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SEMANARIO DE INFORMACIÓN RELIGIOSA Nº 171/24-VI-1999 Nº 175/Especial Jacobeo 1999 SEMANARIO DE INFORMACIÓN RELIGIOSA -¿A dónde vas, peregrino? -Voy en busca del Camino

-¿A dónde vas, peregrino? -Voy en busca del Camino · tancias de tiempo y espacio. La Iglesia particular de Santiago, marca-da en la Historia por la tradición con un sig-no inicialmente

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SEMANARIO DE INFORMACIÓN RELIGIOSANº 171/24-VI-1999Nº 175/Especial Jacobeo 1999 SEMANARIO DE INFORMACIÓN RELIGIOSA

-¿A dónde vas, peregrino?-Voy en busca del Camino

...y además

La foto 10

Criterios 11

Especial

Año Santo Jacobeo

La voz del cardenal arzobispo

de Madrid.

El peregrino, verdadero testigo.

A lo largo

del Camino... 12-13, 18-19

Testimonio 14

El Día del Señor 15

Raíces

Santiago, compañía

en el camino 16-17

La vida 22-23

Santos de ayer y hoy

Santa Brígida,

peregrina 24

Desde la fe

¿Evangelizó

el apóstol Santiago

la vieja Hispania?

Una polémica medalla.

Libros jacobeos

Televisión 26-31

Contraportada 32

3-9ESPECIAL AÑO SANTO JACOBEO

Primer apóstol de nuestra fe. Peregrinar con memoria viva. El camino que hizo a Europa. El arte sacro románico: un espacio para el Misterio

20-21MUNDO

Mensaje del Papa para la XV Jorna-da Mundial de la Juventud:

«No tengáis miedo de ser santos»

En este número

ΑΩEtapa II - Número 175

Edita: Fundación San Agustín. Arzobispado de MadridDelegado episcopal: Alfonso Simón Muñoz- Asesores religiosos: Manuel Mª Bru, Javier Alonso

Redacción: Pza. del Conde Barajas,1. 28005 Madrid. Horario de Secretaría: 8.30 a 15h. Téls: 91 365 18 13 - 91 366 78 64 Fax: 91 365 11 88 E-Mail: [email protected]

Director: Miguel Ángel Velasco PuenteRedactor Jefe: José Francisco Serrano Oceja

Redactores: Coro Marín Palacios, Inmaculada Álvarez, Jesús Colina (Roma)Director de Arte: Francisco Flores Domínguez - Secretaría de dirección: Sonsoles de la Vega

Documentación: Dora RivasImprime y Distribuye: Prensa Española, S.A. - Depósito legal: M-41.048-1995.

Dirección de internet: http://www.archimadrid.es/alfayomega.htm

Santiago peregrino. En la exposición de la Seo de Zaragoza

25DESDE LA FE

Libro sobre los cinco años del cardenal Rouco en Madrid

Especial Año Santo Jacobeo Nº 175/25-Vll-1999 3ΑΩ

La memoria apostólica acrecienta el gozode nuestra fe, al evocar nuestra historia,

que nos recuerda, con su permanente tradi-ción, la presencia de Santiago entre los hi-jos de esta tierra que le constituyó el primerembajador y misionero de la fe en España, dela cual todos somos herederos. Con alegríaentrañable así lo proclamamos.

El recuerdo del paso peregrino y misio-nero del Apóstol en la España, entonces ro-mana, quedó grabado en la memoria deltiempo, y existen textos antiguos que nosremiten a un apóstol cuyas señas de identi-dad parecen referirse a Santiago, el hijo deZebedeo, por no coincidir con las de ningúnotro apóstol situado en similares circuns-tancias de tiempo y espacio.

La Iglesia particular de Santiago, marca-da en la Historia por la tradición con un sig-no inicialmente apostólico, como la de Romay de Jerusalén, se congratula de poseer y ve-nerar en su catedral los restos del apóstolSantiago, hecho que originó el nacimientode la urbe compostelana en torno al sepulcroapostólico donde recibe culto solemne des-de tiempos inmemorables.

Sabemos, por el testimonio de los evan-gelios y de los Hechos de los Apóstoles, queJesús de Nazaret instruyó a sus discípulosen el ministerio de la Palabra y en la cele-bración y actualización del misterio de suvida, muerte y resurrección, mandándolesrealizar este acontecimiento, como memo-rial de su presencia entre nosotros. Y, antesde separarse de los apóstoles, les encargópredicasen el Evangelio y lo transmitiesena todas las gentes.

Santiago elMayor, el hijode Zebedeo yhermano deJuan el evange-lista, igual quesus compañe-ros, después dePentecostés sedirigieron, paracumplir el man-dato de Jesús, alos pueblos ynaciones con eldesignio deanunciar la Bue-na Nueva a todoel universo.Fueron efectiva-mente los pri-meros mensajeros y maestros de la fe en loscontinentes del mundo conocido.

La tradición asigna a Santiago la presen-cia apostólica en nuestro país, en el extremooccidental del mundo, entonces llamado elFinis Terrae, y que hoy así continúa denomi-nándose, y adonde, después de visitar Com-postela, no pocos peregrinos intentan diri-gir sus pasos, como una meta más que les

hable ante un horizonte inmenso, de cielo ymar, de la trascendencia.

La fe de los peregrinos que arriban aCompostela por el Camino de Santiago, ensus variadas arterias e itinerarios, testimo-nia, sin duda, la creencia de los antepasadosen la presencia de los restos mortales delapóstol Santiago que esperan el día de la re-surrección final en el Sepulcro venerado y

visitado en la basílica compostelana. Cier-tamente el sentido de la fe que atesora y queirradia la Iglesia particular de Santiago im-plica y, en cierto modo, evidencia la gran-deza y honor de la fe que nos transmitió elprimer misionero y apóstol de esta mismafe a los moradores de un país llamado His-pania.

Esta hermosa tradición, tan antigua co-mo la historia de nuestra fe cristiana, cons-tituye un blasón de gloria de nuestro pue-blo. No ignoramos la hostilidad que, en elcamino de la vida, sale de cuando en cuandoentre madrigueras a su paso. Pero la tradi-ción, como organismo vivo que es, evolu-ciona y se desarrolla, y advertimos gozosa-mente que la tradición jacobea no se tornacaduca, sino al contrario, en sus raíces, pal-pita un vigor de primavera, que actualiza lavigencia de su vitalidad.

+ Julián Barrio BarrioArzobispo de Santiago

El apóstol Santiago, del Pórtico de la Gloria; y urnacon los restos del Apóstol. Catedral compostelana

Primer apóstol de nuestra fe

Especial Año Santo JacobeoNº 175/25-Vll-19994 ΑΩ

La memoria es propia de los hombres,de cada persona. Es una facultad hu-

mana, pero hay que hablar también dememoria colectiva. Un caso de memoriacolectiva es la memoria de la Iglesia, esen-cial para ella: el momento culminante de lavida de la Iglesia, la Eucaristía, se definecomo Memoria; y se puede hablar tambiénde la memoria de un pueblo, de una fa-milia o de toda una comunidad cultural,como puede ser el caso de la europea. Lamemoria colectiva vive de instrumentosobjetivos que la hacen crecer, en los cualesse expresa y puede transmitirse a las ge-neraciones posteriores. ¿De qué mantie-ne la memoria esta exposición? En primerlugar, del descubrimiento de una tumbaapostólica: el que no reconozca este he-cho no puede comprender el significadode la peregrinación a Santiago. En el sigloVIII se descubre la tumba del apóstol San-tiago y empieza a producirse desde estemomento un fenómeno histórico que lle-ga hasta nuestros días y que se conoce co-mo la peregrinación a Santiago de Com-postela.

Lo que atrae a los peregrinos es la po-sibilidad de venerar la tumba del Após-tol, con todo lo que ello implica: poderencontrarse de un modo auténtico, enuna relación viva, con el Señor, y con-vertirse a Él. Esto es lo que constituye lasustancia de la peregrinación a Santiagodesde el siglo IX hasta nuestros días. Du-rante el primer siglo, la peregrinación aSantiago produjo frutos dentro y fuerade la Iglesia: dentro de la Iglesia dio ori-gen a un sentimiento de comunión, deunidad, y al deseo de vivir de manera ca-da vez más auténtica el evangelio. A par-tir de los siglos del IX al XII, empieza aperfilarse la Iglesia universal, la comu-nión universal con el Romano Pontífice:se trata del movimiento reformador dela Iglesia que se conoce con el nombre dereforma gregoriana. Las peregrinacionescontribuyen de una manera esencial a es-ta renovación y producen efectos inclu-so fuera de la Iglesia. Antes del siglo IX,por ejemplo, no se podía hablar de Euro-pa: con Carlomagno y con el imperio porél restaurado se empieza a hablar de Cris-tiandad. La Iglesia, que se hace una, em-pieza a dar forma a la existencia de Eu-ropa y al sentimiento europeo. La pere-grinación a Santiago y los peregrinos sonlos agentes más vivos, los transformado-res de esta nueva realidad que será más

tarde Europa. Éstos son los orígenes: pa-ra ser operante, la memoria ha de ser vi-vida por los que son protagonistas delmomento histórico en que nos encontra-mos, es decir, que hemos de hacerla no-sotros operante y eficaz.

La Europa que tenemos ante nuestrosojos es una realidad en busca de su uni-dad, que ha alcanzado o está alcanzandoen algunos aspectos (económico-sociales,políticos). ¿Basta con lo que se está ha-ciendo en esos planos por la unidad eu-ropea? ¿No estaremos construyendo unaunidad europea basada en el egoísmo, enel oportunismo y la en conveniencia ma-terial? Hay que dotar de un alma a la uni-

dad europea, porque ni siquiera las co-munidades culturales pueden existir sinalma. Si éste es uno de los problemas quese plantea hoy a la comunidad europea,¿cuál puede ser nuestra contribución? Laperegrinación a Santiago. Es necesario re-correr de nuevo este Camino para encon-trarse con el Señor, para construir la Igle-sia, la unidad apostólica de la Iglesia. Es loque el Papa llama las raíces de Europa, lasraíces cristianas de Europa. Descubrir es-tas raíces es tarea nuestra, como un modode reformar la Iglesia y hacer realidad Eu-ropa.

+ Antonio Mª Rouco

Peregrinar con memoria viva

El Año Santo Compostelano1999 llega, con la fiesta del Apóstol Patrón de España, este 25 de julio, a su máximacelebración, pero todavía quedan varios meses de Jubileo. «Ecos de un Año Santo» podríamos titular las páginas especiales

que siguen, tomadas de las que la revista «La Nueva Europa» dedicó al anterior Año Santo Jacobeo, 1993, con textosdel hoy cardenal Rouco, arzobispo de Madrid, entonces arzobispo de Compostela y del hoy su obispo auxiliar,entonces Rector del Seminario de Santiago. Nadie mejor que ellos, junto al Papa, cuyas inolvidables palabras

en su primera visita a España recogemos, para explicar el verdadero sentido del Año Santo Compostelano

Plaza del Obradoiro y fachada principal de la catedral de Santiago de Compostela

Todos los pueblos tienen suscaminos, pero Europa

cuenta con un camino queabraza la geografía de Orientey Occidente, una ruta singularque a todos pertenece y se lla-ma Camino de Santiago. Reyesy plebeyos, obispos y monjes,caballeros y pecheros, artistas ysabios, juglares y trovadoreshan discurrido por él. Pero launidad, el ser Camino de y pa-ra todos, es el resultado de unencuentro con los orígenesapostólicos, un símbolo delúnico y auténtico Camino paratodos los hombres.

Decir Camino de Santiagoes lo mismo que decir Caminode Europa. En los umbrales delsiglo IX, en un rincón del mun-do entonces conocido, en el Fi-nisterre galaico, un sepulcro,una memoria de un Apóstol,cumple la función de estrellaorientadora de la incipienteEuropa. La Providencia quiso,en torno al año 813, que fueseTeodomiro, el obispo deIria–Flavia, quien anunciara alorbe el descubrimiento de latumba del hijo del Zebedeo yde María Salomé, hermano desan Juan, Santiago el Mayor.No dudó el obispo que aque-llas luminarias, que habían in-dicado el lugar donde descan-saban los sagrados restos, po-dían iluminar también a losque acudiesen al lugar sagra-do que años depués recibiríael nombre del Libredón, Santia-go y Santiago de Compostela.Los contemporáneos del obis-po iriense, no se amedrentaronante la pequeñez y lejanía dellocus apostolicus. Teodomiro es-tablece la sede episcopal juntoal sepulcro, capaz de ser, desdemuy pronto, punto de atrac-ción para un notable númerode fieles. Éstos serían los pri-meros peregrinos que, sin sa-berlo, iniciaban uno de los ma-yores movimientos piadososde masas conocido en Occi-dente. De este modo, se inau-guraba el Camino, o mejor losCaminos, de Santiago.

Las iglesias de más allá dela marca hispánica miran aCompostela, y, con las iglesias,las ciudades establecen unasignificativa vinculación; au-

nadas por el Camino pondrí-an en común lo mejor de símismas. Godescalco, obispodel Puy, primero en la lista delos peregrinos no anónimos,preludiaba de camino a San-tiago la futura conexión de lospueblos. Y antes que él, Carlo-magno visionaliter camina has-ta Compostela, descubre el Ca-mino de estrellas, la Vía Láctea,que conduce hasta la tumbadel Señor Santiago, de cuya in-ventio se comenzaba a hablarpor todo el orbe católico. Elemperador había intuido quelas rutas que llevaban hastaCompostela unirían a los pue-blos desunidos. Por eso prote-ge, apoya y adoba los caminos.Y como él, Sancho el Mayor,doña Mayor García de Nava-rra, Sancho Ramírez de Ara-gón, Alfonso VI de Castilla y

León; y los de Cluny consoli-dan el Camino, que se con-vierte en principal arteria decomunicación por encima delocalismos y fronteras. Paraque por todos sea transitado,se construyen puentes y hos-pitales al servicio del peregri-no. La fuerza unificadora delCamino –Santiago y su tum-ba– es suficiente para irradiarcultura, aquello que cultiva yengrandece al hombre. El cultoa Santiago engrandece los es-píritus.

Las modificaciones de la es-piritualidad y las rupturas dela reforma calvinista y luteranano dejaron de convulsionar elalma de la Europa del Cami-no. Muy pocas realidades pro-vocaron las irónicas y duras re-acciones de Lutero tanto comoel Camino de Santiago y el cul-

to tributado al Apóstol. El em-bate se deja sentir en el relativoolvido de Santiago y su men-saje. Algo moría, al filo de laReforma, cuando se resentía elCamino de Europa. Algo deja-ba de latir en Compostelacuando Europa tentaba otroshorizontes. Las incomprensio-nes de Boronio, el intento, en1859, de traslado de las reli-quias de Santiago al Escorial,el forzado ocultamiento de lasmismas en el siglo XVI, losagrios ataques explícitos deLutero... aceleran el decai-miento de la empresa jacobea,decaimiento que se apresurahasta los límites del ocaso conla triste experiencia de la desa-mortización en el siglo XIX.

Pero a la par de la postra-ción del Camino, comenzó aalborear en el horizonte unanueva sensibilidad general ha-cia la Edad Media. Los histo-riadores, con hambre de obje-tividad, se apuran, en el siglopasado, a discernir lo que lasleyendas y tradiciones podíanaportar de verdad. La verdadque siempre esconden celosa-mente las grandes gestas no te-

La Cruz de Ferro, en Foncebadón, Camino de Santiago

Especial Año Santo Jacobeo Nº 175/ 25-Vll-1999 5ΑΩ

«Todos los pueblos tienen sus caminos, pero Europacuenta con un camino que abraza la geografíade Oriente y Occidente, una ruta singular que

a todos pertenece: se llama Camino de Santiago»

El Camino que hizo a EuropaEl Camino que hizo a Europa

Especial Año Santo JacobeoNº 175/ 25-Vll-19996 ΑΩnía por qué temer a la ciencia,máxime cuando aquélla habíasido impulsora de ésta.

De igual modo que en loslejanos y oscuros primerosaños del siglo IX Teodomirohabía descubierto en medio dela maleza una tumba olvida-da, en la segunda mitad del si-glo XIX, en la noche del 28 deenero de 1879, se redescubre elcuerpo santo del Apóstol es-condido por el arzobispo San-clemente en el siglo XVI por te-mor a que fuese robado. Se in-vestigan las reliquias, se realizan investigaciones ar-queológicas en torno al mau-soleo romano. Lo que para mu-chos era leyenda y para otrosfraude, ahora se presentaba co-mo un hermoso relato conver-tido en innegable testimoniopétreo, contribuyendo con elloa fijar los ojos en Compostelay a recuperar su valor simbóli-co como elemento configura-dor de la deseada unidad eu-ropea. A mi modo de ver, nin-guna voz ha centrado contanto acierto el significado delCamino de Santiago como lade Juan Pablo II el 9 de no-viembre de 1982 en la mismaCompostela. Su grito, Europa,vuelve a encontrarte a ti misma,sé tú misma, es como la Cartamagna de la conciencia euro-pea y centra sin ambigüedadesni equívocos el lugar del cris-tianismo como raíz de la iden-tidad y unidad europeas.

¿Pero qué es Europa? ¿Có-mo descubrir su ser? Alguien

La historia de la formación de las nacioneseuropeas va a la par con su evangelización.

