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90 LAS BURGUESÍAS Y SUS CONTRADICCIONES no podría querer decir restaurar una primacía cualquiera de la circula- ción y caer de nuevo en las concepciones premarxistas; quiere decir res- taurar la primacía de las relaciones de producción que remiten direc- tamente a las condiciones políticas e ideológicas de su reproducción. Dicho de otro modo, la reproducción del capital como relación social no se halla situada simplemente en los "momentos" del ciclo capital pro- ductivo -capital mercancías- capital dinero, sino en la reproducción de las clases sociales y de la lucha de clases, en toda la complejidad de su determinación. 2 Planteemos ahora la primera cuestión importante relativa al Estado capitalista ya en el estadio capitalista competitivo, y bajo su forma más simple. Frente a un terreno de dominación política ocupado por varias i clases y fracciones de clase y atravesado por contradicciones internas, el i Estado capitalista, sin dejar de representar de manera predominante los ! intereses de la clase o fracción hegemónica —ésta misma variable , ; reviste una autonomía relativa respecto de esta clase y fracción y respecto de las demás clases y fracciones en el poder. De una parte, i porque asegura el interés político general del conjunto del bloque en el | poder, al organizar el "equilibrio inestable de compromisos" (Grámscil | entre sus componentes bajo la dirección de la clase o fracción hegemó nica. De la otra, porque organiza esta hegemonía respecto del conjunto de la formación social, por lo tanto igualmente respecto de las clases dominadas, según las formas específióas que sus luchas revisten bajo el capitalismo. Esta autonomía relativa, que está inscrita en la estructura misma del Estado capitalista por la "separación" relativa de lo político y de lo económico propia del capitalismo, y que no se debe, por lo tanto, en modo alguno a la índole intrínseca de la "instancia estatal o política" como tal, sino que depende de la separación y del desposeimiento de loi productores directos de sus medios de producción específicos del capitalismo, no es, bajo este aspecto, más que la condición necesaria del papeT"deT Estado capitalista en la representación de clase y en \aórganiz» ción política de la hegemonía. La correspondencia entre el Estado, que asegura la cohesión de la formación social manteniendo las luchas que se desarrollan en ella den triol"de los límites del modo de producción y reproduciendo «ti» relaciones sociales, y los intereses de la clase o fracción hegemónica, mi se establece en términos simples de identificación o de reducción del ferado~a""ésfa'~fracción. El Estado no es una entidad instrumentil intrínseca, no es una cosa, sino la condensación de una relación il» fuerzas. Esta correspondencia se establece en términos de organización v de representación; la clase o fracción hegemónica, por encima de M | intereses económicos inmediatos, del momento y a corto plazo, ilcli» asumir el interés político de conjunto de las clases y fracciones lina POSICIÓN ACTUAL DEL PROBLEMA 91 componen el bloque en el poder, y por lo tanto su propio interés político a largo plazo; debe "unificarse" y "unificar" el bloque en el poder bajo su dirección. Según una intuición profunda de Gramsci, el Estado capitalisa, en el conjunto de sus aparatos (y no sólo los partidos políticos burgueses), asume un papel análogo de "partido", respecto del bloque en el poder, al del partido de la clase obrera respecto de la alianza popular, del "pueblo". \ Las relaciones dé poder err el seno del bloque en el poder se cristalizan así por la articulación concreta de las ramas del aparato represivo de Estado y de los aparatos ideológicos de Estado, en las relaciones particulares que mantienen con las diversas clases y fracciones dominantes. De esta articulación dependen, entre otras cosas, las formas que reviste el Estado capitalista; estas formas dependen, pues, bajo este aspecto, de las relaciones precisas en el seno de las clases y fracciones dominantes, efectos estas mismas de la contradicción principal: burgue- sía/clase obrera. Pero la cuestión fundamental se halla así planteada ya. Estas caracte- rísticas del bloque en el poder y del Estado capitalista, y los análisis de los clásicos del marxismo a este respecto, ¿tienen como único campo de validez el capitalismo competitivo? Ahora bien, aunque en el estadio capitalista monopolista intervienen modificaciones considerables, más particularmente en su fase actual, no es éste el caso. Es lo que trataré de demostrar, delimitando lo más posible las modificaciones actuales. En efecto, tienen lugar modificaciones importantes, en cuanto al papel general del Estado, en el estadio del capitalismo monopolista, eJ del imperialismo, modificaciones que se refieren a lo que se designa como "funciones económicas" del Estado, a saber su papel en la reproducción Je las relaciones mismas de producción. Para delimitar bien estas trasformaciones es preciso ante todo aclarar algunas cuestiones previas: a] Opuestamente a una concepción simplista del papel del Estado, i |ue funda la distinción entre el aparato represivo de Estado y aparatos Ideológicos de Estado en el hecho de que el Estado no tendría un 'papel" más que represivo —ejercicio de la violencia política- o ideológico —inculcación de la ideología dominante—, ejercidos de manera predominante por el aparato represivo y los aparatos ideológicos, es preciso ver que el Estado desempeña siempre un papel económico directo en la reproducción de las relaciones de producción: papel iconórnico directo en que no se limita, en este caso, a las simples incidencias de la represión y de la inculcación ideológica sobre lo iconórnico, Pero este papel económico no es una función técnica o •Otra del Estado: este papel está impuesto por la dominación política k clase. En este sentido es por lo que se ejerce siempre bajo el aspecto frincipal de la represión política o de la inculcación ideológica, por la

