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I ASOCIACiÓN DE PROPAGANDA LIBERAL J FOLLETO N.o 36 . I~OS HOIlRORES ~ DEL BUEN PASTOR. , / LOS TORMENTOS EN LAS CASAS RELIGIOSAS .•·•• C~lJ~: l>.uuu E•••tItIPI•.~RES Lea Vd. 8ste follete y después présteselo á algún amigo '1----'--------------~1 -

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I ASOCIACiÓN DE PROPAGANDA LIBERALJ

FOLLETO N.o 36

. I~OSHOIlRORES ~DEL

BUEN PASTOR.,

/

LOS TORMENTOSEN LAS

CASAS RELIGIOSAS

.•·•• C~lJ~: l>.uuu E•••tItIPI •.~RES

Lea Vd. 8ste follete y después présteselo á algún amigo'1----'--------------~1

-

La acusación pública

/

En el proceso seguido contra el Buen Pastor deNancy, el fiscal del estado, hizo, entre otros graví-.simos cargos, los siguientes:

«Del punto de vista de la higiene, para empezar,:se siente uno 'á la verdad lleno de asco, al ver elmodo con que eran tratadas esas señoritas.

Se les prohibían los cuidados más elementalesdel cuerpo; las J;pismas abluciones de la mañanaeran de los más rudimen tarios; y se, os ha narrado.en que condiciones verdaderamente repugnantesse practicaban.

La ropa interior les era negada, y cuando susvestidos caían á pedazos, los testigos nos han di-cho á que destino mens~al tenían que servir, sin,que se permitiera lavarlo s. Se les hacía secar de-bajo del colchon, y así esperaban el período pró-ximo.

Allí se estaba enfermo, y era especialmente laanemia la que dominaba. .

Nunca, ó casi nunca visitó el médico á esas [ó-venes, y cuando recetaba un remedio, no lo da-ban, porque costaba demasiado caro.»

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la Asociación publica un folfeto mensual, del que envia por correo •

dos ejemplares y además el Beletin Oficial, quincenal, á los libe-

rales qua han ingresado en ella y abonan la cantidad de veinte cen-tésímos al mes.

"los socios Que no reciban dichos telletos y boleti~es, y los que

cambien de domicilio, deben comunicarlo á fa secretaria, calle delOuareím, núm. 189.

PRÓLOGO

Lo que nuestros lectores encontrarán en estefolleto es parte de un libro que acaba de publical' en Francia el señor Carlos Vallier sobre unestablecimiento religioso, el Buen Pastor deTour s, cuyos honores trascendieron al exteriory obligaron tí la justicia ordinerta á intervenir,llevando al banquillo de los acusados á variashermanas cuyas crueldades inconcebibles casi,se. describen en el libro de M. Vallier.

A la verdad que leyendo con el corazón an-gustiado los horribles su plictos que emplea- )ban las religiosas de Tours en su estableci-miento, viene á las mientes en el acto lareflexión siguiente: ¿Cómo sabiendo, como todoel mundo sabe, que no hay gente más sin alma,sin corazón, sin piedad. que los reliztosos yreligiosas que abandonan familia y sociedad.que desprecian el matrimonio, que tienen unhorror instintivo á los niños desde que renuncian á contar los propios; cómo hay gente tanciega que les confíe el. cuidado y la educaciónde los niños?

Esos bárbaros tratamientos que á 18'S asila-das del Buen Pastor se aplican, no son una no-vedad: son moneda corriente en gran númerode establecimientos confiados á las buenas lier-manas.

En Xoviembre de 189~, el diputado francésM. Fourniére, formuló en plena Cámara graví-simas acusaciones contra los asilos del BuenPastor de Nancy, de Annonay y del Mans. Ra-biando de este último, dijo:

«La señora K ... ha pasado en él Buen Pas-

'.