Después de 20 siglos, no obstante los conflictossangrientos, se debe afirmar que la identidadeuropea es incomprensible sin el cristianismo,y que precisamente en él se hallan aquellasraíces comunes de las que ha madurado la ci-vilización del continente, su cultura, su capa-cidad de expansión constructiva, también enlos demás continentes; en una palabra, todolo que constituye su gloria.

Dirijo mi mirada a Europa como al continenteque más ha contribuido al desarrollo del mundo.Y mientras bendigo al Señor por haberlo ilumi-nado con su luz evangélica desde los orígenes dela predicación apostólica, no puedo silenciar elestado de crisis en que se encuentra al asomarse

el tercer milenio. La vida civil se encuentra mar-cada por las consecuencias de ideologías secu-larizadas, que van desde la negación de Dios ola limitación de la libertad religiosa a la prepon-derante importancia atribuida al éxito económicorespecto a los valores humanos del trabajo y dela producción; desde el materialismo y el hedo-nismo, que atacan los valores de la familia pro-l ífica y unida, los de la vida recién concebida y latutela moral de la juventud, a un nihilismo que de-sarma la voluntad de afrontar problemas crucia-les, como los de los nuevos pobres, emigrantes, mi-norías étnicas y religiosas, recto uso de los mediosde información, mientras arma las manos del te-rrorismo.

Por eso yo, Juan Pablo, Sucesor de Pedro enla Sede de Roma, desde Santiago, te lanzo,

vieja Europa, un grito lleno de amor: Vuelve aencontrarte. Sé tu misma. Descubre tus oríge-nes. Aviva tus raíces. Revive aquellos valoresauténticos que hicieron gloriosa tu historia ybenéfica tu presencia en los demás continen-tes. Reconstruye tu unidad espiritual. Da al Cé-sar lo que es del César y a Dios lo que es deDios. No te enorgullezcas por tus conquistashasta olvidar sus posibles consecuencias ne-gativas. No te deprimas por la pérdida cuan-titativa de tu grandeza en el mundo o por lascrisis sociales y culturales que te afectan ahora.Tú puedes ser todavía faro de civilización yestímulo de progreso para el mundo. Los de-más continentes te miran y esperan de ti la mis-ma respuesta que Santiago dio a Cristo: Lopuedo.

«Europa, sé tú misma»

Pórtico de la Gloria, del Maestro Mateo. Catedral de Santiago de Compostela

Mucho más que un eco, las palabras de Juan Pablo II en aquella inolvidable exhortación del 9 de noviembre de 1982,suenan todavía inmunes al desgaste del tiempo. Han pasado ya casi diecisiete años, el Muro que dividía en dos a Europa

ha caído. Los demás, lo harán algún día. Lo que no pasará, nunca, es el Camino que hizo a Europa, la feque trajo hasta el remoto Finisterre Santiago el Zebedeo

Especial Año Santo Jacobeo Nº175/ 25-Vll.1999 7ΑΩ

ha escrito que en 1945 muereuna Europa y nace otra. Otrosmatizarán esta afirmación di-ciendo que en 1945 muere unaEuropa y emerge el deseo deque otra nazca. En el panora-ma de la historia que emerge,donde el calificativo es la eco-nomía, el átomo y el mercado,se corre el riesgo de la atomi-zación, de que el gran ausentesea el hombre.

Para algunos ambientes hoyimperantes, la cultura de Eu-ropa ha sido y sigue siendo, so-bre todo a partir del Renaci-miento, un taller tumultuoso ydesordenado que no obedecea plan alguno ni a programaspreconcebidos. Las raíces deesta cultura hay que descu-brirlas en la dialógica torbelli-nesca, en las múltiples dialó-gicas de siempre: religión-ra-zón; fe-duda; pensamiento mítico-pensamiento crítico; fi-losofía-ciencia; antiguo-nuevo;tradición-progreso; individuo-colectividad; inmanencia-tras-cendencia. Lo específico de loseuropeos es, para muchos, lacontinuidad de sus confronta-ciones. Lo que interesa son losantagonismos, las concurren-cias, las complementariedades.Y en esta cultura, los produc-tos más significativos son elhumanismo de la razón y de laciencia. Y éstos son, por defi-nición, laicos.

La idea religiosa, que pre-tende ser indiscutible, ser prin-cipio, entra en el debate de lalaicidad. Ni siquiera en la cul-tura ateniense se había llega-do a tan amplia y extendidalaicización. El culto a la razónes el principio vector, nuevoCamino de universalidad. És-te es el hijo de la negación delas verdades del viejo Cami-no, es el deseo faústico que ha-ce esperar un espíritu, una cre-ación, que todavía no ha naci-do. Lo que anima y aviva es lanegatividad, la duda, la rebe-lión. Los escepticismos propiosde los sofistas conducen a laafirmación de que el fracaso yla burla en la búsqueda de losublime y absoluto es lo típi-camente europeo. Así un Qui-jote, un Fausto, un Don Juan.Por eso la característica es laproblematización generaliza-da que conlleva interrogar aDios, a la naturaleza, al hom-bre. Dios, el cosmos y el hom-bre ya no son evidencias, hayque cuestionarlas e interro-garlas.

¿Resiste y puede resistir elviejo Camino de Santiago, deEuropa, bajo las pisadas de uncaminante que cargara a susespaldas con la mochila y el ba-gaje cultural apenas apunta-do? ¿Qué dice el Camino deSantiago acerca del hombre yde su naturaleza? El Caminode Europa es ruta de estilosnuevos sin alardear de las rup-turas con el pasado. Pero no essólo trayecto físico–geográfi-co. Como toda creación delhombre, es signo, y así Caminosignifica, en última instancia,la vida humana.

ABANDERADOS DE ESPERANZA

La fatiga en el Camino nosindica que todo hombre es, poresencia, viator, peregrino, queencuentra su mayor grandezaen la fundamentación de la

dignidad, en la sacralidad detodos y cada uno de los hom-bres. Quien no camina no sa-be de dónde parte ni tiene con-ciencia de a dónde debe llegar.Peregrino es el que abandonasu casa, deja su patria y em-prende su ida a una tierra leja-na para cambiar su situación.Es la opción de posponer el te-ner por el ser. Cuando uno sedecide a caminar, experimen-ta el despojo, el abandono, y escuando puede constatar ine-quívocamente que lo que po-see, el entorno, no es absoluto.No es posible emprender elCamino, ser peregrino, sin queanide en el alma la sensaciónde que siendo extranjero sepuede alcanzar una realidadmejor de la que se ha abando-nado. Ser peregrino es descu-brir que el hombre se va ha-ciendo conciudadano de una

ciudad superior a la terrena: larealidad esperada y que es po-sible pregustar en la tierra.

El creyente es el que sale desu patria, aprende lo que es eldesierto y cada vez apurarámás sus pasos para llegar a lameta, de la que ha oído hablary considera como promesa.

El hombre que se siente ufa-no de haber tomado las rien-das de la Historia, el que, enconsecuencia, piense que el fu-turo de la misma le perteneceporque es señor y sólo él se bas-ta para comprender la realidad:éste es el hombre no peregrino,porque se encierra; cree pose-erlo todo, ser creador absolutosin Creador. Dios ya no está a lavista, en el Camino. O mejor, elhombre sin Camino, extravia-do, no necesita a Dios.

El caminante, con el despojode lo terreno, va tomando con-ciencia de la relatividad de laexistencia. En el saberse para lamuerte está incluido el sentir-se para la vida. El peregrino,pues, es un abanderado de es-peranza. Aprehende que, des-pués del duro camino, el des-canso da sentido a la jornada yplenifica al hombre que cami-na alentado por la esperanza dellegar. En una sociedad en laque no se acepta que exista lamuerte como ingrediente esen-cial del hombre no puede exis-tir una perspectiva de futuro.Allí donde la Vida con mayús-culas no es legible, no se en-cuentra espacio para la victoriasobre la muerte. Donde no hayaespacios para el descanso, porel aturdimiento y la voráginede la velocidad, se ha renun-ciado a caminar, al Camino y alos valores de peregrinar.

Nadie puede aceptar un Ca-mino ni ser peregrino cuandono desvela detrás de los es-fuerzos cotidianos una metaque no sea provisional. El Ca-mino de Santiago fue siempreuna invitación a ir más allá, a irhasta el Finisterre. Pero el pe-regrino, en el Camino, nuncase encuentra solo, tiene un pe-dagogo. Alguien le va dandola mano y revelándose en elmisterioso coloquio del Cami-no. Pedagogo y Camino, parael peregrino medieval, se ha-cen uno. Porque el Camino esJesús. Así, este Camino no esmás que un símbolo del únicoy auténtico Camino para todoslos hombres.

Eugenio Romero Pose

«Santiago peregrino» (siglo XVII). Iglesia de San Benito del Campo (Santiago deCompostela)

Especial Año Santo JacobeoNº 175/ 25-Vll-19998 ΑΩ

La comprensión de un templo romániconace del acercamiento al hombre y a

un momento de la Historia en el que latransformación del hecho religioso en he-cho arquitectónico se producía como algonatural, sin tener que recurrir a una de-terminada ideología, o a una mímesis delpasado.

Resulta especialmente enriquecedor lacontemplación del templo desde nuestramentalidad moderna, porque, en un tiem-po donde los hombres modernos deben vol-ver a aprender el valor profundo de los gestos(Romano Guardini), nos sitúa frente alcampesino medieval que iba a su pequeñaermita o al peregrino en su iglesia de ca-mino a Santiago.

No es posible entrar en una iglesia ro-mánica sin un instante previo de contem-plación del Misterio, un espacio de silen-cio creado frente a una sencilla fachada de

un plano liso con un óculo encima de lapuerta que recoge los rayos de Ponientey calienta el muro. A uno o ambos ladosde la puerta pueden aparecer sendas to-rres o una sencilla espadaña en el rematede la fachada, con una campana.

El Misterio se nos presenta con la cre-ación de una extraordinaria composi-ción escultórica que preside el tímpanosemicircular de la puerta. En ella apare-ce la imagen de Jesucristo como Pantó-crator o Majestas Domini, en el centro, ro-deado de una mandorla y de los cuatroevangelistas.

Esta forma de ordenar la entrada es laevolución de las primeras basílicas cris-tianas, donde figuraba, a la manera delos grandes arcos de victoria romanos, larepresentación en el mosaico de CristoSalvador presidiendo el transepto o trán-sito de la nave al ábside del presbiterio, es

decir, en la puerta interior del templo. Elrománico traslada este tema a la facha-da: Yo soy el Camino, quien entre por Mí sesalvará.

El hombre del románico entiende que lasalvación es posible, pero partiendo desdeuna conciencia previa de pecador, de li-mitación humana, que es salvada por laMisericordia y por la Gracia. El arte ro-mánico es la narración de un encuentroentre la Gracia y el pecador, en el que pre-domina siempre la Misericordia, encar-nada en Jesucristo. Una peregrinación na-ce del entendimiento de este encuentro.Por tanto, el Misterio se nos ha presentado(contemplación de la fachada), somos in-troducidos en Él de forma gratuita (atra-vesamos la puerta bajo Él), y, dependien-do de nuestra libertad, se adopta una aper-tura hacia Él (penetramos en el espaciointerior).

La primera sensación que nos invadees la de un espacio sobrecogedor, sin po-der identificar con exactitud la naturalezade tal sentimiento. Se tiene la sensaciónde que lo que allí está ocurriendo (porquees algo tangible) ha sucedido en algunaparte de nuestro interior, o se correspondecon algo nuestro. La mirada va recorrien-do la continuidad de los muros porque nohay nada en ellos que lo impida. Y al fon-do la luz, siempre la luz. Sillares en pie-dra que van moldeando los huecos. Ymientras voy caminando escuchando elsilencio sobre un suelo de piedra, unasbrechas en los muros dejan pasar unos pe-queños rayos de sol. La entrada de la luz através de estas pequeñas saetas es algo na-tural, regular, constante: es la historia de laGracia.

El final de nuestro caminar por el ejedel espacio románico es el altar, que debeser de piedra, de una sola pieza, descan-sando sobre columnas. La piedra tiene unclaro significado evangélico: Tú eres Pedro,y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y lospoderes del mal no prevalecerán contra ella.Nada debe llamar la atención en un pres-biterio románico más que el altar, y sobreél, el Pan y el Vino. ¡Qué difícil resulta pa-ra un hombre de hoy la comprensión deeste Gesto!

¿Cómo es posible que se identifique laEdad Media como un período oscurantis-ta, de entorpecimiento intelectual o artís-tico? ¿No deberíamos profundizar en laraíz cultural que ha hecho posible tal Be-lleza?

Enrique Andreotomado de La nueva Europa, 1993

El arte sacro románico: un espacio para el Misterio

De norte a sur, de este a oeste, el paisaje de Europa tiene una nota común:las iglesias. Pequeñas y grandes, rústicas o refinadas, se levantan del sueloy apuntan todas a un único cielo. Los hombres siempre han sido viciosos

y malvados; pero hubo un tiempo en que, al caer la tarde, se dolíande ello y recordaban que era necesario mirar al Misterio

Frómista (Palencia), a mitad del Camino de Santiago, compendio del mejor románico

Especial Año Santo Jacobeo Nº175/ 25-Vll-1999 9ΑΩ

El Encuentro se sitúa en cla-ra continuidad con las an-

teriores reuniones de juventudcelebradas en Santiago: la IVJornada Mundial de la Juventud,que en agosto de 1989 congre-gó en el Monte del Gozo a me-dio millón de jóvenes de todoel mundo, peregrinos con JuanPablo II; la Peregrinación Euro-pea de Jóvenes, que reunió atreinta mil jóvenes en el pasadoAño Santo 1993; y la conexiónvía satélite Eurohope 95, prime-ra experiencia que utilizandola actual tecnología hacía po-sible la comunicación entre losjóvenes de cinco ciudades deEuropa, y sus compañeros reu-nidos con el Santo Padre en Lo-reto. Para la Peregrinación y En-cuentro Europeo de Jóvenes 1999,más de 50.000 jóvenes han con-firmado ya su asistencia.

Recogiendo el espíritu de

estas inolvidables experienciasy las palabras pronunciadaspor Juan Pablo II en la catedralde Santiago de Compostelacon motivo del célebre acto eu-ropeísta del 9 de noviembre de1982, la Peregrinación y En-cuentro Europeo de Jóvenes delpróximo agosto pretende cons-tituirse en un foro participativoen el que los jóvenes aportenvalores para la construcción dela nueva Europa.

A las puertas del tercer mi-lenio, la sociedad está experi-mentando una profunda trans-formación. En plena era de las

comunicaciones el mundoavanza a un ritmo vertiginoso.Desaparecen las barreras entrelos pueblos y se configura unasociedad plural, abierta y mul-ticultural.

Los jóvenes tienen que eri-girse en los guías de este cam-bio, porque ellos son los pro-tagonistas de la sociedad ac-tual y del ya cercano siglo XXI.De todos ellos depende laconstrucción de una nueva so-ciedad libre y participativa, enla que los valores de la vida, lasolidaridad, el amor, y todoslos valores humanos reconoci-

dos como fundamento de laconvivencia se hagan realidad.

A los jóvenes corresponde,desde la conversión personala los valores del Evangelio y alseguimiento de Jesucristo, laespecífica tarea de contribuir atransformar en nuevo el viejocontienente; a construir unnuevo mundo fraterno y soli-dario, en el que, con la ayudade todos, se equilibren las de-sigualdades sociales entre losdiversos grupos; a hacer pre-valecer la justicia y la paz.

PROGRAMA

Después de un multitudi-nario acto de acogida en la Pla-za del Obradoiro, en la tardedel 4 de agosto, las Jornadas sedesarrollarán girando en tor-no a cuatro ejes: espiritual, dereflexión y diálogo, lúdico o deencuentro y festivo.

La celebración del Sacra-mento del Perdón, la tarde deldía 7, será uno de los actosprincipales de esas Jornadas.La conversión es la aportaciónespecífica que caracteriza eidentifica el Camino. Peregri-namos al caer de la tarde. Elatardecer del milenio es unmomento idóneo para con-frontar nuestra vida y nuestrasactitudes con el Amor.

La Eucaristía en el Montedel Gozo, el domingo día 8,concluirá con un significativoenvío de los jóvenes europeosa la celebración del Jubileo del2000.

Ante los nuevos retos queplantea la cultura de hoy ennuestro continente, resulta ur-gente salir de la privatizaciónactual y dar testimonio delDios vivo con atrevimiento.Los jóvenes cristianos no de-ben temer hablar de Dios ypresentar a Jesucristo y suEvangelio a otros jóvenes concrisis en el sentido del vivir, pe-ro, eso sí, utilizando su len-guaje, un lenguaje actual quesea comprendido, respetado yaceptado, y un nuevo estilo pa-ra los nuevos tiempos.

