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  • El loco amor de Dios: abandonarJerusaln para reconocer a Jess,por Ruth Padilla

    Publicadopor:juanstam

    09/04/2009 0:00:00

    Una bella meditacin sobre el camino a Emas, muy apropiada para el domingo de resurreccin.

    El loco amor de Dios: abandonar Jerusaln para reconocer a JessRuth Padilla

    Apesadumbrados iban. Los pies les pesaban y el camino se haca largo. No era solo el cansancio;no. Es que las expectativas que les haban animado por aos se haban despedazado. Quebrada enmil pedazos haba quedado la esperanza de que su maestro impusiera un reinado de paz y acabaracon los abusos del imperio romano. Apenas das antes su maestro haba entrado a la ciudad,triunfante. El pueblo lo haba aclamado como rey. Pero todo haba acabado en el fracaso, envergenza pblica, en la humillacin ms profunda Esa maana un par de mujeres les habancompartido la noticia: aseguraban que dos hombres en la tumba haban anunciado que el maestroya no estaba muerto. Pero quin poda creer tales afirmaciones? Los discpulos las habadescartado como vana ilusin Las mujeres, pensaban, siempre fantaseanMuerto. Jess estaba muerto. Cmo podan haber sido tan ilusos! Tal vez debieron haberle credoal Sanedrn El verdadero Mesas, el Rey de los judos, nunca podra proceder de un lugar taninsignificante como Galilea. El Rey de los judos lgicamente vendra de Jerusaln. All se habansentado los reyes en la antigedad. All estaba el Templo. All descansaba el poder de Dios. Ycuando llegara, el Ungido seguramente se rodeara de gente poderosa, joven, bella, exitosa einteligente, educada y prometedora no con los perdedores, leprosos, trabajadores, vende patrias ymujeres de mala vida. Adems, el Salvador de Israel con toda seguridad nunca acabara sus dascomo un criminal comn en manos de soldados paganos!Y ahora, qu les restaba hacer? Dejar atrs Jerusaln y el fracaso. Escaparse y esconderse en elanonimato. Agradecer que haban salido ilesos. Asunto riesgoso era meterse con un grupo radicalque desafiaba los poderes del da, los sumos sacerdotes, el mismo imperio romano. Cmo sehaban animado a cuestionar su autoridad? Lo mejor era volver a Emas lo ms rpido posible yregresar a la rutina. Ya no ms sueos. Ya no ms riesgos. Ahora que la misma esperanza habasido enterrada tras esa pesada piedra, Cleofas y su esposa caminan, cabizbajo l, desesperanzadaella, en peregrinaje forzado.Peregrinos cabizbajos, peregrinas desesperanzadas. Como tanto pueblo latinoamericano. Mamemigr. Pap nunca regres. Hermano se fue a la guerra. Hermana es empleada en la ciudad.Cuntos se han ido huyendo del hambre y los dictadores? Los sobrevivientes de las bombas, delos terremotos y de los escuadrones paramilitares levantan sus tiendas, una y otra vez. Millones seamontonan en ciudades superpobladas. La esperanza es pisoteada. Los frutos del campo no lograncompetir con el producto de la maquinaria global. Ros de desechos esparcen enfermedad y muertea su paso. El aire es pesado plomo. Las montaas, desprovistas de sus anclas de madera, sedesploman sobre la gente. Sobre peregrinos forzados, con pies pesados y corazones cargados.

