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361 - El Gato Que Rie

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Libro de bolsillo 361 de la serie Selección Terror publicado en los años 80

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El gato que r?e

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EL GATO QUE RIE

Coleccin

SELECCION TERROR n. 361

Publicacin semanal

EDITORIAL BRUGUERA, S. A.

BARCELONA BOGOTA BUENOS AIRES CARACAS MEXICO

ISBN 54-02-025064

Depsito legal: B. 37.556 1979

Impreso en Espaa Printed in Spain

1 edicin: enero, 1980

Curtis Garland 1980 Texto Jorge Sampere 1980 CubiertaConcedidos derechos exclusivos a favor de

EDITORIAL BRUGUERA, S. A.

Mora la Nueva, 2.Barcelona (Espaa)Todos los personajes y entidades privadas que aparecen en esta novela, as como las situaciones de la misma, son fruto exclusivamente de la imaginacin del autor, por lo que cualquier semejanza con personajes, entidades o hechos pasados o actuales, ser simple coincidencia.

Impreso en los Talleres Grficos de Editorial Bruguera, S. A.Parets del Valles (N-152, Km 21,650) Barcelona 1980

El Gato sonri al ver a Alicia. Pareca tener buen carcter, consider Alicia; pero tambin unas uas muy largas y un gran nmero de dientes, de forma que pens que convendra tratarlo con el debido respeto.

Minino de Cheshire empez algo tmidamente, pues no estaba del todo segura de que le fuera a gustar el carioso tratamiento; pero el Gato sigui sonriendo ms y ms

Lewis Carroll, Alicia en el Pas de las Maravillas CAPITULO PRIMERO

Su nombre era Alicia Kendall, y acababa de cumplir los veinte aos.

No era, pues, una nia como la herona del famoso cuento de Lewis Carroll, que tanto xito haba tenido en toda Inglaterra desde su primera aparicin en 1865, por MacMillan Editores, de Londres. Sin embargo, el delicioso relato era su favorito, y ahora mismo estaba hojendolo, distrada, examinando las ilustraciones de Jonn Tenniel, que con el tiempo llegaran a ser clsicas, y complemento indispensable para leer la fbula creada por el reverendo Charles Lutwidge Dodgson, cuyo autntico nombre casi nadie conocera en el futuro, y s su seudnimo de Lewis Carroll.

Alicia Kendall era una joven dada a soar y a imaginar cosas, y en eso s se pareca a la Alicia del cuento, aunque ella nunca tuvo la ocasin maravillosa de encontrarse a un conejo presuroso a la orilla de un ro, y poder llegar, persiguindole, hasta el Pas de las Maravillas. Sus sueos deban, pues, limitarse como los sueos de tantos otros seres humanos, a imaginar que ms all de la rutina y la monotona de la existencia real, poda haber algo ms fantstico y divertido, infinitamente menos gris y aburrido que la vida cotidiana.

Ella pensaba en ello firmemente, y eso era como una especie de remoto resquicio de esperanza para una existencia que consideraba vulgar, carente por completo de emociones. La sola idea de imaginar que algn da pudiera ser herona o protagonista de algo realmente inslito y fascinante era lo que alimentaba en mayor grado sus ilusiones juveniles, aunque a veces el raciocinio se impona framente a toda ilusin, y terminaba por resignarse a que todo siguiera igual en aquella aburrida sociedad victoriana en la que haba nacido y crecido, rodeada de prejuicios, de represiones y de hipocresas.

Porque su mundo, cuando menos, era brillante. Eso deba ser ya algo para cualquier muchacha, porque Alicia no era de las que ocultaban voluntariamente sus ojos a la realidad, y saba que ms all del elegante East End donde ella resida con su familia, sus parientes y amigos, exista otro Londres infinitamente menos brillante y hermoso, ms triste y miserable, donde la gente viva rodeada de basuras, de suciedad, de hambre y de privaciones, en una de las sociedades ms injustas que se poda imaginar.

Sin embargo. Alicia no poda dejar de pensar en ese otro sector social, humilde, pobre y carente de lo ms indispensable que se hacinaba particularmente en zonas como Blackfriars, Spitalfields, Whitechapel e incluso parte del cntrico Soho.

A veces se preguntaba si ero justo que ellos dejasen sobras capaces de formar el festn ms maravilloso para cualquier habitante de ese otro Londres sumido en la ms abyecta pobreza, si era justo que su familia tuviera tres carruajes diferentes y varios tiros de caballos para pascar por Mayfair o por los alrededores de la capital, y si no les bastara con su casa de Berkeley, en vez de disponer, adems, de dos fincas amplias y suntuosas, una en Stratford On-Avon y otra en Folkestone, ambas con servidumbre numerosa, y casi nunca ocupadas en el ao ms all de un mes cada una de ellas. Era mucha la fortuna de los Kendall, los Wilkinson, sus parientes ms cercanos, o los Beadle, los ms lejanos, como lo era la de sus amigos ntimos, los Stonewall o los Forresham. Pero as estaba hecha la sociedad en la que ella haba venido al mundo, y no poda renunciar a ella slo por escrpulos de conciencia.

Tal vez por huir de ese mundo real que la angustiaba e inquietaba, se refugiaba tantas veces en la quietud de su biblioteca o en la soledad del jardn, para sumergirse en la delirante fantasa del relato de Carroll o de obras de ficcin, parecidas, casi siempre de una gran imaginacin, de hechos imposibles en lugares lejanos y maravillosos, como una evasin a sus propias limitaciones imaginativas.

Por entonces, precisamente, anunci su regreso de la India su to Gart.

Cuando Alicia supo que to Gart vena a Londres, sinti una emocin indescriptible. Estaba segura de que, con l, algo maravilloso y nuevo llegara a la casa. Sera como un soplo extico de renovacin fascinante. Vena de tierras lejanas, donde haba pasado aos de su vida, pero eso no era todo. Alicia recordaba bien a su to Gart, pese a que no haba vuelto a verle desde que tena diez aos. Los diez restantes, los haba pasado Gart Kendall entre los hindes, en el Imperio colonial, formando parte de una guarnicin fronteriza, enfrentada a los rebeldes independentistas, segn crea recordar Alicia por las cartas que, de vez en cuando, llegaban a Londres desde aquella remota tierra oriental. ltimamente, segn recordaba, to Gart haba sido capitn de los Khyber Riffles, hasta que una herida de guerra le tuvo hospitalizado un tiempo, y haban terminado por concederle la licencia y el retorno a la patria.

Dentro de un mes, aproximadamente, tendremos aqu a Gart haba dicho su madre, con tono complacido. Primo Gart nos llenar de historias fantsticas, de relatos increbles, estoy segura. Siempre fue as. Y viniendo ahora de la India, con ms motivos. Siempre ha sido un soador. Espero que nos haga pasar horas inolvidables.

Alicia se haba estremecido de gozo al or eso. To Gart era como esa esperanza lejana que ella haba alimentado secretamente tamo tiempo. To Gart, con su caudal inagotable de fantasa y sus experiencias vividas en un pas tan misterioso y fascinante, iba a ser como un soplo de aliento vital y fresco en su aburrida existencia, estaba segura de eso.

Desde ese da, cont impaciente las fechas, esperando que el tiempo transcurriera deprisa, y to Gart llegase cuanto antes a Londres.

Alicia Kendall no poda saber entonces que, junto con todo aquello que ella esperaba tan impaciente e ilusionada, un ramalazo de horror sacudira su vida con la tuerza de una tempestad sombra y terrible. Que no slo iba a adentrarse en un inimaginado mundo de fantasa sino tambin en un clima de angustia de terror, de sangre y de muerte.

Pero claro, cmo poda ella sospechar siquiera en esos momentos que tal cosa pudiera suceder?

Cmo imaginarse que los sueos de evasin de la Ingrata realidad Iban a convertirse en una pesadilla espantosa?