Francisco X. Froján MaderoCoordinador General

de la PEEJ’99

Peregrinación y Encuentro Europeo de Jóvenes 1999

Protagonistas de un cambioLa Peregrinación y Encuentro Europeo de Jóvenes será uno de los actos principales del últimoAño Santo Jacobeo del milenio, que se presenta como pórtico de preparación para el gran

Jubileo del año 2000. Bajo el lema En tu palabra… ¡Podemos!, jóvenes provenientes de todos los puntos del continente europeo llegarán a Compostela del 4 al 8

del próximo agosto, para vivir el camino penitencial de la peregrinación jacobea como búsqueda de la identidad personal y comunitaria; para afrontar los retos que supone la nueva evangelización de Europa; para redescubrir la presencia,

siempre joven, de Dios entre nosotros

«Los jóvenes tienen que erigirse en los guías del cambio que está pidiendo

el ya cercano siglo XXI»

La fotoNº 175/25-Vll-199910 ΑΩ

Hacia la meta

Importante es siempre el camino, pero más importantees alcanzar la meta. En pleno descanso estival de la

mayoría, es bueno reflexionar sobre los que no tienenvacaciones, o trabajan precisamente mientras los

demás descansan. La sugestiva imagen de los«forzados de la ruta», como llaman a los profesionales

en el argot ciclista, pasando por el viejo puente quebien puede pertenecer al camino francés jacobeo, oesa otra de sus sombras proyectadas sobre el asfalto,

bajo un sol de fuego, nos recuerdan y evocan laspalabras del apóstol Pablo: «Son muchos los que

corren, pero uno sólo consigue el triunfo». No es así en la carrera de la vida, en la que a todos se nos da

el poder lograr la victoria

Nº 175/25-Vll-1999 11ΑΩ

Lo que realmente buscabanlos peregrinos del Camino

de Santiago –en palabras deJuan Pablo II, peregrino enCompostela el año 1982– era eltestimonio de la fe cristiana queparecen rezumar las piedras com-postelanas con que está construi-da la basílica del Santo; esa fe cris-tiana y católica que constituye laidentidad del pueblo español.

Un pueblo que olvida susraíces, que renuncia a ellas, nopuede subsistir. Si de todos lospueblos de Europa puede de-cirse que sus raíces son cris-tianas, y que desgajados deellas se secan y mueren, ¡cuan-to más ha de afirmarse delpueblo español! Si de la histo-ria de España, desde el mismosiglo primero, se borra la his-toria de la Iglesia católica –consus sombras, sin duda, perocon sus luces extraordinarias,hasta el punto de regenerar atodo un nuevo mundo–, prácti-camente sólo tendríamos ho-jas en blanco.

Cuando muchos españolesparecen avergonzarse de nues-tra historia cristiana, el Papapolaco, cuyo espíritu se formócon el magisterio de nuestrosan Juan de la Cruz, y que sedefinió a sí mismo, al llegar aCompostela, como peregrinotraído a España por Teresa de Je-sús, nos recuerda con especialvigor aquellos valores auténticosque hicieron gloriosa nuestrahistoria y benéfica nuestra pre-sencia en los demás continen-tes. Son calificativos que JuanPablo II refería a Europa, perodejando bien claro que, en pri-merísimo lugar, le correspon-den a España, enraizada enCristo por medio del primerode los apóstoles que por Él de-rramó su sangre. Europa entera–nos dijo también el Papa– seha encontrado a sí misma alrede-dor de la «memoria» de Santiago,

en los mismos siglos en los queella se edificaba como continentehomogéneo y unido espiritual-mente.

Bien consciente de este pri-vilegio, y al mismo tiempo exi-gencia, del pueblo español, elSanto Padre concluía así su ho-milía en aquella inolvidableMisa del Peregrino: En este lu-gar de Compostela, meta a la quehan peregrinado durante siglostantos hombres y pueblos, «deseo»,junto con vosotros, hijos de la Es-paña católica, "invitar a todas lasnaciones de Europa y del mundo–a los pueblos y hombres de la tie-rra– a la adoración y alabanza delDios vivo, Padre, Hijo y EspírituSanto.

Es sin duda una grave ofen-sa a nuestros antepasadosavergonzarnos de ellos, peromás grave aún es el daño quenos hacemos a nosotros mis-mos, cerrándonos las puertasdel futuro, imposible de cons-truir si desechamos esas piedrasque rezuman fe, pues no tene-mos otras capaces de formar

un edificio realmente humano.Amando vuestro pasado y pu-

rificándolo, seréis fieles a vosotrosmismos y capaces de abriros conoriginalidad al porvenir. Ningu-no de los innumerables pro-gramas que se anuncian cons-tantemente en el mercado po-lítico, económico o socialpodrán sustituir a éste que en1982 nos dejó Juan Pablo II. Elfuturo, de España y de Euro-pa, dejará de estar marcado porla incertidumbre y el temor sólo sidesde esa fe católica –en las mis-mas palabras del Papa– afrontalas nuevas situaciones, problemasy objetivos de hoy.

El manantialapostólico

En pocos pueblos del mun-do, antes y después de la

primera expansión del Evan-gelio, ha enraizado tan en lahondura de sus opciones hu-manas y espirituales básicas lafe en Jesucristo como en nues-tros pueblos de España. Nues-tras Iglesias particulares hansido fieles a la fe y a la Iglesiacatólica siempre, con un gra-do de unanimidad impresio-nante. Ante una gracia del Se-ñor tan excepcional, hoy sólonos cabe una única respuesta:la de la renovación decidida dela fidelidad católica de nues-tros antepasados, plasmada enuna experiencia cristiana de vi-da, y ofrecida sencilla y hu-mildemente a todos.

En la historia católica de laIglesia en España, marcada porla tradición jacobea, alientahoy para nosotros, con un im-pulso nuevo del Espíritu, la lla-mada a la misión universal den-tro y fuera de nuestras fronte-ras. Es preciso que noscomprometamos con toda elalma en la inmensa tarea de lanueva evangelización delmundo contemporáneo, con eltalante espiritual y un estilopastoral apostólicos, como el deSantiago en Mayor, el primeroentre los apóstoles que no du-dó en dar la vida por el Señor.

A las puertas del año 2000,las resonancias múltiples de lafiesta de Santiago Apóstol, lasde la tradición y las del pre-sente, las espirituales y las tem-porales, adquieren toda la fuer-za empeñativa de una nuevallamada del Señor, dirigida atodos nosotros, los cristianosy los ciudadanos de España:¡peregrinad a Compostela, re-vitalizad las verdaderas raícesde vuestra alma cristiana, em-prended de nuevo, juntos, suCamino, con el espíritu de losperegrinos jacobeos, humilde,penitente, esperanzado, fra-terno y gozoso...! Entonces po-dremos encontrar de nuevo enel manantial apostólico denuestra fe las aguas frescas ylimpias del Evangelio, que sa-tisfagan nuestra sed de Dios yde conocimiento verdadero delhombre y de su salvación.

+ Antonio Mª Rouco VarelaFiesta de Santiago, 1998

ΑΩPiedras que rezuman fe

Criterios

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La solemnidad de SantiagoApóstol, que celebramos el

día 25 de julio, significa una fe-cha clave en el calendario li-túrgico anual de la Iglesia enEspaña. Y, mucho más, cuan-do el día propio de la Fiesta –el25 de julio– coincide con Do-mingo, como ocurre en el pre-sente año de 1999.

Desde tiempo inmemorial,y por concesiones multisecu-lares de los Romanos Pontífi-ces, renovadas incesantemente,cuando así sucede, es –y seconvoca– Año Santo en San-tiago de Compostela. Año pa-ra vivir una nueva oferta deperdón y de gracia que la Igle-sia prepara de forma extraor-dinaria para todos sus hijos, in-vitando a renovar la memoriadel primer anuncio apostólicodel Evangelio de la Salvación,que nos viene por Jesucristo,con la peregrinación y visita allugar donde ella la conserva de

un modo más cercano y másentrañado en nuestra historia:el Sepulcro del Apóstol San-tiago en la Catedral y Ciudadque llevan su nombre: Santiagode Compostela, el Apóstol queEspaña venera como Patronodesde los primeros momentosde la Reconquista.

Un bien conocido himno li-túrgico del siglo VIII, conser-vado con primor en la liturgiapropia de la Catedral Com-postelana, canta ya a Santiagocomo Cabeza refulgente y dora-da de España –tutor y Patrononuestro–. Como viene siendohabitual en los últimos Años

Santos, será el propio Rey enpersona quien presente laOfrenda nacional al ApóstolSantiago en la solemnísima Eu-caristía de su Fiesta en su Ca-tedral–Basílica de Santiago deCompostela.

El Año Santo Compostela-no implica siempre para lasIglesias Particulares de Espa-ña un doble reto: el de no des-perdiciar la gracia de una nue-va renovación interior vol-viendo a sus fuentes másauténticas, y el de actualizar sucontribución a la renovaciónespiritual y ética de España. O,lo que se podía expresar en

una fórmula de síntesis: comoel reto de avivar las raíces cris-tianas de España.

EN VÍSPERAS DE UN SÍ NODODE EUROPA

Juan Pablo II invitaba a Eu-ropa en su famoso discurso delacto europeísta de la catedral deSantiago, el 9 de noviembre de1982, a encontrarse a sí misma,renovando sus raíces, las quele habían permitido a lo largode su historia ejercer lo mejory lo más benéfico de su in-fluencia sobre el mundo: susraíces cristianas. Los ecos deaquellas palabras del Papa, envísperas de un nuevo SínodoEspecial para Europa, no se hanapagado ni mucho menos. In-cluso habría que decir que nosatañen a nosotros en España, ycon respecto a nuestro propiopresente y futuro, con una es-pecial actualidad. Nos lo recla-man los signos más del día a díade este Año Santo Composte-lano, revestido por segundavez con la nomenclatura y elropaje laico del Xacobeo. De unAño Santo que convoca de milmodos, y a través de los caucesy reclamos más variopintos y

contradictorios, a millones deperegrinos y visitantes quequieren dar el tradicional abra-zo al Apóstol; pero que, además,en su inmensa mayoría deseanganar las gracias del Jubileo,confesando y participando enla Misa del Peregrino. De un AñoSanto que ve poblado comonunca el Camino de Santiago porlas gentes más variadas, con in-tereses y curiosidades muy di-versos, recomendado por lasgrandes Agencias de Turismo;pero que será recorrido, porejemplo, con el mejor espíritude penitencia y de conversióncristiana por millares y milla-

Especial Año Santo Jacobeo

La voz del cardenal arzobispo de Madrid

Una nueva oferta de perdón y de graciaDos circunstancias hacen especialmente relevante este texto de nuestro cardenal arzobispo:

sus años como arzobispo de la Sede compostelana, unidos a su condición de gallego denacimiento, y la excepcionalidad del Año Santo Jacobeo. Titula su exhortación «Fiesta de

Santiago Apóstol-Año Santo de 1999. Avivar las raíces cristianas de España», y dice en ella:

«Si se quiere salvar un mínimum de salud moral y humana en la sociedad española, no hay otro camino que reavivar en el alma del pueblo la Fe en Dios,

la que hemos profesado desde los orígenes de nuestra Historia»

La gruta de Covadonga, raíz de la Reconquista

Nº 175/25-Vll-1999 13ΑΩ

res de jóvenes, a la búsquedade un más hondo encuentrocon Jesucristo y dispuestos alcompromiso apostólico con sushermanos y con la hora pre-sente de sus pueblos y patria,en España y en Europa.

El Año Santo de 1999, en sumomento culminante de laFiesta del Apóstol, nos reclamavoluntad y corazón clarividen-tes, humildes y sencillos, pararesponder prontamente, sintiempo que perder, a la necesi-dad de purificación y profun-dización espiritual –en el sen-tido más teológico-trinitario dela expresión– del grande y ge-neroso empeño de renovaciónpastoral del Postconcilio. Sí, ha-bría que apelar, con el SínodoExtraordinario de 1985 y con laexhortación cálida de Juan Pa-blo II en la Tertio millennio ad-veniente, a releer en toda su ver-dad, espiritualmente, en el Es-píritu, el Concilio Vaticano II.Y, consecuentemente, a releerloen la comunión, ni recortada,ni cicatera, con la Iglesia, consu Magisterio. ¡Qué maravillo-so tema para la ofrenda y laplegaria al primer Evangeliza-dor de España, el primero deentre los Apóstoles que bebió

el cáliz del Señor, en el día deSantiago de 1999!

RESPONSABILIDADQUE NO ADMITE DEMORA

El Año Santo de 1999, en eldía en el que se renueva con so-lemnidad singular el rito tradi-cional de la Ofrenda de los Rei-nos de España, evocadora delas vicisitudes interiores y ex-teriores más decisivas de nues-tra historia común, nos impul-sa igualmente a un más sinceroreconocimiento, en el fondo yen la forma, de la necesidad dehacer presente en la vida de la

sociedad española la fuerza yla verdad transformadora delEvangelio.

La responsabilidad de todala comunidad eclesial, pero es-pecialmente de los seglares enesta tarea es cada vez más gra-ve. Asumirla con valentía y conperseverancia cristianas no ad-mite tampoco demora. Si sequiere salvar un mínimum desalud moral y humana en la so-ciedad española; y, mucho más,si se quiere avanzar en la líneade la solidaridad activa con lafamilia, con el derecho a la vidade los no nacidos, de los ancia-nos y de los enfermos termina-

les, si hemos de superar lasnuevas formas de pobreza ymarginación, no hay otro ca-mino que reavivar en el almadel pueblo la Fe en Dios, la quehemos profesado desde los orí-genes de nuestra Historia: la feen Dios, Padre de Nuestro SeñorJesucristo, que nos ha enviadoel Espíritu Santo y nos ha ben-decido con toda clase de bienes es-pirituales y celestiales.

¡La oración del Año Santode 1999 por España no puedepor menos que sustentarse so-bre la esperanza y el propósitode que los católicos adquieranun nuevo vigor espiritual,

apostólicamente sentido y ex-presado, a fin de que esténsiempre dispuestos a dar testi-monio de Jesucristo en todaslas circunstancias de la vida conpalabras y obras!

¡Vivamos el Año Jacobeo1999 como santo, santamente,como lo que es el Año Santo dela gran Perdonanza en el San-tuario del Patrón de España:Santiago de Compostela! Nonos dejemos engañar por nin-guna fácil propaganda: sólo asíabriremos para nuestras vidasy para España las puertas ver-daderas del futuro, de un pro-greso digno de tal nombre, enel umbral del tercer milenio.Demos un nuevo y decisivo pa-so en el encuentro con Jesu-cristo, al estilo de Santiago, con-fiando como él en el consuelomaternal de la Virgen, NuestraSeñora del Pilar.

+ Antonio Mª Rouco Varela

Especial Año Santo Jacobeo

gracia

«¡Vivamos el Año Jacobeo 1999 como santo, santamente, como lo que es el Año Santo de la gran Perdonanza en el Santuario del Patrón de España:

Santiago de Compostela!»

Juan Pablo II en la catedral compostelana

TestimonioNº 175/25-Vll-199914 ΑΩ

El motivo de esta carta es el de comuni-caros que me encuentro bien a pesar

de las dificultades y la violencia por lasque está atravesando este país. Como sa-béis, el pasado 24 de abril nos dirigíamosGerardo y yo, de nuevo, a la itinerancia enBogotá, después de unos días de oración,trabajo y convivencia en el seminario. Unosveinte minutos después de pasar por Co-corná a las 9 de la mañana, sentí que el busparó, de pronto miro y veo un bus incen-diado. Al poco tiempo un grupo de gue-rrilleros armados nos hacen bajar y nos pi-de la documentación, yo rápidamente pen-sé que me iban a llevar por ser español.

Seguidamente, para sorpresa mía, des-cubro que se llevan nuestro autobús paraquemarlo y le pido a un guerrillero enca-puchado que, por favor, me dejara reco-ger mi equipaje. Eran las únicas palabrasque pude decir; no tenía aliento para pen-sar, ni hablar nada. Gerardo, mi compa-ñero de viaje, no podía caminar del mie-do. Durante 30 minutos nos hicieron ca-minar a todos hacia un lugar preparadopor los guerrilleros, cerca de un río, conuna roca grande en el centro, allí nos hi-cieron sentar a todos, y el líder subido en lapeña comenzó a darnos un discurso im-pregnado de doctrina comunista.

De repente el líder dirige su mirada ha-cia Gerardo –vestido de clergyman comoyo–, y hacia mí, y comienza a criticar a laIglesia y al arzobispo de Bogotá, por nodefender a los pobres. Comencé a pre-

guntarme si después de este discurso llenode teología de la liberación nos mataríanjunto con las otras 120 personas que allínos encontrábamos retenidas, ya que anuestras espaldas se encontraba otro gru-po de guerrilleros vigilándonos con sus ar-mas en la mano. Entonces descubrí que mesobraba el equipaje que poco antes habíadefendido de ser quemado, y le pedí al Se-ñor que si había llegado mi hora me ayu-dase a aceptar este acontecimiento y a noresistirme.

Puede ser que penséis que esto es algonormal o que somos héroes, pero en reali-dad fue algo angustioso, estar en mediode personas que se desmayaban y teníanataques de nervios, gritando: ¡Nos van amatar, asesinos!, pensando que había llega-do el último momento de sus vidas. Mu-chas de las personas querían confesarsecon nosotros por el miedo que tenían a mo-rir en sus pecados; en ese instante, me vi-nieron ganas de poder confesar y abrirles

las puertas del cielo en medio de ese in-fierno que vivimos.

Una conclusión he sacado de este acon-tecimiento, la solución al problema delhombre no está en cambiar las estructurassocio-políticas de un país: El problema detodo hombre está en lo profundo de su co-razón, y es que, creyendo conocer el amorde Jesucristo, no le reconocen. Es por esoque me lleno de esperanza sabiendo que¡sí hay solución!, ¡ay de mí si no anunciaseel Evangelio!

El Señor me ha demostrado que elanuncio del Evangelio es lo único que pue-de cambiar el corazón del hombre; estandoitinerante en otra ciudad, he podido verque una chica guerrillera ha dejado las ar-mas y ha vuelto a la Iglesia, y está en unacomunidad neocatecumenal siendo hoyresponsable.

