50 Anos Concilio Vaticano II Testimonios

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  • 7/26/2019 50 Anos Concilio Vaticano II Testimonios

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    Ferrara, Ricardo

    A 50 aos del Concilio Vaticano

    II

    Revista Teologa Tomo L N 110 Abril 2013

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    Conmemoro este cincuentenario aportando un testimonioque no trata directamente del evento al que no asist sino de mi parti-cipacin en la primera recepcin pblica por nuestra Facultad. Para noincurrir en anacronismos advierto que en esa poca yo no enseaba laTeologa Dogmtica, como ocurri aos despus, sino la TeologaFundamental. A esta disciplina y, particularmente a la eclesiologa,

    perteneca justamente la mayor parte de los temas encarados por elConcilio en sus Constituciones dogmticas Lumen Gentium (LG) yDei Verbum (DV). Tambin de la Iglesia, pero ad extra, en su rela-cin con el mundo actual, no ad intra, en su constitucin interna, seocupaba la Constitucin Pastoral Gaudium et spes (GS). Tratar pri-meramente de nuestra primera recepcin de los documentos concilia-res y luego responder a la ulterior pregunta por su influjo en mi pos-terior docencia e investigacin.

    1. Nuestra recepcin del Concilio

    1.1 La Constitucin dogmtica Lumen Gentium

    Comienzo por este documento por dos razones: a) porque en sugran mayora los restantes documentos conciliares pueden considerar-se como cabales notas a pie de pgina a los temas y captulos de LG;b) porque no slo participamos en su recepcin sino en su misma pre-paracin. A modo de testimonio quiero sealar mi artculoHacia una

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    TESTIMONIOS

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    definicin del episcopado? publicado en Criterio nueve meses antes dela inauguracin del Concilio.1 All distingua dos aspectos en la potes-tad jurisdiccional del obispo: a) uno particular respecto de su iglesia

    local potestad ordinaria del obispo en cuanto cabeza de su iglesia, nodelegada del Romano Pontfice y b) uno colegial respecto de laIglesia universal en cuanto miembro del colegio episcopal, no separa-do de su cabeza, el Romano Pontfice. As el colegio episcopal serasujeto de un supremo poder de jurisdiccin, no limitado a la formaextraordinaria del Concilio Ecumnico. La mencin de esta potestadcolegial, rara en la enseanza corriente,2 resultaba sospechosa a algu-nos porque les pareca cuestionar el primado de jurisdiccin del

    Romano Pontfice. Las discusiones sobre esta potestad se prolongaronhasta el tercer perodo de sesiones del Concilio y quedaron reflejadasen el captulo relativo a la Jerarqua eclesial y al Episcopado en laConstitucin Dogmtica Lumen Gentium (LG, cf. DH4101-4179).3

    Para llegar con mayor consenso a la votacin final la Comisin Teol-gica presidida por Mons. G. Philips haba adjuntado al texto conciliaruna Nota explicativa previa sobre el poder colegial del episcopadoy problemas conexos, como el sujeto de la potestad suprema (DH

    4353-4359).Promulgada esta Constitucin en el tercer perodo de sesiones (el

    21/11/1964), nuestra Facultad prepar su recepcin pblica durante todoel semestre siguiente en la forma de ocho lecciones pblicas, editadasluego en dos fascculos de nuestra revista Teologa, unificados en forma delibro por la editorial Guadalupe.4 Todos los trabajos se distinguan por lacalidad de su documentacin5 y por su rigor hermenutico y especulativo.Pero el atento lector advertir que sus siete trabajos no se correspondan

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    RICARDO FERRARA

    1. R. FERRARA, Hacia una definicin del episcopado? Criterio34 (1961) 918-920. El traba-jo fue considerado como una muy buena contribucin teolgica por H. KNG, Verffentlichun-gen zum Konzil. Ein berblick, Theologische Quartalschrift(1962) 68.

    2. Como excepcin ver J. HAMER, Note sur la collgialit piscopale, RSPT46 (1960) 40s.ste remita a V. BOLGENI S.J., LEpiscopato, ossia la potest di governare la Chiesa1789, 2 vol. Enla biblioteca de nuestra Facultad consultamos su traduccin espaola (Madrid, 1824).