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  • Tan apesadumbrados iban que apenas notaron al extrao que comenz a caminar con ellos. Eracomn que los caminantes buscaran compaa: era ms seguro que andar solo frente los ataques delos maleantes.--Qu vienen discutiendo por el camino?, les pregunt.Se detuvieron, cabizbajos y asombrados. Cmo no estaba enterado este hombre! Dnde habapasado los ltimos das! Era tema obligado. Cierto es que los romanos imponan una mano durasobre el pueblo, pero no haba crucifixiones todos los das! De qu ms estaran conversando?--Eres t el nico peregrino en Jerusaln que no se ha enterado de todo lo que ha pasadorecientemente?--Qu es lo que ha pasado? Les pregunt el extrao.--Lo de Jess de Nazaret, le explicaron. Era un profeta, poderoso en obras y en palabras delante deDios y de todo el pueblo. Los jefes de los sacerdotes y nuestros gobernantes lo entregaron para sercondenado a muerte y lo crucificaron; pero nosotros abrigbamos la esperanza de que era l quienredimira a Israel. Con pesar repasan los eventos al extrao que se ha unido a su pesada caminata.De repente, inesperadamente, el extrao interrumpe su narracin:--Qu torpes son ustedes, les dijo, y qu tardos de corazn para creer todo lo que han dicho losprofetas!...Cmo se atreve este extrao a insultarnos! Qu sabe l sobre nosotros! Nos llam torpes. Lentos.Ciegos!Y ciegos estn. Cmo as? Por qu ser que todava no lo reconocen? Porque estn cegados poruna ideologa de poder envuelta en religiosidad. Al desechar la historia y la Escritura, elestablishment religioso ha definido Mesas segn los intereses de las clases poderosas de talmodo que quedan asegurados su poder y su complicidad con las injusticias del imperio romano ysus lacayos.En el vocabulario del Templo, Mesas implica poder, implica xito, implica popularidad, implicaseguridad. Y tan sujetos a ese paradigma estn los discpulos que slo son capaces de oir lahistoria oficial. Se mantienen sordos al testimonio de las mujeres y ciegos a la presencia delJess resucitado as como haban sido incapaces de comprender sus repetidos anuncios respecto asu muerte.Amrica Latina est plagada de historias oficiales, del poder del estado y la religin atadas en unpaquete vergonzoso. Cierto es que fueron los conquistadores espaoles y portugueses los que, concruz y espada en mano, tieron el suelo americano con sangre, violaron a las mujeres y a la tierra,construyeron lujosas iglesias con el sudor y el clamor de mujeres y hombres indgenas y africanos.Sin embargo, la expresin del cristianismo que crece exponencialmente en aos recientes y recibeaplausos triunfalistas dentro y ms all de nuestro continente, no es esa variedad Catlico-romanasino una expresin Protestante-evanglica. Y demasiado comn es en nuestro continente que losevanglicos den sello de aprobacin, aun promuevan, se beneficien de y adquieran poder poltico.Ustedes conocen mejor que yo la realidad brasilera Permtanme pintarles cuadros del resto delcontinente: En los aos 80 y 90, los evanglicos en Guatemala celebraron el ascenso al poder de dospresidentes evanglicos. Pocos todava hoy quieren reconocer que estos supuestos heraldos de lamoralidad, la disciplina y el nacionalismo fueron responsables por la tortura y masacre de pueblosenteros. Durante la dictadura militar en Argentina a mediados de los 70, muchos lderes evanglicoscelebraron la represin de los subversivos y bendijeron la incursin militar en las IslasMalvinas. Entretanto, unos 30 mil argentinos estaban siendo arrancados de su hogares, internadosen cmaras de tortura y desaparecidos. Casi todas las iglesias se quedaron calladas. Tal vez sepan que al ex presidente peruano, Fujimori, se le prohbe regresar al Per por lacorrupcin y la violacin de los derechos humanos de su gobierno. Lo que tal vez pocos sepan es

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  • que los evanglicos contribuyeron significativamente a su llegada al poder. En un 11 de septiembre, pero de 1973, Augusto Pinochet lleg al poder en Chile mediante ungolpe de estado sangriento. La iglesia Metodista Pentecostal desde ese da convoc un Te Deumanual para celebrar la supuesta victoria contra el rgimen marxista de su antecesor --tildado comodemonaco. Durante su dictadura, miles fueron torturados, asesinados y desaparecidos. Peromuchos evanglicos siguen apoyndolo hasta el da de hoy.

