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EL UNIVERSAL Viernes 17 de julio de 2 02 0 CULTURA A27 El martes 17 de julio de 1928, en el restaurante La Bombilla de San Ángel, al sur de la Ciu- dad de México, donde los di- putados de Guanajuato ofre- cían una comida en honor del general Álvaro Obregón para celebrar su se- gundo triunfo electoral, José de León Toral, un supuesto dibujante, se aproximó y comenzó a hacer los retratos de los comensales. A uno de ellos, Aarón Sáenz, destacado obregonista, le pareció sospechosa su presen- cia, pues se le notaba nervioso. Luego de di- bujar a los invitados y anfitriones, Toral se acercó a Obregón y trazó las primeras líneas de su retrato. Apenas acabó el boceto de perfil, se lo mos- tró a Obregón. Mientras el general lo obser- vaba, Toral sacó una escuadra Star calibre 32 y disparó. Los seis tiros dieron en la cara y el tórax de Obregón, quien cayó fulminado. Eran las 14 horas con 20 minutos. “Es paradójico que la última imagen que el general vio en vida haya sido la que hizo de él su victimario”, plantea David Fajardo Tapia, investigador posdoctoral en el Instituto de In- vestigaciones Estéticas de la UNAM y autor del libro Historia visual de un sacrificio: fotoha- giografía apócrifa de José de León Toral . Toral fue detenido de inmediato y llevado a la Inspección General de Policía, donde inclu- so Plutarco Elías Calles, el presidente saliente, le preguntó quién lo había enviado a matar a Obregón. Nadie daba crédito a la versión del asesino solitario, dada en un principio por el mismo Toral. Según opinión generalizada, Toral era un eslabón más de una cadena que podía incluir a políticos rivales de Obregón o a miembros de la Iglesia católica. Es más, se echó a andar el rumor de que el mismo Calles y Luis Napoleón Morones, el poderoso líder de la Confedera- ción Regional Obrera Mexicana (CROM), cer- cano a Calles aunque enemigo de Obregón, podían estar detrás del asesinato. Enemigo número uno de la Iglesia Para los cristeros y varios grupos católicos de la época, Obregón representaba el enemigo número uno de la Iglesia desde 1915, cuando aquél entró en la Ciudad de México y entonces decidió pedirle medio millón de pesos para auxiliar a la población que padecía una terrible hambruna. Como la Iglesia se negó a otorgar esa can- tidad, Obregón encarceló a más de 100 sacer- dotes. Por eso, la Iglesia le guardaba un pro- fundo resentimiento. Hay que agregar que Obregón era un personaje anticlerical que consideraba que la Iglesia no tenía por qué in- volucrarse en cuestiones de gobierno, criterio que le venía del liberalismo del siglo XIX. En cuanto a la hipótesis de que Calles fue el autor intelectual del asesinato de Obregón, Fa- jardo Tapia comenta: “No parece que Calles haya ordenado liquidar a Obregón, pero tam- poco estoy seguro de que no supiera que había grupos que tenían esa intención, ya que el apa- rato político callista poseía un sistema de es- pionaje eficaz. Dada la efervescencia política y social del momento, resulta poco creíble que Calles no conociera los planes de ese magni- cidio. Ahí queda la duda: ¿estaba enterado de lo que sucedería y no llevó a cabo ninguna ac- ción para evitarlo, o no sabía nada?” Para desvanecer cualquier sospecha de complicidad, Calles quitó al general Roberto Cruz como jefe de la Policía y designó en su lugar al general obregonista Antonio Ríos Zer- tuche. Toral fue sometido a tortura con el pro- pósito de que confesara quién había ordenado el crimen, pero resistió. “Hasta cierto punto, Toral parecía inspirado. Su fanatismo era tal que su tortura la concebía como un martirio. En la cárcel hizo dibujos y tomó notas de la tortura que llegó a sufrir, y la calificó así: ‘Mi martirio’. Posteriormente, por sugerencia de su defensa, los presentó en su juicio sin ningún efecto. Se sabía que iba a ser torturado porque, en esos años, quien era su- jeto de un interrogatorio policiaco la pasaba muy mal”, indica el investigador. El juicio de Toral y Concepción Acevedo de la Llata, la Madre Conchita, quien días des- pués del magnicidio había sido detenida y PROYECTO UNAM Texto: Rafael López [email protected] Especies de coral, afectadas por el síndrome blanco “De las alrededor de 40 especies de coral que habitan en el Caribe me- xicano, más de la mitad están afectadas por el síndrome blanco, en- fermedad que es producida por patógenos aún no