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E s cierto que la fe provoca
emociones y buenos
sentimientos. ¿Cómo negar
que Dios entra en la vida de
una persona y se traduce en alegría e
ilusión? Hasta aquí, todo está bien,
pues resulta parte normal del proceso;
sobre todo, cuando es la primera vez
que se tiene la certeza de que Jesús no
es un mito, sino una realidad abierta a
la razón. Entonces, ¿dónde está el
problema? En la manipulación de la
vida espiritual. Es decir, cuando
alguien quiere forzar la oración hasta
reducirla a un brote de sentimientos al
punto de que sea un momento
emocionante, olvidando que Dios es
mucho más que sentir algo. Podríamos
decir que la oración tiene “vida pro-
pia”. Aunque evidentemente no es una
expresión precisa, lo que queremos
dar a entender es que no hay que
forzar las cosas. Cuando una persona
se sienta, abre la Biblia y empieza a
recordar cómo le ha ido en su día,
habrá ocasiones en las que sienta la
necesidad de hablar, de expresarse de
forma oral, otras se limitará a leer y,
en algunos casos, no habrá más que
silencio. ¿Quién elige qué? La
respuesta es clara: el Espíritu Santo.
Hay que encauzarlo todo y dar paso al
silencio. Cuando falta, la situación
puede terminar demasiado centrada
en uno mismo.
Por ejemplo, Santo Domingo de
Guzmán, hacía oración con el cuerpo;
es decir, llevaba a cabo ciertos gestos y
movimientos según lo que iba medi-
tando; sin embargo, todo aquello se
veía fortalecido por largas pausas en
las que se quedaba sin palabras frente
al sagrario. Eso fue justo lo que le dio
validez y, sobre todo, el toque final a
su profunda experiencia de Dios que lo
llevó a una predicación elocuente,
porque tenía contenido.
En el trabajo de los jóvenes, como en
cualquier otro campo, hay que evitar
la hipersensibilidad. Por ejemplo, el
día después de misiones. Casi siempre,
llegan afectados –en el buen sentido
de la palabra- por las realidades de
pobreza y exclusión que vieron a lo
largo de la semana, lo cual, a su vez,
provoca un deseo de vivir la fe, de
asumirla.
Sin embargo, ¿cómo ayudarles a que
no se quede en un arranque
emocional? Ante todo, acompañar,
dirigir espiritualmente. ¿La prueba?
Ayudarlos para que se evalúen al año
siguiente, porque no podemos
construir procesos de fe que no
tengan raíces y esas bases tienen que
ver con el silencio, la capacidad de
estar en oración sin buscar, en primer
lugar, satisfactores. Algunas pseudo
espirituales se vuelven negocios
porque hacen las veces de una “droga”
de experiencias, cuando en realidad la
verdadera espiritualidad, identificada
con el propio itinerario de Jesús,
implica momentos de sequedad. Lo
que San Juan de la Cruz explicó en su
“noche oscura del alma”.
No es que Dios se vaya, tampoco que
renunciemos a los apoyos que nos
regala, pero se trata de estar por
decisión propia y no nada más
movidos por un sentimiento de
veinte segundos.
│ │
Mes de la Herencia Hispana
El 12 de octubre de 1492 sucedió el histórico encuen-tro de dos mundos totalmente distintos y en distintos niveles de desarrollo. Para algunos una tragedia para otros una bendición. La verdad es que con la conquis-ta y a la sombra de la corona llegó la fe cristiana a estas tierras. El “descubrimiento” abrió un proceso para el mestizaje cultural o la nueva raza cósmica practicada por España o el trasplante cultural practi-cado por los franceses e ingleses.
Cualquiera que sea la valoración que hagamos de este periodo histórico debemos reconocer el trabajo arduo de ir forjando una cultura, un modo de ser o estilo de vivir nuevo tanto de colonos como de crio-llos e indígenas. Los antropólogos—eso que estudian al ser humano y su forjar comunidad– proponen que tres son los pilares de este modo de existir en el mun-do que llamamos cultura: Fe, Familia y Fiesta
La Fe es una virtud teologal que además nunca viene sola trae consigo a dos hermanas llamadas Caridad y Esperanza. La Fe es además una virtud, es decir un poder, infusa en el alma de la persona por el mismo Dios. La fe nos arraiga en la confianza de las promesas divinas. En el confiarnos que Dios camina con noso-tros y que nada nos puede separar del amor de Dios, ni tribulaciones, ni potestades, ni dificultades. La fe nos da la certeza de estar en la palma de la mano de Dios. El que tiene fe vive y ve distinto al mundo.
La familia es la unidad base de toda sociedad y esta conformada por un hombre, una mujer y sus hijos. La familia nuclear, tan menospreciada y atacada en el mundo moderno sigue siendo la esperanza de la humanidad. Es en el seno de la familia que aprende-mos las actitudes fundamentales que guiaran nues-tros pasos y actitudes ante la vida misma y nuestras relaciones interpersonales para toda la vida. La fami-lia es fermento de paz y estabilidad para esta socie-dad y debemos hacer todo lo posible para protegerla de los ataques de la ideología de genero, esa que dice que la naturaleza, ser hombre y mujer, no tiene nada que decirnos.