    Estos cuadros ilustran que, tal como ocurri con los profetas de la corte durante las monarquas enIsrael, cuanto ms cerca estamos como cristianos en Amrica Latina a los centros de poder, msatada queda nuestra lengua. Porque cuando tenemos como iglesia algn inters en que semantenga el status quo, ya sea poltico, econmico o social, quedamos cautivos de ese poder yperdemos la capacidad de ver y denunciar el mal (Lois Barret- Missional 113). La lealtad a-crticaa cualquier ideologa, partido, gobierno y an teologa constituye idolatra porque cuestiona laautoridad suprema de Dios. La iglesia slo tiene la libertad de caminar con el poder estatal cuandocoinciden en la bsqueda del bien de todas las personas, en el camino de la justicia. Somosllamados, en palabras de Ren Padilla, a cristianizar la poltica pero nunca a politizar la fe, amorir por lo que amamos pero nunca a matar por lo que creemos.No deba el Mesas sufrir estas cosas antes de entrar en la gloria?, continu el desconocido.Sufrir? Qu concepto ms extrao. Nosotros pensbamos en victoria, triunfo sobre nuestrosenemigos, la restauracin de la gloria de los das del Rey David, en probarle finalmente al mundoentero que somos el pueblo elegido! Pero sufrir!?Entonces, comenzando por Moiss y por los profetas, les explic lo que se refera a l en todaslas Escrituras. Jess recorre con Cleofas y su esposa la historia del pueblo judo, mostrndolescmo, vez tras vez, Dios trabaja no desde el poder, la riqueza o el prestigio sino desde loinsignificante y lo dbil. Los que se destacan no son los esperados hermanos mayores sino losmenores como Abel, Jacob y David. Se presenta a mltiples extranjeros como hroes mientras seexponen los pecados de prestigiosos lderes religiosos nacionales. Mujeres, esas ciudadanas desegunda clase, como Dbora, asumen liderazgo cuando los hombres han fallado. El relato enterode la accin de Dios en la historia est marcado por desconcertantes reversos.Y en el clmax de la accin restauradora de Dios, la gran estrella, el protagonista liberador esdescrito as: Fue despreciado y rechazado, varn de dolores, experimentado en quebranto. Elhijo de una joven campesina y un sencillo carpintero en una perdida provincia de Judea, lejos delestablishment religioso de Jerusaln y an ms alejada del trono imperial en Roma, sin casapropia, sin beneficio social ni seguro de vida, Jess vivi la vida del pobre. Camin sendaspolvorientas y pas sus das con dones y doas nadie. Toc a los intocables y as afirm quetodos tenan derecho a vivir. As es el loco, ilgico, amor de Dios.Por cierto, tambin arranc las mascaras de los vigilantes religiosos de su da, as restndolespoder a quienes ms lo acaparaban. Pero lo hizo no con grandes ejrcitos ni con al apoyo dedonantes acaudalados. En cambio fue despreciado y rechazado por los hombre, varn de dolores,hecho para el sufrimiento... (Is 53). Su entrega en vida y en muerte no fue un plan mal manejadoni fallido: la humillacin, el sometimiento, el agudo dolor, la oscura soledad, en suma, la cruzmisma, fue designio de Dios, su modo preferido de accin! As es el loco, ilgico, amor de Dios.La tentacin ms grande de Jess, no haba sido la de llevar a cabo la tarea que le haba sidoencomendada, hacer todo lo que deba hacer, presentar todos los mensajes correctos sobre la viday las relaciones, cumplir su misin pero sin la cruz? No haba tenido que hur cuando la genteintent coronarle, evitando as sucumbir a la tentacin del poder? La bsqueda de la eficiencia y laproductividad, no habr nunca desafiado su ministerio humilde e itinerante entre los pobres ymarginalizados? Imaginen cunta ms gente hubiera odo su mensaje si lo hubiera predicadodesde el silln del Sumo Sacerdote o decretado su obediencia desde Roma! Cunto ms

