50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

Embed Size (px)

Citation preview

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    1/259

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    2/259

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    3/259

    Cincuenta meses en Mosc

    Ignacio Torres Giraldo

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    4/259

    Universidad del VallePrograma Editorial

    Ttulo: Cincuenta meses en MoscAutor: Ignacio Torres Giraldo

    ISBN: 958-670-Primera edicin

    Rector de la Universidad del Valle: Ivn Enrique Ramos CaldernDirector del Programa Editorial: Vctor Hugo DueasDirector de la Coleccin Clsicos Regionales: Daro Henao RestrepoEditora de la Coleccin Clsicos Regionales: Ida Valencia OrtizDiseo de cartula: Andrs Tllez SaavedraDiagramacin: Andrs Tllez SaavedraImpresin y terminado: Impresora Feriva S.A.

    Universidad del Valle Ignacio Torres Giraldo

    Universidad del ValleCiudad Universitaria, MelndezA.A. 025360Cali, ColombiaTelfonos: (57) (2) 3212227 - 339 2470E-mail: [email protected]

    Este libro o parte de l no puede ser reproducido por ningn mediosin autorizacin escrita de la Universidad del Valle.

    Cali, ColombiaOctubre de 2005

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    5/259

    El autor resume estos relatos as:Lo que yo vi, o y entend en la Unin Sovitica

    Y Como el autor vivi, estudi, trabaj y adems ocupdestacada posicin poltica en el gran Pas de los Soviets,

    sus relatos tienen singular importancia.

    Los editores

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    6/259

    IgnacioTorres Giraldo: un veterano

    dirigente obrero

    (sntesis autobiogrfica)

    Torres Giraldo naci en Filandia (Viejo Caldas),el 5 de mayo de 1893.

    Al iniciarse el ao de 1911 entr como aprendizde sastrera en la ciudad de Pereira, cabecera de laentonces provincia de Robledo. En tal ao asist auna reunin de obreros y artesanos que tuvo lugaren un taller de carpintera, para conmemorar por

    primera vez en Pereira el primero de Mayo, comoda mundial de los trabajadores. Daba yo el primerpaso del campo liberal tradicionalista al frente declase del proletariado. Lea ya autores socialistasfranceses e italianos y algunos ensayos de argenti-nos y chilenos, que por lo menos expresaban interspor los problemas sociales. Discuta con los mucha-

    chos inconformes de mi generacin y, con sobradatemeridad, escriba en los pequeos peridicos dellugar. Desde entonces empec a participar en acti-

    vidades obreras.

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    7/259

    Ignacio Torres Giraldo

    8

    Conoc la conferencia dictada por el general UribeUribe en el Teatro Municipal de Bogot en 1.904,sobre Socialismo de Estado (que daba informacio-nes interesantes sobre el movimiento obrero en Eu-ropa), y diversas pginas escritas por el Dr. MurilloToro a mediados del siglo XIX, en controversia conlos elementos retrgrados que se oponan en esapoca al progreso econmico, social y poltico del

    pueblo colombiano.En 1914 me impresion profundamente el asesi-nato vil del lder socialista francs Jean Jaurs, ycuando estall, en aquel ao, la primera guerraimperialista mundial, me sent afiliado al pacifismoyoresta. Es decir, a un socialismo utpico, un socia-lismo sin salida revolucionaria de las masas, sinperspectiva en el plano del sistema capitalista encrisis. Pero de todos modos, el socialismo que yoempezaba a conocer.

    El 15 de Octubre de 1.916 fund y dirig en la ciu-dad de Pereira, el peridico liberal-populista de ten-dencia obrera llamado El martillo en el cual, ayu-dado por escritores de izquierda libr recias campa-as a favor del pueblo; sostuve mi posicin pacifis-

    ta frente a la guerra, y en todo momento clam porla beligerancia de las masas en los problemas nacio-nales.

    Al evocar el recuerdo del peridico El martillo,me considero obligado a mencionar los nombres delas personas que conmigo estuvieron ms vincula-das a l: Benjamn Tejada Crdoba, pedagogo, es-critor, miembro de la Academia de Historia de

    Antioquia; Antonio Uribe Piedrahita, ingeniero; JuanB. Gutirrez, mdico; Alonso Restrepo, ingeniero;

    Antonio Isaza Palacio, carpintero y ebanista, hom-

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    8/259

    Cincuenta meses en Mosc

    9

    bre culto y escritor activo; Juan Bolvar, obrero sas-tre; Ricardo Snchez, fotgrafo.El martillo publicla primera produccin de Luis Tejada, el magnficocronista nacional que fue de los primerosdivulgadores del comunismo en Colombia y el msfino aunque muy necrlogo de Lenin, precisamentecon motivo de la muerte del pensador uruguayo JosEnrique Rod y por mucha insistencia ma que fui

    su amigo como sigo sindolo an de su familia.El martillo fue rudamente hostilizado por losgamonales de Pereira en aquella poca, al punto de

    verme obligado a suspenderlo en 1.917 para emi-grar hacia tierras del Cauca. Al final de tal ao co-noc, alborozadamente, las noticias de la gran Revo-lucin victoriosa del pueblo ruso. Sin embargo, unainformacin que me pudiera dar el panorama realde aquella batalla decisiva de la Historia, no la po-dra obtener sino en la marcha del tiempo. Con todo,desde aquel momento fui un partidario sin vacila-ciones del camino ruso-sovitico de la Humanidad.

    En 1.918, unido a un grupo de personasradicalizadas al impulso de los acontecimientosmundiales, particip en la organizacin de un lla-

    madoDirectorio Socialista del Cauca, con sede enPopayn. Este comando que obedeca ms al des-contento popular, que a la existencia de un movi-miento revolucionario en marcha, pretenda hacer-se fuerte en el litoral Pacfico, con miras a unirsecon los focos similares que agitaban a las masas enel interior del pas y en las costas del Atlntico. Cla-ro que las personas que llevaban entonces la divisade socialistas en el Cauca, no componan propia-mente un colectivo proletario. All estaban Francis-co Jos Valencia, radical-socialista de principios e

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    9/259

    Ignacio Torres Giraldo

    10

    influencias franceses; Esteban Rodrguez Triana,estrictamente radical, y diversos profesionales, pe-queos empresarios, artesanos y obreros de peque-os talleres. Pero esteDirectorio que lleg a tener260 afiliados inscritos en 1.919 fund el peridicosemanal La ola roja, cuya principal tarea consistaen popularizar el sistema sovitico que, segn nues-tra expresin habitual, vena de las estepas rusas

    como una ola sobre el mundo.En aquellos aos de 1918 y 1919, le por primeravez a Carlos Marx enEl capital que abrevi Deville,El origen de la familia, la propiedad privada y elEstado de Federico Engels, y diversas obras de au-tores tambin notables, gracias a mi amistad con elmaestro del verso, Guillermo Valencia, cuya espln-dida biblioteca me surta de selectas lecturas.

    Desde 1913 exista en Bogot una organizacinque simblicamente usaba una denominacin obre-ra nacional. Dicha organizacin se haba hecho fi-lial de la Federacin americana del trabajo, y en1919 nos consult a Popayn sobre la convenienciade enviar un delegado de su seno a un llamado Con-

    greso panamericano que deba tener lugar en la ciu-dad estadounidense de Texas. Nosotros hicimos al-gunas objeciones a dicho primer acto internacionalde divisa obrera colombiana, debido a que aquellaentidad que convocaba el Congreso no era amiga delRgimen Sovitico instaurado por el pueblo ruso. Sinembargo, admitimos el envo del delegado que lofue un seor Albarracn de Bogot, considerandoque su presencia en Texas nos podra iniciar rela-

    ciones proletarias de carcter internacional.En 1.919 y 20 escrib y publiqu, bajo seudnimodos folletos de agitacin de ideas: Prosas Libres yGritos de Rebelin.

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    10/259

    Cincuenta meses en Mosc

    11

    Mi posicin en la serie de huelgas, manifestacio-nes, actos protestativos de las masas incluso cam-pesinas que vivi el pas en la crisis de la primerapost-guerra; mis escritos, discursos y sobre todo mipapel de organizador y dirigente de huelgas en laindustria del carbn y en los transportes ferrovia-rios del occidente colombiano, me dieron cierta no-toriedad en la ciudad de Cali.

    En 1922 viaj de incgnito a Guayaquil, Ecua-dor, por insinuacin de un grupo de cooperativistasllamado Solidarismo, con cuyas luces ayud a or-ganizar algunas cooperativas en 1925, en Cali y enMedelln una en 1927.

    En 1923 me radiqu en Cali, y por el trmino decuatro aos particip en la organizacin de variossindicatos, y en la preparacin y direccin de dife-rentes huelgas. En 1924 pertenec a la redaccin delperidico semanal El obrero del Valle, y al mismotiempo diriga un centro comunista clandestino fun-dado en aquella regin, que luego entr en relacio-nes con centros similares que nacan en Medelln,Cartagena, Cinaga, Santa Marta y otros lugares.Estos embriones de comunismo que tenan ms un

    carcter de informacin terica, estaban centraliza-dos en Bogot, en donde un grupo de revoluciona-rios encabezados por Toms Uribe Mrquez, PepeOlzaga, Silvestre Zawisky y no pocos obreros y es-tudiantes influenciados por los Soviets, empezaba adifundir las primeras ideas.

    En 1.925 asist a un Congreso obrero nacionaldel cual se me hizo presidente. All sostuve la nece-sidad de vertebrar el movimiento proletario que sedesarrollaba en el pas, creando un organismo inde-pendiente de direccin centralizada y naturalmente

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    11/259

    Ignacio Torres Giraldo

    12

    definiendo por completo su orientacin clasista.Sobra decir que haba diferentes tendencias en aquelCongreso; pero encima de ellas estaba el inters un-nime de crear los vnculos de la unidad de los traba-

    jadores colombianos. Como es obvio, los dirigentesde las tendencias nos hicimos concesiones, y llega-mos a la conclusin de fundar la Confederacin obre-ra nacional (La con), de la cual se me eligi primer

    Secretario general. La con, tendra sede rotaria decongreso a congreso entre las capitales de los de-partamentos que adquirieran mayor impulso en laorganizacin y la lucha de las masas.La con, a soli-citud ma, pidi su adhesin a laInternacional sin-dical roja, que tena su sede en Mosc, liquidandode hecho la afiliacin que la organizacin de Bogottena en laFederacin americana del trabajo, ins-trumento ya muy evidente de la poltica del imperia-lismo yanqui en este continente.

    Obstruido por la reaccin (que lo siti por care-cer de imprenta) el peridicoEl obrero del Valle, elmovimiento proletario que con otros revolucionariosdiriga yo en Cali,Los iguales grupo pro-marxistacreado en 1.923 cre una sociedad tipogrfica, ad-

    quiri una modesta empresa editora, y pudo as sa-car a la luz el semanario de combate La humani-dad, utilizando el nombre de Lhumanit, rganocentral de publicidad del Partido Comunista Fran-cs, fundado por Jean Jaurs en los mejores tiem-pos del socialismo en Europa. Este semanario lo di-rig hasta 1.928.

