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10. De la revolución de febrero a la revolución de octubre Cuando terminó la guerra, Lenin y los bolcheviques llevaban un año gobernando en Rusia. La primera explosión revolucionaria, en febrero de 1917, había sido en gran medida un movimiento espontáneo, consecuencia de la intolerable situación creada por la guerra. Pero desde tiempo atrás se acumulaban el descontento y la tensión, y la experiencia de 1905 influía de alguna manera. Los soviets, los consejos de obreros, eran una herencia de aquella revolución y cumplieron una función esencial manteniendo el contacto con las masas y orientándolas. El movimiento partió de la capital, Petrogrado, que se había convertido en una importante concentración obrera; muchas unidades del ejército se solidarizaron con los amotinados y su negativa a reprimir la revuelta contribuyó al éxito de la insurrección. En su gran mayoría, los soldados eran de origen campesino y habían padecido duramente el rigor de una guerra a la que habían sido arrastrados sin la debida preparación ni los medios necesarios. Las pérdidas habían sido abrumadoras: se calculan cerca de dos millones de muertos y cinco de heridos al comienzo de 1917. En los soviets se reunían los obreros y los soldados que representaban a los campesinos. Rusia todavía era un país principalmente rural: la población, que había crecido rápidamente en las últimas décadas, sumaba 174 millones de almas en 1914 y, al menos el 80 por ciento vivía y trabajaba en el campo. La presión sobre la tierra era muy fuerte y la mayor parte de las propiedades campesinas no bastaban para garantizar un nivel de vida aceptable. Sin embargo, no se podría explicar el éxito y el desarrollo de la revolución si no se subrayara que en esta sociedad preferentemente campesina existían grandes concentraciones industriales y obreras. Los tres millones de asalariados de la industria habitaban en las grandes ciudades y trabajaban las grandes fábricas, el 40 por ciento de las cuales empleaban a más de mil personas. Petrogrado y Moscú eran los mayores centros obrero. En la Duma, el parlamento que sobrevivió a la revolución de 1905 con muy escasos poderes, se mantenía viva la oposición al absolutismo zarista. Cuando el movimiento popular demostró la fragilidad y la descomposición del régimen, los grupos liberales de la Duma, y en primer lugar el partido kadete, pensaron que era posible conducir al país hacia la democracia. La Duma eligió un comité que se transformó en gobierno provisional con el apoyo del soviet dominado por los socialistas revolucionarios y los mencheviques. Durante las primeras semanas reinó la confusión: habían caído las estructuras del antiguo régimen, el ejército se dispersaba y el gobierno no podía contar con una burocracia eficaz. Los soviets, emanación directa de la base obrera y popular, podían hacerse escuchar y obedecer, pero generalmente dentro de una esfera territorial local y limitada. Los enfoques y las tendencias de los partidos y de los grupos políticos todavía eran confusos. Las decisiones más importantes se encomendaban a la asamblea constituyente, que debía representar la voluntad del pueblo. Sin embargo, la guerra continuaba, desanimando las ilusiones de los soldados y los campesinos que deseaban la paz inmediata. Los ambientes liberal-constitucionales que dominaban la Duma se oponían a la radical reforma agraria necesaria para obtener el apoyo de los campesinos al nuevo régimen, mientras los partidos de izquierda consideraban prematuro un régimen socialista: según el esquema marxista, generalmente aceptado, la revolución socialista debía producirse en una sociedad burguesa madura e industrialmente avanzada, y evidentemente, Rusia no lo era; por ello era necesario impulsar, el pleno desarrollo de las fuerzas burguesas.

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10. De la revolución de febrero a la revolución de octubre

Cuando terminó la guerra, Lenin y los bolcheviques llevaban un año gobernando enRusia. La primera explosión revolucionaria, en febrero de 1917, había sido en granmedida un movimiento espontáneo, consecuencia de la intolerable situación creada por laguerra. Pero desde tiempo atrás se acumulaban el descontento y la tensión, y laexperiencia de 1905 influía de alguna manera. Los soviets, los consejos de obreros, eranuna herencia de aquella revolución y cumplieron una función esencial manteniendo elcontacto con las masas y orientándolas. El movimiento partió de la capital, Petrogrado,que se había convertido en una importante concentración obrera; muchas unidades delejército se solidarizaron con los amotinados y su negativa a reprimir la revuelta contribuyóal éxito de la insurrección. En su gran mayoría, los soldados eran de origen campesino yhabían padecido duramente el rigor de una guerra a la que habían sido arrastrados sin ladebida preparación ni los medios necesarios. Las pérdidas habían sido abrumadoras: secalculan cerca de dos millones de muertos y cinco de heridos al comienzo de 1917.

En los soviets se reunían los obreros y los soldados que representaban a los campesinos.Rusia todavía era un país principalmente rural: la población, que había crecidorápidamente en las últimas décadas, sumaba 174 millones de almas en 1914 y, al menosel 80 por ciento vivía y trabajaba en el campo. La presión sobre la tierra era muy fuerte yla mayor parte de las propiedades campesinas no bastaban para garantizar un nivel devida aceptable. Sin embargo, no se podría explicar el éxito y el desarrollo de la revoluciónsi no se subrayara que en esta sociedad preferentemente campesina existían grandesconcentraciones industriales y obreras. Los tres millones de asalariados de la industriahabitaban en las grandes ciudades y trabajaban las grandes fábricas, el 40 por ciento delas cuales empleaban a más de mil personas. Petrogrado y Moscú eran los mayorescentros obrero.

En la Duma, el parlamento que sobrevivió a la revolución de 1905 con muy escasospoderes, se mantenía viva la oposición al absolutismo zarista. Cuando el movimientopopular demostró la fragilidad y la descomposición del régimen, los grupos liberales de laDuma, y en primer lugar el partido kadete, pensaron que era posible conducir al paíshacia la democracia. La Duma eligió un comité que se transformó en gobierno provisionalcon el apoyo del soviet dominado por los socialistas revolucionarios y los mencheviques.Durante las primeras semanas reinó la confusión: habían caído las estructuras del antiguorégimen, el ejército se dispersaba y el gobierno no podía contar con una burocracia eficaz.Los soviets, emanación directa de la base obrera y popular, podían hacerse escuchar yobedecer, pero generalmente dentro de una esfera territorial local y limitada.

