17

4. Cuestiones morales Bioética

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Ensayo sobre eutanasia y síntesis de lecturas acerca de bioética.

Citation preview

Page 1: 4. Cuestiones morales Bioética
Page 2: 4. Cuestiones morales Bioética

UNIVERSIDAD DEL ISTMO

Facultad de Educación

MAESTRÍA EN EDUCACIÓN DE VALORES

ASESORÍA ACADÉMICA PERSONAL

ASESORA:

Licda. Mirna de González

ÁREA: Cuestiones Fundamentales

TEMA: Cuestiones morales actuales I

ALUMNA:

Ing. Ingrid Karina Zapata de

Ajpop

CARNET: 53 - 05

TRIMESTRE: II

PLAN: Sábado

Guatemala, 10 de septiembre de 2005.

Page 3: 4. Cuestiones morales Bioética

INTRODUCCIÓN

Podemos decir que el término “Bioética” es relativamente reciente,

aunque el contenido que engloba se remonta a tiempos anteriores. A

mediados del siglo pasado, se abrió el campo a la manipulación del

genoma humano, la liberación sexual se vio apoyada por la píldora

anticonceptiva, apareció la diálisis renal, el desarrollo de las Unidades de

Cuidados Intensivos y, en general, se comenzaron a sentir en el

ambiente los efectos del avance tecnológico, generando un clima de

inquietud, una sensación de que algo se escapaba del control humano,

por lo que se fue creando la necesidad de estudiar, analizar y enfrentar

estos problemas desde una perspectiva ética.

La Bioética pretende establecer un puente entre el conocimiento

biológico (bio) y los valores humanos (ética), de manera que esta

disciplina nos abre un interesante campo en donde, sin negar la

importancia de los hechos de la ciencia, se busca el rescate y la

preservación de los valores morales.

En este trabajo se presenta un ensayo sobre el tema de la “Eutanasia”,

el cual ha sido especialmente controversial en la actualidad, y al

finalizar, se expone una síntesis sobre diversas lecturas sugeridas

referentes a la Bioética.

Page 4: 4. Cuestiones morales Bioética

DESARROLLO

EUTANASIA: ¿Justificación para matar?

La eutanasia es un tema que ha desatado grandes polémicas en la

actualidad. Quienes están a favor de la eutanasia, argumentan que son

los únicos “dueños” de su vida y que tienen el pleno derecho a decidir

cuándo y cómo morir. ¿será que debemos aceptar la eutanasia como un

buen camino para “morir bien y con dignidad”?

Primeramente, conviene definir el término “Eutanasia”. Llamaremos

eutanasia a la actuación cuyo objeto es causar la muerte a un ser

humano para evitarle sufrimientos, bien a petición de éste, o bien por

considerar que su vida carece de la calidad mínima para que merezca el

calificativo de digna. Considerando esta definición, la eutanasia siempre

resulta ser una forma de homicidio, pues implica que un ser humano da

muerte a otro, ya sea mediante un acto positivo, o mediante la omisión

de la atención y los cuidados debidos.

La eutanasia, puede ser entonces una acción o una omisión que, por su

naturaleza e intención, causa la muerte de un ser humano con el fin de

eliminar cualquier dolor.

En este punto, cabe aclarar, que no son eutanasia en sentido verdadero

y propio, aquellas acciones u omisiones que no causan la muerte por su

propia naturaleza e intención. Por ejemplo, cuando se administran

calmantes adecuadamente o cuando se renuncia a las terapias

desproporcionadas, por medio de las cuales se retrasa de manera

forzosa la muerte. Se afirma entonces, que la muerte no ha de ser

provocada, pero tampoco retrasada de forma absurda.

Page 5: 4. Cuestiones morales Bioética

En nuestra sociedad actual se experimenta un creciente individualismo,

el cual es uno de los causantes de que la eutanasia sea aceptada. La

humanidad está teniendo una mala comprensión de la libertad,

percibiéndola como la capacidad de decidir sobre cualquier cosa, con tal

de que el individuo la juzgue necesaria o conveniente.

