4
El Profeta Ezequiel Místico y razonador, utópico y realista, poeta y jurista, sacerdote y profeta son algunas de las características de la personalidad compleja y llena de contrastes de Ezequiel hijo de Buzi, autor del libro que lleva su nombre. Por lo enigmático de sus escritos y el simbolismo de los mismos, es considerado el profeta más misterioso del Antiguo Testamento, pero al mismo tiempo uno de los más influyentes en el nacimiento del judaísmo. Ezequiel pertenecía a una familia sacerdotal de Jerusalén. No conocemos el año de su nacimiento ni el de su muerte. pero se supone, a partir de los acontecimientos históricos que nos cuenta en su libro, que nació en la segunda mitad del siglo VII a. C. El libro de Jeremías, que cita a numerosas personalidades contemporáneas -profetas, sacerdotes, funcionarios...- no menciona para nada el nombre de Ezequiel. Sacerdote de Jerusalén, aparece en escena a partir del momento en que recibe su vocación profética. Le tocó vivir la época más trágica y más dura de la historia de Israel: el exilio. 1.- Contexto histórico A partir del año 605 a. C., al vencer a los egipcios en la batalla de Carquemis, los babilonios se convierten en los nuevos señores y dominadores de todo el Oriente Medio. Su rey era Nabucodonosor (605-562 a. C.). En Judá, después de los tiempos gloriosos de la reforma de Josías y del entusiasmo por el código deuteronómico (probablemente Dt 12-26) encontrado en el templo de Jerusalén y que presidió dicha reforma, las costumbres se relajan y el pueblo comienza a perder la fe. El rey Joaquín, que había subido al trono el año 609 a. C., es obligado a pagar impuestos por Nabucodonosor en la campaña del año 604 a. C. Pero después de tres años de fidelidad a Babilonia, Joaquín se niega a pagar dicho tributo y Nabucodonosor se dirige contra él valiéndose en un primer momento de los pequeños pueblos limítrofes, enemigos tradiciona- les de Judá (véase 2 Re 24,2). Mientras tanto muere Joaquín, probablemente asesinado por sus adversarios políticos, y sube al trono Jeconías que sigue negándose a pagar a Babilonia el impuesto debido. Entonces, el propio Nabucodonosor se dirige contra Jerusalén, la cerca y conquista en el año 597 a. C. Es el momento de la primera deportación: el rey, los notables de la ciudad, los trabajadores especializados, y El profeta Ezequiel 22

4. Libro del profeta Ezequiel.doc

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Introducción a los Libros Proféticos del Antiguo Testamento

Citation preview

Page 1: 4. Libro del profeta Ezequiel.doc

El Profeta Ezequiel

Místico y razonador, utópico y realista, poeta y jurista, sacerdote y profeta son algunas de las características de la personalidad compleja y llena de contrastes de Ezequiel hijo de Buzi, autor del libro que lleva su nombre. Por lo enigmático de sus escritos y el simbolismo de los mismos, es considerado el profeta más misterioso del Antiguo Testamento, pero al mismo tiempo uno de los más influyentes en el nacimiento del judaísmo.

Ezequiel pertenecía a una familia sacerdotal de Jerusalén. No conocemos el año de su nacimiento ni el de su muerte. pero se supone, a partir de los acontecimientos históricos que nos cuenta en su libro, que nació en la segunda mitad del siglo VII a. C. El libro de Jeremías, que cita a numerosas personalidades contemporáneas -profetas, sacerdotes, funcionarios...- no menciona para nada el nombre de Ezequiel. Sacerdote de Jerusalén, aparece en escena a partir del momento en que recibe su vocación profética. Le tocó vivir la época más trágica y más dura de la historia de Israel: el exilio.