    3. Ver DH 4142-4153, especialmente 4146-4150.4. AA.VV., Lumen Gentium. Constitucin conciliar sobre la Iglesia, Buenos Aires, 1966 (sigla

    LG Comentario); cf. Teologa3 (1965) 127-153 y 4 (1966) 3-105.5. Buenas conexiones nos permitieron disponer de toda la documentacin deseable. La

    lista puede verse en LG Comentario, 13 y su uso efectivo puede comprobarse en todos los traba-jos all presentados.

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    con los ocho captulos de la Constitucin: slo cinco de ellos coincidancon sendos captulos de LG, a saber, con el captulo I el trabajo msextenso y profundo a la vez sobre el Misterio de la Iglesia (L. Gera, ib-

    dem 47-106), con el II sobre la Iglesia Pueblo de Dios (A. Chiesa, ibdem109-124), con el III sobre la Jerarqua (C. Giaquinta, ibdem 171-200),con el IV sobre los Laicos (P. Geltman, ibdem 203-216) y con el VI sobrelos Religiosos (D. Basso, ibdem 219-235), mientras que un sexto trabajo,sobre La comunin de vida con Dios en la Iglesia (R. Tello, ibdem 127-168) se llevaba la parte del len, abarcando tres captulos: el V sobre el lla-mado a la santidad, el VII sobre los santos del cielo, el VIII sobre la Vir-gen Mara. Su autor propona agrupar estos captulos en torno del llama-

    do a La Santidad, ubicndolos despus del captulo II, sobre el pueblo deDios, y antes de los captulos III, IV y VI, relativos a grupos eclesialespar-ticulares (Jerarqua, Laicos y Religiosos). Esta disonancia en el ordena-miento del material era plausible? Lo era slo hasta un cierto punto y aslo mostraba mi trabajo introductorio sobre la Estructura de la Constitu-cin dogmtica Lumen Gentium (Cf. ibdem 17-43) que trataba de lagnesis, sentido y valor de la estructura definitiva. Lagnesis de esa estruc-tura en los diferentes esquemas previos al texto final evidenciaba el tema

    de la santidad como el punto crtico del proceso de elaboracin de laConstitucin (Cf. ibdem 28-33). En cuanto al juicio de valor acerca de esaestructura nos inspirbamos en Y. Congar quien consideraba que las doc-trinas del documento deban ser valoradas no slo por sus novedades sin-gulares6 sino tambin por su lugar sistemtico, en el caso presente porhaber preferido la secuencia Misterio de la Iglesia Pueblo de Dios Jerarqua, anteponiendo Pueblo de Dios a Jerarqua sin por ellooponerlos.7 En forma parecida el captulo sobre el llamado a la santidad

    poda anteponerse, sin oponerse, a los captulos sobre la vida religiosa olaical o clerical por ser comn a estos grupos eclesiales.8 Finalmente, comoparte interesada me abstengo de valorar esta primera recepcin de LG en

    6. Por ejemplo la doctrina acerca de los laicos(cap. IV) o acerca de la diversa pertenencia alPueblo de Diospor parte de otros grupos religiosos, no catlicos y no cristianos (cap. II n 14-16).

    7. En el esquema De Ecclesiase habra podido seguir la secuencia de Misterio de la Igle-sia, Jerarqua, Pueblo de Dios en general. En tal caso () se habra sugerido la idea de que, en laIglesia, el valor primero es la organizacin jerrquica () En cambio se sigui la secuencia de Mis-

    terio de la Iglesia, Pueblo de Dios, Jerarqua. As se colocaba como valor primero la cualidad dediscpulo. cf. Y.M.-J. CONGAR, La Iglesia como pueblo de Dios, Concilium 1 (1965) 10.

    8. San Pablo distingua el comn llamado a la santidad en todo bautizado: kltoi hagoi(Rm1,7; 1 Co 1,2), del especial llamado al apostolado: klets apstolos (Rm 1,1) recibido por l mismo.

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    trminos absolutos y para ello me remito a algunas recensiones entre lasque destaco la de Mons. G. Philips, redactor de la LG.9 Pero en trminosrelativos debo agregar que esta recepcin de LG por parte de nuestra

    Facultad fue la ms completa si la comparamos con nuestra recepcin delos dems documentos (DVy GS).

