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LA ENSEÑANZA DE LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN A JÓVENES DE LA EDUCACIÓN BÁSICA SECUNDARIA Palabras claves: Teoría de la Evolución, Religión, Ciencia, Método Científico, Enseñanza de las Ciencias. Equipo de redacción Fundación Convivencia [email protected] En la tesis de doctorado de Gonzalo Peñaloza 1 se consignan los resultados de una juiciosa investigación sobre la relación entre la Ciencia, la Religión y la Enseñanza de la Teoría de la Evolución en la Educación Básica. La investigación de Peñaloza implicó un importante análisis documental de publicaciones sobre la Religión y su relación con la Ciencia. De la misma manera significó la realización de estudios de caso sobre algunos procesos de enseñanza de estos campos de pensamiento. Los resultados de la investigación, más que señalar un conflicto entre los elementos de la relación, indican que en Colombia se pueden encontrar posibles problemas en la formación inicial y continuada de los profesores de biología de la Educación Básica. “Mucho habrá que esperar de las ciencias cuando el espíritu ascienda por la verdadera escala y por grados sucesivos, de los hechos a las leyes menos elevadas, después a las leyes medias, elevándose más y más hasta que alcance al fin las más generales de todas.” Francis Bacon, Novum Organum. El posible conflicto entre la Religión y la Enseñanza de las Ciencias se ha tratado poco en nuestro país. En particular la controversia alrededor de la enseñanza de la Teoría de la Evolución en la escuela y el posible conflicto entre Creacionismo y Teoría de la Evolución parece dejarnos indiferentes, mientras que en otros países es motivo de álgidos debates. Es por ello que la tesis de doctorado de Gonzalo Peñaloza Jiménez es de destacar. Llama la atención, en especial, si se tiene en cuenta la larga tradición católica de Colombia, y si se considera la manera en que recientemente las llamadas “iglesias evangélicas” han incrementado su presencia en el país y ha aumentado el número de sus seguidores. Por estos motivos, entre otros, puede afir- marse de entrada que el trabajo de Peñaloza resulta pertinente e importante, en especial por su intención de explorar un terreno que parece tanto virgen como fecundo. En principio se puede pensar que la opción meto- dológica elegida por Peñaloza, el estudio de caso, va a poner en evidencia cómo las contradicciones profundas entre las mentalidades y creencias de los profesores que participan en su investigación tienen un correlato e implicaciones directas en la manera en que estos docentes imparten sus clases sobre la Teoría de la Evolución. Sin embargo, el asunto es más 1. Peñaloza, G. (2017). Relaciones ciencia - religión y enseñanza de la evolución: Estudio de casos con profesores de biología de educación básica secundaria en Colombia. Tesis de doctorado en la Universidad Francisco José de Caldas. Bogotá. 12 INVEST IGACIONES Fundación Convivencia www.fundacionconvivencia.org/

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La EnsEñanza dE La TEoría dE La EvoLución a JóvEnEs dE La Educación Básica sEcundaria

Palabras claves: Teoría de la Evolución, Religión, Ciencia, Método Científico, Enseñanza de las Ciencias.

Equipo de redacción Fundación [email protected]

En la tesis de doctorado de Gonzalo Peñaloza1 se consignan los resultados de una juiciosa investigación

sobre la relación entre la Ciencia, la Religión y la Enseñanza de la Teoría de la Evolución en la Educación Básica. La investigación de Peñaloza implicó un importante análisis documental de

publicaciones sobre la Religión y su relación con la Ciencia. De la misma manera significó la realización de estudios de caso sobre algunos procesos de enseñanza de estos campos de pensamiento. Los resultados de la

investigación, más que señalar un conflicto entre los elementos de la relación, indican que en Colombia se

pueden encontrar posibles problemas en la formación inicial y continuada de los profesores de biología de la

Educación Básica.

“Mucho habrá que esperar de las ciencias cuando el espíritu ascienda por la verdadera escala y por grados sucesivos, de los hechos a las leyes menos elevadas, después a las leyes medias, elevándose más y más hasta que alcance al fin las más generales de todas.”

Francis Bacon, Novum Organum.