Finalmente la Fiesta, tan necesaria para respirar, para la autoestima, el trabajo y la creatividad. La fiesta forja comunidad, nos hace compañeros del camino y elimina muchas de las fricciones que por vivir se pue-den ir pegando en el camino. La fiesta es la vida, el trabajo y el amor que se celebra y que nos une. La familia que no celebra junta no tiene futuro. La pala-bra fiesta significa literalmente estar lleno de fe. Esta fe en Dios que nos ama y que nos ayuda a entender este mundo como pasajero, a entendernos como peregrinos, pues nuestra casa definitiva es el cielo, tierra de la promisión. Celebremos pues el mes de la herencia hispana con una oración para que los pilares de nuestra cultura puedan aportar mucho a la cultura que nos hospeda, una cultura basada en la ley, el negocio y el individualismo. P. Roberto J. Cortés
H ay muchas situaciones
humanas difíciles. En ellas
falta luz y claridad. Si eso
ocurre, cuesta tomar
decisiones.
Un ejemplo sencillo. Una persona
tiene un trabajo. Gana algo, pero no lo
suficiente para su familia. Llega la
invitación a trasladarse de ciudad y
probar fortuna.
Para ello, hace falta un préstamo. Lo
cual implica arriesgarse. Si se pierde
esta oportunidad, parece difícil
encontrar otra. ¿Qué hacer?
Lo anterior se aplica a tantas
situaciones, algunas que tienen
consecuencias a largo plazo. ¿Casarse
o no con esta persona? ¿Iniciar una
causa legal en esta discusión sobre la
herencia o aguantar para al menos
tener menos tensiones en familia?
Para afrontar estos y otros temas hace
falta un trabajo serio de discernir. Ello
implica, en primer lugar, tener tiempo
y serenidad para ver los pros y los
contras, lo que está en juego, lo que
uno piensa que puede pasar en cada
una de las alternativas.
También implica, en una visión
completa de la vida, pensar no solo en
lo temporal, sino en lo eterno. La fe
en Dios abre un horizonte de verdades
que ayudan mucho a evitar lo que
provoque daños o incluso implique
pecados, y para escoger lo que
permita vivir el amor a Dios y al
prójimo.
Por último, en la búsqueda de las
respuestas hay que pedir consejo,
leer, reflexionar, rezar, en vistas a
encontrar claridad, a ver mejor, a
distinguir entre lo bueno y lo malo, lo
justo y lo injusto, lo que daña y lo que
cura. Cuando el discernimiento se
hace en oración, con un deseo de
escuchar lo que Dios indique y de
seguirlo con confianza, permite
alcanzar una claridad suficiente y la
fuerza de voluntad para tomar
decisiones, incluso heroicas.
Es parte del buen discernimiento llegar
a ideas claras. Es posible porque,
desde que Cristo vino al mundo, la luz
disipa las tinieblas y la ayuda del
Espíritu Santo guía los corazones
humildes y generosos.
Carlos Díaz
Venta, compra y alquileres.
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Las personas que han tenido Banca Rota si pueden acceder a créditos.
│ │
El corazón del Padre Pío ya se encuentra en el estado de Boston en los Estados
Unidos, donde permanecerá para su veneración en diferentes iglesias.
El Secretario del Gabinete de Evangelización y Discipulado de la Arquidiócesis de
Boston, P. Paul Soper, informó en su cuenta Twitter que desde muy temprano
más de 500 peregrinos, entre ellos muchos niños, llegaron al exterior de la
Parroquia Immaculate Conception, en Lowell, para venerar el corazón del Santo
fraile capuchino.
El pasado miércoles 21 de septiembre
cerca de 150 feligreses de la ciudad de
Charlotte, en Carolina del Norte, oraron
por la paz después de que el gobernador,
Pat McCrory, anunciara el estado de
emergencia tras las violentas protestas
por el asesinato de un hombre afroa-
mericano a manos de la policía.
Durante la noche de adoración en la
Iglesia Santo Tomás de Aquino de
Charlotte, el párroco P. Patrick Winslow
presidió una Misa y una hora santa por el
fin de la violencia en la ciudad.
"En tiempos como estos, es bueno
recordar que la luz brilla en la oscuridad,
y debe brillar a través de nosotros. El
verdadero campo de batalla está dentro
del corazón humano. Allí es donde hay
que derrotar la injusticia. Tambien es el
lugar donde todo esto puede ser
vencido”, dijo el párroco .
El Cardenal Darío Castrillón, señaló que el
Acuerdo de Paz entre el gobierno de
Colombia y la guerrilla de las FARC es algo
que “nos entusiasma” y que no puede
estar exento de la verdad y la justicia. El
Cardenal comentó la próxima firma
protocolaria en Cartagena del Acuerdo de
Paz al que llegaron el gobierno y las FARC,
que pone fin a más de 50 años de
conflicto interno en Colombia y que el
Presidente Juan Manuel Santos presentó
ante la ONU.