    Vinculado estrechamente con los ms activosagitadores, propagandistas, organizadores y dirigen-tes del movimiento popular en Colombia, principal-mente con la extraordinaria agitadora de la incon-

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    12/259

    Cincuenta meses en Mosc

    13

    formidad proletaria, Mara Cano; con el insupera-ble saturador de la mstica revolucionaria, TomsUribe Mrquez, acte con decisin y energa en casitodas las acciones importantes del pueblo trabaja-dor, en un perodo caracterizado por grandes accio-nes de masa en el pas.

    En 1.926 como Secretario deLa con estuve enPanam, informndome discretamente de algunos

    problemas. A raz de este viaje, y con la ayuda dellder estudiantil cubano, Julio Antonio Mella y delmarinero Boliviano, Jos Gonzlez Arce (que estu-

    vo en Colombia), contribu a organizar la Seccincolombiana de la Liga mundial anti-imperialista,de la cual fui su dirigente.

    En 1.926, cuando nos movamos dentro de unacurva ascendente y la fuerza de los hechos nossituaban frente a situaciones difciles, reunimos unnuevo Congreso obrero nacional el cual presid enBogot, donde adems de las representaciones di-rectas de los organismos de masa y de clase, tenaen su seno, con carcter de invitados especiales, aclaros exponentes de todas las fisonomas de izquier-da, incluso de antiguos militares liberales que se sen-

    tan atrados por el oleaje del pueblo. Presid tam-bin este Congreso que realmente era una conven-cin nacional-revolucionaria del pueblo, desde lue-go insuficientemente preparada y confusamente di-rigida.

    En dicho Congreso, como era lgico, se revela-ron diferentes tendencias, que no eran ya las mis-mas que operaron en 1.925: radical-socialista,anarco-sindicalista, pro-sovitica y puramente libe-ral-obrerista. Aqu se trataba de tendencias paranosotros nuevas, en lo general. Estas tendencias que

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    13/259

    Ignacio Torres Giraldo

    14

    pugnaban por imprimirle fisonoma al Congreso oquizs ms exactamente sus puntos de vista a lasdelegaciones, tenan no obstante una idea comn:la de crear un partido poltico del pueblo. Un hechointeresante que debe ser subrayado, es que no exis-ta en ninguna delegacin ni dirigente el esprituelectorero, y por consiguiente se poda discutir, in-cluso para caer en errores, en la ms absoluta segu-

    ridad de honestidad y buena fe.Yo, personalmente, me inclinaba a la fundacinde un partido comunista en Colombia. Pero vacila-ba por temor de vernos reducidos numricamente.Expres, en crculos de amigos, la posibilidad de queadoptramos el nombre de Partido Obrero. Pero ungrupo compuesto por delegados principalmente deBogot, que no tena la vocera de ninguna organi-zacin de empresa grande, de ningn sector funda-mental del pueblo trabajador de las ciudades o delcampo, insisti con tal violencia sobre la idea de crearel partido comunista conforme a las normas de laTercera Internacional, que me hizo desechar, por elmomento, el honor de usar ostentosamente la divi-sa comunista. Y, por consiguiente, la importancia

    de acogernos a un nombre de transicin, que nopoda, en ese instante, ser otro que aquel que reco-giera el pensamiento socialista que flotaba en el pasdesde haca varios aos, y el revolucionario que im-pulsaba las acciones crecientes de las masas.

    Y fue as como naci por iniciativa de Franciscode Heredia el Partido socialista revolucionario(PSR), de cuyo secretariado hice parte. No voy a juz-gar aqu sino nicamente a decir que yo propuse suadhesin a la Internacional Comunista, adhesinque acept el Congreso Mundial de 1.928, previas

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    14/259

    Cincuenta meses en Mosc

    15

    importantes recomendaciones, como acept en con-diciones semejantes un partido socialista del Ecua-dor, y varias otras organizaciones partidistas depases coloniales y semi-coloniales agitados por lacrisis general del sistema capitalista y por sus pro-pios problemas.

    En 1927 estbamos abocados a una implacablereaccin. Haba pasado la segunda huelga desas-

    trosa de los campos petroleros de Barrancabermeja,hecho que inevitablemente tena que contrarrestaren el panorama nacional, en mucha parte, los nue-

    vos xitos obtenidos en varios frentes de la lucha,sobre todo entre los ferroviarios que acababan deganar una esplndida victoria en las lneas del Pac-fico. Acababa de cumplir mis primeras prisiones,iniciadas en Tunja y continuadas luego en Cali yManizales; Mara Cano, Toms Uribe Mrquez yotros destacados dirigentes del pueblo haban sidosacados, mano-militar, del departamento de Boyac;el caudillo anarco-socialista, entonces popular en elpas y muy prestigioso a lo largo del ro Magdalenay sobre todo en las petroleras, Ral EduardoMahecha, estaba en la crcel junto con un grupo de

    sus colaboradores. En esta situacin que seagudizaba ms a cada da, creci y lleg a predomi-nar en los cuadros de direccin del socialismo revo-lucionario, la tendencia insurreccional que no veaotra salida que no fuera la de un levantamiento enarmas.

    Tal era, a grandes rasgos trazado, el panoramadel medio en que vivamos en el citado ao de 1.927,cuando se reuni, en la entonces poblacin de Ladorada, la primera Convencin del socialismo re-volucionario (PSR), con el propsito de lanzar un

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    15/259

    Ignacio Torres Giraldo

    16

    programa de partido, y tambin para elegir una de-legacin fraternal del pueblo trabajador colombianopara que asistiera a la celebracin del dcimo ani-

    versario de la Gran revolucin sovitica triunfanteque deba realizarse en Mosc en los das 7 y 8 deNoviembre. Esta Convencin se instal bajo la di-reccin de unpresidium, destacndose en l TomsUribe Mrquez quien haba sido su principal orga-

    nizador, y que era al mismo tiempo el adalid de latendencia insurreccional del socialismo.La primera vez que yo intervine en la citada Con-

    vencin, para plantear un vasto problema de cam-pesinos-colonos que sufran la coyunda de una oli-garqua latifundista denominada Sociedad de Burilacon sede a la sazn en Manizales y cuya figura prin-cipal, Dr. Daniel Gutirrez y Arango, era nada me-

    nos que gobernador en el departamento de Caldas,fuimos asaltados, de noche, por fuerzas de polica(previa y sigilosamente concentradas en la reginpor el gobierno nacional) y los convencionistas con-ducidos en masa a una inmunda prisin, sin el me-nor respeto y consideracin siquiera para MaraCano que proceda de un hogar eminentsimo de

    Antioquia, y que con mritos sobresalientes repre-sentaba a la mujer colombiana en el movimiento deliberacin.

    Sin embargo, el socialismo revolucionario tenatodava el prestigio de su fuerza, y gracias a ese pres-tigio y con la intervencin de parlamentarios de iz-quierda (estaba entonces reunido el Parlamento),obtuvimos la libertad en el curso de una semana. Y,

    de todas maneras, parte elaboradas en la crcel yparte fuera de ella, la Convencin adopt las siguien-tes principales decisiones: 1) la creacin de unaComisin conspirativa central que organizara, en

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    16/259

    Cincuenta meses en Mosc

    17

    cooperacin con los militares revolucionarios libe-rales, el levantamiento en armas proyectado, bajo laresponsabilidad poltica de Toms Uribe Mrquez.2) la Comisin que redactara un proyecto de pro-grama del partido, de la cual se me hizo responsa-ble. 3) la eleccin de un Comit central ejecutivo del

    socialismo con atribuciones, entre otras, de desig-nar la delegacin a Mosc.

    De paso, doy aqu algunos de los nombres de je-fes liberales que intervenan en la tendenciainsurreccional del Partido Socialista Revolucionario:general Cuberos Nio, por los Santanderes; generalSalazar, por Cundinamarca; general Socarrs, porel Magdalena y varios generales del Tolima, de loscuales trasladamos al departamento de Antioquia auno de apellido Trujillo, muy vinculado con amigosde armas a lo largo del ro Magdalena, principal-mente en Honda, La dorada, Barrancabermeja yPuerto Wilches. En Santa Marta y Barranquilla, ascomo en Pasto, Neiva y otros centros de importan-cia, existan comandos militares que obedecan aBogot y sobre todo al general Cuberos Nios.

    El Comit Central Ejecutivo que eligi la Conven-

    cin de La dorada, encontr serias dificultades ensus labores, por falta de personas, sino preparadasa las menos relativamente entrenadas en la lucha.

    Adems, porque fue rpidamente desintegrado porla prisin de algunos de sus miembros. No obstan-te, en sus primeros das de trabajo, acogi un ante-proyecto de programa que yo elabor, dndole uncarcter esencial de material de agitacin y que lue-go fue publicado sin una necesaria discusin, en-tiendo que no por la direccin sino por la personaencargada de la propaganda (y digo esto porque a

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    17/259

    Ignacio Torres Giraldo

    18

    la sazn me hallaba nuevamente en la prisin). ElComit central, design asimismo la delegacin fra-ternal a Mosc, siendo de anotar aqu que no huboentonces ningn espritu de turismo en las perso-nas que dirigamos el movimiento, y por consiguienteninguna candidatura postulada en miembros des-tacados de la direccin nacional.

    Poco despus de pasada la Convencin de La

    dorada, el movimiento de masas en Colombia, Lacon, el PSR y la red conspiradora, pas a ser dirigi-do por hombres de confianza, no solamente a cau-sa de que la reaccin desintegraba y destrua loscolectivos dirigentes, sino y principalmente por-que la tendencia insurreccional haba absorbido paras todas las funciones de comando que no ejercasino por medio de sus hombres. A este propsito,debo sealar un fenmeno lgico que consista en elhecho de que, mientras los conocidos agitadoresde las masas estbamos de ordinario en las crce-les, los presuntos golpistas se podan mover en elpas envueltos en sus capas de personas de orden,a veces rodeados de garantas, y naturalmente ali-gerados en el estilo del trabajo clandestino.

    Desde 1.926 hasta mediados de 1.929, estuve yohabitando, la mayora del tiempo, diferentes prisio-nes. Esta situacin explica que muchos actos, cam-bios y modificaciones que se operaron en la direc-cin central, sobre todo a partir de 1.927, fueran param conocidos a mucho tiempo despus y a veces slode manera fragmentaria. Por ejemplo: tanto el PSRcomo La con enviaron delegados a congresos inter-nacionales que tuvieron lugar en Mosc durante elao de 1.928, sin que yo tuviera de ello el menor co-nocimiento previo.

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    18/259

    Cincuenta meses en Mosc

    19

    Por aquel tiempo no se me permiti volver a Calien donde yo tena mi base principal de trabajo, eincluso mi familia. Intent llegarme por la va delQuindo y fui detenido en Armenia y luego amarra-do y conducido por un pelotn de fuerza armada atravs de Zarzal, Cartago y Pereira a la crcel deManizales. Esta detencin en Armenia fue utilizadapor la polica para detener en el mismo da y noche

    a 117 trabajadores acusados de tener conexionesconmigo. A pesar de todo, en los pequeos interva-los de libertad, viajaba a zonas de actividad, y fueas como estuve en asocio de Mara Cano y otrosdirigentes, en diferentes lugares de Santander, el roMagdalena y los tres departamentos del Atlntico.

