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  • Ana Portnoy

    La conexin Dal-Pujols

    CUADERNO CENTRAL 61

    NMERO 63 INVIERNO-PRIMAVERA 2004 B.MM

    c

    Francesc Pujols era, es y ser el emperador trajano de la filosofa.As de categrico y rotundo se mostraba Salvador Dal al hablar de estecoloso del pensamiento nacido el 11 de agosto de 1882, en el nmero 10(3 2) de la Plaa Reial de Barcelona. Este hombre, que a los 36 aos pro-bara la existencia de una corriente filosfica genuinamente catalana desdeRamon Llull, formulando el prodigioso concepto general de la cienciacatalana, se convirti en luz y norte de Salvador Dal, su mximo referen-te intelectual y filsofo de cabecera. Fuese adonde fuese, el genio ampur-dans no dejaba nunca de sealar a Pujols como el filsofo del futuro,desacreditando a los Marcuse y compaa, tan de moda en los aos sesen-ta. No como un toro, sino como un rinoceronte, Pujols embesta la reali-dad de todo lo existente: as naci la hiparxiologa, les deca Dal con sutrueno de voz gutural.La hiparxiologa era un sistema propio del filsofo, a partir del cual pon-dra los cimientos de la religin catalana. En 1931, Josep Pla public elManual dHiparxiologia, en el que Pujols argumenta su famosa escala de laevolucin, que resume con una frase: El vegetal es un ngel que duermeen la tierra. El ngel es un vegetal que se despierta en el cielo. El filsofose consideraba discpulo y continuador de Llull, quien concibi la granarte y ciencia magna, que es el equivalente cientfico de los cnones aca-dmicos del arte griego y de las instituciones del derecho romano. Todoun dandi, Francesc Pujols tena un bastn con un pomo de oro, en cuyopuo estaba grabada una testa que recordaba a la de Ramon Llull.El Ateneo Barcelons fue el punto de encuentro de Dal y Pujols a media-dos de los aos veinte. Entonces, el pintor de Figueres era un artista tier-no y atrevido que apenas empezaba a ejercitar sus dotes de prestidigitadorde la palabra, en un ambiente en el que Pujols era el rey. As describa susextraordinarias facultades un personaje tan poco sospechoso de surrealis-ta como Josep Pla: Pujols fue un hombre nico, excepcional, fabuloso (...)tuvo, sin hacer el mnimo esfuerzo, capacidades expresivas nicas, posibi-lidades coloquiales enormes, disposiciones para la descripcin que quizsnadie de su tiempo tuvo.

    TEXTO Karles TorraPeriodista

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    tuvo, sin hacer el mnimo esfuerzo, capacidades expresivas nicas,posibilidades coloquiales enormes, disposiciones para la descrip-cin que quizs nadie de su tiempo tuvo.Desde su primera conferencia sobre el pintor PidelaSerra, pronun-ciada en el ao 1905 en el viejo Ateneo Barcelons del TeatrePrincipal, Francesc Pujols consigui polarizar la atencin de la agi-tada vida cultural de la ciudad con la deslumbrante metafsica ir-nica de su pensamiento. Entre las campanadas ms sonadas de suvida atenestica hay que destacar La religi i la moral, una esplndi-da conferencia leda la vspera del da 18 de abril de 1921, y que envirtud de su enorme inters e impacto fue publicada por suscripcinde un grupo de intelectuales encabezados por Eugeni Xammar,entre los que figuraba tambin Rafel Dal, to del genial Salvador.Recientemente reeditado por la Asociacin Francesc Pujols, el textoes una pieza maestra de oratoria, en la que el filsofo separa con el

    En los aos treinta, Pujols ve cumplirse suspronsticos sobre el triunfo de la pintura catalana en elmundo. Entonces escribe un artculo memorable en quecalifica a Dal como salvador del arte moderno.

