12
F/CESE 7941/2011 DE/EN-GL/cf ES REX/321 Comité Consultivo Mixto (CCM) UE-Turquía Bruselas, 8 de septiembre de 2011 29ª reunión del Comité Consultivo Mixto UE-Turquía Estambul, Turquía 15 y 16 de septiembre de 2011 INFORME En el camino hacia una economía hipocarbónica: el caso del sector energético PONENTE Armin DUTTINE Miembro del Comité Económico y Social Europeo – Grupo II (Grupo de Trabajadores) Director de la Oficina de Enlace con la UE, Sindicato Alemán Unificado de Servicios (ver.di)

A F CES7941-2011 TCD es - eesc.europa.eu filey eficiencia energética, para 2050 sería previsible en todo caso una reducción de apenas el 40 %. Está claro que así no se cumpliría

  • Upload
    others

  • View
    0

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: A F CES7941-2011 TCD es - eesc.europa.eu filey eficiencia energética, para 2050 sería previsible en todo caso una reducción de apenas el 40 %. Está claro que así no se cumpliría

F/CESE 7941/2011 DE/EN-GL/cf

ES

REX/321 Comité Consultivo Mixto (CCM)

UE-Turquía

Bruselas, 8 de septiembre de 2011

29ª reunión del Comité Consultivo Mixto

UE-Turquía Estambul, Turquía

15 y 16 de septiembre de 2011

INFORME

En el camino hacia una economía hipocarbónica: el caso del sector energético

PONENTE Armin DUTTINE

Miembro del Comité Económico y Social Europeo – Grupo II (Grupo de Trabajadores) Director de la Oficina de Enlace con la UE, Sindicato Alemán Unificado de Servicios (ver.di)

Page 2: A F CES7941-2011 TCD es - eesc.europa.eu filey eficiencia energética, para 2050 sería previsible en todo caso una reducción de apenas el 40 %. Está claro que así no se cumpliría

- 2 -

F/CESE 7941/2011 DE/EN-GL/cf .../...

En el camino hacia una economía hipocarbónica: el caso del sector energético

1.El objetivo El objetivo, en cuanto a su principio, aunque todavía con carácter no vinculante, fue decidido por la comunidad internacional de países en la Conferencia Mundial sobre el Clima, de Naciones Unidas, celebrada en Cancún a finales de 2010: limitar el calentamiento global del planeta a un máximo de dos grados centígrados por encima de las temperaturas de la era preindustrial. La decisión está basada en estudios del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), de acuerdo con los cuales sólo así podrán mantenerse dentro de límites controlables a escala mundial las transformaciones profundas de la naturaleza y, por consiguiente, de las condiciones de vida en la Tierra. El IPCC ha expuesto también qué medidas deberán adoptarse para alcanzar este objetivo. Es sabido que se trata de medidas drásticas, especialmente para la reducción del dióxido de carbono, gas de efecto invernadero. La visión que se tiene es la de una economía global hipocarbónica, que deberá alcanzarse antes de 2050. Para esa fecha las emisiones de gases de la comunidad internacional no podrán superar, como límite máximo, la mitad del volumen de CO2 emitido en 1990. Teniendo en cuenta los esfuerzos necesarios de los países en vías de desarrollo y las economías emergentes, esto implica para los países industrializados una reducción de aquí a 2050 comprendida entre el 80 y el 95 % de sus emisiones de efecto invernadero con respecto a 1990. Pero en Cancún los países tampoco pudieron ponerse de acuerdo en torno a un programa vinculante para objetivos nacionales. Mientras tanto, el desarrollo sigue su camino: en dirección contraria. A escala mundial, en 2010 las emisiones de gases de efecto invernadero superaron aproximadamente en más de un tercio a las de 1990. Y la economía emergente China ha desbancado a EE.UU. del primer puesto como principal responsable de emisiones de CO2. También esto quedó patente en el debate de Cancún: la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero ya no es sólo tarea y obligación de los países industrializados –es decir, EE.UU., UE-Europa, Japón, Australia y Canadá–, sino que también los países emergentes deberían presentar planes para reducir claramente sus emisiones. Hay leyes físicas que deben tenerse en cuenta al respecto. Los gases de efecto invernadero se van acumulando a largo plazo en la atmósfera: en última instancia, por tanto, lo que se debe limitar para 2050 es el volumen total de los gases que se emitan con incidencia climática. La tarea se hace mayor cada año en que la comunidad internacional aplaza acordar y cumplir con carácter vinculante y de modo controlable objetivos nacionales obligatorios de reducción. Una vez alcanzado el objetivo de limitar el calentamiento del planeta a un máximo de dos gados centígrados, evitando así efectos negativos en la economía mundial y la población, no se deberá poder volver a aumentar las emisiones.