    1.2 Sobre la elaboracin de la Constitucin dogmtica Dei Verbum

    Esta Constitucin que deba ser idealmente la primera en la seriede los documentos conciliares10 result ser casi la ltima de las promul-

    gadas por el Concilio11

    Tal vez en su carcter tardo resida una de lasrazones de su falta de recepcin por parte de nuestra Facultad. Pero afalta de recepcin pblica su lenta elaboracin tuvo un seguimiento enmi trabajo En torno de la nocin de Tradicin. Ensayo sistemticopublicado a lo largo de tres aos en tres entregas de nuestra revista. 12

    El trasfondo principal de la polmica haba sido la expresin la doblefuente de la revelacin empleada obsesivamente por la Comisin pre-paratoria del esquema. All proponamos superar ese dualismo bus-

    cando una unidad fontalen el mismo contenido transmitido (el Evan-gelio) y no slo en el acto de la transmisin como parece haber soste-nido finalmente el documento conciliar.

    1.3 Recepcin de la Constitucin pastoral Gaudium et Spes

    Esta Constitucin fue promulgada en el final del concilio, en su

    novena sesin pblica del 7/12/1965 (cf. DH 4301-4345). Nuestrarecepcin se limit a estudios relacionados con la Exposicin Prelimi-nary con su Primera Parte.13 Como adverta su editor C. Giaquinta se

    9. A la recensin francesa de Mons. G. PHILIPS en sus frecuentes crnicas de la realidad cul-tural en Ephemerides Theologicae Lovanienses43 (1967) habra que sumar la recensin espaolade Mons. V. VETRANO en Seales157 (1968).

    10. La frmula de su prlogo siguiendo las huellas de los Concilios Tridentino y Vaticano I(cf DH4201) deja entrever su funcin de documento inicial del Vaticano II, conexo con los concilios

    precedentes.11. Ms precisamente, en su octava sesin pblica el 18/11/1965, cf. DH4201-4235.12. Teologa1 (1963) 225-251; 2 (1964) 54-81; 3 (1965) 47-85.13. Con el ttulo Gaudium et spes. Aspectos fundamentales de la constitucin pastoral sobre

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    trata slo de algunos aspectos de los tantos que merecen nuestrameditacin.14 Esta seleccin inclua una historia de la gnesis deldocumento (J. Meja), y cuatro estudios: La condicin del hombre en

    el mundo actual (H. Mandrioni), La lectura cristiana de los signosde los tiempos (S. Croatto), Atesmo y sentido del hombre (R.Ferrara), La funcin de la Iglesia en el orden temporal (A. Chiesa).

    Por lo que atae a mi trabajo (ibidem 61-115) ste se presentabacomo un estudio analtico de los dos contextos del tema en la Consti-tucin: a) en la perspectiva de los cambios epocales la Exposicin pre-liminartrataba del atesmo como signo del actual cambio en la religio-sidad humana (GS 7,3) y, b) en la perspectiva de la antropologa teo-

    lgica, la Primera parte de la Constitucin lo consideraba a la luz delsentido integral del destino humano (GS 19-21), como el reverso de laantropologa teolgica desarrollada en el mismo captulo primerosobre la dignidad de la persona humana, creada a imagen y semejanzade Dios (GS 12-18). Por el hecho de reprobar el atesmo en nombre deeste fundamento de la dignidad de la persona humana (cf. GS 21,1) yno directamente en virtud de una discusin sobre el fundamento meta-fsico de la realidad queda evidenciado el carcter antropolgico-teo-logal de GS.

    2. El influjo del Concilio en el nuevo rumbo de mi docencia e investigacin

    En este punto interrumpo mi relato sobre nuestra recepcin delpasado Concilio y me hago cargo de la posterior pregunta por el influ-jo del Concilio en el posterior rumbo que adoptaron mi docencia einvestigacin. A esto respondo as. Por una parte estaba convencido deque en el Vaticano II se haba logrado finalmente, aunque provisional-mente, la sntesis eclesiolgica frustrada por la abrupta clausura delVaticano I. Pero ahora me inquietaba la insuficiencia, por no decircarencia, de una sntesis teologal para enfrentar la nueva crisis que

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    la Iglesia en el mundo de nuestro tiempofue publicada en 1967 en los fascculos 10-11 del tomo V de

    la revista Teologa. Con el ttulo Gozo y esperanza. Constitucin conciliar sobre Iglesia y mundo, elmismo texto fue reimpreso con la misma paginacin en 1968 por Ediciones paulinas de Buenos Aires.