    cPOR UN TRIBUNAL TERRORISTA DE RESPONSABILIDADES INTELECTUALES[...]El valor objetivo de la actividad surrealista que-dara suficientemente probado por la considera-cin cientfica que merece en el mundo. En efec-to, en la actualidad, las obras y realizacionessurrealistas son consideradas y analizadas comodocumentos de una autenticidad y de un valorobjetivo excepcionales para la investigacin delmundo irracional. Por el contrario, os puedo ase-gurar que los artistas y los llamados crticosvan de cabeza y que, con la aparicin del surre-alismo, han acabado por vivir completamente enlas nubes. As pues, cmo pretendis que uncrtico de arte comprenda, por ejemplo, un cua-dro mo, cuando ni siquiera yo, que soy quien loha pintado, tengo la ms mnima idea o slo unaligera idea de lo que significa o cuando yo, quesoy el autor, tampoco lo entiendo? La compren-sin de un cuadro surrealista siempre se produ-ce despus de la ejecucin, ya que, en elmomento de pintarlo, no hay ninguna idea pre-concebida. Despus, hay que someter dichocuadro a una minuciosa reduccin psicoanalti-ca, fenomenolgica o bien a la actividad para-

    noica crtica. La incapacidad de la crtica de arteante el fenmeno surrealista se pone de mani-fiesto de un modo ms sangrante en nuestropas, ya que fuera de aqu los crticos de artems burros se han apresurado a improvisar unaescasa y lamentable cultura psicoanaltica y hancorrido a aprender de memoria un mnimo voca-bulario psicopatolgico que les permita pronun-ciar cuatro lugares comunes de circunstanciaspara ir tirando.Sin embargo, aqu ni siquiera existe este liger-simo pudor. En Barcelona an se habla de uncuadro surrealista utilizando el mismo reperto-rio de ideas y el mismo vocabulario que sirvipara divagar sobre la agilidad, la diccin fina,incisiva y suculenta con que tal o cual pintor,ms o menos olotense, haba pintado tal o cualrbol ms o menos torcido (puesto que el rboltorcido es el tema obligado y de mxima ima-ginacin de la pintura catalana). Ahora bien,dado que, en realidad, en un cuadro surrealis-ta no hay, de ningn modo, verdad, ni pincela-das suculentas ni diccin gil ni rbol torcidoms o menos olotense, sino que hay comple-

    jos de castracin, figuraciones hipnaggicas oanamrficas asociaciones paranoicas y, pordesgracia, todava muchas otras cosas total-mente aturdidoras que no tienen nada que vercon la pintura suculenta y de calidad, la crticaindgena sale del paso de un modo casero,alegre y sutilmente humorstico que hace que auno se le caiga la cara de vergenza. El humoral que he aludido, mejor dicho, la bromita, queno viene a ser exactamente lo mismo, es utili-zada por los crticos como un mecanismo dedefensa contra su inmenso y colosal complejode inferioridad, que, gracias a este mecanis-mo, adquiere el aspecto coqueto y desdeosode una especie de complejo antagnico quedenominamos complejo de superioridad. Y esprecisamente este complejo de superioridad elque les permite ir de listos y creer, de ms omenos buena fe, que la pintura de rboles tor-cidos, ejecutada por unos personajes a quie-nes slo les conocen en su casa o, comomucho, en Barcelona, es la mejor pintura quese hace hoy en todo el mundo y, an ms, quedicha pintura de rboles torcidos representa la

    afilado lser de su inteligencia la religin de la moral, como quiensepara el grano de la paja: La moral que al final, absorbiendo a lareligin, le ha ido borrando las lneas que la dibujan en el cielo,hasta el punto de que tanto como la moral se ha ido precisando, lareligin se ha ido disipando y languideciendo y se ha hecho tan y tanimprecisa que ya no se ve, como si el cielo se hubiera desteido yhubieran escrito que la moral es la nica religin.En la inquieta Barcelona de las dos primeras dcadas del siglo pasa-do, Pujols despleg una actividad incalculable haciendo gala siem-pre de un vitalismo y un sentido del humor desmedidos. Adems defilsofo de altos vuelos, liceista wagneriano y conferenciante dexito, tambin podemos encontrar su nombre en la rbrica de mag-nficas crticas de arte, o bien asociado a la direccin de la revistahumorstica Papitu, e incluso como intrpido novelista en castella-no bajo el seudnimo de Augusto de Altozanos (El nuevo Pascual o

