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45612983 La Cocina Futurista

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Título del original en italiano: La cucina futurista© by sucesores de F. T. Marinetti, 1981

Traducción: Guido Filippi Diseño de cubierta: Julio Vivas

Derechos para todas las ediciones en castellano

© by Editorial Gedisa, S. A, Muntaner, 460, entlo, 1.a Tel. 201 60 00 08006 - Barcelona - España

ISBN 84-7432-221-9 Depósito Legal: B. 13.068-1985

Impreso y encuadernado en Gráficas M. Pareja Montaña, 16 - 08026 Barcelona

Impreso en España Printed in Spain

Queda prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio de impresión, en forma idéntica, extractada o modificada, en castellano o cualquier otro idioma.

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Tabla de contenidoIntroducción 4Una comida que evitó un suicidio 5Manifiestos Ideología Polémica 8El banquete de la "Penna d'Oca" y el manifiesto de la Cocina Futurista 9

El "Carneplástico" 10

Ecuador + Polo Norte 10

Prensa 12V. G. Pennino, primer cronista de la "Gazzetta del Popolo", interviene en la polémica con esta carta a F. T. Marinetti:...............14

El Primer Cocinero del Rey 14

Schopenhauer y la pastasciutta 14

Un médico del '500 contra la pastasciutta 14

La pastasciutta es de origen ostrogodo 15

Batalla por la sanidad, agilidad y vivacidad del intelectualismo italiano 17La pastasciutta no es la comida de los combatientes 17

La opinión mundial 18Spaghetti para los Italianos, Cuchillos y Tenedores para Todos, son prohibidos en Manifiesto Futurista sobre la Comida 18

Contra la cocina de gran hotel y la extranjero filia 19Contra la extranjerofilia 19

Manifiesto futurista para las señoras y los intelectuales 19

La Taberna del Santopalato 22Trenes especiales para Turín 22

"Santopalato" sin especulación. 22

La nutrición por radio 23

El primer banquete futurista 25Conferencias culinarias 28El Banquete Futurista de Novara 29El Gran Banquete Futurista de París 31El aerobanquete futurista de Chiavari 33El aerobanquete futurista de Boloña 34Anécdotas típicas 36Menú heroico invernal 39Menú estival de pintura-escultura 40Menú parolíbero primaveral 41Menú musical otoñal 42Menú nocturno de amor 43Menú turístico 44Menú oficial 45Menú de Bodas 46Menú económico 47Menú de soltero 48Menú extremista 49Menú dinámico 50Menú arquitectónico Sant'Elia 51Menú aeropictórico en carlinga 52Menú aero escultórico en carlinga 53Menú aeropoético futurista 54Menú táctil 55Menú síntesis de Italia 56Menú geográfico 57Menú de primero de enero 58Menú rejuvenecedor 59Menú improvisado 60Menú declaración de amor 61

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Menú sacro 62Menú simultáneo 63Menú deseo blanco 64Menú astronómico 65Recetario futurista para restaurantes y "Aquisebebe" 66Pequeño Glosario de la Cocina Futurista 78Pequeño Glosario de la Cocina Futurista

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IntroducciónContrariamente a las críticas lanzadas y a aquéllas previsibles, la revolución culinaria futurista, ilustrada en este

volumen, se propone el objetivo alto, noble y útil a todos de modificar radicalmente la alimentación de nuestra raza, fortificándola, dinamizándola y espiritualizándola con novísimas viandas en las cuales la experiencia, la inteligencia y la fantasía sustituyan económicamente a la cantidad, la banalidad, la repetición y el costo.

Esta, nuestra cocina futurista, regulada como el motor de un hidroavión de alta velocidad, parecerá a algunos temblorosos pasatistas demencial y peligrosa: ella desea, en cambio, crear finalmente una armonía entre el paladar de los hombres y su vida de hoy y de mañana.

Salvo celebradas y legendarias excepciones, los hombres se han nutrido hastaahora como las hormigas, las ratas, los gatos y los bueyes. Nace con nosotros, los futuristas, la primera cocina humana, esto es el arte de alimentarse. Como todas las artes, ella excluye el plagio y exige la originalidad creativa.

No por casualidad esta obra es publicada en medio de una crisis económica mundial cuyo desenvolvimiento es imprevisible; más previsible es el peligroso y deprimente pánico. A este pánico nosotros oponemos una cocina futurista, en otras palabras: el optimismo a la mesa.

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Una comida que evitó un suicidio

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El 11 de mayo de 1930, el poeta Marinetti partía en automóvil hacia el lago Trasimeno, obedeciendo preocupado a este extravagante y misterioso telegrama:

"Querido, puesto que ella partió definitivamente estoy perseguido por angustia torturante Stop Tristeza inmensa me impide sobrevivir Stop Suplico vengas enseguida antes que llegue aquella que se le parece demasiado pero no bastante Giulio."

Marinetti, decidido a salvar a su amigo, había invocado telefónicamente la intervención de Enrico Prampolini y Fillia, aeropintores, cuya genialidad le pareció adecuada al caso, sin duda gravísimo.

Quirúrgicamente, el conductor del automóvil buscó y encontró, sobre la orilla y entre los juncales doloridos del lago, la villa. En realidad se escondía en el fondo del parque, que alternaba pinos umbrosos devotos del Paraíso y cipreses diabólicamente sumergidos en las tintas del Infierno: un verdadero Palacio, más que una villa.

Bajo el umbral, junto a la portezuela del automóvil, el rostro demacrado y la mano tendida, demasiado blanca, de- Giulio Onesti. Este seudónimo, que enmascaraba su verdadero nombre, su participación combativa y creadora en las veladas futuristas de veinte años antes, su vida de sabiduría y de riquezas acumuladas en el Cabo de Buena Esperanza, la súbita fuga de los centros habitados, monopolizaron la conversación parolíbera que precedió a la comida eh el polícromo Quisibeve [Aquísebebe] de la villa. A la mesa, en la habitación tapizada de rojo remordimiento aterciopelado, que bebía por las amplias ventanas una medialuna naciente pero ya inmersa en la muerte de las aguas, Giulio murmuró: "Intuyo en vuestros paladares el tedio de un antiquísimo hábito y la convicción de que semejante modo de nutrirse prepara para el suicidio. ¡Vamosl Me confieso brutalmente a vosotros y a vuestra probada amistad: desde hace tres días la idea del suicidio ocupa toda la villa y también el parque. Por otra parte, no he tenido aún la valentía de escapar de la casa. ¿Qué me aconsejáis?"

Largo silencio."¿Queréis saber el porqué? Os lo digo: ella, ¡tú la conoces, Marinetti! Ella se suicidó hace tres días en Nueva York.

Ciertamente me llama. Ahora, por una extraña coincidencia, interviene un hecho nuevo y significativo. He recibido ayer este despacho... es de la otra que se le parece... demasiado... pero no bastante. Os diré en otra oportunidad su nombre y quién es. El despacho me anuncia su inminente arribo..." Largo silencio. Luego Giulio fue presa de un temblor convulso, irrefrenable: —No quiero, no debo traicionar a la muerta. ¡Por lo tanto me suicidaré esta noche!

— ¡A menos que! —gritó Prampolini.— ¡A menos que! —repitió Fillia.— ¡A menos que...! —concluyó Marinetti— a menos que tú nos conduzcas inmediatamente a tus ricas y bien provistas

cocinas!Entre los cocineros aterrorizados y dictatorialmente privados de su autoridad y los fuegos encendidos, Enrico Prampolini

aulló: —Necesitan nuestras manos geniales cien sacos de los siguientes ingredientes indispensables: harina de castañas, harina de trigo, harina de almendras, harina de centeno, harina de maíz, polvo de cacao, pimienta, azúcar y huevos. Diez jarras de aceite, miel y leche. Un quintal de dátiles y de bananas. —Serás servido esta misma noche —ordenó Giulio. Inmediatamente los sirvientes comenzaron a transportar grandes y pesados sacos descargando piramidales montones amarillos, blancos, negros, rojos, que transformaban las cocinas en fantásticos laboratorios donde las enormes cacerolas arrojadas por el suelo parecían grandiosos pedestales de una escultura imprevisible.

— ¡A trabajar —dijo Marinetti— ¡ohl artistas."Mis aeropoesías ventilarán vuestros cerebros como hélices zumbantes". Fillia improvisó un aerocomplejo plástico de harina

de castañas, huevos, leche y cacao, donde planos atmosféricos nocturnos eran intresecados por planos de amaneceres grisáceos con espirales de viento expresados mediante tuberías de pastaflora. Enrico Prampolini, que había rodeado celosamente de biombos su trabajo creativo, al brillo del alba en el horizonte que resplandecía a través de la ventana abierta, gritó: —La tengo finalmente entre los brazos y es bella, fascinante, carnal, capaz de curar cualquier deseo de suicidio. ¡Venid a admirarla! Derribó los biombos apareciendo el misterioso suave tremendo complejo plástico de ella. Comestible. Gustosa a tal punto era, en efecto, la carne de la curva que significaba la síntesis de todos los movimientos de la cadera. Y lucía su azucarado vello excitando el esmalte de los dientes en las bocas atentas de los dos compañeros. Más arriba, las esféricas dulzuras de los senos ideales hablaban a distancia geométrica sobre la cúpula del vientre, sostenida por las líneas de fuerza de los muslos dinámicos.

—No os acerquéis —gritó a Marinetti y a Fillia— no la oláis. Alejaos. He advertido vuestras bocas malignas y voraces. Me la comeréis toda en un instante.

Retomaron el trabajo deliciosamente aguijoneados por los largos rayos elásticos de la aurora, cirros rojos, trinos de pájaros y crujidos de aguas leñosas cuyo barniz verdeazulado estallaba en brillos dorados. Atmósfera embriagante pródiga de formas colores con planos de afiladas luces y lustrosas redondeces de un esplendor que el ronroneo altísimo de un aeroplano pulía melodiosamente.

Manos inspiradas. Narices abiertas para dirigir la uña y el diente. A las siete nacía del mayor horno de la cocina "la pasión de las rubias", excelso complejo plástico de hojaldre esculpido en planos progresivamente degradados en forma de pirámide, cada uno de los cuales tenía una leve curva de boca, vientre o caderas, su propio y sensual modo de fluctuar, su propia sonrisa. En lo alto, un cilindro giratorio de pasta de maíz montado sobre un perno, el que al acelerarse enmarañaba en toda la estancia una masa enorme de áureo algodón azucarado. Ideado por Marinetti y realizado bajo sus dictados por Giulio Onesti, improvisado escultor-cocinero, angustiadísimo y tembloroso, el complejo plástico fue plantado por él mismo sobre una gigantesca cacerola de cobre vuelta hacia abajo.

Pronto rivalizó tanto con la fuerza de los rayos solares como para embriagar a su creador, quien infantilmente besó con la lengua la obra.

Fueron modelados por Prampolini y Fillia: una "esbelta velocidad", audaz lazo de pastaflora, síntesis de todos los automóviles ávidos de curvas ausentes, y una "Ligereza de vuelo" que ofrecía a las bocas ansiosas una mezcla de 29 plateados pendientes de mujer con cubos de ruedas y aspas de hélices, todo plasmado en esponjosa masa leudada. Con bocas de simpáticos antropófagos, Giulio Onesti, Marinetti, Prampolini y Fillia reconfortaban el estómago de cuando en cuando con un sabroso escombro estatuario.

En el silencio de la tarde el trabajo se volvió muscularmente acelerado. Deliciosas masas que transportar. El torrente del tiempo huía bajo sus pies, en equilibrio sobre los guijarros pulidos y movedizos del pensamiento. En una pausa, Giulio Onesti dijo:

—Si la Otra llega con el crepúsculo o con la noche, le ofreceremos una aurora artística comestible verdaderamente inspirada. Mas no trabajaremos para ella. Su boca, si bien ideal, será la de una invitada más. Giulio Onesti manifestaba sin embargo una inquitud que no respondía a la sernidad futurista de su cerebro. Temía a la próxima visitante. Aquella boca inminente preocupaba también a los tres futuristas que trabajaban. La intuían y la saboreaban entre los perfumes de vainilla, de bizcochos, de rosas, violetas y aromos que en el parque y en la cocina la brisa primaveral fusionaba, ebria de esculpir también ella.

Nuevo silencio.Bruscamente un complejo plástico de chocolate y turrón representando las "formas de la nostalgia y del pasado" se precipitó a

tierra ruidosamente, azucarando todo con líquidas tinieblas pegajosas. Con calma retomar la materia. Crucificarla bajo agudos

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clavos de voluntad. Nervios. Pasión. Gozo de los labios. Todo el cielo en las narices. Chasquear de lenguas. Contener la respiración para no echar a perder un sabor cincelado.

A las seis de la tarde desplegarse en lo alto de dulces dunas de carne y arena hacia dos grandes ojos de esmeralda en quienes se espesaba ya la noche. La obra maestra. Llevaba por título "las curvas del mundo y sus secretos". Marinetti, Prampolini y Fillia, colaborando, le habían inoculado el magnetismo suave de las mujeres más bellas y de las más bellas Africas jamás soñadas. Su arquitectura oblicua de blandas curvas celestiales encubría la gracia de los múltiples piececillos femeninos en una densa y azucarada relojería verde de palmeras de oasis que mecánicamente engranaban sus penachos de ruedas dentadas. Más abajo podía oírse la locuaz felicidad de los arroyuelos paradisíacos. Era un comestible complejo plástico de motor, perfecto. Prampolini dijo:

—Veréis que él la vencerá. —Tintineó proféticamente la campanilla en el fondo del parque.

A medianoche, en la vasta sala de armas, los futuristas Marinetti, Prampolini y Fillia esperaban al dueño de casa, invitado a su vez para inaugurar y degustar juntos la gran Muestra de escultura Comestible ya lista. En un rincón, junto a un ventanal lleno de acres y malsanas luces sublacustres, masas de alabardas y pabellones de carabinas que reñían con dos enormes cañones de montaña habían sido amontonados brutalmente como por una mágica fuerza sobrehumana. Sobrehumana en realidad resplandecía en el ángulo opuesto, bajo once lámparas eléctricas, la Muestra de los 22 complejos plásticos comestibles.

Entre todos, turbaba aquel titulado "las curvas del mundo y sus secretos." Como agotados por tanto aerodinamismo lírico-plástico, yacían cansadísimos Marinetti, Prampolini y Fillia sobre un amplio tapete de plumas danesas que por la suavidad perlada de la luz eléctrica parecía viajar, nube acosada por los proyectores en la noche. De un salto estuvieron de pie al acercarse dos voces, una viril aunque cansada, la otra femenina y agresiva. Un breve intercambio de gentilezas, estupor, regocijo hacia ella, de ella. Luego la inmovilidad y el silencio de los cinco. Bellísima mujer, pero de una belleza tradicional. Para su fortuna, los grandes ojos verdes, llenos de falsa ingenuidad infantil, bajo la breve frente inundada de ricos cabellos casi rubios y casi castaños, sublevaban y encendían las curvas sosegadas y la exquisita elegancia minuciosa del cuello, de los hombros y de las delgadas caderas apenas enfundadas en géneros dorados.

—No me toméis por necia —murmuró con gracia lánguida— estoy atontada. Vuestro ingenio me espanta. Os suplico que me expliquéis las razones, las intenciones, los pensamientos que os han dominado mientras esculpíais tantos deliciosos olores, sabores, colores o formas.

A ella, que cauta y esculturalmente excavaba al propio cuerpo, en los cojines las pieles y las alfombras, un nicho guarida de fiera refinada, Marinetti, Prampolini y Fillia le heblaban alternándose como tres pistones bien aceitados de la misma máquina.

Echado de bruces a sus pies, la cara vuelta al centro de la Tierra, Giulio Onesti soñaba y escuchaba. Dijeron:—Amamos a las mujeres. A menudo nos hemos torturado con mil besos golosos en el ansia de comernos una. Desnudas nos

parecieron siempre trágicamente vestidas. Su corazón, abrazado por el supremo gozo del amor, nos pareció el ideal fruto para morder, masticar, sorber. Todas las formas del hambre que caracterizan el amor nos guiaron en la creación de estas obras de genio y de lengua insaciable. Son nuestros estados de ánimo realizados. La fascinación, la gracia infantil, la ingenuidad, el alba, el pudor, el furibundo torbellino del sexo, la lluvia de todos los desvarios y todas las afectaciones, los pruritos y las rebeliones contra la antiquísima esclavitud, uno y todos han encontrado aquí, mediante nuestras manos, una expresión artística tan intensa como para exigir no sólo los ojos y relativa admiración, no sólo el tacto y relativas caricias, mas los dientes, la lengua, el estómago, los intestinos igualmente enamorados. —Por caridad —suspiró sonriendo— moderad vuestro salvajismo. —Nadie os comerá por ahora —dijo Prampolini— a menos que el delgadísimo Fillia...

Añadió Marinetti:—En este catálogo de la Muestra de escultura comestible, Ud. podrá leer esta noche las originales habladurías erótico-

sentimentales que suscitaron en los artistas ciertos sabores y ciertas formas aparentemente incomprensibles. Arte ligero aviatorio. Arte contemporáneo. Arte comestible. El eterno femenino fugitivo aprisionado en el estómago. La doliente superaguda tensión de las más frenéticas lujurias finalmente apagadas. Nos juzgáis salvajes, otros nos creen complicadísimos y civilizadísimos. Somos los instintivos nuevos elementos de la gran Máquina futura lírica plástica arquitectónica, toda leyes nuevas, todas directivas nuevas.

Una larga pausa de silencio fulminó de sueño a Marinetti, Prampolini y Fillia. La mujer los contempló por algunos minutos, luego abandonó la cabeza hacia atrás y se adormeció también ella. El débil chapoteo de las respiraciones cargadas de deseos, de imágenes y de impulsos, armonizaba con el chapoteo burbujeante y sonoro del juncal en el lago acariciado por la brisa nocturna. Cien moscones azul-violetas efectuaban un asalto artístico enloquecido a los altos globos eléctricos, incandescencias dignas de esculpirse también ellas, lo antes posible y a cualquier precio. De repente, con la espalda sospechosa de un ladrón, Giulio, girando apenas la cabeza a derecha e izquierda para convencerse de que escultores y escultora de vida dormían profundamente, se paró de un salto. Agilmente, sin hacer ruido, recorrió de una ojeada circular la gran sala de armas y decidido se encaminó hacia el alto complejo plástico "las curvas del mundo y sus secretos". De rodillas frente a él, inició la amorososa adoración con los labios, la lengua y los dientes. Hurgando y dando vuelta el bello palmar de azúcar, como un tigre agazapado, mordió y devoró un suave piececillo patinador de nubes. A las tres de esa madrugada, con un tremendo retorcerse de espaldas, hincó los dientes en el denso corazón de los corazones del placer. Escultores y escultora dormían. Al alba, comió las esferas mamarias de la suprema leche materna. Cuando su lengua rozó las largas pestañas que defendían las voluminosas alhajas de la mirada, gruesos nubarrones se espesaron velozmente sobre el Lago desplomando un fulmíneo rayo anaranjado y verde que devastó el juncal a pocos metros de la sala de armas. Siguió la lluvia de las lágrimas vanas. Sin fin. Se intensificaba así el sueño de los escultores y de la escultora de vida. Quizá para refrescarse, con la cabeza descubierta, Giulio salió entonces al parque completamente invadido por las azoradas tuberías del sonido del trueno. Se sentía al mismo tiempo puro, liberado, vacío y lleno. Gozoso y gozado. Poseedor y poseído. Unico y total.

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Manifiestos Ideología Polémica

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El banquete de la "Penna d'Oca" y el manifiesto de la Cocina Futurista

Desde el inicio del Movimiento Futurista Italiano, es decir, 23 años atrás (febrero de 1909) la influencia de la alimentación en las capacidades creativas, fecundadoras y agresivas de las razas agitó a los principales futuristas. Esto se discutía a menudo entre Marinetti, Boccioni, Sant'Elia, Russolo, Baila. Hubo en Italia y Francia algunas tentativas de renovación culinaria. Repentinamente, el 15 de noviembre de 1930 la urgencia de una solución se impuso:El restaurante "Penna d'Oca" de Milán, dirigido por Mario Tapparelli, ofreció a los futuristas milaneses un banquete que intentaba ser un elogio gastronómico al futurismo.

Esta lista de platos: ganso gordo helado en la luna lágrimas del dios "Gavi" caldo de rosas y solfavorito del mediterráneo zig, zug, zag cordero asado en salsa de león ensaladita del alba sangre de Baco "tierra ricasoli"corazones oportunistas de alcachofa lluvia de hilos azucarados espuma hilarante "cinzano" fruta recogida en el jardín de Eva café y licores.

gustó mucho a los convidados: S.E. Fornaciari Prefecto de Milán, S.E. Marinetti, Hon. Farinacci, Hon. Sansanelli, S.E. Giordano, Humberto Notari, Pick Mangiagalli, Chiarelli, Steffenini, Repací, Ravasio y los futuristas Depero, Prampolini, Escódame, Gerbino, etc.

Los menos futuristas eran los que más aplaudían. Y era lógico, puesto que, exceptuando el caldo de rosas que embriagó los paladares futuristas de Marinetti, Prampolini, Depero, Escódame y Gerbino, los platos aparecieron tímidamente originales y aun ligados a la tradición gastronómica. El cocinero Bulgheroni fue repetidamente aclamado.

Marinetti, invitado a hablar delante de un micrófono de la Radio dispuesto sobre la mesa entre "corazones oportunistas de alcachofa" y "lluvia de hilos azucarados", dijo:

—Os anuncio el próximo lanzamiento de la cocina futurista para la renovación total del sistema alimentario italiano, adaptándolo lo antes posible al requerimiento de los nuevos esfuerzos heroicos y dinámicos impuestos a la raza. La cocina futurista será liberada de la vieja obsesión del volumen y del peso y tendrá por uno de sus principios la abolición de la pastasciutta. La pastasciutta, en cuanto complaciente al paladar, es un plato pasatista porque engorda, embrutece, engaña en su capacidad nutritiva, nos hace escépticos, lentos, pesimistas. Es por otra parte patriótico favorecer como sustituto al arroz.

Este discurso suscitó entre los convidados aplausos alborotados y turbulenta irritación. Marinetti desafió a las ironías precisando su pensamiento. A partir del día siguiente estallaron en todos los periódicos violentísimas polémicas en las cuales participaban todas las categorías sociales, desde las señoras a los cocineros, literatos, astrónomos, médicos, vagabundos, comadronas, soldados, campesinos, estibadores portuarios. Cada vez que en cualquier restaurante, hostería o casa de Italia se servía pastasciutta, inmediatamente se trenzaban interminables discusiones.

El día 28 de diciembre de 1930, en la Gazzetta del Popo- lo de Turín apareció

El manifiesto de la Cocina Futurista

"El Futurismo italiano, padre de numerosos futurismos y vanguardistas extranjeros, no permanece prisionero de las victorias mundiales obtenidas en veinte años de grandes batallas artísticas y políticas a menudo consagradas con sangre como las llamó Benito Mussolini. El Futurismo italiano enfrenta aún a la impopularidad con un programa de renovación total de la cocina.

Tíntre todos los movimientos artístico-literarios es el único que tiene por esencia la audacia temeraria. El novecentismo pictórico y el novecentismo literario son en realidad dos; futurismos de derecha moderadísimos y prácticos.

Apegados a la tradición, ellos tientan prudentemente lo nuevo para obtener de la una y de lo otro la máxima ventaja.

Contra la pastasciutta

El Futurismo fue llamado por los filósofos "misticismo de la acción" por Benedetto Croce "antihistoricismo", por Graga Aranha "liberación del terror estético", por nosotros "orgullo italiano innovador", fórmula de "arte-vida original", "religión de la velocidad", "máximo esfuerzo de la humanidad hacia la síntesis", "higiene espiritual", "método de infalible creación", "esplendor geométrico veloz", "estética de la máquina".

Antiprácticamente entonces, nosotros los futuristas nos desentendemos del ejemplo y del reproche de la tradición para inventar a cualquier costo lo nuevo juzgado por todos descabellado.

Aun reconociendo que hombres mal o groseramente alimentados han realizado grandes cosas en el pasado, nosotros afirmamos esta verdad: se piensa, se sueña y se obra según aquello que se bebe y se come.

Consultamos al respecto nuestros labios, nuestra lengua, nuestro paladar, nuestras papilas gustativas, nuestras secreciones glandulares y entramos genialmente en la química gástrica.

Los futuristas sentimos que para el hombre el placer de amar es excavador abisal de arriba hacia abajo, mientras que para la mujer es horizontal en abanico. El placer del paladar es en cambio para ambos siempre ascendente, de abajo hacia arriba del cuerpo. Sentimos además la necesidad de impedir que el italiano se vuelva cúbico, torpe, rechoncho, de una compacidad opaca y ciega. Debe en cambio armonizar aun más con la italiana, delgada transparencia estilizada de pasión, ternura, luz, voluntad, osadía, tenacidad heroica. Preparamos una agilidad de cuerpos italianos adaptados a los ligerísimos trenes de aluminio que sustituirán a los actuales de pesados hierros, maderas, aceros.

Convencidos de que en la probable conflagración futura vencerá el pueblo más ágil, más impetuoso, nosotros los futuristas, después de haber agilizado la literatura mundial con las palabras en libertad y el estilo simultáneo, desvirtuado el teatro del tedio mediante síntesis alógicas por sorpresa y dramas de objetos inanimados, inmensificando la plástica con el antirrealismo, creado el

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esplendor geométrico arquitectónico sin decorativismo, la cinematografía y la fotografía abstractas, establecemos ahora la alimentación apropiada para una vida cada vez más aérea y veloz.

Creemos ante todo necesaria:

a) la abolición de la pastasciutta, absurda religión gastronómica italiana. Quizá beneficie a los ingleses el bacalao, el roast-beef y el budín, a los holandeses la carne cocida con hueso, a los alemanes el sauer-kraut, el tocino ahumado y el salchichón; mas a los italianos la pastasciutta no nos beneficia. Contrasta, por ejemplo, con el espíritu vivaz y con el alma apasionada, generosa, intuitiva de los napolitanos. Estos han sido combatientes heroicos, artistas inspirados, oradores impetuosos, abogados sagaces, agricultores tenaces, a despecho de la voluminosa pastasciutta cotidiana. Al comerla ellos desarrollan el típico escepticismo irónico y sentimental que trunca a menudo su entusiasmo.

Un inteligentísimo profesor napolitano, el Dr. Signorelli, escribe: "A diferencia del pan y del arroz la pastasciutta es un alimento que se engulle, no se mastica. Este alimento amiláceo es en gran parte digerido en la boca por la saliva y el trabajo de transformación es desempeñado por el páncreas y por el hígado. Esto conlleva un desequilibrio acompañado por disturbios de estos órganos. De ello derivan: desgano, pesimismo, inactividad nostálgica y neutralismo".

Invitación a la química

La pastasciutta, nutritivamente inferior en un 40% a la carne, al pescado, a las legumbres, vincula a los italianos de hoy con los lentos telares de Penélope y.los soñolientos veleros a la espera del viento. ¿Por qué oponer todavía su pesado bloque a la inmensa red de ondas cortas-largas que el genio italiano ha lanzado sobre océanos y continentes, y a los paisajes de color-forma-sonido que la radiotelevisión hace navegar en torno de la tierra? Los defensores de la pastasciutta llevan la bola de hierro o la ruina en el estómago, como presidiarios o arqueólogos. Recordad finalmente que la abolición de la pastasiutta liberará a Italia del costoso grano extranjero y favorecerá la industria italiana del arroz.

b) La abolición del volumen y del peso en el modo de concebir y valuar la nutrición.c) La abolición de las tradicionales combinaciones para impulsar la experimentación de todas las nuevas

combinaciones aparentemente absurdas, según el consejo de Jarro Maincave y otros cocineros futuristas.d) La abolición del cotidianismo mediocrista en los placeres del paladar.Invitamos a la química al deber de dar al cuerpo las calorías necesarias mediante equivalentes nutritivos gratuitos de estado en

polvo o pildoras, compuestos albuminosos, grasas sintéticas y vitaminas. Se llegará así a una real disminución del costo de la vida y de los salarios con relativa reducción de las horas de trabajo. Hoy para dos mil kilovatios se precisa solamente un operario. Las máquinas pronto constituirán un obediente proletariado de hierro, acero y aluminio al servicio de los hombres casi totalmente aligerados del trabajo manual. Este, siendo reducido a dos o tres horas, permite perfeccionar y ennoblecer las demás horas con el pensamiento, las artes y la degustación de comidas perfectas.

En todas las castas sociales las comidas serán espaciadas, pero perfectas en el cotidianismo de los equivalentes nutritivos.

La comida perfecta exige:1. Una armonía original de la mesa (cristalería, vajilla, decoración) con los sabores y colores de las viandas.2. La originalidad absoluta de las viandas.

El "Carneplástico"

Ejemplo: para preparar el Salmón de Alaska al rayo de sol con salsa Marte, se toma un bello salmón de Alaska, se lo rebana y asa a la parrilla con pimienta, sal y buen aceite hasta que esté bien dorado. Se agregan tomates cortados al medio previamente cocidos en la parrilla con perejil y ajo.

Al momento de servirlo se posan sobre las rebanadas filetes de anchoa entrelazados. Sobre cada rebanada una rodaja de limón con alcaparras. La salsa estará compuesta de anchoas, yemas de huevos duros, albahaca, aceite de oliva, una copita de licor italiano Aurum, y será pasada por el tamiz. (Fórmula de Bulgheroni, primer cocinero de la Penna d'Oca.)