    14. C. GIAQUINTA, Presentacin, en AA.VV., Gozo y esperanza. Constitucin conciliar sobreIglesia y mundo, Buenos Aires, 1968, cf. Teologa10-11 (1967) 6.

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    haba comenzado a tomar cuerpo, principalmente en el mundo anglo-sajn, en las as llamadas teologas de la muerte de Dios, ms all delos atesmos clsicos.15 Luego respondo as a la cuestin planteada: no

    ha sido el Concilio sino el inmediato postconcilio el que determin elrumbo de mi posterior docencia e investigacin.

    Debo puntualizar que la crisis de Dios como tal no escap alConcilio (vg GS 19-21) y que, bajo la forma de las as llamadas teo-logas de la muerte de Dios, fue rpidamente advertida y denunciadapor Pablo VI, en sus ciclos de catequesis, sobre todo en las Audienciasde 1968 y de 1970.

    Tres dcadas despus, en 1993 Johann Baptist Metz, al dejar suctedra de Mnster, enunci el problema con toda claridad: La crisis() no slo tiene sus races en la situacin de la Iglesia misma; ha lle-gado a ser una crisis de Dios.16 Y en alusin al lenguaje teolgicocorriente agregaba: Tambin la Iglesia tiene una estrategia de inmuni-zacin contra las crisis de Dios. Hoy ya no habla ms de Dios, comoel concilio Vaticano I, sino slo del Dios anunciado por medio de laIglesia, como, por ejemplo, en el ltimo Concilio. La crisis de Dios se

    cifra eclesiolgicamente.Recogiendo el guante el entonces cardenal J. Ratzinger deca el

    concilio Vaticano II no fue slo un concilio eclesiolgico sino que antetodo y sobre todo, y no slo dentro de la cristiandad sino tambindirigindose al mundo, habl de Dios, del Dios que es Dios de todos,que salva a todos y es accesible a todos. Y precisaba: el Vaticano IIquiso claramente insertar y subordinar el discurso sobre la Iglesia aldiscurso sobre Dios; quiso proponer una eclesiologa en sentido pro-piamente teo-lgico, pero la acogida del Concilio hasta ahora ha omi-tido esta caracterstica determinante,privilegiando algunas afirmacio-nes eclesiolgicas; se ha fijado en algunas palabras aisladas, llamativas,

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    15. Se destacaron P. M. VAN BUREN, The Secular Meaning of the Gospel, New York, 1963 (Elsignificado secular del evangelio, Barcelona, 1968); TH. ALTIZER - W. HAMILTON, Radical Theology andthe Death of God, New York, 1966 (cf. Teologa radical y la muerte de Dios, Barcelona-Mxico,1967). Ver ms detalles en mi libro El misterio de Dios. Correspondencias y paradojas, Salamanca,

    2005, 121-128.16. Ver el texto y su discusin en J. RATZINGER, La eclesiologa de la Lumen Gentium en:

    COMIT PARA EL GRAN JUBILEO DEL AO 2000, Congreso internacional sobre la aplicacin del ConcilioVaticano II.

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    y as no ha captado todas las grandes perspectivas de los padres conci-liares. Subrayo en el texto de Ratzinger la expresin acogida delConcilio. Justamente la conciencia del trecho entre la intencin del

    Concilio y su acogida o recepcin permite medir la distancia de lasopiniones de Ratzinger y de Metz y superar su aparente divergencia enun discurso cabalmente teo-logal. A este discurso me he venidoaproximando despus del Concilio y lo sigo haciendo con la ayuda deDios y con lo restante de mis declinantes fuerzas.

    RICARDO FERRARA

    UNIVERSIDAD

    CATLICA

    ARGENTINA

    17.5.2012 / 1.2.2013

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