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juan-gonzalez-hernandez
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La táctica, en el marco de un proyecto de revolución integral y social, ha de partir de la superación de los dos errores esenciales: el politicismo y el reformismo. Por politicismo entendemos la reducción de la actividad transformadora a los aspectos exclusivamente políticos (sociales y económicos), sin considerar al sujeto y su función vital. Y por reformismo, la idea socialdemócrata que considera que la meta a conseguir se alcanza en un proceso de conquistas consuntivas de objetivos y reivindicaciones que mejoran progresivamente en el curso de tales luchas.
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PRINCIPIOS PARA UNA TÁCTICA EN LA DIRECCIÓN DE
LA REVOLUCIÓN INTEGRAL
INTRODUCCIÓN
La táctica, en el marco de un proyecto de revolución integral y social, ha de partir de la
superación de los dos errores esenciales: el politicismo y el reformismo. Por politicismo
entendemos la reducción de la actividad transformadora a los aspectos exclusivamente
políticos (sociales y económicos), sin considerar al sujeto y su función vital. Y por reformismo,
la idea socialdemócrata que considera que la meta a conseguir se alcanza en un proceso de
conquistas consuntivas de objetivos y reivindicaciones que mejoran progresivamente en el
curso de tales luchas.
De lo que se trata en estos momentos es de definir aquellos criterios básicos de la táctica de
un proyecto de la dimensión histórica de la RSI para el momento presente, tomando como
referencia siempre que la táctica ha de servir a la estrategia, siempre. Es esencial en ello evitar
dos tendencias opuestas: el aventurerismo de secta pseudo-izquierdista que se consideran en
“posesión de la verdad”, y el oportunismo derechista que, ante la colosal dimensión de las
tareas, se “rinde” a la práctica ciego de “conquistas” aquí y ahora.
1. CRITERIOS GENERALES DE LA TÁCTICA
1.1 Si entendemos como “táctica” la determinación del conjunto de acciones que debemos
adoptar en una momento concreto o etapa del proceso revolucionario general, es esencial que
ese “momento” en el que nos encontramos, sea definido y caracterizado lo más justo posible,
a fin de determinar las tareas concretas que de éste se deducen en la línea de aproximación
hacia los objetivos finales del Programa Estratégico de RSI, como parte de sus propios
objetivos a los que sirve.
Por lo tanto, la táctica es esencial, pues significa el inicio del camino que se ha de recorrer, las
tareas concretas, formas de acción, concentración de atención y actividades principales en que
debemos centrarnos, y que han de deducirse del análisis de la situación actual, en su total
dimensión histórica. Una táctica errónea nos lleva a perder la orientación, la concentración de
la actividad y la pérdida total del norte estratégico.
1.2 La cuestión clave y decisiva en la táctica es evitar la tentación y el riesgo del oportunismo.
Se pueden acometer acciones concretas e incluso luchar por reformas, pero siempre han de
estar orientadas hacia los objetivos finales. El error del reformismo no es tanto que defienda
reivindicaciones concretas alcanzables bajo el sistema actual de poder, sino que no orienta
tales luchas hacia los verdaderos objetivos estratégicos, es más, contribuye a su alejamiento.
Si nuestro blanco esencial es el Estado nación, y nuestro modelo de sociedad futura es un tipo
de sociedad horizontal y democrática, nuestras tareas han de situarse, en lo fundamental,
fuera del Estado y sus instituciones. El proceso revolucionario que propugnamos no consiste
en alguna forma de preparación para una “toma de poder”, sino en construir, empezado por
nosotros mismos, y desde ahora, una nueva sociedad, desde el momento en que nos ponemos
en marcha, generando transformaciones en lo subjetivo y objetivo, en el sujeto y en la
sociedad presente, y con un carácter permanente, puesto que la contradicción es universal, las
sociedades humanas estarán siempre, hasta el fin de su existencia, sufriendo procesos de
lucha y cambio.
1.3 Nuestras propuestas tácticas han de ser integrales, multifacéticas y, en sus planteamientos,
han de incorporar al conjunto del pueblo/pueblos, pero pensado en términos de complejidad
social y civil, incluyendo a personas concretas, que constituyen lo esencial, y aquellas
organizaciones o asociaciones de personas que se identifican por la defensa de parcelas
concretas de la práctica social humana. La sociedad es de una complejidad abrumadora, y
cuando se propugnan proyecto sociales de transformación general, que no son obra de la
misma sociedad, con su participación directa y efectiva, tienen tendencia al sectarismo y al
elitismo, terminan dominando y reproduciendo los roles de la jerarquía y la opresión.