* * *

To Gart lleg a los treinta y siete das de anunciar su regreso.

Todos haban ido a esperarle al muelle. El buque de la Marina de Su Majestad hizo su arribada en medio de eran entusiasmo popular. Muchos hombres que prestaban sus servicios en ultramar, en las colonias del Imperio, regresaban a casa a bordo de aquel navo. Los haba licenciados, heridos e incapacitados para la lucha. Descendieron la pasarela en medio del entusiasmo popular.

To Gart no pareca sufrir herida seria alguna. Solamente cuando piso el suelo del muelle, Alicia advirti en l una ligera cojera, as como el bastn de caa que llevaba en su mano derecha, para apoyarse con mayor firmeza en tierra.

Eso no le hara perder arrogancia ni marcialidad. Su figura se mantena erecta, dominadora, y el sol de la India haba teido su piel de un color bronce oscuro, que haca realzar ms an el brillo vivaz de sus penetrantes ojos azul oscuro.

Mientras su madre y sus tos abrazaban a Gart con entusiasmo, Alicia se quedaba ms atrs, a la espera, mirando fascinada a aquel hombre todava joven, de sienes plateadas, de facciones viriles y atractivas, de mirada profunda y porte aristocrtico, que sonrea con facilidad, exhibiendo la blancura de sus dientes perfectos e iguales.

Por un momento, pese a todo ello, sinti cierta decepcin. To Gart era distinto en su recuerdo. Sin aquellas canas, sin aquel tono oscuro en su piel. Claro que entonces ella tena diez aos, y por tanto l tambin contaba diez aos menos y no haba estado sometido a un clima tropical. Ahora, to Gart casi le doblaba la edad. Eso, para una chiquilla que guarda un recuerdo romntico de su joven to, resultaba en cierto modo decepcionante.

De repente, se estremeci. La mirada de su to se haba fijado en ella.

Aparto a todos sin muchas contemplaciones, y camino resueltamente hacia ella, detenindose con expresin peculiar, su mirada muy fija en los ojos verdes de la muchacha.

T eres Alicia, verdad? y ms que una pregunta, era una afirmacin, tal como l lo deca.

S, to Gart afirm ella lentamente. Soy Alicia

Se qued inmvil, y la sonrisa asom a sus labios con mayor nfasis. Luego, de repente, la tom en sus brazos y la rodeo afectuosamente, mientras hablaba con tono dulce y carioso:

Mi pequea Alicia Mi sobrina favorita Te he recordado muchas veces, sabes, querida? Pero no poda imaginar ni remotamente que te hubieras vuelto tan atractiva, tan llena de encantos y ya toda una mujercita maravillosa.

Alicia no pudo evitar el enrojecer, al hablarle su to de aquel modo. Not el beso suave de l en su mejilla, y ella respondi con otro que roz la piel oscurecida y ms spera del rostro masculino.

No es una criatura encantadora, primo Gart? sonrea radiante su madre. Ya ha cumplido los veinte aos, lo sabas? Justamente hace dos meses

Veinte aos la mir largamente, con su amplia y cautivadora sonrisa. Dentro de pocos meses, sers mayor de edad, sobrina. Y podrs incluso elegir al hombre con quien quieras casarte sin necesidad de que te lo imponga prima Katherine, tu madre

Rieron todos, y Katherine Kendall, la madre de Alicia, se mostr alegremente escandalizada.

Oh, primo Gart, qu cosas dices protest. Alicia es una muchacha sensata, y sabe que cuando elija un hombre para casarse, ser el adecuado, y yo no podr oponerme, ni siquiera aunque decidiera casarse ahora mismo.

Veo que te tienen en un inmejorable concepto de muchacha formal y prudente ri tomando por un brazo a su sobrina, para aadir luego con gesto de reproche: Cosa que, por otro lado, me decepciona bastante. Nunca cre que una sobrina ma pudiera ser a la vez hermosa, inteligente, formal y prudente. Es demasiado horrible, querida. Si quieres ser feliz, trata de ser rebelde y anrquica. La sociedad de nuestro tiempo te sealar acusadora, pero t gozars de la vida, sin importarte los dems lo ms mnimo.

Gart! le reprendi su prima. Qu clase de consejos son los que das a tu sobrina? Si en Londres te oyen hablar as, son capaces de enviarte de nuevo a la India, para que no corrompas las buenas costumbres!

Tal vez haran bien en ese caso asegur con extraa seriedad repentina Gart Kendall. Luego ri, moviendo la cabeza, y mir a Alicia, que le contemplaba fascinada. Sabes una cosa? No dejes que Londres te cohba y te haga su esclava. Esta odiosa ciudad y su odiosa gente debera ser trasladada en bloque a la frontera hind o a las selvas donde mora Sher Khan1. As llaman all los nativos al tigre de bengala, lo sabas?

Lo he ledo en alguna parte, s. Creo que en un libro de aventuras

Te gusta leer?

Mucho. Sobre todo, temas de fantasa, to Gart.

Ah, la fantasa entorn soadoramente los ojos. Mal sitio este en que vives para dar rienda suelta a tu imaginacin, querida. Ya oste a tu madre. No se pueden corromper las buenas columbres. La fantasa es uno de los modos ms corrosivos de atacar a una sociedad decadente, aburrida e hipcrita como la nuestra

Ella rea, complacida de or en labios de alguien todo lo mismo que ella pensaba de cuanto la rodeaba, aunque ello escandalizara a su madre, primero cmicamente, pero ya ahora con cierta seriedad. No obstante, su to Gart pareca dar tan poca importancia al criterio de su prima Katherine como al del resto de la ciudad del Tmesis y la sociedad inglesa en general.

Fue una tarde encantadora para Alicia. To Gart se ocup ms de ella que de ningn otro miembro de la familia. Parecan compenetrarse ambos sorprendentemente, y su to volva a demostrar que, para l, pese al tiempo transcurrido, Alicia segua siendo su sobrina predilecta.

Cuando lleg la hora de la cena, varias historias maravillosas, vividas por el propio Gart

Kendall, all en tierras hindes, haban sido ya narradas a la joven, que, como hipnotizada, escuchaba la fcil palabra de su to con total abstraccin del mundo que la rodeaba

Y maana, querida Alicia, cuando baje al jardn a dar un paseo, charlaremos de mil otras cosas que te maravillarn sonri su to, llevndola de su brazo al amplio comedor de la mansin de los Kendall, donde se haba preparado ya la mesa como en las grandes solemnidades, con vajillas de porcelana de Lancaster y cubertera de plata con iniciales en oro. Porque, naturalmente, despus de la cena, los hombres nos reuniremos en el saln, a tomar una copa, fumar un cigarro y hablar cuatro estupideces, como indican las reglas. Por ser la primera noche, no quiero defraudar a tu padre ni a tus parientes. Pero, maana, volver a ser slo para ti, sobrinita, de acuerdo?

De acuerdo, to Gart! aprob ella, entusiasmada, con ojos brillantes de excitacin, pensando ya en las nuevas maravillas que al otro da brotaran de labios de su to, para presentar a los ojos de su imaginacin, una nueva y policromada imagen de un mundo que ella desconoca totalmente.

Y as qued convenido. Al otro da, se reuniran en el jardn, para continuar la charla. Esa noche, los sueos de Alicia estuvieron invadidos por fantsticos paisajes selvticos, cpulas blancas, turbantes sobre rostro morenos, y rugidos de fieras salvajes. En medio de todo ello, su to Gart, arrogantemente vestido con el uniforme de los Khyber Riffles, se enfrentaba a los rebeldes hindes y a un majestuoso y feroz tigre de Bengala.

En ningn momento apareci nada sombro ni si Diestro en su sueo. Y, sin embargo, la sombra de algo espantoso estaba ya tan cerca, que se cerna, invisible, sobre el lecho donde dorma la joven su agitado sueo de adolescente ilusionada.

