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4. Nación, independencia. Una historia de naciones. 4.2. De nación a imperio, de imperio a nación. 4.2.1. El imperio de Napoleón. 2. Acontecimientos, personajes, fechas. términos, historiadores... - 18 Brumario. - Talleyrand. - Tratado de Amiens. - II Coalición. - Batalla de Waterloo. - Manuel Godoy. - Batalla de Trafalgar. - Murat. - Batalla de Austerlitz. - Wellington. - Tratado de Fontainebleau. - José I (Rey de España). - Carlos IV, Fernando VII (reyes españoles) - Gobierno de los 100 días. 1. El mito napoleónico. Posiblemente no haya figura histórica de la trascendencia y popularidad de Napoleón Bonaparte. Un personaje que recoge en sí mismo caracteres, ideas y conceptos de alcance universal, ambivalentes y hasta contradictorios, desde el héroe hasta el villano; el sal- vador y el traidor de la revolución; el liberador y el opresor de los pueblos; el creador de la moderna idea de Europa y el restaurador de los viejos imperios; el soldado y el emperador; el defensor de la democracia y el restablecedor del absolutismo. Un hombre que consiguió concitar, en su persona, desde las mayores admiraciones a los más grandes desprecios, que llevaron a considerarle, más allá de su es- tatura, de “Napoleón el Grande” al Bonaparte enano. Lo que es indudable es que Napoleón representa, como ningún otro protagonista, el espíritu de su tiempo, no sólo simbolizando los avances derivados de la revolución, sino extendiéndolos por toda Europa a golpe -y nunca mejor dicho- de sus campañas militares. Y es que en la historia de Europa, bien podríamos decir del mundo occidental, hay un antes y un después de Napoleón. De hecho, la misma Europa que dejó como legado tuvo como catalizador, precisamente, los efectos de la “era napoleónica”, tanto en los procesos políticos que germinó y avivó, tales como el desarrollo revolucionario liberal o los movimientos nacionales que fueron produciéndose en contra de su proyecto imperial y contra los otros viejos imperios, como en las reacciones que las potencias legitimistas orquestaron para frenar el avance de sus propuestas liberales y modernizadoras, que ponían en cuestión no sólo el orden internacional existente, sino las bases sociales y políticas sobre las que basaban su poder y dominio en sus propios estados, alterando el statu quo hasta entonces vigente. Napoleón, por otra parte, renovó y actualizó la idea de imperio en edad contemporánea. A pesar de que a comienzos del XIX pervivían los viejos imperios como el Ruso, el Otómano, el Austro-Húngaro o la propia idea imperial alemana, en torno a la Confederación Germánica, fue Napoleón el que introdujo en la contemporaneidad una nueva forma de entender el imperio. Es cierto que Napoleón se identificó con la idea imperial romana y trató de emular, en cierta medida, a su admirado César, pero en su concepción imperial introdujo elementos realmente modernos, tendentes a la civilización y modernización de los pueblos anexionados y a su interrelación, por medio de una especie de federación de estados, que bien podemos calificar de precursora de la idea de Europa. Jacques Louis David (1748-1825): Napoleón cruzando el paso de Saint Bernard Napoleón, más que pertenecer a la historia, ha sido dominado durante mucho tiempo por la mitología, ese mundo ideal en que las figuras históricas dejan de ser hombres para convertirse en héroes: más que personas son semidioses. Hay sin embargo diversos elementos que componen el mito napoleónico, ya que en el mismo convergieron la leyenda dorada sobre el Emperador, el culto napoleónico y el bonapartismo, aspectos todos ellos que, aunque se mezclaron durante la Europa de la Restauración, exigen un tratamiento diferenciado y seguir su particular cronología, si es que queremos calibrar la proyección real del personaje en la época que siguió a su derrota y durante la década inmediatamente posterior a su muerte, ocurrida en mayo de 1821. 