1.- Contexto histórico

A partir del año 605 a. C., al vencer a los egipcios en la batalla de Carquemis, los babilonios se convierten en los nuevos señores y dominadores de todo el Oriente Medio. Su rey era Nabucodonosor (605-562 a. C.). En Judá, después de los tiempos gloriosos de la reforma de Josías y del entusiasmo por el código deuteronómico (probablemente Dt 12-26) encontrado en el templo de Jerusalén y que presidió dicha reforma, las costumbres se relajan y el pueblo comienza a perder la fe. El rey Joaquín, que había subido al trono el año 609 a. C., es obligado a pagar impuestos por Nabucodonosor en la campaña del año 604 a. C. Pero después de tres años de fidelidad a Babilonia, Joaquín se niega a pagar dicho tributo y Nabucodonosor se dirige contra él valiéndose en un primer momento de los pequeños pueblos limítrofes, enemigos tradicionales de Judá (véase 2 Re 24,2). Mientras tanto muere Joaquín, probablemente asesinado por sus adversarios políticos, y sube al trono Jeconías que sigue negándose a pagar a Babilonia el impuesto debido. Entonces, el propio Nabucodonosor se dirige contra Jerusalén, la cerca y conquista en el año 597 a. C. Es el momento de la primera deportación: el rey, los notables de la ciudad, los trabajadores especializados, y también el mismo Ezequiel, son llevados cautivos a Babilonia. Nabucodonosor coloca en el trono a Sedecías, tercer hijo de Josías.

Los primeros años de Sedecías, desde el 597 al 594/3 a. C., transcurren en calma y en plena obediencia al poder babilonio. Pero en el año 588 a. C. el rey se niega a pagar el impuesto a Nabucodonosor. Este le declara la guerra inmediatamente y pone sitio a Jerusalén el cinco de Enero del 587 a. C. Después de un año y medio de resistencia, la capital se rinde el diecinueve de julio del 586 a. C. Sedecías y los jefes militares huyen, pero son capturados cerca de Jericó y conducidos a Nabucodonosor, que manda ejecutar a los hijos de Sedecías y a éste le saca los ojos y lo destierra a Babilonia (2 Re 25,1-7). Un mes más tarde tiene lugar el incendio del templo, del palacio real y de las casas; las murallas son derribadas y se produce la segunda y más famosa deportación. Esto sucede en el año 586 a. C. Para la región devastada se nombra un gobernador llamado Godolías.

El profeta y quienes lo escuchaban en Babilonia, habían permanecido contemplando desde lejos los dolorosos sucesos ocurridos a su patria. Ahora, a través de los nuevos deportados que llegan a Babilonia, reciben noticias frescas de lo sucedido. Es taban más

El profeta Ezequiel 22

Page 2: 4. Libro del profeta Ezequiel.doc

interesados, sin duda, por la situación de aquella su tierra lejana, que por las cosas que les sucedían en su vida cotidiana de desterrados. Desde el destierro, Ezequiel dirige su mensaje a los hombres de su pueblo que se encuentran en Jerusalén c en toda la tierra santa y, al mismo tiempo, ejerce su ministerio entre los deportados con los que convive (Ez 12.3; 1124.25).

Gran parte de sus intereses y preocupaciones. de las características de su personalidad y de su mensaje se explican por la pertenencia de Ezequiel a una familia sacerdotal, partícipe sin duda del movimiento teológico-literario conocido como escuela o tradición sacerdotal. De ahí que muchas veces se sirva de la casuística para sus preceptos y enseñanzas morales y religiosas, y que su mayor preocupación sea el culto y el templo. El influjo de Ezequiel sobre los deportados y sobre aquellos que retornarían del exilio fue decisivo y determinante: a los primeros infundió ánimo y esperanza; a los segundos les aseguró la fundación no de un nuevo estado político, sino de un nuevo reino, cuyo fundamento estaría en el templo de la Jerusalén celeste.

2.- Actividad literaria del profeta

Aunque la redacción actual del libro no sea del profeta, la sustancia de la obra sí es considerada hoy como propia de Ezequiel. Incluso es probable que Ezequiel mismo dejara por escrito un importante núcleo de su predicación: sus experiencias místicas, sus acciones simbólicas, sus oráculos. Pero lo primero fue la transmisión oral (le sus experiencias y enseñanzas Su actividad profética fue ante todo oral, destinada a la proclamación, conservada en la memoria de los oyentes, transmitida por los discípulos del profeta y, por tanto, con muchas adiciones a menudo poco felices. Fueron, pues, redactores posteriores quienes agruparon y estructuraron todo el material transmitido, sirviéndose de criterios bastante personales, tanto literarios como de contenido.

En la redacción actual del libro pueden destacarse los siguientes elementos:

- Una serie de fórmulas características de la literatura profética que Ezequiel repite sistemáticamente a veces con algún retoque: Recibí esta palabra del Señor, esto dice el Señor; entona un canto fúnebre o lamentación; reconocerán que yo soy el Señor, yo, el Señor he hablado.