1.4 Un proyecto estratégico de RSI, que abarca necesariamente todos los aspectos de la vida
del hombre, desde su dimensión espiritual, cultural, hasta las propias de la vida política y
económica ni puede ser obra de mentes “iluminadas” depositarias de la “verdad absoluta”, ni
de engendros de ingeniería social, productos de idealismo racionalista, debe ser tarea de
análisis concreto y riguroso del mundo real, de la prevalencia de la lucha por la Verdad
dialéctica (relativa, objetiva y absoluta, a la vez), como criterio principal, del contraste de
posiciones y puntos de vista y de la verificación por la práctica. El idealismo, en cualquier de
sus formas, el subjetivismo, el empirismo positivista y todas las manifestaciones erróneas en la
construcción del pensamiento, deben ser objeto de atención y estudio en un sentido crítico.
Método de pensamiento correcto y estudio concienzudo de la Historia son dos piezas claves
para evitar el idealismo social y el aventurerismo político.
2. INICATIVAS DE ACTUACIÓN TÁCTICA
2.1 En el plano de la conciencia, nuestros planteamientos tácticos han de recoger,
como criterio principal, el estado actual de la conciencia y de los individuos, pues sin
ideas ni sujeto revolucionario no es posible avanzar lo más mínimo en los
planteamientos estratégicos de la RSI. Por lo tanto, debemos en las tareas concretas
del momento promover y defender aquellos principios filosóficos que contribuyen a la
constitución de seres humanos reales, dispuestos para la acción trasformadora, tales
como: la entrega desinteresada, la viveza intelectual, la valentía y fortaleza, la
capacidad para convivir, la modestia, la frugalidad, el autodominio, la solidez de la
voluntad y el indiferentismo ante placeres y dolores.
2.2 Comprender la realidad. Es esencial e imprescindible promover, como tareas
inmediata, un conocimiento lo más riguroso posible respecto de los decisivos cambios
que está sufriendo la sociedad y el ser humano. Es necesaria una investigación sobre
epistemología compleja, que parta de la centralidad del bloque realidad-experiencia-
verdad y ofrezca orientaciones efectivas para la labor reflexiva y cognoscitiva.
2.3 La defensa de la libertad, como cuestión esencial. La libertad será siempre motivo
de reflexión para la humanidad, pero hoy más, porque la acción institucional se dirige a
extinguirla. La magnificación del bienestar como meta contra la libertad (aunque
avanzamos hacia una situación sin libertad ni bienestar) hace urgente una enunciación
actualizada de aquella categoría en sus más importantes expresiones, no solo la
libertad política sino también la libertad de conciencia, la libertad civil, la libertad
interior y la libertad de acción, entre otras.
2.4 Recuperación de la cultura de valor. Recuperación de la cultura popular, en tanto
que saberes y habilidades múltiples de las gentes modestas, para salir del actual
estado de aculturación, anomia y caos vivencial. Si el pueblo no es pueblo, si no existe
por sí, diferenciado del Estado, no pude ser libre y ni siquiera alcanza a ser.
Al tiempo, debemos reclamar el estudio creador de los clásicos de la cultura occidental
en relación con la resolución de las grandes cuestiones del presente. Ideas para su
promoción. Poner a aquéllos al servicio del magno proyecto de crear una nueva cultura
popular.
2.5 Construir una sociedad ética y convivencial. Una ética sustentada en valores
universales determinados desde las condiciones naturales de la existencia humana, es
una tarea necesaria, también como rechazo del amoralismo burgués vigente.
Promoción del concepto de Revolución convivencial en el marco de la revolución
integral, y como parte cardinal de ella.
La recuperación de la vida afectiva, pasional y amorosa para satisfacer las necesidades
emocionales de los seres humanos, haciendo de ello un estilo de vida.
Aprender decisivamente de la experiencia histórica de la sociedad de la Alta Edad
Media Hispana.
