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Cuadernos de Historia Contemporánea 35 2007, vol. 29, 35-56 El nacimiento del teléfono en España. Las dificultades del crecimiento de un nuevo sistema de comunicaciones, 1880-1924 Javier NADAL ARIÑO Fundación Telefónica [email protected] RESUMEN El artículo trata del proceso de implantación del servicio telefónico en España, desde su inicio hasta la concesión en monopolio a la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE), en 1924. Se analiza el papel que jugaron las concesiones privadas, el Estado –a través de la Dirección General de Correos y Telégrafos (DGCyT)– y las corporaciones locales (Municipios y Diputaciones provinciales) en el desarrollo del servicio, así como la influencia que los planteamientos ideológicos de conservadores y liberales tuvieron en las dificultades para encontrar un modelo viable que atendiera la demanda exis- tente. La principal aportación del artículo es el análisis pormenorizado de la precaria situación del ser- vicio en 1923, tanto por tipos de titulares del servicio como por regiones. Descriptores: Historia de la Telefonía. Historia de las Telecomunicaciones. Mancomunidad de Catalu- ña. Compañía Peninsular. Diputación de Guipúzcoa. Telefónica ó CTNE. Servicio Telefónico. Direc- ción General de Correos y Telégrafos. Cuerpo de Telégrafos. The Birth of Telephony in Spain. The Difficulties in the Growth of a New Communications System, 1880-1924 ABSTRACT The article deals with the implantation of the telephone service in Spain, from its beginning until the monopoly of the Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE), in 1924. It analyzes the role pla- yed by the private concessions, by the State –through the Post and Telegraph General Direction (DGCyT)– and by local governments (municipalities and county councils) in the development of the service, as well as the influence that ideological approaches of conservative and liberal governments had in the difficulties to find a feasible model that could meet the existing demand. The main contri- bution of the article is the detailed analysis of the precarious situation of the service in 1923, set out by types of the service owners as well as by regions. Key Words: History of Telephony. History of Telecommunications. Mancomunitat of Catalonia. Com- pañía Peninsular. Diputación de Guipúzcoa. Telefónica or CTNE. Telephony service. Post and Tele- graph General Direction. Cuerpo de Telégrafos. 1. Introducción El objeto de este artículo es profundizar en el análisis de las causas que motiva- ron la lenta implantación y extensión del servicio telefónico en España durante su

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  • Cuadernos de Historia Contempornea 352007, vol. 29, 35-56

    El nacimiento del telfono en Espaa. Las dificultades del crecimiento de un nuevo

    sistema de comunicaciones, 1880-1924

    Javier NADAL ARIOFundacin [email protected]

    RESUMENEl artculo trata del proceso de implantacin del servicio telefnico en Espaa, desde su inicio hasta laconcesin en monopolio a la Compaa Telefnica Nacional de Espaa (CTNE), en 1924. Se analizael papel que jugaron las concesiones privadas, el Estado a travs de la Direccin General de Correosy Telgrafos (DGCyT) y las corporaciones locales (Municipios y Diputaciones provinciales) en eldesarrollo del servicio, as como la influencia que los planteamientos ideolgicos de conservadores yliberales tuvieron en las dificultades para encontrar un modelo viable que atendiera la demanda exis-tente. La principal aportacin del artculo es el anlisis pormenorizado de la precaria situacin del ser-vicio en 1923, tanto por tipos de titulares del servicio como por regiones.

    Descriptores: Historia de la Telefona. Historia de las Telecomunicaciones. Mancomunidad de Catalu-a. Compaa Peninsular. Diputacin de Guipzcoa. Telefnica CTNE. Servicio Telefnico. Direc-cin General de Correos y Telgrafos. Cuerpo de Telgrafos.

    The Birth of Telephony in Spain. The Difficulties in the Growth of a New Communications System, 1880-1924

    ABSTRACTThe article deals with the implantation of the telephone service in Spain, from its beginning until themonopoly of the Compaa Telefnica Nacional de Espaa (CTNE), in 1924. It analyzes the role pla-yed by the private concessions, by the State through the Post and Telegraph General Direction(DGCyT) and by local governments (municipalities and county councils) in the development of theservice, as well as the influence that ideological approaches of conservative and liberal governmentshad in the difficulties to find a feasible model that could meet the existing demand. The main contri-bution of the article is the detailed analysis of the precarious situation of the service in 1923, set out bytypes of the service owners as well as by regions.

    Key Words: History of Telephony. History of Telecommunications. Mancomunitat of Catalonia. Com-paa Peninsular. Diputacin de Guipzcoa. Telefnica or CTNE. Telephony service. Post and Tele-graph General Direction. Cuerpo de Telgrafos.

    1. Introduccin

    El objeto de este artculo es profundizar en el anlisis de las causas que motiva-ron la lenta implantacin y extensin del servicio telefnico en Espaa durante su

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    primer medio siglo de existencia. Esta cuestin me ha llevado a publicar varios tra-bajos, a los que ahora aado nuevas aportaciones, derivadas del estudio de diversasfuentes que me parecen de gran inters para explicar las dificultades que enfrenta-ron los diferentes gobiernos en la definicin del modelo de gestin de este servicioclave para el desarrollo del pas.

    El siglo XIX en Espaa, y en buena parte tambin el XX, puede interpretarsecomo un permanente esfuerzo de modernizacin econmica, poltica y cultural pararecuperar nuestra posicin perdida en el club de los grandes pases europeos tras eldesmantelamiento del modelo colonial. La sucesiva incorporacin al entramado eco-nmico espaol de los avances tecnolgicos que abundaron en ese siglo, se fuelogrando con dificultad, en parte, por las tensiones ideolgicas que enfrentaban aliberales y conservadores. Para los primeros, la iniciativa privada era la opcin mseficiente para gestionar la incorporacin de estos avances, mientras que los conser-vadores no crean, por ejemplo, que la mano invisible del mercado pudiera supe-rar al Estado en la gestin de los nuevos servicios pblicos.

    Cuando gobernaban, los conservadores constataban que el estado del Tesoro y lalimitada capacidad recaudadora del Gobierno les impedan disponer de los recursosnecesarios para poner en prctica sus planes de dejar al Estado la responsabilidadexclusiva de poner en pie los servicios y las infraestructuras bsicas. Cuando losliberales suban al poder, diseaban los instrumentos jurdicos para que la iniciativaprivada se hiciera cargo de los servicios, y comprobaban que los capitales naciona-les que afloraban eran tambin insuficientes. Finalmente, tras una sucesin de ensa-yos y errores de distinto signo, se fueron hallando soluciones pragmticas, que hoyllamaramos de consenso, para cada caso.

    As ocurri, por ejemplo, con el ferrocarril, cuya instalacin pudo arrancar ace-leradamente cuando la Ley de Bases de 1855 (25 aos despus de que circulara elprimer ferrocarril en Gran Bretaa), encontr la frmula para facilitar la entrada decapitales extranjeros1. El caso del telfono y su solucin es, en mi opinin, otroejemplo de equilibrio entre ideologa y pragmatismo, aunque en este caso se tardmedio siglo en encontrar un modelo adecuado a la magnitud del desafo. Es lo queespero demostrar en las pginas que siguen.

    1. A la bsqueda de un modelo: La dcada experimental

    El hecho de que el telfono se inventara en los Estados Unidos en 1876, indica queeste pas empezaba ya a competir con Inglaterra por el liderazgo en la tecnologa y lainnovacin. De todas maneras, tampoco debemos magnificar un acontecimiento que,si bien alcanz una cierta resonancia pblica, no fue reconocido inmediatamente comoalgo revolucionario, sino que ms bien se consider como una curiosidad, una inte-resante aplicacin de la ciencia que no dejaba de ser algo superfluo2, ya que las nece-

    1 GMEZ MENDOZA, Antonio: Ferrocarril, industria y mercado en la modernizacin de Espaa.Madrid, Biblioteca de Economa, Espasa-Calpe, 1989.

    2 DE LA PEA, Jos: Historias de las Telecomunicaciones. Cuando todo empez, Madrid, EditorialAriel, 2003.

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    sidades de telecomunicacin existentes en la poca se suponan suficientemente aten-didas por el telgrafo que, ese s, haba revolucionado las comunicaciones veinte aosantes. Aunque el primer servicio telefnico, que inici la operacin en los EEUU enMayo de 1877, instal 778 aparatos en los tres primeros meses de operacin, debitranscurrir bastante tiempo para que el telfono fuera considerado un servicio msimportante que el telgrafo. Incluso haba quien no lo consideraba ms que como unabuena solucin para complementar la red telegrfica en las zonas rurales.

    Sin embargo, desde el punto de vista tcnico, el invento alcanz inmediatamen-te un gran inters en todo el mundo y Espaa no fue una excepcin3. Nuestro pastena unas condiciones de desarrollo econmico y social bastante retrasadas respec-to al resto de Europa continental y mucho ms respecto al mundo anglosajn, y nodispona del caldo de cultivo que pudiese sostener una rpida implantacin del ser-vicio telefnico, pero s existan las bases tcnicas necesarias para su adopcin: Elinters cientfico y el personal tcnico formado adecuadamente. Hay pruebas de laexistencia de ambos, al menos, en la Escuela de Ingenieros Industriales de Barcelo-na, donde se realiz la primera comunicacin telefnica de Espaa4, y en el Tallerdel Cuerpo de Telgrafos de Madrid5.