Hacia las 11:15 de la mañana nos dije-ron que nos podíamos marchar, pero noteníamos medios de transporte, ni tampo-

co dinero para seguir el viaje, inmediata-mente pensamos pedir al primer vehícu-lo que pasase que nos llevara; poco des-pués, un señor muy amablemente se ofre-ció para llevarnos a nuestro destino. Peroesto no era todo, a las 12:45 nos encontra-mos de nuevo con otro grupo, esta vez deparamilitares, los cuales habían retenido aun grupo de personas; a nosotros esta vezno nos hicieron bajar del carro y pudimosseguir el viaje.

He descubierto que todavía no ha lle-gado mi hora y que mi misión en Colombiano ha terminado. Una cosa le pido en estetiempo al Señor, y es poder dar la vida apesar de estos acontecimientos de muer-te, y no dudar nunca de su amor, puespienso que, teniendo certeza de este amor,todo lo demás es vanidad de vanidades,incluso guardarse uno a sí mismo su vida.

Espero que recéis por la evangelizacióny que tengáis siempre presente que Cristoha dado la vida por todos nosotros cuando éra-mos malvados y pecadores.

Me despido de todos vosotros deseandoque fructifique la misión a la cual el Señornos envía.

Rezad por nosotros.

José Manuel Carrascosa

«Me sobraba el equipaje»La carta de este seminarista colombiano describe una experiencia vital donde la fees puesta a prueba hasta el límite de la propia vida. En un país con graves conflic-tos internos, todavía hay jóvenes que han recibido abiertamente la invitación de Je-sús a seguir sus enseñanzas. Ellos son testigos fieles en medio del mundo, a veces enmedio de un mundo tan hostil como el que refleja este testimonio

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El Sanedrín pretendió imponer silencio a Pe-dro y a los apóstoles, que atestiguaban con

gran poder la resurrección del Señor Jesús, y gozabantodos ellos de gran favor; os hemos ordenado –les di-jeron– que no enseñéis sobre este nombre, y habéis lle-nado Jerusalén de vues-tra doctrina y queréistraer sobre nosotros lasangre de ese hombre.Pero Pedro y los após-toles respondieron:Hay que obedecer a Diosantes que a los hombres.

La misión de la Igle-sia comenzó a realizar-se precisamente gra-cias al hecho de quelos apóstoles, llenosdel Espíritu Santo, re-cibido en el Cenáculoel día de Pentecostés,obedecieron a Dios an-tes que a los hombres.Esta obediencia la pa-garon con el sufrimien-to y con la muerte. Lafuria de Jerusalén seestrelló con una deci-sión inquebrantable, ladecisión que a Santia-go el Mayor le llevó almartirio, cuando He-rodes echó mano a al-gunos de la Iglesia paramaltratarlos. Y dio muer-te a Santiago, hermano de Juan por la espada. Él fueel primero de los apóstoles que sufrió el marti-rio. El apóstol que desde hace siglos es venera-do por toda España, Europa y la Iglesia entera enCompostela.

Santiago era hermano de Juan Evangelista.Y éstos fueron los discípulos a quienes Jesús

preguntó: ¿Podéis beber el cáliz que yo tengo quebeber? Respondieron: Podemos. Era la palabra dela disponibilidad, de la valentía; una actitudmuy propia de los jóvenes, pero no sólo de ellos,sino de todos los cristianos, y en particular de

quienes aceptan serapóstoles del Evange-lio. La generosa res-puesta de los dos discí-pulos fue aceptada porJesús. Él les dijo: Mi cá-liz lo beberéis. Estas pa-labras se cumplieron enSantiago, hijo de Zebe-deo, que con su sangredio testimonio de la re-surrección de Cristo enJerusalén.

Jesús había hecho lapregunta a los dos her-manos cuando la ma-dre se acercó al Maes-tro para pedirle unpuesto de especial cate-goría para ambos. Ladisputa para conseguirel primer puesto en elfuturo reino de Cristofue aprovechada porJesús para explicar a to-dos que la vocación asu reino no es una vo-cación al poder, sino alservicio. En la Iglesia,la evangelización, el sa-

cerdocio, el episcopado, el papado, son servi-cio. Se trata de servir al hombre de nuestro tiem-po como le sirvió Cristo y los apóstoles. Aquí, enCompostela, tenemos el testimonio de ello.

Juan Pablo IIen la Misa del Peregrino, 1982

EvangelioMateo 20, 20-28

En aquel tiempo, se acercó aJesús la madre de los Zebe-

deos con sus hijos y se postrópara hacerle una petición. Él lepreguntó:

– ¿Qué deseas?Ella contestó:–Ordena que estos dos hi-

jos míos se sienten en tu Reino,uno a tu derecha y otro a tu iz-quierda.

Pero Jesús replicó:–No sabéis lo que me pe-

dís. ¿Sois capaces de beber elcáliz que yo he de beber?

Contestaron:–Lo somos.Él les dijo:–Mi cáliz lo beberéis; pero

el puesto a mi derecha o a mi iz-quierda no me toca a mí con-cederlo, es para aquellos paraquienes lo tiene reservado miPadre.

Los otros diez, que lo habí-an oído, se indignaron contralos dos hermanos. Pero Jesús,reuniéndolos, les dijo:

–Sabéis que los jefes de lospueblos los tiranizan y que losgrandes los oprimen. No seráasí entre vosotros; el que quie-ra ser grande entre vosotros,que sea vuestro servidor, y elque quiera ser primero entrevosotros, que sea vuestro es-clavo. Igual que el Hijo del hom-bre no ha venido para que lesirvan, sino para dar su vida enrescate por muchos.

SSoolleemmnniiddaadd ddee SSaannttiiaaggoo,, aappóóssttooll..PPaattrroonnoo ddee EEssppaaññaa

Dios modeló al hombre con sus propias ma-nos para que fuera creciendo y madurando.

En esto está la distinción entre Dios y el hombre:en que Dios es el que hace, mientras que el hom-bre es el que es hecho. Dios hace el beneficio alhombre, y el hombre lo recibe. Dios es perfecto entodo, luz y fuente de todos los bienes; el hombre,en cambio, va progresando y creciendo haciaDios. Porque Dios no cesa jamás de comunicarsus dones y sus riquezas al hombre, así como elhombre no cesa jamás de recibir beneficios y deenriquecerse con Dios. Porque el hombre que esagradecido al que le hizo es a la vez receptor desu bondad e instrumento de su glorificación; porel contrario, el hombre ingrato que desprecia a suCreador, no queriéndose someter a su palabra, se-rá receptor de un justo juicio.

San Ireneo (siglo II)

Padre rico en misericordia

GG ooyyoo DDoommíínngguueezz

Hechos 4, 33; 5, 12.27-33; 12, 1

2 Corintios 4, 7-15

La misión de servirEl Día del Señor

Los hermanos Santiago y Juan (siglo XII). Catedral de Oviedo

RaícesNº 175/25-Vll-199916 ΑΩ

««LLaa ddeeccaappiittaacciióónn ddee SSaannttiiaaggoo»».. RReettaabblloo RRaajjhhrraadd ((ss iigglloo XXVV)).. BBrrnnoo ((RReeppúúbblliiccaa CChheeccaa))

««LLaa DD iivviinnaa PPeerreeggrriinnaa»».. LLuuiiss BBeerrrruueeccoo ((ssiigg lloo XXVVIIIIII)).. MMuusseeoo ddee AArrttee,,QQuueerrééttaarroo ((MMééxxiiccoo)) ««SSaannttiiaaggoo eenn MMaajjeessttaadd»» ((ssiigglloo XXIIVV)).. IIgglleessiiaa ddee SSaannttiiaaggoo,, RR iibbaaddaavviiaa ((OOrreennssee)) RReeffeeccttoorriioo ppaarraa ppoobbrreess,, mmeennddiiggooss,, ppeerreeggrriinnooss.. PPiinnttuurraa mmuurraall ddee PPiiaa AAllmmooiinnaa ((ssiigglloo XXIIVV)).. CCaatteeddrraall ddee LLéérriiddaa

««MMiillaaggrroo ddee SSaannttiiaaggoo aayyuuddaannddoo aa ddooss ppeerreeggrriinnooss»» .. ««LLiibbeerr CCoonnssoorrttiiii SSaannccttii IIaaccoobbii aappppoossttoollii ddii GGaalliittiiaa»» ((ssiigg lloo XXIIVV)).. BBiibb lliioottee--ccaa PPaallaattiinnaa,, PPaarrmmaa

DDeessddee ee ll ppaassaaddoo 2277 ddeemmaayyoo ttiieennee lluuggaarr eenn llaa cciiuu--

ddaadd ddeell AAppóóssttooll uunnaa mmaaggnnaaEExxppoossiicciióónn:: ««SSaannttiiaaggoo.. LLaa

EEssppeerraannzzaa»»,, qquuee ––eenn ppaallaa--bbrraass ddeell PPrreessiiddeennttee ddee llaaXXuunnttaa ddee GGaalliicciiaa–– ««eess llaaeexxppoossiicciióónn rreeffeerreenncciiaall ddee ll

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CCoolleeggiioo ddee FFoonnsseeccaa,, hhaassttaaeell 3311 ddee ooccttuubbrree,, yy eell PPaallaa--

cciioo ddee GGeellmmíírreezz,, hhaassttaa ee ll 3311ddee ddiicciieemmbbrree.. AAmmbbaass mmuueess--ttrraass,, ccuuyyooss CCaattáállooggooss ccoonnssttii--

ttuuyyeenn sseennddooss mmaaggnnííffiiccoossvvoollúúmmeenneess,, rreeccooggeenn pprreecciioo--ssooss tteessoorrooss ddee llaa rriiqquuííssiimmaaeexxpprreessiióónn ccuullttuurraall,, rreellaattiivvaaaall PPaattrroonnoo ddee EEssppaaññaa,, qquueehhaa ggeenneerraaddoo llaa ffee ccrriissttiiaannaa

aa lloo llaarrggoo ddee llooss ssiiggllooss yy ppoorrttooddoo ee ll aanncchhoo mmuunnddoo

Santiago, compañía en el camino

adie anda sin compañía el camino. Necesi-tamos quien nos susurre palabras de alien-to en la peregrinación. También el Señoracompañó a los discípulos, explicándoleslas Escrituras. Santiago, compañero del ca-mino, adalid de la esperanza, puerta delmilenio.

Santiago hizo previamente el camino. Lavoz del Señor resonaba en sus oídos, sus

pies marcaban las huellas de la Historia. Una nueva misión, unanueva meta: pescador de hombres. Y el agua del mar se mezclócon su sangre. Rojo fecundo de la primera copa que se derramapor las tierras sin límites, sin fin. Ahora el camino es senda, ve-reda, meta. Caminar es seguir; ir detrás y delante de la confe-sión, del testimonio de la fe, esperanza y caridad. Los montes, losvalles, las riberas, espacios de alabanza al Creador, nos hablan delhijo del trueno, del apóstol preferido, con Gerardo Diego, en el re-cuerdo:

«También la piedra, si hay estrellas, vuela.Sobre la noche biselada y fríacreced, mellizos lirios de osadíacreced, pujad, torres de Compostela.Campos de estrellas vuestra fuente anhela, silenciosas muestras de porfía».

Santiago, peregrino, en su camino acompaña a Europa haciala recuperación de sus raíces. Es la lucha de los principios. Las re-presentaciones iconográficas, los ojos del señor Santiago que otean el horizonte de la historia colectiva de los pueblos, nossorprenden. Santiago es el heraldo de la belleza, de la bondad, delbien. Santiago hizo primero el camino. Después, vino la tradi-ción y la historia del lugar de su sepulcro, de la plegaria de los si-glos. En Santiago de Compostela, la cultura reza, porque es elhombre quien se afirma en su dignidad de hijo de Dios. El ca-mino no es fácil. Nadie se hace hombre si no es desde la gratui-dad de sus raíces. Y, en el origen, la lucha encarnizada, que ver-sificó José María Pemán. Santiago, también es soldado de Cristo:

«... Y estaba yo mirando, sin voz, este profundosigno, de todo entendimiento fuera, cuando desde su trono de Jaspe, el Rey del Mundo,con voz de muchas aguas, me habló de esta manera:Éste, por quien Esmirna y Laodiceay Éfeso y Sardis andan en pelea...éste es el candelerode la Iglesia de España:el resplandor postrerode la lumbre de Europa, dura cañacontra los vientos largos del Oeste.Es su cabeza la ciudad celestecuartel de la miliciadel Apóstol de Dios, campo de estrellas;sobre el mar, soñadora de querellasbajo los siete arcos que en el díanuevo, en que amanecíael pensar europeo,el maestro Mateoestremeció de Imperio y Teología...»

El actual arzobispo de Santiago de Compostela, monseñor Ju-lián Barrio Barrio, nos recuerda que la cultura jacobea es una llamadaconstante a la fe en Cristo, y el ahondar en las huellas de su pasado y supresente es no sólo una enriquecedora vivencia personal, sino un ca-mino compartido de esperanza en un mundo cada vez más solidario yatento a sus más sólidas virtudes.

También es momento de recordar la plegaria dirigida al apóstol San-tiago, que Dante, en el Canto XXIII del Paraíso, pone en boca de Bea-triz: «Haz que resuene la esperanza desde esta altura».

José Francisco Serrano

Raíces Nº 175/25-Vll-1999 17ΑΩ

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n el camino

Especial Año Santo JacobeoNº 175/25-Vll-199918 ΑΩ

El hombre, que en virtud de su conciencia no pue-de evitar la pregunta por su origen y su destino,

percibe el camino de la vida con esperanza y con te-mor, con serenidad e incertidumbres, con riesgos y se-guridad. A la vida humana le es inherente un ciertodramatismo. Emprender el camino significa rompercon lo conocido y lanzarsea lo arduo e incierto, con-fiarse al futuro del itine-rario y de la meta. Con-ciencia y libertad encare-cen el precio de laperegrinación humana.

De la condición itine-rante del hombre, es unsigno privilegiado la pe-regrinación a Santiago deCompostela, como ya escribió Dan-te: La palabra peregrinación podemosentenderla de dos maneras: una am-plia y otra estricta; de la amplia, encuanto es peregrino todo aquel queestá fuera de su patria; de la es-tricta, no se entiende por peregri-no sino aquel que va hacia la casade Santiago o vuelve (origina-riamente, peregrinos eran loscaminantes que se dirigían aSantiago de Compostela, y ro-meros los que iban a Roma).

Si el camino es alegoría dela vida humana, todo devienesimbólico: salir al camino; de-jar la tierra y la casa paterna yponerse obedientemente en ru-ta; despojarse de seguridades;acertar en las encrucijadas; ca-minar con otros y compartir laspenas, el pan y la esperanza; noabandonar el camino hasta con-quistar la meta; soportar el sol,el frío, la fatiga, la intemperie,el hambre y la sed; acompasarlos pasos de los pies y la medi-tación del corazón; dejar queel camino exterior se adentreen el espíritu.

Caminar por la meseta castellana bajo un sol de justicia, o porlas empinadas cuestas de Cebreiro no es cómodo. Traduciendo lageografía a términos antropológicos: el seguimiento de Jesús nosconduce a la vida; y lejos de Él nos extraviamos y perdemos. Loimportante requiere esfuerzo y tenacidad, paciencia y supera-

ción. El que busca la facilidad por encima de todo y elque no vence la inclinación instintiva a la comodidad,debilita seriamente su espíritu y reduce las dimensionesde su humanidad. Querer rehuir a toda costa la cruzlleva consigo una huída permanente de la vida real y unfalseamiento de la existencia humana.

LA FE ES PEREGRINAR

Todas las realidadescristianas pueden ser com-prendidas a la luz de laperegrinación. Desde queAbraham, el padre de loscreyentes, salió, llamadopor Dios, de su tierra y desu parentela hacia una tie-

rra desconocida, la fe es peregri-nar. La Iglesia es caravana de ca-minantes, la Eucaristía es el au-téntico maná bajado del cielo para

alimentar verdaderamente alpueblo peregrinante de Dios.

Santiago de Compostela, latumba apostólica, es meta delCamino, y también origen denuevos itinerarios. El retorno

de los peregrinos es misionero.El peregrino, al retornar a suvida diaria, está llamado a co-municar su experiencia del ca-mino y de la meta. El peregri-no, como verdadero testigo, de-be trasmitir en la familia, en lacomunidad cristiana y en lasociedad lo que ha visto y oí-

do. En su ámbito de vida podráreconstruir la fraternidad, por-que ha experimentado la unidaden el camino y en la meta.

La renovación espiritual pro-piciada por la peregrinaciónpurificadora, la convivenciarealmente católica, la proxi-midad a la memoria viva deun testigo del Señor, la fiestadel perdón celebrada en la ca-

sa del Padre… se convierten en impulso evangelizador. Santiagode Compostela es al mismo tiempo meta de peregrinos y puntode partida de nuevas vías misioneras.