    Y debo subrayar aqu, que la fuerza poltica princi-pal que movilizaba al pueblo por la senda revolucio-naria, era la propaganda que hacamos al sistemasovitico instaurado por los trabajadores rusos ensu pas.

    A fines de 1928 preparbamos la huelga de lostrabajadores de la Zona Bananera, que sabamossera un acontecimiento nacional, no slo por sucarcter anti-imperialista sino porque, dada la si-

    tuacin del momento, conmovera profundamenteel frente revolucionario del pueblo colombiano. Estahuelga, segn algunos dirigentes, deba coincidir yms an, servir de fondo, de factor de impulso yextensin al movimiento popular por la toma delpoder, hecho que suponamos podra verificarse en1929. Naturalmente, estos esquemas en mucho ar-tificiales, se vean contrariados por hechos que de-mostraban, entre otras cosas, el caos que creca enlos comandos centrales. En algunas partes los cau-dillos liberales menores se adelantaban en acciones

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    19/259

    Ignacio Torres Giraldo

    20

    descabelladas, inspiradas nicamente en el intersde sobresalir en la escena insurreccional; en otraseran los lderes de masas, celosos de perder sus po-siciones directivas los que jugaban a la aventura.La huelga de la Zona Bananera fue una gran bata-lla precipitada por Mahecha contra expresas direc-tivas que haba recibido: 1) para organizar en comi-ts seccionales de lucha a la mayora de los trabaja-

    dores que estaba desorganizada. 2) para crear unfondo de resistencia que no exista. 3) para fortale-cer la direccin central en la regin. 4) para coordi-nar la solidaridad en el pas.

    Yo estaba en Bogot rindiendo un informe sobrela situacin en las bananeras, cuando le, extraordi-nariamente sorprendido, el estallido de la huelga.Me traslad a Medelln y all, en asocio de Mara Canoy los dirigentes departamentales, trat de influir enla opinin popular y en las organizaciones proleta-rias, actos de solidaridad. Luego del fracaso pas aocupar una celda de la prisin, igual que muchoscamaradas medellinenses, entre los cuales estabatambin Mara Cano.

    Seis meses despus de la histrica huelga obtuve

    libertad provisional y secretamente me traslad a laZona Bananera con instrucciones de reconstruir lasorganizaciones proletarias en condiciones clandes-tinas y por todos los medios alentar a la masa. Perola situacin era medrosa. El terror de las fuerzasarmadas puestas al servicio de la United FruitCompany, me obligaba a moverme bajo la sombrade la noche y de las plantaciones, y cuando viajocultamente a Santa Marta para conectar all la di-reccin del trabajo, fui delatado y con gran desplie-gue de fuerza hecho prisionero.

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    20/259

    Cincuenta meses en Mosc

    21

    Sin embargo, desde el primer da de calabozo(como me haba sucedido en los todas las crceles)pude servirme de algunos guardianes y policas paraestablecer comunicacin con los camaradas libres.

    Y como aquella prisin podra acarrearme una con-dena ms o menos larga, convinimos en sostenerque yo iba con el propsito de tomar un barco paratrasladarme a Panam. (Realmente, nos pareci el

    medio ms eficaz de volver al pas, entrando porBuenaventura para actuar en mi base de Cali). Elpropio comandante de la polica departamental megestion los papeles de emigracin. Y, despus deunos das, con escolta dirigida por el mismo coman-dante, al filo de la media noche del 25 de agosto de1929, sub al puente de una nave. Esta nave no tocen ningn puerto del continente. Luego de muchoinvestigar, supe que mi pasaporte lo llevaba el capi-tn y que, por haberse negado a visarlo el cnsulpanameo y con l todos los representantes de lospases centroamericanos residentes en Santa Mar-ta, el encargado de negocios de Holanda lo haba

    visado. Ms tarde he sabido que todo este hilo lomanej un personaje de apellido Pramo que obra-

    ba por cuenta de la United Fruit Company, comosupe en alta mar que viajaba en una embarcacinfrutera perteneciente a esa poderosa compaa.

    Despus de 24 das de navegacin llegu a Ho-landa. Y muy a pesar de que viajaba sin ningunacredencial, me dirig a Berln, donde tena su sede la

    Liga mundial antiimperialista. Obraba lgicamen-te, puesto que desde 1925, en contacto con el lderestudiantil cubano Julio Antonio Mella, y gracias ala colaboracin de un emigrado boliviano de apelli-dos Gonzles Arce, haba dirigido, desde Cali, la

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    21/259

    Ignacio Torres Giraldo

    22

    organizacin de laLiga anti-imperialista de Colom-bia como una seccin de laLiga mundial. Y comonuestra labor en ese frente tuvo alguna repercusin,era razonable que podra identificarme en la supre-ma direccin.

    Una vez en Berln, supe que laInternacional sin-dical roja, en su Congreso de 1928, luego de reco-nocer aLa con como su seccin, me haba elegido

    miembro de su Comit ejecutivo mundial de suPresidium y que, precisamente, en diciembre de1929 dicho Comit celebrara una reunin especial.Entr, era obvio, en contacto con Mosc, y fue asque pude contestar a lista el 15 de diciembre en elPalacio del Trabajo, a orillas del ro Moscova.

    Ignacio Torres Giraldo

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    22/259

    Cincuenta meses en Mosc

    23

    50 meses en Mosc

    (En rigor como se ver en estos relatos, estuve enMosc 53 meses; y en mayor rigor todava, no lospas todos en Mosc sino tambin en viajes de es-

    tudio por la parte europea de URSS, como se verasimismo en los relatos).

    Al lector:Despus de muchos aos de haber escrito mis

    relatos sobre la URSS, he vuelto a pasar los ojos atravs de los originales de primera mano, y muy apesar de que son ellos la fotocopia de la Unin So-

    vitica en el perodo excepcionalmente tormentosodel primer Plan Quinquenal (1929 a 1934), es decir,ya lejano en la marcha de la historia y el esplndidodesarrollo del Mundo Socialista, conservan toda sufidelidad, vigor y colorido, al punto de verse en ellosla Unin Sovitica de 1958 en la misma fotocopiaapenas ampliada para el tiempo.

    Estos relatos sobre la URSS no pierden actuali-dad jams, porque no son apuntes bonitosliterariamente, ni fugaces de turismo frvolo, sinoenfoques de pulso firme y plena luz natural a la fazde grandes realidades histricas, que bien pueden

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    23/259

    Ignacio Torres Giraldo

    24

    desagradar a muchos tericos y polticos tradicio-nalistas, pero que son hechos lgicos en la transi-cin que vive la humanidad a partir de 1917, y queyo presento aqu limpiamente por los cauces del de-sarrollo hacia el futuro.

    No hay en estos relatos ninguna tesis propia, nin-gn diseo de arquitectura social nueva, ningunateora sobre el nuevo tipo humano que forja la revo-lucin proletaria, porque todo esto vive y marcha en

    la URSS, y porque sobrara como simple pedante-ra intelectualista el intento de crear lo creado: lateora de la revolucin. Mi tarea se limita despusde ver, or y entender a decir la verdad, la desnu-da verdad, objetiva y subjetivamente, como puedecomprobarla y decirla, honorable y sinceramente,quienes, como yo, vivan, trabajen y estudien en laUnin Sovitica, con criterio independiente de gen-

    te emancipada de la vieja mentalidad tradicionalis-ta, dogmtica, patronal.

    Orden y escrib estos relatos con base en misapuntes y recuerdos en los aos 1938 y 1939. En1942 les agregu una Posdata y, adems, confec-cion un prlogo que ahora creo importuno publi-car en una primera edicin, por lo cual decid am-pliarlo as, brevemente, con esta nota al lector. El

    citado prlogo que podra ser gua de mayor com-prensin ideolgica de mi comportamiento en laURSS, no es, en rigor, necesario al lector, ms in-teresado en la Unin Sovitica, en sus mltiplesfacetas, que en la historia de las ideas sociales y po-lticas en que intervine yo, antes de ir a Mosc.

    Medelln 1958

    Ignacio Torres Giraldo

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    24/259

    Cincuenta meses en Mosc

    25

    Mis primeras impresiones

    en la tierra de losSoviets

    Sal de Berln en un tren internacional dotado decoches cana, tripulado hasta Riga, capital deLetonia, por trabajadores alemanes. En esta ciudadtrasbord un tren ruso, de ruedas ms altas, tripu-lado por trabajadores soviticos. Habiendo ya pa-sado la lnea fronteriza de varios pases y natural-mente llenando los requisitos de rigor, llegaba a lalnea de los Soviets. Me di buena cuenta de ello

    porque la masa de viajeros se agit, y porque, co-rriendo la cortina de la ventanilla, pude ver, a travsdel vidrio, un majestuoso arco rojo que cubra, a re-gular altura, las diferentes vas frreas que cruza-ban la estacin de aduana, y porque sobre el arcoflameaba la Bandera del Martillo y la Hoz! Sent granalegra. Y quizs estara ensimismado ante el mun-do que tena delante, porque me sorprendi la vozde un empleado que vena por mi equipaje.

    Llevaba yo una maleta de regular especto surti-da en Berln con ropa de invierno y el inseparable

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    25/259

    Ignacio Torres Giraldo

    26

    maletn de cuero con los enseres de urgencia y laslecturas indispensables. En un vasto saln de laaduana estaban los equipajes alineados, abiertas lasmaletas y diseminada la gente. Aquello pareca unmercado. En tres escritorios trabajaban tres emplea-dos envueltos en gruesos abrigos color de hoja seca.En presencia de stos, parejas de revisores realiza-ban el chequeo, provistas de papeles que iban regre-

    sando a sus dueos. Realmente era minucioso. Lle-garon a m, me entregaron el pasaporte abierto en lapgina donde estaba el sello de la visa, metieron lasmanos por los extremos de la maleta, me miraronde modo agradable y siguieron a otra parte. Pocodespus, un mismo revisor alz mi equipaje y mar-chando a mi lado lo instal en el coche correspon-diente; me dijo algo en ruso que no entend pero que

    sent como de cario; le extend la mano.Llegu a Mosc en pleno invierno. Entonces es-taba amaneciendo a eso de las nueve de la maana.En la estacin me esperaba un colombiano con unautomvil oficial. Me condujo al hotel Brstol quedespus se llam Hotel Unin. All me tenan uncuarto amoblado. Luego fui, acompaado por unintrprete que me haban enviado, al Palacio del Tra-

    bajo, a la Secretara de la Internacional Sindical Roja.Una empleada que frisaba posiblemente los 30 aos,me recibi. Tena aspecto de mujer sufrida, y cuan-do me enfoc con una mirada dulce, le vi los ojosclaros de agua marina en su cara de rosa un pocomarchita.

    Siente usted fro?, me interrog (El intrprete

    tradujo rpidamente).No, camarada, le contest.Ya se desayun usted? (Eran las 10 de la

    maana)

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    26/259

    Cincuenta meses en Mosc

    27

    S, camarada.Le pareci bonito el cuarto?S, camarada.