El evento de la firma del Acuerdo de 297
páginas se realizó el lunes 26 de
septiembre, contará con la presencia del
Secretario de Estado del Vaticano,
Cardenal Pietro Parolin, y el domingo 2 de
octubre será sometido a un plebiscito en
todo el país.
El Secretario de Estado del Vaticano,
Cardenal Pietro Parolin, pidió un
compromiso más decidido a la comuni-
dad internacional frente a las causas
fundamentales de la crisis migratoria
actual, especialmente las que son “obra
humana”, como la guerra y el comercio
de armas.
“Dado que las decisiones humanas
provocan conflictos y guerras, está a
nuestro alcance y es responsabilidad
nuestra afrontar las causas fundamenta-
les que llevan a millones de personas a
convertirse en refugiados, migrantes
forzados y desplazados internos”, dijo el
Cardenal Parolin en la Cumbre de la ONU
sobre Refugiados y Migrantes en Nueva
Diversos grupos pro aborto han pedido al
secretario general de la ONU, Ban ki-moon,
que declare el 28 de septiembre como “Día
Internacional del Aborto Seguro". Por ello
la plataforma CitizenGo lanzó una campaña
de firmas que busca evitar que esto ocurra
y hasta ahora ya han reunido casi 100 mil
firmas de apoyo.
En la carta que enviarán junto a las firmas
desde CitizenGO al Secretario General de
las Naciones Unidas y a los responsables de
ONU Mujeres, programa de Desarrollo de
las Naciones Unidas, OMS, ONUSIDA y
UNESCO entre otros, se muestra la “más
absoluta oposición” a la concesión de este
día ya que “en el aborto lo único seguro es
la muerte de un inocente. Y es bastante
probable el daño físico y/o psicológico de la
madre”.
│ │
Ministerio de Intercesión
Miércoles 5 de Octubre, 7:00 pm
San Marcos Evangelista
7501 Adelphi Rd, Hyattsville, MD
Retiro de Iniciación
Viernes 7 al domingo 9 de octubre
San Ambrosio
3107 63rd Ave. Cheverly, MD
Info: 240.8832.9358
Gran Asamblea de servidores
Miércoles 12 de octubre, 7:30 pm
San Ambrosio
3107 63rd Ave. Cheverly, MD
Noche de alabanza y sanacion
Sábado 15 de octubre, 7:00 pm
San Martin
201 South Frederick Ave. Gaithersburg
Aniversario Cristo Joven -TLR
Sábado 15 de octubre, 7:00 pm
Info: 301.346.2152
Ministerio de Intercesión
Miércoles 19 de octubre, 7:00 pm
San Marcos Evangelista
7501 Adelphi Rd, Hyattsville, MD
Misa de Sanación
Viernes 21 de octubre, 7:30 pm
San Marcos
7501 Adelphi Rd, Hyattsville, MD
Anversario San gabriel
Sábado 22 y domingo 23 de octubre
26 Grant Circle, NW Washington DC
Retiro para seÑoritas—TLR
Sábado 22 de Octubre
San Marcos Evangelista
7501 Adelphi Rd, Hyattsville, MD
Info: 301.346.2152
Reunión de Coordinadores
RCC
Miércoles 26 de octubre, 7:30 pm
San Marcos Evangelista
7501 Adelphi Rd, Hyattsville, MD
Vigilia de Reparación
Lunes 31 de octubre, 9 pm
San Marcos Evangelista
7501 Adelphi Rd, Hyattsville, MD
│ │
E l Obispo de Phoenix en Estados
Unidos, Mons. Thomas J.
Olmsted, publicó la cuarta
edición de su folleto titulado
“Católicos y Vida Pública” en el que explica
cómo debe ser la participación de los
católicos, políticos y electores, en la vida
pública, especialmente en el ámbito de la
defensa de la vida y la dignidad humana, a
los que considera como no negociables.
Examinar la propia conciencia
Monseñor Olmsted reitera en el texto la
necesidad de que cada uno examine su
conciencia y la urgencia de la oposición de
los políticos católicos a las leyes que
permiten o promueven el aborto.
“Si un político apoya activamente y
promueve la expansión de la cultura de
muerte, no solo está causando escándalo;
está pecando. De manera similar, cuando un
político realiza actos (como el de votar) por
liberar el aborto o promueve el aborto, o
manda la distribución de anticonceptivos
por parte de las farmacias y otros, ese
político está cooperando materialmente con
el pecado grave”.
El texto indica que cuando esto ocurre, “el
político tal no puede recibir la comunión
sin acudir previamente al Sacramento de la
Reconciliación y hacer una buena confesión.
Siendo que el daño hecho sería de
naturaleza pública, la enmienda deberá
también serlo”.
Conciencias formadas
En el folleto, Monseñor Olmsted afirma que
“los católicos están llamados a defender y
trabajar por una ‘cultura de vida’
convirtiéndola en un asunto de constante
importancia en el debate político y en el
espacio público”.