2 ASOCIACIÓN DE PROPAGANDA LIBERAL

tor del Mans semanas enteras en un calabozo¡ sin aire y sin luz; éste media dos metros por-

uno; lo bastante jusfo para poner un colchón.Es en ese mismo establecimiento que existe elcastigo del trapo mojado que se arrolla airededor de la cabeza de las· niñas. Una de éstas.un día cayó como una masa de plomo: la cre-yeron muerta. Otra, que sufrió el mismo cas-

. tigo, era tísica: murió al día siguiente.«Se hacia vaciar el depósito de la letrina por

las que estaban castigadas.«En el Mans hay más aún. Una niüíta de

siete á ocho anos, enferma, ensucia' sus sába-nas; la dejan en medio de su suciedad. Otravez, una hermana que quiere castigarla por su .desaséo, moja un pedazo de pan en la orina,de la desgraciada criatura y le frota la bocadiciéndole: «[Toma, come tu excrementol»

Con razón la Cámara, á estar al diario: de se·siones, experimentó gran sensación al oír esterelato.

y no son únicamente los liberales los quedirigen á las religiosas gra ísímos cargos porsus hábitos de crueldad y de rapacidad. Porque la sórdida avaricia es otro de los méritosde las bordadoras hermanas. Explotan de unmodo infame el trabajo y la salud de las niñasen ciertos talleres; no les pagan el trabajo, las.visten con andrajos y las alimentan con men-drugos. Por esos medios, y abusando de la

• credulidad de las beatas y de los pobres de es-píritu que abren su bolsillo 4 las 'aloancías, á

las susortciones, á las farsas de las casas re-ligiosas, van juntando la plata que les permiteconstruír iglesias y capillas y gastar rumbosa-mente en imágenes y en altares, mientras susalumnas ó asiladas tiritan de frío ó se muerende hambre.

En Mayo de 1901, el diario parisiense Le Tempstrascribía una Memoria del obispo de Nancy,monsenor Turinaz, en la que, aludiendo á la ten-dencia de ciertas congregaciones religiosas áerigir «grandes y á veces lujosas oon struccio-

nes» y á los apuros financieros que por esacausa pasan y de las que tienen que sacarlaslos fieles, decía dicho prelado:

'(Esa tendencia yesos hechos son muchomás deplorables en sí mismos y pueden sus-citar peligros mucho mayores, cuando tienenpor autor á una comunidad religiosa que, cualla del Buen Pastor de Nancy, hace en pocosaños construcciones por valor de 500.000 fran-cos, de la que una parte es seguramente obrade lujo, en tanto que esas religiosas no danIlmosue alguna á los pobres, hacen trabajar á·las jóvenes y .á las personas que pretenden re-clbir por caridad más. horas que las que auto-riza la ley civil, violan no solamente todas las

mar lementales de la caridad si quet la justicia, tas enseñanzas de Leónobre los salarios y no dan ni socorro en

pero, ni ajuar, ó no dan sino sumas insignificantes y ridículas ~ algunos ¡obres trapos álas jóvenes y las personas que salen de la casadespués de haber trabajado en ella 5, 10, 15,20 Y hasta 30 años. Esas religiosas violan to-das las reglas· de la moral al exponer deese modo á esas señoritas y á esas perso-nas á todos los peligros y á 1as caídas másvergonzosas.» ..

y agregaba después monsenor Turinaz:«No se enseña á esas jóvenes los trabajos

que puedan serles útiles en la vida de familiaó permitirles ganarse la vida; no se les hacehacer nada más que bordados, porque éstosproducen á las religiosas mayores ganancias;entre esos bordados los· hay de sábanas, deropa íntima etc ... cuyo lujo y cuya forma nopueden sino despertar los pensamientos másopuestos á la decencia y que nada más que ra-méras pueden usar.»

«Repito, proseguía el prelado de Nancy, queo HAY EN TODA ESTA REGIÓN UN PATRÓN, UN

JEFE DE TALLER. IMPÍO, JUDÍO Ó FRACMASÓN QUEE PLOTE DE ESA MANERA A sus OBREROS Y Ásus OBRERÁS Y LOS TRATE COMO ESAS RELIGIO-

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SAS TRATAN Á LAS JÓVENES QUE PRETENDEN RE-CIBIR POR CARIDAD.»