Afirmaciones como: “Mi vida es mía”, “Nadie puede decirme lo que debo

hacer con mi vida", "Tengo derecho a vivir, pero no me pueden obligar a

vivir", son las que con frecuencia se utilizan para justificar "el derecho a

la muerte digna", o mejor dicho: el "derecho a matarse". Ese modo de

hablar expresa un egocentrismo mortal (literalmente), que pone en

peligro la convivencia justa entre los hombres. Los individuos se

instituyen como falsos "dioses", dispuestos a decidir sobre su vida y

sobre la de los demás.

Quienes conservan esa actitud hedonista, conciben el sentido de la vida

como una mera ocasión para "disfrutar", y esta forma de pensar nos

lleva a no aguantar nada en absoluto y a rebelarnos contra el menor

contratiempo. Según esta percepción, una vida "de calidad" consiste en

una vida sin sufrimiento alguno, justificando así la eutanasia al decidir

cuándo ya no vale la pena seguir viviendo.

Es verdad que la vida es mía en el sentido de que soy responsable de lo

que hago con ella, pero tampoco podemos concebir la vida como un

objeto de "uso y abuso" por parte de su "propietario". La vida no está a

disposición nuestra como si fuera una finca o una cuenta bancaria, no es

una propiedad exclusiva de nadie, pues se trata de un don de Dios.

Los cristianos nos sentimos especialmente llamados a reconocer y vivir

la vida como bien propio y bien del prójimo porque hemos

experimentado de un modo nuevo que nuestra vida y la de los demás

es, antes que nada, un don maravilloso de Dios. Esto nos previene

Page 6: 4. Cuestiones morales Bioética

eficazmente de los engaños del individualismo: pues sabemos que es

falso afirmar que “mi vida es mía”, porque ante todo, es de Dios.

La vida es un bien intocable, no la podemos negociar con nadie, ni

siquiera con nosotros mismos. Se trata de un bien que se identifica

plenamente con misterio de la existencia y de la dignidad humana. Si la

libertad, el honor, la educación, etc. son bienes irrenunciables, con

mucha más razón lo es la vida. Pensemos que si nadie puede privarse de

su libertad, enajenándola por medio de un contrato de esclavitud, con

más razón podemos afirmar que nadie puede privarse de la vida, que

está menos a nuestra disposición que la libertad. La misma ley natural

nos impulsa a escoger siempre vivir, es como una voz interior que nos

grita: “¡No me mates!, ¡déjame vivir!”, y resulta preocupante cuando

algunos ya no quieren escuchar este mensaje.

Se trata de un grave mal moral, pues la eutanasia es contraria al

significado de la vida humana. Aunque las leyes de un país no la

penalicen, el hecho de quitar la vida a alguien, aunque sea a petición

suya, resulta siempre humanamente inaceptable. O acaso, ¿resulta

lógico acabar con el dolor eliminando al doliente? ¿La misión de la

medicina no era curar al enfermo?

Consideremos una persona con una visión deformada de la realidad, a

causa de un trastorno psiquiátrico, ¿será que está en condiciones de

tomar una decisión que no tenga vuelta atrás? ¿Cómo se puede

consentir como fruto de la libertad un acto que imposibilita el ejercicio

de la libertad misma? Definitivamente, hacerlo o facilitar que se haga,

resulta inmoral. Si alguien, en su plena libertad, quisiera venderse como

esclavo renunciando para siempre a poder tomar cualquier decisión, sin

duda lo tacharíamos de loco y tendríamos la obligación de no aceptar su

oferta, e incluso procuraríamos hacerle entrar en razón. El mismo caso

Page 7: 4. Cuestiones morales Bioética

sucede cuando alguien intenta suicidarse, procuramos convencerlo de

no llevar a cabo su intención.

Por otro lado, la aceptación social y legal de la eutanasia generaría una

gran presión moral sobre los ancianos, los discapacitados o

incapacitados y sobre todos aquellos que pudieran sentirse como una

carga para sus familiares o para la sociedad. Indirectamente les

estaríamos obligando a pedir ser eliminadas. Estaríamos introduciendo

en las relaciones humanas un injusto desprecio por las personas más

necesitadas de cuidado. Nadie debe ser inducido a pensar, bajo ningún

pretexto, que es menos digno y valioso que los demás. La atención

esmerada hacia los más débiles es lo que, precisamente, dignifica a los

más fuertes y da muestra del verdadero progreso moral y social.