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    cnica tendencia artstica mundial de la que sepuede hablar seriamente.El crtico del pas es, por excelencia, el hombreque siente un horror desproporcionado a que lepuedan engaar. Se da el caso sin precedentesde que en nuestra tierra, en estos momentos,an se considera el cubismo de Picasso comouna mixtificacin o incluso, de forma ms gra-ciosa, como un sarampin que ya se le pasar(aunque sera lgico pensar que a Picasso ya sele est pasando la edad para contraer estaenfermedad). El genio de Picasso es un hechoobjetivo ensordecedor y, de los cinco continen-tes del mundo, slo aqu se oye decir a losrepresentantes oficiales de la cultura quePicasso es un seor extremadamente listo quenos oculta sus intenciones. Esta crnica ymonstruosa manera de crerselo todo situaralgn da a Catalua en el terreno infamante delos sinnimos de mxima abyeccin intelectual.Y no sern precisamente la Fundaci BernatMetge o el plido narcisismo catalanista los quepuedan arreglar algo.El caso de mi querido amigo Josep Dalmautambin es una prueba de la mxima imperme-abilidad de nuestro pequeo mundo artstico.

    En Pars, la gente que durante estos ltimos 20aos ha defendido lo que Dalmau ha defendidoen Barcelona, son unos seores que tienen unpar de Rolls en sus puertas; aqu no. Sin embar-go, histricamente, Josep Dalmau ya ocupa unlugar que nadie le puede quitar aunque slo seapor el hecho de haber organizado la primeraexposicin cubista colectiva del mundo, algoque cada da me parece ms sensacional. []Ya s que la confianza revolucionaria que inspi-ro personalmente en Catalua es algo ms quedudosa. Pero esto se debe a una serie de mitosy leyendas que se han fabricado poco a pocoen torno a m y que me interesa aclarar. Se hadicho y repetido que estoy loco; evidentemente,los surrealistas no aspiramos a otra cosa que nosea llegar a un estado mental que no tenganada que envidiar a la alienacin mental. Lonico que nos diferencia de los locos es quenosotros no lo estamos.Tambin corre una teora que pretende explicarmi supuesto caso como un puro y desenfrena-do fenmeno de arribismo. Se me ha reprocha-do que mis cuadros figuraban regularmente enlas colecciones particulares de los aristcratas yde los prncipes cosmopolitas. De acuerdo,

    pero si me hubiera tenido que fiar de los colec-cionistas indgenas, puedo asegurar que mehabra muerto de hambre. Por otra parte, esnatural suponer que no sern ni los sindicalistasni la gente que no tiene dinero los que empeza-rn a comprar cuadros surrealistas.Es cierto que el surrealismo ha tenido y tienecierto xito entre los pequeos ncleos elitistasde la alta aristocracia, lo cual se explica:1 Porque el surrealismo insulta a su cultura y, deeste modo, satisfacen sus deseos masoquistas,que son muy importantes y respetables.2 Porque dichos ncleos reconocen en elsurrealismo, como si de un espejo se tratara, supropio vertedero, lo cual satisface su narcisis-mo, tambin importantsimo.3 Porque, aunque parezca imposible en estaslatitudes, existen prncipes perfectamente surre-alistas, y4 porque aunque se trate de la gente msopuesta a nosotros es perfectamente lcito utili-zar su esnobismo y su estupidez para los finessubversivos y revolucionarios de la propaganday actividad surrealistas.Otro mito es el de las drogas, puesto que se harepetido con frecuencia que mis cuadros son

    Salvador Dal visita a Pujols en la Torre de les Hores. En la pgina siguiente, monumento a Pujolsante el Teatre-Museu Dal de Figueres. En la ltima pgina, portada de Dal paraPars-Match, 26 de julio de 1969.

    la prostitucin). Por otro lado, Pujols fue poeta antes que filsofo:triunf en los Juegos Florales de Barcelona y public El llibre quecont les poesies de Francesc Pujols (1904), prologado por JoanMaragall: Pujols es esencialmente popular en el sentimiento poti-co, y cuando sigue al pueblo sigue la orientacin de su propia alma.Sin embargo, como el propio Pujols reconoca: No dej la poesa,sino que la poesa me abandon a m.