90 LAS BURGUESÍAS Y SUS CONTRADICCIONES 91€¦ · ductivo -capital mercancías- capital dinero, sino en la reproducción de las clases sociales y de la lucha de clases, en toda

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90 L A S B U R G U E S Í A S Y S U S C O N T R A D I C C I O N E S

no podr í a querer decir restaurar una pr imacía cualquiera de la circula­ción y caer de nuevo en las concepciones premarxistas; quiere decir res­taurar la primacía de las relaciones de p roducc ión que remiten direc­tamente a las condiciones políticas e ideológicas de su reproducción . Dicho de otro modo, la reproducción del capital como relación social no se halla situada simplemente en los "momentos" del ciclo capital pro­ductivo -capital m e r c a n c í a s - capital dinero, sino en la reproducción de las clases sociales y de la lucha de clases, en toda la complejidad de su determinación.

2 Planteemos ahora la primera cuestión importante relativa al Estado capitalista ya en el estadio capitalista competitivo, y bajo su forma más simple. Frente a un terreno de dominación polít ica ocupado por varias

i clases y fracciones de clase y atravesado por contradicciones internas, el i Estado capitalista, sin dejar de representar de manera predominante los ! intereses de la clase o fracción hegemónica —ésta misma variable , ; reviste una autonomía relativa respecto de esta clase y fracción y

respecto de las demás clases y fracciones en el poder. De una parte, i porque asegura el interés político general del conjunto del bloque en el | poder, al organizar el "equil ibrio inestable de compromisos" (Grámscil | entre sus componentes bajo la dirección de la clase o fracción hegemó

nica. De la otra, porque organiza esta hegemon ía respecto del conjunto de la formación social, por lo tanto igualmente respecto de las clases dominadas, según las formas específióas que sus luchas revisten bajo el capitalismo. Esta a u t o n o m í a relativa, que está inscrita en la estructura misma del Estado capitalista por la "separación" relativa de lo político y de lo económico propia del capitalismo, y que no se debe, por lo tanto, en modo alguno a la índole intrínseca de la "instancia estatal o pol í t ica" como tal, sino que depende de la separación y del desposeimiento de lo i productores directos de sus medios de producción específicos del capitalismo, no es, bajo este aspecto, más que la condición necesaria del papeT"deT Estado capitalista en la representación de clase y en \aórganiz» ción polí t ica de la hegemonía .

La correspondencia entre el Estado, que asegura la cohesión de la formación social manteniendo las luchas que se desarrollan en ella den triol"de los l ímites del modo de producc ión y reproduciendo «ti» relaciones sociales, y los intereses de la clase o fracción hegemónica, mi se establece en té rminos simples de identificación o de reducción del ferado~a""ésfa'~fracción. El Estado no es una entidad instrumentil in t r ínseca , no es una cosa, sino la condensación de una relación il» fuerzas. Esta correspondencia se establece en términos de organización v de representación; la clase o fracción hegemónica , por encima de M | intereses económicos inmediatos, del momento y a corto plazo, ilcli» asumir el interés po l í t i co de conjunto de las clases y fracciones lina

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componen el bloque en el poder, y por lo tanto su propio interés pol í t ico a largo plazo; debe "unificarse" y "unif icar" el bloque en el poder bajo su dirección. Según una intuición profunda de Gramsci, el Estado capitalisa, en el conjunto de sus aparatos (y no sólo los partidos polí t icos burgueses), asume un papel análogo de "par t ido", respecto del bloque en el poder, al del partido de la clase obrera respecto de la alianza popular, del "pueblo". \

Las relaciones dé poder err el seno del bloque en el poder se cristalizan así por la ar t iculación concreta de las ramas del aparato represivo de Estado y de los aparatos ideológicos de Estado, en las relaciones particulares que mantienen con las diversas clases y fracciones dominantes. De esta ar t iculación dependen, entre otras cosas, las formas que reviste el Estado capitalista; estas formas dependen, pues, bajo este aspecto, de las relaciones precisas en el seno de las clases y fracciones dominantes, efectos estas mismas de la contradicción principal: burgue­sía/clase obrera.

