58711815 Cuaderno de Campo El Analisis Institucional Hoy

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    Es una publicacin de Ao 1 N 2 Octubre de 2007 - $ 6.-

    CUADERNOS DE CAMPO2

    Pequeas ancdotas sobre lasinstitucionesEntrevista a Fernando Ulloa

    Prcticas actuales en

    Anlisis InstitucionalRaquel Bozzolo, Osvaldo Bonano

    La educacin en los plieguesdel desfondamientoSilvia Duschatzky

    De qu se trata intervenir?Diana Markwald

    Las condiciones actuales

    de la experienciaLaboratorio de Anlisis Institucional de Rosario

    Institucin sin nacinIgnacio Lewkowicz

    Territorios micropolticosAna Mara del Cueto

    Puntos de vistaCristian Varela

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    CUADERNOS DE CAMPO / 2

    CURSO DE

    FORMACION EN

    ANALISIS

    INSTITUCIONAL

    Abril - Noviembre 2008

    Lic. Cristian VarelaMgr. Roberto Montenegro

    Coord. Ps.Soc. Eugenia Manzanelli

    Inst. Nac. Sup. del Prof. Tcnico (UTN)

    San Jos 225 / 243 Capital Federal

    Certificados Oficiales

    4983-2278 /4981-2193 /4381-3358

    MEDIACIONSeminario Anual

    12 ao. Jornadas intensivas.

    Marzo a Noviembre.Un sbado por mes. De 13 a 19 horas.

    Total: 9 jornadas. Introduccin a los mtodos alternativos

    de resolucin de conflictos. Entrenamiento en: negociacin,

    facilitacin y mediacin.

    Conflicto y Comunicacin.Teora y tcnicas de aplicacin.

    Coordinador y docente: Lic. Jorge LeozCertificados homologados por Ministerio de Justicia y

    Derechos Humanos de la Nacin (Hab. 72-Resol.284/98)

    Informes: 4923-2034 [email protected]

    Inscripcin: Sede de la Escuela

    24 de noviembre 997 - Cap. Tel: 4957-19074931-0200 www.psicologiasocial.esc.edu.ar

    Charla informativa:

    mircoles 26 de marzo de 2008, 20 hs.

    CARRERAS TERCIARIASTITULOS OFICIALESwww.espsicosocial.com.ar

    Consultora Psicolgica (3 Aos)Turnos maana - noche - Sbados intensivos

    Post-Grado en Desarrollo Personal (1 Ao)Turno noche - Sbados intensivos

    Psicologa Social (3 Aos)Presencial: turnos maana - noche - Sbados intensivos

    A distancia: 1 tutora mensual + tutorias virtuales

    Grafologa (3 Aos)Plan especial para profesionales

    MEDIACION 1 ao IANCA (Homologado

    por el Ministerio de Justicia)PSICODRAMA 1 ao Curso Terico Vivencial

    Escuela Superior de Psicologa Social (A-1327)Yerbal 1755 -C.A.B.A. (Alt. Av. Rivadavia 6200)

    Tel: (011) 4631-3582/9424

    Fundacin de Investigaciones

    Grupales, Institucionales

    y Comunitarias

    Presidenta: Ana Mara del CuetoVicepresidenta: Maricel Eiriz

    Actividades 2007/2008

    Laboratorio de InvestigacinPsicodramtica

    Seminario de Psicologade las Instituciones

    Seminario de Posgrado enGrupos y Psicodrama -Convenio conla Universidad Popular Madres Plaza de Mayo

    011 4861-2956 / 011 4807-7888

    [email protected]

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    CUADERNOS DE CAMPO / 3

    Liberen la accin poltica de cualquier forma de paranoia

    unitaria y totalizante.

    Hagan crecer la accin, el pensamiento y los deseos por

    proliferacin, yuxtaposicin y disyuncin, ms que por

    subdivisin y jerarquizacin piramidal.

    Suelten las amarras de las viejas categoras de lo negativo

    (la ley, el limite, la castracin, la falta, la carencia) que el

    pensamiento occidental ha sacralizado durante tanto

    tiempo en tanto que formas de poder y modos de acceso a

    la realidad. Prefieran lo que es positivo y mltiple, la

    diferencia a la uniformidad, los grupos a las unidades, las

    articulaciones mviles a los sistemas. Consideren que lo

    que es productivo no es sedentario, sino nmada.

    No piensen que hay que estar triste para ser militante,

    incluso si lo que se combate es abominable. Lo que posee

    una fuerza revolucionaria es el vnculo del deseo con la

    realidad (y no su fuga en las formas de representacin).

    No se sirvan del pensamiento para proporcionar a una

    prctica poltica un valor de verdad ni se sirvan de ella

    para desacreditar un pensamiento, como si ste no fuese

    ms que pura especulacin. Srvanse de la prctica poltica

    como de un catalizador de pensamiento y de anlisis,

    como de un multiplicador de las formas y de los espacios

    de intervencin de la accin poltica.

    No exijan de la poltica que restablezca los derechos del

    individuo tal y como la filosofa lo ha definido: el

    individuo es el producto del poder, lo que hay que hacer

    es desindividualizar mediante la multiplicacin y el

    desplazamiento de los diversos dispositivos. El grupo no

    debe ser el vnculo orgnico que una a individuos

    jerarquizados, sino un constante creador de

    desindividualizacin.

    No se enamoren del poder.

    Michel Foucault

    Fragmento del prlogo a "El Antiedipo. Capitalismo y Esquizofrenia" de Deleuze y Guattari.

    CUADERNOS DE CAMPO es una publicacin de Campo Grupal. Director: Romn MazzilliColaboran en sta edicin: Laboratorio de Anlisis Institucional de Rosario

    Argerich 2543 B - (1417) Capital - Argentina. Tel: 4501-1701 [email protected]

    No seenamoren

    del poder

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    Cuando empezamos a pensar en la edicin de un

    Cuaderno de Campo dedicado a la prctica del

    anlisis institucional hoy, uno de los primeros

    nombres que nos surgi, en forma inmediata, fue

    el de Fernando Ulloa. Esto se vincula con que

    nuestra formacin en anlisis institucional est

    estrechamente vinculada con la lectura de sus

    textos. Sin embargo, hasta el momento, si bien

    habamos presenciado algunas de sus

    conferencias y participado, como miembros deuna institucin, en sus trabajos de intervencin,

    an no habamos tenido la oportunidad de

    conversar en forma personal sobre el devenir de

    esta prctica en las ltimas dcadas. Esto motiv

    el deseo de ponernos en contacto con l para

    proponerle un encuentro a tal fin. A continuacin

    publicamos parte de esa conversacin llevada a

    cabo a finales del mes de septiembre en la ciudad

    de Rosario, mientras compartamos un almuerzo a

    la vera del ro Paran.

    Laboratorio de Anlisis Institucional de Rosario(LAIR): Nosotros tenamos varias preguntas pero, enrealidad, son casi una sola. sta tiene que ver con el pasado ycon el presente. Nosotros veamos que cada vez queestudiamos o leemos o pensamos el tema de las institucionesvemos grandes modificaciones en los ltimos treinta aos.Entonces nuestra pregunta es: Cmo va variando la prcticadel anlisis institucional a medida que van variando loscontextos sociales y las configuraciones institucionales?

    Fernando Ulloa: Yo en este momento no hablo de

    instituciones sino de numerosidad social. Numerosidad socialal principio era todo el campo social. Despus se fuetransformando en la medida en que trabajo con gruposacotados. Cuando pude definir la numerosidad social como elcampo donde cuentan tantos sujetos de cuerpo presente comosujetos hablantes cuentan. El primer cuentan tiene que vercon la mirada en reciprocidad. Por eso yo siempre trato detrabajar en rueda, porque es lo primero que hace al sujetosocial. El segundo cuentan tiene que ver con el sujetosingular, con lo que pude decir a los treinta aos de LesLuthiers: habamos conseguido un grupo de solistas muy bienafiatados. En un grupo es importante que cada uno puedadesarrollar su estilo, su personalidad, pero todo es patrimonio

    del grupo. En el campo de la numerosidad social, dnde lapalabra y la mirada son en reciprocidad, y donde hay un sujeto

    singular que adems esta contextuado socialmente, hay algode puesta en escena teatral. As como una imagen vale pormuchas palabras, una puesta teatral, una dramaturgia,acrecienta el valor de las palabras. No vale por muchaspalabras, acrecienta el valor de las palabras. Esa fuerza queadquiere yo le llamo efecto per. Per es un prefijo quesignifica intensidad emotiva, intelectiva, sostenida en eltiempo. Lo atestiguan persistente, permanente, per-petuo, perjudicial. Entonces ese efecto per, que es eseefecto dramatrgico de la puesta teatral, rompe ese aforismoparadojal con que Freud present a la transferenciaintertpica, al hacer conciente lo inconsciente. Es repetir para

    no recordar. Entonces, cmo aparece en la discusin crtica,en un debate crtico? Un debate crtico en donde laintimidacin ha retrocedido, que generalmente no son losdebates polticos en donde hay una hostigacin ideolgica quede por s ya sanciona la postura del otro, sino en un grupocreativo. Haba una experiencia en el campo, que a m mediverta mucho de chico. Cuando se estaba preparando lacomida alguien contaba, como no haba radio ni diarios nitelevisin, un relato. No era necesariamente el ms viejo sinoaquel que tena cierta habilidad para contar, para entretener.Entonces siempre alguien interrumpa ms o menos con estaspalabras: Ahora que dice...; y tena una ocurrencia. Todaocurrencia quiere decir que se ha roto ese efecto de repetir

    para no recordar, esa barrera que es paradojal. Porque Freudpresenta la transferencia intertpica, hacer conciente loinconsciente, por el obstculo, por el repetir para no recordarque tiene una forma aforstica. La ocurrencia rompe con so.No es que rompe la barrera sino que atrs de esa ocurrenciasiempre hay una memoria recuperada. Hasta el grado depensar Cmo no se me ocurri antes?.

    En los primeros tiempos, cuando todava estaba en laAPA, escrib un trabajo en donde yo deca que una institucinera el resultado de la distribucin de tres cosas: el espacio, eltiempo y los roles. Esa distribucin implica articulaciones.Esa se llamaba la teora de las fracturas; porque en esasarticulaciones, cuando estn fracturadas, es donde convergen

    las tensiones del campo. Es en las articulaciones fracturadasdonde uno puede inventar una semitica para leer un campo.Una semitica adecuada a la clnica pertinente con la que cadauno trabaje. Tambin trabajaba con lo que llamaba lasarbitrariedades intrnsecas y las arbitrariedades extrnsecas.Las arbitrariedades intrnsecas de un hospital dependen de lossujetos que dirigen ese hospital o que integran esa planta, lasarbitrariedades extrnsecas dependen de estrechecespresupuestarias, del ministerio, etc. Es importante conocerlaspara poder peticionar a las autoridades pero no son resortes deuno, a diferencia de las arbitrariedades intrnsecas.