    EL SALVADOR DEL ARTE MODERNOEn los aos treinta, Pujols ve cumplirse sus pronsticos sobre eltriunfo de la pintura catalana en el mundo (el arte mayor de la sedacatalana, como l lo llama). Entonces escribe un artculo memora-ble en que califica a Dal como salvador del arte moderno, cuyogenio asegura que marcar una hora en el reloj del palacio del Arte.(sigue en la pgina 65)

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    ccasi siempre las visiones provocadas por el opiou otras sustancias. Tal afirmacin, que no ten-dra nada de particular, aunque denote el des-conocimiento total de las imgenes provocadaspor tales procedimientos, es completamentefalsa. Los amigos que me conocen un pocosaben que donde ms trabajo es en Port Lligat,donde paso gran parte del ao y no es ningnsecreto para nadie en Port Lligat que a las cincode la maana ya estoy trabajando y que, enlugar de opio, me alimento de los sensacionaleserizos del cabo de Creus y de las no menossensacionales habas tiernas del pas (un platode habas tiernas estofadas s que se puedeconsiderar un plato surrealista, ya que resume eilustra de una forma grosera, tangible y comes-tible mi posicin antiintelectual surrealista).En efecto, el laurel simboliza la poesa realmen-te comestible y, por lo tanto, capaz de transfor-marse en metfora intestinal (la butifarra, comorecordaris, tiene que formar parte de un plato

    de habas estofadas que se precie), simbolizasencillamente el corte de mangas 1 que hehecho, hago y har a los intelectuales de todo elmundo y, en particular, de mi pas. Respecto alas habas, no quiero insistir ms para no pare-cer escabroso, pero representan el contenidorealmente ertico del plato en cuestin, ya quepor algo, y segn una intuicin popular, a laparte ms extrafina y delirante de la anatomamasculina se la llama haba.An existe otro mito, el de mi libertinaje desen-frenado, otra leyenda. Lo nico que puedo decires que vivo con la mujer ms admirable que heconocido y, como es natural, la quiero desenfre-nadamente. Los surrealistas damos una impor-tancia capital al amor, pero sin subestimar ellibertinaje, por desbaratado que sea, que no esforzosamente opuesto al espritu revolucionario.Para terminar, quiero dirigirme a la juventudrevolucionaria de Catalua para decirle:El surrealismo acaba de provocar la crisis moral

    y de conciencia ms grave de nuestro tiempo.En el plano cultural, el surrealista representa lamentalidad ms subversiva del pensamientocontemporneo.Los surrealistas exigen responsabilidades inte-lectuales, legitimando la accin directa en losasuntos del alma, de la imaginacin y de lapoesa.A vosotros, revolucionarios de Catalua, oscorresponde crear en vuestro pas un tribunalterrorista de responsabilidades intelectuales.He dicho.

    Salvador Dal. Per un tribunal terrorista de responsa-bilitats intelectuals (sic) (conferencia dictada en elAteneu Enciclopdic Popular, 1934).Publicada en: Flix Fans. Salvador Dal. La construc-cin de la imagen, 1925-1930, Electa, FundacinGala-Salvador Dal, 1999, pg. 255-256.

    Nota1. Hacer un corte de mangas, en cataln, ferbotifarra.

    Eva Guillamet

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    Segn Dal, Pujols fue el primero en descubrir en mitierno surrealismo el hologrfico hiper-realismo de hoy.Y yo, de descubrir en su religin catalana hiparxiolgicael triunfo de su surrealismo.