Los enfoques y las tendencias de los partidos y de los grupos políticos todavía eranconfusos. Las decisiones más importantes se encomendaban a la asambleaconstituyente, que debía representar la voluntad del pueblo. Sin embargo, la guerracontinuaba, desanimando las ilusiones de los soldados y los campesinos que deseaban lapaz inmediata. Los ambientes liberal-constitucionales que dominaban la Duma se oponíana la radical reforma agraria necesaria para obtener el apoyo de los campesinos al nuevorégimen, mientras los partidos de izquierda consideraban prematuro un régimensocialista: según el esquema marxista, generalmente aceptado, la revolución socialistadebía producirse en una sociedad burguesa madura e industrialmente avanzada, yevidentemente, Rusia no lo era; por ello era necesario impulsar, el pleno desarrollo de lasfuerzas burguesas.

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La posición de Lenin, que llegó a Petrogrado en los primeros días de abril de 1917, eratotalmente distinta. El líder bolchevique tenía la ventaja, sobre sus adversarios y susamigos y compañeros, de estar firmemente convencido de sus tesis, que se fundaban enun lúcido análisis de la situación rusa, aunque partían de premisas que no se cumplieron:la inminencia de una revolución europea y mundial. Las tesis de abril, en las que exponela línea política que debía seguir el partido bolchevique, tienen por ello una considerableimportancia. «La particularidad del momento que vive Rusia consiste en el paso de laprimera etapa de la revolución —que a causa de las insuficientes conciencia yorganización del proletariado, ha dado el poder a la burguesía—a la segunda etapa, quedebe dar el poder al proletariado y a las clases pobres de campesinos... Nada derepública parlamentaria —regresar a ella, después de los soviets de los diputados obrerosseria un paso atrás—, sino república de los soviets y de los diputados obreros, de losjornaleros y de los campesinos en todo el país; desde abajo hacia arriba.»

Las tesis también fijaban algunas indicaciones programáticas para la conquista del podera corto plazo: oposición a la guerra, porque era un conflicto burgués e imperialista;confiscación de las grandes propiedades; nacionalización de la tierra, para ponerla adisposición de los soviets locales y de los diputados de los asalariados agrícolas y de loscampesinos pobres; en el área de la producción industrial no se proponía una inmediatainstauración del socialismo, sino, por el momento, sólo el control de la producción social ydel reparto de los productos por los soviets y los diputados obreros.

En pocos meses Lenin confirmaba su calidad de jefe de los bolcheviques y alcanzaba ungran prestigio en la asamblea de los soviets de Petrogrado. Desde 1902, concebía alpartido como centro y motor de la revolución; debía ser el guía y la conciencia de la claseobrera que, abandonada a la espontaneidad <<sólo es capaz, con sus solas fuerzas, deelaboras una conciencia tradeunionista, y para los obreros, el tradeunionismo es laservidumbre ideológica de la burguesía>> La penetración y el crecimiento de losbolcheviques se beneficiaron de la política del gobierno, que desde mayo de 1917 incluíaa los mencheviques v a los socialistas revolucionarios, con el mismo Kerenski comoministro de Guerra. Las presiones de los gobiernos de la Entente y de algunos socialistas,entre los que se destacaban los franceses —no olvidemos que eran muy fuertes los lazosfinancieros que vinculaban a Rusia con Francia, cuyos capitales habían financiado elcomienzo de su rápido proceso de industrialización—, comprometieron al gobierno ruso acontinuar la guerra lanzando una ofensiva contra los alemanes. Entretanto, no se habíaadoptado ninguna medida para satisfacer las reivindicaciones de los campesinos sobre latierra y la oposición bolchevique tenía buenas posibilidades con su propio programa degobierno que proponía el final de la guerra, la nacionalización y distribución de la tierra yel control obrero de la producción. Los mencheviques y los socialistas revolucionariosperdían poco a poco su mayoría en los soviets. En julio estalló una nueva insurrección enPetrogrado: mientras el ejército no podía detener la contraofensiva alemana y sedispersaba, en el campo se multiplicaban las ocupaciones de tierras. El gobierno trató decastiga a los bolcheviques aprovechando la fracasada insurrección de julio, Lenin debióhuir a Finlandia, Trotski y otros dirigentes del partido fueron arrestados. Kerenski asumiódirectamente las principales responsabilidades de gobierno, pero continuaba perdiendo elapoyo de los soviets. La vanguardia alemana llegó a Riga amenazando la capital. Kornilovexigió el estado de sitio y poderes excepcionales; ante el rechazo de su petición por elgobierno, intentó un golpe de Estado militar y sólo la resistencia de los obreros impidió lavictoria del general. El gobierno quedaba totalmente desacreditado y carecía de fuerzas

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capaces de reprimir una insurrección. Lenin consideró que habla llegado el momentodecisivo. Mientras ocurrían estos episodios, entre agosto y septiembre de 1917 escribíasu El estado y la revolución, obra en la que reelaboraba la doctrina marxista sobre eldiscutido problema de la «dictadura del proletariado».

Según él, una interpretación adecuada de la teoría del Estado de Marx indica que «ladictadura de una sola clase es necesaria no sólo para las sociedades clasistas engeneral, no sólo para el proletariado después de haber abatido a la burguesía, sino paratodo el período histórico que separa al capitalismo de la sociedad sin clases: elcomunismo». La dictadura del proletariado es la represión de la minoría de opresores yexplotadores por la mayoría de explotados. «Sólo con la instauración del comunismo seextingue el Estado —es decir, la máquina represora— y se llega a la libertad. » De estaraíz teórica nacían un sustancial rechazo y desprecio por toda forma de democracia«burguesa», interpretada como una pantalla de la dictadura de clase de la burguesía, y lafe en la representatividad de los soviets y el mayor contenido democrático de la dictaduradel proletariado. La elaboración teórica realizada por Lenin durante los meses de exilio enFinlandia, y la función de guía encomendada al partido serán muy importantes para laconstrucción del Estado soviético y su carácter autoritario y totalitario.

Lenin pensaba que había llegado la hora de la acción definitiva; y algunos meses mástarde, mostrando su preferencia por la lucha política sobre el terreno, afirmó que «es másagradable y más útil hacer la experiencia de una revolución que escribir sobre ella». Laque luego sería llamada «revolución de octubre» fue preparada cuidadosa y abiertamentepor los bolcheviques contra un gobierno impotente, en vísperas del segundo congresopanruso de los soviets, que concretó la conquista del poder por los obreros y loscampesinos, aprobó los decretos sobre la paz y sobre la tierra, nombró nuevo gobierno alconsejo de comisarios del pueblo cuya presidencia fue confiada a Lenin y entre cuyosmiembros más destacados figuraban Trotski y Stalin.