Ejemplo: Para preparar la Perdiz a la Montañesa con salsa Venus, tomad una hermosa perdiz, limpiadla, cubridla con lonchas de jamón y tocino, colocadla en una cacerola con manteca, sal, pimienta, enebrina, co- cedía en horno muy caliente durante quince minutos regándola con cognac. Apenas sacada de la cacerola posadla sobre una corteza cuadrada de pan embebida en ron y cognac y cubridla de hojaldre. Colocadla nuevamente en el horno hasta que el hojaldre esté bien cocido. Servidla con esta salsa: medio vaso de marsala y vino blanco, cuatro cucharadas de mirtillo, cáscara de naranjas rallada, todo hervido durante diez minutos. Poned la salsa en la salsera y servidla muy caliente. (Fórmula de Bulgheroni, primer cocinero de la Penna d'Oca.)

3. La invención de apetitosos complejos plásticos, cuya armonía original de formas y colores nutra los ojos y excite la fantasía antes de tentar a los labios.

Ejemplo: El Carneplástico, creado por el pintor futurista Fillia, interpretación sintética de los paisajes italianos, está compuesto por una gran albóndiga de carne de ternero asada, rellena de once variedades diversas de verduras cocidas. Este cilindro, dispuesto verticalmente en el centro del plato, es coronado por un espesor de miel y sostenido en la base por un anillo de salchichas que apoya sobre tres esferas doradas de carne de pollo.

Ecuador + Polo Norte

Ejemplo: El complejo plástico comestible Ecuador + Polo Norte, creado por el pintor futurista Enrico Prampolini, se compone de un mar ecuatorial de yemas de huevos en su cáscara con pimienta, sal, limón. Del centro emerge un cono de clara de huevo batida y solidificada lleno de gajos de naranja a manera de jugosas secciones de sol. La cima del cono estará tachonada de trozos de trufa negra cortados en forma de oscuros aeroplanos a la conquista del cénit.

Estos complejos plásticos sabrosos coloridos, perfumados y táctiles formarán perfectos platos simultáneos.4. La abolición del tenedor y del cuchillo para los complejos plásticos que pueden dar un placer táctil prelabial.5. El uso del arte de los perfumes para favorecer la degustación.Cada vianda debe ser precedida por un perfume que será irradiado desde la mesa mediante ventiladores.6. El uso de la música, limitado a los intervalos entre plato y plato, para que no distraiga la sensibilidad de la lengua y

del paladar y sirva para aniquilar el último sabor disfrutado restableciendo una virginidad gustativa.

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7. La abolición de la elocuencia y la política en la mesa.8. El empleo dosificado de la poesía y de la música como ingredientes improvisados para encender con su intensidad

sensual los sabores de un determinado plato.9. La presentación rápida entre plato y plato, bajo las narices y los ojos de los convidados, de algunos platos que ellos

comerán y de otros que no comerán, para favorecer la curiosidad, la sorpresa y la fantasía.10. La creación de bocados simultáneos y cambiantes que contengan diez, veinte sabores degustables en pocos instantes.

Estos bocados tendrán en la cocina futurista una función inmensificante análoga a la que las imágenes tienen en la literatura. Un determinado bocado podrá asumir una entera zona de vida, el desenvolverse de una pasión amorosa o un largo viaje al Extremo Oriente.

11. Una dotación de instrumentos científicos en la cocina: ozonizadores que den el perfume del ozono a bebidas y comidas; lámparas ultravioleta (puesto que muchas sustancias alimenticias irradiadas con rayos ultravioleta adquieren propiedades activas, se vuelven más asimilables, impiden el raquitismo en los niños, etc.) electrolizadores para descomponer jugos, extractos, etc., de modo de obtener de un producto conocido un nuevo producto con nuevas propiedades; molinos coloidales para hacer posible la pulverización de harinas, frutas secas, especias, etc.; aparatos de destilación a presión ordinaria y al vacío, autoclaves centrífugos, dializadores. El uso de estos artefactos deberá ser científico, evitando por ^

ejemplo, el error de cocer las comidas en ollas a presión, lo que provoca la destrucción de sustancias activas (vitaminas, etc.) a causa de las altas temperaturas.

Indicadores químicos darán cuenta de la acidez y la alcalinidad de las salsas y servirán para corregir eventuales errores: falta de sal, exceso de vinagre, pimienta o azúcar.

F.T. Marinetti

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PrensaLa "Cucina Italiana", periódico dirigido con gran genialidad y competencia por Umberto y Delia Notari, inició una encuesta

cuando arreciaba la polémica mundial a favor y en contra de la pastasciutta y a favor y en contra de la cocina futurista.Entre otros, defendieron las pastasciutta los doctores Bettazzi, Foá, Pini, Lombroso, Ducceschi, Londono, Viale, etc. Estos,

poco científicamente, obedecen a la prepotencia de sus paladares. Parecen hablar a la mesa, en una fonda de Posillipo, la boca alegremente llena de spaghetti. No tienen la lucidez espiritual del laboratorio. Olvidan los otros deberes dinámicos de la raza y el remolino angustioso de espléndidas velocidades y de violentísimas fuerzas contradictorias que constituye la vida moderna.

Aun esforzándose por legitimar sus placeres bucales, deberían convenir que otras comidas son por lo menos tan nutritivas como la pastasciutta.

Algunos de ellos declaran que los perfumes, la música, etc. son únicamente equiparables a los excitantes, en tanto son considerados por nosotros apropiados para crear en el comensal un estado de ánimo optimista singularmente útil para una buena digestión. No sólo esto: los perfumes, la música y el tacto, condimentos de estas recetas, preparan el jovial y viril estado de ánimo indispensable para la tarde y para la noche.

Todos los defensores de las pastasciutta y los encarnizados enemigos de la cocina futurista son los temperamentos melancólicos, contentados por la melancolía y propagandistas de la melancolía.

Cualquier pastasciuttista que consulte su conciencia honestamente en el momento de engullir su bicotidiana pirámide de pastasciutta encontrará allí dentro la amarga satisfacción de tapar con ella un agujero negro. Este ávido agujero es su incurable tristeza. Se ilusiona, pero no lo tapa. Sólo una comida futurista puede alegrarlo.

Además la pastasciutta es antiviril porque el estómago pesado y obstruido nunca es favorable al entusiasmo físico por la mujer ni a la posibilidad de poseerla directamente.

En la misma encuesta brillan sin embargo las inteligencias de los médicos que dicen:"El uso habitual y exagerado de la pastasciutta determina cierta hinchazón y exagerado volumen abdominales.""Los grandes consumidores de pastasciutta son de carácter lento y pacífico, aquellos que lo son de la carne son de carácter

veloz y agresivo."Prof. Nicola Pende (clínico)

"Es menester variar los alimentos por ley biológica: la repetición constante del mismo alimento, la experiencia lo demuestra, es causa de daños."Prof. Senador U. Gabbi (clínico)

"Sostengo que el consumo de la pastasciutta es nocivo para los trabajadores intelectuales, para las personas que llevan vida sedentaria y sobre todo para aquellos que, además de la sopa, pueden concederse la carne y otros platos."Prof. Senador Albertoni.

"Es cuestión de gustos y del precio de mercado. De cualquier modo, conviene una alimentación variada y por ello nunca exclusivamente compuesta de un solo alimento."Prof. A. Herlitzka (fisiólogo)

"El valor nutritivo de la pastasciutta no presenta especiales características que puedan hacerla preferible a otros tipos de farináceos."Prof. Antoni Riva (clínico)

"La pastasciutta no se puede considerar como un alimento de fácil digestión porque dilata el estómago y no se somete, como el pan, a una suficiente preparación con la masticación."Prof. Dr. C. Tarchetti.

Otras encuestas en pro y en contra de la pastasciutta fueron efectuadas por el "Giornale della Domenica" de Roma y por otros periódicos italianos. El Duque de Bovino, alcalde de Nápoles, respondiendo a una de estas encuestas declaró que "los Angeles, en el Paraíso, no comen sino vermicelli al tomate", consagrando así la monotonía poco atrayente del Paraíso y de la vida de los Angeles.

En tanto, la polémica se esparcía a través de centenares de artículos. Recordamos, por ejemplo, los escritos de Massi- mo Bontempelli, Paolo Monelli, Paolo Buzzi, Arturo Rossato, Angelo Frattini, Salvatore di Giácomo, etc. Recordamos los diversos pareceres de los cocineros romanos Ratto, Giaquin- to, Paggi, Alfredo, Cecchino, "sora" Elvira, etc.; todos ellos, incapaces de renovar su cocina, favorables a la pastasciutta.

Recordamos el número completamente dedicado a la cocina futurista del "Travaso" de Roma y las innumerables caricaturas aparecidas en el "Guerin Meschino", "Marc'Aurelio", "420", "Giovedi", etcétera.

Pero, mientras los enemigos de la cocina futurista se contentaban con fáciles ironías y nostálgicas añoranzas, aumentaban las adhesiones y los entusiasmos por la lucha contra la pastasciutta.

Entre todos los artículos se destaca éste de Ramperti, publicado en el Ambrosiano como "Carta abierta a F.T. Marinetti":

Queridísimo.¿Recuerdas? Has escrito una vez que yo, Marco Ramperti, pertenezco a la extrema derecha del parlamento futurista.

Tú eres la amabilidad en persona, mi querido Marinetti, con todos los puñetazos y bofetadas de tu dialéctica de asalto, y no podías hablar con mayor gracia de uno que, siéndote atento y amigo, tiene sin embargo sus ideas, que no son siempre aquellas del tactilismo y las palabras en libertad. Querías ser gentil conmigo, y me has hecho un lugarcito a tu derecha, entre los conversos, mientras bien podrías haberme dejado a la puerta, entre los pasatistas sin remedio y sin autoridad. Desde aquel día, te confieso, muchas veces tus decretos-ley me han puesto en la cruel disyuntiva de entregarte mi dimisión, o bien de pedir la tuya, tan sensible era mi disenso, y hacía insoportable mi presencia en tu asamblea. Cuando hete aquí tu insurrección invitadora, tu manifiesto contra la pastasciutta: y hete aquí que reanimado, iluminado, repuesto en un momento lleno de fiel audacia, tu pálido futurista ad ho- norem pasa de un salto de la extrema derecha a la extrema izquierda de tu asamblea, y, por Dios, te grita su consenso pleno, absoluto, fanático, desesperado.

Si bien yo no soy, pobre de mí, el más joven de tu regimiento, ahora te pido, oh Marinetti, llevar personalmente la bandera de esta última ofensiva tuya. A mi parecer la revolución alimentaria es la más venturosa entre cuantas tú has suscitado. Y en efecto aparece como la más difícil. Tú ves cómo los italianos, tocados en el epigastrio, ya se te rebelan. Aceptan el tactilismo, las palabras en libertad. Pero a la pastasciutta no renuncian.

Aceptan el puño, el salto, el paso de carrera: más no toquéis su porción de spaghetti. Aceptan e intentan retomar el primado del mundo: más dispuestos, aún, a ceder esta prioridad por un plato de macarrones, como ya hiciera Esaú por uno de lentejas. Tú

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ves cómo está hecha, desgraciadamente, esta gente nuestra. Capaz de renunciar a todas las comodidades, a todas las ventajas y no al apetito. ¡Ah, no creas, Marinetti, que esta vez la batalla será fácil! Por ello imploro, ahora, el honor de servirte. Pero créeme: será necesario tener coraje. Los sinsabores serán muchos; la pastasciutta volverá a la mesa; y nosotros deberemos, quién sabe por cuánto tiempo, predicar a panzas llenas y a corazones desiertos.

No importa. Venceremos mejor venciendo tarde, como en todas las buenas revoluciones. La nuestra, en tanto, expresa su verbo, establece su ley. Puesto que los italianos han consentido al principio futurista de hacerse cuanto ágiles, despiertos, veloces, eléctricos, furibundos sea posible, llegará por fin el día en que se persuadirán de que, para lograr tal estado de gracia, nada puede favorecer más que el comer poco y selecto, el limitar las propias comidas a la gota esencial y a la miga leonina. En verdad esta última propaganda tuya, oh Marinetti, es la más consecuente y lógica entre todas aquellas derivadas de tu manifiesto fundamental de veinte años atrás: y no se comprenderían tantas resistencias sino repensando, precisamente, en la terquedad y obstinación de ciertos hábitos del estómago. No es la primera vez que un pueblo nos enseña el saber renunciar a todo a excepción de una glotonería. Un francés que estimaba a los alemanes, el conde de Gobi- neau, solía decir que más allá del Rhin nadie sabría cometer una vileza, salvo por un plato de salchichas. Es un juicio que me vuelve a la mente, recordando a aquel Polichinela que resistía todo menos la falta de vermicelli. Este gran amor por la pastasciutta es una debilidad de los italianos y tú tienes cien razones para combatirlo. Por un lado el talón de Aquiles; por otro el paladar del futurista. Hoy, entre todas las comidas engordantes y paralizantes que contradicen tu programa de rapidez, elasticidad y energía, la pastasciutta es precisamente la más difundida y calamitosa. Mas siendo la más nefasta es también la menos condenada. Y he aquí el motor de tu revuelta reparadora. ¿Qué significa este otro hábito, este otro vicio, esta otra abyección? Liberémonos por fin de la pastasciutta, que es también ella una esclavitud. Que nos hincha los carrillos como a mascarones de fuente; que nos obstruye el esófago, como a pavos de Navidad; que nos anuda las visceras con sus cuerdas viscosas, que nos inmoviliza en la silla, repletos y estupidizados, apopléticos y jadeantes, con esa sensación de inutilidad que, según cada individuo, puede dar placer o vergüenza, pero que en cualquier caso debe ser aborrecida por quien ostente un alma futurista, o al menos joven y despierta.

En suma, tú has comprendido perfectamente, mi querido Marinetti, el peligro y la deshonra de este mito de los macarrones que nos ha acarreado, más allá de los Alpes, alguna metáfora indecorosa. Se decía en un tiempo que los spaghetti los comíamos con las manos: y quizás el sentido de tal difamación era que no podían ir separados de semejante glotonería el desaliño y la suciedad. Luego nos concedieron el tenedor, tal vez para decir en Ginebra que los italianos van además armados hasta los dientes: mas los spaghetti no fueron excluidos de nuestro cuadro folklórico. Se sabe hoy en toda Europa cuántas raciones come Primo Camera, como en 1894 se sabía cuántas devoraba Francesco Crispí. El italiano de las alegorías tendrá para siempre la ávida boca desencajada sobre un plato de tallarines, cuando no de vermicelli chorreando salsa a lo largo de la ansiosa garganta. Es una imagen ofensiva: bufa, deforme, desagradable. Intenta demostar la vanidad de nuestro apetito, junto con su ímpetu bestial. En el fondo, la pastasciutta no nutre. No restaura: rellena. Sus sustancia es mínima confrontada con su volumen. Pero es, sin embargo, dirían las alegorías malignas, un verdadero plato italiano. Nuestra pastasciutta es como nuestra retórica, que basta sólo para rellenar la boca. Su guste está todo en ese asalto a mandíbula batiente, en ese voluptuoso embuchar, en ese adherencia total de la pasta al paladar y a las visceras, en ese sentirse todo uno con ella, apelotonados y amalgamados. Mas es un gusto porcino. Es un placer efímero. Engullidos que son, los spaghetti infestan y pesan. Y nos sentimos, repentinamente, llenos de plomo como monedas falsas. Cualquier cosa nos entretiene sentados, como un cepo. Ya no tenemos la sílaba fácil ni la imgen pronta. Los pensamientos desfilan uno dentro del otro, se confunden, se entremezclan como los vermicelli absorbidos. Las palabras se aglomeran del mismo modo. El poco jugo que aportan a los labios es el jugo de tomate. Pobre del que tenga cerca, en ese momento, un interlocutor o una amante. El galanteo es insulso, la picardía es mediocre, la argumentación es imposible, interrumpida como está por las sacudidas de los intestinos. Se sabe que los pecados de gula son los más rápidamente castigados por el Señor Dios. Aquel de la pastasciutta es expiado al instante. Es la panza que se infla a expensas del cerebro. Es el encadenamiento, o el exilio, de todos los espíritus, conceptuosos o amorosos. Probad, pues, tras una panzada de tallarines, de participar de una polémica. O tal vez del arte de Venus. Os juro que quedaréis inmovilizados, cuando no demolidos desde un principio.

¿Cuanto paraíso perdido, por un instante de descuidada animalidad!Marco Ramperti

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V. G. Pennino, primer cronista de la "Gazzetta del Popolo", interviene en la polémica con esta carta a F. T. Marinetti:

"Su ferviente admirador desde cuando, aún niño, seguía con apasionado interés las batallas purificadoras que usted libraba entre la indiferencia y la incomprensión de los italianos de la época, he leído con entusiasmo el manifiesto de la cocina futurista. Es cierto que se piensa, se sueña, se obra según aquello que se bebe y se come, como es cierto que —a propósito de la alimentación— los hombres se debaten aún hoy entre incertidumbres, contradicciones y errores de todo género.

Parece que la preocupación de quien cocina es aquella de engullir, llenar el vientre como se llena un saco, excitar y envenenar con especias y menjunjes, mientras debiera ser la de preparar un alimento sano, enérgico, sabroso, agradable a la vista al tacto al paladar, que dé vigor abundante y sustancia en pequeña cantidad, que despierte la fantasía con imágenes de panoramas agrestes, con el perfume de jardines tropicales, y haga soñar sin necesidad de bebidas alcohólicas. Bendita sea, entonces, la ráfaga renovadora y saneadora en la pesada atmósfera de las cocinas de Italia, bendita la lucha contra la funesta pastasciutta que con sus fatigosas digestiones lastra al cuerpo y entorpece al espíritu. (Sepa que soy napolitano y conozco todo lo nefasto de este alimento.) Cuando de las mesas de la península sea desterrada la pastasciutta obstaculizante y adormecedora, cuando la cocina no sea más el reino de amas de casa ineptas y de cocineros ignorantes e intoxicadores y se convierta en una forja de sabias combinaciones químicas y de sensaciones estéticas, cuando se logre crear y difundir una alimentación que sepa conciliar en la menor cantidad el máximo de poder nutritivo, explosivo, dinámico, sólo entonces la potencia volitiva, la vivacidad, la fantasía, el genio creador de la raza tendrán su pleno desarrollo.

Mas la lucha contra la pastasciutta no basta. Es necesario abatir otros ídolos, desbaratar erróneas tradiciones: afirmar que el pan blanco, por ejemplo pesado e insípido, es un alimento inútil que forma en el estómago un bloque indigerible y puede sustituirse con el pan integral, perfumado y sustancioso; que el arroz es un alimento precioso, pero a condición de que no sea disminuido por el pelado de su sustanciosa cáscara; que las verduras contienen verdaderos tesoros para el organismo humano (hierro, fósforo, vitaminas, globulinas, sales de calcio, de potasio, de magnesio, etc.) con tal que con las absurdas cocciones tales tesoros no sean estúpidamente destruidos y que, en fin, la teoría de las calorías y de la necesidad de una gran cantidad de albúminas animales y de grasas ya tuvo su tiempo y está hoy demostrado que una pequeña cantidad de alimento bien combinado según el conocimiento racional de los requerimientos de nuestro organismo da mucha más fuerza y energía que los platos de macarrones, de carne y de huevos que consumen aquellos que desean "mantenerse bien". Cada pueblo debe tener su alimentación y la del pueblo italiano debe basarse en los productos de esta tierra cálida, inquieta, volcánica; debe estar compuesta por tres cuartos de los maravillosos productos vegetales que envidia el mundo entero y por apenas un cuarto de productos animales. Estos deben ser usados con mesura especialmente por los trabajadores intelectuales, en tanto el soldado, el trabajador manual y, en general, quien desarrolla una gran actividad física puede permitirse un mayor consumo (lo contrario de lo que sucede habitualmente). Bueno es que se sepa que una zanahoria cruda rallada con aceite y limón, un plato de cebollas o de olivas o ambas combinadas, junto con un puñado de nueces y un trozo de pan negro son para la materia humana un combustible aún más idóneo y provechoso que los tristemente célebres macarrones al estofado, los tallarines a la bo- loñesa o los bistecs a la Bismarck. Por otra parte, con las cosas más simples, sanas, sustanciosas, se pueden crear platos que dan a los ojos, al paladar, a la fantasía sensaciones aun más intensas que las viandas que hoy se lucen en las mejores mesas.

Así la batalla que usted ha iniciado —si bien se presenta durísima, puesto que debe chocar contra tradiciones arraigadas y tenaces, contra intereses formidables y contra la difundida ignorancia— deberá encontrar amplio consenso en la Italia de hoy, porque mientras apunta a renovar un ambiente demasiado fuertemente aferrado al pasado, tiene una enorme importancia social y económica, sobre todo si la invitación a la química lanzada por usted encuentra buena acogida entre los científicos italianos. Un químico francés —el Prof. Mono— ha inventado los "alimentos concentrados" cuya eficacia he experimentado, pero ellos tienen el inconveniente de ser extranjeros y bastante costosos. Hagamos votos por que los químicos italianos sepan hacerlo aun mejor. Solicito excusas por haberme permitido enviarle estas apresuradas letras sugeridas por su bellísimo Manifiesto, mas he pensado que le agradaría recibir el entusiasta consenso —entre los muchísimos que indudablemente recibirá— de un modesto estudioso de los problemas de la alimentación.

G. V. Pennino

De los muchos artículos aparecidos a favor de la lucha futurista contra la pastasciutta, recordemos los más originales:

El Primer Cocinero del ReyEl Caballero Pettini, Primer Cocinero de Su Majestad el Rey de Italia, aporta al debate una palabra precisa: "No hay duda de

que todos los farináceos vuelven torpe al cuerpo y en consecuencia... amenazan a la inteligencia" y aún más, en la carta dirigida al periódico La Cucina Italiana afirma: "Necesidad de innovaciones, de modernismo también en la cocina; también ella debe responder a los tiempos y acaso aventajarlos".

Schopenhauer y la pastasciuttaEl Dr. Angelo Vasta, en un artículo sobre la cocina futurista, observa: "Los napolitanos se han rebelado, pero a propósito

conviene recordar lo que escribía su conciudadano el Dr. Carito en Umanitá Artrítica: '.... nuestro pueblo se encuentra todavía en una fase primitiva. No ha hecho mayores progresos desde el tiempo en que Schopenhauer, observando nuestro alimento cotidiano, lo calificó genialmente como la alimentación de los resignados'. ¡Ay de mí, tampoco nuestras clases altas, intelectuales, los llamados 'dirigentes', saben alimentarse bienl De allí la torpeza de la vida fisiológica con sus inevitables y nefastos reverberos en la esfera psíquica. De allí aquel mote de 'indolencia' con que fuimos marcados y vilipendiados en los siglos pasados. En todo aquello que involucra alimentación, movimiento, ejercicios deportivos, debemos reformarnos radicalmente..."^ . .Un médico del '500 contra la pastasciuttaEn un artículo aparecido en Secolo XIX de Génova, Amedeo Pescio se rebela contra aquellos que llaman gloria y honra de los genoveses a los ravioles, las lazañas, los tallarines, etc. Y escribe: "Giovanni da Vigo inició la campaña contra la pastasciutta en el siglo XVI, cuando el bondadoso y docto natural de Rapallo curaba a papas y príncipes, prelados y ministros: gente dinámica, sí,

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pero que no se sometía a la digestión de grandes masas de potajes y de carbón. El ilustre cirujano de nuestra ciudad (como él decía, hablando de Génova) escribió "La Pratica in Arte Chirurgica". En el noveno y último libro se encontrará una advertencia explícita y formal contra el abuso de la pastasciutta; la recomendación, la prescripción casi marinettiana al demasiado hinchado siglo XVI: pasti alia denique et victualia paste rarissime sunt concedenda, o sea, todos los alimentos de pasta se deben usar poquísimas veces.

La pastasciutta es de origen ostrogodoLibero Glauco Silvano, en su largo artículo Contributo per un'arte cucinaria futurista propone algunas innovaciones

alimentarias. Reproducimos aquí parte del divertido artículo contra la pastasciutta: "Era tiempo de terminar, por Dios, con un alimento bárbaro que habitaba como un parásito en nuestra civilización ultramoderna: hablo de los macarrones al jugo, al tomate o como más os plazcan. Este plato, junto a otros igualmente bestiales, nos hacía semejar un chimpancé hembra en una sala de damas sentimentales: y sólo por un equivocado respeto a la tradición se continuaba soportando su hedor plebeyo. Su propio nombre recordaba al pueblo, tosco y embardunado de suciedad, en medio del cual había nacido: macarrones. Cualquier cocinero que se preciara, discípulo y émulo de Brillat-Savarin, se había afanado últimamente por ennoblecerlo, por quitarle de encima ese tango canallesco: lo había persuadido de no acompañarse de ciertas arrogantes y desvergonzadas cebollas, adiposas como beldades de marineros, de ciertos ajos descoloridos y consumidos por vicios ocultos, del aceite rancio y maloliente. No obstante, bajo el nuevo disfraz conservaba los modales y la vulgaridad del piojo resucitado y de nada le valía el frecuente contacto con esa agraciada y epicúrea señora que se llama mantequilla. Tuvo siempre la misma panza, tumultuosa e invasora: y dondequiera que entrase, en la casa del pobre y del rico, dirigía los ojos en derredor como para imponer respeto y reverencia, cual si descendiese de abolengo demasiado alto para siquiera dignarse mirar a las demás criaturas gastronómicas. Pero ¿cuáles eran, me pregunto, sus títulos nobiliarios? La Crona- ca degli memorabilia, de Dacovio Saraceno, por fortuna está aquí para contarnos vida y milagros: 'Lo macarono nato fue et notricato appo gli Ostragoti, gli quai molto et volantieri con essolui si solaciavano. Dieto macarono erat di spulcia et hebbe sua prima dimora in la regia del magno prence Teoda- rico, idest in Ravenia, lo qua prence ajfidato avealo a Rotufo, coco suo genialissimo. II conobbero gli sudditi dello rege, per virtude della jemina del coco, che avevasi invaghito dello ofi- ziale di guardia al palacio et al quale, tra un baciuzzo et uno baciozzo, confidogli la esistenzia dello nominato macarono. Ergo, lo amore per essolui macarono s'espanse per lo populo omne; et il bollivano cum cipoglia et alio et pastonacca; et il condivano cum suggo (sic) di cedriollo; et leccavansi digita et grugno'.

[El macarrón nació y se crió entre los ostrogodos, quienes a menudo y de buen grado con él se solazaban. Dicho macarrón era de espelta y tuvo su primera morada en el palacio del magno príncipe Teodorico, esto es en Ravena, príncipe que lo hubo confiado a Rotufo, cocinero suyo genialísimo. Lo conocieron los subditos del rey, por virtud de la esposa del cocinero, que habíase enamorado del oficial de guardia del palacio y al cual, entre besito y besito, confióle la existencia del denominado macarrón. Ergo, el amor por dicho macarrón se expandió por el pueblo todo; y hervíanlo con cebolla y ajo y pastinaca; y aderezábanlo con jugo de pepino (sic); y lamíanse dedos y hocico.]

¡ Ah, los gentiles petimetres, en verdad, que se lamían los dedos y el hocico! Era bien adecuada a sus encallecidos paladares aquella comida monstruosa condimentada con jugo de pepinos. Ya me parece verlos, a esos bigotudos ostrogodos, ponerse a excavar amplias fosas entre la hierba con sus pesadas espadas y tumbarse alrededor, limpiándose la boca con la punta del bigote, en seráfica espera. Luego las dignas consortes, agotadas y sucias, comenzaban a volcar en el improvisado plato la gusanería viscosa de los macarrones y los brazos peludos se zambullían hasta el codo en la fosa humeante y las bocas se desencajaban —ñau ñau— y los ojos chorreaban, por la excesiva felicidad, sobre los carrillos terrosos.

Fue sólo en el alto medioevo (Cordazio Camaldolese: Pietanzie in usaggio appo aliquante nostre terre et regione et insule et peninsule et similia con spiegato lor modo di prepararle in cucina). [Viandas en uso en muchas de nuestras tierras y regiones e islas y penínsulas y similares explicado el modo de prepararlas en la cocina] que los tomates sustituyeron a los pepinos. Su cultivo estaba muy extendido desde cuando el monje Serenio, de retorno de su viaje a la China, trajo la preciosísima semilla, y no larvas de gusano de seda, como comúnmente se cree (confróntese al respecto la definitiva obra de exégesis histórica escrita por Valbo Scaravacio y titulada Veritá e corbelleria. [Verdad y necedad], un biógrafo bastante minucioso y muy prolijo del Boccaccio informa que el autor del Decamerón exigía a su mujer que condimentara los macarrones con leche de almendras amargas: 'mas —dice el biógrafo— el egregio escritor igualmente no podía digerirlos'. Tal vez porque el Boccaccio, agrego yo, tenía demasiado buen gusto para aceptar plácidamente ese plato: y, de cualquier modo en que se lo hiciese preparar, su paladar aristocrático lo rechazaba. Sin embargo, fuese de buena o de mala gana, tragaba los macarrones puesto que no podía siquiera pasársele por la mente, tan arraigada estaba la tradición, la idea de despreciarlos.

Por poco, en la última etapa del renacimiento, la maldita comida no fue sepultada en el olvido. Cuando ya casi no se hablaba de ella, hete aquí al ruidoso granuja del Aretino que la devuelve a los altares: ¿y qué mejor método de propaganda que sus procacísimas musas de carne y hueso? Quienes compartieron su mesa se volvieron fervorosos asertores de los macarrones y alguno de ellos, para tornarse benemérito a los ojos del digno señor, compuso además un rosario de sonetos para alto elogio del alimento 'ante cuya presencia nada es también la ambrosía'; y este tal fue por ventura Martone Dagorazzi y sus cien composiciones poéticas se titulan 'La ambrosía de los hombres'.