+ Ricardo Blázquez

«La peregrinación a Santiago de Compostelamuestra la vida abierta al Infinito», escribe

el obispo de Bilbao y Presidente de la ComisiónEpiscopal para la Doctrina de la Fe,

de la Conferencia Episcopal Española. En su reciente artículo

«Dimensión antropológica y misionera de laperegrinación jacobea», del cual reproducimos unfragmento, invita a reflexionar sobre el significadoprofundo del Camino, alegoría del VerdaderoCamino que espera paciente, en la encrucijada, a quien decida seguirlo

El peregrino,verdadero testigo

Cruceiro, en el Camino de Santiago (siglo XIV). Mellid (La Coruña)

Especial Año Santo Jacobeo Nº 175/25-Vll-1999 19ΑΩ

El Camino nunca estuvo muerto. Aún ensus peores momentos, en el siglo XIX,

no faltaron grandes hombres, como Goethe,dispuestos a impedir que cayera en el ol-vido. Europa, que se ha hecho peregrinando aSantiago, renegaba de sí misma. Y bien ca-ro lo pagó con el cúmulo de desgracias que,en adelante, se cernieron sobre ella.

Atrás, muy atrás, parecían quedar losrecuerdos de quienes, con toda justicia,pueden ser contados entre los padres fun-dadores del continente. Nombres comolos de san Francisco de Asís, Dante, sanVicente Ferrer, el arzobispo Godescalco...La flor y nata de lo que hoy llamamos Eu-ropa, sus príncipes y poetas, sus santos ycaballeros, sí creyó que valía la pena arries-gar la vida camino a Santiago, con tal derendir culto al Apóstol, o mejor dicho, alo que Santiago, testigo del Evangelio, sig-nifica.

Llegaron de Francia, Alemania, Ingla-terra, Italia, Suecia... Si nadie hoy se sor-prende de encontrar en Compostela a gen-tes del mundo entero, tampoco era raro alos ojos del gallego del Medievo, que co-noció como nadie la universalidad de laIglesia en tiempos en los que ni el peor in-tencionado podía equiparar peregrinacióncon turismo ecológico.

Pero no fue el Camino de Santiago unaruta sólo para élites. De hecho, el Caminofue, ante todo, un gran fenómeno de fervorpopular, lo que explica costumbres tan,diríamos hoy, campechanas como la deponerle el sombrero al santo. Ahí está elApóstol, tocado con sombrero tirolés oborgoñón. Y sonriente, alegre, bondado-so. Igual que fue en esta vida.

«ACOMPAÑANDO A JACOBO»

Dentro de unos días, el próximo 25, SuMajestad el Rey don Juan Carlos I hará laOfrenda al Apóstol. Es ésta una costum-bre que se remonta a una disposición deFelipe IV, en 1643, y que ya entonces nohacía más que sellar formalmente unos es-trechos y seculares lazos entre el culto ja-cobeo y los monarcas de España y de lasEspañas. Reyes y Grandes de Asturias, deCastilla, de Navarra, de Aragón, han com-

petido entre sí en públicas muestras dedevoción y en favores para con el Camino.De sobra conocida es, por ejemplo, la pe-regrinación de Isabel y Fernando poco an-tes de tomar Granada. Sus huellas, comolas de muchos de sus antecesores y pre-decesores, están grabadas en multitud deobras a lo largo de la ruta.

He aquí uno de los principales argu-mentos para quienes insisten en desmitifi-car el Camino de Santiago y reducirlo aun montaje político (que, evidentemente,también existió). Cierto, el sepulcro fuedescubierto en pleno apogeo de la domi-nación musulmana sobre la antigua His-pania. Cierto, la Hispania, como han di-cho Menéndez Pelayo y Ortega, pudo en-tonces elegir, y eligió ser cristiana, europea.Y cierto que fue la memoria de Santiago,con el Lignum Crucis de Liébana, la queconfirió unidad y forma a ese anhelo. Laimagen del Apóstol a caballo, espada enmano, batiéndose contra el sarraceno, lle-ga clara y nítida. Pero, ni con todo eso en-cuentra fundamento la tesis según la cualSantiago fue, en esencia, un emblema mi-litar, un grito de guerra que los cristianosoponían al de Muhamed (Mahoma).

Quizá la marcha de Almanzor sobre

Santiago, en el 997, no fuera precisamen-te la de un peregrino. La ciudad, las mu-rallas, la iglesia... todo quedó convertidoen cenizas, excepto la tumba del Apóstol.La crónica nos llega del historiador IbnIdari, que cuenta cómo las tropas de Al-manzor hallaron la ciudad vacía, salvopor un viejo monje que quedó haciendocompañía a Jacobo. Y así, mientras unos sol-dados se dedicaban al pillaje y la des-trucción, otros montaban guardia frenteal sepulcro para evitar su profanación. Noparece ésta la actitud de un general que,por fin, conquista el cuartel central delenemigo.

Otro testimonio que da cuenta de unsuceso acaecido un siglo antes disipa cual-quier duda. Algazel, el poeta jiennense de-signado por Abd al-Rahman II como em-bajador ante los normandos, libre ya desu misión, se encaminó con su comitivaen peregrinación a Santiago, donde per-maneció por espacio de dos meses. A suregreso a tierras del califato, compartió elcamino con los muchos peregrinos caste-llanos que volvían a sus casas.

Ricardo Benjumea

En un principio, no se le concedió demasiada atención: una anécdota más, unadivertida noticia muy oportuna para distraerse en aquellos días de 1932 tancargados de política. Los profesores Lacarra y Vázquez volvían a recorrer un

camino que, desde hacía mucho tiempo, no conocía abundancia de peregrinos.Ni los párrocos que fueron encontrando ni los canónigos de la catedral dabancrédito a sus ojos. Se improvisó una ceremonia en la catedral... y se recuperó

una de las más bellas tradiciones de la Iglesia, la del Camino que –como Goethe y tantos otros han afirmado– «hizo a Europa»

Dante y el Poverello, Isabel y Fernando, Vicente Ferrer, Goethe...

A lo largo del Camino...

Dante Alighieri y san Francisco de Asís, peregrinos del Camino de Santiago

Nº 175/25-Vll-199920 ΑΩMundo

El Papa abre su mensaje, pu-blicado en italiano, espa-

ñol, francés e inglés, refirién-dose no sólo a la primera Jor-nada Mundial de la Juventud,de hace quince años, sino a lagran Cruz de madera que in-vitó a llevar por el mundo a to-dos los jóvenes. Después de ha-ber atravesado los continentes –es-cribe–, esta Cruz ahora vuelve aRoma trayendo consigo la oracióny el compromiso de millones de jó-venes que en ella han reconocido elsigno simple y sagrado del amorde Dios a la Humanidad.

Queridos jóvenes –dice JuanPablo II–, os invito a emprendercon alegría la peregrinación haciaesta gran cita eclesial, que será,justamente, el «Jubileo de los Jó-venes». Y anuncia que el temaelegido para la Jornada de laJuventud del 2000 es la frasedel apóstol Juan: Y el Verbo sehizo carne, y habitó entre nosotros.

En la vigilia del nuevo milenio–prosigue el Papa– renuevo decorazón la invitación urgente aabrir de par en par las puertas aCristo. Acoger a Cristo significavivir en el amor a Él y a los her-manos, sintiéndose solidarios contodos, sin ninguna discrimina-ción.

Dios mandó a su Hijo, su-braya el Papa, para compartiren todo, menos en el pecado,la condición humana, y para

obtener para la Humanidad, através de su muerte en la Cruz,la reconciliación y la redención.La Cruz, que parece alzarse des-de la tierra, en realidad cuelga delcielo, como abrazo divino que es-

trecha al universo.Queridos jóvenes, ¡tened la

santa ambición de ser santos, comoÉl es Santo! Me preguntaréis:«¿Pero hoy es posible ser santos?»Si sólo contáseis con las fuerzas

humanas, tal empresa sería sin du-da imposible. Aunque todo lo po-demos en Aquel que es nuestro Re-dentor.

Jóvenes de todos los continen-tes, ¡no tengáis miedo de ser lossantos del nuevo milenio! El Se-ñor os quiere apóstoles intrépidosde su Evangelio y constructoresde la nueva Humanidad. Pero ¿có-mo podréis afirmar que creéis enDios hecho hombre si no os pro-nunciáis contra todo lo que de-grada la persona humana y la fa-milia? Si creéis que Cristo ha re-velado el amor del Padre haciatoda criatura, no podéis eludir elesfuerzo para contribuir a la cons-trucción de un nuevo mundo, fun-dado sobre la fuerza del amor y delperdón, sobre la lucha contra lainjusticia y toda miseria física,moral y espiritual, sobre la orien-tación de la política, de la econo-mía, de la cultura y de la tecnolo-

El pasado 1 de julio se hizo público el Mensaje del Santo Padre con motivo de la XV Jornada Mundial de la Juventud,que se celebrará en Roma en agosto del 2000, durante el año del Gran Jubileo. Fue Juan Pablo II quien establecióesta Jornada Mundial en 1984, el Año Santo de la Redención, como recuerda en el texto,fechado el 29 de junio, solemnidad de San Pedro y San Pablo, Apóstoles

Jornadas Mundiales de la Juventud:I. Roma (1985)II. Buenos Aires (1987): «Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él».III. Roma (1988): «Haced lo que Él os diga» IV. Santiago de Compostela (1989): «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida».V. Roma (1990): «Yo soy la vid y vosotros los sarmientos».VI. Czestokowa (1991): «Habéis recibido un espíritu de hijos».VII. Roma (1992). «Id por todo el mundo y predicad el Evangelio». VIII. Denver (1993): «Para que tengan vida y la tengan en abundancia». IX. Roma (1994): «Como el Padre me ha enviado, así os envío yo».X. Manila (1995): «Como el Padre me ha enviado, así os envío yo».XI. Roma (1996): «Señor, ¿a quién iremos, si sólo tú tienes palabras de vida eterna?».XII. París (1997): «Maestro, ¿dónde vives? –Venid y veréis».XIII. Roma (1998): «El Espíritu Santo os lo enseñará todo».XIV. Roma (1999): «El Padre os ama».

El Papa rodeado de jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud en Denver (1993)

Mensaje del Papa para la XV Jornada Mundial de la Juventud

No tengáis miedo de ser santos

Nº 175/25-Vll-1999 21ΑΩ

gía al servicio del hombre y de sudesarrollo integral.

Deseo de corazón que el Jubi-leo, ya a las puertas, sea una oca-sión propicia para una gran reno-vación espiritual y para una cele-bración extraordinaria del amorde Dios por la Humanidad. Elmisterio de la Encarnación del Hi-jo de Dios y el de la Redención porÉl llevada a cabo para todas lascriaturas, constituyen el mensajecentral de nuestra fe.

También vosotros, queridos jó-

venes, sois destinatarios y depo-sitarios de este patrimonio. Lo pro-clamaremos juntos con ocasión dela próxima Jornada Mundial de laJuventud, a la que espero que par-ticiparéis en gran número en Ro-ma.

Juan Pablo II concluye: Di-rijamos ahora la mirada a la Vir-gen Madre de Dios, a quien ladevoción del pueblo cristiano leha dedicado uno de los monu-mentos más antiguos y signifi-cativos que se conservan en la

ciudad de Roma: la Basílica deSanta María la Mayor. María esla aurora que precede el naci-miento del Sol de Justicia, Cristonuestro Redentor. A María en-comiendo con confianza la pre-paración de la XV Jornada Mun-dial de la Juventud.

Mundo

«Contradicciones»de Dios

El salmo 116 dice: Tierno es elSeñor y justo, compasivo nues-

tro Dios. A primera vista, juicio ymisericordia parecerían dos re-alidades inconciliables. Es ne-cesario, sin embargo, com-prender la lógica de la SagradaEscritura, que las une; es más,las presenta de tal manera queuna no puede existir sin laotra...

San Pablo profundiza en elsentido salv í fico del conceptode justicia de Dios, que se reali-za por medio de la fe en Jesu-cristo, para todos aquellos quecreen. La justicia de Dios estáíntimamente ligada al don dela reconciliación: si a través deCristo nos dejamos reconciliarcon el Padre, podemos conver-tirnos también nosotros, por me-dio de Él, en justicia de Dios.

De este modo, juicio y mise-ricordia son entendidos comodos dimensiones del mismo mis-terio de amor. El amor, que tie-ne que convertirse en la actitudfundamental del creyente, noslleva a tener confianza en eldía del juicio, excluyendo todotemor.

A imitación de este juicio di-vino, también el juicio humanodebe ser ejercido según una leyde libertad, en la que debe pre-valecer sobre todo la miseri-cordia:

Hablad y obrad tal como co-rresponde a los que han de serjuzgados por la Ley de la liber-tad. Porque tendrá un juicio sinmisericordia el que no tuvo mise-ricordia; pero la misericordia sesiente superior al juicio.

(7-VII-1999)

HABLA EL PAPA

La Jornada Mundial de la Juventud del año2000 promete ser el acontecimiento más con-

currido de todas las grandes celebraciones quese tendrán en Roma con motivo del Jubileo. JuanPablo II lo está preparando con gran entusias-mo y, de hecho, ya ha publicado el mensaje pa-ra ese día, que leerán y meditarán los cientosde miles de jóvenes que viajarán a la CiudadEterna para el 20 de agosto del próximo año.

El tema escogido por el Papa para esta cita,que también es conocida como el Jubileo de losJóvenes, expresa con una frase lapidaria el granmisterio del cristianismo: El Verbo se hizo carne, yhabitó entre nosotros.

LLAA CCRRUUZZ DDEE LLOOSS JJÓÓVVEENNEESS

Como recuerda el Pontífice en el mensaje, enel centro de este acontecimiento estará la cruzde madera que él mismo entregó por primeravez a los jóvenes hace quince años, cuando tuvolugar la primera Jornada Mundial de la Juventud,para invitar a los chicos y chicas a llevarla por elmundo, como signo del amor del Señor Jesús a laHumanidad y como anuncio de que sólo en Cristomuerto y resucitado hay salvación y redención.

Al dirigirse a los jóvenes, Juan Pablo II lanzala misma invitación que hizo al comenzar su pon-tificado a abrir de par en par las puertas a Cristo.Acoger a Cristo –explica– significa recibir del Pa-dre el mandato de vivir en el amor a Él y a los her-manos, sintiéndose solidarios con todos, sin ningunadiscriminación; significa creer que en la historia hu-mana, a pesar de estar marcada por el mal y por elsufrimiento, la última palabra pertenece a la vida y alamor, porque Dios vino a habitar entre nosotros pa-ra que nosotros pudiésemos vivir en Él.

La carta se convierte así en una profunda ysencilla meditación sobre el misterio de Cristo.Juan Pablo II invita a los jóvenes a ser contem-plativos:

Permaneced admirando extasiados al reciénnacido que María ha dado a luz, envuelto en pa-ñales y acostado en un pesebre: es Dios mismo en-tre nosotros. Mirad a Jesús de Nazaret, por algu-nos acogido y por otros vilipendiado, despreciadoy rechazado: es el Salvador de todos. Adorad aCristo, nuestro Redentor, que nos rescata y liberadel pecado y de la muerte: es el Dios vivo, fuente dela Vida.

Jesús Colina

«Abrid las puertas a Cristo»

Jóvenes que han oído la llamada del Papa: voluntarios de Madrid sirviendo a niños de una comunidad gitana

La vidaNº 175/25-Vll-199922 ΑΩ

La dirección de la semana

En este número 175, dedicado al Apóstol Santiago, no po-díamos dejar de ofrecerles una de las páginas sobre El

Camino de Santiago. Aquí encontrarán todo sobre la Pere-grinación y Encuentro Europeo de Jóvenes 1999 (Peej99), quese celebrará en Santiago de Compostela, del 4 al 8 de agos-to. También se ofrecen unas secciones sobre Santiago y Eu-ropa; y Haciendo Camino. Además, todas las últimas noti-cias, el menú del peregrino y todos los datos necesarios pa-ra hacer el Camino y moverse por Santiago.

Direcciones:http://www.peej99.org

INTERNEThttp://www.peej99.org

La abadía del Sacromonte de Granadaha acogido del 5 al 10 de julio la XII Edi-

ción del Curso Básico de Periodismo, or-ganizado por la Comisión Episcopal de Me-dio de Comunicación Social y por la Cáte-drá Padre Manjón, de Granada. Ha sidoun curso destinado fundamentalmente aseminaristas mayores y religiosos en perí-odo de formación. Entre los profesores, haestado el Rector del Seminario de Orense,don Jorge Esteve, don Jesús BlancoZuloaga, don Enrique Seijas Muñoz,doña María Sánchez Hernández, donAndrés Cárdenas, doña María Dolo-res Fernández, don Carlos Javier Val-demoro, don Rafael Martínez y Sor Nin-fa Watt. La clausura corrió a cargo de Jo-sé Francisco Serrano Oceja, y delDecano de la Facultad de Ciencias de laInformación de la Universidad de Sala-manca, don Ángel Losada.

Fray Antonio Peteiro, arzobispo deTánger, ha escrito una carta de felicitacióna la Asociación Lerchundi, que ha cum-plido el segundo aniversario de su Funda-ción. Fue creada para facilitar proyectossociales y culturales en la archidiócesis deTánger, siguiendo el ejemplo del famosomisionero franciscano José Lerchundi(1836-1896).

El ministro general de los Franciscanosde Marruecos, padre Giacomo Bini, haexpresado su profunda preocupación porla supervivencia en Marruecos de esta fa-milia religiosa, y pide voluntarios para in-crementar la presencia franciscana en estepaís de mayoría musulmana. Actualmen-te los frailes, provenientes de Francia y Es-paña, son 25, en su mayoría ancianos.