identificados plena- mente y que ha causado la pérdida de más de 90% de las poblaciones de algunas clases”, alertó Lorenzo Álvarez Filip, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM. ESPECIAL Animales de compañía no transmiten el coronavirus ESPECIAL Este hecho, ocurrido en el restaurante La Bombilla, al sur de la Ciudad de México, conmocionó la vida política del país A 92 años del asesinato “Es paradójico que la última imagen que el general vio en vida haya sido la que hizo de él su victimario” DAVID FAJARDO TAPIA Investigador posdoctoral en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM Fotografía tomada momentos antes del magnicidio. acusada de ser la presunta autora intelectual de éste, se inició el 2 de noviembre y terminó el 8 del mismo mes. “La Iglesia negó todo vínculo con Toral y la Madre Conchita, cosa que al gobierno callista le convino. La investigación estableció que la Madre Conchita fue la autora intelectual del magnicidio y Toral su brazo ejecutor. De esa manera, ambas instituciones quedaron ex- culpadas de la muerte de Obregón.” A Toral se le condenó a la pena de muerte. De acuerdo con un escrito de Luis Billot, el único amigo al que quiso ver antes de morir, aparte de su familia, se mostraba tranquilo; su fanatismo era tan acendrado que decía que ya no estaba aquí, en la Tierra, sino en lo que él llamaba “Cielóp olis”. Fue ejecutado el 9 de febrero de 1929, a las 12:30 horas, en un jardín de la Penitenciaría de Lecumberri. El capitán José Rodríguez Rabie- la, compañero de armas de Obregón, se en- cargó de darle el tiro de gracia con una pistola Colt 45 que presumía haber sido obsequio del g eneral. La Madre Conchita fue sentenciada a 20 años de prisión, en aquel momento la pena máxima para una mujer. La trasladaron al pe- nal de las Islas Marías y la iglesia la excomulgó. Posteriormente se casó. En la perspectiva de Fajardo Tapia, no aparece como la autora in- telectual del asesinato de Obregón. “Tuvo nexos con la Liga Nacional Defen- sora de la Libertad Religiosa, donde partici- paba activamente en rituales católicos y tam- bién en la difusión de propaganda y la trans- misión de información en los círculos de di- cha Liga. Pero dudo que haya sido la autora intelectual del magnicidio.” Tiranicidio El asesinato de Obregón ocurrió en una época determinada por una violencia selectiva y no por una violencia generalizada, como en la década anterior. Obregón, un personaje formado durante el Porfiriato, entendía que era importante no tanto ideologizar a las masas como llevar a la práctica aquello que tenía una utilidad inme- diata. De modo que ejerció esta violencia se- lectiva contra sus opositores, en especial con- tra la Iglesia, a la que siempre le tuvo una par- ticular antipatía, pues, en su opinión, era la culpable del asesinato del presidente Francis- co I. Madero. En 1926 estalló la Guerra Cristera, y si bien entonces Calles ocupaba la Presidencia, los fa- náticos católicos y los cristeros tenían muy claro que Obregón era la mente que estaba de- trás de él. De hecho, como consta en la bibliografía cristera, a Obregón lo veían como el tirano. Los cristeros y los círculos de la Liga Nacional De- fensora de la Libertad Religiosa y la U (Unión del Espíritu Santo) sabían que debían aniqui- lar a tres personajes para acabar con el con- flicto: a Obregón, el instigador de la persecu- ción religiosa, a Calles y al Patriarca Pérez, líder de la Iglesia cismática, a la que, desde la óptica cristera, Calles controlaba. “Ya que el quinto mandamiento de la fe ca- tólica dice ‘No matarás’, los católicos radicales y los cristeros tenían que legitimar el asesina- to, y esto sólo podían hacerlo en términos teo- lógicos, es decir, como parte de una guerra jus- ta o como respuesta a una persecución. Y en- contraron una justificación en el concepto ti- ranicidio. Para ello, los cristeros, particular- mente los miembros de la Liga y la U, recu- peraron pasajes bíblicos como el asesinato de Holofernes, el general asirio, a manos de Ju- dith, que inspiraría a Toral para asesinar a Obre g ón”, apunta Fajardo Tapia. Contexto sui generis Toral era una persona sumamente tímida que ya había contraído matrimonio y estudiaba pintura en la Academia de San Carlos. “Uno de los géneros que más practicaba era el retrato, al que rodeaba de motivos religiosos. Se conserva una vasta cantidad de ellos que hizo durante su periodo de