadores, las dos cosas de manera muy particular.Lo mismo pasa con los venduteros, que compran plátanos,naranjas, verduras, cebollas, y salen con carretillas cargadasde esos productos voceándolos para llamar la atención de lasdueñas de casas.

Los primeros son capitalistas muy pobres; los segundosson capitalistas pobres. Pero al mismo tiempo unos y otrosson trabajadores porque trabajan vendiendo lo que llevan;son, como si dijéramos, empleados de ellos mismos. Hay otroscapitalistas que son dueños de colmaditos de barrio atendidospor ellos y algunas veces por un hijo o por la señora.

Los últimos se llaman bajos pequeños burgueses; losvenduteros son bajos pequeños burgueses pobres y los vende-dores de frutas en las esquinas son bajos pequeños burguesesmuy pobres, pero todos ellos forman las capas más bajas de laclase capitalista, porque aunque no dispongan de capitales,digamos, ni siquiera de mil pesos, sus ideas son capitalistas ya lo que aspiran es a ser dueños de negocios, y algunos deellos acaban pasando de bajos pequeños burgueses muy po-bres a bajos pobres, y de ahí a bajos pequeños burgueses,como lo haría, por ejemplo, un vendutero que le compra plá-tanos a un camionero del Mercado Nuevo y acaba él siendodueño de un camión en el que lleva plátanos a la Capital, oun billetero de los que venden billetes en la calle y acabasiendo un mayorista, y de ahí, el camionero pasa a ser dueñode varios camiones y el mayorista de billetes acaba siendodueño de un Banco de Cambios.

Ninguno de esos trabajadores de sí mismos aspira a serobrero. A lo que aspiran ellos es a ser capitalistas.

Pregunta Nº 5: ¿Es cierto que en los países donde los obre-ros tienen conciencia de clase se puede dar más fácilmenteuna revolución proletaria que en los países sub-desarrollados?

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JB: En algunos países europeos el obrero tiene concienciade clase pero no tiene conciencia política; por ejemplo, enSuecia el obrero tiene muy buenos salarios pero no tieneconciencia política. En Francia, en España, en Italia, los par-tidos comunistas tienen grandes cantidades de militantes queson obreros con conciencia de clase y con conciencia política.En Estados Unidos el Partido Comunista Norteamericano notiene prácticamente obreros. No creo que se pueda hacer unarevolución en Europa, ni en los Estados Unidos ni en la Eu-ropa socialdemócrata, por ejemplo, en Suecia, donde los obre-ros tienen conciencia de clase pero no conciencia política, nien Italia, donde hay un millón de comunistas*.Octubre de 1983.

* En el texto original es evidente que hubo un salto en la trascripción de lasrespuestas. Por esa razón hemos suprimido las últimas líneas del texto (N. del E.).

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QUÉ SIGNIFICA PARA UN OBREROTENER CONCIENCIA DE CLASE*

En los folletos anteriores** se ha dicho varias veces que el obrerodebe tener conciencia de clase, y hay que explicar qué signifi-can esas palabras porque es muy probable que una cantidadmuy grande de obreros dominicanos no sepa qué quieren decir.Es más, para muchos de ellos será una sorpresa enterarse deque cuando un patrono le da trabajo a Fulano o Mengano nole está haciendo un favor, como creen miles y miles de perso-nas de nuestro país, porque el patrono no podría ganar dinerosi no hubiera hombres y mujeres que trabajaran en su fábrica,lo que quiere decir que a un patrono le hacen los obrerostanta falta como le hace falta a todo el mundo comer por lomenos una vez al día.

En nuestro país hay obreros que le dan mérito a una perso-na a quien conocieron pobre y ha llegado a ser rica, lo quelleva a cualquiera a pensar que esos obreros aspiran a ser tanricos como esa persona, y si se trata de alguien que de pobrepasó a tener una fábrica se puede pensar, con razón, que esos

* Santo Domingo, Editora Alfa y Omega, 1984.

También en Política, teoría y acción, Año XI, Nº 128, Santo Domingo, Órganodel Comité Central del PLD, noviembre de 1990, pp.1-10 (N. del E.).

** Cfr., Para los círculos obreros, El papel de los trabajadores en un partido de liberaciónnacional y Respuestas a preguntas hechas por obreros que participaron en un encuentrocelebrado en octubre de 1983 en el local de POASI que se incluyen en este volumenp.363, p.373 y p.381 (N. del E.).

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obreros aspiran a ser también patronos o dueños de fábricas,lo que indica que el deseo de esos obreros es no seguir siendoobreros, o lo que es lo mismo, que sus ideas los llevan a sercapitalistas, burgueses, y como las ideas de una persona sonlas que forman lo que se llama su ideología, hay que decir quela ideología de esos obreros es la capitalista o burguesa, no laque le corresponde a un miembro de la clase obrera, que debepensar con ideas obreras o proletarias, y luchar por ellas allado de todos sus compañeros de clase.

En un país como el nuestro, que no está debidamente de-sarrollado dentro del sistema capitalista, hay gente pobre quecon la ayuda de un personaje influyente en cualquier gobier-no se convierte de un día para otro en un capitalista, en unburgués que puede comprar fuerza de trabajo para emplearlaen hacer artículos que al venderse aumentan su capital, peroes muy difícil que un obrero pueda convertirse en burgués; esmás, si un obrero quisiera convertirse en burgués, los bur-gueses que lo conozcan harán todo lo posible por evitar queese obrero pase a las filas de la burguesía.

En países parecidos a la República Dominicana los obre-ros son una minoría de los habitantes, y una minoría bas-tante pequeña. En este momento la población nuestra es deunos seis millones, pero en los Estados Unidos hay algo másde un millón de dominicanos y en otros lugares debe haberunos sesenta mil de manera que somos más de siete millonesde los cuales no sabemos cuántos de los que viven en otrospaíses son obreros, y en cuanto a los que están en la Repú-blica Dominicana, no llegan a trescientos mil, lo que signi-fica que dentro del país los obreros son veintitrés veces me-nos que el total de la población. Las grandes industrias, ésasque emplean muchos obreros, son contadas; la mayor es laque fabrica azúcar, que está formada por dieciséis ingenios, yel número más alto de obreros que trabajan en esos ingenios

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es el de los cortadores de la caña, que son trabajadores tem-poreros porque trabajan sólo unos meses, y de ellos unos 25mil son haitianos que cuando terminan el corte vuelven aHaití. Por el tipo de trabajo que hacen y por el tiempo quele dedican, los cortadores de caña son llamados semiproleta-rios, palabra que significa que su condición de obreros no esigual a la de los que trabajan en la fabricación del azúcar, eneso que en los ingenios de nuestro país se llama la factoría.Hay que observar que los cortadores de caña no tienen queaprender nada como aprenden los que manejan los camio-nes que llevan la caña cortada a los ingenios o los que mane-jan las locomotoras de los trenes que hacen el mismo papelque hacen los camiones y mucho menos el de los que traba-jan en los tachos.

Los obreros dominicanos son una minoría de la poblaciónque tiene el país, pero debemos aclarar que a pesar de ser unaminoría ellos son más importantes para la vida económica denuestro pueblo que el resto de los dominicanos porque si debuenas a primeras todos ellos desaparecieran la economía na-cional quedaría paralizada, y con la economía quedaría parali-zada la vida del país.

Seguramente ustedes han oído decir más de una vez queen la economía dominicana las personas más importantesson los campesinos porque ellos producen el arroz, la yuca,la batata, las habichuelas, los guandules, el plátano, es de-cir, todo lo que nosotros necesitamos para alimentarnos,¿pero qué sería de este país si de buenas a primera no seprodujera más electricidad, si dejaran de funcionar los trans-portes, la Refinería de Petróleo, los teléfonos? Pues que elpaís quedaría paralizado porque si no se hace más cementono podrían hacerse más casas; si desaparecen todos los ca-miones de carga y se sigue haciendo cemento, no hay cómollevar el cemento a los sitios donde se harán las casas; si se

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paraliza la planta eléctrica y no hay electricidad, práctica-mente no puede haber vida industrial porque hay muchas in-dustrias que funcionan con electricidad, pero se paran tambiéntodos los refrigeradores de todas las casas y se dañan la car-ne, el pescado y la leche.

Así pues, la existencia de los obreros, aún en sociedades depoco desarrollo capitalista, es vital para la vida de cualquierpaís y es vital para nosotros los dominicanos.

Los obreros aprenden, como parte de su actividad diaria, alevantarse temprano para coger el autobús, el vehículo, laguagua, porque tienen que ir a su trabajo, porque tienen quellegar a su trabajo a tal hora; el obrero aprende en su trabajo ahacer las cosas en conjunto con otros compañeros porque nopuede hacer una mercancía él solo; si hace zapatos, él hace lasuela, otro hace la parte de arriba, otro hace la lengua y otroshacen los ojales; es decir, el obrero va creando, sin él darsecuenta, la conciencia de que él es una parte de un grupo en elque intervienen compañeros obreros, y así como el intelectualque trabaja solo acaba creyendo que él es el centro del mun-do, el trabajador va creando una conciencia colectiva; pero enel caso del trabajador dominicano le falta todavía crear unaconciencia de clase; crear una conciencia de compañerismocon sus compañeros de trabajo, los que están en el mismotaller en que está él, fabricando la misma cosa que él fabrica,pero le falta también darse cuenta de que él pertenece a unaclase social pues al mismo tiempo que ese sistema enriquece alas personas que forman otra clase, la de los capitalistas o pa-tronos o burgueses, lo mantiene a él viviendo en condicionesmuy estrechas de las cuales no podrá salir si no se saca unpremio de la Lotería, cosa que no es fácil sobre todo si no lesobra dinero para comprar billetes o quinielas; y los partidospolíticos que hay en la República Dominicana (incluyendoen esos partidos a todos los que se llaman marxistas-leninistas

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o de izquierda) organizan, o pretenden organizar a los obrerosen sindicatos y los llevan a hacer huelgas para conseguir mejo-res salarios o mejores condiciones de trabajo pero no les formanconciencia de clase y mucho menos conciencia política porquelo que les enseñan, o mejor dicho les predican, es que tienenderecho a recibir salarios más altos y a luchar para que se losden, y eso no forma conciencia de clase obrera; al contrario, esetipo de reclamaciones lo que desarrolla es una mentalidad ca-pitalista pequeño burguesa, palabras con las cuales quiero decirque al despertarles la ambición de ganar un chin o un poquitomás de dinero lo que se hace con los obreros es convencerlos deque en el sistema capitalista ellos tienen derecho a recibir unaparte pequeña del beneficio que sacan los patronos de la fuerza detrabajo que les compran, y eso es una manera de desarrollarles alos obreros apetito de beneficios, aunque limitados, que es lomismo que formarles ideología burguesa sólo que en medidapequeña, y por eso he dicho que las reclamaciones de salarios másaltos forman en los obreros mentalidad pequeño-burguesa.

En el folleto Nº 2* expliqué que debido a los altos salariosque ganan los obreros de los Estados Unidos no tienen con-ciencia de clase y por esa razón piensan igual que los capitalis-tas o burgueses y nunca harán nada para que desaparezca dela Tierra la sociedad capitalista, en la cual los menos, que sonlos burgueses, se quedan con el beneficio de lo que producencon su trabajo los más, que son los obreros, o para decirlo deotra manera, los menos se comen la masa y a los más les dejanlos huesos.

Si los obreros norteamericanos ganan ahora más de dosmil dólares al mes, y hace cincuenta años ganaban sólo cien-to cincuenta, eso se debe a que ahora los beneficios que le

* Cfr., El papel de los trabajadores en un partido de liberación nacional, pp.443-450 deeste volumen (N. del E.).

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proporciona el trabajo de un obrero de los Estados Unidos asu patrono son por lo menos quince veces más altos que losque le proporcionaba medio siglo atrás, y por eso los artículoso mercancías fabricados en ese país valen ahora más de quinceveces más que hace medio siglo, y si es verdad que debido aesa enorme subida de los precios los obreros norteamericanosganan más dinero y viven mejor, también es verdad queactualmente viven en la miseria más espantosa más cientos demillones de seres humanos que los que había en la Tierra,juntando a los ricos con los pobres, cincuenta años atrás.