    Y, girando con gracia sobre los tacones, se dirigia una trabajadora que cerca de nosotros escriba;tom unos papeles y me los entreg, a tiempo que ledeca algo al intrprete. Y mirndome otra vez metendi su mano dicindome:

    Usted volver con frecuencia por aqu.El intrprete me entreg los papeles: un carn,una tarjeta y cinco billetes. Este carn me dijoes una especie de carta que lo acredita a usted comoresidente sovitico y le confiere todos los derechosde nuestra ciudadana. Esta tarjeta es su credencialde miembro del Comit Ejecutivo de la Internacio-nal Sindical Roja. Estos cinco billetes de a cinco

    rublos cada uno son el estipendio o parte de susgastos personales, estimados a razn de cinco rublosdiarios

    Pero le interrump en qu debo gastar eldinero?

    Un momento. En primer lugar, en alimentos yluego en complementarios de menor importancia. ElHotel se ocupa slo de su alojamiento y del arreglode su ropa blanca. Claro que no tendr problemas:aqu mismo hay restaurante.

    Mientras tanto, bajamos una escalinata de muchoesplendor que naturalmente atraa mi atencin. Elintrprete se dio cuenta y crey del caso explicarme:

    Este palacio fue construido por el zarismo, nohace mucho tiempo como puede usted observarlo

    en el estilo, para internado de seoritas de la aristo-cracia, principalmente de la casta militar. Diseadopara 3 mil alojamientos, tiene, adems, espacios queocupaban las religiosas ortodoxas que lo regenta-

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    27/259

    Ignacio Torres Giraldo

    28

    ban, oratorios particulares y una capilla tan ampliaque ahora se utiliza como saln de actos de los sin-dicatos.

    Ms tarde, haciendo la siesta del primer almuer-zo moscovita en una cama regia, repasaba lo nuevoque se estaba imprimiendo en mi mente como enuna placa fotogrfica. La historia del Palacio delTrabajo se reflejaba ante mis ojos como un episodio

    lgico de la revolucin triunfante. Pero algo muchoms simple y no por ello de menos trascendencia,revoloteaba en mi cerebro como una mariposa es-parciendo el oro de sus alas. Yo haba llegado amuchas ciudades de Amrica y Europa, en todasme haban recibido siempre con estas interrogacio-nes:

    Tuvo usted un viaje feliz? Le parecen muy bellas nuestras playas? Qu impresin ha recibido usted de la ciu-

    dad? No le parece muy hermoso este panorama de

    mar y de cielo?En Mosc encontraba un lenguaje diferente, un

    lenguaje que no haba sido arreglado para turistas,

    un lenguaje que tena la virtud de enfocar los pro-blemas del hombre en forma human y que natural-mente tena un contenido de sinceridad fraternal.

    Siente usted fro?Cul podra ser la cuestin para un

    suramericano que llegaba a Mosc en pleno invier-no? Ya se desayuno usted?

    Qu podra ser, en su orden, el hecho de mayorimportancia para hallarme debidamente alimenta-do? Ahora, estar bien alojado, no era, en sntesis,enfocar los problemas de la vida humana?

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    28/259

    Cincuenta meses en Mosc

    29

    El intrprete deba venir por m para la instala-cin del pleno que habra de iniciarme en las prime-ras horas de la noche. Pero yo tena, entonces, unatarde libre y mucho inters de ver a Mosc. Sal a laplaza inmediata y de all, una vez observados lospuntos de orientacin, avanc hasta el final del Bu-levar de Pushkin. Regres al punto de partida y lue-go me trac una recta por la calle Mximo Gorki,

    recorr 6 7 cuadras detenindome en cada esquinapara mirar los edificios, los expendios y la gente.De nuevo en el hotel representaba en m mente lo

    que haba visto, o tal vez ms exactamente lo que nohaba visto. Realmente era Mosc una ciudad dife-rente. No estaban las calles repujadas de gente; noestaban los cuatro bares, iglesias y cafs en cadaesquina; no rodaban tantas llantas por el pavimen-to. En dnde estaban los cuatro millones demoscovitas? Estaban trabajando, estudiando, prac-ticando deporte, disfrutando de sus teatros, es de-cir, viviendo.

    Para un caimn intermediario de los que olfa-tea negocios, para un pequeo rentado, para un es-critor de alquiler, para un tabernero cesante, para

    un aventurero en acecho, para un vago tolerado yen general para toda esa masa de znganos que lle-nan como enjambre rumoroso nuestros cafs, ba-res, cantinas y prostbulos, Mosc resultara detes-table desde su primera mirada. Para m era admira-ble, sencillamente humano.

    El nico hecho mortificante para m y qu lofue durante mucho tiempo consista en el idioma.No saba una palabra de ruso. Hablaba un mal fran-cs y un poco de alemn, pero de nada me podanservir estos rudimentos en la vida prctica. Mi tra-

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    29/259

    Ignacio Torres Giraldo

    30

    ductor me asista solamente en actos sociales. Elidioma castellano constitua un caso raro desde lafrontera franco--alemana. En Mosc residan cua-tro espaoles nicamente: un funcionario del Parti-do Comunista Espaol, de apellido Trillas, que tra-bajaba en el Kominster; el famoso ex-anarquistaRamn Casanellas, exiliado poltico que trabajabaen la aviacin, y dos jvenes, de apellidos Uribe y

    Arroyo, que unidos a un grupo francs estudiabanen Mosc (Uribe ocupara el puesto de ministro deAgricultura en el Gabinete Republicano Espaol de1936 a 1938). Claro que muchos sabios fillogos yespecialistas rusos conocan el idioma de Cervantes.Incluso varios estudiantes latinoamericanos, entreellos dos colombianos, se hallaban por sa poca enMosc. Pero la diferencia de nuestras funciones nonos pona en contacto sino muy raramente.

    Del pleno de la Internacional Sindical Roja a mi

    primer viaje por el Volga

    En el que fuera capilla del internado de seoritas

    aristcratas, se instal el Pleno de la organizacinmundial de los sindicatos clasistas. Cerca de m ocu-paba sitio un lder del Brasil. El negro norteamerica-no Ford estaba en elpresidium as como el alemnHeckell, un chino y un ruso. Un representante espa-ol se acercaba a dos franceses. En general, la casitotalidad de los asistentes se componan de jefes eu-ropeos y asiticos. Como era obvio, de los pases quetenan las mayores masas de trabajadores organiza-das en los sindicatos de clase. En primer lugar laUnin Sovitica, Alemania, Francia y China.

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    30/259

    Cincuenta meses en Mosc

    31

    Segn el temario, el pleno deba examinar la nue-va situacin creada entre las masas trabajadoras delos pases capitalistas con motivo de la terrible cri-sis econmica que acababa de estallar, y naturalmen-te trazar las consignas de la resistencia en armonacon posibles salidas revolucionarias de la gran he-catombe.

    Lozovsky, jefe mximo de los sindicatos rojos, hizo

    una extraordinaria intervencin de la cual tom cui-dadosos apuntes. En primer lugar, destroz las teo-ras de los idelogos del capitalismo que sostuvie-ron, a raz de la primera guerra mundial, no sola-mente un nuevo auge o reflorecimiento del sistemacapitalista, sino la entrada a una etapa de estabili-zacin planificada que acabara con la crisis y porconsiguiente cerrara el camino a la revolucin. Es-tas teoras que trataban de disear un sper impe-rio coordinado en el mundo, y que lograron desper-tar y estimular tendencias derechistas en ciertos gru-pos y dirigentes pequeo burgueses derrotistas, aca-baban de sufrir una derrota estruendosa, empezan-do precisamente por donde se consideraban msinvulnerables, esto es, por los Estados Unidos de

    Norte Amrica.En segundo lugar, Lozovsky, planteaba el con-traste con el sistema Sovitico que no solamentequedaba fuera de la crisis, sino que iniciaba, en mar-cha triunfal, la realizacin de un gran programa deconstruccin de la nueva sociedad en el primer PlanQuinquenal. Y subrayando el contraste entre lasmasas trabajadoras, citaba estadsticas de origenburgus segn las cuales pesaba sobre el mundocapitalista una cifra de ms de cuarenta mil millo-nes de trabajadores. En solo Alemania estas cifras

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    31/259

    Ignacio Torres Giraldo

    32

    pasaban de nueve millones. En cambio, en la UninSovitica hacan falta trabajadores.

    Lozovsky indic la necesidad de que los sindica-tos rojos de los pases capitalistas se convirtieranen ejrcitos de derecha para impedir que los patro-nos y sus Estados les echaran todo el peso de la cri-sis sobre los hogares proletarios. Destac las tareasprincipales de la presente etapa, y termin advir-

    tiendo que los imperialistas buscaran salidas de susituacin no slo contra sus propias masas sino tam-bin contra los pueblos coloniales y semicolonialespor ellos explotados, y finalmente impulsaran lasfuerzas ms agresivas del fascismo con miras al asal-to a la Unin de Republicas Soviticas.

    Los problemas planteados por Lozovsky fueronextensamente analizados por pases y grupos depases. En alguna oportunidad habl para decir: 1.Que la crisis la crisis haba empezado en Colombiadesde 1928 cuando los prestamistas yanquis sus-pendieron los emprstitos y por tal causa se sus-pendieron las obras pblicas y millares de trabaja-dores quedaron cesantes. 2. Que nuestro pas su-fra, desde tiempo atrs, una profunda crisis agra-

    ria que nos obligaba a consumir productos agrco-las de procedencia extranjera. 3. Que la catstrofefinanciera de los Estados Unidos de Norte Amricaestaba trayendo como consecuencia, la reduccin enlos precios de nuestros artculos de exportacin, ypor consiguiente el aumento de la miseria en nues-tro pueblo. 4. Que las masas trabajadoras colom-bianas, luego de un auge en la lucha por sus intere-ses, haban sufrido recientemente la masacre oficialorganizada por el imperialismo yanqui en la zonabananera del Magdalena, etc.

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    32/259

    Cincuenta meses en Mosc

    33

    El tercer da del Pleno, es decir, el 17, al abrirse laprimera sesin, se acerc a m pupitre el traductorde los jefes alemanes y me ley, el texto en ruso, unsaludo a Stalin con motivo de sus 50 aos. Tom elpapel y lo pas a mi traductor para que me lo leyeraen castellano. Era demasiado sencillo ese lenguaje;adems estaba escrito a mano y para colmo en unahumilde hoja de papel imprenta, incluso ajada. Real-

    mente no me agrad. Pens escribir algo vibrantepara que luego lo tradujeran y pasaran a mquinaen un papel fino. Pero observ que aquel pergami-no tena ya varas firmas. Y qu firmas! Sin cali-grafa, algunas a lpiz y casi todas ilegibles! No sepreocupe me dijo el intrprete y agreg aqu esotro mundo en donde no existen apariencias sincontenido. Para el camarada Stalin, nuestro Jefe in-superable, este saludo es elocuente as porque es sin-cero. Aplanado por la leccin de quien no era unlder de masas sino un modesto funcionario, tracsobre la humilde hoja de papel mi firma en rojo, y dipor liquidado el incidente.