Era fácil comprender qué suerte le estaba destinada a la asamblea constituyente,convocada de no muy buena gana por Lenin con la firme intención de obtener el plenoreconocimiento del poder soviético o disolverla inmediatamente. Los mencheviques y lossocialistas revolucionarios tenían mayoría en la Constituyente (la representaciónbolchevique sólo llegaba al 25 por ciento). La asamblea intentó resistir pero el 19, undecreto del comité ejecutivo del congreso panruso de los soviets decretó su disolución.

11. Guerra civil en Rusia

La dictadura del proletariado o, mejor dicho, del partido bolchevique, era ya una realidad.Los primeros años de gobierno fueron muy difíciles. Se trataba de crear las estructuras deuna nueva administración, terminar con la anarquía que reinaba en el país, contrarrestarla oposición interna y combatir en una verdadera guerra civil fomentada por laintervención de potencias extranjeras. Fue la etapa heroica de la revolución, cuandopareció que la dictadura se justificaba, pero también se echaron las bases de un régimensustancialmente antidemocrático.

En primer lugar fue necesario concluir la paz. Las condiciones eran muy duras: cesión delos territorios polacos y las regiones bálticas, reconocimiento de la independencia deUcrania, una de las zonas agrarias más ricas donde los alemanes esperaban extraer los

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recursos necesarios para sostener su esfuerzo bélico. También en este caso Lenincomprendió con extrema claridad la necesidad del sacrificio y expuso, sin mediaspalabras, los motivos de su decisión: «El congreso considera necesario ratificar un tratadode paz (el de Brest-Litovsk) extremadamente duro y humillante dadas la falta de unejército de nuestro lado, las condiciones de extrema desmoralización de las tropas en elfrente y la necesidad de aprovechar cualquier mínima posibilidad de tregua antes de laofensiva imperialista contra la república socialista soviética.» En efecto, en 1919, aunquesin mucha convicción ni decisión, el régimen soviético fue atacado a lo largo de todos suslímites desde el Báltico al Lejano Oriente. En general era una guerra dirigidaindirectamente, porque hubiera sido difícil para las grandes potencias, después de cuatroaños de durísima guerra, sostener una campaña en regla contra un régimen nacido deuna revolución que había obtenido un amplio eco y general simpatía en el proletariado detodo el mundo y en muchos sectores de la izquierda. Dentro de Rusia, desvanecida todaposibilidad de oposición democrática por la falta de puntos de apoyo sólidos en un tejidosocial de tipo occidental y burgués, la resistencia fue sostenida por las clases másconservadoras, por la ayuda extranjera y algunos generales del ejército zarista; sinembargo, se impusieron la energía de los bolcheviques, el entusiasmo y los sacrificios delos obreros enrolados en el Ejército Rojo y las cualidades organizativas y estratégicas deTrotski, que asumió el mando.

Uno de los episodios internacionales más importantes fue la intervención del ejército de lareconstituida Polonia, en abril de 1920. Las dificultades internas del gobierno soviético y laguerra civil que no se había ganado definitivamente, sugerían que la invasión sería unafácil parada militar. En cambio, la imprevista capacidad de resistencia y de reacción delEjército Rojo, rechazó a los polacos hasta Varsovia. Desde entonces, la guerra civil se fueextinguiendo y cesó la intervención extranjera.

De todas maneras, la guerra civil fue muy dura. Toda la familia del zar fue exterminadaentre el 16 y el 17 de julio de 1918 en Ekaterinburgo (actual Sverdlovsk) y episodios deterror, tanto rojos como blancos, ensombrecieron los acontecimientos. Destrucciones,devastaciones, epidemias y penurias agravaron los males de la guerra. Las ciudadessufrieron particularmente, perdiendo cerca de un tercio de sus poblaciones y el número deobreros de la industria quedó diezmado por la incorporación de muchos de ellos alEjército Rojo.

Reinaba el desorden en la economía. El control obrero, decretado en los primeros días dela revolución, fue sustituido por una disciplina rígida, acompañada por algunas medidasde incentivación del trabajo extraordinario y la racionalización de los tiempos deproducción según el modelo norteamericano. En el campo, comités de campesinospobres controlaban el producto de las cosechas y grupos de peseros requisaban lonecesario para aprovisionar al ejército y abastecer mínimamente a las ciudades. Laaplicación del concepto leninista de la dictadura de clase se convirtió en el comunismo deguerra, caracterizado por la represión policial y por la dictadura del partido.

12. La vana espera de la revolución mundial

Si bien los conatos de intervención en Rusia se disiparon muy pronto, muy diferentedestino tuvo la revolución soviética fuera de las fronteras de Rusia. El internacionalismosocialista, aunque debilitado y superado por la expansión nacionalista, pertenecía a la

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tradición del movimiento marxista y revolucionario. Las desilusiones y los problemaseconómicos y sociales, el malestar moral, las esperanzas e inquietudes despertadas porlargos años de guerra eran tierra fértil para experimentos revolucionarios. La educaciónpara la violencia y el empleo de las armas se habían convertido en una experienciamasiva. Los mismos bolcheviques consideraban a la revolución Rusa corno la primerafase de la revolución proletaria que se propagaría por todo el mundo. Era opinión comúnque se había roto el eslabón más débil de la cadena capitalista, pero que la revoluciónsocialista no podría sobrevivir sin extenderse a otros países, además de Rusia, ricos enproletariado industrial y maduros para profundas transformaciones sociales.

Hay que distinguir las verdaderas intentonas insurreccionales y la constitución degobiernos revolucionarios, aunque hayan durado poco tiempo, de las agitaciones socialesmás generales y sus repercusiones en los partidos socialistas. Las mayores esperanzasde los bolcheviques apuntaban a Alemania, país vencido en el que existía un numerosoproletariado industrial, con experiencia organizativa y tradición de lucha. Las huelgas deenero de 1918, el amotinamiento de la flota en Kiel, las manifestaciones de Berlín ennoviembre de 1918, que habían causado la caída de los Hohenzollern, podíandesembocar en otros procesos revolucionarios. Siguiendo el ejemplo de los bolcheviquesrusos, parecía asumir la guía de la revolución el grupo espartaquista (que tomaba sunombre de Spartacus, seudónimo usado por Liebknecht para firmar las cartas enviadas ala Luxemburgo y a la Zetkin), constituido después del estallido de la guerra por laizquierda del partido socialdemócrata, y encabezado por Rosa Luxemburgo y por KarlLiebknecht, que se había opuesto radicalmente a la guerra rompiendo con el partidosocialdemócrata.