1. Leyenda, mito, culto napoleónico y bonapartismo Conviene clarificar la variedad de acepciones que pueden darse a estos términos, coexistentes en el tiempo, para entender cómo cada uno de ellos convergió en el mito del héroe romántico. La leyenda , el mito napoleónico y el culto a Napoleón , aunque formaron parte de la acción política, constituyen tres fenómenos singulares en sí mismos, mientras que el bonapartismo tiene un carácter po- lisémico que puede referirse tanto a una doctrina, a un partido, a un sistema de gobierno o, simplemente, a una corriente política que perseguía la restauración de la dinastía imperial. La principal diferencia entre los mismos es que Napoleón no creó su leyenda, aunque sí el culto hacía sí mismo y el mito, y fue también el inventor del bonapartismo. Sin embargo, lo que hubo en la Francia de la Restauración, fue sobre todo un bonapartismo popular , lo que se ha llamado Los Napoleón del pueblo, que no era en absoluto una tendencia política bien definida. Este bonapartismo popular estaba ideológicamente orientado a la izquierda, se basaba en la nostalgia, y apareció al día siguiente de la batalla de Waterloo. Por entonces, el eclipse de la idea republicana hacía del Imperio la única alternativa posible; veía en Napoleón el salvador y heredero de la Revolución, al tiempo que borraba el recuerdo del autorita- rismo y del antiparlamentarismo. Sus difusores fueron el pueblo y sobre todo los militares, los veteranos de la Grande Armée, con- finados en sus hogares, condenados a contar la epopeya vivida al lado del héroe. Del mismo modo, la memoria espontánea de los humildes, transformaba el pasado a la luz del triste presente, para añorar el Imperio y el episodio de los Cien Días. Bonapartismo, para los vencidos, era sinónimo de patriotismo, tal como señaló el escritor francés Stendhal, al enterarse de la derrota de Waterloo: “Es la primera vez en mi vida que siento el amor a la patria ”. Sin embargo, este bonapartismo tampoco se identifica totalmente con la leyenda napoleónica. Los mecanismos de la misma hay que seguirlos a partir del episodio de los Cien Días, es decir, cuando Na- poleón consiguió huir de su prisión en la isla de Elba y llegar a las costas de Francia a primeros de marzo de 1815, acompañado de unos pocos soldados, para entrar triunfalmente en París la noche del 19 al 20 de marzo. Se redactó entonces una Carta constitucional más liberal que la de Luis XVIII, cuya elaboración corrió a cargo del antiguo oponente a Napoleón, el liberal Benjamin Constant. Como se sabe, fue un episodio efímero -aunque de gran densidad política, como veremos- que acabó en junio de 1815, en Waterloo. Los ingleses impusieron de nuevo a Luis XVIII y Napoleón fue confinado en Santa Elena. En un primer momento no fue la leyenda dorada la que apareció, sino la leyenda negra , atizada por los ingleses, pero que tuvo gran éxito en Alemania y Rusia. No fue es- pontánea, sino obra de algunos panfletistas que hicieron de Napoleón una caricatura sistemática para mostrarlo como un individuo cargado de todas las taras morales. Era una propaganda destinada a las mentalidades populares para convertir al Emperador en un monstruo. Esta corriente de opinión fue perdiendo audiencia mientras que la leyenda dorada se imponía. Ésta fue en su primera fase algo muy improvisado, aunque tuvo un alcance internacional. Surgió a partir de una tradición transmitida desde 1815. Las au- toridades francesas, siempre temerosas de un complot bonapartista, amplificaron involuntariamente el fervor popular a Napoleón. (Irene CASTELLS OLIVÁN; Jordi ROCA VERNET, “Napoleón y el mito del héroe romántico. Su proyección en España (1815-1831)”) 1. Conceptos. - Consulado. - Centralización política y ad- - Imperio. ministrativa. - Bonapartismo. - Concordato. - Golpe de estado. - Populismo. - Código Napoleónico. - Juntismo - Guerra de la Independencia. - Guerra de guerrillas. - Abdicación. - Constitución de Bayona. - Bloqueo continental.