    A pesar de este inters cientfico, tuvieron que transcurrir varios aos hasta queempezara a insinuarse, en Espaa, la posibilidad de negocio. De hecho, las primerasevidencias de las que disponemos en este sentido, nos muestran sendas iniciativasprivadas para instalar redes telefnicas pblicas en Madrid y Barcelona en 1880,protagonizadas por Emilio Rotondo Nicolau, quien solicit a los respectivos Ayun-tamientos el permiso para instalar una red. Estas y otras solicitudes fueron finalmen-te denegadas porque el servicio era competencia del Cuerpo de Telgrafos6.

    En Febrero de 1882 formaron Gobierno los liberales bajo la presidencia de Sagastay seis meses ms tarde le arrebataron esa competencia al Cuerpo de Telgrafos alpublicar, el 12 de Agosto de 1882 en la Gaceta de Madrid, la primera norma regula-dora del servicio telefnico, optando por la explotacin por particulares y compa-as. Se trataba de un Real Decreto que estableca un modelo liberal de concesinpor concurso pblico, sin carcter de exclusividad, para la constitucin de redesurbanas, dentro de un radio mximo de 10 kilmetros y con una duracin mximade 20 aos. Las tarifas deban ser aprobadas por el Gobierno quien, adems, recibi-ra un mnimo del 5% de la recaudacin total, quedando exentas de cualquier con-tribucin o impuesto general o local.

    Las condiciones no debieron parecer muy atractivas a los potenciales inversores,pues cuando el mismo ao se convoc el concurso pblico para otorgar las conce-siones, hubo que declararlo sin resultado aceptable por falta de demanda solven-te. A partir de este momento slo se otorgaron concesiones de lneas particularespara uso exclusivo del titular.

    3 ALONSO PRADOS, Julin: El Telfono, Revista de Telgrafos, Marzo de 1877.4 CALVO CALVO, ngel: El Telfono antes del monopolio en Catalua. Primeros pasos (1877-1894),

    en Actes de les III trobades dhistria de la cincia i de la tcnica als Pasos catalans, Barcelona, 1995.5 CABEZAS, Juan Antonio: Cien aos de Telfono en Espaa, Madrid, Espasa-Calpe, 1974.6 CALVO CALVO, ngel: El Telfono....

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    A lo largo de los dos aos siguientes se instalaron redes militares en Valencia,Zaragoza, Cartagena y Madrid; una red civil en Madrid para uso exclusivo de losMinisterios, instalada y operada por la Direccin General de Correos y Telgrafos(DGCyT), adems de sendas redes, en Bilbao y Valencia, para uso exclusivo de losrespectivos Ayuntamientos y operadas por ellos mismos. Los Ayuntamientos de Ma-drid y Barcelona intentaron instalar redes abiertas al servicio pblico, desafiando ala autoridad del Gobierno, pero ambas iniciativas fueron abortadas. Entre tanto,aquellos ciudadanos particulares que tenan recursos para ello, solicitaban y obten-an permiso para establecer lneas telefnicas entre sus domicilios y sus oficinas oentre sus casas de la ciudad y sus fincas en el campo. Estas instalaciones eran parael uso exclusivo de sus propietarios y ninguna superaba los 10 kilmetros de distan-cia. Pero la inexistencia de empresas o entidades que pudieran establecer la interco-nexin entre los distintos usuarios estaba creando un estado de desarrollo catico yuna situacin insostenible.

    En Enero de 1884 volvieron los conservadores, a las rdenes de Cnovas, y elCuerpo de Telgrafos7 recibi, el 11 de Agosto de ese ao, el esperado mandato deestablecer y explotar el servicio telefnico pblico por medio de un nuevo RealDecreto. Ese mismo da se habilitaba un crdito extraordinario de 280.000 pesetaspara financiar el establecimiento de redes telefnicas en las capitales de provincia.Los funcionarios se pusieron manos a la obra, pero en los dos aos que dur elgobierno de Cnovas, la Administracin de Telgrafos slo lleg a establecer el ser-vicio en tres ciudades (Madrid, Barcelona y Valencia), conectando a sus redes a 280abonados8, lo que fue absolutamente insuficiente para calmar el malestar pblicoexistente por la ausencia de servicio.

    Para valorar con objetividad si este estado de cosas era adecuado o no para lapoca, nada mejor que un anlisis comparativo con otros pases. Precisamente en1886 el Journal Tlgraphique (revista oficial de la Unin Telegrfica Internacional)public un informe, con datos de 1885, que es posiblemente el anlisis comparativodel servicio telefnico ms completo que se haya hecho hasta ese momento9. En elCuadro 1 se han resumido algunos de los datos ms relevantes del informe, que danuna interesante visin del estado del servicio telefnico en 1885: se extenda ya porlos cinco continentes, estando identificados al menos 30 territorios en los que fun-cionaba con una relativa normalidad. De ellos slo 20 eran Estados independientes(14 de Europa y 6 de Amrica), mientras que el resto eran principalmente territoriosbajo administracin colonial britnica.

    El estado del servicio en Espaa era incipiente y alejado del nivel de desarrollo delos pases entonces centrales, pero no podemos olvidar que eran muchos ms los queni siquiera figuraban en la lista. A grandes trazos puede establecerse una divisin entres grupos: los ms avanzados (Estados Unidos, Gran Bretaa, Alemania, Suiza y tal

    7 OLIV ROIG, Sebastin: El Cuerpo de Telgrafos. Historia del nacimiento del telgrafo en Espaa(1845-1868), Madrid, Museo Postal y Telegrfico, 1993. Tiene el estudio ms completo del Cuerpo deTelgrafos de Espaa.

    8 El Prembulo del Real Decreto de 15 de Junio de 1886 dice que existan 797 telfono en funcionamien-to, de los cuales 517 correspondan a lneas particulares instaladas al amparo del real decreto de 1882.

    9 ROTHEN, M. : tude sur la tlphonie, Journal Tlgraphique, n 3 y n 4, (1886).

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    vez Suecia) donde ya era realidad tanto el servicio local como el interurbano; los inter-medios (Francia, Blgica, Holanda, Rusia y alguno ms), en los que las redes localeshaban alcanzado un cierto grado de desarrollo pero donde las comunicaciones inte-rurbanas eran incipientes; y el resto de pases, entre los que se encontraba Espaa, enque el servicio local era incipiente y el interurbano inexistente.

    Respecto al modelo de explotacin, parece que las dudas de nuestros polticos noeran una rareza ibrica, ya que entre los pases independientes, tres haban optadopor la gestin exclusivamente pblica (Alemania, Suiza y Espaa), otros tres tenanuna situacin mixta (Francia, Suecia y Austria-Hungra) y en el resto la explotacinera slo privada. En cuanto a las tarifas, es interesante observar que siendo notableslas diferencias, no se pueden considerar exageradas, salvo el rango superior de losEstados Unidos.

    2. La regulacin liberal de 1886. Una solucin para las grandes ciudades

    La prematura muerte del Rey, el 5 de Noviembre de 1885, condujo a un nuevocambio de gobierno que devolvi el poder a los liberales de Sagasta, y con ellos vol-vieron las reformas liberales que haban sido suspendidas o rectificadas por Cno-vas. El nuevo gobierno tena prisa por resolver el problema del telfono y tambinera consciente de su propio fracaso de 1882, lo que le llev a preparar un nuevomodelo que resolviera los problemas sin contradecir la esencia de los principiosliberales.

    Cuadro 1. Estado de la telefona en Estados Unidos y Europa. Ao 1885

    EnlacesRedes Abonados Interurbanos Explotacin Abono (Fr)

    Alemania 81 14.000 26 Estado 187,50Austria-Hungra 12 3.092 1 Estado 2 CP 200-450

    Blgica 8 3.484 5 3 CP 150-250Dinamarca 2 1.370 1 CP 205-262Espaa 3 601 Estado 280-374Francia 20 7.175 4 Estado-1 CP 200-600

    Gran Bretaa 90 15.465 55 7 CP 250-500Italia 16 8.340 10 CP 120-200Luxemburgo 1 120 No consta 139Holanda 8 2.493 1 CP 248-252Portugal 2 826 1 CP 334-449Rusia 20 5.280 2 CP 150-575Suecia 16 5.904 7 Estado 3 CP 111-174Suiza 62 5.101 38 Estado 100

    Estados Unidos 752 151.056 1.498 1 CP 220-976

    CP = Compaa PrivadaFuente: Elaboracin Javier Nadal del informe de M. Rothen. Journal Tlgraphique (Berna,1877).