Hacia el fin del siglo XVIII numerosos nobles genios, seguros de que la razón de muchos males se debía buscar en aquella comida, iniciaron una viva campaña para que la humanidad descargara de sus espaldas el peso de la esclavitud. Se escribieron innumerables opúsculos y volúmenes de variada importancia: las gacetas, difundidísimas, incluían artículos de gente que había adquirido gran autoridad en el campo de las ciencias y de las letras; mas todo fue inútil contra la nulidad de la plebe ya que además en aquel tiempo se hallaba difundida la superstición según la cual los macarrones eran el contraveneno de toda enfermedad, la panacea universal. Un último intento lo hizo en la primera mitad del siglo pasado el gran Michele Scrofetta, sobre cuyos méritos es superfluo hablar, siendo conocidos por todos: y ni siquiera el eminente científico logró algo concreto.

Debía tocar a nuestra época el honor de repudiar definitivamente esta usanza bárbara. Somos, nosotros hijos del siglo, demasiado desprejuiciados para no mandar al diablo a macarrones y accesorios sin siquiera la despedida: y nadie sentirá nostalgias o derramará tiernos lagrimones, aun cuando casi sin saberlo ha engullido macarrones tres veces al día: mañana, mediodía, noche... Puaj. Qué porquería, los macarrones: para poder decirlo, fueron retirados de las casas los dibujos, las pinturas y las fotografías que los representaban; y las editoriales han sacado de circulación todas sus ediciones para someterlas a una rigurosa censura, eliminando sin piedad, aun reimprimiendo cuando ha sido necesario. En pocos meses más, sólo de sentirlos nombrar —los macarrones, puaj— la gente sentirá náuseas.

"Mas quiero creer que esta victoria, en cuanto notabilísima, no se dormirá en sus laureles. Otras comidas hay que —tras un riguroso examen— se muestran indignas de las loas de nuestros buenos gustadores, de los honestos padres de familia y de la prole estudiosa. Opino que todos los viejos recetarios podrían alimentar una gran hoguera. Nuestras amas de casa continúan preparando los alimentos a la antigua usanza porque no sabrían prepararlos de otros modos. Ellas intuyen que este o aquel modo no sirven, pero no conocen otro. Mas ya ha surgido el primer núcleo de estudiosos que busca crear una cocina acorde a nuestros tiempos. El

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desafío, en tanto, es colosal: para destruir basta una mano que encienda la mecha, pero para reedificar se requieren miles y miles de manos voluntariosas."

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Batalla por la sanidad, agilidad y vivacidad del intelectualismo italiano

Ferdinando Collai, jefe de la Oficina de Prensa de Bolonia, polemiza con "las torpes, pacifistas y congestionantes argumentaciones de los más ilustres representantes del mundo amiláceo, el bloque cariáceo de la funestamente celebrada pastasciutta napolitana o boloñesa". Y concluye: "Estoy con el Maestro en la violenta batalla por la sanidad, agilidad y vivacidad del intelectualismo italiano".

La pastasciutta no es la comida de los combatientes

Paolo Monelli, en defensa de la pastasciutta, la declara la ideal vianda de los combatientes. Esto era quizá verdad para los alpinos que, entre todos los combatientes, son los más rápidos, después de batallas, escaladas o avalanchas, para improvisar perfectos equipos, cómodos refugios, provistos y bien pertrechados campamentos y sabias comidas. Esto no es cierto para las tropas que combaten en la llanura. Los futuristas que combatieron en Doberdó, en Selo, en la Vertoibizza, en Plava y en las casas de Zagora y después en Casa Dus, en Nervesa y en Capo Sile están dispuestos a testimoniar que comieron siempre pésimas pastasciuttas retrasadas, congeladas y transformadas por el tiro de interdicción enemigo que aislaba a los ordenanzas y cocineros de los combatientes. ¿Quién podía esperar así una pastasciutta caliente y a punto? Marinetti herido en las Casas de Zagora en la ofensiva de mayo de 1917, transportado luego a Plava en camilla, recibió de un soldado ex cocinero de Savini un milagroso caldo de pollo: aquel sagaz y oportuno cocinero, en cuanto solícito y devoto a su simpático cliente de una época, no habría podido con la mejor buena voluntad ofrecerle una pastasciutta comestible, puesto que sobre su cocina de campaña se desplomaban de cuando en cuando tremendos proyectiles austríacos para destrozarle los hornillos; Marinetti dudó entonces por primera vez de la pastasciutta como ración de guerra. Para los artilleros de la Vertoibizza, como Marinetti, la ración común era chocolate sucio de barro y tal vez un bistec de caballo cocido en una ollita lavada con agua de Colonia.

Además de las muchas adhesiones de cocineros, higienistas y artistas, la polémica sobre la cocina futurista dio vida a toda una serie de artículos y de estudios sobre las cualidades del arroz, alimento italiano que debe ser divulgado y utilizado en gran escala.

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La opinión mundial

Estalló en París la polémica sobre la cocina futurista tras la publicación del manifiesto de Marinetti en el periódico Comoedia, en el número del 20 de enero de 1931. En dicho artículo se decía:

"Sí, la pastasciutta es realmente una dictadura del estómago; sí, ella acarrea consigo una torpeza que confina la felicidad, ella es el suculento veneno que arruina al hígado para mayor gozo del estómago. Nosotros no estamos entre aquellos que la desprecian, e incluso la amamos... mas desconfiamos de ella, especialmente cuando está preparada a la manera de la cocina romana, esto es cruda. Puesto que su digestión es una rumia insidiosa, lenta, invitante a una perezosa fantas- tiquería, a los sueños vacíos, al renunciamiento escéptico, al ritmo untuoso y conciliante de los retardados.

"Es preciso conocer Salerno o Frascati, por ejemplo, para comprender la lentitud del populacho y de los prelados romanos o napolitanos, que son también el origen de aquel sentimentalismo lánguido, de aquella ironía serena, de aquella indiferencia amable, de aquella sabiduría trascendental, por quienes Roma eterna, de Horacio a Panzini, desafía el paso de los tiempos.

"Se trata hoy de rehacer al hombre italiano, ya que ¿de qué sirve hacerle levantar el brazo en el saludo romano, si puede posarlo sin esfuerzo sobre su grueso vientre? El hombre moderno debe tener el vientre llano, bajo el sol, para tener pensamientos claros, una pronta decisión, y una acción enérgica: mirad al negro, mirad al árabe. La paradoja gastronómica de Marinetti aspira a la educación moral, como sus paradojas aspiran a la educación estética: es menester sacudir la materia para despabilar al espíritu.

"Un año atrás decíamos que Marinetti castigaba el pudor hipócrita y la vanidad de la inteligencia; helo aquí fustigando ahora a la alegría hipócrita de la digestión. Es toda una moral la que Marinetti demuele, bajo esta nube culinaria. El recuerda sin duda los buenos tiempos violentos en que bajo el cielo de París se asentaba el germen de una revolución mundial de los espíritus."

A la publicación en Comoedia siguieron artículos, comentarios, caricaturas y discusiones en los principales periódicos franceses, ingleses, americanos, alemanes, etcétera.

Significativa es la entrevista del periódico Je suis partout con Marinetti y el artículo de fondo, en primera plana, del diario Le Petit Marseillais sobre la cocina futurista. El Times de Londres volvió repetidamente a la polémica con escritos diversos, publicando también poesías revolucionarias. Largo artículo "ITALY MAY DOWN SPAGHETTI" en el Chicago Tribune. Otros artículos en el Reinisch-Westfalische Zeitung de Essen y en el Nieuwe Rotterdamsche Courant. Diarios de Budapest a Túnez, de Tokio a Sidney, que advierten la importancia de la batalla futurista "contra las comidas tristemente miserables".

Entretanto, este artículo, aparecido en The Herald, se contó entre los primeros en agitar la polémica sobre la cocina futurista:

Spaghetti para los Italianos, Cuchillos y Tenedores para Todos, son prohibidos en Manifiesto Futurista sobre la Comida

Marinetti, padre del arte, literatura y drama Futuristas, acaba de publicar en Roma un manifiesto dando a conocer la cocina Futurista, según noticias recibidas ayer en París. Prácticamente todo lo relacionado con los placeres tradicionales del gourmet será erradicado.

No más spaghetti para los italianos.No más cuchillos y tenedores.No más discursos de sobremesa serán tolerados por el nuevo culto.Detalles del manifiesto, publicado en Comoedia, presentan la principal característica de la nueva cuisine como una rápida

sucesión de platos que contienen sólo un bocado o incluso una fracción de bocado. En efecto, en la ideal comida Futurista, varios platos serán pasados bajo las narices del comensal al solo efecto de excitar su curiosidad o para proveer un contraste apropiado, puesto que ellos no serán ingeridos.

"Debido a que todo en la civilización moderna tiende a la eliminación del peso y al incremento de la velocidad, la cocina del futuro debe adaptarse a los fines de la evolución. El primer paso debería ser la eliminación de las pastas comestibles de la dieta de los italianos", escribe Marinetti.

La ciencia moderna será empleada en la preparación de salsas y un dispositivo similar al papel de tornasol será utilizado en la cocina Futurista para determinar el correcto grado de acidez o de alcalinidad en una salsa dada.

La música será prohibida en la mesa excepto en raras circunstancias en que será empleada para retener el aire del último plato hasta tanto el próximo pueda ser servido.

La nueva comida Futurista permitirá una influencia literaria que invada el comedor, lo que sumado a un ideal servicio rápido, por medio de sucesivos bocados únicos, puede sugerir experiencias tales como un viaje o una aventura amorosa.

Entre los nuevos instrumentos de cocina y de comedor sugeridos por Marinetti se cuentan un ozonizador que dará a los líquidos el sabor y el perfume del ozono, lámparas ultravioleta que tornarán más activas a ciertas sustancias culinarias.

Además algunos platos serán cocidos bajo alta presión, de modo de variar los efectos de la temperatura. La electrólisis será también empleada para descomponer azúcares y extractos.

Como un modelo para la presentación de un plato Futurista, Marinetti centra la atención en una pintura Futurista de un paisaje sintético hecha con sustancias comestibles por Fillia. El paisaje está compuesto por un trozo cilindrico de carne de ternero horneada rellena de once variedades de verduras, dispuesta verticalmente en un plato y coronada de miel.

Este es uno de los platos que, bajo el nuevo sistema, no requieren ser atacados con cuchillo y tenedor y pueden ser cortados libremente en secciones antes de ser comidos.

Además de la abolición de los macarrones, Marinetti exhorta a abandonar los condimentos ordinarios hoy en uso, y propone un aligeramiento efectivo del peso y una reducción del volumen de los alimentos. El líder Futurista llama también a abandonar el hábito del comer por placer.

Para la alimentación diaria normal recomienda una nutrición científica en base a pildoras y polvos, de manera que cuando se participa de un verdadero banquete éste puede ser apreciado estéticamente.

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Contra la cocina de gran hotel y la extranjero filia

Entre las cocinas que imperan hoy, aquella que consideramos más detestable y repugnante es la cocina internacional de gran hotel, que abre todos los grandes banquetes oficiales con un caldo en el cual flotan 4 6 5 pelotitas de masa frita, blanduzcas y sosas, y los cierra con un postre gelatinoso y temblequeante ideado para bocas enfermas.

Es lógico que los hombres políticos de todos los países que se reúnen para tratar las grandes deudas, para la revisión de tratados, por el desarme y por la crisis universal, poco puedan dilucidar o concluir después de haber ingurgitado semejantes viandas deprimentes, entristecedoras y monotonizantes.

En Italia, como en casi todos los países del mundo, se soporta este tipo de cocina internacional de gran hotel únicamente porque viene del extranjero. Lamentablemente nos domina una manía bestial, que nosotros llamamos extranjero filia, que es menester combatir encarnizadamente. La Gazzetta del Popolo del 24 de setiembre de 1931 publicó contra la extranjero filia este manifiesto futurista de Marinetti:

Contra la extranjerofilia

Manifiesto futurista para las señoras y los intelectuales

No obstante la fuerza imperial del fascismo, las palabras extranjerofilia y extranjerófilo, inventadas por nosotros, desgraciadamente resultan cada día más indispensables.

1) Son extranjerófilos y por lo tanto culpables de antiitalianidad, los jóvenes italianos que caen en un éxtasis cretino frente a todas las extranjeras. Aun hoy que la crisis mundial las empobrece, se enamoran de ellas por snobismo y a veces las desposan absolviéndolas de todo defecto (prepotencia, mala educación, antiitalianidad o fealdad) sólo porque ellas no hablan al italiano y vienen de países lejanos, ignorados o poco conocidos.

2) Son extranjerófilos y por lo tanto culpables de anti italianidad los intérpretes italianos de fama mundial (artistas del canto, concertistas y directores de orquesta) cuando se envanecen hasta olvidar que el intérprete es el siervo útil no necesario del genio creador. Ejemplo: el excelente y célebre director de orquesta Arturo Toscanini que antepuso su éxito personal al prestigio de su patria al renegar de sus himnos nacionales por delicadeza artística y ejecutar aquellos extranjeros por oportunismo.

3) Son extranjerófilos y por lo tanto culpables de antiitalianidad los directores de orquesta y públicos italianos que organizan o aplauden conciertos en el extranjero casi privados de música italiana. Un elemental patriotismo exige en cambio al menos una mitad de música italiana moderna o futurista en los progamas, para sustituir la de Beethoven, Bach, Brahms, etc., ya gozadas, penetradas y admiradas por todos hasta el hartazgo.

4) Son extranjerófilos y por lo tanto culpables de antiitalianidad los públicos italianos que aplauden en lugar de silbar a los directores de orquesta extranjeros cuando, maleducadamente, olvidan la música italiana en sus conciertos en Italia.

5) Son extranjerófilos y por lo tanto culpables de antiitalianidad los industriales italianos que encuentran mil pretextos para eludir una batalla decisiva contra la industria extranjera y luchan ferozmente para ganar licitaciones internacionales con productos, máquinas o aparatos no enteramente ideados y construidos en Italia.

6) Son extranjerófilos y por lo tanto culpables de antiitalianidad los historiadores y los críticos militares que de nuestra gran guerra victoriosa prefieren los episodios despreciables como Caporetto.

7) Son extranjerófilos y por lo tanto culpables de anti- italianidad los literatos ilustres que en el exterior denigran a toda la literatura italiana (hoy original, variada y entretenida) con la esperanza de aparecer, cada uno de ellos, como genios altísimos en un pueblo de mediocres ignorantes.

8) Son extranjerófilos y por lo tanto culpables de anti italianidad los pintores, los escultores y los arquitectos italianos que, a la manera de muchos novecentistas y racionalistas, prefieren proclamarse hijos de innovadores franceses, españoles, suizos, como Cézanne, Picasso, Le Corbusier antes que hijos de auténticos innovadores italianos como Boccioni, creador de la nueva plástica y Sant'Elia, creador de la nueva arquitectura.

9) Son extranjerófilas y por lo tanto anti-italianas las asambleas que en vez de acusar de infamia definen como "honestos pecadillos" a las ofensas escritas y publicadas por literatos italianos contra Italia, contra nuestro ejército y contra nuestra gran guerra victoriosa.

10) Son extranjerófilos y por lo tanto culpables de anti- italianidad los hoteleros y comerciantes que desaprovechan los eficaces y sutiles medios a su disposición para influenciar italianamente al mundo (uso de la lengua italiana en los avisos, en los letreros y en las listas de platos) olvidando que los extranjeros, enamorados del paisaje y del clima de Italia, podrían también admirar y estudiar su lengua.

11) Son extranjerófilas y por lo tanto culpables de anti- italianidad las señoras italianas de la aristocracia y de la alta burguesía que se aficionan a los usos y a los snobismos extranjeros. Ejemplo: el snobismo americano del alcohol y la moda del cocktail-party, quizás apropiado para la sociedad norteamericana, mas ciertamente nocivo para nuestra raza. Por lo tanto, consideramos cretina e imbécil a la señora italiana que participa orgullosamente de un cocktail-party, relativa competencia alcohólica. Cretina e imbécil la señora italiana que cree más elegante decir "he bebido cuatro cocktails", que decir "he comido un puchero". A menos que ella deba someterse en este momento a la envidiada superioridad financiera del extranjero, superioridad ya destruida por la crisis mundial.

Elegantes señoras italianas, os rogamos sustituir el cocktail-party de las reuniones vespertinas, que podréis llamar a voluntad el Asti espumante de la señora B, el Barbaresco de la condesa C, o el Capri blanco de la princesa D. En estas reuniones será premiado el vino de mejor calidad. Y basta de la palabra "bar", que es sustituida por la italianísima Quisibeve. [Aquísebebe.]

12) Son extranjerófilos y por lo tanto culpables de anti- italianidad los italianos e italianas que saludan romanamente y luego en los comercios se babean solicitando productos extranjeros mientras dan ojeadas escépticas y pesimistas a los productos italianos.

13) Son extranjerófilos y por lo tanto culpables de anti- italianidad los periodistas italianos que, apresados por la cri- ticomanía, detractan sistemáticamente comedias y filmes italianos favoreciendo así la invasión de mediocres comedias y filmes extranjeros.

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14) Son extranjerófilos y por lo tanto culpables de anti- italianidad los empresarios artísticos italianos que buscan directores y escenógrafos en el exterior olvidando a los italianos, capaces de enseñar al mundo.

15) Son extranjerófilos y por lo tanto culpables de anti- italianidad las cultas señoras y los críticos de Italia, cuyos cerebros fueron rejuvenecidos y agilizados por el Futurismo italiano, y no obstante lo critican o dejan de lado para correr a pescar afanosamente otros Futurismos extranjeros, todos derivados del nuestro. Anti-italianamente olvidan, por ejemplo, esta explícita declaración del poeta futurista inglés EzraPound a un periodista italiano: "El movimiento que yo, Elliot, Joyce y otros hemos iniciado en Londres, no habría existido sin el Futurismo italiano" y esta también explícita declaración de Antoine al Journal de París: "En las artes decorativas los caminos fueron hace tiempo señalados por la escuela de Marinetti".

Otras naciones, poco populosas, no criticadas ni amenazadas por enemigos externos, pueden, dormitando al son de sedantes complots revolucionarios, considerar el orgullo nacional como un objeto de lujo. Nuestra viril, fiera, dinámica y dramática península, envidiada y amenazada por todos, pronta a golpear para realizar su inmenso destino, debe considerar al orgullo nacional como su primera ley de vida. Por todo ello, nosotros los futuristas, que veinte años atrás, en pleno reblandecimiento parlamentario social-demócrata- comunista-clerical gritábamos: ¡"La palabra Italia debe dominar sobre la palabra Libertad"!, gritamos hoy:

a) La palabra Italia debe dominar sobre la palabra: genio.b) La palabra Italia debe dominar sobre la palabra: inteligencia.c) La palabra Italia debe dominar sobre las palabras: cultura y estadísticas.d) La palabra Italia debe dominar sobre la palabra: verdad.El fuego de la crítica sea dirigido, si es necesario, contra las naciones extranjeras, nunca contra Italia.Indulgencia total en el arte y en la vida para los verdaderos patriotas, esto es para los fascistas que vibran por una auténtica

pasión por Italia y por un incansable orgullo italiano.En cuanto a los muchos escépticos y derrotistas (literatos, artistas, filósofos y filósofas) que intentan hoy, en la inquietud de

una paz en equilibrio, construir un atolondrado cáliz de marfil como ofrenda al enemigo, nosotros brutalmente decimos:Recordad que Italia no tiene necesidad de vanagloriarse de su pasado remoto. Su grandeza es presente: basada ante todo en la

potencia creadora de sus poetas y de sus artistas. Galileo, Volta, Ferraris, Marconi y el primer vuelo transatlántico en escuadra fascista ideado por Mussolini y guiado por Balbo, le dan la primacía de la civilización mecánica. Esta primacía ciertamente no puede pertenecer a los pueblos de la cantidad, el trust standard y la superproducción, que no previeron la crisis mundial y ahora agonizan.

Recordad siempre esta obra maestra italiana que supera aun a la Divina Comedia: Vittorio Veneto.En nombre de esta obra maestra, simbolizada por los restos del Imperio Austro-Húngaro que nuestros blindados debieron

superar en las calles de Tarvisio, nosotros, con el primer peligro, fusilaremos a los extranjerófilos antiitalianos.Escribo todo esto con la serenidad de un patriota adamantino. Yo, que he sido tan aplaudido en el extranjero y he recibido en

Italia más silbidos que aplausos, y no obstante agradezco cada día a las fuerzas cósmicas que me han dado el alto honor de nacer italiano.

F.T. Marinetti

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Los grandes banquetes futuristas

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La Taberna del Santopalato

El manifiesto de la cocina futurista provocó numerosos congresos y asambleas de cocineros y patrones de restaurantes. En parte hostiles, en parte entusiastas. Entre estos últimos, ansiosos de transformar cocinas y ambientes, fue elegido por el pintor Fillia y por el arquitecto Diulgherov, el propietario de un restaurante turinés, Angelo Giachino, a quien sus propios clientes incitaban a la realización de las nuevas viandas.

Al final del Circuito de Poesía de Turín, entre los cuadros futuristas de la Calería Codebó, después de haber coronado con el casco de aluminio al poeta-record de Turín, Tullio D'Albisola, Marinetti bautizó con el nombre de SANTOPALATO al primer local destinado a imponer la cocina futurista.

En tanto se trabajaba en la decoración del local, Ercole Moggi, uno de los más brillantes periodistas italianos, así anunció en la Gazzetta del Popolo del 21 de enero de 1931, en un artículo de primera plana a dos columnas, la proyectada manifestación:

"Una comunicación del pintor Fillia, vicesecretario general del movimiento futurista italiano, a la prensa romana ha convulsionado los ambientes gastronómicos de la capital, incluidos los periodísticos, celosos de la tradición de la sora Felicetta, del spaghettaro y de todas las otras gloriosas enseñas del verdadero buen gourmet. Fillia es en el movimiento futurista como el lugarteniente general de la escuadra de acción. No se contenta con lanzar platónicas ideas; trata de hacerlas penetrar, las sostiene, afrontando en persona todos los riesgos. Recogiendo quizás algún trozo de col, alguna patata u otra legumbre, pero también aplausos, consensos, estímulos.

Los partidarios de la pastasciutta esperaban que el Manifiesto de la Cocina Futurista significara simplemente teoría, o escaramuza polémica, o academia literaria. ¡Evidentemente no están al día estos muchachosl Los futuristas en efecto pre- anuncian no sólo una idea práctica y original, sino una ofensiva frontal contra la vieja cocina: la apertura de una cocina experimental futurista en Turín que tendrá por nombre "Taberna del Santopalato" en la que las nuevas viandas serán no sólo futurísticamente estudiadas sino también presentadas al público. Así Turín, con este paso, va en camino de ser cuna de otro risorgimento italiano, el gastronómico.

Trenes especiales para TurínUn autorizado diario romano, entre serio y gracioso comenta el anuncio de los futuristas:

"Estamos seguros de que los ferrocarriles del estado concederán rebajas del cincuenta por ciento para que todos los italianos puedan trasladarse en masa a Turín a gustar el noto carneplástico en la "Taberna del Santopalato".

Fillia es quizá el más dinámico de los futuristas italianos. Sería menester describirlo a la manera futurista: llamarlo sartén en perenne ebullición, motor de 200 HP, bomba de nitroglicerina, cabeza de volcán...

Ama evidentemente a Turín ya que aquí ha tentado siempre sus mayores iniciativas.

"Santopalato" sin especulación.

Conseguimos atrapar a Fillia y ya no lo soltamos más. Importantes declaraciones salieron de este cerebro volcánico.Fillia me anticipó:

—Le ruego poner de relieve por sobre todo que nuestra iniciativa y nuestra actividad para la apertura del "Santopa- lato" tiene fines puramente artísticos, innovadores y propulsores de nuestra teoría culinaria. No se trata por lo tanto de una especulación mía o de Diulgherov. Nosotros simplemente daremos a la taberna una impronta futurista. Mas no tendremos, repito, ningún interés económico en el éxito más o menos grande (nosotros esperamos, grandísimo) de la iniciativa. La Taberna surgirá próximamente en Turín. Será decorada por el arquitecto Diulgherov y por mí con el objetivo preciso de pasar de la teoría a la práctica en la polémica futurista.

Los lectores deben saber que Fillia es inventor del carneplástico que es la nueva vianda futurista más clamorosamente discutida hoy en Italia y en el extranjero, tanto que —según voces que corren— el profesor Donati se habría propuesto con fines de estudio hacer la laparotomía gratis a los primeros degustadores del carneplástico.

Acorde con el decir popular, el tiempo dirá si son flores o no son flores...El lector se preguntará qué cosa es el carneplástico. He aquí una descripción autorizada:"El carneplástico, interpretación sintética de los paisajes italianos, está compuesto por una gran albóndiga de carne de ternero

asada rellena de once variedades diversas de verduras cocidas. Este cilindro, dispuesto verticalmente en el centro del plato, está coronado por una capa de miel y sostenido en la base por un anillo de salchicha que apoya sobre tres esferas doradas de carne de pollo."

La nutrición por radio

En el "Santopalato" de Turín, Fillia dirigirá la renovación de la cocina italiana y hará aplicar y preparar los nuevos platos de los artistas y cocineros futuristas. El local no será un simple y vulgar restaurante, mas asumirá un carácter de ambiente artístico abriendo concursos y organizando en lugar del habitual café post-prandium o de los acostumbrados bailes de salón, veladas de poesía, pintura y moda futurista.

El "Santopalato" lanzará en breve su preciso programa técnico. Entre los puntos más importantes son de notar los siguientes, que reproduzco textualmente:

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a) "Los futuristas, pronunciándose contra la pastasciutta e indicando nuevos caminos a la cocina italiana, atienden no sólo al importante factor del ahorro nacional mas intentan renovar el gusto y los hábitos de los italianos. Esto es, no se trata simplemente de suplir la pasta con el arroz o de preferir un plato a otro, sino de inventar nuevas recetas. Hubo en la vida práctica del hombre tantas modificaciones mecánicas y científicas como para poder arribar también a un perfeccionamiento culinario, a una organización de sabores, olores y valores distintos que hasta ayer habrían parecido absurdos, porque distintas eran también las condiciones generales de la existencia. Se debe entonces, variando continuamente los géneros y las armonías de la nutrición, matar los viejos hábitos establecidos del paladar para preparar a los hombres para los futuros alimentos químicos y tal vez para la no lejana posibilidad de realizar, por medio de la radio, una difusión de ondas nutritivas."

Este primer capítulo no requiere comentarios. Es toda una revolución. Hasta ahora en algunos restaurantes había un olor que Dios nos libre. De ahora en más reorganizaremos los olores. Por ejemplo, el olor de los platos lavados será transformado en olor a lavanda.

Lo realmente prodigioso, que quizás escapó también a Marconi, está en la posibilidad de efectuar, por medio de la radio, una difusión de ondas nutritivas. Por lo demás, la cosa no es tan extraordinaria.

Como la radio puede difundir ondas asfixiantes y adormecedoras (conferencias, jazz, recitación de poesías, etcétera), bien podrá difundir extractos de óptimas comidas y refrigerios.

¡Qué jauja entonces! El problema es que se avanzará hacia la abolición de la cocina y por lo tanto del "Santopalato".

El segundo capítulo es bien explícito:b) "La cocina hasta hoy no ha tenido en cuenta el lado estético, con la sola excepción de los postres. Nuestro

refinamiento sensible requiere en cambio un estudio completamente 'artístico' de la cocina. Se combate de ese modo las ciénagas de las salsas, los fragmentos desordenados de comida, y sobre todo la viscosa y antiviril pastasciutta. Obtendremos alimentos ricos de diferentes calidades, donde para cada comensal será estudiada la vianda que tenga en cuenta el sexo, el carácter, la profesión, la sensibilidad."

Marinetti inaugurará el "Santopalato"

Fillia añadió otras importantes declaraciones. No es cierto que los futuristas sean enemigos del vino y de la carne... Fillia nos dijo:

"En nuestra próxima proclama por el 'Santopalato' quedará bien aclarado que hasta tanto la química no cree sustancias sintéticas que igualen las fuerzas de la carne y del vino, es necesario defender a ambos de todo ataque. El Manifiesto de la Cocina Futurista no tiene entonces base alguna en común con las afirmaciones de Marco Ramperti sino que tiende por el contrario —mediante nuevos horizontes culinarios— a renovar el gusto y el entusiasmo por el comer, a inventar viandas que den alegría y optimismo, que multipliquen hasta el infinito el gozo de vivir: cosa imposible de obtener con las viandas a que estamos "habituados".

Otra cosa importante que advirtió es que las viandas de la cocina futurista no serán costosas. Una comida en el "Santopalato" tendrá un precio normal.

Pregunto al vicesecretario del movimiento futurista si la inauguración del "Santopalato" será solemne. Me responde:—Ciertamente, puesto que el acontecimiento tiene una gran trascendencia. Es seguido paso a paso en el extranjero. En ía

inauguración se encontrará también presente S.E. Marinetti, quien responderá a todas las críticas.Util ocurrencia sin duda. Hasta el momento el pobre consumidor no encontraba a nadie que en un restaurante respondiese por

un mal plato. En el "Santopalato" tendremos un académico para rendir cuentas.—¿Se puede saber la lista de platos del banquete inaugural?—Comprenderá algunos platos míos: Tuttoriso [Todo- arroz] (con arroz, ensalada, vino y cerveza); el conocidísimo

Carneplástico, la Aerovianda (táctil, con sonidos y olores); el Dolcelástico [postrelástico]. Además comprenderá las viandas publicitarias del arquitecto Diulgherov y los platos simultáneos de Marinetti y de Prampolini. Comprenderá los postres Reticulados del cielo del escultor Mino Rosso y el Ultraviril del crítico de arte —cocinero futurista P.A. Saladin. Esta lista se completará con las sorpresas indispensables para generar la atmósfera de la nueva comida y habrá además perfumes, música, ocurrencias, originalidades.