Los católicos, indica el Prelado, también
están llamados a “contribuir con el bien
común, a defender la dignidad de toda
persona humana y a vivir como ciudadanos
fieles. Solo tiene sentido si los católicos
viven su fe en todos los aspectos de la vida
cotidiana, incluso cuando tienen que votar”.
El Obispo subraya que cuando los católicos
se preparan para votar “ necesitan
comprender su fe de modo que sus
conciencias estén propiamente formadas.
Además de esta formación, es importante
investigar todos los asuntos importantes y
los candidatos que se presentan a la
elección. Solo luego de suficiente
preparación y oración, es que el católico
está plenamente hábil para ejercitar sus
responsabilidades como buen ciudadano y
emitir un voto significativo”.
Compromiso activo de los católicos
El libro señala que una sociedad democrática
necesita de la participación activa de los
ciudadanos, incluyendo el pueblo creyente
que está conectado a su realidad. Quienes
luchan por aquello que creen correcto y se
oponen a lo que consideran equivocado.
En ese sentido, “las personas de fe genuina
fortalecen todo el tejido moral de un país.
El compromiso activo de los católicos en los
procesos democráticos es bueno para la
sociedad y para su ciudadanía responsable”.
Los “No negociables”
Por otro lado, Mons. Olmsted hace un
elenco de temas que son “no negociables”
para los católicos insertos en la vida
política porque “envuelven asuntos
intrínsecamente malos”.
Estos son “la protección de la vida en
todas sus etapas, desde el momento de
la concepción hasta la muerte natural;
el reconocimiento y promoción de la
estructura natural de la familia, como
unión entre un hombre y una mujer
basada en el matrimonio, y su defensa
contra los intentos de equipararla
jurídicamente a formas radicalmente
diferentes de unión que, en realidad, la
dañan y contribuyen a su desestabiliza-
ción, oscureciendo su carácter particular
y su irremplazable papel social y la
protección del derecho de los padres a
educar a sus hijos”.
Libro del Obispo de Phoenix sobre el voto católico
│ │
El director de comunicaciones de la diócesis
de Phoenix, Robert DeFrancesco, dijo que
“Mons. Olmsted escribió el texto para
brindar una mejor formación a los laicos
sobre su fe y responsabilidades en sus
comunidades”.
Vivir y expresar la fe
“El Obispo considera importante que los
católicos reflejen su papel en la vida pública
porque estamos llamados a vivir nuestra fe
en todo momento y en lo que sea que
hagamos, no debe quedarse en la Misa de
los domingos”, manifestó.
El folleto cuenta con un prólogo escrito por
el Arzobispo de Los Ángeles, Mons. José
Gómez, quien lo considera “una especie de
‘catecismo de preguntas y respuestas’ de
algunos de los temas más importantes sobre
la fe y la vida pública”.
Visión Católica
Mons. Gómez señaló que “Católicos y Vida
Pública es una lectura obligatoria para todos
nosotros que tratamos de comprometernos
con la cultura para proclamar la hermosa
visión de la Iglesia para la vida y la sociedad
humanas”.
“La Iglesia necesita una enseñanza clara y valiente y un testimonio que confronte a los ídolos de un Estados Unidos secularizado y postcristiano”, expresó e indicó que la enseñanza social católica “nos da una visión del mundo como podría y debería ser: el mundo creado como Dios lo quiso”. “La visión católica es espiritual y no política.
Antes que nada los católicos pertenecen a
la ‘ciudad de Dios’, y tenemos además el
deber de construir la “ciudad del hombre”,
corregir las injusticias y buscar un mundo
que refleje los deseos de Dios para sus hijos:
lo que Jesús llamó el Reino de Dios y los
apóstoles llamaron el cielo nuevo y la tierra
nueva”, escribió el Arzobispo.
Preguntas y respuestas
El libro es en realidad un compendio muy
claro y actual de preguntas y respuestas,
donde el autor
inicia definiendo
un apersona
laica como todo
fiel católico que
no haya recibido
el Sacramento
del Orden y no
pertenezca a
cualquier estado
religioso
aprobado por la
Iglesia. A través del Bautismo, el laico es
incorporado a Cristo y queda integrado en
el Pueblo de Dios. El laico juega un
importante papel en la vida y la misión
de la Iglesia. (cf Lumen Gentium, #31).
El Papel del laico es de manera especial
el de “buscar el reino de Dios tratando y
ordenando, según Dios, los asuntos
temporales”. (Lumen Gentium, #31)
Como tales, los laicos, hombres y mujeres,
se encuentran en una situación única para
llevar su fe a todas las realidades de la
sociedad.
Debe recordarse sin embargo, que por estar
ligados a los asuntos temporales, cada quien
a su manera, ellos participan en la misión
sacerdotal, profética y real de la Iglesia, en
virtud de su Bautismo y Confirmación.