Pero la cuestión fundamental se halla así planteada ya. Estas caracte­rísticas del bloque en el poder y del Estado capitalista, y los análisis de los clásicos del marxismo a este respecto, ¿ t ienen como único campo de validez el capitalismo competitivo? Ahora bien, aunque en el estadio capitalista monopolista intervienen modificaciones considerables, más particularmente en su fase actual, no es éste el caso. Es lo que t ra taré de demostrar, delimitando lo más posible las modificaciones actuales.

En efecto, tienen lugar modificaciones importantes, en cuanto al papel general del Estado, en el estadio del capitalismo monopolista, eJ del imperialismo, modificaciones que se refieren a lo que se designa como "funciones económicas" del Estado, a saber su papel en la reproducción Je las relaciones mismas de producc ión .

Para delimitar bien estas trasformaciones es preciso ante todo aclarar algunas cuestiones previas:

a] Opuestamente a una concepción simplista del papel del Estado, i|ue funda la distinción entre el aparato represivo de Estado y aparatos Ideológicos de Estado en el hecho de que el Estado no tendr ía un 'papel" más que represivo —ejercicio de la violencia p o l í t i c a - o ideológico —inculcación de la ideología dominante—, ejercidos de manera predominante por el aparato represivo y los aparatos ideológicos, es preciso ver que el Estado desempeña siempre un papel económico directo en la reproducción de las relaciones de producción: papel iconórnico directo en que no se limita, en este caso, a las simples incidencias de la represión y de la inculcación ideológica sobre lo iconórnico, Pero este papel económico no es una función técnica o •Otra del Estado: este papel está impuesto por la dominación pol í t ica k clase. En este sentido es por lo que se ejerce siempre bajo el aspecto frincipal de la represión pol í t ica o de la inculcación ideológica, por la

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vía indirecta del aparato represivo o de los aparatos ideológicos, y precisamente en este sentido es como^se puede mantener, en este caso, la distinción entre dichos aparatos./Hablar, por lo tanto, de aparato represivo y de aparatos i d e o l ó g i c o s d e Estado, no quiere decir en absoluto que el Estado no tenga otro papel que el represivo o ideológico; en este sentido es como no se puede tampoco agregar a estos aparatos un "aparato económico" de Estado distinto de los demás - p o i ejemplo el Plan, actualmente-, como deber ía ser el caso con el fin d i colocar en alguna parte las funciones económicas del Estado si M considera que el aparato represivo no tiene más papel que el represivo, v los aparatos ideológicos otro que el de la inculcación ideológica, lisio conduci r ía precisamente a creer que existen de un lado las funcione, pol í t icas represivo-ideológicas del Estado, y del otro lado las funcione, económicas técnicas y neutras del Estado, concepción tan falsa como la de considerar que el Estado no tiene más papel que el represivo o ideológico. 1

b] El Estado capitalista correspondiente al estadio del capitalismo competitivo - e l Estado l ibera l - ha desempeñado siempre un papel económico ; la imagen de un Estado liberal, simple Estado gendarme <> vigilante nocturno de un capitalismo en el que la e co n o mí a "maiohl sola", ha sido siempre un mito. ¡Este mi to participa del error, que d i lugar a una lectura"ecónomicista dé los textos de Marx sobre la reprodtn ción en el segundo libro de El capital, y según la cual la reproducción del capitalismo se l imitar ía al "espacio eco n ó mi co " , funcionando en cierto modo "solo", por simple autorregulación"; Del sistema de tribu tac ión a la legislación de las fábricas, de la protección aduanera a l | construcción de la infraestructura económica -ferrocarr i les- , etc., « I Estado liberal ha ejercido siempre funciones económicas importantes, grados ciertamente desiguales según las diversas formaciones soci;il< capitalistas: este papel ha sido más importante en Alemania y en Frami.i que en la Gran Bre taña , por ejemplo. El propio Marx señala bien, en /</ capital, la presencia en hueco de las intervenciones del Estado liberul ftt lo económico .

