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5. ¿Cuál es la razón por la cual las personas que trabajan bajo el agua o en cámaras submarinas, experimentan el fenómeno llamado MAL DE LOS BUSOS? El buceo es una actividad deportiva gratificante, mediante él, los humanos logramos acceder a un mundo totalmente diferente al que estamos acostumbrados. Pero, el buceo tiene sus propias reglas que son de riguroso cumplimiento ya que pueden significar la diferencia entre la vida y la muerte. La violación de algunas de ellas puede llevar a la aparición de la peligrosa enfermedad de la descompresión. Esta enfermedad se observó por primera vez en 1841, cuando unos buzos que debían permanecer largo tiempo sumergidos comenzaron a notar unos síntomas muy extraños cuando volvían a la condición atmosférica habitual, como debilidad extrema, miembros adormecidos, entre otros de mayor gravedad. El origen de esta enfermedad es la formación de burbujas de gas inerte, en este caso Nitrógeno, en el interior de nuestro cuerpo. Este gas se encuentra disuelto pero inactivo en nuestra sangre y no representa ningún peligro a la presión atmosférica a la que estamos acostumbrados en la superficie terrestre, pero todo cambia cuando hacemos una inmersión en el mar. Al descender, la presión atmosférica aumenta de manera sostenible sobre nuestro cuerpo, produciéndose un incremento de las presiones parciales del gas en la sangre, los alveolos pulmonares y los tejidos, produciendo una absorción y una dilución de los mismos en el organismo, lo cual se conoce como fase de saturación. Cuando termina el buceo y se asciende a la superficie, ocurre exactamente lo contrario, se invierte el gradiente de presión

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Page 1: 5 y Observaciones

5. ¿Cuál es la razón por la cual las personas que trabajan bajo el agua o en cámaras submarinas, experimentan el fenómeno llamado MAL DE LOS BUSOS?

El buceo es una actividad deportiva gratificante, mediante él, los humanos logramos acceder a un mundo totalmente diferente al que estamos acostumbrados.

Pero, el buceo tiene sus propias reglas que son de riguroso cumplimiento ya que pueden significar la diferencia entre la vida y la muerte. La violación de algunas de ellas puede llevar a la aparición de la peligrosa enfermedad de la descompresión.

Esta enfermedad se observó por primera vez en 1841, cuando unos buzos que debían permanecer largo tiempo sumergidos comenzaron a notar unos síntomas muy extraños cuando volvían a la condición atmosférica habitual, como debilidad extrema, miembros adormecidos, entre otros de mayor gravedad.

El origen de esta enfermedad es la formación de burbujas de gas inerte, en este caso Nitrógeno, en el interior de nuestro cuerpo. Este gas se encuentra disuelto pero inactivo en nuestra sangre y no representa ningún peligro a la presión atmosférica a la que estamos acostumbrados en la superficie terrestre, pero todo cambia cuando hacemos una inmersión en el mar.

Al descender, la presión atmosférica aumenta de manera sostenible sobre nuestro cuerpo, produciéndose un incremento de las presiones parciales del gas en la sangre, los alveolos pulmonares y los tejidos, produciendo una absorción y una dilución de los mismos en el organismo, lo cual se conoce como fase de saturación.

Cuando termina el buceo y se asciende a la superficie, ocurre exactamente lo contrario, se invierte el gradiente de presión y los gases se liberan de los tejidos y salen a la sangre y los pulmones, es la conocida como fase de desaturación.

Las consecuencias de esta liberación de burbujas podrían ser tan graves que pueden provocar una parálisis permanente o incluso la muerte del buceador. Una vez liberadas, pueden obstruir los vasos sanguíneos impidiendo la irrigación de determinadas zonas del cuerpo y algunas terminaciones nerviosas, lo cual podría inducir infartos cerebrales, cardíacos y daños generalizados en zonas del esqueleto, pulmones y muchos otros sitios.

El paciente que padece la enfermedad descompresiva debe ser llevado lo más rápido posible a una cámara de alta presión, la cual sigue siendo la mejor solución para evitar desenlaces fatales. No obstante, la mejor solución es la prevención y la disciplina, con lo cual seguro podremos seguir disfrutando del fondo marino.

¿Es posible evitarlo? ¿Cómo?

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1) Evitar las inmersiones profundas. Para los buceadores recreativos, la profundidad máxima recomendada es de 30 m / 100 pies.

2) Ascender a una velocidad que no exceda los 18 m / 60 pies por minuto.3) Hacer una parada de seguridad al final de cada inmersión.4) No planificar inmersiones que requieran complejas paradas de descompresión a

menos que cuente con el entrenamiento y equipo adecuado.5) Entender el uso de las tablas de plantificación de inmersiones y computadora de

buceo, y nunca exceder los límites de tiempo y profundidad establecidos por dichos instrumentos.

6) Beber suficientes líquidos (no alcohólicos) antes, después, y durante sus intervalos en superficie si realiza más de dos inmersiones en un solo día.

7) Si se encuentra bajo tratamiento médico o toma medicamentos, consulte a su médico antes de bucear.

8) Espere al menos 24 horas antes de volar.

V. OSERVACIONES Y/O CONCLUSIONES Determinamos empíricamente que la presión manométrica pulmonar de una persona, sí varía considerando la edad y sexo.

Durante el procedimiento realizado en clase con el manómetro, se pudo observar que la capacidad vital de una persona sí varía dependiendo de la edad, sexo y actividad, ya que al realizar una espiración forzada variaron los volúmenes pulmonares.

Concluimos que la respiración de una persona se da por la diferencia de presiones existentes entre los pulmones y su medio circundante. Para que ocurra una inspiración, la presión pulmonar debe ser menor que la atmosférica (debe negativizarse), y así permitir el ingreso de aire. En la espiración la presión pulmonar supera a la atmosférica y ocasiona la salida de aire de los pulmones.