Católicos al momento de votar
En relación a la pregunta de si los católicos
deberían tomar en cuenta su propia fe al
momento de votar, Monseñor indica que:
“Si se supone que los católicos deben vivir
su fe en todas las actividades cotidianas de
su vida, es lógico que también lleven en
cuenta esa misma fe en el momento de
votar. Como se percibe en la enseñanza
del Vaticano II, “recuerden, por tanto, todos
los ciudadanos el derecho y al mismo
tiempo el deber que tienen de votar con
libertad para promover el bien común”.
(Gaudium et Spes, #75)
Al prepararse para votar, los católicos
necesitan comprender su fe de modo que
sus conciencias estén propiamente
formadas. Además de esta formación, es
importante investigar todos los asuntos
importantes y los candidatos que se
presentan a la elección. Solo luego de
suficiente preparación y oración, es que el
católico está plenamente hábil para ejercitar
sus responsabilidades como buen ciudadano
y emitir un voto significativo”
El libro está disponible en una versión para
eBook en Amazon y la edición en español
puede leerse en este sitio web: http://
dphx.org/catolicos-y-vida-publica/.
│ │
-Cuando era joven y mi imaginación no tenía
límites, soñaba con cambiar el mundo.
-Según fui haciéndome mayor, pensé que no
había modo de cambiar el mundo, así que
me propuse un objetivo más modesto e
intenté cambiar sólo mi país.
-Pero, con el tiempo, me pareció también
imposible. Cuando llegué a la vejez, me
conformé con intentar cambiar a mi familia,
a los más cercanos a mí.
-Pero tampoco conseguí casi nada. Ahora,
en mi lecho de muerte, de repente he
comprendido una cosa: si hubiera empezado
por intentar cambiarme a mí mismo, tal vez
mi familia habría seguido mi ejemplo y
habría cambiado, y con su inspiración
y aliento quizá habría sido capaz de
cambiar mi país y —quien sabe— tal vez
incluso hubiera podido cambiar el mundo.-
Este viejo relato, recogido en una lápida de
la Abadía de Westminster, puede servirnos
como una interesante reflexión acerca del
sentido crítico y el deseo de cambio que
todos tenemos en nuestro interior.
Normalmente, la crítica se tiñe del ánimo o
la disposición interior que hay tras ella, y de
la que muchas veces procede.
También sabemos que hay disposiciones
mejores y peores, positivas y negativas,
optimistas y pesimistas, y eso debemos
tenerlo presente, y saber reconocerlo,
pues resulta decisivo para comprobar la
rectitud de nuestros juicios y la fiabilidad de
nuestra capacidad de valoración y de crítica.
Si damos entrada a la envidia, al orgullo, la
ira, la ambición, o a cualquiera de las
múltiples formas en que la soberbia se
manifiesta en todos los hombres, ese ánimo
o predisposición con que observamos a los
demás condicionará todo lo que
observamos. Y entonces perderemos
objetividad en nuestros análisis y eficacia
en nuestros empeños por mejorar el
mundo que nos rodea.
Solamente si hay una buena disposición,
si se ve a los demás con el necesario afecto,
deseando su bien, sólo entonces la crítica
reúne las condiciones que requiere para ser
una crítica útil y constructiva.
Y sólo entonces es un acto de virtud para
quien la practica y una verdadera ayuda para
quien la recibe.
Y para entender y realizar así la crítica, es
preciso ensayarla primero con uno mismo,
como advirtió al final de su vida el
protagonista de aquella reflexión.
Sólo cuando se sabe lo que cuesta mejorar,
lo difícil que resulta y, al tiempo, lo muy
importante y liberador que es, sólo entonces
se puede observar a los demás con cierta
objetividad y ayudarles realmente. El que
sabe decirse las cosas claras a sí mismo,
sabe cómo y cuándo decírselas a los demás,
y sabe también escucharlas con buena
disposición.
Saber recibir y aceptar la crítica es prueba de
profunda sabiduría. Dejarse decir las cosas
es signo cierto de grandeza espiritual y de
inteligencia clara. Aprender de la crítica es
decisivo para hacer rendir los propios
talentos. En cambio, quien no soporta que
se le critique nada, e incluso ataca a quien
ha tenido la atención y el desvelo de hacerle
una crítica honesta y buena, o incluso se
ensaña con el mensajero, esa persona
difícilmente saldrá de sus errores, que con
seguridad serán numerosos.
No se trata de vivir siempre pendiente de la
crítica, bailando al son de lo que se diga o se
deje de decir sobre lo que hacemos o somos,
porque esa preocupación acabaría siendo
patológica. El que no hace nada no suele
recibir críticas, pero el que hace mucho
suele ser criticado por todos: lo critican los
que no hacen nada, porque ven su vida y su
trabajo como una acusación; lo critican los
que obran de modo contrario, porque lo
consideran un enemigo; y lo critican a veces
también los que hacen las mismas o
parecidas cosas, porque se ponen celosos.
Tiene que hacerse perdonar por los que
apenas hacen nada y por los que no
conciben que se pueda hacer nada bueno
sin contar con ellos. En todo caso, y como
también advirtió con lucidez aquel hombre
al final de sus días, la clave de nuestra
capacidad de hacer cambiar a los demás
está siempre ligada a nuestra capacidad de
cambiarnos a nosotros mismos.