estudiante”, añade el investigador. A finales de 1927, una vez que se enteró de la muerte de los hermanos Pro, acusados de haber participado en un atentado en contra de Obregón, Toral tomó la decisión de realizar el magnicidio y empezó a prepararse. Su amigo Manuel Trejo, miembro de la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, le prestó la escuadra Star calibre 32, con la que practicaba el tiro al blanco, pero su puntería era pésima, por lo que llegó a la conclusión de que, si quería tener éxito, debía estar cerca de su objetivo… El padre José Jiménez, conocido por incitar a los creyentes católicos a levantarse en armas contra el gobierno, también lo apoyó. De he- cho, él fue quien bendijo la pistola que usaría en La Bombilla. Como ya se había reformado la Constitu- ción Política para permitir que Obregón se reeligiera sin ningún problema, los cristeros y el mismo Toral concluyeron que era de vital importancia que aquél muriera antes de lle- gar por segunda ocasión al poder. En julio de 1928, después de que se alzó con el triunfo electoral, Obregón se trasladó a la Ciudad de México y Toral empezó a acecharlo. El día 15 de ese mes, éste comunicó a su fa- milia que saldría de la ciudad, pero en rea- lidad se ausentó para cometer el asesinato. En un primer momento tuvo la idea de llevar una cámara fotográfica como coartada para ha- cerse pasar como fotógrafo y así tener la opor- tunidad de acercarse al general, pero a final de cuentas la desechó. El día 17 resolvió usar un block de dibujo y, con el pretexto de hacerle un retrato, cumplir su cometido. “El asesinato de Obregón se dio en un con- texto sui generis , propicio para poner fin a los asesinatos políticos selectivos. Como conse- cuencia de él, Calles declaró que había con- cluido la época de los caudillos y comenzaba la época de las instituciones.” Obregón se convirtió en un ícono de la Re- volución mexicana. En el Monumento a Obregón, edificado en lo que fue La Bombilla, se exhibió hasta 1989 su mano amputada, lo que representa uno de los actos más extraños de la historia de México. En el caso de Toral, luego de que su familia recibió el cuerpo, le extrajeron el corazón, el cual, hasta donde se sabe, hoy en día está en Guadalajara. Manuel Ramos, famoso fotógra- fo de la época que compartía la fe cristera, le tomó fotos e hizo un montaje como una re- presentación del Sagrado Corazón de Jesús. Hacia 2001, la familia Toral, sin duda to- mando en cuenta que el padre Pro había sido beatificado en 1988, intentó darle un lugar a José de León en la Iglesia; sin embargo, ésta lo rechazó. Para la Iglesia, caracterizada por su ambigüedad moral, Toral es un asesino y no lo puede canonizar ni beatificar. “En suma, para entender la muerte de Obregón, hay que mirarla desde todas las perspectivas posibles. No debemos aceptar a pie juntillas el dicho ‘Calles lo mandó matar’. Eso es reducir la historia. Tenemos que leer la historia con ojos críticos para construir mi- radas que enriquezcan nuestra interpreta- ción de la muerte del militar sonorense y de lo que ello implicó para el país”, finaliza Fa- jardo Tapia. b José de León Toral. de Álvaro Obregón FOTOS: ARCHIVO CASA SOLA De acuerdo con Francisco Monroy Ló- pez, académico de la Facultad de Me- dicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, hasta ahora no se ha demos- trado científicamente que los anima- les de compañía puedan transmitir el coronavirus SARS-CoV-2 a sus propie- tarios, pero el miedo, la ignorancia y la desinformación en momentos de cri- sis puede empujar a algunas personas a abandonarlos. “Antes de hacerlo, de- ben pensar que el problema no son es- tos animales, más bien somos noso- tros los que podemos contagiarlos si no guardamos medidas mínimas de h i g i e n e”, añadió. En riesgo, la salud de los trabajadores de limpia Según Héctor Castillo-Berthier, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, los cubrebocas se han posicionado como uno de los insumos más representativos de la seguridad, pero su manejo inadecuado los convierte en una posible fuente de contagio del coronavirus, en particular para quienes recolectan y procesan los desechos. “Se tira una gran cantidad de ellos y, seguramente, muchos están contaminados, y si a esto se suma la manera informal de recolectar los residuos y procesarlos, no hay modo de salvaguardar la salud de los trabajadores de lim- p i a”, comentó.