La lucha por recibir mejores salarios no tiene nada que vercon la formación y el desarrollo de una conciencia de clase delos obreros. El obrero sólo forma y desarrolla conciencia deque él pertenece a una clase cuando se convence de que paselo que pase, su patrono le paga sólo una parte de lo que élproduce con su trabajo y se queda con el resto, que es siempremás alta que el salario que él recibe; que si el patrono aceptasubirles el salario a él y a sus compañeros es porque puedehacerlo sin disminuir sus beneficios.

El obrero no debe dejarse confundir por las apariencias. Siun líder sindical organiza a los obreros para hacer una huelgao algún movimiento que deberá rendirles a esos obreros me-jores condiciones de trabajo o salarios más altos, los obrerosdeben ayudar a ese líder porque los resultados que se obten-gan pueden ser buenos para ellos, y digo que pueden ser bue-nos debido a que también pueden ser malos ya que hay pa-tronos que responden a esas peticiones con la cancelación depor lo menos algunos de los obreros, pero si los resultados sonbeneficiosos para todos eso no significará que a partir de esemomento los obreros pasan a recibir salarios justos, pues lossalarios sólo serían justos si el patrono repartiera entre ellos yél, a partes iguales, todo el dinero que recibe cuando vendelos artículos o las mercancías que fueron producidos por la

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fuerza de trabajo que esos obreros le vendieron. Sólo si el pa-trono actuara así, y de ninguna manera en otra forma, podríadecirse que se les hace justicia a los obreros, pues mientras semantenga el principio actual, el de que el dueño de lo queproducen los obreros con su fuerza de trabajo es el patrón ypor tanto él es quien tiene derecho a quedarse con los benefi-cios que den esos productos, estaremos viviendo en una socie-dad injusta, en una sociedad que ha sido organizada para ex-plotar al trabajador pagándole su trabajo con una parte, casisiempre muy pequeña, de lo que él produce, y dándole a supatrón la parte más grande con la cual puede vivir no sola-mente cientos de veces mejor que el obrero sino dándole tam-bién una influencia tan grande en la sociedad que los gobier-nos de esa sociedad están siempre a sus órdenes y a la de todoslos patronos y funcionan sólo para servirles a los patronos entodos los órdenes.

De lo dicho se deduce que para que un obrero tenga con-ciencia de clase debe estar convencido de que la sociedad enque él y sus familiares viven es injusta, pero muy injusta,porque reparte el producto del trabajo de una gran cantidadde hombres y mujeres en tal forma que a los que más trabajanles toca la parte más pequeña del dinero que da lo que se hacecon ese trabajo, y en cambio la parte más grande, muchasveces más grande, les toca a los que siendo menos en númeroson también los que producen menos.

Pero saber eso que se acaba de decir no es suficiente paraque un obrero pueda afirmar que él tiene conciencia de clase;es necesario que se dé cuenta de que la injusticia que se cometecon él se comete también con todos los obreros, a los cuales éldebe considerar como si fueran sus hermanos de padre y madreporque aunque no se conozcan entre sí, y aunque cada unohaga una cosa diferente y tenga patronos diferentes y por esarazón trabajen en fábricas diferentes y en lugares igualmente

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diferentes, todos ellos son víctimas iguales de la misma injusti-cia, a todos y a cada uno se les paga sólo una parte de su trabajo,siempre la parte más pequeña, mientras los capitalistas o bur-gueses se quedan con la parte más grande de lo que cada unoprodujo. Sólo cuando el obrero se convenza de que lo queacaba de leer es así y no de otra manera, sólo cuando no lequede la menor duda de lo que se le está diciendo pasa él aconocer la realidad de lo que es la sociedad en que vive, y apartir de ese momento empieza a tener conciencia de clase por-que ya sabe que él es parte de una clase formada por millones ymillones de hombres y mujeres de la mayoría de los países delmundo que son de colores distintos, hablan lenguas distintasy producen mercancías distintas, pero todos son víctimas delmismo mal, de la misma injusticia; a todos se les paga unapequeña parte de su trabajo, y la otra parte, que es siempre lamás grande, es la que hace ricos a los burgueses mientras ellossiguen siendo pobres hasta el día de su muerte.

¿Para qué le sirve a un obrero haber descubierto qué cosaes y qué significa tener conciencia de clase?

Le sirve, en primer lugar, para darse cuenta de que el quele dio trabajo no le hizo ningún favor ni pensaba en hacerleun favor cuando lo puso a trabajar, pues el beneficiado con sutrabajo no es el obrero sino el patrón, el dueño de la fábrica odel taller donde lo pusieron a trabajar; le sirve, en segundolugar, para darse cuenta de que la sociedad, o sea, el conjuntode personas que viven en nuestro país, incluyendo en ese con-junto el gobierno con todos los que lo forman y dirigen, estáorganizada para mantener el sistema que funciona para apo-yar y mantener la gran injusticia que se ha descrito en estaspáginas; le sirve para darse cuenta de que a él y a todos lostrabajadores los engañan haciéndoles creer que ellos son afor-tunados, y por tanto deben ser dichosos, porque viven en unpaís donde hay libertad, y lo cierto es que esa libertad es

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sólo la de decir cualquier cosa que se le ocurra, y a ellos noles sirve para nada porque detrás de esa libertad está escondidala explotación más maligna, ésa de pagarle su trabajo con unapequeña parte de lo que vale lo que produce con él mientrasque la parte grande le toca a otra persona, a su patrono, y leseguirá tocando durante todo el tiempo que trabaje en su fábri-ca, así sean veinte años o más, y con el abundante dinero querecibe de sus obreros el patrono tiene una casa rica mientras élocupa una de pobre; el patrón tiene un buen automóvil con suchofer y él tiene que montarse en una guagua para ir al trabajo;los hijos del patrón van a escuelas privadas y los suyos tienenque ir a escuelas públicas donde van sólo los pobres, y si seenferman aquéllos son llevados a clínicas de lujo y los del obre-ro tienen que ser curados en su casa, la mayor parte de las vecespor curanderos o con recetas que dan los vecinos.

Al adquirir conciencia de clase el obrero se da cuenta deque también los patronos tienen conciencia de la clase a quepertenecen y no tarda en pensar que su clase y la de los patro-nos son diferentes, que una es explotada por la otra y que paradejar de ser la víctima de los patronos la clase obrera debeprepararse; debe saber que para que la vida de todos los traba-jadores cambie hay que enseñarles a los obreros cuál es la ver-dad de su situación, cómo los engañan y para qué, lo que esigual que demostrarles a los obreros lo injusta que es la socie-dad burguesa con ellos y cómo y por qué hay que acabar conesa injusticia, para lo cual es necesario que cada uno se dedi-que a formarse una conciencia política porque sólo a través deuna lucha política bien planeada, bien dirigida y bien ejecu-tada podrán los obreros recibir los beneficios totales de sutrabajo para asegurarse con ello una vida sin estrecheces, sinmiserias, sin ignorancia, sin desempleo; una vida sana y agra-dable para ellos y sus hijos.La Habana, Cuba, 19 de abril de 1984.

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HISTORIA DEL 3ER CONGRESO CGT*

ILas agrupaciones de la llamada izquierda dominicana son efi-cientes en dos actividades: conseguir dinero fuera del país ymantener funcionando en territorio dominicano, pero tam-bién en círculos internacionales, maquinarias diseminadorasde mentiras, calumnias y chismes que por su efectividad pue-den compararse con las de la CIA.

En lo que se refiere al dinero, en tiempos pasados los prin-cipales financiadores de esas agrupaciones eran China Popu-lar y la Unión Soviética; de China venía el dinero para losgrupos maoístas y de la Unión Soviética para el Partido Co-munista Dominicano, y después de la muerte de Mao, losgrupos pro chinos pasaron a ser sostenidos por Albania y enalgunos casos por organizaciones sindicales y religiosas deEuropa y del Canadá que proporcionaban dinero a frentes demasas y centros de estudios dominicanos en los cuales las po-siciones de dirección estaban ocupadas por dirigentes o cua-dros de partidos de izquierda.

Uno de esos frentes de masas era la Central General deTrabajadores (CGT), en cuyos puestos directivos se hallaban

* Santo Domingo, Editora Alfa y Omega, 1984.

También en ocho entregas en la p.4 de Vanguardia del Pueblo: Año X, Nº 430,Santo Domingo, Órgano del PLD, 11 de enero; Nº 431, 18 de enero; Nº 432,25 de enero; Nº 433, 1 de febrero; Año III, Nº 434, 8 de febrero; Nº 435, 15de febrero de 1977; Nº 436, 22 de febrero de 1977; y Nº 437, 29 de febrerode 1977, respectivamente (N. del E.).

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—y se hallan todavía en la porción minoritaria de la CGT queencabezan Julio de Peña Valdez y sus compartes— cuadrosde numerosos grupos de izquierda, tales como el MovimientoSocialista de los Trabajadores (MST), el Núcleo Comunistade los Trabajadores (NCT), el Partido Socialista (PS), la LigaRevolucionaria de los Trabajadores (LRT), la Organización So-cialista de los Trabajadores (OST), la Organización Revolucio-naria de los Trabajadores (ORT), y el Partido de los Trabajado-res Dominicanos (PTD).

Últimamente, algunos de esos grupos han solicitado ayu-da económica al gobierno de Libia porque la que recibíande otros lugares se ha reducido mucho debido a que la crisismundial ha hecho difícil la adquisición de dólares, que es lamoneda extranjera usada en la República Dominicana paratodas las transacciones dinerarias, pero la tendencia entrelos muchos grupos en que se divide la izquierda de nuestropaís es la de colocar a sus cuadros en las direcciones de fren-tes de masas o de centros de estudios que reciban fondos deorganizaciones religiosas o humanitarias, y en ciertos casos,como sucede en la Asociación Dominicana de Profesores(ADP), que dispongan de buenos ingresos por cotizacionesde sus miembros.

Es la lucha por conquistar esos puestos de dirección enfrentes de masas y centros de estudios lo que viene generandodesde hace años las ya tradicionales divisiones producidas demanera continua en el movimiento marxista-leninista de nues-tro país, que está compuesto en un 99,9 por ciento de peque-ños burgueses, no de trabajadores, a pesar de que la palabratrabajadores aparece en la mayoría de los nombres de las agru-paciones que se llaman a sí mismas marxistas-leninistas. Lalucha por esos puestos es en realidad por la existencia mismano ya de los grupos sino también, y en forma destacada, de loscuadros que dirigen a esos grupos, porque una característica

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sobresaliente de la pequeña burguesía de países de capitalis-mo tardío como la República Dominicana es su escasa sus-tancia económica.

En los últimos años la pequeña burguesía profesional denuestro país ha hallado un medio de vida en lo que deberíallamarse la industria de la educación universitaria, que se haexpandido entre nosotros en forma totalmente imprevista ysúbita con la creación de un número sorprendente de univer-sidades privadas establecidas por negociantes norteamerica-nos de esa especialidad educativa; pero en la actividad políti-ca no se da nada parecido, y menos aún en los grupos de laizquierda, razón por la cual los pequeños burgueses marxis-tas-leninistas —o que se autollaman así—, cuya profesión esser eso, líderes marxistas-leninistas, sólo pueden mantenerse así mismos y mantener a sus familias si logran conseguir unpuesto más o menos bien remunerado en organizaciones deltipo de la Central General de Trabajadores o en un partidotan afortunado en ese campo como es el PCD.

En la industria de la educación universitaria que ha brota-do como una planta extraña en la República Dominicana sedan luchas semejantes, y por las mismas causas, a las que des-de hace muchos años se conocen en nuestro país en ese mun-do caótico de los grupos políticos de la izquierda, y se dancon la consecuente cadena de acusaciones de lado y lado, quedenuncian el origen bajo pequeño burgués, y a veces bajopequeño burgués pobre y muy pobre de los contendientes, loque no se ve en el caso de las luchas de ese tipo de universida-des de que vengo hablando es algo parecido a las maquinariasdiseminadoras, a nivel nacional e internacional, de calum-nias, mentiras y chismes que tienen a su servicio los gruposde la izquierda dominicana.