Es evidente que el éxito, aparte de la música, los perfumes y las otras ocurrencias, no podrá ser sino extraordinario. Bastaría la invención del plato ultraviril, receta que haría llorar de envidia al doctor Woronov.

—Y de la vieja cocina —pregunto a Fillia— ¿qué quedará en pie?Me responde con tono inexorable:—Nada, apenas las viejas cacerolas. Ha llegado la hora de las comidas de Artusi. Seremos duros.Sentí que dos lágrimas corrían por mis mejillas. Mas ahora adiós, tajadele al parsott, delicia de mi juventud voraz. ¡Ay! sé

clemente, Fillia, perdona al menos a la salama vecchia de Romana, la venerable salama da sugo que, junto con la rubia Albana, encendía el ardor poético de Giosué Carducci y de Giovanni Pascoli.

Este artículo, reproducido en todos los periódicos, dio rienda suelta a un aluvión de polémicas irónicas y burlonas sobre los valores digestivos de las viandas futuristas. Imposible siquiera enumerar los mejores ecritos de aquel período. El pintor Fillia, respondiendo a diversos ataques, aclaró repetidamente en Lavoro de Génova, en Regime Fascista de Cre- mona y en Tribuna de Roma la importancia de la iniciativa del "Santopalato". Reproducimos en parte la cara de respuesta a un cocinero romano que amenazaba a los cocineros futuristas con la cólera de la Academia Gastronómica Italiana:

"La protesta de los cocineros académicos recuerda extrañamente la oposición que los profesores de la historia del arte siempre han presentado a los movimientos de renovación artística en éste o en el pasado siglo. Por ello estamos seguros de que las proiecías del ilustre miembro de la Academia Gastronómica tendrán el mismo resultado que las otras: acelerarán nuestro éxito."

"No se trata —al criticar las viandas contenidas en el manifiesto de la cocina futurista— de hablar de 'técnica': aquellas viandas como el carneplástico, que fue erróneamente juzgado como un ataque a la pastasciutta, son los primeros ejemplos de toda una serie que crearemos. Tendremos por ello platos económicos y platos de lujo: platos para salir airosos de una comparación con la pastasciutta y platos para vencer en un concurso a los viejos manjares. Y, como técnica, el restaurante futurista de Turín sacudirá sin duda a la ciencia de los cocineros académicos. Pero de cualquier modo, es el espíritu revolucionario del manifiesto lo que debe importar: esto es la necesidad de modificar la cocina porque modificado ha sido en general nuestro sistema de vida, porque, destruyendo los hábitos, es necesario preparar el paladar para la futura alimentación. Si los cocineros académicos nos combaten por una razón de pura técnica, ya pueden considerarse vencidos: su oposición de artesanos no puede enfrentarse a nuestra fuerza de artistas. Y las creaciones futuristas alcanzarán la perfección técnica, mientras que las recetas antiguas, técnicamente perfectas, no se podrán renovar.

"La Taberna Santopalato, decorada por el arquitecto Diulgherov y por mí, generará una atmósfera que será el resumen de la vida mecánica moderna y será por ello 'necesario' servir viandas nuevas y en consecuencia futuristas."

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"Según la cómoda teoría pacifista de los cocineros académicos, ni siquiera la pastasciutta habría sido inventada: continuaríamos comiendo como los antiguos romanos. Hemos llegado en cambio a un momento en que todo debe renovarse. Como se han renovado los vestidos, los transportes, las artes, etcétera, se arribará también al triunfo de la cocina futurista. Es por todo ello que tantos médicos ilustres y cocineros destacados nos dan la razón y se adhieren a nuestra causa."

"La Taberna Santopalato tiene un propietario y cocineros que la dirigirán. El arquitecto Diulgherov y yo no cuidamos más que la inauguración y la primera orientación: confiamos plenamente en la inteligencia y en la fe modernista que animan a esos cocineros. Pero si la Academia Gastronómica Nacional insiste en detractar nuestro esfuerzo de creación de viandas italianísimas, fundaremos entonces una Academia Gastronómica Futurista a la cual se adherirán cincuenta mil artistas innovadores y simpatizantes de la Nueva Italia."

La Taberna Santopalato de Turín, antes aún de ser inaugurada, alcanzaba notoriedad mundial por la anunciada realización de la cocina futurista. Entretanto los trabajos proseguían y el ambiente se formaba con predominio del aluminio italiano Guinzio e Rossi que habría de dar al local una atmósfera de metalería, de esplendor, de elasticidad, de ligereza e incluso de serenidad, coincidiendo con el sentido de la vida de hoy, donde nuestro cuerpo y nuestro espíritu necesitan encontrar la purificación, la síntesis y la traducción artística de toda la organización mecánica predominante. El aluminio es el más adecuado y el más expresivo de los materiales, comprende estas dotes esenciales y es verdaderamente un hijo del siglo, del cual conserva la gloria y la eternidad a la par de los materiales 'nobles' del pasado. En la Taberna Santopalato se delineaba de ese modo una pulsante estructura de aluminio; éste no era utilizado fríamente para recubrir el espacio sino que servía como elemento operante del interior: aluminio dominante, ágil esqueleto de un cuerpo nuevo, completado con los ritmos de la luz indirecta. La luz es, no cabe duda, una de las realidades fundamentales de la arquitectura moderna y debe ser 'espacio', debe otorgar vida a las demás formas de la construcción. En el cuerpo del aluminio la luz servía de sistema circulatorio, indispensable para el estado de actividad del organismo ambiental. Todo contribuía para completar el interior: los grandes cuadros publicitarios, los tapices, los vidrios trabajados, los objetos diversos.

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El primer banquete futurista

La Taberna Santopalato se inauguró la noche del ocho de marzo de 1931, tras una febril jornada de trabajo en la cocina, donde los futuristas Fillia y P.A. Saladin rivalizaban con los cocineros del restaurante, Piccinelli y Burdese, en la preparación de los platos.

He aquí la lista del primer banquete futurista:

1. Antipasto intuitivo (fórmula de la señora Colombo-Fillia).2. Caldo solar (fórmula de Piccinelli).3. Tuttoriso, con vino y cerveza (fórmula de Fillia).4. Aerovianda táctil, con ruidos y olores (fórmula de Fillia).5. Ultraviril (fórmula de P.A. Saladin)6. Carneplástico (fórmula de Fillia).7. Paisaje alimenticio (fórmula de Giachino).8. Mar de Italia (fórmula de Fillia).9. Ensalada mediterránea (fórmula de Burdese).10. Pollofiat (fórmula de Diulgherov).11. Ecuador + Polo Norte (fórmula de Prampolini).

12. Dulcelástico (fórmula de Fillia).13. Reticulados del Cielo (fórmula de Mino Rosso).14. Frutos de Italia (composición simultánea). Vinos Costa — Cerveza Metzger — Espumantes

Cora — Perfumes Dory.

Presentamos sin más la crónica de la velada como apareció en el periódico La Stampa en un artículo del redactor Dr. Stradella: "Nadie ignora el interés y las polémicas que agitan al mundo entero por la anunciada inauguración del Santopalato. El acontecimiento asumirá pues una importancia excepcional. La fecha quedará inscrita en la historia del arte culinario así como han quedado fijadas de forma indeleble en la historia del mundo las fechas del descubrimiento de América, de la toma de la Bastilla, de la Paz de Viena y del Tratado de Versailles".

Un anuncio redactado en estos términos no puede ser sino exquisitamente futurista. Nadie más que los futuristas —es preciso reconocerlo sinceramente— puede ser consecuente más allá de todo límite extremo a los presupuestos de su doctrina. "Aun reconociendo que hombres mal o groseramente alimentados —advierte Marinetti— han realizado grandes cosas en el pasado, nosotros afirmamos esta verdad: se piensa, se sueña y se obra según lo que se bebe y se come".

Hacia el alimento en pildoras

No conforme aún con las enormes victorias pictóricas, literarias, artísticas en fin, que desde hace veinte años acumula, el Futurismo italiano apunta, hoy, a una renovación capital: éste, en efecto, osa afrontar la impopularidad con un programa de transformación total de la cocina.

Omitíamos decir que el "Santopalato", no obstante la apariencia levemente blasfema para el vulgar pasatista, es una deliciosa taberna turinesa en la cual durante la pasada noche tuvo lugar el primer banquete de la cocina futurista: una lista de catorce manjares, vinos diversos, perfumes, espumantes.

El lector, o mejor dicho la amable lectora, deseará conocer a fondo las más recónditas razones de semejante intento, para decirlo pasatísticamente; o de semejante realización, para decirlo futurísticamente. El deseo es legítimo; por cuanto la satisfacción de éste nos da la sensación patente de la responsabilidad que asumimos respondiendo. Responderemos, de cualquier modo, científicamente, exactamente, valiéndonos de las propias palabras del caudillo de los futuristas italianos: "Autoprácticamente, nosotros los futuristas desoímos el ejemplo y el reproche de la tradición para inventar a cualquier costo lo nuevo, juzgado por todos descabellado, razón por la cual establecemos ahora la nutrición adecuada a una vida cada vez más aérea y veloz".

Quedan en consecuencia abolidas numerosas viandas: la pastasciutta en primer lugar; mientras tanto se espera de la química el cumplimiento de un preciso deber, o sea el de "dar rápidamente al cuerpo las calorías necesarias mediante equivalentes nutritivos (distribuidos gratuitamente por el Estado) en polvo o pildoras", invención única, apta para hacernos llegar "a una real reducción del costo de vida y de los salarios, con relativa reducción de las horas de trabajo". A la espera de aquel día, pues, se podrá realizar la comida perfecta, que exige una armonía original de la mesa (cristalería, vajilla, decoración) con los sabores y colores de las viandas y la originalidad absoluta de las viandas mismas.

En la taberna de aluminio

Pero ahora volvemos a la "Taberna Santopalato", pensada, creada y decorada por el arquitecto Diulgherov y por el pintor Fillia, y que vosotros debéis imaginar como una gran caja cúbica; insertada, por un lado, en otra más pequeña adornada con columnas multicolores enteramente luminosas y con enormes ojos metálicos, también luminosos, encastrados en mitad de la pared; envuelta, por otro lado, en purísimo aluminio, del piso al techo. Aquí, hacia la medianoche del domingo, se habían dado cita los futuristas turineses y las personas por ellos invitadas.

Al cumplimiento del rito se hallaban presentes, entre otros, S.E. Marinetti, Felice Casorati, el pintor Peluzzi, el pintor Vellan, el escultor Alloati, el profesor Guerrisi, algunos periodistas; no faltaban bellas mujeres, en toilettes deliciosamente pasatistas.

Speaker oficial, es decir el anunciador e ilustrador de cada plato, era o no podía dejar de serlo, el pintor Fillia. Catorce los platos. Helos aquí. Primero: Antipasto intuitivo. No es difícil comprender que se trata, en cierto modo, de una sorpresa y, en otro

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cierto modo, de una preparación para los platos siguientes. No es conveniente, al respecto, olvidar que la invención de complejos plásticos sabrosos, cuya armonía original de formas y colores nutre los ojos y excita la fantasía antes de tentar a los labios, es una norma fundamental para una comida perfecta. Elegiremos entonces una gran naranja y a través de una perforación la liberaremos de su pulpa: trataremos a la esquelética envoltura de modo de obtener la configuración de un canasto, con la manija y la redonda cavidad. En ella pondremos una tajadita de jamón ensartada en un trocito de grisín, una alcachofa al aceite y un pimentillo en vinagre. En el seno de estos últimos será conveniente introducir un papelillo enrollado, en el cual habrá sido previamente escrita una máxima futurista, o tal vez el elogio de un convidado. Será fácil descubrir la sorpresa puesto que rige "la abolición del tenedor y del cuchillo para los complejos plásticos que pueden dar un placer táctil prelabial". En suma, algo finísimo.

Una vianda con sonidos y olores

Segundo: Aerovianda, táctil con sonidos y olores (ideada por Fillia). Aquí hay un poquito de complicación. Futurísti- camente comiendo, se opera con los cinco sentidos: tacto, gusto, olfato, vista, oído. Sometemos al juicio del lector algunas otras normas de la comida perfecta, que nos servirán para gustar cabalmente los sabores de los manjares del futuro: el uso del arte de los perfumes para favorecer la degustación. Cada vianda será así precedida por un perfume a tono con ella, que será irradiado desde la mesa mediante ventiladores. O también el empleo, sabiamente dosificado, de la poesía y de la música como ingredientes improvisados para encender con su intensidad sensual los sabores de una determinada vianda.

Tras esta necesaria introducción, volvemos al segundo plato. Está compuesto por cuatro partes: en el plato será servido un cuarto de hinojo, una oliva, una fruta confitada, y el aparejo táctil. Se ingiere la oliva, después la fruta confitada, después el hinojo. Simultáneamente se pasa con delicadeza la yema de los dedos índice y medio de la mano izquierda sobre el aparejo rectangular, formado por un retazo de paño damasquino rojo, un cuadradito de terciopelo negro y un peda- cito de papel de lija. De una fuente sonora, inteligentemente escondida, parten las notas de un trozo de ópera wagneriana, y, simultáneamente, el más hábil y elegante de los camareros pulveriza un perfume por el aire. Resultados asombrosos: probar para convencerse.

El metal que perfuma

Tercer plato: Caldo solar (ideado por el cocinero Ernesto Piccinelli). Es un consommé en el cual se mecen algunos ingredientes del color del sol. Excelente. Quinto plato: Tutto- riso (de Fillia). Es un cosa muy simple: arroz guisado a la italiana, condimentado con cerveza, vino y queso blando. Exquisito.

Quinto plato: Carneplástico. Este plato es una piedra fundamental de la cocina futurista. Transcribimos la receta, para alegría de nuestras lectoras: "Interpretación sintética de los paisajes italianos, está compuesto por una gran albóndiga cilindrica de carne de ternero asada, rellena de once variedades diversas de verduras cocidas. Este cilindro, dispuesto ver- ticalmente en el centro del plato, está coronado por una capa de miel, y sostenido en la base por un anillo de salchicha que apoya sobre tres esferas doradas de carne de pollo". Un prodigio de equilibrio.

Sexto: Ultraviril. No nos extenderemos en ilustraciones detalladas: bastará agregar que se trata de un plato para señoras. Séptimo: Paisaje alimenticio. Es el inverso del plato anterior: éste es sólo para hombres. Superlativo.

El Mar de Italia, la Ensalada mediterránea y el Pollofiat, el octavo, noveno y décimo plato, se sirven juntos. Particularmente notable este último plato, inventado por Diulgherov. Se toma un respetable pollo y se lo cuece de dos maneras: hervido primero, asado luego. Se excava en la espalda del volátil una espaciosa cavidad, dentro de la cual se introduce un puñado de esferillas de acero, de las empleadas en los rodamientos a bolillas. Sobre la parte posterior del ave se cose luego una cresta de gallo cruda cortada en tres tajadas. Se coloca en el horno la escultura así preparada y se la deja cerca de diez minutos. Cuando la carne ha absorbido bien el sabor de las esferillas de acero dulce, se la sirve entonces a la mesa acompañada de crema batida.

Se sirvieron además dos viandas fuera de programa. Una de ellas, ofrecida exclusivamente a los periodistas, no nos pareció fácil de descifrar. Hemos creído encontrar trazas de mortadela de Boloña, de mayonesa, de esa especie de caramelo turinés conocido con la denominación de pasta gianduia. Sin embargo, veinticuatro horas después de la ingestión y tras un detallado examen de conciencia, creemos poder pronunciarnos. Más simple es, en cambio, el otro plato extra, que el pintor Fillia ha llamado Porroniana y Marinetti Puerco excitado. Se trata de un salame normal, cocido, presentado inmerso en una solución concentrada de café expreso regada con agua de Colonia. El rito, así, está por llegar a su término. Al servirse espumante hablaron Felice Casorati, el escultor Alloatti, el abogado Porrone, Emilio Zanzi, el pintor Peluzzi y finalmente S. E. Marinetti, que elogió vivamente a Fillia y Diulgherov por los resultados concretos logrados.'' Junto con este artículo aparecieron: en la Gazzetta del Popolo un divertido artículo de Ercole Moggi 'La Taberna Futurista del San- topalato inaugurada por F.T. Marinetti'; en Regime Fascista un entusiasta artículo de Luigi Pralavorio 'Finada pastasciutta: carneplástico'; en Giornale di Genova un favorable artículo de Marcaraf, 'La inauguración del Santopalato'. Todos ellos, periodistas presentes en el banquete. Días después, todos los diarios italianos y extranjeros reprodujeron los artículos de Moggi y de Stradella, con clamorosos comentarios y muchas fotografías referentes al local, la forma de las viandas, etcétera.

Mientras periodistas y fotógrafos de Roma y de París arribaban a la "Taberna Santopalato", Ercole Moggi, tras una nueva entrevista con el pintor Fillia, publicó en la Gaz- zetta del Popolo otro artículo: "Los misterios de la cocina futurista develados", en el que se daban las fórmulas exactas de las primeras viandas realizadas, se indicaba el costo mínimo de los platos futuristas y se anunciaban otras inminentes manifestaciones revolucionarias. Con los títulos "Los cocineros futuristas a la prueba"; "Esto no es nada, iremos mucho más lejos"; Fillia contra Artusi; ¿Santopalato? ¡Bah! los mayores periódicos del mundo difundieron, discutieron y polemizaron. De Estocolmo a Nueva York, de París a Alejandría llegaban páginas enteras de periódicos ilustrados dedicados al tema. La cocina futurista había logrado imponerse e iniciaba así el período más intenso de su afirmación en pos de la renovación de la alimentación.

Las discusiones sobre la cocina futurista no debían limitarse, por cierto, sólo al ambiente gastronómico, porque nuestra voluntad revolucionaria se ha expresado siempre claramente a favor de todas las ramas y de todas las actividades del arte y de la vida. Son entonces dignas de subrayar las adhesiones de los diversos periodistas, constructores, arquitectos, etcétera que haciendo suya nuestra batalla hablan de la necesidad de modificar también los interiores de los locales, de dar un respiro de modernidad a las exposiciones de productos agrícolas e industriales, esto es, de presentar los alimentos y los productos de la ciudad y del campo según el espíritu de nuestro tiempo.

En el manifiesto de la cocina futurista se habla con precisión de la necesidad de servirse de la electricidad y de todas las máquinas que perfeccionan el trabajo de los cocineros. Muchos restaurantes adoptan cocinas y hornos eléctricos, etcétera, pero desgraciadamente cpntinúan recurriendo al extranjero, olvidando que en Italia existen insuperables constructores de cocinas, hornos, calentadores, etcétera. El ingeniero Pittaluga, por ejemplo, nos hacía notar últimamente la intensa propaganda de la

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S.P.E.S. para promocionar esta producción italiana y ponía de relieve cómo, por desgracia, los propietarios de los grandes restaurantes desconfían aún de las máquinas que no sólo ofrecen las mayores garantías, mas son estudiadas individualmente según las necesidades de aplicación y de funcionamiento, con indiscutibles ventajas sobre la importación extranjera.

En otro campo, es también digno de atención el artículo del doctor Alamanno Guercini, primer redactor del Giornale Vinicolo Italiano (que se ocupó inteligentemente, en muchos escritos, de la cocina futurista), quien afronta el problema de la decoración de los locales en los que se consumen vinos y bebidas italianas. Estos son los puntos más significativos de su artículo:

"Hay mucha gente en este mundo que puede amar las formas arquitectónicas antiguas y gustar el vino moderno (¡preparado en los ultramodernos establecimientos enológi- cos!) entre los muros de construcciones de tipo medieval, o en las catacumbas extrañadamente complicadas, retumbantes de salvajes músicas a base de jazz-band. Esta gente no piensa en absoluto que en aquellos remotos tiempos la uva se aplastaba con los pies; o si quizá lo piensa, no le atribuye importancia. Probablemente no quiere siquiera recordar que los toneles de madera que en torno de sí encontrará, en decorativa abundancia, van —¡ay de mil— perdiendo su importancia en las nuevas cantinas que adoptan largamente las enormes baterías de tinas de cemento armado en plantas múltiples.

Por ejemplo: en un establecimiento de reciente edificación, cercano a Roma, sobre 40.000 hectolitros de capacidad sólo 15.000 están reservados para los toneles de madera.

Hasta las pobres barricas siguen el influjo del modernismo, y después de haber tratado de ovalizarse al máximo, han degenerado en la construcción, de las enormes tinas de 800 hectolitros.

Nosotros debemos dominar nuestras predilecciones artísticas personales y aplaudir aquellas vías más utilitarias y práctico-económicas de propaganda vinícola que parecen adecuadas.

A mí me parece, con el respeto de todas las opiniones, que el vino podría hoy buscar y encontrar en el arte de los innovadores, en la genialidad de los futuristas, una alianza muy provechosa para todo lo que concierne a arquitectura, decoración, restaurantes, pabellones, presentación, publicidad.

Si el vino es una bebida de antiquísimas tradiciones, es sin embargo una bebida que se renueva anualmente, que se moderniza con el progreso multiforme: es una bebida dinámica, que contiene el carburante-hombre y el carburante- motor.

Con esto no se negará ni se criticará cualquier otra iniciativa del arte para valorizar al vino: se exigirá solamente que se abran las puertas a los artistas de vanguardia y a su actividad artística y publicitaria, que por muchas razones se puede prever bien acogida por un numeroso público de productores, industriales, comerciantes y consumidores.

Los organizadores de las ferias y de las muestras podrán aportar mucho.En los habituales concursos, en los pabellones reservados a los vinos, los vinicultores deberían considerar seriamente las

concepciones artísticas innovadoras antes de construir stands u organizar la publicidad.Es tiempo de exaltar y publicitar el vino con los criterios de la modernidad y del futurismo aplicados prácticamente.En París, en la Muestra Colonial, numerosos pabellones de vino, cerveza, licores, restaurantes, especialidades, etcétera,

seguían un estilo nacional. Y el más moderno y animado era el restaurante italiano diseñado por los arquitectos futuristas Fiorini y Prampolini.

En París, en Berlín, en Viena, cientos de bares siguen un estilo futurista. En ellos se unen higiene, economía, luminosidad, espacio, esplendor de metales y cristales.

En Padua, el Pabellón del Arte Sacro es una realización racional verdaderamente útil, bella y adecuada a sus funciones. Muchos catálogos de vinos franceses son publicaciones completamente futuristas.

Y se pueden agregar a los numerosos méritos de los locales modernos, catálogos, carteles futuristas, aquél de la economía, que no se puede descuidar en estos difíciles momentos.

En Italia, pocas y esporádicas han sido hasta hoy las tentativas de aplicación práctica de las nuevas ideas, mientas que en el exterior estos artistas italianos hallan trabajo y son apreciados.

Hago votos por que en 1932, si tienen lugar en Roma manifestaciones vinícolas, ellas se valgan largamente de las nuevas formas del arte. ¡Debe haber lugar para todos en el campo de la propaganda vinícola!

Y si los futuristas italianos se ocuparan con fecunda y práctica laboriosidad de la propaganda y valorización del vino italiano, harían grandes y útiles cosas.

Esto ya lo anticipaba, hace ahora un año, escribiendo en el Giornale Vinicolo Italiano a propósito de la cocina futurista.Y ahora invitamos a los artistas innovadores a colaborar con nosotros, con la intención de servir, también por esta vía,

a los intereses vinícolas nacionales.A, M.

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Conferencias culinarias

La polémica sobre la cocina futurista era tan intensa, tan presente en cada persona, que todas las conferencias de Marinetti eran normalmente seguidas por clamorosas discusiones en pro y en contra de la pastasciutta, en pro y en contra de las nuevas viandas futuristas. Marinetti, frente a enormes muchedumbres, dio entre febrero de 1931 y febrero de 1932 las siguientes conferencias, donde exaltó e impuso a la atención del público los valores de la nueva cocina:

—Sala dell'Effort de París, inaugurando la Muestra de Aeropintura futurista.—Gallería Vitelli de Génova, en la apertura de la muestra del grupo vanguardista y futurista Sintesi.—Gallería Botti de Florencia, durante la Muestra de Aeropintura futurista.—Circolo degli Artisti de Trieste, inaugurando la Muestra de Aeropintura Futurista.—Amici delVArte di Novara, inaugurando la Muestra de los pintores futuristas Fillia, Oriani, Mino Rosso, Diulgherov, Pozzo,

Zucco, Saladin, Alimandi y Vignazia.—Circolo Sociale de Cúneo, en la apertura de las Muestras personales de los pintores futuristas Fillia y Zucco.—Istituti Fascisti di Cultura de Brescia y de Cremona.Gira de propaganda por diversas ciudades de Túnez.Conferencias futuristas de Budapes

—Teatro Nazionale de Savona, en ocasión de la Muestra los grupos futuristas turineses y ligures. —Conferencias de Sofía y Estambul.

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El Banquete Futurista de Novara

Durante la Muestra de Arte Futurista en el Circolo degli Amici del Arte de Novara, fue organizado, por voluntad del doctor Rosina, presidente de la 'Federazione dei Commer- cianti', un banquete dirigido por los futuristas Fillia y Er- manno Libani. He aquí cómo el propio director del periódico L'Italia Giovane describió el suceso en un agudo artículo:

"Es en verdad un pecado que en la cena futurista que tuvo lugar el domingo 18 de abril nadie haya estenografiado el proceso verbal consagrando al futuro los comentarios con que Fillia preanunciaba las viandas.

La lista estaba compuesta por las siguientes novedades: Antipasto intuitivo; aerovianda (táctil con sonidos y olores); tuttoriso; carneplástico; mar de Italia; pollofiat; postrelásti- co; fruta simultánea; vinos, cerveza, espumantes, perfumes y música de Italia.

Había pasado hacía ya tiempo la hora establecida para el festín y nadie hablaba de dar finalmente principio a este convite luculiano. Me acerco a...

—Escucha, querido, en los retrasos sois pasatistas también vosotros; yo pensaba que los futuristas, tanto como paru ofrecer una novedad, lo habrían anticipado y en cambio tenemos la acostumbrada, asfixiante espera como en todos los banquetes de este mundo burgués. Me mira y me sonríe, irónico. —Comer en el futuro... ¿algo más futurista que eso?

Al inicio del banquete

Como Dios manda —el Dios de los futuristas se entiende, el que Fillia nos presentará en la muestra de arte sacro de Pa- dua— nos sentamos a la mesa: Antipasto intuitivo. Era creencia general que este plato sería pasado por alto para mantener la fe en su definición de intuitivo: sin embargo no. Nos sirven elegantísimos cestillos excavados en la cáscara de la naranja y rellenos de todo aquello que constituía el viejo antipasto tan caro a nuestras bisabuelas: salame de auténtico cerdo y encurtidos Cirio, el todo traspasado por pequeños bastones de grisines, de quienes informaciones fidedignas de estudiosos del género aseguran se hacía uso también veinte años atrás.

Pero algo de nuevo hay, y consiste en minúsculos papeles escondidos dentro de las olivas rellenas. Se escupen, se abren y se leen en alta voz para gran deleite de los presentes: Ema- nuelli es el más grande periodista, firmado Enrico Emanuelli. También esto lo sabíamos.

La aerovianda

Y llegamos a la aerovianda: es un plato que no aconsejo a los famélicos. Se compone de una tajadita de hinojo, de una oliva y de un ajo. Hay además una tira de cartón sobre la cual van encolados, uno junto al otro, un trozo de terciopelo, un trozo de raso y un trozo de papel de lija: el papel de lija —explica Fillia— no es obligatorio comerlo, servirá sólo para palparlo con la mano derecha generando sensaciones prela- biales que tornan gustosísimas las viandas, las cuales deben ser llevadas a la boca, simultáneamente, con la mano del lado izquierdo.

En cuanto a los olores, el camarero deambula con un gran pulverizador rociando las cabezas de los convidados (sugerimos a Fillia servir en otra oportunidad tales abluciones capilares previamente entibiadas, para evitar resfríos a los hombres calvos).

El banquete, entre chistes, mofas y sátiras, prosigue jubilosamente: lo que animó a todos de ese modo fue el anuncio de que no habría discursos oficiales. Un poco la culpa es también del vino grignolino, bastante reforzado.

Y la digestión está salvaguardada.Tuttoriso: un plato muy viril en la forma y compuesto en esencia por arroz condimentado con vino y cerveza. Muy apetecible:

siempre hay alguien que reclama el bis.Terminado el tuttoriso, golpes de efecto: se apagan las luces blancas y permanecen encendidas las rojas: semipe- numbra. El

Cavaliere Fontana me susurra: los platos futuristas, como ciertos versos de poetas modernos y como todos los químicos brillantes, tienen necesidad de penumbra.

Servirán una vianda inventada en un instante de inspiración por el cavaliere Coppo, decano de los hoteleros de Italia. Los camareros sirven, mientras un gramófono reproduce el croar de las ranas.