    Pero dejemos que se exprese por s misma la prosa de Pujols:Ningn creador realista convencido da la impresin de realidadpintada que dan las fantasas de Dal, que en lugar de alas tienen piesde plomo y en lugar de volar tienen los pies en el suelo. Finalmente,considera a Dal Coln [en cataln Colom, equivalente a paloma]de la pintura, que como el del mar, buscando el camino del antiguocontinente, encontr el nuevo. Como explica tambin en el artcu-lo, con su proverbial y lujoso barroquismo, Pujols ha dejadoBarcelona y vive en la Torre de les Hores, retirado en Martorell, laantigua Telobis de los clsicos, a la sombra del arco romano del Pontdel Diable, puerta triunfal del Peneds, que tiene la puerta de salidapor el Arc de Ber, tambin romano y tambin triunfal, como si elPeneds, fuese de triunfo en triunfo.La admiracin que se profesaban el filsofo y el pintor no cesaba deaumentar. Segn Dal, Pujols fue el primero en descubrir en mitierno surrealismo el hologrfico hiper-realismo de hoy. Y yo, dedescubrir en su religin catalana hiparxiolgica el triunfo de susurrealismo. Pujols hizo que me dijeran que me daba las gracias porincluirlo entre los surrealistas, pero que me advirtieran que a l leinteresaba estar a buenas con la realidad.Como tantos catalanes, Francesc Pujols tuvo que exiliarse en 1939.Primero, a Prada de Conflent, bajo la hospitalidad de Pau Casals. Elfilsofo deca sobre los alemanes: No me dan ningn miedo, si me

    c(viene de la pgina 63)

    matan, con ello ms perdern ellos que yo. Ms adelante viviratambin en Montpelier, donde mi maestro Ramon Llull escribi lamayor parte de sus obras. Eran los tiempos en que moran derenta, juntamente con Pompeu Fabra que le otorg el calificativode chfer de Dios y otras figuras insignes de la cultura catalana.

    ENTREVISTA EN LA TERCERA FASEEn los aos cincuenta, y ya instalado nuevamente en la Torre de lesHores, Francesc Pujols recibe la visita de Salvador Dal. Es un ver-dadero encuentro entre dos titanes del universo, como evidencia latranscripcin que de la reunin hace J. Pal-Latorre. Tanto el unocomo el otro eran fervientes gaudinianos desde siempre. Pujols: LaPedrera es lo ms grande de Gaud. Es escultrica, es voluptuosa, essensual. Dal: Es sublime. Viene de los griegos. Si en las parcas delPartenn se perforan unas ventanas y unas puertas, es La Pedrera.La conversacin deriva despus hacia temas religiosos. Dal inter-viene: Cristo es un moralista. Como creador de religin era un afi-cionado. Pujols contina: San Agustn no estudiaba y ha tradoms confusin que luz. El da en que la Ciencia fuera universal, lareligin saldra de la Ciencia. Ya lo deca Llull. El colosal pensadorinforma seguidamente al genial pintor de sus descubrimientos msrecientes, y concluye: Dios no sabr la verdad hasta que venga unfilsofo y la descubra. Dal: se es usted. Hay que tener en cuenta,como remata Pujols, que los tiempos de la creacin del hombreeran tiempos atrasados.Desde la muerte de Francesc Pujols, en 1962, Salvador Dal conti-nuar propagando de manera infatigable el pensamiento delMaestro de Maestros. Hace traducir al francs La visi artstica ireligiosa den Gaud, le dedica un libro fabuloso llamado Pujols perDal (que contiene la entrevista antes citada y un ensayo tan fun-damental como Levoluci i els principis immutables), organiza enFigueres la primera representacin del Hiparxiologio o Ritual de lareligin catalana de Francesc Pujols y, para inmortalizarlo, le erigeun monumento delante de su teatro-museo, que lleva la siguienteinscripcin pujolsiana, que nos servir como sntesis y colofn deeste artculo: El pensament catal rebrota sempre i sobreviu als seusillusos enterradors 1 .

    Nota

    1 El pensamiento cataln rebrota siempre y sobrevive a sus ilusos enterradores.