En oposición a la idea de una sociedad dominada por el homo oeconómicus, hay que
plantear una sociedad que merezca el calificativo de humana, que ha de estar basada
en la moral del esfuerzo y servicio desinteresados. Una sociedad donde lo fundamental
sea la lucha por la verdad, el fomento del amor a los iguales, entregarse al bien moral y
el ardor por la revolución.
El sistema actual de poder, no deja más alternativa a la alienación salvaje del trabajo
asalariado (cuando lo hay) que el consumismo hedonista. Es tarea inmediata pues
promover formas de actividad humana tan presente en el mundo tradicional como la
diversión y la festividad, pero desde un contenido autónomo, lejos del circo actual de
los espectáculos masivos o televisivos destinados al embrutecimiento y al negocio.
2.6 Situación internacional. Se deben promover análisis y valoraciones de la situación
de las contradicciones en nuestra época. Entre ella, los avances del imperialismo/s
hacia una nueva conflagración bélica mundial, que nos plantea la necesidad de
desenmascarar las estrategias, tanto del bloque imperialista en declive (USA-UE), como
de aquellos en claro ascenso (BRICS), y sus apoyos respectivos, desde el populismo
izquierdista, hasta el islamofascismo.
De igual forma, debemos valorar y promover positivamente aquellos procesos
revolucionarios en curso en los que, al menos en lo esencial, concurren elementos
sustantivos y experienciales de revolución integral, propios de una nueva era de
revolución democrática, en particular la experiencia de construcción político-
revolucionaria que promueve el PKK en la zona del Kurdistán.
2.7 El Estado español. Debe ser objeto de permanente denuncia, como el instrumento
central de opresión y explotación de los pueblos, en el que se sostiene la actual
dictadura de naturaleza constitucional, partitocrática y parlamentarista. Todas las
alternativas políticas que se están presentando para la resolución de las crisis del
Estado, de sus políticas, propuestas económicas, sociales y para las naciones
oprimidas, han de ser analizadas desde tal perspectiva.
2.8 Modo de vida actual en las ciudades. Se debe repudiar por ser destructivo de la
esencia concreta humana y de la propia naturaleza. El modelo óptimo de sociedad ha
de basarse en la integración del hombre con la naturaleza, cuya vocación no podrá ser
otra que de carácter rural y popular, con fundamento en la democracia auténtica
directa, con vida colectiva, social, civil y económica. Por lo tanto, hay que tomar como
referente el objetivo estratégico de avanzar hacia el proceso de desurbanizar,
desindustrializar y desmaquinizar la sociedad actual basada en la mega-urbe y la tecno-
industria, antesala de una situación de barbarie.
2.9 Mujer y Juventud. Respecto de la liberación de la mujer, debemos promover su
iniciativa pues sin su activa participación no es posible cambio social cualitativo alguno.
El feminismo de Estado y el izquierdismo promueven hoy un régimen neo-patriarcal de
enfrentamiento entre hombres y mujeres con el fin de someter a éstas y mantenerlas
fuera de su participación decisiva en la resolución de los problemas claves de la
sociedad. Hombres y mujeres deben estar unidos, amarse y respetarse en pie de
igualdad, compartiendo las tareas de la transformación integral del orden constituido,
sin sexismo de uno u otro tipo. Idéntica estrategia vale para la juventud, extraviada
conscientemente por el Estado y el Capitalismo en la alienación y el consumismo.
2.10 La autodeterminación de los pueblos oprimidos. Promoción del proceso de
autodeterminación de los pueblos como parte del proceso de la revolución social
integral. Explicar que una libre determinación de los pueblos oprimidos de la Península
Ibérica y Canarias por el Estado nacional español, no podrá alcanzarse mediante el
otorgamiento de la mano de las instituciones de poder, de los propios estados.
La autodeterminación de los pueblos debe formar parte integral del conjunto de tareas
transformadoras esenciales a acometer en la estrategia revolucionaria, es parte de la
revolución política, pero también parte sustancial del conjunto de transformaciones:
de la construcción política de un sujeto capaz de sostener una sociedad convivencial,
de la construcción de una nueva sociedad organizada democráticamente mediante
asambleas omnisoberanas confederadas, orientada hacia el bien común, con respeto
de las culturas, con libertad de conciencia, libertad política y civil para todos y todas.