Page 3: A F CES7941-2011 TCD es - eesc.europa.eu filey eficiencia energética, para 2050 sería previsible en todo caso una reducción de apenas el 40 %. Está claro que así no se cumpliría

- 3 -

F/CESE 7941/2011 DE/EN-GL/cf .../...

2. Lucha contra el cambio climático y costes mínimos: ¿cuándo es menos oneroso actuar? El economista británico Nicholas Stern ha calculado que las inversiones necesarias para alcanzar el objetivo de lucha global contra el cambio climático representan menos del dos por ciento del producto mundial anual. Son importantes en este contexto las inversiones adicionales, prioritariamente en energías renovables, y el incremento de la eficiencia energética. Pero Stern ha señalado también que el porcentaje será tanto mayor cuanto más tarde la comunidad internacional en adoptar medidas eficaces. En tal caso, en efecto, las inversiones necesarias se concentrarán en un período de tiempo cada vez menor. Las cargas anuales de la economía mundial aumentarán en consecuencia. El problema planteado para la UE queda expuesto en la Comunicación de la Comisión, de 8 de marzo

de 20111, «Hoja de ruta hacia una economía hipocarbónica competitiva en 2050» (en lo sucesivo,

«Hoja de ruta 2050»). En ella se recomienda realizar a tiempo esfuerzos adicionales para alcanzar en 2050 con el menor coste posible el objetivo del 80 % de las emisiones de gases de efecto invernadero. La situación de partida: según el análisis de las distintas hipótesis presentado por la Comisión, si no se realizan esfuerzos adicionales, es decir, con las actuales medidas vigentes para las energías renovables y eficiencia energética, para 2050 sería previsible en todo caso una reducción de apenas el 40 %. Está claro que así no se cumpliría el objetivo. Se requieren, pues, esfuerzos adicionales. La pregunta es cuándo sería menos costoso realizarlos desde la perspectiva de los costes totales imputables desde ahora hasta 2050. Esto es: ¿es mejor una larga espera para, al final, obtener rápidos éxitos con tecnologías sofisticadas, baratas, o lo recomendable es, tal como dice Nicholas Stern con sus razonamientos globales, actuar ya rápidamente, también dentro de la UE? La UE ha tomado la decisión de principio de actuar rápidamente. Con el paquete de lucha contra el cambio climático de diciembre de 2008 como componente de la estrategia de Europa para un crecimiento inteligente, sostenible e integrador, los Estados miembros de la UE se comprometieron con un objetivo intermedio para 2020, conocido con la fórmula mnemotécnica de 20-20-20. De acuerdo con él, ese año deberá disponerse de un 20 % de energía final procedente de las energías renovables, reducirse las emisiones de gases de efecto invernadero en un 20 % respecto de 1990 y aumentarse la eficiencia energética en un 20 %. La Comisión recomienda encarecidamente respetar esos objetivos intermedios. En efecto: «El análisis indica (…) que una vía menos ambiciosa podría bloquear inversiones intensivas en carbono, lo que daría lugar a unos precios del carbono más altos posteriormente y a unos costes globales mucho más elevados durante todo el período.» («Hoja de ruta 2050», pp. 5-6). Por consiguiente, la Comisión hace suyo el planteamiento de Stern e intenta transponer este análisis en acción política. En la Comunicación «Energía 2020 – Estrategia para una

energía competitiva, sostenible y segura»2 (en lo sucesivo, «Energía 2020»), de 14 de enero de 2011,

la Comisión ha estimado que para tal estrategia de reducción de costes hasta 2020 serán necesarias inversiones en energía del orden de un billón de euros, «tanto para diversificar los recursos existentes y sustituir los equipos, como para atender al desafío y a los cambios en las exigencias de energía» («Energía 2020», p. 2).

1 COM(2011) 112 final.

2 COM(2010) 639 final.

Page 4: A F CES7941-2011 TCD es - eesc.europa.eu filey eficiencia energética, para 2050 sería previsible en todo caso una reducción de apenas el 40 %. Está claro que así no se cumpliría

- 4 -

F/CESE 7941/2011 DE/EN-GL/cf .../...