    Al finalizar el Pleno, luego de adoptar una seriede conclusiones de forma unnime, se convino en

    convocar, para mediados de 1930 que pronto se ini-ciaba, el V Congreso Mundial de Sindicatos Rojos,previendo que la crisis se agudizara y las masas se

    veran abocadas a grandes batallas en las cualesjugaran sus organizaciones un papel decisivo. Parapreparar el V Congreso en todos sus aspectos, secre una comisin en la cual fui incorporado comorepresentante de Amrica Latina. Esta decisin, pro-longaba mi estancia en la Unin Sovitica.

    Pasado el Pleno, los organizadores sindicales deMosc nos ofrecieron un acto en la celebre Sala de

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    33/259

    Ignacio Torres Giraldo

    34

    las Columnas que fue por la poca del zarismo unclub de nobles y que despus de la Revolucin pasa ser el saln de los obreros moscovitas. All pro-nunci un discurso en el cual deca que lastrasformaciones en 1917 en Rusia, tenan tal signifi-cacin mundial, que los pueblos incluso sin expe-riencia en las luchas modernas de clase, como elcolombiano, sentan que la Humanidad haba dado

    un gran paso adelante, no con las piernas de la bur-guesa sino con las duras y templadas del proleta-riado. En este discurso subray mi experiencia en elhecho de que nada movilizaba tanto a las masasoprimidas y explotadas de los pases capitalistas ysus colonias, como la divulgacin de los extraordi-narios xitos del pueblo sovitico.

    En este acto de fraternidad internacional, conoca una joven estudiante de ingeniera que fue por untiempo mi noble amiga, y que recuerdo aqu porquems adelante debo explicar cmo se conciben y sedesarrollan los diferentes aspectos de la amistad yel amor en el pas de los Soviets, tema ste que tala-dra los cerebros tropicales y que ms de mil vecesme ha sido planteado.

    Debo advertir, al iniciar esta sntesis de mis ex-periencias en la Unin Sovitica, que no fui a Moscen condiciones polticamente ventajosas. Es decir,no fui en perodo de auge de nuestro movimiento demasas que realmente declin en 1928; no fui a razde una batalla victoriosa; no fui despus de habercontribuido a clarificar una posicin poltica mar-xista frente a los problemas colombianos. Llegu aMosc con el bagaje de mis confusiones tericas,con mis rudimentarias concepciones en materia deestrategia y tctica comunista, con una espesa igno-

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    34/259

    Cincuenta meses en Mosc

    35

    rancia ante el mtodo del anlisis creado por Marxy Engels, Lenin y Stalin. Llegu despus del fracasode la zona bananera que significaba al mismo tiem-po el fracaso del socialismo revolucionario. Llegucomo un caudillo derrotado. Esta situacin, encon-traba cierta prevencin en algunos elementos quepensaron ver en mis actos una explicacin de loserrores cometidos en Colombia, dejando de lado el

    trabajo del anlisis histrico objetivo de lo que real-mente pasaba en el complejo de los problemas na-cionales y de clase. Debo decir que no estaba en ni-mo de ningn dirigente sovitico esta prevencin yque por el contrario me sent muy estimulado porellos. Fue principalmente un turista sindical francsde apellido Rebatee que vino a nuestro pas a finalesde 1928, que no estuvo con los obreros y que sacuna impresin falsa del panorama de nuestra lu-cha, quin haba impreso en las mentes de algunasimaginaciones Latinas, un extraordinario menospre-cio a nuestras masas y sus dirigentes.

    A pesar de todo, no sal mal librado en los exten-sos informes que rend, durante varios aos, prime-ro ante la Secretaria General de la Internacional Sin-

    dical Roja, es decir, ante Lozovsky y sus inmediatosayudantes, y luego ante la Internacional Comunis-ta, o sea ante su jefe inmediato, camaradaMunuitsky, y sus secretarios. De paso debo deciraqu que Munuitsky fue quien ms me estimul enMosc, incluso otorgndome cargos y distincionesque lo haban recado antes en ningn lder latino-americano.

    A mediados de 1930, la temperatura en Moscoscilaba en 30 y 35 grados bajo cero centgrados.Sobre el cauce del ro Moscova estaban en plenitud

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    35/259

    Ignacio Torres Giraldo

    36

    los deportes de invierno; pistas de esquiadores quevolaban sobre las alas de madera; suelos de nievecristalizados en donde hacan filigrana de movimien-to los patinadores: rubias en traje de lana blancaque sonrean con sus caras de durazno maduro, j-

    venes atlticos que rasgaban con el vigor de sus vi-das la atmsfera helada. En esos das conoc la pri-mera fbrica sovitica. La fbrica metalrgica de la

    cual sali Lenin en 1918 para ser vctima del atenta-do que seis aos ms tarde extingui su existencia.Los obreros de aquella fbrica, como en general

    todo el pueblo sovitico, organizaban una campaade solidaridad con los trabajadores del mundo ca-pitalista, con los hogares hambrientos de los des-ocupados y los luchadores que caan en las prisio-nes, precisamente en aquel perodo de las crisis enla que las acciones de clase conducan a batallas deproporciones a veces parecidas a la guerra civil. Re-unida la gran masa proletaria, el dirigente del sindi-cato anunci mi presencia. Me eligieron alpresidiumy luego de un aplauso prolongado, tom la palabra.

    Gracias a mi prctica en la improvisacin, logrconstruir un discurso de agitacin que produjo in-

    ters, aunque consider que no poda desarrollar uncuadro de la vida colombiana con xito en aquelmomento, porque juzgu la tarea de traduccin si-multnea muy difcil, ya que la masa que tena de-lante de m no estaba familiarizada con los proble-mas de m pas. Tom algunas escenas que haba

    vivido recientemente en el pueblo alemn, y el mis-mo intrprete tuvo la bondad de aplaudirme. Enseguida se aprob una proposicin pidindome que

    volviera un da a conocer la fbrica y a participar enuna reunin del sindicato. Finalmente, se suscribi

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    36/259

    Cincuenta meses en Mosc

    37

    una colecta que tuvo mucho xito y los obreros meacompaaron hasta la calle.

    Al da siguiente me hizo llamar la camaradaStsova, secretaria general del Socorro Rojo Inter-nacional, para decirme que haba sido incorporadoa una delegacin que viajara en seguida por el Volgaen una campaa de solidaridad con los trabajado-res perseguidos de los pases capitalistas. Quise

    decirle que mi aceptacin deba consultarla conLozovsky, pero me dijo que ya estaba consultado.Una noche despus, y pareado con mi traductor, lle-gaba a una estacin de ferrocarril en donde cuatrocamaradas ms nos esperaban: un italiano, un po-laco, un francs y un alemn. Era la primera vezque los vea. No hubo presentacin. Subimos al co-che, nos instalamos en grupo, y pronto el italianoabri su maletn y reparti queso, pan y mermelada.El polaco prepar t para todos. El alemn aport

    jamn y desayunamos opparamente.Por instrucciones recibidas, conversamos poco en

    el coche, y, cuando lo hacamos, tena que ser en tor-no de cosas del lugar y del momento. Por razn delidioma, mis compaeros me tomaron por espaol.

    El polaco hablaba un poco el ruso, el italiano un pocoel francs y el francs un poco el italiano. El alemnera cerrado en su lengua. Yo chapuceaba algo el fran-cs y tambin el alemn. A veces nos enredbamosen tal forma que slo el intrprete que saba polaco,alemn, francs, italiano y castellano (a dems deportugus, ingls, rumano, ruso y hebreo) lograbaalinearnos.

    Segn el programa, solamente yo iba para la re-pblica alemana del Volga. Al terminar el primer dade ferrocarril y despus de una noche en que asisti-

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    37/259

    Ignacio Torres Giraldo

    38

    mos a un mitin celebrado en un club obrero en elcual hablamos el italiano, el alemn y yo. Los cama-radas polaco e italiano tomaron otra va: el polacohacia una regin donde haba exiliados de su pas yel italiano a otra que tena trabajadores de su patriaigualmente exiliados. Seguimos la ruta del ferroca-rril el alemn, el francs y yo. A medioda dejamos eltren para entrar a una ciudad en la cual habran de

    celebrarse varios mtines en fbricas, y por la tardeestando bastante cansado llegaron dos trineostirados por caballos negros para nosotros. Y, porqu dos trineos? pregunt al intrprete.

    Ah, uno es para el alemn que se dirige a unlugar en el cual hay quienes conocen su idioma y lopueden traducir. El otro es para nosotros.

    Y total, ocup mi sitio y el trineo empez a desli-zarse sobre la nieve. Cruzamos una estepa blanca,desierta. De cuando en cuando el postilln produ-ca un chasquido en el aire con su ltigo. El enormecaballo esparca de sus fosas nasales un chorro de

    vaho como si fuera una caldera. Yo quera dormirpero tambin quera ver ese paisaje que jams habasoado. El sol se estaba muriendo sobre una lejana

    de oro; su resplandor jugaba en una espuma de hie-lo produciendo un sortilegio de colores como si aque-llo fuese fuego de algas o el mismo fondo del mar

    vestido con sus conchas. Un sol fro como si fuera laluna; un sol muy cercano que ya empezaba a reco-ger su capa prpura para dormir. Hundido estabayo en ste como xtasis de la tarde en las estepas denieve, cuando sent una parada en seco del trineo.El postilln dijo algo y el intrprete le contest. Lue-go este me explic:

    Aqu hay un cruce de vas. Por la una se llega a

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    38/259

    Cincuenta meses en Mosc

    39

    un poblado, arriba del Volga, por la que llevamos setoma el cauce del ro, bajando.

    Y realmente, pronto estuvimos marchando sobreel cauce cubierto de hielo. Llegamos, ya de noche, auna poblacin riberea. Se nos condujo a un come-dor y luego a un club. Haba mucha gente. Una pe-quea orquesta enton una marcha. La curiosidadpor conocernos era enorme. En un extremo del sa-

    ln, sobre una plataforma en estilo de escenario,haba una mesa vestida con una carpeta roja, ungran busto de Lenin a su lado, al otro un pequeoobelisco sosteniendo un haz de banderas y en el fon-do pendiendo de la pared, un retrato en oleografade Stalin. Son una campanilla y se apag el voce-ro. Un hombre, joven todava, anunci nuestra pre-sencia, explic el objeto de nuestra visita y ley elorden del da de la asamblea, segn la cual habra-mos un espaol y un francs. Despus se suscribi-ra una colecta a favor de los proletarios persegui-dos por sus luchas en el mundo capitalista, y final-mente habra un acto artstico.

    Pasados los discursos y hecha la inscripcin de lacolecta con mucho xito, empez el acto de varieda-

    des. Cantos y bailes de la regin; exhibicin de unhumorista que hizo rer con la representacin de uningls excntrico en tierra de trtaros. Finalmente,cant la masa en coro diferentes himnos revolucio-narios, y salimos del club al filo de la medianoche.

    Al da siguiente, no muy temprano, vi llegar otravez dos trineos y repet mi pregunta al intrprete:para qu dos trineos?