CAPITULO II

Por ltimo, pens en cmo sera en el futuro esta pequea hermana suya, cuando se convirtiera en una mujer, y en cmo se conservara a lo largo de sus aos maduros el corazn sencillo y amante de su niez: reunira en torno suyo a otros pequeuelos futuros y les alumbrara los ojos con las maravillas de otros muchos y curiosos cuentos, quizs incluso con esas mismas aventuras de un ensueo ya lejano; sentira todas sus pequeas tristezas y se alegrara con sus pequeos goces, recordando su propia infancia y los alegres das del esto de antao. Fin de Alicia en el Pas de las Maravillastermin Gart Kendall con un suspiro, cerrando el libro que haba estado leyendo en voz alta Es fascinante, to Gart musit la joven, embelesada. Qu bien lees! Me ha parecido conocer el cuento por primera vez. Era como si todo lo que hay en sus pginas fuese totalmente real.

Su to se haba quedado pensativo, con el libro entre las manos. La maana era soleada, cosa bastante inslita para el otoo londinense, y la hojarasca ya amarilla iba cayendo por el jardn, como en una escena buclica extrada del principio o del final de aquel relato.

Lo has ledo muchas veces? pregunt de pronto, sin mirarla.

Qu? Alicia? Oh, claro que lo he ledo. Muchas veces. Lo conozco de memoria. Pero es diferente a como lo lees t. Esas voces, esos gestos Es como escenificarlo, to. Bueno, me hubiera gustado ser actor sonri l, encogindose de hombros. Le devolvi el volumen a su sobrinaA m no me gusta ese cuento.

No? ella abri mucho sus verdes ojos. Por qu?

No s Es como si me asustara un poco.

Asustarte? Alicia Kendall mostr su perplejidad. A ti? No hay aqu nada que asuste

S, claro que lo hay. Es un libro siniestro, dira yo. Todo lo que parece absurdo y divertido, en el fondo es inquietante. Como un sueo en el que las cosas perversas del mundo estn representadas por simbolismos que nada parecen decir. Es cuestin onrica, Alicia.

No te entiendo, to.

A veces soy difcil de entender sonri l, moviendo la cabeza. Te has imaginado realmente a alguien que est siempre diciendo en tono exigente: Que le corten la cabeza!? Y a una mujer cantando una nana que invite a pegar fuerte a un nio si se le ocurre estornudar? Y una merienda de locos, donde todos desvaran? Y un gato que re?

Que sonre, to, no que re le rectific suavemente ellaEs un juego ingenioso y nada ms. Todos sabemos que los quesos de Cheshire vienen en una caja con el rostro de un gato que sonre. El autor se burla de eso, es todo. Ya sabes lo que dice la Duquesa en el cuento: Es un Gato de Cheshire, por eso sonre el muy cochino

S, ya lo s. Conozco bien el libro. Pero sigo pensando que hay algo siniestro en l. Es una idea que me viene de hace tiempo, cuando lo le por primera vez. Entonces yo tena muy pocos aos. Piensa que hace veinticinco aos que se public. Lo le por aquellas fechas. Me dej un mal recuerdo. Lo encontr cruel, despiadado y maligno.

No haba pensado nunca en algo semejante musit Alicia, desorientada.

Bueno, dejemos eso cambi de tono jovialmente su to Gart, y la tom de una mano, hacindola levantar del banco. Hace una maana algo fra para permanecer aqu. Sin embargo, el sol es delicioso en esta poca del ao. Qu tal si salimos a dar un paseo en carruaje descubierto por Hyde Park?

Oh, magnifico, to Gart! palmote la joven alegremente.

Entonces, a qu estamos esperando? y tir de ella, decidido, encaminndose ambos a la puerta de la casa, para alcanzar Ja calle sin prdida de tiempo.

Poco despus, un calesn de alquiler les llevaba por los vericuetos de Hyde Park, en un apacible paseo matinal a la dorada luz del otoo londinense. Era todo tan buclico y tranquilo alrededor suyo, que Alicia Kendall no poda ni soar con la proximidad implacable de un horror futuro en el que iba a verse envuelta de modo alucinante, hasta conocer el paroxismo del pnico y de la angustia.

* * *

M querido to Gart, estbamos esperando todos vuestro regreso. Es que no recordabais ya que vena a comer con nosotros nada menos que lord Archibald Bersford?

Oh, cielos; lo haba olvidado por completo, primo Harvey! confes vivamente Alicia, dndose una palmada en la trente. Soy una temible despistada, sobre todo cuando la fcil charla de to Gart me hace olvidar de la realidad.

T siempre vives lejos de la realidad, prima Alicia ri de buena gana el joven Harvey Kendall, moviendo su rubia cabeza rizosa. Siempre has sido as, y me temo que sigas sindolo el resto de tu vida, primita

Hace bien, Harvey declar con cierta sequedad Gart Kendall. Despus de todo, preocuparse de una persona como lord Archibald Bersford, resulta mucho ms desagradable y molesto que quedarse al margen de tan incmoda realidad.

Qu te pasa, to? se extra su sobrino, ponindose serio al advertir el fro tono que haba empleado Gart al hablar. Parece que no simpatizaras demasiado con lord Bersford

Demasiado? gru Gart secamente. Yo dira que nada, sobrino.

Oh, ahora recuerdo que estuvo tambin destinado en la India, hasta hace tres meses, en que regres de all dijo Harvey, con su habitual tono voluble. Es que os ocurri algo durante vuestra estancia en las colonias, to Gart?

Mejor ser que no hablemos de eso cort agriamente Gart Kendall. Si nos esperan para el almuerzo, no les hagamos esperar ms. Vamos all.

Alicia no pudo dejar de notar durante la comida que efectivamente, el trato de lo Gart con lord Archibald Bersford, no poda ser ms fro ni ms seco, limitndose a la obligada cortesa que entre personas de su condicin era exigible, sin ir ni un paso ms all. Lady Anne Bersford tampoco recibi mucho mejor trato por parte de Gart Kendall, ni pareci ella sorprenderse por tanta frialdad.

Aparentemente, tambin su primo Harvey adverta esa falta de calor ambiental en la mesa, y slo Katherine, la madre de Alicia, pareca vivir totalmente ajena a lo que suceda en torno suyo. Selwyn, el padre de la muchacha, se hallaba ausente de Londres por motivos financieros, y era Gart quien, como hombre de ms edad de la familia, ocupaba su puesto ahora, junto a su prima Katherine.

En un momento de la comida, hubo un detalle particularmente tenso, que pareci a punto de desembocar en un incidente abierto. Fue cuando lady Anne se dirigi a Gart, preguntndole:

No sabe nada de su pariente Nathan Kendall ltimamente, Gart? He odo decir que tambin volva de la India, a la metrpoli, de un momento a otro.

Los ojos de Gart se clavaron framente en la dama. Esta haba hecho la pregunta en un tono ligeramente festivo, con una media sonrisa, que, a juicio de Alicia, tena mucho de irnica. De soslayo, la joven capt tambin un destello burln en los ojos de su esposo, lord Archibald, que no quitaba la mirada de Gart, como esperando su reaccin ante la pregunta.

Este enarc las cejas, y sus ojos se fijaron en los Bersford con una expresin que hizo temer a su sobrina lo peor. Era evidente que la mencin de Nathan Kendall haba crispado a Gart ms an de lo que estaba y que por una u otra causa, la sola presencia de su nombre en la reunin, haca a su to el efecto de un pistoletazo en el pecho.

Mi querida lady Anne, el joven Nathan Kendall puede haber regresado a Londres o haberse ido al infierno, sin que a m me preocupe lo ms mnimo su suerte.