En su Resolución de 4 de febrero de 2009 «2050: El futuro empieza hoy» (A6-0495/2008), el Parlamento Europeo se pronuncia incluso a favor de una «reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero entre el 25 % y el 40 % para 2020, así como un objetivo de reducción a largo plazo del 80 % como mínimo para 2050, en comparación con 1990». En su Directiva relativa al fomento del uso de energía procedente de fuentes renovables (2009/28/CE), la UE transpuso el objetivo del 20 % en planes de acción nacionales, lo que permite esperar el correspondiente cumplimiento. El CESE emitió un dictamen favorable al respecto. La situación en cambio es distinta en lo que toca a la eficiencia energética. Falta al respecto la transposición a través de planes nacionales vinculantes. En sus distintas hipótesis, la Comisión llega a la conclusión de que en este contexto podrían ser necesarias medidas reglamentarias adicionales para alcanzar en 2020 el objetivo del 20 %. Sin planes nacionales vinculantes de eficiencia y solamente con las actuales medidas voluntarias, es sumamente probable que la eficiencia aumentara en todo caso en un 10 %. El planteamiento de la Comisión es decidir en 2014 si también deben introducirse planes nacionales vinculantes de transposición. El 22 de junio de 2011, la Comisión presentó en tal sentido

una propuesta de Directiva relativa a la eficiencia energética3. En su reciente dictamen4 sobre la

Comunicación de la Comisión «Plan de Eficiencia Energética 2011»5, el CESE se declara de acuerdo

con la adopción de medidas voluntarias, aunque también, en caso necesario, reglamentarias con carácter vinculante. En resumen, la Comisión estima en su «Hoja de ruta 2050» que el cumplimiento de los objetivos del 20 % para las energías renovables y la eficiencia energética incluso podría conducir en 2020 y a escala de la UE a una reducción del 25 % de las emisiones de CO2 respecto de 1990. Como en la UE se aplica un régimen de comercio de derechos de emisión, este exceso en el cumplimiento del objetivo previsto del 20 % sobre la emisión de gases de efecto invernadero tendría por resultado que bajase el precio de los derechos de emisión y se pudiese reducir la carga de la industria que use intensivamente el carbono. «Varias formas de fuentes de energía hipocarbónicas y sus sistemas e infraestructuras de apoyo, que incluyen las redes inteligentes, las viviendas pasivas, la captura y el almacenamiento de carbono, los procesos industriales avanzados y la electrificación del transporte (incluidas las tecnologías de almacenamiento de energía), son algunos de los elementos clave que están empezando a formar la espina dorsal de lo que serán los sistemas energéticos y de transporte eficientes e hipocarbónicos de 2020 en adelante». («Hoja de ruta 2050», p. 11). Dando por hecho este impulso inicial, los objetivos de mayor alcance para 2050 se alcanzarán también de modo realista. La Comisión deja algo totalmente claro: la estrategia propuesta para reducir costes con respecto a la economía hipocarbónica de 2050 requiere también un aumento sustancial de las inversiones de capital. Se calcula que, en los próximos cuarenta años, las inversiones públicas y privadas ascenderán 3

COM(2011) 370 final.

4 Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre la «Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo,

al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones - Plan de Eficiencia Energética 2011», Ponente: Ulla Sirkeinen, CESE 1180-2011, TEN/450, 14 de julio de 2011).

5 COM(2011) 109 final.

Page 5: A F CES7941-2011 TCD es - eesc.europa.eu filey eficiencia energética, para 2050 sería previsible en todo caso una reducción de apenas el 40 %. Está claro que así no se cumpliría

- 5 -

F/CESE 7941/2011 DE/EN-GL/cf .../...

a aproximadamente 270 000 millones de euros al año. Esta cifra representa una inversión adicional de alrededor del 1,5 % del PIB. «En este contexto», dice la Comisión, «es interesante mencionar que la proporción del PIB dedicada a la inversión en 2009 fue mucho mayor en países como China (48 %), India (35 %) y Corea (26 %), lo que revela la necesidad de las economías emergentes de desarrollar infraestructuras, pero también su potencial para avanzar hacia una economía hipocarbónica competitiva.» («Hoja de ruta 2050», pp. 11 y 12). ¿Y los puestos de trabajo? La Comisión no duda en afirmar que cuenta con que la inversión temprana en la economía hipocarbónica permitirá «crear puestos de trabajo nuevos, en términos netos, tanto a corto como a medio plazo» («Hoja de ruta 2050», p. 13) En solo cinco años, afirma, la industria de las energías renovables ha pasado de 230 000 a 550 000 empleos y las «inversiones en tecnologías hipocarbónicas también ofrecen grandes oportunidades para el empleo a corto plazo» en el sector de la construcción, que se ha visto gravemente afectado por la crisis económica.