    Ah, el uno es para usted. El otro para nosotros.Ahora s, no entiendo nada, le dije.Bueno, la organizacin del Socorro Rojo en la

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    39/259

    Ignacio Torres Giraldo

    40

    regin introdujo esta variante en el plan: como us-ted habla un poquito de alemn, tendr quienes leentiendan su poquito. Mientras tanto, el francs yyo nos desviamos haca un sector muy importante,y dentro de tres das nos reuniremos nuevamenteaqu para regresar a Mosc.

    Exacto: pero cmo juzga usted que puedapronunciar yo discursos en alemn para que me los

    traduzcan al ruso?Ese no es problema. Su discurso de anocheestuvo muy bien. Quince minutos bien planeados.

    Yo lo he tomado textualmente y ya est escrito amquina, con tres copias. El tema es el mismo, us-ted hable quince minutos y el director del Socorroleer el discurso sin ninguna dificultad.

    Claro que lo leer sin ninguna dificultad, peroentonces qu papel hago yo?

    El mismo que pudo haber hecho anoche. Aqunadie sabe castellano. Usted hable. El papel resideen su presencia. Los obreros lo aplauden, se fortale-ce el espritu internacionalista de nuestro pueblo yse hace la suscripcin de la colecta.

    Acept semejante razonamiento, pero sal preocu-

    pado. En el coche, a mi lado, viajaba un ruso muyamable. A veces me hablaba creyendo que un idio-ma es una simple cuestin de fontica, silababa laspalabras y les daba una entonacin dramtica ymusical. Claro que no entenda nada. En algunoscasos sacaba de su bolsillo un recipiente con whiskyy luego un cigarrillo rubio del caucaso, y entonces sinos entendamos rpidamente.

    Paramos en una poblacin, a eso de las tres de latarde. Almorzamos y despus fuimos a una fbricade porcelanas. Realmente estuve maravillado. Pero

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    40/259

    Cincuenta meses en Mosc

    41

    no poda conversar con nadie y esto me mortificaba.Algunas obreras me rodearon y queran que las en-tendiera por el sistema de silabar las palabras ypronunciarlas fuertemente; por ltimo apareci unhebreo con quien, por afinidad entre su idioma deorigen y el alemn, podamos encontrar una que otrapalabra para entendernos. Pero termin la tarde,

    vino el mitin en el saln de la fbrica y result como

    el intrprete me haba dicho. Es decir, hubo entu-siasmo, aplausos y buenos resultados en la colecta.Muy al amanecer del nuevo da, acompaado de

    otro camarada ruso, march en trineo de carga tira-do por dos caballos. Nos dirigimos a una estacinde mquinas agrcolas que serva a un vasto circui-to de granjas colectivas. Llegamos antes del medio-da. Almorc en compaa de una veintena de trac-toristas llegados de Leningrado, en una mesa pre-parada exquistamente. De nuevo un hebreo encon-traba diez doce palabras que coincidan con miescaso vocabulario alemn. A las dos celebramos unbuen mitin, y a las tres sala en el mismo trineo ha-ca la ciudad final de mi tarea.

    Llegu temprano. Acept un t y sal rpidamen-

    te a un teatro en donde se iba a realizar una granasamblea. El xito fue tan esplndido que la gentetermin danzando en masa por los amplios pasi-llos. Bastante cansado, reflexion esa noche bajo unfino edredn: Qu genio el de los rusos para orga-nizarlo todo! En dnde haba vivido o siquiera le-do que se pudiera realizar una campaa poltica contanta precisin, incluso en los ms pequeos deta-lles, sin saber el idioma?

    Mi estada en Mosc hasta el Congreso de la In-ternacional Sindical Roja

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    41/259

    Ignacio Torres Giraldo

    42

    Siendo que mi estada en la Unin Sovitica esta-ba ya determinada en medio de medio ao aproxi-madamente, no poda continuar viviendo en formatan individual, hecho que me creaba ciertas dificul-tades, incluso para conocer por dentro el sistemaeconmico y social, la vida del pueblo y la organiza-cin del Estado. Se convino, entonces, en agregar-me a un grupo de lengua francesa de una institu-

    cin internacional. Era un grupo que haca un cur-so preparatorio de nueve meses pero que ya tenams de la mitad realizado. Un grupo tambin inter-nacional que no tena realmente ni un solo francs.Lo francs en el grupo era el idioma. De siete cur-santes, tres eran belgas, uno de ellos flamenco, una

    joven alsaciana, un luxemburgus, un libans y unadama turca muy elegante. De todos ellos nicamen-

    te el flamenco era obrero, minero de profesin, pococonocedor del idioma francs.Mi tarea en dicho grupo no era la de cursante

    sino la de asistente, no tanto a las clases de teorascomo en las de carcter prctico. Este cambio en msituacin trajo por consecuencia que ocupara uncuarto en el Instituto y en general gozara de los pri-

    vilegios de los estudiantes. Se me admiti como

    miembro del Partido Bolchevique y escog como la-bor especial mi asistencia y contribucin al trabajopoltico de la fbrica metalrgica del barrio de Lenin,en donde haba estado ya varias veces. Trabajabaen la Comisin Organizadora del Congreso Mun-dial de los Sindicatos, y al mismo tiempo escribalos captulos que me correspondieron en una obra

    relativa al imperio bananero de la United FruitCompany en ocho pases latinoamericanos, por cuen-ta del Instituto Internacional Agrario que cre paraese fin un colectivo de autores.

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    42/259

    Cincuenta meses en Mosc

    43

    El trabajo de los bolcheviques aumentaba cadada en magnitud y responsabilidad. Era necesarioatender simultneamente muchos frentes. Las gran-des tareas del primer plan Quinquenal, que natu-ralmente encontraban dificultades muy seras. Lasfrecuentes provocaciones guerreras que por enton-ces hacan los imperialistas japoneses y las camari-llas militares de la china reaccionaria. Los proble-

    mas tericos que en muchos aspectos se agudizaban,ya sobre el ala de los derechistas que dudaban de lacapacidad del pueblo sovitico, ora sobre los brotesextremo-izquierdistas inspirados en lo general porel trotskismo contrarrevolucionario. De todos mo-dos, el Bolchevique tena que crecer en la movilidadde una amplia escena, ponindose al nivel cada vezms alto de la energa popular en desarrollo.

    Con motivo de la cruzada del socialismo en elcampo iniciada en 1929, sobre la base de la produc-cin de tractores y en general de mquinas agrco-las, la lucha contra la capa de la burguesa agrariallamadaKulak estaba en esa primera mitad de 1930muy violenta. El crecimiento de la industria soviti-ca y con ella la trasformacin fundamental del anti-

    guo carcter agrario del pas, haba sealado ya de-finitivamente la victoria de los elementos socialistassobre los fuertes restos de la vieja sociedad. Liqui-dar alKulak como clase devena en una tarea inme-diata decisiva no slo para la implementacin delsocialismo en el campo sino para la consolidacindel sistema sovitico en toda la Unin.

    Fui movilizado a diferentes regiones agrcolaspara estudiar a fondo el problema. Saba, natural-mente, que la tierra era patrimonio nacional desdeel 8 de noviembre de 1917, segn el histrico decre-

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    43/259

    Ignacio Torres Giraldo

    44

    to que escribi Lenin. Saba que los comits de tie-rras y luego los Soviets de las aldeas la haban dadoen posesin a quienes desearon trabajarla. Saba,en fin, que no se traficaba con la tierra, es decir, queno se poda comprar ni vender. Saba que la nuevapoltica econmica que sucedi al comunismo deguerra de 1922, tena que dar como resultado ente-ramente previsto, no slo la formacin y cierto de-

    sarrollo de intermediarios de productos agrcolas yartesanales (llamados mepmas), sino dedetentadores de tierra y por consiguiente explota-dores de mano de obra (llamados Kulak). Pero,cmo se liquidaba elKulak como clase?

    No era ciertamente tarea sencilla porque losKulakno estaban solos. Detrs de ellos estaba la reaccinimperialista mundial; estaban sobre todo losboyardos rumanos y lospanis polacos que los veancomo pichones de terratenientes emplumados. El

    Kulak era el centro de la esperanza de la restaura-cin del sistema capitalista, y por consiguiente lafuerza de atraccin de todos los rezagos de la viejasociedad en el interior pas. Los voceros de la bur-guesa internacional clamaban por la vida de sus

    adorados Kulak que, segn ellos iban a ser liqui-dados oficialmente. Claro que no se trataba de unaliquidacin fsica sino de clase. ElKulak era, exac-tamente, un burgus agrario que retena o explota-ba diez o veinte obreros. Es obvio que pagaba lossalarios y adems era obligado a cumplir un ampliomargen de prestaciones sociales. El Kulak pagabaobligaciones del Estado y en general era sometido alcumplimiento de la ley. Pero es obvio tambin quetodo esto, en esencia, era una concesin de ordensocial capitalista.

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    44/259

    Cincuenta meses en Mosc

    45

    Porqu se permitan los Soviets esta larguezacon los Kulak? Porque hasta 1929 no exista unaproduccin industrial de mquinas agrcolas, deobreros tractoristas y en general de medios tcnicospara llevar el socialismo al campo, y esto permitaque una parte de la poblacin campesina se dejarallevar por elKulak convertido para ella en gua, comouna imagen del pasado que haba conocido. Pero

    lleg el momento, y el Soviet Supremo de la URSSexpidi un decreto ley prohibiendo el empleo demano de obra asalariada. Ese acto de justicia quepoda tener ya un sentido real, que significaba ba-rrer un obstculo en el campo para la organizacinsocialista de la agricultura, era exactamente el actoque liquidaba alKulak como clase Qu significabaesto en la prctica?

    Significaba que losKulak se quedaban sin obre-ros, claro que no se les ahorcaba, ni se les amones-taba siquiera sobre el nuevo gnero de vida que te-nan que adoptar. La cuestin era clara: all dondeelKulak extenda sus tentculos, se redistribua latierra. Se le asignaba o dejaba una parcela quepudiera trabajar con su familia. Y los obreros reci-

    ban, en parcelas, el resto de la tierra que fueradetentaba por el Kulak, ms la extensin comple-mentaria que necesitaban. Pero esto no era todo: losobreros que pasaban a tener la posesin real de latierra y que por este hecho se igualaban a los cam-pesinos eran en conjunto organizados en koljsesesto es, en granjas colectivas con una estructura ju-rdica de cooperativas agrcolas.

    Naturalmente, losKulak no aceptaban de la mis-ma manera este acto progresista del sistema sovi-tico. Algunos, los menos ricos, los menos

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    45/259

    Ignacio Torres Giraldo

    46

    influenciados por la propaganda soterrada de lasoada restauracin capitalista, cedan con facili-dad ante la evidencia; incluso se mostraban inteli-gentes y decan que, en las condiciones de la vidasovitica nueva, era mejor ser trabajador que explo-tador. Y, como esto s era una verdad concreta, ce-saba con ellos la pelea. Otra cosa suceda con los

    Kulak bravos, con los que se anticipaban a des-

    truir las cosechas, a incendiar los campos, a organi-zarse en cuadrillas, a cometer asesinatos, es decir,con los que trataban de crear el caos, con los queobedecan consignas antisoviticas de dentro y fue-ra del pas. El trato para estosKulak en rebelin eramedido por la magnitud de los hechos: si se les ha-llaba en juntas conspiradoras se les disolva, arrai-gaba y vigilaba en sus parcelas; si entraban en acti-

    vidades subversivas, se les expulsaba del lugar; sicometan delitos definidos en las leyes penales seles castigaba.