Gart! terci Katherine, sorprendida por la reaccin de su primo. Cmo puedes hablar as de un miembro de la familia, aunque sea lejano? De acuerdo que Nathan es slo hijo adoptivo de nuestro primo Doyle, que lo es en tercer grado y que apenas tiene trato con la familia, pero aunque su sangre no sea la de un Kendall, su apellido s lo es.

Querida prima Katherine, he conocido en una ocasin a Nathan Kendall en la India, y te aseguro que no me quedaron ms ganas de volver a verle o de saber de l en toda mi vida cort secamente Gart, volvindose hacia ella. Y creo que lady Anne y lord Archibald lo saben tan bien como yo. Por tanto, la pregunta la encuentro algo impertinente, eso es todo.

Gart, ese comentario es ofensivo, en especial para mi esposa se soliviant lord Bersford, irguiendo su canosa cabeza con arrogancia ofendida. Supongo que no habr querido decir que ella puede ser una impertinente

Gart se contuvo por unos segundos. Sus ojos helados se clavaron en el aristcrata y, por un momento, Alicia temi lo peor. Con su cubierto en vilo, esper el desenlace de la tensa situacin, pensando que su to Gart iba a cometer una grave falta de correccin con unos invitados. Por su parte, algo sonriente. Harvey asista al duelo dialctico sin parecer alarmarse por l. Era obvio que le diverta la situacin, tanto como inquietaba y molestaba a Alicia.

Por supuesto, lady Anne dijo Gart con exquisita cortesa, inclinando su cabeza levemente. Jams estara en mi nimo ofender a una dama. Si mis palabras la pudieron molestar, las retiro y le pido mis disculpas por ellas. Cmo podra yo ofender a quien no pretende ofenderme a m con sus preguntas?

La indirecta era clara. Lady Ann se mordi el labio inferior, fingiendo enjugarse la boca con una servilleta para disimularlo. Pero ahora era ella misma quien estaba en situacin difcil, gracias a la esgrima verbal de Gart, y tuvo que dar marcha atrs, con aparente cordialidad.

No tiene que disculparse, Gart dijo, sonriendo forzada. No me ha ofendido lo ms mnimo, se lo aseguro. Si ese joven Nathan no es santo de su devocin, comprendo que le irritara su sola mencin. Es un error que no volver a repetir, se lo prometo.

Lo peor haba pasado. Gart Kendall salv la situacin con elegancia, pero Alicia estuvo desde ese momento profundamente intrigada. Qu poda molestar tanto A su to, para que una breve alusin a un pariente lejano y poco conocido, le irritase de tal modo?

La primera ocasin que tuvo para preguntrselo fue cuando ya no estaban lord y lady Bersford en la casa de Berkeley, y Gart paseaba por la biblioteca con un libro en sus manos y el gesto pensativo.

To, Gart, qu te pas esta maana? quiso saber Alicia, colgndose de su brazo. Por qu te desagrad tanto que mencionaran a ese pariente nuestro a quien ni siquiera conozco?

A Nathan? Gart la mir, ceudo, pero luego esboz una sonrisa algo forzada al responderle suavemente: No es una persona de honor. No merece ser un Kendall, eso es todo.

Le viste en la India, acaso? indag Alicia, llena de curiosidad an no satisfecha por el comentario ambiguo de su to.

S asinti Gart. Una vez. Una sola vez. Estaba en el Regimiento de Lanceros de Lahore. No me gust lo ms mnimo. No he vuelto a verlo, ni me preocupa SU suerte, aunque parece ser cierto que regres a la metrpoli mientras yo estaba hospitalizado en Kanpur con esa herida de la pierna. Por supuesto, no pienso confirmarlo en absoluto.

Ocurri algo con l, to Gart? Algo desagradable tal vez?

S, Alicia la mir fijamente, como si de pronto quisiera sincerarse slo con ella. Ocurri algo muy malo y esa pareja lo sabe perfectamente.

Te refieres a lord y lady Bersford?

Exacto. No les soy simptico ni ellos a m. Preguntaron por molestarme. Tuvieron mucha fortuna de estar en esta casa como invitados de mi prima Katherine, tu madre. En otro lugar, el incidente hubiese tenido otro desenlace, querida.

No vas a decirme lo que pas realmente entre t y Nathan?

No, creo que no merece la pena los ojos de Gart se enturbiaron. Es una historia nada edificante, Alicia. No te gustara. Prefiero olvidarla. Es lo mejor, creme.

Pero lord Bersford estuvo tambin en la India, y le acompaaba su esposa. Tienen que saber lo que paso, y lo hicieron a propsito para molestarte

As es. Ellos lo saben, ya te lo dije. Slo buscan hacerme dao. Lord Bersford fue diplomtico del Gobierno de Su Majestad en la India, y le acompaaba all su esposa. Fueron muy amigos del coronel Hawthorne, mi superior en el Regimiento de Khyber.

El coronel Silas Hawthorne? pregunt Alicia, sorprendida.

S, el mismo mir a su sobrina Le conoces acaso?

Le en los diarios, no hace an seis meses, que era condecorado personalmente por la reina Victoria, to Gart, en premio a sus merecimientos militares en la campaa contra los rebeldes hindes. Parece ser que fue un hroe nacional, all en las colonias, no es cierto?

S, lo fue asinti Gart, ceudo. Es tan buen militar como mala persona En fin, dejemos eso. No me gusta hablar de nada de ello. Ya te dije una vez que vale ms huir de la realidad. El mundo es una basura, Alicia querida. Mientras puedas, refgiate en los bellos cuentos que tanto te gustan. All, al menos, la maldad es ficticia, imaginaria. En la vida, esa maldad existe, es tangible. Y se ensaa con los dbiles.

T no eres dbil, to Gart.

A veces, hasta el ms fuerte comete una debilidad suspir su to, enigmtico. No me juzgues mejor de lo que soy. Podras llevarte un da un gran desengao, querida Alicia.

Contigo? No, estoy secura de que nunca ocurrir eso, to Gart. Eres maravilloso, lo s. Mejor que toda esa gente que te disgusta. Mucho mejor. No te preocupes por ellos. Ya viste cmo dieron marcha atrs los Bersford cuando t contraatacaste. Eso me result muy divertido. Les falt el valor para afrontar las consecuencias de su falta de tacto o de su malevolencia.

Gart la mir. Sonri, con una singular dulzura, acariciando los cabellos de su sobrina suavemente.

Eres encantadora, Alicia. Una muchacha maravillosa. Pura, limpia y sin maldad. Que siempre sigas as es todo lo que te disco. Para que sientas todas tus pequeas tristezas y te alegres con tus pequeos goces, recordando tu propia infancia y los alegres das del es to de antao

To Gart, cre que no te gustaba Alicia en el pas de las Maravillas ri ella con jovialidad.

Slo ciertas cosas de l, slo ciertas cosas se avino su to a admitir, mirndola risueo. Ya te dije que tambin hay maldad en sus personajes. No te fes de ninguno de ellos, como de nadie de cuantos te rodeen en la vida real. Slo de Alicia, la protagonista. Quiz porque, como t, adems de tener tu nombre, tiene algo de tu ingenuidad ante el mundo y ante los dems.

A veces no logro entenderte del todo, to Gart.

Mejor, querida. Mucho mejor sonri l, distrado, moviendo la cabeza.

* * *

Lord y lady Archibald Bersford se miraron en silencio, con expresin disgustada.

Viste la insolencia de Gart Kendall en el almuerzo de hoy? pregunt ella. Nunca me sent tan humillada, Archie.

Se mereca una respuesta adecuada gru su marido, asintiendo, mientras se peinaba las patillas ante el espejo. Pero ramos invitados de lady Kendall, y no podamos cometer una impertinencia as. Ese hombre me saca de quicio, Anne.