El posible conflicto entre la Religión y la Enseñanza de las Ciencias se ha tratado poco en nuestro país. En particular la controversia alrededor de la enseñanza de la Teoría de la Evolución en la escuela y el posible conflicto entre Creacionismo y Teoría de la Evolución parece dejarnos indiferentes, mientras que en otros países es motivo de álgidos debates. Es por ello que

la tesis de doctorado de Gonzalo Peñaloza Jiménez es de destacar. Llama la atención, en especial, si se tiene en cuenta la larga tradición católica de Colombia, y si se considera la manera en que recientemente las llamadas “iglesias evangélicas” han incrementado su presencia en el país y ha aumentado el número de sus seguidores. Por estos motivos, entre otros, puede afir-marse de entrada que el trabajo de Peñaloza resulta pertinente e importante, en especial por su intención de explorar un terreno que parece tanto virgen como fecundo.

En principio se puede pensar que la opción meto-dológica elegida por Peñaloza, el estudio de caso, va a poner en evidencia cómo las contradicciones profundas entre las mentalidades y creencias de los profesores que participan en su investigación tienen un correlato e implicaciones directas en la manera en que estos docentes imparten sus clases sobre la Teoría de la Evolución. Sin embargo, el asunto es más

1. Peñaloza, G. (2017). Relaciones ciencia - religión y enseñanza de la evolución: Estudio de casos con profesores de biología de educación básica secundaria en Colombia. Tesis de doctorado en la Universidad Francisco José de Caldas. Bogotá.

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complejo y el proceso investigativo siempre lleva a sorpresas.

La juiciosa exposición de Peñaloza del contenido dog-mático de las dos corrientes religiosas predominantes en Colombia, el pentecostalismo y el catolicismo, así como de la visión que estas tienen de la Ciencia y de la Teoría de la Evolución, antecede a los estudios de caso. Además de esto, el trabajo investigativo conllevó la realización de entrevistas tanto a profesores creyen-tes de estas dos corrientes religiosas, como a docentes sin una filiación religiosa determinada. Así mismo se grabaron sus clases sobre la evolución de las especies.

En las entrevistas hechas a los maestros afloran las marcadas diferencias en su forma de concebir la Religión, la Ciencia, y la relación entre ellas. También surgen en las entrevistas la tolerancia de la Iglesia Católica hacia las comprensiones evolucionistas, así como la prevalencia que la corriente pentecostal da a la literalidad de la Biblia. Sin embargo, otra cosa muy diferente sucede con las grabaciones de las clases sobre la Teoría de la Evolución, pues en ellas se hace evidente que no existen mayores diferencias en las maneras en que expone la evolución de la evolución de Darwin una docente católica, una docente pente-costal, o un ateo.

Como si fuera poco, quien de entrada lee el título de tesis doctoral de Peñaloza puede además pensar que se trata de la exposición de las diferencias irrecon-ciliables entre la teoría de Darwin y la narración del Génesis. Puede suponer que se expondrá cómo esas diferencias se ven reflejadas en la manera en que los docentes, creyentes o no, imparten una clase sobre la Teoría de la Evolución. Parecen incluso prepararlo para ello las poco más de setenta páginas que dedica el autor a la Religión y a las distintas corrientes del cristianismo que se practican en Colombia. En ese

mismo sentido se puede asumir el brevísimo e intere-sante apartado dedicado por el autor en su trabajo a la oposición de la Iglesia Católica durante la primera mitad del siglo XX a que se enseñara la Teoría de la Evolución en Colombia. Todo esto podría esperarse, pero los estudios de caso refutan las expectativas del lector y, podría pensarse que también, desmienten las del autor.

Decimos que las expectativas de los lectores se ven defraudadas porque ninguno de los cuatro estudios de caso realizados por Peñaloza en el transcurso de su investigación de doctorado muestran una influencia directa de la religión en la enseñanza de la Teoría de la Evolución. No se presenta tal influencia ni en el caso de una profesora católica, ni en el de una docente pentecostal, mucho menos en los de docentes que parecen no formar parte de una corriente reli-giosa determinada. Las creencias de las unas y de los otros no parecen afectar la manera como imparten sus clases. Esto es así porque las clases de todos los docentes con los que trabajó el autor son en líneas generales iguales. Los lectores llegan a este descubri-miento con cierta perplejidad: las visiones del mundo2 de los profesores no interfieren en nada, o en muy poco, en las maneras en que estos docentes transmi-ten las ideas de Darwin a sus estudiantes.