Y, corno con visión profética, monsenor Turi-naz decía aún al final de su Memoria:

«Lo he dicho y lo repito; si los hechos quehe relatado y de los cuales cualquier periodistapodría recoger las pruebas irrecusables, si esoshechos se .híciesen públicos por un, solo día - •riQ-y puede esto suceder cualquier día-seríanexplotados en toda Francia y más allá por losenemigos de la Iglesia y por los enemigos de

• las congregaciones religiosas, y provocarían elescándalo más lamentable ... Esos crímenesse cometen seguramente en tod~ las casasdel Buen Pastor. Lo que lo demuestra hastala evidencia es que, no obstante todas sus re-clamaciones, la provincial y la superiora, gene-ral amparan y aprueban la conducta de susreligiosas de Nancy.» \

El obispo Tqrinaz fué profeta. Esas í nlquí-dades trascendieron al público exhibiéndoseante varios tribunales franceses, que condena-ron á varias religiosas de esas casas del BuenPastor. Y en cuanto á la de Nancy, que- dió lu- l.

gar á la Memoria contundente de monseflor·Turinaz,-Me;.noria que, dicho sea' de paso, fuéaprobada y apoyada por el testimonio de veintearzobispos y obispos franceses, - reciente-mente el gobierno ha ordenado su clausura.

También se hicieron públicos los horroresdel Buen Pastor, en diarios, folletos y libros, .como' el 'Volumen de M. Guinaudeau intitu-lado Los-crímenes de los Conventos y el libro deM. Vallier, una parte del cual traducimos e11este folleto.

¿Serán aplicables al Buen Pastor de Monte-video los cargos SIue la casas, análogas fran-cesas han merecido? Curioso ~éría averiguarloporque, si no estamos mal informados, nues-tro Buen Pastor depende de la casa matriz deNancy.

los horrores del Buen Pastor•

LOS TORMENTOS EN LAS CASAS RELIGIOSAS

La cruz de lengu~

Eehatln boca abajo en el suelo delante de larmnuu qu ordena este castigo, con losz n ruz, hay que trazar con la lengua

1 I ya ea del 'taller Ó del comedor,.Q,p:u~ro d terminado de cruces, veinticinco,

nta, cien, según el capricho de la herne. Algunas religiosas ordenan después ir

besar los pies de las compañeras. Otras hayu mandan se ejecute ese castigo de la Cl'U::;

lengua sobre el piso dé las letr-inas: si lauchacha se resiste, se la arrastra allí porrfa agarrándola del cabello. A veces tam-

bl n se llega á pasar ,sobre la cara de la niña1 trapo usado para limpiar las letrinas,

El baldeMientras las novicias mantienen arrodillada

tierra á la niña provista de antemano con1 chaleco d.e fuerza, la hermana verdugo hunde

cabeza de la víctima en un balde de aguaue ésta tiene delante; el suplicio se prolonga

hasta el momento en que los estertores de laaoíente lIeganá inspirar_ recelos de asfixia.

Ei 'chaleco de fuerzae sobe en que consiste este instrumento do

plícío. Es allí, en ese monasterio de Tours,no de los castigos con más frecuencia apli-do por las causas 111ás nimias, como una

1 tracción en el taller ó en el momento de

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los l'ezos, un descuido en el trabajo, la no rea-lización de la tarea impuesta. Se ordena elchaleco de fuerza, y la paciente, con los brazosmantenidos en las espaldas por el instrumentode tortura, es echada al calabozo. Hay mucha-chitas que conservan ese chaleco de fuerzadurante semanas enteras. En la hora de lascomidas, con la cara contra el suelo, roencomo les sea posible hacerlo 18mísera comidaque s:e les ha arrojado.

La gran satisfacción de una de esas religio-sas es aprovechar la inacción obligada de lasniñas enchalecadas, para embadurna les la caracon excrementos recogidos en los establos delmonasterio. Hace algunos meses, esa mismafiera aplastó con fruición sobre la cara de unaniñita, llamada María, puñados de caracolescuyas conchas, hechas pedazos, laceraron yensangren ta ron el rostro de la infeliz cría te ra.Esta conserva aún las cicatrices da esas bru-talidades. .