Ahora bien, si es posible hablar, a propós i to de ese Estado, de uní n< intervención específica en lo económico , es de hecho para marcai |( distancia que lo separa del papel del Estado en el estadio del capitallimi monopolista, el "Estado intervencionista", considerado ya por Leimi . • sus análisis sobre el imperialismo. La diferencia aqu í , con el Estado dfl capitalismo competitivo, no es, y ya volveremos sobre ello, una suii |l ' diferencia cuantitativa. El Estado, en el estadio capitalista monopoliiU

| interviene de manera decisiva en la e co n o mí a desde el momento en su papel no se l imita , en cuanto a;lo esencial, a la reproducción di kj que Engels designa como "condiciones generales" de la producción

; plusvalor, sino que se extiende al ciclo mismo de reproducción ampllnk del capital corno relación social.

Pero hay más: a partir del momento en que se admite que la reproducc ión de las relaciones capitalistas no se limita al espacio económico , es la noción misma de "condiciones" de la producción lo que debe ser discutido.; Con esta noción sé corre el riesgo de hacer suponer, bajo el capitalismo, una compartimentación hermética y una exteriori­dad de principios entre las relaciones polít ico-ideológicas (las condi­ciones: el Estado) y el espacio económico (las relaciones de produc­c ión ) . 6 De hecho, esta noción debe situarse en el contexto de los análisis de Marx que enuncian, como especificidad del modo de producción capitalista ( M P C ) respecto de los modos de producc ión "precapitalistas" (feudal especialmente), la "separación" característica de lo político y de lo económico, mientras/que éstos se presentaban como "estrechamente imbricados" en los modos precapitalistas.: Pero esta separación no designa en manera alguna una exterioridad de const i tución, bajo el capitalismo, comprendido su estadio competitivo, de lo pol í t ico y de la ideología (condiciones) respecto de lo económico (relaciones de pro­ducción) . Esta separación no es más que la forma necesaria y específica, en la reproducc ión del capitalismo en todos sus estadios, de la presencia de lo pol í t i co y d é l a ideología en las relaciones de producción.

Esta relación de " sepa rac ión" está modificada, pero no anulada, en el estadio monopolista, estadio que implica desplazamientos de los l ími tes entre la pol í t ica y la ideología de una parte, y el espacio económico de otra; la reproducción ampliada del capitalismo trasforma los lugares mismos de su proceso. Dicho de otro modo, estas modificaciones aceptan la configuración y la const i tución misma de los campos en cuestión, a saber, respectivamente los del espacio económico y de sus "condiciones". Una serie de dominios y de funciones que, en el estadio competitivo, dependían de las "condiciones" de la producción (sin que esto quiera decir que le eran realmente externos), dependen ahora directamente de la valorización del capital y de su reproducción umpliada. Las intervenciones actuales del Estado a este respecto, en las diversas "condiciones de vida" al margen del trabajo por ejemplo, constituyen, en este sentido, otras tantas intervenciones económicas directas del Estado en la reproducc ión de las relaciones de producc ión . Si se asiste actualmente a una extensión característ ica de los dominios de la pol í t ica y de las intervenciones del Estado, es en la exacta medida h que éstas cubren la extens ión del espacio de valorización del capital. 7

Esto tiene precisamente por efecto la modif icación del papel del

6. En efecto, el término exacto empleado por Engels es el de "condiciones lácrales externas" (die allgemeine aussere Bedingungen) de la producción: Anti-mring,MEW, t. X X , p. 260. A tal respecto, véase igualmente J . Hirsch, en Hirsch » otros: Probleme einer materialistischen Staatstheorie, 1973.

7. Véase más adelante, p. 158.

94 L A S BURGUESÍAS Y SUS C O N T R A D I C C I O N E S

. Estado, modificación que marca, desde el punto de vista de la estructura ]" del, M.PC, su periodización en estadios, y el corte entre el capitalismo ,, competitivo y e } capitalismo monopolista. Y o había designado este-

problema señalando que el capitalismo monopolista está marcado por el desplazamiento del predominio, en el seno del M P C , de lo propiamente económico a lo po l í t i co , al Estado, mientras que el estadio competitivo estaba marcado por el hecho de que lo económico , además del papel determinante, ejercía igualmente el papel dominante. 8

Es claro, sin embargo, que este desplazamiento de la dominac ión debe ser comprendido en relación con la estructura propia del M P C , ya que es en su reproducción misma como surge marcando su dist inción en estadios. Este desplazamiento no puede estar situado de la misma manera analógica que la diferenciación entre determinación y precio minio en el seno de otros modos de producc ión , feudal por ejemplo, donde lo económico es determinante, mientras que domina la región religiosa de la ideo log ía . ¡Es te desplazamiento no hace que desapareze;i especialmente la separación, característica del M P C , entre lo pol í t ico v lo económico , opuestamente a determinados análisis de los defensores del capitalismo monopolista del Estado ("el Estado actual forma parle de la base") y cuyas implicaciones vamos a ver dentro de un momento *