    En cambio hoy procedo de otra manera por trabajar encondiciones muy adversas. Hay una frase de Freud que dice

    los pacientes graves son los que hacen avanzar elpsicoanlisis. Entonces las condiciones adversas graves,meterse en camisa de once varas, te obliga a avanzar. En las

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    Entrevista a Fernando Ulloa

    En la numerosidad socialhay algo de puesta en escena

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    ocurrencias hay una memoria recuperada, rompen con elrepetir para no recordar. Las cosas que no tienen memoria,cosas de la temprana infancia, tocan el nimo. En unasituacin colectiva hay que lograr un debate crtico y no loque yo llamo fenmeno SIC (saturacin, indiferenciacin ycanibalismo). Fenmeno generado cuando no se sabe quin esquin o se habla sobre la palabra del otro.

    En un grupo para m es bsico el registro de lasocurrencias que van disparando con valor de interpretacin elcomentario de un compaero. Con valor de interpretacinporque rompen una inhibicin. Hay algo a recordar y aparece

    como una ocurrencia. Pero tambin es muy importante que enun grupo se tenga suficiente confiabilidad para decir qu lespas anmicamente, cules fueron los toques de nimo.Porque en la atemporalidad del inconsciente tanto las cosasreprimidas por represin secundaria como aquellas derepresin primaria que no constituyen memoria sino toques denimo, provocan, en tanto son eternas en la atemporalidad delinconsciente, maneras de ser.

    LAIR: En el contacto con otros analistas institucionales,has detectado que ha ido variando a lo largo de las dcadaslas formas de intervencin, los problemas mas habituales, elmodo de situarse en una intervencin?

    Fernando Ulloa: En un grupo, que se llamaba H8,trabajbamos en condiciones muy adversas. Toda esta gentesigue trabajando en esta situacin. Tal vez por aquello de quelos pacientes graves hacen avanzar al psicoanlisis. Hay untexto que escrib sobre Pichn, que se titulaba PichnRiviere Es la propia gravedad la hechura de unpsicoanalista?. Descompongo la palabra gravedad endiferentes variaciones etimolgicas. Gravedad quiere decir enprimer trmino gravitacin, fuerza, presencia, fuerza degravedad para sostenerse en un rol difcil. Ser convocado poruna institucin y no ser demandado te coloca en una situacindifcil que uno la resuelve cuando asume el rol de un

    psicoanalista institucional. Cmo se asume un rol teatral?Primero por lo que no hace. Hay cosas que uno no va a hacer,como ser, si pasa un amigo entre el pblico uno no lo va asaludar, ah hay una restriccin. Adems hay otra, porque conun cierto adiestramiento, uno empieza a percibir de entradalas tendencias, las secuencias, pero tambin empieza apercibir el secreto. No es legtimo, no es pertinente, empezara denunciar el secreto. Entonces uno se las ingenia, tal veztrabajando con los distinguidos que son aquellos que nofueron escuchados en otro momento y mantienen ante elanalista una posicin distante, para que alguien denuncie elsecreto, que le ponga propias palabras y lo asumacolectivamente.

    La segunda variacin es el gravamen, el costo que tiene unoficio asumido ticamente. Uno no puede hacer determinadascosas, no sera pertinente. La pertinencia es un concepto dePichon que significa que un analista tiene que ajustarse a lasleyes del campo. No es lo mismo analizar a un sujeto queanalizar un campo institucional. Uno tiene que tratar de operarde acuerdo a las normas del campo en el que est trabajando.Lo cual no implica que uno tenga que operar haciendo odossordos a los sntomas particulares, pero est totalmentevedado las operaciones interpretativas de dichos sntomas.

    La tercera variacin de la palabra gravedad es la gravidez.Lo seal cuando dije, los pacientes graves hacen avanzar lateorizacin. Al principio yo estaba muy desprovisto de

    herramientas. Trataba de transportarlas de mi consultorio aldispositivo colectivo. Despus me di cuenta con variaspersonas que trabajaban en los hospitales, cuando todava

    desde la APA trabajar en un hospital era considerado unaespecie de masoquismo, que la prctica colectiva,comunitaria, enriqueca nuestra prctica individual. Nossacaba de ortodoxias impertinentes.

    Y la cuarta variacin es el agravio. Cuando uno sedescubre en una falencia narcisstica o se descubre en algoque el paciente hizo y que uno no lo tolera. Ah es donde hayque retroceder frente al agravio. Si uno est en formacin lollevar al propio anlisis y si uno est cerca del fin de anlisis,cuyo indicio es que uno ha adquirido una capacidad de propioanlisis, no retroceder ante los agravios, saber que solamente

    desde ah se acrecienta la presencia, se acrecienta elgravamen, y se acrecienta la gravidez, es decir, la fecundidad.Entonces, una variable es que uno interpreta teatralmente

    el rol de analista por lo que no hace. Otra variable es todo esesufrimiento: a veces muy difcil asumir un papel cuando hayque conducir algo, hay cierto sufrimiento. Todo eso aproximalas palabras para decir lo que ah est ocurriendo, para decirpertinentemente lo que ah es pertinente decir. Y eso es casiuna interpretacin psicoanaltica. Decir pertinentemente algosobre la estructura que uno ha advertido es la interpretacinque uno se permite. No se trata de interpretar la neurosis detransferencia, sino de interpretar lo que es pertinente a esemomento. Lo que uno interpreta en realidad es la

    transferencia en el sentido primero que le dio Freud:transferencia intertpica de la tpica inconsciente a la tpicaconciente. Las ocurrencias (a propsito de esto, me dicuenta de que siempre supe lo que acabo de decir), son laestructurada hablada de lo percibido, son casi unainterpretacin, totalmente pertinente que no se mete con laestructura singular de un sujeto, son con lo que ah estpasando.

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    presenta al filsofo italiano

    Franco Berardi Bifoen ArgentinaActividades abiertas

    Martes 6 de noviembre, 19 hs.Qu es ser feliz en el semiocapitalismo?

    Patio de la Facultad de Filosofa y Letrasde la Universidad de Buenos Aires / Puan 480

    Mircoles 7 de noviembre, 19 hs.Generaciones post-alfa. Patologas e imaginario

    en el semiocapitalismoBiblioteca Nacional. Aguero 2502 (Sala J. L. Borges)

    Jueves 8 de noviembre / RosarioGeneraciones post-alfa. Patologas e imaginario

    en el semiocapitalismo

    Actividad dirigida a profesionalesdel campo de la salud mental (arancelda)

    Mircoles 7 de noviembre, 10 hs.Patologas e imaginario en el semiocapitalismo. De

    la cultura alfabtica a la post-alfabtica:consecuencias tericas y prcticas para la clnica

    Asociacin Argentina de Psicologa y Psicoterapia de Grupos

    Informes e inscripcin: Arvalo 1840, Capital4774-6465 4772-7439

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    Raquel Bozzolo y Osvaldo [email protected]

    Acerca de ser, saber y hacer

    Una vacilacin nos toma al ponernos a escribir estacomunicacin; sospechamos que la misma ya introduceciertas dimensiones del tema a ser tratado. El cuaderno al quenos sumamos, convoca a analistas institucionales? ;o acasoa psiclogos, socilogos, trabajadores sociales, psiclogossociales que practican intervenciones institucionales?; bajoesa figura, es legtimo y pertinente incluir actividades querealizamos en docencias universitarias, consultoras,supervisiones de prcticas clnicas? Tal vez entremos as enuno de los problemas que nos toma en el punto de partida.

    Hace al menos unos veinte aos que trabajamos enagrupamientos ms o menos organizados, inscriptos eninstituciones diversas, tanto pblicas como privadas. Lohacemos ante consultas o pedidos diversos: ayudarlos en losproblemas del equipo, pensarse como grupo, sorteardificultades en la tarea, etc. Pero nos importa subrayar que loque hacemos en los agrupamientos -habitualmente equipos-que constituimos nosotros mismos, es hoy el campo ms frtilde innovaciones y procesos activos de pensamiento.

    Estos dos planos de actividades requieren diferentesposicionamientos subjetivos. En lo que sigue nos proponemosconsiderar las alteraciones producidas en ellos, puesto que lapotencia que hemos encontrado en ciertas modalidades dehabitar los equipos de trabajo, reclama poner en forma lasoperaciones que se fueron construyendo.

    En las intervenciones, generalmente en espacios pblicos(hogares de menores, hospitales de da, equipos hospitalariosde salud, residencias de salud mental, colegios secundarios,organizaciones no gubernamentales, etc.), la actividad mismase continu configurando alrededor del encargo a un equipo oa un profesional. nombrado no sin ambigedades, comoanalista institucional. En esas consultas -o en los relatos delas experiencias en encuentros y congresos- solemospresentarnos como "analistas institucionales" para subrayar lainscripcin de nuestras prcticas en una clnica excntrica a lacaptura de la misma por el eje teraputico/asistencial. Pero,designa este nombre lo que hacemos o es apenas la inerciade un nombre agotado?

    Pensamos que la sustitucin del mismo por otroalternativo, por ej. esquizoanalistas, no alcanza para salir dela encerrona identitaria. La forma coagulada de un haceralrededor de una identidadprofesional, supone una posicinsubjetiva, unos instrumentos, y unos referentes tericos, perosobre todo indica un lugar que configura el dispositivo ydispone los procedimientos. Una tesis bien central paranosotros, que concierne a la efectuacin de las prcticas encondiciones post-estatales, es que el lugar profesional- ya no

    habilita la mnima eficacia y potencia a los procedimientos dequien opera. Ms bien las obstruye, puesto que supone

    estructura que distribuye lugares, y ello induce ceguera paracaptar el declive que se ha producido, justamente, en lasestructuras y sus lugares institucionales.

    Historizaciones

    Las prcticas de intervencin en agrupamientos uorganizaciones, producidos a demanda, fueron designn-dose de muy diversa manera. Una somera elucidacin de loscambios sufridos en la nominacin, muestra inscripcionesdiversas en ciertas corrientes del trabajo con las instituciones:psicologa institucional, grupos de reflexin institucional,anlisis institucional

    Respecto de las modalidades de trabajo singulares que sefueron acuando en Buenos Aires, Cristian Varela hapuntuado algunos mojones. All por los aos sesenta, desde elarranque pichoniano, la incidencia de psicoanalistas comoBleger y Ulloa sesg prcticas hacia abordajes en los que ladimensin institucional, sin duda presente, an no tena unateora y unas categoras que permitieran pensarla y operarlaen su propio plano de consistencia, las teoras sociales que semanejaban eran convencionalmente durkheimianas, lo queimpeda entender los incipientes y crecientes fenmenos dedesagregacin de lo social. Hoy podramos decir que esasprcticas institucionales formaron cuerpo con el extensocampo del grupalismo y sus concepciones de referencia.Fueron experiencias marcadas por la implementacin dealguna variante del grupo operativo en las que se registra elpeso de esa matriz conceptual pichoniana donde loinstitucional era uno de los mbitos de ejercicio de laPsicologa Social, situado entre lo socio-dinmico y locomunitario.