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  • rpidamente se hubiera esparcido su mensaje si se hubiera ganado el favor de los gobernantes ypoderosos. Cunto dolor se hubiera ahorrado si slo hubiera hecho algunas pequeas concesiones,ms digeribles, y hubiera trabajado dentro del sistema. No haba clamado su alma en el jardn?No hay otro camino? No podran cumplirse los propsitos de Dios sin sufrimiento?Tentados en forma similar, muchos evanglicos en Amrica Latina depositan su confianza en losnmeros. Su lema es Ms es siempre mejor. Ms adeptos. Edificios ms grandes. Radios conmayor alcance. Mayores ofrendas. Hay poder en los nmeros, dicen. El crecimiento reciente de lasiglesias evanglicas es motivo de celebracin. El poder tambin se deriva de las asociaciones. Y,bajo el lema Somos hijos del Rey, muchos escaladores sociales cristianos se apresuran acodearse con las lites gobernantes y a establecer conexiones empresariales que favorecen a losevanglicos. El poder tambin se proyecta mediante imgenes y relaciones pblicas. Y bajo ellema Dios nos ha puesto como cabeza y no como pies, el evangelio se mercadea y se lanzancampaas multitudinarias en medios masivos y msica masiva, se ofrecen conferencias cristianasen hoteles de lujo, los apstoles contemporneos visten, manejan y exudan los smbolos del xito.El crecimiento galopante, la alianza con el poder estatal y financiero, y el impacto de las imgenespositivas, todo esconde la necesidad de sufrir. Los tiempos de la persecucin y la exclusin por lafe son cosas del pasado, cuando ramos una minora sin palabra en el destino de nuestros pases.Hoy somos poderosos!Con la vista obstaculizada por estas luces ilusorias de nen, muchos evanglicos hoy son tanciegos como los discpulos. Cmo podan ellos reconocer a un Seor que no ostentaba ninguna deesas armas? Pocos eran sus seguidores; y quin se mantuvo con l en su momento de mayornecesidad? Fue abandonado por todos incluyendo su propio Padreslo y ridiculizado. No podacontar con el poder de los nmeros. No haba posibilidad, tampoco, de derivar poder de susalianzas sociales cuando se haba rodeado de los nadies de la sociedad. Finalmente, no demostrpreocupacin alguna por la opinin que despertaban sus acciones, asociaciones y enseanzas.Lejos de impresionar con piropos, con frecuencia confrontaba y demandaba justamente a laspersonas que deba haber atrado a su campaa!Ya se acercan a Emas. La conversacin debe acabar. Jess hizo como que iba ms lejos. Peroellos insistieron: Qudate con nosotros, que est atardeciendo; ya es casi de noche. No pococomn esta invitacin: los caminos eran an ms peligrosos de noche. As que entr paraquedarse con ellos.La acostumbrada y esperada hospitalidad de los judos de aquellos das inclua compartir pan, noimporta cun avanzada fuera la hora. Las buenas costumbres hubieran demandado entregarle unpan entero, sin romper, a la visita. Pero ocurre otro reverso, y un repentino flashback a un aposentoalto, apenas das antes. Y aqu, en su casa, ellos son los anfitriones pero estando con ellos a lamesa, Jess, la visitatom el pan, lo bendijo, lo parti y se lo dio. Al instante se les abrieronlos ojos y lo reconocieron. Las vendas de la tradicin, las expectativas desviadas, el espejismo delpoder y la ideologa religiosa que les obstaculizaban la vista se caen de sus sorprendidos ojos yahora slo ahora-- logran ver al verdadero Mesas.Slo es all, alrededor de su sencilla mesa, compartiendo pan y comunin, que se cae la venda desus ojos y finalmente reconocen al Seor. En la comunin del pan partido y compartido. Un cuerporoto y entregado a favor de otros. Un Hijo que no retiene nada sino que se somete en amor a lavoluntad de su Padre y as contribuye a sus propsitos restauradores en su mundo. Un Hombrecuya amorosa obediencia lo ubica en el camino de la justicia e inaugura el Reino de Dios en latierra. En aquella noche Cleofas y su mujer se encontraron ntimamente con aquel a quien nohaban logrado reconocer a pesar de que les haba acompaado todo el trayecto. Dios, en Jess,estaba con l, estaba con ella. No les tocaba enfrentar el futuro solos. Podan disfrutar de lacomunin plena con su creador y salvador para siempre. Esas s que eran buenas noticias!Ah, Maestro... Pensamientos y palabras se confunden en alivio y entusiasmo. Debemos llamar a