4.2.1. El imperio de Napoleón. - socialesjarandasocialesjaranda.wikispaces.com/file/view/H.M.C.+4.2.1.pdf · 2. Napoleón, del 18 Brumario al Imperio. El periodo más brillante,

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4. Nación, independencia. Una historia de naciones.

4.2. De nación a imperio, de imperio a nación.

4.2.1. El imperio de Napoleón.

2. Acontecimientos, personajes, fechas.

términos, historiadores...

- 18 Brumario. - Talleyrand.- Tratado de Amiens. - II Coalición.- Batalla de Waterloo. - Manuel Godoy.- Batalla de Trafalgar. - Murat.- Batalla de Austerlitz. - Wellington.- Tratado de Fontainebleau.- José I (Rey de España).- Carlos IV, Fernando VII (reyes españoles)- Gobierno de los 100 días.

1. El mito napoleónico.

Posiblemente no haya figura histórica de la trascendencia y popularidad de Napoleón Bonaparte. Un personaje que recoge ensí mismo caracteres, ideas y conceptos de alcance universal, ambivalentes y hasta contradictorios, desde el héroe hasta el villano; el sal-vador y el traidor de la revolución; el liberador y el opresor de los pueblos; el creador de la moderna idea de Europa y el restaurador delos viejos imperios; el soldado y el emperador; el defensor de la democracia y el restablecedor del absolutismo. Un hombre que consiguióconcitar, en su persona, desde las mayores admiraciones a los más grandes desprecios, que llevaron a considerarle, más allá de su es-tatura, de “Napoleón el Grande” al Bonaparte enano. Lo que es indudable es que Napoleón representa, como ningún otro protagonista,el espíritu de su tiempo, no sólo simbolizando los avances derivados de la revolución, sino extendiéndolos por toda Europa a golpe -ynunca mejor dicho- de sus campañas militares. Y es que en la historia de Europa, bien podríamos decir del mundo occidental, hay unantes y un después de Napoleón. De hecho, la misma Europa que dejó como legado tuvo como catalizador, precisamente, los efectos dela “era napoleónica”, tanto en los procesos políticos que germinó y avivó, tales como el desarrollo revolucionario liberal o los movimientosnacionales que fueron produciéndose en contra de su proyecto imperial y contra los otros viejos imperios, como en las reacciones quelas potencias legitimistas orquestaron para frenar el avance de sus propuestas liberales y modernizadoras, que ponían en cuestión nosólo el orden internacional existente, sino las bases sociales y políticas sobre las que basaban su poder y dominio en sus propios estados,alterando el statu quo hasta entonces vigente.

Napoleón, por otra parte, renovó y actualizó la idea de imperio en edad contemporánea. A pesar de que a comienzos del XIXpervivían los viejos imperios como el Ruso, el Otómano, el Austro-Húngaro o la propia idea imperial alemana, en torno a la ConfederaciónGermánica, fue Napoleón el que introdujo en la contemporaneidad una nueva forma de entender el imperio. Es cierto que Napoleón seidentificó con la idea imperial romana y trató de emular, en cierta medida, a su admirado César, pero en su concepción imperial introdujoelementos realmente modernos, tendentes a la civilización y modernización de los pueblos anexionados y a su interrelación, por mediode una especie de federación de estados, que bien podemos calificar de precursora de la idea de Europa.

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Napoleón, más que pertenecer a la historia, ha sido dominado durante mucho tiempo por la mitología, ese mundo ideal en que lasfiguras históricas dejan de ser hombres para convertirse en héroes: más que personas son semidioses. Hay sin embargo diversoselementos que componen el mito napoleónico, ya que en el mismo convergieron la leyenda dorada sobre el Emperador, el culto

napoleónico y el bonapartismo, aspectos todos ellos que, aunque se mezclaron durante la Europa de la Restauración, exigen untratamiento diferenciado y seguir su particular cronología, si es que queremos calibrar la proyección real del personaje en la épocaque siguió a su derrota y durante la década inmediatamente posterior a su muerte, ocurrida en mayo de 1821. 1. Leyenda, mito, culto napoleónico y bonapartismo