    En la dcada de los sesenta-setenta las prcticas deintervencin institucional se entremezclaron con variadasprcticas en el campo comunitario; el mbito deoperaciones sola ser bien algn centro de salud inserto en esacomunidad, bien asociaciones vecinales, sociedades defomento o cualquier otra que pre-existiera a las operacionesque un equipo profesional se propusiera desplegar. Tales

    prcticas giraban en torno a las propuestas de la psicologapreventiva, la promocin de la salud y al enganche con lospromotores y lderes naturales de las comunidades; no estabantan ceidas a operaciones con grupos, en las que subyaca latesis que la potencia de la operacin radicaba en eldispositivo de grupo. En lo comunitario se trataba depatear el barrio e impulsar el desarrollo de los recursospropios de la comunidad.

    Numerosas prcticas quedaron inhibidas y sofocadasdurante la dictadura; se produjo un repliegue sobre lainterioridad de los grupos y una suerte de encierro en lasinstituciones en que nos nucleamos. Mientras que aquellasprcticas era evocadas no sin nostalgia, a la vez, al menos en

    nosotros, se produjo el encuentro de nuevos referentestericos y operacionales en los aportes de Michel Foucault y

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    Acerca de la nominaciny las prcticas actuales delAnlisis Institucional

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    en el Anlisis Institucional propiamente dicho, que junto a lastesis ontolgicas de Cornelius Castoriadis respecto al dominiode lo histrico-social, proporcionaron operadores concep-tuales claves para captar los brutales trastornos que se estabanproduciendo en instituciones tales como justicia, democracia,representacin, y en acceder a conceptualizaciones propias delo socio-histrico que la plataforma psicoanaltica no provea.Esas conceptualizaciones nos permitieron, por ejemploefectuar un anlisis institucionalista de la represin poltica,de los movimientos de derechos humanos, de la institucinpsicoanaltica y del psiclogo como codificacin instituida de

    unas prcticas y un posicionamiento profesional, a la vez quedar una inflexin decisiva a nuestros dispositivos de trabajo.Sospechamos que en la perduracin de la nominacin

    "analistas institucionales" est activa una inercia de aquellostiempos, en los cuales algunos saberes y algunos haceresarmaban identidades profesionales. En el caso de los analistasinstitucionales la cosa no lleg a coagular en profesin,probablemente por factores de diverso tipo. La insercin delanlisis institucional en las poblaciones psi de Buenos Airesse efectu en un espacio en que el psicoanlisis erahegemnico en la provisin de sustento terico y rasgosidentitarios, sobre todo en el perfil profesional; sabemos queel costo de ello fue que sobrepuso un impedimento para

    analizar a las propias instituciones y obviamente a lainstitucin misma del psicoanlisis.A su vez, las concepciones del anlisis institucional

    implicaban un trabajo sobre el experto, que en el ejercicio desus prcticas precisaba que otro oficio le funcionara deapoyatura. En Francia, por ejemplo, se apoy sobre la tarea desocilogos y pedagogos, y su perduracin actual se basa en laexistencia acadmica de investigadores universitarios, queoperan principalmente por encargo estatal sobre institucioneseducativas. Como vemos, la fundacin de esa prctica y deesa corriente de pensamiento es datable en un momentohistrico (y un pas) en el que el estado como meta institucingozaba de buena salud, aunque produca sus sntomas.

    Ya sealamos que Lourau -y Castoriadis- habilitaron laactividad de elucidacin crtica y su fundamento. En aquellasorganizaciones o agrupamientos en los que se manifiestapenosamente un desacople entre las significaciones que lasfundaron y las prcticas que efectivamente se despliegan,utilizamos lo que consideramos en su momento una suerte de"va regia": la elucidacin crtica de las significacionessociales.

    En ese dispositivo el problema pasaba por la captura delos sujetos por el inconciente institucional; la operacinconsista en la puesta en visibilidad de esas determinaciones.Esta concientizacin, tanto en el sentido psicoanaltico comoen el de las filosofas crticas, tendra efectos liberadores y

    transformadores de la sofocacin que lo instituido causaba; apartir de all se podra conquistar una movilidad subjetiva ygrupal que estaba aplastada. El punto problemtico consistien que tales efectos, no se producan, y as ese dispositivomostr que no dispona de potencia en otras condiciones deproduccin de subjetividades.

    Posteriormente revisamos el privilegio que leotorgbamos a la elucidacin crtica, al comprobar que laoperacin de elucidar requera la existencia de un tiposubjetivo, que ya mostraba signos de su extenuacin: lasubjetividad del ciudadano responsable de sus actos. Ladenominada subjetividad cnica, muestra al extremo esacoagulacin de lo que se suele nombrar como des-

    responsabilizacin, que preferimos pensar como desconexinentre actos y consecuencias. Al no producirse en formaautomtica el sujeto anclado en la ley, elucidar, en el sentido

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    Institucin y basta

    La sociologa nos ensea que. La psicologa nosdice que. En realidad, este tipo de frmulassustancializan metafsicamente las disciplinas cuyaidentidad presumida no existe ms que por y para losorganismos estatales quienes definen las fronteras (afalta de contenidos) y el modo de cooptacin selectivade sus representantes oficiales. Con todo, serapretencioso y ridculo (y yo no escapara a ello!)expresarse de una manera anloga a propsito delanlisis institucional. La crtica de la nocin de campo yla idea, de la que deriva, de campos de interferencias, seaplican directamente al anlisis institucionalInstitucin y basta. Tal es el obsequio de laimaginacin socioanaltica como libertad demovimientos.Para unos, el anlisis institucional es una referenciavagamente terica y poltica con olor a pasado, con lafragancia de la calle salvaje de 1968; o un pensamientosalvaje, marchito, olvidado entre las primeras pginasdel Capital de Marx o de un folleto de Bakunin acerca del

    fin del Estado. Para otros, ser una zona franca,estimulante o poco recomendable, apoyada en losterritorios de la psicosociologa, del psicoanlisis, de lasociologa de campo, incluso la historiografa y laciencia poltica. Algunos, todava, se contentan conreagruparse bajo esta bandera de las experiencias,preferentemente alejadas en el tiempo, en psicoterapia,en pedagoga, en la consulta, en la intervencin, etc.La palabra institucin, empleada a cada paso, demodo encantatorio bastar a muchos para exhibirsecomo institucionalistas. Esto no inquietarverdaderamente la existencia, en las institucionesuniversitarias y de investigacin, de una corriente

    sociolgica norteamericana homologada como tal,incluidas por las obras generales, diccionarios ymanuales franceses. El anlisis institucional de origenfrancs, en su diversidad mal identificable, apenas tienerelaciones con el institucionalismo de Talcott Parsons oel neo-institucionalismo de sus discpulos. A lainstitucin durkheimiana parsoniana que designa unaestructura esttica de normas y de funciones, estructuraexterior a nosotros -individuos y grupos- nuestroparadigma sustituye el modelo dinmico deinstitucionalizacin y de la implicacin dentro de lainstitucionalizacin.......

    No existe consigna, abracadabra o frmula mgicacomplicada para entrar en el anlisis institucional. Losconceptos que uno separa o que uno enumera paraproveer signos de pertenencia no son ms que palabras,trminos que se describen por el uso lingustico de laslneas de fuga de procesos relacionales, y no sustanciasidentitarias, fijas como en la metafsica de Aristteles yen la actual lgica binaria, no contradictoria. El trmiteconsiste no en identificarse imaginariamente con elanlisis institucional sino al contrario en perseguirferozmente a todas las identificaciones y todoidentitarismo dentro de nuestros propios razonamientos.

    Ren Lourau (Fragmentos de Libertad de movimientos)

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    de tomar conciencia, no propicia proceso alguno desubjetivacin.

    La cada del estado

    Aquel sesgo profesionalista de la poblacin psi,fuertemente condicionado por la inclinacin liberal delejercicio del psicoanlisis, que marc a quienes realizabananlisis institucional a demanda se flexion en los nuevostiempos a que el operador se constituya en una suerte deprestador de servicios (consultores institucionales, asesores,

    etc.).Fue necesario pensar sin estado, como dira IgnacioLewkowicz, en nuestras prcticas de intervencin. Estas, msac de las hegemonas o modas de pensamiento, ms all delos agrupamientos institucionales desde los que recibimos lasconsultas, han ido desordenando aquellos parmetros queantes describimos, dado que devinieron inactivos. Nuestrosdispositivos, ante las nuevas formas de existencia hoy seordenan bajo una modalidad del acompaamiento y de unosprocedimientos de intervencin que recogen la remocin delos supuestos acerca de la potencia anterior de dispositivos yoperaciones

    En una reunin delLaboratorio de Anlisis Institucional

    de Buenos Aires, en marzo del 2001, nos preguntbamos quocurrira con nuestras prcticas institucionales en lascondiciones que parecan abrir los acontecimientos del 20 dediciembre. En el surgimiento de asambleas barriales algunosvislumbraron algo as como una generalizada operacin deanlisis institucional desde all se preguntaban si seraposible seguir realizando intervenciones , si seramosnecesarios como analistas institucionales luego de eseacontecimiento?

    La lgica que haca suponer una operacin que realice latransformacin o un anlisis de la sociedad, era todava

    heredera de la lgica de la revolucin. Tambin es importanterecordar la fuerte conexin entre el anlisis institucionalfrancs y los sucesos de Mayo del 68. Estos linajes tericosfilosficos e ideolgicos se ven trastornados en nuestrasprcticas actuales, y de all la bsqueda de otros marcosconceptuales.