El sótanoEl monasterio de Tours tiene sótano de cua

tro metros de profundidad. Es obscuro y hú-medo, como cuadra á un establecimiento relígioso donde se recuerda con gratitud el heroicoy brillante tiempo de la Inquisición. Ese só-tano es lugar de castigo para las niñas encerradas en el piadoso monasterio. Cuando lacastigada va á ocupar esa mazmorra, cuya ne-

"grura debe lmpresíonar tan fuertemente su de,licada y tierna imaginación, se la baja por me-dio de cuerdas. Complementa la suavidad delencierro, una 'humedad extrema tal, que en ple-no verano las paredes chorrean agua,

Da fosaLa fosa es un pequeño local cuadrado, obs

curo y sombrío. Es allí que se guarda el colchón sobre el cual se exponen los cadáveresde las religiosas y de las niñas que muerenen la casa. Esas muertes, trágicas todas, son

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r cuentes. Cuando. la~' hermanas encierran án ntna en. esa horrible prisión, se esfuerzan,'

t O lo primero, por atereorizarla recordándoleahí, sobre ese colchón que le servirá para

mir, en esa soledad' espantosa en que va ó.ir, han permanecido muertos Fácil es irña

Darse el tormento moral de la niña á la queimpone la tortura física de ese cautiverio.

n hido por esa causa casos de locura.El corte dé los cabellos

te castigo es para las hermanas del most rlo uno fuente de provechos apreciables.

11 logrado d scu hrir el peluquero á quien las1110(10, H v lid 11 los cabellos, que por una

1 1 nimia futileza, á pretexto det o á las niñas que tienen bajo

cabeza rapada, vestida de harapos sór;,.. ,.••",,,,8, con letreros ridícuíos' sobre el pecho ó

espaldas, la paciente 'se ve dure nte variosexpuesta á las miradas de sus compañeras.a medida no siempre es originada por una

1t j ocurre frecuentemente á las religiosas,ítar á las muchachas cuya cabellera abun-

nte ha despertado Su codicia, á dejarse cor-r ese adorno, diciéndoles que le será ofrecidoDios, La piedad ó el miedo coadyuvan á que

1 muchacha se deje hacer y, al día siguíente,L negociante en trenzas postizas entra, me-

nte especies sonantes y contantes, en pose,o de la cándida ofrenda.uchas veces también, SQ pretexto de mar-

cación suprema, 'se corta la cabellera á lasínas que están en agonía, sobre el mismoeho de muerte y en presencia de sus comñeras reunidas.

La ducha .ts un sacerdote que íué al monasterio ádicar en una novena, quien, desde el púl-

i~o aconsejó este castigo y lo describió comomedio de represión de los más eficaces.

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..Las buenas hermanas han seguido el consejoy ahora, por la cosa más trivial, oonducen in-mediatamente á la ducha á la niña que quie-ren castigar.

El aparato que sirve par-a dar esa ducha, esdé los más rudimentarios, y en nada se asemejaá los aparatos habituales de hidroterapia. Esuna cajatanque aguje reada en su parte infe-rior y en la. que poco á poco una religiosaarroja jarros de agua. I-nsisto sobre esto porque se sabe' cuan nociva es la ducha que notiene presión, Hay niñitas á las cuales se apli-ca ese inhumano castigo hasta tres veces pordía. En vano es que supliquen, que se arras-tren á los pies de su verdugo. que le implo-ren pidiendo compasión; sin hacer caso de sussúplicas, y despreciando sus terrores, se lasarrastra hasta la pieza donde está montado elinstrumento del suplicio. Desnudada por íuer-"za, golpeada muchas veces, encerrada despuésen los pliegues de una sábana húmeda queparaliza: sus movimientos, la infeliz muchachaes empujada boja la helada ducha, tanto eninvierno como en verano; unas cortinas quesostienen las hermanas, caen alrededor de lade graciada y la encierran; y el tormento em-pieza largo; cruel, atroz, prolongado Él veceshasta un cuarto de hora. Una madre del mo-nasterio agr-ava ingentosamente ese suplicio.Cuando éste, según su buen capricho, ha du-rado bastante, se hace entregar la infeliz cría".tura, !lterida, cuyos dientes rechinan, "que seestr-emece, algunas veces desmayada, y micu-tras una hermana sostiene por las espaldas ála niña siempre envuelta por la sábana mojada,la madre da bofetadas á la víctima, cuyos gri-tos van á llevar el terror hasta sus compañerasque están en el taller. A los golpes esa hienaagrega los insultos más groseros: «Excremento,carne de horca, p . .. » (textual) ó sino «[conque no reventarás de una vez, porque ya note falta mucho para reventarl» (textual). Esosson los piropos habituales de su repertorio.