│ │
T odos crecemos con carencias.
Tenemos unas necesidades
básicas, no sólo fisiológicas,
también emocionales: necesidad
de afecto, de valoración, de seguridad, de
protección… pero esas necesidades nunca
son cubiertas de un modo perfecto. ¿Que
por qué? Porque nuestros padres no son
perfectos, nuestros hermanos no son
perfectos, nuestro mundo no es perfecto.
Ya sabemos, el pecado. Cuando las figuras
significativas de nuestra vida no cubren esas
necesidades de un modo sano, nos causan
heridas; y esas heridas generan carencias.
Y esas carencias hacen que busquemos lo
que nos falta a veces de un modo insano:
en falsas personalidades, en otras personas,
en compensaciones de cualquier tipo.
Buscando en otros...
Pues bien, cuando uno crece con una
carencia, puede correr el riesgo de buscar
en otros eso que le falta. Y esto es
particularmente agudo en el amor.
Pongamos que una chica crece con una
carencia de seguridad, y conoce a un chico
fuerte que le hace sentir segura. Desde una
perspectiva idealista podríamos decir que
ese chico le completa. Sin embargo, si lo
analizamos de cerca, veremos que esa chica
cae en una dependencia que quizá tenga
que ver poco con el amor. ¿Estoy contigo
porque te quiero, o estoy contigo porque a
través de ti sacio una carencia? Así visto, no
es tan hermoso. Porque quizá esa chica se
busca a sí misma en esa relación, y busca en
el chico la seguridad del padre que nunca
tuvo… Entonces se confunde el amor con la
necesidad. Esa necesidad puede hacerse a
veces ansiosa, celosa, posesiva… Necesito al
otro como una droga sin la cual no puedo
ser yo. Pero es que además no existe ningún
ser humano perfecto. Y ese chico puede
fallar a la chica: engañarla, aprovecharse, o
sencillamente caer en un momento de
inseguridad… ¿y entonces? Le puede hacer
daño a ella, ahondar su herida, dejarla
destrozada… O también ella puede caer en
anteponer los intereses del otro a los suyos,
negando lo que ella necesita para no
perderle, porque está enganchada al chico,
dependiente de él. Esto, obviamente, puede
funcionar en ambas direcciones. ¿No es esto
lo que sucede muchas veces entre nuestros
jóvenes?
El papa me da la razón
El santo Padre ha hablado con mucho
acierto de esto en la exhortación Amoris
Laetitia, de la que recojo algunas frases que
se entienden bien a la luz de lo dicho hasta
ahora: “Es comprensible que en las familias
haya muchas crisis cuando alguno de sus
miembros no ha madurado su manera de
relacionarse, porque no ha sanado heridas
de alguna etapa de su vida. La propia
infancia o la propia adolescencia mal vividas
son caldo de cultivo para crisis personales
que terminan afectando al matrimonio.
Si todos fueran personas que han madurado
normalmente, las crisis serían menos
frecuentes o menos dolorosas. Pero el
hecho es que a veces las personas necesitan
realizar a los cuarenta años una maduración
atrasada que debería haberse logrado al
final de la adolescencia. A veces se ama con
un amor egocéntrico propio del niño, fijado
en una etapa donde la realidad se distorsio-
na y se vive el capricho de que todo gire en
torno al propio yo. Es un amor insaciable,
que grita o llora cuando no tiene lo que
desea. Otras veces se ama con un amor fija-
do en una etapa adolescente, marcado por
la confrontación, la crítica ácida, el hábito de
culpar a los otros, la lógica del sentimiento y
de la fantasía, donde los demás deben
llenar los propios vacíos o seguir los propios
caprichos. Muchos terminan su niñez sin
haber sentido jamás que son amados incon-
dicionalmente, y eso lastima su capacidad de
confiar y de entregarse. Una relación mal
vivida con los propios padres y hermanos,
que nunca ha sido sanada, reaparece y daña
la vida conyugal. Entonces hay que hacer un
proceso de liberación que jamás se
enfrentó.” (AL 239 – 240).
El proceso de sanación
¿Qué quiero decir con todo esto? Que es
muy importante que en las relaciones de
amor lo que me guíe no sea la carencia.
Y para ello, es muy importante que los
novios (o los esposos) hagan un proceso de
sanación en el que sepan reconocer sus
propias carencias, y puedan colmarlas de un
modo sano que no me haga dependiente del
otro. No pasa nada porque una relación
entre jóvenes pueda estar teñida por esas
carencias de ambos, pero es necesario que
esa relación se purifique, y que cada uno
pueda sanar esas heridas, para que no
condicionen su relación, de modo que
puedan elegirse libremente, y no por
necesidad. Porque esa es la esencia del
amor: te amo porque elijo amarte; no
porque te necesito, no porque dependo de
ti, o porque sin ti no soy verdaderamente yo,
sino porque elijo amarte y entregarme
libremente a ti, y buscar contigo lo que Dios
quiere de nosotros. El amor es sobretodo
entrega que mira el bien del otro. Pero si mi
amor parte de mis carencias, entonces mi
mirada sigue fija en mí aunque sea a través
de la mirada del otro.