    Las alteraciones subjetivas producto del agotamiento delestado nacin, profundizaron su presentacin en losagrupamientos, en un campo ensanchado de visibilidad: laimposibilidad de armar un comn, la fragmentacinindividualista de los equipos, el achatamiento de la capacidadde inventiva, la prdida de alegra y una saturacin desentidos equivalente a la prdida del sentido en la tarea que

    CUADERNOS DE CAMPO / 8

    Cartografas ecosficas

    Es difcil, si bien fundamental, dar vuelta de hoja yolvidarnos de los viejos sistemas de referenciabasados en una ruptura de oposicin entre izquierday derecha, socialismo y capitalismo, economa demercado y economa de planificacin estatal No setrata de crear un punto de referencia centrista,equidistante de ambos extremos, sino de disociarsede este modelo de sistema basado en una adhesin

    total, en un fundamento supuestamente cientfico oen conceptos trascendentales judiciales y ticosdados a priori. La opinin pblica, ante las clasespolticas, ha desarrollado una alergia a los discursosprogramticos, a los dogmas que no toleran ladiversidad de opinin. Pero, mientras el debatepblico y los mecanismos de debate no hanrenovado sus formas de expresin, existe un granpeligro de que se alejen cada vez ms del ejerciciode la democracia y se acerquen a la pasividad de laabstencin o al activismo de las faccionesreaccionarias. Esto significa que en una campaapoltica, no se trata tanto de conquistar el apoyo

    masivo del pblico para una idea, sino de ver cmola opinin pblica se estructura en mltiplessegmentos sociales vitales. La realidad ya no es unae indivisible. Es plural y est marcada por lneas deposibilidad que la prctica humana puede tomar alvuelo. Adems de la energa, la informacin y losnuevos materiales, el deseo de escoger y asumir unriesgo se coloca en el ncleo de los nuevos retos dela era de la mquina, sean tecnolgicos, sociales,teorticos o estticos.Las cartografas ecosficas que deben serinstituidas tendrn como particularidad que no sloasumen las dimensiones del presente sino tambin

    las del futuro. Se interesarn tanto por lo que la vida

    del ser humano en la tierra ser dentro de treintaaos como por el sistema de transporte pblico dedentro de tres. Estas cartografas llevan implcitas laresponsabilidad de velar por las generacionesfuturas, o lo que el filsofo Hans Jonas denominauna tica de responsabilidad. Es inevitable que lasdecisiones que se hagan a largo plazo choquen conlos intereses a corto plazo. Hay que conseguir quelos grupos sociales afectados por estos problemasreflexionen sobre ellos, modifiquen sus costumbres ysus coordenadas mentales, que adopten nuevosvalores y postulen un significado humano para lastransformaciones tecnolgicas del futuro. En unapalabra, negociar el presente en el nombre delfuturo.No se trata, sin embargo, de una cuestin deapoyarnos en visiones totalitarias y autoritarias de lahistoria, mesianismos que, en el nombre del parasoo del equilibrio ecolgico, pretendan gobernar la vidade todos y cada uno de nosotros. Cada cartografarepresenta una particular perspectiva del mundo que,aun cuando sea adoptada por un gran nmero depersonas, siempre contendr un cierto elemento deincertidumbre en su seno. Este es, en verdad, el ms

    precioso capital, posible simiente de una autnticareceptividad hacia los dems. La receptividad ante ladisparidad, la singularidad, la marginalidad e incluso,la locura no surge slo de los imperativos de latolerancia y la fraternidad, sino que constituye unapreparacin esencial, una llamada permanente a eseorden de incertidumbre y la eliminacin de lasfuerzas del caos que siempre persiguen a lasestructuras dominantes, autosuficientes que creen ensu propia superioridad.

    Flix Guattari (Fragmento de Para una refundacin delas prcticas sociales)

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    realizan.Recordamos el trastorno que sufrimos, poco antes del

    2001, en una intervencin en un equipo de residentes, cuandoluego de trabajar intensamente la relacin de los integrantescon la institucin de la residencia, pudimos registrar laextenuacin de la misma como formacin en servicio; unaoperacin permiti que se produjera un crudo enunciadopleno de facticidad: la residencia hoy es trabajo pago porcuatro aos y despus el abismo. Algo equivalente ocurre altrabajar con maestros, profesores o preceptores de escuelassecundarias, frente a la inexistencia de aquellos rasgos

    subjetivos que supieron constituir la escena escolar.Desde estas experiencias, para nosotros las institucionesen s ya no son el foco de la intervencin. Su elucidacin y larelacin que los miembros del agrupamiento mantienen conellas no son el sitio de la intervencin tampoco podemoslegitimar nuestro accionar, como lo hicimos durante ciertotiempo, en el sufrimiento psquico de los sujetos.

    Si tanto elfoco como el sitio de la intervencin no pasanms por la institucin, habra que pensar en la existencia deun oficio an sin nominacin, como efecto de la cada delestado, se agotan lugares profesionales y sitios deintervencin. En algn momento, urgidos por la necesidad deinstituir espacios en la transmisin universitaria, hemos

    denominado a esta perspectiva como clnica de lasubjetividad.Acaso este cambio de nombre no disee otro mbito de

    trabajo sino que apuesta una nominacin que aloje los efectosde la cada del orden institucional que garantizaba el estado ylogre cobijar bajo este nombre algunos dispositivos yprocedimientos, que implementamos tanto como consultoresexternos como las que realizamos en nuestros propiosequipos.

    La destitucin del experto

    Efecto inevitable de la cada del estado nacin que

    sostena profesionales y expertos, el rehusamiento a ocupar ellugar de experto, es hoy un requisito para la potencia de laintervencin. La mera suposicin de existencia del lugar yahace obstculo, puesto que lo que suponamos existente noexiste a menos que se funde all. Aunque la intervencin seinicie por una consulta a quienes se los supone expertos, seavizora pronto la fragilidad del lugar; y en las ocasiones enque los consultantes lo sostienen, se lo experimenta como unformidable obstculo para la operacin a realizar. Sucede lomismo con el emplazamiento y la funcin de docentes u otrosinstituidos. La existencia de esos lugares no asegura nada,aunque puede ser ocasin de que se produzca una ciertaconexin, una cierta composicin que presente nuevas

    potencias.El rasgo central, que sostenemos es determinante, es quelas experiencias ms fecundas se estn produciendo enespacios en los que nuestra posicin no es la de analistas quellegan desde una exterioridad al agrupamiento mismo, sinoque lo integramos en su propio plano de consistencia. Tal esel caso de nuestra participacin en un equipo de ctedra de lacarrera de Psicologa de una universidad nacional y en undepartamento de una institucin de psicoanlisis vincular. Enambos casos se trata de equipos heterogneos en cuanto aexperiencia profesional y a edades, rasgo que consideramosimportante en cuanto a las subjetividades que nos habitan. Ental caso, la potencia de las operaciones no se basa en el lugar

    desde el cual se interviene, aunque s puede sostenerse laexistencia de unafuncin.El dispositivo de intervencin, (si reiteramos nomina-

    ciones propias del anlisis institucional) no es tangencial osobrepuesto al trabajo acostumbrado del agrupamiento. Por elcontrario, es central respecto de su consistencia material yprctica. Nuestras actividades y nuestros devenires subjetivosno se efectan bajo un dispositivo de intervencinencabalgado al funcionamiento habitual del agrupamiento,sino que son una misma cosa.

    Estos modos de operacin suponen una densacomplejidad, puesto que constatamos que siguen actuandoinercias tanto en las asignaciones transferenciales como en loslugares instituidos propios del orden institucional donde el

    equipo se encuentra inscripto, por ejemplo en la docenciauniversitaria, ordenada segn estamentos y jerarquas. Lapregnancia del vector transferencial en muchos casosobstaculiza ms que posibilita las actividades de intervencine inhabilita que estas lleguen a configurarse comooperaciones efectivas de composicin. La destitucin delexperto en estos casos es la interrupcin activa de los lugaresasignados por inercia institucional, lo que podramos afirmarque constituye una primera operacin imprescindible paraestablecer otras condiciones para el conjunto deprocedimientos.

    Las herramientas del oficio

    Hemos puntualizado que los equipos de trabajo queconstituimos han sido un espacio de intervencin privilegiadopara el trabajo de intervencin en nuestras subjetividades. Decompaeros de equipo o integrantes de grupo a co-pensores,el laboratorio ha sido el modo en que preferentementefuncionamos para posibilitar tanto el alojamiento de lasafectaciones subjetivas como su procesamiento en elencuentro con otros. Podramos asegurar que en el trabajosobre las subjetividades que (nos) habitan en nuestros equiposde trabajo, al tiempo que alojamos los efectos subjetivos deestas alteraciones, se termina de consumar la operacin delanlisis institucional.

    Estamos en plena actividad de conformacin para lograruna puesta en forma de algunas de nuestras herramientas.Intervenciones, procedimientos y operaciones parecenconstituir tres planos diferentes de lo que hacemos.

    Ya indicamos que, dadas las inercias existentes en lacomplejidad actual de los agrupamientos, se necesita laproduccin de una primera operacin para poder desatarprocesos de subjetivacin. La misma pasa por la interrupcinde esas inercias subjetivas. La declaracin de agotamiento designificaciones enunciadas y desacopladas con lasfacticidades y la elucidacin de las significaciones presentesen ellas son algunos de los procedimientos de nuestraactividad.

    Del campo de anlisis y campo de intervencin a lanocin de subjetividad de la elucidacin crtica alencuentro dialgico De los padecimientos al sufrimiento,del aislamiento al dilogo; de la no experiencia a laexperiencia; del estar al habitar, de la desubjetivacin asubjetivaciones posibles Poner palabras a la perplejidad,ponerle nombres a los problemas que acucian Son sloalgunos de los nombres de las derivas que se producen y nosproducen en este oficio de acompaar e intervenir, en lo quepor ahora nombramos como polticas de subjetivacin.

    Nota

    Esta contribucin forma parte de un trabajo ms extenso, en el que inten-tamos poner en regla las herramientas terico prcticas que nos estn

    permitiendo intervenir hoy.

    CUADERNOS DE CAMPO / 9

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    Silvia [email protected]

    La escuela parece desdibujarse en cada signo que laatraviesa. Transitamos sus espacios, tomamos el lugar quenos corresponde, hablamos su lengua, pero el juego no searma. Estamos en la escuela, estamos en la escuela? Qu esuna escuela en la saturacin de informacin1, en la velocidadincesante, en un mundo desreglado?

    Del homo- sapiens al homo- zapping

    Esa maana al llegar a la escuela me estaba esperando lacoordinadora acadmica...cuando me anuncian que el padrede un alumno quera conversar conmigo, le pido queespere....ya con l me comenta que el da anterior a la salidasu hijo haba quedado encerrado en el bao...pido misdisculpas al seor...viene a verme el arquitecto....estamosanalizando los costos de una obra cuando me anuncian quealguien debe acompaar a un nio que cay por laescalera...me encuentro con el profe de Tecnologa que meanuncia que abandona el curso por indisciplina de losalumnos...

    La ignorancia del Saber

    Llega la vice y vamos a la direccin para conversar sobrela sancin de dos alumnos que agredieron verbalmente a una

    profesora...Converso con los auxiliares docentes sobre lasdificultades que tienen los alumnos en la clase de historia,sobre los actos de violencia de Rubn que por la maanainsult a la profesora de Ed Fsica, sobre la profesora dematemtica quien no puede dar clases porque los chicos no laescuchan...