Esos grupos se han dedicado desde hace algún tiempo alanzar contra el PLD, pero sobre todo contra mí, una cantidad

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de lodo suficiente para hundir un barco de buen tonelaje, y lolanzan aquí y en otros países siguiendo un plan bien hechopero que tiene un punto débil: los que lo elaboraron nocontaban con que su víctima, es decir, el autor de la miniseriede artículos que comienza con estas líneas, está vivito y co-leando y mantiene sanas sus facultades de expresión y frescasu memoria, sobre todo la de hechos recientes, como por ejem-plo las dos entrevistas que a través del presidente de la Edito-ra Alfa y Omega le solicitaron Julio de Peña Valdez y Fran-cisco Antonio Santos días antes del llamado III (Tercer)Congreso de la Central General de Trabajadores que debióser un congreso unitario y de Peña Valdez, Santos y los líde-res y cuadros de los partidos mencionados en este artículoconvirtieron en todo lo contrario, en el Congreso de la Divi-sión; pero una división en la que sus autores salieron perdien-do, y no, como pensaron que iba a suceder, en beneficiariosgracias a la falsificación de la verdad sobre las fuerzas reales delas organizaciones obreras con que contaba la CGT.

Hastiado de tanta mentira, de tanta calumnia, de tantochisme, decidí contar los hechos que condujeron a la divisiónde la CGT, y empiezo a hacerlo con esta introducción explica-tiva de las razones que llevaron a los dirigentes de la CGT aactuar como lo hicieron y lo hacen, que es exactamente lomismo que hacen, y por las mismas razones, los causantes delas innumerables divisiones que vienen dándose desde haceunos veinte años en los grupos marxistas-leninistas —o asíautollamados— que operan en la República Dominicana.

IIPocos días antes de la fecha fijada para la celebración del IIICongreso de la CGT, que se llevaría a cabo desde el 2 de di-ciembre del año pasado, Miguel Cocco, presidente-admi-nistrador de Alfa & Omega, me visitó para decirme que

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Julio de Peña Valdez, que para esos días era secretario generalde la CGT, y Francisco Antonio Santos, que tenía a su cargo lasecretaría de Organización de esa central sindical, querían re-unirse conmigo para mantener un cambio de opiniones acer-ca de la necesidad de fortalecer la unidad de la CGT.

Allá por el mes de junio o el de julio, el Sindicato de Traba-jadores de la Unidad de Mecanización Agrícola del CEA

(SITUMACEA) llevó a cabo unas elecciones y Francisco AntonioSantos usó la campaña electoral para distribuir calumniasimpresas en volantes y en periodicuchos del grupo políticodel cual es miembro (el Movimiento Socialista de los Trabaja-dores) en los que se me presentaba como un veterano autor dedivisiones del movimiento obrero dominicano, como un po-lítico de los tradicionales de este país, charlatán, demagogo;en fin, un cualquiera despreciable, y lo hacía porque creía,como creen todos los cuadros de los grupos que se autollamanmarxistas-leninistas dominicanos, que la lucha sindical, comola política, debe librarse en el terreno de las mentiras dichascon palabras puercas y en todos los casos acudiendo al ataquede tipo personal, esto es, al que a ellos les parece que puededesprestigiar a tales o cuales personas.

En el caso mío, ¿por qué me atacaba Francisco AntonioSantos de esa manera?

Porque creía que para que su partido, el MST, ganara elcontrol de SITUMACEA debía lanzarse con la mayor carga deporquerías que pudiera soltar por la boca contra el Partido dela Liberación Dominicana, pero no decía nada del PLD sinode su presidente, que soy yo; esto es, personalizaba todos losmales de este país, y de manera especial los que padecen losobreros, en el autor de estas líneas, que no explota fuerza detrabajo ajena de nadie; y cinco o seis meses después me pedíauna entrevista para solicitar de mí ayuda y colaboración en latarea de mantener unida a la CGT.

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A la entrevista, que debió darse con de Peña Valdez ySantos a la vez, celebrada en el local de la editora Alfa &Omega, fue nada más de Peña Valdez, quien pintó ante mícon acentos adoloridos los efectos dañinos de la falta de uni-dad del movimiento obrero mientras yo lo oía preguntán-dome, pero sólo con el pensamiento, por qué razón no de-mostraba con hechos los sentimientos que manifestaba conpalabras. Los hechos que Julio de Peña Valdez pudo haberejecutado y no produjo eran haberse abstenido de acusar alPLD de agresor como lo había acusado en la supuesta y a lavez falsa asamblea consultiva que él y sus compañeros yamigos izquierdistas de la CGT montaron el 24 de septiem-bre (1983) en el Club Mauricio Báez con el propósito deposponer la fecha del III Congreso para ganar un tiempoque les permitiera impedir la derrota que iban a sufrir en eseCongreso y al mismo tiempo para expulsar de la CGT a loslíderes sindicales peledeístas; pero de todas maneras es dejusticia declarar que de Peña Valdez no llegó en esa ocasióna los niveles de vulgaridad a que había llegado su socio Fran-cisco Antonio Santos en los días de la campaña electoral deSITUMACEA.

Ahora, bien, así como Santos había pasado a ser, en elmes de junio o en el de julio, un acusador violento, gratuitoy sin razón alguna para serlo, del autor de esta miniserie, y afines de noviembre quería entrevistarse con esa misma per-sona a quien atacó groseramente, y en el terreno personal,para que trabajara en favor de la unidad de la CGT, —lo queera una manera de pedirle que trabajara en favor de Francis-co Antonio Santos—; así también se hacía presente un cam-bio importante en Julio de Peña Valdez, que de las acusa-ciones contra el PLD dichas el 24 de septiembre en el ClubMauricio Báez había pasado a solicitar una alianza con elmismo PLD para mantener la unidad de la CGT, lo que de

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paso le aseguraba un período más de ejercicio —y empleo,desde luego— en el cargo de secretario general cegeteísta.

Pero hay algo que el lector debe saber; y es que antes deque se manifestara ese cambio en la conducta con el PLD deJulio de Peña Valdez había habido otro cambio, porque en elmes de julio (1983) el día 25 para ser más exactos, de PeñaValdez me había enviado una carta muy amable en la que seleía el párrafo que sigue, es éste:

“El PLD es un partido que hasta ahora ha apoyado a laCGT, y en consecuencia la CGT nunca ha atacado al PLD. En-tre el PLD y la CGT, estableciendo la necesaria distinción entrepartido y sindicato, y la correspondiente independencia y au-tonomía de la CGT frente al PLD así como frente al BS, al PTD,al PCT y al resto de los partidos y grupos políticos del país,han existido y existen vínculos de amistad y cooperación queesperamos que se fortalezcan y que se mantengan siempre”.

Si Julio de Peña Valdez, por su parte, se manifestaba enesa carta de una manera y en la supuesta asamblea consultivadel Club Mauricio Báez que le costó, por cierto, 10 mil pesosa la CGT —sin que a cambio de ese dinero se obtuviera nada—actuaba en sentido totalmente contrario, no era nada extrañoque en la entrevista celebrada en el local de Alfa & Omegavolviera a ser el Julio de Peña Valdez que firmaba la carta del25 de julio; pero por la misma razón si el que entre fines dejulio y fines de noviembre —esto es, en cuatro meses— habíasido distinto en relación con el PLD tres veces, había que espe-rar de él otro cambio, y muy pronto.

Otro tanto debía suceder en el caso de Francisco AntonioSantos. La entrevista con él se llevó a cabo, también en el localde Alfa & Omega, tres o cuatro días después de la que tuvecon de Peña Valdez, y en las más de dos horas que duró San-tos aludió, sin mencionarlos, a los ataques que me lanzó gra-tuitamente en la campaña electoral de SITUMACEA sin que yo

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le hiciera el menor caso porque desde niño aprendí la lecciónde que el que mira hacia atrás se vuelve una estatua de sal.Cuando oía a Santos hablar sin descanso de la necesidad deque se mantuviera la unidad de la CGT comparaba lo quedecía con lo que había dicho pocos días antes de Peña Valdezy repetía para mí lo que me decía a mí mismo mientras oíahablar al secretario general de la CGT: “El que cambia tantoseguirá cambiando”.

Y así sería. Cuando se vieran perdidos, uno y otro volve-rían a ser lo que habían sido, porque eso era lo que en realidaderan y no otra cosa.

IIILa entrevista con Francisco Antonio Santos, o mejor dicho,de él conmigo (porque quien hablaba era él y yo me ateníasólo a oír o a lo sumo a decir “sí, sí”) fue excesivamente larga,al menos para mí, que estaba oyendo cosas de muy poco inte-rés, y además, que tenía mucho trabajo esperándome en casa.Santos le daba vueltas y revueltas a un solo tema, el de launidad de la CGT, y alrededor de ese tema tejía y retejía argu-mentos en cadena, pero, mientras él hablaba y apenas medaba tiempo para repetir de vez en cuando: “Sí, sí”, yo ibapensando lo mismo que había pensado cuando el lugar queocupaba Santos estaba ocupado allí mismo, en una oficina deAlfa & Omega, por Julio de Peña Valdez, y lo que pensabaera aquello de “el que cambia tanto seguirá cambiando”.

De buenas a primeras Santos se puso de pie y yo hice lomismo, y a seguidas dije: “Nosotros estamos de acuerdo conque debe mantenerse la unidad de la CGT, pero no una uni-dad que sirva para encubrir hechos condenables, actos de co-rrupción”: y lo dije sabiendo a ciencia cierta que con esaspalabras abría el camino para que de Peña Valdez, Santos ysus compartes se lanzaran a preparar la división de la CGT; pero

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sabía también que la porción de la CGT que iba a quedar en susmanos sería la menor; que la mayor sería la que siguiera a losmuy honestos y muy probados luchadores que habían procla-mado a Nélsida Marmolejos candidata a secretaria general de laCentral; y así vino a suceder muy pocos días después.

Los grupos de la izquierda dominicana, los de esas personasque se llaman a sí mismas marxistas-leninistas, están compues-tos por burócratas cuyo medio de vida es la burocracia, palabraque llegó a la lengua española desde Francia, donde el escrito-rio en que trabajan los oficinistas del Estado y de las empresasprivadas se llama bureau cuando se escribe y cuando se dice deviva voz suena buró; así pues, de buró sale burocracia y deburocracia sale burócratas. Pero la burocracia de los cuadrosmarxistas-leninistas (o que se creen ellos que lo son) que seconocen en nuestro país se da frondosa en organizaciones quereciben del exterior buenas cantidades de dinero como es elcaso de la CGT, que ha podido mantener a un número alto deempleados debido al sustancioso apoyo económico que le handado, como hemos dicho, sindicatos obreros y fundaciones re-ligiosas y humanitarias de Europa y Canadá.

Ahora bien, el ejercicio de la burocracia, y de manera espe-cial de la burocracia sindical o política, crea en quienes sehabitúan a las limitaciones que le son propias a esa forma deservicios no productivos, algo así como una incapacidad paraapreciar y comprender los movimientos que se dan en la so-ciedad, y sobre todo en una sociedad de capitalismo tardíocomo es la dominicana, y de ese mal padecen sin la menorduda Julio de Peña Valdez, Francisco Antonio Santos y lamayoría de los que dirigen grupos de los autollamados mar-xistas-leninistas.

Debido a esa incapacidad, de Peña Valdez, Santos y suscompartes de la CGT no se dieron cuenta de que “su” central,esa fuente de buenos salarios para todos ellos, estaba siendo

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penetrada por una fuerza que se expandía a lo largo, lo anchoy lo alto de todos los sectores sociales compuestos por perso-nas de mentalidad y sentimientos progresistas, de hombres ymujeres que no titubeaban ni durante un segundo en el casode que les dijeran que iban a perder inmediatamente sus pues-tos, y con ellos sus salarios, si no renegaban de sus ideas pro-gresistas y de su honestidad.