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    El trabajo se hizo transparente, con luz y taqugrafos, y los medios de comunica-cin lo registraron en una interesante polmica, durante la primera mitad de 188610.El argumento central de los conservadores era que ceder la explotacin a empresasparticulares supona, en realidad, entregar al pblico a la tirana de las Empresasparticulares, cuyos escandalosos abusos en Espaa son la causa ms eficaz de laruina del pas. Tambin se acusaba al Ministro de estar planeando secretamente lacesin del servicio, en monopolio, a una sola empresa para toda Espaa, empresaque slo podra ser extranjera, que importara los materiales de sus propias fbricas,lo que hara perder la ltima esperanza de crear una industria nacional. El gobier-no, en cambio, crea que el Estado, como administrador de este servicio, ser unobstculo perpetuo para su desarrollo en las proporciones que exigen las necesida-des de la vida moderna en todas las esferas11.

    Finalmente se public un nuevo Real Decreto el 13 de Junio de 1886 por el quese volva a la explotacin a travs de compaas privadas, tanto para crear nuevasredes telefnicas como para hacerse cargo de las tres existentes. Las concesiones seotorgaran por subasta pblica, eliminando as un importante argumento de la opo-sicin. El nico elemento de anlisis en la subasta sera el porcentaje de los ingre-sos a percibir por el Estado, no pudiendo ser inferior al 10%; las concesiones seranpor veinte aos, al trmino de los cuales las lneas pasaran a ser propiedad delEstado sin coste alguno para ste, no estando previsto el rescate anticipado de lasconcesiones. Las tarifas se rebajaban a 300 pesetas anuales.

    Las subastas que se realizaron al amparo del Real Decreto de 1886 tuvieron unresultado bastante aceptable y permitieron recuperar parte del tiempo perdido y norma-lizar la prestacin del servicio, al menos en las grandes ciudades. En efecto, las subas-tas se empezaron a realizar inmediatamente: la primera, en Madrid , se resolvi el 6 deAgosto de 1886, con un canon del 20%, a favor de la Compaa Madrilea deTelfonos. El Real Decreto estuvo en vigor cinco aos (los mismos que dur el gobier-no largo de Sagasta), y en ese tiempo se subastaron las siguientes 35 redes locales:

    1886: Madrid, Bilbao, Mlaga, Zaragoza, Sevilla, Barcelona y Valencia1887: Alicante, Oviedo, Valladolid y Gijn1888: Cdiz, Crdoba, Felanitx, Alcoy, Cartagena, Sabadell, Corua, San Sebas-

    tin, Murcia, Santander, Jerez, Almera, Granada y Castelln1889: Palma, Vigo, Manresa y Coca1890: Vitoria, Motril, Pamplona, Las Palmas y Toledo1891: Linares12

    Es interesante observar los valores del canon en que se fallaron las diferentes con-cesiones, pues es un buen indicador del potencial econmico que el mercado atribuaa cada una de las ciudades afectadas. Solamente tres ciudades alcanzaron valores

    10 Las Ocurrencias, Diario Poltico Independiente, La cuestin de los Telfonos. Coleccin de artculospublicados por el diario poltico independiente Las Ocurrencias. Reeditado por Telefnica en 1986, Ma-drid, Imprenta de Enrique Rubios, 1886.

    11 Citas literales del Prembulo del Real Decreto de 13 de Junio de 1886.12 La red de Linares se subast de acuerdo al Real Decreto de 1886 a pesar de que ya no estaba en vigor,

    debido a que el proceso se haba iniciado antes de su derogacin.

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    superiores al 30%: Bilbao (34%), Barcelona (33,75%) y Valencia (31,30%). Diez seconcedieron entre 20 y 30 por ciento: Murcia (25%); Sabadell (22,50%); Jerez (22%);Mlaga, San Sebastin y Almera (21%); Cartagena y Linares (20,50%); Madrid yZaragoza (20%). El resto se concedieron en cifras que oscilan entre 10 y 17 por cien-to. Precisamente el alto valor del canon dificult, en los aos sucesivos, la realizacinde las inversiones necesarias para atender la demanda en las principales ciudades, alreducir los recursos disponibles para este fin.

    Tanto el Real Decreto de 1886, como sus antecesores de 1882 y 1884, se referanexclusivamente al servicio telefnico urbano, dentro de un radio mximo de 10 kil-metros. El servicio interurbano no era todava tcnicamente muy seguro en Espaa,aunque en los principales pases europeos era ya una realidad consolidada. stedemostr ser uno de los mayores problemas del servicio en Espaa. Segn los datosde que disponemos, se puede afirmar que, entre 1885 y 1890, las nicas comunicacio-nes interurbanas que se realizaban en Espaa eran las que se hacan desde algunasestaciones telefnicas conectadas a la red telegrfica como telgrafos auxiliares. Elnmero de estaciones conectadas en estas condiciones era de 9 en los aos 1886-87,ascendiendo a 12 en los aos 1888-8913. El nmero de llamadas interurbanas estable-cidas desde estos terminales se limit a 1.702 en 1886 y a 3.542 en 1889, cifra que elltimo ao fue equivalente a un raqutico 0,1% del nmero de llamadas locales. Enesos mismos aos los pases ms avanzados haban resuelto ya la prestacin del servi-cio interurbano y, as por ejemplo, el ao 1889 se produjeron en Alemania casi 27millones de llamadas interurbanas (12% de las llamadas locales) y en Suiza 600.000.

    Espaa no era el nico pas con dificultades para disponer de una buena red detransmisin de larga distancia: Italia o Blgica estaban en una situacin muy similar ala espaola, lo que prueba que las causas de nuestro retraso no eran autctonas niexclusivas.

    3. La reforma conservadora de Francisco Silvela. Buscando una solucin parael servicio interurbano

    En julio de 1890, vuelve Cnovas al poder, tras la dimisin de Sagasta, nombran-do a Francisco Silvela Ministro de la Gobernacin. El nuevo responsable poltico dela organizacin del servicio telefnico acometi rpidamente la tarea de revisar elmodelo de explotacin existente, lo que se plasm en un nuevo Real Decreto que sepublic en la Gaceta de Madrid el 11 de Noviembre de 1890, completado por elReglamento que se public en Enero de 1891. La voluntad era volver a la gestindirecta del Estado, pero Silvela era un hombre realista y saba perfectamente querevertir la situacin era impensable, e inabordable econmicamente. Por ello se limi-t a crear un sistema mixto en el que podan coexistir la explotacin privada y lapblica. Para facilitar esta ltima se prevea la posibilidad de que el Estado se incau-tara del servicio en cualquier momento. El canon pasaba a ser fijo, del 10% de losingresos, y las subastas se resolveran a favor de quien solicitara menor nmero de

    13 Journal Tlgraphique. Estadsticas del Bureau International des Administrations Tlgraphiques de1886 a 1889.

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    aos de concesin, lo que acortaba el lapso de tiempo terico para la reversin alEstado del servicio.

    A pesar de todo, los resultados de los concursos de los aos sucesivos no fueronmuy espectaculares, pues el siglo termin con slo 49 redes locales en funcionamien-to, llegando a 60 en 1905. Si sealramos en un mapa de Espaa las poblaciones quedisponan de servicio telefnico urbano a finales de siglo, veramos que dibujan conbastante precisin las regiones que disfrutaban de una prosperidad por encima de lamedia. La industria de Barcelona con cuatro importantes ncleos, el tringulo Reus-Tarragona-Valls, el Levante desde Castelln hasta Murcia, las comarcas mineras(Asturias, Linares, Almera), el Pas Vasco, Navarra, el Valle del Guadalquivir,Madrid y poco ms.

    No cabe duda de que la situacin de Espaa segua siendo de retraso respecto alos principales pases de Europa, pero si se compara con otros pases como Italia,Blgica, Holanda o Austria, la imagen se recompone. Por ejemplo, en 1895 enEspaa haba 41 redes urbanas operativas con 11.235 abonados, mientras que enItalia, pas ms densamente poblado que Espaa, se haban alcanzado los 11.768abonados en 54 redes urbanas.

    Por fin se convoc a pblica subasta la construccin y explotacin de las lneasinterurbanas, que como hemos visto, era uno de los agujeros del servicio, optndo-se por un modelo similar al que se haba seguido en la concesin de lneas ferrovia-rias: dividir la Pennsula en cuatro regiones, para ser concedidas a cuatro compa-as diferentes, mantenindose como objetivo utpico la reversin de las redes alEstado. Se trat de una solucin pragmtica pero que tampoco alcanz las metasesperadas, pues la diferente riqueza y dinamismo de las regiones diseadas, motivque slo se desarrollase la red y el servicio de la Regin Noreste que comprendadesde Bilbao hasta Valencia, situacin que perdurara hasta 1908.