Fácilmente percibimos el retroceso que la legitimación de la eutanasia

representa para la sociedad.

Algunos afirman que sólo la eutanasia voluntaria es la que debería

aceptarse, es decir, en los casos en que es solicitada por el paciente,

pero en el fondo, la eutanasia solicitada lleva consigo la malicia del

suicidio. Por otro lado, la eutanasia traería consigo, una progresiva

depreciación de la vida humana, valorada más por su capacidad de

hacer y producir, que por su mismo ser.

Finalmente, podemos concluir que la aceptación social y legal de la

eutanasia no resulta un buen camino para que podamos morir bien y

con dignidad. La Iglesia trabaja en favor de la muerte buena y digna.

Muchas personas e instituciones católicas han trabajado y trabajan para

que los enfermos y los ancianos tengan el calor humano y la asistencia

material que necesitan hasta el último momento de su vida. La fe en

Jesucristo es la mejor ayuda para todos los que vamos al encuentro de la

muerte. La fe, la esperanza y la caridad son los verdaderos caminos

hacia la muerte buena y digna. Las ciencias humanas lo confirman

Page 8: 4. Cuestiones morales Bioética

cuando hablan de que el moribundo necesita no sólo una atención

médica puramente técnica, sino también un ambiente humano, la

cercanía de sus seres queridos y, en caso necesario, los cuidados

paliativos que le permitan aliviar el dolor y vivir con serenidad el final de

esta vida.

La verdadera piedad y compasión no es la que quita la vida, sino la que

la cuida hasta su final natural. En cambio, quien cediendo a una falsa

compasión o a una equivocada idea de progreso, colabora directamente

en dar muerte a alguien se hace cómplice de un grave mal moral y

contribuye a minar los cimientos de la convivencia en la justicia.

Page 9: 4. Cuestiones morales Bioética

Síntesis de lecturas sugeridas:

El avance científico en la actualidad ha impactado de tal forma la vida

humana, que ha llegado a cuestionar los principios morales, y

ciertamente resulta difícil encontrar una armonía entre ciencia y ética.

La ciencia, además de cambiar nuestras condiciones de vida, ha

cambiado la forma de pensar de mucha gente, formando una

mentalidad científico-técnica que sólo está dispuesta a admitir lo que

resulta científicamente verificable. En ese tipo de mentalidad, la técnica

pasa a ser el valor y principio moral fundamental sin importar si se trata

de algo que deshumanice, pues se ha dejado a la moral totalmente

relegada.

Tantos logros han hecho surgir nuevos problemas y también nuevos

valores, como por ejemplo problemas demográficos al reducirse la tasa

de mortalidad infantil, o defectos genéticos que son transmitidos por

personas que han logrado sobrevivir a los mismos, debido a la

prolongación de la vida humana. La ciencia médica no es capaz de

responder por sí sola a todos estos problemas, y por esto se hace

necesaria la relación con la ética.

La bioética ha llegado a convertirse en una de las ramas más

desarrolladas de la ética, impulsada en cierto modo, por los nuevos

problemas que plantean los avances de la biología. Cada día, el campo

de la bioética se hace más amplio y complejo, en la medida en que los

nuevos problemas adquieren una dimensión cultural, económica, jurídica

y política, además de la dimensión biológica y ética.

La bioética supone un marco de reflexión interdisciplinar en torno a los

desafíos morales que plantean los avances de las ciencias y técnicas

biomédicas. Los nuevos descubrimientos biológicos no pueden

Page 10: 4. Cuestiones morales Bioética

prescindir de la ética, pues ésta constituye la condición necesaria para

poder avanzar.

La ética cristiana constantemente se ha preocupado por las cuestiones

morales relacionadas con la vida y la muerte, la salud y la enfermedad,

ofreciendo un importante aporte en cuanto al discernimiento, puesto

que procede desde “la razón informada por la fe”. La fe no suprime la

racionalidad, la ética cristiana se fundamenta principalmente en la

razón.