Viste de qu modo logr dar la impresin de que era yo quien se portaba groseramente con l? Incluso tuve que decirle que no tena por qu excusarse Hubiera dado aos de mi vida por poderle ver de rodillas ante m, pidiendo perdn entre lgrimas, maldito engredo!

Y pensar que podamos haberle humillado irreparablemente ante su propia prima y sus sobrinos, con slo recordar aquella noche en Lahore medit lord Bersford, mordindose el labio con reprimida ira. Era tan fcil pulverizarle Y, sin embargo, tuvimos que callar, como si l nos tuviera en sus manos, y no nosotros a l en las nuestras.

Ya viste cmo se puso al or el nombre de Nathan ri ella, despectiva. Es evidente que an no ha digerido bien la jugarreta.

Ni la digerir nunca. Ese documento le quema como un hierro ardiente, y seguro que dara la vida por recuperarlo. Pero no puede hacerlo, y eso le amargar cada vez ms. Tengo entendido que no slo ha venido a la metrpoli por su herida en la pierna, sino que ha solicitado la baja definitiva del ejrcito, basndose en motivos de salud.

Y se la han concedido?

No tendrn ms remedio, si alega su cojera y las fiebres que padeci el ao pasado resopl lord Bersford. S que el coronel Hawthorne ha hecho todo lo posible para retenerle en su Regimiento, pero no dio resultado.

Por cierto, Archie, sigue el coronel Hawthorne en Londres?

S, creo que s respondi distradamente su marido, tomando una levita del amplio y bien surtido armario ropero que tena ante s. De todos modos, esta noche podremos enterarnos en fiesta que da lord Edward. l tambin era buen amigo del coronel durante su estancia oficial en la India, recurdalo.

Muy cierto. No es lord Edward pariente cercano de los Kendall?

En efecto. Primo segundo de Katherine. Le contar lo sucedido hoy con Gart. Eso va a divertirla; ya sabes que estaba presente aquella noche

S, ya lo he recordado, querido asinti lady Anne. El, nosotros, el coronel, Nathan y sir Gregory Forresham de quien nada sabemos.

l estaba all an cuando regres a Londres Gart Kendall record su esposo. Recib carta suya cosa de dos semanas antes, recuerdas?

Oh, s. Es el nico que no ha vuelto, despus de todo aquello Lady Anne movi la cabeza, con gesto despectivo. Bien, olvidemos a Gart, ese patn. Ests ya listo, Archie?

Totalmente asinti l, mirndose en el espejo. Y t?

Me queda solamente elegir las joyas. Por favor, abrchame el vestido, ya sabes que me viene algo justo

S, querida asinti su marido, caminando hacia ella.

El armario ropero qued atrs, con las numerosas levitas y pantalones colgando de sus perchas. Lord Archibald jams hubiera pensado que, tras esas prendas, en la oscuridad del fondo del amplio mueble, unos ojos fros y malignos se fijaban en ellos obstinadamente, y unas manos enguantadas de negro, se apoyaban en dos de las levitas, entreabrindolas para ver mejor la iluminada estancia.

De uno de sus bolsillos, el desconocido observador extrajo un pequeo frasco de vidrio azul, cuidadosamente cerrado. De l penda una etiqueta atada al cuello del recipiente.

Lord Archibald Bersford comenz a abrochar con algunas dificultades el vestido de su rolliza esposa, que ltimamente haba engordado algunas libras. Se quej entre dientes:

T y tus condenadas golosinas Si sigues as, tendrs que cambiar todo tu vestuario, Anne.

Qu exagerado eres! se irrit ella, herida en uno de sus puntos ms sensibles.

Slo he engordado un poco por el clima de Londres, tan diferente a aqul, seco y ardiente, de la India. Si apenas pruebo los dulces ltimamente

Su marido no contest. Se limit a terminar su tarea con el vestido de su esposa. A espaldas suya, en esos momentos, una figura emerga lenta, sigilosamente, del fondo del armario. Una amplia capa negra envolva sus ropas, tambin oscuras, y las enguantadas manos no slo esgriman el pequeo frasco azul, sino tambin un revlver negro y de largo can que asestaba contra la espalda de ambos aristcratas.

Pero lo ms extrao y fantstico de aquel ser inquietante era su rostro.

Su cabeza era la de un felino de gran tamao. Un gato rayado de orejas en punta y mirada fija, verde y helada. Lo ms extrao de ese gato, sin embargo, es que rea. Una mueca sardnica estiraba su boca de tal modo que exhiba sus dientes en lo que pareca ser una sonrisa imposible.

La sonrisa de un gato.

Vulvanse, seores susurr una ronca voz brotando de la boca del felino gigante. Ni un grito, ni una voz o disparo.

Lord y lady Bersford se volvieron, asombrados y llenos de terror. La visin del extrao personaje vestido de oscuro, con cuerpo de hombre y cabeza de gato, gris y rayada, provoc un ronco grito de horror en lady Anne.

Luego se desplom en la alfombra, inconsciente, escapndose de sus dedos las centelleantes joyas que iba a poner sobre su cuello y orejas.

Dios mo jade lord Archibald. Qu significa esto? Quin es usted? Un ladrn de joyas, quiz? Puede llevarse cuanto desee, pero no nos haga dao

No disparar si no me dan motivo silabe la sorda voz que emerga de aquella increble cabeza de gato riente. Venga aqu, lord Bersford.

S, s asinti l, obediente, dominando sus temblores. Se acerc al intruso y le mir largamente, temiendo que aquel revlver s disparase en cualquier momento. Qu desea de m? Yo slo llevo mi anillo y mi reloj y cadena de oro en el chaleco. Puede tomarlo. No resistir, se lo garantizo.

Sena intil ri la voz, pareciendo dilatarse ms el rictus sardnico del rostro del felino sonriente. Lord Bersford, tome un sorbo de este frasco. Es un narctico que le sumir en un sueo profundo, muy profundo. Es todo lo que debe hacer, si quiere que no le clave una bala en el corazn.

Lo har, no se preocupe jade el aristcrata, tomando el frasco azul, que destap, ingiriendo una corta dosis de su contenido. Un fuerte sabor amargo invadi su boca, pero trag el lquido, pensando que sera mucho peor recibir un proyectil en el corazn que ingerir aquella pcima.

Muy bien el hombre felino recuper su frasco con rapidez. Es todo lo que quera, lord Archibald Bersford. Acaba usted de firmar su sentencia de muerte.

Qu qu es lo que dice? musit lord Bersford, palideciendo intensamente.

Ha tomado una dosis letal de un veneno activsimo extrado de plantas que usted conoce muy bien, que se dan fcilmente en la selva hind Le promet no disparar, y lo he cumplido. Lo que no promet, fue no matarle, lord Archibald.

Dios mo, no se llev una mano a la garganta, sintiendo un repentino fuego, seguido por un fro febril, que sacuda su ser Una repentina paralizacin muscular iba atrofiando parte de su organismo con rapidez. No quiero morir No, por favor

Ya nadie podra evitarlo dijo el gato riente. Nadie. Ni podr evitar nadie que su esposa le acompae en ese viaje a la eternidad.

No, ella no. No, no lo haga solloz el noble, cayendo de rodillas, jadeante en la alfombra, y alzando pattico sus brazos. Por qu por qu esto?

Lord Bersford, tiene derecho a saberlo, antes de viajar a la nada y una mano del intruso, tras guardar el revlver, aferr las orejas de gato y tir de ellas. La mscara, en forma de caperuza se arranc de su rostro. Era una simple cabeza de felpa gris, con las facciones de un extrao gato riente. El rostro del asesino apareci ante el agonizante aristcrata. Mreme ahora, puede verme bien?