Arroz y judías, ranas y salame.Optimo.Pero, ¿por qué no han reproducido —pregunta alguien— también el gruñido del cerdo? ¿No hay salame acaso?—El carneplástico —grita Fillia— es el producto de todos los jardines de Italia.¡Aquí se corre el riesgo de sufrir una indigestiónlPasemos al mar de Italia que hasta los pasatistas podrían sin ningún esfuerzo introducir en el elenco de los manjares de

familia.En un plato ovalado se disponen a lo largo del diámetro mayor trozos de filete de pescado cocidos a la manteca, sobre los

cuales se fija mediante mondadientes, de arriba hacia abajo, una cereza confitada, un trozo de plátano de Australia, un trozo de higo. A ambos lados del plato crema de espinacas, adelante y atrás salsa Cirio. El aspecto de un grotesco transatlántico, el gusto de nuestra mejor cocina.

Del Pollofiat no hablo a título de protesta. Para apaciguarnos, Fillia creó el elogio a la mujer del futuro, calva y con gafas: he aquí una combinación afortunada, ¡mujeres calvas y pollofiat!

El postrelástico está formado por modestas masas de hojaldre rellenas de cremas de colores aullantes. Es un postre elástico porque sobre cada masa va encolado un trozo de ciruela.

La fruta simultánea está compuesta por diversos trozos... de frutas mondadas enlazados entre sí: naranja, manzana, fruta seca. Café, stop.

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El Gran Banquete Futurista de París

En la Exposición Colonial de París el arquitecto futurista Fiorini realizó un audaz pabellón donde tuvo su sede el Restaurante Italiano.

El interior del Pabellón, amplio salón capaz de albergar más de cien mesas, fue genialmente decorado con 8 enormes paneles del pintor futurista Enrico Prampolini: estos paneles, por todos apreciados, representan lo más moderno, lírico e inventivo que pueda realizarse sobre un tema 'colonial'. Daban al ambiente una atmósfera simultáneamente africana y mecánica que recompensaba con creces la voluntad de interpretar los motivos coloniales según una sensibilidad moderna y futurista.

En este adecuadísimo restaurante, la casa Edizioni Franco-Latine, representada por las señoras Belloni y Fariña y por el señor Pequillo, decidió presentar por primera vez en París a la cocina futurista, acordando con los pintores Prampolini y Fillia la preparación del banquete.

La multitud que se apretujaba la noche del suceso para participar en el gran banquete era la mejor de París. Se hallaban representados los mayores periódicos franceses.La lista de las viandas:

1. Les grandes eaux (du peintre Prampolini).2. Carrousel d'alcool (du peintre Prampolini).3. Hors d'oeuvre simultané (du peintre Fillia).4. Excitant gastrique (du peintre Ciuffo).5. Préface variée (du peintre Prampolini).6. Toutriz (du peintre Fillia).7. Les iles alimentaires (du peintre Prampolini).8. Equatore + Polo-Nord (du peintre Prampolini).

9. Aéromets, tactile, bruitiste et parfumé (du peintre Fillia). Poulet d'acier — á surprise (du peintre Diulgherov) Cochon excité — á surprise (d'un primitif du 2000).

10. Viandesculptée (du peintre Fillia).11. Machine á gouter (du peintre Prampolini).12. Paradoxe printanier (du peintre Prampolini).13. Gateauélastique (du peintre Fillia).

14. Vins - Mousseux- Parfums - Musiques -Bruitset chansons d'Italie.

Además, entre una y otra vianda, se anunciaban números de baile, de canto y de música.El periodista futurista Francesco Monarchi, primer redactor de Nuova Italia, describe el banquete así:

"Los acontecimientos que estamos por comentar son de una gravitación excepcional. En efecto, el simple anuncio del banquete futurista había soliviantado entre nuestros connacionales 'prudentes' una andanada de reprobaciones y de comentarios hostiles que amenazaba con una compleja insurrección espiritual. Estos 'hombres de bien' encontraban indigno el carácter revolucionario de los platos anunciados, pues según ellos, las tradiciones, especialmente las gastronómicas, jamás deben ser tocadas.

En cumplimiento de nuestros deberes de periodistas debemos registrar que las denominaciones de los platos podían dar lugar a las más negras aprensiones, y la complicación de la música, de los perfumes, de las mesas táctiles, de los sonidos y de las canciones representaba desde luego una inquietud difícilmente superable.

A pesar de esta ola de pesimismo, muchos valientes, enfrentando las distancias, las inclemencias del tiempo y los horrores del acontecimiento, atestaron la noche del pasado miércoles el salón del Pabellón Futurista.

A la entrada, la señora Belloni y la señorita Fariña, organizadoras de la velada junto con la casa Edizioni Franco- Latine, recibían a los heroicos participantes. Palidísimas por la emoción (palidez que aumentaba su belleza), las dos señoras se encontraban en la imposibilidad absoluta de animar a los temerosos que, ya junto a la puerta, en una última duda angustiosa, no osaban penetrar en la sala.

Sin embargo, la festiva alegría del ambiente animado por los enormes paneles de Prampolini, la seguridad electrizante de S.E. Marinetti, el imponente aparato del personal de servicio y la blanca calma tradicional de las opíparas mesas devolvieron el control del propio accionar a los vacilantes.

Sólo los rostros enigmáticos de Prampolini y de Fillia, ideadores de las viandas futuristas, mantenían el misterio del inminente rito. Contrariamente a nuestra costumbre daremos una amplia lista de nombres, puesto que pasarán a la historia como los de los precursores en el gustar la cocina del futuro.

S.E. el Príncipe de Scalea, siempre sensible a toda manifestación italiana, se hallaba sentado a la mesa de honor con algunos miembros de su asamblea, entre ellos el comendador Dall'Oppio y el marqués de San Germano, con el representante del ministro Reynaud, el regente del Fascio doctor Saini, el honorable Ciarlantini, el abogado De Martino, secretario administrativo del Fascio, el caballero Gennari del directorio.

En otras mesas: el abogado Gheraldi de la Societá degli Autori, Vittorio Podrecca, el crítico de arte Eugenio D'Ors de la Academia de Madrid, el conde Emanuele Sarmiento, el doctor Lakowsky, el señor Cartello, el famoso pintor Seppo el señor Pequillo de Edizioni Franco-Latine, etcétera.

Muchas y elegantes señoras habían desafiado valientemente a la aventura. Hemos reconocido a la marquesa de San Germano, madame Van Donghen, la condesa De Fels, mada- me Mola, madame Madika, madame De Flandreysy, madame Lakowsky, la señora Podrecca, madame Tohaika, miss Moos, madame Massenet-Kousnezof, la señorita Cirul, madame Ny-eff, madame Castello, la señora Pequillo, la señorita Budy, Durio, etcétera.

A las 21.30 un formidable golpe de gong reconduce a los presentes a la realidad de las cosas. Una imprevista luz verde vuelve aun más espectrales a los comensales.

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Son anunciadas las dos mezclas-aperitivo creadas por el pintor Prampolini: "Las grandes aguas" y "Carrousel de alcohol". Sorpresa general al pescar en una, chocolate y queso navegando en vino barbera, cidrada y bitter, y al recoger en la otra una oblea confitada conteniendo una ración de anchoa. Alguna mueca, mas un primer resultado muy satisfactorio, tanto que algunos repitieron.

Tres antipastos servidos simultáneamente abreviaron las polémicas sobre los aperitivos. El "antipasto simultáneo" de Fillia (cáscara de manzana picada, salame y anchoas), el "copete estimugástrico" (disco de ananá con sardina, atún y nueces) y el "inicio variado" de Prampolini (mantequilla, olivas, tomates y confites), si bien alarmaron por sus formas audaces, simpatizaron rápidamente con los paladares. Ninguna tregua: el "todoarroz Fillia" es anunciado como un amasijo de arroz, cerveza, vino, huevos y queso parmesano. Es devorado por los comensales que comienzan a modificar su primer estado de ánimo.

Primer intervalo: la señorita Jóle Bertacchini, del San Cario de Nápoles, canta deliciosamente y es largamente aplaudida. Recomienza inexorable el imponente desfile de los camareros que sirven ahora las "Islas alimenticias" de Fillia, exquisita unión de pescado, plátano, cereza, higo, huevo, tomate y espinaca.

Otra interrupción y Mila Cirul inicia sus danzas que provocan el más grande y continuado entusiasmo. En efecto, el arte modernísimo de esta bailarina de excepción es difícilmente superable, dado que quizá sólo ella ha sintetizadc cuanta belleza puede brotar de una interpretación absoluta mente nueva y genial de la danza.

Mientras comenzaba a desarrollarse un cierto hábito poi la cocina futurista, el conde Sarmiento, que se había ofrecidc para comentar los platos, anuncia la "Aerovianda" del pintoi Fillia.

La "Aerovianda" se compone de frutas y verduras diversas que se comen con la mano derecha sin ayuda de cubierto alguno, en tanto que la mano izquierda acaricia una porción táctil formada por papel de lija, terciopelo y seda. En tanto la orquesta ejecuta un ruidoso y violento jazz, y los camareros rocían sobre la nuca de cada comensal un fuerte perfume de clavel. La sala retumba por los chillidos de las señoras violentamente regadas de perfume, la risa generalizada y I05 aplausos definitivos e interminables.

(Una sola persona permanecía extraña al entusiasmo general; inmediatamente interrogada, se descubrió que era zurda: por eso palpaba el tablero táctil con la diestra mientras comía con la zurda.)

Ya la renovación de la cocina futurista había triunfado. El "Cameplástico" de Fillia, el Polo Norte + Ecuador de Prampolini, la Paradoja de primavera y la Máquina de gustar de Prampolini, el Postrelástico de Fillia, a pesar de la audacia de sus formas y la originalidad de sus ingredientes, resultaron sumamente apreciadas.

Entre las diversas viandas, dos platos-sorpresa fueron reservados sólo para diez personas: el pollo de acero de Diulgherov y el puerco excitado. El cuerpo del pollo mecanizado por bombones color aluminio y el salame inmerso en una salsa de café y agua de colonia fueron declarados excelentes.

Otro intervalo: la señora María Kousnezov, de la Opera y del ex teatro imperial de Petrogrado, en dos interpretaciones acompañada al piano por el maestro Balbis, demostró otra vez sus excepcionales cualidades vocales y las razones de su fama mundial.

Luego el señor Roberto Marino, de la Opera de Monte- cario, cantó admirablemente una serie de canciones napolitanas.S.E. Marinetti, que había participado en el banquete no sólo presidiéndolo sino también interviniendo a cada momento en las

discusiones y en la exaltación de las viandas, elogió al acontecimiento como primera materialización en París del célebre manifiesto de la cocina futurista, que ha desatado una polémica mundial con más de dos mil artículos y ha demostrado el sentido de arte-vida que ha animado siempre a toda actividad futurista.

Tras haber elogiado las creaciones gastronómicas de los pintores Prampolini y Fillia y tras haber puesto de relieve la magnífica organización de la velada por parte de Edizioni Franco-Latine, S.E. Marinetti, con la acostumbrada frescura de su elocuencia, rindió homenaje al coraje de los presentes y comentó con satisfacción la general complacencia.

S.E. Marinetti, con elevado espíritu, hizo alusión a los números de canto y de danza señalando el intencionado contraste de la parte lírica (exclusivamente tradicional) con el futurismo integral del banquete y de las danzas.9

Mientras se renovaban los aplausos al breve y vivo discurso de Marinetti, apareció en la sala Josephine Baker, acompañada por el señor Abbatino.

La Baker recibió la más festejada acogida y participó del final de la excepcional velada que se cerró con un animadísimo baile. Josephine Baker, convertida de repente en el centro de atracción más vivo y completo, tuvo una parte importantísima en el buen éxito de la fiesta: a su irresistible fascinación se debe, en efecto, la definitiva superación entre los presentes de las últimas dudas sobre las consecuencias de la cocina futurista.

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El aerobanquete futurista de Chiavari

El comendador Tapparelli organizó admirablemente en Chiavari, el 22 de noviembre de 1931, una jornada futurista en la cual se inauguró una muestra de arte futurista, tuvo lugar el Circuito de Poesía (en el que triunfó el poeta triestino Sanzin) y una conferencia de F.T. Marinetti sobre "el Futurismo mundial". Más de 300 personas participaron del gran aerobanquete celebrado en el Hotel Negrino: se hallaban presentes las principales autoridades de la ciudad y de la provincia.

Todos los periódicos ligures dedicaron largos artículos al acontecimiento, amén del Corriere della Sera y muchos otros diarios italianos. Transcribimos aquí los puntos esenciales del gracioso escrito de un redactor del Corriere Mercantile:

"El plato fuerte de la jornada —plato fuerte al menos para el periodista ávido de divagaciones y deseoso de motivos para los llamados paréntesis de colores— fue indudablemente el 'primer aerobanquete futurista', una especie de orgía car- neplástica que se desató en los salones del Hotel Negrino y que sometió a dura prueba los estómagos de al menos trescientos invitados."

Cada vianda fue escrupulosamente ejecutada por el célebre cocinero milanés Bulgheroni, venido especialmente a Chiavari para violentar con sus salsas y guisados la maciza puerta clausurada de los ravioles y de la pastasciutta.

Los dátiles-sorpresa

El banquete, en medio de la más viva expectación de los presentes —muchos de los cuales sentían en sus cavidades gástricas un cierto temblor que no era del todo imputable al apetito sino a cierto razonable temor— comenzó con un Timbal de iniciación: una especie de antipasto tal vez demasiado poético para ser apreciado como debiera por el estómago que, como todo el mundo sabe, es un tosco materialista. Estaba compuesto, este timbal, de cabeza de ternera flotando, infeliz y desconcertada, en medio de una profusión de ananás, nueces y dátiles: dátiles que se mostraron, al accionar de los dientes, cargados de una sorpresa casi pantagruélica: en efecto, estaban cuidadosamente rellenos de anchoas: es así como de esta inocente cabecita, de estos ananás y de estos frutos africanos complicados con pescado, surgió una especie de budín que dejó a todos los esófagos atascados de admiración.

Las rosas en el caldo

Pasamos entonces, con arrojo garibaldino, a un Decola- paladar; nombre que designaba a un caldo de naturaleza extravagante, compuesto por partes casi iguales de jugo de carne, champaña y licores varios. En la mezcla, que para los iniciados debe tener extraordinarias virtudes aperitivas, nadaban, vagos y frágiles, pródigos pétalos de rosas. Ubicados frente a tal obra maestra de lírica caldística, los convidados valientemente tentaron el experimento de la deglución; pero más de uno, con evidente bajeza, renunció a llevarlo a término y sólo se limitó a extraer de la escudilla un pétalo de rosa, secarlo con la servilleta y guardarlo en la cartera como recuerdo del banquete y a modo de testimonio de un hecho para narrar, más tarde, a los nietos.

El tercer plato fue Buey en carlinga, o sea misteriosísimas albóndigas sobre cuya composición no es bonito indagar e indagar no beneficia, posadas sobre aeroplanos de miga de pan. Bellos los aeroplanos, menos bellas las albóndigas. De cualquier modo este plato se contó entre los más apreciados por ser el que dio a muchos de los comensales la opción de saciar el hambre al menos con el pan, que nunca como ahora había aparecido como un alimento precioso y divino.

Electricidades atmosféricas confitadas

Entonces aparecieron los camareros con grandes fuentes llevando servobandadillas de pradera consistente en un amasijo discretamente diabólico donde tajadas de remolacha y gajos de naranja se aliaban en tropel con aceite y vinagre y pizcas de sal.

Muchos de los comensales tenían ya, para ese entonces, su aparato digestivo en condiciones no del todo normales, de manera que no se les puede censurar si no supieron reprimir un instintivo gesto de terror cuando apareció la bandeja portando el "alimento conclusivo". Manjar que se ufanaba de un nombre a todas luces dinámico: Electricidades atmosféricas confitadas. Estas caras e inolvidables "electricidades" tenían la forma de multicolores jabones de tocador de falso mármol, conteniendo en su interior una pasta dulzona formada con ingredientes que sólo sería posible precisar tras un paciente análisis químico. Debemos confesar, por escrúpulo periodístico, que sólo una ínfima parte dejos invitados osó llevar estos jabones a la boca: de aquellos que se atrevieron no se conoce, por desgracia, los nombres. Decimos por desgracia porque semejante puñado de héroes merecería verse, por lo menos, eternizado en una lápida de bronce.

Llegamos así al Amaraje digestivo: amaraje que no todos alcanzaron a cumplir dado que muchos ya habían zozobrado al momento del despegue. Entonces se puso de pie para hablar Marinetti quien, con una elocuencia admirable que brotaba espontánea cual si no hubiese probado bocado, arremetió en una encendida requisitoria contra la infamia de la pastasciutta y el oprobio de los ravioles, exaltando, en contraste, los alimentos futuristas y en particular los dátiles anfibios de los cuales se había podido efectuar al inicio del banquete una inolvidable degustación.

Sentado Marinetti, de un salto el poeta Farfa comenzó a declamar con ímpetu aviatorio un himno casi pindárico titulado Tuberías.

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El aerobanquete futurista de Boloña

Los pintores futuristas Caviglioni y Alberti organizaron en Boloña, en el Círculo de Periodistas, una importante muestra de Aeropintura que fue inaugurada por F.T. Marinetti el 12 de diciembre de 1931. A continuación los mismos pintores, en medio de la más viva expectativa, prepararon en la Casa del Fascio un gran Aerobanquete (cuyo precio era de 20 liras por persona), que fue así narrado en el periódico Resto del Carlino:

"El curioso acontecimiento del Aerobanquete ha tenido un éxito enorme, y el salón de la Casa del Fascio, elegido por su especialísima trayectoria culinaria, ha reunido anoche a las 21.30 (incluso el horario era ligeramente desacostumbrado) a gran cantidad de personas, entre quienes se contaban personalidades y autoridades, pintores, periodistas, señoras y simples personas de buen gusto. Y entre las autoridades estaban el gobernador, comendador Turchi, y el rector de la Universidad, profesor Ghigi, quien así vino a consagrar con el honroso sello del saber al movimiento sedicioso alzado contra la pastasciutta.

Como en un aeroplano

El Aerobanquete justificó su propio nombre a través de la puesta en escena preparada por los organizadores. Las mesas habían sido dispuestas inclinadas y en ángulo, dando la impresión de estar en un avión. Aquí las alas —más estrechas y delgadas como en un veloz hidroavión— allí el fuselaje, allá al fondo la cola (deshabitada, como sucede también en los aviones auténticos). Entre ambas alas una gran hélice —¡estática, para nuestra fortuna!— más atrás dos cilindros de motocicleta, promovidos para la ocasión al rango de motor aéreo. En lugar de los habituales manteles nos encontramos con hojas de papel plateado, que en la fantasía de los anfitriones quería ser de aluminio, y una lámina de hojalata reluciente hacía las veces de salvamanteles, en el cual las señoras controlaban —|oh, el delicioso espejo de la fortunal— su comprometido maquillaje.

El sintetismo de la mesa es evidente. Poquísimos los utensilios visibles. Los vasos son los habituales, los platos y los cubiertos ídem; mas las flores faltan totalmente y han sido reemplazadas por... patatas crudas, pintadas de vivos colores y artísticamente talladas; peor así para quien no sabe distinguir entre el alimento que sirve para placer del estómago y aquel destinado al regocijo de los ojos. Otro auténtico hallazgo: el pan. Nada de roscas comunes, o baguettes francesas, o kipfel vieneses, sino panecillos especialmente modelados, que reproducen la forma de un monoplano o de una hélice; y es preciso confesar que la forma se presta sin problemas para una cocción perfecta de la pasta y un tostado ideal de la corteza.

Ultima constatación: los camareros visten un cuello de celuloide color azul, mientras el pintor Alberti, director del banquete, exhibe un pomposo y elegantísimo chaleco de mil colores.

El risotto a la naranja...

El Aerobanquete es inaugurado de un modo levemente pasatista: con un antipasto. Su nombre es aeropuerto picante, pero no nos parece más que una ensalada rusa alten-styl, con el agregado de una rodaja de naranja, una tajadita de huevo duro y una oliva. Y la naranja va untada con mantequilla coloreada de rosa...

Antes de que se propaguen las opiniones sobre el plato inaugural, el plato número dos se presenta majestuosamente entre los 'oh' de los presentes.

El menú habla de Estruendos de ascensión; pero Su Excelencia Marinetti rebautiza al plato así: risotto a la naranja, donde el arroz es el mismo de siempre... pero la salsa —¡ah, la salsa!— está concebida a base de naranja. Y las tajaditas de naranja frita ayudan a paliar la austeridad del plato.

El risotto a la naranja, seamos sinceros, provoca cierta inquietud entre las filas.

. . . Y los ruidos "nutritivos"

Tenemos el advenimiento de alguna complicación cuando repentinamente la sala de sumerge en una diáfana luz azul y un motor comienza a traquetear en la sala vecina. El pintor Alberti anuncia gravemente —¿pero por qué ese señor sonríe?— que el aeroplano navega a ocho mil metros de altura y Marinetti lo confirma explicando:

—Observad cómo el ruido del motor favorece y nutre al estómago... Es una especie de masaje del apetito...Descendemos finalmente de la estratosfera culinaria, y la muchedumbre no encuentra nada mejor que empezar a repiquetear

furiosamente sobre los platos de hojalata, promovidos así a la categoría de entonarrumores.— ¡Queremos el carburante nacional!Y el carburante nacional (vulgo 'vino de nuestras colinas') avanza triunfalmente, servido en algunas latas de aceite

extrapesado. Es el vino en bidones, el vino en latas; y, en la espera del plato principal, los comensales se aprestan a mordisquear las alas de los aeroplanos panificados.

Pero también el plato principal —o sea el Carneplástico con fuselaje de ternera— arriba finalmente. Es un éxito indiscutible. La vianda, a decir verdad, es futurista sólo en sus matices. Se trata en efecto de una rebanada de ternera guisada, asociada a un flaco chorizo; y como guarnición, dos ce- bollitas y dos castañas fritas. Pero tras las experiencias a base de naranja, el chorizo flanqueado por las dos castañas ya no produce ninguna impresión.

Lástima que la carne, tras la habitual gira de presentación en torno de las mesas, llegue casi fría. Y de nada sirve que S.E. Marinetti aumente los escalofríos, afirmando que a ocho mil metros de altura los alimentos no pueden mantenerse calientes.

Poco después el líder del futurismo dirige su ofensiva hacia el pacífico doctor Magli, representante de los aqueos, reprendiéndole por haber osado rechazar la carne antes de probarla.

Eso —exclama— es pasatista. Eso no es valiente...Magli replica:—Es cierto... Debería haberla acercado al oído, para escuchar si mugía.— Y una risotada homérica tomó la batuta.El Aerobanquete prosiguió así, entre una vianda y una humorada, entre un vaso de carburante nacional y una alusión

nostálgica, pero por lo bajo, Marinetti, en cambio, no siente nostalgia alguna. (Lo cual es lógico.) Está muy entusiasmado con el simposio y reclama con urgencia que los cocineros se presenten de inmediato para aplaudirlos. Los interpelados tardan en venir, y Marinetti repite la intimación. —Que vengan los cocineros.— Entonces una voz estentórea se eleva en el fondo de la sala, proclamando:

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— ¡No vienen porque tienen miedo de nosotros!Se trata de una evidente calumnia, puesto que instantes después, dos cordons bleus de la Casa del Fascio hacen su ingreso,

recibidos por las manos batientes de Marinetti y los suyos. Los dos cocineros están desconcertados. Temen que se les esté tomando el pelo y parece que dijeran en su mudo idioma:

—Señores míos, perdonadnos, pero nosotros no tenemos la culpa...

Abajo la "cocina-museo"

Iniciado con el antipasto, el banquete se cerró con discursos. En efecto, se levantó a hablar la medalla de oro Oni- da, es decir el doctor Magli, quien expresó los sentimientos de los tallarinistas, mientras un anónimo enviaba un telegrama que rezaba textualmente: "Abajo la pastasciutta, de acuerdo; (pero los tallarines son harina de otro costal!"

Por fin se levantó S.E. Marinetti para declarar que su elocuencia estaba literalmente tapada por la suculencia variada y deliciosa de los aeromanjares degustados, algunos de los cuales —añadió— son hallazgos importantísimos, como por ejemplo el arroz condimentado con naranja. Tramó de este modo el elogio de la cocina futurista, frente a la cual la pastasciutta se encuentra definitivamente en retirada. Los tallarines —dice— son ahora la última trinchera de los pasa- tistas; la trinchera de la pasta al huevo. La cocina futurista es la materialización del deseo general de renovar nuestra alimentación, es la lucha contra el peso, el "panismo", la obesidad. Nosotros queremos mantener nuestra antigua vitalidad goliardesca, aún si los años nos castigan con sus lluvias y sus nieblas. Nuestro esfuerzo tiende a militarizar todas nuestras jóvenes fuerzas. Deseamos por ello que la cocina italiana no permanezca en un museo. Afirmamos que la genialidad italiana es capaz de inventar más de tres mil platos, todos ellos buenos, y todos ellos adaptados a la renovada sensibilidad y a los renovados requerimientos de la generación contemporánea. Con un nuevo, explosivo saludo a sus colaboradores bo- loñeses, S.E. Marinetti concluyó su discurso y el banquete llegó a su término, mientras los comensales se llevaban de recuerdo el salvamanteles de hojalata, sobre el cual el caudillo de los futuristas fue conminado a estampar su propia firma con la punta de un tenedor que hacía las veces de buril.

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Anécdotas típicas

Entre los millares de artículos en los que eran discutidos, exaltados, despreciados, condenados y defendidos los grandes banquetes futuristas de Turín, Novara, París, Chiavari y Bo- loña, un gran número de humoradas y de anécdotas circulaba entre todos los semanarios, las revistas ilustradas o directamente entre el público. Podrían compilarse varios volúmenes recogiendo toda la explosión de extravagancias, hallazgos y caricaturas sugeridos por la cocina futurista y por su realización.

Son típicas las siguientes anécdotas:1. En Aquila se reunió un número incalculable de mujeres para firmar una solemne carta-súplica en favor de la

pastasciutta. Esta carta fue dirigida a Marinetti. Las mujeres de Aquila, que jamás se habían preocupado por problema alguno, consideraron necesaria esta sublevación colectiva, tan profunda era su fe en la pastasciutta.

2. Apareció en los periódicos de Génova la noticia de la fundación de una sociedad denominada P.I.P.A (Propaganda Internacional contra la Pastasciutta) que abría varios concursos para combatir a la odiada comida e inventar nuevos alimentos.

3. Tuvieron lugar en Nápoles procesiones populares a favor de la pastasciutta.4. En San Francisco, California, los clientes de dos trat- tone italianas, ubicadas una en la planta baja y la otra en el

primer piso de una casa popular, se enredaron a favor y en contra de la cocina futurista desatándose así una clamorosa batalla desde las ventanas y en la calle con sartenes y proyectiles comestibles. Algunos heridos.

5. En Turín los más célebres cocineros realizaron un congreso para analizar los méritos de la cocina futurista y surgieron así violentísimas discusiones y polémicas entre las facciones antagónicas.

6. En Boloña durante un gran almuerzo estudiantil llegó imprevistamente F.T. Marinetti quien, ante el estupor de todos los presentes, devoró ávidamente un plato de spaghetti: sólo más tarde los comensales advirtieron que Marinetti no era sino un estudiante hábilmente disfrazado.

7. En algunas revistas de gran tirada aparecieron fotografías de Marinetti en el acto de gustar la pastasciutta: eran montajes fotográficos efectuados por expertos adversarios de la cocina futurista, que intentaban así desacreditar la campaña por una nueva alimentación.

8. Fue representada en Boloña una revista teatral titulada "Carne-plástico".9. Fue representada en Turín una opereta de Sparacino y DalFArgine titulada "Santopalato".Entretanto, mientras se alternan las polémicas, un nuevo aire de optimismo y alegría ahoga a la nostálgica y gris costumbre de

las viejas comidas y los futuristas, superando las primeras realizaciones, preparan otras originales, revolucionarias innovaciones.

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Los menús futuristas determinantes

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La cocina futurista se propone no sólo determinar una revolución completa en la alimentación de nuestra raza, con el objeto de aligerarla, espiritualizarla y dinamizarla.

La cocina futurista se propone además —mediante el arte de armonizar las viandas futuristas— sugerir y determinar los indispensables estados de ánimo que no se podrían sugerir ni determinar de otro modo.

Hemos combinado programas de menús que nosotros llamamos sugestivos y determinantes.

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Menú heroico invernal

Los combatientes que a las tres de la tarde debieran montar en un blindado para entrar en línea de fuego a las cuatro, o partir en vuelo para bombardear ciudades o contraatacar incursiones enemigas, buscarían en vano una preparación perfecta en el beso dolorido de una madre, de una esposa, de los hijos o en cartas apasionadas.

Una caminata soñadora es igualmente inapropiada. Inapropiada la lectura de un libro ameno.Siéntense en cambio estos combatientes a la mesa, donde será servido un pescado colonial al redoble de tambor y la carne

cruda aullada por el sonido del clarín.

Pescado colonial al redoble de tambor: róbalo hervido remojado durante 24 horas en una salsa de leche, licor rosoli, alcaparras y ají picante. Al momento de servirlo será abierto y rellenado de conserva de dátiles alternada con disquillos de plátano y rodajas de ananás. Será comido al redoble sostenido de un tambor.

Carne cruda aullada por el sonido del clarín: cortar un perfecto cubo de carne vacuna. Aguijonearlo con descargas eléctricas, tenerlo 24 horas sumergido en una mezcla de ron, coñac y vermut blanco. Extraído de la mezcla, servirlo sobre un lecho de pimiento picante, pimienta negra y harina. Masticar minuciosamente por un minuto cada bocado, dividiendo uno del otro mediante impetuosas notas de clarín tocadas por el mismo comensal.