El hombre tiene una ley escrita por Dios en su corazón, y la dignidad

humana consiste en la obediencia de esa ley. La Biblia nos ofrece una

visión del hombre, un conjunto de valores y criterios éticos que impulsan

la razón humana en el difícil quehacer de discernir.

Es necesario, sobretodo en relación a la bioética, que exista una ética

preventiva. Para ello es preciso que se mantenga la atención en el

avance de las ciencias humanas y el acompañamiento ético a los

importantes descubrimientos científicos.

En algunas partes se han creado comités de ética, los cuales tienen

como función acompañar la investigación y asesorar sobre la licitud

moral de ciertos procedimientos médicos. Por lo general, su función no

es de carácter decisorio, sino consultivo; tienden a mediar en los

conflictos éticos y a ayudar en la toma de decisiones.

El principio fundamental de la bioética es la suprema dignidad de la

persona humana sobre los demás valores. El hombre supera en valor a

todo lo material, natural o artificial. Todos los bienes terrenos son

inferiores a la persona humana, la cual es el bien de dignidad máxima.

Los grandes adelantos científicos suponen un progreso al servicio del

hombre, pero a la vez traen graves riesgos, pudiendo llegar a resultar

deshumanizantes. El sentido correcto de la ciencia y la técnica debe ser

Page 11: 4. Cuestiones morales Bioética

ayudar a la persona en su crecimiento integral, para lo cual se deben

humanizar.

Para humanizar la ciencia y la técnica se deben recuperar y clarificar el

sentido de los fines. Se debe saber hacia dónde se dirigen los

conocimientos, qué metas persiguen y qué consecuencias se tendrán.

Los medios deben estar orientados a una meta humanizante y

dignificadora, de lo contrario, destruyen su valor y se convierten en un

atentado contra la persona. Igualmente, se debe tener en cuenta el

principio “el fin no justifica los medios”, es decir, que una buena

intención no legitima la realización de un acto. En la actualidad, este

principio moral cobra una vigencia especial, porque la actual mentalidad

pragmática tiende a considerar que todo es lícito con tal de que sea

eficaz.

En las cuestiones que son objeto de reflexión de la bioética también

encontramos muchas disciplinas implicadas, como lo son las sociales y

políticas. La labor científica se ve envuelta con frecuencia en una trama

de intereses económicos y políticos, que terminan imponiendo un

sistema de valores. No se trata pues, simplemente de la responsabilidad

personal, sino de la responsabilidad que hay que asumir, como grupo,

en orden a la construcción de un proyecto colectivo.

Page 12: 4. Cuestiones morales Bioética

CONCLUSIÓN

La bioética no deja de ser ética, sino que es algo mucho más especifico.

Se centra, no sólo en el cuestionamiento de lo moral, sino en lo moral

aplicado a lo que los hechos biológicos se refieren. En un principio se

hablaba de la bioética como un puente a partir del cual pueda unirse lo

más científico de la medicina con lo que a humanidades médicas se

refiere. A partir de este punto comienzan a entretejerse los distintos

aspectos concernientes, no sólo a lo puramente científico, sino también

a lo netamente humano. Nos encontramos entonces frente a un enfoque

multidisciplinario, partiendo de algo científico para lograr llegar a las

cuestiones filosóficas, antropológicas y jurídicas que son tan propias de

las relaciones humanas.

Finalmente afirmamos, que el científico no puede prescindir de la

dimensión moral, y siempre debe tener presente que un paciente, antes

que nada, es una persona humana.

Page 13: 4. Cuestiones morales Bioética

BIBLIOGRAFÍA

ALBUQUERQUE, Eugenio. El desafío de las ciencias, en Bioética. Una

apuesta por la vida. Editorial c.c.s. Madrid, 1997.

BLAZQUEZ, Niceto. Bioética, la nueva ciencia de la vida. Editorial

Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid, 2000

JUAN PABLO II. Encíclica: Evangelium Vitae.

PRADO, Antonio. La clonación humana. Revista Persona y Bioética.

Universidad de la Sabana, No. 1. 1997.

TOMAS GARRIDO, Gloria María. Manual de Bioética. Editorial Ariel.

Barcelona, 2001.