Conviene clarificar la variedad de acepciones que pueden darse a estos términos, coexistentes en el tiempo, para entender cómocada uno de ellos convergió en el mito del héroe romántico. La leyenda, el mito napoleónico y el culto a Napoleón, aunque formaronparte de la acción política, constituyen tres fenómenos singulares en sí mismos, mientras que el bonapartismo tiene un carácter po-lisémico que puede referirse tanto a una doctrina, a un partido, a un sistema de gobierno o, simplemente, a una corriente políticaque perseguía la restauración de la dinastía imperial. La principal diferencia entre los mismos es que Napoleón no creó su leyenda,aunque sí el culto hacía sí mismo y el mito, y fue también el inventor del bonapartismo. Sin embargo, lo que hubo en la Francia dela Restauración, fue sobre todo un bonapartismo popular, lo que se ha llamado Los Napoleón del pueblo, que no era en absolutouna tendencia política bien definida. Este bonapartismo popular estaba ideológicamente orientado a la izquierda, se basaba en lanostalgia, y apareció al día siguiente de la batalla de Waterloo. Por entonces, el eclipse de la idea republicana hacía del Imperio laúnica alternativa posible; veía en Napoleón el salvador y heredero de la Revolución, al tiempo que borraba el recuerdo del autorita-rismo y del antiparlamentarismo. Sus difusores fueron el pueblo y sobre todo los militares, los veteranos de la Grande Armée, con-finados en sus hogares, condenados a contar la epopeya vivida al lado del héroe. Del mismo modo, la memoria espontánea de loshumildes, transformaba el pasado a la luz del triste presente, para añorar el Imperio y el episodio de los Cien Días. Bonapartismo,para los vencidos, era sinónimo de patriotismo, tal como señaló el escritor francés Stendhal, al enterarse de la derrota de Waterloo:“Es la primera vez en mi vida que siento el amor a la patria ”. Sin embargo, este bonapartismo tampoco se identifica totalmente conla leyenda napoleónica. Los mecanismos de la misma hay que seguirlos a partir del episodio de los Cien Días, es decir, cuando Na-poleón consiguió huir de su prisión en la isla de Elba y llegar a las costas de Francia a primeros de marzo de 1815, acompañado deunos pocos soldados, para entrar triunfalmente en París la noche del 19 al 20 de marzo. Se redactó entonces una Carta constitucionalmás liberal que la de Luis XVIII, cuya elaboración corrió a cargo del antiguo oponente a Napoleón, el liberal Benjamin Constant.Como se sabe, fue un episodio efímero -aunque de gran densidad política, como veremos- que acabó en junio de 1815, en Waterloo.Los ingleses impusieron de nuevo a Luis XVIII y Napoleón fue confinado en Santa Elena. En un primer momento no fue la leyendadorada la que apareció, sino la leyenda negra, atizada por los ingleses, pero que tuvo gran éxito en Alemania y Rusia. No fue es-pontánea, sino obra de algunos panfletistas que hicieron de Napoleón una caricatura sistemática para mostrarlo como un individuocargado de todas las taras morales. Era una propaganda destinada a las mentalidades populares para convertir al Emperador enun monstruo. Esta corriente de opinión fue perdiendo audiencia mientras que la leyenda dorada se imponía. Ésta fue en su primerafase algo muy improvisado, aunque tuvo un alcance internacional. Surgió a partir de una tradición transmitida desde 1815. Las au-toridades francesas, siempre temerosas de un complot bonapartista, amplificaron involuntariamente el fervor popular a Napoleón. (Irene CASTELLS OLIVÁN; Jordi ROCA VERNET, “Napoleón y el mito del héroe romántico. Su proyección en España (1815-1831)”)

1. Conceptos.

- Consulado. - Centralización política y ad-- Imperio. ministrativa.- Bonapartismo. - Concordato.- Golpe de estado. - Populismo.- Código Napoleónico. - Juntismo- Guerra de la Independencia.- Guerra de guerrillas.- Abdicación.- Constitución de Bayona.- Bloqueo continental.

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1. ¿Por qué se convirtió Napoleón en prototipo de héroe romántico?

2. ¿En qué consistieron esa “leyenda dorada” y esa “leyenda negra? ¿Qué objetivos o finalidades perseguían y concretaban una y otra?

3. ¿Con qué finalidad se estableció el “culto a Napoleón”? ¿Qué utilidad política cubría? ¿Qué relación tiene con el “populismo”?

4. ¿En qué consistió el bonapartismo, qué objetivos y proyectos políticos distintos englobó?

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2. Napoleón, del 18 Brumario al Imperio.