En realidad, el enfoque de Rosa Luxemburgo, que daba mucha importancia a laespontaneidad de la acción de las masas, difería profundamente del de Lenin, convencidode la necesidad de la organización y de la función dirigente y preeminente del partido. Lasdiferencias, ya evidentes en sus respectivas tomas de posición, no se profundizaronporque Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht fueron deliberadamente asesinados durantela fallida insurrección de 1919 en Berlín, pocos días después de que los espartaquistas setransformaran en el partido comunista de Alemania. El fracaso de este alzamiento fue laprimera demostración de las profundas diferencias existentes entre Alemania y Rusia. Laprimera, y probablemente la más importante, era que el ejército alemán no se habíadisuelto: se había separado de la monarquía y se había puesto de acuerdo con el grupomayoritario de los socialdemócratas capitaneados por Herbert dispuesto a sostener larepública democrática a condición de que ésta se opusiera con firmeza a la revoluciónsoviética. Junto con el ejército, también seguía en pie todo el aparato burocrático delantiguo Estado alemán. Durante la guerra, en cambio, el proletariado industrial habla sidoincluido en el sistema productivo mediante una serie de acuerdos que reconocían laimportancia y la función de los sindicatos. La mayoría de los obreros era fiel a losdirigentes tradicionales de sus organizaciones y al partido socialdemócrata. Faltaba,además —otro dato esencial de la revolución rusa— la presión de los campesinos pobresy de los jornaleros agrícolas para una reforma agraria radical. Los campesinos alemaneseran en gran parte propietarios y arrendatarios hostiles a cualquier proyecto desocialización y colectivización, como ya lo hablan podido comprobar los socialdemócratas.

En la represión de los motines de Berlín y el asesinato de la Luxemburgo y de Liebknechtparticiparon grupos paramilitares apoyados por el ejército, los Freikorps, cuya ayuda norechazaba el gobierno socialdemócrata y, en particular, el ministro del Interior, Noske,

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tolerando así formas ilegales y antidemocráticas de organización. Se consideraba que elmayor peligro era la subversión comunista. La amenaza parecía inminente, como lodemostró el episodio de Munich, donde el 4 de abril de 1919, por una serie decircunstancias más bien fortuitas, pero que testimonian el estado de incertidumbre yconfusión reinante, se constituyó un gobierno soviético que duró menos de un mes. Berlínordenó intervenir al ejército y el gobierno socialdemócrata fue restaurado.

La más larga experiencia de dictadura del proletariado fuera de Rusia —el gobierno deBéla Kun en Hungría, del 21 de marzo al 4 de agosto de 1919— duró poco más de cuatromeses y terminó con un rotundo fracaso. Es interesante señalar que, tal como enAlemania, también en Austria y en Hungría el final adverso de la guerra no había afectadoa los partidos burgueses, sino a la socialdemocracia, que, en general, asumió la misión deenfrentar a la revolución comunista a menudo se vio obligada a encabezar regímenesabierta o larvadamente autoritarios y antidemocráticos. La profunda escisión en el campode los partidos socialistas y en el frente de la izquierda europea fue una de lasconsecuencias más graves de la revolución soviética.

Hungría sufrió particularmente la derrota y la disolución del imperio de los Habsburgo. Loshúngaros, hablan defendido con intolerancia su hegemonía sobre las otras nacionalidadesimportantes del país, perdieron vastos territorios. Especialmente costosa fue la cesión deTransilvania a los rumanos, impuesta por el tratado de paz. Karoly y los socialdemócratas,tras intentar reprimir a la oposición comunista, se pusieron de acuerdo con Béla Kunentregándole el gobierno. Sin embargo, gobernar a Hungría, no obstante el acuerdo conlos socialistas, fue una empresa imposible frente al ataque conjunto de checoslovacos.rumanos y yugoslavos. Muy pronto el poder pasó a manos de los conservadores y de laantigua clase dirigente, con la formula y el artificio de la regencia confiada al almiranteHorthy, en nombre del rey y ex emperador Carlos de Habsburgo, al que nunca se lepermitió ascender al trono.

Con la dimisión de Béla Kun en el verano de 1919, se cerraba definitivamente la faseaguda de las conmociones sociales en el centro y el este ele Europa, más expuestos al«contagio» soviético. Pero la esperanza de la revolución europea y mundial no habíamuerto en Moscú, adonde se había trasladado la capital de la república soviética y sehabía fundado la Tercera Internacional, auspiciada por Lenin desde 1914, cuando laguerra hizo fracasar la Segunda Internacional. El primer congreso del Comintem(Internacional comunista) que se desarrolló en marzo de 1919, no reunió muchosdelegados ni tuvo demasiado eco. Más importante fue el segundo congreso, que sesionóen Moscú en julio de 1920: en él se formularon, en las «21 condiciones», los principiosque debían aceptar los partidos que pretendieran ingresar en la nueva internacional. Seexigía una ruptura total con la socialdemocracia, la aceptación del centralismodemocrático, la absoluta solidaridad con las repúblicas soviéticas y la subordinación decualquier objetivo al de la revolución proletaria. De las escisiones, que la resoluciónprovocó y consolidó en los más importantes partidos socialistas del centro y este deEuropa, nacieron los partidos comunistas. En un comienzo, tuvieron amplias adhesionesen Alemania y en Francia. En Alemania, al pequeño grupo espartaquista, que hablaquedado diezmado tras la insurrección berlinesa de 1919, se unieron los socialistasindependientes, que ya se habían separado del grupo socialdemócrata mayoritario por suoposición a la guerra. Los independientes habían obtenido casi cinco millones de votos enlas elecciones de 1920. La fusión en el partido comunista originó un retroceso electoral,sin embargo el partido comunista, en 1924, contó con tres millones y medio de votos.

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En Francia, la tendencia radical había dominado en el partido socialista después de laguerra; en el congreso de Tocas (diciembre de 1920) se aprobaron las «21 condiciones» yse fundó el partido comunista. La minoría socialdemócrata se agrupó en torno a LéonBlum. En Italia, el partido socialista, que por sus posiciones opuestas a la guerra habíaparticipado en las reuniones de Zimmerwald y luego había mantenido buenas relacionescon el partido bolchevique, se orientaba hacia la Tercera Internacional; pero las 21condiciones, causaron gran perplejidad. Muchos no estaban dispuestos a adoptar unalínea tan intransigente y romper todos los vínculos con los hombres de Filippo Turati, querepresentaban tradiciones muy arraigadas en el partido, no desterradas completamentepor las declaraciones enfáticas y la retórica revolucionaria que entonces prevalecían entrelos maximalistas. Así, en el congreso de Liorna, de enero de 1921, la mayoría no aceptólas condiciones. El grupo minoritario, encabezado por Amadeo Bordiga, exponente de laizquierda intransigente napolitana y por Antonio Gramsci, líder de los jóvenes socialistas yobreros turineses, abandonó el partido y fundó, en la misma ciudad, el partido comunistaitaliano. Posteriormente se produjo una escisión cuando los reformistas, expulsados delpartido socialista dominado por Serrati crearon el partido socialista unitario. En 1920 enMoscú habían decaído las esperanzas de que la revolución proletaria se expandierarápidamente por Europa, y el tercer congreso del Comintem, en junio de 1921, se resignóa la nueva situación adoptando una táctica menos intransigente. Pero, entretanto, ya sehabían producido rupturas irreparables y quedaba sancionada, en el plano de losprincipios, la oposición irreductible entre democracia «burguesa» por una parte, yrevolución soviética y dictadura del proletariado, por la otra.