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  • los vecinos. Celebremos nuestro re-encuentro. Qu tremendo que el Mesas est en nuestrohumilde hogar! Tengmoslo con nosotros para siempre. Pero el desapareci, narra Lucas. Noesper el halago y la fiesta. Es que tanto l como ellos tenan trabajo que hacer.Para ellos el primer trabajo era reconocer su ceguera. No arda nuestro corazn mientrasconversaba con nosotros en el camino y nos explicaba las Escrituras?, se preguntaron los unos alos otros No estaba gestndose el reconocimiento, alistndose a estallar dentro nuestro y aliviarnuestra carga? No oamos ecos de las palabras de nuestro Maestro cuando nos hablaba eldesconocido? No he venido para servir sino para ser servido, El Hijo del Hombre debe sufrirestas cosas y morir. El tercer da resucitar Este es mi cuerpo, entregado por ustedes. El lohaba dicho. Nos haba explicado estas cosas. Nos enseo. Pero no le habamos comprendido.Verdaderamente estbamos ciegos!Pero ahora nada sera igual. Sus acciones de aqu en ms no seran fruto del miedo y tampoco unmero activismo religioso ni caridad social. Sus pasos desde entonces seran fruto del loco amor deDios. Su misin surgira de su ntima amistad con el Dios de la vida.De regreso a JerusalnY ahora nada los puede retener! Ni la noche, ni los bandidos, ni temor al juicio o la persecucin.Su encuentro con el Seor crucificado, resucitado y viviente no les permite simplemente teorizarni filosofar intelectualmente ni es una experiencia mstica para disfrutar a solas. El encuentro conJesucristo es una experiencia profundamente misional. La comunin con l nos comprometeinevitablemente con la labor de Dios en su mundo. La conciencia de la presencia de Dios ennuestras vidas nos lanza a relacionarnos con otras personas y a participar de la obratransformadora de Dios en su mundo.As que, relata Lucas Al instante se pusieron en camino y regresaron a Jerusaln. Ahora no haytiempo que perder: deben reconectarse con los otros discpulos. No pueden guardarse las buenasnuevas para ellos solos. An si eso implica regresar a Jerusaln: a ese centro de poder que nohaba tenido espacio para su Seor. Jerusaln: la ciudad que haban abandonado condesesperanzada resignacin. All encontraron a los once y a los que estaban reunidos con ellos.Es cierto!decan. El Seor ha resucitado y se le ha aparecido a Simn. Pasaron de la alegra ala certeza: sus relatos coincidan! Los dos, por su parte, contaron lo que les haba sucedido en elcamino, y cmo haban reconocido a Jess cuando parti el pan. El recuento les fortalece laconfianza.Pero todava estaban ellos hablando acerca de esto, cuando Jess mismo se puso en medio deellos y les dijo: --Paz a ustedes. Qu otra confirmacin necesitaban? Jess, en persona, con ellosnuevamente. Y sin embargo, cmo responden los discpulos? Atemorizados, creyeron que veanun espritu recuenta Lucas Todava no crean Y Jess, con paciencia nuevamente se les revela, explicando quin es l y para qu vino al mundo:Porqu se asustan tanto? Por qu les vienen dudas? Soy yo mismo! Tquenme y vean; unespritu no tiene carne ni huesos, como ven que los tengo yo. Y les mostr las manos y los piesLuego comi delante de ellos y les abri el entendimiento para que comprendieran las Escrituras.Esto es lo que est escrito: el Mesas padecer y resucitar al tercer da. Las buenas nuevas devida y restauracin nacen en la matriz del sufrimiento. Y la victoria que l encarna no es la de unanacin sobre otra, la de ricos sobre pobres o poderosos sobre dbiles, sino el triunfo de la vida, elamor, la justicia sobre todo lo que conspira contra ellos.An ms: les explica quienes son ellos y para qu estn ellos en el mundo: Uds son testigos deestas cosas. Testigos, mrtires, personas llamadas a entregarse en vida y en muerte como lohiciera l, a favor del reino de Dios y su justicia. Pero no hay porqu temer. No estarn solos: elEspritu vendr sobre ellos y les otorgar poder de lo alto. Poder para seguir en sus pisadas, paravivir y morir por todo lo que l vivi y muri. Poder para sufrir. Poder para soportar la ineludibleinsatisfaccin que causan las distorsiones de nuestro mundo. Poder para caminar con esperanza.