Esa fuerza que penetraba y se expandía entre gentes dealta calidad humana y política era el Partido de la Libera-ción Dominicana, que sin que lo supiéramos nosotros, losque estamos en los cargos de dirección peledeístas, habíatocado en las puertas de la CGT y había conquistado a mu-chos, es más, a la mayoría de los obreros que tenían cargosde dirigentes en las federaciones y los sindicatos que formanesa Central, y también había conquistado a un buen núme-ro de los miembros de su Dirección Nacional entre los cualesestaban Nélsida Marmolejos, Eugenio Pérez Cepeda, Fernan-do de la Rosa, Carlos Tomás Fernández, Epifanio Valenzue-la, Conrado Matías, Ramón Paulino, Melanio Paredes, Da-río García.

Esos dirigentes sindicales, algunos de ellos con muchosaños en posiciones importantes de la CGT, y un número gran-de de obreros, iban organizándose en el PLD porque el PLD

tenía y mantenía contra viento y marea una conducta diferen-te a la de los grupos autoproclamados marxistas-leninistas quepululaban en la CGT y los sindicatos; una conducta que eradiferente porque esos grupos decían una cosa y practicabanotra y los peledeístas mantenían —y mantienen— una vidapersonal y política coherente, es decir, que no presenta doscaras sino una nada más; la cara de los hombres y las mujeresque creen a pie juntillas que el pueblo dominicano reclamalíderes que le sirvan en lugar de servirse de él. Hacía tiempoque aquellos que pensaban así en el seno de la Dirección

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Nacional de la CGT les pedían a sus jefes que adoptaran méto-dos de dirección distintos a los que seguían, lo que equivalíaa demandar que los que dirigían se pusieran al servicio de losobreros organizados en vez de que los obreros organizados lessirvieran a sus dirigentes; y como eso mismo era lo que el PLD

pedía en el orden político nacional, los que reclamaban talconducta en la CGT acabaron siendo peledeístas convenci-dos, hecho de gran importancia política que las izquierdasdominicanas no pudieron y no quisieron ver; y sucedía queunos más otros menos, los altos líderes de la CGT eran mili-tantes, unas veces de manera abierta y otras veces de maneraencubierta, de esos grupos de izquierda que a menudo nosaben distinguir qué son ni para quién trabajan porque loúnico que les interesa de verdad es cobrar a fin de mes sussalarios de burócratas políticos.

Los mejores dirigentes de la CGT marcaron el paso juntocon los obreros y los otros se quedaron atrás. Fue eso, y no lavoluntad de la dirección del PLD lo que provocó la ruptura dela CGT en un sector mayoritario y otro minoritario. La mayo-ría de las federaciones y los sindicatos siguieron la línea queles señalaban los mejores líderes medios cegeteístas y esos eranya peledeístas. La alta dirección del PLD no tiene la culpa deque los Julio de Peña Valdez, los Francisco Antonio Santos ysus compartes no tomaran en cuenta lo que pensaban y sen-tían los obreros de la CGT. Allá ellos. Ahora les toca pagar suerror y ya están pagándolo.

Que con su pan se lo coman.

IVEl II Congreso de la CGT se había celebrado a fines de no-viembre de 1982 y ya para esos días estaba formado el grupoque acabaría siendo encabezado por Nélsida Marmolejos. Y sehabía formado alrededor de una posición que en el transcurso

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de varios meses fue ganando adeptos en número suficiente paraser presentada en el II Congreso con tanto respaldo que se apro-bó con el carácter de un nuevo artículo de los Estatutos.

En ese nuevo artículo se establecía que las federaciones ylos sindicatos afiliados a la CGT perdían sus derechos de afilia-dos si dejaban de pagar tres cuotas mensuales, pero a ese man-dato estatutario no se le dio nunca cumplimiento porque losdirectivos de la Central entendían que obligar a las organiza-ciones que formaban la CGT a pagar las cuotas era propio deuna dirección economicista y mecanicista, no de líderes obre-ros de izquierdas como decían ellos que eran.

La posición supuestamente de izquierda de los que dirigíanentonces la CGT —que son los mismos a cuyo cargo está laactual CGT Minoritaria— encubría los planes que se ponían enpráctica para mantenerse en las posiciones de mando de la Cen-tral, pues el dinero que llegaba de Europa y de Canadá eratanto que con él podían pagarse los gastos de la organización ysobraba para mantener federaciones y sindicatos adictos a losaltos dirigentes mediante una práctica que era no sólo violatoriade los Estatutos vigentes sino además deshonesta debido a queparte de ese dinero sobrante se usaba para comprar la adhesiónde algunos de los líderes de federaciones y sindicatos que eranimportantes por el número de sus afiliados como sucedía en elcaso de la Federación Azucarera (FENAZUCAR) y del Sindicatode Operaciones de Máquinas Pesadas (SINOMAPE).

¿Cómo se compraba la adhesión de esas organizaciones?Dándoles dinero de los fondos de la CGT para que ellas lo

devolvieran en condición de pagos de sus cuotas, y en el casode SINOMAPE, ese sindicato figuraba como pagándole su cuotano a la CGT sino al Sindicato del Instituto Agrario Domini-cano, que no tiene vida legal dentro de la CGT porque nopaga cuotas. Por otra parte, FENAZUCAR es un fantasmacomo federación y a la vez una consumidora voraz de fondos

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de la CGT porque ésta le paga cuatro empleados, le mantienedos jeeps y tres motocicletas, le da dinero para promoción yeducación y sin embargo funciona de manera tan arbitrariaque en el congreso que celebró en noviembre del año pasado(1983) faltaron tres de sus principales sindicatos que se nega-ron a participar en él en protesta por las serias irregularidadesque comete su dirección.

Naturalmente, las irregularidades de todo tipo en FENA-

ZUCAR son el fruto de las que comete la dirección superior dela CGT, y el hecho de que no se den casos escandalosos en lasestructuras de base de la CGT Minoritaria dice mucho en favordel sindicalismo dominicano, porque lo natural sería que lascuotas que pagan los obreros fueran a parar a manos de loslíderes y que estos las usaran en provecho suyo, como hizo Dio-nisio Martínez, el secretario de Finanzas de la Central, pues siesos líderes reciben de la dirección de la CGT el monto de lascuotas de los sindicatos que ellos dirigen, deberían devolverlesa los miembros de tales sindicatos el dinero de las cuotas, ¿o esque los trabajadores de esos sindicatos no pagan cuotas?

Si los trabajadores organizados en los sindicatos de la Fe-deración Azucarera y el de Operadores de Máquinas Pesadasno pagan cuotas, de acuerdo con los Estatutos de la CGT, porlo menos a partir de la celebración del II Congreso, no teníanderecho a votar en el III Congreso que debía celebrarse —y secelebró— al comenzar el mes de diciembre de 1983, posiciónque mantenían los miembros de la Dirección Nacional de laCentral que habían propuesto el nuevo artículo de los Estatu-tos aprobado en el II Congreso; y la posibilidad de que la noaplicación del acuerdo tomado en el II Congreso provocara unadivisión de la CGT debió ser prevista por la dirección de laCentral, de manera especial por Julio de Peña Valdez y Fran-cisco Antonio Santos, porque esos dos altos dirigentes eranconscientes de la inminencia de esa división como lo demuestra

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el hecho de que solicitaron entrevistarse con el autor de estosartículos para pedirle que hiciera todo lo que estuviera a sualcance a fin de que se mantuviera la unidad de la CGT.

De Peña Valdez y Santos pedían de mi parte medidas queevitaran la división de la CGT, pero ellos dividían a loscegeteístas acusando a quienes reclamaban que se aplicara elartículo de los Estatutos aprobado en el II Congreso de serderechistas empedernidos porque eran partidarios de que losmiembros de las organizaciones de base de la CGT pagarancuotas a la Central; los acusaban de derechistas y sin embargoen la carta que envió el 25 de julio de 1983, al Comité Polí-tico del PLD, de Peña Valdez decía:

“...La CGT aprobó en su Primer Congreso y ratificó en suSegundo Congreso, unos lineamientos que la caracterizancomo una Central Sindical amplia, pluralista, unitaria, de-mocrática, independiente, internacionalista y clasista. Estoslineamientos parten del reconocimiento de que la organiza-ción sindical es de todos los trabajadores y que por tanto en lamisma no se debe discriminar por razones políticas, ideológi-cas, de raza, de color y nacionalidad. Asimismo se afirma, enlos lineamientos de la CGT, que el principal principio sindicales la Unidad y que la organización sindical es la unidad en ladiversidad política e ideológica”.

Ese acuerdo, aprobado en el Primer Congreso y ratifica-do en el Segundo, no se aplicaba a la hora de juzgar políti-camente a los autores de otro acuerdo del Segundo Congre-so, el relativo al pago de las cuotas por parte de lasorganizaciones de base de la CGT, dato que señalamos paraque el lector aprecie la forma incoherente de actuar que te-nían los miembros de la alta dirección de esa Central, peroconviene aclarar que la incoherencia tenía su explicación enla necesidad de mantenerse en los puestos de máximos diri-gentes de la CGT.

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Esos puestos estaban bien pagados, de manera que con ellosse cubrían los gastos de personas que aun siendo dirigentesobreros viven en el nivel de la mediana pequeña burguesía,pero además esos puestos conllevan publicidad, notoriedad,menciones en los periódicos, la televisión y la radio, lo cual esuna suerte de alimento espiritual absolutamente necesario parala pequeña burguesía burocrática dominicana que pulula en lasorganizaciones políticas de la izquierda de nuestro país.

VLas discusiones sobre el tema de las cuotas, del derroche y lamalversación de los fondos, pasaron a ser frecuentes en lasreuniones de la Dirección Nacional de la CGT pero la situa-ción no cambiaba en nada. Julio de Peña Valdez, FranciscoAntonio Santos, Dionisio Martínez, y en general, los repre-sentantes de los grupos políticos que controlaban los mandosde la Central se mantenían en sus trece, y lo que era peor, el12 de agosto, en sesión de la Dirección Nacional, se acordóque se trajera al país una parte de los fondos que estabandepositados en cuentas de dólares en un banco de Puerto Rico.Ese acuerdo desató la crisis que iba a dividir en dos a la CGT

porque la cuenta había sido abierta a nombre de NélsidaMarmolejos, y Nélsida Marmolejos, secretaria para esos díasde Asuntos Cooperativos de la Central, era precisamente lapersona que encabezaba al grupo de miembros de la Direc-ción Nacional que reclamaban la puesta en práctica de losEstatutos, tal como estos habían quedado después del II Con-greso, y medidas que le pusieran fin al derroche y la malversa-ción de los fondos que se recibían desde Europa y Canadá.

Algo más de tres semanas después del acuerdo del 12 deagosto, Nélsida Marmolejos, apoyada por los compañeros quela habían hecho su líder, envió a los miembros de la DirecciónNacional una carta que decía así:

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“Compañeros: La Dirección Nacional de la Central Gene-ral de Trabajadores sesionó en fecha 12 de agosto de 1983 ydecidió, entre otras resoluciones sobre los fondos que existenen el exterior, que una parte de ellos fueran traídos al país.

‘En vista de que ninguna de las demás resoluciones quehan tomado los organismos superiores se están cumpliendoen la CGT tomando en cuenta que ya incluso ninguno de losorganismos (Dirección Nacional, Secretariado, Comisiones,etc.) se reúnen porque sus responsables no los convocan con-sidero que esa resolución sobre los fondos tampoco debe serejecutada, sino que por el contrario, puede agudizar más losproblemas internos que existen en la actualidad, porque apesar de que los organismos competentes no se reúnen, losgastos en la CGT se siguen efectuando sin consultarlos siquie-ra, mucho menos discutirlos.

‘En función de eso, por ser responsable moral y política-mente de la obtención y recepción de los recursos, no voy aacceder a que a los mismos se les dé un uso abusivo, contrarioa los fines para los cuales fueron donados.

‘Por el contrario, procederemos a devolver a los donantesdichos valores, con un expediente donde expongo junto aotros dirigentes de la CGT, los motivos por los cuales no nosresponsabilizamos a que esos fondos vengan al país.

‘Todo esto porque no voy a seguir respaldando, con la traídade ese dinero, la parálisis, la división y la anarquía de estaCGT, a la cual he dedicado toda mi juventud y seguiré lu-chando porque la misma vuelva a sus cauces normales y cum-pla con los objetivos que le dieron origen”.