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CAPITULO 5

ENTRE EUROPA, AMÉRICA Y ASIA

1. La Unión Soviética de la NEP

En 1914 solamente existían en Rusia algunos núcleos industriales en las grandesciudades; la gran mayoría de la población todavía se dedicaba a la agricultura. Perocuando se habla de agricultura hay que tener en cuenta las diferencias existentes entrelas distintas naciones. Mientras los sectores agrícolas en Alemania, y especialmente enEstados Unidos, se integraban esencialmente en la economía capitalista, alcanzabanelevados niveles de productividad y participaban en el mercado nacional e internacional,en Rusia prevalecían los cultivos extensivos y apenas habían comenzado los procesos dedesarrollo mercantil y capitalista; la primera guerra mundial y la revolución dañarongravemente el primitivo sistema económico ruso. En estas condiciones fue relativamentefácil adoptar las medidas de nacionalización que caracterizaron el llamado «comunismode guerra» (19171921). Pero los resultados económicos eran catastróficos y amenazabanla misma existencia del nuevo régimen. El descontento se propagaba por los campos,donde los campesinos habían visto incumplidas las promesas de acceso a la propiedadindividual; la insurrección de los marineros de Kronstadt, en marzo de 1921, fue una señalalarmante de la pérdida de consenso de los bolcheviques entre los que habían sido susmás fieles seguidores.

Se calcula que, respecto a 1913, la producción agrícola disminuyó a menos de un tercio, yla industrial en más del 80 por ciento. Una terrible carestía se desató en 1920-1921causando cinco millones de muertos de hambre y enfermedades. Se imponía una revisiónde la política económica. Lenin y los órganos dirigentes del partido emprendieron, en1921, la «Nueva Política Económica». La NEP era un compás de espera en el camino dela colectivización con el propósito de reanimar el mercado e incentivar la actividad de losempresarios privados en la agricultura, el comercio y la industria. Los resortes másimportantes de la política económica permanecían en manos del Estado, pero losprogramas de socialización y nacionalización total se postergaban para mejoroportunidad. Se trataba de reanimar, o revivir, el capitalismo y se hablaba de un«capitalismo de Estado». Lenin escriba: «el capitalismo es un mal en relación con elsocialismo. El capitalismo es un bien en relación con el período medieval, en relación conla pequeña producción, en relación con la burocracia ligada a la fragmentación de lospequeños empresarios... Debemos utilizar al capitalismo... como cadena de transmisiónentre la pequeña producción y el socialismo...».

Concluida victoriosamente la guerra civil se podían atenuar los reglamentos militares yeconómicos del comunismo de guerra. Las nuevas medidas beneficiaron especialmente alcampo. Se sustituía el sistema de confiscaciones por el pago de un impuesto, primero enespecies, luego en dinero, que permitía a los campesinos disponer libremente del resto desus cosechas. Mejoraban las condiciones de vida de una población rural al borde de la

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inanición y la circulación de los productos agrícolas en los mercados locales y regionales.En el campo ya no encontraba obstáculos la diferenciación social: renació y se afirmó laclase de los campesinos ricos, los kulaki, más activos y dispuestos a aprovechar lasocasiones, labres paca contratar la mano de obra agrícola de los campesinos sin tierra.Aumentaron la superficie cultivada y la producción. Pero muy escasos productos agrícolasllegaron a los mercados urbanos porque la mayor parte la absorbía el autoconsumo. Porotro lado, el alto coste de los productos industriales empeoraba los términos deintercambio del sector rural e impedía que se intensificaran las relaciones comercialesentre las ciudades y el campo.

No obstante estas dificultades, en el marco de la NEP se ubican el saneamientofinanciero, el final de la inflación y la consolidación de una nueva moneda, el cervonec(literalmente, «moneda de oro rojo», equivalente a diez rublos de oro), y la recuperaciónindustrial. En 1927, la economía rusa alcanzó los niveles de 1913. Sin embargo,subsistían problemas muy graves. La NEP había sido concebida desde el comienzo comoun momento de transición; su duración no había sido fijada, pero de todas maneras setrataba de una pausa necesaria en la construcción del socialismo que continuaba siendoel principal objetivo de la revolución. La muerte de Lenin, en enero de 1924, privó a ladirección soviética de una autoridad indiscutida, aunque en los últimos dos años laenfermedad había impedido al jefe de los bolcheviques estar siempre presente y tomardecisiones importantes. En el partido se había abierto, con inusitada intensidad, ladiscusión sobre las perspectivas, tiempos y modalidades de la revolución, aunque lostemas y los términos del debate no siempre trascendieran al exterior con claridad. Enefecto, el endurecimiento disciplinario dentro del partido y el aumento del control policialen el país contrapesaron la liberalización económica instaurada por la NEP. El XCongreso del partido coincidió con el motín de los marineros de Kronstadt, que exigieronla restauración de soviets elegidos libremente, la libre discusión política y el final de lasrequisas en el campo. La insurrección fue duramente reprimida y, mientras algunas de laspropuestas económicas se incorporaban a la NEP, era evidente la rigidez en el planopolítico. No sólo se había establecido —con la supresión de todos los partidos políticosrestantes, incluso los de izquierda— el régimen de partido único, sino que también sevetaba la constitución de corrientes internas en el partido. Por ello, los temasfundamentales, como el destino de la revolución y el desarrollo del país, se discutían entreeconomistas, técnicos y políticos, sin involucrar directamente a los campesinos y obrerosni impulsar la formación y la expresión de una opinión pública democrática. El monopoliodel poder, ejercido por el partido, y el monolitismo que caracterizaba su vida interna,tendían a ahogar el mismo debate y exponían a acusaciones de indisciplina y de traición alos partidarios de tesis contrarias a las de la secretaria y de la mayoría.