De suerte que tanto el título, como el contenido de las casi 100 páginas que anteceden a las primeras transcripciones de fragmentos de las clases de los docentes participantes son el preámbulo engañoso de conclusiones que tienen que ver más con aspectos relacionados con la formación de los docentes que con sus creencias religiosas. Esta puede ser la sen-sación del lector. Sin embargo, una muy distinta es la del propio Peñaloza, quien dijo a esta revista que “comprender las necesidades y los retos que tiene la formación inicial y continuada de profesores de

2. Peñaloza utiliza el concepto de “visión del mundo”, tomado de Dilthey, para nombrar las maneras distintas como los docentes conciben la realidad, la ciencia, la religión, etc. Peñaloza entiende este concepto como: “la estructura psíquica que, con base en las experiencias vitales, articula la manera de comprender y dar sentido a la vida y al mundo. Ella se enmarca en una determinada cultura y trata de brindar una comprensión completa, abarcadora del fenómeno de la vida. En ella se combinan la reflexión consciente, los supuestos inconscientes y los intereses prácticos. De modo que en la visión del mundo se conjugan: intelecto, voluntad y sentimiento.” (Peñaloza, 2017, p. 64)

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educación básica de biología” fue una de las motiva-ciones que tuvo para escribir su tesis.

Las clases dadas que constituyeron los estudios de caso analizados por Peñaloza tienen en común que los maestros, al presentar las ideas de Darwin a los estudiantes, o al someterlas al debate entre ellos, enseñan la Teoría de la Evolución como si fuera una concepción equivalente al Génesis, o a cualquiera de las cosmogonías de los pueblos que habitaban el con-tinente americano antes de la llegada de los españoles. Esto no sería reprochable en escenarios distintos a los de los salones de clase en que imparten estos docentes sus clases. No sería reprochable en sí mismo equiparar tales concepciones. Sin embargo, las descripciones y la discusión propiciada entre los estudiantes por los docentes se realiza en el marco de clases de Biología, en el marco de clases de ciencia. “La ciencia, - nos dice Peñaloza, - tiene unos supuestos muy diferentes a los de la religión y por eso, una de las necesidades para los educadores científicos es contribuir a que las personas delimiten entre lo que es ciencia y lo que no lo es.”

El hallazgo más importante de la investigación de Peñaloza consiste en que los docentes de biología que participaron de su investigación no delimitan el ámbito de la ciencia del ámbito de la religión al momento de enseñar la Teoría de la Evolución a sus estudiantes. Cuando preguntamos a Peñaloza qué enseñanza relati-va a la práctica docente le dejaba su investigación, nos dijo:

Una importante reflexión que surge del proceso de investigación es que se requiere de programas de for-mación permanente para los profesores en las áreas disciplinares específicas. Esto no implica limitarse a lo conceptual sino a cuestiones más generales de lo que significa la ciencia y cómo funciona. Por ejemplo,

el concepto de teoría es el de una idea cualquiera. Tal y como se usa en el lenguaje cotidiano. Sin embargo, el concepto de teoría científica no es este. En ciencia las teorías no son simples ideas sin sustento, sino que son construcciones que establecen relaciones lógicas entre conceptos y leyes y que, ante todo, están soportadas en evidencias. En términos generales son explicaciones de los fenómenos naturales que se han demostrado como válidas. Este ejemplo, lo refiero para reiterar la necesidad de formación continua de los docentes sobre la naturaleza de la ciencia.

