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Resumen. El ensayo como forma de Theodor W. Adorno. José Eduardo Marcos Dehilario Introducción a la investigación filosófica. El ensayo como forma está desacreditado en su labor de interpretación, pues se considera que 1) pretende una libertad de espíritu pero no usa su libertad formal para imponer condiciones, 2) en su delimitación, contundencia e intenciones se limitan a la propuesta 3) es redundante en cuanto lo objetivo y estéril en lo subjetivo. El ensayo tiene una autonomía estética. Esto no lo hace una forma artística, pues su labor es distinta. Esta autonomía le hace entrar en conflicto con la tendencia positivista que pretende separar el contenido de la forma en busca de objetividad. En un ensayo hay una responsabilidad simultánea respecto al contenido y a la forma. Respecto al contenido, evitar la superficialidad que produce la falta de crítica que tanto agrada al mercado. Respecto a la forma, evitar la falta de sentido que produce la pretensión de trascendencia del lenguaje en una mezcla de ciencia y arte. Esta división, sin embargo, no debe tampoco considerar definitiva, pues la organización que se deriva es incompleta. El ensayo como método presupone un ajuste respecto a lo que se debe tratar. Este cambio modifica el criterio de verdad buscada por la filosofía, como algo conceptual e inmutable, al vincularlo con lo histórico, proveniente de lo inmediatez fragmentada. Este ajuste implica una oposición a la noción de pensamiento que la cultura crea, que pretende independizarlo de lo histórico y de sí misma. Los conceptos vertidos en el ensayo no necesitan de una definición. El ensayo parte del lenguaje dado, sin definiciones iniciales propias de la ciencia precrítica. Los conceptos se vinculan unos con otros dentro del ensayo, significándose en la relación. El ensayo se resiste a la ordenación de sí mismo que predisponga a lo dicho. Se niega a dividirse en partes elementales, sino que parte del objeto, seleccionando solo momentos en los que ese objeto se convierte en organismo. No parte de lo simple y llega a lo complejo, sino que toma lo complejo y lo diferencia. No pretende la totalidad en el tratamiento del objeto, experimenta con el tratamiento.

7 - El Ensayo Como Forma Resumen

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Breve y descuidado resumen de El ensayo como forma de T. Adorno.

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Page 1: 7 - El Ensayo Como Forma Resumen

Resumen. El ensayo como forma de Theodor W. Adorno.

José Eduardo Marcos DehilarioIntroducción a la investigación filosófica.

El ensayo como forma está desacreditado en su labor de interpretación, pues se considera que 1) pretende una libertad de espíritu pero no usa su libertad formal para imponer condiciones, 2) en su delimitación, contundencia e intenciones se limitan a la propuesta 3) es redundante en cuanto lo objetivo y estéril en lo subjetivo.

El ensayo tiene una autonomía estética. Esto no lo hace una forma artística, pues su labor es distinta. Esta autonomía le hace entrar en conflicto con la tendencia positivista que pretende separar el contenido de la forma en busca de objetividad.

En un ensayo hay una responsabilidad simultánea respecto al contenido y a la forma. Respecto al contenido, evitar la superficialidad que produce la falta de crítica que tanto agrada al mercado. Respecto a la forma, evitar la falta de sentido que produce la pretensión de trascendencia del lenguaje en una mezcla de ciencia y arte. Esta división, sin embargo, no debe tampoco considerar definitiva, pues la organización que se deriva es incompleta.

El ensayo como método presupone un ajuste respecto a lo que se debe tratar. Este cambio modifica el criterio de verdad buscada por la filosofía, como algo conceptual e inmutable, al vincularlo con lo histórico, proveniente de lo inmediatez fragmentada. Este ajuste implica una oposición a la noción de pensamiento que la cultura crea, que pretende independizarlo de lo histórico y de sí misma.

Los conceptos vertidos en el ensayo no necesitan de una definición. El ensayo parte del lenguaje dado, sin definiciones iniciales propias de la ciencia precrítica. Los conceptos se vinculan unos con otros dentro del ensayo, significándose en la relación.

El ensayo se resiste a la ordenación de sí mismo que predisponga a lo dicho. Se niega a dividirse en partes elementales, sino que parte del objeto, seleccionando solo momentos en los que ese objeto se convierte en organismo. No parte de lo simple y llega a lo complejo, sino que toma lo complejo y lo diferencia. No pretende la totalidad en el tratamiento del objeto, experimenta con el tratamiento.

El ensayo es la forma de la crítica. El ensayo se vincula con la teoría, más no reduce la experiencia espiritual que contiene. El ensayo no predispone su punto de vista, sino que en la labor de crítica experimenta con él. Liberarse de la predisposición otorga capacidades críticas.

La relación naturaleza y cultura es en donde el ensayo se desenvuelve. El ensayo no vincula a la naturaleza y a la cultura, sino que promueve la crítica a una supuesta relación. Una cultura que dice basarse en algo con origen en la naturaleza, cuando la cultura se ha superpuesto a toda inmediatez imposibilitando lo originario.

El ensayo recupera productos de la retórica. La retórica ha sido simplificada al subordinarse a la comunicación. La retórica ofrecía no solo un mensaje, también satisfacciones que se unían a la novedad. El ensayo recupera, no retraduciendo, sino reintroduciendo con sus propias prácticas.

El ensayo se contrapone al pensamiento establecido. El ensayo se presenta como anacrónico, pues se contrapone a la situación actual de división científica y a la concepción de las ideas inmutables. El ensayo sigue siendo idea, pero en su labor infinita de crítica sigue dudando de la ortodoxia.