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  • Poder para proclamar las Buenas Nuevas del justo reinado de Dios y para denunciar todo lo queatenta contra l.En Jerusaln y ms allY dnde quedamos nosotras y nosotros en este panorama? A qu somos llamados quienesdecimos conocer las Buenas Nuevas? Aprendamos junto con Cleofas y su esposa:1. Alejmonos de Jerusaln.Antes que nada, tenemos que aprender a alejarnos de nuestras Jerusaln, con todas suscegadoras pretensiones de poder, para encontrarnos verdaderamente con Jess y con otraspersonas. No es cosa sencilla librarnos de la expectativa de que el ministerio efectivo depende delpoder econmico, aun militar y poltico. Dentro de ese paradigma, evangelio e imperio van de lamano. Pero es paradigma de muerte, no de vida. No podremos vivir fielmente en Jerusalen si noestamos dispuestas y dispuestos a darle la espalda.2. Escuchemos TODAS las escrituras, no solo las partes seguras.Necesitamos compenetrarnos de todo el relato bblico y ver la accin del Dios trino desde lacreacin hasta la re-creacin. Si no, slo viviremos con caricaturas de Jess: Jess, mi Salvadorindividual y privado, mi talisman de buena suerte, mi password para la prosperidad --- yseguiremos incapaces de reconocerle en el camino de la vida. Comprender los propsitos de Diosy su accionar en la historia es pre-requisito para comprender nuestro lugar en cada momentohistrico particular.3. Abracemos el sufrimiento en lugar del consumo.El sufrimiento es una marca intrnseca de nuestro seguimiento al Rey Siervo. En nuestro ansiosoesfuerzo por garantizarnos inmunidad contra toda amenaza corremos el riesgo de convertirnos enlos monstruos que tememos. Intentando evitar el dolor, y para acallar todo atisbo de conciencia,nos envolvemos en una vorgine de consumo y construimos muros aislantes ms altos y mslargos. Todo es susceptible de ser comprado y vendido: zapatos y joyas, piedras y pensamientos,sexo y s, tambin personas. Compramos ms con la ilusin de vivir ms. Consumimos todo aunlos unos a los otrosde modo de no sentir los unos por los otros, para no sufrir nuestro quebrantocompartido. Y de tanto escapar nos hacemos insensibles al sufrimiento de millones en manos depocos.El Arzobispo salvadoreo, Oscar Romero, dijo una vez: Una iglesia que no sufre persecucinsino que disfruta de los privilegios y sustento de las cosas de la tierra no es la verdadera iglesia deJesucristo. La predicacin que no denuncia injusticia no es predicacin del evangelio. Unapredicacin que hace sentir bien al pecador, para que se sienta seguro en su condicin de pecado,traiciona el llamado del Evangelio (1/22/78). Romero vio. Romero predic. Y Romero, comoCristo, fue asesinado.4. Practiquemos una hospitalidad radicalEn tanto nuestros corazones, hogares y fronteras se mantengan cerradas, continuaremos ciegos a lapresencia de Dios entre nosotras y nosotros y a lo que significa seguirle. Fue solo en el pancompartido en la intimidad de su hogar que Cleofas y su esposa reconocieron a Jess. Quinesson hoy los peregrinos, inmigrantes, migrantes, que vagan necesitados de pan, de hogar, decomunin? Qu significar para nosotros y nosotras escuchar las voces enmudecidas por lamaquinaria de nuestra sofisticada sociedad tecnolgica? Como ocurri con las mujeres en laresurreccin, sus relatos muchas veces quedan escondidos, desacreditados como marginales einsignificantes. Qu significar partir hoy el pan con vctimas del VIH-Sidea, con nios de lacalle, con indgenas desechados, con todos aquellos a quienes el progreso no Jessha dejadoatrs?5. Identifiquemos nuestro acento y convirtmonos continuamenteOtro paso en el camino de la fidelidad es el auto examen a la luz de la revelacin de Dios. Una vezque reconocieron a Jess cuando parti y comparti el pan, los discpulos comenzaron a