Tú no puedes hacerme feliz
¿No es cierto que muchos matrimonios se
rompen por esto? ¿No es cierto que muchos
jóvenes en sus relaciones de pareja se hacen
heridas muy profundas debido a esto?
Fijémonos que en esta perspectiva, yo no
puedo pedirle al otro que llene mi corazón;
no puedo pretender que el otro sea la
solución a mis problemas y la saciedad de
todos mis deseos. Por dos motivos.
El primero, porque el otro es un ser humano,
limitado y herido como yo; pedirle que sea
todo lo que necesito es pedirle algo que no
puede hacer. El segundo, porque sólo Dios
es quien colma mi corazón, y nadie de carne
y hueso puede hacerlo.
El papa sigue dándome la razón
“Hay un punto donde el amor de la pareja
alcanza su mayor liberación y se convierte
en un espacio de sana autonomía: cuando
cada uno descubre que el otro no es suyo,
sino que tiene un dueño mucho más
importante, su único Señor. Nadie más
puede pretender tomar posesión de la
intimidad más personal y secreta del ser
amado y sólo él puede ocupar el centro de
su vida. Al mismo tiempo, el principio de
realismo espiritual hace que el cónyuge
ya no pretenda que el otro sacie
completamente sus necesidades. Es preciso
que el camino espiritual de cada uno le
ayude a «desilusionarse» del otro, a dejar
de esperar de esa persona lo que sólo es
propio del amor de Dios” (AL 320).
Amor sano y libre
Cuando uno conoce sus carencias y está
en camino de sanarlas, puede amar al otro
libremente y entregarse a él sin buscarse a
sí mismo, puede vivir un amor sano y libre,
en que realmente elijo amar al otro, no por
necesidad, sino por vocación, con el deseo
de construir con él un proyecto cuyo centro
sea el Señor, y no mis necesidades y
carencias. De modo que el amante pueda
decir al amado: te amo porque no te
necesito.
Jesús María Silva
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Se encontraban platicando dos personas;
uno le decía a l otro: “Cómo desearía ser
como tú! Tener tu manera de ver las cosas,
tu sabiduría y tu forma de actuar. Podrías
decirme dónde lo aprendiste? Me gustaría
tanto ser un hombre luminoso y ejemplar
como tú.
La respuesta es muy simple, le dijo su amigo:
Lo que sé, lo aprendí en el jardín de niños.
No, no puede ser, le respondió asombrado el
primero. Tu respuesta podría verse como un
rasgo de egoísmo, como si no quisieras com-
partir tu fuente de sabiduría, pero esto tam-
poco es posible, pues te conozco bien, y sé
que no serias capaz de ser egoísta. Ya sé! Se
trata de un broma al ver mi interés, por lo
cual te vuelvo a preguntar, ahora si en serio,
Donde aprendiste lo que te hace diferente a
todos los demás?
Sin vacilar y en tono amable, el interpelado
volvió a responder: -Ya te lo dije. Todo lo que
sé, lo aprendí en el jardín de niños.
Te pido que seas más explícito, y me aclares
por favor, le pidió su amigo.
Bueno, verás. Casi todo lo que en realidad
necesito saber sobre cómo vivir, qué hacer y
cómo ser, lo aprendí en el jardín de infantes.
La sabiduría no estaba en la cumbre de la
montaña universitaria, sino ahí, en la caja
llena de arena del kínder. En el jardín de
niños aprendí todo esto:
A compartirlo todo, a jugar sin hacer trampa,
a no golpear a la gente, a poner las cosas en
el sitio de donde las has tomado, a limpiar lo
que uno mismo ensucia; ano tomas nada
que no nos pertenezca, a pedir disculpas
cuando se ha lastimado a alguien, a lavarme
las manos antes de comer, a llevar un vida
armoniosa, a aprender algo todos los días, y
a dibujar, pintar, bailar, jugar y trabajar un
poco cada día, y a dormir la siesta.
Cuando salimos al mundo, debemos tener
cuidado y permanecer juntos. Hay que ob-
servar lo maravillosos, como la semillita en el
vaso de plástico: las raíces crecen hacia aba-
jo y la planta hacia arriba, y en realidad nadie
sabe por qué, pero todos somos así.
El en jardín de niños aprendí que los peces
de colores, los hámsteres, las ratas blancas y
hasta la semillita del vaso de plástico, todos
mueres. Nosotros también.
Recuerdo que aprendí a observar. Que todo
lo que se debe saber está a la vista, en algu-
na parte: a regla de oro, “trata a los demás
como te gustaría ser tratado”; también el
amor y la higiene, y la ecología, la política y
la vida sensata.
Cuanto mejor sería el mundo si todos pudié-
ramos cada tarde comer a la misma hora, y
acostarnos después a dormir la siesta, bien
tapados con frazadas calientitas! Y si en to-
das las naciones se observara la norma bási-
ca de poner siempre las cosas en su lugar y
limpiar lo que hemos ensuciado. Respetar a
cada ser humano.