3. Un sector energético hipocarbónico, clave para la lucha contra el cambio climático El sector eléctrico, la industria, el transporte y el sector de la vivienda (principalmente, la calefacción) participan casi por igual, con un porcentaje respectivo del 20 %, en las emisiones de gases de efecto invernadero, y emiten predominantemente CO2. (Los restantes 20 % corresponden a otros gases de efecto invernadero, principalmente metano procedente de la agricultura). 3.1 Sector eléctrico Un aspecto esencial del cambio necesario es el abandono de la utilización energética de los combustibles fósiles, principalmente el carbón, con las tasas más altas de emisión específica de CO2. Sin embargo, el carbón sigue siendo actualmente el combustible predominante para la producción de electricidad: en los principales países emisores, China, EE.UU. y UE-Europa, se produce netamente más de la mitad de la electricidad con carbón. Entre 1990 y 2005 las emisiones de efecto invernadero del sector eléctrico en la UE bajaron en un 7 %, pese a un aumento claro de la producción. Esto se debe esencialmente al incremento de la eficiencia de las nuevas centrales y a la parte correspondiente a las energías renovables. La tendencia se acentuará. La UE parte del supuesto de que se eliminará prácticamente todas las emisiones de CO2 de aquí a 2050, especialmente aumentando también el objetivo de desarrollo de las energías renovables. Aunque las energías renovables desempeñen el papel fundamental que se les reserva en la combinación energética europea, se necesitarán importantes inversiones en almacenamiento de energía y redes, ya que las fuentes de energía fluctuante, como el viento y el sol, no siempre están disponibles para las necesidades. Se deberá disponer también de centrales eléctricas que puedan adaptarse con la suficiente rapidez para poder responder a las fluctuaciones en la oferta de energías renovables. Son idóneas sobre todo las instalaciones de gas natural y, en medida creciente, de biogás, predominantemente en cogeneración altamente eficiente. Por ello, la inversión en redes inteligentes es también un factor clave, «para facilitar, en particular, la eficiencia de la demanda, una cuota mayor de renovables y la generación distribuida y permitir la electrificación del transporte». («Hoja de ruta

Page 6: A F CES7941-2011 TCD es - eesc.europa.eu filey eficiencia energética, para 2050 sería previsible en todo caso una reducción de apenas el 40 %. Está claro que así no se cumpliría

- 6 -

F/CESE 7941/2011 DE/EN-GL/cf .../...

2050», p. 7). A juicio de la Comisión, el rápido despliegue de tecnologías reviste una importancia crucial, a fin de garantizar su penetración de una manera rentable y a gran escala más adelante. La Comisión menciona especialmente en este contexto diversas formas de fuentes de energía hipocarbónicas, la captura y el almacenamiento de carbono, las redes inteligentes y las tecnologías de vehículos eléctricos e híbridos. El CESE suscribió el principio de esta orientación en un amplio Dictamen sobre la «Hoja de

ruta 2050» (en lo que sigue «TEN/425»), de 17 de febrero de 20116. El CESE considera necesaria la

presentación de una estrategia comunitaria a medio y largo plazo «que permita diseñar, antes de 2050, una hoja de ruta encaminada a reducir de manera competitiva y sostenible el contenido en CO2 de la energía producida. Todo ello permitiría a su vez responder a los desafíos que plantea el cambio climático en el plano global y satisfacer las necesidades sociales e industriales de la UE.» («TEN/425», p. 1, punto 1.1). El CESE menciona las prioridades siguientes para sistemas de combinación de políticas desde el punto de vista de la electricidad («TEN/425», p. 2, punto 1.4):

− medidas de eficiencia energética;

− sistemas seguros de captura y almacenamiento del CO2;

− sólidos mecanismos para el intercambio de emisiones;

− desarrollo competitivo de las fuentes renovables;

− transformación de las centrales eléctricas con vistas a reducir las emisiones de carbono;

− reconversión sostenible de los medios de transporte;

− una normalización técnica internacional adecuada, y

− medidas para el desarrollo de una producción combinada de calor y energía de alta eficiencia (Combined heat and power production (CHP)).

La Comunicación de la Comisión «Energía 2020», de 2010, y el Plan de acción de la Comisión sobre eficiencia energética, de 2011, mencionan también la cogeneración como componente esencial de una estrategia que permita aumentar la parte de las energías renovables y al mismo tiempo incrementar la eficiencia energética en relación con la producción de energía. La producción simultánea de electricidad y calor permitirá obtener ahorros de CO2 de hasta el 30 %. «La eficiencia energética, tanto en la producción como la distribución, debe convertirse en un criterio esencial para la autorización de capacidades de generación» («Energía 2020», p. 9). Los Estados miembros tienen posiciones diferentes con respecto a la energía nuclear. La Comisión la considera entre las clases de energía con cero emisiones de CO2 y espera que en 2050 también exista energía nuclear en una combinación energética que para entonces esté libre de CO2. El CESE recomienda que en aquellos Estados miembros que sigan queriendo utilizarla se asegure «el desarrollo de [la fisión nuclear de tercera y cuarta generación] y el desarrollo de técnicas de reutilización de la mayoría de los materiales» («TEN/425», p. 3). Tras la catástrofe, en especial, de Fukushima-Daiichi se puede suponer que su importancia en la UE irá disminuyendo. En el Parlamento alemán todos los

6

Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre el tema «Hoja de ruta para un sistema de energía con bajas emisiones de carbono antes de 2050» Ponente: Antonello Pezzini, CESE 359-2011, TEN/425, 17 de febrero de 2011).