    ....En quinto ao un chico sac un arma y lastim a uncompaero...la secretaria pregunta: llamo alministerio?.Claro responde el director y deciles que vengan

    pronto porque yo no atiendo a la prensa, que se hagan cargopara eso le pagan...En ese momento se hace presente elequipo de convivencia del ministerio y simultneamente la

    polica, luego de conversar se llevan al agresor..llega la tacon quien vive el agresor, le informan sobre lo acontecido ydice: yo no puedo ms con este chico, no se que hacerrealmente....Este chico est para un reformatorio le contestael director.....Esta escuela me supera, yo saco licencia que sehaga cargo la vice...

    La insoportable levedad del ser

    La directora explica al padre que ya no saben qu hacercon los problemas de conducta del mayor de los adolescentes

    y le dice que han agotado todas las instancias: habl con lla preceptora, lo hizo la tutora, pas por direccin, intent

    convencerlo un compaero, firm llamados de atencin...Noquiero expulsarlo pero lo ultimo que hizo rebas cualquiervaso....El hombre se muestra asombrado y tranquilamenteindica que no esperaba que fuera ese chico sino el otro de loshijos..No comprendo la actitud rebelde porque desde quecreci y no entra por los ventiluces no lo obligo ms aacompaarme a robar por las noches que es de lo quevivimos..ahora vienen el de 7mo que es ms flaco y no selastima tanto al entrar...

    La pregunta inicial se altera. El valor testimonial de lasescenas no nos dice qu es una escuela sino cmo se habita.El testimonio, no relata episodios sino que da cuenta de unmodo de existencia en condiciones singulares. El testimonioafecta a quien lo pronuncia y a quien lo recibe. Quien lopronuncia no lo hace en nombre de un deber ser que juzga loque vive sino de un real que lo con-mueve, que lo sita frentea la exigencia de configurarse a partir de lo que sucede. Porsu parte el receptor queda definido por las operaciones quetiene que hacer para pensar el testimonio. El valor deltestimonio no est en lo que dice sino en la posibilidad decrear el marco que confiera algn sentido a los enunciados. Eltestimonio produce interlocutor, hace lazo. El testimoniopierde su dueo; una vez que produce un lector, un receptor,la responsabilidad sobre lo testimoniado es compartida. Elefecto del testimonio es la comunidadde pensamiento.

    Las escenas testimonian un habitar desreglado. No slotodo puede pasar sino que lo que acontece no puede seralojado en una referencia de sentido. Qu ocurre cuando elorden de la Legalidad no estructura el mundo? Al parecer, yano contamos con un saber o un guin que nos ampare y nosproporcione la inteligibilidad necesaria para movernos en lavida social.

    Los protagonistas de las escenas insisten en no saber quhacer; los padres no saben qu hacer, los docentes no sabenqu hacer y los chicos hacen ms all del saber. El no saber noes mera ignorancia sino una constatacin de que el saber queno dialoga con lo que se presenta no produce efectosprcticos, no habilita modos subjetivantes de hacer con lo

    real.Decamos, que la impotencia envuelve a los sujetos. Me

    atrevera a dar vuelta la afirmacin: no se trata de un mero nosaber sino de un saber que no habla, que no produce actos, noarma lazo, no crea posibilidades de existencia .

    Veamos como opera un saber que ha dejado de hablar. Qusabemos de la funcin paterna? Ante todo que es portadora deley, que su funcin es inscribir al cachorro humano en eluniverso de la cultura, en el mundo de las convenciones quenos unen a los otros; pero resulta que sorpresivamente nostopamos con un padre que nos comenta que por las nochessale a robar con su hijo. Y qu sabemos de la funcin docente:que cuenta con los recursos para afectar al alumno en una

    direccin determinada y con qu nos encontramos?, con unprofesor agredido, otro que renuncia y un director que pide

    CUADERNOS DE CAMPO / 10

    La educacin

    Una posibilidad en los plieguesdel desfondamiento

  • 7/23/2019 58711815 Cuaderno de Campo El Analisis Institucional Hoy

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    licencia porque las circunstancias lo superan. Qu sabamosde los dispositivos de produccin de ley ?, que prescriban yordenaban un hacer. Qu su fuerza no radicaba en la presenciafsica - de las mximas autoridades en la escuela- sino en lacapacidad performativa de sus normas y discursos. Quocurre en cambio?. Frente al estallido de los acontecimientos,los directivos demandan la presencia concreta de las figurasministeriales - equipos de convivencia- a lo que le sigue noobstante, el pedido de licencia del director.

    Los docentes, directivos, alumnos, padres devienenhabitantes de un universo desreglado. Cmo pensar al

    habitante de un universo desreglado?. En principio se trata deun sujeto a la deriva, sin anclaje que lo funde, sin unaanterioridad que lo constituya. Pero la paradoja de estasituacin es que un sujeto a la deriva o se deshace o seconstituye pensando lo que hay.

    Los testimonios nos hablan del padecimiento de un estar ala deriva. Se padece por dispersin, por superfluidad. Pero noes igual padecer que dar cuenta que se padece, que narrar elpadecimiento. Se padece con el cuerpo, se padece en soledad,se padece porque no alcanzamos a descifrar qu nos hacepadecer. Cuando el padecimiento se narra, se arma uninterlocutor y se instala una palabra, una palabra que al serdicha instaura un principio de simbolizacin dnde no lo

    haba.Las escenas testimonian la imposibilidad de armarsituacin educativa. En tiempos estatales, en sociedaddisciplinaria, la situacin educativa estaba dada. Podamosencontrar diferencias en el estilo pedaggico pero la situacinse armaba por efecto de la eficacia de los lugares instituidos.Bastaba con un docente (dcese del que ejerce su lugar) y unalumno( dcese del que ejerce su lugar) para que la situacin

    se planteara. Por lo tanto el encuentro, trmino que remite noa una mera reunin de trminos sino a la capacidad de queesos trminos se afecten, fundaba el principio de la situacineducativa. Desde aqu la imposibilidad de situacin educativaen los tiempos que vivimos, no radica en que no se enseancontenidos pedaggicos sino en un estar desencontrados.

    Un estar a la deriva es un estar padeciente. Elpadecimiento en los relatos se insina como un padecimientoextensivo: es un padecer de alumnos, docentes, padres. Elpadecimiento revela una posicin de vulnerabilidad y lavulnerabilidad habla de un afectarse por la situacin. La

    vulnerabilidad es la condicin primera de un pensamiento eninmanencia, un pensamiento cuya fertilidad no est encriterios externos de legitimidad sino en su poder de afectar-se y afectar una prctica. La percepcin de vulnerabilidaddeviene de la ineficacia de las representaciones. Lo que sesupona no se presenta, lo que se haca ya no resultaproductivo, lo que se imaginaba no se halla en ningn lugar.La vulnerabilidad es el modo en que se expresa elagotamiento de una lgica.

    La vulnerabilidad supone un pliegue en dos direcciones:por un lado en relacin a las representaciones de la culturaescolar tan afecta a las jerarquas y las asimetras. Lapedagoga en su trayectoria produjo asociaciones de sentido

    entre autoridad-saber-verdad- . As, cuanto ms poder y mssaber ms autoridad y ms sentido saturando ( y suturando) lavida social. En este plano admitir la vulnerabilidadcompartida coloca a los sujetos en un plano equivalente deposibilidades. Por el otro, si la vulnerabilidad es en este casovulnerabilidad de las representaciones y los dispositivosinstituidos, crece la responsabilidad y la decisin subjetiva entorno de pensar lo que vivimos. La vulnerabilidad entonces es

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    CUADERNOS DE CAMPO / 11

    estudio ins moreno

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    30 aosTenemos mucho para dar y recibir

    por eso, seguimos caminando

    - Abordaje: IndividualGrupal - Organizacional

    - Utilizacin de Tcnicas Ldicasno Convencionales y Formales

    - Focalizando Factor Humano

    actitudes - emociones - procedimientos

    PROYECTOSA MEDIDA

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    un pliegue en tanto de ahora en ms los modos de habitarresultan de un doble juego: decidir y hacerlo con otros. Estosotros no resultan de un organigrama sino que son aquellos conlos que podemos componernos para desanudar problemas ydesplegar posibilidades.

    La vulnerabilidad se presenta entonces como punto departida para entrar en relacin con lo que hay. Pero slo puntode partida, es necesario hacer activa la vulnerabilidad y estoimplica producir un intervalo en la velocidad incesante de loque acontece. La idea de intervalos-pliegues2 da cuenta de unmovimiento que permita albergar, alojar un dato, hacerlo

    inteligible en los marcos de la singularidad y no de lossupuestos : de qu nos habla un padre que sale a robar con suhijo?. Qu nos hace obstculo de esa situacin, que suceda oque nos lo relate?. Qu nos produce un director que huyedespavorido, qu un alumno que desoye a sus docentes, conqu nos chocamos cuando asistimos a un docente impotente?.

    Los testimonios testimonian la imposibilidad del ejerciciodel rol3. Sin embargo no se trata de disfunciones, sino de losefectos de la cada de la funcin. El Nombre del padre,maestro, alumno es un vestigio, tal vez activo en ciertascondiciones, pero ya no invariante estructural, determinacinuniversal, que fija posiciones y produce actos. Por lo tanto siun padre armaba un hijo, si un docente armaba un alumno y

    un director convalidaba una configuracin jerrquica, hoysolo se trata de nombres que han perdido la cosa quenombran. Estamos frente a un desafo: componernos a partirde operaciones de afectacin. Ser director, docente, alumnoser entonces producto de movimientos que produzcan larelacin donde no la hay, donde ya no se produce por efectoautomtico de los instituidos. Si slo pienso al padre como elportador de ley no es posible ligar con ese padre real. Sislo pienso al alumno como el que se configura respecto deuna autoridad no hay composicin posible con el alumnoque rompe los moldes previstos, si slo pienso al docentecomo el que cumple con la obligacin prescripta no hayenseante efectivo. Por lo tanto la consistencia de un

    encuentro no descansa en formatos previos sino en lasoperaciones que posibiliten una ligadura. La cohesin porejemplo entre ese padre y el docente no resultar de laequivalencia de identidades sino de las huellas de un hacer

    juntos. Sabemos lo que nos separa de ese padre, pero qu nosune o qu podra unirnos?. Qu tarea, qu problema, questrategia?