    La categora de los Kulak expulsados de las re-giones agrcolas fue en realidad la que mejor sirvia la propaganda antisovitica en el extranjero. Pu-diendo, como en realidad podan, establecerse en

    pueblos y barriadas a reorganizar sus vidas, pudien-do recibir nuevas tierras en otras regiones y trabajarhonestamente, se dedicaron durante algn tiempoa vagar en caravanas por los caminos, a formarmontoneras en las estaciones ferroviarias, y en ge-neral a exhibirse miserablemente en los lugares fre-cuentados por extranjeros. Naturalmente, esta mo-dalidad antisovitica, tambin estaba inspirada y

    dirigida por los tcnicos de la soada contrarrevo-lucin, dentro y fuera del inmenso pas.LosKulak bravos, ayudados por algunospopes

    (clrigos ortodoxos) organizaron campaas de sa-

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    46/259

    Cincuenta meses en Mosc

    47

    botaje por la base en forma muy hbil: recogieron yocultaron la moneda pequea, de uno dos, tres, cin-co, diez y quince kopes (el kope es el cntimo delrublo). Naturalmente, hubo tales dificultades en lasmenudas transacciones, que fue necesario emitirtiquetes provisionales supletorios que circulabannicamente en crculos cerrados. Esto es, si una coo-perativa devolva pequea moneda en tiquetes, s-

    tos circulaban slo en la red de cooperativas; si eltranva daba su moneda significaba que all seempleaba, como sucede con las etiqueteras que ven-den en Medelln, Pereira y Bogot, las empresastranviarias.

    En algunos de mis discursos pronunciados araz del asesinato de un dirigente comunista en laregin subray la necesidad de hacer ms dura lalucha contra los Kulak convertidos en bandas deasesinos. Luego se me dijo que no era necesario de-cir eso, que lo importante resida en explicar a lasmasas el significado econmico y social de la liqui-dacin de los Kulak, como premisa indispensablepara la colectivizacin.

    De nuevo en Mosc, trabaj con el grupo de idio-

    ma francs en diferentes actividades. En primer lu-gar, en el estudio de las fbricas; en el examen obje-tivo de la situacin real de los obreros y empleadosde la produccin; en el conocimiento minucioso delos sindicatos, de su vida en las empresas, de supapel concreto; en la funcin de gua y generadorde energa del Partido Bolchevique en la participa-cin de la masa en el Gobierno de los Soviets. Enfin, en todo aquello que para mi constitua la basefundamental de mis conocimientos marxistas-leninistas.

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    47/259

    Ignacio Torres Giraldo

    48

    Como terminara el invierno, me toco ver el pri-mer deshielo. Moles como montaas blancas semovan de sus sitios, y queriendo deslizarse se des-pedazaban para precipitarse en borrascas enormes.La tierra quedaba lavada, los rboles volvan a mos-trarse desnudos como los ltimos das de otoo. Lasuperficie en general se vea vaca. Un aire nuevoempezaba a circular en la primavera que llegaba.

    Ocho soles y ya los campos estaban verdes comoobra de encantamiento. Tres semanas y el trigo su-ba a las rodillas. Un mes y los bulevares estabanflorecidos. La gente era ahora ms esbelta y ms gil.Los pesados trajes de invierno se cambiaban por li-

    vianos, los tonos oscuros por colores claros, y losmismos semblantes que llevaban sus valosenmarcados en pieles, resplandecan con el renaci-

    miento de la naturaleza.Con el grupo de idioma francs que terminaba elcurso con una excursin de estudio, sal en ruta aLeningrado. Grata fue mi sorpresa al subir a un

    vagn de ferrocarril acondicionado como casarodante: pequea sala-comedor, cocina, bao, sani-tario, lavamanos, y compartimentos de dos y cuatrocamas. En mis viajes anteriores haba llevado pro-

    visiones suplementarias; esta vez todo estaba cen-tralizado en la casa, un vagn que manejaba unadama, entrada en aos, a la cual obedecan dosmuchachas que juntas preparaban y servan alimen-tos. En esta bonita casa rodante, adems de los ochoextranjeros y de las tres empleadas, viajaban tam-bin un profesor que diriga la excursin y el exper-

    to traductor de nueve idiomas que varias veces hemencionado.Los ferrocarriles rusos como en lo general los

    europeos son de doble lnea y, en las estaciones,

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    48/259

    Cincuenta meses en Mosc

    49

    adems de las lneas usadas para cambios y manio-bras de trenes, existen las llamadas lneas muer-tas o sea vas derivadas en donde puedenestacionarse por tiempo indefinido los vagones deestudiantes y turistas. Segn el plano de la excur-sin, nuestra casa rodante se detena en los sitiosque ordenaba el profesor, y cuando se trataba decontinuar la marcha, era suficiente izar una bande-

    rita en el techo para que nos enganchara el primertren que llevara nuestra ruta.Luego de breves demoras, en el trnsito, durante

    las cuales conocimos algunos montajes elctricos,fbricas y koljses, llegamos a la ciudad de Lenin.

    Ante todo visitamos las grandes empresas metalr-gicas, el Astillero del Bltico y las residencias de lostrabajadores. Despus, estuvimos en institutos y la-boratorios; en Smolny, desde donde Lenin, Stalin,Sverdovsk, Jerziski, Frunse y sus compaeros, diri-gieron la gran revolucin triunfante de 1917, en elasalto al Palacio de Invierno que nace como una molade piedra y mrmol en el propio cause del suntuosoro Neva. Pasamos por el Ermitae, extraordinariomuseo de arte, por la famosa Avenida Lovski y en

    general por los lugares histricos de la antigua ca-pital occidental del imperio de los zares, y por lti-mo, subimos a la esplndida cpula de la iglesia delPatriarca Isaac y desde all, a 120 metros sobre lasuperficie, contemplamos el ancho panorama de laheroica ciudad.

    Fuimos a la pintoresca aldea en donde Catalinala Grande form su residencia privilegiada. Admi-ramos ese palacio de cristal, jardnes y fuentes quela voluptuosa emperatriz hizo construir: el saln deespectculos con sus abovedados sonoros; las sa-

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    49/259

    Ignacio Torres Giraldo

    50

    las de recepciones ricamente decoradas, los pasillosdecorados con verdaderas joyas de arte en mrmolblanco, las alcobas con derroches de oro y marfilPaseamos el bosque en plena floracin de primave-ra, los prados y, por ltimo, las residencias aleda-as que fueron ocupadas por la aristocracia corte-sana, una de las cuales fue refugio de Nicols II en1917.

    En Leningrado estuve las noches blancas de 1930.Desde la ventanilla de mi compartimiento, en la casavagn, al caer la tarde, presenciaba los encuentrosde ftbol en un campo cercano. En las noches del22 y 23 de junio, tuve la oportunidad de ver comolos das solares casi se sucedan sin interrupcin. Alas 11 de la noche se reclinaba el sol rojo, esplen-dente. Vena luego un gris amarillento, que se torna-ba gris opaco, y poco despus empezaba a clarear-se, a crearse la luz hasta que cuajaba en oro claro laplenitud de la aurora. No haba, realmente, ni unsolo instante de oscuridad completa. Una noche es-crib, a pluma, sobre la mesita que daba a la venta-nilla en esa como hora gris, una carta para Co-lombia. Otra noche orden y copi mis apuntes.

    De la ciudad de Lenin salimos para la RepblicaBielorrusa. Llegamos a Minsk, su capital, y demo-ramos all muy pocos das. Nuestro primer objetivofue el Gobierno Central. Tenamos programado es-tudiar en el terreno la Cuestin Nacional. Esto es, loque haba sido la nacionalidad Bielorrusa bajo elimperio zarista, en su condicin de minora nacio-nal oprimida, como pueblo tratado como coloniaanterior, y de la Nacin Libre en el concierto de pue-blos soviticos federados. El contraste era admira-ble! La poblacin tiranizada por los terratenientes,

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    50/259

    Cincuenta meses en Mosc

    51

    humillada por las castas militares y en general so-metida al yugo del rgimen imperial, era ya una po-blacin prospera, vigorosa y optimista. El auge delprogreso sorprenda a sus propios moradores. Portodas partes se trabajaba impetuosamente. Los cam-pos estaban cubiertos con una exuberante cosecha;nuevas ciudades se construan; nuevas fbricas;nuevas plantas elctricas. La instruccin popular,

    profesional y universitaria acusaba un crecimientosorprendente. Y todo aquello, gracias a que las ener-gas nacionales se haban desarrollado con la liber-tad; gracias a la solidaridad y ayuda en la Unin deRepblicas Socialistas Soviticas; gracias a que exis-ta una suprema direccin genial que presida Stalin,gracias a que se cumplan y sobrepasaban las cifrasdel primer Plan Quinquenal.

    Minsk fue una de las ciudades rusas que mssufriera en el periodo de la gran revolucin. Una delas ltimas bases de operaciones abandonada porlos ejrcitos alemanes del tiempo de Guillermo II.Una de las urbes ms azotadas por las fuerzascoaligadas de la contrarrevolucin. Minsk fue pormuchas veces escenario de luchas encarnizadas. Por

    mucho tiempo se alternaron all los gobiernos de lasdos divisas, hasta que finalmente triunfaron las gue-rrillas del pueblo. En Minsk estaban las tumbas delos primeros comisarios rojos que se batieron en esefrente. En Minsk, en los puestos ms elevados delgobierno, fue donde primero vi hombres y mujeresautnticamente del pueblo. Personas sin ceremonias,hombres y mujeres que trataban los graves proble-mas de su Nacin con tanta sencillez como seguri-dad. Gente que fue con nosotros a las empresas, alas instituciones docentes, a los nuevos barrios de

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    51/259

    Ignacio Torres Giraldo

    52

    la ciudad y en todas partes se les trataba con el mis-mo lenguaje de las fbricas. Esto naturalmente, mesatisfaca tanto, que slo deploraba no poder obte-ner fotografas para decir en Colombia: he aqu alos trabajadores que gobiernan una nacin!

    De la ciudad de Minsk salimos a Kiev y luego aHarkov, principales centros de Ucrania. Estudiamosall los objetivos principales, pasamos a

    Dniepropetrovski, base industrial de las cabecerasdel ro Sniper, sin detenernos en Postieva. En lafbrica metalrgica de Dniepropetoski que tenaentonces cerca de 4 mil trabajadores demoramosdos das conociendo la organizacin interna, la si-tuacin concreta del personal y la densidad de lalucha por cumplir y sobre pasar las cifras sealadasall por el Plan Quinquenal. Bajando el ro Dniper,cerca de cien kilmetros, tocamos en Dniepostroi(despus de Dnieprogrs) en donde se construa lagran represa y con ella la poderosa central elctricallamada a redimir la extensa zona hullera del Don yen general a transformar la regin deConstatinoslava. Fuimos al circuito minero y des-pus pasamos a Rostov, ciudad del Caucaso, de don-

    de continuamos a Kierachi y, por el estrecho de losmares Negro y Azoe, a la pennsula de Crimea. De-moramos un poco en Cinferpol, su capital, y des-pus llegamos al histrico Sebastopol, trmino denuestra ruta.