Page 7: A F CES7941-2011 TCD es - eesc.europa.eu filey eficiencia energética, para 2050 sería previsible en todo caso una reducción de apenas el 40 %. Está claro que así no se cumpliría

- 7 -

F/CESE 7941/2011 DE/EN-GL/cf .../...

grupos políticos se han puesto de acuerdo en que Alemania debe abandonar la energía nuclear. Se ha debatido, no obstante, respecto de la rapidez del proceso. En junio de 2011 se decidió finalmente por mayoría del 90 % abandonar dicha energía hasta 2022. En Alemania se han desconectado ya de la red sine die ocho reactores. La población italiana rechazó en referéndum por mayoría superior al 90 % el proyectado recurso a dicha tecnología. Una serie de países, como, por ejemplo, Austria y Portugal, renuncian ya con carácter permanente a esta tecnología. El aplazamiento del ambicioso programa de desarrollo de la energía nuclear en China, bajo el efecto de la catástrofe nuclear japonesa y la declaración del primer ministro japonés de que examinaría si el país puede abandonar dicha energía, permiten conjeturar que la importancia de la energía nuclear también irá disminuyendo a escala mundial. El corolario es que las energías renovables deberán ganar importancia más rápidamente de lo que se había supuesto hasta ahora. Sin embargo, los Estados miembros de la UE coinciden en que las energías renovables deben desempeñar un papel clave en la combinación energética futura en lo que respecta a la calefacción y al transporte y, especialmente, en la electricidad. Como consecuencia de esta coincidencia de criterios la UE, mediante la Directiva 2009/28/CE (véase más arriba) sobre la promoción del uso de energía procedente de fuentes renovables, estableció objetivos vinculantes para que los Estados miembros desarrollaran sigan desarrollando las energías renovables antes de 2020. Para esa fecha está previsto que estas alcancen un porcentaje del 20% sobre el total del consumo final de energía en la UE. El objetivo europeo del 20% se ha de conseguir mediante la implantación de objetivos individuales y vinculantes nacionales, los cuales se enumeran en el anexo de la Directiva. La vía para alcanzar esos objetivos se establece de forma individual con arreglo a la capacidad de los Estados miembros y varía desde el 10% de Malta al 49 % de Suecia. Alemania, por ejemplo, se ha comprometido a producir en 2020 un 18% de la energía final a partir de energías renovables. Para lograr esto, el 30 % de la electricidad deberá generarse por fuentes renovables. Estos objetivos son vinculantes y están sujetos a un estricto control. Los Estados miembros deben fijar planes de acción nacionales en los que se determinen objetivos sectoriales en materia de electricidad, calefacción/refrigeración y el sector del transporte, combustibles agrarios, y se describan las medidas correspondientes para alcanzar dichos objetivos. Ya en 2012 los Estados miembros de la UE deberán demostrar que se hallan realmente en situación de obtener un 20 % de las cantidades fijadas de energía de energías renovables; a continuación se verificará cada dos años si se cumplen los objetivos. Queda al arbitrio de los Estados miembros decidir con qué medidas alcanzarán las metas. En el sector de la electricidad, en el que en general se han fijado metas ambiciosas para las energías renovables, varios Estados miembros –por ejemplo, España y Alemania– han optado por fijar tarifas eléctricas reguladas (feed-in tariffs) para la electricidad derivada de fuentes renovables. Para cada tipo de fuente de energía renovable se garantizan pagos que cubran los costes (durante 20 años a partir de la puesta en marcha de la planta) que percibirá el operador de la red mediante una tasa que el productor impondrá a todos sus clientes. Las tarifas quedan fijadas por ley (en Alemania: la Ley de energías renovables) y el legislador las ajusta periódicamente para reflejar los costes reales. El procedimiento está vigente en Alemania desde el año 2000 y ha tenido como consecuencia que el porcentaje en el uso de energías renovables ha aumentado desde entonces, del 4,5 al 20 % en el primer semestre de 2011 (según las últimas cifras de la Asociación de la Industria Eléctrica de Alemania en agosto 2011).

Page 8: A F CES7941-2011 TCD es - eesc.europa.eu filey eficiencia energética, para 2050 sería previsible en todo caso una reducción de apenas el 40 %. Está claro que así no se cumpliría

- 8 -

F/CESE 7941/2011 DE/EN-GL/cf .../...