Al momento del Paralzarse son servidos a los combatientes platos de caquis maduros, granadas y naranjas rojas. Mientras éstos desaparecen en las bocas, serán esparcidos en la sala, mediante pulverizadores, suavísimos perfumes de rosa, jazmín, madreselva y aromo, cuya dulzura nostálgica y decadente será brutalmente rechazada por los combatientes que se colocarán impetuosamente sus máscaras antigases. En el momento de partir ingurgitarán el Estallidoengarguero, durolíquido constituido por una bala de queso parmesano macerado en marsala.

Fórmula del aeropoeta futurista MARINETTI

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Menú estival de pintura-escultura

Tras un largo período de reposo, un pintor o un escultor que desee retomar su actividad creadora a las tres de la tarde estival, vanamente trataría de excitar la propia inspiración en una comida suculento-tradicional.

Adormilado, debería caminar para digerir, y entre inquietudes y pesimismos cerebrales terminaría por consumar la jornada holgazaneando artísticamente sin crear en el arte.

Séale servido en cambio un menú de puros elementos gastronómicos: una sopera de buena salsa de tomate, una abundante polenta amarilla, una pila de ensalada de lechuga sin condimentar y fuera del plato, un plato sopero lleno de aceite de oliva, un plato sopero lleno de vinagre fuerte, un plato sopero lleno de miel, un gran ramo de rabanillos rojos, una pila de rosas blancas con relativos tallos espinosos.

Al acaso, sin cubiertos, y desobedeciendo continuamente a los hábitos surgidos de la excitación, sáciese mientras admira el cuadro del 'Jugador de fútbol' de Umberto Boccioni.

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Menú parolíbero primaveral

La travesía por un jardín primaveral entre los dulces fuegos de una aurora plena de timideces infantiles, ha dado a tres jóvenes, vestidos de lana blanca y sin chaqueta, una ansiedad entre literaria y erótica que no puede apagarse con un desayuno normal.

Siéntense por lo tanto en una mesa al aire libre bajo una pérgola que deje pasar los dedos calientes del sol.No caliente, sino tibio sea servido al instante un plato sinóptico singustativó de pimientos, ajo, pétalos de rosas, bicarbonato

de sodio, plátanos pelados y aceite de hígado de bacalao, equidistantes. ¿Comerán todo? ¿Lo probarán por partes? ¿Intuirán las relaciones fantásticas sin siquiera probar bocado? |A voluntad!

Obligatoriamente comerán, luego, una escudilla de los tradicionales tortellini in brodo. Esto hará que sus paladares suelten inmediatamente el vuelo para buscar en el plato sinóptico-singustativo una indispensable nueva armonía.

Enseguida encontrarán una relación metafórica inusitada entre los pimientos (símbolo de fuerza campestre) y el aceite de hígado de bacalao (símbolo de mares nórdicos y de necesidades curativas de pulmones enfermos). Prueben entonces bañar el pimiento en el aceite de hígado de bacalao. Cada diente de ajo será prolijamente envuelto en pétalos de rosa por los propios dedos de los tres convidados, quienes se distraerán así enlazando poesía y prosa. El bicarbonato de sodio a disposición constituirá el verbo en infinitivo de todos los problemas alimentarios y digestivos.

Mas el tedio y la monotonía podrían nacer después que los paladares hubiesen gustado el ajo a la rosa. Entra entonces la campesina veinteañera y gorda, trayendo en sus brazos una gran bacinilla llena de fresas nadando en el vino griñolino bien azucarado. Los jóvenes la invitarán, con altas palabras en libertad fuera de toda lógica y directamente expresadas por la excitación, para que les sirva lo más rápido posible.

La campesina los servirá directamente sobre las cabezas. Deben ingeniarse por último para comer, lamer, beber, desmancharse, riñendo sobre la mesa con adjetivos iluminadores, verbos encerrados entre dos puntos, ruidos abstractos, alaridos animalescos que seducirán a todas las bestias de la primavera, rumiantes, roncantes, refunfuñantes, silbantes, rebuznantes y gorjeantes de los alrededores.

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Menú musical otoñal

En una cabaña de cazadores semioculta en un bosque verdeazuldorado, dos parejas se sientan en torno de una mesa rústica hecha de troncos de encina.

El rápido crepúsculo sanguíneo agoniza bajo las enormes panzas de las tinieblas como bajo lluviosos y casi líquidos cetáceos. Aguardando a la campesina-cocinera, sobre la mesa aún vacía pasará, único alimento, el silbido que el viento introduce en la cerradura de la puerta, a la izquierda de los comensales.

Hará dúo con aquel silbido el gemido largo y afilado del sonido de un violín, interpretado en la habitación de la derecha por el hijo convaleciente de la campesina.

Un minuto de silencio. Luego, dos minutos de garbanzos en aceite y vinagre. Luego, siete alcaparras. Luego, veinticinco cerezas al licor. Luego, doce patatas fritas. Luego, un silencio de un cuarto de hora durante el cual las bocas continuarán masticando el vacío. Luego, un sorbo de vino Barolo mantenido un minuto en la boca. Luego, una codorniz asada a cada uno de los convidados para mirar y olfatear intensamente sin comer. Luego, cuatro largos apretones de mano a la campesina-cocinera y afuera todos en la oscuridad, viento, lluvia del bosque.

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Menú nocturno de amor

Terraza de Capri. Agosto. La luna a pico derrama abu dante leche cuajada sobre el mantel. La moroch pechugona y traseruda cocinera capriota entra llevando i enorme jamón sobre un florero y dice a los dos amant arrellanados en las dos dormilonas, dudando entre retom; las fatigas de la cama o iniciar aquéllas de la mesa:

—Es un jamón que contiene un centenar de carnes dive sas de cerdos. Para endulzarlo y liberarlo de la aspereza y v rulencia originales lo he tenido durante una semana sumerg do en leche. Verdadera leche, no aquella ilusoria de la lun Comed abundantemente.

Los dos amantes devoran la mitad del jamón. Siguen h grandes ostras, cada una con once gotas de moscato de Sira cusa en su agua marina.

Luego un vaso de Asti espumante. Luego el Guerra enlecho. El lecho, vasto y ya lleno de luna, fascinado, va a s encuentro desde el fondo de la habitación abierta. Entrará en el lecho entonces, levantando en el pequeño vaso el exci tante Guerraenlecho compuesto de jugo de ananás, huevo» cacao, caviar, pasta de almendras, una pizca de pimiento pi cante, una pizca de nuez moscada y un clavo de olor: todo li cuado en licor Strega.

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Menú turístico

(Realizado para la Muestra circulante futurista París- Londres - Bruselas - Berlín - Sofía - Estambul - Atenas - Milán.)

Lista de platos:1. Pré salé aux petits pois, circundado de risotto al azafrán.2. Roast-beef circundado de Halva.3. Salchichas flotantes en cerveza espolvoreada de pistachos cristalizados.4. Extracto de fresas a beberse sobre buñuelos al aceite.5. Manantiales de miel y manantiales de vino de los castillos romanos alternados en una llanura cuadrada de fango de

patatas.6. Melocotones con el corazón cerrado de vino dulce toscano, que naden en un mar de coñac.7. Anguila marinada relleria de potaje de legumbres congelado y de dátiles rellenos a su vez de anchoas.

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Menú oficial

El menú oficial futurista evita los graves defectos que contaminan a todos los banquetes oficiales:PRIMERO: el silencio embarazoso derivado de la no armonía preexistente entre los vecinos de la mesa.SEGUNDO: la reserva de los diálogos, debida a la etiqueta diplomática.TERCERO: el disgusto producido por los insolubles problemas mundiales.CUARTO: el rencor fronterizo.QUINTO: el tono bajo, descolorido, fúnebre banal de las viandas.En el banquete oficial futurista, que debe desenvolverse en un amplio salón decorado con enormes paneles de Fortunato

Depero, después de una distribución rápida de polibebidas y entredós, toma la palabra, sin ponerse de pie, el Desquijarado convidado no perteneciente a ningún cuerpo diplomático ni a ninguna agrupación política, pero elegido entre los más inteligentes y más jóvenes parásitos de la aristocracia y conocido por su total conocimiento de todos IOÍ chistes obscenos.

El Desquijarador, regulándose según el mayor o menoi grado de malhumor a combatir, dirá velozmente y a media voz tres chistes obscenísimos, pero sin caer en desmán alguno. Una vez generalizado de una punta a la otra de la mesa el fuego graneado de las risotadas de los comensales, será servido un burdo potaje de sémola, tapioca y leche en una sopera de convento, para ridiculizar y ahuyentar toda diplomacia y toda reserva. Siguen:

1. Los antropófagos se matriculan en Ginebra: un píate de variadas carnes crudas para cortarse a voluntad y condimentarse sumergiendo los trozos en las pequeñas escudilla! repartidas con aceite, vinagre, miel, ají picante, jengibre, azúcar, mantequilla, risotto al azafrán, añejo vino barolo.

2. La Sociedad de las Naciones: salamines negros y cañoncillos de chocolate flotando en una crema de leche huevos y vainilla. (Esta vianda será saboreada mientras un negrito doceañero, escondido bajo la mesa, cosquillea las piernas y pellizca las nalgas a las mujeres.)

3. El sólido Tratado: castillo multicolor de turrón con pequeñísimas bombas de pólvora sin humo, que estallarán a un tiempo perfumando la sala con el típico olor de las batallas.

Al Paralzarse entrará el director del banquete y con abundantes y ceremoniosas disculpas rogará esperar el arribo tiempo antes anunciado, pero siempre retrasado por obstáculos, desastres automovilísticos y descarrilamientos ferroviarios, de una fruta paradisíaca recogida en el Ecuador, y del helado por desgracia tan elaborado que se derrumbó poco antes en la cocina.

Los comentarios, las ironías y las mofas que acogerán las excusas del director, habrán apenas disminuido que helo aquí aún en la puerta, él, el director, repitiendo sus excusas. Así durante media hora. Entonces entrará, en vez de la fruta milagrosa, el habitual borracho pescado en los bajos fondos esa misma noche y llevado a la fuerza a la sala del banquete oficial.

Lógicamente solicitará beber aún. Le será otorgada una selección de los mejores vinos italianos, calidad y cantidad, pero con una condición: que hable durante dos horas de las posibles soluciones del problema del desarme, de la revisión de los tratados y de la crisis financiera.

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Menú de Bodas

Los banquetes de bodas comunes bajo su aparente y ostentado júbilo esconden mil preocupaciones: si será o no feliz el enlace, desde los puntos de vista intelectual, carnal, prolífi- co, profesional, y económico.

Todos lanzan augurios como se enciende un cohete con el miedo en la punta de los dedos y de la lengua.La suegra aventa febrilmente la carga de felicitaciones, consejos, miradas piadosas o de falsa alegría. La virgen está ya en

brazos de los ángeles. El novio, bien peinado, parece conservado en aceite. Los primos, en vinagre. Las amigas de la novia, todas cepillos, peines e imperdibles de envidia.

Los querubines se empachan de confites y se revuelcan sobre los azahares del vestido nupcial. Nadie puede comer o saborear las viandas puesto que, reinando un ambiente inestable, a todos repugna tener que estabilizar el paladar y el estómago.

Reine entonces en el banquete un equilibrio que responda al equilibrio de los estados de ánimo.Una sopera de un magnífico caldo por todos conocido y amado (arroz, menudillos y frijoles en caldo de codornices) sea tenida

en lo alto sobre tres dedos por el cocinero mismo, quien saltará sobre la pierna izquierda. ¿Lo logrará o no lo logrará? Quizá se vuelque y las manchas sobre el vestido nupcial corrijan oportunamente el insolente y poco afortunado exceso de candor.

Precédase al desmanchado con el auxilio de todos. El novio permanecerá calmo: será él quien, saliendo un instante, retornará con un florero, repleto de risotto a la milanesa con azafrán y abundantes trufas color pecado, en equilibrio sobre la cabeza. Si esta comida, en el acto de volcarse, tiñe de amarillo al vestido nupcial como una duna africana, se logrará así un ahorro de tiempo mediante el resumen de un viaje imprevisto.

Se servirá entonces una montaña de setas, pomposamente elogiadas por el habitual cazador maníaco:—Las he recogido yo mismo, entre una perdiz y una liebre, en los bosques pistoyeses, empapados de lluvia. Son setas de

todas las especies, exceptuando las venenosas... A menos que mi miopía me haya jugado una mala pasada. De cualquier modo están tan bien cocinadas que os aconsejo atacarlas audazmente. Yo no dudo un instante, aun teniendo la presencia de algunos absolutamente mortales.

Estalla naturalmente una competencia heroica.—"Son tan buenas"— dice la novia.—"¿No tienes miedo, amor?"—"¡Les temo menos que a tus probables engaños, malvado!"En ese momento, ciertamente un poco temprano, empieza a aullar el infaltable petimetre de todos los banquetes de bodas,

agarrándose la panza con ambas manos. ¿Fingirá sufrir o realmente será torturado por dolores de origen misterioso, lejano o reciente?

Poco importa. Todos ríen. Muchos devoran las setas. El cocinero, entrando enfurecido, presenta su dimisión ofendido mortalmente por las sospechas y no por las setas que son ino- centísssssimos, verificadísssssimos.

Sigue un Fernet para todos. Mas, siempre bajo la elocuencia del cazador, son servidas liebres y perdices cocidas en vino con especias. Ha preparado él mismo en la cocina esta vianda formada con la pasta de otras perdices casi putrefactas y maceradas con viejo quesillo lombardo en ron. Comida de cazadores.

Atontados por las palabras, embriagados por el delicadísimo perfume de cloaca suave, los convidados comen en abundancia, regando todo con vinos barbera y barolo.

Recomienza el cazador:—Entre todas estas perdices, aquélla, la más grande, me costó una persecución de diez kilómetros. De una piedra a la otra, en

el mismo valle he debido bajar hasta el fondo del torrente y subir nuevamente. Reconocía a cada rato las bellas plumas rojizas. Ahora está finalmente quieta, es decir parece viva, quizás aún se mueve.

—Por virtud ambulatoria de los gusanos, se mueve— agrega el petimetre.Largo hielo entre los comensales, que sustituye al acostumbrado helado, inapropiado, por otra parte, para los estómagos ahora

tan recalentados por equilibrismos de felicidad, setas alarmantes y perdices dinámicas.

Fórmula del aeropoeta futurista MARINETTI

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Menú económico

1. El agreste absoluto: manzanas cocidas al horno, luego rellenas de frijoles hervidos en un mar de leche.2. Abominación campestre: berenjenas cocidas en salsa de tomate, luego rellenas de anchoas y servidas sobre un

lecho formado por una parte de puré de espinacas y una parte de puré de lentejas.3. Pimiento urbanista: grandes pimientos rojos, coronando cada uno una porción de puré de manzanas cocidas

envuelta en hojas de lechuga azucarada.4. Bosque inundado en la puesta de sol: endivias cocidas en vino, salpicadas de frijoles hervidos y azucarados. Este

menú es degustado mientras un hábil recitador hace explotar la lírica humorística del Poeta-Record Nacional Farfa, imitando la típica voz de miope tuvo de escape.

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Menú de soltero

La cocina futurista se propone evitar los defectos que distinguen a las comidas de solteros:1. La soledad antihumana que fatalmente absorbe una parte de las fuerzas vitales del estómago.2. El silencio cargado de pensamientos meditativos que corrompe y emploma las viandas.3. La carencia de carne humana viva y presente, que es indispensable para mantener al paladar del hombre confinado

en la zona de las carnes animales.4. La inevitable aceleración del ritmo de las mandíbulas que escapan del tedio. En una sala decorada con aeropinturas

y aeroesculturas de los futuristas Tato, Benedetta, Dottori yMino Rosso, sobre una mesa cuyas cuatro patas estarán constituidas por acordeones, sean presentadas, en resonantes platos orlados de campanillas, las siguientes viandas-retratos:

1. Vianda-retrato rubio: un buen trozo de ternera asada en el que se destacan dos grandes pupilas de ajo en una maraña de repollo triturado y hervido y lechuga verde. Aretes colgantes de rabanillos rojos untados en miel.

2. Vianda-retrato del amigo moreno: mejillas bien modeladas de pastaflora, bigotes y cabellos de chocolate, grandes córneas de crema batida, pupilas de regaliz. Una granada partida por boca. Bien puesta la corbata de tripa en caldo.

3. Vianda-retrato de la bella desnuda: en una fuente- cilla de cristal repleta de leche recién ordeñada, dos muslos de gallo hervido, todo sembrado de pétalos de violeta.

4. Vianda-retrato de los enemigos: siete cubos de turrón de Cremona, cada uno con un pequeño charco de vinagre en su cima y de uno de los lados colgada una gran campanilla.

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Menú extremista

Para este banquete en el cual no comerán, sino que se saciarán sólo con perfumes, los convidados deben observar un ayuno de dos días. Será servido en una villa construida especialmente por Prampolini (sobre diseño de Marinetti), en una lengua de tierra que divida al más lacustre de los lagos, calmo perezoso, solitario, putrefacto, del más amplio y marino de los mares.

Las puertas-ventana, activables eléctricamente mediante botonera sometida a los dedos de los comensales, dan: la primera sobre la masa de los olores del lago, la segunda sobre la masa de los olores de un granero y relativo depósito de fruta, la tercera sobre la masa de los olores del mar y relativa pescadería^ la cuarta sobre el invernadero y relativa ronda de plantas odoríferas raras deslizantes sobre rieles.

Noche de agosto. Máxima intensidad de los perfumes del paisaje circundante, mantenidos fuera por las ventanas trancadas como las compuertas de un canal.

Los once convidados (cinco mujeres, cinco hombres y un neutro) se hallan en posesión de un pequeño ventilador de mano para capturar a voluntad el olor esparcido desde un ángulo provisto de un potente aspirador. Antes del inicio del banquete los convidados declaman 'El elogio del otoño' del poeta futurista Settimelli y 'Entrevista con un Capro- ni' del poeta futurista Mario Carli.

En la extensión de una mesa en forma de paralepípedo salen de un agujero, circulando automóvilmente, desapareciendo y apareciendo:

1. Un complejo plástico compuesto por vaporizador con la forma y el olor de un castillo de arroz con azafrán batido por un mar de espinacas encrestadas de crema.

2. Un complejo plástico con un vaporizador con la forma y el olor de una nave de berenjenas fritas salpicadas de vainilla, flores de aromo y pimiento picante.

3. Un complejo plástico con un vaporizador con la forma y el olor de un lago de chocolate que abraza a un islote de pimientos rellenos de mermelada de dátiles.

Los tres complejos plásticos vaporizantes se detienen de golpe con la irrupción en la sala de tres pinchos de cocina envainados en seda blanca y luciendo alto gorro blanco, que aúllan:

—Sois los patrones, pero sois también imbéciles. ¿Os decidís o no os decidís a comer las refinadísimas viandas preparadas por nosotros, grandes artistas? ¡Basta de tartamudear o nos tomamos todos a patadas!"

El neutro tiembla como un sismógrafo esperanzado.Proseguimos.Un fragoroso campanilleo de 5 minutos.Una pausa de silencio concedida al invasor poliparloteo y temblorología de las ranas lacustres que acompañarán la lenta

apertura de la puerta-ventana urgida por los olores de hierbas podridas y de viejos juncos quemados, chorreados de amoníaco y con un dejo de ácido fénico. Todos los convidados apuntan los ventiladores de mano como escudos contra la puerta-ventana lacustre.

Entonces se abre de par en par la puerta-ventana del depósito de frutas y cuatro olores (el primero a manzana, el segundo a ananá, el tercero a uva moscatel y el cuarto a algarroba) se precipitan en la sala tornada inodora. Pasa inadvertido un nitrito al convidado neutro, mas enseguida irrumpe desde la otra ventana el mar con cien culebreos y anguila- mientos de olores salinos; con visiones de inmensos golfos espumosos y tranquilas radas verdes en la frescura del alba. Chilla el convidado neutro:

—Al menos doce ostras y dos dedos de marsala.La frase es suprimida, junto con el mar y la relativa platinada pescadería, por prepotentes perfumes de rosas tan vivamente

curvilíneos y carnosos que las once bocas, mantenidas hasta ahora pensativas o atónitas, arremeten masticando febrilmente el vacío. El neutro lloriquea:

—Por caridad, bellos cocineros, traednos cualquier cosa para masticar, de lo contrario veremos las feas bocas de los hombretones a dentellar las insípidas carnes de nuestras cinco amigas.

Breve terror. Confusión. Los cocineros asoman la cabeza y desaparecen. Los ventiladores de mano anulan todo. Entra un perfume agrio-suave-pútrido-delicadísimo de lirios civilizados que, saliendo del invernadero, se encuentra con el perfume idéntico, pero salvaje, venido del lago. Los dos perfumes de vida carne lujuria muerte sintetizan y así apagan totalmente a los once paladares hambrientos.

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Menú dinámico

En la novela "La Alcoba de Acero", F.T. Marinetti describe su ansiedad de eludir el inevitable empantanamiento de la sensibilidad durante la comida:

"La noche del primero de junio de 1918, en la barraca de los artilleros jactanciosamente plantada al sesgo sobre uní cresta montañosa de Val d'Astico, se comía y bebía alegremente. Los largos tenedores rojos del poniente se entrelaza ban con los nuestros, enrollando los spaghetti sanguíneos j humeantes. Una veintena de oficiales, tenientes, capitanes; e coronel Squilloni, jovial, sacando pecho, a la cabecera. Hambre de artilleros tras una jornada de trabajo duro. Silencio religioso de bocas que mastican plegarias suculentas. Cabezas inclinadas sobre los platos. Pero los más jóvenes nc aman las pausas y quieren reír, actuar. Saben de mi fantasía burlescamente fecunda y me excitan con sus miradas. Hay demasiado silencio en la mesa, y el buen doctor está demasiado gravemente absorto en el rito de la pastasciutta. Con cuatro bocados aplaco mi estómago; luego me levanto y blandiendo un tenedor envuelto en spaghetti, digo en alta voz:

— ¡Para no empantanar nuestra sensibilidad, desplazamiento de dos puestos a la derecha, marcha!Después, juntando como puedo platos, vasos, pan, cuchillo, empujo brutalmente al compañero de mi derecha, que de mala

gana cede, junta todo también él y salta a su derecha. Los jóvenes, resueltos, ejecutan el ejercicio, pero el doctor bufa, grita, se queja. Lo levantan en el aire. El plato de macarrones se le vuelca sobre la camisa. Derrumbe de vasos. Inundación de vino. Risotadas, aullidos, alboroto. Todos empujan al doctor, lo estrujan como a una uva. Retumban sus alaridos.

Dominando el tumulto, yo ordeno:— ¡Desplazamiento exitoso! ¡Todos sentados! ¡Pero guay, guay de quien deje ahora empantanar su propia

sensibilidad! ... Y tú, caro doctor, no olvides que la más alta y preciosa virtud es la elasticidad. ¿Cómo podrías, sin elasticidad, curar un bubón, un callo, una sífilis, una otitis, o el reblandecimiento de ciertos superiores? Con elasticidad hemos abandonado la planicie del Carso después de Caporetto, hemos reído mientras el corazón lloraba en la retirada. ¿Cómo podríamos, sin elasticidad, aplastar el pasatismo austro- húngaró, renovar integralmente a Italia después de la victoria? ¡Te conmino, caro doctor, a interrumpir con elasticidad futurista tu panzada pasatista! Todos ríen. El doctor me mira aterrorizado. Amenazándolo burlescamente, impongo:

— ¡Para no empantanar nuestra sensibilidad, platos y vasos en manol ¡Giro total de la mesa en procesión! El estrépito se hace infernal. Gritos, sacudones, 'Basta', '¡Acabémosla!', puñetazos, volteretas, 'accidentes'. Torbellinos, balanceos y cabeceos. Mas los jóvenes son tenaces y con fuerza imprimen al gentío un giro tumultuoso en torno de la mesa. Gusta mucho al coronel el extraño juego. Sólo el doctor no se divierte. ¿Dónde está el doctor? ¿Dónde está? Todos lo buscan. Ha huido a la terraza con su plato de pastasciutta. ¡Vamos, vamos, al asalto! Y se da fin al banquete en tropel, desbandados, con gran fragor de risas en la risa aleonada del ocaso, todo nubes de cristal incandescente, botellas espumantes de oro, cirros enmarañados de porcelana violada, luminoso banquete aéreo suspendido a pico sobre la llanura véneta crepuscular. Mis amigos cantan en torno del doctor el himno de la burla futurista:Iró iró iró pie pie Iró iró iró pac pac Maa - gaa r laa Maa - gaa - laa RANRAN ZAAAF

Asesinaban así a las nostalgias."

Dinámicamente entonces nosotros proponemos las siguientes viandas:1. El paso de carrera: compuesto de arroz, ron y ají picante.2. En cuarta: 200 hilos de algodón dulce envueltos en ovillo, enfundados en rodajas de ananás y regados de Asti

espumante.3. Colisión de automóviles: semiesfera de anchoas pisadas adosada a semiesfera de puré de dátiles, el todo envuelto en

una finísima gran loncha de jamón macerada en marsala.4. Perdiendo una rueda: cuatro tordos asados con mucho enebro y salvia, uno con la cabeza faltante, arrollados en una

capa de polenta rociada con agua de colonia italiana.5. Bombas de mano: esfera de turrón de Cremona envuelta en un gran bistec jugoso, regada de vino moscato de Si-

racusa. Los comensales vestidos deportivamente, las camisas arremangadas, serán entretenidos a la entrada de una sala de gimnasia donde en el suelo y en pequeñas pirámides serán dispuestas las viandas precedentes.

Al abrirse la puerta se precipitarán todos furiosamente al asalto, bocas abiertas y manos rapaces. Comerán mejor aquellos que logren mantener a raya a los contendientes a patadas, con bocas masticantes y manos arrebatadoras. El más hábil será sin embargo aquel que logre, inspirándose en el gran cuadro "El jugador de fútbol" de Umberto Boccioni, conquistar una veintena de bolas comestibles y, salvando ventanas y terrazas, huir a la campiña. Persecución de bocas dientes manos. Con un final de batalla gastronómica, a bocas abiertas. Los luchadores no esquivan los golpes: los engullen.

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Menú arquitectónico Sant'Elia

En honor al Poeta-Record nacional 1931 Farfa (vencedor del Circuito de Poesía Sant'Elia), arquitectónicamente —es decir con una sensibilidad espacial que pone al glorificado a 600 kilómetros de los glorificantes, ligados sin embargo por un cable telefónico— los poetas futuristas Escodamé, Sanzin, Gerbino, Vittorio Orazi, Krimer, Maino, Pandolfo, Giacomo Giardina, Civello, Bellonzi, Burrasca, Rognoni, Vasari y Soggetti, los pintores Dormal, Voltolina y Degiorgio del grupo de Padua y los pintores Alf Gaudenzi y Verzetti del grupo futurista y vanguardista "Síntesis", reunidos en la sede del Movimiento Futurista en Roma, levantaron y comieron alternativamente, con manos de niño, uno sobre otro en forma de torres, rascacielos, baterías de acorazado, rampas de despegue de aeropuerto, observatorios, estadios deportivos, muelles de puertos militares, pistas sobreelevadas: Trescientos cubos (altura 3 cm) de pastaflora. Ocho paralepípedos (altura 10 cm) de espinaca comprimida con mantequilla. Diez cilindros (altura 30 cm) de turrón de Cremona. Seis esferas (diámetro 15 cm) de arroz con azafrán. Cinco pirámides (altura 40 cm) de potaje de legumbres frío. Veinte tubos (altura 1 m) de pasta de dátiles. Cinco bloques ovoidales (altura 20 cm) de pasta de plátanos. Siete espadas de bacalao a la leche (altura 60 cm).

Los futuristas, para construir mejor la casa futurista, la perfeccionan con los dientes, sentados sobre tambores (altura 15-60-100 ó 300 cm) incomestibles de pastasciutta comprimida.

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Menú aeropictórico en carlinga

En la amplia carlinga de un gran aeroplano De Bernar- di, entre las aeropinturas de los futuristas Marasco, Tato, Be- nedetta, Oriani y Munari, que se confunden con las aeroci- mas y las nubes del horizonte navegando a mil metros, los comensales liberan de sus caparazones intactos a 5 langostas y las hierven eléctricamente en agua de mar. Las rellenan de una pasta de yemas de huevo, zanahorias, tomillo, ajo, cáscara de limón, huevas e hígado de langosta, alcaparras. Las espolvorean con curry y las introducen nuevamente en sus caparazones teñidos aquí y allá de azul de metileno. Excéntricamente luego las 5 langostas serán dispuestas en desorden y distanciadas sobre una gran aerocerámica de Tullio D'Albisola acolchada por veinte variedades diversas de ensaladas, geométricamente dispuestas en cuadrícula.

Los comensales, empuñando pequeños campanarios de cerámica llenos de vino barolo mezclado con Asti espumante, devorarán así villorrios, haciendas y llanuras extasiadas en velocidad.

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Menú aero escultórico en carlinga

En la gran carlinga de un trimotor, entre las aeroescul- turas de metales aplicados de los futuristas Mino Rosso y Tha- yaht, los comensales prepararán una pasta de fécula de patatas, cebollitas, huevos, carne de cangrejos, trozos de lenguado, tomate y carne de langosta, bizcochos y galletas trituradas, azúcar semolado y perfumado a la vainilla, frutas confitadas y queso gruyere, regada abundantemente con Vin Santo toscano.

Rellenarán once moldes (untados con mantequilla y enharinados), cada uno de ellos de una forma típica de montaña, precipicio, promontorio o islote. Los cocerán a todos eléctricamente. Los 11 pasteles, tras ser liberados de sus moldes, serán servidos sobre una gran bandeja en el centro de la carlinga, mientras los comensales agitan y devoran masas de clara de huevo batida a nieve como hace el viento afuera con los cirros y cúmulos blancos.