A 92 aÐos del asesinato de lvaro ObregÒn · En 1926 estallÒ la Guerra Cristera, y si bien entonces Calles ocupaba la Presidencia, los fa - ... lar a tres personajes para acabar

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Page 1: A 92 aÐos del asesinato de lvaro ObregÒn · En 1926 estallÒ la Guerra Cristera, y si bien entonces Calles ocupaba la Presidencia, los fa - ... lar a tres personajes para acabar

EL UNIVERSAL Viernes 17 de julio de 2 02 0 CULTURA A27

El martes 17 de julio de 1928,en el restaurante La Bombillade San Ángel, al sur de la Ciu-dad de México, donde los di-putados de Guanajuato ofre-cían una comida en honor del

general Álvaro Obregón para celebrar su se-gundo triunfo electoral, José de León Toral, unsupuesto dibujante, se aproximó y comenzó ahacer los retratos de los comensales.

A uno de ellos, Aarón Sáenz, destacadoobregonista, le pareció sospechosa su presen-cia, pues se le notaba nervioso. Luego de di-bujar a los invitados y anfitriones, Toral seacercó a Obregón y trazó las primeras líneas desu retrato.

Apenas acabó el boceto de perfil, se lo mos-tró a Obregón. Mientras el general lo obser-vaba, Toral sacó una escuadra Star calibre 32y disparó. Los seis tiros dieron en la cara y eltórax de Obregón, quien cayó fulminado. Eranlas 14 horas con 20 minutos.

“Es paradójico que la última imagen que elgeneral vio en vida haya sido la que hizo de élsu victimario”, plantea David Fajardo Tapia,investigador posdoctoral en el Instituto de In-vestigaciones Estéticas de la UNAM y autor dellibro Historia visual de un sacrificio: fotoha-giografía apócrifa de José de León Toral.

Toral fue detenido de inmediato y llevado ala Inspección General de Policía, donde inclu-so Plutarco Elías Calles, el presidente saliente,le preguntó quién lo había enviado a matar aObregón. Nadie daba crédito a la versión delasesino solitario, dada en un principio por elmismo Toral.

Según opinión generalizada, Toral era uneslabón más de una cadena que podía incluira políticos rivales de Obregón o a miembros dela Iglesia católica. Es más, se echó a andar elrumor de que el mismo Calles y Luis NapoleónMorones, el poderoso líder de la Confedera-ción Regional Obrera Mexicana (CROM), cer-cano a Calles aunque enemigo de Obregón,podían estar detrás del asesinato.