    Desde la salida de Minsk me he abstenido de re-sear nuestra labor, porque habiendo estado en es-tos mismos lugares en 1931, 1932 y parte de 1933,me resulta indicado reunir mis apuntes y dar unasola sntesis de ellos en el momento mejor indicado.Debo, sin embargo, subrayar desde ahora, que la

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    52/259

    Cincuenta meses en Mosc

    53

    Repblica Sovitica de Crimea es el objetivo masapropiado en la Rusia europea para estudiar afondo la solucin que los bolcheviques dieron al pro-blema nacional, en un territorio que constituye una

    verdadera gama de ncleos tnicos de origen hist-rico muy diverso.

    De nuevo en Mosc, promediando el mes de agos-to, me entregu completamente a los ltimos toques

    preparatorios del Congreso Mundial de los Sindica-tos Rojos. Pronto empezaron a llegar delegaciones.El continente americano, desde Argentina hasta elCanad, envi numerosos delegados. Al instalarseel Congreso, en la suntuosa Sala de las Columnas,cerca de sesenta pases estaban representados. Al-rededor de ochocientos dirigentes de masa ocupa-ban all sus asientos. Desde luego, las ms numero-

    sas delegaciones, despus de la rusa, eran la alema-na, la francesa y la china. Italia y Espaa tenandelegaciones considerables as como Estados Uni-dos, Argentina y Mxico. La delegacin colombianaera pobre. Fuera de un adaptado argentino que laorganiz y que naturalmente vala por su prepara-cin terica y su experiencia en las luchas, fueron

    dos enviados que no representaban casi nada. Uno,estudiante de Cartagena que apenas ligaba con lostrabajadores, que demostraba entusiasmo y deseode servir a la causa proletaria, no poda, como esobvio, hacer papel de algn relieve en Mosc. Otro,obrero artesanal que no tena ms antecedentes quehaberse hallado coincidencialmente en Cinaga (en-trada a la Zona Bananera) en el periodo de la heroi-

    ca huelga, sincero y entusiasta revolucionario, peroen etapa tan elemental de orientacin que la presen-cia de la Unin Sovitica y la magnitud del Congre-so lo abrumaron completamente.

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    53/259

    Ignacio Torres Giraldo

    54

    En este Congreso, lgicamente, se hallaban lasfiguras revolucionarias ms importantes del mun-do. Y, como es natural, se trataba de los problemasms trascendentales: de la crisis cclica del mundoburgus que se una y se desarrollaba en los marcosde la crisis fundamental del sistema capitalista; delcontraste entre el mundo del capitalismo incapaz dedar solucin humana y social a los problemas de

    sus pueblos, el mundo de las oligarquas financie-ras que se debatan en sus contradicciones, dandocomo fruto la desocupacin y el hambre y como pers-pectiva la implantacin de regimenes terroristas nazi-fascista y la guerra, y el mundo del socialismo don-de no haba crisis, ni desocupacin, ni hambre, don-de los pases liberados construan una nueva socie-dad. En este Congreso se verificaba un anlisis rea-lista de la situacin en el mundo del capitalismo y,en esa situacin, la posicin polticamente justa delas masas, su estrategia y su tctica.

    Y como cre necesario destacar mi consistenteactuacin y a la vez subrayar cierto ambiente de hos-tilidad que tuve en algunos elementos latinos yamencionados, debo exponer aqu las bases de un

    incidente. En las conclusiones que se adoptaban, fi-guraba la famosa Resolucin de Estrasburgo, sobreestrategia y tctica votada en una conferencia quetuvo lugar en la capital de Alzaras en 1929. DichaResolucin estaba publicada en la revistaLa Inter-nacional Sindical Roja que yo conservaba luego dehaberla estudiado seriamente. Cuando hice uso dela palabra, dise brevemente la situacin colom-biana, expres mi total acuerdo con la tesis que sehaba planteado y, al referirme a la Resolucin deEstrasburgo, dije que al votarla en su conjunto, con-

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    54/259

    Cincuenta meses en Mosc

    55

    sideraba, sin embargo, necesario hacer de ella unestudio posterior relacionado con su adaptacin ala realidad latinoamericana. Alguien me interpel:Por qu? y entonces agregu que la Resolucinestaba justamente calcada en la estructura indus-trial europea y norteamericana. Pero que para pa-ses de pequea industria y principalmente para unpanorama de empresas imperialistas de tipo colo-

    nial, era preciso examinar ms concretamente elproblema de la estrategia y la cuestin de la tcticade las huelgas, puesto que stas, adems de luchaseconmicas y polticas de clase, asuman natural-mente proporciones de combates por la soberanacolonial.

    Inmediatamente que baj de la tribuna, subi aella un funcionario de bur, venezolano, a quin pocodespus consider como simple provocador en elfrente revolucionario, y me atac fuertemente. Meacus de nacionalista, de caudillo que slo vea laparcela de mi patria, de excepcionalita, es decir,de personaje imbuido en la creencia de que Colom-bia era diferente al mundo y por consiguiente habaqu configurar una polticasui gneris, etc. Inclu-

    so, lleg a compararme con Ral Haya de la Torre!,a tildarme de revisionista del marxismo, de reacioal internacionalismo leninista, etc.

    Mientras hablaba este burcrata desorbitado, to-maba yo mis apuntes para rebatirlo, y al mismo tiem-po observaba los alegres movimientos de algunoslderes que creyeron llegada la hora de darme unaleccin con garrote. Terminada la intervencin demi atacante, subi a la tarima otro latinoamericanoy repiti casi textualmente lo que dijo el anterior, cir-cunstancia que subrayaba en mis apuntes, cuando

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    55/259

    Ignacio Torres Giraldo

    56

    el prestigioso jefe mexicano Campa, que ocupabasitio a mi lado, me pregunt:

    Tiene usted aqu la Resolucin deEstrasburgo?

    S, camarada. Y agregu: no la conoce usted?No, aqu la he odo mencionar.Mientras habra el maletn para entregarle a

    Campa la revista que contena la Resolucin, pens

    que aquel orador que repeta lo que haba dicho elanterior, tampoco conoca el documento en mencin.Decid verificar la situacin, y dirigindome al

    presidium, solicit que se preguntara a los delega-dos latinoamericanos si haban ledo la citada Reso-lucin de Estrasburgo. Losovsky, que diriga la se-sin, dijo:

    Los delegados de Amrica Latina que hayan

    ledo la Resolucin de Estrasburgo, srvanse levan-tar el brazo.

    Y cinco delegados entre cuarenta, alzamos nues-tros brazos. Losovsky, entonces, obrando con habi-lidad, se dirigi a nosotros, dicindonos:

    En vista de que pasado este Congreso tendre-mos una Conferencia Sindical dedicada a los pue-blos de Amrica Latina, debe suspenderse el debateque se inicia. Naturalmente, esto significa que losdelegados que no han ledo la Resolucin deEstrasburgo deben dedicar a esa tarea su mejor ni-mo de estudio.

    Campa guard la revista que le preste y de la cualestaba tomando notas. El Congreso volvi a su pla-no de altura. Se votaron las decisiones finales, se

    eligi el nuevo Comit Central Ejecutivo de la Inter-nacional Sindical Roja, y se clausuraron las sesio-nes con un esplndido discurso del jefe de la dele-gacin alemana, camarada Heckel.

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    56/259

    Cincuenta meses en Mosc

    57

    Empezaba el otoo de 1930. Grupos de dirigen-tes revolucionarios extranjeros salan a diferenteslugares de la Unin Sovitica a estudiar los aspec-tos ms importantes del Nuevo Estado Proletario.

    Algunos lderes europeos y asiticos de mayorsignificancia regresaban rpidamente a sus pases.Nosotros, los latinoamericanos, nos reunamos enconferencia especial para estudiar los problemas

    nuestros. Losovsky instal la conferencia en unmagnifico discurso en el cual sealaba la importan-cia que asuman las naciones de Amrica Latina enla lucha nter imperialista, principalmente a partirde la primera guerra mundial cuando el imperialis-mo yanqui haba desatado una ofensiva general con-tra Inglaterra para aduearse de las materias pri-mas, de la mano de obra barata y de los mercados.Destac Losovsky las condiciones de inferioridadmaterial y cultural en que las potencias extranjerasapoyadas en las camarillas reaccionarias nati-

    vas mantenan a nuestros pueblos, y la necesidadde crear y fortalecer movimientos de masa capacesde hacer frente y defender los intereses populares.Subray, en fin, la responsabilidad de los dirigentes

    proletarios ante la situacin poltica que nos creabala crisis.Como yo diriga la seccin inaugural, contest a

    Losovsky, diciendo que aquella Conferencia tena porobjeto el estudio de los ms eficaces medios de apli-car, en los pases de Amrica Latina, las decisionesque acababa de adoptar el Congreso Mundial de losSindicatos Rojos. Subray, con evidente mencin, elhecho muy frecuente de querer aplicar mecnica-mente en forma de clis, las tesis de orientacinmundial sin tener en cuenta el anlisis concreto del

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu de Ignacio Torres Giraldo

    57/259

    Ignacio Torres Giraldo

    58

    medio, de las condiciones y de las perspectivas. Fi-nalic afirmando que haramos una labor de clarifi-cacin terica en muchos de los aspectos de nues-tros problemas de Amrica Latina todava muy con-fusos. Terminando mi discurso Losovsky se despi-di dejndonos en completa libertad.

    Acto seguido se eligi un presidium que dirighasta el fin de la conferencia. No recibimos pauta

    especial de nadie, ni consigna alguna, ni sugerenciade ninguna clase. Discutimos con entera indepen-dencia y en general con magnfico espritu de com-paerismo. Mis previsiones sobre un fuerte debateentorno a la Resolucin de Estrasburgo resultaronfallidas, no s porque mis impugnadores quisieronretirar el tema o porque otras cuestiones igualmenteimportantes invadieron el tiempo. De todas mane-ras, considero que fue una falla no haber tratado elasunto a fondo.

    En esta conferencia conoc a ms prestigiososcaudillos: los cubanos muy activos, los mexicanosun poco engredos, los argentinos y uruguayos msreflexivos, los chilenos muy fraternales, los brasileroscon tendencias a aislarse, los paraguayos altivos, los

    peruanos recelosos, los colombianos y panameostmidos, los ecuatorianos confiados, los bolivianosaudaces, los costarricenses y otros centroamerica-nos optimistas. Los argentinos y uruguayos me in-

    vitaron a regresar a Colombia despus de una per-manencia en sus pases; el jefe de la delegacin chi-lena, camarada Elas Laferte (bondadosos y gentilcomo ninguno) me insisti mucho para que fuerasu compaero en Santiago y Valparaso. Todo esto,porque estbamos convencidos de que yo regresa-ra inmediatamente a Suramrica.

  • 7/29/2019 50 Meses en Moscu