    Como sugiere Cristina Corea, en condiciones de fluidez, siuna experiencia no est hecha de mltiples operaciones, secae, se diluye, no acontece. La subjetividad contemporneano se instituye en relacin con algo dado ( saberes, prcticasacumuladas, experiencia previa). Nos chocamos con infinidadde presencias que aportan un exceso, un plus, una diferencia

    que no deja atraparse en las tradiciones ni en lgicas decomprensin aprehendidas. Pareciera que una operacin en lafluidez puede dar lugar a una experiencia subjetiva si tienealguna opcin de constituir un entorno, una configuracin quehabilite experiencias y proporcione criterios de decisin en lasaturacin general. En medios inestables, lo decisivo para lasubjetividad son las operaciones y una operacin es aquelmovimiento capaz de producir lo que no est. Unmovimiento, una operacin capaz de enlazar lo disperso tienela radicalidad de la constitucin.

    Si algo existe en la fluidez es porque se est operandosobre lo que se presenta disperso. La subjetividad de loshabitantes de las escuelas relatadas, deviene superflua. Su

    modo de estar es propio de la navegacin incesante por unaserie de nodos, que a su turno exigen una operacin deconexin de baja intensidad. La violencia, el planilleo, los

    chicos que no aprenden, los docentes impotentes funcionancomo paradas momentneas en el flujo de informacin queno dejan rastros capaces de alterar los modos de habitar laescuela.

    Los testimonios testimonian un hacer que no produce, unestar que amontona pero no enlaza, un choque de presenciasque no alcanza a convertirse en encuentro. Pero tambin dancuenta de las potencias: la cercana de los cuerpos, lavulnerabilidad compartida, la ignorancia de partida.

    Dicho de otro modo; la potencia est en lo que hay:presencias desarticuladas, fragmentadas pero presencias al fin.

    Se trata de que esas presencias produzcan una existencia 4.

    Notas

    1 Informacin es todo aquello que se nos impone, que nosconvoca a una operacin de conexin. La informacin en la era de lavelocidad no es un dato pleno de valor, sino el nodo que nos conectaa una red. Su nico valor es producir una operacin de enganchecapaz de diluirse frente a una nueva operacin. Dice Castell. Lasredes operan segn una lgica binaria de exclusin/inclusin. Encuanto a formas sociales carecen de valor. Tanto pueden matar obesar, no hay nada personal en lo que hacen...Ver Pekka Imanen. Latica del hacker. Destino, Barcelona 2001

    2 El pliegue no es un pensamiento en busca de entidades fijas. El

    pliegue huye del verbo ser y remite a circunstancias: en qu caso,donde, cuando, cmo. El pliegue es un pensamiento de las formas,un pensamiento que permite componer lo que se muestradesarticulado, informe o pleno de forma. Un pensamiento en plieguees un pensamiento de la com-posicin no de la clasificiacin. Lospliegues incorporan sin totalizar, sin unificar, reunendiscontinuamente en la forma de movimientos que producensuperficies, espacios, flujos y relaciones. Ver Domnech, M y otros.El pliegue: psicologa y subjetivacin. En Cuaderno de PedagogaNo 8. Centro de Pedagoga Crtica. Rosario 2000

    3 Rol: trmino que alude a la accin de jugar un juegopreviamente diseado. El rol supone el desempeo de un papelasignado

    4 La existencia no es de ndole fsica sino simblica. La

    existencia es del orden de la creacin

    CUADERNOS DE CAMPO / 12

  • 7/23/2019 58711815 Cuaderno de Campo El Analisis Institucional Hoy

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    Diana Markwald [email protected]

    Poner como ttulo alguna pregunta creo que es unaposicin frente a la tarea de la intervencin institucional. Esponer en juego una dimensin tica a la hora de acercarnos auna institucin.

    Las instituciones en la actualidad

    La realidad en general y la de las instituciones en laArgentina en particular, ha ido cambiando.

    Pienso que en trminos generales hoy nos encontramos

    frente a dos tipos de instituciones que implican dosconvocatorias diferentes a la hora de intervenir.Estn aquellas en que el contexto hostil se ha hecho texto

    institucional provocando el desfondamiento. Son stas,instituciones que se encuentran a la deriva, donde laalternativa de la desintegracin parece ms prxima. De aquen adelante las llamaremos las instituciones de perfil 1.

    Estn las otras, de las que siempre hubo, que durante sutrayecto histrico institucional presentan momentos dequiebre, de conflicto, de malestar, pero cuyo proyecto, enprincipio, no est puesto en cuestin. A estas las llamaremoslas instituciones de perfil 2.

    Qu requerirn cada una de ellas de nosotros al momento

    de intervenir?.Las intervenciones en la actualidad

    Por una cuestin de imposibilidad, sumada a una cuestintica diremos que en relacin a las de perfil 1, no puedeaplicarse la consigna ms radical del anlisis institucional dehacer estallar las instituciones. Es impensable que ladialctica institudo-instituyente pueda reestablecerse si delprimero slo quedan retazos disfuncionales. Propiciarinstituyentes tomados de las voces disonantes que emergen deellas solo traera aparejada ms disolucin. Entiendo que aquse impone pensar ms en una tarea de acompaamiento.

    En las instituciones de perfil 2, si bien podemos pensarque tampoco se beneficiaran con la consigna de hacerestallar las instituciones, s podran enriquecerse haciendo untrabajo sobre las voces acalladas, un trabajo sobre el fondoquizs inmvil que, habiendo atrapado las voces singulares,impide la dialctica institudo instituyente. Se tratar aqu deotro tipo de acompaamiento.

    De qu se trata acompaar?

    Tomo acompaamiento no en un sentido adaptacionista,conformista sino como reconocimiento de que el lugar deprotagonistas lo tienen los otros, los actores institucionales.

    Coincido as con la propuesta de J. Ardoino deacompaamiento:

    Menos que de guiar, conducir, se trata pues de escuchar

    al que acompaamos postulado en forma explcita comonico capaz en definitiva de elegir adnde quiere ir y cmoconcibe hacer las cosas

    Es la accin de un tercero que colabora y acompaa en laproduccin de conocimiento y en el desarrollo de cambiospersonales, grupales u organizacionales en contextos deincertidumbre.

    No somos los expertos que sabemos y la organizacincliente no es un objeto pasivo ignorante, sino que vamos

    juntos a tratar de entender cmo es esta realidad nueva que sedio en la interseccin de nuestro encuentro.

    An as, y tal como ya lo dejaramos planteado antes, las

    formas que va tomando el acompaamiento, si el diagnsticoal que hice referencia est bien hecho, es diferente frente a lasdos figuras institucionales antes mencionada.

    Intervenciones en las instituciones de perfil 1

    En muchos casos, la idea de reconstruirse es solidaria conla idea de hacer experiencia.

    En el libro Produciendo realidad, que analiza loacontecido con las fbricas recuperadas, hay un artculo deEnrique Carpintero: Cuando la subjetividad se encuentra conla experiencia produce realidad, y lo que me parecenovedoso de su planteo es que, para l, la incertidumbre y el

    aislamiento vivido todos estos aos han trado como resultadola bsqueda de un nosotros y de un sentimiento decomunidad, y que la recuperacin de fbricas por parte deobreros ha posibilitado (con todos sus vaivenes) que lasubjetividad se encontrara con una experiencia que producerealidad. De esta manera el colectivo social se afirma en supotencia.

    Vemos que, all donde lo que prima es lo destitudo,acompaar adquiere el sentido de ir logrando lareintroduccin de la dialctica institudo-instituyente.

    Intervenciones en las Instituciones de perfil 2

    En estas instituciones lo que prima es algn tipo dedesencuentro y lo que aparece es una escena institucionalburocratizada, invadida por el espritu de la pesadez.Percibimos en esas consultas que ese desencuentro se muestracomo insatisfaccin, como sentimiento de enajenamientofrente al proyecto institucional en el que estn inmersos o serefleja en la distancia que hay entre lo que esa institucin sepropone como fin y la modalidad con la que lo lleva adelante.Pienso que en estos casos, la intervencin debe acompaarnuevos agenciamientos, dando lugar al espritu crtico, a lareflexin, a la interrogacin.

    Finalidad de la intervencin

    An tomando estas diferencias que van mostrandooperatorias diferentes, creo que nuestra intervencin, as

    CUADERNOS DE CAMPO / 13

    De qu se trata interveniren el contexto actual de lasinstituciones?

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    como sucede con otro tipo de intervenciones como la mdica,sigue teniendo como finalidad la de aliviar algn malestar. Setrata de apostar a que se puede construir, consolidar,modificar, reconstruir, para lograr un quehacer satisfactoriopara todos los sujetos comprometidos en ese proyecto

    En el texto La intervencin: imaginario del cambio ocambio de lo imaginario?, J.Ardoino juega con elsignificado de intervenir en el sentido de venir entre,interponerse, y lo juega tanto como sinnimo de mediacincomo de intromisin. En este sentido cualquier intervencintendr algo de violento. Violencia por el solo hecho de

    incluirse en una escena prestada pero tambin violenciaporque intentar ir en contra de las fuerzas que tienden a ladestruccin, a la desintegracin del proyecto.

    Sabiendo esto, creo que es importante poder irdeterminando el grado de permeabilidad o impermeabilidadque tiene una institucin a esta intromisin y a soportar supropia interrogacin. Hay instituciones que ofrecen grietasms permeables a un abordaje y otras que no.

    En la medida en que las instituciones tienen dificultades,la intervencin intentar colaborar en la diferenciacin de losobstculos que vienen del mundo exterior de aquellos quevienen del seno mismo de la institucin. Esta diferenciacinpermite recortar el campo de problemticas y ubicar ante qu

    perfil institucional estamos.Intervenir en el caso de las instituciones de perfil 1 serhacer resurgir los institudos, reestablecer la culturainstitucional, recuperar el saber hacer y potenciar la apuestaque les permita navegar an en un contexto de turbulencias.Una vez logrado esto, y si la posibilidad de la reflexin estpresente, vendr otro tiempo de la intervencin: el de lainterrogacin.

    Intervenir en el caso de las instituciones de perfil 2 sertrabajar sobre los imaginarios y las creencias compartidas,con la apuesta de ir logrando que el institudo no sea la nicabandera institucional y de esta manera all donde lo que primaes el espritu de la pesadez se pueda reestablecer la tensin

    entre potencia e impotencia.Adems de los perfiles ya caracterizados, podemosencontrarnos con un tipo institucional combinado, que tieneun proyecto claro (como sucede con las instituciones delperfil 2) pero que, al mismo tiempo, debe enfrentar uncontexto turbulento el cual no est en sus manos podermodificar (como sucede con las instituciones de perfil 1). Eneste caso el trabajo de interrogacin permitir una posicindiferente frente a las arbitrariedades del mundo exterior.Dicha posicin conlleva un cambio de mirada de los actoreshacia la situacin tanto interna como externa.