] Habida cuenta de la estructura específica del MPC y de las relaciones i de producción que lo caracterizan, el papel dominante se halla asignado

en función de la reproducción ampliada del capital social y de su - valorización: es la intervención decisiva del Estado en este ciclo lo que Ir ' confiere el papel dominante. Dicho de otro modo, es el propio

funcionamiento de las relaciones económicas del MPC —reproducción ampliada del capital— y de sus propias contradicciones lo que deterniimi en el estadio del capitalismo monopolista, el desplazamiento de | | dominac ión hacia el Estado. Esto significa que tal desplazamiento y 11 "papel e c o n ó m i c o " del Estado en el capitalismo monopolista se halliiu en relación: ,

a] con las modificaciones de las relaciones de producción capitalisln» que marcan el capitalismo monopolista y sus fases;

b] con el t ipo y las formas de dominac ión intensiva que el MPC, «n el estadio del capitalismo monopolista y según sus fases, debe ejote, sobre los demás modos y formas de producción -comprendida l¡t A |

8. Poder político y clases sociales, pp. 53 ss. Véase igualmente Bettelli, i», "Préface" a la edición francesa de Baran y Swcezy, Le capitalisme monópoh<i> . "Observaciones teóricas", en A. Emmanuel, El intercambio desigual, cit.,p. 357,

9. A causa de esto, por lo demás, es por lo que se puede mantener el téimlli de intervenciones del Estado en lo económico, pero a condición de <|U( ••' término no se tome en el sentido de una exterioridad de principio del Estad,, v • lo económico.

POSICIÓN A C T U A L D E L P R O B L E M A 95

capitalismo compet i t ivo- , a la vez en cada formación social y a escala internacional, a fin de superar sus contradicciones y de asegurar su; reproducción .

Estudiando estas coordenadas es como podrá fundamentarse y eluci­darse el papel dominante del Estado en el estadio del capitalismo monopolista.

3 . Estas trasformaciones del papel del Estado se hallan asi articuladas a las modificaciones que surgen, en el estadio capitalista monopolista, en el seno de la burguesía. Estas trasformaciones, en oposición a una tendencia muy difundida, no pueden ser estudiadas estableciendo una relación "directa" del Estado con el "sistema económico" , sino única­mente por medio de la elucidación de las modificaciones en las relaciones de clase. Y, a este respectó, se puede plantear una serie de cuestiones: ¿Cuáles son las formas nuevas de contradicciones y de fraccionamientos surgidos en el seno de esas burguesías , y en qué medida ponen de nuevo a discusión las fracciones de la burguesía en el estadio del capitalismo competitivo? ¿Se pu^de seguir hablando, en el estadio monopolista, más especialmente en su fase actual, de un bloque en el poder compuesto de varias fracciones burguesas que ocupan el terreno de la dominación pol í t ica? ¿Es posible, por consiguiente, seguir hablan­do de una au tonomía relativa del Estado actual frente a una fracción hegemónica , Estado que, bajo formas nuevas, vele por el interés po l í t i co general de esta alianza en el poder?

El interés polí t ico de estas cuestiones es capital. Ello se patentiza pasando brevemente revista ( lo que, sin duda, implica su esquemati-zación) a las tesis actuales, relativas, de los P C occidentales, y especial­mente del P C F , sobre el capitalismo monopolista de Estado:10 tesis que sirven de base a la estrategia actual de la "alianza antimonopolista" y de la "democracia avanzada". Estos análisis, considerados esta vez en su punto de vista sobre la burguesía interna y su relación con el Estado, participan del mismo tipo de errores que los que se encontraron, en el ensayo precedente, en a tenc ión a su punto de vista sobre la internaciona-lización de las relaciones capitalistas. Estos errores aparecen, con todo, a q u í de manera mucho más clara, y es el momento de insistir en ello. Presentan tres ejes principales:

a] Las trasformaciones actuales, incluso la " fus ión" de! capital y la dominac ión masiva del gran capital monopolista, harían que no se pudiera ya hablar actualmente de un bloque en el poder. El terreno de

10 No habré d>- tomar aquí en consideración más que los análisis del PCF. Pero estos análisis vuelven a encontrarse, con ligeras variantes, en los textos publicados en la RDA (Zur Tl'corie des staatsmonopolistischen Kapilalismus, Berlín, 1967), en Italia por el PCF. etc.