La reacción de Julio de Peña Valdez, Francisco AntonioSantos y compartes fue la que les dictaron sus jefes políticos:había que sacar de la CGT a todos los que se atrevían a actuarcomo lo hacía Nélsida Marmolejos, de manera coherente consus creencias de que una organización sindical seria como un

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partido político serio debía obtener el dinero necesario paramantenerse de sus militantes, simpatizantes y amigos, no dedonaciones extranjeras cualesquiera que fueran los orígenesde esas donaciones; y Nélsida Marmolejos fue suspendida ensus funciones de secretaria de Asuntos Cooperativos el 13 deseptiembre. A seguidas la alta dirección de la CGT anuncióque once días después se llevaría a cabo una Asamblea Con-sultiva cuyos fines eran conseguir la expulsión de NélsidaMarmolejos y con ella de ocho dirigentes miembros del PLD;y se convocó a la tal Asamblea Consultiva a pesar de que sureunión para esos fines era ilegal.

Hasta ese momento el Partido de la Liberación Dominica-na no había intervenido para nada en los problemas que sedaban en la CGT. El grupo dirigido por la compañeraMarmolejos estaba formado por peledeístas, pero eran elloslos que tomaban las decisiones que adoptaban, como por ejem-plo, el envío de la carta que desató la crisis, y eran ellos quie-nes formulaban su línea política, como la de oponerse al usode dineros que llegaban de otros países y al derroche y lamalversación de esos fondos, que el PLD no es, como pregonala mayoría de los pequeños grupos de la izquierda tradicio-nal, una organización rígida, manejada por un caudillo queordena y manda como lo hacían Mussolini, Hitler y Trujillo.

Ahora bien, sucedió que la suspensión de la compañeraMarmolejos y los comentarios de que iba a ser reunida unaAsamblea Consultiva agravaron la situación en que había caí-do la CGT gracias, no a la decisión peledeísta de dividirla,como se ha estado propagando, sino al hecho de que habíapruebas abundantes de los derroches y las malversaciones defondos que se hacían en la Central, y por cierto con el mayordesparpajo puesto que no se ocultaban los manejos irregula-res, ilegales y hasta deshonestos que se llevaban a cabo un díasí y otro también.

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Ese agravamiento de la crisis de la CGT se debió a que susdirectivos olvidaron que la Central que ellos dirigían teníatres comisarios, con funciones que les fijaba el Código de Tra-bajo, y de esos tres comisarios uno —Eugenio Pérez Cepeda—era peledeísta, y en su condición de comisario, miembro de laDirección Nacional de la CGT. Naturalmente, un comisarioallí donde había tres significaba poca cosa porque la mayoríade tres la forman dos, no uno; pero sucedía que otro de loscomisarios —José Antonio Hallal— era militante del Parti-do Comunista del Trabajo (PCT), que no se hallaba entre lossiete partidos marxistas-leninistas mencionados en el primerartículo de esta pequeña serie —Movimiento Socialista de losTrabajadores (MST), Núcleo Comunista de los Trabajadores(NCT), Partido Socialista (PS), Liga Revolucionaria de los Tra-bajadores (LRT), Organización Socialista de los Trabajadores(OST), Organización Revolucionaria de los Trabajadores (ORT)y Partido de los Trabajadores Dominicanos (PTD)— y el PCT

no tenía parte en la distribución del dinero que llegaba de Eu-ropa y Canadá, de lo que se deduce que su representante en laCGT, el comisario José Antonio Hallal, no estaba comprometi-do en mantener en secreto esos derroches y esas malversaciones,como quedaría probado con la comunicación del 21 de sep-tiembre (1983) que él y Eugenio Pérez Cepeda les enviaron alos miembros de la Dirección Nacional de la CGT de la cual sehablará en el próximo artículo.

VI¿Cuál era el papel de los comisarios de la CGT?

El artículo 337 del Código de Trabajo, que es el conjuntode reglas a que deben obedecer las organizaciones sindicales,manda que “la asamblea general anual (de un sindicato o unacentral sindical) designará uno o varios comisarios, que debenser miembros del sindicato, para fiscalizar el empleo de los

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fondos, con derecho a convocar la asamblea general en los casosde urgencia”, y el artículo anterior, el 336, establece que “no sepuede ordenar ninguna erogación de fondos del sindicato queno figure en un presupuesto previamente aprobado por la asam-blea general”. Por si lo que dicen esos dos artículos fuera poco,el 338 aclara que “Los comisarios tienen derecho de tomar co-municación de los libros y examinar las operaciones realizadaspor el consejo directivo cada vez que lo juzguen conveniente alinterés del sindicato”; el artículo 340 dice: “los comisarios de-ben presentar un informe sobre las cuentas que el consejo man-da anualmente a la asamblea general. La deliberación que con-tenga aprobación de las cuentas será nula si no es precedida delinforme de los comisarios”; y por último, según el artículo 32de los Estatutos de la CGT, “corresponde a los Comisarios: a)Vigilar exhaustivamente el buen uso y la aplicación de las fi-nanzas y bienes de la Central. b) Decidir sobre cualquier irre-gularidad que descubran en el manejo de los fondos o en laatención de los bienes de la Central, y transmitir sus opinionesa los organismos competentes”.

Validos de la autoridad que les conferían el Código deTrabajo y los Estatutos de la CGT, los comisarios Pérez Cepeday Hallal enviaron el día 21 de septiembre a la DirecciónNacional de la Central una comunicación en la que decían:

“Hace ya varios meses que entregamos a la Dirección Na-cional un documento (primer informe) mediante el cual hici-mos de su conocimiento algunas anomalías administrativasexistentes, al tiempo que elevamos varias sugerencias en inte-rés de contribuir a la corrección de las referidas anomalías. Sinembargo, se hizo caso omiso respecto de la situación informa-da, como de las sugerencias hechas a la Dirección Nacional.

‘En esta nueva situación reiteramos a ustedes que me-diante examen de las operaciones financieras correspondien-tes a los meses de mayo, junio, julio, agosto, septiembre,

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octubre, noviembre y diciembre de 1982, así como a losmeses de enero, febrero, marzo y abril de 1983, hemosdescubierto notorias irregularidades en la administraciónde los fondos de la Central agravadas por el carácter reinci-dente de las faltas”.

Las faltas fueron enumeradas, empezando por “violacio-nes reiteradas del Presupuesto”, lo que era nada menos queviolaciones al artículo 336 del Código de Trabajo, según elcual “no se puede ordenar ninguna erogación de fondos desindicatos que no figuren en un presupuesto previamenteaprobado por la asamblea general”; y a las violaciones se-guían otras faltas, como “erogaciones hechas al margen delPresupuesto y sin la debida autorización de la DirecciónNacional”. Según afirmaban los comisarios esas erogacionesirregulares consistían en “cheques emitidos por sumas siem-pre superiores a los RD$200.00”; pero había también “unconsiderable número de cheques emitidos por diferentesconceptos (que) no están amparados por facturas, como com-probantes de gastos”.

Los comisarios Pérez Cepeda y Hallal afirmaban que sehabían hecho “derogaciones para gastos en cursos de educa-ción y trabajos organizativos sin el presupuesto correspon-diente a las actividades y sin documentación informativa so-bre la realización de esas tareas, por lo que en muchos casosno existe ninguna constancia de la realización de dichos cur-sos y trabajos organizativos”.

Y agregaban que se concedían:“Préstamos personales hechos a determinados compañeros

sin la debida autorización de la Dirección Nacional, por su-mas que sobrepasan los RD$200.00 en cada caso. Algunospréstamos significativos fueron hechos sin establecer las con-diciones de pago y sin que a la fecha hayan sido informadoslos organismos competentes”.

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Al llegar a ese punto los Comisarios entraron en un terrenoque tuvo que impresionar a los jefes de la CGT, y lo hicierondiciendo que “numerosas erogaciones han sido hechas —fuerade presupuesto— en favor de determinadas estructuras(SINATRIAD y FENAZUCAR)”, el primero, un sindicato de tra-bajadores del Instituto Agrario Dominicano, y la segunda, unafederación de sindicatos azucareros que no pagaban cuotas y nisiquiera cubrían sus gastos, razón por la cual los dos Comisa-rios decían en su comunicación que la CGT cargaba “práctica-mente con el total mantenimiento de (las) actividades quedebieron costear dichas estructuras”.

“Permanentemente”, seguían diciendo los comisarios PérezCepeda y Hallal, “las áreas de Educación y Transporte (gastosde combustibles) se han mantenido al margen del presupues-to”, con lo que querían decir que esos gastos no figuraban enel presupuesto en violación de lo que manda el artículo 336del Código de Trabajo; y por último afirmaban:

“El monto de faltantes por diferentes conceptos asciende avarios miles de pesos... Los dineros correspondientes a variospréstamos personales no se emplearon para los fines que fue-ron solicitados... A la fecha, los Comisarios no hemos recibi-do informe, ni tenemos constancia alguna, del inventarioanual, si es que éste se efectúa, de los bienes de la CGT”.

El inventario mencionado por los comisarios debe hacer-se todos los años, en la fecha fijada por los Estatutos, segúnlo ordena el artículo 339 del Código de Trabajo, y no sehabía hecho ni se tenía la menor noticia de que los directi-vos de la Central pensaban hacerlo, o por lo menos ordenarque se hiciera.

En vista de tantas irregularidades en la administración delos fondos de la Central, los comisarios decidieron que “todoslos depósitos hechos por la Central General de Trabajadoresen las diferentes instituciones bancarias, con excepción de las

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cuentas corrientes, permanecerán congelados, hasta la supe-ración de la presente situación de anomalías administrativas,y la presentación del informe correspondiente de los Comisa-rios a la Asamblea General (Congreso de la CGT, tal comoestablece el Art. 340 del Código de Trabajo)”.

Esa congelación se acordó el 21 de septiembre de 1983, yel 31 de enero de 1984, día en que se escriben estas líneas,sigue vigente porque Julio de Peña Valdez, Francisco Anto-nio Santos y compartes no han podido probar que la medidafue ilegal, injusta o caprichosa.

VIILa comunicación de los comisarios era demoledora y confir-maba lo que se dijo en el artículo número 4* de esta serie.En ella se mencionaba el caso de la Federación Azucarera ydel Sindicato de Operaciones de Máquinas Pesadas pero ade-más se ofrecían tantos datos de actos de corrupción que dePeña Valdez, Santos y compartes no pudieron responder alas acusaciones que figuraban en el documento de PérezCepeda y Hallal.

En la publicación titulada Lineamientos Generales y Estatu-tos de la CGT que había sido publicada a raíz del II Congreso,celebrado a fines de 1981, hay cuatro páginas que tienen elsubtítulo de “Sobre los recursos económicos y el pago de lacuota”, en las cuales se critica el movimiento sindical domi-nicano por su “ausencia de sistematización de educación ideo-lógica sobre la necesidad de la cuota y su significado prácti-co”; y se habla del “paternalismo que produce la solidaridadinternacional si ésta no es utilizada con sentido creador” y decómo ha influido negativamente en ese movimiento “la nocomprensión de parte de los trabajadores de que sus luchas

* Cfr., pp.481-485 de este volumen (N. del E.).

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deben ser financiadas por ellos mismos”. Hay un párrafo enque se dice que “la justa línea clasista de apoyarse en losesfuerzos propios para impulsar la lucha sindical, no ha sidocomprendida ni por las direcciones ni mucho menos por labase de nuestras organizaciones”, y por esa razón la DirecciónNacional propuso “debatir por el Segundo Congreso la adop-ción de una nueva línea en lo que respecta a la cotización”,palabras que fueron seguidas inmediatamente por una decla-ración contundente, expuesta así:

“Esta nueva línea se expresa en la forma de que todos lossindicatos coticen directamente a la Central. En ese sentido elSegundo Congreso dispone que la Dirección Nacionalimplemente una campaña de educación al respecto, que posi-bilite la materialización de esta línea en el mismo grado ymedida en que los miembros vayan adquiriendo concienciade esta necesidad en el proceso... Esta resolución... tiene unagran trascendencia sindical, pues la misma es un paso de avanceen la línea del fortalecimiento de la unidad interna de la Cen-tral... Lineamientos, Programas, Planes y Cuotas únicas, su-mados a la democracia y a la disciplina, son el camino másexpedito para el fortalecimiento institucional de la CGT”.