    Entiendo que el horizonte inmediato de cada una de estasintervenciones difiere pero hay algo del espritu del anlisis

    institucional que persiste. Lo que persiste en uno u otro tipode intervencin es el espritu de recuperar un espacio.Si se trata de las instituciones de perfil 1 recuperar un

    espacio tendr que ver con remontar un texto institucional queha sido arrasado por una violencia cuyo horizonte era ladestruccin, la desaparicin. Si se trata de las instituciones deperfil 2, tendr que ver con conjurar los efectos desobrecodificacin o rotulacin posibilitando as lacreatividad o el surgimiento de otros efectos de sentido talcomo dice Osvaldo Saidn.

    Desde dnde trabajamos?

    Pienso que cuando vamos a iniciar un trabajo lo hacemosdesde el no saber, pero no desde la fachada del no saber sinodesde realmente pensar que de esa organizacin yo no s

    CUADERNOS DE CAMPO / 14

    El cuerpo comosuperficie vibrtil

    Si vivir sin una casa concreta es difcil, no hayvida humana posible sin un modo de ser en elcual uno pueda sentirse en casa. No nos hemosvuelto todos homeless: no es verdad que la casasubjetiva haya desaparecido; slo est sufriendoun cambio radical en el principio de su

    construccin, hecho que no deja de serperturbador. Construir un en casa dependeahora de algunas operaciones que, aunquebastante inactivas en la subjetividad del occidentemoderno, le son familiares al modo antropofgicoen su actualizacin ms activa: sintonizar lastransfiguraciones en el cuerpo, efectos de nuevasconexiones de flujos; montar la ola de losacontecimientos que tales transfiguracionesdesencadenan; desarrollar una prcticaexperimental de configuraciones concretas deexistencia que encarnen estas mutacionessensibles; inventar nuevas posibilidades de vida.

    Tales operaciones dependen, a su vez, delejercicio de potencias del cuerpo igualmenteinactivas en la subjetividad contempornea:expandirse ms all de la representacin;conquistar una intimidad con el cuerpo comosuperficie vibrtil que detecta las olas inclusoantes de que rompan; aprender a montarlas;forjar zonas de familiaridad en el propiomovimiento; o sea, navegar es preciso, si nomuy probablemente el destino ser el naufragio.Un en casa hecho de totalidades parciales,singulares, provisorias, fluctuantes, en devenir,que cada uno (individuo o grupo) construye a

    partir de los flujos que tocan el cuerpo y sonfiltrados en forma selectiva por el deseo.Sin embargo, a pesar de que la experienciasubjetiva haya cambiado a este punto, latendencia predominante es a mantenerse bajo elrgimen que hasta hace poco estaba en vigor: unen casa identitario. Esto es evidente en losatrincheramientos en los que se ubican grupostnicos, raciales, religiosos, sexuales o, incluso,naciones enteras que insisten en existir comoidentidades recortadas del ocano de flujosmutables del que est hecha hoy la consistenciasubjetiva de todos los habitantes de la Tierra.

    Por qu no se consigue dejar de lloriquear desaudade de la casa enraizada a pesar de estecambio evidente e irreversible? Ciertamente, porfuerza de la costumbre inscripta en nuestrodeseo; pero tambin y, tal vez principalmente, porfuerza del modo hegemnico de subjetivacin enel neoliberalismo mundial integrado que necesitadel rgimen identitario para funcionar y quemoviliza esta costumbre en nuestro deseo comodispositivo esencial para su realizacin.

    Suely RolnikFragmento de Ms all del principio de identidad. La

    vacuna antropofgica.

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    nada. Yo s de organizaciones en general, producto de unrecorrido que me avala pero de esa institucin puntualmenteno s nada.

    Fernando Ulloa utiliza una expresin muy potica para darun consejo: Marchar como los baqueanos. Con el equipajeligero, eficaz y desprejuiciado, manteniendo la mayor lealtada lo que ah acontece y poca fidelidad a lo que la tradicin

    presupone debe acontecer.Creo que esta advertencia da cuenta de la importancia del

    encuentro singular con esa institucin desde una posicin deignorancia sin buscar los elementos que una cierta teora a la

    cual respetamos (pero no rendimos culto) nos incita aencontrar.

    Y all voy, como dice la autora mejicana Claudia SalazarVillaba, en bsqueda de relatos. Dice que un analistainstitucional es un atrapa relatos y la cito: El que va deintervencin (que se va de intervencin como se va de pesca,

    de cacera) va buscando.Ella plantea all que el que interviene va en bsqueda de

    algo que no sabe de antemano. El que interviene cree,imagina, supone, sospecha, teme.

    Trabajar desde el no saber implica reconocernos comoposeedores de un valioso instrumento que nos permite unaapertura y tambin la posibilidad de asombrarnos ante esa

    singular institucin que nos convoca.

    Para quin trabajamos?

    Trabajamos para ayudar a dar lugar a las instituciones devida, para que las instituciones, como dice Eugene Enriquezsean espacios donde el otro importe en su realidad de

    persona, sean espacios donde unos y otros se formen a travsdel intercambio subjetivo, espacios donde cada sujeto devienelo que va siendo. En este sentido creo que cuando esto noocurre, el espacio institucional se ve atrapado por una pulsintantica bajo la forma de la repeticin, la estereotipia y laburocratizacin. A esta altura es bueno dejar en claro queutilizo institucin como un modo cotidiano de conversacinpero que, en rigor, las instituciones se expresan en grupos y enorganizaciones, y a su vez estas organizaciones tienen unamisin particular que es la de darle vida a la institucin.Nunca se ve a la institucin educativa, se ven lasuniversidades, las escuelas que tienen la misin de mantenerviva la institucin educativa. No se ve a la institucin familiasino que cada una de las familias vehiculiza la idea de lainstitucin familiar.

    Tal como se habr ido dando cuenta el lector, se fuerevelando de a poco que nuestra preocupacin es el proyectoinstitucional, pero que en realidad el gran desafo en unaintervencin es cmo atender a lo comn encarnado en eseproyecto y a la vez dar lugar a los despliegues singulares.Se trata de ir trabajando, implicacin mediante, en cmo noquedar atrapado en las explicaciones individuales y, por otrolado, cmo proceder para no romper la movilizacin de lasinteligencias y las personalidades.

    Fernando Ulloa aproxima la importante idea de que elanalista puede componer una narracin que aluda a lo quesucede sin apuntar a ninguna persona en particular: una suertede interpretacin puesta a disposicin del que la desee.

    Si bien el analista institucional conduce una situacincolectiva, su eficacia habr de operar en la singularidad decada sujeto contextuado institucionalmente. Esta concepcinhace sinergia con la idea del Dr. Enrique Pichn Rivierecuando plantea que el trabajo es grupal pero la apropiacin espersonal.

    Comentarios finales: acerca de la hospitalidad

    Seamos hospitalarios dice nuestro primer mandatosocial. La aparicin de la palabra articulada en uno de losprimeros relatos de Occidente hace honor a ese mandato. Hagoreferencia aqu a La Odisea de Homero. Saliendo de laoscuridad, de una poca de guerra y destruccin, Homero poneen el centro argumental de La Odisea la ley de hospitalidad.

    Que cada institucin est obligada a respetar la ley dehospitalidad supone la posibilidad de que esa institucinperdure, que nuevos miembros sean albergados y hallen cierta

    satisfaccin en ella. Si a algo hay que obligar es porque no slono se da naturalmente sino que tambin puede no darse.Cmo se podra pensar que la ley de hospitalidad se juega

    en una institucin para cada uno de los sujetos?. Creo que nopodra ubicarse solamente en la realizacin de una tarea que alfinal representara el Bien Comn. Deberamos pensar si no estambin en el uso de la institucin mientras se realiza la obrainstitucional. Un uso que permita encontrar una forma desatisfaccin compartida y que incluya la particularidad de cadauno, el rasgo propio de cada cual y no necesariamente unasatisfaccin idntica para todos. Nuevamente se trata deatender a lo comn y a su vez dar lugar a lo singular.

    Creo que la ley de hospitalidad no se decreta, sino que se

    va instaurando sin un criterio nico, y por lo tanto es del ordendel acontecimiento que se da cada vez y en cada institucin.Se trata de que cada institucin vaya encontrando la mejorhospitalidad posible para la satisfaccin personal de cada unode los actores institucionales, sabiendo que alberga en smisma la tensin alojamiento- desalojamiento. Se trata depoder ir construyendo otros bordes para la permeabilidadinstitucional.

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    N.E.P.S.NUEVA ESCUELA DE PSICOLOGA SOCIAL

    Incorporada a la Enseanza Oficial Reg. N 7418/05Fundada en 1987

    Direccin: Lic. Carlos Rico AlczarCoordinacin Institucional: Diana Marcovecchio

    Formacin de Operadoresen Psicologa Social

    Carrera de Nivel Terciario aprobada por el Ministerio de Educacin RESN 606/02 DGEGP

    Puntaje Docente: Anexo de Ttulos Decreto 469/04 Apndice IX

    Teora de Enrique Pichon Rivire

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    Laboratorio de Anlisis Institucional de [email protected]

    Introduccin

    Cuando en abril de 2006 decidimos constituirnos comoequipo para realizar intervenciones de anlisis institucional,surgieron algunos interrogantes que an siguen sobrevolandonuestras discusiones: Cmo se reconfigura esta prctica deacuerdo a las profundas mutaciones sociales, polticas,econmicas de los ltimos treinta aos? O mejor dicho: Lasmutaciones contextuales modifican inequvocamente unaprctica como el anlisis institucional?

    Evidentemente no se trata de discusiones tericas, o s,pero por lo menos creemos que no se tratan de discusionescuyas respuestas puedan surgir desde un plano terico oabstracto. El devenir mismo de las prcticas y lasintervenciones va mostrando los tipos de variaciones o no-que experimenta el anlisis institucional hoy. Quiz en estemomento sea necesario sostener estos interrogantes, lo cualno niega, por cierto, la posibilidad de avanzar con ciertashiptesis provisorias que nos permitan ir repensando nuestrosmodos de intervencin.

    Un punto de partida posible: en tiempos de soberana delestado nacin, de sociedades disciplinarias, la existencia delas instituciones no estaba puesta en discusin. El aspectodecisivo al momento de las intervenciones era que lareproduccin y permanencia de dicha institucin tampocoestaba en duda. Las intervenciones, por lo tanto, se realizabanal interior de una trama institucional slida y, por eso mismo,perdurable. No podramos afirmar que ese esquema hayadesaparecido por completo en la actualidad, pero s que ennuestras experiencias de intervencin nos hemos encontradocon escenarios de otro tipo.