El periodo más brillante, desde el punto de vista político y administrativo, fue el consulado. Nacido como con secuencia del golpedel 19 de Brumario, inició sus actividades el 11 de noviembre de 1799 y terminó el 18 de mayo de 1804, al dar paso al Imperio.Esta nueva etapa de la Revolución obligaba a otra reforma constitucional, la del año VIII, que abordó una completa reforma admi-nistrativa, judicial y financiera. … Pero las reformas impuestas por Napoleón a través de la misma han durado hasta la actualidad.Significaron la total ordenación de un país que, devastado por los actos de la anarquía revolucionaria y por las guerras, necesitabauna organización que Napoleón dio con exacta medida de las necesidades de Francia para su tiempo y para el futuro. El gran talentoorganizador de Napoleón se puso a prueba en este primer gobierno que estuvo bajo su discreto, aunque absoluto, poder. Ordenó,por medio del Código Civil, las más importantes conquistas obtenidas por la Revolución y hasta consiguió la estabilidad religiosamediante la firma de un Concordato con la santa sede que duró hasta 1905.La nueva constitución del año VIII concedía al poder ejecutivo una gran fuerza y su mandato duraba diez años, siendo reelegible.Napoleón fue designado primer cónsul… Junto a otras características de poder personal, el nuevo poder ejecutivo que se establecíacon esta constitución comenzaba a recordar el poder absoluto del pasado.Solamente un cansancio por los actos revolucionarios, la preocupación ante las guerras que Francia mantenía contra la Europa delAntiguo Régimen, la necesidad de ordenar bajo una nueva administración el territorio francés y darle un contenido válido para lamayoría de este pueblo, explican la aceptación de un régimen que volvía a poner en práctica los principios del poder personal, ma-tizados por el reconocimiento a la existencia y aceptación de las constituciones –la gran conquista de la Revolución francesa-, peroconstitución que, en definitiva, contenía todas las posibilidades del poder absoluto, consentido porque Napoleón era ciertamente unproducto de la Revolución y ninguno de esos poderes había sido heredado por línea dinástica, sino conquistado por la acción per-sonal.Si se tiene en cuenta que este Consulado nacía de un golpe de estado, no deja de sorprender la cautela con que Napoleón se dirigehacia el poder personal y tampoco es extraño el hecho de que estos pasos no solamente fueran contemplados por los revolucionarios,casi todos ellos devorados o desencantados por la propia Revolución, sino seguidos o aceptados por una nueva conciencia en loshombres de aquel tiempo que les arrastraba hacia la organización de las conquistas más sólidas y estables de la Revolución.Era evidente el retroceso que la participación popular tenía en el nuevo régimen establecido por el Consulado. El pueblo de Franciapasaba, de los actos desordenados en la calle, a uniformarse militarmente y a colaborar en las glorias del Emperador. El Consuladofue el auténtico período de transición que le llevó de uno a otro camino.(Carmen Llorca, Napoleón Bonaparte, Historia 16, 1995)

No resulta fácil englobar la etapa napoleónica dentro del proceso revolucionario francés. Para algunos, Napoleón resulta el epi-gono necesario de la revolución; para otros, la revolución ya estaba concluida, constituyendo el imperio una fase distinta, posterior, a lapropia revolución. Y es que el significado ambivalente de este período permite igualmente considerar a Napoleón como la figura que en-carna los principios revolucionarios, consolidando sus alcances y poniendo fin a los desmanes radicales y a los desórdenes políticos ysociales, como el traidor al proyecto revolucionario, que impone un proceso reaccionario que termina con los avances parlamentarios ydemocráticos ensayados en los años anteriores, sustituyéndolos por una reformulación del antiguo despotismo, encarnado ahora en lafigura del Emperador. Esta dualidad es planteada en las dos grandes fases en que podemos dividir la hegemonía de Napoleón en lapolítica francesa, el Consulado y el Imperio, marcando el paso de una a otra etapa la línea divisoria con respecto a su papel y contribuciónen el proyecto revolucionario, si es que la “república coronada” que vino a representar el imperio realmente se distanció de los verdaderosideales republicanos. De cualquiera de las maneras, Napoleón quedará asociado a los grandes avances experimentados por el estadofrancés, que supusieron su modernización política, jurídica y administrativa bajo los principios jacobinos de centralización, igualdad y pa-triotismo. Las reformas administrativas (las prefecturas), el Código Napoleónico, el sistema educativo o la propia identidad nacional, aso-ciada con la grandeza (Grandeur) que Napoleón consiguió imprimir sobre la Francia imperial, además del orden político y social y elavance económico que Francia experimentó bajo su dominio político, conformaron la base política de la Francia contemporánea. Inclusosu papel de “exportador” de la revolución al resto de Europa, refleja la preocupación de los girondinos por ampliar el espacio revolucionariofuera de Francia, conscientes de que su supervivencia y tranquilidad dependía de la modernización y transformación política del resto delos estados de su entorno.