    El pragmatismo result insuficiente para resolver todas las carencias que, enmateria de telecomunicaciones, el pas tena que salvar. El ritmo de creacin de nue-vas redes urbanas fue claramente inferior al de los aos anteriores y el servicio inte-rurbano slo se desarroll en una parte del territorio, con lo que amplias zonas delpas continuaron sin servicio de ningn tipo. Adems, el servicio internacional nisiquiera lleg a implantarse, a pesar de que en las concesiones interurbanas se habaprevisto la obligacin de establecer lneas internacionales con Francia y Portugal. Lared del Noroeste era la nica de las concesiones que funcionaba de manera regular,pero incompleta. El pas estaba aislado telefnicamente del exterior y muchas ciu-dades del interior, del Sur y del Oeste principalmente, vean afectada su actividadeconmica por las persistentes dificultades para comunicarse con el resto del pas.

    En el Cuadro 2 se muestra la evolucin, entre 1895 y 1934, de los dos principa-les servicios de telecomunicacin de la poca: el telgrafo y el telfono. El cuadroha sido obtenido a partir de los datos, no siempre completos, publicados por laDGCyT como Estadstica Telegrfica y Telefnica Oficial de Espaa de cada ao,lo que nos permitir seguir la evolucin de los principales hitos que marcaron la evo-lucin del servicio14.

    14 Ver Notas sobre las fuentes, al final del artculo.

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    4. Hacia una nueva reforma. La primera Ley del servicio telefnico en 1907

    El modelo diseado por Francisco Silvela no acababa de encontrar el ritmo espe-rado. El nmero de abonados a las redes locales slo creci en 5.500 en una dca-da, hasta alcanzar los 16.615 en 1905, por lo que las instalaciones particulares nodejaron de crecer a ritmos incluso superiores, hasta las 2.511 estaciones en esemismo ao, prueba de que muchos buscaban la solucin a sus necesidades de comu-nicacin por sus propios medios (Cuadro 2). Este escaso nivel de implantacin delservicio resulta llamativo no slo si se compara con los pases de nuestro entorno,sino que tampoco resiste la comparacin con el servicio telegrfico espaol, en esasmismas fechas consolidado en todas las localidades importantes, a travs de unaoferta mixta en la que el Estado mantena la titularidad del servicio, la responsabili-dad de su organizacin y de la inversin necesaria para crear y mantener las princi-pales arterias, mientras que el sector privado completaba la oferta manteniendoabiertas oficinas en aquellos lugares en los que le resultaba ms fcil que al sectorpblico. Hacia 1900, esta segunda modalidad se ofreca principalmente en las ofici-nas de las compaas ferroviarias, que disponan de 479 oficinas en todo el territo-rio nacional, frente a las 807 del Estado, explotadas por el Cuerpo de Telgrafos, loque junto con las oficinas Municipales, hacan que el servicio telegrfico estuvierapresente en 1479 puntos en toda Espaa. Por otra parte, resulta llamativo que elvalor econmico generado por el servicio telefnico en Espaa en 1900 representa-ra slo el 37 por ciento del telegrfico15.

    La falta de respuesta adecuada, desde la iniciativa privada, para responder a lademanda de mayor oferta de telefona, debera haber sido cubierta por el Estado, deacuerdo con lo establecido en el Real Decreto vigente, pero la DGCyT no generabasuficientes recursos, dado el dficit que haba empezado a marcar sus resultadoseconmicos y que alcanz su valor mximo en 1920, y el gobierno no tena margenen los Presupuestos del Estado para permitirse alegras inversoras. Como conse-cuencia, aquellos Ayuntamientos que disponan de recursos empezaron a organizarla instalacin y mantenimiento, a su costa, de Oficinas Telegrficas pblicas quepoco a poco se fueron habilitando tambin como oficinas telefnicas desde las quese podan hacer las comunicaciones interurbanas que no ofrecan ni las concesiona-rias privadas ni el Estado. En 1900 haba ya 176 de estas oficinas (Cuadro 2), de lasque no consta cuntas estaban tambin preparadas para dar comunicaciones telef-nicas, aunque es de suponer que seran la mayora. De hecho el nmero de estas ofi-cinas no dejar de crecer en los aos siguientes hasta alcanzar las 254 en 1915. Apartir del ao siguiente las estadsticas de la DGCyT distinguen entre las OficinasMunicipales Telegrficas y las Telefnicas, de manera que se pone en evidencia quela mayora de estas estaciones estaban dedicadas a este ltimo servicio.

    Las redes locales operadas por el sector privado siguieron creciendo lentamentehasta 60 en 1905, mientras que el Estado empez a instalar tambin redes locales yestaciones interurbanas en las principales ciudades desatendidas. En 1905 haba

    15 NADAL ARIO, Javier: Telecomunicaciones, poltica y desarrollo econmico en el perodo 1877-1924, en De las seales de humo a la sociedad del conocimiento, Madrid, Colegio Oficial de Ingenieros deTelecomunicacin, 2006, pp. 369-391.

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    Javier Nadal Ario El nacimiento del telfono en Espaa. Las dificultades del crecimiento

    logrado llegar a 30 ciudades, 9 con redes locales con servicio urbano y 21 slo conservicio interurbano, aunque la cantidad de abonados en servicio era muy reducida.El nmero total de estaciones telefnicas lleg ese ao a 19.669, con un incrementoanual, en el ltimo quinquenio, del 5,8%, que aunque significativo no era suficientepara cubrir las necesidades del pas. Espaa estaba realizando un gran esfuerzomodernizador en muchos aspectos que no se vea acompaado por el telfono, y secorra el riesgo de que la carencia de telecomunicaciones adecuadas frenase el des-arrollo econmico. La muestra evidente de que el modelo de prestacin del serviciono daba respuesta a la demanda real, es que casi el 13% de los telfonos operativosen aquellas fechas correspondan a instalaciones particulares, la mayora de las cua-les eran conexiones punto a punto desconectadas de la red pblica conmutada.

    Pero a medida que la DGCyT tuvo que asumir la gestin del servicio telefnicolocal en algunos lugares, adems del interurbano, el dficit de sus resultados empe-z a crecer y, a partir de 1904 fue imposible presentar saldos positivos, ni siquieracon el aadido de la valoracin del servicio oficial.

    Mientras que el servicio telefnico no acababa de encontrar su modelo de creci-miento, el telgrafo era un servicio consolidado y maduro que segua extendindo-se a un ritmo de 30 40 poblaciones atendidas ms cada ao, entre las oficinas delEstado, de las compaas ferroviarias, de los Ayuntamientos y de particulares conservicio pblico: en 1905 haba 1.652 oficinas telegrficas (Cuadro 2) .

    El sistema estaba bloqueado y no incentivaba la inversin necesaria para atenderla demanda insatisfecha. La iniciativa privada estaba interesada slo en las grandesciudades mientras el Estado se vea incapaz de asignar los recursos necesarios paraatender al resto del pas. Por ello, en 1907, se promovi una nueva regulacin quepretenda dar entrada a nuevos actores en el desarrollo del servicio telefnico. Elautor fue Juan de la Cierva, Ministro de la Gobernacin del llamado Gobierno lar-go de Antonio Maura, y los nuevos actores eran los Ayuntamientos y Diputacionesque, a partir de entonces, podran ser titulares del servicio telefnico en sus territo-rios, cosa que ya estaban haciendo como hemos visto, aunque con dudosa cobertu-ra legal. La reforma de 1907 tuvo, por fin, rango de ley y legitim el papel de lasCorporaciones Locales como actores activos en el desarrollo de las telecomunica-ciones, rol que, de un modo u otro, no han dejado de jugar hasta nuestros das.

    En los aos siguientes, esta posibilidad fue aprovechada por Ayuntamientoscomo los de San Sebastin, Santander, Pamplona y Las Palmas que pusieron en pieun servicio urbano muy completo; por Diputaciones como las de Guipzcoa, elCabildo Insular de Tenerife y, de manera muy destacada, por la Mancomunidad deCatalua, que establecieron redes regionales de larga distancia (adems del serviciourbano en las principales ciudades de su territorio no atendidas por otros). OtrasDiputaciones Provinciales, como las de Ciudad Real y Vizcaya, optaron por finan-ciar las inversiones para crear la red que luego cedieron a la DGCyT para su explo-tacin por el Cuerpo de Telgrafos16. Muchos Ayuntamientos convirtieron por sucuenta las Oficinas Telegrficas Municipales en locutorios pblicos telefnicos,mientras seguan prestando el servicio telegrfico propiamente dicho o lo atendanpor telfono, servicio llamado de Telefonemas.

    16 CABEZAS, Juan Antonio: Cien aos...

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    Javier Nadal Ario El nacimiento del telfono en Espaa. Las dificultades del crecimiento

    Cuadro 2. Expansin Telegrfica y Telefnica en Espaa. Aos 1895-1934

    1895 1900 1905 1910 1915 1920 1923 1930 1934

    ESTACIONES TELEGRFICAS

    Estatales 804 807 909 972 1.205 1.322 1.445 1.436 1.430Ferroviarias 615 479 582 664 684 721 722 711 681Municipales 176 142 223 254 15 13 10Particulares 17 19 32 70 1 0 0 0TOTAL 1.419 1.479 1.652 1.891 2.213 2.059 2.180 2.157 2.111

    ESTACIONES TELEFNICAS

    Concesiones 11.173 12.926 16.615 22.406 39.621 67.736 63.592 218.736 303.766Redes del Estado 0 0 378 403 996 8.135 26.878 0 0Mun. y Dip 0 0 0 0 86 639 1.112 664 533Particulares 1.527 1.724 2.511 2.935 3.517 4.252 3.601 58 51Oficiales 147 193 165 283 289 332 340 347 47TOTAL 12.747 14.843 19.669 26.027 44.509 81.094 95.523 219.805 311.491

    REDES LOCALES

    Concesionadas 41 49 60 75 90 98 88 9 2DGCyT 0 0 9 9 18 110 147 0 0Est. Interurbanas 0 0 21 80 256 644 693 0 0

    Fuente: Javier Nadal sobre datos de la Estadstica Telegrfica y Telefnica Oficial de Espaa.DGCyT.