    Existencias e insistencias

    Una de nuestras intervenciones tuvo lugar en una escuelapblica estatal. Cuando empezamos con ese trabajo nosencontramos con testimonios que ponan de manifiesto cmoreglas y normas que haban servido para regular elfuncionamiento de esa institucin ya no tenan eficacia

    simblica. Si bien permanecan en los estatutos y se repetanhasta el cansancio, no lograban producir efectos prcticos.Esto es, no producan subjetividad en maestros, alumnos yautoridades. En las reuniones con padres, profesores ydirectivos surga con insistencia una imagen habitual a la horade describir la escuela en los ltimos aos: "Los chicos noobedecen reglas y eso alimenta la violencia". Hasta ah nadanuevo. Desde nuestro punto de vista, antes que por trasgresina las reglas, la agresividad entre los alumnos se producacomo un modo de estar entre ellos ante la dificultad paratramar relaciones dentro de y con- la institucin. Ms quevincularse entre s, lo que hacan era chocar en el vacoabierto por la ausencia de sentidos que armaran algn tipo de

    lazo posible. Sin embargo, esta crisis, encontraba uncontrapunto que, transcurrido un cierto tiempo, e iniciada otra

    intervencin, se transform en un elemento de reflexin sobrela prctica misma del anlisis institucional: la certeza de queesa misma institucin escolar, ms all de sus intensosconflictos internos, no iba a desaparecer. Podan removerselas autoridades, sufrir algn tipo de intervencin desde elMinisterio, agravarse los malestares, pero la escuela iba aseguir emplazada en el mismo sitio, dependiendo de lasmismas reparticiones del Estado y continuando, con todas lasdificultades del caso, con sus tareas. Por si fuera necesario loaclaramos: verificar la existencia fctica de una institucin(cumplir con los requisitos administrativos, desempearnormalmente las actividades pautadas, estar en regla en surelacin con las dependencias del Estado), no permite deducirque all se produzca subjetividad.

    Esta certeza de permanencia de la institucin, de igualmodo, an en medio de sus crisis, marca diferencias notoriascon otro tipo de experiencias colectivas cuyos conflictos ydificultades no ponen en cuestin slo la capacidad deproducir subjetividad sino, inclusive, su existencia fcticamisma.

    En este sentido, la siguiente intervencin que realizamoscomo equipo implic un replanteo de nuestras prcticas. Eltrabajo se acord con cooperativas autogestionadas de laciudad de Rosario. Se trat de un taller actualmente encurso- con los presidentes de estos emprendimientos a fin deconstruir un mapa de la gestin de la innovacin. En sumayora son empresas que fueron recuperadas por sustrabajadores. Para comenzar con el trabajo se realizaron unaserie de reuniones con trece empresas autogestionadas, en las

    que se ley la propuesta de trabajo y se acord el inicio de lostalleres. Sera encuentro de frecuencia de encuentrosquincenal y una duracin de dos horas.

    En los dos primeros encuentros registramos una serie deanalizadores: tres cooperativas que compartan un mismoproyecto productivo no iban a participar de los talleres, talcomo se haba acordado, dado que ese proyecto en comnhaba desaparecido en cuestin de semanas; la cooperativa enla que se realizaran las reuniones estaba por sufrir uninminente desalojo judicial; en la primera reunin uno de lospresidentes, consultado sobre cmo se desarrollaba la toma dedecisiones en su cooperativa, anunci una posible fractura delproyecto ante graves conflictos internos. Otro elemento de

    anlisis fueron las serias dificultades de los presidentes paraasistir a los encuentros, incluso luego de confirmar supresencia en los das anteriores; por ltimo, la dificultad pararespetar el tiempo de duracin de los mismos, a pesar de habersido un acuerdo establecido entre todos los participantes.

    En cada una de las reuniones los presidentes daban cuentade la inestabilidad propia de sus emprendimientos, de lasfricciones internas, y de la precariedad de su situacinfinanciera, legal, edilicia, tecnolgica. Los testimonios sobremltiples dimensiones de las cooperativas mostraban hastaqu punto la destitucin era un riesgo y una amenaza latenteen constante actualizacin. La recuperacin, en ese plano, nohaba recuperado ningn tipo de estabilidad ni certeza. Estos

    testimonios registrados ponen de manifiesto que ya no sloestamos frente a instituciones desregladas pero que tienen

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    Las nuevas condicionesde la experiencia

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    asegurada, aunque sea en forma fctica, su continuidad atravs del respaldo del Estado; en los talleres nos encontramoscon emprendimientos que podan quebrar y desaparecer antedeterminadas situaciones como las crisis internas entre lostrabajadores, las demandas de los mercados, problemas desolvencia financiera o un fallo judicial desfavorable.

    Este panorama abre nuevos interrogantes: Qu lugarocupa la prctica del anlisis institucional en este tipo deinstituciones? Qu implicancias tiene elaborar unaintervencin con instituciones bajo permanente amenaza dedestitucin? Cmo se combina la precariedad con las

    posibilidades de una intervencin? Cmo trabajar con lo quese deshace todo el tiempo?

    Produccin de trama y amenaza de desconfiguracin

    Segn el esquema clsico, el anlisis institucional, almomento de una intervencin, operaba a partir de unbinomio: instituido/instituyente. La institucin era laresultante de la dinmica y tensin que se producacontinuamente entre estos dos polos. Lo que vamosregistrando en nuestros recorridos es que en las institucionestomara el centro de la escena un tercer elemento quereconfigura ese esquema: lo destituyente. Es decir: una fuerza

    que insiste en hacer tambalear ya no a lo instituido sino al pisomismo que posibilita el acontecer de la dinmica instituido/instituyente, y por ende a la mismsima institucin1.

    En las reuniones de equipo nos interpelaba la dificultad delos trabajadores para asistir a un encuentro de dos horas deduracin con frecuencia quincenal, tambin nos interpelaba elhecho de que stos asistieran y no pudieran sostener esapresencia hasta el final de cada jornada de trabajo. En algnmomento se disculpaban y se retiraban para concurrir a otrasreuniones o para realizar trmites. Una va de anlisis posiblepoda ser la falta de inters. Sin embargo, el taller surgiprecisamente como resultado del inters y de un acuerdoexplcito con los presidentes de las cooperativas.

    En un principio el hincapi lo ponamos en las ausencias yen la dificultad para trabajar el lapso acordado. Qu ocurreque no pueden permanecer sentados dos horas seguidas? Noobstante, a medida que van pasando los encuentros, vamosoperando un cambio de perspectiva. Qu lo gener? Elregistro de las dinmicas singulares de estos proyectos. Noresultaba productivo pensar en esas ausencias o faltas sinotodo lo contrario: la intervencin lograba justamente producirun detenimiento, una lentificacin productiva en medio de

    jornadas de trabajo vertiginosas y desbordantes. Estamoshablando de trabajadores sumidos en fuertes crisis internas,concurriendo a una reunin con abogados para verificar elestado de las causas judiciales por la expropiacin, acudiendo

    a otra con proveedores, al mismo tiempo teniendo quedescargar un camin con mercadera, y, adems, como cierredel da, teniendo que disear estrategias comerciales. Anteeste panorama, el hecho de que un presidente asistiera,aunque sea durante el lapso de una hora, a una reuninquincenal a pensar con otros presidentes sobre los problemasestratgicos en la gestin, no era un dato menor. Al contrario.El cambio de perspectiva signific situar como suelo de laintervencin estas vertiginosas dinmicas de trabajo, tambina la imprevisibilidad y el cambio constante como elementosconstitutivos de estas experiencias.

    As la inestabilidad, la incertidumbre, la variacinconstante, lejos de ser vista nicamente como algo meramente

    negativo, pasan a ser dinmicas que permiten larecombinacin continua de recursos y fuerzas. El tercerencuentro con las empresas autogestionadas depar un cuadro

    inesperado: los trabajadores haban coordinado una reuninentre ellos con posterioridad al trabajo de taller para tratartemas pendientes entre las cooperativas. El da del tallerestaba a la vez siendo utilizado como da de reunin entreellos. La intervencin estaba generando condiciones para elencuentro. Como equipo de intervencin, siguiendo a PaoloVirno, decimos: ese actuar sin partitura de los presidentes,lejos de una mirada que slo lee informalidad (falta deagenda, superposicin de horarios, etc.) posibilit, en elmarco de una intervencin como el taller, la iniciativa dereunirse para analizar entre todos, por ejemplo, la oferta de un

    servicio. En estos trminos, como elemento no previsto, elencuentro en el taller crea un orden situacional, establece unaagenda comn, arma trama entre las cooperativas ah dondeprevalecan las dificultades para reunirse y compartirproblemas.

    Bajo condiciones de precariedad, lo destituyente tienealtas chances de disputarle a lo instituido el rol de fuerzaprevaleciente en la trama institucional. Entonces, comoconsecuencia directa, la inercia no es hacia la repeticin sinohacia la desconfiguracin. Si esta es la tendencia, por lomenos en determinadas condiciones, creemos que unaintervencin desde el anlisis institucional necesariamentedebe variar en sus formas.

    La intervencin tendra como funcin configurar tramadonde ms que anudamientos instituidos slidos prima lafluidez. Si esto fuera as, se pone en evidencia un pasajecualitativo: las intervenciones no siempre apuntan adeconstruir una trama institucional preestablecida sino aproducir trama ah donde prima la desconfiguracin, o bien areforzar los anudamientos establecidos de forma precaria y/ointermitente. La intervencin, entonces, adquiere su potenciaen su carcter constituyente ms que deconstructivo.

    Nota1 Para profundizar el anlisis de esta tendencia, ver:

    Instituciones hoy: de la crisis a las estrategias de recom-posicin. Laboratorio de Anlisis Institucional de Rosario. EnRevista Campo Grupal n84

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    Ana Mara del [email protected]

    En el momento en que una institucin formula un pedidode anlisis institucional, adquiera ste la forma de unasupervisin, un diagnstico, o un simple pedido de ayuda, losactores institucionales han recorrido un largo camino quehabla de dificultades, obstculos, conflictos y violencias queno han podido resolver solos. Este proceso que los lleva aconsultar es oscuro, contradictorio, profundamenteambivalente para los miembros de la institucin. Y por otrolado aparece la idea de posibilidad de deseo otra manera deser y estar aqu. Es necesario un primer acuerdo individualque organice el campo posible de anlisis e intervencininstitucional sobre una base comn. Cuestiones como lacirculacin del poder, sus constelaciones mudas y sus juegos,

    el coeficiente de transversalidad de sus grupos, el dinero, elejercicio de los roles y sus violentaciones, la circulacin deldeseo y sus flujos libidinales, son analizadores sensibles alanlisis institucional y a travs de ellos se expresan lasproducciones institucionales. Estos analizadores se dan en lainterseccin que se produce entre el campo de anlisis y elcampo de intervencin en el dispositivo analizador creadoartificialmente por el analista Institucional. Los obstculos,malestares, peleas, discusiones, repeticiones, no las debemospensar en negativo, sino ms bien en lo que de pr