El papel que representó Napoleón en el desarrollo revolucionario está ligado a su condición de militar y a la situación exterior dela República, enfrentada a sucesivas coaliciones. Su rápida ascensión dentro del oficialato y el progresivo protagonismo del ejército con-virtieron a los militares, y con él a la cabeza, en la única institución capaz de garantizar cierto orden en una Francia sumida en el caos yla anarquía. Asimismo, Napoleón venía a representar el proyecto político de un amplio sector de la burguesía, ampliada en su diversidady heterogeneidad, en sus estratos más bajos, debido a las transformaciones revolucionarias, generosas en relación a los pequeños pro-pietarios agrícolas. Estos grupos, cansados ya de los excesos del radicalismo, que consideraban ya innecesaria la participación popularpara consolidar los avances revolucionarios, formaron la base sobre la que se apoyaron el consulado y el imperio, así como los nuevostextos constitucionales (Constitución del año VIII -1799- y Constitución del año X-1802-) que sirvieron de fundamento legal. Precisaban,además de la tranquilidad y el control políticos, asegurados por vía militar y con una sustancial reducción de los derechos políticos, de uncontexto propicio para su prosperidad y desarrollo económico y de una base cultural que reflejara su hegemonía social y económica. Eneste proceso, no exento de dificultades, Napoleón se vio obligado a neutralizar tanto a los monárquicos y realistas que pretendían unapronta restauración de la monarquía, como a los rebrotes del radicalismo que aspiraban al establecimiento de un régimen democrático yaun proto-socialista. El resultado fue el nacimiento de una nueva cultura burguesa que conseguía despojarse de los desvaríos del radi-calismo y que supo reintroducir principios aprovechables que contribuyeron a la estabilidad política y a la paz social, como la religión(Concordato de 1801), el orden (Código Civil de 1804) y un patriotismo de nueva índole, que la idea de imperio (28-5-1804, proclamadoEmperador) pudo asumir en sustitución del nacionalismo revolucionario.

1. Según Carmen Llorca, ¿cuál fue el principal efecto positivo y benéfico del Consulado? ¿Cuál fue el significado político del Código

Civil o Napoleónico? Busca información al respecto y señala la influencia que ha tenido este texto legal.

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2. Desde un punto de vista político, y comparada con las fases revolucionarias anteriores, ¿cómo caracteriza la autora a la etapa delConsulado? ¿A qué causas y circunstancias se debió su establecimiento?

3. ¿Cuál fue el papel que vino a representar el Consulado con respecto a la revolución iniciada en 1789? Cómo se definió el nuevorégimen por medio de la Constitución del año VIII?, busca información al respecto.

Al hacerse Napoleón Bonaparte del gobierno francés, en noviembre de 1799, hizo promulgar una nueva constitución, basada enesta oportunidad –según declaró- “sobre los verdaderos principios del gobierno representativo, sobre los sagrados derechos de pro-piedad, la igualdad y la libertad”, para anunciar enseguida que “la revolución ha terminado”.El ciclo revolucionario iniciado en 1789 había enseñado una organización monárquica reformada, una radical constitución jacobina,un conservador gobierno termidoriano, hasta la llegada del Consulado en 1899. Este último cuerpo de gobierno, del que participabaNapoleón, había heredado una importante tradición republicana, incluso democrática, pero también un legado conservador, propiasdel caído régimen monárquico.Con Napoleón, la nueva constitución convalidó el sufragio universal para los hombres, pero sólo en los eslabones más bajos de unproceso electoral indirecto, que culminaba con la elección de miembros para el parlamento, y pronto apareció un criterio censitario,es decir, de mayores derechos para quienes pagaran más impuestos.Esto no invalidó que Napoleón apelara a las masas electorales a través de diferentes plebiscitos, no exentas de la manipulación ofi-cial. No obstante, todo llevaba gradualmente a un gobierno cada vez menos republicano y cada vez más jerárquico y ambicioso,que encontraron asiento en dos despachos especiales: el del Ministerio del Interior y el del Ministerio General de Policía.

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En poco tiempo, Napoleón logró que el Consulado de tres miembros quedara enteramente en sus manos y, con posterioridad, quela Constitución del Año XII inaugurara el Imperio hereditario. Esto último sucedió en mayo de 1804, ante la amenaza de la restau-ración monárquica, impulsada por Gran Bretaña. Desde entonces, se desataron las guerras napoleónicas, que permitieron la ex-pansión del imperio francés, con el código napoleónico bajo el brazo, a gran parte de Europa. En esta ocasión, recordamos la fecha en que Napoleón fue coronado como emperador, el 2 de diciembre de 1804, con la inestimable–en virtud de sus ambiciones imperiales- presencia del Papa Pio VII. La frase elegida para la ocasión revela la fórmula general que explica la ascendencia de Napoleón sobre el pueblo. El período degobierno napoleónico –que duró hasta 1815- supuso un férreo disciplinamiento social y político. Sin embargo, ello no fue un exclusivolegado suyo. Tanto es así que se ha dicho que si Bonaparte fue el sepulturero de la libertad política, el Directorio ya le había facilitadoel cadáver. (Octave Aubry, El Pensamiento vivo de Napoleón, Buenos Aires, Editorial Losada, 1951).