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Menú aeropoético futurista

En la carlinga de un Trimotor volando a 3000 metros en un cielo bipartito: delicado claro de medialuna madreperlá- ceo verdusco y semiesfera de medias nubes relampagueadas por largos escorpiones de oro.

Verticalmente debajo, un río de sólida plata dispersa el estuario de sus frenéticas anguilas en un mar de pez tachonada de níquel lunar.

La ventanilla de la derecha: repicar de vidrio, madera,pinzones y campanillas. En la boca les responde agrestemente el sabor de una pelotilla de miel. Los ojos huyen hacia la izquierda, a través de la otra ventanilla, a sorber la mermelada de anís que gotea de una nube. Delante de los comensales, en número de tres, el redondo altímetro denuncia: 3000 metros comidos. Cercano a él el tacómetro, su compañero de tablero, denuncia: 20.000 revoluciones devoradas. Del otro lado del altímetro, el velocímetro denuncia: 200 kilómetros digeridos. El estómago del comensal humano del centro corrige con múltiples ácidos vulgares la indigerible potencia excitatoria del licor de luna abstracto poético suicida. La boca del comensal humano de la derecha sorbe un tubo de neón amarillo rojo dorado de eterno verano africano. Moverse. Ligereza. Masticar el infinito. A pico sobre uno mismo. Oblicuidad de la vida cotidiana. Línea ascensional de la fuerza artística. Amor caliente suave, lejanísimo. Presencia de las manos vanas. Barboteo crítico de los intestinos. Aun otro poco de miel de los panales inspiradores de los poetas griegos en la boca del aeropoeta futurista.

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Menú táctil

El dueño de casa tendrá cuidado de hacer preparar, con la colaboración de los pintores futuristas Depero, Baila, Prampolini y Diulgherov, tantos pijamas cuantos sean los invitados; cada uno de los pijamas estará formado o recubierto de materias táctiles diferentes, como esponjas, corchos, papeles de lija, fieltros, láminas de aluminio, escobillas, viruta de hierro, cartones, sedas, terciopelos, etcétera.

Cada convidado, minutos antes del banquete, deberá vestir uno de los pijamas. Luego, todos serán introducidos en una vasta sala oscura, carente de mobiliario: sin ver, rápidamente, cada convidado deberá elegir su propio compañero de mesa según su inspiración táctil.

Ya finalizada la elección, todos serán introducidos en el salón comedor en el cual se hallan dispuestas pequeñas mesas para dos personas en el exacto número necesario: estupor del propio compañero indicado por la sensibilidad refinadísima de los dedos sobre las materias táctiles. Será servida la siguiente lista de platos:

1. Ensalada polirrítmica: se acercan a las mesas los camareros llevando para cada uno de los convidados una caja provista de manivela en su lado izquierdo y que porta en la pared derecha, encastrada a la mitad, una fuentecilla de porcelana. En la fuentecilla: hojas de lechuga sin condimentar, dátiles y granos de uva. Cada comensal usará la mano derecha para llevar a la boca, sin el auxilio de cubiertos, el contenido de la fuentecilla, mientras con la mano izquierda gira la manivela. La caja emitirá así variados ritmos musicales: entonces todos los camareros, delante de las mesas, iniciarán una lenta danza de grandes gestos geométricos, hasta el agotamiento de las viandas.

2. Vianda mágica: se servirán escudillas no muy amplias, recubiertas exteriormente por materias táctiles ásperas. Será menester sostener la escudilla con la mano izquierda y aferrar con la derecha las misteriosas esferas contenidas en su interior: todas esferillas de azúcar quemada, pero cada una rellena de un elemento diferente (como frutas confitadas o trocitos de carne cruda o ajo o puré de plátanos o chocolate o pimiento), de modo que los comensales no puedan intuir qué sabor será introducido en la boca.

3. Huertotáctil: serán depositados delante de los convidados grandes platos conteniendo una numerosa variedad de verduras crudas y cocidas, sin salsa alguna. Se podrán degustar a voluntad estas verduras, pero sin ayuda de las manos, sumergiendo la cara en el plato e inspirando así el propio gusto al contacto directo de los sabores y de las verduras sobre la piel de las mejillas y sobre los labios. Cada vez que los convidados levanten la cabeza del plato para masticar, los camareros les rociarán la cara con perfumes de lavanda y agua de Colonia. Entre plato y plato, puesto que el banquete está enteramente basado en los placeres táctiles los convidados deberán nutrir ininterrumpidamente las yemas de sus dedos sobre el pijama de su vecino de mesa.

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Menú síntesis de Italia

Italia ha sido siempre, en el pasado, un manjar apetitoso para los extranjeros. Hoy podemos gustarla nosotros pero no nos es posible, queriendo probar en la mesa el sabor y el perfume de todos sus huertos, sus prados y sus jardines, hacernos servir de una sola vez tantos platos regionales.

Propongo entonces este menú-síntesis de Italia:Una cuadrada habitación de cielo raso azul, cuyas cuatro paredes consisten en enormes pinturas futuristas sobre vidrio

representando un paisaje alpino Depero -un paisaje de llanura con lagos y fondo de colinas Dottori -un paisaje volcánico Baila- un paisaje de mar meridional animado de islotes Prampolini. Los ccnvidados, antes de comer, se tiñen las manos con azul de metileno.

Al inicio del banquete la primera pared es iluminada desde atrás resaltando así los perfiles geométricos de las montañas blancas y negras y de los pinos verdes. Es regulada en la sala una temperatura de frescura primaveral.

Se sirve la primera vianda, Sueño alpestre: pequeñas formas ovoidales de hielo envueltas en pasta de castañas y presentadas sobre gruesos discos de manzana salpicados de nueces y bañados en vino Freisa piamontés.

Se apaga la primera pared y se enciende la segunda: brillan las esmeraldas de los prados y los rojos de los caseríos que se pierden entre las tierras alisadas de las colinas y los azules metálicos de los lagos. Aumenta la temperatura en la sala.

Agreste civilizado: torta de arroz blanco hervido sobre la cual se recortan largas y tiernas hojas de rosa, carne deshuesa da de ranas y cerezas muy maduras. Mientras los comensale comen, los camareros hacen pasar velozmente bajo sus nari ees un cálido perfume de geranio.

Se apaga la segunda pared y se enciende la tercera: dina mismo atmosférico del Vesubio incandescente. En la sala e clima es estivo.

Sugestión del Sur: un grueso hinojo en el cual van en castrados rabanillos y olivas sin hueso. Es servido en la mesí envuelto en sutiles tajadas de carne de cordero asada e inmer so en vino de Capri.

Se apaga la tercera pared y se enciende la última: espíen dor de los relucientes islotes en la espuma bulliciosa del mar. Temperatura tórrida en la sala.

Instinto colonial: un róbalo colosal relleno de dátiles, plátanos, gajos de naranja, cangrejos, ostras y algarrobas presentado navegando en un litro de marsala. Un violento perfume de claveles, retamas y aromos es pulverizado en el aire.

Finalizado el banquete se encienden simultáneamente las cuatro paredes y se sirven helados entremezclados con ananás, peras crudas y mirtillos.

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Menú geográfico

1. Una sala de restaurante decorada con aluminio y tubos cromáticos. Las ventanas, redondas, permiten vislumbrar misteriosas lontananzas de paisajes coloniales.

2. Los comensales, sentados en torno de una mesa de metal con el plano horizontal en linóleo, consultan grandes atlas geográficos mientras gramófonos invisibles tocan rumo rosos discos negros.

3. Cuando se inicia el banquete entra en la sala, seguida a distancia por los camareros, la camarera-lista-de-platos: hermosa muchacha enteramente revestida con una túnica blanca sobre la que está dibujada una completa carta geográfica africana que le envuelve todo el cuerpo.

4. Deben elegirse los platos no según su composición, sino indicando sobre la carta geográfica la ciudad o las regiones que seducen la fantasía turística y aventurera de los comensales.

5. Ejemplo: si un comensal apunta un dedo hacia el seno derecho de la camarera-lista-de-platos donde está escrito "El Cairo", uno de los camareros se alejará silenciosamente y retornará enseguida portando el plato correspondiente a aquella ciudad. En este caso: Amor en el Nilo: pirámides de dátiles sin hueso inmersas en vino de palma. En torno de la pirámide mayor, cubos de lacticinios de canela rellenos de granos de café tostados y pistachos.

6. Si otro comensal señala con el dedo la rodilla izquierda de la camarera lista-de-platos donde puede leerse el nombre Zanzíbar, el camarero le servirá la Vianda Abibi: media nuez de coco repleta de chocolate y dispuesta sobre un lecho de carne cruda picada diminutamente y regada con ron de Jamaica.

7. Así sucesivamente, variando para cada banquete las cartas geográficas y las camareras-lista-de-platos y no permitiendo el conocimiento previo de las viandas. Dominará de esta manera una orientación alimenticia inspirada en continentes, regiones y ciudades.

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Menú de primero de enero

Ya el hábito ha dado muerte a la alegría de las cenas de Año Nuevo: hace muchos años que los mismos elementos contribuyen a una alegría ya demasiadas veces gozada. Todo el mundo conoce de antemano el eslabonamiento preciso de los acontecimientos.

Recuerdos de familia, augurios y saludos dan vueltas como copias de imprenta. Es necesario destruir las costumbre para escapar de la monotonía. Hay mil modos de renovar este banquete: he aquí uno realizado por nosotros con los futura multaneístas de Roma: Mattia, Belli, D'Avila, Pandolfo, Battistella, Vignazia, etcétera.

A medianoche, tras el infinito parloteo de la espera, se anuncia que el banquete está listo. En la sala las mesas han sido eliminadas y los convidados se sientan en sillas dispuesto en fila india, una detrás de la otra.

Se sirve el infaltable pavo que los camareros distribuye en platos de metal: el pavo está relleno de mandarinas y salame. Todos comen en un silencio impuesto: el deseo de ruido alegría es reprimido.

De repente se libera en la sala un pavo vivo que se debate aterrorizado entre la sorpresa de los hombres y los chillidos de las mujeres, que no comprenden esta resurrección del alimento engullido. Es restablecido el orden y todo el mundo vuelva contener la alegría que por un instante ha sido sublevada Vencido por el silencio, para tratar de encauzar algún tipo de conversación, uno de los presentes dice:

—No he expresado todavía mis mejores deseos para e "Año Nuevo". Entonces todos, como obedeciendo a una orden subconsciente, se abalanzan sobre el incauto conservado de tradiciones que es repetidamente abofeteado. Finalmente la alegría, exasperada por el demasiado largo sopor, explota; los convidados se desbandan por toda la casa mientras los más audaces invaden la cocina.

La cocinera y las dos camareras son desalojadas por la fuerza y cada uno se dispone a idear una variación culinaria Violenta competencia entre los hornillos encendidos mientras sartenes y cacerolas pasan de mano en mano entre carcajadas, gritos y lluvia de alimentos.

Entretanto otro grupo ha descubierto el depósito de los vinos y se completa así un banquete excepcional, que va de la cocina al dormitorio, de la antecámara al baño o a la bodega Desfilan las viandas combinadas casi por arte de magia, según la inspiración y el espíritu de veloz armonía que anima a los nuevos cocineros.

Un convidado relata a la dueña de casa:—Quince años atrás, en esta misma fecha...Mas en ese momento le presentan una fuente llena de espumante donde navegan coliflores, gajos de limón y tajadas de roast-

beef: el recuerdo del pasado naufraga en un presente extraordinario.Los más jóvenes aullan:— ¡Sepultado el recuerdo! ¡Debemos iniciar el año de un modo definitivamente distinto de los banquetes de la preguerra!Tres gramófonos funcionan sobre otras tantas mesas y sobre los discos convertidos en platos giratorios las señoras aferran

confites, cilindros de queso parmesano y huevos duros, mientras tres ritmos diferentes de música japonesa acompañan al dinámico servicio.

La dueña de casa apaga de improviso las luces. Estupor. En la oscuridad se escucha la voz de un convidado:—Este año lograremos romper el caparazón de la atmósfera y llegar a los planetas. Para el próximo Año Nuevo os invito a

todos a un banquete en la Luna, donde gustaremos por fin comidas de sabor desconocido por nuestro paladar y bebidas absolutamente imprevisibles.

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Menú rejuvenecedor

Generalmente las dificultades a vencer por una nueva alimentación son aumentadas por los propietarios de restaurantes que, incapaces o temerosos, no tienen intención de renunciar a la antigua cocina. Todas sus preocupaciones se limitan al auxilio del cliente cuando se coloca su abrigo.

Si los propietarios y el personal de los restaurantes colaborasen, en beneficio propio, para convencer de la necesidad de nutrirse más modernamente, muchas dudas e ironías serían superadas y los restaurantes perderían la trivialidad de los hábitos cotidianos. Al cliente habitual que entra y ordena un plato de spaghetti, el camarero debería dictarle este breve y clarificante discurso:

—A partir de hoy nuestra cocina elimina la pastasciutta. Hemos llegado a esta decisión porque la pastasciutta está hecha de silenciosos y largos vermes arqueológicos que, como sus hermanos vivientes en los subterráneos de la historia, entorpecen, enferman e inutilizan el estómago. Vermes blancos que usted no debe introducir en el cuerpo si no quiere volverlo cerrado,oscuro e inmóvil como un museo.

El italiano de nuestra época veloz no puede sino sensibilizarse ante tal argumento. El camarero le servirá entonces esta Vianda Rejuvenecedora: arroz hervido, luego frito en mantequilla, envuelto en hojas de lechuga rociada con grapa y servido sobre una pasta de tomates frescos y patatas hervidas.

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Menú improvisado

Estos menús improvisados son aconsejables a fin de alcanzar un máximo de originalidad, variedad, sorpresa, imprevistos y alegría.

Se requiere de cada cocinero la formación de una mentalidad que:—Debe comprender por qué la forma y el color son tan importantes como el sabor.—Debe llegar a concebir para cada plato una arquitectura original, posiblemente diferente para cada individuo de manera que

así todas las personas tengan la sensación de comer, además de buenos alimentos, también obras de arte.—Debe, antes de preparar la comida, estudiar el carácter y la sensibilidad de cada uno, teniendo después en cuenta, en la

distribución de los platos, la edad, el sexo, la conformación física y los factores psicológicos.—Debe además arribar a los banquetes en movimiento, por medio de alfombras móviles que pasan delante de los comensales,

portando todo género de platos: se simplificará así la preparación individual puesto que cada uno será invitado a conquistar la vianda preferida. Y la elección será doblemente gratificante dado que satisfará, en un cierto sentido, el espíritu humano de la aventura y el heroísmo.

Para los banquetes improvisados naturalmente puede discutirse entre los cocineros, camareros y directores la atribución de las diferentes viandas, pero nunca se debe tener en cuenta el gusto personal de los comensales.

Fórmula del aeropintor futuristaFILLIA

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Menú declaración de amor

Un enamorado tímido desea expresar sus sentimientos a una mujer bella e inteligente. Será útil a sus fines servir en la terraza de un gran hotel, en la noche de la ciudad, el siguiente menú-declaración-de-amor:

Tedeseo: antipasto compuesto por elementos diversos, selectos y refinadísimos, que el camarero hará solamente admirar, mientras Ella se contenta con panecillos untados con mantequilla.

Carneadorada: un gran plato hecho con un reluciente espejo. Al centro, costillitas de pollo perfumadas al ámbar y recubiertas por una sutil capa de mermelada de cerezas. Ella, mientras come, se admirará en el reflejo del plato.

Teamaréasí: pequeños tubos de pastaflora rellenos de contrastantes sabores: uno de ciruelas, uno de manzanas quemadas al ron, uno de patatas empapadas en coñac, uno de arroz dulce, etcétera. Ella, sin pestañear, los comerá todos.

Superpasión: una torta de pasta dulce muy compacta. En su superficie se practican pequeños agujeros repletos de licor de anís, licor de menta, ron, ginebra y amaro.

Estanochenovias: Una naranja muy madura introducida en un gran pimiento vaciado, semisumergido en un espeso sambayón a la ginebra y salado con trocitos de ostra y gotas de agua de mar.

Fórmula del aeropintor futuristaFILLIA

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Menú sacro

A los eclesiásticos futuristas, que han visitado en Turín los apartamentos del ingeniero Barosi y del doctor Vernazza y admirado sus colecciones de Arte Sacro futurista, dedicamos el siguiente menú:

Sobre una gran mesa son alineados 20 vasos todos iguales, pero conteniendo, en proporciones diversas: agua mineral coloreada de rojo - vino blanco de los Castillos Romanos coloreado con azul de metileno - leche fría coloreada de naranja.

Frente a los vasos, se disponen en 20 platos de aluminio, tajadas de carnes surtidas y disimuladas debajo de puré de ananás - cebollas crudas recubiertas de mermelada - filetes de pescado escondidos entre crema batida y sambayón - panecillos con mantequilla untados con caviar e introducidos en una gruesa calabaza.

Los eclesiásticos deben elegir sin equivocarse, mediante una oportuna y contrita consulta a la inspiración divina.

Fórmula del aeropintor futuristaFILLIA

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Menú simultáneo

Para hombres de negocios, imposibilitados por el torbellino de sus ocupaciones de detenerse en un restaurante o de volver a casa, será confeccionado un menú simultáneo que les permita continuar las diversas actividades (escribir, caminar, discurrir) y nutrirse simultáneamente.

En una gruesa pipa de metal esmaltado en rojo, provista de hornillo eléctrico, cocerá una sopa de verduras.Pequeños "termos" con forma de pluma estilográfica repletos de chocolate caliente.Libros de contabilidad de bolsillo contendrán comprimidos de pescado. Del portafolios podrán extraerse cartas y facturas

perfumadas en variedad de intensidades, para calmar, satisfacer o excitar el apetito.Fórmula del aeropintor futurista

FILLIA

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Menú deseo blanco

Diez negros se reúnen en torno de la mesa en una ciudad marítima, sosteniendo un lirio en la mano, invadidos por un estado de ánimo indefinido que les hace desear la conquista de los países europeos, en una amalgama de tendencias espirituales y voluntades eróticas.

Toda la sala está sumergida en una penumbra misteriosa y las lámparas invisibles entregan una luminosidad apenas suficiente para poder ver la mesa coronada con un espesor de vidrio oscuro y brillante.

Una cocinera negra, sin pronunciar palabra, les sirve veinte huevos frescos que fueron perforados por ambos extremos para inyectar en su interior un tenue perfume de acacia: los negros aspiran el contenido sin romper la cáscara.

Luego es llevada a la mesa una gran sopera con leche fría en la que se encuentran inmersos pequeños cubos de queso muzzarella y granos de uva moscatel.

El estado de ánimo de los negros está casi inconscientemente sugestionado por todas las viandas blancas o Cándidas.La cocinera negra retorna aún, portando una bandeja cargada de trozos de pulpa de coco engastados en turrón, ocluidos en

estratos de mantequilla y dispuestos sobre unlecho de arroz hervido y crema batida. Al mismo tiempo se bebe anís puro, grapa o gin.

La sensibilidad de los negros se apaga en el sabor-color- olor blanco de las viandas, mientras desde el cielo raso desciende lentamente hacia la mesa un globo incandescente de cristal lechoso y se expande por toda la sala un perfume de jazmín.

Fórmula del aeropintor futuristaFILLIA

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Menú astronómico

La mesa está constituida por una hoja de cristal apoyada sobre relucientes barras de aluminio. El salón comedor está envuelto en tinieblas. De abajo hacia arriba, por debajo de la mesa, y de ambos lados hacia el centro, atravesando el espesor cristalino, múltiples fuentes luminosas graduables iluminarán de cien maneras diversas el plano de cristal, variando intensidad y color según lo hagan las viandas.

Toda la vajilla es de cristalAmanecerá entonces en copas de cristal un consumado vuelto fluorescente mediante una mínima cantidad de "fluorescina".Sesteará luego la carne cruda curada en sal, mosaico de pistachos y pimiento picante, todo rociado con limón y perfumado

tenuemente con vainilla. Atardecerá un plato de sutilísimas lonchas de salmón ahumado, remolachas y naranjas.Luego, en la noche de la sala, una esfera cosmográfica de mantecado (50 centímetros de diámetro), único cuerpo iluminado,

se moverá lentamente sobre la abstracción del cristal.Una bomba en forma de telescopio lanzará parábolas de Asti espumante.

Fórmula del futurista Doctor SIROCOFRAN

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Más de 80 recetas de cocina futurista han sido ya descritas en el capítulo Los banquetes determinantes

Recetario futurista para restaurantes y "Aquisebebe"

la dosificación sumaria de los ingredientes de muchas de estas recetas no debe preocupar sino excitar la fantasía inventiva de los cocineros futuristas cuyos eventuales errores podrán a menudo sugerir nuevas recetas.

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Decisone

(polibebida del aeropoeta futurista Marinetti) 1/4 de vino quinado 1/4 de ron1/4 de Barolo hirviente 1/4 de jugo de mandarina

Inventina

(polibebida del aeropoeta futurista Marinetti)1/3 de Asti espumante1/3 de licor de ananás1/3 de jugo de naranja helado

Vianda simultánea

(fórmula del aeropoeta futurista Marinetti)Una gelatina de pollo, mitad incrustada de cuadraditos de carne cruda de camello tierno frotada con ajo y ahumada, mitad

incrustada de esferas de carne de liebre recocida en vino.Debe comerse regando cada bocado de camello con un sorbo de agua del Serino y cada bocado de liebre con un sorbo de

Scirá (vino turco, hecho de mosto, sin alcohol).

Mesa parolíbera marina

(fórmula del aeropoeta futurista Marinetti) Sobre un mar de ensalada de lechuga rizada, aquí y allá salpicada de fragmentos de ricota, navega medio melón con un comandante a bordo esculpido en queso holandés que dirige a una floja tripulación esbozada en seso de ternero cocido en leche. A pocos centímetros de la proa, un escollo de pan de especias sienés. Espolvorear la nave y el mar con canela o pimiento molido:

Entredós [traidue]

(fórmula del aeropintor futurista Fillia) Dos rebanadas rectangulares de pan: una untada en pasta de anchoas, la otra en pasta de cáscara de manzanas triturada. Entre ambas rebanadas de pan: chorizo cocido.

Todoarroz [tuttoriso]

(fórmula del aeropintor futurista Fillia) Arroz blanco hervido dispuesto de este modo: una parte en el centro del plato en forma de semiesfera —otra parte en torno de la semiesfera, a manera de corona. En el momento de servirlo a la mesa verter sobre la semiesfera una salsa de vino blanco caliente y fécula y sobre la corona una salsa de cerveza caliente, yema de huevo y queso parmesano.

Mar de Italia

(fórmula del aeropintor futurista Fillia) Sobre un plato rectangular se dispone una base formada por listas geométricas de salsa de tomates frescos y de espinacas de modo de crear una precisa decoración verde y roja. Sobre este mar verde y rojo se depositan complejos formados por pequeños filetes de pescado hervido, rodajas de plátano, una cereza y un fragmento de higo seco. Cada complejo mantiene su estampa gracias a un mondadientes que sostiene ver- ticalmente los diversos elementos.

Carneplástico

(fórmula del aeropintor futurista Fillia) El Carneplástico (interpretación sintética de los huertos, jardines y prados de Italia) se compone de una gran albóndiga cilindrica (A) de carne de ternera asada rellena de once variedades diversas de verduras cocidas.

Este cilindro, dispuesto verticalmente en el centro del plato, es coronado por un espesor de miel (C) y sostenido en su base por un anillo de salchicha (B), que apoya sobre tres esferas doradas (D) de carne de pollo.

Aerovianda

(fórmula del aeropintor futurista Fillia)Se sirve por la parte derecha del comensal un plato conteniendo olivas negras, corazones de hinojos y quinotos. Se sirve por la

parte izquierda del comensal un rectángulo compuesto por papel de lija, seda roja y terciopelo negro.

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Los alimentos deben ser llevados directamente a la boca con la mano derecha, mientras la mano izquierda roza ligera y repetidamente el rectángulo táctil. En tanto los camareros pulverizan sobre las nucas de los comensales un comperfume de claveles al que se une desde la cocina un violento consonido de motor de aeroplano y simultáneamente una dismúsica de Bach.

Puercoexcitado

(fórmula del aeropintor futurista Fillia) Un salame crudo, privado de la piel, es servido parado dentro de un plato conteniendo café expreso calentísimo mezclado con abundante agua de Colonia.

Alfabeto alimenticio

(fórmula del aeropintor futurista Fillia) Todas las letras del alfabeto son recortadas (con gran espesor de modo que permanezcan paradas) en mortadela de Boloña, en queso, en pastaflora y en azúcar quemada: se sirven dos por comensal, según las iniciales de sus nombres, que determinarán así la combinación de los diversos alimentos.

Promontorio siciliano

(fórmula del aeropintor futurista Fillia) Atún, miel, olivas y avellanas japonesas se trituran y amasan juntos. La pasta que deriva se extiende sobre una tortilla fría de huevos y mermelada.

Truchas inmortales

(fórmula del aeropintor futurista Fillia) Rellenar las truchas con nueces molidas y freirías en aceite de oliva. Arrollar las truchas en finísimas rebanadas de hígado de ternera.

De caza en el paraíso

(fórmula del aeropintor futurista Fillia) Cocer lentamente una liebre en vino espumante donde se diluye polvo de cacao, hasta el agotamiento. Luego sumergirla por espacio de un minuto en jugo de limón. Servirla con abundante salsa verde a base de espinacas y ginebra, salpicada de bombones plateados que recuerdan las municiones de los cazadores.

Diablo en túnica negra

(polibebida del aeropintor futurista Fillia)2/4 de jugo de naranja.1/4 de grapa.1/4 de chocolate líquido.Sumergir la yema de un huevo duro.

Postrelástico

(fórmula del aeropintor futurista Fillia) Se rellena una esfera de pastaflora con sambayón en el que va inmerso un trozo (3 cm) de orozuz en rama.

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Cerrar la parte superior de la esfera con media ciruelaseca.

Las grandes aguas

(polibebida del aeropintor futurista Prampolini)1/4 de grapa.1/4 de gin.1/4 de kummel.1/4 de anís.Sobre el líquido flota un bloque de pasta de anchoas en vuelto quirúrgicamente en una oblea.

Justa de alcohol

(polibebida del aeropintor futurista Prampolini)2/4 de vino barbera.1/4 de cidrada.1/4 de bitter Campari.En el líquido van inmersos, atravesados en un monda dientes, un cubo de queso y un cubo de chocolate.

Prefacio Gustativo

(fórmula del aeropintor futurista Prampolini)Un cilindro de mantequilla que sostiene en lo alto ur oliva verde. En la base del cilindro: salame, pasas de uvs piñones y

confites.

Ecuador + Polo Norte

(fórmula del aeropintor futurista Prampolini)Un mar ecuatorial de yemas de huevo en su cáscara, c< pimienta, sal, limón.Del centro emerge un cono de clara de huevo batida solidificada, lleno de gajos de naranja como jugosas sección de sol. La

cima del cono estará tachonada de trozos de tru: negra cortados en forma de aeroplanos negros lanzados a conquista del cénit.

Discos apetitosos

(fórmula del aeropintor futurista Prampolini) Torta de frutas varias que apoya sobre un disco de ch colate. La torta va recubierta por dos estratos superpuestcel primero consistente en salsa de tomates y el segundo de espinacas.

Paradoja primaveral

(fórmula del aeropintor futurista Prampolini) Un gran cilindro de helado a la crema que porta en lo alto, como la vegetación de un palmar, un grupo de plátanos pelados. Entre los plátanos se ocultan huevos duros sin yema rellenos de mermelada de ciruelas.

Arroz de Herodías(fórmula del futurista doctor Sirocofran) Para fusionar la máxima pureza virginal con la máxima lujuria de perfumes

exaltándolas y honrando así al nombre glorioso de Mallarmé, que cantó a la virgen Herodías en un verde paisaje palustre sembrado de sensualísimos lirios turquesas, tomad el arroz y cocedlo en abundante leche, convenientemente salada. Escurridlo y sazonadlo con finísimo polvo de rizoma de lirio.

Perfumes prisioneros

(fórmula del futurista doctor Sirocofran) Se cortan sutiles trocitos de tripa de cerdo y se introduce en cada uno de ellos una gota de perfume. Se inflan y se calientan ligeramente de manera de vaporizar el perfume y aumentar la turgencia de la cobertura. Se sirven a la mesa junto con el café, en pequeños platos calientes, procurando que los perfumes sean variados. Se acerca el cigarrillo encendido a los trocitos y se aspira el perfume que brota.

Dátiles al claro de luna

(fórmula del futurista doctor Sirocofran)

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35-40 dátiles muy maduros y dulces, 500 gramos de requesón romano. Se privan los dátiles de su hueso y se deshacen bien (mejor aún si se pasan por el tamiz). La culpa así obtenida se incorpora al requesón hasta obtener una pasta bien homogénea. Servir frío, tras haber mantenido el plato en el refrigerador por algunas horas.