El gobierno alemán, en su plan de energía del año 2010 prevé que se logrará el objetivo obligatorio fijado en la Directiva de la UE de un 30% de producción eléctrica derivada de energías renovables, y que incluso se podría superar con creces en 2020 llegando al menos un 35%. Otros Estados miembros han optado por mecanismos de estímulo en virtud de los cuales los consumidores y/o los suministradores de energía se comprometen a cumplir directamente las cuotas establecidas en el marco de la obligación de la UE. También en este método los costes se repercuten indirectamente al consumidor doméstico. Ambos métodos poseen ventajas e inconvenientes. Así, el sistema de tarifas reguladas feed-in fijas permite a los inversores planificar de forma segura la viabilidad económica de las instalaciones. Dado que sólo se compensa la energía que se distribuye realmente, existe una mayor necesidad de controlar la calidad de las instalaciones. El sistema de cuotas directas es en principio más rentable, sin embargo contribuye menos a desarrollar avances tecnológicos que hoy, especialmente en el caso de la energía fotovoltaica, están asociados con mayores costes iniciales de producción. Un sistema de ayudas directas a la inversión en instalaciones de generación de energía plantearía problemas en este contexto porque, si bien se fomentaría la construcción de instalaciones para producir electricidad a partir de fuentes de energía renovables, no existe ninguna garantía de que efectivamente se produzca y se suministre electricidad a partir de fuentes de energía renovables en la cantidad prescrita por la ley. En los últimos años se han reducido drásticamente los costes específicos de las energías renovables, de tal modo que, por ejemplo, se espera que a mediados de esta década el coste de un kilovatio/hora de energía eólica no supere ya el coste medio de producción de electricidad haciendo que la energía eólica sea económicamente rentable. En un dictamen fundamental (TEN 338) sobre el proyecto de Directiva el Comité expresó, el 17 de septiembre de 2008, su acuerdo con las medidas de la UE. En el dictamen se señalaba que, según la Comisión, las fuentes de energía renovables son «en gran medida autóctonas, no dependen de la futura disponibilidad de fuentes de energía convencionales y su carácter predominantemente descentralizado rebaja la vulnerabilidad de nuestras economías respecto a un abastecimiento energético volátil.» La seguridad de suministro es, pues, además de la protección del clima y del desarrollo de la innovación y económico, otra razón importante de la Comisión. El Comité expresa además el efecto positivo que se ejercerá sobre el empleo. Según datos de la Confederación Europea de Sindicatos, en la UE se han creado en los últimos diez años alrededor de medio millón de nuevos puestos de trabajo en el campo de las energías renovables. Según un estudio

encargado por la Comisión Europea en 20097, se puede calcular que lograr el objetivo del 20% para

energías renovables en el año 2020 –objetivo de la Estrategia Europa 2020– tendrá un efecto neto de aproximadamente otros 410.000 puestos de trabajo con un ritmo de crecimiento del 0,24% de la producción económica con respecto al nivel de 2005.

7 Cfr. EmployRES, The impact of renewable energy policy on economic growth and employment in the European Union, Bruselas

2009, en http://ec.europa.eu/energy/renewables/studies/doc/renewables/2009_employ_res_report.pdf o bien http://ec.europa.eu/energy/renewables/studies/doc/renewables/2009_employ_res_summary.pdf.

Page 9: A F CES7941-2011 TCD es - eesc.europa.eu filey eficiencia energética, para 2050 sería previsible en todo caso una reducción de apenas el 40 %. Está claro que así no se cumpliría

- 9 -

F/CESE 7941/2011 DE/EN-GL/cf .../...

3.2 Sector del transporte Es motivo de preocupación que siga subiendo la parte correspondiente al transporte en las emisiones de gases de efecto invernadero: tanto en términos absolutos como relativos respecto de los demás sectores. En la UE, las emisiones del transporte (incluido el aéreo) entre 1990 y 2005 aumentaron en un 30 %, porcentaje enorme, lo que ha contrarrestado sustancialmente las reducciones efectuadas en los demás sectores. Por otra parte, en su Libro Blanco «Hoja de ruta hacia un espacio único europeo de transporte: por una política de transportes competitiva y sostenible» (en lo que sigue «Libro Blanco

del transporte»), de 28 de marzo de 20118, la Comisión propone un ambicioso programa de reducción