1. ¿Qué supuso el paso del consulado al imperio? ¿Cuáles fueron las principales diferencias entre la Constitución del año XII y la quedio nacimiento al consulado? (busca información al respecto).

2. Desde un punto de vista de política interior, ¿qué significaba el nuevo imperio? ¿Qué sentido tenía el “populismo” en el nuevo régimenimperial?

3. Tras la lectura y reflexión sobre los dos textos, ¿Cuál crees que fue el papel de Napoleón con respecto a la revolución?; ¿mantuvo otraicionó los principios revolucionarios?

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3. Napoleón y el nuevo orden europeo.

Una de las ideas que más me ocuparon había sido la reunión, la concentración de los mismos pueblos geográficos que las revolu-ciones y la política han disuelto y dividido; de manera que contándose en Europa más de treinta millones de franceses, quince deespañoles, quince de italianos y treinta de alemanes, hubiera querido hacer de cada uno de estos pueblos un solo cuerpo de nación(...); !Yo me juzgaba digno de tamaña gloria!(...) En tal estado de cosas podía haber más probabilidades de conseguir en todas partes la unidad de códigos, de principios, opi-niones, sentimientos, ideas e intereses. Acaso entonces, con el apoyo de las luces universalmente extendidas, hubiera sido permitidosoñar la gran familia europea (...).Nadie podría negar que si, al entrar en España, Austria, en vez de declararme la guerra, me hubiese dejado cuatro meses de estanciaen España, todo hubiese terminado allí y en tres o cuatro años se habría visto una paz profunda, una prosperidad brillante, y unanación compacta (...).Como quiera que sea, esta reunión (la de Europa) se hará tarde o temprano (...) el impulso está ya dado, y no creo que después demi caída y la aparición de mi sistema pueda haber en Europa otro gran equilibrio que la reunión y la confederación de los grandespueblos.(Palabras de Napoleón el 11 de noviembre de 1816).

Durante los casi quince años que constituyen la etapa napolénica, apenas pudo disfrutar Francia de un momento de paz. Losestados absolutistas de Europa siguieron mirando con prevención hacia un país que seguía representando los principios revolucionarios,que el propio Napoleón amenazaba extender más allá de sus propia fronteras. Inglaterra, a su vez, participaba de estos recelos, en cuantoel desarrollo económico que empezaba a experimentar el estado vecino podía poner en cuestión su hegemonía comercial en Europa yen América, lo que situaba a la gran potencia marítima en continua enemistad contra la Francia napoleónica. Por otra parte, Napoleón in-tensificó la idea expansionista que fue gestando la propia revolución y que él se encargó de cumplir en sus campañas militares, cobrandoahora una nueva dimensión al formar la base territorial de su proyecto imperialista. En su idea de imperio, la anhelada paz de Europasólo era alcanzable por medio de la reunión de todos los pueblos bajo una misma confederación, sometida al propio Napoleón y a lanueva dinastía familiar que pretendía establecer sobre los estados anexionados. Para ello era necesario el dominio y hegemonía militardel ejército napoleónico y el introducir sobre los nuevos territorios los logros y avances de la Francia republicana, obtenidos gracias a larevolución. Sin duda esta idea de imperio era novedosa, y bien podemos tomarla como anticipadora de la moderna idea de Europa, sinolvidar el carácter de dominación y explotación que mantenía, como cualquier otro, el imperio francés. Si la superioridad militar de laFrancia napoleónica estaba asegurada en el ámbito continental, gracias a las implicaciones derivadas de la democratización del ejército,del sistema de reclutamiento y la modernización de las tácticas militares que llevaba aparejado este proceso, la superioridad marítimacorría de parte de Inglaterra. De ahí que la gran estrategia política y militar que aplicó Napoleón, tras la derrota de Trafalgar, se centraraen lo que vino a conocerse como “sistema continental”, tendente a cerrar o bloquear el comercio inglés con la Europa continental. Un pro-yecto de difícil cumplimiento que exigía un gran rigor en el control de los estados y territorios que se encontraban bajo dominio francés osimplemente aliados, que derivóen las campañas más arriesgadas, como la invasión de España y Portugal, que terminaron con un terriblefracaso, al igual que la que emprendió al objeto de domeñar a la Rusia zarista y contrarrestar cualquier disputa a la hegemonía napoleónicaen Europa.