sa hermana, de la cual la justicia ha tenidoU ocuparse, es particularmente temida y su

glnación de verdugo añade ordinariamenteada tortura clásica mil refinamientos y milOS tormentos de detalle, Se complacerú ensncar uno por uno los cabellos de una níüa:hacerle comer la bosta del establo-¿se ha

prendido bien? digo comer la bosta;-enr sus uñas en la cabeza de otra mucha-I en torcer-le los dedos apretándolos des-entre la palma de sus manos, Se encaro

de preferencia sobre las débiles y raquttí-o Durante más de dos 81'\0 s, dlarlamente,

mo ó pluc ,lO el enviar á la ducha, pOI' la causa'bI fútil, una muchachita endeble llamada

nora: tr ntna de nombre Angela, á laí ortado una pierna, tué duranteuna de su víctimas, y hasta un día

más muc-hachas se sublevaron contra losto que esa religiosa desalmada hacía sufrir

1 desgracíadaeníerma.a ducha, aplicada de preferencia durante el

rno, es Lambién surníníatrada . por medioldes cuyo contenido es arrojado violenta-

re sobre el cuerpo desnudo de las rnu-h chas.

onsiderablemente debilitadas por el régi-n y por el alimento, ocurre frecuentemente

las níñas=-sobre todo las más chiquitas-1 idan de noche en sus camas, De mañanah rmanas se dan .cuenta de la cosa, Comotígo se hace bajar inmediatamente esas ni-

tf la ducha, y una vez terminado el suplí-0, las muchachitas, con el desnudo cuerpo en-U Ha en las sábanas mojadas, son encerradas

el calabozo hasta la hora de la misa cuoti-na, y en la capilla, puestas bien á la vista

us compañeras, permanecen arrodilladasnte toda la ceremonia, tiritando, con los

mbros rígidos, y puesta una escupidera" so-la cabeza, .

de niñas, cuyas declaraciones publico enO lugar, que por esa sola razón de la in con-

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tinencia de orines han sufrido diariamente esetrato durante más de dos anos y que, duranteesos dos años han dormido noche á noche sd-

.Lre la paja, enchalecadas. Tenían entonces denueve á diez añes.

Ese mismo tormento se apLica á las niñas quehan conversado durante la misa ó que han de-mostrado una devoción insuficiente en opiniónde las hermanas. Las sábanas se sustttuyenentonces por los chalecos de fuerza y es asívestidas que, por el número de días fijado porsus verdugos, tienen que asistir á los oficios,arrodilladas sobre las heladas lozas de la capilla. Muchas de esas criaturas infelices. ademásde los profundos estragos que han sufrido en

. su organismo. han adquirido de ese modo reu-matismos articulares. ,LQ atestiguan cerüñca-dos médicos.

El camino de la cruz

Este castigo, ó Vía Crucis, se ejecuta con lospies descalzos, el cuerpo cubierto de haraposy la cabeza coronada de espinas. La pacientetiene, así preparada, que dar vuelta por la ea-pi1la del monasterio, detenerse y rezar, esti-rada sobre el suelo, la cara hacia abajo, losbrazos en cruz, delante de cada uno de Losdoce cuados de la Vía Crucis. Al volver al ta-ller tiene que besar los pies de cada una desus compañeras.