Usted mascull l con profundo horror y asombro. Us ted

Cay de bruces, con un estertor. El efecto del poderoso veneno alcanz su corazn. Qued inmvil, no lejos de su esposa. El asesino se aproxim a ella. Verti en sus labios unas gotas del contenido del frasco azul. El lquido resbal al interior de su boca. Gorgote en la garganta, al ser engullido por la inconsciente dama.

l se incorpor. Se ajust de nuevo la mscara. Puso el frasco azul junto a los cuerpos. Y camin hacia el amplio ventanal. Se volvi un momento nada ms, para contemplar la escena. Lady Anne se agitaba convulsa, sin haber vuelto en s. La sonrisa del gato pareca ms siniestra que nunca

Despus, sali al exterior. El jardn y la noche, engulleron al misterioso asesino con rostro de felino.

Junto a los dos aristcratas muertos, quedaba como huella de su pase un pequeo frasco azul con una etiqueta colgando del cuello, donde deca simplemente: Drink me.

CAPITULO III

Drink me. Simplemente eso: Bbeme. Y bebieron, lo cual resulta an ms increble. Saben qu bebieron? Veneno. Un veneno activsimo, capaz de matar en segundos con unas pocas gotas.

Y el inspector de polica dej de hablar, para reanudar sus paseos por la estancia, con las manos cruzadas a la espalda.

Alicia Kendall y los dems le contemplaron en silencio. Resultaba poco frecuente que un hombre tan joven fuese inspector de Scotland Yard, pero as era en este caso, y as haba que aceptarlo. Otras cosas haba que sorprendan ms, mucho ms, a los presentes.

En especial, a Alicia. Por ejemplo, aquel comentario del inspector Ian Laine, de la polica londinense, que le haba trado un vago y extrao recuerdo, algo que no tena el menor sentido.

Bbeme. Dnde haba odo ella antes ese trmino, unido a un frasco de algo? Dnde?

Asesinados por tanto murmur Katherine Kendall.

Exacto. Asesinados en su dormitorio, cuando se estaban preparando para ir a una recepcin dada en su residencia por lord Edward Wilkinson.

Lord Edward? Mi pariente? se sobresalt ella.

S, lady Kendall afirm el polica, parndose ante da. Su pariente. Por eso estoy ahora aqu. Por eso, y porque el matrimonio Bersford estuvo almorzando ayer con ustedes, no es cierto?

Muy cierto asinti Katherine, inclinando la cabeza, con expresin angustiada. Y pensar que era la ltima vez que bamos a verlos vivos

Por qu cree que podemos ayudarle en algo, inspector, por la simple razn de que ellos fuesen nuestros invitados ayer? la pregunta la haca, con voz tranquila y sin emocin Gart Kendall.

Por ello mismo, seor. Ustedes eran amigos, lo han sido durante aos. Les conocan lo suficiente para poder ayudarnos en este asunto. Siempre podran saber si ellos tenan enemigos, si alguien poda odiarles hasta el punto de desear su muerte

Eso es muy difcil, inspector mene la cabeza Katherine, negativamente. Nuestra relacin con ellos era puramente social. Por supuesto que nadie, en nuestro ambiente, es lgico imaginar que fuese capaz de algo as. No slo con ellos sino con nadie. Por qu no suponer que fue algn merodeador, algn ladrn o cosa parecida?

Por una razn muy sencilla, seora suspir el polica, con un asomo de sonrisa. Porque al lado de ambos cadveres haba una autntica fortuna en joyas, que el asesino ni siquiera toc. Eso excluye terminantemente el mvil del robo. Ni siquiera el reloj y cadena de oro de lord Bersford, o su grueso anillo con un diamante, fueron objeto de la codicia de agresor. En el frasco no parece haber otras huellas que las del propio lord Bersford, prueba evidente de que l tom el recipiente de manos de su asesino, y prob el veneno, quizs obligado por ste. Luego el criminal tuvo una accin rara y poco explicable: molestarse en dejar tranquilamente el frasco junto a los cadveres, con esa extraa etiqueta adherida de vidrio azul. Prueba evidente de que se march con toda tranquilidad, sin prisas y sin que nada le hubiera impedido quedarse con tan costoso botn.

Y todo eso, inspector, adnde nos lleva, exactamente? quiso saber Gart, impasible.

Los ojos del polica se volvieron hacia l. Ambos hombres se miraron fijamente.

Nos lleva a una conviccin, seor Kendall dijo con lentitud el inspector Laine. Que el envenenador slo deseaba la muerte de sus vctimas. Por la razn que fuese, slo eso. Por ello busco un posible motivo: odio, una venganza, cualquier causa menos el lucro personal, eso es evidente.

Extrao suceso coment Harvey Kendall, interviniendo en la conversacin. Lo ltimo que hubiera podido imaginar es que los Bersford fuesen a morir el mismo da en que fueron nuestros huspedes, inspector. Recuerdas lo que hablamos, to Gart? Vinieron de la India, como t mismo, para ir a encontrar la muerte en el tranquilo Londres y no en la revuelta colonia britnica

Usted ha prestado su servicio en la India, seor Kendall? se interes el polica volvindose hacia l.

No se nota en mi tez, inspector? sonri Gart.

En efecto. Y tambin en la de lord y lady Bersford. Qu motivo les llev a ellos tan lejos de la metrpoli?

Un cargo diplomtico en Lahore explic Gart, encogindose de hombros. Eran muy amigos de mi superior, el coronel Hawthorne.

El heroico coronel Hawthorne, condecorado por su Majestad la reina? puntualizel polica, curioso.

El mismo asinti Gart. Un bravo militar. Duro como el diamante e inflexible en la disciplina. Le conozco bien, inspector Laine.

S, lo supongo. Tratar de verle, puesto que era amigo de los Bersford. Podra caber en lo posible que las causas de su muerte estuvieran en algo sucedido tiempo atrs en la India, ya que llevaban poco tiempo de residencia en Londres en la actualidad.

Es posible que fuera as convino Gart, indiferente. Debo confesarle que, personalmente, nunca simpatic con los Bersford.

Por qu motivo, seor Kendall? indag vivamente Ian Laine.

Cuestin de caracteres. No me gustaba su modo de ser. Eran malintencionados, les gustaba criticar a los dems, meterse en asuntos ajenos. Y tambin eran bastante hipcritas.

No les deja muy bien parados sonri Laine.

Lo siento. El hecho de que hayan muerto, no me induce tampoco a hablar bien de ellos. No me gusta ser compasivo con los difuntos, la verdad.

S, entiendo los ojos perspicaces, de un gris pizarroso, del joven inspector Laine, se fijaron en Alicia con cierto inters. Usted no tiene nada que decir, seorita Kendall?

No, me temo que no suspir la muchacha tristemente. Slo que

Qu, seorita Kendall? la alent amablemente el polica.

No s Ha sido una repentina sensacin al orle hablar de ese doble crimen. El veneno, el frasco, esa etiqueta que dice Bbeme Me son a algo familiar, pero no logro localizarlo. Me siento confusa. Ha sido una noticia tan terrible, despus de todo

Alicia en el Pas de las Maravillas.

Qu? Alicia le mir asombrada, abriendo mucho sus grandes ojos azules. Qu es lo que ha dicho, inspector?

Alicia en el Pas de las Maravillas sonri el polica, al repetirlo Lo ha ledo alguna vez?

Cielos, mucha el estupor se convirti en perplejidad en el rostro de la muchacha. Luego se irgui, enrojeciendo excitada al hablar en voz alta, casi gritando: S, eso es! Alicia! Ahora recuerdo Encima de la mesa, un pequeo frasquito y alrededor de su cuello tena colgado un cartelito de papel con la palabra Bbeme Y Alicia prob su contenido

Y de ese modo Alicia se redujo hasta medir slo diez pulgadas de estatura, y pudo entrar en la madriguera del conejo que tena prisa complet, con una sonrisa el inspector Laine, asintiendo. Exacto, seorita Kendall. Veo que recuerda muy bien el cuento3.

Es mi favorito, inspector.