La presencia militar napoleónica actuó como un catalizador o detonante en los territorios sobre los que se produjo, provocandoel inicio de procesos de transformación que conducían al fin del Antiguo Régimen y al establecimiento de nuevas sociedades burguesas,provocando la sustitución de los estados absolutistas por unos incipientes sistemas constitucionales. En el caso de España, por ejemplo,las abdicaciones de los monarcas españoles (Carlos IV y su hijo Fernando VII) en favor de Napoleón y de éste en su hermano, José Bo-naparte, trajo consigo el fin del régimen feudal y de las instituciones políticas asociadas, incluida a la propia Inquisición, proyectando unatransformación de las estructuras políticas, económicas y administrativas. La Constitución de Bayona, una especie de carta otorgada quedebía servir de base legal para el nuevo ordenamiento político del país, supuso el primer texto constitucional español y el programa decambios que conducirían al nacimiento de un sistema constitucional bajo la órbita del Imperio francés. En el caso de Italia, las tropas na-poleónicas, que lograron limitar la dominación austríaca, supusieron el despertar del movimiento nacional italiano que, décadas mástarde, pondría en marcha el proyecto unificador. Desde este punto de vista no puede limitarse el potencial liberalizador y modernizadordel imperio napoleónico, que supuso el cuestionamiento definitivo del Antiguo Régimen y que iba a provocar, a corto y medio plazo (trasel paréntesis de la Restauración), el triunfo de las nuevas sociedades burguesas en la Europa occidental.

1. Cuando Napoleón se refiere a las “revoluciones” que han afectado a los pueblos de Europa, ¿qué papel le cupo a Napoleón en esosprocesos? ¿Puede decirse que Napoleón y sus ejércitos provocaron las revoluciones en otros estados europeos? En el caso de España,¿cómo ocurrió este proceso?

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2. A partir de las declaraciones del propio Napoleón y de la información que busques por tu cuenta, ¿cuál era el proyecto político delimperio napoleónico?

3. ¿Por qué se establecieron coaliciones militares contra el expansionismo francés? ¿Qué sentido e intereses políticos tenían estas alian-zas militares? ¿Cuáles fueron los intereses concretos de Inglaterra y cómo respondió el propio Napoleón para neutralizarla?

4. ¿Cuál fue el papel del imperialismo napoleónico con respecto al desarrollo de los nacionalismos europeos, por ejemplo, en el caso deItalia o en el de la Península Ibérica?

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5. ¿Crees que se puede asociar el imperio napoleónico con el desarrollo de la idea de Europa, tal como la concebimos hoy en día?

El imperio napoleónico y los viejos imperios.

1. ¿Cuáles eran las principales potencias europeas en el siglo XVIII? ¿Quiénes eran las que ejercían la hegemonía o predominio políticoy comercial? ¿Qué regímenes políticos representaban? ¿Cuál había sido la actitud de estas potencias hacia la Francia revolucionaria?

2. Busca información relativa a las coaliciones que se fueron desarrollando contra la Francia revolucionaria y napoleónica, cuáles fueronlos países que las formaron, en qué fechas y cuáles fueron las principales batallas y tratados a que dieron lugar.

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3. ¿Cuál fue el alcance territorial del imperio napoleónico, es decir, qué territorios incluía? ¿Cuáles fueron los países aliados o depen-dientes? ¿Cómo controlaba Napoleón esos territorios que se encontraban bajo su tutela o dominio?

4. ¿Qué significaron en la evolución del imperio napoleónico las campañas de Rusia y la Guerra de España? ¿A qué se debieron uno yotro fracaso?

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2. Cronología de la biografía política de Napoleón Bonaparte. Selecciona los principales acontecimientos de la biografía política de Na-poleón y sitúalos en el eje cronológico, describiéndolos brevemente en un recuadro.

1795

1797

1793

1801

1803

1799

1807

1805

1815

1813

1811

1809

Establece los principales períodos de la biografía política de Napoleón y de la que podemos considerar como Francia Napoleónica. Pinta de esos coloreslos segmentos.