con el que se habrá de realizar una reducción del 60 % de las emisiones del transporte para 2050, con respecto a los niveles de 1990. La Comisión observa meridianamente: «Y sin embargo, el sistema de transporte no es sostenible. Si pensamos en los próximos 40 años, es evidente que el transporte no puede desarrollarse por la misma vía. Si nos quedamos con el planteamiento de business as usual (BaU), la dependencia del crudo del transporte podría seguir siendo algo inferior al 90 %» («Libro Blanco del transporte», p. 5). Así, para 2050, las emisiones de CO2 procedentes del transporte seguirían estando una tercera parte por encima de su nivel de 1990. Suponiendo un aumento de las necesidades de movilidad, esto significa también: una reorientación de fondo en este sector: alejarse del petróleo como – con mucho – principal fuente de energía en dirección a una infraestructura radicalmente modificada. «La innovación tecnológica puede facilitar la transición a un sistema europeo de transporte más eficiente y sostenible, basándose en tres factores principales: la eficiencia de los vehículos mediante nuevos motores, materiales y diseño; el recurso a una energía más limpia mediante nuevos combustibles y sistemas de propulsión; una mejor utilización de las redes y un funcionamiento más seguro mediante los sistemas de información y comunicación.» («Hoja de ruta 2050», p. 7). La Comisión observa al respecto que es probable que, hasta 2025 «el factor principal para invertir la tendencia al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero en este sector sea una mayor eficiencia en términos de consumo de combustible» («Hoja de ruta 2050», p. 8). La electrificación y los combustibles alternativos, como los biocombustibles, relevarán después al petróleo como combustible principal y se alcanzarán los objetivos previstos de reducción de emisiones: suponiendo que para entonces, como se prevé, la electricidad proceda predominantemente de las energías renovables. Además, serán necesarios profundos cambios de la infraestructura de transporte con arreglo a la tendencia de alejamiento de la carretera y acercamiento al ferrocarril. El «Libro Blanco del transporte» (pp.10-11) menciona diez objetivos principales para la reorientación del sector europeo del transporte:

8

COM(2011) 144 final.

Page 10: A F CES7941-2011 TCD es - eesc.europa.eu filey eficiencia energética, para 2050 sería previsible en todo caso una reducción de apenas el 40 %. Está claro que así no se cumpliría

- 10 -

F/CESE 7941/2011 DE/EN-GL/cf .../...

1. Reducir a la mitad el uso de automóviles de propulsión convencional en el transporte urbano para 2030; eliminarlos progresivamente para 2050; lograr que la logística urbana de los principales centros urbanos en 2030 esté fundamentalmente libre de emisiones de CO2.

2. Llegar a una cuota del 40 % de combustibles sostenibles hipocarbónicos en el sector aéreo para 2050; reducir, también para 2050, las emisiones de CO2 de la UE procedentes del fuel para calderas del sector marítimo en un 40 % (y si es posible, en un 50 %).

3. Intentar transferir a otros modos, como el ferrocarril o la navegación fluvial, de aquí a 2030, el 30 % del transporte de mercancías por carretera superior a 300 kilómetros, y para 2050, más del 50 %.

4. Para 2050, completar una red europea de ferrocarriles de alta velocidad. «En 2050, la mayor parte del transporte de pasajeros de media distancia debería realizarse por ferrocarril».

5. Disponer para 2030 de una «red básica» de RTE-T que cubra toda la UE, multimodal y plenamente operativa.

6. De aquí a 2050, conectar todos los aeropuertos de la red básica a la red ferroviaria, 7. Implantar la infraestructura de gestión del tráfico aéreo modernizada (SESAR) en Europa para

2020 y finalizar la construcción de la Zona Europea Común de Aviación. 8. Para 2020, establecer el marco para un sistema europeo de información, gestión y pago de los

transportes multimodales. 9. De aquí a 2050, aproximarse al objetivo de «cero muertes» en el transporte por carretera. 10. Avanzar hacia la aplicación plena de los principios del «usuario pagador» y de «quien

contamina paga» y del compromiso del sector privado para eliminar distorsiones, incluidas subvenciones perjudiciales.

En su Dictamen arriba mencionado sobre la «Hoja de ruta 2050», el CESE se pronunció ya a favor de una «reconversión sostenible de los medios de transporte». El CESE elabora actualmente un dictamen detallado sobre el Libro Blanco del transporte.

3.3 Sector de la construcción El saneamiento energético de los edificios ofrece «oportunidades baratas y a corto plazo de reducir las emisiones», por lo que la Comisión indica que «las emisiones en este ámbito podrían reducirse un 90 % aproximadamente de aquí a 2050» («Hoja de ruta 2050», p. 8). En la Directiva relativa a la

eficiencia energética de los edificios9, la Comisión observa que desde 2021 todos los edificios nuevos

deberán ser edificios de consumo de energía casi nulo. Las tecnologías que se necesitan para ello son conocidas, basta con generalizar su aplicación. En lo que se refiere a los edificios antiguos, la Comisión estima que, para cumplir el objetivo de reducción de las emisiones, en los próximos diez años las necesidades de inversión en equipos y componentes aumentarán hasta 200 000 millones de euros. Observa que varios Estados miembros ya han puesto en marcha sistemas de financiación inteligente, como tipos de interés preferenciales, para impulsar las inversiones del sector privado en edificios más eficientes. En Alemania, por ejemplo, se volverá a disponer en el próximo decenio de créditos preferenciales para la renovación de edificios por un importe de 1 500 millones de euros, que

9

Directiva 2010/31/UE de 19 de mayo de 2010.