2. El ascenso de Stalin

Todo ello ocurrió a medida que la secretaria del partido, asumida por Stalin en 1922, sereforzó apoyándose en una organización férrea, fundada en la rigurosa selección y lafidelidad de los cuadros intermedios. Sobre estos militantes caía la responsabilidad deconcretar la línea política del partido una vez aprobada por el congreso y por el comitécentral. Ante la quiebra general de la sociedad civil, seguida por la revolución y la guerraintestina, los dirigentes del partido en los organismos de base y en las estructurasintermedias eran la columna vertebral del nuevo régimen. La victoria de Stalin sobre susopositores se debió, esencialmente, a la adhesión y el control de esta fuerza que sesentía representada por el secretario del partido y desconfiaba en cambio de los

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exponentes más brillantes y más intelectualmente dotados, como Trotski, Zinoviev yBujarin.

Además, en un principio, la política de Stalin fue muy cauta. Trotski, el teórico y dirigentede mayor prestigio después de Lenin, había llegado a la conclusión de que era imposibleconstruir el socialismo en Rusia sin un desarrollo revolucionario correspondiente en lospaíses capitalistas más avanzados. Por ello predicaba la «revolución permanente» yreclamaba rigurosas medidas contra la reaparición de tendencias capitalistas en elcampo, la lucha contra los kulaki y, junto con ella, el inicio de una política deindustrialización. En consecuencia, tenía serias reservas hacia la NEP. En el frenteopuesto se había alineado Bujarin que creía posible construir el socialismo en Rusiamediante un lento y gradual desarrollo fundado en la alianza entre campesinos y obreros,en un proceso de acumulación capitalista en el campo, llegando de este modo hasta elpunto de incitar a los kulaki a «enriquecerse». Sólo la recuperación de la producción y dela productividad agrícolas podría permitir Un desarrollo industrial equilibrado y sentar lasbases para avanzar hacia el socialismo. La NEP era, por lo tanto, el mejor camino paradesarrollar este proceso.

Inicialmente, Stalin apoyó ésta política, aunque nunca se manifestó a favor delresurgimiento del capitalismo en el campo. El adversario a combatir en ese momento eraTrotski, que proponía una política calificada de aventurera y capaz, en su polémica contrala burocratización del partido, de comprometer las mismas bases sobre las que seafirmaba el poder de Stalin. Aliado con Bujarin no le fue difícil liquidar la oposición de la«izquierda» y de Trotski, quien, por su independencia, sus frecuentes diferencias conLenin, su vanidad intelectual y su dureza en el mando, nunca había gozado de granpopularidad. La batalla entablada en el partido, en evidentes condiciones de inferioridadfrente a la secretaría, concluyó en 1927, en el XV Congreso, con la expulsión de Trotski yde su aliado Zinoviev. Los intentos de ampliar la discusión y la protesta fuera del partidose reprimieron con la deportación de Trotski y luego con su expulsión de la URSS en1929. Condenado a muerte en los años del gran terror (1936-1938), fue asesinado enMéxico por un agente soviético el 20 de agosto de 1940.

Siempre se había pensado que la industrialización era una tarea primaria de la revoluciónbolchevique. También se trataba de extender la base social del nuevo régimen, queapelando a sus orígenes obreros proclamaba la dictadura del proletariado. Lostrabajadores de la industria, que sumaban cerca de dos millones y medio alrededor de1914, se habían reducido a poco más de un millón a causa de la crisis económica y laguerra civil. Por los mismos motivos, la población de las grandes ciudades había sufridogravísimas pérdidas. A partir de 1920 se habían preparado planes de reconstrucciónindustrial y Lenin habla afirmado: «la única base del socialismo puede ser la gran industriamecánica, capaz de reorganizar, incluso, a Ia agricultura». Había insistido especialmenteen la necesidad de electrificar, acuñando un lema repetido luego muy a menudo: «elcomunismo es el poder soviético más la electrificación del país».

En 1921 se creó la comisión estatal para la planificación (posplan) para estudiar losplanes sectoriales y anuales. Dentro del partido no se cuestionaba la necesidad de laindustrialización. El problema eran los tiempos y la manera. La decisión se tomó entre1927 y 1928 y fue adoptada por Stalin, que probablemente por entonces ya interpretaba lavoluntad de la gran mayoría del partido. Imponía el enfoque del «socialismo en un solopaís», muy diferente del gradualismo propuesto por Bujarin. Stalin se negaba a aguardara que madurara el desarrollo capitalista en el campo. Si bien rechazaba de Trotski y de la

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izquierda la tesis internacionalista de la revolución permanente —que se había mostradopoco fundada— aceptaba la idea de forzar los tiempos de la industrialización e imponer alos campesinos el régimen colectivista. Las víctimas de esta decisión fueron en primerlugar Bujarin, que debió renunciar al proyecto de un desarrollo pacifico y equilibrado, y loskulaki. El costo humano, político y también económico de la industrialización a marchasforzadas y de la colectivización de la tierra pesó sobre toda la población rusa. Sin duda,los resultados conseguidos fueron rápidos e imponentes. La planificación fue un mediotécnico absolutamente novedoso: en 1928 se lanzó el primer plan quinquenal.

La primera escaramuza para la liquidación de la NEP ocurrió durante el invierno de 1927-1928, cuando Stalin apeló al antiguo sistema de la confiscación para resolver el problemadel abastecimiento de cereales a las ciudades. El episodio aclaró dos puntos: que la NEPno había logrado estimular económicamente el flujo de los productos agrícolas hacia losmercados urbanos, y que Stalin, y buena parte del partido con él, no estaba dispuesto aaguardar a que maduraran las condiciones económicas y prefería actuar por la fuerzapara obligar a los campesinos a entregar los «excedentes». Bujarin y los partidarios de laNEP intentaron una última resistencia pero, finalmente, tuvieron que ceder.

Junto con la aplicación del primer plan quinquenal, se impartieron las primeras directivaspara la colectivización de la tierra. Se declaró la guerra abierta a los kulaki e invitó a loscampesinos a ingresar en las grandes granjas colectivas, los koljoses. La tierra pertenecíaal Estado, que la cedía a perpetuidad a la administración de las granjas; cada miembro dela comunidad tenía derecho a la propiedad de la casa, el huerto, una vaca y algunascabras. Las dimensiones de estas granjas colectivas eran muy variadas, desde algunoscentenares de hectáreas hasta más de tres mil, y agrupaban entre sesenta y doscientasfamilias. La colectivización era un medio para controlar directamente la producción,destinada sobre todo al acopio estatal, y luego a compensar los servicios de los equiposde máquinas y tractores —concebidos para difundir la mecanización agrícola—, a pagarlos insumos para los cultivos (semillas, fertilizantes y todo lo necesario), y, finalmente, aretribuir a los koljosianos según las jornadas de trabajo prestadas por cada uno. Junto alos koljoses ya se habían instituido los sovjós, grandes centros gestionados totalmente porel Estado, que debían funcionar a la manera de grandes complejos industriales ensectores agrícolas especializados (cultivos de cereales, de algodón o ganadería yproducción de leche y de quesos) y valerse de los medios más modernos.