Cuestión relevante es también la defensa de las lenguas oprimidas en la Península
Ibérica, (principalmente, catalán, euskara y gallego) y de las diferentes formas de
“castellano” existentes en el resto del Estado, frente a la estrategia de uniformización
lingüista en la hora de la mundialización. Hacia una estrategia de afirmación logrando
la iniciativa comunicativa revolucionaria.
2.11 La tecnología. Debe ser repudiada, no por alguna actitud romántica, sino porque
realmente es una pesadilla para los seres humanos. Su fundamento básico es militar,
fortalece continuamente al Estado y al Capitalismo, incrementa el control sobre el
trabajo y sobre las personas haciendo de éstas seres inútiles para algo creativo, a los
que se obliga a vivir en un mundo artificial, donde nada se espera del ser humano y
«todo» es producto de la industria, de la publicidad y de la «política», y cuya finalidad
es el control y explotación mejor de los humanos. Por lo tanto, la tecnología está
ayudando en la configuración de un neo-siervo dedicado plenamente a la diabólica
rutina del trabajo-consumo.
2.12. El trabajo asalariado. Debe ser objeto de denuncia siempre, pues se ha
convertido en la reivindicación clave del reformismo izquierdista, que lo presenta
como auténtica “conquista”. Ocultan que constituye un elemento de degradación
global de la persona. Es algo vital. Una humanidad libre, autogobernada, moral,
autogestionada y asentada en el amor de unos a otros (ayuda mutua) necesita de una
sociedad sin trabajo asalariado, sin burguesía, sin patronal, sin capital.
El contenido de la denuncia ha de partir de la reflexión de que el trabajo asalariado
mata la inteligencia, destruye la voluntad, lamina la sociabilidad, embota la
sensibilidad, anula el sentido moral. Nos hace unos brutos sin cerebro ni corazón,
meros autómatas y monstruos con apariencia humana.
El salariado destruye la esencia concreta humana porque hace imposible la
construcción pre-política del sujeto. Ahí está el gran problema. No hay ningún trabajo
asalariado «bien pagado», como no hay ninguna esclavitud aceptable. La
reconstrucción de la humanidad y la regeneración del ser humano demandan
imperiosamente poner fin al trabajo asalariado.
La izquierda se dice «anticapitalista» pero no anti-trabajo asalariado, pues lo admite
con mucho gusto cuando está bien pagado, esto es, cuando destruye con más eficacia
la esencia concreta humana.
El verdadero anticapitalismo, sin comillas, es el que lucha contra el trabajo asalariado,
no el que «lucha» por salarios más altos, mejor pagados. Quienes preconizan tal cosa,
quienes se quedan en la lucha por más dinero, son los peores burgueses, los más
encanallados reaccionarios.
2.13 La lucha por las reformas. La lucha por la mejora de las condiciones de vida del
pueblo debe plantearse, pero supeditada a la labor de concientización respecto de las
falsas expectativas del reformismo, y como fórmula de avance en procesos de
autogestión y cooperativismo popular, para contribuir a crear un nuevo trabajo
productivo y creador, propio de seres humanos libres y responsables, en una economía
autogestionada.
2.14 Economía, sociedad y ecología. Promover los principios de una sociedad humana
basada en la frugalidad, como principio ético, objetivo y racional, a la vez. Los valores
promovidos por el sistema de poder basado en el individualismo, las ansias de riqueza,
el consumo y la abundancia de goces corporales sirven para manipular a los seres
humanos por las élites de poder, dañan la pasión por la libertad y el esfuerzo por la
virtud. Sin embargo, la frugalidad nos facilita alcanzar metas inmateriales a la par que
nos permite construirnos como seres auténticamente humanos y preservar el medio
natural destruido ya casi irremisiblemente. Por tanto, es el entusiasmo por la
autosuficiencia y la posesión mínima el fundamento de la vida buena y de la sociedad
más justa e igualitaria y no la riqueza, como preconizan los gastados credos
izquierdistas.
El objetivo estratégico de construir una sociedad autogobernada, auto sostenida nos
lleva directamente a la denuncia de los proyectos escocidas y perversos del Estado y el
Capitalismo, que fundamentan sus políticas en la doble explotación del hombre y del
medio ambiente, hasta tal punto que se pone en peligro de subsistencia ambos.