Esto sigue siendo verdad, cualquiera que sea
nuestra edad cronológica: que al salir al
mundo, más nos vale tomarnos de la mano y
permanecer juntos; así lo hace el jardín de
niños y siempre estuve protegido.
¡Con Espíritu de Alegría y servicio!
Masiel Hernández
Tel: 240-481-1965 [email protected]
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Publicación de la Renovación Carismática Católica de la Arquidiócesis de Washington
P.O. Box 14832, Silver Spring, MD 20911 Gerente: Tirone Benalcázar Director: José Cortés Jefe de Redacción: Mirtha Hunter Diseño y Diagramación: José Ignacio Ramón
Colaboradores: Padre Roberto Cortés-Campos y Edwin Méndez Publicidad y Ventas: 301-339-3630 Fotografía: Oscar González; www.istockphoto.com e-mail: [email protected] / Fax: 301-422-2213
En el llamado discurso de la montaña, que
inicia con las Bienaventuranzas, el Señor
enseña que la perfección consiste en el amor,
cumplimiento de todos los preceptos de la
Ley. Desde esta misma perspectiva, san Lucas
especifica que la perfección es el amor
misericordioso: ser perfectos significa ser
misericordiosos. ¿Una persona que no es
misericordiosa es perfecta? ¡No! ¿Una
persona que no es misericordiosa es buena?
¡No! La bondad y la perfección radican en la
misericordia. Cierto, Dios es perfecto. Sin
embargo, si lo consideramos así, se hace
imposible para los hombres aspirar a esa
absoluta perfección. En cambio, tenerlo ante
los ojos como misericordioso, nos permite
comprender mejor en qué consiste su
perfección y nos anima a ser como Él, llenos
de amor, de compasión, de misericordia.
Pero me pregunto: ¿Las palabras de Jesús
son realistas? ¿Es verdaderamente posible
amar como ama Dios y ser misericordiosos
como Él? La misericordia se expresa, sobre
todo, con el perdón: no juzguéis y no seréis
juzgados, no condenéis y no seréis
condenados; perdonad y seréis perdonados».
Precisamente el perdón es el pilar que sujeta
la vida de la comunidad cristiana, porque en
él se muestra la gratuidad del amor con el
cual Dios nos ha amado en primer lugar. ¡El
cristiano debe perdonar! pero ¿Por qué?
Porque ha sido perdonado. El amor
misericordioso es por eso, el único camino
que hay que recorrer. Cuánta necesidad
tenemos todos de ser un poco más
misericordiosos, de no hablar mal de los
demás, de no juzgar, de no «desplumar» a
los demás con las críticas, con las envidias,
con los celos. Debemos perdonar, ser
misericordiosos, vivir nuestra vida en el
amor. Este amor permite a los discípulos de
Jesús no perder la identidad recibida por Él, y
reconocerse como hijos del mismo Padre. En
el amor que ellos practican en la vida se
refleja así esa Misericordia que nunca tendrá
fin (cf. 1 Cor 13,1-12). Pero no os olvidéis de
esto: misericordia y don; perdón y don. Así el
corazón se ensancha, se ensancha el amor.
Lunes a Viernes
7 - 8 AM
Los sábados:
8 – 8:30 a.m.
8:30 – 9 a.m.
9 – 10 a.m.
10 –11 a.m.
Y también los Domingos:
12 –1 p.m.
4–5 p.m.
Cómprelo ya en la Librería Ambulante de la Renovación Carismática
(240-505-4098)
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Presentamos este libro, que en realidad son
varios talleres de crecimiento personal,
de pareja y de familia.
Sus autores, matrimonio comprometido
con el servicio y la ayuda a otras familias,
le apuestan constantemente a procesos de
sanación, donde la experiencia de ser amados
por Dios, les permitirá, a quienes lean este
libro, la oportunidad de ser hombres y
mujeres nuevos y así lanzarse a construir una
familia, labor que es una
aventura maravillosa, si se
vive conforme al plan de
Dios.
Destacamos los temas de
“Sanando heridas profun-
das”, Unidos para triun-
far”, “Manejo de conflic-
tos”, “La grandeza del
perdón”, y “Recuperando la confianza”.
En esta producción el cantautor
colombiano, radicado en los Estados
Unidos, Guillermo Valencia nos
presenta una serie de canciones muy
rítmicas y alegres, en su muy querido
estilo personal.
Canciones para alegrar el alma y
recordar que alabar al Señor es también
un movimiento del cuerpo que expresa
sinceramente el movimiento interior de
un corazón enamorado de Dios y
deseosos de
compartir esa
alegría con
los demás.
En esta pro-
ducción
tenemos 10
canciones entre las que destacan: El
teléfono”, “Canta con gozo”, “Un día a
la vez”, y “Ven Espíritu Santo”.
Excelente producción musical.
Papa Francisco
Humberto Díaz e Isabel Botia Guillermo Valencia