    5. De 1907 hasta la Dictadura de Primo de Rivera

    A partir de la promulgacin de la Ley de 1907 se puede observar un significati-vo esfuerzo para modernizar el servicio telefnico. La aportacin de lasCorporaciones locales y la mayor dedicacin de recursos del Estado, permiti queel nmero de telfonos operativos creciera a un ritmo desconocido hasta entonces,alcanzando tasas anuales medias del 12% entre 1910 y 1920 (Cuadro 2). El volumende negocio del servicio interurbano, que en 1906 no aportaba ni el 5% del valor delmercado telefnico, en 1920 se haba alzado hasta el 31% del mismo17, lo que indi-ca que su uso empez a normalizarse, al menos en las grandes ciudades. Por fin sepuso en marcha el servicio internacional en 1912, aunque con un grado de utiliza-cin muy bajo. De hecho, aunque el volumen econmico del mercado telefnico sefue consolidando en esos aos, su hegemona frente al telgrafo no llega a afirmar-se claramente hasta el final de la dcada de los aos 20.

    La Estadstica Oficial de la DGCyT empieza a registrar la presencia de los nue-vos actores durante estos aos. La Red Interurbana de la Diputacin de Guipzcoa

    17 NADAL ARIO, Javier: Telecomunicaciones... Para ver con ms detalle el desglose del valor demercado de los servicios de telecomunicacin en estos aos.

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    aparece citada a partir de 1912 y sus datos estadsticos empiezan a figurar en 1914,registrndose ese ao 80 estaciones telefnicas que irn evolucionando al alza hastalas 157 en 1923 y 245 en 1932, ao de mxima expansin antes del final del perio-do republicano. La primera referencia a la Mancomunitat de Catalunya aparece en1917 con 37 estaciones. Por su parte el servicio telefnico interurbano de la Com-paa Peninsular se constata, en dichas publicaciones, a partir de 1915.

    En 1920 coexistan en el servicio telefnico cuatro tipos de iniciativas: los con-cesionarios, que eran ya 98 y atendan 67.736 telfonos y la mayor parte del nego-cio ligado a la larga distancia; el Estado, que atenda 110 Redes locales con 8.135telfonos operativos as como el servicio interurbano en otras 644 localidades; lasCorporaciones Locales, que atendan a un nmero creciente de poblaciones con 639telfonos en 1920, que llegaran a 1.191 en 1925, y finalmente, las instalaciones par-ticulares, que no haban dejado de crecer desde que se inventara el telfono y que en1920 alcanzan su cnit (4.252), prueba evidente de la insuficiente madurez alcanza-da por el servicio telefnico en Espaa (Cuadro 2).

    La demanda creca de forma imparable y la solucin hbrida de explotacinpblico/privada era un compromiso forzado por la penuria de recursos del Estado.Las dos partes de la ecuacin encontraban dificultades para financiar las inversionesrequeridas. En el mbito de las concesiones privadas se fue dando un proceso natu-ral de concentracin, de modo que las compaas ms activas fueron adquiriendo lasmenos eficientes para ir ganando economa de escala y mejorar sus cuentas deexplotacin. De entre ellas destac la Compaa Peninsular de Telfonos, que hizola primera explotacin a gran escala e incorpor mtodos de una gran empresa, conel objetivo de convertirse en una compaa telefnica nacional. Adems laPeninsular integr las concesiones de larga distancia y se constituy, sin duda, en elprincipal operador privado; de hecho en las Estadsticas de la DGCyT aparece cita-do regularmente este servicio telefnico interurbano a partir de 1915. Sin embargo,sea porque le faltaran los recursos, por su escasa vocacin de liderazgo, porque laregulacin era inadecuada para incentivar la expansin de los servicios o por todasestas razones juntas, el sector privado no fue capaz de resolver el problema en suintegridad.

    Si los concesionarios no vean incentivos suficientes en las condiciones de suscontratos, la situacin del Estado era an ms precaria. El nmero medio de telfo-nos por cada red atendida por el Estado era de 74 mientras que las redes del sectorprivado tenan 691 de media, porque las concesiones cubran las grandes ciudades yel Estado tena que atender a ciudades medianas. Entre 1906 y 1923, la DGCyT hizoun gran esfuerzo inversor y de servicio. En esos aos se crearon 535 nuevas oficinastelegrficas, se instalaron 147 nuevas redes telefnicas locales y se abri el serviciotelefnico interurbano en otras 693 ciudades (Cuadro 2). An as, las tarifas aplica-das y el reducido nmero de abonados no fueron suficientes para hacer viable laexplotacin del servicio y el Estado no poda mantener los nmeros rojos de laexplotacin. Puede entenderse la preocupacin de los gobernantes de la poca.

    A partir de 1920 empezaron a vencer algunas concesiones y el Estado se fueincautando de ellas. Era el momento esperado por los funcionarios del Cuerpo deTelgrafos para hacerse cargo del servicio, pero a las autoridades polticas les asus-taba la perspectiva de asumir una responsabilidad para la que podan estar tcnica-

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    mente preparados, pero para la que saban que no podran disponer de los recursoseconmicos necesarios, vista la experiencia de los ltimos aos. El Cuadro 2 es muyexplcito en este sentido: entre 1920 y 1923, el nmero de telfonos atendidos porel sector privado se reduce en 4.144 mientras que los atendidos por el Estado aumen-tan en 18.743, en parte por los abonados de 27 nuevas redes implantadas por laDGCyT, pero principalmente por los de las redes incautadas. Mantener estas ltimasen funcionamiento, junto a las dificultades financieras para explotar los servicioscrecientes de la DGCyT, se presentaba como una tarea titnica para la DireccinGeneral.

    Slo las Corporaciones Locales de las regiones ms ricas podan plantearse laposibilidad de atender los servicios pblicos con carcter universal en sus territorios.La capacidad recaudadora de estas instituciones era superior a la del Estado en sumbito propio y su menor dimensin geogrfica, junto con la mayor cohesin socialderivada del mayor nivel de riqueza del que disfrutaban, las hacan ms adecuadaspara suplir o sustituir al Estado en algunas tareas esenciales. La Ley de 1907 legiti-m la presencia de las Corporaciones Locales en la atencin de los servicios telef-nicos, situacin que fue aprovechada por las Diputaciones Provinciales vascas y,cuando ms tarde se cre la Mancomunidad de Catalua, tambin esta institucintom de su mano el desarrollo y expansin del servicio en todo el territorio cataln.El Cuadro 2 muestra cmo en el ao 1923, los telfonos atendidos por Municipiosy Diputaciones haban alcanzado la cifra de 1.112. Esta cifra sigui creciendo hastaque se produjo la transferencia a Telefnica y se mantiene en valores significativoshasta que caduca su concesin.

    Entre tanto, los grupos de inters que se haban ido creando alrededor del nego-cio de los telfonos tenan cada vez mayor fuerza y hacan casi imposible arbitrarsoluciones de consenso. Los concesionarios actuaban conjuntamente, frente alGobierno, reivindicando incrementos de tarifas o prrrogas del plazo de concesin,ms all de lo previsto en los contratos. Algunos Ayuntamientos, que posean suspropias redes, presionaban en el Parlamento para lograr que sus concesiones norevirtieran al Estado. La Mancomunidad de Catalua trataba, por todos los medios,de consolidar su red y de conseguir que la reversin de las concesiones que caduca-ran en Catalua, lo hicieran en su favor en lugar de a favor del Estado, incluida la deBarcelona. Los partidos polticos que se enfrentaban al nacionalismo cataln pon-an toda clase de trabas al Gobierno, en el Parlamento, para impedir que se cediera ala presin de la Mancomunidad. El Cuerpo de Telgrafos esperaba recibir las con-cesiones que vencan, mientras el Gobierno se mostraba remiso a aceptar las rever-siones, por el estado calamitoso en que se reciban y por la falta de recursos econ-micos con que hacer frente a la continuidad del servicio. Y todos eran conscientesde que el servicio distaba de los niveles de calidad que ya eran normales en todo elmundo civilizado.