No hay que ser un sabio para darse cuenta de que los pá-rrafos que el lector acaba de ver fueron escritos para satisfacera los miembros de la Dirección Nacional de la CGT que seoponían a la política de hacer depender los trabajos de la Cen-tral del dinero que llegara de Europa y Canadá; y para dejarconstancia de que la Central seguiría ese criterio en el II Con-greso se le agregó al artículo 8 de los Estatutos un párrafo quedecía: “La condición de miembro (de la CGT) queda suspen-dida automáticamente por dejar de pagar tres cuotas”.

¿Qué quería decir “miembro” de la CGT?¿Lo era una persona, un obrero de los que estaban organi-

zados en sindicatos?

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No. El Capítulo IV de los Estatutos, que lleva el título de“Sobre los miembros y condiciones para serlo”, es muy clarocuando comienza, en el artículo 4, diciendo: “Pueden sermiembros de la Central General de Trabajadores (CGT): a) Lasfederaciones locales, regionales o nacionales; b) Los sindicatosde empresas, asociaciones de ramas industriales, profesionaleso de oficios, territoriales y/o nacionales; c) Los sindicatos deasalariados agrícolas; d) Los comités de trabajadores de em-presas industriales, agrícolas y de servicios. El artículo 5 con-firma lo dicho en el 4 con las siguientes palabras: “Las organi-zaciones sindicales serán admitidas como miembros de la CGT

a través de las estructuras de éstas...”.Con lo que acaba de ser dicho no puede quedarle a nadie

la menor duda de que si los miembros de la CGT son las fede-raciones y los sindicatos, la mayoría de la Central está forma-da por federaciones y sindicatos, y por tanto al quedar dividi-da la Central, la porción mayoritaria es la que tiene en su senoel mayor número de federaciones y sindicatos, y por eso esabsolutamente correcto llamar CGT Mayoritaria a la que cele-bró el III Congreso en el local de SITRACODE y CGT Minorita-ria a la que lo celebró en el Aula Magna de la UniversidadAutónoma de Santo Domingo.

Pero antes de llegar a la celebración del III Congreso hayque recordar que el documento de los comisarios Pérez Cepeday Hallal fue escrito el 21 de septiembre y para tres días des-pués, esto es, el 24, estaba convocada la Asamblea Consultivaen la que de Peña Valdez, Santos y compartes, dirigidos porlos jefes políticos de los siete grupos de la izquierda tradicio-nal que mantenían el control de la CGT, se proponían resolverel problema creado por los miembros de la Dirección Nacio-nal que se oponían al ejercicio de la corrupción administrati-va por parte de los altos directivos de la Central, y la manera

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de resolverlo no podía ser más expedita porque el plan eraexpulsarlos a todos de la organización.

(Aquí viene a punto hacer un paréntesis para recordarle allector que para la celebración de la tal Asamblea Consultivade Peña Valdez, Santos y compartes dispusieron de más de10 mil pesos que sacaron de los depósitos bancarios con lacomplicidad del secretario de Finanzas, Dionisio Martínez,sin que ese gasto estuviera autorizado por organismo algunode la Central, y mucho menos por un organismo de direc-ción; y como pocos días después de haberse apropiado esos 10mil pesos como si fueran suyos los que estaban usándolos enuna maniobra no prevista en los Estatutos se vieron sorpren-didos por el acuerdo de congelación de las cuentas bancariasque dispusieron los comisarios Pérez Cepeda y Hallal, hayque presumir que ese gasto fue el último que se hizo en laCGT violando trámites que para el uso de los fondos de laCentral figuran en sus Estatutos).

El plan de expulsión del grupo de la Dirección Nacionalformado por peledeístas no pudo ejecutarse porque si se po-nía en práctica, ¿qué esperanzas podían quedarles a de PeñaValdez, Santos y compartes de conseguir que se levantara lacongelación de las cuentas bancarias y se trajera de PuertoRico el dinero en dólares que estaba depositado en un bancode esa isla a nombre de Nélsida Marmolejos?

Sólo Nélsida podía sacar ese dinero del banco puertorri-queño y sólo Pérez Cepeda y Hallal podían levantar la conge-lación de las cuentas, de manera que lo que debían hacer losdirectivos de la CGT y sus jefes políticos era negociar con elgrupo que se habían propuesto expulsar, y la negociación sellevó a cabo sobre la base de un acuerdo por el cual de PeñaValdez, Santos y compartes se comprometieron a celebrar elIII Congreso los días 2, 3 y 4 de diciembre y renunciar a los

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métodos ilegales, antiestatutarios, mediante los cuales man-tenían como miembros de la CGT federaciones y sindicatosfantasmas que les aseguraban la mayoría en el Congreso.

VIIILa negociación a que se refieren las últimas líneas del artículoanterior no fue seria, pues tal como lo dicen ellos mismos en elBoletín Cimarrón Nº 6, los jefes políticos de los altos directivosde la CGT dieron “luz verde para que nuestros compañerosrespondieran a los llamados [del PLD y el PCT] incluyendo en-cuentros de Julio [de Peña Valdez] y [Francisco Antonio] Santoscon el Prof. Bosch, conscientes nosotros de que esos encuentrosen esencia eran fórmulas dilatorias para ganar tiempo...”.

(Debo aclarar que los que confiesan que les ordenaron aJulio de Peña Valdez y Francisco Antonio Santos los encuen-tros conmigo son los que dirigen el frente de masas del Blo-que Socialista, y que el Boletín Cimarrón es el órgano internodel Bloque, cuya Comisión Nacional de Educación aparececomo responsable de su publicación, y a fin de que los lecto-res de la serie que termina con este artículo se hagan una ideaclara del papel que el llamado Bloque Socialista jugó en ladivisión de la CGT, en el mismo número de Vanguardia delPueblo* en que aparece este artículo se publica el Nº 6 delllamado Boletín Cimarrón).

¿Para qué querían los jefes del Bloque Socialista ganar tiem-po en las negociaciones de los más altos directivos de la CGT conlos dirigentes obreros del PLD y en conversaciones conmigo?

Para manipular el III Congreso de tal manera que sus re-presentantes en esa Central sindical siguieran dirigiéndola agusto y conveniencia de sus jefes políticos, que sacan de ella

* Cfr., “Boletín Cimarron Nº 6” en Vanguardia del Pueblo, Año X, Nº 437, 29 defebrero de 1977, p.5.

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muy buenas tajadas de los fondos donados por grupos reli-giosos y sindicatos de Europa y Canadá, como se ha dicho enesta serie de artículos.

Lo que pasaban por alto los líderes del Bloque Socialistaera que aunque no fuera seria, en la negociación con la CGT sehabía llegado a un acuerdo que no podía ser violado: era elrelativo a la fecha de celebración del III Congreso debido aque para levantar la congelación de las cuentas bancarias de laCentral se requerían nuevos comisarios y como estos eranmiembros de la Dirección Nacional y la Dirección Nacionales elegida por el Congreso según lo manda el acápite e delCapítulo VIII de los Estatutos, si no se celebraba el III Congresono podrían elegirse nuevos comisarios, lo que significaba queno podría levantarse la congelación de los fondos y por tantola CGT no podría mantener funcionando su aparato burocrá-tico ni seguir alimentando de dinero a los grupos políticos enque militaban sus directivos.

Los compañeros peledeístas miembros de la DirecciónNacional de la Central, que sabían a conciencia de qué cosaseran capaces los directivos de la CGT y sobre todo sus jefespolíticos, estuvieron reunidos con de Peña Valdez, Santos ycompartes largas horas y todo el día 1º de diciembre hastamuy avanzada la noche tratando de evitar que el III Congresofuera manipulado.

¿Cómo podía ser manipulada esa importante reunión?Haciendo figurar en ella a representantes de organismos

como federaciones y sindicatos que no podían participar enella porque no llenaban los requisitos que exigían los Estatu-tos. En algunos casos se trataba de federaciones fantasmas,como sucedía con la de los azucareros, que no cumplían nin-guna de las condiciones impuestas por el Código de Traba-jo; en otros eran sindicatos que no pagaban cuotas, comopasaba en el de máquinas pesadas. Organismos de ese tipo

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eran los que garantizaban que la nueva Dirección Nacionalllamada a salir del III Congreso estuviera formada por perso-nas de la confianza de los jefes de la CGT y de los pequeñospartidos de la izquierda tradicional reunidos en el BloqueSocialista y en el PTD.

¿Y cómo podían nuestros compañeros evitar que esas fe-deraciones fantasmas y esos sindicatos que no tenían derechoa votar pasaran por legítimos en el III Congreso?

Demostrándoles a de Peña Valdez, Santos y compartes quetales federaciones y tales sindicatos no podían tomar parte en elCongreso; presentándoles pruebas que ni de Peña Valdez niSantos ni nadie podían refutar, y para demostrar la solidez desus argumentos se reunían con ellos aún en vísperas del acto deinauguración del Congreso; así llegó el día 2, esto es, el de lainauguración. Por la mañana, encerrado en las oficinas de laCGT, Francisco Antonio Santos se pasó una buena hora y mediasacando cuentas y sin pérdida de tiempo informó de sus hallaz-gos a sus jefes del Bloque Socialista. De acuerdo con los núme-ros de Santos, él y sus compartes tenían perdido el Congreso deantemano. La noticia alarmó tanto a los líderes del Bloque queen el vespertino La Noticia de ese día salió un comunicado suyoen el que se anunciaba que el PLD iba a dividir la CGT, de PeñaValdez comentó esa publicación diciendo que era producto dela incoherencia del Bloque Socialista y dijo además que habíanhecho mal en usar en ella el nombre de Fafa Taveras dado queéste se hallaba en tales momentos fuera del país, nada menosque en Libia, quién sabe haciendo qué.

La inauguración del III Congreso había sido fijada para eldía 2 a las 7 de la noche y se llevaría a cabo en el salón deactos del Sindicato de Trabajadores de la Corporación Do-minicana de Electricidad, y las sesiones de trabajo se haríanel 3 y 4 en el Aula Magna de la Universidad Autónoma deSanto Domingo. El acto del día 2 comenzó con un discurso

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de Julio de Peña Valdez dirigido a provocar en el grupopeledeísta una reacción que los llevara a abandonar el salón,pero en quien hizo ese efecto fue en Efraín Sánchez Soriano(Pocholo), dirigente obrero del PCT, que se puso de pie y ya seiba del lugar cuando la compañera Nélsida Marmolejos con-siguió que no lo hiciera. Ese incidente fue relatado en la cró-nica del acto que publicó al día siguiente El Nuevo Diario.

Terminado el acto de la inauguración, los compañerospeledeístas se fueron al local del Centro de Estudios de laEducación (CEDEE), que usaba la CGT, porque querían termi-nar el informe de credenciales de organizaciones sindicales,trabajo correspondiente al que se había iniciado la noche deldía primero, y allí se presentó Santos con unos 20 casos, va-rios de los cuales eran de los que habían sido vistos la nocheanterior. A las 3 y 40 de la noche los compañeros pidieronsuspensión de la reunión para reanudarla a las 8 de la maña-na, y a las 8 de ese día 3 el grupo peledeísta, encabezado porla compañera Nélsida Marmolejos, se entrevistó con de PeñaValdez a quien le hizo saber que por decisión de la mayoríalos obreros habían resuelto quedarse en el local del Sindicatode Trabajadores de la Corporación Dominicana de Electrici-dad (SITRACODE) para terminar el III Congreso allí dondehabía empezado.

Esos obreros eran delegados de 4 confederaciones y 72 sin-dicatos. Con 6 sindicatos más su número habría sido igual aldoble de los que sesionaron en el Aula Magna de la UASD, yesa diferencia es la que le confiere a la CGT nacida en SITRA-

CODE la autoridad necesaria para llamarse a sí misma la CGT

Mayoritaria.Santo Domingo, 2 de enero a 2 de febrero de 1984.