En general esos tormentos no pueden cesarsino cuando la hermana que los ha ordenado«autoriza el perdón» de la víctima. Esta, mo-mentar.eamente sacada del suplicio, tiene queprosternarse delante del «tronoejes así 'comolas religiosas designan el sitial ó púlpito desdeel cual vigilan) echada de barriga sobre elsuelo, con la «Irente tocando la tierra » segúnla expresión usual en ese presidio, y los bra-zos en cruz.: La bondadosa hermana prolonga

. á veces durante, varias horas esa situación;otras veces la complementa con los «toques

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de la cabeza» que consisten en agarrar á la mu-chacha por el pelo,manteniéndola la hermanaen el suelo arrodiltada sobre su cintura ygolpearle varias veces la cabeza sobre las bat-dozas del taller. No es sino cuando la her-mana pronuncia el (levántese usted» .que lamuchacha puede volver á sentarse al lado desus compañeras.

Como se enriquece el Buen Pastor

Sobra de razón tiene un notable publicistafrancés, el señor Gustavo Téry, en las reflexio-nes eígutentes que formula sobre el BuenPastor:

Las declaraciones de los testigos son todasunánimes en describir la clase de presidio quees el Buen Pastor de la mañana' ft la noche, y,verdad sea dicha también, de la noche á la ma-liana, porque en él se trabaja casi tanto de no-che como de día.

Despertar a las 4 y 1/2 ó las 5 y, salvo unosinstantes para la misa, trabajo hasta las 7. Nopuede decirse que las horas de recreo y de co-mida sean horas de asueto. Se trabaja durantelos recreos, se trabaja en las comidas, «entrela sopa y. las legumbres», narra candorosamen-te una antigua asilada. .

IJe noche, después de cenar, se trabaja tam-bién, muchas veces, hasta las 11 y 1/2.

No se trabaja sólo en coser y bordar. Se hacejardinería, se cava la tierra, se riega, se quiebrauno la cintura y se suda para hacer brotar mag-níficas hortalizas que las huérfanas no comen,'Pero que se venden por buenas monedas. Seordeñan vacas, se crían terneros. Se hacentrabajos de panadería, 200 kilos de pan por día.Hay quien muere en la faena, ¿Qué importa?El Buen Pastor gana dinero. .

Aunque se ejecute tan excesivo trabajo, secome mal. La alimentación es insuficiente ymala. Se tiene tocino rancio á tal punto, que noes más que un manjar infecto. Hay que tra-

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garla, y si el estómago protesta, está ahí la ma-dre Monte Carmelo, que corrige lti naturaleza yos obliga ti comer de nuevo lo que hayaís de-vuelto. No invento; numerosos testimonios afir-man la exactitud de ese hecho' repugnante ...

Esa madre de Monte Carmelo era el terror deNancy, un VERDUGO en toda la fuerza de la ex-('>presión. Obligaba á las huérfanas á arrodillarsedelante de ella y á besar la tierra. Luego habíaque confesarse con ella, después de lo cual sebesaba de nuevo el suelo y podía uno levantar-se. Hablaba con insolencia suma y pegaba conferocidad. Tenía todas las crueldades. Ella mató,literalmente, una pobre niña, cuyo fin narra unade sus compañeras, así: '

«Conocí á Súlange. Estaba enferma bacía tiem-po; tosía cavernosamente; sus tobillos esta-ban hinchados á tal extremo que no 'Podía ca-minar; y,a no comía. Sin embargo quedaba en-tre nosotras y la hacían trabajar como á las'demás. Cierto día que no había concluido sutrabajo, la víspera de su muerte, pidió quela dejaran ir á acostarse. La madre MonteCarmelo la dijo que no había concluido sutrabajo y que no iría á acostarse. Toda laclase murmuró. La religiosa exclamó: «Parecenperros que gruñen». Solange murió en la nochesiguiente. Yo había sido castigada la víspera,porque le había dado el brazo á Solange duran-te el recreo ... II

En esa obra de suprema caridad, el Buen Pas-tor realiza, cubiertos todos sus gastos, quincemillones de francos de beneficio por año,ciento cincuenta millones en diez años.

Ha podido, en 70 años, hacerse propietartc de2::l1 propiedades inmensas, sobre las cuales sehan levantado construcciones bastante vastaspara alojar 7.000 religtosas y 48.000 asítadas.

¡011 poder de la caridad católica!