De veras? los ojos grises chispearon, fijos en ella, con simpata. A m tambin me gusta bastante. No pude dejar de fijarme en la semejanza de la situacin con el primer captulo de Alice in Wonderland. Claro que todo es diametralmente opuesto, pero ese detalle del frasquito de veneno En fin, como una versin siniestra del cuento. Tal vez el asesino est loco. O quiz slo se trate de una casualidad.

Pero lo cierto es que no saben nada de ese asesino apunt Gart con calma.

No, nada admiti Laine con un encogimiento de hombros. Por eso estoy aqu ahora, seores. Esperaba que su colaboracin pudiera ayudarme. Pero salvo entrar en conocimiento de que los Bersford no eran demasiado simpticos, poca cosa en claro ha llegado a concretarse.

Nos hubiera gustado que no fuese as suspir Katherine. Pero qu podamos saber nosotros sobre los posibles mviles de un asesinato tan horrible y absurdo? Nuestro trato con los Bersford no era tan profundo como para conocer su intimidad, las posibles causas de un crimen del que ellos fueran vctimas.

Y menos an, cuando el asesino tiene el suficiente sentido del humor para utilizar el primer captulo de Alicia en el Pas de las Maravillas, en el cometido de su plan criminal, inspector sonri con cierto cinismo Gart Kendall.

Muy cierto, seor Kendall de nuevo los ojos sagaces del joven polica se fijaron en Gart con curiosidad e inters. Tambin a sus labios finos aflor una sonrisa tenue cuando aadi, pensativo: Sentido del humor, ha dicho usted. Eso es cierto. No se me haba ocurrido ver la cuestin por ese lado, sinceramente. S, creo que adems de fro y desalmado, nuestro asesino tiene un indudable sentido del humor. Por cierto, seorita Kendall, no es Alicia su nombre de pila?

Hizo esta pregunta bruscamente, volvindose a la joven. Ella enrojeci, como pillada por sorpresa en una travesura y tard algo en reponerse y tartamudear, mirando al inspector Laine con embarazo:

S si, inspector Pero yo no he matado a los Bersford

El polica lanz una breve carcajada y asinti, risueo.

Por Dios, seorita Kendall, qu ocurrencia la suya! Era solamente un comentario sin importancia.

Pero despus de lo que se ha hablado aqu, inspector, mi sobrina tena razn para sentirse vagamente acusada, no cree? sugiri Gart, malicioso.

No s, tal vez Ian Laine mene la cabeza. Le aseguro que no lo pretend en ningn momento. Fue una simple asociacin de ideas. Adems, yo no he dicho que, por ser este crimen una especie de siniestra parodia de un captulo del cuento, tenga que ser Alicia, su personaje principal, el culpable. Podra ser cualquier otro personaje de mismo. Ella, a fin de cuentas, es la inocencia personificada.

Siguiendo esa divagacin, inspector, por qu personaje de Alicia se inclinara usted para sealarle como culpable de un doble crimen? pregunt Gart, irnico.

Podran ser muchos se encogi de hombros el inspector. La Duquesa, la Reina, la Liebre o el Sombrerero e incluso la Langosta o el Griffo.

Y por qu no el Gato? sugiri, mirndole fijamente, Gart Kendall.

El Gato el polica enarc las cejas, sin dejar de mirarle. S, por qu no? El Gato sonriente. El Gato de Cheshire, no es cierto?

El gato es un animal astuto, solapado y hasta cruel sugiri el to Gart, mientras todos los ojos se fijaban en l, muy en especial los de Ian Laine y los de Alicia. Un Gato que adems, sonre, es capaz de todo, no cree, inspector?

Quiz suspir el joven polica, con un movimiento de cabeza escptico. Creo que estamos desorbitando un poco las cosas, seor Kendall. Dos asesinatos no son un juego ni una charada. Sea quien sea el personaje que ha adoptado al asesino, no hay duda de que tras esa parodia macabra se oculta una inteligencia criminal bastante peligrosa.

S, eso parece evidente admiti Gart, encogindose de hombros. Le deseo suerte en su captura, inspector.

Gracias. Voy a necesitarla se irgui, dando la entrevista por terminada. No les molestar ms por el momento, seores. Si llegasen a recordar algo de cierto inters, relacionado con los Bersford, no se olviden mencionrmelo en cuanto puedan.

As lo haremos, inspector prometi Katherine Kendall. Pero mucho me temo que ello no sea nada fcil.

El polica se retir tras un corts saludo a todos. Alicia suspir, al verle salir de la residencia de Berkeley:

Qu polica ms joven y guapo! No cre que hubiera hombres as en Scotland Yard.

No deja por ello de ser un polica replic su to secamente.

Tienes algo contra los policas, to Gart? sonri Harvey, malicioso.

Nunca me gustaron confes GartNo existe una razn concreta para ello, pero no me caen simpticos.

A propsito de simpata, por qu no mencionaste al inspector tus escasas simpatas por los Bersford to Gart, as como el incidente de ayer durante el almuerzo? indag su sobrino con el mismo tono perverso de antes.

Su to le fulmin con la mirada al responder:

Porque no tiene la menor importancia. Despus de todo, l busca a un asesino, no a una persona que sintiera ms o menos antipata por las vctimas No se mata a nadie por discutir en una mesa durante unos momentos, Harvey sobrino.

Pero an no sabemos por qu discutisteis ayer ellos y t ri Harvey.

Ni tienes por qu saberlo Es asunto mo, y nada ms. Si sospechas que yo tenga un motivo para haber deseado la muerte de lord y lady Bersford, por qu no lo hablaste antes con el propio inspector?

Era slo una broma, to Gart protest Harvey molesto.

Pues gurdate tus bromas. Yo slo tengo sentido del humor con el que no destila veneno, sobrinito. Tus comentarios no me gustan nada. Tenlo en cuenta en lo sucesivo.

Y abandon la estancia, dejando sorprendidos a todos, incluida Alicia. Katherine se volvi a su sobrino Harvey con cierta acritud en su rostro suave y aristocrtico.

Harvey, nunca escarmentars. Mucha gente te encuentra impertinente, y con razn. No me gusta que discutas con tu to en mi presencia. En realidad, no me gusta que nadie de mi familia discuta aqu, bajo este techo; est claro?

S, ta Kathy respondi Harvey, mordindose el labio inferior. Est muy claro. No debes preocuparte. No volver a ocurrir, te lo garantizo. Pero lo cierto es que en la familia Kendall, slo yo me veo siempre relegado o censurado. Con eso de ser el pariente pobre y el que no tiene otra familia que sus tos

Harvey! le reproch Katherine con sorpresa. Es injusto lo que dices. Desde que tu madre y tu padre, mi hermano, faltaron, has sido como un hijo para nosotros, como el hermano que Alicia nunca tuvo. Cmo puedes, por tanto, hablar as de nosotros?

Lo lamento, tamusit el joven Harvey, confuso, bajando la cabeza. Creo que me ha puesto un poco nervioso la muerte trgica de los Bersford y la visita de ese polica. Te ruego me perdones. No quise decir eso. Luego ir tambin a pedirle perdn al to Gart. Lo siento mucho, palabra. No volver a decir una tontera as, ta Kathy.

Y tambin l abandon la estancia, con la cabeza baja evidentemente confuso y avergonzado.

Una vez a solas, madre e hija se miraron largamente en silencio. Katherine apareca disgustada con los incidentes habidos en la casa. Alicia fue a ella, la rode con sus brazos y bes su frente, cariosa.

Harvey tiene razn dijo. Nos ha trastornado un poco todo eso. Ha sido tan horrible, mam

S, hija ma acarici con ternura los cabellos color miel de su hija. Horrible. Muchos crmenes como se suceden da tras da en landres, pero no llegamos a impresionamos porque desconocemos a sus vctimas.