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JOSÉ EUGENIO KUNHARDT*

Señoras y señores:Lo que van a presenciar ustedes en el acto que comienza acelebrarse será el develamiento del retrato de José EugenioKunhardt, un dominicano, hijo de alemanes, nacido en estaciudad de Santo Domingo pero puertoplateño porque fueen Puerto Plata donde se formó como lo que iba a ser: unluchador que debería estar figurando en las páginas de lahistoria nacional por varias razones, la primera de ellas, por-que fue capaz de adivinar, más que de comprender, lo quepodía significar la organización de un movimiento obreroen un país tan pobre y tan desvalido como el nuestro; lasegunda, porque tuvo la capacidad necesaria para darse cuentade cuál debía ser el papel que les tocaba jugar a los obrerosdominicanos en la ardua tarea de devolverle a nuestro pue-blo el derecho a ejercer la soberanía que le había sido arreba-tada con la ocupación militar norteamericana de 1916; latercera, porque sus dotes de apreciación política, que fueronlas de un gran líder, le permitieron elaborar una táctica apro-piada para poner en práctica un plan destinado a conseguir

* Santo Domingo, Edición de la Central General de Trabajadores Mayoritaria,1988.

También, bajo el título, “José Eugenio Kunhardt, un personaje histórico”, enVanguardia del Pueblo, Año XV, Nº 683, Santo Domingo, Órgano del PLD, 16de noviembre de 1987, pp.4-5 (N. del E.).

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los fines que perseguía; y la cuarta, porque encabezó la eje-cución de ese plan a pesar de que era enormemente difícilllevarlo a cabo debido, entre otras razones, a que él por suparte y el país en sentido general carecían de los podereseconómicos y políticos que se requerían para iniciar y man-tener, hasta llevarla a la victoria, la lucha por la reconquistade la independencia.

José Eugenio Kunhardt había nacido en 1865, el año enque salían del país las tropas españolas, y corrió la mismasuerte que el país cuya historia era un amasijo de fracasos:tomó parte en las luchas que mantenían divididos a los domi-nicanos como si cada uno fuera enemigo de todos los demás;fue hecho preso varias veces, estuvo desterrado en Cuba, ypor último vivió la tremenda experiencia de la ocupación mi-litar norteamericana, que le sacudió el alma a tal extremo queen el mes de octubre de 1916, apenas cinco meses después dela muerte de Máximo Cabral, que había caído en LaBarranquita combatiendo a los soldados extranjeros que ibanocupando el país, le escribió a Santiago Iglesias, el líder obre-ro puertorriqueño que representaba en Puerto Rico a laAmerican Federation of Labor, una carta fechada en San Pe-dro de Macorís, que era entonces el único lugar del país don-de había concentraciones obreras, en la cual le decía:

“Estimado señor: desde principios del año que cursa mehe impuesto la tarea de organizar y disciplinar los obreros deSan Pedro de Macorís con propósitos de llevar al resto de laRepública una confederación nacional obrera.

‘Mis fuerzas físicas y morales son bien débiles, por cierto,para emprender tan colosal obra, pero sé que la fe y la perse-verancia son fuerzas inquebrantables, y procuro armarme deellas; después, procuraré la ayuda de los grandes maestros que,cual Ud., han sabido dirigir hábilmente el movimiento obre-ro de pueblos más adelantados que el mío.

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‘Suplico a Ud. sea mi maestro, sea mi amigo, mi compañe-ro, mi hermano, y venga en auxilio de nosotros y con sus con-sejos, con su instrucción y con su experiencia afiance su pode-rosa palanca para que nos eleve al nivel que ustedes ocupan.

‘Este es un pueblo de poca instrucción que no ha conocidomás que el atropello, la expoliación, la arbitrariedad, el abu-so, tanto del poder como del capital; este paciente pueblo noconoce la justicia porque jamás ha sentido sus beneficios; elobrero aquí no tiene ni derecho a vivir; para mantenerlo enun misérrimo jornal, los hacendados de caña piden permisopara traer cinco mil braceros ingleses (cocolos) que trabajan a50 centavos oro once horas de trabajo, y esos abusadores de lamiseria pública encuentran gobiernos que se prestan a tanhorrible crimen, dando ese infamante permiso que es decirleal Pueblo: ‘Muérete de hambre. ¿Quién te mandó a ser imbé-cil proletario? Nosotros necesitamos servirles a los poderososque acaban de ganarse muchos millones de pesos en la zafraúltima, a costillas del pan que debías llevar a la boca de tushijos’; y a los hombres que integran hoy ese gobierno les lla-man hombres superiores y realmente lo son, pero no tienen elcarácter suficiente para romper los antiguos moldes y venirpor el camino franco de la reforma; por el camino de la justi-cia, y el Pueblo sigue siendo el paria, el servil de siempre.

‘No tengo fe en los hombres que se llaman grandes de mitierra; están ciegos, se han dejado llevar del vendaval de laspasiones políticas y todo les es indiferente; pocos son los quele tienden una mano amiga al obrero, la mayoría de éste temea las iras del que lo oprime y prefiere guardarle una sonrisahumillante de sumisión, que erguirse con dignidad y llamar-se hombre libre.

‘Ya ve que nuestra situación es desesperante y que los hom-bres que se dedican por completo cual Ud. a redimir a lahumanidad deben venir en nuestra ayuda y prestarnos todo

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el esfuerzo que sean capaces de dar; deseo que estrechemosnuestras relaciones para que formemos un solo bloque, delobrero puertorriqueño y del obrero dominicano, allí sobranbrazos, aquí sobra tierra virgen, allí sobra luz, aquí tinieblas,de los dos podrá formarse un gran pueblo; emprendamos prác-ticamente esta noble tarea y reforcemos los ideales antillanosde José de Diego.

‘Nuestra confederación se denomina ‘Hermandad Comu-nal Nacionalista’, mis compañeros y camaradas me han honra-do con el título de su Organizador General, en nombre de ellay por su órgano le brindamos al obrero de Puerto Rico la reci-procidad y la solidaridad de buenos compañeros y hermanos.

‘Suplícole enviarnos los reglamentos y bases en que estáorganizado ese Centro y de cada una de las Uniones, agríco-las, etc., etc., para ilustrarnos en ello.

‘Soy de Uds. afmo. S. y hermano,‘ J. E. Kunhardt‘Organizador General”Santiago Iglesias contestó esa carta el 6 de noviembre [de

1916], a la cual respondió Kunhardt el 3 de diciembre en lossiguientes términos:

“Su hermosa carta, su sabia carta, fue publicada en el Con-federado Nacionalista y ha sido comentada muy favorable-mente en todo el país y le hará mucho bien a la organizacióndel obrero dominicano.

‘Los obreros de Santo Domingo desean y quieren estre-char firmemente sus relaciones de solidaridad y defensacon el pueblo obrero de Puerto Rico, hacen esfuerzos in-auditos para rechazar la inmigración de cocolos de las islasde Barlovento, porque vienen a este país a trabajar por unjornal muy mezquino y obligan al obrero de aquí a sufrirlas consecuencias, un jornal muy ínfimo, que no les per-mite cubrir sus necesidades más perentorias; el hambre y

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OBRAS COMPLETAS 435

la desnudez del pueblo obrero dominicano representan esos5,000 cocolos que los hacendados del trust del azúcar traenpara la zafra actual.

‘La Central Romana queriendo imitar el mismo ejemplopidió permiso a nuestro gobierno y fuéle concedido, de traer800 obreros puertorriqueños. Los obreros de San Pedro deMacorís verían con mucho agrado ver llegar a sus playasinmigrantes de Puerto Rico, pero desearían verlos llegar or-ganizados, con una contrata de un jornal equitativo de acuer-do con el jornalero de aquí, y no que vinieran con el mismodesorden que vienen los otros inmigrantes porque son real-mente unos rompe-huelgas.

‘Las tarifas aduaneras en este país son muy terribles, todoel Estado y casi el Municipio no tiene otra vida que esa; aquíno hay impuesto directo a la propiedad, ni para el fisco nipara el Municipio. Así es que toda la carga del presupuestoestá hecha para agobiar la espalda del paciente obrero domi-nicano. La vida es muy cara.

‘Los obreros de aquí desearían que por su valioso órganolos obreros de Puerto Rico tomaran carta en el asunto: nopermitieran que saliera de allí ningún obrero sin contrata queles garantice un jornal lucrativo y buen tratamiento en lashaciendas.

‘Nosotros por hoy pedimos un jornal no menos de un pesocincuenta centavos oro por nueve horas de trabajo diario, comoel mínimo posible para que un jornalero pueda vivir en SantoDomingo”.

Esa carta, la segunda que Kunhardt le enviaba a SantiagoIglesias, termina diciendo: “Semanalmente he enviado a Ud.El Confederado Nacionalista”, una publicación que segura-mente era hecha en San Pedro de Macorís, dato que doy paraque se tome nota de que Kunhardt tenía instintivamente,porque no podía ser de otra manera, una noción clara de la

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importancia de la publicidad en las tareas propias de un mo-vimiento obrero. Pero lo más importante de lo que él hizocomo líder obrero no fue eso: fue apoyarse en la camaraderíaque impuso en sus relaciones con Santiago Iglesias para en-trar en relaciones con Samuel Gompers, presidente de laAmerican Federation of Labor, la más poderosa de todas lascentrales sindicales del mundo en esos años, que eran los de laPrimera Guerra Mundial.

En los años del nacimiento de José Eugenio Kunhardtse formó en Estados Unidos la llamada Noble Orden delos Caballeros del Trabajo, que hizo campañas solicitandoque las horas de trabajo se redujeran a 8 por día, la mismademanda que harían los obreros de Chicago cuyo martirioiba a convertir la fecha del Primero de Mayo en una ban-dera de gloria y de lucha para los obreros de todo el mun-do. La Noble Orden de los Caballeros del Trabajo llegó aganar una huelga contra una empresa de ferrocarriles cuyojefe era un conocido millonario, pero acabó disolviéndoseal mismo tiempo que se formó y se fortalecía por días elmovimiento destinado a llamarse Federación Americanade Trabajadores, en inglés, The American Federation ofLabor, que había empezado sus actividades en 1881 y en1886 eligió presidente a Samuel Gompers, nacido en Lon-dres, la capital de Inglaterra, que a los 13 años de edadpasó a vivir en Nueva York donde su padre tenía una pe-queña fábrica de cigarros.

Valiéndose de sus relaciones con Santiago Iglesias, JoséEugenio Kunhardt consiguió hacerse conocer de SamuelGompers, el dirigente de la organización sindical que en elaño 1919, cuando Kunhardt y Gompers se cruzaban co-rrespondencias, tenía en sus filas más de 3 millones de obre-ros; y a un hombre que lidereaba tales fuerzas le pidióKunhardt que interviniera ante el Gobierno norteamericano

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para que ordenara el abandono de nuestro país por parte delas tropas que lo ocupaban.

Entre los documentos que tengo reservados para escribirsobre las actividades sindicales y patrióticas de Kunhardthay una carta escrita en Nueva York el 4 de enero de 1920cuyo autor fue Manuel Florentino Cestero. En esa carta, di-rigida al Padre Rafael Castellanos, que en 1932 iba a serdesignado por El Vaticano Administrador Apostólico de laArquidiócesis Dominicana, Cestero decía, refiriéndose a lalabor que llevó a cabo José Eugenio Kunhardt en la capitalde Estados Unidos: “¡Qué audacia la de este hombre! Sinsaber inglés, sin conocer a nadie, mal vestido, sin dinerocasi, sin suficiente talento para saber hacer las cosas, logrótodo lo que se propuso. Se metió en todas las partes en quenecesitó meterse, conversó con el presidente de la federa-ción de los obreros americanos, Mr. Samuel Gompers, sehizo oír, presentó un manifiesto, hizo que Gompers se diri-giera a [presidente Woodrow] Wilson de acuerdo con el plansometido por el mismo Kunhardt y por último Gompersprometió mandar a Santo Domingo y a Puerto Rico unacomisión que estudiará y comprobará todo lo expuesto porKunhardt”.

A ese párrafo de la carta de Cestero le sigue éste:“Un intelectual de los nuestros no habría logrado el triun-

fo de este hombre inteligente y audaz. Yo me quedé con laboca abierta cuando vi todos los documentos y los recibí deWashington para ser publicados en La Prensa de la cual eraentonces redactor...”.