Enemigo número uno de la IglesiaPara los cristeros y varios grupos católicos dela época, Obregón representaba el enemigonúmero uno de la Iglesia desde 1915, cuandoaquél entró en la Ciudad de México y entoncesdecidió pedirle medio millón de pesos paraauxiliar a la población que padecía una terriblehambruna.

Como la Iglesia se negó a otorgar esa can-tidad, Obregón encarceló a más de 100 sacer-dotes. Por eso, la Iglesia le guardaba un pro-fundo resentimiento. Hay que agregar queObregón era un personaje anticlerical queconsideraba que la Iglesia no tenía por qué in-volucrarse en cuestiones de gobierno, criterioque le venía del liberalismo del siglo XIX.

En cuanto a la hipótesis de que Calles fue elautor intelectual del asesinato de Obregón, Fa-jardo Tapia comenta: “No parece que Calleshaya ordenado liquidar a Obregón, pero tam-poco estoy seguro de que no supiera que habíagrupos que tenían esa intención, ya que el apa-rato político callista poseía un sistema de es-pionaje eficaz. Dada la efervescencia políticay social del momento, resulta poco creíble queCalles no conociera los planes de ese magni-cidio. Ahí queda la duda: ¿estaba enterado delo que sucedería y no llevó a cabo ninguna ac-ción para evitarlo, o no sabía nada?”

Para desvanecer cualquier sospecha decomplicidad, Calles quitó al general RobertoCruz como jefe de la Policía y designó en sulugar al general obregonista Antonio Ríos Zer-tuche. Toral fue sometido a tortura con el pro-pósito de que confesara quién había ordenadoel crimen, pero resistió.

“Hasta cierto punto, Toral parecía inspirado.Su fanatismo era tal que su tortura la concebíacomo un martirio. En la cárcel hizo dibujos ytomó notas de la tortura que llegó a sufrir, y lacalificó así: ‘Mi martirio’. Posteriormente, porsugerencia de su defensa, los presentó en sujuicio sin ningún efecto. Se sabía que iba a sertorturado porque, en esos años, quien era su-jeto de un interrogatorio policiaco la pasabamuy mal”, indica el investigador.

El juicio de Toral y Concepción Acevedo dela Llata, la Madre Conchita, quien días des-pués del magnicidio había sido detenida y

PROYECTO UNAMTexto: Rafael López

rl o p e z g @h o t m a i l.c o m

Especies de coral, afectadaspor el síndrome blanco“De las alrededor de 40 especies de coral que habitan en el Caribe me-xicano, más de la mitad están afectadas por el síndrome blanco, en-fermedad que es producida por patógenos aún no identificados plena-mente y que ha causado la pérdida de más de 90% de las poblacionesde algunas clases”, alertó Lorenzo Álvarez Filip, del Instituto de Cienciasdel Mar y Limnología de la UNAM.

E S P E

C I A L Animales de

compañía not ra n s m ite nel coronavirus

E S P E

C I A L

Este hecho, ocurridoen el restaurante LaBombilla, al sur de laCiudad de México,conmocionó la vidapolítica del país

A 92 años del asesinato

“Es paradójico que la últimaimagen que el general vio envida haya sido la que hizo deél su victimario”DAVID FAJARDO TAPIAInvestigador posdoctoral en el Instituto deInvestigaciones Estéticas de la UNAM

Fotografía tomada momentos antes del magnicidio.

acusada de ser la presunta autora intelectualde éste, se inició el 2 de noviembre y terminóel 8 del mismo mes.

“La Iglesia negó todo vínculo con Toral y laMadre Conchita, cosa que al gobierno callistale convino. La investigación estableció que laMadre Conchita fue la autora intelectual delmagnicidio y Toral su brazo ejecutor. De esamanera, ambas instituciones quedaron ex-culpadas de la muerte de Obregón.”