    6. La concesin a la Compaa Telefnica Nacional de Espaa

    En 1923, el clima poltico crispado de los ltimos aos culmin con un golpe deEstado, consentido por el Rey, y que llev al poder al general Primo de Rivera. El

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    nuevo gobierno tuvo como Ministro de Hacienda y como idelogo econmico a JosCalvo Sotelo, que orient la poltica hacia las nacionalizaciones y la creacin defuertes monopolios en un modelo de intensa intervencin econmica. Es la poca dela creacin de Compaa Arrendataria del Monopolio de Petrleos (CAMPSA),entre otras.

    En este entorno apareci un proyecto para crear una red telefnica nacional. LaITT (International Telegraph and Telephone), que se haba hecho cargo de todos losactivos en el extranjero de la mayor compaa de telfonos del mundo en esemomento, la AT&T, y que ya explotaba redes en Puerto Rico y Cuba, pone sus ojosen Espaa y comienza su acercamiento con la redaccin de un informe, Memoriasobre el Desarrollo de la Telefona en Espaa que hizo llegar al nuevo gobierno. Endicho informe se realizaba un diagnstico severo de la situacin del servicio telef-nico y de la demanda latente no atendida, proponiendo un ambicioso plan para resol-ver el retraso histrico.

    Adems de la ITT, otras tres compaas18, Ericsson, New Antwerp Telephoneand Electric Works y Siemens & Halske, presentaron propuestas a la comisin cons-tituida al efecto. Sin embargo la ITT ofreca una lnea de financiacin para los tra-bajos que haba que acometer y alrededor de su proyecto, y por primera vez enEspaa, se congreg dinero a mayor escala de lo que haba ocurrido nunca hastaentonces en el sector de las telecomunicaciones. Se agruparon banqueros espaolesencabezados por Estanislao de Urquijo, que acabara siendo el primer presidente dela recin nacida Compaa Telefnica Nacional de Espaa (CTNE). Por fin haba unproyecto, con un plan ambicioso y realista y con suficientes recursos para afrontar-lo. As, en agosto de 1924, tras un polmico proceso concesional, juzgado pocotransparente por la oposicin poltica, el Rey firmaba en Santander un Real Decretopor el que se autorizaba al gobierno a contratar con la CTNE (creada en abril) lareorganizacin, reforma y ampliacin de la red telefnica nacional. Unos das des-pus se firmaba el contrato citado entre el Estado y la CTNE.

    Por este acuerdo la CTNE tomaba posesin de las lneas telefnicas explotadaspor el Estado (que apenas eran el 28% del total en esa poca), y las del resto de con-cesionarios (incluyendo las de la Compaa Peninsular). Tambin absorbi las redesterritoriales como las de la Mancomunidad de Catalua (de hecho, la dictaduradisolvi la propia Mancomunidad como entidad poltica). El proceso fue tan rpidoque a finales de 1924 la nueva compaa ya tena el control de 70.000 telfonos ydel 95% de las lneas interurbanas.

    El contrato, con una duracin de 20 aos, implicaba una serie de obligaciones paraCTNE, entre las que destacan: crear un sistema telefnico homogneo en todo el pas,utilizar cables subterrneos en zonas cntricas de diecisiete poblaciones principales einstalar en ese tiempo los nuevos equipos automticos. Adems, al menos el 80% delos trabajadores deban ser espaoles. A partir del sexto ao la CTNE debera aten-der cualquier peticin de abono en los centros urbanos establecidos, en el plazo mxi-mo de tres meses. No se fijaban las tarifas pero se estableca que deban ser equita-

    18 PEREZ YUSTE, Antonio: La Compaa Telefnica Nacional de Espaa en la Dictadura de Primo deRivera (1923-1930), Tesis Doctoral no publicada. Universidad Politcnica de Madrid, 2004.

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    tivas para el pblico para no impedir el desarrollo telefnico. La compaa, por suparte, se comprometa a instalar aparatos de abonado del tipo ms moderno. Losingresos del Estado provendran de un canon del 10% de los beneficios (pero la can-tidad haba de ser siempre superior al 4% de los ingresos brutos).

    Por primera vez haba un plan de expansin con objetivos ambiciosos para sacaral pas del retraso tecnolgico, e impedir lo que hoy definiramos como brecha tele-fnica entre las ciudades y el interior. En el contrato, la CTNE se comprometa aextender en cuatro aos el servicio telefnico a todas las capitales de provincia ycapitales de partidos judiciales de ms de ocho mil habitantes. En siete aos tenaque llegar las que tuvieran ms de siete mil habitantes. Un ao ms tarde, a todas lasde ms de seis mil y en el dcimo a las que superasen los cuatro mil.

    Finalmente, el modelo que se haba impuesto desde el poder no era ninguno delos dos que se haban probado durante las cuatro dcadas anteriores y, al mismotiempo, tena algo de ambos. La explotacin la iba a hacer la empresa privada, peroslo una. Se trataba de un monopolio de titularidad pblica cedido a una compaaprivada a cambio de unas obligaciones de servicio y la participacin en los ingresos.Algo muy parecido al modelo, ya conocido, de explotacin de los monopolios fis-cales a travs de Compaas Arrendatarias del monopolio. Adems, se contara conla aportacin tecnolgica de un importante socio extranjero que ayudara a crear laindustria nacional, inexistente hasta ese momento.

    En el acuerdo del Estado con la CTNE, el Cuerpo de Telgrafos, que esperabahaber sido protagonista en la solucin del problema, quedaba fuera. Sin embargo, laatraccin personal por participar en el proyecto fue tal, que tuvo que cerrar la con-cesin de excedencias durante algn tiempo para no perder a sus mejores tcnicos,que abandonaban el Morse por la telefona, que representaba el futuro tecnolgicoy estaba mejor remunerada. De hecho los telegrafistas que se incorporaron en losprimeros momentos demostraron gran capacidad y preparacin y fueron muy tilespara la naciente compaa.

    Una solucin as, nacida en medio de una Dictadura, con una considerable pol-mica y con tantos enemigos y afectados cuyas expectativas se haban frustrado (con-cesionarios privados, diputaciones, polticos regionales, Cuerpo de Telgrafos), ibaa tener que hacerlo muy bien, porque de partida naca con una especie de pecadooriginal. Esta marca de partida tuvo su importancia ms adelante, en el nuevo cam-bio de rgimen de 1931 a la Repblica, y sera el argumento para que el Parlamentorepublicano debatiese, en su primer ao de vida, un proyecto de ley con objeto dedeclarar nulo el contrato y expropiar a la Compaa Telefnica previa justa indem-nizacin. El debate no slo involucr a las fuerzas polticas representadas en elParlamento y al Gobierno, sino que tuvo algn alcance diplomtico, por el origennorteamericano de la empresa operadora. La propia compaa elabor un documen-to con el que trat de dar a conocer a la opinin pblica su postura y sobre todo, elimpacto positivo que su actuacin haba tenido para la recuperacin del atraso queEspaa tena cuando recibi la concesin. El debate concluy en el Parlamento endiciembre de 1932, con una votacin a favor de no ha lugar a deliberar por 184votos contra 11. El contrato de 1924 fue sustituido por otro, muy similar, en 1946,ambos con fuerza de ley. Pero la polmica no se extingui del todo hasta que, en1992, el contrato se adapt a la Constitucin de 1978.

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    7. La expansin del telfono en Espaa cuando Telefnica asumi el servicio

    El anlisis ms original de este trabajo se ha centrado en determinar la dinmica deexpansin del telfono en Espaa cuando la CTNE asumi el servicio. Para tener unamejor comprensin del estado en el que se encontraba el servicio telefnico justo antesdel traspaso del grueso de la actividad a la Compaa Telefnica, vamos a hacer unanlisis combinado de las dos fuentes de informacin ms completas que existen sobrela materia (las memorias anuales de la DGCyT denominadas Estadstica Telegrficay Telefnica Oficial y las Memorias de la Compaa Telefnica Nacional de Espaa)de sus primeros aos de existencia complementados por otras fuentes adicionales19.

    Como resultado podemos observar, en el Cuadro 3, que en 1923 haba 1.292 pobla-ciones con servicio telefnico. De ellas 226 lo tenan a travs de empresas privadas queeran concesionarias (189 de la Compaa Peninsular), 286 eran atendidas por el Estado(DGCyT), 623 por las Corporaciones Locales (148 de Municipios, 440 Mancomunidadde Catalua y 35 Red de Guipzcoa) y restan 157 de las que no sabemos su titular ori-ginal. Del cuadro se extrae que 735 localidades disfrutaban slo de telfono interurba-no, mientras que 557 tenan servicio urbano e interurbano. En el Cuadro se da tambinel nmero de telfonos atendidos por cada categora, pero hay que tener en cuenta queesta cifra slo da una medida relativa ya que en este caso se trata de los datos de 1926,porque es el nico ao del que tenemos ese nivel de desagregacin.