Cuando son gente conocida la que cae vctima de una violencia semejante, no puede una por menos de sentirse deprimida, angustiada, aunque sean personas como los Bersford, que no resultaban demasiado simpticos a nadie. Pero eran seres humanos, y resulta espantoso imaginar que alguien les quit la vida as, brutal e inesperadamente

Alicia se estremeci, cerrando sus ojos. A travs de la vidriera del saln, vio a su to Gart paseando por el jardn posterior de la casa, rodeado por la alta verja de la propiedad.

Pareca cabizbajo, pensativo. Su rostro mostraba una gravedad desacostumbrada en l. A Alicia le result extrao imaginar que estuviera as solamente por su breve incidente con Harvey, su sobrino.

Algo le ocurra, pero qu poda ser? El, siempre tan locuaz, tan afable y risueo

Mam, voy a dar una vuelta por el jardn dijo de pronto, impulsivamente.

Su madre alz los ojos. La mir. Luego mir a la vidriera. Descubri a su primo Gart, parado bajo un rbol, con las manos a la espalda, absorto en sus pensamientos.

Por qu no dejas solo a tu to Gart? la sugiri suavemente.

Oh, pues de pronto enrojeci de nuevo, como en el momento en que el joven inspector Laine le haba preguntado su nombre. Bueno, ya sabes que lo paso muy bien a su lado. To Gart es encantador, maravilloso

Alicia, me encanta que quieras tanto a tu to, pero por qu no piensas en salir con tus amigas, con los muchachos, en vez de permanecer pegada a un hombre que te dobla la edad, aunque sea tu to y le admires tanto?

Mam se extra Alicia, clavando en ella sus claros ojos asombrados. To Gart es diferente a todos los dems. El, para m, no es un hombre. Es slo to Gart.

Pero, pienses lo que pienses, l es un hombre, querida ma. Y mucho mayor que t. Est bien que te deleiten sus fascinantes relatos, su facilidad de palabra y su amplia cultura, pero de eso a estar siempre a su lado hay una diferencia. Deja ahora que l pasee y medite a solas sobre sus propias cosas. No todo en su vida ha sido agradable ni maravilloso, Alicia. Su propia poca final en la India tuvo mucho de difcil para l. Slo que l nunca habla de sus problemas personales, para no preocupar a los dems. Pero los tiene y los tuvo. Es justo que quiera quedarse alguna vez a solas consigo mismo.

Alicia apret los labios. Las palabras de su madre la haban causado un profundo disgusto. Y tambin una honda decepcin.

Est bien dijo con cierta sequedad. Seguir tu consejo, mam. Voy a salir con mis amigas esta tarde.

Y subi rpidamente a la planta alta. Su madre se qued mirando la escalera, con expresin ensombrecida Movi la cabeza con tristeza, y lanz un breve suspiro.

La puerta vidriera se abri a su espalda. Entr Gart en la habitacin con paso lento y aire distrado. Mir en torno, pensativo.

Ests muy sola, Kathy le dijo dulcemente.

S sonri la madre de Alicia. T tambin.

Estaba pensando en mis cosas. Ese jardn tuyo es delicioso. Uno se siente mucho mejor cuando ha estado en l unos minutos.

Deben ser las flores de detrs del seto divag Katherine Kendall. Huelen muy bien.

S, mucho admiti Gart. Pero no son slo los olores. Hay paz, quietud. Es como un remanso donde uno puede serenar sus nervios y ver las cosas con mayor optimismo.

Gart, querido primo habl ella de pronto.

S? l se volvi a mirarla, como si se pusiera en guardia contra algo.

No vas a contarme qu te ocurri ltimamente en la India?

Ya sabes lo que me ocurri. Me hirieron de un disparo en una pierna, durante una escaramuza con los nacionalistas. Mc hospitalizaron. Y luego ped la baja del ejrcito y volv a la metrpoli

Es eso cierto, Gart? No te habrn expulsado del ejrcito, como alguien rumore en Londres en das pasados?

Imagino que eso sera obra de alguna lengua venenosa replic agriamente Gart, endureciendo sus facciones. Si quieres, cree en mis palabras. Si no, all t, prima Kathy. No pienso hablar ms del asunto. Ni contigo, ni con nadie.

Y dio media vuelta, saliendo de la estancia. Pero esta vez no iba al jardn. La puerta de la casa produjo un spero sonido, al cerrarse de golpe.

Dios mo murmur Kathy, nuevamente a solas, moviendo su cabeza con pesar. Es un mal da para todos nosotros, los Kendall. O hablamos de ms o nos sentimos demasiado susceptibles. O ambas cosas a la vez.

CAPITULO IV

El resultado del anlisis no ofrece dudas. Es un veneno vegetal, inspector. Muy activo. Procede de una planta que no se cultiva en las Islas Britnicas, ni tan siquiera en Europa.

Dnde, entonces, superintendente? se interes el inspector Ian Laine.

En el norte de la India inform el superintendente James Wallace, de Scotland Yard.

El norte de la India repiti lentamente Laine, arrugando el ceo. Sus grises pupilas brillaron excitadas. All estuvo destinado lord Archibald Bersford como agregado diplomtico de Su Majestad. Y su esposa le acompaaba.

Cierto convino el superintendente. Ya hemos comprobado eso, inspector.

Otras personas, amigas de los Bersford en mayor o menor grado, tambin estuvieron en esa parte de la I India, concretamente en Lahore.

Quines?

El coronel Silas Hawthorne, muy amigo de los Bersford y frecuente anfitrin o husped de ambos, jefe del destacamento de los Khyber Riffles de esa zona, donde, prest tambin sus servicios como oficial hasta hace poco tiempo, en que caus baja en el servicio activo por lesin, Gart Kendall. Un hombre que no simpatizaba demasiado con las vctimas al tampoco con su superior, el coronel Hawthorne.

Curiosas circunstancias, no cree? Estn esos dos caballeros en Inglaterra en el presente?

Los dos, superintendente Wallace. Por cierto, Gart Kendall tiene una joven y bella sobrina, llamada Alicia

Y? enarco las cejas el otro polica, inquisitivo.

Recuerda los detalles del doble crimen? El frasco con la etiqueta y todo eso. Es como una parodia monstruosa del primer captulo de Alicia en el Pas de las Maravillas.Oh, entiendo Una singular casualidad, no?

Sin duda. Ella tambin conoce bien el cuento.

Que anglosajn, y ms si es joven, no ha ledo el libro de Carroll, inspector?

Cierto. Gart Kendall tambin lo ha ledo en su juventud, sin duda. Mencion al Gato como posible autor del crimen.

El Gato? refunfu el superintendente estupefacto. Qu broma es sa?

Un fuego de palabras, dada la posible intencin del criminal de escenificar a su modo el cuento de Alicia, seor.

Cree usted que el asesino es un loco? sugiri Wallace, a la vista de esos comentarios.

Posiblemente. Pero no podemos estar seguros de eso. Si no existe motivo para matar, ser un acto de locura. Sin embargo, an no sabemos si ese motivo existe.

He investigado a fondo la vida de los Bersford. Eran ellos solos. Sin parientes ni familia de ninguna clase. Por tanto, una vez muertos ambos, su fortuna pasa ntegra a obras de beneficencia, conforme dejaron escrito en su testamento. No hay beneficiarios de su muerte. Es un poderoso motivo que se diluye, inspector Laine.

Lo sospechaba. Tambin se diluy desde un principio el afn de lucro por simple robo. Haba joyas por valor de ms de trescientas mil libras en aquella casa. Y dos mil libras en un cajn de la cmoda. Nadie toc nada. Ni se molestaron siquiera en buscarlo.

Por tanto, si hay otra razn, ha de ser necesariamente de tipo muy distinto al econmico. Por cul se inclinara usted, Laine?

Por el odio.

Por el qu?

Odio, superintendente. Gart Kendall los calific muy duramente. Para