Se llamaba Henry Nouwen; murió alos 62 años, en septiembre de 1996. Teó-logo, escritor, consiliario espiritual de la Co-munidad del Arca, fundada por el franco-ca-nadiense Jean Vanier, Nouwen tenía el dondel comunicador, y hoy sus libros se ven-den por miles de ejemplares, como los deMerton, Frossard, Quoist o Messori. Mi mi-sión –decía– es arrodillarme ante el Padre,apoyarme en su pecho y escuchar, sin in-terrupciones, los latidos del corazón deDios, para poder luego testimoniar su amor.

Yo también quiero vivir. Ayúdame, es eltítulo del concurso nacional de cuentos pa-trocinado por la Comisión para la Familia,de la Conferencia Episcopal Peruana.En un país, testigo de campañas masivasde esterilización, los obispos buscan conesta iniciativa, dirigida a alumnos de 8 a16 años, sensibilizar a los más jóvenes sobreel valor de toda vida humana.

Nombres propios

Almarza, en MAS

El chiste de la semana

Foro Internacionalde la FamiliaEn los últimos años la familia ha experi-

mentando profundos cambios que hanafectado a las relaciones entre sus miem-bros, e incluso al papel que la familia debe ju-gar en la vida de los individuos y de las so-ciedades. A pesar del reconocimiento delpapel crucial de la familia, en muchas so-ciedades –en la española desde luego– noexiste un marco legal suficientemente claroy comprometido en favor de la familia, y a ve-ces existe un vacío legal grave, de conse-cuencias imprevisibles. Se hace necesariopasar de una actitud pasiva, aceptante, aotra activa de mayor compromiso y más acor-de con los signos de los tiempos.

Para ello, representantes de diversas or-ganizaciones han llegado a la conclusión deconstituir un Foro Internacional de la Fami-lia, dotado de un Secretariado permanen-te, que pueda hacer llegar su voz a las insti-tuciones y organismos responsables de laspolíticas familiares. Este foro y secretariado seconcretará en los diferentes países. Con es-te motivo, miembros de las organizacionespromotoras constituyeron, en diciembre del98, una Comision Gestora. En febrero-abrilde este año, un equipo de expertos elaboróun documento-marco, que en mayo ha si-do enviado a las organizaciones y entida-des relacionadas con el ámbito familiar; en ju-nio, éstas, remitieron sus aportaciones a in-cluir en el citado documento, y el 23 de juliotendrá lugar la firma del Documento Mar-co, y la constitución del Foro Internacional yde su Secretariado permanente, en Santiagode Compostela, coincidiendo con la Pere-grinación internacional de la Familia, quetras una concentracion en el Monte del Go-zo concluirá en la catedral compostelanacon el Compromiso de la Familia en el con-testo del Año Jubilar Compostelano. Más in-formación: Comisión Gestora -Alfonso XI, 4- 5º - 28014 - Madrid. Tel: 91 532 58 65.Fax: 91 531 59 83.

1.500 millones de pobres en el mundoLos pobres de solemnidad que ni con mucho llegan al mínimo legal indispensable para

vivir dignamente son 1.500 millones en todo el mundo. Se calcula que 1.000 millonesson analfabetos y que 800 millones sufren de malnutrición, 750 millones no disponen deningún servicio sanitario. Estas alucinantes cifras, que conviene recordar cuando el mundorico se dispone a descansar durante un mes de vacaciones, dejando a cien mil ancianos aban-donados, constituyen una auténtica verguenza para la conciencia de cualquier ser huma-no civilizado. La situación está siendo objeto de estudio por parte del Consejo Económicoy Social de la ONU, que reunido durante un mes en Ginebra, tratará de buscar solucionesa tan terribles desequilibrios económicos. Delegados de 184 países se reunirán con repre-sentantes de las principales financieras mundiales, como el Fondo Monetario Internacional,y el Banco Mundial, para tratar de poner coto a tan desgarradora injusticia.

La vida Nº 175/25-Vll-1999 23ΑΩ

Apesar del tiempo trans-currido, en la memo-

ria de todos está el trági-co secuestro y posteriorasesinato, en mayo de1996, de siete monjes tra-penses en Argelia a manosde integristas islámicos.Ahora que Bouteflika haimpuesto prácticamente lareconciliación en aquel pa-ís, gravemente sacudidopor la tragedia de tal vezcien mil muertos violenta-mente, y que ha amnistia-do a un buen número deencarcelados, la Orden Cis-terciense, que siempre seha manifestado dispuesta aretornar al monasterio deNuestra Señora del Atlas,

ha conseguido ya la luzverde definitiva, y cincomonjes han sido recibidosen tierra argelina por el elarzobispo de Argel, mon-

señor Teissier, que les hadado inicial hospitalidaden la que fue casa del car-denal Duval, que tambiénmurió en 1996.

Los trapenses vuelven a Argelia

Qué importa que un hombre pierda sucuerpo, si gana su alma? Esta pregun-

ta resume mejor que mildisquisiciones las 425 pá-ginas de este espléndido li-bro de Andrés Vázquez dePrada, editado por Rialp.Las mejores plumas, desdeErasmo y el cardenal Pole,hasta nuestros días, han he-cho el elogio del Cancillersanto Tomás Moro. Pero To-más Moro, como escribe el

autor en el prólogo, no ha muerto. Está connosotros, en medio de nosotros, como ejem-plo vivo para nuestra conducta de cristia-nos, como santo que intercede por los con-flictos político-religiosos que devoran el mun-do.

El autor, profesor adjunto de DerechoPolítico, desarrolló una intensa labor de pro-moción cultural como Agregado de la Em-bajada española en Londres, labor que si-multaneó con su tarea de investigación entemas históricos y literarios. Ha acertado atrazar en estas páginas un magnífico retra-to de Tomás Moro, que derramó su sangreen defensa de la unidad de la Iglesia y del Vi-cario de Cristo, y que es ejemplo perma-nente del político responsable que sabe ser-vir a su pueblo desde la fe que profesa.

No es mal sistema el que José JiménezLozano –cuyas virtudes literarias nadie

va a descubrir a estas altu-ras– utiliza al servirse de Cle-mencia y Constancia, lasdos curiosísimas ancianasseñoras protagonistas deesta novela para decir unascuantas cosas sobre todolo divino y lo humano, quetal vez sólo se les puedepermitir decir a dos ancia-nas señoras. Máxime cuan-

do ellas se definen a sí mismas, cada dospor tres, como agustinianas, demócratas,republicanas, anarquistas, reaccionarias, ytambién cartesianas y spinozianas. Nadamenos... y ¡total nada!

Se lee bien este último libro de nuestroPremio Nacional de las Letras Españolasque acaba de editar Seix-Barral, en su Bi-blioteca Breve. Al socaire de un inventadoconcurso televisivo, el autor juzga, ironi-za, satiriza, dice y se desdice, hace y des-hace, y no deja títere con cabeza, aunquepara mi gusto el final queda, un tanto sor-prendentemente, en el aire. Una simplepregunta: ¿Por qué se empeña tan exce-lente autor en insistir una y otra vez en ellaismo? Escribe: «Las» era soportable supresencia; «Las» interesaba de modo muyespecial; El concurso «las» ofrecía la oca-sión.. cuando el locutor «las» preguntase;«Las» preparaban un buen bocadillo, ¿Esque «las» parece mal?

Libros de interés

Treatro clásicoen Almagro

Juan Pablo II ha consa-grado cerca de Roma el

nuevo edificio e Iglesia delsantuario del Divino Amor

en el que los romanos sereunían durante la segundaguerra mundial para pedirla salvación de Roma. An-

tes de retirarse a descansaren Les Combes (Aosta), elanciano Pontífice, que es-tuvo a punto de no llegar alCónclave del que salió ele-gido Papa porque estabarezando precisamente eneste santuario, presidió laceremonia de consagra-ción de la modernísimanueva iglesia en presenciade miles de peregrinos, alos que agradeció quecumplieran el voto que hi-cieron de construir enaquel lugar un santuario ala Virgen. Solamente unahora después de hacer losfieles este voto, el ejércitoalemán abandaba Roma,sin oponer resistencia.

El santuario del Divino Amor

La Compañía Nacional de Teatro Clásico ha es-trenado el pasado jueves, en el corral de come-

dias del Hospital de San Juan, de Almagro, Entre bo-bos anda el juego, de Francisco de Rojas Zorrilla, es-treno que marca el comienzo del 22 FestivalInternacional de Teatro Clásico,que se celebra a lolargo del mes de julio en la citada localidad man-chega. Tras el verano, la Compañia realizará una gi-ra por diversas ciudades (Baracaldo, Santiago deCompostela, Valladolid, Toledo, Sevilla, Córdoba),y el próximo mes de noviembre, la obra será es-trenada en el Teatro de la Comedia, en Madrid. Esla primera vez que la Compañía Nacional de TeatroClásico representa una obra del autor toledano.

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Nació noble, con la sangrereal de los Folkungar, ca-

sa real de Suecia durante másde un siglo. Su padre, BirgerPersson, la concedió en 1316como esposa (Brígida tenía en-tonces 13 años) a Ulf Gud-marsson, hijo del Gobernadorde Ostrogotia, al que ella amó,como se dice en su proceso debeatificación, sicut cor meum,como a su propio corazón. Deeste matrimonio nacieron ochohijos.

Brígida, prima del rey Mag-nus Eriksson, fue llamada a lacorte, donde por su inteligen-cia política y su belleza se con-virtió en punto de referenciapara el mismo rey, a quien ellallegó a amonestar pública-mente por su política tiránica.Pero la muerte de su hijo Gud-mar, de nueve años, cambióprofundamente su vida. Des-trozada por el suceso, se alejódefinitivamente de Estocolmo,y con su marido Ulf y un mon-

je cisterciense, peregrinó has-ta Santiago de Compostela. Es-ta experiencia les conmovióprofundamente: a la vuelta, Ulfle confiesa su voluntad de en-trar en un monasterio. Murióa los dos años, en 1344. Brígida,que entonces tenía cuarentaaños, una vez arreglados losasuntos de la familia, entró enla abadía cisterciense de Ul-vastra.

Alrededor de ella empeza-ron a reunirse muchos hom-

bres de Iglesia. Ella misma seocupó de la primera traduc-ción de la Biblia al sueco. Creóuna Orden de monasterios do-bles, hombres y mujeres sepa-rados pero guiados por un úni-co superior. El rey le regala elcastillo de Vadstena. Ya sólo lefaltaba la aprobación pontifi-cia de la Orden.

El Papa Clemente VI habíadeclarado el año 1350 comoAño Jubilar. Acompañada porsu hija Catalina, Brígida pere-grina a Roma. Pero el Papa noestaba allí, sino en Aviñón. LaCiudad Eterna estaba reduci-da a escombros por las luchasinternas entre los Orsini y losColonna, y entre sus ruinasasoladas por la peste malvivíanladrones, usureros y prostitu-tas. Brígida, entristecida, escri-be al Papa diciéndole que le es-peraba allí. Tuvo que esperar17 años, durante los cuales tra-bajó intensamente por la pazentre Francia e Inglaterra, altiempo que intentaba aliviarlas miserias del pueblo roma-no, para lo que incluso iba apedir limosna a las puertas dela basílica de Santa María laMayor. Temperamental comoera, no dudó en recriminar alclero romano por su conductaescandalosa. Su presencia in-comodaba en ciertos círculos,hasta el punto que se llegó atemer por su integridad física.

Finalmente, en 1367, el Pa-pa vuelve a Roma y apruebalas Reglas de su Orden. Paradar gracias a Dios, Brígida, yaanciana de setenta años, pere-grina a Tierra Santa junto condos de sus hijos. A su vuelta,cansada y enferma, muere enbrazos de su hija Catalina. Lascrónicas cuentan que la con-moción del pueblo de Romapor la muerte de Brígida fuetal, que durante dos días fueimposible sacar el cadáver dela casa para enterrarlo en elconvento de las clarisas, por-que la gente se agolpaba enmasa a las puertas. Dieciochoaños después, fue canonizadapor Bonifacio IX.

Inma Álvarez

Santos de ayer y hoy

Podría ser nombrada Patrona de Europa, junto con san Agustín y con los santos Cirilo y Metodio

Santa Brígida, peregrina

El 23 de julio se celebra la fiesta de santa Brígida de Suecia, una gran mujer que fue luz en uno de los períodos más difíciles de la historia de la Iglesia. Fue consejera de Papas

y de reyes, peregrina en Santiago, Roma y Tierra Santa, fundadora de una Orden monásticay, posiblemente, dentro de poco, y por expreso deseo de Juan Pablo II,

será Doctora de la Iglesia y co-Patrona de Europa

Santa Brígida de Suecia

Nº 175/25-Vll-1999 25ΑΩ Desde la fe

Me piden unas letras como prólogodel libro Cardenal Rouco. Cinco años de

magisterio en la Iglesia de Madrid, y aceptoencantado, por muchos motivos. Entreotros, porque se trata de un querido her-mano en el cardenalato, con quien com-parto actualmente las preocupaciones dela presidencia de la Conferencia Episco-pal Española. A los dos nos ha pedido laIglesia que estemos al frente de las dosmayores diócesis de España. Y una larga yestrecha amistad nos ha unido y nos une,como obispos de la Iglesia de Dios, y comopersonas que coincidimos en tantas cosas.

Conozco de cerca y aprecio el rico ma-gisterio del cardenal Antonio María Rou-co Varela, arzobispo de Madrid. Y me ha-go cargo de que habrá muchos –no sóloen Madrid, sino en toda España y segu-ramente en toda la Iglesia– que desearíanconocer ese arsenal de sólida doctrina, ci-mentada en su amor y adhesión incondi-cional a la Iglesia de Jesucristo y al Papa, yavalada por la recia formación recibida enSalamanca y Munich. Vivencia personalde la fe que se alimentó desde los primerosaños al lado de su madre y en la vida pa-rroquial, sólida formación teológica y ca-nónica, constante recurso a la Palabra deDios y al Magisterio de la Iglesia, y expe-riencia de cátedra y de magisterio episco-pal en Santiago de Compostela y en Ma-drid, hacen de las enseñanzas del carde-nal Rouco un conjunto orgánico de aquellasana doctrina que anunciaba san Pablo, degran utilidad para el cristiano y para to-do hombre de hoy.

No es difícil acceder a las espléndidasCartas pastorales y a los Planes pastora-les de los años preparatorios al gran Jubi-leo del año 2000, porque los ha publicado

y difundido el Servicio diocesano de publi-caciones. Pero esos once títulos, escritoscon tanta precisión y actualidad, no agotanla variada gama del magisterio del carde-nal Rouco Varela. ¿Dónde encontrar todaslas alocuciones que, con frecuencia sema-nal, difunde Cope Madrid? ¿O las homilí-as en las fiestas más destacadas, las alo-cuciones y discursos en circunstancias di-versas, las breves cartas a todos losdiocesanos o a sectores particulares de lafamilia diocesana?

A lo largo de este grueso volumen, querecoge las enseñanzas del arzobispo deMadrid en sus primeros cinco años al fren-te de esa Iglesia hermana, van desfilandotemas de espiritualidad, especialmente alhilo del año litúrgico; temas doctrinales,

de fe y costumbres, que salen al paso de ladesorientación generalizada, sobre las ver-dades de la fe, sobre la familia, los dere-chos y dignidad de la persona, la convi-vencia ciudadana y eclesial, la solidari-dad, la enseñanza de los niños y de losjóvenes, la paz que con demasiada fre-cuencia se ha visto duramente atacada porel terrorismo y la violencia, la construc-ción de la nueva Europa, etc.

Difícilmente habrá un tema de interésen la vivencia de la fe, en la teología y en suaplicación a las realidades temporales, queno encuentre su orientación precisa y ac-tual en este primer volumen de las ense-ñanzas del cardenal Rouco Varela, siempreabierto a las necesidades del entorno ecle-sial y social de nuestro tiempo. La Iglesia hareconocido los grandes valores de AntonioMaría Rouco, a quien en estos últimos cin-co años nombró arzobispo de Madrid, car-denal de la Iglesia y Relator del Sínodo delos Obispos de Europa (octubre 1999). Y losobispos españoles lo elegimos Presidentede nuestra Conferencia Episcopal.

Por todo ello, no puedo menos de con-gratularme de que las enseñanzas de mihermano el cardenal Antonio María Rou-co puedan llegar más allá de los límitesde su archidiócesis, y felicitarle por ello.Asimismo, quiero agradecer a Edibesa, yen especial a los padres José Antonio Mar-tínez Puche y Braulio González, el esfuer-zo que ha supuesto llevar a cabo esta pu-blicación, con sus utilísimos índices, quetanto bien hará a toda la Iglesia.

† Ricardo María Carles

La plena sintonía entre loscardenales arzobispos de Madrid yde Barcelona hace que esta página

no necesite mayor explicación.Edibesa ha preparado un libro

que recoge, en 1.450 páginas, consu sistematizado índice temático,

los cinco años de magisteriodel cardenal Antonio María Rouco

Varela en Madrid. El cardenalCarles lo ha prologado y Edibesa

ha tenido la gentileza de cederen primicia a Alfa y Omega

la publicación de este prólogo

Cinco años del cardenal Rouco en Madrid

Un abierto magisterio eclesial

Arriba, los cardenales Rouco y Carles; izquierda, portada del libro del cardenal Rouco

Desde la feNº 175/25-Vll-199926 ΑΩ

En este último Año SantoCompostelano del segun-

do milenio cristiano, cada díala Misa del Peregrino se cele-bra en una catedral composte-lana llena de fieles en los quese une el fervor con la emociónal abrazar al Apóstol, venerarsus reliquias, colocar los dedosen la columna central del Pór-tico de la Gloria, y rezar.