    Cuadro 3. Poblaciones con servicio telefnico segn categora del titular,en 1923 y tamao medio de las redes urbanas

    Titular del Servicio < 4 Telef. >3 Telef. Total Telfonos N medio detelfonos

    Concesiones 48 178 226 81.994 460,5Estado 92 194 286 37.744 194,1Municipios y Diputaciones 467 156 623 4.323 24,5Desconocidos 128 29 157 2.839 87,4

    Total 735 557 1.292 126.900 226,5

    Notas: Se considera que las redes con menos de 4 telfonos solo tienen servicio Interurbano.El nmero de telfonos es de 1926.Concesiones incluye tambin Peninsular.Municipios y Diputaciones incluye tambin Mancomunidad de Catalua.Fuente: Javier Nadal sobre datos de Memorias de CTNE, DGCyT y Red Telefnica de Guipzcoa.

    Por tipo de actores puede decirse que el sector privado se orient principalmentea crear redes locales en las grandes ciudades, complementndose con una licenciageneral de servicio interurbano operada por la Compaa Peninsular. El Estado siguiuna estrategia similar pero con un criterio de subsidiariedad, de manera que slo se

    19 Ver Nota sobre las fuentes, al final del artculo.

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    Javier Nadal Ario El nacimiento del telfono en Espaa. Las dificultades del crecimiento

    crearon redes urbanas en aquellos lugares en los que no se gener una oferta solven-te desde el sector privado. sta es la razn de que el nmero de telfonos atendidospor el Estado (37.744) fuera bastante menor que el de las empresas concesionarias(81.994) y que el tamao medio de las redes estatales fuera de 194 telfonos frente a460 de las concesionadas. En realidad la diferencia era mayor que la reflejada porestas cifras, ya que entre 1921 y 1923 se haban incorporado al Estado 8 redes, porincautacin de las mismas, entre ellas las de Barcelona y Sevilla. Slo estas dos redessumaban 21.917 abonados en 1926, por lo que si se corrigieran los datos del cuadrocon esta cifra, considerando estas redes en la categora Concesiones, en lugar deEstado, el nmero de los abonados de cada categora sera alrededor de 15.827 y103.911 para el Estado y Concesiones, mientras que el tamao medio de ambas cate-goras pasara a ser de 82 y 577 abonados respectivamente.

    En el caso de los Municipios y Diputaciones, su principal preocupacin era garan-tizar que sus ciudades estuvieran conectadas al resto del pas y del mundo, cuando nila iniciativa privada ni el Estado haban sido capaces de establecer el servicio, por loque, en general, se trata de instalaciones de un solo telfono, es decir, de locutoriospblicos. En los 156 casos de esta categora que, segn el Cuadro 3, se pueden consi-derar redes urbanas, stas tienen slo 24 telfonos de media, lo que confirma la hip-tesis expuesta. Aunque el Cuadro 5 no lo refleje, es interesante confirmar que las ini-ciativas de los Ayuntamientos en solitario son las ms modestas, pues las instalacionesde categora puramente Municipal son 148 y de ellas slo 5 tienen ms de un telfono.

    Las instalaciones de titular Desconocido resultan algo ms complicadas de ex-plicar. Algunas son redes en proceso de incautacin, como la de Las Palmas, y segu-ramente sobre alguna ms como ella es posible que se optara por hacer una transfe-rencia directa sin que el Estado llegara a tomar formalmente el control. Del resto, enla mayora de los casos parece tratarse de instalaciones apoyadas o directamentefinanciadas por los Municipios, pero que no habran sido dadas de alta en laDGCyT por diferentes razones (por descuido, por no pagar tasas, por tolerancia dela DGCyT, etc).

    Para identificar mejor a los principales protagonistas en cada territorio, en elCuadro 4 se hace un desglose de las poblaciones con servicio telefnico por categor-as del titular y por territorios. Como territorios se han usado las actuales ComunidadesAutnomas porque los datos disponibles lo permiten sin poner en riesgo el rigor delanlisis y porque la actual divisin territorial no es contradictoria con la existente hacecien aos, mientras que, por el contrario, puede tener mayor inters hacer el anlisiscon la configuracin territorial de hoy. Del Cuadro se deduce la concentracin de lasconcesiones privadas en las regiones ms ricas. As por ejemplo, Catalua tiene msde un tercio de las concesiones totales. Importante es tambin su presencia en laComunidad Valenciana, Murcia y, en parte, Andaluca. El Estado se encuentra presen-te en todos los territorios cubriendo las carencias del sector privado. La presencia delEstado es determinante en bastantes territorios como las dos Castillas, Extremadura,Aragn, Madrid, Galicia y una buena parte de Andaluca y Asturias. Es muy signifi-cativa en el Pas Vasco, Navarra, la Rioja, Comunidad Valenciana y Catalua, peromuy escasa en las Islas Baleares, Canarias y Murcia.

  • Respecto a la actividad Municipal, resulta curioso observar la casi total ausenciade este tipo de iniciativas en siete Comunidades, pero merecen una mencin espe-cial los casos de la Mancomunidad de Catalua y la Diputacin de Guipzcoa20, quedesarrollaron sendas redes de gran calidad. En el caso de Catalua, la buena gestinrealizada permiti que en el corto espacio de tiempo en que existi la Manco-munidad, se alcanzara una cobertura espectacular, como puede verse en el Cuadro4. De hecho, en 1923, de acuerdo con nuestros datos, la Mancomunidad estaba pre-sente en 453 poblaciones (comprese con las 1.292 de toda Espaa)21. De ellas 47tenan 10 ms telfonos, siendo la red de Vic la ms grande, con 212 abonados. Noes que faltara voluntad de crecer o de llegar a poblaciones mayores, sino que stasya estaban cubiertas por la iniciativa privada o por la DGCyT, de hecho laMancomunidad tambin gestionaba tres redes urbanas de ciudades importantes(Lrida, Figueras y La Garriga) de las que figuran en la lista de concesiones en nues-tros cuadros, porque recibieron la gestin por transferencia legal de su concesiona-rio. La Red de Guipzcoa, aunque con un despliegue menos capilar, en 1922 cubra

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    Javier Nadal Ario El nacimiento del telfono en Espaa. Las dificultades del crecimiento

    20 GUTIRREZ ALONSO, Jaime: Proceso de integracin de las redes telefnicas en la CTNE; Bilbao,Tesis Doctoral. Servicio Editorial de la Universidad del Pas Vasco, 2000.

    21 De las 441 poblaciones que figuran en el Cuadro 4 en Catalua, 1 es municipal y 440 de la Red de laMancomunidad; para alcanzar la cifra de 453 poblaciones atendidas por la Mancomunidad, faltan 13, que sonlocalidades que tenan presencia tambin del Estado o de la Peninsular y figuran en la cuenta de stos.

    Cuadro 4. Poblaciones espaolas con servicio Telefnico por CCAA y segn el titular

    Concesin Estado Mun/Dip Descon. Total

    Andaluca 30 50 32 8 120Aragn 2 13 10 0 25Asturias 4 13 7 8 32Canarias 3 1 0 11 15Cantabria 8 4 1 2 15Castilla Len 10 39 20 4 73Castilla-La Mancha 3 43 23 7 76Catalua 84 14 441 75 614Comunidad Valenciana 33 22 1 18 74Extremadura 5 10 3 1 19Galicia 11 22 3 1 37Islas Baleares 3 2 0 3 8La Rioja 1 3 0 0 4Madrid 3 17 22 1 43Navarra 5 7 10 8 30Pas Vasco 8 23 50 10 91Regin de Murcia 11 3 0 0 14Ceuta-Melilla 2 0 0 0 2

    TOTAL 226 286 623 157 1292

    Fuente: Javier Nadal sobre datos de Memorias de CTNE, DGCyT y Red Telefnica de Guipzcoa.

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    35 localidades, con 1.814 abonados, siendo la mayor red la de Irn, con 255, y lamenor Ormaiztegui, con 622.

    Cuadro 5. Poblaciones con telfono en 1923 comparadas con el nmero de los Municipios espaoles

    Ciudades con Tfn. Ayunt. (Nota 1) Cobertura(%)

    Andaluca 120 770 15,6Aragn 25 731 3,4Asturias 32 78 41,0Canarias 15 87 17,2Cantabria 15 102 14,7Castilla Len 73 2.248 3,2Castilla-La Mancha 76 919 8,3Catalua 614 946 64,9Comunidad Valenciana 74 542 13,7Extremadura 19 384 4,9Galicia 37 315 11,7Islas Baleares 8 67 11,9La Rioja 4 174 2,3Madrid 43 179 24,0Navarra 30 272 11,0Pas Vasco 58 251 23,1Regin de Murcia 14 45 31,1Ceuta-Melilla 2 2 100,0

    1.259 8.112 15,5

    Nota: el nmero de Municipios es del censo de 2000.Fuente: Javier Nadal sobre datos de Memorias de CTNE, DGCyT y Red Telefnica de Guipzcoa.

    En la categora de Desconocidos, llama la atencin el alto nmero que hay enCatalua. Si tenemos en cuenta que la inmensa mayora de ellas (68) eran de unslo telfono, podemos pensar que se trataba de instalaciones municipales que nohaban sido notificadas a la autoridad central. Lo mismo puede decirse de las 18 dela Comu-nidad Valenciana (todas ellas de un telfono). En el caso de Canarias,todas las redes son grandes y cubren una porcin altsima de todas las existentes,por lo que es muy probable que se trate de una red que el Cabildo Insular deTenerife instal en su momento siguiendo pautas similares a las de Guipzcoa.Algo similar es posible que ocurriera en Asturias por el tamao medio de 7 de las8 redes de titular desconocido. El resto de los casos se trata casi exclusivamente deinstalaciones de un telfono, por lo que me inclino a atribuirles tambin un origenmunicipal no notificado.