La colectivización agrícola afectó a más de la mitad de la población soviética y trasformóradicalmente su sistema de vida. Por las implicaciones políticas y sociales tuvoinicialmente repercusiones y consecuencias aún más amplias y dramáticas que laplanificación industrial, a la que, de todas maneras, estaba estrechamente vinculada. Noera posible llevar adelante el plan —sobre todo construir una industria poderosa— sinorientar hacia ese objetivo todos los recursos del país. Escogida la vía rápida para laindustrialización, no sólo había que imponer una disciplina rígida e incentivar una fuerteemulación entre los trabajadores, también era necesario extraer del campo los recursosdisponibles dejando a los campesinos el mínimo para sobrevivir. Era una opcióndespiadada para la que se alegaron motivos ideológicos y, aún más, la razón de Estado.Stalin lo declaró solemnemente en 1931: «Rusia siempre fue derrotada a causa de suatraso. Lo fue por los khanes mongoles, por los bajaes turcos, por los panes de Polonia yLituania, por los capitalistas anglofranceses, por los barones japoneses, por todos; y estoa causa de su atraso... Estamos retrasados en cien años respecto a los países másavanzados. Debemos cubrir esta diferencia. O lo hacemos o nos aplastarán» (M. L.Salvadori).

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de los hitos de un proceso que transformó todo el país y creó, sobre todo en las regionesdel este de los Urales, nuevos centros de actividad industrial que demostraron suimportancia vital durante la guerra, cuando los alemanes ocuparon vastísimos territoriosde Rusia y de Ucrania. También el sistema de comunicaciones multiplicó las vías depenetración y de transporte en las nuevas regiones, con la ampliación del Transiberiano yla construcción de la línea ferroviaria transversal que unió el norte de Siberia con elTurkestán. Una red de canales navegables completó los sistemas de conexiones.

Si la colectivización forzosa del campo había establecido el control de los campesinos, nofue menos rígida la disciplina impuesta a los obreros. Se privó a los sindicatos decualquier posibilidad de expresar reivindicaciones autónomas o de oponerse a lasdecisiones políticas; y se los transformó en instrumentos de la política del plan. Ya bajoLenin, había terminado el control de las bases obreras y se había vuelto al sistema de laresponsabilidad y la autoridad de los directores de fábrica. Con la nueva política sereforzó el poder jerárquico, se instituyó la libreta de trabajo obligatoria, se difundió eltrabajo a destajo y se combatió toda pretensión de igualdad salarial. Los sueldos eranextremadamente bajos; sólo limitando el consumo de la gran masa de trabajadoresrurales y urbanos, era posible la acumulación de capital y las inversiones. A menudo fuenecesario al racionamiento para proveer a un abastecimiento mínimo de las ciudades; laelección de mercaderías para el consumo era muy limitada y el continuo flujo de lapoblación rural hacia las ciudades agravó el problema del alojamiento, que nunca fuetotalmente resuelto.

Para aumentar la productividad se recurrió también al sistema de incentivos. Así surgieronlas brigadas de obreros que se empeñaban en superar los niveles medios de producción.Quienes superaban ampliamente la producción normal eran considerados héroes (se losllamaba stajanovistas, del nombre del minero Stajanov, que en un turno de trabajo habíasuperado catorce veces la norma). La emulación era impulsada al máximo, creando unclima de tensión y de movilización, sin el que hubiera sido difícil sostener el enormeesfuerzo que se exigía a los trabajadores.

La revolución desde arriba, impuesta con una determinación despiadada por Stalin,transformó profundamente el país. Una serie de espectaculares procesos políticos abrió elperíodo del gran terror (1936-1938), justamente cuando, al completarse el segundo planquinquenal y la estabilización en el campo, la situación había llegado a una clara mejoría.La liquidación de la vieja guardia bolchevique comenzó en agosto de 1936 con el procesoa Kamenev, a Zinoviev y a otros miembros del partido, acusados de mantener contactoscon Trotski. Los imputados se declararon culpables y fueron fusilados: En enero de 1937se condenó, con análogas acusaciones y confesiones, a otros antiguos bolcheviques. Enjunio, el jefe del estado mayor del ejército y .numerosos altos mandos fueron eliminadosacusados de traición. Miles de oficiales del Ejército Rojo siguieron la misma suerte.Finalmente, en marzo de 1938 otro proceso espectacular, con otras tantas dramáticasconfesiones de los imputados, terminó con los últimos hombres de prestigio del antiguogrupo bolchevique con Bujarin a la cabeza. Las drásticas depuraciones alcanzarontambién al partido, que de tres millones y medio de militantes en 1933 descendió a menosde dos millones en 1938. La caza de los .enemigos del pueblo» se convirtió en laobsesión de aquellos años, que vieron llenar de condenados, acusados y sospechososlos campos de trabajo y de concentración.

No es posible saber cuáles fueron los motivos que llevaron a Stalin a dar esta especie degolpe de Estado, precisamente en el momento en que su política parecía conseguir los

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mayores éxitos. El régimen de terror que se instauró, junto con la dictadura personal y elculto al jefe, son algunos de los elementos que caracterizan la categoría histórica que enadelante se llamará estalinismo. Desde 1924, y más decididamente, desde 1928, lapersonalidad de Stalin dominó la historia de la Unión Soviética y, después de 1945, hastasu muerte en 1953, tuvo un peso importante en la política mundial.

4. Stalin y el estalinismo

A partir de la denuncia de Jruschov, en 1956, se ha acumulado abundante literatura ymúltiples interpretaciones sobre Stalin y el estalinismo. Los problemas más notables serefieren a la relación entre las fases iniciales de la revolución soviética y el desarrollosucesivo, en particular a los vínculos que existían entre Lenin y Stalin; al peso de latradición rusa y del factor nacional en las decisiones y en el comportamiento del dictador;a los modelos y la influencia de un proceso de industrialización rápido en un paísatrasado. A todos estos interrogantes se superpone —y se entrelaza con ellos— lapregunta sobre el tipo de sociedad que se construyo en la Unión Soviética, sobre lapretendida superación del capitalismo y la anunciada realización de la sociedad socialista.