¿Es un milagro en estostiempos de secularización? ¿Esuna moda? No cabe la menorduda de que es sorprendente.

Hemos de preguntarnosuna vez más: ¿Evangelizó San-tiago a la vieja Hispania? ¿Es-tán realmente sus restos en lacripta catedralicia? Estas pre-guntas han sido muchas vecesformuladas. La tradición, detanta importancia en el cristia-nismo, cada día avala con ma-yor fuerza esta creencia.

La fe no es fruto de un fríorazonamiento, ni de un con-vencimiento por un hábil con-ferenciante. La fe es un don deDios.

Los innumerables recuer-dos, monumentos, costumbres,iconografía, relatos existentes,son manifestaciones de algoque tiene que ser más que unaleyenda. Tiene que responder auna realidad importante: la dela conversión de los hispanosy la manifestación de fe que sevive a través del Camino.

La primera leyenda es la dela presencia de Santiago enHispania, apoyada en unamuy rica tradición. Quizá des-de el punto de vista documen-tal sea más razonable adjudi-car la evangelización hispanaa san Pablo. Pero es Santiagoquien se ha impuesto y está fa-cilitando una nueva evangeli-zación de modo permanente,más específicamente cada AñoSanto.

Por fuentes históricas sabe-mos que, si bien Santiago fueel primer apóstol mártir, tam-bién es cierto que, durante másde tres años, se ignora su pa-radero, siendo evidente que nopermaneció en Jerusalén. Estoavala el posible viaje hasta elconfín del mundo conocido,cumpliendo el mandato deCristo: Id por todo el mundo yproclamad la Buena Nueva a to-da la creación. Y Santiago llegó

al fin del mundo: Finisterreguarda una rica tradición desu presencia y, muy cerca deallí, en Muxía, se conserva elrecuerdo de la aparición de laVirgen para darle ánimos en supredicación.

Recordemos, en primer lu-gar a los siete Varones Apostó-licos, coincidentes con los sietediscípulos que acompañan alApóstol, y cuyos nombres vana ir apareciendo en las distintastradiciones. Tampoco debemosolvidar que la aventura de lle-gar hasta los confines de la Tie-rra parece propia de quién, co-mo el mismo Cristo bautizó,era el Hijo del Trueno, que po-dríamos traducir como el im-parable, el fogoso.

La madre María de Ágreda(1602-1655) nos relata la apari-ción por dos veces de la Virgenal Apóstol: La primera tuvo lu-

gar en Granada. Los judíos dellugar estaban indignados porlas conversiones que Santiagoy sus discípulos estaban lo-grando. Deciden encarcelarlosy degollarlos. Así lo hacen y,una vez apresados, los enca-denan en las afueras para ajus-ticiarlos. Santiago se enco-mienda a la Virgen que, no loolvidemos, aún vivía. La Vir-gen se le aparece, le anima ensu predicación y libera a todoslos cautivos.

La otra aparición de la Vir-gen que nos relata la madreMaría de Ágreda tiene lugarantes de abandonar la penín-sula el Apóstol. Ocurre, comoes de aceptación por todos losespañoles, aunque muchos nosabrán el cuándo y el cómo, alas orillas del Ebro, en Cesa-raugusta, ciudad romana. So-bre un pilar se aparece la Vir-

gen a Santiago, le anima nue-vamente, le pide que erija untemplo a Ella consagrado y queregrese a Jerusalén. Así lo haceSantiago y ahí nace la devociónzaragozana y española a la Vir-gen del Pilar.

Entre uno y otro aconteci-miento, tenemos tradicionesque sitúan a Santiago y a losvarones que van quedando asu lado en distintos puntos.Existen leyendas que los sitúanen Sevilla, en Cartagena, en To-ledo, en Palencia, en Braga, enAstorga, en Cantabria, en Lu-go. Son estos lugares en los queSantiago va dejando a sus dis-cípulos como obispos, que hande continuar su labor: Pío, Isi-cio, Elpidio, Néstor, Pedro,Efrén, Arcadio y Capitón.

En cuanto a testimonios, nohemos de olvidar los textos desan Isidoro, ni los manuscritosde Beato de Liébana.

En la tradición jacobea exis-tente en Galicia, es importan-te señalar la presencia de San-tiago en Finisterre, adonde, alparecer, acudieron más tardeTeodoro y Anasio para requerirel permiso que la reina Lupales había exigido para enterraral Apóstol. Ante la inmensidaddel mar que se atisba desde tanimpresionante lugar, Santiago

¿Evangelizó el apóstol Santiago la vieja Hispania?

Aparición de la Virgen del Pilar al Apóstol Santiago. Anónimo. Madera policromada (siglo XVIII)

Tabla con la representación de la «traslación» de Santiago (siglo XV). Retablo de Santa María in Via, Camerino (Italia)

Desde la fe Nº 175/25-Vll-1999 27ΑΩ

tuvo que sentir que había cul-minado el mandato de Jesús:había llevado la Buena Nuevahasta los confines del mundo.

LA VIRGEN DE LA BARCA

Pero más rica es la tradiciónque sitúa a Santiago cerca deaquel lugar, en Muxía. Al pa-recer, en otro momento de des-fallecimiento porque encon-traba a los gallegos muy es-cépticos ante su predicación,estando abatido y meditativodescansando sobre las rocasfrente a las aguas atlánticas, vioacercarse una barca con una fi-gura sobre ella. Al tenerla máspróxima, observó que la barcaera de piedra, como la tradi-ción nos asegura que era la bar-ca que conducía su cadáver,más tarde. Cuando arribó, laVirgen, que era la figura queestaba de pie sobre ella, le ha-bló, le animó en su evangeli-zación.

Desde entonces se venera enaquel lugar a la Madre de Cris-to bajo la advocación de la Vir-gen de la Barca. Además, labarca, varada en la arena porun golpe de mar, se partió, de-jando en un sitio la quilla y enotro la vela. Hoy se conocen co-mo A Pedra dos Cadrises y A Pe-

dra d´Abalar, a las que el fervorpopular otorga cualidades mi-lagrosas: en una encuentran sa-lud los enfermos; la otra sólose mueve si quien se sube en-cima está libre de pecado.

No hemos de echar en ol-vido que la tradición sitúa aSantiago en la península, peroa su lado, precisamente en losmomentos de su mayor aba-timiento, aparece siempre laVirgen para darle ánimos pa-ra relanzarlo en su misión.Quizá habría que rememorarque Santiago podría ser pri-mo del propio Jesús, al apare-cer en los evangelios comohermano, término que teníaentonces el significado gené-rico de pariente.

Muchas más son las mues-tras del fervor popular, de la fede un pueblo sencillo que man-tiene en tradiciones, leyendas,devociones, el saber milenarioque ayuda su fe, sus creenciasmás íntimas, sus valores. Loimportante es creer. Si no ¿có-mo se pueden explicar esas ria-das, que no solamente se man-tienen sino que se incremen-tan, de peregrinos llenos de fepor los diversos caminos haciaCompostela?

Salvador Emilió

Cuando la catedral compos-telana rebosa de personas

que pugnan por acercarse a latumba de Santiago, causa estu-por un titular del diario El País(30-V-1999) colocado sobre ellasentenciando Santiago no estáenterrado aquí. Esto y otras afir-maciones demasiado frecuentesen los medios, provienen de unartículo de Louis Duchesne –cier-tamente no muy digno del sa-bio hagiografista– del que se sa-can conclusiones excesivas. Laaceptación entusiasta y un tantoacrítica de alguna de sus suge-rencias ha dado origen a una te-sis, por desgracia muy extendi-da, en la que se afirma que elapóstol Santiago no ha predica-do en España ni está enterradoen Compostela.

Sin embargo, a lo largo de es-te siglo se han sucedido los des-cubrimientos y estudios que em-piezan a colocar fuera de todaduda razonable la autenticidadde la tumba de Santiago. Enefecto, los descubrimientos ar-queológicos y epigráficos, la apli-cación a ellos de conclusionesde las ciencias sociales, los aná-lisis críticos de las leyendas, yotros muchos indicios, incidencomo rayos de luz sobre la obs-curidad del silencio documental,

iluminándolo como señales ca-paces de guiar un camino obs-curo. Para recorrer este camino ysacar una conclusión fehacien-te, es preciso atender a todos losdatos, documentales, arqueoló-gicos, epigráficos, sociológicos,históricos, cronológicos, etc.,contemplándolos interdisciplinary armónicamente, y atendiendoa las relaciones entre ellos. Noes válido ignorar los datos, co-mo frecuentemente se hace, ysacar conclusiones de una coin-cidencia aislada y, menos aún,de afirmaciones gratuitas.

En esta línea se ha descu-bierto, y en parte estudiado, elsubsuelo de la catedral y rees-tudiados los restos del mauso-leo, hasta conseguir reconstruirsu evolución; se ha datado e in-terpretado el mosaico que cu-bría el sepulcro principal; se hanaportado nuevas lecturas a ins-cripciones y descubierto algunadesconocida; se ha analizado lacerámica encontrada en el re-cinto cementerial sobre el queestá construida la basílica; se hanestudiado temas conexos de laantigüedad cristiana, etc. Todoello nos lleva en la dirección quemarcan tradiciones tenidas has-ta ahora por legendarias. Que-dan, sin embargo, por estudiarestas tradiciones –que no se pue-den despachar con el fácil ex-pediente de que son leyendasmedievales– y, sobre todo, el te-ma de la predicación de Santia-go en España y su conexión conlos Varones Apostólicos y algu-nas cosas más. Hemos de teneren cuenta que en cuestiones his-tóricas, como la que nos ocupa,el tipo de certeza posible nun-ca pasará de la certeza moral.

Todo esto es ignorado por mu-chos autores que, dando por de-finitivo un artículo escrito en1900, excogitan ocurrencias ab-solutamente fantásticas y en cla-ra contradicción con los datosobjetivos. Tal es el caso de la atri-bución de la tumba a Prisciliano,tan divulgada estos días, que nosólo es gratuita, sino imposible:está en contradicción con todoslos datos disponibles. La conver-gencia de los datos en una di-rección es argumento decisivo.

Juan José Cebrián Franco

a vieja Hispania? Santiago,en Compostela

de Santiago (siglo XV). Retablo de Santa María in Via, Camerino (Italia)

Desde la feNº 175/25-Vll-199928 ΑΩ

El Presidente de la Xunta deGalicia, Manuel Fraga, ha

informado al Consejo de Go-bierno de su resolución de con-ceder la Medalla de Oro de Ga-licia al escritor brasileño PauloCoelho. Esta condecoración esla de mayor rango que otorgael Gobierno autonómico, y ca-da año se reconoce con ella aaquella persona que por sus mé-ritos al servicio de Galicia, en cual-quier aspecto de su realidad social,cultural y económica, sea dignade obtener el reconocimiento delpueblo gallego.

En años anteriores, han si-do galardonadas personalida-des de la talla de Juan Pablo II(1992), Juan Carlos I (1985) y elcardenal Rouco Varela (1998).En otras ocasiones se ha pre-miado la especial relación queel país gallego mantiene conIberoamérica, fijándose en fi-guras como Mario Soares(1993), Luis Alberto Lacalle, yel Centro Gallego de BuenosAires (1990), entre otros.

La causa aducida para laconcesión al escritor brasileñoes el reconocimiento a su rele-vancia literaria. No es la inten-ción de este artículo analizar lacalidad literaria de Coelho, pe-ro sí su servicio a Galicia.

Galicia, como meta del Ca-mino, se ha desarrollado en losúltimos mil años alrededor delsepulcro apostólico y del fenó-meno de la peregrinación. Enlos últimos años esta peregri-nación religiosa se ha visto al-terada por dos fenómenos: lapromoción política y la mani-

pulación esotérica, aunque enalgunos casos se fusionan, co-mo es en la concesión de la Me-dalla de Oro a Coelho. Sobrela peregrinación se han escritomuchas cosas, algunas de ellasverdaderas atrocidades cultu-rales que intentan camuflar co-mo la verdadera esencia del Ca-mino lo que son ritos propiosde sectas. Ésta es la esencia dela obra de Paulo Coelho.

Su libro es el aducido por laXunta para otorgarle el reco-nocimiento de todo el pueblogallego. Se trata de un libro es-crito en primera persona, en elque el autor cuenta su viajeesotérico por el Camino deSantiago, que en ningún casopuede considerarse una pere-grinación. El relato comienzacon el ritual de una secta cele-brado en Brasil.

El viaje a lo largo de la rutajacobea está adornado con to-do tipo de celebraciones ri-tuales, en las que se confun-de al lector mezclando sectascon el recuerdo de los tem-plarios, con creencias propiasde la cartomancia y de lasciencias ocultas. Con todo elloofende a cuantos dedican suvida a la atención a los pere-grinos que caminan en buscade Cristo.

Es un cúmulo de despropó-sitos que intentan desvincularel Camino de Santiago de sutradición secular y que le lle-van a considerar que lo que élllama el Dios del Vaticano se re-duce a un concepto casi probadocientíficamente.

Coelho demuestra una claradesinformación histórica, e in-cluso afirma que Carlomagnoperegrinó a Santiago, o que laReconquista patrocinada porSantiago comenzó en el sigloXII... para acabar hablando deLa Vía Láctea, de Luis Buñuel, ode Caminante, de Juan ManuelSerrat.

Desde diversos sectores sequiere desvincular el Xacobeodel fenómeno religioso y de-jarlo como una marca promo-cional del turismo gallego.

La promoción que El Pere-grino, de Coelho, hace de la tie-rra gallega es inexistente. Nisiquiera habla de Galicia paracontemplar su paisaje o sabo-rear su insuperable gastrono-mía.

Carlos García Costoya

Una polémica medalla

Santiago Apóstol es generoso en susbendiciones, que no sólo alcanzan a

los peregrinos, sino también al desarrolloeconómico de la Comunidad gallega. LaXunta y su Presidente, Manuel Fraga Iri-barne, nunca han tenido reparos en re-conocer su interés por cosechar los má-ximos beneficios colaterales posibles delCamino, pero han tenido, a la vez, la ga-llardía suficiente para reconocer su esen-cia religiosa.

En 1993, último Año Santo Jacobeo, pre-guntaba a Fraga Cristina López, para La nue-va Europa, si no temía que el Camino deSantiago quedara reducido a un itinerario tu-

rístico. Ésta fue la respuesta del veteranopolítico:

En absoluto. Si bien se establece en estostiempos de viajes y ocio, entusiastas que re-corren las rutas a Compostela como una ac-ción de turismo, es también muy cierto quelas estadísticas hablan de un porcentaje ele-vadísimo de personas que transitan las rutascon fervor religioso.

Pero tampoco podemos rechazar el as-pecto turístico que sin duda, por su extre-ma belleza, convierte al Camino ya no sóloen el Primer Itinerario Cultural Europeo, sinoen uno de los caminos que más disfrute eco-lógico proporcionan.

Fraga: «Peregrinar no es hacer turismo»

Una de las publicaciones jacobeas de la Xunta de Galicia

XUNTA DE GALICIA

Desde la fe Nº 175/25-Vll-1999 29ΑΩ

La celebración del actualAño Santo Compostelano

ha originado una avalanchade títulos en nuestras libre-rías. El interés que despier-ta Compostela invita a laseditoriales a apostar por es-te tipo de publicaciones.

Hay, ante todo, textos clá-sicos, como el de EugenioRomero Pose, hoy obispoauxiliar de Madrid, que teo-lógica e históricamente danrazón exhaustiva de Santia-go, de Compostela y del sig-nificado del Camino. Hayunas excelentes publicacio-nes del Arzobispado com-postelano y de la Xunta deGalicia, como Santiago, Ca-mino de Europa; Catálogosde Exposiciones Jacobeas,completísimos tanto desdeel punto de vista de la in-vestigación, como desde elhistórico y del artístico. Des-de el punto de vista literariohay uno estupendo, de Ál-varo Cunqueiro, El Caminode Santiago, editado en1965.

Lo que todo peregrinobusca a la hora de iniciar suviaje es una guía que le llevepor el Camino de Santiago.La primera de las guías tu-rísticas fue el Códice Calixti-no, realizado por encargodel Papa Calixto II, y que, enel siglo XII, señalaba al via-jero europeo la vía hacia elsepulcro del Apóstol. En ver-sión actual los títulos máscompletos que hay en elmercado son El camino de

Santiago, de Imanol Goiko-etxea (Ed. Lancia); y La Guíapráctica del peregrino, deMillán Bravo Lozano (Ed.Everest).

Hay otros que ofrecen uncontenido distinto, pero muyútil para algunos peregrinos.El Camino de Santiago encoche y los mejores tramospara hacer a pie (Anaya Tou-ring Club) describe el Cami-no para aquellos que quie-ren recorrerlo entero y ape-nas disponen de unos días.

Una buena peregrina-ción también requiere unaformación sobre el signifi-cado de la peregrinación yla trascendencia históricadel Camino y de Santiago.La mejor obra que existe esla de Vázquez de Parga, La-

carra y Uría, Las Peregrina-ciones a Santiago de Com-postela, tres tomos editadospor el CSIC en 1948, y ree-ditados en los últimos AñosSantos. Son obras clásicas eimprescindibles Exploracio-nes arqueológicas en tornoal sepulcro del Apóstol San-tiago, de monseñor GuerraCampos; y El Códice Calix-tino de la catedral de San-tiago, de Manuel C. Díaz yDíaz.