A Toral se le condenó a la pena de muerte.De acuerdo con un escrito de Luis Billot, elúnico amigo al que quiso ver antes de morir,aparte de su familia, se mostraba tranquilo; sufanatismo era tan acendrado que decía que yano estaba aquí, en la Tierra, sino en lo que élllamaba “Cielóp olis”.

Fue ejecutado el 9 de febrero de 1929, a las12:30 horas, en un jardín de la Penitenciaría deLecumberri. El capitán José Rodríguez Rabie-la, compañero de armas de Obregón, se en-cargó de darle el tiro de gracia con una pistolaColt 45 que presumía haber sido obsequio delg eneral.

La Madre Conchita fue sentenciada a 20años de prisión, en aquel momento la penamáxima para una mujer. La trasladaron al pe-nal de las Islas Marías y la iglesia la excomulgó.Posteriormente se casó. En la perspectiva deFajardo Tapia, no aparece como la autora in-telectual del asesinato de Obregón.

“Tuvo nexos con la Liga Nacional Defen-sora de la Libertad Religiosa, donde partici-paba activamente en rituales católicos y tam-bién en la difusión de propaganda y la trans-misión de información en los círculos de di-cha Liga. Pero dudo que haya sido la autoraintelectual del magnicidio.”

T i ra n i c i d i oEl asesinato de Obregón ocurrió en una épocadeterminada por una violencia selectiva y nopor una violencia generalizada, como en ladécada anterior.

Obregón, un personaje formado durante elPorfiriato, entendía que era importante notanto ideologizar a las masas como llevar a lapráctica aquello que tenía una utilidad inme-diata. De modo que ejerció esta violencia se-lectiva contra sus opositores, en especial con-tra la Iglesia, a la que siempre le tuvo una par-ticular antipatía, pues, en su opinión, era laculpable del asesinato del presidente Francis-co I. Madero.

En 1926 estalló la Guerra Cristera, y si bienentonces Calles ocupaba la Presidencia, los fa-náticos católicos y los cristeros tenían muyclaro que Obregón era la mente que estaba de-trás de él.

De hecho, como consta en la bibliografía

cristera, a Obregón lo veían como el tirano. Loscristeros y los círculos de la Liga Nacional De-fensora de la Libertad Religiosa y la U (Unióndel Espíritu Santo) sabían que debían aniqui-lar a tres personajes para acabar con el con-flicto: a Obregón, el instigador de la persecu-ción religiosa, a Calles y al Patriarca Pérez, líderde la Iglesia cismática, a la que, desde la ópticacristera, Calles controlaba.

“Ya que el quinto mandamiento de la fe ca-tólica dice ‘No matarás’, los católicos radicalesy los cristeros tenían que legitimar el asesina-to, y esto sólo podían hacerlo en términos teo-lógicos, es decir, como parte de una guerra jus-ta o como respuesta a una persecución. Y en-contraron una justificación en el concepto ti-ranicidio. Para ello, los cristeros, particular-mente los miembros de la Liga y la U, recu-peraron pasajes bíblicos como el asesinato deHolofernes, el general asirio, a manos de Ju-dith, que inspiraría a Toral para asesinar aObre g ón”, apunta Fajardo Tapia.

Contexto sui generisToral era una persona sumamente tímida queya había contraído matrimonio y estudiabapintura en la Academia de San Carlos.

“Uno de los géneros que más practicaba erael retrato, al que rodeaba de motivos religiosos.Se conserva una vasta cantidad de ellos quehizo durante su periodo de estudiante”, añadeel investigador.

A finales de 1927, una vez que se enteró dela muerte de los hermanos Pro, acusados dehaber participado en un atentado en contra deObregón, Toral tomó la decisión de realizar elmagnicidio y empezó a prepararse.

Su amigo Manuel Trejo, miembro de la LigaNacional Defensora de la Libertad Religiosa, leprestó la escuadra Star calibre 32, con la quepracticaba el tiro al blanco, pero su punteríaera pésima, por lo que llegó a la conclusión deque, si quería tener éxito, debía estar cerca desu objetivo…

El padre José Jiménez, conocido por incitara los creyentes católicos a levantarse en armascontra el gobierno, también lo apoyó. De he-cho, él fue quien bendijo la pistola que usaríaen La Bombilla.