Quizás sea útil aclarar esta complicada e importante cuestión. La revolución bolchevique,siguiendo la tradición marxista, se proponía como objetivo superar el capitalismo,explotador y opresor de la clase obrera, y construir el socialismo mediante la socializaciónde los medios de producción, premisa necesaria para una distribución más equitativa dela riqueza y una realización más libre de la personalidad individual en un conjuntoarmónico. De este programa ideal en la Unión Soviética sólo se ejecutó la abolición de lapropiedad privada de los medios de producción; su socialización se convirtió, de hecho,en nacionalización o estatización. Esta distinción no es suficiente para delinear lascaracterísticas de una sociedad socialista, según las aspiraciones de quienes vieron en elsocialismo el medio para liberar al hombre de los vínculos de opresión no sólo económica,sino también política. La estatización de los medios de producción puede conducirdirectamente, como ha ocurrido en los países que concretaron el llamado «socialismoreal», a un régimen policial y opresivo que es la misma negación de los ideales delsocialismo. Por lo tanto, se puede llegar a la conclusión de que el estalinismo no essocialismo.

Pero de cuestiones tan generales, y por ello poco determinantes históricamente, se puedepasar a un análisis más concreto, preguntándose, en primer lugar, si Stalin continuó larevolución e interpretó el pensamiento de Lenin, y de los bolcheviques o —como sostieneTrotski— traicionó a la revolución. Quienes juzgan que Stalin fue el heredero ycontinuador de Lenin —pertenezcan a la ortodoxia estalinista o a los adversariosdeclarados de cualquier forma radical de subversión social— tienden a quitar importanciaa las diferencias que lo separaron de Lenin entre 1922 y 1924 y a negar importancia alllamado «testamento de Lenin», que denunciaba la intolerancia y la rudeza de Stalin yconsideraba peligroso dejar la secretaría del partido en sus manos. En cambio subrayanque el partido había asumido un carácter cada vez más totalitario ya bajo la conducciónde Lenin, y que la violencia y la dictadura eran herramientas y condiciones necesariaspara el tipo de régimen que se pensaba construir. La colectivización ya se había iniciadoen 1920, y la NEP se concibió sólo como una pausa limitada, absolutamente transitoria,que no anulaba los objetivos generales.

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Pero la teoría de la continuidad puede llegar aún más allá, hasta reconocer en Stalin elheredero del despotismo asiático y del estatismo de Pedro el Grande o de la autocraciazarista. En este caso, la dictadura estalinista habría sido la reacción de la antigua Rusia alintento de ruptura revolucionaria. De esta manera, el problema de la relación con Lenin ycon los primeros años del régimen bolchevique pasa a un segundo plano; aparecen, encambio, los lazos profundos con una tradición política arraigada en el espíritu eslavo y,sobre todo, la expresión del atraso ruso. Es innegable que el georgiano Stalin parecebastante más arraigado en la historia rusa y sensible a la capacidad de movilizar a lasmasas inherente a la apelación a los valores patrióticos y nacionales, que sus opositoresbolcheviques, ricos en experiencias internacionales y fieles a la concepcióninternacionalista de las organizaciones proletarias. Por lo en demás, la misma fórmula del«socialismo en un solo país» el primer plano a Rusia y terminaba por subordinar el internael internacionalismo proletario a la defensa de la Unión Soviética. Las alusiones a lahistoria rusa y a las glorias del pasado se hicieron cada vez más explicitas y sistemáticasdurante la guerra contra la Alemania hitleriana. En el ámbito de la nueva unión federal, laexaltación del pueblo «ruso» como eje del nuevo Estado fue un tema caro al último Stalin.

Sin embargo, también esta tesis parece simplista frente a la profundidad de los trastornosprovocados por las decisiones y la cruel firmeza de Stalin. La antigua Rusia campesinasucumbió bajo los golpes del dictador. Por ello, parece más convincente la tesis queconecta al estalinismo con las exigencias de un proceso de industrialización rápido en unasociedad atrasada. El «socialismo real» y el estalinismo tomaron fuerza después de lasegunda guerra mundial, sobre todo como modelo de desarrollo de las sociedadesatrasadas y posibilidad de abreviar los plazos con una planificación rigurosa. Más que elrégimen político fue la economía planificada la que se convirtió en materia de exportaciónhacia los países con estructuras sociales elementales. Frente a los millones decampesinos sacrificados, al terror policial, y a todos los sacrificios impuestos a lapoblación, la única adquisición importante fue dotar a la Unión Soviética de unapoderosísima estructura industrial que la convirtió en la segunda potencia mundial. Lo quetambién significa haberla dotado de todas aquellas estructuras, desde la educación hastalos modernos medios de comunicación, sin las cuales no es concebible una sociedadindustrial avanzada. Stalin realizó esta transformación mientras el occidente capitalista eracastigado por una crisis económica de proporciones inauditas, que estancó la produccióny causó millones de parados. En comparación por algún tiempo, a muchos pareció que laUnión Soviética señalaba el cansino hacia el futuro. Muy pronto los problemas serevelaron más complejos y, en estos últimos años, la caída económica y política ydirectamente, la disolución de la Unión Soviética como entidad estatal han puesto el puntofinal al «socialismo real». Aparecieron con toda claridad la ineficacia del aparatoburocrático para dirigir la economía y la imposibilidad del sistema para funcionar sin lapresión política y policial.

El dramático desarrollo y los resultados, imprevistos por su rapidez, no pudieron, sinembargo, cambiar la historia. En 1941, Hitler lanzó su poderosa ofensiva contra la UniónSoviética convencido de que no sería difícil dar cuenta de ella. La dureza de la dictadurade Stalin, las consecuencias de la gran depuración y la miseria del campo, podían sermotivos válidos para la caída del régimen soviético bajo los durísimos golpes de unataque que, en los primeros meses, penetró profundamente hacia el corazón de Rusia ycausó la pérdida de unidades completas del ejército, de regiones agrícolas y de complejosindustriales que se contaban entre los más ricos del país. Pero la capacidad deresistencia del Ejército Rojo y de la población sorprendió a muchos y probablemente almismo dictador, cogido de sorpresa por los movimientos de Hitler. Sólo después de una

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semana, Stalin lanzó un llamamiento al pueblo, dirigiéndose a sus conciudadanos como ahermanos y hermanas e instándoles a una resistencia extrema contra los invasores:recordó a los grandes jefes de la historia rusa que habían defendido los confines de lapatria. La tradición nacional se sumaba con pleno derecho al acervo del socialismosoviético. Había comenzado la «gran guerra patriótica» en la que Stalin confirmó suscualidades de despiadada firmeza e irreductible tenacidad, consolidando su prestigio dejefe absoluto.