- Una amplia gama de géneros literarios entre los que sobresalen los oráculos de acusación y de condena (Ez 5,5-11,13; 21-22; 31,1-18), los discursos jurídicos (Ez 3,17-21; 14,1-11; 18; 33,10-20; 22,1-16), disputas y controversias (Ez 11,3; 12,27; 20,32; 25,3; 26,2; 28,2; 29,39; 33,10; , lamentaciones o elegías (Ez 19; 2; 27; 28,11-19; 32,2-16), secciones legislativas (Ez 43,18-27; 44,17-51; 45,18-46,12), descripciones geográficas (Ez 45,1-8; 47,15-20; 48), y el llamado sermón penitencial (Ez 20).

- Finalmente las acciones simbólicas y visiones que constituyen el núcleo principal del material nativo de Ezequiel. Palabras y acciones simbólicas van habitualmente unidas en Ezequiel. Las visiones ocurren en los momentos clave de su actividad. Las principales son cuatro (Ez 1,1-3,15; 8-11; 37,1-14 y 40-48) y sirven para marcar las distintas etapas de su predicación.

La estructura del libro es, a grandes rasgos, clara responde a las distintas etapas de la actividad de Ezequiel:

l. VOCACION Y MISION DEL PROFETA (Ez 1,1-3,27)II. ORACULOS DE CONDENACION CONTRA JERUSALEN (Ez 4,1-24,27)III. ORACULOS CONTRA LAS NACIONES (Ez 25,1-32,32)IV. MENSAJE DE ESPERANZA (Ez 33,1-39,29)

El profeta Ezequiel 23

Page 3: 4. Libro del profeta Ezequiel.doc

V. VISION SOBRE EL TEMPLO Y LA TIERRA SANTA (Ez 40-,1-48,35)3. Teología

El tema central en torno al cual gira toda la predicación de Ezequiel es el de la "santidad de Dios". Alrededor de él se mueven realidades aparentemente distantes, como son la transcendencia y la inmanencia, la solidaridad y la responsabilidad individual en la culpa y el pecado. Dios, inalcanzable en sí mismo, está presente en el mundo a través (le su gloria, descrita como realidad luminosa, que se hace presente sobre todo cuando el hombre con arrepentimiento acepta la liberación ofrecida por Dios y no la que vanamente ofrecen los ídolos.

La santidad de Dios es ofendida por el pecado que es de dos tipos: profanación de las criaturas tal como sucede en el culto idolátrico, y profanación del verdadero culto en el templo. El interés de Ezequiel por el culto es manifiesto. El nuevo Israel con el que sueña una comunidad cultual y teocrática, bajo el cetro del sumo sacerdote y reunida en torno al templo. No hay duda de que el profeta recibe sus ideas más importantes de la tradición sacerdotal.

La historia del pueblo es como una sucesión de infidelidades. La infidelidad del pueblo, en efecto, no se inicia en Canaán, como afirman Oseas y Jeremías, sino en Egipto, donde los israelitas dieron culto a otros dioses, y en el desierto donde se profanó el sábado y se rechazó la ley del Señor. Esta total depravación se expresa en dos capítulos paralelos, Ez 16 y Ez 23, en los que, alegóricamente, a través de la imagen de dos muchachas, se describe la infidelidad de Samaría y la más grave de Judá. El pueblo, esposa infiel, no sólo se ha prostituido adorando a otros dioses, sino que ha llegado al colmo, pagando incluso a sus dioses amantes.

Aquí introduce Ezequiel el tema de la retribución individual: cada uno recibirá según su conducta (Ez 18,20-24). Sin renunciar al principio de la solidaridad, admite que las acciones del individuo particular son sobre todo las que cuentan para bien o para mal. La monarquía, por ejemplo, es particularmente responsable de la catástrofe nacional que supuso el exilio, y por eso ha de ser transformada profundamente. De ahí que el nuevo rey no deberá preocuparse tanto de política y conquistas militares, sino más bien del culto, de la santidad y la pureza. Será, como el Señor, el buen pastor. Por eso el término utilizado por Ezequiel para designar al rey no es -'melek" (= rey), sino "nasi", nombre premonárquico con el que se designa al príncipe (Ez 21,17; 22,6; 26,16; 27,21; 45,46.48). Este futuro rey mesiánico descenderá de la línea davídica, pero será muy distinto a sus antecesores (Ez 17,1-24). Como un pastor, reconstruirá la unidad del pueblo, hasta que exista un solo rebaño y un solo pastor (Ez 34; véase Jn 10).

El profeta Ezequiel 24