Para aquellas personasque quieran adentrarse enel significado de la peregri-nación está la Biblioteca Ja-cobea (Ed. San Pablo), querecoge en unos libros bre-ves pero rigurosos, y a la vezeconómicos, los principales

aspectos jacobeos. Estos tí-tulos están escritos por co-nocidos especialistas, que sehan unido para ofrecer, demanera amena y compen-diada, gran parte de su sa-ber. Son El apóstol Santiago,de Juan José Cebrián Fran-co; La ciudad del Apóstol,de C. García Cortés; El Pórti-co de la Gloria, de ManuelA. Castiñeiras; Santiago, Eu-ropa y América, de José M.Díaz Fernández; y El cami-no de Santiago. Del Calixtinoa la actualidad y Las pere-grinaciones jacobeas, deCarlos G. Costoya.

Los grandes libros sobreel Camino ofrecen al lectorun relato ameno sobre la víajacobea, acompañado degrandes fotografías. Los prin-cipales títulos son: El cami-no de Santiago monumen-tal (Ed. Geoplaneta); Por loscaminos de Santiago, de Isi-doro Bango Torviso (Ed. Es-pasa-Calpe); y El camino deSantiago (Ed. Edilesa).

El Camino mágico deSantiago, de Carlos GarcíaCostoya (Ed. Martínez Roca),recoge las leyendas, mila-gros y misterios históricos delCamino, analizados desdeuna perspectiva cristiana.Una obra que ha pasado ca-si inadvertiva, Caminus Ste-llarum, de Fernando Lillo Re-donet (Ed. Clásica), com-pendia una serie de textoslatinos referidos al Camino.

Helena Castro

PUNTO DE VISTALIBROS

Mediterráneo

Durante los primeros siglos de la civili-zación occidental el Mediterráneo era

un enorme puente de unión. Por las orillasdel Mare Nostrum circulaban constante-mente navíos, que unían ciudades y cul-turas.

Las rutas marítimas fueron fundamen-tales para la expansión de la fe cristiana, ypara el intercambio de ideas dentro del im-perio romano, y después de la cristiandad.Sólo después de la expansión del Islam, seempezó a convertir en una muralla que se-paraba credos y culturas. Hasta la mitad deeste siglo los protectorados español y fran-cés hacían del norte de África un lugar detránsito continuo y fructífero para ambaspartes, con florecientes negocios.

Con el paso de los siglos, y ya en el finaldel segundo milenio, la situación ha cam-biado notablemente. El Mediterráneo seha convertido en una alambrada que im-pide el paso del norte de África a la Euro-pa occidental. Detrás del nuevo muro haymillones de personas que pugnan por en-trar en España, y de allí al centro y nores-te de Europa, y encontrar una solución a susproblemas de subsistencia.

La diferencia del nivel de vida y poderadquisitivo es tan sumamente despropor-cionada, que los medios de comunicaciónno pueden más que constatarla. En el ho-rizonte de muchas personas, más allá delas aguas, está el único objetivo de vida:acceder a Europa y luchar por dar a sus hi-jos un futuro seguro.

Al buscar soluciones para este conflic-to, hay que redescubrir, en primer lugar,la dignidad de esas personas que luchanpor cambiar el rumbo de sus vidas; no ten-dría sentido verlos como enemigos, ni co-mo perturbadores de nuestro cómodo ni-vel de vida.

En segundo lugar, es importante seguiraplicando programas de colaboración aldesarrollo de esos países, pero teniendo encuenta sus valores culturales, religiosos,modos de vivir y de pensar, de modo queno se les atropelle, ni se pretendan imponervalores que no les son propios. Sólo asíserán eficaces.

Finalmente, las autoridades europeastendrán que seguir perfilando las leyes deinmigración para hacer frente al fenóme-no migratorio de altas proporciones quese avecina. Seguro que los valores de lacaridad y la solidaridad acabarán por serprioritarios en la elección de las solucio-nes.

José Carlos Martín de la Hoz

Libros jacobeos

Desde la feNº 175/25-Vll-199930 ΑΩ

Fichajesmillonarios: una

ofensa a los pobres

Una vez conocidos los equi-pos jugarán la temporada

que viene en primera y segundadivisión, la época estival se con-vierte, para muchos clubs defútbol, en meses de frenéticacompra y venta de jugadores.Desde hace unos años, lejos detoda lógica, estas transaccionesmueven más de 60.000 millo-nes de pesetas en nuestro fút-bol, sólo entre los 20 equiposde primera división.

Hace unas semanas el equi-po italiano del Lazio, de Roma,vendía al Inter, de Milán, al ju-gador Christian Vieri por 90 milmillones de liras; días más tar-de, le tocó el turno al jugadordel Fenerbahce, Balic, por quienel Real Madrid pagó 2.500 mi-llones de pesetas. Estos dos fi-chajes son sólo el principio deuna loca carrera por hacersecon los servicios de los jugado-res más punteros. Además, conla entrada de las televisionesde pago en el mundo del fút-bol, los responsables de los fi-chajes esperan batir records envolumen de negocio.

Y es que, gracias a los pa-trocinadores, a los canales detelevisión, a las acciones y a lapublicidad, el fútbol se está con-virtiendo en una empresa mons-truosa, en la que lo único queimportan son los negocios y losbalances económicos.

No hace mucho, el Gobiernopedía un esfuerzo a todos losciudadanos para que Españaentrara a formar parte del lla-mado grupo de cabeza de Eu-ropa. Entre tanto, en la mismaEuropa, no muy lejos de nuestropaís, en los Balcanes, miles derefugiados viven la miseria y laprecariedad de una posguerraque va para largo. Y en Espa-ña, cientos de rumanos son de-salojados y no saben a dónde ir.

Mientras, parece que el mun-do del fútbol permanece, si noajeno e indiferente, sí lejos dela realidad de la gente.

Álvaro de los Ríos

Pero a éste ¿quién le ha dado bula pa-ra hacer lo que le dé la gana? Él tiene

a gala ser católico pero, a su juicio, esono obsta para que campe por sus respe-tos. Bien sentada su condición, él se creecon patente de corso para robar, fornicar,ofender, adulterar, divorciarse y lo quehaga falta. ¡Hasta ahí podíamos llegar!

El incoherente ha establecido por sucuenta una perfecta división de campos.Aquí, la doctrina. Y ahí, la moral. Poruna parte va la fe y por otra la conducta.Cada una por su espigón. Es una dico-tomía de libro, pero ¿quién le va a decira él que no es católico? Todavía no hanacido la madre del que se lo suelte a lacara. Además, una vez a él le dijeron quelo importante es creer mucho, muy fuer-te. Y le dijeron que dijo, no sabe ya si san

Agustín o Lutero, que no importa pecarmucho cuando se cree mucho. Cual-quiera que fuese tiene toda la razón.

Un poco bravucón se pone el incohe-rente. Por eso, para que se le cure la in-coherencia o, al menos, para que le sal-te a los ojos, lo mejor es dejarle solitocon el evangelio. Ahí está el Maestroque le informa de que no basta con de-cir Señor, Señor. Hay que cumplir la leydel Señor (Mt 7, 21). Y luego que el Maestro establece nítidamente la nece-sidad de las obras, aún supuesta la fe.Es la historia del árbol y de sus frutos.Ni las zarzas dan higos ni las viñas dá-tiles. Y por el fruto se conoce el árbol (Lc6, 44).

Joaquín L. Ortega

PUNTO DE VISTA

«La Iglesia no bendice a ningún grupo político. Pensamos que un hombre bue-no está bien, pero varios hombres buenos están mejor. Deben existir variospartidos, para que unos gobiernen y otros hagan oposición ».

GENTES

PATRIARCA PAVLE, CABEZA DE LA IGLESIA ORTODOXA SERBIA

«Si falta la caridad, también la llamada a la verdad puede convertirse en unapretensión, una ideología que imponer. Es como si faltara el ojo para ver laverdad. El ojo que nos hace ver la verdad es la caridad. Es la caridad la quenos hace avanzar hacia el objeto, pone el objeto bajo la verdadera luz. Es labelleza de la caridad lo que nos atrae, lo que nos hace ir hacia el objeto. Diosno solamente te atrae como tú mismo quieres, sino incluso como a ti te gus-ta ser atraído. Ésta es la esencia de la libertad. Sentir el placer de la adhesión,ser feliz porque se cumple».

ALINA ORRACA, DIRECTORA DE LA SCHOLA CANTORUM CORALINA, DE CUBA

«Los cristianos cubanos sentimos con gratitud que el paso del Papa por Cu-ba sembró semillas de verdad y de esperanza. Sentimos que tenemos unlugar de respeto en nuestra sociedad y que ha comenzado una nueva eta-pa para nuestro país, y sobre todo para nuestra Iglesia».

CHRISTOPH SCHÖNBORN, CARDENAL ARZOBISPO DE VIENA

El incoherente

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Desde la fe Nº 175/25-Vll-1999 31ΑΩT

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Andan de boca en boca –y ya erade esperar, porque la necedad formaparte irrestiblemente de la miseria dela condición humana– los presagiosde Nostradamus, según los cuales es-te verano, sin lugar a dudas, se va aacabar el mundo: El año 1999, sépti-mo mes, del cielo vendrá el gran rey delterror. Como ustedes saben, el año1999 fue hace ya cinco años, desdeque el monje Dionisio el Exiguo seequivocó al hacer su calendario por elque todos nos seguimos rigiendo. Bri-llan –es un decir, porque ya es biensabido que una cosa es brillar y otrabien diversa iluminar– en torno a tanoptimista predicción las cavilacionesprofundísimas y los análisis esotéri-cos de todas las lumbreras de la car-tomancia nacional e internacional.Hay incluso modistos, diseñadores yvips de la jet que, como no tienen otracosa que hacer, se dedican a contar-nos su vida y milagros sobre ésta yotras minucias milenaristas. A la vuel-ta de las vacaciones les contaré a us-tedes el resultado de la catástrofe quese avecina y que no me deja dormir;espero que en septiembre nadie vuel-va a darnos la lata con semejantesmonsergas, visto lo visto y ocurridolo ocurrido.

Ahora resulta que dos diputadosdel Grupo Socialista en el Parlamen-to de Galicia, don José Luis MéndezRomeu y doña María Isabel SalazarBello, han presentado una preguntaen la que cuestionan la participaciónde religiosos en la inauguración deobras civiles, una de las cuales es un

centro de salud para peregrinos en elMonte del Gozo. Ironizan sobre si lospacientes deben acudir con ofrendas,diezmos, ex-votos o velas, y con otraslindezas propias de su natural inge-nio. Aparte de que el Monte del Gozoes un recinto para peregrinos que deciviles allí sólo tienen el carnet deidentidad, puesto que se supone queacuden a una peregrinación religio-sa, y, por tanto, la bendición religiosaestá más que indicada, esos dos di-putados deberían demostrar algo másde respeto a las decisiones de quie-nes pidan que unos locales sean ben-decidos por la Iglesia. Si son católi-cos, tienen todo el derecho a pedirlo,de acuerdo con su fe, y las institucio-nes políticas, la obligación de facili-társelo, en lugar de ironizar con par-vadas. A ver si va a resultar que a es-tos señores, tan demócratas –que, esosí, luego no pierden ocasión de saliren la foto, por aquello del voto– lesva a parecer mal que Su Majestad elRey presente la ofrenda al Apóstol ennombre de la inmensa mayoría de losespañoles que así lo desean... ¿O qui-zás prefieren que la Ofrenda se hagaen el Parlamento gallego y que el se-ñor Beiras maneje el botafumeiro?

Los titulares de los periódicos estosdías son abracadabrantes: muertos ymuertos en carretera, espantosas fosascomunes en los pozos y estercolerosde Kosovo; un niño rumano muertoal ser atropellado mientras su familiaera expulsada y desalojada del pobla-do madrileño de Malmea; un astro-nauta que pisó la luna y que ha ido a

morir estrellado en un accidente demoto; el fantasma de las prejubilacio-nes que el ministro de Trabajo y Asun-tos Sociales, señor Pimentel, consideraintolerables en empresas que tengan bene-ficios..., más el paro nuestro de cadadía, los impresionantes alijos de dro-ga, la pornografía desatada, el pisoteoconstante e intolerable de la dignidadhumana y la infravaloración de la fa-milia. Los costes sociales que la bajanatalidad –en España seguimos te-niendo el récord de Europa– y la pe-nalizacion de la familia –como la que seproduce en España– son pavorosos:antes o depués pasan una factura te-rrible en forma de delincuencia, dedroga, de depresión, de sida, de suici-dios. Y, mientras tanto, se echa uno a lacara el siguiente anuncio: Se busca parejacon quien pasar juntos el verano. Viudas,solteros, separadas, divorciados con niños...da igual. Rubia, moreno, pelirroja, guapas,feos, de cualquier edad y medidas. No bus-co más que la felicidad y que le guste na-vegar. Y, a continuación, el teléfono. Sincomentarios.

Veo en El País tres esquelas. De lasdos primeras ha desaparecido la cruzsobre el nombre del difunto; de la ter-cera no; pero –¡curiosísimo!– en laque ha desaparecido la cruz se rue-ga una oración por su alma y se anunciala misa funeral correspondiente. ¿Enqué quedamos? ¿Se va a poner demoda ahora la oración y la misa civilsin cruz?

Gonzalo de Berceo

NO

ES

VER

DA

D

Cadenas de televisión internacionales estarán también en Santiago de Compostela

Con motivo del Año JubilarCompostelano, Últimas pre-

guntas, que La 2 de TVE emitelos domingos a las 10 h., ofreceunos programas especiales mo-nográficos durante este mes dejulio. El próximo día 18, el pro-grama, dirigido por Jose Anto-nio Martínez Puche, llegará aCompostela, una semana an-tes de que se celebre la fiestade Santiago. Con el arzobispode Santiago, llegarán hasta darel abrazo al Apóstol.

Ya el día 25 de julio, esteprograma nos ofrecerá la últi-ma entrega bajo el título El Ca-mino de Santiago. Y, a conti-nuación, la retransmisión de laSanta Misa desde la catedral deSantiago de Compostela, alre-dedor de las 10:30 h.,tambiénen La 2.

La COPE realizará varias co-nexiones en directo con su emi-sora en Santiago de Compos-tela. Una de las conexionesofrecerá el momento de laOfrenda al Apóstol. Dentro delprograma Al Sur de la mañanase realizarán diversas conexio-nes para conocer cómo se estádesarrollando esta festividad.Al coincidir en domingo, se po-drá recibir más información deesta Fiesta en la programaciónreligiosa correspondiente a es-te día: Iglesia Noticia y Linter-na de la Iglesia.

Radio Nacional de Españaofrecerá un tratamiento espe-cial en este día de la Festividadde Santiago, dentro de su pro-gramación habitual.

B.R.M.

La festividad de Santiago Apóstol en RTV

ΑΩΑΩ Contraportada

««PPeerreeggrriinnoo nnoo eess oottrroo ss iinnoo aaqquueell qquuee vvaa oo vvuuee llvvee,, aa ppiiee,, aa SSaannttiiaaggooddee CCoommppoosstteellaa»»,, eessccrriibbiióó yyaa DDaanntteeAAlliigghhiieerrii eenn ««LLaa vviittaa nnuuoovvaa»»,, yy eell ««CCóóddeexx CCaalliixxttiinnuuss»»,, pprriimmeerraa gguuííaaddee ppeerreeggrriinnooss,, ddeell qquuee rreepprroodduucciimmoossuunnaa ppáággiinnaa ffaaccssíímmiill,, yy uunn ggrraabbaaddoo,,rreeccoommiieennddaa qquuee ««qquuiieenneess ssee lllleegguueennaa llaa ttuummbbaa ddee ll AAppóóssttooll sseeaann ttrraattaaddoossccoonn ggrraannddee ccoommeeddiimmiieennttoo ee ccaarriittaatt»»..AAssíí vviióó AAlleejjaannddrroo CCaassoonnaa eell CCaammiinnoo yy llaa MMeettaa jjaaccoobbeeooss::

Herían el aire sonorolas calientes estroas de un himno.

Vibraban campanas y rezos.Las cuestas del monte subió el peregrino,de rodillas, tremantes los labios,los brazos tendidos.

En la cumbre del Monte del Gozoderramaron lágrimas sus ojos hundidos,y gustó de su acedo sabor,como un riego, en los labios marchitos.

Se veía Santiago a lo lejos,bajo un cielo plomizo.¡Santiago, fanal de la fe!¡Grávida Canaán de los peregrinos!

Le dio pan un mancebo jacobita,bebió de un manantial fecundo y limpio,movió los torpes labios,quiso, tal vez, hablar y nada dijo.

Después cayó de brucesy se quedó dormido.

Alejandro Casona

¡Santiago,fanal de la fe!

PPeerrggaammiinnoo ddeell LLiibbeerr SSaannccttii JJaaccoobbii .. CCooddeexx CCaalliixxttiinnuuss .. SSccrriippttoorriiuumm ddee llaa ccaatteeddrraall ddee SSaann ttiiaaggoo ddee CCoommppoosstteellaa((ssiigg lloo XXIIVV))

EEll PPóórrttiiccoo ddee llaa GG lloorriiaa.. ÓÓlleeoo ddee JJ.. PPéérreezz VViillllaammiill ((ss iigglloo XXIIXX))