La causa o las causas por las que los docentes partici-pantes en la investigación se refieran a la Teoría de la Evolución como una “teoría” igual a otras, semejantes a “teorías” como la “teoría” del Génesis, o a las “teorías” de los mitos precolombinos, pueden ser muchas y es difícil establecer con certeza cuál sea en cada caso en particular. La influencia de la visión del mundo de cada uno de los docentes puede ser una causa, es cierto. Otra posible es que los docentes requieren de formación permanente sobre aspectos generales acerca de la “ciencia y cómo funciona”, como concluye también Peñaloza

Si, siguiendo a Peñaloza, las teorías son “explicaciones de los fenómenos naturales que se han demostrado como válidas”, los docentes de biología que describen a sus estudiantes la Teoría de la Evolución deberían

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hablar del por qué es válida la explicación de Darwin, y por qué no lo es la del hombre inspirado que escribió: “(…) entonces dijo Dios: ‘hagamos el hombre conforme a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza (…)”, es decir, los docentes tienen que hablar a los estudian-tes del método científico:

(…) para que un trozo del saber merezca ser llamado ‘científico’, no basta - ni siquiera es necesario - que sea verdadero. Debemos saber, en cambio, cómo hemos llegado a saber, o a presumir, que el enunciado en cuestión es verdadero: debemos ser capaces de enumerar las operaciones (empíricas o racionales) por las cuales es verificable (“confirmable” o “disconfirma-ble”) de una manera objetiva, al menos en principio. (Bunge, 1974, p. 45)

Los caminos, las operaciones, o los “escalones”, que de la ignorancia llevan al conocimiento científico, son los que dan validez a una teoría científica, una validez que no da lugar a otra teoría, en el sentido que a esa palabra da el habla común. Cuando preguntamos a Peñaloza si “creía” en la religión, si “creía” en la ciencia, él respondió: “… creo que la pregunta está mal formulada, porque no considero que uno pueda “creer en la ciencia” en el marco de la acepción común que se le da a este término”, y luego acotó su dicho con una larga cita que reproducimos aquí:

El método científico (basado en la objetividad, la inteligibilidad y la dialéctica con la realidad) sirve para tratar ideas, no tanto para captar ideas. Por eso, el científico necesita creer, partir de una creencia. Cree en una idea, pero luego la “pasa” por el método. Si después de la colisión creencia-realidad la creencia queda libre de paradojas de contradicción (la realidad dice A y la creencia dice no A) y de paradojas de incompletitud (la realidad dice A y la creencia no dice A ni no A), entonces el científico continúa creyendo.

En caso contrario abandona la idea y busca otra. En resumen: creedor sería el que exige todas las garan-tías que la realidad pueda ofrecer en un momento y lugar; crédulo, el que exige muy pocas; y creyente, el que no exige ninguna3. Jorge Wagensberg4 hace algu-nas precisiones al respecto que son útiles y quisiera citarlo:

El científico es un creedor que cree, fundamen-talmente, en el método científico, tal vez este sea su único “artículo de fe”. Los docentes de biología, cuando tengan a su cargo la enseñanza de la Teoría de la Evolución, deben tener presente esta creencia, y llamar la atención a los estudiantes sobre la importancia que esta tiene para contrastar las ideas de Darwin con las imaginaciones de fabricadores de mitos, con textos considerados sagrados, o con bellas cosmogonías de civilizaciones desaparecidas. Todas esas no son más que “teorías”, [mientras] la Teoría de la Evolución es una teoría válida, es una teoría científica.

La necesidad de una formación permanente de los docentes para que tengan claro esto, y para que lo transmitan a sus estudiantes, es una de las conclusio-nes de la tesis de doctorado de Gonzalo Peñaloza.

Referencias

Bunge, M. (1974). La Ciencia su Método y su Filosofía. Buenos Aires. Ediciones Siglo Veinte.

Peñaloza, G. (2017). Relaciones Ciencia-Religión y Enseñanza de la Evolución: Estudio de casos con pro-fesores de Biología de Educación Básica Secundaria en Colombia. Bogotá. Universidad Francisco José de Caldas.

Bacon, F. (1979). Novum Organum. Barcelona. Editorial Fontanella S.A.

3. Fragmento de un artículo que apareció en El País de España, edición impresa del jueves, 28 de junio de 2001 4. Jorge Wasenberger es un divulgador científico. Fue director del Museo de la Ciencia de la Fundación La Caixa en Barcelona.

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