Como ya se había reformado la Constitu-ción Política para permitir que Obregón sereeligiera sin ningún problema, los cristeros yel mismo Toral concluyeron que era de vitalimportancia que aquél muriera antes de lle-gar por segunda ocasión al poder.

En julio de 1928, después de que se alzó conel triunfo electoral, Obregón se trasladó a laCiudad de México y Toral empezó a acecharlo.El día 15 de ese mes, éste comunicó a su fa-milia que saldría de la ciudad, pero en rea-lidad se ausentó para cometer el asesinato. Enun primer momento tuvo la idea de llevar unacámara fotográfica como coartada para ha-cerse pasar como fotógrafo y así tener la opor-tunidad de acercarse al general, pero a final decuentas la desechó. El día 17 resolvió usar unblock de dibujo y, con el pretexto de hacerleun retrato, cumplir su cometido.

“El asesinato de Obregón se dio en un con-texto sui generis, propicio para poner fin a losasesinatos políticos selectivos. Como conse-cuencia de él, Calles declaró que había con-cluido la época de los caudillos y comenzabala época de las instituciones.”

Obregón se convirtió en un ícono de la Re-volución mexicana. En el Monumento aObregón, edificado en lo que fue La Bombilla,se exhibió hasta 1989 su mano amputada, loque representa uno de los actos más extrañosde la historia de México.

En el caso de Toral, luego de que su familiarecibió el cuerpo, le extrajeron el corazón, elcual, hasta donde se sabe, hoy en día está enGuadalajara. Manuel Ramos, famoso fotógra-fo de la época que compartía la fe cristera, letomó fotos e hizo un montaje como una re-presentación del Sagrado Corazón de Jesús.

Hacia 2001, la familia Toral, sin duda to-mando en cuenta que el padre Pro había sidobeatificado en 1988, intentó darle un lugar aJosé de León en la Iglesia; sin embargo, éstalo rechazó. Para la Iglesia, caracterizada por suambigüedad moral, Toral es un asesino y nolo puede canonizar ni beatificar.

“En suma, para entender la muerte deObregón, hay que mirarla desde todas lasperspectivas posibles. No debemos aceptar apie juntillas el dicho ‘Calles lo mandó matar’.Eso es reducir la historia. Tenemos que leerla historia con ojos críticos para construir mi-radas que enriquezcan nuestra interpreta-ción de la muerte del militar sonorense y delo que ello implicó para el país”, finaliza Fa-jardo Tapia. b

José de León Toral.

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De acuerdo con Francisco Monroy Ló-pez, académico de la Facultad de Me-dicina Veterinaria y Zootecnia de laUNAM, hasta ahora no se ha demos-trado científicamente que los anima-les de compañía puedan transmitir elcoronavirus SARS-CoV-2 a sus propie-tarios, pero el miedo, la ignorancia y ladesinformación en momentos de cri-sis puede empujar a algunas personasa abandonarlos. “Antes de hacerlo, de-ben pensar que el problema no son es-tos animales, más bien somos noso-tros los que podemos contagiarlos sino guardamos medidas mínimas deh i g i e n e”, añadió.

En riesgo, la salud delos trabajadores de limpiaSegún Héctor Castillo-Berthier, del Instituto de InvestigacionesSociales de la UNAM, los cubrebocas se han posicionado comouno de los insumos más representativos de la seguridad, perosu manejo inadecuado los convierte en una posible fuente decontagio del coronavirus, en particular para quienes recolectany procesan los desechos. “Se tira una gran cantidad de ellos y,seguramente, muchos están contaminados, y si a esto se sumala manera informal de recolectar los residuos y procesarlos, nohay modo de salvaguardar la salud de los trabajadores de lim-p i a”, comentó.