Redactor de La Prensa, periódico de lengua española quetodavía se publica en Nueva York. Cestero era un intelectualdominicano, de manera que él tenía la autoridad indispensa-ble para juzgar a Kunhardt como lo hizo en esas líneas en lascuales lo describe “inteligente y audaz”.

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Sí, José Eugenio Kunhardt era inteligente y audaz, perosobre todo era un patriota excepcional, porque amaba a supueblo de manera especial en la carne y el alma de los trabaja-dores, por cuyos derechos a mejores condiciones de vida lu-chó como si hubiera sido un hombre de estos días, no de losque nacieron hace más de cien años, cuando ni el más visiona-rio de los dominicanos podía imaginarse que llegaría el día enque en la capital de la República se celebraría un acto paradevelar el retrato de un patriota llamado José EugenioKunhardt.8 de noviembre, 1988.

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ÍNDICE ONOMÁSTICO

AAdán 163ALIX, Juan Antonio 324ANTONIO, José 81Aristóteles 14ARUNDELL, James 63

BBÁEZ, Buenaventura 143, 147-149,

156, 157, 200, 208, 236, 238,239, 324

BALAGUER, Joaquín 3, 161BARLETTA, Amadeo 207BARÓN, Juan 98, 108BARRUNDIA, Juan 221BASSO, Lelio 335BIASSOU, Georges 91, 93, 95BOBADILLA, Tomás 146, 151, 158BOLÍVAR, Simón 120, 124, 125, 381,

382, 383BONAPARTE, José 110BONAPARTE, Napoleón 87, 101, 102,

106, 108-111, 113, 117, 119, 344BONAPARTE, Pauline 103BOSCH, Juan 3, 250, 281, 359, 426BOUKMAN, Dutty 90, 93BOURIAU (Oligarca) 346BOYER, Jean-Pierre 23, 121-123,

125, 127, 128, 130, 134-138,144, 225, 232, 355

BREDA (Familia) 93, 97

CCABRAL, José María 143, 147CABRAL, Máximo 432CÁCERES, Ramón 238CAMPOAMOR, Ramón 243CAMPOS TAVARES, José 105Carlomagno 31Carlos I 57Carlos II (Carlos el Hechizado) 57,

74, 75Carlos V 172CARMICHEL, Hugh Lyle 112CASTELLANOS, Rafael 437CASTRO, Fidel 378, 383CESTERO, Manuel Florentino 437CHANLATTE 98CHRISTOPHE 103, 106, 107, 109,

117, 118, 134CLERVEAUX 104COCCO, Miguel 404COLÓN, Bartolomé 175COLÓN, Cristóbal 8, 16, 115, 138,

157, 175, 176COLÓN, Diego 13-15, 352CONTRERAS, José 161COPELLO [Anselmo] 206CRIPS (Mayor) 345, 346Cristo 47, 384, 244-246Cristóbal [Ver Christophe]CROMWELL, Oliverio 57CUETO, Juan 83

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JUAN BOSCH440

DDANIEL, Lorenzo (Lorencín) 83DAVIS, Jefferson 352DE AMPUÉS, Juan 177DE CASTRO, Pedro 154DE CÉSPEDES, Carlos Manuel 218,

219, 347DE DIEGO, José 434DE FRANQUESNAY 67DE LA CERDA, Manuel Antonio 220DE LA ROSA, Fernando 410DE OGERÓN, Bertrand 64-67DE PEÑA VALDEZ, Julio 402, 404,

405-409, 411, 413-416, 422,424, 425, 427-429

DE PORTES E INFANTE, Tomás 157,233

DE POUANÇAY 67DE UTRERA, Cipriano 81DERVAUX (Mayor)105, 106DESCHAMPS, Jeremías (señor de

Rausset) 60, 62-64DESSALINES, Jean-Jacques 96, 104,

105, 107, 108, 117, 118, 137DRAKE, Francis 40, 51DUARTE, Juan Pablo 127, 145-149,

152, 159, 213, 214, 221, 232, 233DUARTE, Manuel 79DUBARQUIER (General)111DUCASSE [Juan] 70, 71DUVERGÉ, Alcides 161DUVERGÉ, Antonio 155, 161

EEduá (El negro) 218ENGELS, Federico 14, 247, 378, 383Enriquillo 13, 14, 15ESPAILLAT, Francisco 166Espartaco 14ESTRELLA, Julio C. 328

FFaustino I 155FEBLES, Miguel 142, 143, 144Felipe de Borbón, duque de Anjou

75Felipe V 75, 76, 80FERNÁNDEZ, Carlos Tomás 410

FERNÁNDEZ DE OVIEDO, Gonzalo 353Fernando el Católico 8Fernando VII 110FERRAND, Jean-Louis 105, 106, 108,

109, 111, 113, 116, 207FONSECA AMADOR, Carlos 385FONTENAY 56, 60FRANCO, Manuel Trinidad 154

GGALBAUD, François-Thomas 94GALLARDO, Francisco 81GARCÍA, Darío 410GARCÍA, Joaquín 99GAUTIER, Manuel María 210GERMOSÉN, Cayetano 161GÓMEZ, Máximo 218GOMPERS, Samuel 436, 437GONZÁLEZ DÁVILA, Gil 177GUERRERO, Domingo 81GUZMÁN, Antonio 213, 314

HHALLAL, José Antonio 418-422, 424,

425HARTMONT, Edward 238, 239HAWKINS, John 50Henri I 117, 121, 122Henri Christophe (Ver Christophe)HENRÍQUEZ, Manuel 80HERNÁNDEZ, Gaspar 127, 128HERRERA, César A. 324HERRERA, Dionisio 220HEUREAUX, Ulises (Lilís) 200, 316,

323, 324HITLER [Adolf] 417HO CHI MINH 378, 380, 383

IIGLESIAS, Santiago 432, 434-436Isabel II 149Isabel la Católica 8, 10, 29, 175

JJean-François (Esclavo rebelde] 93Jesucristo (Ver Cristo)Jesús (Ver Cristo)JIMENES, Manuel 155, 156, 236

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OBRAS COMPLETAS 441

JOHNSON, Lyndon 216, 377Juan Bautista 83

KKAUSSE, Walter 328KENNEDY [JOHN F.] 215KERVERSEAU 98, 103-105KUNHARDT, José Eugenio 431, 432,

434-438

LLA PLACE 63LABAT, Jean-Baptiste (Padre Labat)

344-346, 358LARRAZÁBAL BLANCO, Carlos 358LAS CASAS [Fray Bartolomé de ]353LAVASTIDA, Miguel 158LAVAUX, Étienne 95, 96LECLERC, Victor-Emmanuel 102LE RIVEREND, Julio 199, 359LE VASSEUR 55, 56, 60Lenin [Nicolás] 247, 383LINCOLN [Abraham] 352LOUVERTURE, Paul 103LOUVERTURE, Toussaint 22, 91, 93,

94-96, 98, 101-104, 107, 117,137, 179

Luis XIV 60, 68, 71, 74, 75Luis XVI 91, 92LUPERÓN [Gregorio] 148, 159, 237LUTERO [Martín] 246

MMachepa 373MADISON, James 228Mahoma 244-246Mahomet 244MARCANO, Félix 158María de Toledo 13, 53MARMOLEJOS, Nélsida 409-411, 415,

417, 425, 429MARTÍ, José 380MARTÍNEZ, Dionisio 413, 415, 425MARTÍNEZ, María 206MARX, Carlos 14, 15, 159, 163-169,

171-175, 178, 180, 182, 186, 189,201-203, 205, 224, 247, 336-338,347, 363-367, 375, 378, 383

MATÍAS, Conrado 410MELLA [Matías Ramón] 146, 152,

214, 233MISSIESSY, Edwar Thomas 107, 108MORA FERNÁNDEZ, Juan 220MOREL DE SANTA CRUZ (familia) 78MOREL DE SANTA CRUZ, Santiago 77,

78MORENO FRAGINALS, Manuel 170,

171, 186, 199MORILLAS, José Ma. 141-143, 145MUSSOLINI, Benito 207, 417

NNIXON [Richard] 216NÚÑEZ DE ARCE, Gaspar 243, 244NÚNEZ DE CÁCERES, José 115, 123,

124, 125, 214

OOGÉ, Vincent 90OLAVE 81OSORIO [Antonio] 165, 353

PPAREDES, Melanio 410PAULINO, Ramón 410PEÑA BATLLE, Manuel A. 64PENN, William 41, 58PÉREZ CEPEDA, Eugenio 410, 418,

419-422, 424, 425PÉTION, Alexandre 104, 117, 118,

121, 122, 134PEZA, Juan de Dios 243PEZZI, Emigdio 119PICHARDO, Hortensia 359PORTUONDO, Fernando 359PRICE CUMBY, William 112PRICE-MARS [Jean] 135PUELLO, Gabino 154PUELLO, José Joaquín 154, 155

RRAMÍREZ, Ciriaco 111RAMÍREZ, Fernando Constanzo 77, 78REINOSO, Serapio 106, 107REYNOLDS (Familia) 207RICHIEZ, Félix 147

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JUAN BOSCH442

RIGAUD, André 98RIVERA, Micaela 142RODRÍGUEZ DEMORIZI, Emilio 141,

145, 146, 158, 210ROLDÁN [Francisco] 176ROUME DE SAINT-LAURENT, Philippe-

Rose 98, 101

SSACO, José Antonio (Pepillo) 175-177,

215, 348San Luis (Luis IX) 236San Marcos 83SÁNCHEZ, Francisco del Rosario 152,

153, 159, 161, 214, 221, 232, 235SÁNCHEZ, José 81SÁNCHEZ, Juan J. 355, 356SÁNCHEZ, María Trinidad 152, 153,

235SÁNCHEZ MORENO, Domingo 81SÁNCHEZ RAMÍREZ, Juan 111, 112,

114-119, 123, 140, 153, 157SÁNCHEZ SORIANO, Efraín (Pocholo)

429SÁNCHEZ VALVERDE, Antonio 79-81, 83SANTAEUGENIA, Juan 208SANTANA, Pedro 139-149, 151-161,

214, 215, 229, 231-236SANTANA, Manuel 149SANTANA, Ramón 141, 146, 149Santiago Apóstol 246SANTOS, Francisco Antonio 404-409,

411, 413-416, 422, 424-429SERRA, José María 127SERRANO, Domingo Antonio 83SHAYS, Daniel 228SOLLNER [Ricardo] 206SOMOZA (Familia) 385SONTHONAX, Léger Félicité 92, 94, 95SOULOUQUE [Faustino] 137, 155,

156, 159

TTARIN DE CUSSY, De Pierre-Paul 67,

68-70TAVERAS, Fafa 428TROTSKI [León] 247TRUJILLO, Rafael Leonidas 136, 137,

187, 191-193, 196, 200-212,312, 417

TRUJILLO, José Arismendi (Petán)208, 209

TSE-TUNG, Mao 222, 247, 378, 379TURNBULL, David 349

UURRUTIA, Carlos (Carlos Conuco) 119,

120

VVALDÉS, Gabriel de la Concepción

349VALENCIA, Francisco 81VALENZUELA, Epifanio 410VÁSQUEZ, Horacio 196VELOZ MOLINA, Francisco 208VENABLES, Robert 41, 58VICENS-VIVES [Jaime] 37VIET (Coronel) 107VILLACORTA, Juan Vicente 221VILLATE (general) 96Visnú 290

WWASHINGTON, George 227-229WATTS, Elías 60, 63WELLES, Sumner 149William IV 348WILSON, Woodrow 215, 437

ZZORRILLA DE SAN MARTÍN 82ZUAZO (Hacendado) 353

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EL TOMO XXVII (CAPACITACIÓN POLÍTICA Y OTROS TEXTOS),DE LAS OBRAS COMPLETAS DE JUAN BOSCH, FUE IMPRESO EL 27 DE

FEBRERO DE DOS MIL DOCE EN LOS TALLERES GRÁFICOS DE

SERIGRAF, S.A., EN SANTO DOMINGO, REPÚBLICA DOMINICANA.