    22 ECHAIDE, Ignacio Mara: Red Telefnica de Guipzcoa. Descripcin, historia y estadstica, Villa-franca de Oria, Tipografa Marques y Compaa, 1923.

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    En el Cuadro 5 se muestra un resumen del nmero de poblaciones con serviciotelefnico en 1923 en cada una de las actuales CCAA, y se compara con el nmero demunicipios existentes a da de hoy en cada una de ellas, para dar una muestra aproxi-mada de la cobertura alcanzada. Llama la atencin una vez ms el caso de Catalua,no slo por su alto grado de cobertura interior sino porque en ella sola se encuentracasi la mitad de las poblaciones con telfono de toda Espaa. Por ltimo, en el Cuadro6 se puede ver el nmero de telfonos en servicio en Espaa a final de 1926, su distri-bucin regional y su densidad o penetracin, medida sta como nmero de telfonospor 1000 habitantes. La cifra de habitantes utilizada es la del Censo de 1920.

    A modo de resumen del anlisis, me gustara extractar algunas conclusiones: Las concesiones se dedicaron principalmente a atender el servicio de las

    grandes ciudades donde la demanda potencial era mayor. En 1923 slo haba88 concesiones registradas oficialmente (Cuadro 2). El resto, hasta las 226detectadas (Cuadro 3), se trata bsicamente de las poblaciones atendidas conel servicio interurbano de la Peninsular que fue instalando tambin telfonosurbanos cuando la demanda era suficiente y el retorno garantizado.

    El Estado empez atendiendo redes interurbanas entre las grandes ciudades,siguiendo las instalaciones telegrficas ya existentes y poniendo un telfonoen las poblaciones que ya atenda el servicio de Telgrafos. Atendi las capi-tales de Provincia y las ciudades importantes no servidas por las concesiones.Luego, al igual que la Peninsular, fue creando redes locales donde la deman-da y sus disponibilidades presupuestarias se lo permitan.

    Los Municipios y algunas Diputaciones sustituyeron al Estado en su funcinde universalizar el servicio, siendo de destacar los casos de la Mancomunitatde Catalunya y la Diputacin de Guipzcoa.

    Catalua era el territorio que haba logrado la mejor penetracin y coberturaterritorial del servicio y, junto con el Pas Vasco y Madrid, los territorios msavanzados, con diferencia, en materia telefnica.

    El modelo vigente estaba en crisis, por la incapacidad del Estado de asumirlas responsabilidades que se derivaban de la incautacin de las redes cuyasconcesiones caducaban y del crecimiento de la demanda.

    8. Conclusin

    Aunque el espacio temporal de este artculo termina en 1924, dada la importan-cia de esta fecha para la historia de las telecomunicaciones por el cambio de mode-lo que acarre la concesin a Telefnica, vamos a dar una mirada a la evolucin delsector durante los aos que siguieron a este evento, hasta 1934, ltimo ao anteriora la Guerra Civil del que tenemos cifras significativas del conjunto.

    Lo primero que se advierte es que, a partir de 1923, el servicio telegrfico dej deser el servicio de referencia. Los telfonos recuperan tasas de crecimiento anual supe-riores al 12% durante 7 aos y al 7% durante los ltimos 4. As, se termina el ao 1934con 311.491 telfonos, un 211% ms que en 1923, siendo el 44% automticos.Tambin es significativo el hecho de que los telfonos particulares, que no haban deja-do de crecer en los ltimos 50 aos, prcticamente desaparecen en un quinquenio.

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    Cuadro 6. Telfonos en servicio y densidad. Distribucin por CCAA . Ao 1926

    Abonados Abs/1000h

    Andaluca 13.531 3,3Aragn 4.187 4,6Asturias 4.530 6,1Canarias 1.965 4,5Cantabria 2.324 7,1Castilla Len 5.724 2,7Castilla-La Mancha 4.185 2,7Catalua 36.045 16,0Comunidad Valenciana 9.121 5,2Extremadura 2.109 2,0Galicia 4.106 2,0Islas Baleares 609 1,8La Rioja 719 3,8Madrid 20.662 21,3Navarra 1.471 4,5Pas Vasco 13.647 19,6Regin de Murcia 2.818 4,4Ceuta-Melilla 815 16,2

    128.568 6,3

    Fuente: Javier Nadal sobre datos de Telefnica, DGCyT y Red Telefnicade Guipzcoa.

    Si en 1925 el mercado telefnico era apenas un 14% mayor que el telegrfico, en1934 la relacin entre ambos era de 3,57. Definitivamente la era del telfono habaempezado en Espaa. Las comunicaciones telefnicas interurbanas representan en1934 un volumen econmico equivalente al 62,4% del urbano, mientras que el ser-vicio internacional, a pesar de su importante crecimiento, todava equivale slo al28,8% del servicio telegrfico internacional.

    Para terminar me parece oportuno rescatar las cifras publicadas en otro trabajo23

    relativas al peso del sector teleco, respecto al conjunto de la economa espaola,a lo largo del periodo estudiado en este artculo, segn las cuales, este peso se mul-tiplic por cinco, lo que es plenamente consistente con los esfuerzos de moderniza-cin que Espaa vivi tras el Desastre de 1898. En 1900 el sector teleco pesa-ba un 0,1% en la Renta Nacional, pas a ser el 0,14% en 1910; el 0,21% en 1920;el 0,246% en 1925; el 0,416% en 1930 para alcanzar el 0,497% en 1934. El ritmode crecimiento fue bastante uniforme a lo largo de todo el periodo, con la excepcindel quinquenio de 1925 a 1930, aos que justifican ms del 40% del crecimiento detodo el periodo. Mucho tuvo que ver el hecho de que, por fin, despus de casi cin-cuenta aos de dificultades, se haba encontrado una frmula que permita desblo-quear el desarrollo del servicio telefnico.

    23 NADAL ARIO, Javier: Telecomunicaciones....

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    9. Nota sobre las fuentes

    Este artculo es una ampliacin de otros trabajos realizados anteriormente al quese ha aadido un conjunto de datos inditos extrados, elaborados a partir de variasfuentes documentales de gran calidad que hasta el momento no se han usado apenasen los anlisis histricos. A partir de esos datos se ha realizado un anlisis porme-norizado del estado del servicio telefnico cuando se produjo la transferencia de lasredes a la CTNE. En los prrafos que siguen pretendo aclarar la metodologa de cl-culo de los datos que se exponen en los Cuadros 3 a 6.

    Una fuente fundamental ha sido Estadstica Telegrfica y Telefnica Oficial deEspaa, publicacin anual de la Direccin General de Correos y Telgrafos. Estapublicacin se realiz casi todos los aos aunque a veces de manera incompleta. Enestos casos se han cubierto los huecos por los datos publicados en aos posterioresaunque determinados datos de varios aos han sido imposibles de completar. La otrafuente fundamental han sido las Memorias de los primeros aos de existencia de laCompaa Telefnica Nacional de Espaa. Se han usado tambin otras fuentes quese citan a lo largo del artculo. En todo caso casi todos los datos de los Cuadros hannecesitado una elaboracin adicional de algoritmos e interpretaciones de los concep-tos contenidos en las publicaciones citadas.

    En particular, contamos con una relacin exhaustiva de las localidades que dispon-an de servicio telefnico a finales de 1926, bajo la jurisdiccin de Telefnica, con indi-cacin del nmero de telfonos en servicio y de quin era el titular originario que trans-firi la red a la Compaa. Las categoras de titulares registradas son: Estado, Peninsular,Concesin, Mancomunidad (de Catalua), Municipal, Compaa y Desconocido.

    Estos datos los he depurado y cruzado con los de la Estadstica y los de la Redde Guipzcoa, lo que me ha llevado a una relacin de 1.292 poblaciones, cifra queconsidero una estimacin muy precisa de la realidad del servicio telefnico enEspaa a finales de 1923.

    Agradecimientos

    A Juan Muoz Garca, Catedrtico de Economa, por animarme a investigar; aGaspar Martnez Lorente, por su apoyo y valiosas aportaciones; a Jaime Gutirrezpor la documentacin sobre la Red de Guipzcoa; a Fernando Arribas por ayudar-me en la ardua labor de identificar pueblos y municipios; a Jos de la Pea y PauNadal por la paciencia de leer sucesivas versiones y hacer sugerencias inteligentes;a Carmen de la Serna por leer y sugerir no menos inteligentemente y corregir el textosin descanso; y a Lola Salazar y Luis Nadal por sacrificar la tranquilidad de los finesde semana por culpa de mi afn investigador.

    Recibido: 15 de junio de 2007Aceptado: 10 de julio de 2007