Por lo tanto, se ha de promover, en el marco de una sociedad con clara vocación rural
y popular, una agricultura de auto sostenimiento y autoconsumo, integrada en el
medio físico, con escrupulosos respetuoso con el medio ambiente en su conjunto
(animales, plantas y geografía física), y la necesaria promoción de la diversidad. Lejos
del ecologismo institucionalizado y subvencionado de las prácticas pseudo ecologistas
promovidas por el Estado.
En un momento en que la crisis del Estado de Bienestar está dejando a más y más
gentes “abandonados a su suerte”, hay que promocionar relaciones y estructuras
autoconstruidas para garantizar las necesidades básicas, que sirven al tiempo como
“escuelas” de economía horizontal.
2.15 La lucha antifascista en el presente. El fascismo es una forma de ideología, que
tiene una forma de organización y, si se le permite, una forma totalitaria de Estado,
hasta alcanzar los límites más depravados de actuación, tal es la experiencia histórica.
La existencia de Estados totalitarios de dimensiones colosales, como China, Arabia
Saudita, Pakistán, Irán o Israel, que son el resultado de procesos históricos muy
complejos, han adquirido, en algunas de sus formas del ejercicio del poder, rasgos
fascistas. Deben ser justamente objeto de denuncia implacable.
Pero también deben ser objeto de desenmascaramiento, la promoción que se hace
desde el propio imperialismo occidental, en alianza con las petro-monarquías del Golfo
Pérsico, de aquellas ideologías, que hoy sustentan luchas y dominan territorios, las
cuales son abiertamente fascistas, tal es el caso del llamado Islam político. Al que
vemos en situación de ascenso tanto en Oriente Medio, en África y también en Europa,
y que se muestra como ideología tremendamente atractiva para todo tipo de
“expulsados del sistema”. Hombres, mujeres y jóvenes, sin futuro, sin ideología, en
permanente crisis de espiritualidad, abrazan estas creencias salvíficas y fanáticas,
tanto en el mundo oriental, como que en el occidental.
2.16 Sobre las condiciones de vida. Hoy existen factores muy preocupantes en
ascenso, que están condicionando nuestra existencia como seres humanos. La posición
del Estado avanza a pasos agigantados hacia el “Mundo Feliz” o “sociedad granja”.
Desde la manipulación genética con fines biopolíticos, hasta la constatación de la caída
de la población en los países occidentales y el recurso salvaje a la inmigración, como
recambio de fuerza de trabajo, todo ello planificado en función de las necesidades del
mercado mundial global capitalista-imperialista.
Esta situación plantea innumerables interrogantes en las clases populares, de tal forma
que tal intromisión del Estado en temas tan esenciales de la vida individual crea
desorientación y estrés social, con caos y disfuncionalidades en terrenos tan sensibles
como la maternidad, el erotismo y la sexualidad. La toma de conciencia de estos
hechos ha de servir para plantear programas concretos en defensa de una maternidad
/paternidad libre y amorosa, así como del erotismo y una vida sexual desarrollada, en
lucha contra la coerción y el adoctrinamiento que se promueve desde el sistema actual
de poder.
2.17 Salud. Cuestión idéntica sucede con la cuestión de la salud humana, muy
vinculada a lo anterior. El Estado ha destruido completamente las formas de socorro
mutuo y autoayuda populares, introduciendo el modelo de “medicina industrial” de
“grandes hospitales”, y grandes negocios entre la clase médica dirigente y las
multinacionales farmacéuticas. La medicina hoy es industrializada y planificada a modo
de “parque humano”. El avance de la tecnología y técnicas médicas no significa
avances en la curación de enfermedades, puesto que la mayoría de las dolencias son
producto de la propia vida insana de la modernidad urbana y del trabajo asalariado. Lo
que cura el actual sistema sanitario, es contrarrestado con lo que mata, a través de los
“errores médicos”. Es urgente pues apoyar iniciativas que se fundamenten en criterios
de apoyo mutuo, de tal forma que, de manera autónoma, se pueden ir poniendo en
práctica técnicas y filosofías (formas de entender) que permitan afrontar la
enfermedad, no como hecho a resolver, sino como síntoma, como “señal de alarma”
que el organismo nos envía cuando algo no está funcionado en tu vida orgánica, vital o
hábitos cotidianos.