Entremés fulgurante

(fórmula del poeta futurista Luciano Folgore) Piensa que si tú duermes no mereces hacer un entremés incomparable; quien duerme, sabes bien, no pilla peces mas es en nuestro caso indispensable el ser así despierto, mejor aun sutil, para prender los peces del fondo de un barril de modo de obtener (si bien pagando caro) dos arenques a la leche mas que no estén ahumados. Ya ellos en tus manos, límpialos con cuidado y quítales la leche que pondrás a esperar los eventos en un plato, luego los arenques en baño dejarás cuatro o cinco horas bajo el agua pura y cuando hayan perdido ya la saladura, extiéndelos sobre el tajón que los espera con algo de cebolla y un huevo duro entero, después con los vaivenes del acero tritura fino el todo y hazlo de tal modo que la pasta sea mórbida y perfecta y por último lo dejas sazonado con vinagre y aceite cual sea de tu agrado. Hecho ello toma la leche nuevamente(¡la leche del arenque se comprenda!) para verterla en aceite al cual se agrega unas gotas de vinagre y finalmente extiende esa leche tan tierna y tan picante sobre los arenques que trituraste ya y el entremés muy fino y excitante a todo humano apetito llamará. Se cuenta que un rey de Patagoniapor tal comida renunció a su reino;esta historia, claro está, tan sólo es una bromamas la bondad del plato que te enseñoes tan real y alegra al apetitoque se dice que Dante en la Vida nuevaescribió para ella, tras el Convito:"Comprenderla no puede quien no la prueba".

Risotto futurista al alquequenje

(fórmula del aeropoeta futurista Paolo Buzzi)Trozar un kilogramo de alquequenjes habiendo mondado previamente su ligera vaina; recójase con cuidado, además, el jugo

producido. Preparar —aparte— una salsa de perejil picado con ajo y cebolla en pequeñas dosis.Poner una cacerola al fuego con abundante aceite. Cuando esté bien caliente, sacarlo del fuego y echar los alquequenjes

triturados (conservando el jugo aparte) y la salsa de perejil.Poner la cacerola nuevamente al fuego, y apenas el todo se dore ligeramente (que no se tueste la cebolla) agregar arroz en

cantidad para seis personas, revolviendo siempre a fin de que no tome el color del oro. En ese momento agregar, a cucharadas, caldo convenientemente salado sobre el cual se vierte el jugo de los alquequenjes.

Tras veinte minutos de cocción sacar del fuego y agregar mantequilla y queso en forma abundante.Este risotto es futurista porque el alquequenje es un fruto casi fuera de serie: mucho más que el azafrán, al cual, además, ya

casi no se lo encuentra en la naturaleza.Es sintético porque los ocho granillos recluidos en el agridulce bulbo son como las "marinettianas" ocho almas en una bomba;

porque el alquequenje es alado, con alas de buena tela como un aeroplano, alas que se desechan: y entonces semeja un paracaídas; y es velocísimamente digerible como todo aquello que pertenece a la cocina futurista.

Naranjitas de arroz

(fórmula del parolíbero futurista A. Mazza)Preparad un buen arroz al azaf rán o al tomate, cuidando de sacarlo del fuego no al dente, sino más bien cocido, y dejadlo

enfriar. (No debe estar al dente para que los granos de arroz puedan adherirse el uno al otro.)Modelad con el arroz pelotillas del tamaño de una naranja mojando las manos en agua o, mejor aun, en aceite de oliva, y

practicad en cada una de ellas una perforación con el dedo pulgar, agrandándolo sin romper las paredes, rellenándolo con carne estofada picada gruesa y bañada en su jugo.

Agregad dados de queso (jontina o muzzarella o cacioca- vallo o provolone fresco), salame o jamón crudo en trocitos, piñones y pasas de uva. Mezcladlos con más arroz y formad más pelotillas. Ya listas, pasadlas por harina, luego por huevo batido y finalmente por pan rallado. Freídlas en abundante aceite de oliva hasta que se vuelvan rubio-aúreas y servidlas calientes, crocantes.

Comounanube

(fórmula del aeropoeta futurista Giulio Onesti) Una gran masa de crema batida con incrustaciones de jugo de naranja, menta, mermelada de fresas, rociada delicadamente con Asti espumante.

Pollo de acero

(fórmula del aeropintor futurista Diulgherov) Se vacía un pollo y se lo asa. Apenas esté frío se practica una abertura en el dorso y se rellena el interior de sambayón rojo sobre el cual se disponen 200 gramos de confites esféricos plateados. En torno de la apertura del dorso se levantan crestas de pollo.

Palabras en libertad

(fórmula del aeropoeta futurista Escódame)Tres dátiles de mar, una medialuna de sandía roja, un bosquecillo de ensalada de achicoria, un pequeño cubo de queso

parmesano, una pequeña esfera de queso gorgonzola, ocho pelotillas de caviar, dos higos, cinco bollitos de almendras: todos dispuestos ordenadamente sobre un gran lecho de muzzarella, a comerse, los ojos cerrados, aferrando aquí y allá con las manos mientras el gran pintor y parolíbero Depero declama su célebre canción "Jacobson".

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Ternero embriagado

(fórmula del aeropoeta futurista Bruno Sanzin) Rellenar un buen trozo de carne de ternera con manzanas mondadas, nueces, piñones, clavos de olor. Cocer al horno. Servir frío en un baño de Asti espumante o de vino de Li- pari.

Golfo de Trieste

(fórmula del aeropoeta futurista Bruno Sanzin) Cocer un kilogramo de almejas sin concha en una salsa de cebollas y ajo agregando lentamente arroz. Presentar con una guarnición de crema a la vainilla sin azúcar.

Helado simultáneo

(fórmula del poeta parolíbero futurista Giuseppe Steiner).Crema de leche y cuadradillos de cebolla cruda mezclados y helados.

Ultraviril

(fórmula del crítico de arte futurista P.A. Saladin) Sobre un plato rectangular se disponen finísimas rebanadas de lengua de ternero hervida y cortada a lo largo. Sobre ellas se superponen dos filas de patas de cangrejo al asador, de manera que resulten paralelas y en sentido longitudinal al eje del plato. Entre estas dos filas se coloca una langosta previamente privada de su camarón, recubierta de sambayón verde. En la parte posterior de la langosta se colocan tres medios huevos duros cortados longitudinalmente, de modo que la yema apoye sobre las rebanadas de lengua. La parte anterior, en cambio, va coronada con seis crestas de pollo a manera de sectores, mientras completan la guarnición del plato dos filas de cilindrillos compuestos por una rodaja de limón, una de criadillas de pollo y una de trufa sembrada de huevos de langosta.

Saltoencarne

(polibebida del crítico de arte futurista P.A. Saladin)3 granos de café.1 parte de licor hecho con las siguientes plantas: coca, cola, damiana, muirá puama, ioimbé, ginseng, equinácea.1 parte de licor de té.1 parte de kirsch.

Masmenosporseparado

(polibebida del crítico de arte futurista P.A. Saladin) 1 castaña confitada. 1 parte de licor de rosas. 1 parte de licor de ananás. 1 parte de licor de tomillo o de serpol.

Amor Alpestre

(polibebida del crítico de arte futurista P.A. Saladin)1/4 de licor de melisa.1/4 de licor de yemas de abeto.1/4 de licor de plátanos.1/4 de licor de aspérula olorosa.

Despabilante

(polibebida del crítico de arte futurista P.A. Saladin) 1/3 licor de artemisa. 1/3 licor de ruibarbo. 1/3 grapa.

Centella

(polibebida del crítico de arte futurista P.A. Saladin)1/4 licor de nuez.1/4 licor de genciana.1/4 licor de ajenjo.1/4 licor de enebro.

Hombremujermedianoche

(fórmula del crítico de arte futurista P.A. Saladin)Sobre un plato redondo se vierte sambayón rojo de modo de formar una gran mancha.

En medio de ella se dispone un bello disco de cebolla perforado y atravesado por un tallo de angélica confitado. Se disponen luego como indica la figura dos castañas confitadas y se sirve un plato por pareja.

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Parazurrar

(fórmula del crítico de arte futurista P.A. Saladin) Se cubre el fondo de un plato redondo con queso fontina mezclado con huevos y ligeramente perfumado con grapa

Sobre un radio del plato se disponen equidistantes entre sí y a modo de conos 3 medios pimientos rojos horneados y rellenos de una pasta de verdura compuesta por puntas de espárragos, tallos de apios y de hinojos, cebollitas, alcaparras, alcachofas, olivas. Del lado opuesto se disponen 3 tallos de puerro hervidos. Un arabesco de trufa rallada que parte del 2o pimiento y termina en el más próximo al borde exterior, completa el plato.

Huertocubo

(fórmula del crítico de arte futurista P.A. Saladin) 1) pequeños cubos de apio de Verona fritos y espolvoreados con páprika:

Blanco y negro

(fórmula del futurista Farfa Poeta-Record nacional) Muestra individual sobre las paredes interiores del estómago de arabescos a voluntad de crema batida espolvoreada con carbón de tilo. Contra la indigestión más negra. Pro dentadura más blanca.

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Tierra de Pozzuoli y verde Veronés

(fórmula del futurista Farfa Poeta-Record nacional) Cidras confitadas, rellenas de jibias fritas y picadas. Masticarlas bien, como si fueran críticos antifuturistas.

Fresamama

(fórmula del futurista Farfa Poeta-Record nacional) Un plato rosado, con dos mamas femeninas eréctiles hechas de requesón rosado al Campari y pezones de fresa confitada. Otras fresas frescas se ocultan bajo la cobertura de requesón para morder una ideal multiplicación de mamas imaginarias.

Claveles al asador

(fórmula del futurista Farfa Poeta-Record nacional) Largos delgados cilindros de hojaldre. Introducir en cada uno cuatro claveles: blanco, rosado, rojo, púrpura, previamente asados. Al comerlos pensar en el fenecido estilo floral.

Zanahoria + pantalones = profesor

(fórmula del futurista Farfa Poeta-Record nacional). Una zanahoria cruda de pie, con la parte más puntiaguda hacia abajo, en la que van aplicadas mediante un mondadientes dos berenjenas hervidas a guisa de pantalones violetas ambulantes. A la zanahoria

dejarle el penacho verde en la cabeza, representando la esperanza de la jubilación. ¡Comerse todo sin ceremonias!

Cafémaná

(fórmula del futurista Farfa Poeta-Record nacional) Café de cebada tostada, endulzado con el maná. Servirlo calentísimo para que los comensales lo enfríen silbándole dentro los chistes más congelantes.

Senado de la digestión

(fórmula del futurista Farfa Poeta-Record nacional) Cuatro comensales ordenarán cada uno dos comidas o bebidas digestivas conocidas. O por el contrario ocho comensales una cada uno. Los demás invitados votarán secretamente contra una o la otra. Resultará vencedora aquella que obtenga menor cantidad de votos contrarios.

Aeroplano libio

(fórmula del aviador, poeta y aeropintor futurista Fede- le Azari).Castañas confitadas sumergidas dos minutos en agua de Colonia y luego tres minutos en leche, servidas entonces sobre una

pasta (recortada en forma de estilizado aeroplano) de plátanos, manzanas, dátiles y guisantes.

Reticulados del cielo

(fórmula del aeroescultor futurista Mino Rosso) La base es un disco de caramelo a la cereza. El cilindro grande: tres láminas de hojaldre rellenas con pulpa de tamarindo y bañadas en chocolate derretido.

El cilindro pequeño: roscas de merengue superpuestas bañadas en jarabe azucarado de mandarina.El centro del cilindro superior contiene crema batida con pulpa de tamarindo y pistachos pelados.

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El ala está hecha de caramelo a la mandarina. Poco antes de ser presentado a la mesa el postre deberá cubrirse con hilos verdes de azúcar.Entremés intuitivo

(fórmula de la señora Colombo-Fillia)Se vacía una naranja dándole la forma de un canastillo en el cual se disponen diferentes variedades de salame, mantequilla,

setas en vinagre, anchoas y pimientillos verdes. El canastillo da a los diversos ingredientes el perfume de la naranja.En el interior de los pimientillos se ocultan pequeños papeles con frases de propaganda futurista o de sorpresa (por ejemplo:

"El futurismo es un movimiento antihistórico" -"Vivir peligrosamente" - "Médicos, farmacéuticos y sepultureros, con la cocina futurista permanecerán desocupados", etcétera) .

Leche a la luz verde

(fórmula de la señorita Germana Colombo)En una gran fuente llena de leche fría se sumergen algunas cucharadas de miel, abundantes granos de uva negra y varios

rabanillos rojos. Ingerir mientras una disluz verde ilumina la fuente. Beber simultáneamente una polibebida compuesta por agua mineral, cerveza y jugo de moras.

Faisán futurista

(fórmula del aeropoeta doctor Pino Masnatta)Asar un faisán bien vaciado, luego tenerlo una hora a ba- ñomaría en vino moscatel de Siracusa. Luego una hora en leche.

Rellenarlo con mostaza de Cremona y frutas confitadas.

Aeropuerto picante

(fórmula del aeropintor futurista Caviglioni) Un plano de ensalada rusa a la mayonesa cubierto de lechuga. Alrededor, medallones variados compuestos por em- parededados de naranja, blanco de huevo y frutas surtidas. Con mantequilla teñida de rojo y anchoas o sardinas formar en el campo verde réplicas de aeroplanos.

Estruendos ascensionales (arroz a la naranja)

(fórmula del aeropintor futurista Caviglioni) Arroz blanco con salsa luminosa: la salsa se compone de caldo de huesos de ternero hervidos én marsala y un poco de ron, cáscara de naranja cortada en delgadas laminillas y hervidas en agua con vinagre. Agfegar zumo de naranja. Perfumar con "salsa nacional", que se encuentra en los comercios.

Fuselaje de ternero

(fórmula del aeropintor futurista Caviglioni) Rebanadas de carne de ternero adosadas al fuselaje, montaña compuesta por castañas cocidas, cebolletas y longanizas. Todo cubierto con chocolate en polvo.

Apariciones cósmicas

(fórmula del aeropintor futurista Caviglioni) Hinojos, remolachas, nabos, zanahorias amarillas sobre un pastel de espinacas. Agregar cabellos de ángel de azúcar.

Las legumbres se hierven, se recortan en forma de estrellas, lunas, etcétera y se las sirve con mantequilla.

Aterrizaje digestivo

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(fórmula del aeropintor futurista Caviglioni) Con pasta de castañas hervidas en agua azucarada y ra- mitos, té, vainilla, modelar montañas y llanuras.

Encima, con helado de crema color azul formar estratos atmosféricos surcados por aeroplanos de pastaflora inclinados hacia la llanura.Senos italianos al sol

(fórmula de la aeropintora futurista Marisa Mori)Se forman dos semiesferas de almendrado confitado. En el centro de cada una de ellas se apoya una fresa fresca. Luego se

vierte en la fuente sambavón y crema batida, determinando zonas separadas.Se puede espolvorear todo con pimienta y agregar una guarnición de pimientos picantes.

Algaespuma tirrena (con guarnición de corales)

(fórmula del aeroceramista futurista Tullio d'Albisola, Poeta-Record de Turín)Tómese un manojo de lechuga marina recientemente capturada con una red, teniendo en cuenta que la pesca no haya sido

efectuada en cercanías de cloacas o desagües puesto que dicha alga asimila fácilmente los malos olores, lávese y enjuáguese en abundante agua corriente. Una vez lavada cúrese en jugo de limón. Espolvorear las hojas con azúcar y espumarlas con una ola de crema batida.

La guarnición de corales se obtendrá con un revuelto de pimientos rojos picantes en racimos, bonetes de erizos de mar pescados en luna llena, y una constelación de granos rojos de granada madura.

El todo, diseñado y ornamentado artísticamente, será servido a la mesa apenas listo, fresco, en un plato redondo y playo, batido por un oleaje de caldo y cubierto por una lámina de celofán azul.

Bomba a la Marinetti

(fórmula del cocinero futurista Alicata ) Poner en una budinera una primera capa de gelatina de naranja, decorando la parte de la cúpula con fresas pequeñas. Decorar los flancos con angélica Cándida a manera de corona y la parte posterior con castañas confitadas. Cubrir la decoración con un estrato de gelatina, dejándola solidificar.

Tapizar el interior con una nueva capa de bizcochuelos, dándole forma cuadrada, rellenando finalmente el hueco con una mezcla de crema a la vainilla y leche merengada. Congelar, desmoldar y servir con una guarnición de albaricoques en mitades a la gelatina, gajos de naranja y de limón confitados.Avivaestómago

(fórmula del aeropintor futurista Ciuffo) Una rodaja de ananá sobre la cual se dispone un radio de sardina. El centro del ananá va recubierto por una capa de atún sobre la que apoya media nuez.

Postrefuerte

(fórmula de la señora Barosi)Entredós formado por dos rebanadas de pan a la mantequilla, untadas con mostaza, que comprimen plátanos y anchoas.

Fuegoemboca

(polibebida del futurista ingeniero Barosi)En el fondo de la copa: whisky con guindas en alcohol, previamente espolvoreadas con pimienta de Cayena.A continuación: leche merengada o miel (espesor 1 cm) como división impermeable.Sobre la miel: alquermes, vermut y licor strega.

Un pilar

(polibebida del futurista ingeniero Barosi).

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Un cilindrillo hueco de hielo con su exterior bañado en miel. En su interior y al fondo: helado de crema, encima de éste avellanas de Chivasso y trozos de ananá, todo embebido en vermut y licor de menta.

Al acaso

(polibebida del futurista ingeniero Barosi).Sobre un platillo de aluminio, equidistantes: un puñado de almendras tostadas, rodajas de plátano, anchoas, café tostado,

rodajas de tomate, láminas de queso parmesano. Al centro del plato, un vaso que contiene: vermut, coñac, licor strega. Dentro: rodajas de plátano.

El regenerador

(fórmula del futurista ingeniero Barosi).Una yema de huevo.Medio vaso de Asti espumante.Tres nueces tostadas.Tres cucharillas de azúcar.Todo batido durante diez minutos. Presentado en un vaso dentro del cual se dispone un plátano pelado y sobresaliente.

El lictorio1

(fórmula del futurista ingeniero Barosi.) Unos cuantos tallos de cardo o apio de una longitud de 10 cm, previamente hervidos, se disponen erectos de modo de formar un cilindro hueco. Fijados por debajo en una semies- fera de arroz blanco hervido y por arriba mediante medio limón. El interior del cilindro relleno de carne picada, aceite, pimienta y sal. Sobre la semiesfera de arroz, distribuidos al azar: un pepino, un trozo de plátano, un trozo de remolacha.

Simultánea

(polibebida del futurista doctor Vernazza)4/8 vino garnacha.3/8 vermut.1/8 aguardiente.Dátil poco maduro relleno de requesón mezclado con licor Aurum (Pescara).El dátil así preparado es envuelto con finas láminas de jamón crudo y luego en hoja de lechuga. Será atravesado por un

mondadientes el cual atravesará también a un pequeño pi- mientillo rojo en vinagre relleno de trocitos de queso parme- sano.(Si se introduce el mondadientes en el vaso, aparecerán en la superficie del líquido los ojos de grasa depositados por el jamón:

en este caso la polibebida podrá ser titulada "aquel puerco que guiña el ojo".)

Arroz trinacria2

(fórmula del futurista doctor Vernazza) Arroz cocido normalmente. Salsa preparada con sofrito de poca cebolla y mantequilla, al cual se agregará trocitos de panza de atún y tomate en mínima cantidad. Condimentado el arroz, mezclar algunas olivas verdes y agregar una guarnición de gajos bien limpios de mandarina.

Chuletas-tenis

(fórmula del futurista doctor Vernazza )Chuletas de ternera cocidas a la mantequilla y cortadas en forma de encordado de raqueta: al momento de servir, untar con un

delgado estrato de pasta (compuesta de requesón mezclado con nueces picadas), sobre el que se trazan algunas líneas con salsa de tomate regada en ron. Para modelar el mango de la raqueta, una anchoa sobre la que se deposita una lámina alargada de plátano.

Luego hacer pelotillas perfectamente esféricas con centro de cerezas en alcohol (sin hueso) recubiertas de pasta de requesón, huevos, queso y nuez moscada. Cocción rápida para mantener el vigor del alcohol.

1 El fascio littorio: El haz lictorio, emblema fascista tomado de la Anticua Roma. (N. T.).2 Trinacria: Antiguo nombre de Sicilia. (N. T .) .

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Bocado militante

Filetes de pescado entre dos grandes discos de manzana reineta: todo rociado con ron y quemado al momento de servirse.

Aerovianda atlántica

(fórmula del futurista doctor Vernazza) Pasta de legumbres (lentejas, guisantes, espinacas, etcétera) de color verde claro. Sobre ella disponer (uno por comensal) aeroplanos hechos de: hojaldre de forma triangular (alas) - zanahoria cortada al medio (fuselaje) - cresta de gallo cocida a la mantequilla (timón) - quinotos cortados en discos y colocados verticalmente (hélice).

Esquiador comestible

(fórmula del futurista doctor Vernazza) Una fuente de sambayón, solidificado en el refrigerador. Sobre éste una capa de crema batida. Entre el sambayón y la crema, rodajas de naranja embebidas en marrasquino de Zara.

Sobre la superficie blanca disponer largas rebanadas de plátano, en el centro de cada una medio dátil relleno de licor Aurum mezclado con almendras dulces y amargas picadas. A ambos lados de esta composición que recuerda a los esquíes: discos de frutas confitadas atravesadas al centro por un grisín dulce.

Rosas diabólicas

(fórmula del futurista Pasca d'Angelo)Huevos 2.Harina gr. 100.Jugo de 1/2 limón fresco.Aceite de oliva 1 cucharada.Mezclar bien los ingredientes nombrados y preparar así una pasta no muy densa; echar dentro varias rosas rojas aterciopeladas

muy abiertas, tras haber cortado los tallos a la altura del cáliz, y freír todo en aceite hirviendo como se acostumbra hacer para los alcauciles a la judía. Servir a la mesa muy caliente.

(Indicadísimas para recién casados, comerlas a medianoche en enero, especialmente si van cubiertas por el dulce Mafarka. -Véase fórmula siguiente.)

Dulce Mafarka

(fórmula del futurista Pasca d'Angelo)Café 50 g.Azúcar a voluntad.Arroz 100 g.Huevos 2.

Cáscara de limón fresco. Agua de azahar 50 g. Leche 1/2 litro.Cocer el café en la leche y azucararlo a voluntad, después agregar el arroz y cocerlo al dente. Sacarlo del fuego y, cuando esté

frío, rallar dentro la cáscara de limón y verter, mezclando bien, el agua de azahar; verter todo en un molde y colocar en el refrigerador. Cuando esté bien helado servirlo con bizcochos frescos.

¡Buen apetito, y viva el acero!

Bombardeo de Adrianópolis

(fórmula del futurista Pasca d'Angelo)Huevos 2.Olivas 100 g.

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Alcaparras 50 g.Muzzarella 100 g.Anchoas 6.Mantequilla 25 g.Arroz 100 g.Leche 1/2 litro.Poner a cocer el arroz en la leche, y a mitad de cocción agregar la mantequilla y sal suficiente. Cuando el arroz esté al dente

sacarlo del fuego y mezclar de inmediato un huevo revolviendo bien. Cuando dicho preparado esté bien frío dividirlo en diez partes, y a cada una de ellas se incorporará un trozo de muzzarella, media anchoa, tres o cuatro alcaparras, dos o tres olivas sin el hueso, y una buena pizca de pimienta negra. A cada porción así preparada darle la forma de una esfera, mojarla en el otro huevo previamente batido, y luego cubrirla de pan rallado y freiría.

Brinco de áscaro3

(fórmula del futurista Giachino, propietario del Santopalato)Cocer una pierna de carnero con laurel, pimienta, romero y ajo. Una vez cocida, colarla y agregar a la carne dátiles rellenos

con pistachos salados, vino blanco seco y jugo de limón.

Apagahambre

(fórmula del futurista Giachino, propietario del Santopalato)Sobre una larga tajada de jamón poner salame crudo, pepinos, olivas, atún, setas en vinagre, alcachofas. Unir ambas

extremidades del jamón y mantenerlo cerrado mediante filetes de anchoa, rodajas de ananá y mantequilla.

Sopa zoológica

(fórmula del futurista Giachino, propietario del Santopalato)Pasta compuesta de harina de arroz y huevos, modelada en formas variadas de animales, rellena de mermelada y ser-

Compenetración

(fórmula del futurista Giachino, propietario del Santopalato)Sobre un estrato de crema de guisantes disponer una chuleta de cordero cocida a la mantequilla. Verter sobre la chuleta

abundante salsa de tomate y agregar un anillo de manzana, una tajada de jamón y una fruta confitada.

Arrozverde

(fórmula del futurista Giachino, propietario del Santopalato )Sobre un fondo de espinacas servir arroz blanco hervido con mantequilla y cubrirlo con una densa crema de guisantes y polvo

de pistachos.

Huevos divorciados

(fórmula del futurista Giachino, propietario del Santopalato)Dividir varios huevos duros por la mitad extrayendo intactas las yemas. Disponer éstas sobre un puré de patatas y los blancos

de los huevos sobre un puré de zanahorias.

Nabo-portafolio

(fórmula del futurista Giachino, propietario del Santopalato)Pequeños nabos tempranos hervidos durante diez minutos con laurel, cebolla y romero. Abrirlos luego a manera de portafolios

y rellenarlos con anchoas bañadas en huevo y ron. Pasar los nabos rellenos por yema de huevo y pan rallado y cocerlos al horno.Boca de fuego

(fórmula del futurista Giachino, propietario del Santopalato)Dorar a la mantequilla un buen trozo de tapa de ternera. Mezclar la médula con pan machacado, nueces y una baya de enebro.

Poner nuevamente al horno con medio vaso de jarabe de ciruelas, cociéndolo hasta que se evapore todo el líquido. Luego se agregan seis ciruelas sin hueso rellenas con almendras. Poner otra vez al fuego con una taza de vino blanco seco y jugo de limón.

Rosablanca

(polibebida del futurista Giachino, propietario del Santopalato)Dosis diversas de naranjada, licor Campari y anís con esencia de rosas blancas.

Plátanos - sorpresa

(fórmula del futurista Piccinelli, cocinero del Santopalato)Practicar una perforación en toda la longitud de un plátano pelado y rellenarla de carne picada de pollo.Poner al fuego en una cazuela con mantequilla y agregar lentamente jugo de carne.Servir con legumbres varias.

3 Ascaro, soldado indígena de la colonia italiana de Eritrea. (N. T .) .

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Pequeño Glosario de la Cocina Futurista

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Castañas confitadas:

sustituye MARRONS GLACES.

Comperfume:

término que indica la afinidad olfativa de un determinado perfume con el sabor de una determinada vianda. Ejemplo: el comperfume de la papilla de patatas y la rosa.

Con táctil:

término que indica la finidad táctil de una determinada materia con el sabor de una determinada vianda. Ejemplo: el contáctil del pastel de plátanos y el terciopelo o la carne femenina.

Conruido:

término que indica la afinidad sonora de un determinado ruido con el sabor de una determinada vianda. Ejemplo: el conruido del arroz al jugo de naranja y el motor de motocicleta o el "Despertar de la Ciudad" del ruidista futurista Luigi Russolo.Conmúsica:

término que indica la afinidad acústica de una determinada música con el sabor de una determinada vianda. Ejemplo: la conmúsica del Carneplás- tico y el ballet "HOP-FROG" del maestro futurista Franco Casavola.

Conluz:

término que indica la afinidad óptica de una determinada luz con el sabor de una determinada vianda. Ejemplo: la conluz del "Puercoexcitado" es un relampagueo rojo.

Consumado:

sustituye CONSOMMÉ.

Decisone: 4

nombre genérico de polibebidas calientes-tónicas que sirven para tomar, tras breve pero profunda meditación, una importante decisión.

Disperfume:

término que indica el complementarismo de un determinado perfume con el sabor de una determinada vianda. Ejemplo: el disperfume de la carne cruda es el jazmín.Distáctil:

término que indica el complementarismo de una determinada materia con el sabor de una determinada vianda. Ejemplo: el distáctil del "Ecuador + Polo Norte" es la esponja.

Disruido:

término que indica el complementarismo de un determinado ruido con el sabor de una determinada vianda. Ejemplo: el disruido del "Mar de Italia" es el chirrido del aceite, las gaseosas y la espuma marina.

Dismúsica:

término que indica el complementarismo de una determinada música con el sabor de una determinada vianda. Ejemplo: la dismúsica de los dátiles a la anchoa es la Novena Sinfonía de Beethoven.

Disluz:término que indica el complementarismo de una determinada luz con el sabor de una determinada vianda. Ejemplo: la disluz de un helado de chocolate es una calidísima luz anaranjada.

Fundentes:

sustituye FONDANTS.sustituye FUMOIR.

Guerraenlecho:

polibebida fecundadora.

Guiapaladar:

sustituye MAITRE D'HOTEL.

4 Plural de decisoria, neologismo futurista que se puede traducir como "decisiva", "decisoria". Es un aumentativo femenino de "deciso" (decidido). (N. T .) .

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Inven tina:

nombre genérico de polibebidas refrescantes y levemente embriagantes que sirven para encontrar de manera fulminante una idea nueva.

Lista o Listaplatos:

sustituye MENU.

Escanciador:

sustituye BARMAN.

Mixtura:sustituye MELANGE. Pazenlecho:

polibebida somnífera.sustituye FLAN.

Para Izarse:

sustituye DESSERT.

Polibebida:

sustituye COCKTAIL.

Papilla:

sustituye PURE.

Comidalsol:

sustituye PICNIC.

Prontoenlecho:

polibebida reconfortante invernal.

Aquisebebe:

sustituye BAR.

Sala de té:

sustituye TEA-ROOM.Desquijarador:

personaje futurista que tiene por función alegrar los banquetes oficiales.

Entredós:

sustituye SANDWICH.

Sopa de pescado:

sustituye BOUILLABAISSE.

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2) pequeños cubos de zanahoria fritos y espolvoreados con rábano rallado;3) guisantes hervidos;

4) cebolletas del Piamonte en vinagre espolvoreadas con perejil picado:5) barritas de queso fontina.Nota: los cubos no deben superar 1 cm3.