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  • preguntarse cmo podan haber sido tan ciegos cuando tenan al mismo maestro frente a suspropios ojos.Yo crec en Buenos Aires, donde pensbamos que la gente de otras zonas de Argentina tenaacentos peculiares: uno ms musical, otro ms stacatto y as. En nuestra arrogancia, creamos quela nuestra era la nica pronunciacin neutra del idioma espaol. De manera similar, todas y todossomos rpidos para identificar los acentos y las evidencias de sincretismo en otras personas yotros contextos, pero somos muy lentos en reconocer que nosotros tambin tenemos prejuiciosculturales, paradigmas, valores y caractersticas tambin acentuadas que distorsionan nuestravivencia de la Buenas Nuevas. Con demasiada frecuencia, descansamos en el prestigio de grandesiglesias, instituciones teolgicas, casas editoriales, conferencias, los medios masivos, y litespara-eclesasticas. Envolvemos el ministerio cristiano en afluencia en un paquete de poder a talpunto que nos distanciamos de los otros y amordazamos el poder transformador del Evangelio.Slo nos resta confesar, como Cleofas y su esposa, lo lentos que somos en reconocer nuestrosacentos, arrepentirnos y convertirnos continuamente como individuos, familias, agencias,instituciones e iglesias. La fidelidad a Jess como Seor sobre todo lo que somos y tenemosdemanda un movimiento hacia estilos de vida ms sencillos, la reconsideracin de nuestradefinicin de necesidad y, como proclamara Romero: la denuncia del egosmo escondido en todocorazn, del pecado que deshumaniza a las personas, destruye familias y convierte al dinero, lasposesiones, la ganancia y el poder en los fines ltimos a los cuales aspira la persona6. Regresemos a Jerusaln como comunidad de otro ReySi el primer paso para los discpulos era abandonar Jerusaln y los espejismos de poder que ellarepresentaba, el encuentro con Jess ahora les enva de regreso a Jerusaln con nueva visin ynuevo propsito. Su fe renovada no pude esconderse en el anonimato de Emas. Deben confrontarlos poderes, aunque no en su estilo ni con armas propias, sino mediante el poder del EsprituSanto, quien construye y dota a una nueva comunidad de iguales, con relaciones interdependientesde respeto mutuo independientemente de posicin social, trasfondo tnico-cultural o gnero.Bajo qu poder y en nombre de quin hacen esto? viene la pronta censura de los lderes judos,celosos y amenazados por el crecimiento de la iglesia. La mera existencia de esta comunidad essubversiva, porque se anima a desafiar el sistema existente que genera y se alimenta de ladiscriminacin y la injusticia. Ronald Sider transpone el desafo a nuestro da:Cuando los lderes cristianos apelan al gobierno pidiendo cambio estructural, tienen mayorintegridad y poder si logran decir: Somos parte de comunidades cristianas que ya han comenzadoa vivir lo que estamos pidiendo que legislen. Nuestro llamado a favor de cambios en la polticapblica para implementar mayor justicia econmica slo tiene integridad si somos parte decongregaciones que ya estn comenzando a encarnar un estilo de vida sencillo que apunta hacia unplaneta ms justo y ecolgicamente sustentable. Nuestro clamor por el desarme nuclear y la pazinternacional slo tiene integridad si hay creciente paz e integridad en nuestras familias e iglesias.La iglesia es llamada, entonces, nada ms ni nada menos que a ser la comunidad del Rey Siervo,primeramente en Jerusaln. Valiosas como son las colaboraciones inter-eclesiales, las alianzasestratgicas y los vnculos internacionales, lo que necesitamos como evanglicos es escudriarnosa nosotros mismos y explorar hasta que punto estamos siendo esa comunidad local alternativa enmedio de los jalones de autonoma, individualismo, racismo, competencia, protagonismo,activismo, consumismo y falta de direccionamiento que tanto caracterizan a nuestra sociedad. Laaccin y la palabra fiel proceden del ser fiel. Lo pblico se sustenta en lo ntimo. La misin surgede la comunin con Dios.Inesperada y sorpresivamente, el loco amor de Dios llen de sentido y direccin la vida de Cleofasy su esposa aquella noche. Iban por el camino del desencanto. Pero por gracia de Dios la vendacay de sus ojos y reconocieron al Jess resucitado en la intimidad de su hogar, lejos de loscentros de poder, al compartir su pan. Y as se tornaron portadores de las Buenas Nuevas. Dios

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  • permita que tambin nosotras y nosotros compartamos nuestro pan, logremos reconocer lapresencia de Dios en nuestro medio, y nos hagamos parte entusiasta de su loco amor por sumundo.

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