Page 11: A F CES7941-2011 TCD es - eesc.europa.eu filey eficiencia energética, para 2050 sería previsible en todo caso una reducción de apenas el 40 %. Está claro que así no se cumpliría

- 11 -

F/CESE 7941/2011 DE/EN-GL/cf .../...

se asignarán a través del Kreditanstalt für Wiederaufbau (Instituto de Crédito para la Reconstrucción). Los fondos procederán de la recaudación de ingresos de la subasta de derechos de emisión. Pero no serán suficientes. La Confederación alemana de sindicatos (DGB) y las organizaciones alemanas de defensa del medio ambiente han calculado que, para conseguir los objetivos de reducción en Alemania, el importe anual necesario ascenderá como mínimo a 5 000 millones. Tal suma es la que la Comisión estima para toda la UE. Además, con respecto a este asunto cabe observar que se ha de lograr una distribución equitativa de costes y beneficios con respecto a las inversiones necesarias y los gastos que se evitarán gracias a los ahorros energéticos. Esto significa que se deberá prever una ayuda consecuente para las capas de población más desfavorecidas socialmente.

3.4 Sectores industriales La utilización de equipos y procesos industriales más avanzados en materia de recursos y de eficiencia energética, el aumento del reciclado y las tecnologías de reducción de las emisiones distintas de las de CO2 (por ejemplo, óxido nitroso y metano) podrían contribuir de manera significativa a que en la UE, según lo previsto, se redujeran de aquí a 2050 las emisiones industriales de gases de efecto invernadero en más del 80 %. Las soluciones son específicas de cada sector y, por tanto, deberán concertarse individualmente con los distintos sectores. En este contexto, la Comisión deberá conceder especial importancia a la captura y el almacenamiento de carbono después de 2035, especialmente en los sectores del cemento y del acero, porque en ellos –a diferencia, por ejemplo, del sector de las centrales eléctricas– las reconversiones de los procesos que serían necesarias para la reducción de las emisiones no parecen posibles o sólo con unos gastos irrazonables («Hoja de ruta 2050», pp. 9 y 10). Conclusiones y posición del CESE En su Dictamen sobre la «Hoja de ruta 2050» (TEN/425, p. 11), el CESE destaca los puntos de vista siguientes, que cabe estimar críticos para, en la UE de 2050, la realización de los importantes objetivos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en como mínimo un 80 %.

− costes y rentabilidad de las inversiones: pasar de una media anual de alrededor de 130 000 millones de euros, durante los tres últimos años, a una media anual de 600 000 millones;

− proporcionar financiación para las inversiones: garantizar un marco estable para los inversores, sistemas apropiados de recuperación de las inversiones, apoyo financiero y ayudas fiscales;

− reducción de las emisiones de carbono del sector eléctrico: se requiere un cambio radical de la política energética, así como importantes inversiones, para acabar con la actual dependencia de los combustibles fósiles;

− diseño, funcionamiento e implantación de las redes eléctricas: se ha de garantizar la flexibilidad de la red inteligente y las centrales de transformación, lo que permitirá mejorar la gestión de los períodos de máximo consumo y racionalizar la aportación y redistribución de las diferentes formas de energía (el sistema de suministro de energía se verá modificado por la aportación de las fuentes de energía renovables y el uso de contadores inteligentes),

− programas de eficiencia energética: especialmente para reducir las emisiones de CO2 de la industria (22 % del total);

Page 12: A F CES7941-2011 TCD es - eesc.europa.eu filey eficiencia energética, para 2050 sería previsible en todo caso una reducción de apenas el 40 %. Está claro que así no se cumpliría

- 12 -

F/CESE 7941/2011 DE/EN-GL/cf

− reducción de las emisiones mundiales directas e indirectas de los edificios (40 % del total), prestando atención a todos los aspectos estructurales;

− en el sector del transporte, una menor utilización de los carburantes tradicionales, un aumento de la cuota de etanol y biodiesel y descubrimientos tecnológicos (el CESE está elaborando un dictamen específico sobre este asunto;

y un último punto importante:

− coordinación internacional: los principales emisores entre los países industrializados y emergentes deberían establecer objetivos comunes para 2030-2050, respetando debidamente las particularidades de cada zona en cuanto a los niveles de desarrollo económico y los recursos naturales disponibles.

_____________